You are on page 1of 15

|   

 


 

|      

˜ El cuento debe ser contado claramento, dando a cada


palabra su fonética, para que el niño conozca el lenguaje
con toda perfección.
Ô 
˜ o se gritará. Es preciso no forzar la voz nunca, pero no
hablar bajo ni con monotonía de rezo. Las lecturas en
alta voz determinan y mejoran su volumen. Es muy
importante que la voz sea agradable, clara y bien
modulada. Los niños aprecian mucho las voces
simpáticas.
^  
˜ ^i el cuento se sabe bien, se le ve claramente y se siente
el placer de contarlo, se contará con seguridad, sin dudar,
como si estuviera pasando ante los ojos de la narradora.
El niño debe ver en la narradora o en la maestra que le
cuente el cuento, la maravillosa iniciada en el mundo de lo
extraordinario.
Π
˜ Œebe contarse despacio, con tranquilidad, tomándose
todo el tiempo necesario. El cuento que va a narrarse ha
debido ser ya ensayado y saberse el tiempo que hace falta
para contarlo, y así no preciparse ni precipitar los
detalles.
£

 
˜ La narradora, bien compenetrada con el cuento, debe
saber acelerar algunos de los pasajes y recrearse
lentamente en otros. Los episodios que no sean muy
interesantes pueden contarse más de prisa, pero los
últimos, en los que está el desenlace del cuento, y los
centrales donde está la trama, y que han de ser bien
concretos, deben ser leídos despacio y con seguridad.
˜ Œice la narradora norteamericana miss Bryant, que el
estado de ánimo de la narradora debe ser el de una
persona que conduce un negocio y ha de llevarlo
perfectamente sin decaer hasta el final.
Ô 
    
˜ Esta misma narradora advierte que es preciso tomar la
historia en serio. Cuando se ha adaptado un cuento y se
sabe de memoria, es porque se está convencida de que el
cuento lo merece, o por lo menos de que los niños lo
reclaman; por lo tanto merece ser bien contado.
è 


˜ Los cuentos en que se repite la aventura y hay frases que


deban repetirse con las mismas palabras, se dirán con
entonación distinta según la gravedad del momento. En El
pescadon y su mujer el pescador no puede llamar al barbo
la primera vez con la misma entonación que la última,
cuando su mujer le exige pedirle que la convierta en Œios.
También el lobo que llama a los chivines con su voz ronca
la primera vez, debe cambiarla por otra más fina cuando
vuelve a llamar.
˜ - la cabrita, que viene después, aunque repite la palabras
mismas del lobo, debe decirlas con voz más natural.
Recordemos, que al narrar la conversación que hemos
tenido con otra persona tratamos siempre de imitar su
voz y sus ademanes.
D   
˜ El cuento del bobo que todo lo entiende al revés es y será
siempre uno de los preferidos por los niños de cuatro a
siete años. Hay que contar la gracia de modo que el niño
perciba la risa antes de llegar. Los pequeñitos no son
sensibles al humorismo, que indica siempre madurez del
espíritu, y necesitan que la narradora comience a reír para
que ellos la sigan. ^i ésta cuenta la gracia seriamente, es
posible que pase la situación cómica sin ser advertida por
los muy pequeños, y hasta por los mayores. ^ería
conveniente advertir: - Este cuento que voy a contarles es
de risa ² entonces los niños se prepararán a reír, y
saborearán la gracia plenamente.
Π
˜ Œejar que se rían sin interrumpirles hasta que haya
pasado el momento y luego seguir contándoles el cuento.
Ô  

   

˜ Œice miss Clark: ´osotros, los narradores de cuentos,
debemos tomar el aire de aficionados al cuento, como si
contarlos fuera lo más interesante de nuestra vida. Hay
días de mal ambiente cuando los niños están intranquilos,
nosotros cansados, con dolor de cabeza o nerviosos; pero
si estamos bien compenetrados con nuestro cuento todo
lo podremos soportar. El cuento es nuestro amigo;
nosotros hacemos un esfuerzo para irrumpir en él y
comenzar, no como una obligación desagradable, sino con
buena voluntad, y con la seguridad de que tenemos algo
interesante, querido y bonito, y que nuestra felicidad está
en difundirlo.
˜ o es solamente un cuento, es nuestro cuento, y los
niños toman parte haciendo que el cuenta sea también
suyo. Es preciso estar bien seguro de eso.µ
|     
˜ Es preciso que a la naradora no le falte un momento. El
conferenciante puede tener un momento de debilidad o
de olvido; la narradora de cumentos, no, porque el
pequeño auditorio se sentiría inmediatamente superior a
ella y ya no atendería. Es preciso estar siempre sobre sí, y
conservar la prestancia y la seguridad de saber bien lo
que se está haciendo.
  
 


˜ La mayor parte de los cuentos, probablemente los


mejores, son valores literarios heredados de ancestrales
abuelos, y tenemos el deber de traspasarlos a las nuevas
generaciones oralmente, como fueron creados.
˜ - no sólo por un escrupuloso sentimentalismo, sino
porque la palabra es insubstituible siempre, y más que
nunca en la niñez. El cuento leído no tendrá la sugestión,
el encanto original, la frescura que la narradora pueda
darle ayudada por el tono de voz, el gesto, la mirada y la
vibrante emoción del pensamiento.

You might also like