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En la vida de la Iglesia Primitiva no hubo campañas evangelísticas. El evangelismo era algo continuo,
nacía en forma natural de culto, el testimonio y la camaradería de la comunidad cristiana. Como
escribió Lucas, “cada día el Señor añadía a la iglesia los que iban siendo salvos”
Agradecemos a Dios por cada iglesia y cada Cuerpo en que el trabajo de evangelismo efectivo prosigue de
semana en semana, surgiendo del culto y el servicio que se lleva a cabo en el nombre y el espíritu del Señor
Jesús, sin esfuerzos especiales ni programas adicionales organizados. Al mismo tiempo debemos reconocer que
tales casos son una minoría y que las actividades y programas de una congregación, aunque sean cumplidos
fielmente, no siempre dan como resultado ese ganar de almas que desearíamos ver
Puede haber muchas razones para ello, no todas derivadas de la inconsistencia de los cristianos individuales; los
traslados culturales y sociológicos indudablemente juegan un papel importante. Los traslados de la población, las
condiciones de empleo, los patrones sociales y zonas habitacionales diferentes, hasta la alteración de las facilidades
de transporte, todo tiene efecto directo sobre el ministerio de una iglesia.
Los problemas espirituales dentro de un Cuerpo pueden desviar sus ojos de las necesidades externas y reducir su
potencial de servicio.
La esperanza de alcanzar nuevos convertidos se expresa de muchas maneras; una de ellas es el esfuerzo
evangelístico, a veces por medio de una misión – que es lo que los salvacionistas llamamos una campaña.
Hay Cuerpos que antiguamente solían dedicar mucho tiempo al evangelismo directo: efectuando reuniones al
aire libre varias veces por semana; se suponía que las reuniones de diversos tipos que se efectuaban en las
noches de la semana atraerían a los inconversos. Se gastaba mucho tiempo y esfuerzo. En la mayoría de los
Cuerpos hoy esto no sucede. Nadie puede negar la utilidad del ministerio al aire libre, pero cuando éste se
reduce a veinte minutos un domingo, sin que el Ejército se vea en acción en otras oportunidades, no se puede
decir que se está en campaña todo el tiempo.
Puede ser que ya no existía oportunidad para un efectivo testimonio en esta forma (por lo menos el día domingo). Es
posible; pero el salvacionista entonces tendrá que buscar otras formas de predicar el evangelio. Tal vez sea necesario
desarrollar un esfuerzo especial usando medios de comunicación más modernos.
Otra razón para cuestionar la afirmación de que siempre estamos en campaña es la tendencia de que las
actividades están destinadas al grupo interno y no al grupo que está afuera. En algunos Cuerpos existen programas
creados para los curiosos y los que buscan la verdad, pero en la práctica esos programas se van transformando en
algo interno y dejan de ser una forma de alcanzar a los que están afuera. Podemos preocuparnos tanto de cuidar de
lo que tenemos que dejamos de esforzarnos por atraer a personas nuevas.
En un Cuerpo todo debe tener un objetivo espiritual y muchas actividades tienen como meta un resultado
evangelístico a largo plazo. Desafortunadamente el plazo puede ser sumamente largo y nuestros programas
semanales pueden llegar a ser disculpas para el evangelismo y no expresiones de interés por ganar a otros. Muchos
de estos programas, por cierto, no nos excusan de considerar en forma seria la posibilidad y la utilidad de un
periodo de evangelismo intenso
Aquellos que llegan a la convicción de que una campaña es la forma de testimonio y servicio a que su cuerpo
está siendo llamado, desearán prepararse y planificar este esfuerzo con espíritu de oración. Se reunirán para
conversar, llegarán a un acuerdo o a otro, orarán y estudiarán, se volverán a reunir para conversar en más
detalle. Tomarán decisiones y las podrán en práctica. Pensarán bien las cosas y luego actuaran con convicción y
propósito. Harán planes.
DEFINIENDO LOS OBJETIVOS
Las campañas evangelisticas generalmente nacen del interés que siente un individuo o una minoría dentro de
una congregación. Pocas veces se trata de una visión compartida por todos, por lo menos al principio; pero ,
cuando la idea se propone , se discute y se presenta, muchos sienten una creciente convicción de que lo que
se ha sugerido es lo más conveniente para nosotros en este momento
Cuando a la gente se le obliga a salir y actuar, lamentablemente también es cierto que es difícil llevar a cabo
una campaña cuando gran parte de un cuerpo o iglesia permanece indiferente. Es desalentador para los que
apoyan la campaña y puede causar divisiones. Pero, supongamos que se ha llamado a reunión y se ha logrado
un acuerdo general. No todos están convencidos, por supuesto, pero hay amplio respaldo a la sugerencia de
que debemos hacer algo. Es el momento de definir los objetivos.
Es posible que se haya detectado preocupación por alguna sección de la comunidad: los adolescentes; los
niños: los ancianos; los habitantes de una nueva zona residencial. En tal caso la tarea se facilita pues se tiene
una visión clara de la gente que se desea alcanzar. La tarea es identificar las necesidades básicas están
conscientes y qué puede hacer usted para cubrir dichas necesidades? En otras palabras. ¿De qué necesidades
básicas están conscientes y qué puede hacer usted para cubrir dichas necesidades? En otras palabras, ¿Cómo
puede usted demostrar la utilidad del evangelio y del Ejército?
Es muy posible, sin embargo, que su grupo no tenga una meta específica en mente. Tal vez simplemente
exista el sentimiento generalizado de que no son muchos los que se salvan y deberíamos hacer algo al
respecto. Hasta es posible que exista más ansiedad por el futuro que compasión por los perdidos- algo
que debe estudiarse en el período de preparación, antes de lanzar la campaña. En todo caso, sin no hay
una idea clara de quienes se desea alcanzar con la campaña, o de lo que se espera lograr, es necesario
definir sus objetivos - bajo dos encabezamientos.
1.- ¿A quienes perseguimos?
Salvacionistas inconversos
¿Deberíamos comenzar con aquellos que pertenecen a nuestras filas y que han crecido dentro de un
movimiento pero que nunca han despertado espiritualmente? Estas personas se destacan por su falta de
comprensión espiritual, por su falta de crecimiento, por su ceguera en lo que se refiere a las verdades
bíblicas, a pesar de que algunas de ellas han pasado una vida entera dentro de un círculo religioso. Como
Nicodemo, pueden ser maestros en Israel, pero ignoran estas cosas. De vez en cuando oímos el testimonio
de una persona que ha sido despertada espiritualmente después de años en que se conformó a un patrón
religioso. Sí, no podemos olvidar las necesidades de los religiosos inconversos.
Lo importante es que ellos estarán presentes en algunas de las reuniones –por lo menos en los regulares del
día domingo. El problema es que evangélicamente están endurecidos; no rechazan conscientemente a Cristo,
pero presumen que el mensaje del evangelio no se aplica a ellos. Ya pertenecen - y si el predicador hace
algunas preguntas embarazosas, siempre pueden descartarlas diciendo que el predicador es extremista. No
basta con los recursos humanos para despertar a las personas que están en esta categoría a su necesidad de
un salvador.
Un cuerpo programó una serie de reuniones en una escuela en un barrio residencial. Fijadas para cuatro domingos de
tarde, tuvieron buena asistencia. Pero nadie vino al salón, fue la queja. Sintieron que el esfuerzo había sido en vano,
porque habían esperado un solo resultado: que aumentara la asistencia al Cuerpo. Qué lástima que no hicieron nada
para establecer otros lazos con personas que, posiblemente, no querían movilizarse hasta el centro de la ciudad
cuando ya había obscurecido. ¿No habían acaso presentando el evangelio a los oyentes? ¿No era eso tan importante
como haberlos convencido de asistir al Cuerpo? Es necesario identificar los objetivos; primero, para poder hacer
planes; segundo para poder después medir los resultados- no con el deseo de minimizar el fracaso sino para tener la
posibilidad de reconocer los progresos y resultados.