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Iglecrecimiento:

La adoración
Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron
añadidas en aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la
doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan
y en las oraciones. Entonces caía temor sobre toda persona, pues se
hacían muchos milagros y señales por medio de los apóstoles. Y
todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.
Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno
según tenía necesidad. Ellos perseveraban unánimes en el templo día
tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida
con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo el
favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número
los que habían de ser salvos
Hechos 2:41-47
INTRODUCCIÓN

Hombres bajo la ley que se adelantaron a su tiempo:


Ofreciendo una adoración salida del corazón humillado

El rey David:
“El dulce cantor de Israel”
Compositor de muchos salmos
Reformador de la adoración pública en Jerusalén

Lo que había en su corazón:


Anhelo ardiente de glorificar a Dios en todo tiempo y lugar
La adoración era un estilo de vida.
I. LA ADORACIÓN COMO UN PRINCIPIO BÁSICO DE UNA
IGLESIA SALUDABLE

1. La adoración ferviente es el primer propósito ministerial


que debemos edificar equilibradamente

El hecho:
El Señor busca adoradores en espíritu y en verdad

Lo que ocasionaría la Gracia:


Fluir del Espíritu Santo
Devoción e integridad
2. La adoración va más allá de ciertos cantos o géneros
musicales

Lo que no es:
Expresión de ciertos cantos o cierto género musical
Una parte del culto a Dios

Lo que es:
Un estilo de vida
Algo permanente
3. El ministerio del adorador

Dependencia del ministerio de alabanza:


La actitud del corazón
La excelencia del talento

La meta del adorador:


Ministrar en el lugar santísimo, logrando que su adoración
haga contacto con la gloria de Dios

El clímax de la adoración:
Se logra mediante un encuentro de corazones entre Dios, el
adorador y el pueblo
El impacto espiritual producido:
Glorificación
Renovación
Confrontación
Evangelización

En cada ministración debemos escoger un tema central que


se convierta en el motivo especial por el cual alabar y adorar
a Dios
II. LA IMPLEMENTACIÓN DE LA ADORACIÓN:

1. Cultivar la adoración a Dios como un estilo de vida

“Y no os embriaguéis con vino, pues en esto hay desenfreno.


Más bien, sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con
salmos, himnos y canciones espirituales; cantando y alabando
al Señor en vuestros corazones; dando gracias siempre por
todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo; (Ef. 5: 18- 20)”
Va más allá de:
La música, el estilo, los ritmos y las emociones

Adoración es:
Hacer que nuestro estilo de vida, costumbres, hábitos,
busquen complacer y agradar a Dios

Características:
Disfrutar íntimamente de la compañía de Dios
Vivir apasionado para complacerle
Rendirse como ofrenda a Dios
Tener como meta suprema en la vida, glorificar a Dios.
2. Promover tiempos vivificantes en la presencia de Dios

La iglesia primitiva buscaba y vivía tiempos especiales en la


presencia de Dios
Hechos 1: 12-14; 2: 42; 12: 5; 13: 1-3

La salud espiritual es el resultado de una intimidad con Dios: “Debes


vivir la fe como una autentica relación de amistad con Jesucristo.”
Schwarz

La adoración no se limita a un culto o servicio de oración donde solo


se tiene el propósito de llevar nuestras peticiones a Dios
Los máximos responsables de promover en la congregación un
espíritu de búsqueda son sus pastores y sus líderes
3. Implementar y levantar un ministerio de alabanza
consagrado

Más que capacidad, se necesita adoradores consagrados que


guíen a los demás al lugar de intimidad con Dios usando los
recursos a su alcance

Características:
Regenerados
Mostrar frutos de un genuino nuevo nacimiento
Consagración a Dios
Muestras elocuentes de santidad
Manifestar el respaldo de Dios en la ministración
4. Celebrar cultos inspiradores que glorifiquen a Dios

Nuestros cultos o servicios, deben ser una celebración


constante de júbilo y gloria en la presencia de Dios

Hay una necesidad urgente de avivar el fuego de


nuestras iglesias locales

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