El agua subterránea representa una fracción importante de la
masa de agua presente en los continentes, y se aloja en los acuíferos bajo la superficie de la Tierra. El volumen del agua subterránea es mucho más importante que la masa de agua retenida en lagos, y aunque menor al de los mayores glaciares, las masas más extensas pueden alcanzar millones de kilómetros cuadrados. El agua del subsuelo es un recurso importante y de este se abastece a una tercera parte de la población mundial, pero de difícil gestión, por su sensibilidad a la contaminación y a la sobreexplotación. El agua subterránea es parte de la precipitación que se filtra a través del suelo hasta llegar al material rocoso que está saturado de agua. El agua subterránea se mueve lentamente hacia los niveles bajos, generalmente en ángulos inclinados (debido a la gravedad) y eventualmente llegan a los arroyos, los lagos y los océanos. ¿Qué se investiga en las aguas subterráneas?
Las investigaciones de aguas subterráneas
normalmente se llevan a cabo tomando en consideración amplias zonas. A veces se abarcan cuencas hidrográficas completas.
El conocimiento de las características geológicas
generales de un área, permitirá saber si puede haber agua en su interior. Habrá que conocer luego la dimensión y características del acuífero. Entre éstas se incluyen su espesor y el grado de permeabilidad de los terrenos. Son muy importantes, pues de ellas depende el caudal (litros por segundo) que pueda ceder el acuífero al pozo o sondeo. La permeabilidad repercute en la facilidad del movimiento del agua hacia el sondeo; el espesor, en la cantidad de agua. Cuanto mayores sean permeabilidad y espesor, más caudal podrá extraerse. Otra característica importante es el denominado coeficiente de almacenamiento de un terreno. Mide la abundancia de poros llenos de agua y comunicados entre sí que existen en el terreno. También se investiga la cantidad de agua que se infiltra en una zona. Para eso se estudia el ciclo hidrológico en ella., A partir de las precipitaciones totales, de la evaporación estimada y del caudal que llevan los ríos, se deduce el agua infiltrada.Una vez que se conocen los aspectos y características descritos, se está en condiciones de realizar un sondeo. Habrá que elegir el punto más adecuado. Flujo de agua subterránea El sistema de agua subterránea se recarga debido a la precipitación pluvial y el agua fluye hacia los arroyos a través de este sistema. El agua bombeada del sistema subterráneo causa que la capa freática baje de nivel y cambie la dirección de la corriente del agua subterránea. Parte del agua que fluía hacia un arroyo, ya no lo hace y así mismo, algo de esta corriente también es acarreada desde el arroyo hasta el sistema de agua subterránea, reduciendo por lo tanto la corriente del arroyo. Los contaminantes que se introducen en la superficie de la tierra pueden infiltrarse a la capa freática y fluir hacia un punto de descarga, ya sea un pozo o un arroyo. (A pesar de no mostrarse aquí, también es importante saber sobre la descarga potencial de contaminantes que pasan del arroyo hacia el sistema de agua subterránea.) Los declives del agua pueden afectar el ambiente natural de las plantas y animales. Por ejemplo, plantas en las áreas ribereñas que crecen por la proximidad de la capa freática a la superficie, podrían no sobrevivir si el agua aumentara su profundidad. El ambiente para los peces y vida acuática también puede ser alterado si el nivel del arroyo decae. Control de las aguas subterráneas en la Ingenieria de la construcción
Como consecuencia del desarrollo urbanístico, se ve
reducido el espacio disponible para llevar a cabo nuevas actuaciones, tanto en obras de edificación como de ingeniería civil. Esta falta de espacio incrementa el coste del terreno. La búsqueda de su rentabilidad obliga a un desarrollo vertical ascendente y descendente de las construcciones, lo que incrementa su complejidad constructiva, entre otros detalles, su cimentación en profundidad. . De igual modo, la concentración urbana requiere normas que regulen dichos espacios, con aprovechamientos subterráneos que descongestionen la circulación para sus habitantes y eleve su confort, mediante aparcamientos, vías férreas y en general pasos y vías subterráneas.
Cuando se ejecuta una excavación por debajo del nivel freático
existe riesgo de inundación, con posible inestabilidad para la obra y entorno colindante, si no se adoptan las medidas oportunas. Los pozos de bombeo correctamente diseñados, solos o en combinación con barreras físicas, son la solución más económica y conveniente al problema de control del nivel freático. Su número y distribución vendrá condicionado por la naturaleza del terreno, profundidad de la excavación y resto de condiciones de contorno como la existencia o no de barreras impermeables (muros pantalla, muros bentoníticos, pantalla de pilotes, etc.) El diseño de una obra de control de nivel freático se lleva a cabo de forma habitual a través de simples formulaciones analíticas, algunas veces no muy bien justificadas. Cuando la obra es de cierta entidad, puede ser más eficiente y robusto utilizar modelos matemáticos de tipo numérico.
Los modelos numéricos, vienen a ayudar al desarrollo de los cálculos en
complejos, allí donde los modelos analíticos dejan de ser funcionales y operativos, y donde no baste con el mejor criterio geológico o ingenieril. Hoy en día no es habitual implementar un modelo numérico de flujo para obras que interaccionen con el medio hidrogeológico, excepto cuando estas son de entidad, si bien la tendencia es clara por el incremento de su complejidad y la creciente necesidad en su optimización de costes.
De igual modo, un modelo numérico de flujo, puede ayudar a conocer la
distribución de presiones intersticiales derivada de la acción de un bombeo y por tanto el mapa tenso deformacional del suelo en condiciones hidrodinámicas, pudiendo optimizarse el diseño de la cimentación profunda debido a la mejora conocida de las tensiones efectivas, por ejemplo, con la reducción de la profundidad de las pantallas.