liturgia. Esta tiene la función de guiar al pueblo de Dios en su peregrinar por la tierra. CAPITULO I.- NATURALEZA E IMPORTANCIA DE LA LITURGIA • 5-8. La liturgia comunica y realiza en los creyentes la obra de nuestra redención. • 9-13. Es la meta a la que tiende la acción de la Iglesia y la fuente de la que deriva su vitalidad. Pero la liturgia no agota toda la acción de la Iglesia. • 14-15. Como acción cultural de toda la Iglesia, la liturgia exige la participación activa de todos los fieles. Tiene también, sin embargo, una acción didáctico- formativa. • 16-46. A ese objeto se dan normas generales y particulares y se indican los medios que deben emplearse. Se insiste en la formación litúrgica del clero y de los fieles y en los centros vitales animadores de la pastoral litúrgica. CAPITULO II.- EL MISTERIO EUCARÍSTICO • 47-54. Tras la enunciación sumaria de los principios teológicos relativos a la Eucaristía, se prevé la revisión de los ritos y de los textos de la Misa, con enriquecimiento de lecturas bíblicas y la restauración de la oración de los fieles. • 55-58. Se prevé también: la Comunión bajo las dos especies en determinados casos, la concelebración en una serie bastante extensa de supuestos y un amplio uso de la lengua vulgar. CAPITULO III.- OTROS SACRAMENTOS Y LOS SACRAMENTALES • 59-65. La liturgia de los sacramentos y de los sacramentales ofrece a los fieles bien dispuestos la posibilidad de santificar todas las ocupaciones de la vida por medio de la gracia divina. • A fin de que resulten mas comprensibles en sus ritos, la Iglesia usa mas ampliamente la lengua vulgar • 66-82. Se prevén ciertas revisiones de los ritos sacramentales a fin de que expresen con mayo claridad la naturaleza y los efectos de los propios sacramentos. • Los sacramentos a los cuales se prestan mayor atención son: bautismo, confirmación y matrimonio. CAPITULO IV.- EL OFICIO DIVINO • 83-99. El fin del oficio divino es la santificación del día. Ordénense una revisión histórica-bíblica y una reordenación.
• 100-101. Se da particular relieve:
a) A la mayor participación del pueblo en la oración publica de la Iglesia, y b) Al puesto que tienen que ocupar en la oración oficial de la Iglesia los oficios o la parte de estos que tienen que rezar los institutos religiosos. CAPITULO V.- EL AÑO LITÚRGICO • 102-110. Se dan normas para una participación consciente, dinámica y fructuosa en los misterios de Cristo, de modo muy particular en el misterio pascual.
• 111. Este misterio se reaviva en los
santos, y de manera muy particular en la Santísima Virgen. El ciclo santoral queda reducido en favor del ciclo temporal. CAPITULO VI.- LA MÚSICA SAGRADA
• 112-115. No debe servir solo de decoro,
sino también, y sobre todo, de expresión de la plegaria.
• 116-121. Se afirma la exigencia de
promover formas populares de música sagrada de acuerdo con la sensibilidad moderna, pero no se menosprecien ni el venerable canto gregoriano ni la polifónica clásica. CAPITULO VII.- EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS
• 122-130. Ninguna vía debe
quedar cerrada para el verdadero arte, pero debe alejarse todo aquello que repugne a ofenda al sentido religioso.