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• El texto de Pérez-Liñán se publicó en 2001.

Desde entonces muchas


democracias de nuestra región sufrieron crisis políticas agudas y
conflictos graves entre poderes. En muchos casos los presidentes
fueron obligados a abandonar el cargo antes de finalizar sus
mandatos. Sus gobiernos cayeron, pero la democracia sobrevivió.
Hubo crisis presidenciales. Pero, tal como se esperaba en el artículo
que vengo comentando, los conflictos no quebraron la continuidad
del régimen democrático. La consolidación de la democracia en la
región contribuyó a atenuar los potenciales efectos disruptivos de los
conflictos políticos e institucionales.
• El escenario que integra tanto a las principales preocupaciones de la
opinión pública como a las conclusiones de los análisis de
organizaciones internacionales y de académicos está compuesto por
la violencia, la corrupción, la desigualdad y la pobreza
• La violencia se enquista de manera sistémica en México, desde hace
una década en una espiral siniestra que incorpora al narcotráfico en
connivencia con fuerzas diversas de los aparatos de seguridad del
Estado, sin dejar de lado grupos políticos locales. Por otro lado, hace
que la convivencia sea extremadamente difícil en muchos núcleos
urbanos centroamericanos, como sucede en San Pedro Sula
(Honduras) o en San Salvador, pero también de las capitales
suramericanas como Caracas. Solo el posible éxito de los acuerdos de
paz en Colombia atisban un cambio positivo.
• Por su parte, la corrupción, que es un mal lacerante para la mayoría
de las democracias, se ha ensañado con dos países que eran modelos
del pasado inmediato, como son Brasil (centrada en la gigante
empresa pública petrolera, Petrobras) y Chile (donde ha aflorado una
metástasis que afecta a una clase política que se siente impune). La
desigualdad y la pobreza siguen estando presentes, a pesar de los
avances en la disminución de sus tasas en los últimos tiempos.
• Es obvio que se van acercando tiempos más difíciles para la región. La
economía se viene frenando. Muchas expectativas sociales, tanto las
de los eternamente postergados como las de las nuevas clases
medias, no han podido ser colmadas a cabalidad. La corrupción
corroe rápidamente el prestigio de dirigentes y la legitimidad de los
partidos políticos en demasiados países. Los conflictos entre poderes
estarán a la orden del día, especialmente allí donde los presidentes
están en minoría y los sistemas de partidos exhiben síntomas más
obvios de polarización.
bibliografía
• https://www.elobservador.com.uy/conflictos-politicos-y-democracia-
america-latina-n704564

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