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EL PSICODIAGNÓSTICO COMO MÉTODO

DE INVESTIGACIÓN: FUNDAMENTOS
EPISTEMOLÓGICOS
PÉREZ LALLI, MARIELA; POZZI, RAQUEL.
Elpsicodiagnóstico como proceso de investigación. Reflexiones
epistemo-metodológicas.
VIOLETA NÚÑEZ. ¿Qué se quiere decir con evaluar? Reinventar el vínculo
educativo: aportaciones de la pedagogía social y del psicoanálisis.
A PROPÓSITO DE LA EVALUACIÓN

• Etimológicamente, “evaluación”: valer, del latín


valére (ser fuerte, vigoroso, potente; estar sano; tener
tal o cual valor).
• De este término deriva valía: precio, valor, interés, estimación.
• En castellano, el primer uso está datado en el siglo
XVIII, con Quevedo (valuar, valuación) aunque en el
XVII ya aparecía como avaluar.
• A finales del siglo XVIII, se consagra el término
evaluar, en el sentido de “fijar por cálculo el valor o
el precio de una cosa o conjunto de bienes”.
• A comienzos del XX, la Enciclopedia Espasa Calpe
sigue empleando avaluación: “aprecio o estimación
que se hace de las especies, productos o géneros
sujetos al pago de un impuesto, cuando éste es
proporcional al valor de aquellos”.
• En el campo pedagógico, el término “evaluación”
no aparece en la literatura sino hasta la década
de 1960 (Titone: 1966; Luzuriaga: 1966), ligado al
discurso neoliberal desarrollista que se configura en
ese momento histórico.
• Cabe recordar que tal discurso proponía el
llamado “desarrollo de los recursos humanos”.
• El desarrollismo es la doctrina neoliberal formulada hacia
mediados del siglo XX y que defiende la expansión
irrestricta de capitales internacionales para la generación
de “polos de desarrollo”, particularmente en los países
“subdesarrollados” y “en vías de desarrollo”.
Entonces, la evaluación hará referencia
a los dos grandes supuestos del discurso
desarrollista:

1. Medición de los aprendizajes:


considerados como adquisiciones de
conductas (observables y medibles).
• La evaluación consiste en confrontar si, al cabo
de un cierto tiempo, los aprendizajes
(expresados) corresponden a los objetivos
educativos.
• El grado de adecuación entre ambas series
(objetivos educativos y aprendizajes) dará el nivel
del aprendizaje alcanzado en términos de
conductas observables.
• Así, los objetivos orientan, por un lado, la práctica del
agente; y, por otro, representan las conductas que han de
adquirir los educandos al cabo del tiempo acotado para
su realización.
• Así, la educación se transforma en una cuestión de
cálculo.
• Aparece como un fenómeno natural que los aprendizajes
tengan su medida.
• Como se puede advertir, este supuesto permite
borrar al «sujeto» de la educación (subjetividad),
pues de lo que se trata es de la adecuación de
términos previamente establecidos.
• Dicho supuesto se sustenta en un primer
deslizamiento: pasar de los saberes a las conductas.
• Vuelve homogéneas las conductas de los sujetos y, por tanto,
medibles y comparables.
• Borra la centralidad de la cultura para poner en primer plano
la conducta de un sujeto.
• Supone que una conducta manifiesta se corresponde con
una adquisición de saberes.
2. Necesidades del mercado de trabajo:

• El sistema educativo ha de orientarse


para proveer a las necesidades del
mercado de trabajo (hacia donde hace
prospectiva el desarrollismo del discurso
neoliberal).
• Lo educativo deviene tributario de la economía,
en términos de preparar la fuerza de trabajo o
los recursos humanos, sosteniéndose, sobre todo,
en la adecuación sociedad – educación.
• Sin embargo, la educación es una construcción
social específica, con estructuras y prácticas
relativamente autónomas y que, en todo caso, no
puede dar cuenta del conjunto de lo social, de sus
complejidades y diversidad, de sus asincronías y
cambios.
• La educación posee sus propios intereses institucionales,
tradiciones, luchas internas de poder y, además, se debe a la
lógica científica.
• Además, hay un desfase estructural entre el
conocimiento institucionalizado para su transmisión
y el conocimiento social acumulado.
• No todo conocimiento social está suficientemente
objetivado y apto para ser transmitido en las instancias
educacionales.
POSTULADOS EPISTEMOLÓGICOS DEL
PSICODIAGNÓSTICO

• Existen procesos de génesis, construcción y


validación de las inferencias diagnósticas al interior
del proceso psicodiagnóstico, en tanto
investigación científica de la subjetividad singular.
• Objetivo: conocer y comprender al sujeto en su
singularidad, en tanto cualidad primordial y distintiva que lo
diferencia de otros seres vivos y de cada sujeto, lo único e
irrepetible, expresado en el concepto de personalidad.
• Dos enfoques clásicos:
1. Enfoque estadístico-instrumentalista
2. Enfoque clínico-intervencionista

• Dos perspectivas para la intervención del


psicodiagnóstico:
1. La perspectiva deductivo-inferencial
2. La perspectiva procesual y los sistemas de inferencias
Enfoque estadístico-instrumentalista

• Postula que, aplicando instrumentos válidos y


confiables, se derivarán conclusiones diagnósticas
verdaderas.
• La rigurosidad científica del psicodiagnóstico se afirma en
la creación de técnicas basadas en el tratamiento
estadístico y en la estricta estandarización de los
procedimientos de administración y análisis interpretativo.
• El objetivo de esta posición es garantizar la
veracidad y eliminar la subjetividad del
psicodiagnosticador en la obtención de los
resultados del proceso.
• Este criterio, llevado al extremo, propone
psicometrizar a las técnicas proyectivas, con el fin
de hacerlas más objetivas.
Enfoque Clínico-intervencionista

• Centra el problema de la validez y rigurosidad


científica del psicodiagnóstico, en la pericia del
profesional y, fundamentalmente, en su experticia
clínica para elaborar inferencias.
• Su propósito es lograr intervenciones adecuadas,
basándose en el profundo conocimiento obtenido de la
peculiar relación interpersonal que se establece con el
consultante.
LA PERSPECTIVA DEDUCTIVO-
INFERENCIAL

• Este enfoque ha podido integrar lo valioso de las


perspectivas anteriores.
• Apuesta a la búsqueda de la evidencia y a la
contrastación de las conjeturas utilizando las
producciones del consultante y sus
manifestaciones, enfatizando el papel esencial del
psicólogo y su juicio clínico para la rigurosidad
científica.
• Dentro de esta perspectiva, Lunazzi (1992) precisa
el fundamento lógico, estableciendo al método
hipotético – deductivo como el eje sobre el cual
debe ejecutarse el proceso interpretativo, y
atiende a las prescripciones técnicas que
garantizan la validez de las afirmaciones
diagnósticas (recurrencias y convergencias).
• Abre el camino a repensar los aspectos
epistemológicos subyacentes al psicodiagnóstico
con técnicas proyectivas y al papel del
psicodiagnosticador -en tanto sujeto cognoscente-
• Aunque, esta mirada deductivista deja por fuera los
procesos constructivos de las hipótesis (contexto de
descubrimiento) centrándose fundamentalmente en la
contrastación (contexto de justificación).
LA PERSPECTIVA PROCESUAL Y LOS
SISTEMAS DE INFERENCIAS

• Esta perspectiva en desarrollo (Pérez, Pozzi), implica


abordar de forma conjunta al Proceso
Psicodiagnóstico y a los procedimientos
metodológicos y técnicos que lo caracterizan.
• Se centra en el valor de las técnicas proyectivas
como medios auxiliares del proceso; pero
enfatizando la importancia de la función del
psicólogo, para arribar a hipótesis diagnósticas
válidas y verosímiles.
• Se considera el protagonismo del psicólogo, no
desde su experticia clínica, variable y de muy difícil
definición, sino desde los procesos que realiza
como investigador científico de la subjetividad.
• Este eje contiene dos aspectos indisociables:
a) Un procedimiento de índole técnico: el uso de la
tecnología creada, tomando a los instrumentos con
ajuste respetuoso y preciso en su aplicación e
interpretación, conforme a lo teorizado por sus autores.
b) Un procedimiento de índole inferencial: conformado por
el entrelazamiento solidario de la abducción y la
deducción.
• De este modo, el objetivo se orienta a identificar y
establecer una tarea planificada y pensada de
manera consciente, sistemática y ética.
• El psicodiagnóstico, así, es concebido como un
proceso de investigación científica cuyo método,
atento a la rigurosidad propia de esta praxis, es
susceptible de ser explicitado.
EL APRENDIZAJE DEL PSICODIAGNÓSTICO
Y LOS INICIOS PROFESIONALES

• El psicólogo aborda una praxis que requiere


capacidades procedimentales, definidas en un
saber hacer.
• Los conocimientos teóricos, e incluso técnicos, no
bastan frente a lo inédito e inesperado de cada
situación, siempre novedosa, a resolver.
• La experiencia es parte de un largo proceso de
aprendizaje.
• El fin que atraviesa al psicodiagnóstico refiere a la
posibilidad de construir hipótesis.
• El psicólogo lo hace a través de un proceso de
pensamiento que implica razonamientos, los cuales
no son observables aunque sí reconstruibles a partir
de las acciones y explicitaciones del propio
profesional.
EL DILEMA ÉTICO- DEONTOLÓGICO
DE LA PRESENTACIÓN DE PRUEBAS

• Hay un momento, tan frecuente en la práctica del


psicólogo, en el que un juez, un empresario, un
responsable de recursos humanos, un
psicopedagogo… pide la evidencia de las
afirmaciones realizadas en una pericia, informe u
opinión profesional dada.
• Por supuesto que, en cumplimiento de las
obligaciones que impone el secreto profesional,
muchos psicólogos evitan las circunstancias de
tener que exponer la producción del consultante a
otra/s persona/s o institución/es que lo requieran.
• «Las conclusiones diagnósticas no son afirmaciones
irrefutables que han sido reveladas a través del proceso
de exploración y evaluación psicológica. Son
elaboraciones del profesional que han sido construidas
con el uso de técnicas y por medio de un complejo
proceso inferencial que ha tenido en cuenta
constelaciones de observables iluminados con la teoría
y la experiencia de quien los piensa». (Pérez Lalli, 2008).
• La situación vincular, los fenómenos transferenciales
y contratransferenciales que se produzcan, y la
particular dinámica que emerja, son sustanciales
para comprender la producción del sujeto.
• Todo test es mudo por fuera de la situación y del proceso.
• En definitiva, no serán las producciones, en sí
mismas, las que muestren los resultados: no son
pruebas de nada y menos aún para quien no
posea el marco teórico de interpretación de las
mismas.

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