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SEMIOLOGIA DE LA

COLUMNA.
DRA. CARMEN ROJAS CASTILLO.
PROFESOR ASISTENTE.
MEDICINA INTERNA-REUMATOLOGIA.
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS MEDICAS.
UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA.
ANAMNESIS.
Algunos datos personales del paciente pueden orientar al diagnóstico, entre los que
destacan:
 edad,
 sexo
 y profesión.
En el recién nacido siempre se debe investigar malformaciones congénitas:
 hemivértebras
 y mielomeningocele.
En la infancia predominan:
 los defectos posturales
 y los procesos infecciosos,
 pero raras veces se encuentra escoliosis (desviación lateral de la columna vertebral).
En la preadolescencia hay mayor ocurrencia de:
 desviaciones posturales, especialmente entre las mujeres;
 la escoliosis idiopática (común en esta edad)
 y el dorso curvo (acentuación de la cifosis dorsal).
Del segundo al cuarto decenios de la vida, principalmente en el cuarto y en
trabajadores manuales, período en que ocurren con mayor frecuencia:
 hernias de disco y procesos degenerativos (espondiloartrosis).

 trastornos posturales,

 y espondilitis anquilosante (no es raro encontrar también )


En la edad avanzada son comunes:
 la osteoporosis senil
y las metástasis de neoplasias malignas (en la mujer neoplasias de mama; en el
hombre de próstata).
El tiempo de evolución de la enfermedad es otro dato
fundamental.
Algunas enfermedades ocurren por:
 brotes
 otras en forma continua.
En la osteoporosis y en la espondiloartrosis la evolución es
uniforme y la sintomatología inicial persiste durante toda la
enfermedad,
La hernia del disco, por ej., los síntomas aparecen por brotes
episódicos.
La evaluación de los antecedentes patológicos personales
ayuda al diagnóstico de enfermedades infecciosas
específicas (como la tuberculosis) o inespecíficas,
destacando las infecciones piógenas.
Una historia previa de artritis, incluso de localización
inicialmente periférica, puede aclarar el diagnóstico de
espondilitis anquilosante, sobre todo cuando se trata de
pacientes varones entre los 20 y 40 años de edad.
Cuando se observan enfermedades como fractura y
hernia de disco siempre hay que investigar la posibilidad
de traumatismo antes de iniciar el examen clínico.
SIGNOS Y SINTOMAS
Los principales síntomas son:
 dolor
 y rigidez muscular, además de las
manifestaciones sistémicas.
 DOLOR.
El dolor en la columna vertebral puede localizarse
en:
 uno de los segmentos (cervical, dorsal,
lumbosacro)
 o en toda su extensión.
Este síntoma debe analizarse respecto de los
siguientes aspectos:
 Intensidad
 Duración
 Localización
 Irradiación
 Factores agravantes, precipitantes y
 Dolor referido.
 INTENSIDAD:
 Dolor de pequeña a mediana intensidad: los
procesos degenerativos (osteoartrosis) y
metabólicos (osteoporosis) casi siempre
producen este tipo de dolor.
 Dolores intensos: por ejemplo en las
enfermedades por compresión (hernia del disco
y neoplasia) y las infecciones.
 DURACION.
a) Los dolores agudos de corta duración son
característicos de afecciones compresivas o
infecciosas piógenas,
b) dolor prolongado: corresponden a las
afecciones degenerativas o inflamatorias
 LOCALIZACION.
La localización del dolor en un segmento de la
columna puede ser característica:
a) En la artritis reumatoide juvenil se localiza en
el segmento cervical,
b) En la espondilitis anquilosante del joven
predomina en las regiones dorsolumbar y
sacroilíacas.
c) Los procesos degenerativos y metabólicos
tienen localización múltiple (cervical, dorsal y
lumbosacra).
 IRRADIACIÓN.
Si el dolor en la columna vertebral,
principalmente en los segmentos cervical y
lumbosacro, se irradia a los miembros superiores
o inferiores sugiere la posibilidad de afección
radicular, cuya etiología puede ser:
 degenerativa (artrosis)
 o compresiva (hernia del disco o neoplasias).
 FACTORES AGRAVANTES, PRECIPITANTES
O ATENUANTES.
 En enfermedades inflamatorias (espondilitis
anquilosante) es típico el dolor que mejora con
los movimientos y empeora por la noche.
 En la hernia del disco se observa dolor
continuo, incluso en reposo, que se agrava
mucho con los movimientos,
 En la osteoporosis y la espondiloartrosis el
dolor mejora con el reposo, empeora al iniciar
los movimientos, pero mejora en el transcurso
de dichos movimientos.
 DOLOR REFERIDO. El dolor se percibe
en la columna vertebral, aunque su
origen no se encuentre en ella. Esto
caracteriza al dolor referido. Ejemplos
importantes son:
a) El dolor de la pancreatitis aguda, que se
siente en la columna toracolumbar.
b) El de origen renal, en la columna lumbar.
c) Y el de las afecciones ginecológicas, en
la columna lumbosacra.
Signos y síntomas.
 RIGIDEZ.
La rigidez después del reposo, generalmente
matinal, casi siempre ocurre en enfermedades
inflamatorias y degenerativas. Sin embargo, hay
una diferencia entre las mismas.
La rigidez de origen inflamatorio es más persistente,
o sea, el paciente se levanta con dolor y rigidez en
la columna, que persiste por bastante tiempo,
En los procesos degenerativos el paciente a veces
se levanta con rigidez, pero esta es fugaz,
pasajera, y desaparece casi de inmediato.
Signos y síntomas.
 MANIFESTACIONES SISTEMICAS.
Se debe investigar la presencia de fenómenos sistémicos
que acompañan a los síntomas vertebrales:
a) fiebre,
b) anorexia,
c) y pérdida de peso.
Estos síntomas son comunes en:
 la tuberculosis,
 la espondilitis anquilosante
 y las neoplasias,
 y están ausentes en la espondiloartrosis y
osteoporosis idiopática.
EXAMEN FISICO.
Después de la anamnesis y antes de pasar a la práctica
de alguna prueba complementaria (Rx, TAC etc.) la
exploración física constituye “un acto clínico” de gran
transcendencia, solamente comparable a la de propia
anamnesis.
El examen físico de la columna vertebral, igual que el
de otras estructuras del aparato locomotor, se efectúa
mediante:
 inspección y palpación,
 la exploración de la movilidad
 y la exploración neurológica.
Para el examen físico de la columna vertebral el
paciente debe vestir ropa adecuada.
En varones, un traje de baño o ropa interior.
En mujeres se debe usar una bata que deje abierta la
espalda. También se pude efectuar con la paciente en
brassiere y pantaleta o con una malla de dos piezas.
LA OBSERVACION DE LA COLUMNA:
Se debe practicar en tres planos: frontal (anterior y
posterior) y sagital.
En el frontal sea anterior o posterior, hay que
observar:
a) la simetría de la cintura escapular y pélvica,
b) el ángulo toracolumbar (cintura o talle),
c) la alineación de los miembros inferiores,
d) la orientación de las rótulas y
e) por último la posición de los pies.
El desnivel de las escápulas sugiere a veces
desviaciones laterales (escoliosis).
El de la cintura pélvica, una discrepancia en la
longitud de las extremidades inferiores.
Si las rótulas presentan orientación interna (miran
hacia adentro), sugieren alteración de la
anteroversión del cuello femoral.
Los pies deben observarse respecto del
alineamiento de los calcáneos (vista frontal
posterior) y la presencia o ausencia de arcos
plantares.
En el plano sagital o de perfil se debe observar el grado
de lordosis lumbar y cervical, y de cifosis torácica. En
este plano es importante utilizar una plomada para
observar la vertical. Además de analizar las curvas en
este plano, también se comprueba la posición de la
pelvis.
En este plano también se debe investigar en los
miembros inferiores la posible presencia de genu
recurvatum, tan importante en las desviaciones de la
postura. Por último, también se observan los
movimientos en los tres planos.
El primer elemento que debe investigarse es la postura
del paciente. Por ej., en la hernia del disco es común
que el paciente adopte una posición antálgica,
intentando obtener alivio del dolor.
INSPECCION.
Se debe practicar con luz natural, el paciente ha de estar
de pie, de espaldas al explorador.
La posición recomendada es la siguiente: los pies
separados unos 10 cm, pero paralelos; los brazos
colgando bien relajados a los lados del cuerpo, y la
mirada al frente. El examinador debe situarse a 2-3 pasos
de distancia. Se debe observar si los hombros están a la
misma altura y la posición de las escápulas. Con las
manos apoyadas sobre las crestas ilíacas hay que
comprobar si están a la misma altura ( es una forma de
sospechar la existencia de una extremidad más corta).
Las alteraciones de la piel, como paquetes de grasa,
manchas color “café con leche”, tumores pedunculados
del tipo del neurofibroma, sugieren una patología ósea o
reumatológica subyacente.
Hay que consignar:
 las alteraciones de las incurvaciones anteroposteriores: cifosis
anormales:
• precisando si son angulares o armónicas,
• y su extensión (pequeñas, medianas o totales).
Hay que citar la vértebra que constituye el vértice de la cifosis:
 para situar esta se puede contar a partir de C7, cuya apófisis
espinosa es prominente ( está situada en una línea de referencia que
pasa por el vértice superior de los dos omóplatos)
 o a partir de L4 (situada en la línea de referencia que pasa por
encima de las crestas ilíacas).
La observación de la lordosis lumbar es importante tanto por su
rectificación o desaparición o por su aumento (hiperlordosis).
Respecto a las incurvaciones laterales, existen dos
grandes grupos:
a) Las actitudes antiálgicas con desviación de todo el
tronco hacia un lado, que prácticamente siempre
traduce una patología discal, y
b) Las escoliosis o incurvaciones de la columna
alrededor de su eje vertical; en este tipo de
incurvaciones se describirán las curvas
denominándolas por el lado de su convexidad (por
ej., dorsolumbar derecha) y por la vértebra vértice de
la curvatura.
PALPACION.

La palpación se debe efectuar con delicadeza, pues a


veces se puede provocar dolor intenso, como en los
casos de hernia de disco. Sus objetivos son:
a) Detectar puntos dolorosos,
b) Comprobar el estado de la musculatura paravertebral
y
c) Descubrir la existencia de deformidades o anomalías
morfológicas.
Las masas musculares se palpan principalmente en
los surcos vertebrales, en busca de hipertrofia y de
rectificación de la columna.
También es fundamental palpar las apófisis espinosas
y los espacios intervertebrales en las afecciones
inflamatorias y compresivas, pues estas causan dolor.
Palpación cervical.
Como mejor se realiza la
palpación cervical es con el
paciente en decúbito supino,
con la cabeza apoyada
cómodamente en la mesa de
examen.

Debe anotarse cualquier trastorno de alineación,


desplazamiento o prominencia anormal. Al palpar las
masas musculares hay que tener en cuenta que la
contractura muscular es por sí misma dolorosa, aún en
ausencia de alteraciones vertebrales, y que los
músculos cervicales responden con frecuencia a los
estados de ansiedad y tensión emocional y a la
sobrecarga física (postural o de esfuerzo).
Palpación dorsal.
Se realiza con el paciente en decúbito prono. La
palpación de las apófisis es muy simple. La exploración
se completa con la compresión lateral de la caja
torácica y, si ésta produce dolor, con la palpación
selectiva de la zona dolorosa y de todo el dermatoma y
las costillas correspondientes.
 Palpaciónlumbar.
También se realiza en decúbito prono. Hay
que buscar zonas selectivas de dolor,
deformidades (la existencia de un
“escalón” entre una apófisis y la siguiente
es sugestiva de espondilolistesis) o de un
“hueco” (cuando falta una apofisis) por
defectos congénitos o procesos invasivos.
Es importante comprobar el tono de la
musculatura paravertebral y el dolor a la
presión sobre las espinosas.
EXPLORACION DE LA
MOVILIDAD VERTEBRAL.
Exploración de la región cervical. El enfermo se
sienta en la camilla con los pies colgando. Es la
región que se explora con mayor facilidad.
 Para explorar los movimientos de flexión, se
pide al paciente que baje la barbilla hasta el
manubrio esternal sin abrir la boca.
 Para la extensión se indica al paciente que
dirija la nariz hacia el techo y se mide en
centímetros la distancia entre el mentón y la
horquilla esternal.
 Las rotaciones y las inflexiones laterales se
miden en grados.
Un buen método para explorar las masas musculares
y objetivar el dolor a la presión consiste en que el
paciente deje la cabeza “fuera de la camilla” y el
médico la sostenga; de esta forma se obtiene un
mayor grado de relajación.
En las artrosis, la limitación es a expensas de
las inclinaciones laterales.
 La afección predominante o exclusiva de las
rotaciones indica una patología atloidoaxoídea.
Una limitación completa de los movimientos
cervicales sin dolor sugiere una hiperostosis: el
antecedente o la presencia de dolor sugiere una
espondiloartritis.
La cervicocefalea con movilidad cervical normal
sugiere un síndrome psicógeno.
Exploración de la neuralgia cervicobraquial.
La neuralgia cervicobraquial es un síndrome que
consiste en dolor en el territorio del plexo braquial,
que presenta las características de los dolores
radiculares.
El agujero de conjunción de las vértebras cervicales
está limitado por el cuerpo vertebral, los pedículos
y las apófisis articulares.
Cuando se produce la intrusión en ese espacio de
una masa procedente de cualquiera de las
estructuras vecinas, la raíz nerviosa es irritada y
comprimida y, en consecuencia, se desencadena un
dolor cuyo trayecto corresponde a la zona de
inervación sensitiva.
Si la lesión es intensa, se producen
además alteraciones motoras que se
manifiestan en la función muscular y en
los reflejos dependientes de la raíz afecta.
Por consiguiente, es necesario recordar la
semiología radicular básica y conocer las
maniobras que permiten diagnosticar este
tipo de lesiones e incluso precisar su nivel
Síntomas útiles para identificar la
raíz cervical afectada.
Raíz afectada Espacio Topografía del dolor Reflejos
intervertebral alterados
afectado
5a cervical C4-C5 Región anterior del Bicipital
hombro.Anteroexterna
del brazo

6a cervical C5-C6 Externa hombro. Externa Bicipital


brazo y antebrazo. Estilorradial
Dedo pulgar

7a cervical C6-C7 Posterior, externa o Tricipital


interna brazo y
antebrazo
Dorso muñeca y mano
Dedos índice y medio
8a cervical C7-D1 Interna brazo y Cubitopronador
antebrazo
Dedos anular y meñique
Las pruebas exploratorias más importantes, cuya
posibilidad orienta hacia el origen radicular de la
afección son las siguientes:
Prueba de Valsalva. Consiste en contener la
inspiración forzada y aumentar la presión
intraabdominal ( como en el esfuerzo para defecar).
Con esto se incrementa la presión intratecal y, por
tanto, el dolor irradiado cuando es de origen
radicular o secundario a la ocupación del conducto
raquídeo.
Prueba de Naffzinguer-Jones. Variante de la
anterior, consiste en aumentar la presión intratecal
mediante la compresión de las venas yugulares. De
esta forma aumenta también el dolor de origen
radicular.
Prueba de Spurling. Consiste en ejercer presión con
las manos sobre la cabeza del paciente en sentido
craneocaudal, con ligera inclinación de aquella sobre
el lado afectado. El agujero de conjunción tiende a
estrecharse y, en caso de afección radicular, se
acentúa el dolor irradiado. También es característico
que el dolor se alivie al realizar la maniobra inversa, es
decir, al traccionar la cabeza hacia arriba
manualmente o con el collar de Sayre.
Estiramiento del plexo braquial. Se realiza
llevando el brazo hacia la abducción de
90% manteniendo el antebrazo vertical; en
seguida se extiende el codo tirando
ligeramente el brazo extendido hacia
abajo y hacia atrás, a la vez que con la
otra mano se inclina la cabeza
ligeramente hacia el lado opuesto
(remedia la maniobra de Lasegue para la
radiculitis lumbar).
Exploración de la movilidad dorsal.
Dado que los movimientos de flexoextensión y
lateralización en este segmento son mínimos, nos
limitaremos a explorar las rotaciones, cuya
amplitud alcanza el máximo a nivel de D7-D8. Para
ello el paciente debe estar sentado, con ambas
manos en la nuca y los codos separados del
cuerpo. En esta posición se imprime una rotación
hacia uno y otro lado. Hay que valorar bien la
rotación raquídea y no dejarse engañar por el giro
de los codos.
Otro parámetro de interés es la capacidad de
expansión torácica. Se mide con una cinta
métrica, rodeando con ella el tórax a la altura de
los pezones en el varón y de los surcos
submamarios en la mujer. Se toma en
consideración la diferencia entre los valores
obtenidos en inspiración y en expiración máxima.
Esta medida suele superar los 4 cm., aunque
varía con la edad, el sexo y la constitución.
Cuando es inferior a 2,5 cm puede afirmarse que
está reducida (espondiloartropatías inflamatorias)
Exploración de la movilidad lumbar.
Con el paciente en bipesdestación se exploran la
flexión, la extensión y las inflexiones laterales.

Flexión. Se pide al enfermo que se incline hacia


delante lo que más pueda sin doblar las rodillas.
El movimiento se realiza en gran parte merced a las
articulaciones coxofemorales, por lo que no depende
sólo del raquis.
Por ello, el valor de la distancia dedos suelo no
puede considerarse una medida fiable de flexión
lumbar. Lo importante es observar el
comportamiento de la lordosis lumbar al realizar el
movimiento de flexión.
En los individuos normales la lordosis llega a
transformarse en una cifosis, describiendo la columna
un arco regular de convexidad posterior. En los casos
con limitación de la movilidad, la cifosis puede sólo
insinuarse, no llegar a iniciarse o persistir la lordosis
inicial.
La prueba de Schöber es útil: se dibuja una señal a
la altura de la apófisis de L5 y otra 10 cm más
arriba; con el raquis en flexión completa se mide la
nueva distancia entre las dos señales, y la
diferencia de ambos valores constituye una
referencia útil de la flexión lumbar (debe ser mayor
de 3 cm).
Extensión. Difícil de valorar, es de unos 30°.

En las inflexiones laterales la línea o el surco de


las espinosas describe una curva regular de unos
40-50°. En los individuos laxos esta curva está
netamente aumentada, y la región cervical y la
cabeza pueden descender por debajo de la
horizontal.
En las inflexiones laterales no participan las
caderas, por lo que en los pacientes con
espondilitis anquilosante la limitación de la
movilidad es más precoz o más evidente que la
disminución de la flexión.
Exploración de la ciática radicular.
La zona lumbar se caracteriza por un mayor
diámetro del conducto raquídeo y la circunstancia
anatómica de que la médula acaba a la altura de
L1-L2; a partir de aquí el conducto está ocupado por
un haz de nervios, que no son sino prolongaciones
de las raíces, que descienden en busca de su
orificio de salida.
Esta disposición propicia que las lesiones puedan
comprimir más de una raíz y den origen a
síndromes mixtos.
Al igual que lo que ocurre en el segmento cervical
las raíces lumbares altas L1-L3 son menos ricas
semiológicamente que las tres últimas L4, L5 y S1-
S4
Semiología de las raíces lumbares
bajas y sacras.
L4 L5 S1
Clínica Cara externa del Cara posterolateral del Cara posterior del
(Dolor y/o parestesia muslo, rodilla y cara muslo, externa de la muslo y pierna,
espontánea) interna de pierna y pie pierna, dorso del pie y planta y borde
dedos. Dedo gordo externo del pie
Exploración Cara anterior de rodilla Cara externa de pierna y Cara posterior de la
Alteraciones de la e interna de pierna y dorso del pie y dedos pierna, planta y
sensibilidad pie borde externo del
(hipoestesia, pie
disestesia)
Alteraciones Tibial anterior. Extensor del dedo gordo, Peroneos laterales,
musculares Cuadríceps ext. común de dedos, gemelos y sóleo
(debilidad, paresia) glúteo medio. (junto con S2),
Debilidad del dedo gordo, glúteo mayor.
> a la flexión dorsal
Reflejos (disminuidos o Rotuliano disminuido o Normales Aquíleo disminuido
ausentes en el lado abolido o abolido
afectado)
Maniobras para el diagnóstico de la ciática.
Para el diagnóstico de la ciática revisten gran
importancia maniobras que se basan en el
estiramiento o la tracción de las raíces.
Maniobra de Goldthwait. Con el paciente en
decúbito supino, el examinador le levanta la pierna,
tomando el talón del pie con la palma de la mano de
forma que la pierna se eleve bien extendida, y
coloca la otra mano en la región lumbar (con el fin
de detectar el momento en que la columna
comienza a moverse). Si el dolor aparece en esta
zona en el momento en que se inicia su
movilización pasiva, la prueba es positiva (el dolor
es de origen mecánico vertebral y no radicular)
Maniobra de Lasègue.
Con el enfermo en la misma posición que en la maniobra
anterior, se levanta la extremidad del lado afectado
cogiéndola por el talón.
La maniobra se considera positiva si en algún momento
de la elevación se reproduce el dolor en la extremidad.
Si se alcanzan los 70° antes que se produzca el dolor, el
signo es dudoso; pero si este sobreviene antes de este
ángulo es positivo.
Si el dolor sólo se produce en la región lumbar o en la
nalga no es valorable. Tampoco lo es la simple tirantez
en la cara posterior del muslo al llegar a los grados
extremos de elevación.
Si la maniobra de Lasègue que se realiza en el
lado sano reproduce el dolor en el lado afectado,
este signo es altamente significativo y sugiere
hernia discal por debajo de la raíz ( signo de
Lasègue contralateral)
En las radiculitis L4 el dolor aparece con el enfermo
en decúbito prono al extender la extremidad con la
rodilla flexionada (signo de Lasègue posterior). Las
pruebas ya descritas para la región cervical
(Naffinger-Jones y Valsalva) también son útiles para
la región lumbar. Su objetivo es aumentar la presión
intratecal.
Maniobra de Braggard. Se realiza la
maniobra de Lasègue y, al llegar a la
posición en que ésta se hace positiva,
se retrocede ligeramente hasta que el
dolor desaparece, entonces se imprime
una acusada flexión dorsal del pie; si
hay radiculitis el dolor reaparece.
Test de elevación con la pierna extendida
(TEPE). Permite evaluar la compresión de las
raíces nerviosas. Es positivo cuando existe
compresión de las raíces del ciático. Con el
paciente en decúbito dorsal, se flexiona la pierna
sintomática con la rodilla en extensión.
El resultado positivo de la prueba reproduce los
síntomas radiculares, con dolor irradiado desde los
glúteos hasta la planta del pie y primer ortejo. Otra
forma de ejecutar la misma prueba se realiza con
el paciente sentado, se extiende la rodilla, lo que
produce el mismo ángulo que en el TEPE. Esta
maniobra debe reproducir los síntomas. Es
frecuente que se realice en busca de fingimiento.
Test cruzado de elevación de la pierna extendida. Se
aplica este término cuando un TEPE produce síntomas
en la extremidad contralateral. Este signo también indica
compresión de raíces nerviosas.
El signo de O’Connel es esencialmente igual al TEPE
pero se realiza con el paciente en decúbito prono, se
flecta la rodilla y se eleva la extremidad. Se considera
positiva la aparición del dolor en el trayecto de
distribución del nervio crural (cara anterior del muslo
hasta la rodilla).
Maniobra de Lewin. Con el enfermo con los
brazos cruzados sobre el tórax, se le
sujetan los tobillos y se le indica que se
incorpore lentamente hasta quedar
sentado en la camilla (maniobra de Lewin
I); luego se le pide que descienda el
tronco hasta la posición inicial (maniobra
de Lewin II). La aparición de dolor lumbar,
en cualquiera de las dos maniobras, o en
ambas, sugiere sufrimiento vertebral
lumbar.
Exploración de las articulaciones sacroilíacas.
La articulación sacroilíaca no suele ser directamente
accesible a causas del voladizo posterior del ala ilíaca.
Las articulaciones sacroilíacas están dotadas de escasa
movilidad. Son articulaciones profundas, cubiertas en su
parte posterior casi en su totalidad por la cresta ilíaca y las
espinas ilíacas posterosuperior y posteroinferior.
Su afección es sugerida por un cuadro clínico
caracterizado por dolor en el cuadrante superointerno de
la nalga, a veces con irradiación por la cara posterior del
muslo e impotencia funcional con dolor nocturno
(síndrome sacroilíaco).
Por ello es importante una exploración minuciosa que
demuestre que el dolor proviene verdaderamente de la
sacroilíaca. La inspección no aporta ningún dato,
excepto en casos de absceso posterior por sacroileítis
infecciosa (tuberculosa o piógena).
La palpación no es posible, excepto en un punto, el
“punto sacroilíaco” de Forestier-Jacqueline-Rotés,
sirtuado inmediatamente por debajo de la espina ilíaca
posteroinferior; en este punto, el pie de la articulación
queda al descubierto y el dedo puede detectar la
presencia de dolor, que traduce una sinovitis.
Se debe buscar con sumo cuidado y compararlo con el
lado simétrico. Es doloroso con relativa frecuencia en
todo tipo de sacroileítis y en algunos casos será el único
signo positivo.
Se recomienda buscar este punto con el paciente
acostado sobre el vientre, transversalmente sobre la
camilla de exploración, con lo que el pie de la articulación
quedaría al descubierto al máximo y sería muy fácil de
palpar.
Maniobras sacroilíacas. Hay un sinfín de maniobras para
movilizar las sacroilíacas y poder así comprobar si el cuadro
doloroso depende de su afectación.
Maniobra de apertura. Compresión con ambas manos de las
espinas ilíacas anteriores hacia afuera y abajo.
Maniobra de cierre. Sujetando con ambas manos la parte
anterior de las crestas ilíacas, compresión o cierre de la
pelvis.
Maniobra de Fabere (flexión, abducción, rotación externa) o
del 4. Se coloca el muslo en abducción y rotación externa, de
manera que el tobillo descanse sobre la rodilla opuesta, hasta
que en ambas extremidades se dibuje un 4, en el caso que se
explore la sacroilíaca derecha, y un 4 invertido si se trata de la
izquierda. Con una mano se sujeta el ilíaco del lado opuesto,
mientras con la otra se ejerce presión sobre la rodilla
flexionada.
Maniobra de Laguerre. Se lleva el muslo a la máxima
flexión y abducción, mientras con una mano se sujeta el
ilíaco opuesto y se ejerce presión sobre la rodilla
flexionada.
Maniobras de Cizalla:
• Hiperextensión del muslo. Se realiza con el enfermo en
decúbito prono. Con una mano se sujeta el sacro y con la
otra se sujeta la cara anterior de la rodilla flexionada y se
fuerza la extensión.
• Hiperflexión del muslo. Con una mano se
mantiene la pierna del lado opuesto sobre
el plano de la mesa, mientras se ejerce
presión sobre la rodilla flexionada sobre el
tronco.
Ninguna de estas maniobras, dirigidas a detectar el dolor
sacroilíaco, presenta una alta sensibilidad y especificidad.
Para la realización de muchas de ellas, precisamente las
más sensibles, es necesario que la cadera sea normal. Las
otras dos, más directas y específicas, son menos
sensibles.
Si estas maniobras provocan dolor, se debe preguntar al
paciente dónde se localiza. Sólo si la refiere en la
articulación sacroilíaca o como un dolor profundo en la cara
posterior del muslo pueden considerarse positivas.
La exploración del raquis o de las articulaciones axiales
permite:
1. Examinar el propio raquis en busca de cualquier
anomalía morfológica o dinámica.
2. Detectar las repercusiones de estas anomalías en los
elementos vulnerables más internamente
relacionados (en especial la médula espinal
nerviosa).
3. Estimar la influencia de cualquier anomalía sobre
cada una de las funciones del raquis.
4. Comprobar el estado de las estructuras de cuya
armonía depende la estática normal del raquis (en
particular, la pelvis y las extremidades inferiores).

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