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(Elea, actual Italia, h. 540 a.C.-id., h.
470 a.C.) Filósofo griego. Apenas se
conocen datos fiables sobre la biografía
de Parménides. Su doctrina, todavía
objeto de múltiples debates, se ha
reconstruido a partir de los escasos
fragmentos que se conservan de su única
obra, un extenso poema didáctico
titulado Sobre la naturaleza.
Partiendo de la identificación del plano
lógico con el ontológico, es decir, tras
considerar que nada en el mundo puede
contradecir lo que es necesario desde el
punto de vista del pensamiento,
Parménides realiza un análisis del «ser»
o «lo ente» que le lleva a negar la
pluralidad y el movimiento
Esto es así porque el ser no puede ser
engendrado, pues en ese caso él mismo
no sería el arché (principio) de todas las
cosas; no puede cambiar, porque en ese
caso devendría una cosa distinta de lo
que es, es decir, no-ser, y el no-ser es
inconcebible; tampoco puede estar
dividido, pues entonces debería estar
separado por algo distinto de sí mismo,
lo que implicaría de nuevo el no-ser. De
todo ello deduce que lo ente es
inmutable, único, eterno e indivisible, y
que la pluralidad y el movimiento son
irracionales e ininteligibles, pura
apariencia
Existe aún polémica sobre si debe
entenderse esta afirmación en
sentido literal o de otro modo. En
cualquier caso, los atributos que
Parménides atribuyó al ser fueron
transferidos por Demócrito y
Empédocles al átomo, y se hallan en el
origen del materialismo filosófico.
Por otro lado, su doctrina inició la
llamada escuela eleática, cuya figura
más representativa fue Zenón de
Elea, que dedicó sus esfuerzos a
problematizar la posibilidad del
movimiento a través de una serie de
paradojas que se harían célebres.
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<. En dicho poema, luego de un proemio de carácter religioso, en el
que el autor realiza una serie de invocaciones para conseguir el favor
de una diosa no identificada con el objeto de poder acceder al
verdadero conocimiento, Parménides nos expone su doctrina: la
afirmación del ser y el rechazo del devenir, del cambio. El ser es uno,
y la afirmación de la multiplicidad que implica el devenir, y el devenir
mismo, no pasan de ser meras ilusiones.
2. El poema expone su doctrina a partir del reconocimiento de dos
caminos para acceder al conocimiento: la vía de la verdad y la vía de
la opinión. Sólo el primero de ellos es un camino transitable, siendo el
segundo objeto de continuas contradicciones y apariencia de
conocimiento.
"Ea, pues, que yo voy a contarte (y presta tu atención al relato que
me oigas)
los únicos caminos de búsqueda que cabe concebir:
el uno, el de que es y no es posible que no sea,
es ruta de Persuasión, pues acompaña a la Verdad;
el otro, el de que no es y el de que es preciso que no sea,
este te aseguro que es sendero totalmente inescrutable."
‹. La vía de la opinión parte, dice Parménides, de la aceptación del
no ser, lo cual resulta inaceptable, pues el no ser no es. Y no se
puede concebir cómo la nada podría ser el punto de partida de
ningún conocimiento. ("Es necesario que sea lo que cabe que se diga
y se conciba. Pues hay ser, pero nada, no la hay.") Por lo demás, lo
que no es, no puede ser pensado, ni siquiera "nombrado". Ni el
conocimiento, ni el lenguaje permiten referirse al no ser, ya que no
se puede pensar ni nombrar lo que no es. ("Y es que nunca se violará
tal cosa, de forma que algo, sin ser, sea."). Para alcanzar el
conocimiento sólo nos queda pues, la vía de la verdad. Esta vía está
basada en la afirmación del ser: el ser es, y en la consecuente
negación del no ser: el no ser no es.
"Y ya sólo la mención de una vía
queda; la de que es. Y en ella hay señales
en abundancia; que ello, como es, es ingénito e imperecedero,
entero, único, inmutable y completo."
4. Afirma Parménides en estas líneas la
unidad e identidad del ser. El ser es, lo
uno es. La afirmación del ser se opone al
cambio, al devenir, y a la multiplicidad.
Frente al devenir, al cambio de la realidad
que habían afirmado los filósofos jonios y
los pitagóricos, Parménides alzara su voz
que habla en nombre de la razón: la
afirmación de que algo cambia supone el
reconocimiento de que ahora "es" algo que
"no era" antes, lo que resultaría
contradictorio y, por lo tanto, inaceptable.
La afirmación del cambio supone la
aceptación de este paso del "ser" "al "no
ser" o viceversa, pero este paso es
imposible, dice Parménides, puesto que el
"no ser" no es.
5. El ser es ingénito, pues, dice
Parménides ¿qué origen le buscarías?
Si dices que procede del ser entonces
no hay procedencia, puesto que ya es;
y si dices que procede del "no ser"
caerías en la contradicción de concebir
el "no ser " como "ser", lo cual resulta
inadmisible. Por la misma razón es
imperecedero, ya que si dejara de ser
¿en qué se convertiría? En "no ser " es
imposible, porque el no ser no es... ("así
queda extinguido nacimiento y, como
cosa nunca oída, destrucción")
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Considera que el "ser" se caracteriza


por los atributos imperecedero,
completo, inmóvil, intemporal, uno,
continuo. Por el contrario la existencia
del no-ser es negada. De ahí la sentencia
fundamental: "El ser es; el no-ser no es".
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¡{ueda la de que es. Mas por ella hay puestas señales


Muchas: que, al ser no nacido, es ello imperecedero,
todo en entero igual y sin muda, y bien acabado;
nunca ni fue ni será pues ahora es todo a la una,
uno en sí mismo y continuo. Pues ¿qué nacimiento buscarle?:
¡que es que no es de ley que lo que es no sea completo:
pues nada le falta; y si no, tendría falta de todo.
Y el idearlo es igual que aquello de que ello es idea:
pues, sin lo que es lo que es, en lo que está titulado,
no encuentras el concebirlo: que cosa no es ni ha de serlo
¡más que eso es que lo que es, toda vez que su sino lo ha atado
a ser total y quieto. Así que será todo nombres
cuanto han convenido mortales, verdad creídos que era,
lo de que nace y perece, aquello de serlo y no serlo,
lo de cambiar de lugar y mudar las espléndidas tintas.
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¡Es propio del filósofo poder especular sobre
todas las cosas
¡Es el hombre un ser tan tenazmente
contradictorio que no acepta imposición alguna
en su provecho, y sí sufre cualquier coacción en
su perjuicio.
¡El hombre a quien el dolor no educó siempre
será un niño.
¡Al hombre le interesa lo real, como tal, aunque
no sea deseable. Al niño le importa lo deseable,
como tal, aunque no sea real.
¡Después de la propia sangre, lo mejor que el
hombre puede dar de sí mismo es una lágrima.
¡El mosquito no se apiada del hombre, por más
flaco que esté.

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