Hoy se cumplen 60 años de la firma de la Declaración
Universal de Derechos Humanos. A seis décadas de
distancia, después de tantos años de promesas incumplidas, es imprescindible que los gobiernos renueven su compromiso con los derechos humanos. Pero no sólo los gobiernos deben mostrar una nueva cara frente a la dignidad humana, sino que todas y todos debemos reforzar la convicción de que un mundo libre de los actos que niegan nuestra humanidad es posible, hablando cada vez más fuerte ante los abusos del poder y redescubriendo la necesidad de rebelarse contra la injusticia, la desigualdad, la discriminación y la miseria. Hoy por hoy, los derechos humanos no son ya una cuestión exclusiva de juzgados, ministerios públicos u órganos legislativos. Estos principios no deben ser ya discutidos únicamente por las y los académicos, periodistas, intelectuales. A 60 años de distancia; el espíritu de la Declaración Universal de Derechos Humanos debe ser defendido en las calles, en las escuelas, en los hogares, en las empresas, en el campo. Solo así podremos encontrar la dignidad que a hombres y La magnitud del desastre de la I Guerra Mundial induce a las grandes potencias a crear una Asociación Internacional que garantice la paz mundial, la integridad de los territorios y la independencia de la política de los Estados.
El 28 de Abril de 1919, la Asamblea Plenaria de la
Conferencia de Versalles aprueba el reglamento orgánico de la Sociedad de Naciones. Contaba con sesenta y tres miembros y una gran ausencia, los Estados Unidos de América. Así mismo crea dos organismos: el Tribunal Internacional de La Haya y la Oficina Internacional del Trabajo.
Sin embargo la Sociedad de Naciones no fue efectiva
en los temas para lo que fue creada por ejemplo el desarrollo de los derechos de los refugiados.
Los acontecimientos históricos que seguirían al
nacimiento de la Sociedad de Naciones, “El crack” de 1929, la llegada al poder en algunos países de Europa La creación de la Organización de las Naciones Unidas.
Cuya Carta fundacional se firma en la ciudad de San
Francisco, el día 24 de octubre de 1945 por 51 Estados.
Tres años después los delegados de cada Estado en la
ONU, el día 10 de diciembre de 1948 a las 12:00 pm en que se reunieron en el Palacio de Chaillot, París, Francia; durante la tercera sesión de la Asamblea General de los ahora 58 Estados miembros de las Naciones Unidas, para proceder al voto por apelación nominal sobre el conjunto del proyecto de “Declaración Universal de Derechos Humanos”. El resultado de la votación fue el siguiente: 48 votos a favor y ocho abstenciones: URSS, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, Sudáfrica y Arabia Saudita.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue
aprobada.
Con ella una nueva esperanza para un mundo roto que
necesita reconstruirse sobre las mejores bases Consta de 30 artículos, repartidos en 4 grupos de disposiciones:
Los primeros artículos proclaman que todos los seres humanos
nacen libres e iguales … “en dignidad y derechos”…, y que estos derechos , les corresponden sin distinción de razas, color ,sexo, idioma, opinión política, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
El segundo grupo, artículos del 3 al 21, consagra los derechos del individuo como miembro de colectividades, es decir, los derechos civiles y políticos de todos los seres humanos (derechos a la vida, a la libertad, derecho de asilo entre otros)
El tercer grupo, artículos del 22 al 27, corresponde a los
derechos económicos, sociales, culturales de todos los seres humanos, entre los que se incluyen por ejemplo el derecho al trabajo, a la educación, al disfrute del tiempo libre y a la seguridad social.
Un cuarto grupo, artículos 28 al 30, reconoce que toda persona
Son facultades inseparables de todos los seres humanos, sin distinción en cuanto a nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Derechos de Primera Generación:
Se establecieron desde el siglo XVIII a principios del
siglo XX. Son los que consideran a la persona como individuo que está dotado de libertad y autonomía. Dentro de estos derechos, el más importante es el derecho a la vida, constituyendo el fundamento básico de la prohibición de las torturas y humillaciones.
Otros derechos comprendidos en este conjunto son el
derecho a la propiedad, al honor, a la libre expresión, a la libertad de conciencia, a la intimidad, entre otros. Derechos de Segunda Generación:
Desde fines del siglo XIX y a mediados del siglo XX se
agregaron un conjunto de derechos económicos y sociales, que ya no consideran exclusivamente al individuo sino que lo sitúan en un grupo social determinado, sea por su actividad o por necesidad de protección especial como la ancianidad, la niñez, el desempleo, etcétera.
Derechos de Tercera Generación:
Corresponden a los derechos de solidaridad, que son
reconocidos a partir de la década de 1980. Quienes los poseen son los sujetos colectivos como un pueblo, una nación, una etnia, una comunidad. Se garantizan mediante la participación solidaria de todos los miembros de la sociedad o sea el Estado, las organizaciones no gubernamentales y públicas y los individuos.
Estos derechos son, por ejemplo, el derecho al medio
Los derechos humanos son:
Universales e inalienables
Interdependientes e indivisibles
Iguales y no discriminatorios Universales e inalienables
El principio de la universalidad de los derechos humanos es
la piedra angular del Derecho Internacional. Este principio, tal como se destacara inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se ha reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones sobre derechos. En la conferencia Mundial de Viena en 1993, se dispuso que todos los Estados tenían el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. Todos los Estados han ratificado al menos uno, y el 80 por ciento de ellos cuatro o más, de los principales tratados de derechos humanos, reflejando así el consentimiento de los Estados para establecer obligaciones jurídicas que se comprometen a cumplir, y confiriéndole al concepto de la universalidad una expresión concreta. Algunas normas fundamentales de derechos humanos gozan de protección universal en virtud del derecho internacional consuetudinario a través de todas las fronteras y civilizaciones. Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en determinadas situaciones y según las Interdependientes e indivisibles
Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos
civiles y políticos, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás. Iguales y no discriminatorios
La no discriminación es un principio transversal en el
derecho internacional de derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Tortura, Otros tratos y penas Crueles, Inhumanos o Degradantes El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva de categorías tales como sexo, raza, color, religión y así sucesivamente. El principio de la no discriminación se complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en