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MITOS EN TORNO A LA RESILIENCIA EN LA INFANCIA Y NECESIDAD DE

POLÍTICAS EDUCATIVAS COHERENTES1

Dr. Gabriel Vela Quico


gabrielvelaquico@gmail.com
Docente de la Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de San Agustín Arequipa

INTRODUCCIÓN

La situación educativa de la infancia en el Perú tiene que ver con enfoques


sociológicos cuando no políticos pero inevitablemente debe tratarse desde una
perspectiva psicológica y pedagógica. No es posible hablar de calidad educativa sin
hablar de las personas, de los estudiantes como de los profesores. Toda la educación
se asienta sobre el desarrollo humano, el bienestar integral de las personas en
armonía con el ambiente.

En ese sentido, hace pocos años ha surgido en la Psicología un enfoque llamado


Psicología Positiva que busca desarrollar la salud para enfrentar la enfermedad o los
riesgos de padecerla. En el campo de la Psicología Positiva se encuentra la
Resiliencia, capacidad para salir adelante a pesar de la adversidad.

En este artículo se comparten los aportes de la psicología positiva en la promoción de


la resiliencia en las escuelas, las metodologías de trabajo con docentes de niños,
algunos mitos acerca de la resiliencia en la infancia y algunas pistas para forjar
políticas educativas centradas en la capacidad para hacer frente a adversidad.

1. APORTES DESDE LA PSICOLOGÍA POSITIVA.- La psicología ha lo largo de su


historia ha mantenido predominantemente una visión sesgada del desarrollo humano
al concentrarse en el conocimiento de la “conducta patológica”. Por ejemplo, tiene una
relación de 7 a 1 de intervenciones psicoterapéuticas en contra de las preventivas, de
14 a 1 a favor de las investigaciones de características negativas (Myers, 2000). La
Psicología Positiva busca reajustar este desequilibrio.

La Psicología Positiva (PP) es un movimiento que promueve una reformulación


teórica, de investigación e intervención dirigida hacia el desarrollo de las
potencialidades humanas (Gillham y Seligman, 1999). “Su fecha formal de bautizo fue
el año 2000. Seligman y Csikszentmihalyi afirman que la psicología positiva consiste
en el estudio de las experiencias positivas, como felicidad, bienestar, satisfacción,
esperanza, amistad, optimismo.” (Alarcón, 2005). La Psicología Positiva busca aportar
nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los
problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar
mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa
metodología científica propia de toda ciencia de la salud.

La PP tiene sus orígenes en la obra de eminentes filósofos griegos como Sócrates,


Platón, Epicuro que crearon el concepto de “eudaemonia” (bienestar desde la
búsqueda de la virtud). Luego siguieron estudios de Watson sobre paternidad eficaz,
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Ponencia VII Congreso de Educación de la Macro Región Sur “Políticas de estado frente a la mejora de la calidad
educativa en la primera infancia” Moquegua-2014
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Terman que estudió la satisfacción marital y la psicología de los niños superdotados.
Harlow encontró que algunos primates aprendían más rápidamente cuando comían
previamente a la realización de una tarea, evidenciando que no son sólo los
reforzamientos que explican la conducta motivada. Robert White formula una
disposición para interactuar con eficacia con el ambiente llamada “motivación de
competencia”. Más adelante Rogers y Maslow indicaran que todo individuo posee una
tendencia innata para desarrollar sus potencialidades. En 1977 Bandura dio inicio al
concepto de mucho interés para la psicología: la autoeficacia, o sea, los juicios de
autoeficacia influyen decididamente en nuestros patrones de pensamiento, motivación,
ejecución y reacción emocional (Bandura, 1997).

De esta manera la Psicología Positiva da inicio a investigaciones con distintos focos de


interés: la motivación intrínseca y la autodeterminación formulada por Deci y Ryan
(1991, 2000), las experiencias óptimas y las experiencias de flujo con Mihaly
Csikszentmihalyi (1989, 2000) y finalmente el tercer foco con la resiliencia con
Kotliarenco, Cáceres y Fontecilla (1998). En este proceso surgirán conceptos nuevos
como optimismo, bienestar subjetivo y la esperanza.

La Psicología negativa ha producido consecuencias negativas (Gillham y Seligman,


1999) como son la infravaloración de la resiliencia, la preocupación por la protección,
la visión de que el ser humano como “víctima” de las circunstancias formando una
Cultura Victimológica y la epidemia de la depresión. Tampoco se puede reconocer el
aporte de la “psicología del tanatos” o muerte, como haber permitido tener una
taxonomía de las enfermedades mentales expresada en manuales como DSM o el
CIE, ha brindado una mejor información sobre neurobiología y genética de las
enfermedades como la esquizofrenia, ha mostrado eficacia en tratamientos de
trastornos como las fobias o la depresión, ha desarrollado procedimientos de
investigación y estadísticos para aislar las causas de los desórdenes psicológicos y los
ingredientes de los tratamientos eficaces. (Cabanillas, 2001).

La PP plantea un cambio de enfoque, poner los ojos hacia aquellos elementos


positivos del ser humano capaces de actuar como protectores de las enfermedades
mentales. Las últimas tendencias también van dejando la visión de un individuo pasivo
respondiente a estímulos, sino más bien como fabricante de sus propias opciones y
decisiones y tener la posibilidad de ejercer un control eficaz del mundo a pesar de las
circunstancias adversas (Bandura, 1997; Seligman, 1991). Fue Seligman (El
Optimismo es una ventaja y un placer que se adquiere, 1990) quien precisa que el
optimismo no es posible si lo que se propone es planear un futuro incierto y riesgoso,
si el objetivo es aconsejar a otros cuyo futuro es oscuro, si lo que quiere es
presentarse simpático frente a problemas de los otros. La PP reconoce entonces sus
limitaciones.

2. ENFOQUE DE RESILIENCIA EN EDUCACIÓN: El vocablo resiliencia tiene su


origen en el idioma latín, en el término “resilio” que significa volver atrás, volver de un
salto, resaltar, rebotar. Comúnmente es la “resistencia de un cuerpo a la rotura por
golpe. La fragilidad de un cuerpo decrece al aumentar la resiliencia” (Enciclopedia
Hispánica). En español y francés resiliencia se emplea en el campo de la ingeniería

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civil únicamente para describir la capacidad de un material de recobrar su forma
original después de someterse a una presión deformadora.

El término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas
que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan
psicológicamente sanos y exitosos (Rutter, 1993). Por su parte, otros sostienen que
es la habilidad para surgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una
vida significativa y productiva. (ICCB,1994). Grotberg (1995) señala que es la
capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida,
superarlas o incluso ser transformado por ellas.

De nuestra parte entendemos a la resiliencia como la capacidad de recuperarse,


sobreponerse y adaptarse con éxito a pesar de la adversidad. En consecuencia nos
queda claro que toda persona necesita desarrollar resiliencia. (Henderson y Milstein,
2003). La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción,
esto es, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más
allá de la resistencia, la capacidad para construir una conducta positiva pese a
circunstancias difíciles (Vanistendael, 1995). Resiliencia es lograr éxito a pesar de la
adversidad.

En el campo educativo se sabe que todos nacemos con una resiliencia innata, y con
capacidad para desarrollar rasgos o cualidades que nos permiten ser resilientes, tales
como el éxito social (flexibilidad, empatía, afecto, habilidad para comunicarse, sentido
del humor y capacidad de respuesta); habilidad para resolver problemas (elaborar
estrategias, solicitar ayuda, creatividad y criticidad); autonomía (sentido de identidad,
autosuficiencia, conocimiento propio, competencia y capacidad para distanciarse de
mensajes y condiciones negativas); propósitos y expectativas de un futuro prometedor
(metas, aspiraciones educativas, optimismo, fe y espiritualidad) (Benard, 1991).

El estudio de la resiliencia está provocando una revolución que se aleja del modelo
médico del desarrollo humano basado en la patología (detectar, categorizar y rotular
enfermedades) y se aproxima al modelo proactivo basado en el bienestar. (Henderson
y Milstein, 2003). Algunos promueven en las ciencias de la salud explorar las fuentes
de la fortaleza individual (Higgins, 1994). El concepto de resiliencia, sobretodo para
quienes trabajan en la práctica educativa como profesores, psicólogos, asistentes
sociales o sociólogos, implica enfatizar las fortalezas o aspectos positivos de los
estudiantes; es decir, ir dejando de lado los programas con carácter compensatorio, en
tanto tenían como objetivo suplir las carencias de los niños de los sectores populares.
El enfoque de la resiliencia, por su parte, resalta los aspectos positivos que muestran
las personas de la pobreza (Kotliarenco, 1992) y da cuenta de las posibilidades que
éste abre para la superación.

3. MODELO DE LA RUEDA DE LA RESILIENCIA. Este modelo ha sido propuesto por


Nam Henderson y Mike M. Milstein (2003). Sostienen que está demostrado que las
escuelas son ambientes claves para que los estudiantes desarrollen la capacidad de
sobreponerse a la adversidad, adaptarse a las presiones de los problemas que
enfrentan. De estas investigaciones surgen seis puntos de cómo aportar a factores
para salir adelante. Estos temas conforman los factores ambientales y las condiciones
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que fomentan los factores protectores individuales. Se divide en dos momentos, tres
pasos para mitigar los factores de riesgos en el ambiente y tres pasos para construir
resiliencia en el ambiente.

• PASOS PARA MITIGAR EL RIESGO:

a. Enriquecer los vínculos: implica fortalecer las conexiones entre los individuos y
cualquier persona o actividad pro social y se basa en pruebas indicativas de que los
niños con fuertes vínculos positivos incurren mucho menos en conductas de riesgo
que los que carecen de ellos. De manera análoga, la necesidad de vincular a los
estudiantes con el rendimiento escolar y académico conectando a cada uno con su
estilo de aprendizaje preferido.

b. Fijar límites claros y firmes: consiste en elaborar e implementar políticas y


procedimientos escolares coherentes y responde a la importancia de explicitar las
expectativas de conducta existentes. Estas expectativas deben incluir la de encarar las
conductas de riesgo para los estudiantes y tendrán que ser expresadas por escrito y
transmitidas con claridad, indicando los objetivos que se espera cumplir.

c. Enseñar habilidades para la vida: Incluye habilidades como cooperación,


resolución de conflictos, estrategias de resistencia, y asertividad, destrezas
comunicacionales, habilidad para resolver problemas y adoptar decisiones y un
manejo sano del estrés. Estas habilidades ayudan a sortear los peligros como el
consumo de alcohol, tabaco y drogas.

• PASOS PARA CONSTRUIR RESILIENCIA:

a. Brindar afecto y apoyo: implica proporcionar respaldo y aliento incondicionales.


Por ser el más crucial de todos los elementos que promueven la resiliencia, es el más
importante en a Rueda de la Resiliencia. El afecto puede provenir de la familia,
docentes, vecinos o trabajadores sociales. Los pares y hasta las mascotas pueden
funcionar como constructores de resiliencia para adultos y niños (Higgins, 1004). Es
evidente que los niños se esforzarán más y harán cosas para personas a las quieren y
en quienes confían. (Noddings, 1988).

b. Establecer y transmitir expectativas elevadas: las expectativas deben ser


elevadas y realistas a efectos de que obren como motivadores eficaces, pues lo que
habitualmente ocurren es que tienen expectativas poco realistas y asumen bajas
expectativas para ellos mismos, o no son reconocidos o se subestiman. .

c. Brindar oportunidades de participación significativa: consiste en otorgar


responsabilidad por lo que ocurre en la escuela, dándoles oportunidad de resolver
problemas, tomar decisiones, planificar, fijar metas, ayudar a otros. Obliga a que la
enseñanza sea más “práctica”, más “pertinente”. Todos estos elementos construyen un
estudiante con una concepción más positiva de sí mismos, un mayor apego a la
escuela, mayor compromiso con las reglas y mejores puntuaciones en los test
estandarizados (Hawkins, 1992).

Los CEBA pueden construir la Rueda de la Resiliencia como parte de un proceso


largo, en algunos casos años cuando un niño llega a ser joven o adulto (Werner y

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Smith, 1992). Para eso la escuela puede aplicar programas de intervención para
estudiantes y docentes.

4. MITOS Y VERDADES ACERCA DE LA RESILIENCIA EN LA INFANCIA.

Tomando como base el trabajo de Luis Guerrero, me permito sugerir algunos mitos
sobre la resiliencia en la infancia, lo que viene afectando, de una u otra forma, el
trabajo de los profesores y profesores esencialmente de educación inicial y a los
adultos mediadores sociales como los padres y madres de familia, como de otros
profesionales alrededor de tan importante etapa.

Mito 1. Los patrones saludables de desarrollo infantil son condiciones ideales u


óptimas.

Hay la creencia extendida que el ambiente natural en el cual interactúan los niños en
su vida familia o escolar son patrones de contextos óptimos o deseables con contexto.
En realidad los contextos habituales de desarrollo de la infancia en el Perú revela que
la pobreza, el hambre, la enfermedad, el maltrato, el abuso, la violencia, la exclusión,
la discriminación o el sometimiento son sus condiciones normales.

Verdad: La situación y factores de riesgo en un contexto real son normales en la


infancia.

Mito 2. Existe una relación entre ambientes y desarrollo estático, determinista y


fatalista.

Provenientes de enfoques mecanicistas y fatalistas muchos profesores han trabajado


bajo el criterio que las condiciones de riesgo ambiental o social representaban un
factor irremediablemente de anormalidad, sea retraso, limitación, distorsión o
destrucción, que había que suprimir o compensar necesariamente para garantizar a
los niños un desarrollo sano y tengan un aprendizaje exitoso. Pensábamos que las
influencias del entorno "anormal" como la pobreza, el hambre y la violencia, produce
necesaria y obligatoriamente disminución de capacidades para siempre. Esto no es
verdad.
Verdad: Es posible revertir o modificar de manera significativa determinadas
condiciones adversas para el desarrollo del infante.

Mito 3. La infancia es una etapa llena de fragilidad.

Muchos profesores creen en una concepción de la infancia como etapa de ser


incompleto y frágil, de un inacabado e incluso inmaduro. Con esa visión se trabaja en
el aula causando impacto en los niños, su familia y en la propia práctica del docente.
Sin embargo, es importante destacar que las investigaciones desde la antropología y
la psicología han permitido redefinir y resignificar el rol de los niños en su relación con
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el contexto socio cultural. Hoy se acepta que interaccionan de manera activa con sus
circunstancias, desplegando su legado genético y demostrando capacidad para
responder dinámicamente a las experiencias más diversas. El infante no se adapta al
contexto, se apropia, es decir, interactúa.

Verdad: La infancia crece y se desarrolla de manera interactiva

Mito 4. Los infantes y niños no están en la capacidad de pensar, actuar, elegir,


por sí solos.

Se piensa que el comportamiento del niño como expresión de una inmadurez


estructural, que exige desconfianza, vigilancia y control. Peor si son niñas. O niños.
Esta cultura de la infancia predominante es un obstáculo a la resiliencia. En el marco
de esta cultura, las conductas que favorecen la resiliencia están vedadas. Si nos
referimos a la autonomía, parece tonto alentar la libertad en seres que se considera
incapaces de ejercerla; la empatía, por ignorarse o descalificarse habitualmente los
sentimientos de los niños; la capacidad de logro, por subestimarse sistemáticamente
sus posibilidades y proponerles metas ajenas a sus intereses; el optimismo, por
enfatizar constantemente los errores y fracasos y expresar desconfianza en sus
potencialidades; el sentido del humor, por considerarlo expresión de irrespeto,
inmadurez e irresponsabilidad. Una escuela resiliente prepara a sus estudiantes para
circunstancias adversas, decodifica los mensajes mágicos de los cuentos de hadas
para prepararlo a una eventual situación adversa.

Verdad. Los infantes y niños saludablemente tienen capacidades para ser


actores protagónicos de su propia vida.

Mito 5. Los factores que activan la resiliencia en los niños son caros.

La resiliencia y otras opciones que implican programas, terapias o intervenciones


desde la psicología educativa se ve como una enorme inversión de recursos y
personas, muchas veces dejadas al plano familiar, al costeo personal, cuando no
derivado a profesionales en sus consultorios, que prácticamente la hace inaccesible.

Si la resiliencia es una capacidad de interacción, ante situaciones de desafío, requiere


ciertas condiciones básicas. Por ejemplo, supone la existencia de personas al interior
de la escuela o el contexto de estudiantes de familiares, amigos, profesores, vecinos
que de una u otra manera, mostrándose acogedores, respetuosos, comunicativos,
alientan su autoestima, su autonomía, su afán de logro, su empatía, su optimismo o su
sentido del humor. Requiere de factores de protección, y no necesariamente de
ingentes recursos. En la familia puede ser un abuelo, una tía, un hermano o hermana
capaz de ofrecerles cuidado y atención de manera estable y adecuada durante el
primer tramo de su vida.

Verdad: La resiliencia requiere factores personales y sociales como el soporte


del profesor o profesora de educación inicial.

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5. REFLEXIONES EN TORNO A LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS BASADAS EN LA
RESILIENCIA.

a. Las políticas educativas están por encima de las normas jurídicas, de los
reglamentos, las directivas y los instructivos de toda clase. Las políticas educativas
responden a un modelo de sociedad, de educación, de una concepción del ser
humano y su desarrollo. Por ello, las políticas educativas deben tener sustento
científico, deben tener respaldo en las investigaciones académicas.

b. Las políticas educativas deben beber del aporte de la antropología y la psicología


esencialmente. Gracias al avance de estas disciplinas se sabe que la infancia es un
producto del desarrollo histórico humano, y un resultado relativamente reciente en la
historia de la humanidad. Sabemos que en la formación de la infancia juega un papel
importante las interacciones en la que las variables sociales juegan un papel esencial
en el desarrollo. El medidador es importante en la infancia, sea la madre, el padre o el
profesor.

c. Las prioridades en recursos, tiempo, presupuesto que se dedica a la primera


infancia debe considerar a los que tienen condiciones adversas precisamente para
desarrollar en ellas la resiliencia, como mecanismo que activa la interacción existente
entre la persona y el entorno. Por lo tanto, destinar recursos para concretar planes
debiera ser una medida de política del sector educación, la misma parte de reconocer
que los factores protectores frente a la adversidad no proceden exclusivamente del
entorno familiar ni es algo exclusivamente innato, se requiere de entornos escolares y
del entorno social-cultural que se relacionan con la vida del niño.

d. Las recientes políticas del Ministerio de Educación de una buena acogida a los
estudiantes al inicio del año escolar, que se encuentran contenidas en las directivas
anuales que regulan la gestión institucional y pedagógica de todo el año escolar, es
una buena iniciativa, pero insuficiente. Tampoco lo son las políticas alrededor del
reporte mensual de los casos de bulling a través del SISEVE. La atención
especializada en casos de sucesos traumáticos que se producen durante la infancia,
sobretodo en abusos físicos o la malnutrición, siempre terminan afectando al
desarrollo y al comportamiento de una forma negativa. Se ha podido determinar que
un vínculo inadecuado impide el desarrollo social y emocional a lo largo de la vida, no
lo condena pero le puede causar un daño que debemos evitar de manera adecuada y
oportuna. Por eso se debe prohibir la presencia de niños en concursos de TV sean en
canto u otros si es que no tiene el cuidado de los efectos perjudiciales en la autoestima
y el desarrollo emocional del infante y niño.

e. Las controversias y juicios entre padres por la tenencia de los hijos menores de 18
años y hasta a veces infantes no debiera estar expuesta, como lo está, en la
televisión, en las empresas privadas de TV. A los empresarios y a algunos periodistas
les interesa sobredimensionar los conflictos entre esposos que se divorciaron para
presentar como un trofeo de guerra la custodia o tenencia de los hijos. La infancia, no
debe estar expuesta a cámaras de captan escenas de dolor de la madre o el padre.
Por pequeña que parezca a los adultos a los niños que ven a sus padres enfrentarse
en la TV con imágenes mañosamente editadas les causa un proceso doloroso de
decepción emocional, esencialmente de adolescentes o adultos verán en la TV los

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tremendos pleitos de sus padres, estén juntos por reconciliación o separados viviendo
como enemigos. Las empresas privadas de comunicación no deben tener licencia para
editar reportajes tendenciosos que sacian una sed de información que pertenece a
veces al ámbito privado que a la cosa público. Debe existir medidas de políticas que
frenen este abuso de algunos dueños del micrófono o de la cámara para producir lo
que hoy se vende con mucho rating. Tampoco podemos descuidar el rol de la familia,
que cae en el juego de los medios para presentar su caso ante el mundo en la
creencia inocente que se le hará justicia. La familia tiene muchos derechos pero
obligaciones también como la proteger a sus hijos sean buenas o malas las relaciones
que se llevan los progenitores.

f. La labor de los profesores que tienen bajo su competencia el cuidado, formación y


estimulación de los primeros años de vida, no puede recaer en docentes con grandes
déficit emocionales, de un estilo relacional centrado en sus necesidades de adulto, con
pobre o deficiente autoridad, que no saben establecer límites, que están centrados en
los horarios como única entrega laboral y profesional. Se requiere que el Marco del
Buen Desempeño Docente asegure a un buen como aquel que es capaz de brindar
soporte emocional a sus alumnos o alumnas, que sean capaces de crear y mantener
un clima de aula capaz de acoger al niño que demanda factores protectores frente a
las adversidades de la vida. Cómo opera y cómo debe hacerse un trabajo basado en
la resiliencia constituye una capacidad de todo buen profesores. Eso no se evalúa en
exámenes escritos para marcar ni en pruebas de comprensión de textos sino en el
desempeño en aula y en la Institución Educativa. Y de eso somos también
responsables las Facultades de Educación y la docencia universitaria, y que los
estándares de calidad a veces no reparan por estar centrados en documentos, fichas,
fuentes de verificación y un conjunto de papeleos para decir que es de calidad

REFLEXIÓN FINAL

Es posible enfrentar los riesgos de cualquier estudiante, en especial en los primeros


años de vida y primeros grados de escolaridad. Eso supone docentes resilientes,
materiales que incorporen este enfoque, demanda una escuela resiliente. Existen
muchas estrategias para formar docente y niños con esta capacidad de enfrentar y
salir airoso de una adversidad. En ella la psicología positiva ha construido muchas
herramientas que pueden aplicarse en la escuela. Sin embargo, los temas educativos
son complejos. El desarrollo del ser humano debe ser integral, cada aspecto
(ambiental, político, económico, biológico, cultural, etc.) es necesario pero por sí sólo
puede fracasar como han fracasado novísimos ensayos y experimentos en la
educación peruana debido a la complejidad de la formación humana. Pero debemos
empezar a enfrentar los problemas de riesgo en los estudiantes desde una perspectiva
de la salud antes que de la muerte, y para ello la resiliencia tiene muchas respuestas.

REFERENCIAS:
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8
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Universidad Ricardo Palma). Lima, Perú.
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Reflexiones Resiliencia en Programas de Desarrollo Infantil Temprano Estudio de
revisión en cuatro programas de América Latina. Publicación de Bernard van Leer
Foundation, Holanda.
 Céspedes Calderón (2001) en El Escolar Resiliente: La Escuela como Factor de
Protección en Revista Peruana de Psicología. Lima.
 Cyrulnik, Boris (2002). Los patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no
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 Grotberg, E. (1996) Promoción de la resiliencia en los niño. En medicina y
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 Lamas Rojas, Héctor y Murrugarra, Alcira. (2001) Resiliencia o la capacidad de
resistir y rehacerse. Perú. En revista Paradigma. Sociedad Peruana de Resiliencia.
 OPS. Manual de identificación y promoción de la resiliencia. Centro de
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realizada en el CEBA Guillermo Mercado Barroso, Alto Selva Alegre, Arequipa,
Tesis doctoral.
 Walsh, Froma. (2004) Resiliencia Familiar Estrategias para su fortalecimiento.
Amorrortu editores Buenos Aires Madrid

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