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lunes, 30 de agosto 2004
VII Congreso Iberoamericano de Periodistas Especializados y Técnicos

Internet, el Quinto Poder


Por Miguel Sárries

Azprensa.com (30/08/04, 09.29 horas)

“El poder político no es sino el tercer poder. Antes está el poder económico y luego el
poder mediático ... La mundialización de intercambios de signos se ha acelerado de un
modo fabuloso con la revolución de la informática y la comunicación.” (Ignacio Ramonet,
‘Cómo nos venden la moto’).

Una profesión secular en un medio nuevo

Las Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones tienen un reconocido y


tremendo peso económico, que además repercute como influencia sociopolítica y cultural
en la constitución, ampliamente glosada, de la llamada ‘Sociedad de la Información’ con
todas sus consecuencias, directas e indirectas, en la vida diaria de una parte creciente
del planeta. Cada vez más personas de toda condición y edad acceden a un ‘red-minal’,
un terminal doméstico o móvil cada vez más accesible, conectado a una red de
comunicaciones crecientemente basada en Internet.
Internet, fruto de un conjunto de innovaciones de soportes, organización y contenidos,
actúa como punta de lanza de las TIC y su poder de ‘glocalización’. Pero además posee
ciertas características esenciales que conviene no olvidar cuando se analiza su forma de
permeabilización sociocultural. Incluso en sus esqueletos centrales de interconexión,
Internet es una red diseñada y construida para ser descentralizada, redundante y
básicamente horizontal, en tiempos de paranoia atómica y ante todo por motivos de
seguridad ante posibles amenazas de control o de destrucción parcial. En estos tiempos
de paranoia terrorista, los expertos conceden poca posibilidad relativa a un ‘ciber-
terrorismo’ que destruya seriamente la red; no al que la emplee como recurso, pero en
el mismo nivel que otros y en todo caso frente a la evidente vulnerabilidad en otros
espacios materiales.

La horizontalidad tiene iguales causas, pero otras consecuencias. La red se apoya


intrínsecamente en la dualidad funcional de todos sus participantes, que potencialmente
pueden asumir el papel de emisor y receptor que conlleva todo sistema de información,
de forma más o menos equilibrada. En la larga carrera de la humanidad por la
comunicación, del habla a la escritura, del soporte único al repetible, de la multi- a la
uni-lateralidad, Internet supone cierto retorno, ahora sin límites espacio-temporales, a
los orígenes de una charla almacenable, dialogable, madurable. Tras las ‘galaxias’
verticales (‘Gutenberg’ del editor a los lectores, ‘Marconi’ de la emisora a los tele-
oyentes-videntes), la ‘galaxia Von-Neumann’ se materializa en una Internet donde cada
interlocutor no sólo es simple tele-oyente-vidente y se puede convertir en emisor-editor
mundial con un coste adicional marginal.

Un nuevo papel de ‘Internetiador’


Esta horizontalidad informacional está transformando decisivamente no sólo los
instrumentos con los que cuenta el profesional del periodismo, sino su propio encaje en
la cadena de la información. Más incluso que en otros sectores, está cambiando
decisivamente el papel de los intermediarios de la información entre el elemento
generador y el último consumidor.

Hoy la noticia se empieza a recoger en su punto de generación cada vez más por miles y
miles de ‘corresponsales’ aficionados que estaban o pasaban por allí, video en mano (y
ahora móvil-cámara en mano). Sea cual sea el motivo de la toma (véase el reciente caso
de las torturas en Irak), un material -fácil de transmitir porque ya está instalado sobre
soporte digital nativo- pasa por la red y termina en un bloque de receptores que a su vez
lo multiplican en sus propios círculos, como un nuevo tipo de circuito de difusión en
explosión jerárquica. O bien, siguiendo el antiguo circuito, el material llega a manos –por
investigación o por venta directa- de las cadenas tradicionales, que lo emiten hacia los
consumidores –muchos de los cuales lo reemiten a su vez a sus redes personales, con la
‘garantía’ de veracidad o de comprobación que proporciona esa cadena tradicional. En
ambos casos, cualquier eslabón de la cadena incorpora su reacción personal, sea glosa,
manipulación o simple direccionamiento del material primitivo para adaptarlo al siguiente
eslabón que lo recibe. Pero en este proceso, lo asombroso es la proporción de material
aficionado (videos, fotos, testimonios de mala ‘calidad’) que llega ya por medio de las
cadenas tradicionales.

En este nuevo flujo, el periodista ya no puede mantener su función tradicional de


intermediación en la retransmisión más o menos interpretada de la noticia. Los nuevos
medios TIC han creado un enorme retículo de competencias, en el doble sentido
competidor y competente, que acceden a sus fuentes y a sus lectores a la vez o antes
que él mismo, y además por distintas vías, lo que les permitiría al menos teóricamente
cruzar, comparar, verificar y validar las fuentes, matices y enfoques de la información
manejada.

El periodista tradicional se está convirtiendo en lo que ya es todo periodista


especializado y técnico, es decir en un intermediador consciente de una información
generada por otros y cuyo contenido sutil y nada espontáneo necesita clarificarse (en el
mejor sentido de la palabra, es decir con criterios de cruce y veracidad que permitan
interpretarlo multilateralmente). Este nuevo periodista es ya en parte un ‘internetiador’,
alguien que se apoya en la red para ‘compartir’ la información que le llega, con un papel
de nodo de referencia neutralmente redifusor y sutilmente mejorador del ordenamiento
de un mundo de noticias, esas partículas informacionales virtuales a menudo vistas
como un caos de agitación ‘browniana’. El ‘nodo‘ gana tanto más prestigio en su papel de
facilitador cuanto menos pretenda asegurarse como poseedor de lo verdadero, en una
red que a todo alcanza y donde todo se puede comprobar y discutir por múltiples rutas.
Sigue teniendo sentido entrar en el fondo –no aquí- de cuestiones sobre lo subjetivo o lo
objetivo, pero desde otro prisma.

La información no es una mercancía como las demás

Nunca lo ha sido, pero ahora pocos autores cuestionan el carácter revolucionario de la


Sociedad de la información, lo que exige partir cada vez más de su propio carácter
transformador de su entorno para entender la nueva situación. Para Castells "una
revolución tecnológica, centrada en torno a las TI, tecnologías de la información, está
modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado… En el nuevo modo de
producción informacional, la fuente de productividad estriba en la tecnología de
generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de
símbolos... Lo que es específico es la acción del conocimiento sobre sí mismo como
principal fuente de productividad… Cada modo de desarrollo posee un principio de
actuación a cuyo alrededor se organizan los procesos tecnológicos: el industrialismo se
orienta hacia el crecimiento económico, esto es, hacia la maximización del producto; el
informacionalismo se orienta hacia el desarrollo tecnológico, es decir, hacia la
acumulación del conocimiento y grados más elevados en el procesamiento de la
información… Debemos esperar el surgimiento histórico de nuevas formas de
interacción, control y cambio sociales... La nueva estructura social está asociada con el
surgimiento de un nuevo modo de desarrollo, el informacionalismo, constituido por un
nuevo paradigma tecnológico".

¿Qué es la información? La ciencia la acerca a la improbabilidad: “La ocurrencia de un


suceso divide la historia del universo en dos partes, la del antes y la del después. Para el
observador curioso, ambas etapas son de un interés bien diferente. Lo más característico
del antes es que el suceso aun no ha ocurrido,... sólo puede ser verosímil... La
verosimilitud tiene grados, es una magnitud medible y merece por ello rango científico.
Se llama probabilidad de un suceso a la medida (o al grado) de su verosimilitud.
Cualquier suceso real tiene asignado ¡por el simple detalle de no haber ocurrido todavía!
un numero llamado probabilidad, que mide su distancia a la certeza (valor uno) o a la
imposibilidad (valor cero). Lo mas característico del después es que el suceso ya ha
ocurrido. Al observador, testigo del acontecimiento, solo le queda una cosa por hacer:
sorprenderse. Sorprenderse mucho (después) si el suceso era (antes) poco probable y
poco si lo era mucho... Llamamos sorpresa a un cambio del estado de ánimo provocado
por una ganancia de información, una magnitud cuya medida, después de la ocurrencia
de un suceso, depende de la probabilidad que tal suceso tenía antes de ocurrir, una
medida que varía entre el cero (la suministrada por la ocurrencia de un suceso cierto) y
el infinito (suceso imposible)”.

Castells toma la "información en sentido amplio como comunicación del conocimiento."


Sigue así una línea de pensamiento más habitual pero no menos científica, en su doble
sentido informático y mediático: “La información es una variable inmaterial dual, que se
denomina conocimiento cuando es variable de estado acumulada en un sistema, y
comunicación bajo su faceta de variable de proceso (o de intercambio) entre sistemas.
La información se cuantifica por la interactividad entre sus dos manifestaciones
(comunicación y conocimiento): La cantidad de información que aporta un mensaje a un
receptor es su capacidad de sorpresa, mayor conocimiento o menor incertidumbre. La
información en sentido estricto se inutiliza total o parcialmente por la falta de adecuación
al receptor, en contenido, espacio o tiempo (ésta es la más frecuente, por la evolución
diacrónica de emisores, mensajes, entornos y receptores)... El aumento de información
es condición de reordenamiento de todo sistema, desde el económico mundial hasta el
más modesto sistema productivo. Es el antídoto de la crisis (uno de los nombres
económicos de la entropía), forma de degradación o desorganización de un sistema
económico que inicial y paradójicamente tampoco tiene pérdida de energía productiva.
Por otro lado la información sólo aumenta útilmente si las estructuras que la acogen
tienen suficiente conocimiento (información acumulada) previo”.

¿Por qué el recurso ‘información’ no es una mercancía como las demás? "Este nuevo tipo
de recurso compartible (multiplicable y no consumible) puede ganarlo el receptor sin que
lo pierda el emisor. La información no es por sí misma un bien escaso y apropiable, con
lo que escapa a la categoría tradicional de mercancía. Sin embargo su comunicación,
almacenamiento y tratamiento requieren soportes (humanos, organizativos y/o
informáticos) que entran en el circuito económico de los bienes escasos y apropiables,
en el comercio mundial invisible... La distribución irregular en el sistema socioeconómico
mundial de este proceso de información-conocimiento esencialmente acumulativo, abre
un foso ingente entre dos ‘reacciones explosivas en cadena’, dos crecimientos
exponenciales retroalimentados: uno progresivo en los sistemas que aprovechan o
expropian la información; otro regresivo en los sistemas abandonistas o expropiados. La
información, como mediador de adquisición o carencia de todos los demás recursos,
enriquece a los ricos y empobrece a los pobres mucho más velozmente que cualquiera
de aquéllos” .

El ‘quiosco’, nodo informacional del ‘internetiador’


Se han estudiado -con inquietud, curiosidad o entusiasmo- toda clase de consecuencias
políticas, económicas, sociales, laborales, culturales en esa Sociedad de la información
que se sale de las ‘reglas’. En la línea mucho más concreta de ofrecer elementos que
ayuden a definir el sitio y papel del nuevo periodista cada vez más -y a la vez menos-
especializado y técnico, se presenta aquí simplemente una experiencia de ‘quiosco’,
entre las muchas que empiezan a conocerse. La exposición de su trasfondo intencional y
operacional sólo pretende recoger algunas indicaciones inmediatamente deducibles de su
funcionamiento en el ‘servidor’ de ATI, al servicio una asociación profesional de
tecnólogos avanzados para su mejor comprensión e intervención en la sociedad que les
rodea.
Del mismo se hizo una presentación pública en un foro surgido como respuesta a la
creación en Catalunya de una Agencia de la Calidad de la Información en Internet
(IQUA), en el que participaban muchas de las entidades vinculadas al IQUA. En su
presentación se decía que para defender la calidad de la información en Internet, esta no
debe medirse solo por las prohibiciones de aspectos negativos y condenables (la
pornografía, el terrorismo, el racismo…), sino que es preciso que la sociedad civil
favorezca también en Internet valores positivos como democracia, pluralismo, paz y
solidaridad entre las personas.

Es preciso recordar –se dijo- los objetivos de los “padres creadores de Intermet” y las
“promesas” posteriores de sus teóricos sobre el hecho de que nos iba a permitir una
mejor información, una información más plural, una información “a la carta”,
autocontrolada por el propio ciudadano, quien podría acceder y contrastar diversas
fuentes y regular el grado de profundización deseado.
La práctica actual traiciona aquellos objetivos y desmiente estas “promesas”.
Los “buscadores” contestan a las preguntas de forma incomoda, con miles o centenares
de miles de referencias, de forma temáticamente desestructurada y cada vez más
priorizan en sus listas a quienes más les pagan.
Los actuales “quioscos” de las Webs facilitan la conexión a una variante de prensa
gratuita (que aspira a poder ser de pago) integrada por las ediciones electrónicas de los
más populares medios de comunicación. Estamos en presencia de un proyecto
empresarial periodístico, más que ante una aportación extra a la calidad y al pluralismo
de la información.
Los altos costes de los medios de comunicación reservan su creación a grandes grupos
económicos que subordinan la calidad de la información a la obtención de concesiones de
los gobiernos (desde frecuencias de emisoras de radio o televisión, a operadoras de
móviles o de cable).
En su política de intercambio de favores con los gobiernos y otros grupos económicos
terminan por sacrificar la calidad de la información, llegando en algún caso –como
estabamos viendo en aquel momento- a fomentar el aterrorizar a la población del país
más poderoso del mundo, a exagerar la capacidad de un posible enemigo, a disimular
formas no sangrientas de ejercer la hegemonía y a ocultar turbios intereses económicos
hasta conseguir que el miedo de la población haga aceptable una guerra preventiva.

En esta defensa de la calidad de la información, se hacia una invitación a los reunidos a


coordinarse para:
- Definir de forma plural, como debería ser y que debería contener un Quiosco plural (y
por supuesto respetuoso, con las recomendaciones autorreguladoras de la IQUA).
- Favorecer su inclusión en el mayor número de Webs y portales, empezando por las de
las propias asociaciones y entidades que se asociasen para este fin.
- Velar por el mantenimiento y actualización de sus enlaces.
- Permitir un grado de personalización por parte de cada entidad y asociación que lo
adoptase, para incluir aquellos aspectos particulares, propios de los objetivos de cada
entidad o de los intereses de sus socios.

Toda persona o entidad interesada en definir de forma colectiva, un Quiosco plural que
refuerce en Internet los valores de democracia, pluralismo, solidaridad y paz puede
enviar un e-mail a la secretaria de ATI (secrecat@ati.es o msarries@ati.es ) poniendo en
asunto "Quiosco plural" y visualizar el prototipo en:
http://www.ati.es/gt/informatica-sociedad/informacion/pr-indqu.htm

Miquel Sarries
Ingeniero Industrial, Licenciado en Informática.
Tecnico superior de Informática en el Ayuntamiento de Barcelona.
Ex-funcionario internacional en la Oficina Intergubernamental para la Informática (IBI)
en Roma, donde ocupó las funciones de Director de Prospección Tecnológica; de la
Agencia de Noticias Informáticas IBIPRESS; y de la revista internacional Agora.
Secretario de la Junta Directiva General de la Asociación de Técnicos de Informática
(ATI), miembro del Consejo editorial de la revista Novatica.
Secretario de AIPET
Enlaces
> Presentación de Miquel Sarries en el VII Congreso Iberoamericano de Periodistas
Especializados y Técnicos
http://www.azprensa.com/noticias_ext.php?idreg=9165

http://www.lainsignia.org/2004/enero/cyt_006.htm
La insignia
25 de enero del 2004

La revolución de Internet
y el desafío de democratizar la red
Dênis de Moraes (*)
La Insignia. Brasil, enero del 2004.

I. Mutaciones comunicacionales en el ciberespacio

Internet está cada vez más en el centro de la revolución multimedia. Con billones de
documentos disponibles, la megared planetaria precipita cambios de paradigmas. La
vehiculación inmediata y abundante no sólo delinea modos singulares de producción y
consumo de datos, imágenes y sonidos, como propicia un realineamiento en las
relaciones de los individuos con los canales de comunicación. La imagen clásica de los
aparatos de divulgación en el ápice de la pirámide y de los receptores confinados en la
base está rompiéndose en la arquitectura de los espacios descentralizados de la web.

La pragmática de Internet deshace la polaridad entre un centro emisor activo y


receptores pasivos. Las interfases tecnológicas instituyen un espacio de transacción cuyo
soporte técnico, en proceso constante, proporciona comunicaciones intermitentes,
precisas y ultrarrápidas en una interacción entre todos y todos y no más entre uno y
todos. En el ciberespacio cada uno es potencialmente emisor y receptor en un espacio
cualitativamente distinto.

Por otro lado el carácter descentralizado de la Internet generaliza la circulación de


contenidos sin sumisión a estructuras jerárquicas. Antiguas intermediaciones
presumiblemente válidas para todo el tejido sociocultural no representan más escalas
inevitables. En el ambiente virtual, con un mínimo de competencia técnica, los usuarios
pueden actuar a un tiempo como productores, editores y distribuidores de información.

Cabe a la capacidad cognitiva de los individuos determinar como se van a articular las
conexiones en los acervos digitales. La web invierte la ley de los medios de comunicación
convencionales: el valor de uso se obtiene de la relevancia de cada conexión y no por del
consumo de denominadores comunes indispensables a la cohesión de la audiencia en
masa.

El modelo comunicativo de la Internet contribuye a reducir la dependencia de los canales


tradicionales de comunicación con su crónica desconfianza de los movimientos
comunitarios. El mosaico de la web refuerza así los campos de resistencia a la
concentración de los medios permitiendo que ideas humanistas se expresen en el
perímetro del espacio político desterritorializado.

El ciberespacio funda una ecología comunicacional: todos comparten un colosal


hipertexto formado por interconexiones generalizadas que se autoorganiza y se
retroalimenta continuamente. Pero es importante resaltar que el ciberespacio no es una
esfera autónoma, divorciada de las realidades socioculturales. Aunque la praxis virtual
esté pautada por especificidades hay una relación de complementaridad con lo real,
viabilizada por la progresiva convergencia tecnológica.

Marc Guillaume muestra las convergencias posibles entre los padrones clásicos de
interacción social y las redes electrónicas: "La red social preexistente puede mejorar su
desempeño a través de la red técnica pero esta última no puede por si misma crear una
red social. Está claro también que el buen uso de los medios conmutativos pasa por
complementaridades y hibridaciones permitiendo combinar automatismos y inteligencia
humana, rapidez de información y vagar en la asimilación y formación." (1)

Los procesos de significación no se anudan, se añaden y muchas veces se mezclan. El


periodismo impreso coexiste con la televisión, los multimedia y la realidad virtual, así
como la prensa no suprimió los manuscritos. El libro fue combatido por los epígonos de
la cultura elitista de la Edad Media. Los beneficios de la impresión mecánica no se
impusieron de inmediato. Durante mucho tiempo dividió la escena con los pergaminos
hasta que se consolidó como medio que permite una circulación social rápida, barata y
amplia. Las sociedades usan distintas tecnologías al mismo tiempo. Una forma de
comunicación existente o emergente no subsiste sin la otra: la tendencia es la
covergencia de procesos y prácticas a partir de innovaciones que desencadenan una
reorganización del sistema a fin de garantizar la sobrevivencia en ambientes de
constantes modificaciones y reciclajes.

Los soportes son empleados en función de su uso social. La escritura manual se


relaciona con la comunicación personal, en cuanto el ordenador es utilizado con
frecuencia en el trabajo de diversas maneras y para la información y el entretenimiento
a través de las redes informáticas, del CD-ROM y de juegos electrónicos. Para el
contacto instantaneo a distancia el teléfono fijo o desde un móvil continúa insuperable.
Otras circunstancias piden el fax o pager o la carta registrada o, cada vez más, el correo
electrónico.

A pesar de todo esta reorganización tecnológica no necesitamos abandonar lel placer de


la lectura de páginas impresas para navegar por homepages y publicaciones
electrónicas: son viajes sensibles, distintos, cada cual con sus recorridos y gozos, con la
ventaja adicional de que una complementa la otra. Podemos disfrutar simultaneamente
de experiencias en el ámbito de lo real y de lo virtual; experiencias, vale insistir, que
ninguna de las modalidades proporcionaría por sí sola.

Subrayar la posibilidad de hibridaciones no significa que deseamos olvidar la lectura muy


más agradable del libro impreso. Leer una pantalla no es y nunca será lo mismo que leer
un libro. La argumentación de Umberto Eco es precisa: "Después de haberme pasado
doce horas ante la computadora, mis ojos están como dos pelotas de tenis y siento la
necesidad de sentarme en mi confortable sillón y leer un diario, o quizás un buen
poema. Opino, por lo tanto, que las computadoras están difundiendo una nueva forma
de instrucción, pero son incapaces de satisfacer todas aquellas necesidades intelectuales
que estimulan."(2)
Debemos realzar que la cibercultura no se superpone a las culturas preexistente ni las
aniquila. La dialéctica activa desdoblamientos y remisiones; en lugar de divisiones y
estacas demarcatorias se establecen los nexos, los bricolajes y las hibridaciones. Es
exactamente lo que testimoniamos en la Internet. Su ecosistema multimedia revela alto
grado de adaptación a un tipo de comunicación que combinando modelos de la prensa
escrita (periódicos, revistas) con la dinámica audiovisual (sonidos, dibujos, animaciones
electrónicas), delinea configuraciones peculiares. Un portal puede aunar y disponibilizar
al mismo tiempo televisión, radio, video, DVD, música, cine, noticiario en tiempo real,
archivos sonoros, juegos, libros, revistas, periódicos, fotografias, arte interactiva,
museos, postales en 3D, publicidad en línea y comercio electrónico. Practicamente todos
los medios de comunicación en una única plataforma digital.

En el vértigo de los nudos, un número cada vez mayor de informaciones será producido,
vehiculado, leído y analizado en una prueba elocuente de las intersecciones posibles
entre lo real y lo virtual, dentro de un conjunto de ambientes integrados y
autoajustables, bajo la primacía de la inteligencia humana. ¿Por qué aislar las variables
electrónicas de los tesoros impresos?

Sería al final un equívoco encarar Internet como un mercado paralelo y estanco,


disociado de los demás medios de comunicación y de las coyunturas sociales. No
interligarla a aquellas instancias equivalería a entenderla como el fin y no como un
medio para alcanzar metas mayores. Habría el riesgo de, paulatinamente, perder
significado histórico y importancia cultural. Su pujanza proviene de cooperaciones de
todo tipo.

II. Internet, ciudadanía y democratización

Manuel Castells subraya la importancia estratégica de "utilizar el enorme potencial de la


Internet por ejemplo para revivir la democracia no en cuanto substitución de la
democracia representativa por medio del voto y sí para organizar grupos de
conversación, plebiscitos indicativos y consultas sobre distintos temas diseminando
informaciones en la sociedad."(3) Significa realzar la sociedad civil como espacio político
por excelencia haciéndola resurgir del declinio impuesto por la hegemonía neoliberal.

En el proceso de consolidación de la red como herramienta para el la democratica,


necesitamos madurar proposiciones de comunicación electrónica y conciliarlas con
demandas del público blanco, con atención para los hábitos culturales no siempre fáciles
de actualizar. Los usos y apropiaciones de la Web son diferenciados, no forman un todo
coheso y armónico por más que redes y colectivos virtuales fortalezcan afinidades.

No se trata por consiguiente de transformar la Internet en fuente de todas las virtudes.


Mucho menos de soñar con un Eldorado digital habilitado a suplantar el poderio de los
grandes medios de comunicación. Seria tontería subestimar el predominio de las
corporaciones multimedias en el actual escenario de transnacionalización y
oligopolización de las industrias de información y entretenimiento.

Al resaltar la consolidación de la Internet queremos llamar la atención para las


potencialidades que se entreabren en el ambito virtual fundadas en prácticas interctivas
y no submetidas a los mecanismos de selección de los medios de comunicación. Rapidez,
disponibilidad ininterrumpida y descentralizada, estímulo a la libertad de creación,
nuevos recorridos de lectura por los hipertextos, espacios cooperativos en grupos de
discusión, correo electrónico y salas de conversación en tiempo real, accesos directos,
contenidos en líneailimitados: estos son algunas diferencias que caracterizan la
pragmática de expresión y difusión de la Web. Como resalta Naomi Klein, en la red las
movilizaciones ocurren sin burocracia y con una hierarquía minima, por medio de una
cultura de cambio de informaciones constante, interactivo y sin mayor complejidad
operacional, que ayuda a reforzar los vínculos entre los movimientos sociales contra-
hegemónicos (4).

Hay mucho que hacer para universalizar las conexiones y los usos sociales de la Web.
Otra exigencia es combatir la infoexclusión de poblaciones de baja renta sobre todo en
los paises periféricos. Son esenciales políticas públicas adecuadas y eficientes para
ampliar los accesos y los usos sociales, culturales, educativos y políticos de de las
tecnologías de comunicación. Hoy el acceso permanece concentrado en capas de mayor
poder adquisitivo y en los paises más desarrollados, lo que extiende a Internet
desigualdades sociales del mundo concreto.

Ignacio Ramonet adverte para el riesgo grave de la concentración de las riquezas y de la


exclusión social repetirse en escala digital: "Dos cifras resumen la injusticia: el 19% de
los habitantes de la Tierra representa el 91% de los usuarios de Internet. La brecha
digital aumenta y acentúa la tradicional brecha Norte-Sur como asimismo la desigualdad
entre ricos y pobres (recordemos que el 20% de la población de los países ricos dispone
del 85% del ingreso mundial). Si nada se hace, la explosión de las nuevas tecnologías
cibernéticas desconectará definitivamente a los habitantes de los países menos
adelantados, especialmente los del África negra (apenas un 1% de los usuarios de
Internet, entre ellos muy pocas mujereres)." (5)

Es urgente movilizar la sociedad civil mundial en formación para la necesidad de


establecer políticas públicas que contengan la onda de mercantilización desenfrenada
que alcanza la Internet. No será nada fácil teniendo en cuenta: a) el poderío de los
conglomerados que explotan la economia digital y sus fortísimos grupos de presión; b) la
hegemonia del discurso neoliberal que implica como contrapartida no declarada la
sistemática deslegitimación ideológica de formulaciones alternativas o contestatarias, a
la supremacia del mercado en la regulamentación de la vida contemporanea; c) la
dificultad de establecer marcos reguladores democráticos en un medio fluido y
multifacético como la web.

Otro gran desafio es tornar determinados sitios web más conocidos de los internautas lo
que implica expandir alianzas y intercambios; divulgar intensivamente las páginas junto
a sectores de la sociedad tanto por medios convencionales como por boletines y eventos
electrónicos; realizar conferencias y seminarios sobre estratégias comunicacionales para
la Internet; y aprimorar los programas de busca y los árboles de enlaces para simplificar
la localización de las informaciones deseadas.

Además de una mayor percepción pública de las páginas por lo menos tres desafíos
tendrán que ser enfrentados: 1) la definición de estrategias de comunicación que
aprovechen las vertientes creativas y interactivas de las tecnologías multimedias; 2) el
aumento substancial del número de usuarios lo que depende de la superación de travas
económico-financieras (costes de ordenadores, modems, líneas telefónicas, proveedores
de acceso); 3) una mejor formación para internautas y activistas con simplificación de
los procedimientos informáticos, cursos y entrenamientos.

Sin ignorar los obstáculos que se interponen, pienso que Internet tiende a afirmarse
como uno de los principales medios para la construcción de una cultura de solidaridad
social basada en una ética de reciprocidades entre los sujetos comunicantes. Digo uno
de los principales medios para reiterar que no entiendo el ciberespacio como una esfera
disociada de los embates sociales concretos. ¿Cómo pensar en transformaciones
radicales sin referencias objetivas a las tradiciones sociales?

Vuelvo a decir que percibo una relación de confluencia, de incremento y de sinergia


entre lo concreto y lo virtual resultante por un lado de la progresiva hibridación
tecnológica y por otro del sumatorio de posibilidades que ninguna de las partes
aisladamente alcanzaria. Juzgo perfectamente viable combinar los instrumentos de
acción políticocultural que ambos ofrecen sin perder de vista que es en el territorio físico,
socialmente reconocido y vivenciado, que se teje el imaginario del futuro.
Notas

(1) Marc Guillaume. L'empire des réseaux. Paris: Descartes & Cie., 1999, p. 72. (2)
Umberto Eco. "¿Cambiará Internet el modo en que leemos?". Página 12, Buenos Aires, 7
de diciembre de 2003.
(3) Manuel Castells en entrevista a René Lefort, "El nuevo papel del ciudadano ante la
revolución de Internet", Correio da Unesco, octubre de 1999.
(4) Naomi Klein. Cercas e janelas: na linha de frente do debate sobre globalização. Rio
de Janeiro: Record, 2003, p. 44.
(5) Ignacio Ramonet. "Le nouvel ordre Internet". Le Monde Diplomatique, enero de
2004, p. 1.

(*) Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de


Rio de Janeiro, profesor y investigador del Programa de Posgrado de Comunicación de la
Universidad Federal Fluminense, en Brasil. Es autor entre otros libros de Por uma outra
comunicação: mídia, mundialização cultural e poder (2003), O concreto e o virtual:
mídia, cultura e tecnologia (2001), O Planeta Mídia: tendências da comunicação na era
global (1998) y Globalização, mídia e cultura contemporânea (1997).

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