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Con la intención de no dar respiro al vizconde

Beaumont Sahid y Bruce espolearon al grupo a per-


seguirlo, siguiendo los pasos de las pistas que habían
hilado hasta la fuente del libro y el posible objetivo
de Edgard, la propia Baho. El marqués rehusó ce-
derles el preciado libro para guardarlo y al tiempo
que sirviese de cebo, pero si les informó con preci-
sión del lugar donde lo había adquirido en el lejano
país. Acotando de este modo su destino a la mañana
siguiente, ignorando los rumores que se fraguaban
a sus espaldas partieron a caballo con rumbo a Du-
pois . Las calzadas antaño imperiales estaban bien Barco fluvial
provista y vigiladas, de modo que e viaje resulto
rápido y seguro, incluso cómodo para aquellos que
de pasajeros y mercancias
podían pagar el hospedaje en las numerosas fondas Tras dos días a bordo alcanzaron la ciudad de
y hosterías que salpicaban el paisaje de llanuras y Chaville, capital de Gabriel y muestra del contraste
padros de Gabriel. de clases sociales, donde los enormes suburbios de la
ciudad se extienden como una ciudad independien-
Dupois es un lugar poetico, hermoso y tran- te, tan distinta que na-
quilo, salpicados de lagos junto al gran río que cru- die cree en su primera
za la nación... pero su estancia en él tan solo duro visita que sean la mis-
el tiempo justo de contratar pasaje hasta Chaville, ma ciudad.
la capital, donde sus famosos puertos decían poder
albergar en caso de necesidad al únisono todas las El gigantesco
flotas que navegan por el Mar Interior. puerto del Mar In-
terior gozaba de la
Atrás quedan rápidamente las famosas man- fama de ser el mayor
siones de marmol blanco, así como su colosal teatro de Gaia, capaz de al-
de marmol y cristal, sin tiempo siquiera de disfrutar bergar cada navío del
de su belleza. La premura por poner el pie en Cha- Mar Interior en caso
ville se ve recompensada con los numerosos barcos de necesidad. Los ki-
fluviales que recorren el río, permitiendo un viaje lometros de costa que
más veloz, descansado y seguro. conforman el puerto
están divididos
en puertos pri-
vados, comer-
ciales o publi-
cos, propiedad
de personajes
privados, em-
presas de trans-
porte,

Algunas villas en los lagos de Dupois,


la ciudad del cisne blanco
astilleros, navie-
ras... pero descon- La famosa
tando la impre- torre del reloj
sionante torre del
reloj visible a su de Chaville
paso por el río el
grupo dedicó poco
tiempo a conocer
la metropolis, su
principal objeti-
vo era alcanzar a
Beaumont, y para
ello debían partir
con urgencia. Pero
las rutas que bus-
caban eran com-
plejas, cruzar el
mar interior hasta
Kashmir o Baho
fuerza por varios de sus marinos, a pesar de su inex-
les llevaría varias semanas de navegación y la mayo-
periencia sería un grumete útil.
ría de ellos no partirían en varias semanas... eso ha-
cía que el viaje se demorase en demasía para sus in-
Constantin y Alucard unieron ingenio y ta-
tereses. Finalmente la opción más ajustada parecía
lento para vender bisutería, trucos de malaba-
ser desembarcar en Kashmir y acabar el viaje hasta
res, robos y estafas varias... entretanto Bruce y
Baho en un navio costero o por tierra, de otro modo
Sahid se dispusieron a adentrarse en los subur-
seguir el rastro del vizconde parecía imposible.
bios con Henrik, para localizar en las tabernas y
puertos luchadores dispuestos a combatir por di-
Conseguido el pasaje en una embarcación aún
nero. En una ciudad del tamaño de Chaville, con
restaba hacerse con aposento para los diez días has-
los peligrosos suburbios de esta no resultó compli-
ta la partida del navío junto a numerosos buques
cado dar con combates nocturnos, donde la gente
y su escolta. El dinero parecía el mayor problema,
apostaba algunas monedas a favor del marino o
algunos de los compañeros no disponían del eleva-
matón que pareciese capaz de derribar al otro. Bru-
do precio que suponía tomar un viaje de esa larga
ce en una taberna derribó a un gigantesco marino
distancia, y quienes podían gastaban con ello sus
calvo, procedente de alguna región norteña por unas
ultimos ahorros.
monedas, más tarde, Henrik cruzo sus puños con un
gigantesco kwa que ni tan siquiera hablaba latín,
pero su compañero citó al grupo al dia siguiente
Kwa boxeador para explicarles donde sucedían esos combates que
buscaban.

Acompañados por Constantin y sin la presen-


cia de Henrik que malherido del combate decidió
no acudir esa noche desbaratando el combate que
el marino de Nanwe había buscado para el gigante,
Bruce derrotó sin problemas a su primer adversario,
subestimado por el organizador, y en esta ocasión
Sahid declaró que él se enfrentaría al luchador deti-
nado al norne.
Henrik soluciono pronto la dificultad ofre-
Cuando estaba a punto de iniciarse el com-
ciendo al capitán sus servicios como marino, en
bate al marino se le comunicó algo que hizo que la
una portentosa demostración de fortaleza el patrón
expresión de su rostro reflejase la sorpresa, y con
del barco se convenció de que este valdría con su
algo de confusión en la voz les dijo a la pareja que le
habían advertido de un cambio de luchador. Sahid Mientras Sahid agonizaba desmembrado la
se enfrentaría a otra persona designada por “la or- muchacha con un chasquido convirtió su latigo de
ganización“. nuevo en una espada, se acercó y susurró algo al
moribundo, pero ninguno de sus compañeros supo
Este asintió sin problemas y se adelanto al que le dijo.
centro de la arena de combate. Esta se situaba en
el centro de una casa semi derruida, un circulo de Bruce, impresionado por la habilidad comba-
tierra apisonada de una amplitud de unos quince tiva de la joven quiso saber porque había hecho algo
metros de diametro rodeados por los espectadores. así, no había necesidad, decía, de combatir a muer-
Aún con sus armas a la espera de saber como pre- te. La joven le ignoró hasta que este lanzó un reto
tendía luchar su oponente. Quien apareció era una contra ella.
muchacha, portando una espada ya desenvainada
y ropas de color verde, al estilo de Varja aunque su -Solo mato por dinero -declaró.
procedencia no era ryuan. La mujer instó a Sahid a -Hay apuestas, una bolsa... todo será tuyo si me ga-
desenvainar sus armas y este hizo lo propio con su nas.
cimitarra. Con una sacudida la hoja de la espada de
la joven se fragmentó en mil afilados pedazos que se Durante unos segundos guardó silencio y es-
movían como un latigo, alcanzado al tayahar en el tudió al phaiano hasta que finalmente asintió. Bru-
pecho y frenando en seco la ofensiva de este. ce armado con sus dos katanas se dispuso a enfren-
tarse a la joven que de nuevo había convertido en un
peligroso látigo. Las cuchillas cruzaron el aire pero
chocaron contra las hojas de Bruce que las repelió
con un gesto, buscando arrancarlas de la mano de la
chica, pero esta era una con su arma y evitó el des-
arme. La danza de intentonas continuó unos pocos
segundos más hasta que la joven, con un movimien-
to gracil y delicado que aunque rasgó en muchos
puntos las vestiduras de Ueda apenas le produjeron
más que unos cortes superficiales enredó por com-
pleto a este en el látigo de cuchillas. Con los brazos,
el torso, las piernas y hasta el rostro en una delicada
presa el luchador podría haber sido una presa más
de la carnicera... tan solo con un gesto.
-Andar con asesinos de Barakah podría ser tu final.
Sobre todo si como Sumadih no cumplen lo que deben,
y además asesinan a la esposa del objetivo en vez de a
este- el látigo se tensó incrustando un poco más las
cuchillas, la muerte parecía la única salida una vez
le habían revelado la verdad de todo aquello.

Ueda prisionero y sorprendido ante la revela-


ción de la identidad de su compañero y lo que esto
implicaba sobre la chica se apresuró a reconocerse
derrotado y tras un tenso instante en que la chica
Delia, asesina debatía en su interior con las opciones liberó, final-
Manteniendo la distancia Sahid lanzó el tur- mente, a su oponente.
cus que fue rechazado en un movimiento espiral del -¿Cual es tu nombre?¿Cómo se llama tu estilo? -quiso
látigo que se lanzó contra él apresandolo al tiem- saber el artista marcial.
po que sajaba su carne. La muchacha mantenía la
presa tensa tirando del arma y sin una palabra con La chica parpadeó sorprendida, sin entender
un fuerte tirón hizo que las cuchillas recorriensen el la pregunta hasta que este la repitió.
cuerpo del asesino cortando en pedazos sus brazos y
piernas y destrozando su torso... -Mi padre forjo este arma... -confesó aturdida por
el interrogante- He practicado su manejo desde los
tres años. Me llamo... Delia.

Bruce se presentó a su vez y la muchacha ade- Inquisidor Marcus


lantó la espada para que este pudiese comprobarla
en una impresionante muestra de confianza entre
guerreros. En mitad de la arena de combate conver-
saban en tono quedo sin importar quienes les rodea-
ban. Sin descubrir el secreto de su transformación
Ueda la devolvió admirando el arma.
-Querría otra oportunidad de derrotarte...
-Sea -aceptó la joven-. Tienes un año.

El tácito acuerdo de volverse a encontrar


un año despues en los suburbios de Chaville
concluyó el asesinato del tayahar y los com-
bates de esa noche.

Los días siguientes todo siguió su cur-


so... el talento del asesino para ser olvidado
hizo que Constantin y Bruce no se viesen
asaltados por sus compañeros sobre su des-
aparición y estos, sabiendo lo arriesgado de
hablar del asunto, y entendiendo entonces
mucho mejor lo sucedido con el vizconde
Beaumont acordaron no mencionar nada
de momento. Los días proseguían su curso
hasta que el día anterior de la partida del
barco acordado los manejos con talismanes
mágicos de Constantin en la gran capital de
Gabriel atrajeron la atención no deseada de
la Iglesia... y de la Sagrada Inquisición.

Mientras el zinner voceaba en busca de


clientes para sus chucherías de protección,
buena fortuna y demás chatarra sin valor di-
visó, casi cuando los tenía encima, a un grupo
de guardias eclesiasticos. Sabedor de lo poco
dados que eran a tolerar las menciones a lo so-
brenatural y su especial secreto el joven optó por
huir. Esto solo alarmó aún más al Inquisidor que
acudía a investigar los cachivaches que vendía y le
ordenó detenerse mientras él y sus tres guardias ini-
ciaban la persecución. Constantin trató de evadirse
con una ilusión de invisibilidad pero de algún modo
el inquisidor vió a través de ella y eso le hizo actuar
sin piedad alguna al comprobar como realmente el
zinner era un brujo. Instando a sus guardias a que
le siguiesen atravesó un falso muro disipandolo a su
paso. De cerca le seguía su guardia, pero la torpeza
de un casual Alucard les cubrió de orines y excre-
mentos al vaciar desde la entrada de la taberna un
cubo de los mismos sobre la guardia eclesiastica y lateral a la nave de la iglesia donde un solo guardia
despues deshacerse en suplicas y lamentos, dando se vio abrumado por los tres luchadores, pero aún
así algo de margen de huida a su amigo. así resistía sus envites hasta dar aviso al interior.
Agotado, malherido y rodeado el guardia resistía
Lamentablemente el inquisidor era implaca- hasta que la puerta fue abierta desde el interior por
ble y dio alcance en su carrera al zinner asestando- otro de los guardias que recibió una patada aerea de
le un mandoble en la espalda que dejó malherido Bruce que le arrojó volando cinco metros, rodando
a Constantin que comenzó a suplicar por su vida, por el suelo casi hasta los pies del inquisidor, que
asegurando que solo eran amuletos falsos... pero el impasible presenciaba lo que sucedía cerca de Cons-
inquisidor había visto la magia de este y ya no creía tantin. Su espada bastarda se alzó hasta tocar el
sus palabras, aunque le aseguró un juicio justo. gaznate del zinner.

Con sus guardias le llevó hasta la Iglesia don- -Deja que Dios decida su suerte con un combate entre
de la Inquisición tenía su sede en Chaville, un lugar nosotros... si yo gano significará que es inocente -le
discreto y pequeño, donde probablemente nunca retó, una vez más, Ueda.
hubiesen pensando en buscarles. Encerrado en una -Jactancioso hereje... Dios habla por mi boca, no por
celda sin luz en el sótano Constantin descubrió que la tuya.
no podía convocar el poder de su magia, igual que
le había sucedido cuando el Inquisidor había estado La hoja se hundió, despacio y firme, en la gar-
cerca de él. No por ello desistió y trató de forzar, gante de Constantin, arrebatandole la vida sin pie-
inutilmente la cerradura. De tal modo pasaron las dad ni posibilidad alguna de salvación.
horas, sin recibir cura ni alimento hasta que le lla-
maron a ser juzgado. Encadenado de pies y manos Alucard y Henrik al ver lo sucedido con un re-
fue llevado hasta estar frente al altar, el Inquisidor, niego abandonaron la lucha con los guardias y em-
escoltado por diez guardias eclesiasticos se disponía prendieron la huida, tras solo un instante Bruce les
a juzgarle pero un gran alboroto en la puerta de la siguió mientras a su espalda el Inquisidor ayudaba
Iglesia le obligó a enviar a un puñado de ellos para a ponerse en pie a un malherido guardia sin hacer
dispersar una turba de mendigos que peleaban en- un gesto por atraparlos.
tre ellos.
La mañana trajo la partida del barco y su sal-
Y así era, pagados y aleccionados por Alucard, vación, pues lejos de Gabriel las palabras de su in-
Bruce y Henrik, los mendigos distraían a los guar- tento contra la Inquisición aú tardarían mucho en
dias en el frontal mientras ellos buscaban el acceso tener resonancia.
El viaje en barco no supuso un trayecto sen- Bruce y Alucard buscaron aposento en la zona del
cillo ni más seguro que quedarse en tierra, tras dos puerto, cerca del barco y los marinos, pues no que-
semanas, en el punto más delicado del viaje, cuan- rían causar problemas en la ciudad con su presencia.
do la distancia con las costas de partida y origen Aunque eso no resultaría, como descubrían en poco
era enorme una terrible tormenta asoló a la flota tiempo, tarea fácil.
comercial. Su formación fue rápida y sobrecogedora
y parecía centrarse desastrosamente sobre el navío La ciudad apacible en apariencia escondía
del grupo de aventureros, para desazón del capitán. bajo la superficie situaciones peligrosas, el reciente
Tras una noche en la que el barco amenazaba con atentado contra el emperador por parte de un mon-
zozobrar a cada sacudida el sol apreció trayendo la je de Ning Shi era muy comentado de modo que la
calma... los desperfectos eran terribles, el barco a aparición de un monje de dicho templo en la ciudad
duras penas podía navegar y de este modo retenía no pasó desapercibida por nadie. De este modo las
a toda la flota que no había sufrido ni por asomo preguntas algo torpes de Fei Li le llevaron a la poli-
tantos daños. cia de la ciudad, donde un oficial le instó a ayudarle
con un asunto a cambio de su colaboración en la
La decisión final supuso dirigirse a la costa de busqueda de Shang el renegado. Sin muchas otras
Varja, más cercana, para hacer las reparaciones ne- pistas el monje, con su rostro desfigurado por las
cesarias. Este viaje no estaba exento de dificultad cicatrices, cubierto con una ceñida capucha y las
por el mal estado del casco y la falta de un mastil, manos enguantadas, aceptó y comenzó una
pero las opciones eran escasas. La posición actual busqueda por la zona del puerto, donde se-
limitiba enormemente los puertos a los que dirigir- gún el oficial ha- bían sido vistos unos
se, el barco no aceptaría mucho esfuerzo y cuanto supuestos espías de una provincia
menos tuviese que recorrer más seguro sería para vecina; estaban difundiendo rumores
todos. sobre guerra, y desalentando a la
Wei Hong Pei, maestro del población con el consiguiente des-
lobo y el tigre contento y
malestar de
Kianlung era una ciudad de las autorida-
buen tamaño y prospera pero sus des.
grandes cañones resultaban ame-
nazadores, pronto se recibieron
avisos para identificarse pero dado
el lamentable estado del barco no
se puso trabas a que echasen amarras en el puerto
antes de debatir nada con ellos. El capitán trató
de explicarles que solo querían hacer reparaciones
pero se les planteaba un dilema legal... actualmen-
te Shivat tenía contratos comerciales con Phaion y
pocas banderas más tenían vía libre en el puerto, de
no ser por la intervención de Bruce Ueda, que
gozaba de una posición social envidiable en
Phaion la andadura de la nave podría haber
terminado terriblemente mal. Con el nombre de
Ueda y un desembolso economico de impor-
tancia se iniciaron los tramites burocráticos
para permitir las reparaciones del navío.

Lamentablemente el barco estaba peor de lo


previsto y hasta los camarotes corrían riesgo de
inundarse si el peso seguía arrastrando la nave
hasta el fondo, el capitán ordeno desalojar
tripulantes y mercancías hasta que el bar-
co fuese reparado. De este modo Henrik,
Fei Li, discípulo del
templo de Ning Shi
Fei Li no tenía mucha experiencia en el trato inicialmente quisieron probarse con alguno de sus
social, criado en el templo cuando fue abandonado alumnos al ver el porte del gigante Henrik se ofre-
por sus padres apenas conocía las normas basicas ció él mismo, por temor a que sus jovenes discipulos
de relacionarse con las personas, y su particular no estuviesen a la altura de su descomunal fuerza.
maldición le hacía muy reacio a mostrarse abier- La técnica de Wei era claramente superior a la de
tamente cortés o cercano. Sus primeras pesquisas Henrik, su conocimiento del ki le permitía emplear
no arrojaron ninguna luz pero le hicieron entrar poderosos ataques, su kung fu animal era sin duda
en conflicto con un descarado Alucard, que con superior al tosco boxeo de Henrik, que no era más
la confianza que le daban sus habilidades sobre- que un iniciado en aquella disciplina... pero la dure-
naturales no temía a ley ni a desconocido alguno. za y resistencia del norne le hacía virtualmente im-
Pero Fei Li resultó una rareza para Alucard, sin parable. Con graves heridas en ambos contendientes
problema alguno su primer golpe hizo retroceder al el maestro Wei pidió detener el combate y concedió
brillante ladrón de Dwänholf. Por primera vez en la victoria, pues, sinceramente, temía por su vida si
mucho tiempo había sentido dolor. aquello continuaba.

Su investigación de los espías no avanzaba con Días más tarde Fei Li frecuentaba una taber-
buen tino, no sabía como afrontarla y aunque des- na en el puerto, la misma donde había discutido con
cubrió los rumores que iban difundiendo y algunos Alucard. Los extranjeros discutían sobre sus asun-
de los lugares donde habían estado sus preguntas tos personales en la planta baja cuando se perca-
ponían en alerta a todo el mundo. taron de que la gente se marchaba en silencio pero
con premura. Cuando solo ellos estaban ocupando
Mientras tanto Bruce y Henrik estaban intri- el lugar un puñado de hombres con ropas negras y
gados por los estilos de combate marcial del lugar, hachas aparecieron y les indicaron por gestos que
en un dojo no muy famoso encontraron a un joven se marcharan, pues ninguno de ellos hablaba el ya-
que adiestraba a un nutrido grupo de alumnos. mato shun para entender sus palabras. Una verda-
Su kwon no era muy grande pero el maestro Wei dera riada de hombres armados con hachas fueron
Hong Pei no rechazó el reto que lanzaron, aunque llegando al local, trepando incluso por los tejados
cercanos. Su objetivo era Fei Li que en la planta huyesen del lugar dejando a un grupo maltrecho y
superior comenzó a plantar batalla. Bruce, Alu- completamente desconcertado. ¿Quién enviaba a
card y Henrik se negaron a abandonar al monje a casi cuarenta asesinos a por un monje recién llega-
su suerte y lucharon para defenderlo. El combate do? Sin duda las descaradas preguntas sobre espías
fue encarnizado, Henrik al pie de las escaleras blan- de Fei Li no habían hecho sino provocar este suceso.
día su gigantesco mandoble cercenando miembros, La policía no tardo en llegar, y un oficial conocido
torsos y cabezas en cada pasada de su arma, ni tan expresó al hermano Li su desconcierto por como ha-
siquiera las paredes o mesas resistían los coletazos bían resultado las cosas. Nunca creyó, le aseguró,
de sus movimientos, levantado una lluvia de astillas que su petición le pondría en un peligro como ese,
cuando el arma se trababa contra la pared al fina- pero en cualquier caso, había hecho un gran servicio
lizar algún movimiento. Con todo el gigante recibió haciendo tanto daño a la banda del hacha.
terribles heridas que habrían matado a un hombre
normal, pero Henrik no parecía verse afectado, se- Los malheridos luchadores regresaron a su
guía luchando como una terrible tormenta de hielo posada, invitando a Fei a ir con ellos para poner
imparable. en común lo sucedido y descubierto, ahora eso les
afectaba a todos, al fin y al cabo casi morían. Así
Alucard bailaba con sus espadas, una hoja en Li, subiendo algo de vino, explicó que buscaba al
cada mano y por muchos enemigos que le rodeasen renegado y que para ello había accedido a ayudar
acababa, indefectiblemente, atravesandolos, mien- al oficial de policía con la investigación sobre espio-
tras que su cuerpo plateado cada vez estaba más naje. El monje no tenía grandes dotes detectivescas
expuesto, pues su ropa si sufría los multiples cor- y pronto se había atascado, de modo que Ueda y
tes. Pronto comenzaron a llamarle demonio, y no Henrik comenzaron a idear una linea de actuación...
sin razón, apresado en una montaña de enemigos no cuando todos, el monje, Alucard y Bruce, sufrieron
podía alzarse, pero tampoco moría ante sus golpes. tremendos dolores y poco a poco perdieron la vis-
ta. Solo el norne parecía inmune a lo que sucedía...
Ueda blandía sus dos katanas con precisión y todo parecía indicar algún tipo de envenenamiento
fiereza, con frialdad estudiaba a sus enemigos, y a y el vino era lo único que habían tomado. Henrik,
pesar de verse siempre rodeado en una gran infe- sorprendido y extrañado, bajó con los restos del
rioridad numerica la sangre fría no le abandonaba, vino hasta el dueño del local y le exigió con aire in-
medía cada movimiento para no perder la guardia timidatorio que bebiese de la botella. El hostalero
y la buena posición pero los hachazos eran muy nu- no entendía el motivo, pues Henrik apenas gruñía el
merosos y las heridas que le alcanzaban pronto ha- latín, mucho menos se comunicaba en el idioma del
cían mella en su resistencia y aguante. shivatense pero sin poder hacerle entender que si el
vino estaba malo se lo cambiaría por otro acabó por
Pero la banda del hacha no esperaba cuatro beber. Tras esperar unos minutos el hombre cayó al
luchadores expertos, y la brutalidad de las muertes suelo retorciendose de dolor y completamente cie-
de sus compañeros hizo que los pocos que quedaban go... mientras maldecía al gigante extranjero.
Con ayuda de un tripulante
del barco que en los primeros días
les sirvió de traductor y guía Hen-
rik buscó un doctor que ayudase a
los afectados, este no pudo identi-
ficar el veneno, pero trajo un pre-
parado que si no se trataba de un
veneno muy extraño y potente po-
dría ayudarles a combatir el enve-
nenamiento. La suerte estuvo de su
lado y el bebedizo recuperó a todos
del veneno. En los días que nece-
sitaron para recuperar Fei explicó
que el hombre que estaba sirviendo
bebidas y que le entregó el vino era
más joven y completamente dife-
rente del que resultó ser el dueño
del local y que aquello debía ser la
prolongación del intento de darle
muerte que había ejecutado la banda del hacha.
Henrik Von Strachen, mercenario goldariano

La banda por otro lado era bastante conocida, La zona de los muelles que frecuentaba la
y aún contaba con muchos miembros, de modo que banda era amplia, y cuando caía la noche el grupo
Ueda propuso buscar a su lider y sacarle la informa- comenzó a vagar buscandoles... el destino rápida-
ción sobre quien le había encargado aquel asunto. mente les puso delante a un miembro de la banda,
Henrik a pesar de los días transcurridos estaba real- guardaba la puerta de un almacén y ante los gritos
mente malherido y dada la naturaleza de su visita cloqueantes de Alucard en su tarazv natal el miem-
no parecía necesaria su fuerza bruta. Pronto descu- bro de la banda huyó al interior. Fei ante la puerta
brirían lo equivocados que estaban, una vez más. cerrada descargó una serie de potentes patadas que
acabó por arrancar la puerta de cuajo, lanzandola
al interior.

El grupo se adentró en el almacén a oscuras


viendose rapidamente rodeados en la oscuridad y
sobre las mercancías apiladas por un gran número
de miembros de la banda. la lucha parecía inminen-
te y Fei Li exigió conocer al lider. Quien respondió
al desafío era un matón sin más distintivos que la
ropa negra y el hacha, el monje le ofreció una lu-
cha en solitario, si le vencía le diría cuanto sabía...
si perdía desaparecerían para siempre. El trato no
era ventajoso para el matón, pero aún así viendo
puesta en duda su valentía aceptó, muy seguro de
su victoria.

El combate no pintaba bien para Fei Li, el


hachero luchaba con violencia y embistió contra él
asestando un golpe tras otro sin que la vara que el
monje manejaba con destreza llegase siquiera a to-
carle. Entonces alguien desato el caos... por supues-
to se trataba de Alucard. Haciendo gala de un sigilo
increible en alguien que reflejaba la luz como una
armadura bien pulida se había situado muy cerca
del lugar de la lucha y corriendo, al ver a Li en mala
Bruce Ueda, noble heredero de Phaion
situación, se colocó a la espalda del lider de la banda sospechó que necesitaría a sus hombres y agrupó a
del hacha y lo atravesó de lado a lado con su espa- todos los que pudo. Por suerte habían desvelado sus
da, provocandole una herida terrible y logrando que intenciones pronto y dado con la banda tarde, de
toda la banda se lanzase sobre ellos. Durante unos otro modo no habría estado allí a tiempo.
tensos y largos segundos todos se batieron contra
una multitud de enemigos ya no por resolver aquel Poco despues el oficial de la policía les visitó
misterio sino por salvar sus vidas y cuando todo pa- en su posada, los miembros de la banda habían re-
recía perdido una cantidad desconcertante de poli- velado que quien les contrató fue una mujer, her-
cías irrumpieron en el lugar por puertas y ventanas, mosa y con unos llamativos ojos de color ambar. La
guiados, como no podía ser de otra forma, por el ofi- pista parecía bastante buena ya que no es un color
cial que había encomendado a Li aquella misión. El de ojos común en Varja, aunque no esperaba que
oficial confesó que había estado siguiendo al grupo diesen con ella el grupo parecía decidido a seguirle
desde su última pelea, esperando que le llevasen a el rastro cuando sus heridas sanasen, al menos unos
la pista correcta o a la banda del hacha en plena fe- días despues.
choría... al verles dirigirse a la peor zona del puerto
Pero Alucard tenía planes propios. Sin heri-
das y sin mucho dinero quería hacerse con un buen
botín, y tras investigar las zonas de almancenes en-
contró un golpe digno de su talento... un almacén de
armas, solo un par de espadas serían un buen golpe,
las armas se vendían realmente caras. Durante la
noche salió a escondidas de la posada, Ueda y los
demás sabían de su oficio y le habían advertido se-
riamente sobre ejercerlo en Shivat... la ley del país
era muy estricta, sobre todo con los extranjeros.

Pero el golpe no salió como planeaba... no sa-


lió de ningún modo, aunque logró sobrepasar la se-
guridad exterior con facilidad dentro del almacén
llamó la atención de un guardia y su descuidado
estilo le delató... la puerta exterior quedó abierta,
y su total distracción le impidió darse cuenta, mien-
tras seguía buscando un botín adecuado y cómodo
de transportar, de que el lugar se llenaba de guardas
con lamparas buscando al intruso que debía haber
allí. Finalmente abriendo una caja encontró sables
de excelente factura, realmente afilados... y descu-
brió estar rodeado de sorprendidos guardas que no
acertaban a comprender como podía seguir robando
delante de su cara, iluminado por sus faroles... Alu-
card, por los nervios o el despiste, decidió sujetar
el más afilado de los sables que pudo encontrar en
su cinturón... huelga decir que cortó limpiamente
el cuero que sostenía sus armas y pantalones. Suje-
tandolos como pudo corrió sobre las cajas que tenia
al frente y cayó al otro lado, siendo perseguido por
un gran número de guardias hasta el exterior, sin
lograr perderlos en los callejones Alucard regresó
hacia el puerto y se lanzó al agua, nadando hacia el
interior... donde casi muere ahogado, teniendo que
deshacerse de todo el peso que llevaba encima para
vencer las corrientes y regresar hacia la orilla donde
aún buscó cobijo en el brco que les hgabía llevado
Alucard, daevar delincuente habitual y
actualmente encarcelado
hasta Shivat. El capitán, previendo un incidente en- recurrió a la visión espiritual que desde muy niño
tre naciones no dudó en entregarlo a las autoridades le había acompañado. Era tan parte de él que solo
ante la sorpresa y el desconcierto de Bruce y Hen- necesitaba cerrar los ojos en calma... la figura de
rik. Alucard fue reducido y atado para ser juzgado Bruce era sustituida ante él, al cerrarlos, por la de
por robo de armas, un delito bastante serio, pero un ryuan de mayor edad y aspecto curtido, cubierto
menor en condena que el espionaje... en su ignoran- de tatuajes y espesa barba.
cia y torpeza el ladronzuelo aseguró que su única
intención allí era observar las reservas de armas, y -¡Al fin te das cuenta muchacho! -repuso “Bru-
esa oportunidad no fue desaprovechada por el ma- ce“ viendo claramente que Henrik había descubier-
gistrado para dar ejemplo con él acusandole, como to lo que sucedía- Soy el capitán Yoemon y este es mi
él mismo se había declarado, de espía. La condena, barco ahora.
afortunadamente para él, no fue de muerte, sino de
treinta años de prisión y trabajos forzados.

El barco zarparía con urgencia tras el juicio de


Alucard, el oficial que había estado manipulando a
Fei Li se sentía en deuda con ellos, pero la condena
por espionaje a un extranjero y compañero suyo los
ponía en mal lugar. Bruce Ueda y Henrik Von Stra-
chen no volvieron la vista atrás, aunque una ayuda
Alucard había sido, en demasiadas ocasiones, una
carga, y su aire mágico era un peso constante en la
calma de los viajeros, que tras el reciente encontro-
nazo con la Inquisición donde perdieron a Constan-
tin no habían podido dejar de mirar por encima del Takeru Yoemon,
hombro esperando que algo parecido sucediese con capitán pirata de Lannet
el ladrón de un momento a otro.

El barco navegaría al norte, cerca de la costa Ueda arengaba a sus hombres en la cubierta,
de Varja donde las aguas eran menos profundas y y es que Henrik pudo ver que muchos tripulantes
calmas y tras unos días viraría hacia el continente, estaban atrapados por diversos fantasmas de pira-
por el camino más seguro que el capitán pudo trazar tas, o a punto de serlo... una visión poco esperan-
para aquel cascarón quebrado y maltrecho. Duran- zadora.
te el viaje Ueda comenzó a demostrar unas dotes de
mando y marineras desconocidas en él que empeza- -¡Regresaremos a hacer pagar a esos adoradores
ban a molestar al legítimo capitan. Henrik no dudó de la luna lo que nos hicieron! ¡Kianlung caerá ante
en hacerle saber que su comportamiento no era ade- nosotros por fin!
cuado, y este aunque molesto pareció aceptar la crí-
tica y dejó de mostrarse un tiempo en cubierta Esto rápidamente alertó a Fei Li y al propio
Henrik, Kianlung estaba poderosamente defendida
Al día siguiente el capitán estaba indispuesto ante los corsarios por el Dragón de Cinco Cabezas,
con fiebres y temblores y el phaiano rapidamente pero para sorpresa del monje a Henrik el plan de
asumió sus labores en cubierta. En el camarote de Yoemon de asaltar, saquear y enriquecerse en las
Ueda Henrik encontró, motivado por su extraño costas de Shivat no le parecía mala idea. Entre riso-
comportamiento, unas marcas grabadas en las pa- tadas Yoemon acogió con alegría a un voluntarioso
red las cuales, Wung, el marino que había pasado norne y trató de hacer entrar a uno de sus piratas en
mucho tiempo con ellos en Varja haciendo de tra- el cuerpo de Fei cuya disciplina marcial parecía har-
ductor, les aseguro que parecían mágicas. Ni Hen- cerle muy dificil de quebrantar... contrariado pero
rik ni Fei podían confirmar los temores del supersti- divertido hizo que lo atasen.
cioso marino, pero temiendo que pudiese ser cierto
destruyeron los simbolos. Solo la suerte hizo que -Ya me dirás como te sientes mañana -muy se-
Henrik se percatase de que algo no funcionaba bien guro de doblegar finalmente su espiritu. El capitán
con el aspecto de Ueda y con una fuerte sospecha envió a varios de sus seguidores a grabar los extra-
ños simbolos en diversas partes del barco mientras
Henrik explicaba al pirata que los cañones de Kian- a los pocos marinos que aún conservaban su volun-
lung eran mortales, pero el marino databa de an- tad y rápidamente sometieron a los poseídos. La si-
tes de la guerra de Rah, cuando Lannet le envió a tuación dio un vuelco cuando uno de los fantasmas
asolar las costas de Shivat mientras ellos aún lucha- se hizo con el cuerpo de Henrik pero Fei Li descargo
ban por obtener las magatamas y poco o nada sabía dos fieros golpes sobre la cabeza del norne que le
de los cañones de los que le hablaban. Con todo las hicieron perder el conocimiento como al resto.
palabras del norne lograron refrenar su impulso de
volver rapidamente a la ciudad y le hicieron trazar Aún quedaba resolver aquella posesión pero
un rumbo más tranquilo. sin saber como lo único que Wung pudo proponer
fue alejarse de Varja, era nativo de aquel lugar y
Esto dio algo de tiempo a Henrik que bajando sabía que los espíritus eran muy poderosos en su
a la bodega junto a Wung liberó a Fei a escondidas. tierra. Casi tocando ya el populoso puerto de Hong
En el camino se habían cruzado con un saludable Kua los marinos empezaron a recobrar su ser, salvo
capitan que estaba, como pudo comprobar Henrik, Ueda y algunos más... ellos sencillamente no reco-
bajo el control de un pirata norteño que le saludó braron el conocimiento. Padecían fiebres y temblo-
en arkes. res como otros habían tenido antes de ser poseidos...
y las autoridades del puerto jamás les dejarían des-
Tras liberar a Fei comprobo como Wung pa- embarcar, aseguró el capitán, con lo que tenía as-
recía palido y enfebrecido, acudiendo de nuevo a su pecto de ser una epidemia, no una increíble historia
visión espiritual comprobó como un fantasma trata- de fantasmas.
ba de dominar al marino. Aquí Fei se reveló vital...
su entrenamiento en el templo incluía una canali- Buscando en la ciudad a la familia de Ueda,
zación del propio espíritu lo cual le hacía sospechar pues le sabían nativo del lugar atrajeron la atención
que podía, con buen tino, expulsar a los espíritus de un joven llamado Marc Lee que se preocupó de
mediante sus artes marciales... lo único malo es que escuchar su versión de aquella enfermedad. El jo-
no podía evitar que sus golpes tambien dañasen los ven no dudó que aquello fuese obra de fantasmas y
cuerpos. Henrik, con buen tino le guió para golpear usó su influencia, pues su familia tenía importantes
a ciegas al fantasma que buscaba dominar a Wung,
dado que aún estaba fuera del cuerpo del marino
Fei logró liberar a un atemorizado marino que veía
como llovían los golpes sobre su cabeza.

Henrik regresó a cubierta, de él no se sospe-


chaba y mientras Fei y Wung podían pensar que
hacer... pero en cuanto se encontró cara a cara con
Yoemon el capitán se mostró decepcionado.

-Muchacho, esperaba más de ti. Me has traicio-


nado... no mereces ser uno de mis piratas.

Un gran número de marineros, todos ellos


poseidos por fantasmas, trataron de inmovilizar al
gigante mientras Yoemon desenvainaba la katana
maldita de Ueda para quitarle la vida a Henrik.
Este, con una sacudida, se libró de los marinos y
con un certero golpe, guiado por el destino, dejó
inconsciente a Bruce o más bien a Yoemon. Des-
concertados por este hecho comenzó una breve con-
frontación. Alertado por los gritos Fei corrió a apo-
yar a Henrik que había desenfudando su gigantesco
mandoble y golpeando de plano girando como una
peonza golpeaba una cabeza tras otra, derribando
sin matar a un cuarteto de marinos. La lucha animó
Marc Lee, amigo de juventud de Bruce
negocios, para hacer llegar al puerto a una persona- viajar junto con los afectados a sus tierras. La villa
lidad que era el rumor más comentado los ultimos del muchacho estaba en las afueras, lejos del aje-
días... un Santo reconocido de la Iglesia. Este, muy treo de la urbe y allí, tras dejar que Uriel purificase
joven, llevaba en sus ropas las señas de la Iglesia a con sus inciensos a los poseidos y sus rezos rogasen
pesar de no estar ordenado, y aseguraba que Dios le dando fuerza a sus almas Marc llevó a Henrik y Fei
había dado poder para sanar al herido y destruir al con él a la mansión. Eran compañeros de Bruce y
impío. mientras este no despertase los acogió como invita-
dos. Allí conocieron a los padres de Marc, el mucha-
Uriel Bartimeus era huerfano pero no culpaba cho, viendo las extrañas situaciones de este grupo
a Dios sino a los demonios por su perdida, y ahora entendió que debían comprender el terrible pasado
compartía su fe y dones con el mundo, a pesar de la de Bruce. La muerte de su padre y su prometida a
reticencia de la Iglesia a que hiciese gala de ellos. manos de un demonio, su sensación de impotencia
De este modo acudió al barco, donde comprobó el y culpabilidad... todo eso había cambiado a Bru-
estado de los inconscientes sin pasarsele por alto los ce de un modo que Marc aún no acababa de com-
restos del ritual mágico con el que Yoemon preten- prender, pero estaba deseoso de ver recuperado a su
día atraer a su propio barco fantasma al mundo real amigo pues tenía una noticia que quería compartir
para fundirlo con el destrozado navío y atarse a si con él: su boda. Estaba prometido desde hacía mu-
mismo completamente a la realidad, escapando del chos años por un pacto entre familias cuando solo
preta-gati para siempre. Su examen fue seguro, es- eran niños. La joven había estado estudiando fuera
taban debilitados por la posesión su alma luchaba y ahora regresaba a Phaion, Marc hizo extensiva
por salvarse pero aún estaba debil ante otros fan- la invitación a los amigos de Bruce y estos acep-
tasmas... debían ser llevados a un lugar donde estos taron encantados dando la enhorabuena al joven.
no los alcanzasen... un lugar consagrado.

Marc ofreció una capilla en sus propiedades, La agradable cena transcurrió sin incidentes
su madre era cristiana y su padre la había construi- y la mañana trajo buenas noticias... Bruce y los de-
do para ella hacia años, se hizo con el beneplacito de más estaban recuperando la consciencia. El camino
un sacerdote local y el lugar estaba consagrado ade- del grupo había dado un gran giro devolviendoles al
cuadamente. Siendo así a Uriel le pareció un lugar continente muy cerca de donde lo dejaron. Devol-
adecuado y Marc hizo traer carros suficientes para viendo a Ueda a su hogar...

~Fin del capitulo segundo~

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