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Mi interpretación respecto al artículo de Robeth Carr, Representando el testimonio: notas sobre el cruce
divisorio Primer Mundo/Tercer Mundo, en Jhon Beverly y Hugo Aguilar, La voz del Otro: testimonio,
subalternidad y verdad narratia, 2d. Ed, Guatemala, 2002, p. 89
2
Escribano de los caciques en la etapa del sistema de hacienda de Bolivia, vivió en las zonas rurales del sud
del departamento de La Paz.
3
Comunario, dentro el contexto boliviano, hace referencia a la persona que viven en una comunidad del área
rural.
4
Se debe aclarar, a lo largo del ensayo se hablará de una educación distinta a la demanda de los comunarios
por una educación para la defensa territorial.
1
el escenario social de lucha por la tierra y la educación entre los periodos de 1912 a 1950
de la región del sud de ese departamento.5 Y los testimonios recogidos por CENDA
(Centro de Comunicación y Desarrollo Andino) de comunarios de la región de Ayopaya,
narraciones que corresponden a las gestiones 2002 - 2003, cuando dan cuenta del por qué
de la apertura de un Centro de Formación de Adultos en Ayopaya Cochabamba.6 Aún
cuando son pequeñas recopilaciones las que se retoman para el presente ensayo, nos
permitirán acercarnos a la matriz de la demanda de una educación distinta por parte de las
organizaciones campesinas, sin desconocer el contexto nacional. Como señalara Achila:
[si bien] con las historias de vida se privilegia un acercamiento
micro, no se desconoce el contexto estructural en el que lo
pequeño se desenvuelve.7
Otra de las medidas fue la Reforma Agraria de 1953, bajo el gobierno del MNR
(Movimiento Nacionalista Revolucionario). Según José Gordillo durante la Revolución
estaban presentes dos proyectos: el de los campesinos que pretendía concentrar el poder de
las decisiones sobre el reparto y el manejo de las tierras en los sindicatos campesinos. Y
por otro lado, el proyecto de la Reforma Agraria cuyo centro buscaba concentrar ese poder
de decisión en organismos oficiales del Estado revolucionario. Esta intensa pugna política
fue resuelta a favor del segundo proyecto, cuando los sectores de la izquierda y de la
derecha del MNR juntaron sus fuerzas en contra del proyecto campesino.10 Para entonces,
la Reforma Agraria lejos de restituir sus territorios a las comunidades, individualizó la
propiedad de la tierra, otorgando títulos individuales a los comunarios. Los resultados de la
aplicación de este proyecto de tierra, sólo se pudo apreciar en décadas posteriores, cuando
salieron a la luz informaciones como:
9
Pablo Ragalsky, Bolivia: los trasfondos de las propuestas autonómicas, p.2.
http://www.observatorioetnico.org/descarga/4ep11.pdf
10
José Gordillo, 1998, en Ricardo Valenzuela - CENDA, La tierra es nuestra, 2007. p. 37.
11
Presencia, 3 de septiembre de 1999 en Valenzuela, La tierra es nuestra, 2007, 39.
12
Me refiero con esta afirmación al caso particular de Ayopaya – Cochabamba, donde el 2001 se declara a al
norte de Ayopaya como parque Altamachi Cotacajes. Cabe remarcar también que en las últimas décadas los
sucesivos gobiernos otorgaron 26.909 hectáreas de concesiones mineras en el norte de Ayopaya.
http://www.rebelion.org/ecologia/030707altamachi.htm
3
[…] las leyes ambientales que el MNR ha incluido en su Plan de
Emergencia […] es "una agenda de conflictos sociales porque
concentrará riqueza en pocas manos y promoverá la exclusión
social.13
Ahora bien, ¿en ese marco qué expresan el testimonio de Leandro Condori Chura
de La Paz y los testimonios de los comunarios de Ayopaya de Cochabamba?
Los testimonios de Leandro Condori Chura de La Paz, narra ampliamente sobre el
caminar de los comunarios y caciques apoderados de esa misma ciudad en busca de una
educación y el respeto a sus tierras.
Como la memoria implica circunscribirse a un espacio y a una época, Leandro Condori
Chura, nos ubica el escenario de vida de los años treinta de la región rural del sud de La
Paz, cuando él rememora a Santos Cornejo, uno de los caciques:
13
Análisis recogido por Teresa Flores Bedregal en Biodiversity reporting award, 2003. Aunque Flores
discrepa con la postura de Orellana respecto a la concepción de las áreas protegidas.
14
Edwin Miranda, Políticas Educativas Nacionales, en PreTextos Educativos: revista boliviana de educación,
Nº 2, Cochabamba-Bolivia, ed. Kipus, 2005, p. 10
15
Inge Sichra, Soledad Guzmán y otros, Logros y retos de la Educación Intercultural para Todos en Bolivia
http://www.proeibandes.org/investigacion/Logros_retos
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A ese observación también se debe señalar que de acuerdo a investigaciones se sabe que la participación
social se redujo a que las Juntas Educativas (conformado por padres de familia de la Escuela) ejerzan el
control de la presencia y ausencia de los profesores, más que participar en la definición de los lineamientos
de trabajo de la Escuela.
4
[…] su comunidad [Achupalla] estaba llena de patrones […] A él
le estaban quitando tierras y los dueños de Achupalla ya eran
mistis, mistis, y más mistis. Todos esos les han quitado a los
indios y le hicieron sufrir mucho…les usurpaban tierras17
Esa frase nos hace conocer dos aspectos, por un lado el sistema de hacienda que ha ido
prevaleciendo en ese periodo; y por otro lado nos indica que en ese grupo social el
denominar como mistis a determinados actores, denota una conexión con la etapa de
hacienda, lo cual hace que esa memoria siga presente. Como sostuviera Achila:
Los hombres que viven en sociedad utilizan palabras de las que
solamente ellos comprenden el sentido: allí reside la condición de
todo pensamiento colectivo. (Achila: 1998:324)
Aquí se debe remarcar que este recuerdo de Condori es reconstruido relacionando con
una de las etapas de su vida, lo que nos enseña que la memoria es revitalizada cuando
existen hechos importantes para una persona:
A Santos Cornejo le conocí…Yo estaba joven e iba a Achuqalla,
ya que convivía con una mujer y ella sabía ir a Achupalla.
(Condori, Ticona: 1992: 105)
Ahora bien, en ese contexto se encuentran también testimonios que hacen referencia a
la demanda de educación para que les ayude a recuperar y defender sus tierras. Por ejemplo
el mismo Condori narra de cómo Rufino Willka - otro de los líderes de la región - fue
peregrinando de comunidad en comunidad sosteniendo lo siguiente:
Carajo, tiene que haber escuelas. Es muy importante […] los
niños tienen que aprender a leer y escribir y con eso vana
defenderse”, así decía. (Condori, Ticona: 1992: 88)
Otro de los recuerdos que testimonia Condori, es el accionar de Santos Marka T’ola,
quién en varias ocasiones fue apresado por agentes policiales, por denuncias de otros
17
Leandro Condori Ch. y Esteban Ticona, El escribano de los caciques apoderados, Ed. Aruwiyiri, La Paz –
Bolivia, 1992, p. 105
5
comunarios, por haber ido difundiendo la necesidad de recuperar la tierra de los patrones.
Pues ese objetivo de T’ola, de acuerdo a los relatos de Condori, lo iba difundiendo paralelo
a la enseñaza de lecto-escritura que realizaba este líder en las diferentes comunidades.
Aquí conviene remarcar lo interesante de este proceso, el cual se podrá apreciar en la nota
que sigue. Al ser apresado T’ola, Leandro Condori Chura escribía notas para lograr la
libertad de T’ola poniendo como antecedente que sólo anda en busca de lograr la escuela y
no así la recuperación de tierras:
Claro, en la policía también estaba preso. Después hacía la
solicitud respectiva: “Bueno, por andar por la escuela lo han
apresado”, decía. ya que podían haberlo condenado si hubiera
dicho: “Está contra los mistis; lucha para que nos devuelvan las
tierras”. Porque por eso luchaba pero no se podía decir
abiertamente: “Ah, ¡este carajo¡”, hubiera dicho. […] Quizá
luchando sólo por la educación no hubiera muerto (Condori,
Ticona: 1998: 98)
Esa nota nos invita a pensar que los Estados, en este caso el boliviano, no tienen
mayores dificultades en aceptar la presencia de la escuela en las comunidades si éstas no
afectan y no cuestionan el sistema de poder que están vigentes dentro de un Estado. Quizá
aquí se puede comprender la apertura del Estado para la democratización de la educación,
instaurado en el código de 1955, y la introducción de lenguas originarias dentro de los
procesos de enseñanza-aprendizaje en las escuelas, que en el fondo no han sido más que
artefactos para incorporar en las comunidades las ideologías hegemónicas.
Si comparamos estos testimonios presentados hasta aquí con lo descrito en la
contextualización sobre la problemática de tierra en Bolivia, podemos encontrar que dichas
narraciones no se distancian de aquellos estudios que diversos intelectuales han ido
construyendo, revisando quizá las normativas estatales. Sin embargo la riqueza de esta
sección está en que los testimonios nos expresan una demanda educativa.
Ahora bien, en el caso particular de Ayopaya-Cochabamba, una de las dieciséis
provincias del departamento. Frente a la declaración de Área Protegida y a la presencia de
concesiones mineras y petroleras en la zona, los comunarios de la región fueron
demandando una educación para la defensa territorial y a la vez cuestionando la escuela
formal. Quizá las frases de Wilbert Villca ayuden a dar cuenta la situación territorial que
vivió el norte de Ayopaya en el año 2003:
Los habitantes [de esta región] sobreviven en una geografía
accidentada […] en los 47% de territorio espacio cada vez
insuficiente para la tenencia de tierra […], mientras que el 53%
restantes ya fueron inmovilizadas para declararse como Área
Protegida. En [el norte de Ayopaya] los sucesivos gobiernos
otorgaron 26.909 hectáreas de concesiones mineras. [El norte] no
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sólo es rico en minería y biodiversidad sino, sus grandes reservas
le hacen zona de gran interés petrolera, en el Río Hondo
actualmente existe un contrato de Exploración a favor de YPFB y
PETROBRAS.18
Sobre ese contexto miembros de dicha región afirman, que como herramienta de
defensa han ido repensando que los jóvenes y gente adulta se “capacite” y se informe sobre
aquellos derechos que tienen como pueblos indígenas campesinos y conozcan los efectos
de algunas normativas que vienen desde el Estado Boliviano:
Como miembros de la Central Provincial [de Ayopaya]
llevábamos a cabo talleres, porque nos afectaba el Parque […] y
eso del INRA, y los del gobierno continuaban con sus leyes,
entonces para luchar contra todo eso faltaban personas con
conocimiento […] no había alguien que conozca los artículos de
las leyes para explicarnos (Testimonio de Alberto Escalera - ex
miembro de la CSUTCOA).
[…] sabíamos de que se había nombrado un Parque, entonces la
idea clara [crear un] Centro era para defendernos del Parque
Altamachi Cotacajes, recuperar los recursos y la tierra esa era la
fuerza…” (Testimonio de Abdón Fernández)19
18
Wilbert Villa en Revista Ecología, Altamachi Cotacajes de Bolivia y la anexión a los corredores
biológicos, julio 2003
http://www.rebelion.org/ecologia/030707altamachi.htm
19
CENDA, Currículo, Control y Gestión Territorial: Sistematización de las experiencias de los Centros
CEFOA de Raqaypampa y “Suma Sartawi” de Ayopaya (1997 – 2006), 2007, p. 34 - 35
7
A manera de conclusión:
20
John Beverly, “Anatomía del testimonio”, Del Lazarillo al Sandinismo, Minnesota, p. 164.
8
Bibliografía
Mauricio Achila, “Fuentes orales e historia obrera”, en Thierry Lulle, et. al., Los usos de la
historia de vida en las ciencias sociales, Barcelona, Anthrops, 1998.
Leandro Condori Ch. y Esteban Ticona, El escribano de los caciques apoderados, Ed.
Aruwiyiri, La Paz – Bolivia, 1992.