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Las formas en que las empresas crean y mantienen la ventaja competitiva en los sectores mundiales
brindan la necesaria base para comprender el papel que la nación de origen desempeña en este proceso. No
obstante, este papel dista mucho de ser sencillo. Nuestra búsqueda de una nueva forma de comprender la
ventaja competitiva debe arrancar de una serie de premisas.
Primera, la naturaleza de la competencia y las fuentes de ventaja competitiva difieren. mucho de
unos a otros sectores e incluso entre los segmentos de un sector. Debemos determinar cuál es la influencia de
la nación sobre la capacidad de la empresa para competir en sectores y segmentos de sectores específicos y
con unas estrategias en particular, en vez de hacerlo en sectores genéricos. Debemos tomar en consideración
las diferentes fuentes de ventaja competitiva en diferentes sectores más que contar con una sola y de
cobertura generalizada como pudieran ser los costes de mano de obra o las economías de escala. Dado que
los productos se diferencian en muchos sectores, debemos explicar las razones de que las empresas de
algunas naciones sean más capaces de diferenciar que otras y no centramos solamente en las diferencias de
costes.
Segunda, los competidores mundiales frecuentemente llevan a cabo algunas actividades de la cadena
del valor fuera de su país de origen. Esto significa que la tarea no es explicar por qué una empresa que opera
exclusivamente en la nación tiene éxito internacional, sino las razones de que la nación sea una base central
más o menos deseable para competir en un sector. La base central es donde se determina la estrategia, donde
tienen lugar el desarrollo de los productos y procesos fundamentales y donde se encuentran las técnicas
esenciales y propias de la empresa. La base central es la plataforma para una estrategia mundial dentro del
sector en la que las ventajas que se obtienen de la nación de origen se ven suplementadas por aquellas que se
derivan de una posición integrada de cobertura mundial.
Tercera, las empresas consiguen y mantienen ventaja competitiva en la competencia internacional,
mediante la mejora, innovación y perfeccionamiento. La innovación, como apunté anteriormente, incluye
tanto la tecnología como los métodos, y abarca los nuevos productos, los nuevos métodos de producción, las
nuevas formas de comercialización, la identificación de nuevos grupos, de clientes y cosas por el estilo. Las
innovaciones que dan lugar a la ventaja competitiva comprenden una acumulación de pequeños pasos y
esfuerzos prolongados tanto como espectaculares descubrimientos.1
Inicialmente, las empresas consiguen ventaja alterando las bases en que se fundamentaba la
competencia. Y después la mantienen mejorando lo suficientemente de prisa para mantenerse en cabeza.
Esto entraña no sólo progreso en el aprovechamiento de las ventajas existentes, sino también la ampliación y
perfeccionamiento de las bases
de ventaja competitiva con el transcurso del tiempo. Con bastante: frecuencia esto representa el paso a
segmentos más avanzados del sector. La innovación y el perfeccionamiento exigen unas inversiones
continuadas tanto para detectar las adecuadas orientaciones del cambio como para ponerlas en práctica.
Tal como resaltó Schumpeter hace muchas décadas, el carácter de la competencia es profundamente
dinámico. La naturaleza de la competencia económica no es el «equilibrio» sino en un perpetuo estado de
cambio. La mejora y la innovación en un sector son procesos que nunca finalizan y no un acontecimiento
único y válido para siempre. Las ventajas de hoy en día pronto se ven superadas o anuladas. En el
centro de cualquier explicación de la ventaja nacional debe estar el papel de la nación de origen en lo que se
refiere al estímulo de la mejora e innovación competitivas.2 Debemos explicar por qué una nación brinda un
entorno en el que las empresas mejoran e innovan y siguen haciéndolo más de prisa y con mejores
orientaciones al compararlas
con sus rivales internacionales. La conducta necesaria, para crear y espacialísimamente para mantener la
ventaja competitiva es un acto antinatural en muchas compañías, tal como resalté en el capítulo precedente.
Debemos comprender lo, que sucede en un entorno nacional que supera el natural deseo de estabilidad y
mueve a las empresas ,a avanzar.
Finalmente, las empresas que consiguen ventaja competitiva en un sector suelen ser con mucha
frecuencia aquellas que no sólo detectan una nueva necesidad .en el mercado o el potencial de una nueva
tecnología sino que son las primeras y las más agresivas en explotarlo. Cada cambio estructural que sea
significativo entraña el potencial de anular las ventajas competitivas de los líderes precedentes y de crear una
nueva oportunidad para mejorar la posición competitiva por medio de una reacción temprana. Debemos
aplicar por qué las empresas de determinadas naciones emprenden pronta y agresivamente la explotación del
cambio que deja entrever necesidades internacionales en algunos sectores en particular.
Nuestra tarea consiste en ir más allá del mero reconocimiento de las diferencias en la ventaja
competitiva entre naciones. El reto que se nos plantea es explicarlas convincentemente. Ya esta ampliamente
admitido que las economías de escala, las ventajas tecnológicas y los productos diferenciados crean las
condiciones ideales para el comercio: la nación cuyas empresas los consigan en un sector podrán exportar.3
Sin embargo, la capacidad de conseguir y mantener estas ventajas no es una causa sino un efecto. La
auténtica cuestión es que empresas de que naciones van a conseguirlas. Sabemos que las empresas de
algunas naciones consiguen una superioridad tecnológica, fabrican productos más diferenciados o de calidad
superior, o productos que están más en consonancia que otros con las necesidades de los clientes. La
pregunta que debemos responder es: ¿Por qué?
¿Por qué alcanza una nación el éxito en un sector en particular? La respuesta se encuentra en cuatro
atributos genéricos de una nación que conforman el entorno en que han de competir las empresas locales y
que fomenta o entorpece la creación de ventaja competitiva. (vease Figura 3-1)
1. Condiciones de los factores. La posición de la nación en lo que concierne a mando de obra especializada o
infraestructura necesaria para competir en un sector dado.
2. Condiciones de la demanda. La naturaleza de la demanda interior de los productos o servicios del sector.
3. Sectores afines y de apoyo. La presencia o ausencia en la nación de sectores proveedores y sectores afines4
que sean internacionalmente competitivos.
4. Estrategia, estructura y rivalidad de la empresa. Las condiciones vigentes en la nación respecto a como se
crean, organizan y gestionan las compañías, así como la naturaleza de la rivalidad domestica.
Cada nación posee, en mayor o menor grado, lo que los economistas han dado en denominar factores
de producción. Los factores de producción no son nada más que los insumos necesarios para competir en
cualquier sector, tales como mano de obra, tierra cultivable, recursos naturales, capital e infraestructura.
Aunque la terminología pueda resultar extraña a más de uno, está tan profundamente enraizada en el lenguaje
económico y es tan vital para la teoría del comercio que la utilizaré a lo largo de todo este libro.
La teoría estándar del comercio se basa en factores de producción. De acuerdo con la teoría, las
naciones están dotadas con diferentes cantidades de factores. Una nación exportará aquellos bienes que
hagan un uso intensivo de los factores de que está relativamente bien dotada.9 Estados Unidos, por ejemplo,
ha sido un exportador considerable de productos agrícolas, reflejo en parte de su extraordinaria
disponibilidad de ingentes extensiones de tierra de cultivo.
Es claro que la dotación. de factores con que cuente una nación tiene un papel que desempeñar en la
ventaja competitiva de las empresas de esa nación y que el rápido crecimiento de la fabricación en países con
bajas escalas salariales tales tomo Hong Kong, Taiwán y más recientemente Tailandia es reflejo de su
enorme dotación de mano de obra barata. Pero el papel de los factores es diferente y mucho más complejo de
lo que frecuentemente se piensa. Los factores más importantes para la ventaja competitiva en la mayoría de
los sectores, especialmente en los sectores más vitales para el crecimiento de la productividad en las
economías avanzadas, no son cosa que pueda heredarse sino que se crean dentro de una nación, mediante
procesos que difieren considerablemente de unas a otras naciones y entre los sectores de éstas. Así pues, la
cantidad disponible de factores en un momento en particular es menos importante que el ritmo a que se
crean, perfeccionan y se hacen más especializados para determinados sectores. Pero quizá resulte más
sorprendente la afirmación. de que la abundancia de factores puede minar más que mejorar la ventaja
competitiva. Determinadas desventajas en los factores, al influir en la estrategia y la innovación, contribuyen
frecuentemente al éxito competitivo continuado.
Dotación de factores
Para estudiar el papel de los factores en la ventaja competitiva de una nación, conviene aclarar el
concepto de competencia sectorial. Los factores de producción se describen frecuentemente en términos muy
genéricos como tierra, mano de obra y capital, que son demasiado generales para aplicados a la ventaja
competitiva en sectores estratégicamente diferentes.10 Los factores pueden agruparse en unas cuantas
categorías genéricas.
• Recursos humanos: La cantidad, cualificación y coste del personal (incluida la dirección), teniendo
en cuenta las horas normales de trabajo y la ética de trabajo imperante. Los recursos humanos
pueden desglosarse en una miríada de categorías, como instrumentistas, doctores ingenieros
eléctricos, programadores de aplicaciones y así casi hasta el infinito.
• Recursos físicos: La abundancia, calidad, accesibilidad y coste de la tierra, agua, yacimientos
minerales, reservas madereras, fuentes de energía hidroeléctrica, zonas pesqueras y otros recursos
materiales. Las condiciones climatológicas pueden considerarse una parte integrante de los recursos
físicos de una nación, lo mismo que pueden hacerse con su localización geográfica y tamaño. La
localización respecto a otras naciones que sean proveedoras o clientes afecta a los costes de
transporte y a la facilidad de los intercambios culturales y empresariales. Por ejemplo, la proximidad
a Alemania ha tenido una importante influencia histórica en la industria sueca. La zona horaria de
una nación respecto a otras naciones también puede ser significativa en un mundo de
comunicaciones mundiales instantáneas. La posición de Londres entre Japón y Estados Unidos se
considera frecuentemente una. ventaja en los sectores de servicios financieros, porque las sociedades
con sede en Londres pueden hacer negocios tanto con Japón como con Estados Unidos durante una
jornada normal de trabajo.
• Recursos de conocimiento: La dotación que la nación tenga de conocimientos científicos, técnicos y
de mercado que importen para los bienes y los servicios. Las fuentes de conocimiento se encuentran
en las Universidades, los organismos estatales de investigación, las entidades privadas de
investigación, las instituciones oficiales de estadística, las obras científicas y empresariales, los
informes y bases de datos sobre la investigación de mercado, las asociaciones gremiales y otras
fuentes. Los recursos científicos y de otros conocimientos de una nación pueden subdividirse en una
miríada de disciplinas, tales como acústica, ciencia de los n1ateriales y química del suelo.
• Recursos de capital: La cuantía y coste del capital disponible para financiar la industria. El capital no
es homogéneo, sino que se ofrece en diversas formas como deuda no garantizada, deuda garantizada,
bonos «basura» (de alto riesgo y alta rentabilidad), acciones ordinarias y capital riesgo. Cada una de
estas formas se ve matizada, a su vez, por diferentes términos y condiciones. La cuantía total de
recursos de capital de un país y las formas en que se aplican se ven afectadas por la tasa nacional de
ahorro y por la estructura de los mercados nacionales de capital, aspectos ambos que harían mucho
de unos a otros países. La mundialización de los mercados de capital y los grandes flujos de capital
entre las naciones están haciendo más similares las condiciones nacionales, sin prisa pero sin pausa.
No obstante, perduran notables diferencias y es probable que algunas lo hagan indefinidamente.
• Infraestructura: El tipo, calidad y coste para los usuarios de la infraestructura disponible y que afecta
a la competencia, con inclusión del sistema de transporte, de la red de comunicaciones, los servicios
postales, de mensajería y paquetería, los métodos de pagó o de transferencia de fondos, la asistencia
sanitaria y muchos más.. La infraestructura incluye también cosas tales como la dotación de
viviendas e instituciones culturales que afectan a la calidad de vida y al atractivo de una nación como
lugar donde vivir y trabajar.
La mezcla de factores empleados (lo que se conoce como proporciones de los factores) difiere
notablemente de unos a otros, sectores. Las empresas de una nación consiguen ventaja competitiva si poseen
factores de bajo coste o de calidad singularmente elevada de los tipos en particular que sean más
significativos para la. competencia en un sector determinado. La situación de Singapur en una de las
principales rutas comerciales entre Japón y el Oriente Medio ha hecho de él un importante centro de
reparación de buques. La fluidez lingüística de los suizos y su multiplicidad de culturas (en Suiza- hay zonas
de influencia y lengua alemana, italiana y francesa) es una ventaja para servicios tales como los de banca,
contratación de valores y gestión de logística. Alemania y Suiza cuentan con unos colectivos de trabajadores
singularmente cualificados en todos los campos relacionados con la óptica. Tal conjunción entre los sectores
y los factores presentes en una nación es lo que constituye el meollo de la teoría estándar de la ventaja
comparativa.
Sin embargo, el papel de la dotación de factores es más complicado. La ventaja competitiva que se
deriva de los factores depende del grado de eficiencia y efectividad con que se desplieguen. Esto será un
reflejo de las opciones ejercidas por las empresas de la nación respecto a cómo movilizar los factores, así
como la tecnología (incluidos los procedimientos y rutinas) utilizados para hacerlo.11 A decir verdad, el valor
de algunos factores en particular puede verse espectacularmente alterado por la elección de tecnología. No
solamente el cómo sino también el dónde se despliegan los factores es crucial en una economía, porque los
conocimientos prácticos sobre tecnologías y los recursos humanos más capacitados frecuentemente pueden
utilizarse en una variedad de sectores. La mera disponibilidad de factores no es suficiente para explicar el
éxito competitivo; a decir verdad, virtualmente todas las naciones tienen algunos conjuntos atractivos de
factores que nunca se ha desplegado en los sectores apropiados o que se han desplegado deficientemente.
Serán necesarios otros determinantes del «diamante» para explicar dónde se traduce en éxito internacional la
ventaja en factores, porque esto determina la forma en que se despliegan los factores.
Tal como vimos anteriormente, la mayoría de las naciones avanzadas e incluso de las recientemente
industrializadas tienen dotaciones comparables de factores en términos de infraestructura; muchas tienen
grupos similares de trabajadores con estudios medios e incluso superiores (Corea, por ejemplo, no tiene
analfabetos y cuenta con más de doscientas instituciones de enseñanza superior). Al mismo tiempo, la
mundialización ha hecho menos esencial la disponibilidad local de algunos factores. La moderna agrupación
mundial de empresas puede abastecerse de factores procedentes de otras naciones, bien comprándolos allí o
trasladando allí una parte de sus actividades. Una vez más, insistimos en que no es el mero acceso a los
factores sino la capacidad de desplegados productivamente lo que tiene una importancia capital para la
ventaja competitiva.
Un punto final es que los recursos humanos, el conocimiento y los factores de capital pueden moverse de
unas a otras naciones. El personal especializado se desplaza con relativa frecuencia fuera de su nación, como
lo hace -si bien de otra forma el conocimiento científico o técnico. Esta movilidad se ha visto potenciada por
unas mejores comunicaciones internacionales y unos desplazamientos más fáciles.12 La disponibilidad de
factores en una nación no es una ventaja si los factores abandonan la nación. Otros determinantes serán
necesarios para explicar por qué se sienten atraídos hacia esas naciones los factores móviles y dónde pueden
des plegarse de forma más productiva.
Para comprender el perdurable papel de los factores en la ventaja competitiva, cada vez se hace más
necesario diferenciar entre los tipos de factores.
Dos distinciones particularmente importantes destacan entre todas. La primera es entre factores
básicos y avanzados. Los factores básicos comprenden los recursos naturales, el clima, la situación
geográfica, la mano de obra no especializada y semiespecializada y los recursos ajenos a largo plazo. Los
factores avanzados comprenden la moderna infraestructura digital de comunicación de datos, el personal
altamente especializado, tales como los ingenieros titulados y los científicos informáticos y los institutos
universitarios de investigación en disciplinas complejas.
Pocos factores de producción han sido verdaderamente heredados por una nación. La mayoría han de
desarrollarse y explotarse a lo largo del tiempo mediante inversiones sostenidas y la amplitud y dificultad de
las inversiones necesarias varía espectacularmente. La distinción entre factores básicos y avanzados, aunque
inevitablemente es cuestión de matiz, trata de sentar estas distinciones. Los factores básicos se heredan de
forma pasiva o su creación requiere una inversión privada y social relativamente modesta o carente de
complicaciones. Cada vez más, tales factores o carecen de importancia para la ventaja competitiva nacional,
o la ventaja que aportan a las empresas de la nación es insostenible.
La importancia de los factores básicos se ha visto minada bien por su decreciente necesidad y/o por
su creciente disponibilidad o fácil acceso a ellos por parte de las empresas mundiales gracias a sus
actividades extranjeras o a su facilidad para aprovisionarse en los mercados internacionales. Estas mismas
consideraciones hacen que los rendimientos previsiblemente alcanzables con los factores básicos sean bajos,
con independencia del lugar donde se encuentren. Un trabajador no especializado cada vez es más vulnerable
a las presiones salariales, incluso aunque ese trabajador sea norteamericano o alemán. Los factores básicos
pueden explicar una parte del comercio dentro de. las empresas, como reflejo de la ubicación de algunas
actividades en varias naciones para beneficiarse de los bajos costes de los factores. Pero no explican la
ubicación de la base central en la mayoría de los sectores.13
Los factores básicos mantienen .su importancia en sectores extractivos o basados en la agricultura
(tales como la madera y las habas de saja) y en aquellos donde las necesidades tecnológicas y de formación
son modestas y la tecnología puede encontrarse en cualquier sitio. Un ejemplo es la construcción de
proyectos civiles (edificios de viviendas o escuelas) con un bajo contenido de ingeniería. Las empresas
coreanas han alcanzado mucho éxito internacional en tales proyectos, basándose en parte en la disponibilidad
de mano de obra coreana disciplinada y de bajo coste. Ahora bien, hay empresas de países con salarios
todavía inferiores que están suplantando a las empresas coreanas, mientras que los competidores de naciones
más avanzadas, como Italia, están contratando mano de obra barata en las mismas naciones donde consiguen
la adjudicación de contratas internacionales o en otros países en vías de desarrollo (la India, por ejemplo),
con lo que anulan la ventaja coreana. El resultado, combinado con el declive de los proyectos en Oriente
Medio, es que el sector coreano de la construcción está en grave declive, indicio de que las ventajas que se
deben solamente a factores básicos frecuentemente son muy efímeras.
Los factores avanzados son ahora los más significativos para la ventaja competitiva. Son necesarios
para conseguir ventajas competitivas de orden superior, tales como productos diferenciados y tecnología de
producción propia. Son más escasos porque su desarrollo exige inversiones cuantiosas y frecuentemente
sostenidas de capital, tanto humano como monetario. Las instituciones necesarias para crear factores
auténticamente avanzados (tales como los centros de información y experimentación) necesitan a su vez
complejos recursos humanos y/o tecnologías. Los factores avanzados también son más difíciles de conseguir
en los mercados mundiales o de aprovechar en ultramar por medio de filiales extranjeras. Son, parte
integrante del diseño y desarrollo de los productos y procesos de una empresa, así como de su capacidad para
innovar, lo que tiene lugar de la mejor manera en la base central y debe estar estrechamente vinculado con la
estrategia general de la empresa.
La importancia del papel de los factores avanzados es evidente en numerosos sectores. El éxito de
Dinamarca con las enzimas es reflejo de una base de avanzados conocimientos científicos en el campo de la
fermentación, por ejemplo, y su éxito con el mobiliario es reflejo de la existencia de una buena dotación de
diseñadores de muebles con formación universitaria. La excepcional dotación de personal cualificado y de
conocimientos científicos con que cuenta Norteamérica tanto en hardware como en software informáticos ha
dado como resultado una ventaja significativa no sólo en estos sectores sino también en otros sectores
estadounidenses tales como la electrónica médica y los servicios financieros. Desde el decenio de 1950, la
gran dotación de ingenieros existente en Japón (que cuenta con un número de licenciados en ingeniería, per
cápita, muy superior al de casi todas las demás naciones) ha sido más importante para el éxito de muchos
sectores japoneses que los bajos salarios de los trabajadores japoneses de fabricación.
Es importante reconocer que los factores avanzados de una nación se crean frecuentemente sobre los
factores básicos. Para que una nación cuente con una buena dotaci6n de doctores en biología, necesitará
haber tenido antes un considerable número de licenciados en biología, estudiosos y con ganas y medios de
investigar. Esto significa que las bolsas de factores básicos, aunque rara vez son de por sí una ventaja
sustentable, deben ser de suficiente cantidad y calidad para permitir la creación de factores avanzados afines.
La segunda distinción importante entre factores de producción es su especificidad. Los factores
generalizados incluyen la red de carreteras, una provisión de recursos ajenos o una dotación de empleados
bien motivados con formación universitaria. Pueden utilizarse en una amplia gama de sectores. Los factores
especializados comprenden al personal con f6nnación muy específica, infraestructura con propiedades
peculiares, bases de conocimiento en unos campos en particular y
otros factores pertinentes para una limitada gama de sectores o incluso para uno solo de éstos. Valgan como
ejemplos un instituto científico especializado en óptica, un puerto especializado en el manejo de productos
químicos a granel, un equipo de maquetistas especializados en automóviles, o un fondo de capital riesgo
interesado en financiar compañías de software.14 Los factores más avanzados también tienden a. ser más
especializados, aunque no en todos los casos. Por ejemplo, los programadores informáticos altamente
cualificados, si bien constituyen una dotación de factores avanzados, pueden emplearse en una amplia gama
de sectores.
Los factores especializados ofrecen unas bases más decisivas y sustentables para la ventaja
competitiva que los factores generalizados. Los factores generalizados solamente sirven de apoyo para los
tipos más rudimentarios de ventaja. Normalmente se dispone de ellos en muchas naciones y en muchas casas
pueden anularse, eludirse o conseguirse por medio de las redes empresariales de cobertura mundial. Las
actividades dependientes de factores generalizados (tales como las operaciones de montaje intensivas en
mano de obra que requieren personal semiespecializado) frecuentemente pueden llevarse a cabo fácilmente
en enclaves distanciados de la base central. Los factores especializados requieren inversiones más centradas
y frecuentemente más arriesgadas, tanta privadas cama sociales. Dependen en muchas casos del hecho de
contar ya con una base de factores generalizados. Estas dos cosas los hacen todavía más escasos. Los
factores especializadas suelen ser necesarias en las actividades empresariales más complejas a peculiares y
san necesarias para las formas más refinadas de ventaja competitiva. Esto hace que formen parte integral de
la innovación. Los factores especializados son necesarios en la base central de una empresa y menos eficaces
en un enclave de ultramar. Frecuentemente también es difícil para las empresas extranjeras conseguir un
acceso igual a las factores especializados (así como a los avanzados). Las empresas no japonesas, por
ejemplo, tienen dificultades para contratar a los mejores licenciados en ingeniería que salen de las facultades
japonesas o para tener acceso equivalente a las programas de investigación de las Universidades locales.
La ventaja competitiva más significativa y sustentable se produce cuando una nación cuenta con los
factores necesarios para competir en un sector en particular y dichos factores son, a la vez, avanzados y
especializados. La disponibilidad y calidad de factores avanzados y especializados determina el refinamiento
y la complejidad de la ventaja competitiva que potencialmente puede alcanzarse y su ritmo de
perfeccionamiento. En el campo de la óptica, por ejemplo, una razón importante de que las empresas
alemanas hayan sido capaces de mejorar continuamente el rendimiento. y la calidad de los productos es la
disponibilidad de licenciados en cursos especiales en física óptica impartidos en las Universidades más
prestigiosas y de una dotación de trabajadores altamente especializados que iniciaron su formación en cursos
de aprendizaje especializados.
Por el contrario, la ventaja competitiva basada en factores básicos y/o generalizados es rudimentaria
y frecuentemente efímera. No dura más allá del momento en que una nación, frecuentemente embarcada en
un proceso de desarrolla, es capaz de ponerse a su misma altura.15 Estas consideraciones ayudan a explicar la
aparente paradoja que expuse en el capítulo precedente. Para mantener la ventaja competitiva internacional,
las empresas de una nación frecuentemente deben anular o suplantar las actuales ventajas derivadas de las
factores básicos, aunque todavía persistan. Lo que mueve a una nación a apartarse de la dependencia de las
factores básicos y/o generalizados no deja de ser una cuestión importante que debemos abordar; otros
determinantes del «diamante» nos brindan algunas de las respuestas.
Hay un importante carácter dinámico en la ventaja derivada de los factores. El patrón de lo que
constituye un factor avanzado está constantemente subiendo, a medida que mejoran el estado del
conocimiento, el estado de la ciencia y el estado de la práctica. Los conocimientos de un ingeniero eléctrico
que se licenció en 1965, por ejemplo, se han quedado prácticamente obsoletos hoy en día. Sólo mediante una
continua formación y perfeccionamiento de las técnicas podría tener el licenciado de 1965 la misma
capacitación que un licenciado de1991. Con el paso del tiempo, se ha hecho necesaria la formación práctica
en la especialidad a nivel de master o doctorado para trabajar en problemas de vanguardia.
El patrón de la especialización también tiende a subir continuamente a medida que los factores
especializados de hoy tienden a ser los factores generalizados de mañana. Un licenciado en ingeniería
eléctrica fue en tiempos un factor especializado que encontraba empleo relativamente en pocos sectores. Hoy
en día esos conocimientos son necesarios en muchos sectores y han surgido muchas subespecialidades. La
tendencia de los factores a perder especialización. con el transcurso del tiempo es particularmente evidente
en las disciplinas científicas donde continuamente emergen nuevas subespecialidades, pero también se deja
sentir en los recursos humanos, la infraestructura e incluso en las fuentes de capital.16
Una bolsa de factores es una base despreciable por lo que se refiere a una ventaja sustentable, a
menos que se perfeccione y especialice constantemente. Los recursos humanos especializados y los recursos
de conocimiento, acaso las dos categorías más importantes de factores para perfeccionar la ventaja
competitiva, son activos particularmente sensibles a la depreciación, aunque la infraestructura no va muy a la
zaga de ellos. Esto deja en claro que disponer de ventaja en los factores en un momento determinado dista
mucho de ser suficiente para explicar el éxito nacional sostenido.
Creación de factores
Otra importante distinción entre los factores, evidente ya en mis anteriores comentarios, es la de si la
nación los ha heredado, como es el caso de los recursos naturales o de la situación geográfica o si, por el
contrario, los ha creado. Los factores más importantes para conseguir ventaja competitiva más sustentable. y
de orden superior, los más avanzados y especializados, se crean. La red de telecomunicaciones o la dotación
de expertos en microbiología se crea por medio de inversiones hechas por personas que desean ampliar su
capacitación, por empresas que buscan los medios necesarios para competir y por instituciones sociales o
Gobiernos que buscan el beneficio de la sociedad o de la economía.17 Los mecanismos creadores de factores
se componen, entre otros entes, de las instituciones docentes públicas y privadas, los programas de
formación profesional, los institutos de investigación públicos y privados, y los organismos que ofrecen
infraestructura, tales como las instituciones portuarias de propiedad pública y las redes hospitalarias
comunales. El creciente patrón a partir de ellos no basta con una sola inversión, sino que se precisa una
reinversión continuada para mejorar su calidad, por no decir nada respecto a la necesidad de impedir que la
bolsa actual de factores se deprecie.18 Los factores avanzados y especializados requieren las mayores y más
continuadas inversiones, en las formas más difíciles de hacer.
Las naciones tienen éxito en aquellos sectores donde son particularmente eficaces en la creación y, lo
que es más importante, en el perfeccionamiento de los factores necesarios. Así pues, las naciones serán
competitivas cuando cuenten con mecanismos institucionales de calidad excepcionalmente alta para la
creación de factores especializados.19 Los mecanismos creadores de factores de una nación son más
importantes para la ventaja competitiva que la bolsa de factores con que actualmente pueda contar la nación,
como demostrarán numerosos ejemplos que comentaré.
Además, es necesario que el sector privado desempeñe un papel en la creación de factores a fin de
conseguir ventajas derivadas de los factores en la mayoría de los sectores. Los factores avanzados y
especializados son los más importantes para la ventaja competitiva y nadie mejor que las empresas para
saber cuáles de ellos son más necesarios para competir en sus respectivos sectores. Las inversiones públicas
para creación de factores normalmente se concentran en los factores más básicos y generalizados. Por
ejemplo, las inversiones en investigación básica, si bien importantes como simiente de posibilidades de
innovación comercial, no conducirán a ventaja competitiva alguna a menos que se transmitan a la industria
para su ulterior desarrollo. Los esfuerzos gubernamentales por crear factores avanzados y especializados
suelen fracasar a menos que estén estrechamente acoplados con la industria, porque las entidades públicas
son notoriamente lentas, o incapaces, a la hora de detectar nuevos campos o las necesidades especializadas
de algunos sectores en particular. Una inversión directa significativa por parte de las empresas, asociaciones
gremiales y particulares para la creación de factores, así como una estrecha coordinación de las inversiones
públicas y privadas, son características de los sectores nacionales que más éxito alcanzan en proyección
internacional.
Hay marcadas diferencias entre las naciones en lo que se refiere a las áreas en que se realizan las
inversiones destinadas a la creación de factores, así como en la naturaleza y calidad de los mecanismos de
creación de factores. En Dinamarca, por ejemplo, hay dos hospitales que se especializan en el tratamiento de
pacientes diabéticos y en la realización de investigación aplicada a la diabetes. Son propiedad de los dos
fabricantes daneses de insulina que lideran este sector a escala mundial: Novo lndustri y Nordisk Insulin. En
Alemania, hay cursos de formación profesional en campos especializados como impresión, montaje de
automóviles y fabricación de herramientas. Estados Unidos cuenta con una red muy bien desarrollada de
facultades agrícolas y un Servicio de Extensión Agrícola que difunde por todas partes las mejoras que se van
produciendo en la tecnología agrícola. La ciencia informática es otro campo en el que hay numerosos cursos
de formación y programas de investigación.
Algunas diferencias nacionales en los mecanismos utilizados para la creación de factores afectan a
muchos sectores. En Japón, por ejemplo, la creación de factores tiende a ser privada mientras que en Suecia
el papel público es mucho mayor. En Italia, una gran parte de la creación de factores es informal y se lleva a
cabo mediante transferencias de conocimientos entre amplias familias. El carácter de los mecanismos
institucionales que prevalecen en cada nación para la creación de factores, que es en parte una función de sus
valores sociales y políticos y de su historia, limita en cierta medida la gama de sectores en que puede
competir la nación, tal como vamos a ver.
No hay nación que humanamente pueda crear y perfeccionar todos los tipos y variedades de factores.
Qué tipos se crean y perfeccionan y con qué efectividad, depende marcadamente de los otros determinantes,
tales como las condiciones de la demanda doméstica, la presencia de sectores afines y de apoyo, las metas
empresariales y la naturaleza de la rivalidad doméstica. Incluso la orientación de las inversiones públicas se
ve fuertemente influida por los otros determinantes. La presencia de factores avanzados y especializados en
una nación frecuentemente no es sólo una causa de ventaja nacional sino, al menos en parte, un efecto.
Condiciones de la demanda
Dando por sentado que su composición es avanzada y que prevé las necesidades internacionales y no
sólo las nacionales, el tamaño y pautas de crecimiento de la demanda interior pueden reforzar la ventaja
nacional en un sector. El tamaño del mercado interior se ha resaltado mucho en los estudios sobre la
competitividad nacional,37 aunque hay poca coincidencia de opiniones respecto a la orientación de la
casualidad o el razonamiento. Algunos autores arguyen que un gran mercado interior es un punto fuerte,
debido a la existencia de economías de escala. Por el contrario, otros lo ven como un punto débil y razonan
que la demanda local limitada obliga a las empresas a exportar, importante para la ventaja competitiva en los
sectores mundiales. Suiza, Suecia, Corea e incluso Japón son ejemplos frecuentemente citados de naciones
en las que la limitada demanda local dio lugar a presiones exportadoras.38 El tamaño del mercado interior
está demostrado que desempeña un papel complejo en la ventaja nacional, y otros aspectos de la demanda
interior son tan importantes o más.
Tamaño de la demanda interior. El gran tamaño del mercado interior puede conducir a ventajas
competitivas en aquellos sectores donde se produzcan economías de escala o de aprendizaje, al animar a las
empresas de la nación a invertir agresivamente en instalaciones de gran escala, en desarrollo de tecnología y
en mejoras de la productividad. No obstante, hay que ser cuidadoso porque las empresas mundiales venden
en muchas naciones. Las. inversiones en instalaciones de gran escala o en I+D de gran alcance no habrán de
basarse exclusivamente en la demanda local, a menos que haya una amplia protección que limite las
exportaciones. Los muchos sectores suizos y suecos que han alcanzado una proyección mundial. ratifican la
capacidad de las empresas altamente internacionalizadas para obtener ventajas derivadas de la escala gracias
a su presencia en muchos mercados extranjeros diferentes.
La cuestión más importante en sectores caracterizados por economías de escala sustanciales es qué
sectores de la nación darán los primeros pasos para aprovechadas. en la fabricación de productos que
satisfagan también las necesidades de los compradores extranjeros. Esto es una función de los otros
determinantes, especialmente la composición de la demanda interior. El tamaño de la demanda interior puede
ser significativo en algunos sectores, no obstante. Las empresas locales frecuentemente disfrutan de algunas
ventajas naturales al atender su mercado interior en comparación con empresas extranjeras, como resultado
de la proximidad así como del idioma, normativas y afinidades culturales (aunque, como suele ser frecuente,
las empresas extranjeras tengan personal del país donde radica su filial). El acceso preferente a un gran
parque de clientes nacionales puede ser un estímulo para la inversión por parte de las empresas locales. La
demanda interior puede considerarse más segura y fácil de pronosticar, mientras que la demanda exterior. se
puede considerar más incierta aun en el caso de que las empresas piensen que tienen capacidad para
satisfacerla. En nuestros estudios de casos prácticos advertimos un énfasis prácticamente universal en las
decisiones de inversión destinada a satisfacer la demanda interior, especialmente en las etapas iniciales del
desarrollo de un sector.
El tamaño del mercado doméstico es de la mayor importancia para la ventaja competitiva nacional en
determinados tipos de sectores (o segmentos), señaladamente en aquellos que tengan grandes necesidades de
1+ D, sustanciales economías de escala en la producción, grandes avances «generacionales» en la tecnología
o altos niveles de incertidumbre. En tales sectores, la proximidad de una gran demanda interior es
particularmente reconfortante a la hora de pensar en hacer inversiones.
Sin embargo, una gran demanda interior no es una ventaja a menos que se produzca para segmentos
que también: gocen de demanda en otras naciones. Por ejemplo, el enorme sector agrícola de EEUU ha
generado una gran demanda de máquinas cosechadoras. Debido a las diferencias que hay en el clima,
configuración del terreno y prácticas de cultivo, así como la normativa norteamericana que permitía la
circulación de máquinas más anchas por las vías públicas, las máquinas cosechadoras diseñadas para Estados
Unidos no eran prácticas para Europa. Claas, una empresa alemana, fue la primera en presentar unas
máquinas cosechadoras más eficaces y estrechas que podían trabajar en las condiciones más variadas (y
difíciles) de Europa. Se
hizo con el liderazgo europeo, a pesar de la presencia en Europa de empresas estadounidenses muy
conocidas. Por el contrario, en el sector de la construcción de aviones comerciales, extremadamente sensible
a las economías de escala, la gran demanda interior de EEUU (debido a su enorme y dispersa población)
produjo una sustancial ventaja, ya que las necesidades norteamericanas eran similares pero razonablemente
más avanzadas que las de otros sitios en la mayoría de los segmentos.
A veces se da el caso de que países de menor tamaño representan mercados muy grandes para
determinados productos, debido a condiciones locales. Por ejemplo, la. demanda de barcos rompehielos y de
cargueros preparados para actuar también como rompehielos es desproporcionadamente grande en Finlandia
debido a las severas condiciones climatológicas finlandesas, a su dependencia del comercio y a su especial
acceso al próximo mercado ruso (con su propia demanda de barcos rompehielos).Aunque la demanda
finlandesa de buques es insignificante en términos mundiales, no es éste el caso, ni mucho menos, en el
segmento donde centran sus esfuerzos los astilleros finlandeses. Dado que la demanda interior de buques
rompehielos también es exigente y refinada, los constructores. de barcos finlandeses también tienen mucha
fuerza dentro de este campo en el plano internacional.
El tamaño del mercado interior es una ventaja si fomenta la inversión y la reinversión o el
dinamismo. Sin embargo, debido a que un gran mercado interior puede ofrecer unas oportunidades muy
amplias, pudiera ser el caso que las empresas vieran poca necesidad de iniciar una actividad internacional de
ventas, lo que podría minar el dinamismo y convertirse en una desventaja. Otros determinantes,
particularmente la intensidad de la rivalidad interior, son decisivos para determinar si un gran mercado
interior va a ser un punto fuerte o un punto débil.
Número de compradores independientes. La presencia de un buen número de compradores
independientes en una nación crea un mejor entorno para la innovación que cuando uno o dos clientes
dominan el mercado interior para un producto o servicio. Ese buen número de clientes, cada uno con sus
propias ideas respecto a las necesidades de producto y en el mejor de los casos sometido a presión
competitiva, amplía el fondo de información de mercado y fomenta el progreso. Por el contrario, servir a uno
o dos clientes dominantes puede dar lugar a algunas eficacias estáticas, pero rara vez creará el mismo nivel
de dinamismo.
Un buen número de compradores nacionales independientes estimula también la entrada e inversión
en el sector al reducir el riesgo que se intuye de que una empresa tenga que abandonar el. mercado y al
mismo tiempo limita el poder de negociación de un comprador dominante que, de otro modo, querría
llevarse para sí todos los beneficios. Analizaré más a fondo estos asuntos en el siguiente capítulo.
Tasa de crecimiento de la demanda interior. La tasa de crecimiento de la demanda interior puede ser
tan importante para la ventaja competitiva como su tamaño absoluto. La tasa de inversión en un sector es una
función que depende de lo de prisa que esté creciendo el mercado interior tanto o más que de su tamaño. El
rápido crecimiento interior induce a las empresas de una nación a adoptar nuevas tecnologías más de prisa,
con menos miedo de que hagan superfluas las inversiones existentes y a construir instalaciones grandes y
eficaces con la plena confianza de que se utiliza provechosamente39. Por el contrario, en naciones donde la
tasa de crecimiento de la demanda es más moderada, cada una de sus empresas tiende a ampliar sus
actividades de una forma meramente marginal, y en su conjunto, se muestran más renuentes a adoptar nuevas
tecnologías que hagan superfluas a las personas y las instalaciones con que cuentan ahora. El rápido
crecimiento de la demanda interior es especialmente importante durante los períodos de cambio tecnológico,
cuando las empresas necesitan un convencimiento pleno para invertir en nuevos productos o en nuevas
instalaciones.
U n buen caso a este respecto. es el sector italiano de los electrodomésticos. El sector, menos
asentado en Italia después de la Segunda Guerra mundial que en un buen número de otros países europeos,
creció en el espacio de poco más de una década lo suficiente para llegar a ser líder europeo de exportación.
Una de las razones fue el enorme incremento de la demanda de electrodomésticos en Italia durante el decenio
de 1950. Este rápido crecimiento indujo a los fabricantes italianos a construir exclusivamente factorías de
gran capacidad y automatizadas, centradas en tipos específicos de aparatos. Las empresas italianas
empezaron igualmente a suministrar al naciente segmento de las marcas privadas que se estaba extendiendo
por toda Europa
bajo las marcas de. las recién creadas cadenas de establecimientos. Otros fabricantes europeos, que ya
contaban con instalaciones de gran capacidad y con mercados interiores menos boyantes en lo que a
crecimiento se refería, tendieron a crecer marginalmente y, por lo tanto, no modificaron sustancialmente los
métodos de fabricación que empleaban. En perfecta combinación con esto se daba la circunstancia de que las
empresas italianas fabrican aparatos relativamente compactos de bajo coste que encajaban a las mil
maravillas con las necesidades del mercado italiano. Este segmento estaba creciendo en todas partes y sus
competidores europeos no le estaban dando el servicio que se merecía. El crecimiento de la demanda, como
todos los aspectos de la cantidad de demanda, no es una ventaja a menos que la composición de la demanda
sea favorable.
Japón es otro país donde el rápido crecimiento de la demanda interior estimuló las inversiones
agresivas en un buen número de sectores. En el del acero, en el de los neumáticos en el de las carretillas
elevadoras y en muchos otros más, Japón experimentó un rápido crecimiento del mercado interior, si bien
algo más tarde que en Estados Unidos y en los países más adelantados de Europa. El rápido crecimiento
estimuló a las empresas japonesas a invertir agresivamente en instalaciones automatizadas de la última
generación. Los fabricantes occidentales, al enfrentarse a mercados interiores más maduros y arrastrar el
lastre de unas instalaciones más antiguas, no estaban, ni mucho menos, deseosos de invertir.
Temprana demanda interior. Dando por sentado que sea precursora de las necesidades de los
compradores de otras naciones, la temprana demanda interior de un producto o servicio en una nación ayuda
a las empresas locales a emprender antes que sus rivales extranjeros las medidas necesarias para asentarse
firmemente en el sector.40 De este modo les sacan ventaja en la construcción de instalaciones de gran
capacidad y en el acopio de experiencias. Las variedades de producto que demanden inicialmente los
compradores locales son especialmente importantes para la ventaja competitiva porque precisamente con
ellos afilan sus dientes las empresas de una nación. Las estrategias competitivas se establecen con estos
segmentos en mente y las inversiones se orientan hacia ellos con harta frecuencia. Sin embargo, insisto una
vez más en que la composición de la demanda interiores más importante que su tamaño. Solamente en el
caso de que la demanda interior sea precursora de necesidades internacionales contribuirá la prontitud de
dicha demanda al logro de algún tipo de ventaja.
Estas consideraciones encuentran una interesante aplicación al analizar el efecto del gasto en defensa
sobre el fomento de la ventaja competitiva norteamericana. El sector de la defensa ha sido el primer mercado
en Estados Unidos para muchos productos avanzados y el presupuesto de defensa de EEUU,
excepcionalmente grande, ha sido una indiscutible ventaja para las empresas norteamericanas. A decir
verdad es una ventaja apreciable cuando la demanda de la defensa refleja lo que más adelante será demanda
civil, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, porque las empresas adquieren activos y técnicas que
luego pueden transferirse para satisfacer las necesidades de los mercados civiles. En el caso de los aviones
con motores de reacción, la demanda por parte del sector de reacción fue una ventaja importante para que
Boeing llegara a ser el líder mundial en aviones para transporte civil; el 707 era esencialmente el mismo
avión en ambas versiones. El 747 también fue inicialmente un diseño de avión militar que perdió la batalla
frente al Lockheed C5A en la competencia para la fabricación de un gran avión para transporte militar.
Sin embargo, la temprana demanda por parte de la defensa no ha sido necesariamente una ventaja
para las empresas estadounidenses de muchos otros sectores. En el sector de las máquinas-herramienta
controladas por ordenador, por ejemplo, las necesidades de la defensa cubrían unas variedades de producto
que solamente tenían. unas modestas aplicaciones en los mercados civiles. Los fabricantes japoneses de
maquinas-herramienta, sin esta distracción, se concentraron en las máquinas con control numérico para todo
tipo de aplicaciones y pasaron a ser los líderes mundiales.
El hecho de que la demanda por parte de la defensa sea un punto fuerte o un punto débil para las
empresas de EEUU depende de su composición: la precisión con que las necesidades de la defensa sean un
reflejo o anticipo de las subsiguientes necesidades civiles y el grado de transferibilidad de las técnicas que
pretendan pasarse del uso militar al civil. Esto variará notablemente de unos a otros sectores, si bien parece
que la similitud entre las necesidades militares y civiles ha disminuido bastante.
Temprana saturación. La temprana o abrupta saturación es tan significativa como la temprana
penetración del mercado interior. La temprana penetración ayuda a las empresas locales a arraigarse y
prestigiarse. La temprana saturación las obliga a seguir innovando y perfeccionando. Un mercado interior
saturado crea unas intensas presiones para bajar los precios, introducir nuevas características, mejorar el
rendimiento del producto y ofrecer otros incentivos para que los compradores se animen a cambiar los
productos antiguos por versiones más modernas. La saturación aumenta la rivalidad local, obliga a recortar
los costes y a una reestructuración de las empresas más débiles. El resultado final suele ser la desaparición de
unas cuantas empresas locales y la supervivencia de las restantes, fortalecidas y más innovadoras.
Otra consecuencia bastante frecuente de la saturación del mercado interior son los vigorosos
esfuerzos por parte de las empresas de una nación para penetrar los mercados extranjeros, con objeto de
mantener el crecimiento e incluso hacer una plena utilización de la capacidad. No dejó de ser sorprendente la
gran cantidad de sectores, de entre los muchos que estudiamos, que empezaron sus actividades
internacionales de cierta importancia una vez que se saturó el mercado interior. Esto fue particularmente
cierto en Japón y Estados Unidos, pero hubo ejemplos virtualmente en todos los países. La abrupta
terminación de la reconstrucción de Italia después de la Segunda Guerra Mundial fue un estímulo
poderosísimo que impulsó a las empresas constructoras italianas a acometer con todo éxito la competencia en
los mercados extranjeros, por ejemplo.41
La saturación del mercado interior es particularmente beneficiosa si se combina con un crecimiento
boyante de los mercados extranjeros. Si la demanda extranjera crece como la espuma mientras que la
demanda interior madura, las empresas de la nación tienen un poderoso incentivo para vender en el
extranjero precisamente en unos momentos en los que las empresas extranjeras carecen de la capacidad
suficiente para satisfacer la explosiva demanda o se dejan llevar por la autocomplacencia al no enfrentarse a
una rivalidad interior. En muchos sectores, estos momentos han sido decisivos en lo que se refiere al
establecimiento del liderazgo definitivo.
Un ejemplo extremo es el auge hasta una marcada prominencia mundial de las empresas
estadounidenses de ingeniería y construcción en los años subsiguientes a la segunda guerra mundial. La base
y la infraestructura industriales de EEUU estaban intactas en su mayor parte, mientras que muchas otras
partes del mundo estaban destruidas y necesitaban reconstrucción. Al disponer de una gran capacidad y de
muchas técnicas desarrolladas y perfeccionadas al trabajar en numerosos proyectos de la época de guerra, las
empresas norteamericanas se vieron absorbidas por el vacío creado por el auge de la reconstrucción en el
extranjero, donde no haría empresas suficientemente cualificadas. El hecho de que la ayuda estadounidense
estuviera financiando la reconstrucción no resultaba lesivo. De forma similar, las empresas japonesas vieron
abrirse el cielo en el sector de los semiconductores cuando las empresas norteamericanas no pudieron
satisfacer la demanda en el acelerón económico de finales del decenio de 1970. Esto, combinado con fuertes
inversiones en la más moderna tecnología de óxido metálico (MOS) cuando las empresas norteamericanas
estaban todavía comprometidas con la tecnología bipolar, catapultó a los japoneses al liderazgo del sector.
Otro buen ejemplo es la electrónica de consumo. La saturación del mercado japonés de electrónica
de consumo es rápida y los ciclos de vida del producto son extremadamente cortos, debido a la
homogeneidad de los gustos combinada con el conocimiento de los productos y la preocupación por la
categoría social de los compradores que comenté anteriormente. El resultado es que las empresas japonesas
de electrónica de consumo ya se están afanando por determinar cuál será el siguiente producto cuando los
compradores extranjeros empiezan a comprar la generación de artículos que ya están pasados de moda en
Japón. Esta rápida saturación es una ventaja valiosa porqué los compradores nipones son exigentes y buscan
productos ligeros, compactos y con muchas características adecuadas a la forma de vivir en Japón. Así, la
rápida saturación empuja a los fabricantes a innovar de formas que aprecien los compradores extranjeros y
que los rivales extranjeros tiendan a pasar por alto.
Al igual que la pronta penetración, la pronta saturación es una ventaja sólo en el caso de que la
composición de la demanda interior induzca a las empresas de una nación a la fabricación de productos que
se deseen en el extranjero y a dotados de características igualmente deseables.
A estas alturas ya debe estar claro que las diversas condiciones de la demanda interior pueden
reforzarse entre sí y alcanzar su máximo significado en diferentes etapas de la evolución de un sector. El
sector de los receptores de televisión (véase recuadro pág. sig.) nos ofrece un buen ejemplo. Los atributos
más importantes de la demanda interior son aquellos que producen un estímulo inicial y sostenido para la
inversión y la innovación así como para competir a medida que vaya pasando el tiempo en segmentos cada
vez más perfeccionados. Cabe citar como ejemplos a los clientes especialmente exigentes del mercado
interior, las necesidades domésticas precursoras de las que se producirán en otras naciones, el rápido
crecimiento y la pronta. saturación. Las ventajas resultantes son más decisivas y duraderas que las ventajas
pretéritas derivadas del tamaño y combinación de la demanda. Algunos aspectos de la demanda interior son
importantes para establecer inicialmente la ventaja,. mientras que otros la refuerzan o ayudan a mantenerla.
El efecto que las condiciones de la demanda vayan a ejercer sobre la ventaja competitiva depende
también de otras partes del «diamante». Sin una fuerte rivalidad doméstica, por ejemplo; el rápido
crecimiento de mercado interior o un gran mercado interior pueden inducir a la autocomplacencia en lugar de
estimular la inversión. Sin la presencia de sectores auxiliares adecuados, las empresas pueden carecer de la
capacidad necesaria para dar respuesta satisfactoria a los con1pradores domésticos exigentes. El «diamante»
es un sistema en el que no pueden contemplarse por separado el papel de cualquiera de sus determinantes.
La presencia en una nación de sectores conexo s no es menos frecuente o significativa. El éxito suizo
en el sector de los productos farmacéuticos tuvo una estrecha conexión con el anterior éxito internacional en
el sector de los colorantes. El liderazgo japonés en los aparatos de telefax debe mucho a la fortaleza japonesa
en el sector de las copiadoras, mientras que el dominio japonés en el campo de los teclados musicales
electrónicos se deriva de su éxito en instrumentos acústicos combinado con una fortísima posición en
electrónica de consumo. La Figura 3-3 indica que los sectores italianos del calzado también están vinculados
a una amplia variedad de sectores conexos que son competitivos.
Son similares los mecanismos en cuya virtud otros sectores se benefician de la ventaja competitiva
en sectores proveedores y conexos. Aquellos que funcionan por medio de otros determinantes se analizarán
en el capítulo IV.
La presencia en una nación de sectores competitivos que guardan conexión unos con otros lleva
frecuentemente al nacimiento de nuevos sectores competitivos. Sectores conexos son aquellos en los que las
empresas pueden coordinar o compartir actividades de la cadena del valor cuando compiten, o aquellos que
comprenden productos que son complementarios (tales como ordenadores y software de aplicaciones).
Compartir actividades es algo que puede acontecer en el desarrollo de tecnologías y en la fabricación,
distribución, comercialización o servicio de productos. Por ejemplo, las copiadoras y los aparatos de telefax
emplean bastantes tecnologías y componentes comunes y pueden distribuirse y atenderse después de su venta
con los mismos canales.
Los casos en que las naciones son internacionalmente competitivas en sectores conexos son
omnipresentes. En la Tabla 3-1 se relacionan unos cuantos ejemplos extraídos del estudio de los casos
prácticos.
La figura 3-4 expone con más detalle un grupo de sectores conexos japoneses.
La fortaleza de Japón en el campo de fibras textiles sintéticas de filamento largo es reflejo de una
larga cadena de éxitos con la seda, como sucede con una posición líder en la exportación de tejidos continuos
sintéticos de imitación de seda, elaborados con fibras sintéticas de filamento largo. Las fibras de carbono
emplean tecnología estrechamente relacionada con las fibras de filamento sintético y muchos de los mismos
competidores participan en ambas. Las empresas japonesas son líderes en máquinas tejedoras con eyector
hidráulico que se utilizan para tejer géneros sintéticos a base de fibras sintéticas de filamento largo. Tales
grupos de sectores competitivos interrelacionadas son corrientes en una nación.
NOTA: Las líneas discontinuas se refieren a sectores conexos
Las líneas continuas representan relaciones con proveedores
FIGURA 3-4 Sectores japoneses conexos en fibras y tejidos
Las circunstancias nacionales afectan mucho a la forma en que las empresas van a gestionarse ya
competir. Aunque no hay nación donde exista uniformidad entre todas sus empresas, el contacto nacional
crea unas tendencias suficientemente fuertes para ser inmediatamente apreciables a los. ojos de cualquier
observador. En Italia, muchos
competidores internacionales de gran éxito son empresas relativamente pequeñas o medianas de propiedad
particular, que no cotizan en Bolsa y que se dirigen como grandes familias. En Alemania, la cúpula directiva
de muchas compañías está compuesta por personas con formación técnica y las compañías están
jerarquizadas en su organización y prácticas directivas. Los esfuerzos por explicar las razones de que el
sistema directivo de una nación sea superior al de otras tienen una dilatada tradición; en tiempos, la atención
se centraba en la dirección norteamericana, mientras que en el decenio de 1980 lo ha hecho en la japonesa.
No hay un sistema de dirección que sea universalmente apropiado. Las naciones tenderán a alcanzar
el éxito en sectores en que las prácticas directivas y las formas de organización propiciadas por el entorno
nacional sean adecuadas para las fuentes de ventaja competitiva de los sectores. Las empresas italianas, por
ejemplo, son líderes mundiales en una gama de sectores fragmentados (tales como alumbrado, mobiliario,
calzado, tejidos de lana y maquinaria para envasado) en los que las economías de escala son bastante
modestas o pueden superarse mediante la cooperación entre compañías informalmente afiliadas. Las
compañías italianas compiten en la mayoría de los casos mediante el empleo de estrategias centradas, la
evitación de los productos estandarizados y el funcionamiento en pequeños nichos con su propio y particular
estilo o variedad de producto muy adaptado a los gustos de la clientela. Dominadas con harta frecuencia por
una sola persona, estas empresas desarrollan rápidamente nuevos productos y pueden adaptarse a los
cambios de mercados con sorprendente rapidez.
En Alemania, por el contrario, la formación técnica y mecánica de muchos ejecutivos de alto nivel
da lugar a una. acusada inclinación hacia la mejora metódica de los productos y los procesos. Raramente se
persiguen bases intangibles de ventaja competitiva. Estas características dan pie a un éxito sensacional en
sectores con un alto contenido técnico y mecánico (por ejemplo, óptica, productos químicos, maquinaria
complicada), especialmente cuando los productos intrincados y complejos requieren una fabricación de
precisión, un cuidadoso proceso de desarrollo, un esmerado servicio posventa y, como colofón de todo ello,
una ,estructura directiva altamente disciplinada. El éxito alemán es mucho más raro en bienes de consumo y
servicios, en los que son importantes para la competencia la comercialización de imagen y la rápida
incorporación de nuevas características y la frecuente variación de modelos. Un buen número de estudios
llevados a cabo en Japón ha resaltado una inusitada cooperación entre funciones y dirección en las
actividades de montaje complejo.45
Se dan importantes diferencias nacionales en las prácticas y enfoques de gestión en áreas tales como
la formación, la capacitación y orientación de los líderes, el estilo de grupo en vez del jerárquico, la fortaleza
de la iniciativa individual, los medios para la toma de decisiones, la naturaleza de las relaciones con los
clientes, la capacidad de coordinar unas y otras funciones, la actitud hacia las actividades internacionales y la
relación entre los trabajadores y la dirección.46 Estas diferencias en los métodos de dirección y las técnicas de
organización crean ventajas y desventajas a la hora de competir en diferentes tipos de sectores.47 Las
relaciones entre trabajadores y dirección son particularmente significativas en muchos sectores porque
resultan extremadamente decisivas para la capacidad de las empresas para mejorar e innovar.
Muchos aspectos de una nación, demasiado numerosos para generalizar, influyen en las formas de
organizar y gestionar las empresas. Algunos de los aspectos más importantes son las actitudes de los
trabajadores hacia la dirección y viceversa, las normas sociales de conducta individualista o de grupo, y las
normas profesionales. Éstas, a su vez, se derivan del sistema educativo, de la historia social y religiosa, de las
estructuras familiares y de muchas otras condiciones nacionales frecuentemente intangible s pero singulares.
Por ejemplo, las pequeñas empresas italianas y la propiedad familiar que allí impera reflejan, entre otras
cosas, un alto grado de individualismo y un recelo hacia la autoridad a menos que ésta proceda de miembros
de la familia, tanto si éstos son parientes próximos como si lo son lejanos. Italia es un país en el que los
vínculos familiares son fuertes y donde, todavía en estos tiempos, la gente prefiere vivir cerca de su lugar de
nacimiento. Las situaciones en las que todos los miembros de una familia trabajan en la misma empresa son
muy corrientes y en vez de ampliar la empresa existente más allá de determinado nivel, los hijos e hijas crean
empresas nuevas.48
La orientación de las empresas hacia la competencia mundial (véase el capítulo II) cobra un
significado insólito en la competencia internacional y merece un tratamiento más amplio aquí. La
disponibilidad y capacidad de las empresas para competir a escala mundial es parcialmente una función de
otros determinantes tales como la presión derivada de la saturación del mercado interior o de la rivalidad
local y de la generación de demanda internacional. No obstante, las actitudes de la dirección también
desempeñan un importante papel. Varios aspectos del entorno nacional afectan a las perspectivas
internacionales que se ofrecen a las empresas, o a su facilidad y disposición para operar a escala mundial.
Uno es las actitudes hacia el viaje. El viaje tiene una larga tradición y es una forma de vida en países como
Suecia y Suiza. En varios de los sectores suizos que estudié, por ejemplo, los fundadores de importantes
empresas se habían formado o habían vivido durante una larga temporada fuera de Suiza antes de volver a
casa. Inevitablemente, uno de los primeros actos del fundador fue establecer una filial extranjera en el país
donde él o ella había vivido. Las empresas suecas al igual que las suizas se defienden bien compitiendo en
sectores que requieran amplias estrategias mundiales y que entrañen relaciones delicadas con los Gobiernos
y los compradores locales.
Las aptitudes lingüísticas y las actitudes hacia el aprendizaje de nuevos idiomas también resultan
significativas en lo que se refiere a su inocencia en que la empresa adopte un enfoque mundial. Sin embargo,
el caso japonés demuestra que otros determinantes son factores causales más importantes. Los japoneses, que
tienen dificultades para aprender idiomas occidentales y cuya cultura no está orientada hacia el exterior, han
llegado a dominar los idiomas extranjeros porque han realizado grandes esfuerzos para conseguirlo.
Empujados por una intensa rivalidad y la saturación del mercado interior, vieron que la exportación era una
necesidad ineludible.
La política gubernamental desempeña frecuentemente un considerable papel al influir en la facilidad
o dificultad de la internacionalización de las empresas domésticas y, de aquí, en el tipo de sectores en los que
tienen éxito. Un ejemplo harto claro lo tenemos en el campo de los controles de cambio que limitan las
inversiones extranjeras directas. Debido a toda una historia de tales restricciones, por ejemplo, las empresas
italianas rara vez tienen éxito en sectores donde la inversión extranjera directa es esencial para competir. La
postura política de una nación también desempeña un papel sustancial en el fomento de la mundialización de
determinados sectores. La neutralidad suiza y sueca ha sido una ventaja importante para el establecimiento
de redes internacionales, particularmente en sectores políticamente sensibles. Otras políticas que inciden en
la capacidad de una empresa local para operar en el extranjero incluyen los controles sobre el movimiento de
personal directivo nacional o extranjero.
Metas
Hay diferencias muy acusadas dentro de las naciones, y entre ellas, en las metas que tratan de
alcanzar las empresas, así como en la motivación de sus empleados y directivos.49 Las naciones alcanzarán el
éxito en sectores donde estas metas y motivaciones estén en línea con las fuentes de ventaja competitiva. En
muchos sectores, uno de los componentes que permiten conseguir y mantener la ventaja es una inversión
sostenida. En líneas más generales, las naciones tienen éxito en sectores donde hay un extraordinario
compromiso y esfuerzo.
Metas de la compañía. Las metas de la compañía se determinan más acusadamente por la estructura
de la propiedad, la motivación de los propietarios de los recursos propios y de los recursos ajenos, la
naturaleza de la gestión societaria y los procesos de incentivación que conforman la motivación de la alta
dirección. Las metas de las sociedades que cotizan en Bolsa50 reflejan las características de los mercados
públicos de capital. Los mercados de capital varían mucho de unas a otras naciones, en lo que atañe a
aspectos tales como la identidad de los accionistas, el régimen fiscal local, y las normas prevalecientes
respecto a tasas de rendimiento. Además, el papel de los accionistas y titulares de los recursos ajenos en la
gestión societaria varía también bastante. En Alemania y Suiza, por ejemplo, son las instituciones quienes
mantienen la titularidad de las acciones durante períodos de tiempo muy prolongados y rara vez salen al
parquet de las Bolsas. Los Bancos son importantes titulares de acciones ordinarias y desempeñan un
importante papel en los consejos de administración, donde influyen mucho en la orientación de las
inversiones de la sociedad. Las plusvalías a largo plazo han estado exentas de impuestos, lo que ha reforzado
la tendencia a conservar las acciones durante períodos prolongados. La dirección presta atención al consejo,
pero los movimientos en las cotizaciones diarias de las acciones no se consideran particularmente
importantes. Debido a la normativa contable local, las sociedades pueden crear unas sustanciales reservas
para proteger la rentabilidad y contar con un “colchón” por si vienen mal dadas. Las normas respecto a la
rentabilidad declarada son poco rigurosas. Las compañías se defienden bien en sectores maduros que
requieren inversiones continuadas en investigación y nuevas instalaciones, aunque los rendimientos medios
sectoriales sean moderados.
Estados Unidos se sitúa en el otro extremo. La mayoría de las acciones están en manos de inversores
institucionales, pero a las instituciones se las mide sobre la base del alza trimestral o anual de sus
cotizaciones. A falta de información completa sobre los proyectos a largo plazo dejas compañías y ávidos de
papel que se revalorice pronto, los inversores prestan gran atención al crecimiento trimestral de las
ganancias. Las instituciones mueven frecuentemente sus carteras para realizar las plusvalías y representan la
mayor parte del volumen contratado en acciones de las mayores compañías. Las plusvalías a largo plazo
obtenidas por los inversores se gravan al mismo tipo que la renta ordinaria, lo que acorta el horizonte
temporal de las inversiones. Muchas instituciones, debido a que gestionan activos de fondos de pensiones, no
tienen en cuenta el aspecto fiscal en sus decisiones de inversión. Lo que acoplado a los bajos costes
transaccionales en el eficaz mercado estadounidense, fomenta la más rápida contratación de los valores.
Los accionistas tienen muy poca influencia directa en la gestión de las sociedades norteamericanas
porque los consejos desempeñan un papel bastante intrascendente en la gestión societaria. En la práctica, la
única manera eficaz de eliminar a una dirección cuya actuación sea deficiente, o de afectar a la orientación
de la sociedad, es mediante una absorción. La dirección reacciona ante los movimientos de las cotizaciones
de sus acciones, debido a la amenaza de una absorción y a las habituales opciones para la compra de
acciones. En Estados Unidos, la retribución de los ejecutivos está fuertemente influenciada por el tamaño.
general de la compañía y también comprende un componente en forma de prima bastante elevada en
comparación con otras naciones, normalmente basada en los beneficios del ejercicio en curso. Dado que la
permanencia media en los puestos de dirección es corta, no es habitual pasarse sin la prima de este año para
percibir otra muy superior al siguiente año. La inexistencia de una intervención eficaz de los accionistas
significa que hay pocas medidas con las que contrarrestar tal comportamiento. Por estas y otras razones, los
niveles de tasa de rendimiento para evaluar las inversiones son superiores en Norteamérica a los de cualquier
otra nación avanzada de las que estudiamos.
Coexistiendo en Estados Unidos con este mercado de capitales y esta estructura de gestión para las
compañías maduras, hay un mercado de capital riesgo, público y cuasipúblico, que funciona muy bien. Este
mercado está mucho menos desarrollado en la mayoría de las otras naciones. Las empresas de nueva
creación y las compañías que empiezan a experimentar un gran crecimiento pueden financiarse fácilmente,
especialmente si son de sectores muy atractivos o se las considera de «alta tecnología». Los beneficios de
todo tipo suelen ser sustanciales para. sus fundadores, con bastante frecuencia. En tales sectores, las
compañías pueden, y suelen, presentar pérdidas durante cinco años o más. El sector de la biotecnología es un
buen ejemplo: a estas alturas pocas son las empresas que han conseguido beneficios en cualquier año y, sin
embargo, miles de millones de dólares se han invertido en acciones de ese sector durante la última década.
La situación del Reino Unido está más cerca de la de Norteamérica, mientras que Suecia y Japón
están más cerca de Alemania y Suiza. Tanto en Suecia como en Japón, los grandes grupos industriales (entre
los que se incluyen los Bancos) desempeñan papeles significativos como inversores a largo plazo. En
Alemania, los mismos grandes Bancos se dedican a este papel. En Italia, los mercados públicos de capital
son de menos importancia y muchas compañías de gran éxito no cotizan en Bolsa. En Corea, los mercados
públicos de capital se han organizado ineficaz y torpemente. La política gubernamental es el factor decisivo
en la asignación de capital, basada en consideraciones al margen de la tasa de rendimiento a corto plazo.
Aunque me he concentrado en las metas de los inversores en compañías que cotizan en Bolsa y su
influencia en la dirección, las, compañías que no cotizan en Bolsa desempeñan un papel importante en
muchas economías nacionales. Las metas de las compañías que no cotizan en Bolsa son más complejas. El
orgullo y el deseo de ofrecer continuidad a los empleados suelen ser importantes. Los propietarios de estas
compañías frecuentemente tienen un horizonte temporal muy dilatado, están profundamente comprometidos
con el sector y operan con diferentes umbrales de rentabilidad. En nuestra investigación fue sorprendente la
gran cantidad de compañías internacionalmente triunfadoras en las que mediaba alguna de estas
circunstancias: no cotizaban en Bolsa; prácticamente no cotizaban debido a la existencia de un paquete de
acciones que controlaba la compañía, realmente o de facto; eran propiedad de una fundación sin ánimo de
lucro (por ejemplo, Zeiss, Novo lndustri y Carlsberg). La continuada inversión de tales compañías y su
estrecha identificación y compromiso con su sector eran palpables.
Las actitudes de los titulares de los recursos ajenos también influyen sobre las metas de la compañía.
Una diferencia importante entre las diferentes naciones es la. magnitud en la que los titulares de los recursos
ajenos son también titulares de acciones de la compañía. En naciones tales como Japón, Alemania y Suiza, la
normativa permite que los Bancos participen en el capital social. Los principales prestamistas poseen
también significativos paquetes de acciones y desempeñan un papel importante en la gestión societaria. Al
poseer ambos tipos de inversión, los Bancos se ven motivados a centrarse en la salubridad de la compañía a
largo plazo más que en la generación bruta de fondos a corto plazo y en las medidas de protección de la
rentabilidad de las obligaciones.
Las estructuras de propiedad, las condiciones de los mercados de capital y la naturaleza de la gestión
societaria, en una nación tienen dos influencias generales sobre la ventaja nacional. La primera se deriva del
hecho de que los sectores tienen diferentes necesidades de fondos, diferentes perfiles de riesgo, diferentes
horizontes temporales para las inversiones y diferentes tasas medias de rendimiento sostenido. Los mercados
nacionales de capitales también marcarán diferentes metas para diferentes tipos de sectores. Las naciones
alcanzarán el éxito en sectores en que las metas de los propietarios y los directores encajen con las
necesidades del sector. Una estructura institucional dada puede beneficiar a la ventaja competitiva en algunos
sectores y perjudicarla o entorpecerla en otros.
Las circunstancias alemanas y suizas favorecen a los sectores con escasas necesidades iniciales de
capital riesgo, pero que necesitan unas importantes inversiones y reinversiones después de asentados. Las
condiciones norteamericanas favorecen la entrada en nuevos sectores que requieran capital riesgo y que
compitan en sectores donde los fuertes incentivos para la rentabilidad anual sean compatibles con la ventaja
competitiva (por ejemplo, en muchos servicios) debido a la naturaleza de sus necesidades de inversión.
Estados Unidos se defiende bastante bien en sectores relativamente nuevos (tales como ordenadores,
software y nuevas formas de servicios) o en aquellos en los que la financiación mediante acciones alimenta
una activa rivalidad en el mercado interior entre muchas compañías nuevas (como es el caso de las
especialidades electrónicas y de los bienes de consumo envasados). En sectores más maduros y menos
atractivos, sin embargo, las presiones del mercado de capitales y el proceso de gestión tenderán a llevar a la
explotación de las posiciones competitivas y a un adecuado nivel de inversiones para sostener las mejoras y
la innovación. Las compañías de sectores madurados se ven motivadas a buscar fusiones, diversificación
inconexa y otras salidas que puedan afectar rápidamente al tamaño, a los resultados económicos y a las
opiniones de los inversores.51
En segundo lugar, la influencia de los mercados de capital varía a tenor de las necesidades de fondos;
En sectores donde sea factible la propiedad privada sin cotizar en Bolsa, por ejemplo, una nación puede
alcanzar perfectamente el éxito a pesar de que los mercados en capital establezcan metas contraproducentes.
En tales casos son otras partes del «diamante» las que rigen.
Metas de los empleados. Las motivaciones de las personas que dirigen las empresas o que trabajan
en ellas pueden propiciar o dificultar el éxito en algunos sectores en particular. La cuestión fundamental es si
tanto unos como otros están motivados para desarrollar sus habilidades así como para hacer los esfuerzos
necesarios para crear y mantener la ventaja competitiva.
Un importante determinante del comportamiento y del esfuerzo del personal es el sistema de
retribución que se aplique a los empleados. Un aspecto de esto son los valores sociales que influyen en las
actitudes hacia el trabajo y la medida en que se motiva a las personas por medio de ganancias económicas,
aspectos que varían mucho de unas a otras naciones. También es significativa la estructura fiscal de la
nación. En Suecia son extremadamente altos los tipos impositivos marginales. La gente no trabaja
fundamentalmente para incrementar sus ingresos, sino para contribuir al fortalecimiento de la compañía y
mejorar de categoría. Esto facilita la coordinación pero ralentiza la
toma de decisiones y limita la asunción de riesgos, lo que desvía el éxito hacia determinados tipos de
sectores. También son importantes las prácticas salariales y de ascensos. El abono de primas basadas en la
actuación individual y el rápido ascenso de los empleados más descollantes, prácticas habituales en
Norteamérica, refuerzan la ventaja competitiva en algunos tipos de sectores pero van en detrimento de ellas
en otros, especialmente en aquellos que requieren una prolongada acumulación de cualificaciones y una
compleja coordinación.
La actitud hacia la riqueza varía también de unas a otras naciones. Es una gran fuerza motivadora en
Estados Unidos, mientras que en Suecia se la mira con algo de suspicacia. Los suecos se sienten menos
motivados que los norteamericanos a buscar la forma de hacer una fortuna al poner en marcha una nueva
empresa. Suecia rara vez alcanza el éxito en sectores donde este comportamiento es importante para la
ventaja competitiva.
Otra dimensión importante es la relación entre el director o el empleado y la compañía. La creación y
especialmente el mantenimiento de la ventaja competitiva requiere en muchos sectores unas continuadas
inversiones para mejorar las cualificaciones, comprender mejor el sector e intercambiar ideas entre unas y
otras funciones. Las naciones alcanzan el éxito en aquellos sectores donde estas actitudes. están presentes,
frecuentemente debido a una norma de empleo virtualmente permanente. En ausencia de tal relación, el éxito
nacional gravitará hacia los sectores donde la ventaja competitiva sea más una función de la brillantez de la
actuación de un pequeño grupo de personas, tales como los servicios profesionales y financieros, las
películas cinematográficas y otros productos de esparcimiento, y los productos especializados basados en
tecnologías avanzadas, como el software y los circuitos integrados especializados.
Las actitudes de las personas hacia el desarrollo de las cualificaciones y hacia las actividades de la
compañía arrancan también de la formación profesional o técnica y de] orgullo. En Alemania, los empleados
(incluidos los directivos) frecuentemente han dedicado toda su carrera a la formación en un campo o
profesión. La posibilidad de que una empresa no pueda igualar los logros técnicos de sus rivales es
impensable y esto fomenta un incesante avance en los sectores susceptibles de mejoras técnicas
incrementales. Otra influencia sobre las metas de los empleados es la preferencia geográfica en algunas
naciones. El deseo de vivir en una zona en particular era más fuerte en Italia que en cualquier otro de los
países que estudiamos. Residir en una zona suele imponer la necesidad de trabajar en el sector local y
encontrar la forma de sostenerlo es tanto como defender el hogar.
La actitud hacia la asunción de riesgos es un último aspecto importante de las metas personales que
influye en la capacidad de alcanzar el éxito en algunos sectores en particular. Ya he comentado que los
«intrusos» suelen descollar en lo referente a la innovación debido a su disposición a asumir riesgos. Las
actitudes hacia la riqueza afectan a la asunción de riesgos, cosa que también sucede con otros factores
sociales e históricos. En algunas naciones, como Alemania, Suiza y Singapur, el fracaso se considera
personalmente catastrófico. En otras naciones, un fracaso o dos son aceptables. Los tipos de sectores en que
se ingresa y la naturaleza de las estrategias elegidas reflejan estas diferencias.
La inmigración, fuente definitiva de intrusos, también es muy significativa para la asunción de
riesgos. Naciones como Estados Unidos, el Reino Unido y Suiza, que tienen un dilatado historial de
inmigración, han visto nacer una desacostumbrada proporción de nuevas empresas de la mano de recién
llegados.
La influencia del prestigio o de la prioridad nacional sobre las metas. La calidad de los recursos
humanos atraídos hacia determinados sectores en particular y la motivación de los empleados e incluso de
los accionistas se ven afectadas por el prestigio o la prioridad nacional. Resultado de tal prestigio o de un
sentido de más amplia misión suele ser un esfuerzo inaudito. La ventaja competitiva suele ser el resultado de
que un sector llegue a ser una notable ocupación o de que cobre importancia nacional.
La valía descollante es un recurso escaso en cualquier nación, aunque el tamaño de la dotación de
personas de valía. puede variar. El éxito de una nación depende eh no poco ,de los tipos de formación que
opten por adquirir estas personas de valía y de dónde elijan trabajar. Formar en ciencias e ingeniería a los
jóvenes más prometedores es a todas luces beneficioso para una economía porque ofrece los mayores
alicientes para la innovación. Cuando un sector adquiere la condición de prioridad nacional y/o de ser un
lugar prestigioso donde trabajar, las personas de valía acudirán a él y demostrarán una dedicación y un
esfuerzo excepcionales.
En Estados Unidos, por ejemplo, dar réplica al Sputnik ruso pasó a ser un importante estímulo para
el sector aeroespacial norteamericano. Personas de gran valía se sintieron atraídas hacia el sector y las
empresas que lo integraban consideraron su trabajo algo más importante que una simple forma de hacer
negocio. Otro buen ejemplo es el sector alemán de los productos químicos. Desde hace. mucho tiempo el
sector ha tenido mucho prestigio en Alemania, basado en una temprana investigación experimental en el
campo de la química. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el estímulo en pos de la autosuficiencia en
materias primas elevó el sector a la categoría de prioridad nacional vital. Logros notables tuvieron lugar en
un corto espacio de tiempo. En Japón, los sectores del acero y de la electrónica de consumo eran los más
prestigiosos en el período inmediatamente subsiguiente a la Segunda Guerra Mundial.
A veces resulta difícil distinguir entre causa y efecto. El logro del éxito internacional puede hacer
prestigioso a un sector. Entonces, el prestigio se convierte en un poderoso mecanismo reforzante para
mantener la ventaja en un sector, incluso en el caso de que no fuera decisivo para creado inicialmente.
La prioridad nacional puede atribuirse no sólo a sectores sino a aspectos en particular que afecten a
muchos sectores. Esto puede tener el mismo efecto potenciador sobre la motivación. En Japón, las
campañas! nacionales para mejorar la calidad de los productos y reducir el consumo de energía causaron Un
fuerte impacto sobre un buen número de sectores. Las empresas japonesas dieron pronta y decididamente los
pasos necesarios para afrontar estos problemas con técnicas que les ayudaran a alcanzar el éxito
internacionalmente.
Los sectores pueden prestigiarse en una nación por razones que pueden estar profundamente
enraizadas en la historia, la situación geográfica, la estructura social y muchas otras cosas. Si el prestigio y la
prioridad nacional favorecen, a un sector, el efecto de propagación sobre la ventaja competitiva puede ser
enorme. Sin embargo, también lo contrario es cierto. Si las prioridades de una nación se apartan del éxito en
un sector o hacia un concepto idiosincrásico del progreso económico, la ventaja competitiva puede verse
sistemáticamente minada. Trabajar en los sectores fabriles siempre se ha visto en él Reino Unido como
ocupación de poca categoría social, mientras que las ocupaciones más prestigiosas se situaban en el ámbito
de la Iglesia, el funcionariado, la milicia y la enseñanza. Muchos sectores fabriles británicos sufrieron una
falta de personal de valía y una indeterminación de su misión.
El papel del prestigio nacional a la hora de estimular la ventaja competitiva nacional puede ampliarse
para sentar un punto más amplio: las naciones tienden a ser competitivas en actividades que se admiran o de
las que se depende; esto es, de donde proceden los héroes. En Italia, son la moda y el mobiliario, entre otros.
En Suiza, la Banca y los productos farmacéuticos. En Estados Unidos, son las finanzas y cualquier cosa que
tenga que ver con el esparcimiento, incluidas las películas cinematográficas, la música popular, los deportes
espectáculo y los campos, afines. En Israel, las ocupaciones más prestigiosas han sido todo lo relacionado
con la defensa y la agricultura. Las pasiones nacionales, no sólo afectan a las condiciones de la demanda, tal
como he comentado, sino también a la forma de competir de las empresas. La ventaja competitiva suele
producirse con harta frecuencia porque las profesiones o sectores prestigiosos atraen a las personas mejor
dotadas así como una comente continua de nuevas incorporaciones.
La importancia del compromiso continuado. Las metas de las empresas y las personas se reflejan en
la naturaleza del compromiso del capital y de los recursos humanos con un sector y una empresa y, para los
empleados, con una profesión. El ideal del economista son unos recursos que puedan moverse con total
libertad, rapidez y fluidez de un sector a otro, dependiendo de lo que sea su utilización más productiva. Este
punto de vista es demasiado simple y nuestra investigación sugiere que los recursos fácilmente desplazables
distan mucho de ser ideales para el éxito en la competencia internacional.
El fallo en el pensamiento tradicional respecto a la movilidad de los recursos estriba en que
presupone que la productividad de la utilización de los recursos en un sector es determinada. En estas
circunstancias, es lógico que los recursos fluyan hacia los sectores donde la productividad sea mayor. Sin
embargo, en la realidad, la innovación puede incrementar espectacularmente la productividad de los recursos
empleados en un sector, de una forma mucho más acusada que las ganancias que podrían conseguirse de
reasignarlos. Al mismo tiempo se conservan los conocimientos teóricos y prácticos que se hayan
desarrollado en el sector y se mejora la ventaja competitiva de, las empresas, que pasa a ser más sustentable.
Ahora bien, la innovación requiere unas inversiones sostenidas en. términos de capital y de recursos
humanos.
Aquellos sectores nacionales de los que estudiamos y en los que tanto empleados como accionistas
tenían el más sostenido compromiso con la empresa y con el sector eran, frecuentemente, aquellos que tenían
ventaja competitiva, siempre que los otros determinantes fueran favorables. Mantener la ventaja bien puede
requerir la reinversión de todos los beneficios disponibles para emprender una gran reestructuración a pesar
de los bajos rendimientos actuales y del sustancial riesgo en que se incurre. Frecuentemente, las
innovaciones son más necesarias precisamente cuando la rentabilidad corriente es baja. La alternativa,
renunciar, debe ser impensable si han de producirse la mejora y la innovación. Por .el. contrario, las naciones
donde los recursos se desplegaban nuevamente de un sector a otro siempre que las condiciones se ponían
difíciles rara vez alcanzaban el éxito internacional en ese sector.
Un buen ejemplo que hace al caso es la historia de las empresas italianas de los tejidos de lana. A
medida que las empresas de otras naciones abandonaban este sector a la vista de la competencia de los países
que recientemente habían emprendido el camino de la industrialización, las empresas familiares italianas
reinvirtieron todo lo que tenían para perfeccionar la tecnología y tratar de mantener la posición. Algunas de
las razones que respaldaron esta decisión .fueron una larga tradición en el sector, la propiedad familiar y el
compromiso con la comunidad local.
No todos estos esfuerzos encuentran el éxito y las empresas comprometidas también fracasan. Puede
carecerse de dotes tecnológicas o de apropiados recursos humanos. Si bien el compromiso no garantiza el
éxito, la carencia de él hace que el éxito sea terriblemente improbable.
Las pautas de diversificación de la empresa son un indicio importante del compromiso con los
sectores, así como de la forma en que se vuelven a desplegar los recursos. Centrarse en un solo negocio o en
una diversificación estrechamente conexa, son señales evidentes de compromiso así como causas de él. Los
diversificadores en campos conexos también pueden, en muchos casos, desplegar los recursos de otra forma
dentro de la empresa, reflejo del compromiso con los empleados. Por el contrario, la diversificación inconexa
tenía una fuerte correlación negativa con la ventaja competitiva nacional en los sectores que estudiamos. Las
compañías matrices sangran a las filiales en lugar de invertir para mantener su ventaja competitiva.52
Naturalmente, una relativa movilidad de los recursos es una condición sine qua non de una economía
en vías de mejora, de forma que los recursos no estén inmovilizados indefinidamente en situaciones sin
esperanza. Aun así, el mantenimiento de la ventaja competitiva requiere que los recursos fluyan después de
haber luchado por rentabilizar su anterior inversión. El ideal es un reajuste, no un abandono, en el que los
recursos comprometidos se recombinen o reconfiguren para elevar la productividad en lugar de seguir
congelados en sus actuales formas de despliegue por culpa del letargo de la dirección o de acuerdos
restrictivos con los sindicatos.
Rivalidad doméstica
Entre los hallazgos empíricos más convincentes de nuestra investigación cabe citar la asociación
entre una enérgica rivalidad doméstica y la creación y persistencia de la ventaja competitiva en un sector. Se
argumenta frecuentemente que la competencia doméstica es antieconómica, porque lleva a la duplicidad del
esfuerzo e impide que las empresas alcancen economías de escala. Se considera que la solución ideal es
fortalecer una o dos empresas que pasen a ser los «campeones nacionales» con escala y fortaleza suficientes
para competir contra rivales extranjeros o, de otra forma, fomentar la cooperación interempresas. Algunos
adoptan también el punto de vista de que la rivalidad doméstica no es importante en los sectores mundiales.53
Una ojeada a los sectores de más éxito de las diez naciones que estudiamos suscita serias dudas
respecto a este punto de vista. Las naciones que ocupan posiciones de liderazgo a escala mundial suelen
tener unos cuantos rivales locales de gran fortaleza, incluso en países pequeños como Suiza y Suecia.54 Esto
es cierto no sólo en sectores fragmentados sino también en sectores con sustanciales economías de escala.
Los casos de Suiza en productos farmacéuticos (Hoffmann-LaRoche, Ciba-Geigy, Sandoz), Suecia en coches
y camiones (Saab-Scania, Volvo), Alemania en productos químicos (BASF, Hoechst, Bayer y muchas otras)
y Estados Unidos en ordenadores y software, son ilustrativos. La amplitud de la rivalidad doméstica no hay
sitio donde sea más amplia que en Japón, tal como indica la Tabla 3-2.55
Estos ejemplos contradicen la simple noción de que el liderazgo mundial se deriva de una o dos
empresas que obtienen economías de escala en el mercado interior. En la competencia mundial, las empresas
triunfadoras compiten vigorosamente en sus mercados de origen y se presionan unas a otras para mejorar e
innovar. Al vender a escala mundial obtienen escala adicional. La escala del sector nacional en su totalidad
es tan importante como la de las empresas por separado.
En contraste con lo anterior, encontramos pocos «campeones nacionales», o empresas que ocuparan
posiciones domésticas virtualmente carentes de rivales, que fueran internacionalmente competitivas. Antes al
contrario, la mayoría no tenía capacidad para competir, aunque con harta frecuencia estaban fuertemente
subvencionadas y protegidas.56 En muchos de los sectores prominentes en los que solamente hay un rival
nacional, como es el caso en el aeroespacial y en el de telecomunicaciones, el Gobierno ha desempeñado un
papel importante en la distorsión de la competencia.
FUENTE: Entrevistas sobre el terreno; Nippon Kogyo Shinbun, Nippon Kogyo Nenkan, 1987; Yano
Research, Market Share Jiten, 1987; estimaciones de los investigadores.
* El número de empresas variaba según área de producto. El número más pequeño, diez, fabricaba
explanadoras. Quince empresas fabricaban retroexcavado ras de cuchara, camiones, grua y equipo para
asfaltar. Había veinte empresas que hacían excavadoras hidráulicas, áreas de producto en el que Japón es
muy fuerte.
** Seis empresas exportaban más de 10.000 toneladas de producción al año.
*** Compañías integradas.
La rivalidad doméstica pasa a ser superior a la rivalidad con competidores extranjeros cuando la
mejora y la innovación, más que la eficacia estática, se reconocen como ingredientes esenciales de la ventaja
competitiva en un sector. La rivalidad entre un grupo de competidores nacionales es diferente de la rivalidad
con empresas extranjeras y frecuentemente adopta formas mucho más beneficiosas para la nación. En una
economía cerrada, el monopolio es rentable. En la competencia mundial, los monopolios o los cárteles
saldrán perdiendo ante empresas de entornos más competitivos.
La rivalidad doméstica, como cualquier rivalidad, crea presiones sobre las empresas para que
mejoren e innoven. Los rivales locales se hostigan entre sí para reducir los costes, mejorar la calidad y el
servicio y crear nuevos productos y procesos. Aunque es posible que las empresas no mantengan las ventajas
durante largos espacios de tiempo, la presión activa de los rivales estimula la innovación tanto por miedo a
quedar rezagado como por el aliciente de ponerse en cabeza.57
La rivalidad doméstica no es necesario que se limite a cuestiones de precios; de hecho, otras formas
de rivalidad -como la tecnología- bien pueden llevar a una ventaja nacional más sustentable. En Alemania,
por ejemplo, no es típica la competencia en precio, pero una activa rivalidad en el rendimiento de los
productos, así como en sus características y servicio, han sustentado unas fuertes ventajas competitivas en
muchos sectores alemanes.
La rivalidad entre empresas con la misma base central es particularmente beneficiosa por diversas
razones. Primera, los competidores domésticos fuertes crean presiones particularmente apreciables entre
ellos para mejorar. El éxito de un rival doméstico indica o demuestra a otro que el progreso es posible.
También suele atraer al sector a nuevos rivales.
La rivalidad entre empresas domésticas frecuentemente trasciende de lo puramente económico y
puede entrar en un terreno emotivo e incluso personal. Las enemistades enconadas entre rivales domésticos
son corrientes y frecuentemente guardan relación con un sector nacional que ha alcanzado éxito
internacional. Los competidores locales recibieron una atención especial en la mayoría de los sectores que
estudiamos. El orgullo induce a los directores y los trabajadores a ser extremadamente sensibles a la
actuación de otras compañías de la nación y la Prensa y los analistas financieros de la nación comparan
constantemente a un competidor doméstico con los demás. Los rivales domésticos luchan no sólo por
participación en el mercado, sino por los mejores empleados, los avances técnicos y, más en general, por el
«derecho a alardear». Los rivales. extranjeros, por el contrario, se suelen ver de una forma más analítica. Su
papel indicativo o estimulante ante las firmas domésticas es menos eficaz, porque su éxito es más distante y
frecuentemente se atribuye a ventajas «injustas». Con los rivales domésticos no caben estas disculpas.
La vigorosa competencia local no sólo aguza las ventajas en el propio país sino que presiona a las
empresas domésticas para que vendan en el extranjero con objeto de crecer. Particularmente cuando hay
economías de escala, los competidores locales se fuerzan entre sí a mirar al exterior en busca de mayor
eficacia y superior rentabilidad. En lapiceros, por ejemplo, el competidor alemán número dos, Staedtler, se
centró muy tempranamente en los mercados extranjeros porque el líder del sector, Faber-Castell, tenía una
sólida posición dominante en el mercado doméstico. A su vez, Faber-Castell se vio motivado a ampliar su
presencia en el exterior debido al éxito internacional de Staedtler. Con poca rivalidad doméstica, las
empresas suelen conformarse con lo que pueden conseguir del mercado interior.
Curtidas por la rivalidad doméstica, las empresas domésticas de mayor fortaleza están preparadas
para alcanzar el éxito en el extranjero. Es raro que una empresa pueda. enfrentarse a difíciles rivales
extranjeros si no se ha enfrentado previamente a una competencia significativa en el mercado interior. Si
Digital Equipment puede defender su parcela ante IBM, Data General, Prime y Hewlett-Packard, vérselas
con Siemens, ICL o Machines Bull no parecerá tan sobrecogedor. Aunque durante él algunos rivales locales
pueden ir a la quiebra y algunas fusiones y consolidaciones pueden resultar inevitables, el proceso de
rivalidad doméstica da como resultado. unos supervivientes más fuertes.
La rivalidad doméstica no solamente crea presiones para innovar, sino para innovar de formas que
mejoran las ventajas competitivas de las empresas de una nación. La presencia de rivales domesticos anula
los tipos de ventaja que se derivan sencillamente de estar en la nación, tales como los costes de los factores,
el acceso al mercado interior o una preferencia dentro de él, un parque local de proveedores y unos elevados
costes de importación que han de soportar las empresas extranjeras. Si, por ejemplo, en un sector hay una
numerosa participación de competidores coreanos, nadie consigue una ventaja sencillamente por contar con
unos bajos costes salariales o una financiación con recursos ajenos poco costosa. Esto obliga a las empresas
de una nación a buscar fuentes de ventaja competitiva de orden superior y definitivamente más sustentables.
Las empresas han de crear tecnologías propias, beneficiarse de las economías de escala, crear sus propias
redes internacionales de comercialización o explotar las ventajas nacionales con mayor eficacia que el
competidor de la esquina. La intensa rivalidad doméstica ayuda a desprenderse de la actitud de dependencia
de las ventajas en los factores básicos, porque los rivales locales también disfrutan de ellas. Sin los rivales
locales, la empresa ubicada en una nación que cuenta con ventajas en los factores tiende a confiar en ellas y,
lo que es peor todavía, a desplegar los factores con menor eficacia.
El proceso de rivalidad doméstica también crea ventajas para todo el sector nacional, que son
externas a cualquier empresa en particular. Un grupo de rivales domésticos ensaya enfoques alternativos para
la estrategia y crea una gama de productos y servicios que cubre muchos segmentos. Esto mejora la
innovación, y la amplitud de productos y enfoques crea defensas contra la penetración extranjera. La ventaja
del sector nacional se hace así más defendible al eliminar algunas vías de entrada para los competidores
extranjeros. Los competidores locales imitan y mejoran las buenas ideas, lo que acelera el ritmo general de
innovación del sector. El fondo de conocimientos y cualificaciones aumenta en el sector nacional a medida
que las empresas se imitan y el personal pasa de unas a otras empresas. Dado que ninguna empresa en
particular puede acaparar para sí misma todos los conocimientos y cualificaciones, todo el sector nacional se
beneficia de esta innovación más rápida. Las idea se difunden más de prisa dentro de una nación que entre
unas y otras naciones, porque el acceso a tal proceso resulta más difícil para las empresas de otros países.58
Aunque no hay empresa que pueda mantener exclusivamente para sí las innovaciones durante mucho tiempo,
la totalidad del sector nacional progresa más de prisa que sus rivales extranjeros, lo que es una buena ayuda
para la rentabilidad de muchas de las empresas de la nación.
La concentración geográfica de los rivales en una sola ciudad o región dentro de una nación es
reflejo de estos beneficios que, de este modo, se potencian. Es sorprendentemente habitual en muchas partes
del mundo. Muchas de las empresas italianas de joyería, por ejemplo, están ubicadas en tomo a dos ciudades,
Arezzo y Valenza Po, cuyas calles están flanqueadas por cientos de empresas. Concentraciones similares de
empresas pertenecientes a sectores de mucho éxito son numerosas y, entre otras, cabe citar las de Solingen,
en Alemania, y Seki, en Japón, dentro de la cuchillería; Basilea, en Suiza, dentro de los productos
farmacéuticos; Hamamatsu, en Japón, dentro de las motocicletas y los instrumentos musicales; Route 128, en
Boston, dentro de los miniordenadores; y Madison Avenue, en Nueva York, para la publicidad. En tales
ambientes, los restaurantes más de moda se ven frecuentados por los ejecutivos de varias compañías que se
ven e intercambian los últimos rumores. La información fluye con velocidad vertiginosa. Aunque todas y
cada una de las empresas han. de actuar con celeridad para mantener su ventaja, el conjunto del sector
nacional es dinámico y mantiene, o incluso amplía, su ventaja respecto a los rivales extranjeros que carecen
de la misma estructura.
La rivalidad doméstica no sólo crea ventajas sino que ayuda a evitar algunas desventajas. Con un
grupo de rivales domésticos que sigan diversas estrategias competitivas existe una defensa contra formas de
intervención gubernamental que sofoque las innovaciones o entorpezcan la competencia. Cuando no hay más
que uno o dos rivales domésticos en una nación, por el contrario, se producen presiones para toda clase de
«ayudas» que minan el dinamismo, tales como las subvenciones, la demanda interior garantizada o el
favoritismo hacia una empresa local. Ninguna de estas «ayudas» favorecerá la innovación y, en último
extremo, la ventaja competitiva (véase el capítulo XII).
Los rivales enzarzados en competencia doméstica se mantienen a raya unos a otros en la obtención
de apoyo oficial. Los contratos de la Administración no son un mercado garantizado para una sola empresa.
Las diferencias en la estrategia internacional van en contra de la protección. Al mismo tiempo, la presencia
de rivales canaliza el apoyo oficial hacia formas más constructivas que beneficiarán a todo el sector, como
puede ser el caso con la apertura de mercados extranjeros y las inversiones en la creación de factores
especializados.
El fenómeno que he descrito no se limita a la competencia empresarial. En las artes, en las ciencias e
incluso en las competiciones deportivas hay muchos ejemplos en los que una nación consiguió éxitos
internacionales desproporcionados durante un espacio de tiempo, gracias a un grupo de artistas, científicos o
atletas que trabajaban en la misma ciudad. En tenis, por ejemplo, Suecia ha conseguido éxitos inauditos en el
decenio de 1980, como lo hizo Australia en el de 1960. Un grupo de jugadores jóvenes y competentes
propicia que unos estimulen a los otros. El éxito de un jugador atrae y anima a nuevos aspirantes a campeón.
La incorporación de un jugador a los torneos internacionales da alientos a los demás para intentarlo ellos
también.
Así pues, un grupo de rivales domésticos capacitados crea un entorno fértil para crear y mantener la
ventaja competitiva que es dificil de imitar mediante la competencia con rivales extranjeros. El papel de la
desventaja selectiva en los factores, de los compradores entendidos y de los proveedores de prestigio
mundial a la hora de fomentar la mejora y la innovación se acentúa gracias a la activa rivalidad doméstica.
Los beneficios de la rivalidad doméstica todavía son mayores cuando se tienen en cuenta las formas en que
un grupo de rivales domésticos puede afectar favorablemente a la disponibilidad de proveedores afincados en
el mercado interior, a la dotación de
recursos humanos especializados y otras partes del «diamante» (véase capítulo IV).
No hay otro sitio donde el papel de la rivalidad doméstica sea más evidente que en Japón, donde es
una lucha a cara de perro, en la que muchas compañías no. consiguen beneficio alguno. Con metas
obsesivamente centradas en la participación en el mercado, las compañías japonesas se enzarzan en una
lucha continua para sobrepasar a sus rivales. Las participaciones fluctúan acusadamente. La Prensa
empresarial destaca la información de este proceso. Hay refinadas calificaciones que llegan a medir hasta
qué empresas gozan de mayor popularidad entre los licenciados universitarios. El ritmo de desarrollo de
nuevos productos y procesos es sobrecogedor.
El número de competidores domésticos que hace falta para una rivalidad eficaz depende de las
economías de escala en que se base el sector. Todo lo anterior no implica la necesidad de un gran número de
competidores en todos los tipos de sectores. Sin embargo, la necesidad de estáticas economías de escala se ve
atemperada por la importancia que para la ventaja competitiva tiene el ritmo de innovación. Las empresas
dominantes no son las innovadoras. en muchos sentidos, tal como comenté en el capítulo precedente.59
Experimentan inercia y vínculos con las antiguas formas de competir. Muchas de las tecnologías de los
decenios de 1980 y 1990 son, igualmente, menos sensibles a la escala que las anteriores generaciones.
Un mercado interior completamente abierto junto con estrategias extremadamente mundiales pueden
subsanar la carencia de rivales domésticos en una nación pequeña.60 El número de rivales también puede
disminuir a medida que madura el sector; más rivales locales suelen convenir en las etapas más tempranas
del desarrollo de un sector. Pero una fuerte rivalidad doméstica es un activo nacional cuyo valor es difícil de
exagerar.61
El hecho de que haya un buen número de competidores domésticos no es suficiente para determinar
el éxito. Si no hay una rivalidad efectiva entre los competidores, se anulan las ventajas de la competencia
doméstica.62 Además, la nación debe tener otras ventajas en el «diamante» o pocas probabilidades del éxito
competitivo serán harto escasas. En la insulina, por ejemplo, ha habido dos competidores británicos,
Wellcome y Boots, pero la insulina representa una parte muy pequeña de su negocio y ninguno se siente muy
comprometido con el sector. Las condiciones de la den1anda británica también tienden a ser menos
favorables debido al estricto control de los costes en el gasto de la asistencia sanitaria y al hecho de que la
mayoría de las compras se canalizan a través de un solo comprador, el Servicio Nacional de la Salud.
Ninguno de los competidores alcanzó relevancia internacional y Boots abandonó el sector a principios del
decenio de 1980.
La cooperación directa entre competidores, método que se preconiza como medio de evitar la
duplicidad y conseguir economías de escala, socava la ventaja competitiva a menos que adopte algunas
formas limitadas y específicas. Elimina la diversidad, mina los incentivos y ralentiza el ritmo de mejora del
sector. Hay un papel para la cooperación por medio de las asociaciones gremiales y otras entidades
independientes a las que tienen acceso muchas empresas. Comentaré las pautas para una beneficiosa
actividad cooperativa en el capítulo XII.
Formación de nuevas empresas. La intensa rivalidad doméstica depende de la formación de nuevas
empresas para crear nuevos competidores La formación de nuevas empresas también es vital para la mejora
de la ventaja competitiva, porque nutre el proceso de innovación en un sector. Las nuevas compañías sirven
nuevos segmentos y prueban nuevos métodos que los rivales más antiguos no llegan a identificar o a los que
pueden responder por falta de flexibilidad. Los nuevos participantes son, a veces, los «intrusos» dispuestos a
utilizar métodos nada convencionales para competir, por las razones que comenté en el capítulo precedente.
La formación de nuevas empresas es parte integrante de la forma en que un determinante refuerza a los otros
(capítulo IV). Por ejemplo, la rivalidad agresiva entre competidores lleva a la entrada en los sectores
proveedores o en sectores afines. La formación activa de nuevos competidores en el sector, de una u otra
forma, fue parte de la historia de virtualmente todos los sectores de éxito que estudiamos.
El proceso en cuya virtud se crean las nuevas empresas en una nación tiene mucho que ver con la
ventaja competitiva de los sectores nacionales. Hay dos mecanismos básicos mediante los que se forman
nuevas empresas. Uno es el establecimiento de empresas completamente nuevas, que pueden derivarse de
empresas ya establecidas, que pueden fundadas los empleados de proveedores y clientes, o que acaso son el
resultado de ideas que surgieron durante la formación académica o la investigación universitaria. Las
circunstancias nacionales que propician esta forma de creación de nuevas empresas son muy variadas.
Un rival local en una nación frecuentemente da lugar a la aparición de otros mediante el mecanismo
de las derivaciones. Empleados frustrados (ó ambiciosos) con buenas ideas abandonan la empresa para
formar la suya propia, frecuentemente cerca. Una de estas derivaciones propicia la aparición de otras. La
dinámica de las derivaciones suele ser saludable para el sector nacional. Crea más rivalidad. Desencadena
nuevas innovaciones de productos y procesos que estaban paralizadas por la inercia o los conflictos con las
estrategias existentes. Propicia que se atiendan nuevos segmentos o segmentos de los que no se había hecho
caso.
Las derivaciones no se producen con igual incidencia en todas las naciones, ni tampoco durante
todas las fases del desarrollo del sector.63 Sin embargo, fueron bastante corrientes en los sectores
internacionalmente competitivos que estudiamos. Muchas de las empresas norteamericanas de mini
ordenadores son descendientes de una compañía que se llamaba General Automation (GA). Por ejemplo,
Digital Equipment se derivó de GA, y Data General lo hizo de Digital. Control Data, el líder inicial de lo que
ahora ha dado en llamarse superordenadores, dio nacimiento al actual líder mundial; Cray Research. En el
sector italiano de la maquinaria para envasado, una empresa (ACMA) lideró directa o indirectamente a más
de doscientos competidores, ubicados todos ellos cerca de Bolonia.
Cada uno de los otros determinantes tiene su papel que desempeñar en la determinación de aquellos
sectores en los que aparecerán nuevas compañías. Las condiciones de los factores, en forma de una dotación
de empleados cualificados y especialmente formados, son un requisito previo para la fundación de nuevas
empresas. Lo mismo sucede con el capital riesgo, especialmente en sectores donde las necesidades de capital
no se puedan satisfacer con los ahorros personales y los fondos generados internamente. Las condiciones
favorables de la demanda atraen a nuevos participantes. La motivación de las personas también es
importante. El prestigio y las prioridades nacionales pueden influir en el atractivo que determinados sectores
tengan para las personas más descollantes. La existencia en la nación de las instituciones de las que
normalmente emergen las nuevas empresas en un sector en particular también es importante: Norteamérica
tiene muchas empresas de nueva creación en sectores donde las nuevas ideas se generan en los laboratorios
de investigación de las Universidades, mientras que Japón sólo tiene unas pocas. Los investigadores
japoneses es normal que se incorporen a los equipos de investigación de las grandes compañías. Finalmente,
la naturaleza de los compradores, proveedores y sectores conexos es igualmente importante porque son
fuentes de personal e ideas para la formación de nuevas compañías.
El otro mecanismo para la formación de nuevas empresas es la diversificación interna hacia nuevos
sectores por parte de empresas establecidas (la adquisición rara vez genera la formación de una nueva
empresa, porque no se crea una nueva entidad).64 El éxito nacional en un sector se beneficia de la activa
incorporación interna por parte de empresas de sectores conexos. La diversificación mediante el desarrollo
interno se produce casi siempre mediante diversificación conexa, porque crear un nuevo participante a partir
de cero exige casi siempre que la empresa tenga una base de cualificaciones apropiadas. Tanto
conocimientos como activos se transfieren de la empresa existente a la de nueva creación, lo que mejora las
perspectivas de logro de una ventaja competitiva. Las condiciones que fomentan la activa incorporación a un
sector por parte de empresas de campos conexos son una considerable fuente de ventaja competitiva
nacional.
Las metas de las empresas afectan mucho a la pujanza del desarrollo interno de una nación (ver más
arriba), pero también reflejan otras características institucionales. La incorporación interna es muy corriente
en Japón, Carea y Alemania donde una gran parte de la diversificación se ha producido históricamente por
medio de nuevas empresas, ya que las adquisiciones son raras. En Japón, por ejemplo, un dilatado horizonte
temporal, el deseo de volver a colocar a los empleados excedentes por mejoras de la productividad y la
dificultad histórica para llevar a cabo adquisiciones han llevado a una generalización del desarrollo interno
por parte de las empresas establecidas. El desarrollo interno solía ser habitual en Norteamérica y sigue
siéndolo en unos pocos sectores tales como los bienes de consumo envasados, servicios empresariales y
asistencia sanitaria (todas ellas áreas con ventaja nacional). Sin embargo, por lo general, el cambio de metas
ha inducido a muchas empresas norteamericanas a centrarse en las adquisiciones, muchas de ellas totalmente
inconexas con su actividad esencial.
Los sectores donde se produce el desarrollo interno, como en el caso de las empresas de nueva
creación, es una función del «diamante». Volveré sobre el tema de estas conexiones en el capítulo IV.
El papel de la casualidad
Los determinantes de la ventaja nacional moldean el entorno para la competencia en algunos sectores
en particular. En los historiales de la mayoría de los sectores de éxito que estudiamos, los acontecimientos
casuales también desempeñaron, no obstante, un papel más o menos estelar. Los acontecimientos casuales
son incidentes que tienen poco que ver, con las circunstancias de una nación y que frecuentemente están, en
gran parte, fuera del control y de la capacidad de influir tanto de las empresas como frecuentemente del
Gobierno nacional. Algunos ejemplos que son de particular importancia por su influencia en la ventaja
competitiva son los siguientes:
• Actos depura invención.
• Importantes discontinuidades tecnológicas (por ejemplo, la biotecnología, la microelectrónica).65
• Discontinuidades en los costes de los insumos, como las producidas por las crisis del petróleo.
• Cambios significativos en los mercados financieros mundiales o en los tipos de cambio.
• Alzas insospechadas de la demanda mundial o regional.
• Decisiones políticas de Gobiernos extranjeros.
• Guerras
Los acontecimientos casuales son. importantes porque crean discontinuidades que propician algunos
cambios en la posición competitiva. Pueden anular las ventajas de los competidores previamente
consolidados y crear el potencial para que las empresas de una nueva nación puedan ocupar sus puestos para
conseguir una ventaja competitiva en respuesta a nuevas y diferentes condiciones. El advenimiento de la
microelectrónica, por. ejemplo, fue enormemente importante para neutralizar el dominio norteamericano y
alemán en numerosos sectores basados en la electromecánica. Brindó a las empresas japonesas (y de otras
nacionalidades) una oportunidad de alcanzar posiciones previamente impensables. De forma similar, un alza
imprevista en la demanda de barcos dio a Corea la oportunidad de incorporarse al sector de la construcción
naval en competencia con Japón. El sector de la confección creció como la espuma en Singapur después de
que las naciones occidentales fijaran cupo a las importaciones de Hong Kong y Japón, mientras que el sector
coreano de las. pelucas, actual líder mundial, sólo prosperó después de que Estados Unidos prohibiera las
importaciones de China durante la guerra fría.
Los determinantes de la ventaja nacional actúan conjuntamente como un poderoso sistema para
sustentar la ventaja. Sin embargo, el sistema se especializa en cierta medida para la estructura de un sector en
particular. Es necesaria una discontinuidad para alterar las bases de la ventaja lo suficiente para permitir que
un nuevo «diamante» nacional especializado sustituya a otro.
Los acontecimientos casuales desempeñan parcialmente su papel al alterar las condiciones en el
«diamante». Los cambios importantes en los costes de los insumos o en los tipos de cambio, por ejemplo,
crean desventajas selectivas en los factores que catalizan períodos de innovación significativa. Vistas desde
esta perspectiva, las guerras pueden elevar el nivel y la urgencia de las inversiones científicas locales
(creación de factores) y perturbar las relaciones con los clientes (condiciones de la demanda). La Primera
Guerra Mundial produjo la pérdida de activos y de marcas extranjeros (incluida la aspirina de Bayer) de las
compañías de productos químicos alemanes. También representó un espectacular estímulo para los sectores
químicos de Estados Unidos, el Reino Unido y Suiza. Debido a su neutralidad durante la Segunda Guerra
Mundial, Suiza y Suecia se beneficiaron enormemente en muchos sectores.
Los acontecimientos casuales producen impactos asimétricos en diferentes naciones. Las dos crisis
del petróleo afectaron antes y más gravemente a las naciones dependientes de esta fuente de energía. Las
guerras suelen tener efectos muy diferentes sobre los vencedores que sobre los vencidos. Es interesante
advertir que las potencias derrotadas, Alemania, Japón e Italia son, tal vez, las naciones de más éxito del
período de la posguerra en términos de éxito ampliamente basado en la competencia internacional.66 Las
naciones que experimentan en primer lugar o con mayor gravedad el efecto de un acontecimiento casual
pueden tomar prontas medidas para ocuparse de él. Las crisis del petróleo, en último extremo, ayudaron a
mejorar la industria japonesa, porque Japón era especialmente vulnerable a los costes de la energía y tomó
enérgicas medidas para la conservación de la energía.
Mientras que los acontecimientos casuales pueden propiciar cambios en la ventaja competitiva en un
sector, los atributos nacionales desempeñan un importante papel respecto a qué nación los explota. La nación
con el «diamante» más favorable será la que más probabilidades tendrá de convertir los acontecimientos
casuales en ventaja competitiva. Esto será reflejo de un entorno en línea con las nuevas fuentes de ventaja y
de unas empresas que se sienten presionadas para actuar con la mayor agresividad para aprovecharlas.
La invención y el talante emprendedor son el núcleo de la ventaja nacional. Algunos piensan que
ambas cosas son producto de la casualidad en su mayor parte; un visionario o inventor puede encontrarse en
cualquier nación, lo que significa que el nacimiento de un sector de alcance mundial puede tener lugar en.
cualquier sitio. Si aceptamos este punto de vista, los determinantes cobran importancia en el desarrollo de un
sector, pero su formación inicial es un acontecimiento casual.
Nuestra investigación demuestra que ni el talante emprendedor ni la invención son aleatorios; asignar
un papel a la casualidad no significa que el éxito del sector sea. totalmente imprevisible. Por ejemplo,
Estados Unidos ofrece un entorno tan favorable para la. comercialización de innovaciones médicas que
docenas de emprendedores norteamericanos surgen en casi todas las áreas de nuevos productos y servicios.
De hecho, son bastantes los emprendedores que han venido a Estados Unidos para fundar sus compañías de
productos médicos, debido a que el país ofrece un entorno muy «hospitalario» para este sector en particular.
Los determinantes desempeñan un papel estelar en la delimitación de dónde es más probable que se
den la invención y el talante emprendedor en un sector en particular. Las condiciones de la demanda señalan
las necesidades en unas naciones mejor que en otras. Los mecanismos nacionales de creación de factores
afectan a la dotación de conocimientos y personal cualificado.. Los sectores proveedores prestan una ayuda
crucial o son fuente de nuevos participantes en el sector. Y así muchos más. Lo que puede parecer fruto de la
casualidad es, en realidad, el resultado de las diferencias en los entornos nacionales. Qué empresa o persona
va, a hacer la innovación es menos previsible, no obstante, que la nación o naciones en las que
probablemente sucederá.
A veces, el acto de la invención en sí no guarda relación alguna con otras características nacionales.
Por ejemplo, la insulina se aisló por primera vez en Canadá a pesar de no existir una demanda
particularmente favorable, una infraestructura científica descollante u otras circunstancias nacionales que
guardaran relación con la insulina. Sin embargo, el que tales invenciones puras, o actos emprendedores
aislados, se produzcan dentro de un sector competitivo no es aleatorio. El «diamante» tiene una influencia
considerable en lo que concierne a la capacidad de convertir un invento o una idea brillante en un sector
internacionalmente competitivo. Si una nación solamente tiene el invento, las empresas de otras naciones es
más que probable que se apropiarán de ella. La insulina, por ejemplo, se convirtió en un éxito comercial
internacional de la mano de empresas ubicadas en Dinamarca y Estados Unidos, que no en Canadá. Tanto
Dinamarca como Estados Unidos tenían condiciones favorables de demanda, dotaciones especializadas de
factores y otras ventajas. Por lo tanto, una vez conocida tecnología básica, el invento arraigó y prosperó en
otros sitios
Una vez descritos los determinantes de la ventaja competitiva nacional, una variable final es el papel
del Gobierno. Se habla mucho de lo Gobiernos en los tratamientos de la competitividad internacional.
Muchos los ven como una vital influencia en la moderna competencia internacional, cuando. no la más
importante de ellas. La política del Gobierno en Japón y Corea. ha tenido y tiene mucho que ver con el éxito
que disfrutan las empresas de ambas naciones.
Es tentador hacer del Gobierno el quinto determinante y sin embargo, tal cosa no seria ni correcta ni
la forma más útil de comprender el papel del Gobierno en la competencia internacional. El auténtico papel
del Gobierno en la ventaja competitiva nacional es el de influir en los cuatro determinantes. Este punto se
esquematiza en la Figura 3-5, que representa, ahora, todo el sistema.
El Gobierno puede influir positiva o negativamente en cada uno de los cuatro determinantes (y verse
influido por ellos), como queda patente en algunos de mis anteriores ejemplos. Las condiciones de los
factores se ven afectadas por las subvenciones, la política respecto a los mercados de capital, la política
educativa y otras intervenciones por el estilo. El papel del Gobierno al moldear las condiciones de la
demanda local todavía es más sutil. Los entes gubernamentales establecen normas o reglamentos locales
concernientes al producto que delimitan las necesidades de los compradores o influyen sobre ellas. El
Gobierno ,también suele ser un comprador importante de muchos productos de una nación, entre los que
cabe destacar productos para la defensa, equipo de telecomunicaciones, aviones para las líneas aéreas
nacionales y muchos más. La forma en que se desempeñe este papel de comprador puede ayudar o perjudicar
a la industria de la nación.
El Gobierno puede moldear las circunstancias de los sectores conexos y de apoyo de otras e
incontables maneras, tales como el control de los medios publicitarios o el establecimiento de normativas
para los servicios de apoyo. La política gubernamental influye también en la estrategia, estructura y rivalidad
de la empresa, por medió de mecanismos tales como la regulación de los mercados de capitales, la política
fiscal y la legislación antitrust.
La política del Gobierno puede verse influenciada, a su vez, por los determinantes. Las decisiones
respecto al destino de las inversiones en educación, por ejemplo, se ven afectadas por el número de
competidores locales (véase capítulo IV). La gran demanda interior de un producto puede inducir a la
temprana implantación de normas oficiales de seguridad.
Es evidente que la influencia del Gobierno en los determinantes fundamentales de la ventaja
competitiva nacional puede ser positiva o negativa. Al estimular la demanda inicial de aparatos de telefax,
por ejemplo, el Gobierno japonés ayudó a la ventaja competitiva. El Ministerio de Justicia japones aprobó
como documentos legales los realizados mediante, aparatos de telefax y Japón estuvo entre las primeras
naciones que permitieron la conexión de los aparatos de telefax a las líneas telefónicas nol1nales. No
obstante, si las normativas o compras gubernamentales llevan a una demanda anormal o anacrónicamente
temprana que distraiga a las empresas locales del servido a los mercados internacionales, el papel del
Gobierno es negativo. Por ejemplo, la extremadamente restrictiva reglamentación italiana de los mercados
financieros locales ha contribuido a que las instituciones financieras italianas sean incapaces de competir
internacionalmente.
Los papeles positivo y negativo del Gobierno en el proceso de creación de la ventaja competitiva se
resaltan y aclaran al contemplar al Gobierno como elemento que influye en el «diamante» nacional. Se puede
considerar un conjunto mucho más amplio de opciones y resultados de la política pública que el que
normalmente se analiza. Los determinantes sugieren políticas gubernamentales que son diametralmente
opuestas, en algunos casos, a aquellas que propugnan un concepto menos holístico de la ventaja nacional.
Tratar de mantener baja la cotización de la moneda nacional, por ejemplo, parece deseable si los costes de
los factores se consideran el determinante dominante de la ventaja nacional en un mundo estático en el que la
tecnología y las capacitaciones fueran constantes. Sin embargo, mi teoría enfatiza el hecho de que las
presiones del mercado y las innovaciones resultantes pueden superar al coste de los factores, con lo que la
infravaloración puede ralentizar la mejora de la ventaja competitiva y orientar a las empresas hacia
segmentos del mercado más insostenibles y sensibles al precio. El resultado es la pérdida de ventaja
competitiva a largo plazo. Las «ayudas» gubernamentales que liberan a las empresas de las presiones que las
harían mejorar y perfeccionarse, son contraproducentes.
El Gobierno ejerce una importante influencia sobre la ventaja competitiva nacional, aunque su papel
es inevitablemente parcial.67 La política gubernamental fracasará si sigue siendo la única fuente de ventaja
competitiva nacional. Las políticas que llegan a tener éxito lo consiguen en aquellos sectores donde están
presentes (y reforzados por la acción gubernamental) los determinantes fundamentales de la ventaja nacional.
Parece, pues, que el gobierno puede rebajar o elevar las probabilidades de conseguir ventaja competitiva, y
viceversa, pero que carece de la capacidad de creada por sí mismo. Volveré sobre todas estas cuestiones al
analizar la política gubernamental, en el capítulo XII.