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Corte Suprema de Justicia

Relatoría Sala de Casación Penal

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación

La jurisprudencia, partiendo de la lógica, ha señalado varios principios que deben ser


atendidos por el casacionista en la composición de la demanda y en la sustentación del cargo.
Son, fundamentalmente, los siguientes:

1) Si se trata de violación al debido proceso, es imprescindible indicar la existencia de una


irregularidad tal, que afecte derechos sustanciales.

2) Si se aduce violación del derecho de defensa, es menester especificar la actuación procesal


que se dice lesiva y determinar la incidencia de la ofensa en el resultado final del proceso.

3) Es necesario establecer desde qué instancia y momento del proceso se debe anular y a qué
funcionario se debe remitir la actuación.

4) Como la causal mencionada implica alegar errores de actividad, o de procedimiento,


compete al casacionista establecer si se han presentado durante el proceso o en la sentencia,
y si se trata de yerros referidos a la estructura - formal o conceptualmente -, o a las garantías
de los sujetos procesales.

5) Si se plantean varios cargos de nulidad, se impone seleccionar el que se estime como


principal y los restantes deben ser propuestos como accesorios o subsidiarios, naturalmente
siempre dentro del marco de la causal de nulidad aducida. En este evento, se deben seguir
varios pasos: (1) Señalar el cargo principal. (2) Las razones de la escogencia o selección. (3) La
indicación de los cargos subsidiarios, en su orden ( cfr., por ejemplo, Cas. del 10 de marzo de
1994, M. P. Dr. Ricardo Calvete Rangel, y Cas. del 14 de septiembre de 1.999, M. P. Dr. CARLOS
EDUARDO MEJIA ESCOBAR).

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 04/10/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Homicidio agravado
PROCESO : 14119
PUBLICADA : Si

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DETENCION DOMICILIARIA-Improcedencia de la medida después del fallo de condena
que niega la ejecución condicional/SUBROGADOS PENALES-Diferencia entre los
requisitos de la condena de ejecución condicional y los de la libertad condicional-
Incidencia de los elementos comunes al tratamiento penitenciario y al régimen
asegurativo-detentivo, para el pronóstico de resocialización
Los supuestos para que el Juez que esté conociendo de la actuación procesal pueda conceder
la libertad provisional, con fundamento en la integración normativa del numeral 2° del artículo
415 del Código de Procedimiento Penal con el artículo 72A del Código Penal, son los
siguientes:

1. Que el condenado no lo esté por un delito de los que excepciona el artículo 72A del
Código Penal.
2. Que la condena haya sido a pena privativa de la libertad.
3. Que el monto de la condena sea superior a 3 años.
4. Que el procesado haya cumplido las tres quintas partes de la condena impuesta.
5. Que haya observado buena conducta en el establecimiento carcelario, y
6. Que no tenga orden de captura vigente en su contra.

En ausencia de uno cualquiera de tales supuestos, la libertad no podrá concederse. Y a falta


de cualquiera de uno de los tres primeros, la norma no es aplicable y el instituto de la libertad
provisional deberá regirse por el artículo 72 del Código Penal, en concordancia con el numeral
2° del artículo 415 del Código de Procedimiento Penal.

El artículo 68 del Código Penal -regulador del subrogado de la condena de ejecución


condicional-, señala expresamente los requisitos necesarios para suspender la ejecución de la
condena, cuyo análisis debe permitirle al Juez suponer si el condenado requiere o no
tratamiento penitenciario.

Si la conclusión es positiva y el Juez determina que el procesado requiere tratamiento


penitenciario, se ordenará su captura si estuviere libre, respetando los condicionamientos del
artículo 198 del Código de Procedimiento Penal. Y si estuviere detenido carcelariamente,
simplemente se notificará lo decidido para que continúe en tal estado.

Si el esquema fuese por completo consecuente, a partir de una tal decisión se iniciaría el
tratamiento penitenciario del condenado. Y luego del cumplimiento de las dos terceras partes
de la condena, un Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad podría evaluar los
resultados de ese tratamiento penitenciario.

Sin embargo, el diseño lógico teórico de estos institutos del sistema se distorsionan por las
situaciones que en la práctica presentan algunos procesos, en los que a veces la totalidad de
la pena impuesta se cumple antes de la ejecutoria de las sentencias que la impusieron,
originándose confusiones entre el diagnóstico que debe hacer el Juez de instancia para
suponer que el condenado requiere tratamiento penitenciario y el pronóstico que debe hacer
otro Juez, a partir del tratamiento penitenciario, para suponer fundadamente la readaptación
social del procesado. Ello, a su vez, es consecuencia de un factor político criminal, que no de
justicia material; el régimen de detención como medida cautelar o asegurativa mientras
transcurre el proceso.

Pero a esa distorsión del sistema, impuesta por la realidad de la duración de algunos procesos
penales, por el régimen de detención y por la duración misma de algunas penas, acceden
otras a las que contribuye la propia judicatura con interpretaciones poco razonables de la ley
que dejan de lado la jurisprudencia como criterio auxiliar de la actividad judicial y que permite
colocar en un marco de igualdad a las personas sometidas a ella por la vía de la cohesión que
cumple dicha jurisprudencia.

No encuentra razonable la Corte que tanto el Juez 10° Penal del Circuito de Bucaramanga
como la Sala Penal del Tribunal Superior del mismo Distrito Judicial se aparten manifiestamente
de la antigua y reiterada jurisprudencia de la Corte sobre la improcedencia del mantenimiento
de la detención domiciliaria cuando se ha dictado sentencia condenatoria, aspecto sobre el
cual viene insistiendo la Corporación desde el 9 de noviembre de 1993 (MAGISTRADO
PONENTE Gustavo Gómez Velásquez en el proceso radicado 8825.)

Como el artículo 72 del Código Penal, señala que para realizar el pronóstico sobre la
readaptación social del interno en tratamiento penitenciario, deben tenerse en cuenta la
personalidad, la buena conducta en el establecimiento carcelario y los antecedentes de todo
orden, la Corte abordará el análisis del mismo, o de los elementos que de él hayan podido
materializarse, para fundar en ello el pronóstico sobre la readaptación social.
Lo anterior por cuanto la diferencia que existe entre los requisitos para conceder la condena de
ejecución condicional y los que son necesarios para la libertad condicional, es que en ésta ya
ha transcurrido el cumplimiento de las dos terceras partes de la pena en internamiento y es a
partir de allí, como de su propia evolución en lo que se apoya el Juez para pronosticar si el
interno está en condiciones de reintegrarse a la sociedad, sin perder de vista los factores ya
valorados para definir su necesidad.

De modo que personalidad, naturaleza y modalidades del hecho punible deben analizarse para
determinar si el condenado requiere o no tratamiento penitenciario. Personalidad y
antecedentes de todo orden deben también estudiarse junto con la conducta observada en el
establecimiento carcelario, para el otorgamiento de la libertad condicional.

Deviene de lo anterior que lo que marcadamente diferencia un Instituto del otro son los
elementos relacionados con el tratamiento penitenciario, que está compuesto "(...) por un
conjunto de medios educativos, instructivos, laborales, culturales, recreativos, deportivos y
familiares que se usan, con base en la dignidad humana y en las necesidades particulares de
la personalidad de cada sujeto, para obtener tal fin de reinserción sociocultural (artículo 143
Ley 65 de 1993) " y que dicha diferencia se patentiza en tanto los aportes del tratamiento
conduzcan FUNDADAMENTE a variar el juicio de valor hecho precedentemente para negar la
condena condicional cuando ello sea objetivamente posible.

Si la diferencia entre los requisitos de la condena de ejecución condicional y los de la libertad


condicional es la incidencia del tratamiento carcelario frente al juicio fundado de readaptación
social, el pronóstico de resocialización debe hacerse, en un principio, frente a los resultados
del cumplimiento del mismo. Pero si no hubiere sido posible iniciarlo en los términos de
cientificidad y en los desarrollos previstos por la ley penitenciaria, por haber permanecido el
procesado bajo régimen meramente asegurativo, habrá de acudirse a evaluar la incidencia que
los elementos comunes al tratamiento y al régimen asegurativo-detentivo, hubieren podido
producir, conforme a los principios o finalidades declaradas de la pena.

Si ellos son de tal escasez o ausencia, como ocurre en el asunto que se resuelve, el pronóstico
necesariamente ha de ser desfavorable y el beneficio debe denegarse.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto casación -Libertad


FECHA : 04/10/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Hurto agravado, Falsedad en documento privado
PROCESO : 15595
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION/ NULIDAD-Incongruencia de la sentencia


El recurso extraordinario de casación en la medida en que comporta un juicio sobre la
legalidad de una sentencia de segundo grado que previamente ha agotado las instancias
ordinarias, exige del demandante, no solo respetar los motivos expresamente previstos en la
ley para interponerlo tanto en su procedencia como en su contenido, sino que, además, por
tratarse de un medio de impugnación en esencia rogado la carga argumentativa del actor
comprende el respeto por la lógica y la técnica que lo regentan.

2. Asimismo, como cada una de las causales previstas en el artículo 220 del C.P.P. obedecen a
una metodología diferente, precisamente porque por su contenido y alcance corresponden un
concepto teórico bien disímil entre una y otra, toda vez que los yerros del sentenciador bien
pueden presentarse en cuanto a la interpretación y aplicación de la ley o respecto de la
apreciación probatoria, o, como los atacables por la vía de la nulidad, en la actividad
desarrollada dentro del proceso, constituye requisito formal de la demanda de casación,
indicar "la causal que se aduzca para pedir la revocación del fallo, indicando en forma clara y
precisa los fundamentos de ella y citando las normas que el recurrente estime infringidas"
(art. 225.3 ibídem).
No puede perderse de vista, que cuando el motivo de nulidad es la errada calificación de la
conducta, en la medida en que la selección del tipo objetivo imputado en la acusación no
encuadra jurídicamente la conducta desplegada por el agente, sino que, por el contrario, es
otro punible cuya ubicación en el Código Penal se encuentra en un título y capitúlo diferente,
su demostración se impone por los derroteros propios de la causal primera, pues en tal
equívoco pudo incurrirse bien por errores de juicio en la aplicación de la ley o valoración de las
pruebas, como ya lo ha sostenido la jurisprudencia de la Sala en varias oportunidades.

frente a pruebas como la testimonial y pericial no tiene cabida nuestro sistema procedimental
una tarifa legal, como que no tienen asignado un determinado valor probatorio, de ahí que los
jueces para su apreciación solo deban respetar las reglas de la ciencia, la lógica y la
experiencia, y sólo cuando se desvía de tales parámetros es viable su ataque en esta sede por
los derroteros del error de hecho.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto casación
FECHA : 04/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 14925
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Errores en la valoración probatoria: Técnica


Si el censor consideraba que de los medios de convicción surgían inferencias diferentes a las
que llegó el juez, quien en su sentir se habría equivocado en su valoración, no ha debido
aducir la violación directa de la ley sustancial, sino la indirecta, para precisar los yerros de
hecho y demostrar su trascendencia en el fallo, cuyo sentido habría de ser distinto una vez
superadas las falencias.

Tales errores técnicos en la elaboración del libelo lo llevan al fracaso desde la óptica formal e
impiden su posterior examen de fondo, frustrando las pretensiones del recurrente.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto casación
FECHA : 04/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14088
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA POR TRABAJO, ESTUDIO O ENSEÑANZA-Competencia de la


Corte para su reconocimiento/LIBERTAD PREPARATORIA Y FRANQUICIA
PREPARATORIA-Solo pueden ser concedidos por el INPEC a los internos cuyas
sentencias hayan obtenido ejecutoria
Durante el conocimiento de los asuntos por razón de la casación, y habida cuenta que la
interposición de tal recurso impide la ejecutoria de la sentencia, pueden presentarse
solicitudes de libertad provisional que la Sala resuelve excepcionalmente con fundamento en
el mandato legal del inciso 4°del numeral 2° del artículo 415 del Código de Procedimiento
Penal en cuanto señala que "la libertad provisional a que se refiere este numeral será
concedida por la autoridad que está conociendo de la actuación procesal al momento de
presentarse la causal aquí prevista".

En este mismo sentido y como excepción a la regla general de que son los Jueces de Ejecución
de Penas y Medidas de Seguridad los competentes para conceder las redenciones de pena por
trabajo, estudio o enseñanza (artículo 75, Código de Procedimiento Penal y 51 del Código
Penitenciario y Carcelario), se reconocen provisionalmente tales redenciones en desarrollo de
lo ordenado por el inciso 3° del numeral 2° del artículo 415 del Código de Procedimiento Penal
de que "la rebaja de pena por trabajo o estudio se tendrá en cuenta para el cómputo de la
sanción".

Con la expedición del decreto 1542 de 1997 se amplió el ámbito de la Corte para el
reconocimiento de redenciones de pena, pues el artículo 5° de tal norma modificó la
oportunidad para obtener el beneficio administrativo del permiso hasta de 72 horas, al hacerlo
extensivo a aquellos internos "(…) cuyo recurso de casación se encuentre pendiente", por lo
que la Sala mediante acuerdo del 20 de noviembre de 1997 (acta No. 144) señaló que "el
reconocimiento provisional de esta rebaja solo procede para los fines señalados en el artículo
147 de la ley 65 de 1993. Por consiguiente si el peticionario no cumple la tercera parte de la
pena impuesta, la Sala se abstendrá de hacer dicho reconocimiento".

Así mismo, con la modificación introducida por la ley 504 de 1999, también es procedente la
redención de pena, cuando se trate de completar el lapso del 70% de descuento de la pena
impuesta en tratándose de procesados por delitos de competencia de los Jueces Penales del
Circuito Especializados.

En este orden de ideas, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia es


incompetente para reconocer redenciones de pena por trabajo, estudio o enseñanza cuando el
propósito de tal reconocimiento sea diferente al de tener en cuenta el lapso redimido para el
cómputo total de la sanción para obtener libertad provisional o para que se tenga en cuenta en
la demostración de que el procesado se halla en fase de mediana seguridad.

Aunque el Decreto 1542 de 1997 modificó los artículos 148 y 149 del Código Penitenciario y
Carcelario, lo hizo solo en el sentido de reducir el tiempo de privación de la libertad necesario
para obtener los beneficios administrativos de libertad y franquicia preparatorias, de las cuatro
quintas partes de la pena efectiva que exigía la ley 65 de 1993 a las dos terceras partes de la
pena impuesta que ahora exige el Decreto 1542 de 1997.

La reforma citada no tuvo el sentido de variar la naturaleza de condenados por la de


procesados como potenciales usuarios de los beneficios de libertad preparatoria o franquicia
preparatoria, pues el texto del decreto no se refiere a tal hecho, por lo que los beneficios
administrativos de libertad preparatoria y franquicia preparatoria solo pueden ser concedidos
por el INPEC a los internos cuyas sentencias hayan obtenido ejecutoria y que por tanto se
denominan condenados respecto de los cuales la única autoridad judicial que puede
reconocerles redenciones de pena para completar ese requisito, son los Jueces de Ejecución de
Penas y Medidas de Seguridad o quienes hagan sus veces.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto de casación
FECHA : 04/10/1999
DECISION : Se abstiene reconocer redención de pena
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12383
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Proceso pendiente en Colombia: No afecta el trámite ni determina la


procedencia del mecanismo
Las argumentaciones que preceden a la referida petición de pruebas, ninguna injerencia tiene
frente a los presupuestos de procedencia que le compete examinar a la Corte a efectos de
conceptuar favorable o desfavorablemente sobre la solicitud de extradición elevada por el
Gobierno de Italia, pues el hecho de que ANTICOLI LAZZARO tenga cuentas pendientes con la
justicia colombiana no afecta el trámite y mucho menos determina la procedencia de dicho
mecanismo internacional de persecución del delito, ya que solo en el evento en que el
concepto sea positivo y en tales términos sea acogido por el Gobierno Nacional por intermedio
del Ministerio de Justicia y del Derecho profiriendo la resolución que concede la extradición, le
corresponde al Ejecutivo en ejercicio de la potestad que le confiere el artículo 560 del Código
de Procedimiento Penal, determinar si difiere o no la entrega de la persona al país requirente,
en los términos en que la Corte Constitucional determinó el alcance interpretativo a dicha
disposición, declarándola exequible mediante sentencia C-662 del 25 de agosto del año en
curso, al precisar que, "... Mediante la norma atacada se confiere una facultad al Ministerio de
Justicia, ya no en punto de conceder o negar la extradición solicitada - lo que regula, a falta de
tratados internacionales, por otras disposiciones de la ley- sino en lo concerniente al momento
de la entrega del extraditado, y sobre la base de que el mecanismo de Derecho Internacional
ya se ha puesto en operación, siempre que, en su criterio, deba dilatarse dicho procedimiento
a la espera de actuaciones judiciales que deban tener lugar en Colombia...", ya que, - se afirma
en el mismo fallo: "El Gobierno, al hacer uso de la potestad contemplada en el artículo 560 del
Código de Procedimiento Penal, puede diferir la entrega del extraditado o no hacerlo, y en este
último evento -cuando nada falte por tramitar o cumplir en Colombia, según su análisis- no
tiene lugar que se siga adelantando proceso o actuación alguna en el territorio, sino que se
perfecciona la extradición, entregando a la persona solicitada al Estado requirente.

Con ello, o con la decisión contraria el ejecutivo no interfiere indebidamente en la


administración de justicia, sino que, con base en el principio de la colaboración armónica entre
las ramas del Poder Público (art. 113C.P.) y por autorización legal no riñe con la Carta,
simplemente se limita a hacer efectiva la figura de la extradición, armonizando su aplicación
con la de las disposiciones penales colombianas cuando juzgue fundadamente que deben
agotarse aquí, previamente a la entrega, los procedimientos aplicables a quienes, siendo
solicitados por otros Estados, tengan cuentas pendientes con la justicia colombiana".

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Extradición
FECHA : 05/10/1999
DECISION : Niega las pruebas solicitadas
PROCESO : 15727
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/RESPONSABILIDAD


ETICA-Deber de cuidado
En tratándose de la falta de investigación integral, es necesario que los elementos de
convicción que se relacionan como no practicados, tengan incidencia en el juicio de
responsabilidad del imputado, lo que implica para el casacionista la obligación de precisar los
efectos de cada uno de ellos en el fallo. Tampoco la posible incidencia favorable que se
reclame en favor de la situación jurídica de un procesado, es por sí sola suficiente para cumplir
dicha exigencia; es indispensable sopesar la falta de esos elementos de juicio con los demás
que se tuvieron en cuenta en el fallo para demostrar la situación favorable que no estuvo
presente en la actuación y que definitivamente inciden en la suerte del encausado.
Cuando la censura parte de una premisa que no coincide con los fundamentos de la sentencia,
como en este caso, resulta imposible intentar una respuesta por parte de la Sala, porque no es
del caso analizar en esta sede el criterio del censor quien al parecer no está conforme conque
el juzgador haya calificado como una falta a la responsabilidad ética de los profesionales de la
salud el tratar de escudarse en una orden administrativa que obedece a la organización del
hospital.

La violación de esa reglamentación por parte de los profesionales de la salud tiene que ver con
su comportamiento frente al paciente y con el tratamiento que se le proporcione, lo que
involucra una serie de aspectos como los medios que utilice y la información de que se sirva
para otorgar el apropiado.

El Tribunal, respaldado en conceptos doctrinales sobre la materia, hizo alusión a los aspectos
que se deben tener en cuenta en el manejo del caso específico de un paciente, todo lo cual se
concreta en el deber de cuidado y en los eventos en los cuales se infringe ese deber de
cuidado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 05/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 13113
PUBLICADA : Si

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FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Técnica/ DERECHO DE DEFENSA-La actitud pasiva del


defensor no es en sí misma negación de defensa
Dentro de la técnica propia del recurso, con el falso juicio de identidad se espera que en la
sustentación se demuestre que el fallador alteró el contenido de la prueba, esto es, que le
haya dado un alcance mayor o menor del que realmente tiene; con falso juicio de existencia el
impugnante se obliga a demostrar que el sentenciador omitió la consideración de una prueba,
o tuvo en cuenta una que no existe materialmente en el proceso.

En un Estado Social y Democrático de Derecho como se precia de ser Colombia, la


persecución penal de sus nacionales debe atemperarse por el pleno ejercicio del derecho a la
defensa materializado especialmente en la posibilidad de contradecir pruebas e impugnar
decisiones judiciales brindadas a través de una adecuada asistencia técnica que aporte un
profesional del derecho al interior de la actividad procesal, base y fundamento del proceso, de
su legalidad y de su legitimidad, postulado que no se logra desnaturalizar por simples
irregularidades e informalidades, o por el alegato a posteriori de insuficiencias de asistencia
como resultado de estrategias defensivas elaboradas conscientemente según el particular
saber jurídico, así otro experto en la misma ciencia tenga distinto pensar pues precisamente la
misma amplitud que le brindan los postulados valorativos que imponen el análisis de los
hechos y la interpretación de las normas positivas, posibilitan en sí mismos diversas
alternativas para llegar a un mismo objetivo.

La pasividad del apoderado no puede considerarse per se como negación de defensa o


negligencia, porque la experiencia enseña que un suficiente acopio probatorio convincente
puede llevar a asumir esta clase de postura.

Precisamente sobre el tema, la jurisprudencia de la corporación sentó:

“Para el tema concreto planteado, esto es, la presunta violación del derecho a la
defensa, no es suficiente extrañar que el defensor no hubiera pedido pruebas, o que no
hubiera interpuesto recursos, o que no se hubiera notificado personalmente de las decisiones.
Es necesario que se demuestre que con esa actitud se dejaron de allegar elementos de juicio
fundamentales para la decisión, o que no obstante ser evidente que los intereses del
procesado se lesionaron no hubo una oportuna impugnación”.

“Es precisamente la ley procesal la que autoriza las notificaciones por estado. Igual
aspaviento hace con la ausencia de recursos, desde luego sin intentar siquiera una explicación
sobre por qué estima que si se hubiera recurrido el auto de detención, la resolución de
acusación, o la sentencia, la situación del procesado hubiera sido mejor. Acaso ante la claridad
de lo sucedido era viable demostrar la no responsabilidad?. O se podía esperar una pena más
benigna?”.

“Hubiera sido interesante conocer que fue lo que no hizo el defensor que afectó de
manera tan grave, como para llevar a la nulidad, la garantía de la defensa técnica”.

“La respuesta a los anteriores interrogantes ha debido formar parte de la sustentación


del recurso, pues lo que se anotó en la demanda no es otra cosa que posibilidades procesales
cuya trascendencia se ignora porque el actor no la mencionó, mucho menos intentó
demostrarla”.

“La actitud pasiva del defensor no es en sí misma indicativa de ninguna irregularidad,


pues como lo ha reiterado la jurisprudencia, hay casos, y éste podía ser uno de ellos, en donde
la mejor defensa es dejar que el Estado asuma toda la carga de la prueba ante la evidencia de
que las que se pidan perjudican al acusado; o en donde no conviene recurrir dado el acierto
indiscutible o la generosidad del fallador. Esos pueden ser también méritos de una buena
defensa, y demostración de un comportamiento ético y serio de un abogado” (Cas. 13.029,
Agosto 11 de 1998, M. P. Dr. Ricardo Calvete Rangel).

DERECHO DE DEFENSA (Salvamento de voto)


(Drs. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON y EDGAR LOMBANA TRUJILLO)

Si se observa la normatividad superior, la legal y la internacional que rige en Colombia, así


como la filosofía de nuestra Constitución Política, del C. de P. P. y de los tratados sobre
derechos humanos, se concluye con facilidad que el derecho de defensa se caracteriza por:

1.1. Existir durante toda la actuación.


1.2. Ser material, sustancial, es decir, real, más allá de la simple forma, cual rasgo, este
último, distintivo dentro del importante pero mero Estado liberal.
1.3. Ser integral, total. Esto significa que siempre debe estar compuesta por la autodefensa o
defensa personal, que realiza el imputado, sindicado o condenado, y por la técnica o letrada,
desplegada, como regla general, por un profesional del derecho recto, ético, probo, preparado
y comprometido con la función social que le corresponde al abogado que, en últimas, equivale
a prestar colaboración eficiente y seria en la búsqueda de justicia. Las dos conforman una
unidad inescindible que no puede ser desvertebrada.

(…) no tuvo defensa técnica, ni siquiera formal, durante toda la instrucción. Y también resulta
de la actitud absolutamente pasiva del letrado que recibió poder, que no se trataba de una
estrategia ni de una táctica. Basta decir que si ella se hubiera trazado, en algún momento
habrían aparecido sus efectos, al paso que lo sucedido fue otra cosa: Torres le dio mandato a
otro profesional. Y no podía tratarse de una táctica o estrategia defensiva porque el defensor
jamás se presentó a la fiscalía, nunca asistió a notificarse, nunca presentó un escrito y, que se
sepa en el expediente, ni siquiera físicamente se le vio frente al proceso así fuera en actitud
negativa.

Es palmario, entonces, el abandono absoluto en que transcurrió la instrucción para el


sindicado, desde el punto de vista de la protección letrada.

Cierto que la defensa puede ser activa, pasiva, poca o mucha, pues todo depende, de un lado,
del profesional encargado de ella; y, del otro, del cómo avance el proceso. Pero lo que se
observa en este expediente es el abandono rotundo de (…) por parte de su defensor y no una
manera de actuar en aras de la protección del defendido.

MAGISTRADOS PONENTES Drs. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON y YESID


RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia de casación
FECHA : 06/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de uso privativo de las F.M.,
Concierto para
delinquir
PROCESO : 12909
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Salvamento Parcial de Voto Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO -

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PARTE CIVIL-Carece de interés cuando persigue mayor drasticidad en el tratamiento


penal del procesado/SUSPENSIÓN DE LA PATRIA POTESTAD-Condiciones para su
imposición
1. Por ley, la víctima o el perjudicado con el hecho punible tiene derecho a que le sean
indemnizados los perjuicios irrogados, además de proporcionarle los medios para efectivizarlo
a través de la constitución de parte civil en el proceso penal y le otorga facultades para
participar en las diligencias que se realicen, solicitar pruebas, presentar alegaciones e
interponer recursos, pero su actuación debe estar de acuerdo con su razón de ser, como es el
reconocimiento de los daños ocasionados con el delito.

Al respecto el inciso primero del artículo 48 del Código de Procedimiento Penal dispone:

“Admitida la demanda de parte civil, ésta quedará facultada para solicitar la


práctica de pruebas orientadas a demostrar la existencia del hecho investigado, la
identidad de los autores o partícipes, su responsabilidad, la naturaleza y cuantía de
los perjuicios ocasionados. Podrá igualmente denunciar bienes del procesado y
solicitar su embargo y secuestro e interponer recursos contra las providencias que
resuelvan sobre las materias de que trata este artículo.”

No obstante el contenido literal de la sección postrera de la transcripción, que otorga


facultades a la parte civil para impugnar las resoluciones judiciales que resuelven sobre los
aspectos señalados en la norma, su aplicación debe guardar armonía con la naturaleza de su
interés y las pretensiones que persigue en el proceso penal, fuente de su legitimación,
radicados en el agravio sufrido con la providencia, la que sirve para determinar cuál fue el
interés afectado con ella.

Por lo tanto, si la pretensión de la parte civil busca beneficios resarcitorios es legítima, pero si
consiste en mayor drasticidad en el tratamiento penal del procesado, sin incidencia alguna en
los perjuicios, carece de interés para atacar la decisión por medio de la impugnación.

2. Como se acaba de señalar, el Tribunal podía revocar la absolución de (…), por apelación de
la parte civil, lo cual implica condenarla a las penas respectivas, pero no es pertinente haberle
impuesto la suspensión de la patria potestad, la cual es sabido consiste en la facultad que
tienen los padres para representar a su hijo de familia, tanto procesal como
extraprocesalmente, administrar su patrimonio y gozar los frutos que produce.

Su suspensión, con base en un sentencia penal, amerita una relación entre la conducta
delictiva y el bien jurídico vulnerado o puesto en peligro, pues no es una medida común a
todos los delitos ni una imposición general para los sindicados, además debe tenerse en
cuenta su viabilidad y conveniencia y, sin perder de vista las funciones de la sanción señaladas
en el artículo 12 del Código Penal, examinar la culpabilidad, las circunstancias de atenuación y
agravación, la personalidad del acusado, y la gravedad y naturaleza del hecho punible, para
saber si sus hijos pueden resultar afectados en su seguridad, formación moral, tranquilidad o
en otro de sus derechos (art. 44 C. N.).

La decisión del ad quem llevaría a que todos los condenados por estafa o falsedad en
documento privado, que sean padres de familia, habría que imponerles esa pena accesoria,
con lo cual se llega a una generalización inadmisible, por no consultar los parámetros legales
de individualización ni los fines de la sanción (art. 12 del C. P.)

Este defecto de la sentencia, no tiene incidencia en la estructura básica del proceso y se


circunscribe a una parte del fallo, por lo cual será a través de la nulidad parcial que se subsane
oficiosamente, como lo faculta el artículo 228 en armonía con el artículo 229 del Código de
Procedimiento Penal,
MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia de casación
FECHA : 07/10/1999
DECISION : Casa parcialmente en el sentido de invalidar la
revocatoria
de condena
DELITOS : Estafa, Falsedad en documento privado
PROCESO : 12394
PUBLICADA : Si

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ESTAFA-Se configura este delito y no un concurso de contravenciones, cuando el autor
idea una sola acción delictual ejecutable por etapas
Es incuestionable que las circunstancias que rodearon la ilicitud revelan que desde un principio
el procesado tuvo la intención positiva de cometer la estafa por el monto total de los
comprobantes falsos, es decir, fue ideada una sola acción delictual ejecutable por etapas,
obviamente para no despertar sospechas y asegurar el éxito de la empresa indebida. De ahí
que en lugar de hacer una sola consignación, se hubiesen hecho varias, por sumas
relativamente pequeñas, con intervalos cortos y falseando numerosos pagarés, en cuantías
discretas, como para no despertar desconfianza y evitar, así, mayores controles.

Dicha modalidad de ilicitud permite concluir que ECHEVERRY MARMOLEJO desplegó una serie
de actos ejecutivos constitutivos de una sola acción encaminados a obtener un incremento de
su peculio, en cuantía muy superior a los diez salarios mínimos de que habla la ley 23 de 1991,
comportamientos que como bien lo señala la Delegada, se erigen como "una conducta
integralmente considerada", sin que sea válido disgregar su proyección, como lo pretende la
defensora, a diversas actitudes delictuales.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 07/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Falsedad en
documento privado, Estafa agravada
PROCESO : 11695
PUBLICADA : Si

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CASACION-Interés para recurrir por efectos de la consulta/ERROR DE HECHO-


Modalidades-Técnica
Pertinente y necesario encuentra la Sala en el presente asunto, precisar inicialmente que se da
por descontado el interés que le asiste al demandante para recurrir extraordinariamente el
fallo de segunda instancia, pues no obstante no haber apelado el de primer grado por
satisfacer éste las aspiraciones del procesado y su defensa, toda vez que fue de naturaleza
absolutoria, al surtirse el grado de jurisdiccional de consulta que para esta clase de sentencias
ordinarias de competencia de los entonces jueces regionales preveía el artículo 206 del Código
de Procedimiento Penal (modificado por el artículo 29 de la Ley 81 de 1.993), fue revocado
integralmente para en su lugar condenar a (…) y (…), situación que por implicar una ostensible
variación en perjuicio de la situación de aquéllos, les legitima procesalmente para ejercer el
derecho a la impugnación extraordinaria, pues la inicial conformidad frente a la decisión del a
quo no puede siquiera presumirse respecto de la del ad quem, siendo entonces ese agravio
entendido como cambio adverso de una situación ya definida, el que lo habilita a recurrir por
vía de la casación.
Se hace necesario recordar que sobre el aspecto teórico práctico de la técnica casacional en
punto del error de hecho por falso juicio de identidad, ha sostenido ya en reiteradas
oportunidades la jurisprudencia de esta Sala que si el yerro recae sobre el contenido material
de la prueba, corresponde al demandante identificar cada una de las que fueron objeto de
distorsión por parte del Juez, de manera tal que al confrontarlas con lo que sobre las mismas
se consideró en la sentencia, surja evidente que a pesar de que objetivamente el medio de
convicción expresa una cosa, el fallador la hace decir otra muy distinta, en otras palabras, la
pone a mentir porque en el proceso de apreciación ontológica de la misma la deforma y por
ello el análisis parte de una realidad diversa de la que allí se acredita.

Por el contrario, si el error in iudicando del sentenciador se deriva de su raciocinio lógico al


aplicar las reglas de la sana crítica, en la medida en que no obstante concebir la prueba en su
contenido exacto o en toda su expresión fáctica, en el proceso deductivo sobre los efectos y
consecuencias que frente al caso concreto deben razonablemente extraerse de las mismas,
atropella injustificada, arbitraria o absurdamente las exigencias elementales y básicas de la
lógica, la ciencia y la experiencia común, arribando a conclusiones que a la postre se
desentienden de la realidad procesal allí vertida, es ésto lo que se debe demostrar.

En ambos casos, si bien ha dicho la jurisprudencia que el ataque casacional se impone por los
derroteros del error de hecho en los términos en que se acaba de precisar, debe además el
casacionista afrontar el juicio apreciativo que se desprende de todas y cada una de las pruebas
en que el sentenciador se apoyó para fundamentar la sentencia, estableciendo a partir de allí
de manera clara las consecuencias del yerro en la decisión finalmente adoptada.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia de casación
FECHA : 07/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 13058
PUBLICADA : Si

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NARCOTRAFICO-La aprehensión material de la droga no es condición para que proceda


la agravación punitiva del numeral 3º del artículo 38 de la ley 30 de
1986/NARCOTRAFICO-Dosificación punitiva: Criterios para valorar la gravedad del
hecho, el grado de culpabilidad y el examen de la personalidad/DELACION-En
narcotráfico: Condiciones para que proceda la rebaja de pena/DOSIFICACION
PUNITIVA-Las rebajas de pena se calculan sobre residuos o remanentes
1. La aprehensión material de la droga no es una condición para que proceda la aplicación del
numeral 3º del artículo 38 de la ley 30 de 1986. Esta norma autoriza duplicar el mínimo de las
penas previstas en los artículos anteriores "cuando la cantidad incautada sea superior a mil
(1.000) kilos si se trata de marihuana, a cien (100) kilos si se trata de marihuana hachis; y a
cinco (5) kilos si se trata de cocaína o metacualona".

Es indudable que se trata de un tipo cuya aplicación se encuentra subordinada al contenido de


los artículos 33 al 37 de esa normatividad y que por lo mismo obliga a una interpretación
sistemática y no meramente gramatical.

"...por su condición de subordinado del tipo agravante de que se trata -enfatizó la Corte en
pasada ocasión-* no puede aplicarse de manera independiente, pues únicamente adquiere
entidad jurídica en referencia y sólo así, con los tipos básicos a los cuales alude. De tal suerte,
el vocablo "cantidad incautada", empleado por el legislador para imprimir mayor drasticidad a
la pena mínima de los delitos definidos en los artículos 33 a 37 de la ley en mención, no puede
limitarse al significado gramatical del verbo incautar. Este, haciendo parte del tipo
subordinado, pierde también su autonomía y debe ser interpretado dentro del contexto de la
normatividad represora del narcotráfico, que no por haberlo empleado sólo en la redacción del
agravante, excluye de sus efectos la mayor parte de las conductas delictivas que se reprimen,
como que las más de las veces la incautación del estupefaciente no llega a materializarse.

"Fluye claro que lo que el legislador quiso reprimir con mayor severidad, es la cantidad de
estupefaciente manipulada por el agente, de la cual tenga probada noticia el proceso; no
simplemente de la cantidad decomisada, pues es apenas lógico entender que el uso de la
palabra "incautada" no lo fue con el alcance restrictivo que le da el casacionista, sino para
significar con ella "la droga o sustancia ilícita sometida a conocimiento de un Tribunal o
autoridad competente para lo de su cargo, así no se halle aprehendida materialmente", o sea
que el "tomar posesión" que utiliza el diccionario de la Real Academia de la lengua como
acepción de "incautarse" lo entendió el legislador en sentido figurado con alcance jurídico, no
material.

"Resulta indiscutible que el ejercicio por el Juez, del trabajo interpretativo, cuando el texto de
la ley lo requiere para hacerla operante al fin que persigue, no puede constituir, como dice
entenderlo el profesional demandante, el desconocimiento del principio de legalidad del delito
y de la pena. Es sencillamente, el cumplimiento del deber connatural al Juez, que ejercido con
responsabilidad, va formando los criterios de interpretación propios de la jurisprudencia y va
suministrando pautas generales de orientación al legislador para la comprensión de las
situaciones que requieren de su manifestación funcional".

En suma, la evidente vinculación del numeral 3º del artículo 38 de la ley 30 de 1986 con los
tipos penales descritos por el mismo estatuto en las normas que lo preceden, obliga al
intérprete a escudriñar la verdadera intención de la ley al establecer la circunstancia de
agravación, en atención precisamente a que una labor hermenéutica puramente gramatical,
traduce inmediatamente la idea absurda de que el tráfico de sustancias estupefacientes en
cantidades exorbitantes, sin que se produzca su aprehensión material, quedó excluida del
tratamiento punitivo más severo a que se refiere la disposición.

No se trata de abandonar sin ninguna fórmula el método de interpretación gramatical, sino de


buscar el verdadero espíritu y finalidad de la norma. Esta, sin ninguna duda, forma parte de
un sistema y ante una incoherencia como la anotada, es un deber inaplazable del juez,
auscultar sistemáticamente sus verdaderos alcances, bien para limitarlos a la estricta
significación de las palabras o para extenderlos a las hipótesis lógicas posibles que surjan de la
evaluación del conjunto normativo al cual pertenece.

Lo precedente no traduce el uso de la analogía. Se trata de un procedimiento legítimo de


interpretación, que no por el hecho de una pretendida claridad en el significado de las palabras
utilizadas en la norma, le está vedado al Juez como fórmula para encontrar la finalidad
pretendida con la misma, ante una eventual imprecisión legislativa. Así las cosas, no se trata
de llenar por vía judicial un vacío de la ley en aras de la justicia material, sino de encontrar sus
verdaderos alcances, es decir aquellos que motivaron la inclusión de la norma por parte del
legislador y únicamente de ellos.

La ley 30 de 1986, eso es claro, de manera recurrente se refiere cuantitativamente a las


sustancias estupefacientes. En el literal j) de su artículo 2º alude a la dosis para uso personal
y para el caso de la cocaína la fija en una cantidad que no exceda de un gramo, naturalmente
a condición que el fin de quien la tenga no sea su distribución o venta.
El artículo 33 -inciso 1º-, obviamente antes de la ley 365 de 1997, establecía una sanción de 4
a 12 años de prisión, frente a las siguientes conductas, realizadas sin permiso de la autoridad
competente y salvo lo previsto sobre dosis para uso personal:

Introducir al país, así sea en tránsito, sacar de él, transportar, llevar consigo, almacenar,
conservar, elaborar, vender, ofrecer, adquirir, financiar o suministrar a cualquier título droga
que produzca dependencia.

El inciso 2º de la norma, preveía una sanción de 1 a 3 años para las mismas conductas, a
condición de que la cantidad de droga no fuera superior de 1.000 gramos de marihuana, 200
de hachís, 100 de cocaína o de sustancia a base de cocaína y 200 de metacualona.
Nótese que dicha disposición en ningún momento estableció como elemento del tipo el
hallazgo material de la sustancia, como se deduciría del argumento del recurrente respecto de
la agravante. También que el legislador tomó en consideración la cantidad de la misma para la
previsión de penas más o menos graves. En el caso de la cocaína, hasta 100 gramos, señaló
prisión de uno a 3 años. Y de 4 a 12 años, si excedía esa cantidad.

Es supremamente clara, entonces, la tendencia del legislador de contemplar penas más


rigurosas en la medida del incremento de la sustancia objeto del tráfico. Y a criterio de la Sala
esa fue la lógica y el sentido para estatuir la agravante punitiva del artículo 38-3 de la ley 30
de 1986, sin que sea dable encontrar una sola razón desde el punto de vista lógico-sistemático
para admitir que únicamente quiso esa rigurosidad punitiva frente al presupuesto de la
incautación de la droga, entendido éste como aprehensión material de la sustancia.

Así las cosas, como lo expresó la Sala en la sentencia citada, la utilización del término
"incautar" es una típica imprecisión legislativa, que no impide el hallazgo de su verdadero
sentido dentro de la lógica interna del sistema general de la ley, "...el cual no es otro que el de
especificar un incremento de la pena cuando la droga objeto del delito exceda las cantidades
previstas en el artículo38-3 del estatuto nacional de estupefacientes".

2.La intensidad del daño que se causa o puede causarse al bien jurídicamente tutelado de la
salubridad social es mayor o menor dependiendo de la cantidad de droga materia del delito.
No es lo mismo elaborar, exportar y distribuir 5 kilos de cocaína que 100 o 5.000, por lo que
resulta completamente racional y lógica la asociación de la cantidad de droga materia del
delito a la noción de gravedad del hecho como criterio para la fijación de la pena.

Cierto que el artículo 38-3 de la ley 30 de 1986 agrava la conducta con fundamento en la
cantidad de la sustancia. Esta previsión, sin embargo, no puede conducir a la afirmación que
hacen los demandantes, según la cual, en el caso de la cocaína, cualquier conducta que se
refiera a una cantidad superior a 5 kilos es ya adecuable a la agravante específica y no puede
por lo tanto ser nuevamente agravada con sustento en el criterio de dosificación a que se
viene haciendo referencia.

La idea es sencillamente absurda. Lo que propicia la agravante específica del artículo 38-3 es
variar los límites dentro de los cuales puede imponer la pena el juzgador por la concurrencia
de la circunstancia objetiva allí prevista. Pero una vez tipificada la conducta en su modalidad
agravada, mal pueden igualarse para efectos punitivos todas las hipótesis delictivas, sin
ninguna consideración a la cantidad de la sustancia estupefaciente. Es obvio para la Sala, se
reitera, que en cuanto mayor sea la cantidad de droga objeto del delito, mayor será la
intensidad del daño potencial o real ocasionado al interés jurídico tutelado y
consecuencialmente más grave el hecho.

3. Es claro para la Sala que la forma de culpabilidad a cuyo título se realiza la imputación (dolo,
culpa o preterintención) no corresponde al criterio "grado de culpabilidad" a que se refiere el
artículo 61 del Código Penal, cuya noción tiene que ver con la intensidad del dolo o el grado de
la culpa. En el primer caso, si se tiene en cuenta que el dolo se constituye por la intención
conciente de atentar contra el respectivo bien jurídico tutelado, el "grado de culpabilidad"
tiene que ver con la mayor intensidad de dichas conciencia y voluntad. Esa mayor intensidad
en el ámbito de una organización criminal altamente compartimentada es predicable de sus
directores o cabezas. El sólo hecho de poseer el control total del complejo de actividades
criminales cuya articulación produce el resultado, traduce sin ninguna duda una más alta
comprensión del daño causado y una mayor determinación y voluntad criminales, que la
predicable del que simplemente como pieza de la organización realiza apenas una cualquiera
de sus funciones.

4. El examen de la personalidad del procesado debe consultar sus antecedentes de todo orden
y dentro de éstos, como lo ha señalado reiteradamente la Corte, se encuentra la conducta
misma objeto del proceso y naturalmente sus modalidades. Estas circunstancias, como lo
aceptan los demandantes, contribuyen a revelar la personalidad social del autor y en tal
medida a establecer un juicio de ella que sirva de fundamento a la individualización de la
pena.

Si lo que se hace traduce lo que se es, nada impide que los mismos actos por los cuales se
decide condenar se constituyan, especialmente en casos como el examinado, en pilares
fundantes y suficientes del juicio sobre la personalidad que debe realizarse para graduar la
pena en los términos del artículo 61 del Código Penal.

La tesis reivindicada en las demandas, según la cual si el hecho, que es síntoma de la


personalidad, sirve de fundamento a la pena no puede al mismo tiempo constituirse en
fundamento de la agravante o criterio para fijarla, no es atendible. Una cosa es la conducta
objeto de la condena y otra distinta aquello que la misma revela sobre el carácter o
personalidad de su autor. Si el comportamiento que es materia de reproche penal es
objetivable a través de sus manifestaciones externas y si éstas reflejan una actitud de su autor
frente a los valores instituidos, es para la Corte indiscutible que la conducta misma, su
reiteración, lo que la impulsa, aquello que la convierte en habitual, el contexto social en la que
se desarrolla, obran como signos inequívocos para la identificación del mundo interno de quien
la realiza, como factores de los cuales es inferible la personalidad.
Quien hace del tráfico de drogas ilícitas su forma de vida, de por sí integra a su vida la cultura
criminal propia de ese tipo de actividades, cuyas características en los planos de violencia y
corrupción nadie desconoce. La reiteración de la conducta, por lo tanto, no por el hecho de
penalizarse a través del concurso, pierde su condición de dato procesal que contribuye a
perfilar la personalidad del autor.

5. La disposición consagra una modalidad especial de delación que opera en relación con los
delitos relacionados en el capítulo V del Estatuto Nacional de Estupefacientes. Si se tiene en
cuenta que delatar significa descubrir a alguien que ha cometido un delito, el reconocimiento
de la rebaja de pena prevista en la norma presupone la revelación de autores o partícipes del
hecho punible investigado o lo que es lo mismo, el señalamiento de personas no descubiertas
todavía, sustentado el mismo en la aportación de pruebas idóneas.

Así las cosas, resulta claro que la finalidad del precepto es ofrecerle una oportunidad al
sindicado de rebajar la pena a cambio de una actitud de colaboración con la justicia en la
medida que le permite una mayor efectividad.

Quiere enfatizar en este punto la Sala que la denuncia mediante pruebas idóneas a que se
refiere la norma cuya aplicación se reclama, no significa -como lo pretenden los casacionistas-
que la declaración del supuesto delator sea creíble, sin importar que de manera previa y a
través de otros medios demostrativos se haya logrado la identificación del autor o del
partícipe. Si esta ya se había producido como sucedió en los casos de examen, ninguna
revelación en realidad hicieron los sindicados y en tales condiciones, a pesar de que sus
testimonios sean creíbles y por lo mismo idóneos, en manera alguna pueden considerarse
como delación.

Debe precisarse, adicionalmente, que cuando el artículo 45 de la ley 30 de 1986 condiciona la


rebaja de pena a la "denuncia" de autores o partícipes "diferentes a los ya vinculados al
proceso", no se está refiriendo al fenómeno jurídico de la vinculación procesal a través de las
figuras de la indagatoria o la declaración de persona ausente. A lo que alude el precepto es a
la revelación de autores o partícipes todavía no asumidos en el proceso como "vinculados" a la
empresa criminal, es decir aún desconocidos.

Si la teleología de la norma es estimular al sindicado para que a cambio de una rebaja en la


pena colabore con la justicia descubriendo a los otros autores o partícipes de la conducta,
resulta sencillamente un sin sentido admitir como delación la simple afirmación del sindicado
sobre la participación criminal de alguien que ya fue descubierto (que ya fue vinculado con la
realización del delito), por el hecho puramente contingente de que no haya adquirido la
condición de procesado.

No puede quedar duda que cuando la delación que se ofrece es fraudulenta, no en cuanto a la
verdad misma del señalamiento sino en cuanto a la manipulación de la figura ("delatar" al
coacusado, a alguien ya individualizado dentro del proceso o acordar entre los copartícipes
"delatarse" entre sí sin ningún ánimo de colaboración con la justicia), la rebaja de pena es
totalmente improcedente.

El Tribunal Nacional, entonces, no interpretó equivocadamente la disposición legal, siendo del


caso señalar que la comparación hecha por los recurrentes entre la figura que se examina y la
confesión no resulta afortunada. Esta se reconoce como aminorante punitiva en los términos
del artículo 299 del Código de Procedimiento Penal, a condición de que haya sido fundamento
de la sentencia condenatoria, es decir contribuido en forma determinante a afianzar la certeza
sobre la realización del hecho punible y sobre la responsabilidad del procesado. Cierto que
puede concurrir con otros medios de prueba, pero su posición debe ser preeminente y
conclusiva de la responsabilidad penal.

La delación del artículo 45 de la ley 30 de 1986 es otra cosa. Consiste, como se dijo, en
descubrir mediante pruebas idóneas a personas vinculadas con la realización del delito. Si la
posibilidad de que esto ocurra supone lógicamente que el autor o el partícipe no haya sido
descubierto, acudir a la confesión para decir que no existe razón legal para negar la delación
cuando a través de otros medios de prueba ya se haya logrado esa revelación o
descubrimiento, es simplemente una necedad.

6. La Sala ya se ha referido al tema en diferentes oportunidades y ha sido reiterativa en


señalar que las rebajas de pena se calculan sobre residuos o remanentes. Así por ejemplo,
mediante providencia del 31 de julio de 1996 (M.P. Dr. Jorge E. Córdoba Poveda) se consideró
violatorio del principio de legalidad de la pena el método para computar las rebajas propuesto
por el impugnante. Este criterio -se dijo en esa oportunidad-de calcular todas las aminorantes
sobre el total de la pena imponible y no sobre los residuos "…puede llevar no sólo a imponer
penas insignificantes sino, incluso, a dejar impune el delito y a que el Estado aparezca deudor
del condenado, ya que, por ejemplo, si al total de la sanción imponible se le quitan las 2/3
partes por haberse actuado en estado de ira (si se estima que el procesado merece la máxima
reducción del artículo 60 del C.P.), más 1/3 parte por confesión (art. 299 del decreto 2700/91)
se habrá copado el quantum íntegro de la pena y sin que siquiera, por sustracción de materia,
exista la posibilidad de descontar el tercio a que, teóricamente, tendría derecho por haberse
acogido a la sentencia anticipada.

"Aparece claro que tal forma de tasación punitiva no sólo viola el principio de legalidad, sino
que pugna con una racional política criminal, desconoce la proporcionalidad que debe existir
entre el hecho juzgado y la pena, la eficacia de la misma y el carácter plurifuncional a ella
asignado, a más de conllevar una evidente injusticia.

"Por otra parte, la Comisión de Evaluación de la Política de Sometimiento a la Justicia,


organismo consultivo del Ejecutivo, adscrito al Ministerio de Justicia y del Derecho, de la cual
hicieron parte, entre otros funcionarios, el presidente de la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal
General de la Nación, expresó: "en los casos en que proceda la acumulación de beneficios y
salvo específicas exigencias normativas, cada rebaja se debe hacer en la sentencia en forma
independiente tomando como base la pena que quede después de efectuado cada descuento;
o sea, revaluar la práctica de sumar los diferentes descuentos y luego sí aplicarlos al total de
la pena".
Con la misma orientación precisó la Corte en la sentencia de casación del 20 de abril de 1999,
con Ponencia compartida de los Magistrados Fernando E. Arboleda Ripoll y Ricardo Calvete
Rangel (radicación 10.576):

"No puede desconocerse que la utilización de la expresión "acumulación" en el enunciado y


cuerpo de la norma (37 B-1 del C. de P.P.), ha provocado interpretaciones disímiles, entre ellas
la propuesta por la demandante, pero el contenido de la disposición , y las modificaciones que
luego se le introdujeron (art. 12, ley 365/97), permiten lógicamente dejar establecido que lo
pretendido por la ley no fue autorizar una suma aritmética de beneficios, entendida como
conjunción de varias cantidades homogéneas en una sola, sino reconocer el carácter concursal
o concurrente de la rebaja prevista en los artículos 37 y 37 A, como los demás a que tuviere
derecho el procesado.

"Obsérvese que la norma, al negar el carácter concursal de estas rebajas entre sí (artículos 37
y 37 A), utiliza la misma expresión (en ningún caso se acumularán, dice el precepto), no
quedando duda del alcance que se le quiso dar a la expresión, en el sentido de compatibilidad
o concurrencia.

"La interpretación propuesta por la demandante, además de no resultar acorde con el texto del
precepto, vendría a erigirse en factor de impunidad, en cuanto podría conducir a la exclusión
total de la pena, e inclusive al absurdo de tener que reconocer saldos a cargo del Estado y en
favor del procesado, haciendo que la certeza de su aplicación resulte siendo una burla,
intolerable desde el punto de vista de los fundamentos y función asignados al derecho penal, o
por mejor decir, al derecho de la pena en un Estado de las peculiaridades del nuestro, como ya
ha sido sostenido por la Corte en oportunidades anteriores, frente a pretensiones similares.

"Ninguna incorrección, por tanto, se advierte en el proceso de dosificación de la pena llevado a


cabo por las instancias, pues las rebajas por confesión y sentencia anticipada se hicieron sobre
la pena ya individualizada, de manera gradual, con afectación de los saldos que se iban
obteniendo, como corresponde hacerlo en estos casos, según se dejó anotado".

La razón de ser de las rebajas de pena, de otra parte, es la disminución de su duración (prisión
o arresto) o valor (multa) pero en ningún momento su eliminación. Esta sola posibilidad se
opone al concepto mismo de reducción -que presupone el mantenimiento de parte de la pena-
y al claro querer del legislador de aminorarla y no prescindir de su aplicación. (Cfr. sentencia
de ago. 12/97. M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll).
________________
*Sentencia de casación de diciembre 10 de 1997. M.P. Dr. Dídimo Páez Velandia. Radicación
9066

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia de casación
FECHA : 07/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Enriquecimiento ilícito,
Falsedad
pers. para la obt. de documento publ
PROCESO : 11565
PUBLICADA : Si
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PRESCRIPCION-Empleado oficial
No podría resultar desconocida para el peticionario la vigencia del artículo 82 del Código Penal,
según el cual "El término de prescripción señalado en el artículo 80 se aumentará en una
tercera parte, sin exceder el máximo allí fijado, si el delito fuere cometido dentro del país por
empleado oficial en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con ocasión de ellos".

La Corte ha advertido, "que la norma no prolonga el término de prescripción exclusivamente


para el empleado oficial que ha cometido un delito de responsabilidad. Lo que el texto legal
hace es extender dicho término para la prescripción de la acción penal, cuando el delito
hubiere sido cometido por un empleado oficial en ejercicio de sus funciones o de su cargo o
con ocasión de ellos, afectando la norma, en consecuencia, a todos los sujetos que hubieren
tomado parte en la ejecución del delito cometido por el empleado oficial, sin que importe si se
tiene o no dicha calidad" (Auto cas. Agosto 9 de 1989) M.P. Dr. GUILLERMO DUQUE RUIZ).

Agregó dicho pronunciamiento, el cual mantiene vigencia máxime si el texto legal sobre el que
recae no ha sido modificado, que "La ley, pues, no dice que el término se aumentará
únicamente para el empleado oficial que cometió el delito, sino que incrementa el término
prescriptivo para dicho ilícito, en consideración a que la calidad de empleado oficial dificulta el
descubrimiento del delito, entorpece con frecuencia la investigación del mismo, le facilita la
ocultación o destrucción de las pruebas necesarias para su esclarecimiento, y todas estas
posibilidades y ventajas lo favorecen no solamente a él, al empleado oficial, sino también a
todos sus copartícipes, pues todos ellos resultarían beneficiados con la impunidad del primero"

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto segunda instancia


FECHA : 07/10/1999
DECISION : Niega la cesación del procedimiento
DELITOS : Peculado por apropiación, Prevaricato por acción
PROCESO : 14288
PUBLICADA : Si

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ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO DE SERVIDOR PÚBLICO/UNIDAD PROCESAL/DELITO


PERMANENTE/PRESCRIPCION/COMPETENCIA/EXTINCION DE DOMINIO
1. El concepto de unidad procesal es jurídico, no material como parece entenderlo el
impugnante. Su configuración no surge de la circunstancia de estar adelantándose varias
investigaciones dentro de un mismo proceso, sino, además, de que los hechos investigados
sean conexos, entendiéndose que existe conexidad cuando se cumple cualquiera de las
situaciones previstas en el citado artículo 87.

2. La configuración típica del delito de enriquecimiento ilícito de servidor público contenida en


el artículo 148 del Código Penal, modificado por el 26 de la ley 190 de 1995, cuya realización
se imputa al procesado doctor Puyo Vasco, no exige, como parece entenderlo el demandante,
que la actividad probatoria para la determinación de la conducta punible (obtención de
incremento patrimonial no justificado), deba circunscribirse al tiempo durante el cual el sujeto
agente desempeñó el cargo.

Lo que la norma exige, es que el acrecimiento ilícito tenga lugar durante su ejercicio, y esté
vinculado con su desempeño o el cumplimiento de la función, aspectos que tocan con la
comisión del hecho típico, no con la prueba de su realización, la cual, como acertadamente lo
destaca el Procurador Delegado en su concepto, puede surgir no solo del análisis del tiempo
correspondiente al ejercicio del cargo, sino también del estudio de los registros,
comportamientos y actividades económicas desarrolladas con posterioridad a su dejación.

Lo relevante, es que se establezca que el incremento patrimonial no justificado se obtuvo por


el funcionario durante el tiempo que desempeñó el cargo, y que dicho acrecimiento derivó de
su condición de servidor público o del ejercicio de sus funciones, sea que provenga de una sola
acción, o de varias acciones psicológica y finalísticamente orientadas por el propósito común
del enriquecimiento, sin que cuente, para efectos de su configuración típica, que la prueba del
hecho provenga del análisis del tiempo de ejercicio del cargo, o de períodos posteriores.

La tesis expuesta por el actor, en el sentido de que la prueba de la realización de la conducta


punible descrita en el artículo 148 del Código Penal (modificado por el 26 de la ley 190 de
1995) debe necesariamente surgir del análisis del período correspondiente al desempeño del
cargo, y no de estadios posteriores, haría inoperante en la práctica la represión penal de la
conducta, pues bastaría ocultar los dineros o distraer las actividades económicas durante
dicho período para evitar la investigación penal por este concreto hecho, lo cual no encuentra
sustento racional ni jurídico.

Cuestión distinta es que la obtención del incremento patrimonial indebido resulte ser anterior o
posterior al ejercicio del empleo, o que siendo concomitante con el mismo no guarde relación
con el desempeño del cargo o las funciones desarrolladas, pues, en un tal supuesto, no cabe
duda que la conducta escaparía a la regulación típica del delito de enriquecimiento ilícito de
servidor público, por no concurrir unos de sus elementos estructurantes (por razón del cargo o
de sus funciones), pero esto no es lo que surge del proceso, ni fue lo sostenido en los fallos de
instancia.

3. En la providencia de la Corte que viene de ser citada, se hicieron las siguientes precisiones
en torno a los delitos de carácter permanente e instantáneo, e instantáneo con efectos
permanentes, y sus consecuencias frente al fenómeno prescriptivo de la acción penal:

"…forzoso es recordar que la consumación en el delito permanente es indefinida, la conducta


antijurídica se mantiene en el tiempo en la medida que el tipo penal continúa realizándose
hasta que interviene alguna causa que hace cesar su permanencia, siendo a partir de esa
cesación de donde empieza a contarse el término prescriptivo; ejemplo la detención arbitraria,
el concierto para delinquir, el secuestro.

"Por su parte, contrario al delito permanente, aparecen los delitos instantáneos, que son
aquellos en los cuales la lesión al bien jurídico se concreta en un solo momento, tales como la
estafa, el peculado, el homicidio, aclarándose en relación con este último ilícito, que la
permanencia de su efecto (muerte) no le quita su carácter de instantáneo".

3. En relación con el delito de enriquecimiento ilícito de servidor público, ha sido ya dicho


repetidamente por la Sala que pertenece a la categoría de los llamados delitos de resultado,
de realización libre y acción instantánea o progresiva, en cuanto puede ser ejecutado a través
de un solo acto, o de una sucesión de actos parciales finalísticamente orientados hacia la
obtención del resultado típico (Cfr. Auto de 15 de octubre de 1998, Magistrado Ponente doctor
Arboleda Ripoll), de suerte que el momento o período de comisión del hecho punible, y sus
implicaciones en la prescripción de la acción penal, dependerán de la modalidad de la
conducta en cada caso concreto. Si se trata de un solo acto, el período de prescripción de la
acción penal deberá contabilizarse desde el momento de su realización. Si son varios, deberá
serlo a partir del último; y, si no ha sido posible determinarlo por tratarse de una acción
progresiva no delimitada, como ocurrió en el presente caso, el tiempo de prescripción deberá
contarse desde cuando el servidor público hace dejación del cargo.

4. La competencia, ha sido sostenido por la Corte, guarda correspondencia con la capacidad


decisoria del órgano, o facultad que la ley le discierne para conocer de un asunto, no con
aspectos que enervan la posibilidad de iniciación o prosecución de la acción cuyo conocimiento
debe asumir en ejercicio de aquélla, como acontece con el fenómeno prescriptivo, para cuya
declaración se requiere tener competencia. En suma, la prescripción es causal de extinción de
la acción, no factor conclusivo o extintivo de la competencia.

En este orden de ideas, solo resulta acertado hablar de incompetencia cuando la actuación ha
sido adelantada por un funcionario distinto del legalmente designado para conocer y decidir el
asunto, no cuando ha conocido de ella el llamado a hacerlo. En casación de 19 de agosto de
1982, reiterada, entre otras, en decisión de 15 de agosto de 1989, la Sala, con ponencia del
Magistrado doctor Luis Enrique Romero Soto, hizo las siguientes precisiones sobre el tema
estudiado, frente a un caso de prescripción en un proceso penal:

"…partiendo del supuesto de que hubiera prescrito la acción penal (lo que, como se verá más
adelante, no ha ocurrido), no puede decirse que el Juez que actúa después de haberse
enervado, por el transcurso del tiempo, la pretensión punitiva del Estado obra sin
competencia.

"Es bien sabido que la competencia es la forma como se distribuye la jurisdicción. Por eso, no
importa cuál sea el concepto sobre lo que es ésta, ya se la tenga como ‘la potestad de
resolver mediante decisión motivada el conflicto entre el derecho punitivo del Estado y el
derecho de libertad del imputado, de conformidad con la norma penal’ como lo quiere Leone.
O como…, la competencia presupone una capacidad decisoria del órgano para actuar la norma
legal o para abstenerse de hacerlo, en casos previamente señalados por la ley.

"Nada tiene que ver con las competencias, entendida en los sentidos que se dejan expresados,
el hecho de que un Juez a quien se le ha asignado el conocimiento de un proceso, es decir, que
tiene competencia para adelantarlo, lo haga después de prescrita la acción penal, ya que de
todos modos es el señalado por la ley para hacerlo o para manifestar que ha prescrito la
pretensión punitiva del Estado.

"Así, pues, la causal de nulidad contenida en el numeral primero del artículo 210 del Código de
Procedimiento Penal (incompetencia, aclara la Sala), se refiere al caso de que la acción penal
sea ejercida por un Juez a quien no se le haya asignado la correspondiente competencia para
hacerlo, sino que esté usurpando la que se ha conferido a otro. Pero no a aquél en que, siendo
el señalado para hacerlo, no pueda llevarlo a cabo, porque un motivo especial se lo impide".

5. En su concepto, el Procurador Segundo Delegado solicita a la Corte "enderezar los esfuerzos


necesarios" con el propósito de perseguir los dineros consignados por Fabio Puyo Vasco en su
cuenta del Chase Manhattan Bank (5.5. millones de dólares), a través del mecanismo de la
extinción de dominio consagrado en la ley 333 de 1996, teniendo en cuenta que "la propiedad
ilícitamente adquirida no tiene jamás ningún amparo jurídico", y que de estos nuevos hechos
solo se vino a tener conocimiento en las postrimerías del juicio.

Aunque la Delegada no es clara en la formulación de su petición, debe precisarse que la Corte


carece de legitimación para adelantar gestiones en el sentido por ella propuesto, como que
una tal iniciativa, de acuerdo con lo establecido en el artículo 8º de la ley 333 de 1996, se
encuentra radicada de manera exclusiva y excluyente en cabeza de la Dirección Nacional de
Estupefacientes, la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación, y
la Fiscalía, siendo dichas entidades, por tanto, según su especialidad, mas no esta
Corporación, las llamadas legalmente a hacerlo.

MAGISTRADO PONENTE : Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia de casación
FECHA : 07/10/1999
DECISION : No casa, comunica para si a ello hubiere lugar
promover
extinción del dominio
DELITOS : Enriquecimiento ilícito
PROCESO : 15490
PUBLICADA : Si

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RECUSACION-Causal Séptima/RECUSACION-Causal Once


La causal descrita en el numeral 7º del artículo 103 del Código de Procedimiento Penal, esto
es, que el funcionario judicial haya dejado vencer, sin actuar, los términos que la ley señala al
efecto, busca garantizar el desarrollo continuo y sin obstáculos de ninguna especie, del
proceso, procurando separar al funcionario moroso del conocimiento del asunto, para que en
su lugar, intervenga otro juez que le imprima el trámite oportuno. Pero tal como lo ha
sostenido reiteradamente la jurisprudencia de esta Corte, la mora debe tener un efecto
inmediato, es decir, que debe estarse dentro de ella. En consecuencia, no es procedente
invocar la causal después de que la mora ha sido superada , pues en este caso carecería de
sentido separar del conocimiento del proceso al funcionario que ya ha cumplido con sus
deberes, así no lo haya hecho dentro del término legal, porque en este evento, nada tendría
que corregir el juez a quien por turno le correspondiera conocer del proceso.

En providencia de julio 14 de 1989, dijo la Sala de Casación Penal, con ponencia del doctor
GUSTAVO GOMEZ VELASQUEZ, que:

“Si el motivo de separación que consagra el artículo 103-9 del C. de P.P., busca proteger
el derecho del agraviado de procurarse la intervención de otro juez que evacue
oportunamente el proceso, no se ve razón alguna para admitir esta pretensión cuando
se ha consentido la intervención tardía del funcionario. La ley, y todavía más
explícitamente la jurisprudencia, tienen que inferir la justificación de la dilación, o que
ésta se valora con menos nociva que el propio tramite dirigido a procurar la pertinente
remoción…. La mora, en cuanto al efecto de la recusación, tiene un efecto inmediato:
debe alegarse cuando se está dentro de ella; pero no es dable invocarla después de
que ha sido superada y el funcionario ha cumplido con sus deberes…”

La jurisdicción en materia penal implica el desarrollo del proceso y este comprende dentro del
esquema del Código de Procedimiento Penal dos etapas diferentes: La investigación a cargo de
la Fiscalía General de la Nación, dentro de la cual se trata de resolver las dudas existentes
acerca de la realización de la conducta y la eventual responsabilidad para concluir con una
acusación si ello es procedente. En cuanto al juzgamiento, supone una resolución de
acusación y lo ejerce un funcionario diferente al que llevó a termino la investigación, quien
luego de considerar los argumentos presenta una decisión de fondo.

El Código de Procedimiento Penal en su artículo 67 señala qué funciones ejerce el funcionario


de instrucción, o sea, la Fiscalía General de la Nación, que dirige, revisa y coordina la
investigación en materia penal, siendo ésta la norma general.

La misma norma, en su inciso 3º determina que tienen también funciones de investigación en


casos especiales la Cámara de Representantes y la Corte Suprema de Justicia en su Sala Penal;
en cuanto a la Corte, los casos están previamente determinados en el artículo 275 de la Carta
Constitucional que señala en su numeral 3º que en las atribuciones de la Corte, se encuentra
la de investigar y juzgar a los miembros del Congreso.

El artículo 68 del Código de Procedimiento Penal establece la competencia de la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia en su numeral 6º, cuando determina que
conocerá “del juzgamiento de los funcionarios a que se refieren los numerales 2, 3 y 4 del
artículo 235 de la Constitución Nacional”.

A partir de la vigencia de la nueva Carta Política se consagró “un fuero especial para los
congresistas, esto es, que su juzgamiento, tanto para los delitos comunes, como por los de
responsabilidad que cometan mientras ostentan tal calidad”, es de competencia de la Corte
Suprema de Justicia al tenor del artículo 186 de la Constitución Nacional.

Respecto a las funciones desempeñadas, al tenor del parágrafo del artículo 235 de la
Constitución Política, el artículo 186, dice: “de los delitos que cometan los congresistas,
conocerá en forma privativa la Corte Suprema de Justicia, única autoridad que podrá ordenar
su detención. En caso de flagrante delito deberán ser aprehendidos y puestos inmediatamente
a disposición de la misma Corporación”.

En resumen, la nueva Carta Constitucional consagra un fuero integral para los Congresistas, o
sea, que su juzgamiento, tanto por delitos comunes como de responsabilidad que cometan
mientras sustentan tal calidad, es de competencia exclusiva de la Corte Suprema de Justicia.
En consecuencia, la Corte mantiene la competencia no solo para investigar, sino para
adelantar el juzgamiento de los miembros del Congreso por los delitos cometidos por éstos. Lo
anterior es una excepción a la competencia de la Fiscalía General de la Nación (numeral 1º del
artículo 251 de la Carta Política). Lo cual, en ningún caso genera en los miembros de la Sala
impedimento alguno, ni tampoco por actuar en la fase instructiva adquieren la calidad de
fiscales, sino que actúan como Corte Suprema de Justicia en ejercicio de los que señala la
Constitución Política.

Es obvio que no existe razón o causal que permita concluir que por actuar en la investigación y
posteriormente juzgar a los miembros del Congreso, les haga perder su imparcialidad
indispensable para administrar justicia, ni existe prejuzgamiento con antelación al momento de
proferir fallo o sentencia.
MAGISTRADO PONENTE CONJUEZ: ALVARO N. CORREAL REYES

Auto Unica instancia


FECHA : 08/10/1999
DECISION : Acepta un impedimento del Dr. Torres Fresneda y
rechaza
una recusación
PROCESO : 7026
PUBLICADA : Si

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DICTAMEN PERICIAL-Aclaración
Si lo que quiere el peticionario es degradar, en este momento, el valor probatorio de los
fundamentos técnicos y conclusiones de la pericia, no es la vía de la aclaración del peritazgo el
dispositivo procesal pertinente para alcanzar ese propósito. Además, que con arreglo al
sistema de valoración racional de la prueba vigente en nuestro sistema procesal penal, la
opinión técnica constituye otro medio de convicción que debe ser sopesado por el Funcionario
Judicial en la etapa procesal correspondiente, atendiendo la firmeza, precisión, y calidad de sus
fundamentos, la idoneidad del perito, en conjunto con las demás pruebas que integran el
proceso.

Es más, si por vía de hipótesis, la Corte al instante de dictar sentencia encuentra mérito para
condenar al procesado, y además halla patentizada la existencia de un perjuicio privado
producido con el delito, con arreglo a lo prescrito por el artículo 56 del Código de
Procedimiento Penal está en la obligación de señalar su monto, labor en la cual atendiendo los
criterios de apreciación del dictamen previstos en el art. 273 del Código Procesal, atrás
referidos, podrá acoger el dictamen pericial o desecharlo, evento en el cual deberá exponer las
razones que tuvo en consideración. De ser esta última la variante adoptada deberá liquidar los
perjuicios, empero, de no poder hacerlo el camino a seguir es el de aplicar lo normado por los
artículos 106 y 107 ibídem.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto unica instancia


FECHA : 08/10/1999
DECISION : Deniega la petición de aclaración
DELITOS : Falsa denuncia
PROCESO : 13349
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE CONTRADICCION-No es dable confundir el derecho a la controversia


probatoria con la actitud defensiva de no contrainterrogar/DEFENSA TECNICA-Oposición
de criterios estratégicos entre distintos defensores
Es una verdad jurídico procesal inconcusa, como que su fuente se encuentra en la Constitución
Política del Estado y de suyo, en el sustento y fundamento de todo Estado de derecho, que el
procesamiento penal de sus habitantes debe estar amparado en el pleno ejercicio de la
contradicción probatoria, hasta el punto que, hoy por hoy, se reconoce como la base del
proceso mismo, esto es, que su legalidad y más aún su legitimidad vienen a depender de la
plena posibilidad que se haya tenido de ejercitarla en la actividad procesal, encontrando en
ella plena materialización la defensa y fundamentalmente la llamada defensa técnica.

No obstante este máximo postulado garantizador de la legalidad procesal, imperativo es


precisarlo dentro del vago ámbito de las hipótesis o confusas proyecciones conceptuales que
tienden a tornar su respeto en el paradigma de simples irregularidades o informalidades que
no quebrantan su esencia o en personalísimas tesis que por sacar avante los intereses
defensivos dejan de lado su propia naturaleza y límites en los cuales se desenvuelve. Así, no
es dable confundir el derecho a la controversia probatoria con la actitud defensiva de no
contrainterrogar y menos aún, el de sopesar una personal práctica defensiva a otra precedente
para que considerando idealísticamente más eficaz la primera se pueda colegir violatoria del
derecho de defensa esta última.

El ejercicio del derecho de defensa lo consagra la Carta Política y lo desarrolla la ley procesal
penal dentro de toda la amplitud que le imponen los límites propios del Estado de Derecho, es
decir, que puede ejercerse plenamente sin desconocer la misma Constitución y los marcos
legales, tanto procesales como éticos; de ahí que su quebrantamiento no pueda corresponder
a la búsqueda de medios que finalmente terminen con la negación del propio deber del Estado
de ejercitar su poder punitivo para cumplir los fines sociales para los cuales ha sido creado, o
dicho en otros términos, que de lege ferenda se niegue a sí mismo.

La defensa técnica ha sido consagrada en las legislaciones respetuosas del Estado de Derecho
como el medio idóneo para que un profesional, de quien se da por sentado su conocimiento en
el saber jurídico, admitido como tal por el propio Estado, obtenga el pleno respeto de los
derechos y garantías reconocidos al procesado, frente al cual, mientras no franquee los
baremos constitucionales, legales y éticos en referencia, está en plena libertad de ejercitar,
para el logro de ese fin, todos y cada uno de los medios que en su recto entender crea
pertinentes, no pudiendo fatalmente coincidir con los que otro profesional de la misma ciencia
y en ejercicio de la misma función pueda considerar eran los idóneos, pues precisamente la
misma amplitud que le brinda los postulados valorativos que imponen el análisis de los hechos
y la interpretación de las normas positivas, posibilitan en sí mismos diversas alternativas para
llegar a un mismo objetivo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia de casación
FECHA : 08/10/1999
DECISION : No casa la sentencia impugnada
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11612
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Principio de la doble incriminación


El Código de Procedimiento Penal colombiano señala en el artículo 558 que la Corte
fundamentará el concepto de extradición en: La validez formal de la documentación
presentada, la demostración plena de la identidad del solicitado, el principio de la doble
incriminación y la equivalencia de la providencia proferida en el extranjero.

La favorabilidad del concepto depende de la concurrencia de todas las circunstancias indicadas


en la norma. A falta de por lo menos una de ellas, el concepto habrá de ser negativo.

3.- Uno de los requisitos contenidos en la norma citada es el denominado "principio de la doble
incriminación" definido por la misma Ley de Procedimiento Penal como "que el hecho que la
motiva también esté previsto como delito en Colombia y reprimido con una sanción privativa
de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a 4 años". (artículo 549, ordinal 1°).

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Extradición
FECHA : 12/10/1999
DECISION : Conceptua desfavorablemente
PROCESO : 15190
PUBLICADA : Si
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DEMANDA DE CASACION-Exigencias técnicas
Al interior de un mismo cargo no se pueden entremezclar ataques correspondientes a distintas
causales, pues cada una tiene una peculiar configuración y naturaleza, se rige por reglas
técnicas diferentes y genera particulares consecuencias jurídicas

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto casación
FECHA : 12/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado
PROCESO : 15162
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Exigencias técnicas


Reiterativa ha sido la jurisprudencia de la Sala en el sentido de recordar que la demanda de
casación debe redactarse de conformidad con las exigencias de forma establecidas en el
artículo 225 del C. de P.P., porque de lo contrario, por mandato del artículo 226 ibíd., acarrea la
declaratoria de deserción del recurso extraordinario.

Al tenor del numeral 3o. de la primera de las mencionadas normas, la demanda debe citar la
causal que se aduzca para pedir la revocación del fallo, indicando en forma clara y precisa los
fundamentos de ella, mientras que el numeral 1o. del artículo 220 de la misma normatividad
señala que si la violación de la norma sustancial proviene de error en la apreciación de
determinada prueba, es necesario que así lo alegue el recurrente, vale decir, solo las causales
expresamente contempladas en la ley son valederas para cuestionar en casación el fallo de
segundo grado, que se sabe amparado por la doble presunción de acierto y legalidad; además
la argumentación demostrativa de las causales aducidas debe guardar directa relación con
ellas, porque solo así los errores denunciados son susceptibles de enmienda por vía
extraordinaria.

MAGISTRADO PONENTE DR. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto de casación
FECHA : 12/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Falsedad ideológica en documento público
PROCESO : 16006
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-El permiso de 72 horas se extendió a los procesados por
los delitos de competencia de los Jueces Especializados (artículo 29 de la ley 504 de
1.999)
El numeral 5º del artículo 147 del Código Penitenciario y Carcelario excluía del beneficio
administrativo de permiso de 72 horas a los condenados por delitos de competencia de los
entonces jueces regionales, situación que ahora vario pues el artículo 29 de la ley 504 de 1999
modificó el citado numeral para establecer que quedará así:

“Artículo 147. Permiso hasta de setenta y dos (72) horas.

5. Haber descontado el setenta por ciento (70%) de la pena impuesta, tratándose de


condenados por los delitos de competencia de los Jueces Penales de Circuito Especializados”,
antes Juzgados Regionales.

Como de conformidad con lo previsto en su artículo 53 de la ley 504 rige a partir del 1º de julio
de 1999, es entendido entonces que el citado beneficio administrativo podrá ser concedido por
los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios, también a favor de quienes
se hallen condenados en instancias por delitos de competencia de los Jueces Penales del
Circuito Especializados (antes Juzgados Regionales), desde luego que sólo en los casos en que
se cumplan las condiciones previstas en dicho artículo 147 de la ley 65 de 1993.

Una de ellas consiste en que el peticionario haya “descontado el setenta por ciento (70%) de
la pena impuesta, tratándose de condenados por los delitos de competencia de los Jueces
Penales del Circuito Especializados”, según el numeral 5º del Código Penitenciaio y Carcelario,
modificado por el artículo 29 de la ley 504 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto casación
FECHA : 12/10/1999
DECISION : Se abstine de reconocer una redención de pena
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Tentativa de
secuestro
extorsivo
PROCESO : 12720
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Factor subjetivo-Constancia de buena conducta


La constancia de buena conducta a cargo de las directivas del centro de reclusión en manera
alguna sustituye la labor valorativa del juez, pues aquella consiste exclusivamente en un
parámetro indispensable para hacer viables los beneficios administrativos otorgados a los
reclusos por la Ley 65 de 1993, y una guía para otros aspectos, en tanto que ésta emana del
análisis crítico de la personalidad del procesado, en parte inferible de las circunstancias de
tiempo, modo y lugar en que fue cometido el reato, con el fin de verificar el cumplimiento de
los fines de la pena y especialmente el que pretende la rehabilitación social.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto casación -Libertad


FECHA : 14/10/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 13813
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación/REO AUSENTE-Fines de su


declaración/ACTUACION PROCESAL-La conducta renuente del incriminado no paraliza
el trámite procesal/INSTRUCCION-Límites temporales/MINISTERIO PUBLICO-
Limitaciones del concepto a que se refiere el artículo 226 del C. de P.P.
1. Se impone para la Sala precisar, como ya lo ha venido sosteniendo de manera pacífica y
constante desde hace varios años, que si bien la causal tercera de casación le permite al
demandante cierta flexibilidad técnica en su proposición y desarrollo, ello no equivale a que
valiéndose de referencias sueltas que presentadas a manera de irregularidad sirvan de
pretexto para valerse de este medio impugnatorio, simplemente para poner de presente
apartes de la actuación con las que no se está conforme, pretendiendo generar por parte de la
Corte un estudio oficioso del asunto a efectos de establecer, a manera de azar, cuál de todas
las hipótesis expuestas en la demanda es la que eventualmente implicaría la anulación de lo
actuado, pues ello no solo desborda el alcance de este extraordinario recurso, sino que
desconoce por completo el principio de limitación que lo orienta, ya que, como igualmente se
ha insistido, la causal de invalidez no es subalterna de las demás, razón por la cual se impone
y debe cumplirse en su proposición y demostración , la propia técnica que de su naturaleza,
contenido y alcance emanan.

2. Aunque huelgue recordar los fundamentos políticos, jurídicos y sociales que amparan esta
forma de vinculación de un imputado al proceso penal, necesario resulta, para ilustración del
censor, que en nuestro sistema procesal, dos son las formas en que ello es posible, bien
mediante indagatoria, que puede estar precedida de la presentación voluntaria del implicado o
como consecuencia de su captura, o mediante la declaración de persona ausente, mecanismo
éste que tiene como fines, de una parte el de no paralizar el trámite procesal por la renuencia
del imputado a la investigación y de otra, la de garantizarle el derecho de defensa técnica con
la designación de un apoderado de oficio, con lo cual el Estado cumple con la razón política de
preestablecer un debido proceso bajo este procedimiento, evitando que su deber de investigar
los delitos quede postulado constitucionalmente, pero sin una dinamización legal práctica que,
sin desconocer el derecho a la defensa, haga que ello se logre.

Ahora, así mismo, dentro de este procedimiento, en nuestra Ley Procesal, y como se infiere de
contera, el desarrollo de la investigación ni del juicio, desde luego, se suspende por la no
comparecencia del imputado o posteriormente del sindicado, abierta la investigación, ésta
debe continuar con el trámite establecido para su adelantamiento, dentro del cual puede el
perjudicado con el delito constituirse en parte civil y, por supuesto, llevarse a efecto la práctica
de las pruebas pertinentes y conducentes para el esclarecimiento de la verdad, hasta el
momento en que el instructor considere que hay mérito probatorio para vincular al imputado al
proceso mediante indagatoria y si ésta no es posible recepcionarla, acudir a su emplazamiento
y si un tal llamado también resulta inútil, proceder a su declaratoria de persona ausente,
designándole oficiosamente un defensor con el cual se continuará el proceso, si no es que éste
nombra uno de confianza.

3. Lo pretendido con esos límites temporales para el despliegue de la actividad investigativa


del Estado en la cual debe cumplir con la obligación de la carga de la prueba, no tienen un
sentido distinto al de procurar un razonable ejercicio del poder punitivo a efectos de no
generar situaciones indefinidas, cuando está de por medio la situación legal de una persona a
la que se le imputa la comisión de un delito, por lo que, de cumplirse con tales objetivos antes
del tiempo previsto, lo que procede es darle entera aplicación a lo estatuido en el artículo 438
ibídem, en el sentido de que "Cuando se haya recaudado prueba necesaria para calificar o
vencido el término de instrucción, mediante providencia que solo admite el recurso de
reposición, se declarará cerrada la investigación y se ordenará que el expediente pase al
despacho para su calificación"

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 329 del Código de Procedimiento Penal, el


término de 18 meses para la investigación es el máximo que la Ley permite, esto es, que en
ninguna forma se está imponiendo como su fatal agotamiento para que sea factible cerrar la
investigación, sino que al igual que sucede en el evento del recaudo de la prueba necesaria
para finiquitarla, aquí también el Estado impone un límite garantista para evitar al máximo la
indefinición en la formulación de cargos al incriminado, si hay lugar a ello, o en su defecto, se
proceda a su preclusión.

4. En lo que tiene que ver con la solicitud oficiosa que curiosa e inusitadamente eleva el
Delegado, a partir de una serie de postulados teóricos que no logra dinamizar frente al
proceso, y previa la aclaración de que como el demandante no desarrolló correctamente la
censura, hará lo propio para, por la vía de la oficiosidad, deprecar de la Corte la nulidad de lo
actuado, desbordando en forma, por demás, reprochable la función que le compete llevar a
cabo al Ministerio Público al rendir el concepto a que se refiere el artículo 226 del Código de
Procedimiento Penal, huelga precisar, como ya lo ha sostenido en reiteradas oportunidades la
Sala, que debe contraerse en primer lugar al estudio de la demanda y solo en relación a los
cargos y en los términos en ella propuesta, pues este sujeto procesal, igual está obligado a
respetar el principio de limitación que rige el recurso de casación, y por lo mismo, no puede
pretextar el deber-facultad a que se contrae el artículo 228 ibídem, para subsanar las
deficiencias técnicas y argumentativas del casacionista, y que si evidencia la existencia de
alguna nulidad, ello puede hacerlo una vez respondida la demanda, pero nunca valiéndose de
los argumentos del casacionista que propuestos por otra vía los lleve a encuadrarlos de tal
manera que corrigiéndolos posibiliten la petición de invalidez, pues un tal proceder además de
ser contradictorio, en nada colabora a la Corte en la función de administrar justicia, más aún,
cuando esa actitud se muestra reiterativa.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia de casación
FECHA : 15/10/1999
DECISION : Desestima la demanda, no accede a solicitud de
nulidad
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11220
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-Causal tercera-Hecho nuevo-Prueba nueva


Por hecho nuevo en materia de revisión ha sido entendido, según reiterada doctrina de la
Corte, todo acaecimiento o suceso fáctico vinculado al hecho punible materia de investigación,
del cual no se tuvo conocimiento en ninguna de las etapas de la actuación judicial, de manera
que no pudo ser controvertido. Y, por prueba nueva, todo mecanismo probatorio (documental,
pericial o testimonial) no incorporado al proceso, que da cuenta de un hecho desconocido, o
de una variante sustancial de un hecho conocido en las instancias, cuyo aporte ex novo tiene
la virtualidad de derruir el juicio positivo de responsabilidad que se concretó en la decisión de
condena (Cfr. Revisión, diciembre 1º de 1983, Magistrado Ponente Doctor Alfonso Reyes
Echandía; Revisión, marzo 18 de 1997, Magistrado Ponente Doctor Fernando Arboleda Ripoll,
entre otras).

Razón, por tanto, le asiste al accionante y a la Procuradora Delegada al sostener que en el


presente caso halla cabal comprobación la causal de revisión consagrada en el numeral 3º del
artículo 232 del Código de Procedimiento Penal consistente en haber surgido hecho nuevo y
consecuente prueba nueva que establece la inocencia del procesado, y en solicitar que se
ordene la revisión de la actuación, con el fin de que el fallo sea dictado con arreglo a la nueva
evidencia, y los elementos de prueba que logren ser incorporados en el juicio rescisorio.

Acorde, entonces, con lo dispuesto en los artículos 240.2 ejusdem, la Corte declarará fundada
la causal invocada, dispondrá la invalidación del fallo contrastado, y ordenará el reenvió del
proceso al Juzgado Primero Promiscuo del Circuito de Puerto Rico (Caquetá), para que sea
tramitada nuevamente la fase de juzgamiento, desde los traslados para la preparación de la
audiencia pública inclusive (art.466), y se tomen en su momento las decisiones que
correspondan con el fin de investigar los delitos que hayan podido ser cometidos contra la
administración de justicia, si hubiere lugar a ello.
MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Acción de revisión
FECHA : 15/10/1999
DECISION : Declara fundada la causal, invalida unos fallos,
ordena la
libertad provisional
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 14508
PUBLICADA : Si

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CASACION-No es una tercera instancia
Es preciso que la Corte reitere que la casación no es una tercera instancia donde se puedan
hacer toda clase de cuestionamientos a la sentencia, para que la Sala escoja entre ellos y los
planteamientos del juzgador, sino que se está en presencia de un recurso extraordinario y
rogado, al que el fallo arriba precedido por la doble presunción de acierto y legalidad, donde
sólo es posible acusar los errores de juicio o de procedimiento cometidos por las instancias, al
tenor de los motivos expresa y taxativamente señalados por la ley, demostrarlos y evidenciar
su trascendencia en la parte dispositiva del fallo.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 15/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado
PROCESO : 11442
PUBLICADA : Si

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CASO FORTUITO-No puede alegarse simultáneamente con la legítima defensa


La ausencia de culpabilidad por caso fortuito en un hecho punible, regulada en el artículo 40-1
del C.P. no puede ir a la par con la falta de antijuridicidad de la conducta que constituye la
legítima defensa, contemplada en el artículo 29-4

MAGISTRADO PONENTE DR. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia de casación
FECHA : 15/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de homicidio, Hurto calificado y agravado,
Porte
de armas de defensa personal
PROCESO : 11920
PUBLICADA : Si

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PREVARICATO POR OMISION-Aspectos sustanciales-Elemento subjetivo/PRELACION-
Para la evacuación de expedientes
El prevaricato omisivo es la conducta del funcionario que retarda, deniega, omite o rehusa un
acto propio de sus funciones, delito esencialmente doloso en el que el agente obra con el
propósito de no cumplir con su deber, y por eso no es suficiente para su configuración el mero
retardo del funcionario en la tramitación de los asuntos a su cargo, sino que resulta
indispensable, además, la conciencia y voluntad de omitir deliberadamente el acto que está
obligado a realizar por mandato legal.

Con respecto a la concurrencia o no del elemento subjetivo del delito de prevaricato por
omisión, la Corte en sentencia del 11 de marzo de 1992, señalo: "Es verdad que el propósito
de favorecer a una de las partes no es un factor indispensable para determinar que un
funcionario omitió dolosamente su deber de actuar, pero no puede negarse que la
demostración de la ausencia total de ese interés es un elemento de juicio, que sumado a las
otras circunstancias que rodearon el hecho, puede conducir a que se concluya que hubo
ausencia de dolo" (M. P., doctor RICARDO CALVETE RANGEL).

Con relación a la prelación dada por la procesada a ciertos procesos, de tiempo atrás la
jurisprudencia ha ventilado el tema, como aparece en auto del 15 de diciembre de 1993: "Lo
que la Corte sostiene, entonces, es que, IDEALMENTE -y su cabal realización debe ser una
lucha cotidiana, de cada instante- todos los asuntos deben y merecen ser despachados, con la
mayor celeridad; pero, cuando ello no es posible (lo que es nuestra cruda y lamentable
realidad), los más graves, los que causan más considerable alarma social, los más delicados
-con DETENIDO-, deben ser atendidos de preferencia. Esa es una ley que si no estuviera
expresa, impondría la misma lógica o naturaleza de las cosas" (M. P., doctor GUSTAVO GOMEZ
VELÁSQUEZ).

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia segunda instancia


FECHA : 15/10/1999
DECISION : Revoca la sentencia y absuelve de todos los cargos
a la
procesada
DELITOS : Prevaricato por omisión
PROCESO : 11156
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA POR TRABAJO, ESTUDIO O ENSEÑANZA-Competencia de la


Corte para su reconocimiento
La Sala ha sostenido en forma reiterada que el estudio de la redención de pena (artículos 530
y ss del Código de Procedimiento Penal) y la concesión de los beneficios administrativos de
que trata la Ley 65 de 1993 y demás disposiciones complementarias, no le corresponde a esta
Corporación, no sólo por carecer de competencia, sino por falta de ejecutoria de la sentencia.

Las únicas excepciones al reconocimiento de redención de pena en sede de casación, son las
contempladas expresamente por los artículos 5º del Decreto 1542 de 1997, 415.2 del Código
de Procedimiento Penal (modificado por el artículo 55 de la Ley 81 de 1993); esto es, para
acreditar el cumplimiento del requisito objetivo establecido en el artículo 147 de la Ley 65 de
1993 para acceder al permiso administrativo de 72 horas, beneficio este extendido, según el
citado artículo 5º del Decreto 1542 de 1997, a los procesados "cuyo recurso de casación se
encuentre pendiente". Y para acreditar la parte cumplida de la pena, con miras a obtener la
libertad provisional solicitada con fundamento en la segunda de las normas mencionadas.

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto casación
FECHA : 19/10/1999
DECISION : Se abstiene de considerar la redención de pena
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Falsedad documental
PROCESO : 15881
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisitos factor subjetivo

La prosperidad de la excarcelación no depende meramente del factor objetivo, sino que


requiere también del cumplimiento del aspecto subjetivo que exige el artículo 72 del Código
Penal, esto es, que con fundamento en su personalidad, su conducta en el establecimiento
carcelario y sus antecedentes de todo orden, se pueda suponer fundadamente la readaptación
social del procesado. El resultado negativo de uno cualquiera de estos factores impide el
otorgamiento de aquella.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto casación -Libertad


FECHA : 19/10/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Receptación, Falsedad material empl. of. en doc.
publico
PROCESO : 15000
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA POR TRABAJO, ESTUDIO O ENSEÑANZA-Evaluaciones


negativas: son aquellas en las que se califique la conducta como regular o mala. Imponen
como consecuencia la pérdida del derecho
El artículo 101 del Código Penitenciario y Carcelario advierte que "el Juez de Ejecución de
Penas y Medidas de Seguridad, para conceder o negar la redención de la pena, deberá tener
en cuenta la evaluación que se haga del trabajo, la educación o la enseñanza de que trata la
presente ley. En esta evaluación se considerará igualmente la conducta del interno. Cuando
esta evaluación sea negativa, el Juez de Ejecución de Penas se abstendrá de conceder dicha
redención. La reglamentación determinará los periodos y formas de evaluación".

Los artículos 76 y 77 del acuerdo 11 de 1995 del INPEC "por el cual se expide el reglamento
general al cual se sujetarán los reglamentos internos de los establecimientos penitenciarios y
carcelarios", indican, respectivamente, que es función del Consejo de disciplina "estudiar y
calificar la conducta de los internos cada tres (3) meses" y que "la conducta de los internos
será calificada como ejemplar, buena, regular o mala (...)".

Al establecer esta última norma los parámetros de cada una de las calificaciones lo hace por la
vía negativa, esto es no define lo que es una conducta sino lo que no puede ser ella. Así:

a.- No es ejemplar la conducta de quien haya sido sancionado disciplinariamente dentro de


los 6 meses anteriores y no haya obtenido 3 calificaciones previas y consecutivas de buena.

b.- No es buena la conducta de quien en los 6 meses anteriores haya sido sancionado por
falta grave o más de una falta leve.

c.- No es regular la conducta de quien en los 6 meses anteriores haya sido sancionado por
más de una falta grave o más de dos leves.
Como el artículo 77 del acuerdo 11 de 1995 que se viene citando señala que la conducta de los
internos será calificada como ejemplar, buena, regular o mala, la definición de ésta última
corresponde entonces a aquella que no puede ser calificada como regular. Así:

d.- La conducta es mala cuando dentro de los 6 meses anteriores se le ha impuesto al


interno sanción por 2 faltas graves o 3 leves.

Presentándose un certificado del Consejo de Disciplina o en su defecto el del director del


establecimiento en el que se califique la conducta del interno como mala, no hay ninguna duda
que no tiene derecho a redención de pena por tres razones específicas:

-Primero, por cuanto el artículo 101 del Código Penitenciario y Carcelario señala que "Cuando
esta evaluación sea negativa, el Juez de Ejecución de Penas se abstendrá de conceder dicha
redención". Y, malo y negativo son sinónimos.

-Segundo, porque el artículo 532 del Código de Procedimiento Penal exige como requisito para
obtener redención de pena por trabajo, estudio o enseñanza la "certificación del Consejo de
disciplina o del director del establecimiento, sobre buena conducta del detenido". Y, malo es lo
opuesto a bueno.

-Tercero, porque dentro de las consecuencias que el "Reglamento de Régimen Disciplinario


aplicable al personal de internos de los establecimientos de reclusión" (artículos 19 y 24)
establece para las faltas graves está la pérdida del derecho a redención de la pena. Y para
merecer una calificación mala se requiere haber incurrido en por lo menos 2 faltas graves o en
más de 3 leves.

El problema jurídico no se plantea entonces frente a la calificación mala, sino frente a la


regular. Y se debe determinar si ella constituye una evaluación negativa en presencia de la
cual el artículo 101 del Código Penitenciario y Carcelario ordena al Juez abstenerse de
conceder redención por trabajo, educación o enseñanza.

El Reglamento de Régimen Disciplinario aplicable al personal de internos de los


establecimientos de reclusión establece como una de las consecuencias para los internos al
incurrir en una falta calificada como grave la de "pérdida del derecho a redención de la pena
(...)" (artículos 19 y 24).

El artículo 77 del acuerdo 11 de 1995 señala que la conducta debe calificarse como regular
cuando dentro de los 6 meses anteriores el interno ha sido sancionado por una falta grave o
mas de una falta leve.

Deviene de lo anterior el establecimiento normativo de un trato equivalente entre una falta


grave y 2 faltas leves y consecuencialmente que las evaluaciones negativas a que se refiere el
artículo 101 del Código Penitenciario y Carcelario son entonces aquellas en las que se califique
la conducta como regular o mala.

Evaluada la conducta del interno (…) por el Consejo de Disciplina del 15 de julio de 1998 en el
grado de "regular", tal valoración impone la consecuencia de pérdida del derecho a redención
de pena que se predica en el Reglamento de Régimen Disciplinario de una falta grave. Para
merecer la calificación de regular que obtuvo ha debido incurrir en una falta grave o en 2 faltas
leves.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto casación
FECHA : 20/10/1999
DECISION : Reconoce 9 mese y 12 días como redención de pena
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11411
PUBLICADA : Si

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INDICIO-Concepto-Técnica para atacarlo en casación


El indicio es un medio de prueba que permite el conocimiento indirecto de la realidad. Supone
la existencia de un hecho indicador que debe encontrarse demostrado a través de cualquiera
de los medios probatorios autorizados por el Código de Procedimiento Penal, del cual es
derivable la existencia de otro hecho mediante un proceso de inferencia lógica.

Como prueba que es, cuando se alegan en casación defectos en su apreciación como
fundamento de la violación de la ley sustancial, la vía de ataque debe ser la indirecta y en tal
medida es obligación del recurrente señalar el tipo de error en el cual se incurrió, su modalidad
y si el mismo se predica del hecho indicador, de la inferencia lógica o de la manera como los
indicios se articulan entre si, es decir su convergencia, concordancia y fuerza de convicción por
su análisis conjunto.

Si la equivocación se predica del hecho indicador y se toma en consideración que debe estar
demostrado con otro medio de prueba, los errores susceptibles de plantearse son tanto de
hecho como de derecho.

De hecho, porque la prueba de la circunstancia conocida pudo haberse supuesto; o porque


pudo haberse dejado de apreciar otro medio demostrativo que la neutralizaba o disolvía; o
porque se tergiversó su contenido material haciéndola decir algo que no decía; o porque el
proceso de valoración que condujo a la afirmación de la premisa a partir de la cual se hará
luego la inferencia, se apartó de los principios de la sana crítica.

De derecho, porque el juzgador pudo haber admitido y valorado como prueba fundante del
hecho indicador alguna irregularmente aportada al proceso y por lo tanto inválida. Como en
ningún caso la prueba indiciaria está dentro del proceso penal sometida a tarifa legal, es obvio
que frente a ella la modalidad de error de derecho conocida como falso juicio de convicción no
es susceptible de ser propuesta a través del recurso extraordinario de casación.

Ahora bien, cuando el error se predica de la inferencia lógica, ello supone –como condición
lógica del cargo—aceptar la validez de la prueba del hecho indicador, ya que si ésta es
discutida sería un contrasentido plantear al tiempo algún defecto del juicio valorativo en el
marco del mismo ataque. Existe la posibilidad, no obstante, de refutar el indicio tanto en la
prueba del hecho indicador como en la inferencia lógica, sólo que en cargos distintos y de
manera subsidiaria.

La inferencia lógica, entonces, es atacable en casación. Pero en atención a que la misma es el


resultado de un proceso intelectual valorativo, la única vía posible para hacerlo es el error de
hecho por transgresión ostensible de los principios de la sana crítica. La hipótesis supone, por
lo tanto, la aceptación del hecho indicador y la demostración de que el juzgador realizó un
juicio de valor en contravía de las leyes de la ciencia, los principios de la lógica o de las reglas
de la experiencia. Así las cosas, para que el cargo quede correctamente formulado es
imprescindible concretar el error y demostrar cómo ha sido transgredida o desconocida una ley
científica, un principio de la lógica (que no niegue ni desconozca la unidad del ser) o una regla
constante de la experiencia común o aceptada y practicada en medios especializados en una
determinada materia. Se precisa, además y ello es obvio, la fundamentación correspondiente
a la trascendencia del error.

La Sala ha sido reiterativa en lo precedente y también ha señalado que cuando de atacar dicho
medio probatorio en casación se trata, no puede desconocerse que por su naturaleza misma
su valoración es de conjunto, siendo el vínculo que surge entre los diferentes indicios (su
concordancia y convergencia) el que hace que la conclusión crezca desde la probabilidad hasta
constituir certeza. En consecuencia, aunque el ataque a los hechos indicadores debe ser
independiente, ello no significa en manera alguna que el conjunto indiciario, cuya fuerza de
convicción depende de que se le estime globalmente, pueda dejar de ser enfrentado por el
demandante.

La Sala ha sido reiterativa en lo precedente y también ha señalado que cuando de atacar dicho
medio probatorio en casación se trata, no puede desconocerse que por su naturaleza misma
su valoración es de conjunto, siendo el vínculo que surge entre los diferentes indicios (su
concordancia y convergencia) el que hace que la conclusión crezca desde la probabilidad hasta
constituir certeza. En consecuencia, aunque el ataque a los hechos indicadores debe ser
independiente, ello no significa en manera alguna que el conjunto indiciario, cuya fuerza de
convicción depende de que se le estime globalmente, pueda dejar de ser enfrentado por el
demandante.

Si se tiene en cuenta que el recurso de casación no es una tercera instancia, no forma parte de
su contenido el simple hecho de contraponer el punto de vista del demandante al del
sentenciador, que es lo que en esencia sucede en el presente caso.
No se modifica la conclusión precedente cuando se examina el desarrollo final del cargo. En
este la defensa hace referencia a cada uno de los que estima obraron como hechos
indicadores en la construcción indiciaria y los analiza separadamente. En cada caso hace su
propia inferencia, olvidando que si su intención era atacar los juicios de valor, su deber era
demostrarle a la Sala qué regla de la ciencia, la lógica o la experiencia conculcó el juzgador en
cada caso y adicionalmente quebrar la lógica de conjunto bajo la cual los distintos indicios
fueron apreciados.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 20/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad en documento público
PROCESO : 11113
PUBLICADA : Si

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RESPONSABILIDAD CIVIL-Tercero civilmente responsable/LLAMADO EN GARANTIA-


Compañías de Seguro: No es posible su vinculación al proceso penal/CONTRATO DE
SEGUROS-Naturaleza
No obstante la improsperidad de los cargos, encuentra la Corte que concurre una irregularidad
sustancial que vulnera el debido proceso, específicamente en cuanto se refiere a la condena
de la sociedad Aseguradora Colseguros S.A., por razón de haberse dispuesto su llamamiento
en garantía sin que de acuerdo con la estructura del proceso penal que nos rige pueda este
sujeto obtener reconocimiento ni ser llamado a intervenir dentro de la actuación penal, toda
vez que las pretensiones de índole patrimonial a que está obligado al tener origen en una
relación contractual escapan de la competencia del juez penal, conforme lo precisara la Sala
en decisión del pasado 16 de diciembre de 1.998, con ponencia de quien ahora cumple igual
cometido, en cuanto claramente señaló:

"9. En efecto, es claro que la realización del hecho punible generalmente apareja la producción
de un daño patrimonial o extrapatrimonial, cuya concurrente presencia ha permitido
conceptualizar procesalmente los efectos del delito a partir del ejercicio de las acciones penal
que es de orden público y constituye su objeto principal y civil o privada, que tiene carácter
subsidiario o accesorio por cuanto la fuente de ella proviene de la necesidad de indemnizar el
daño causado por el delito.

Es precisamente a partir de su especial naturaleza, finalidad y objeto distintos, de donde la


doctrina ha postulado los diversos sistemas procesales sobre el ejercicio de la acción penal y la
civil que nace del delito, así: a)aquellos para quienes debe buscarse la realización de cada una
de manera absolutamente independiente b)los que admiten con un criterio de unificación de
procedimientos su conjunta actividad y por último, c)modelos mixtos como el nuestro, en
donde resulta perfectamente posible su adelantamiento ante la jurisdicción civil o dentro del
proceso penal.

10. Ahora bien, el propio Decreto 2700 de 1.991 ha señalado taxativamente quienes pueden
intervenir dentro de la actuación penal en calidad de sujetos procesales. Así, en su Título III,
precisa como tales a la Fiscalía General de la Nación, el Ministerio Público, el sindicado, el
defensor, la parte civil, el tercero incidental y el tercero civilmente responsable.

Respecto de cada uno de estos sujetos intervinientes en el proceso penal, ha previsto la ley de
procedimiento en forma particular la oportunidad y modo de su intervención, competencias,
atribuciones, facultades etc. Y, si bien en aquellas materias que no se hallan expresamente
reguladas en dicho estatuto puede acudirse en primer término a las disposiciones del Código
de Procedimiento Civil o a otros ordenamientos procesales con el propósito de llenar sus
vacíos, esto sólo es viable siempre y cuando no se opongan a la naturaleza y finalidad del
procedimiento penal, de donde puede colegirse que la norma rectora que posibilita la
integración de institutos procesales contenidos en diversos ordenamientos, no tiene, desde
luego, carácter absoluto, ya que esto exigiría la existencia de un estatuto procesal único,
dentro del cual se pudiesen tramitar asuntos de distinta especialidad y rama del derecho, sin
importar que como efecto de ello resultara atentándose contra la propia naturaleza y
estructura de la actuación penal.

11. A su turno, el art. 43 del C. de P.P. ha previsto como sujetos activos para el ejercicio de la
acción civil a "las personas naturales o jurídicas perjudicadas, los herederos o sucesores de
aquéllas, el Ministerio Público o el actor popular cuando se afecten intereses colectivos".

Así mismo, el art. 44 ibidem, señala que "Están solidariamente obligados a reparar el daño,
resarcir los perjuicios causados por el hecho punible y a restituir el enriquecimiento ilícito, las
personas que resulten responsables penalmente", como también "Quienes sean llamados a
responder de acuerdo con la ley sustancial".

Es, entonces, con miras a salvaguardar los derechos de la persona que ha sido perjudicada con
el delito que se ha justificado esta apertura del proceso penal para tratar en su interior asuntos
civiles que emanen directamente de la realización de la conducta punible, siendo ello posible,
en consecuencia, solamente a partir del reconocimiento de que la acción civil ejercida en estas
condiciones tiene un carácter accesorio o secundario.

12. No es admisible, por consiguiente, que el proceso penal se utilice como recipiendario de
cualquier pretensión, ni para el ejercicio de toda clase de acciones. Por antonomasia, del
delito se origina la acción penal, pero puede también generarse la civil a favor del
perjudicado, quien estará en plena libertad de constituirse en parte civil. Si así lo hace y
además encuentra que hay lugar para responsabilizar por el hecho del agente inmediato del
daño a un tercero, podrá de acuerdo con los artículos 153 y ss. solicitar la vinculación de
quien "sin haber participado en la comisión de un hecho punible tenga la obligación de
indemnizar los perjuicios conforme al Código Civil".

Esta remisión al Código Civil, debe entenderse en un sentido restringido, esto es, en cuanto
referida a que la obligación de reparar el daño se impone siempre a quien deba responder por
él, es decir, tanto quien directamente es su productor, como quien tiene responsabilidad por
los hechos ajenos o de un tercero, o a quien corresponde la vigilancia de la cosa, o de la
actividad calificada como peligrosa de la cual se deriva dicho daño.

En uno u otro caso, es claro que la fuente de la obligación civil con miras al resarcimiento de
los perjuicios por responsabilidad delictual, debe fluir siempre del hecho punible, de donde el
daño indemnizable deberá a su turno tener origen de manera exclusiva y excluyente en la
responsabilidad aquiliana.

13. En efecto, la posibilidad de vincular dentro del proceso penal al tercero civilmente
responsable que el legislador introdujo en el Decreto 2700 de 1.991 -nuevamente pues como
bien se recuerda ya había sido consagrado en los artículos 58 a 66 del Decreto 0050 de 1.987,
siendo declarados inexequibles por la Corte Suprema en decisión de diciembre 3 de ese mismo
año-, proviene de ser este tercero civil responsable por el daño, independientemente de que
el mismo haya sido inferido por el agente del delito; es decir, que aun cuando el tercero no
es el autor del daño e inclusive es ajeno a su producción causal, debe por la vía de la
denominada responsabilidad indirecta, responder solidariamente por él, estando compelido a
cubrir el valor de la suma indemnizatoria a que eventualmente se le condene en favor de la
persona natural o jurídica perjudicada.

Por tanto, y siendo que dentro del proceso penal solamente puede perseguirse el pago de
aquellos daños derivados del hecho punible, esto es los que tengan un nexo con los efectos
lesivos del delito, cualquier pretensión orientada a hacer valer obligaciones que provengan de
una fuente distinta no podrá ejercitarse en el trámite penal, por resultar evidentemente
contraria a su naturaleza especial, única y limitada.

Por ello, así como no solo desde un punto de vista estrictamente teórico se justifica que se de
un tratamiento diferenciado a la responsabilidad contractual de la extracontractual,
procesalmente cobra mayor fuerza dicha necesidad partiendo nada más de un criterio de
especialidad, pero fundamentalmente por tener origen cada una en fuentes de responsabilidad
distintas.
14. De ahí que la prestación reparadora que en un momento determinado le pueda ser exigible
al asegurador -cuyo ingreso como sujeto procesal en el proceso penal parece no tener reparo
de lege ferenda por la doctrina nacional-, no dimana de responsabilidad directa ni indirecta,
única posibilidad de aceptar la reclamación indemnizatoria como ejercicio de la acción civil
activa o pasiva dentro del proceso penal, pues las obligaciones que surgen del seguro
provienen del negocio jurídico en virtud del cual la aseguradora ha asumido la reparación
prestando el equivalente pecuniario en las condiciones, límites y modalidades señaladas en las
distintas cláusulas del contrato.

15. El contrato de seguro, por consiguiente, cumple en un sentido jurídico y económico con
una función reparadora consistente en que la compañía asume los riesgos cuando se presenta
el evento por el valor convenido en la póliza correspondiente, previo el pago de una prima,
obligación que es ajena a la que compete al responsable y eventualmente al tercero civil
dentro del proceso penal como efecto del hecho delictivo; mientras que la responsabilidad del
procesado es directa y la del tercero civil colateral o indirecta frente a las consecuencias
patrimoniales del delito por la producción del daño, el asegurador no es de ningún modo
responsable de ese daño. Lo único que media entre éste y el tercero civil, o el propio
procesado, es una obligación de naturaleza contractual o legal, en relación con la cual no sería
por tanto el juez penal competente para pronunciarse.

Cobra mayor fuerza esta posición, si se tiene en cuenta que el de seguros constituye por
esencia un contrato comercial de garantía complejo que crea una obligación condicional, pero
no de responsabilidad, lo que de suyo excluye cualquier competencia en cabeza del juez penal
para dilucidar aspectos inherentes a las diferencias que se puedan presentar relacionadas con
la vigencia de la póliza, el aviso del siniestro, la reclamación, las objeciones, las exclusiones
etc., máxime cuando como es sabido dependiendo de la posición que asuma la aseguradora
y las características propias de la póliza, por la vía civil la acción pertinente podría ejercerse a
través de un proceso ejecutivo u ordinario según el caso.

16. Sin embargo, por lo mismo que no es factible en el proceso penal llamar en garantía a la
aseguradora, esto no impide el ejercicio independiente de las acciones correspondientes con
miras a hacer valer el seguro, más aún cuando en virtud de la Ley 45 de 1.990 en los seguros
de responsabilidad, esto es los que de acuerdo con el art. 84 "imponen a cargo del asegurador
la obligación de indemnizar los perjuicios patrimoniales que cause el asegurado con motivo de
determinada responsabilidad en que incurra de acuerdo con la ley y tiene como propósito el
resarcimiento de la víctima, la cual en tal virtud, se constituye en el beneficiario de la
indemnización, sin perjuicio de las prestaciones que se le reconozcan al asegurado", los
propios damnificados tienen "acción directa contra el asegurador", conforme al art. 87
ibidem.".

En consecuencia, resulta para la Sala imperativo de conformidad con lo previsto por los
artículos 228 y 229.1 del Código de Procedimiento Penal, casar oficiosa y parcialmente el fallo
impugnado, declarando la nulidad parcial de lo actuado en este proceso a partir del auto
fechado el 19 de enero de 1.995, mediante el cual se dispuso vincular como llamado en
garantía a la empresa "Aseguradora Colseguros S.A.".

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia de casación
FECHA : 20/10/1999
DECISION : Desestima la demanda y casa parcialmente el fallo
impugnado
DELITOS : Lesiones personales culposas, Homicidio
PROCESO : 13690
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisito Subjetivo-Narcotráfico

En las presentes diligencias se acusa a ELIAS COHEN, quien en compañía de otras personas
enviaron un contenedor con cocaína a Rusia, pero gracias a la intervención de las agencias
internacionales permitió retener el contenedor en San Petersburgo (Rusia), descubriéndose
que entre las latas de carne remitidas desde Colombia se escondían 1.115 kilogramos de la
mencionada sustancia.

Un comportamiento de tal naturaleza no puede imputársele a una sola persona, sino que estas
actividades las realizan verdaderas empresas dedicadas al narcotráfico, donde su único interés
es lucrarse con el dinero que por la venta o distribución de estupefacientes les representa, sin
tener en cuenta los resultados nefastos que le producen a la sociedad y especialmente a la
juventud que por diferentes motivos y debido a su falta de madurez y experiencia, caen en el
bajo mundo de la droga, arrasando de paso con su vida y con la tranquilidad de sus familiares.

Tal actuar y las graves implicaciones de diverso orden subyacente en una conducta de tráfico
ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, desaconsejan el otorgamiento del beneficio
impetrado.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Casación -Libertad
FECHA : 20/10/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 13255
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Factor subjetivo: Antecedentes de todo orden y personalidad


del procesado
Para el otorgamiento de la libertad que solicitan los recurrentes no es suficiente el
cumplimiento de las dos terceras partes de la pena impuesta y dedicarse durante el tiempo de
reclusión a trabajar, estudiar y observar buena conducta, pues el artículo 72 del Código Penal
dispone que se examinen también los antecedentes de todo orden y la personalidad.

Se alega que la Sala no debió valorar los aspectos que determinaron el hecho delictivo para la
imposición de la pena por ser ello violatorio del non bis in ídem, pero dicha apreciación resulta
equivocada, pues corresponde al juez verificar el cumplimiento de los requisitos exigidos para
la procedibilidad de la libertad, en estas condiciones tales consideraciones no permiten afirmar
el desconocimiento de aquél principio, pues para los efectos de la excarcelación el análisis de
la manera como se cometió el delito y las circunstancias que lo rodearon se hace en función a
la determinación de la personalidad y con un propósito diferente a aquél que se tuvo en
cuenta para la declaración de responsabilidad y tasación de la pena.

La resocialización como fruto del tratamiento penitenciario recibido se ha querido dar por
establecida por los peticionarios desligándola de los antecedentes de todo orden (socio -
culturales en este caso) y la personalidad de (…), factores éstos que según el artículo 72 del
Código Penal son acumulativos con los demás requisitos que trae la norma, a tal punto que el
resultado negativo de uno sólo de ellos impide la excarcelación. En el presente caso aquellos
no se pueden dar por superados con el argumento de que su consideración constituye un
doble juicio de reproche, o que la consulta de los fallos va contra la presunción de inocencia,
pues el expediente no permite arribar a esa conclusión, según se vio en el numeral primero del
presente capítulo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Casación -Libertad-
FECHA : 21/10/1999
DECISION : No repone la providencia del 27 de sep. de 1999
PROCESO : 16231
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Su ejercicio debe ser garantizado en las dos etapas del proceso
(investigación y juzgamiento)/DEFENSA TECNICA- Abandono irresponsable de la gestión
La defensa técnica, ha sido sostenido insistentemente por la Corte, debe ser real. Ello significa
que su ejercicio no puede entenderse garantizado por la sola circunstancia de contar
nominalmente el imputado con un abogado defensor, sino que es necesario que se realice
materialmente mediante actos positivos de gestión, o cuando menos de actitudes vigilantes de
la actividad procesal, susceptibles de ser constatadas a través de actuaciones objetivas que
permitan inequívocamente establecer que se trata de una estrategia defensiva.

También ha sido dicho que es de carácter permanente, lo cual implica que su ejercicio debe
ser garantizado durante todo el proceso, sin ninguna clase de limitaciones, pues siendo
derecho fundamental y condición esencial de validez de la actuación, no puede estar referido
a solo un estadio de ella, ni convertirse en una prerrogativa opcional del trámite procesal, ni
hacerse depender de las posibilidades de éxito de su ejercicio atendida la mayor o menor
contundencia de la prueba incriminatoria.

La concepción doctrinaria y jurisprudencial de acuerdo con la cual el ejercicio de la defensa


técnica experimentaba tres momentos: prohibida en la fase prejudicial, permitida en la
investigación y obligatoria en el juicio, dejó de tener vigencia en nuestro medio con la entrada
en vigencia de la Constitución de 1991, al haber sido establecido en ella que el procesado
debe contar con la asistencia de un profesional del derecho durante la investigación y el
juzgamiento, quedando claro que dicha garantía fundamental no es exclusiva del juicio, sino
también de la fase de la instrucción, y que su efectivo ejercicio en uno cualquiera de estos
estadios procesales no suple su desconocimiento en el otro.

Lo anotado no significa que si en un determinado momento de estas etapas del proceso el


sindicado ha carecido de asistencia profesional, la actuación así cumplida, o la subsiguiente,
advengan por ese solo motivo ineficaces. La Corte ha sostenido que si esto acontece, habrá de
determinarse, en cada caso concreto, si el derecho de defensa resultó realmente
comprometido por razón de la informalidad, puesto que si no lo ha sido porque en dicho lapso
no se presentó por ejemplo actividad probatoria importante, o porque el vicio fue
oportunamente corregido permitiendo una adecuada controversia al interior de la respectiva
etapa procesal, ningún motivo existiría para invalidar el proceso.

En el evento que es objeto de estudio, la situación de desamparo del indagado se mantuvo


durante toda la fase de la instrucción, pues, como se dejó visto, la doctora (…) limitó su
actuación a la asistencia del imputado en indagatoria, y el doctor (…), designado cuatro días
después por el sindicado para que asumiera su defensa, solo hizo presencia en el proceso el
día siguiente a su reconocimiento, cuando asistió a su poderdante en ampliación de
indagatoria, aunque nominalmente aparece oficiando como defensor suyo hasta después de la
calificación del mérito del sumario.

Esta ausencia de actividad profesional suya solo puede ser concebida como un abandono
irresponsable de la gestión que le fue encomendada, pues además de que en el proceso no
aparece elemento de juicio alguno que permita afirmar que permanecía atento a su trámite,
resulta difícil entender que su no presencia durante toda la fase de la instrucción y la
calificación (cuatro meses concretamente), existiendo procesado detenido, e intensa actividad
probatoria, constituya estrategia defensiva. Una tal conclusión no surge de dicho abandono, ni
a ella puede llegarse si se atiende a los postulados de la lógica y racionalidad.

Cierto es que la situación de abandono predicable de la fase instructiva no se presentó en la


etapa del juicio, y que los abogados que asistieron al procesado en esta segunda etapa del
proceso tuvieron oportunidad de ejercer sin limitaciones el derecho de contradicción, pero esto
no convalida la ausencia de asesoría calificada que se presentó durante la instrucción. De una
parte, porque por mandato constitucional el derecho a gozar de una defensa técnica debe ser
garantizado en las dos etapas del proceso (investigación y juzgamiento), y de otra, porque
se trata de una prerrogativa de carácter absoluto e intangible, condiciones que hacen que el
procesado no pueda renunciar a ella, ni el Estado a su obligación de garantizarla.

DEFENSA TECNICA (Salvamento de voto)


(Drs. Jorge E. Córdoba Poveda, Mario Mantilla Nougues y Nilson Pinilla Pinilla)

Efectivamente no consta que alguno de los abogados que (…) tuvo sucesivamente durante esa
etapa, hubiera solicitado o participado en la recepción de alguna probanza, ni presentado
alegatos, ni interpuesto recursos, lo cual motiva que el casacionista lo considere desprovisto
de defensa durante la instrucción y en ello sustente la solicitud de nulidad desde su cierre,
inclusive, en lo cual se manifiesta de acuerdo el representante de la sociedad.

Sin embargo, no se aplican los postulantes de la anulación a “demostrar que en realidad fue
una omisión lesiva de los intereses del procesado, atendiendo a lo recaudado por la
investigación”, según tiene determinado esta corporación de manera uniforme y reiterada (cita
sentencia de abril 29/99, rad. 13.315, M.P. Ricardo Calvete Rangel).

Lo que se observa es que en la instrucción el Estado cumplió con su deber de proveerle


oficiosamente defensora titulada a quien dijo no tener a quien nombrar, pero sólo cuatro días
después, antes de que ella pudiera realizar alguna gestión adicional a la asistencia en la
indagatoria, en cuya recepción estuvo sometida a las limitaciones legalmente establecidas, el
procesado la desplazó, asignándole la labor a un letrado de su confianza, a quien le confirió el
respectivo poder.

Encontrándose sólidamente demostrada la autoría del capturado en flagrancia y frente a la


concurrida reunión social, que fue truncada por la conducta de quien empezó a hacer disparos,
atrayendo la alarmada atención de cantidad de contertulios y vecinos, de donde derivarían
múltiples testimonios de cargo, es entendible que el defensor se hubiera replegado a
mantener una actitud meramente expectante y aguardar mejores oportunidades, que podría
hallar por ejemplo en el juicio, como el nuevo apoderado utilizó, cuando el traslado a una
oficina en Cali dificultó ubicar al anterior y fue sustituido.

En otras palabras, no parece atinado, desde el punto de vista defensivo, que se corra el riesgo
de pedir pruebas –que, por cierto, ni el casacionista ni el Procurador detallan cuáles ni su
eventual trascendencia -, o que se objete oportunamente la recepción de testimonios por
servidor público que se crea que no está facultado para allegarlos, si los circunstantes habrían
de comunicar y/o repetir ente el funcionario que fuere competente una verdad desfavorable a
los intereses de la defensa, y los deponentes que ésta pidiese citar llegaren a desmentir la
coartada que se esté tratando de acomodar.

Mejor artilugio se ha pretendido al simular la negligencia o, como en ocasiones acaece,


incumpliéndole al abogado, para que otros letrados provean diferente asidero a la causa
perdida, verbi gratia aduciendo la inactividad como abonado de la defensa, según viene
estilándose para ensayar nulidades, en un país donde desafortunadamente se intenta erigir el
“derecho” a la impunidad, por encima de la garantía fundamental de la defensa, que es la
realmente estatuida por la Constitución Política y las leyes.

Frente a todo lo anterior, es muy ilustrativo lo que viene expresando la Corte (sentencia de
agosto 11/98, rad. 13.029, M.P. Ricardo Calvete Rangel):

“Para el tema concreto planteado, esto es, la presunta violación del derecho a la defensa, no
es suficiente extrañar que el defensor no hubiera pedido pruebas, o que no hubiera
interpuesto recursos, o que no se hubiera notificado personalmente de las decisiones. Es
necesario que se demuestre que con esa actitud se dejaron de allegar elementos de juicio
fundamentales para la decisión, o que no obstante ser evidente que los intereses del
procesado se lesionaron no hubo una oportuna impugnación.

….es precisamente la ley procesal la que autoriza las notificaciones por estado. Igual
aspaviento hace con la ausencia de recursos, desde luego sin intentar siquiera una explicación
sobre por qué estima que si se hubiera recurrido el auto de detención, la resolución de
acusación, o la sentencia, la situación del procesado hubiera sido mejor. Acaso ante la claridad
de lo sucedido era viable demostrar la no responsabilidad?, o se podía esperar una pena más
benigna que la mínima que le impusieron con otorgamiento de la condena de ejecución
condicional?. Cuáles fueron las pruebas de descargo que se dejaron de practicar, y a qué
aspecto tan importante conducían , de modo que el hecho de no haberlas pedido lesionó el
derecho de defensa?

…hubiera sido interesante conocer qué fue lo que no hizo el defensor que afectó de manera
tan grave, como para llevar a la nulidad, la garantía de la defensa técnica.
La respuesta a los anteriores interrogantes ha debido formar parte de la sustentación del
recurso, pues lo que se anotó en la demanda no es otra cosa que posibilidades procesales
cuya trascendencia se ignora porque el actor no la mencionó, mucho menos intentó
demostrarla…

La actitud pasiva del defensor no es en si misma indicativa de ninguna irregularidad, pues


como lo ha reiterado la jurisprudencia, hay casos, y este podía ser uno de ellos, en donde la
mejor defensa es dejar que el Estado asuma toda la carga de la prueba ante la evidencia de
que las que se pidan perjudican al acusado; o en donde no conviene recurrir dado el acierto
indiscutible o la generosidad del fallador. Esos pueden ser también méritos de una buena
defensa, y demostración de un comportamiento ético y serio de un abogado…”

Acerca de la validez de suplir con posterioridad alguna intermisión en la defensa, también ha


reiterado la Sala (Sentencia de agosto 11/99 rad. 11.555, M.P., Fernando Arboleda Ripoll):

“El derecho a la defensa técnica, ha sido dicho por la Corte, implica que el inculpado cuente
con asistencia profesional durante todo el trámite procesal, ya que sin posibilidades de
contradicción no es posible concebir legítimo hoy día el proceso, pero ello no significa que si
ha dejado de tenerla en un determinado momento, la actuación así cumplida, o la
subsiguiente, advengan por ese solo motivo ineficaces, pues en virtud del principio de
trascendencia que orienta la declaratoria de las nulidades, solo si la anomalía afecta
realmente las garantías de los sujetos procesales, o desconoce las bases fundamentales de la
instrucción o el juzgamiento, resulta inevitable su declaración.

También se ha sostenido que si la irregularidad es oportunamente corregida, de suerte que el


profesional designado pueda ejercer adecuadamente los actos defensivos que pudo haber
realizado durante el tiempo que el procesado careció de defensa técnica, debe entenderse que
el derecho no ha sido conculcado, puesto que ningún sentido tendría invalidar el proceso para
que la defensa vuelva a tener una oportunidad que ya tuvo (Cfr. Casación de 27 de mayo de
1999, Magistrado Ponente Dr. Ricardo Calvete Rangel. Casación junio 15 de 1999, Magistrado
Ponente Dr. Arboleda Ripoll), situación que es la que se presenta, justamente, en relación con
el procesado Méndez González. De allí que respecto de él, la Sala no encuentre motivo para
declarar la nulidad demandada.”

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia de casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : Casa la sentencia, decreta la nulidad a partir y
dispone la
libertad provisional
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 9906
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA


Salvamento de Voto Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES
Salvamento de Voto Dr. NILSON PINILLA PINILLA

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ERROR DE HECHO-Diferencia entre falso juicio de identidad y violación a las reglas de


la sana crítica
El error de hecho por falso juicio de identidad se presenta cuando se distorsiona o falsea el
contenido material del medio de convicción, haciéndole decir más de lo que su texto predica,
menos de lo que reza o algo distinto de lo que expresa; y el error de hecho por vulneración de
las reglas de la sana critica ocurre cuando el fallador extrae las conclusiones probatorias no
con fundamento en la racionalidad, la ciencia, la lógica o la experiencia, sino del capricho y la
arbitrariedad.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 12232
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION INTEGRAL-Concepto/ERROR EN LA DENOMINACION JURIDICA-Su


discusión en casación procede por la causal tercera/PRUEBA-Aducción/FALSO JUICIO
DE IDENTIDAD-Se estructura al modificar el contenido de la prueba
La investigación integral no puede ser entendida ni lo ha sido, como la necesidad de allegar y
practicar todas las pruebas que puedan surgir en las mentes de los jueces o los sujetos
procesales, sino aquellas que son conducentes y pertinentes a los objetivos de la acción penal,
siempre y cuando se encuentren al alcance de los medios que están a disposición del
instructor

El error en la denominación jurídica de la infracción cometido en la providencia calificatoria


(auto de proceder) era una situación que estaba contemplada como causal de nulidad en el
Decreto 409 de 1971 y aun cuando en la legislación vigente ha desaparecido como causal
específica de casación, es induda-ble que mantiene esa capacidad de viciar la actuación por
alterar la estructura del proceso. Por ello, su discusión a nivel de esta sede, procede por la
causal tercera de casación.

Pero como para demarcar el alcance de este fenómeno procesal no basta con invocar
cualquier equivocación de quien acusa, conviene memorar la definición que a través del
tiempo ha mantenido la Sala respecto a este fenómeno procesal. Es así como en Sentencia del
17 de octubre de 1977, se dijo:

"La nulidad a que se refiere el numeral 5o. del art. 210 del C. de P.P. consistente
en haberse incurrido en el auto de proceder en error relativo a la denominación jurídica de la
infracción, se hace patente en la no coincidencia del caso concreto con la situación de hecho
condicionante de la norma sustancial que describe el delito, en su forma general y abstracta.
De suerte que el error debe expresar un nomen iuris que no corresponde a la forma delictiva
que conforman los hechos probados en el sumario. Nombre jurídico que de acuerdo con el art.
483 del C. de P.P., en la parte resolutiva del auto, "...se determinará con la denominación que
le dé el Código Penal en el respectivo capítulo, o en el correspondiente título, cuando este no
se divida en capítulos como homicidio, lesiones personales, robo, estafa; sin determinar dentro
del género de delito la especie a que pertenezca, ni señalar el artículo especial que se
considere aplicable...". Esto significa que el llamado error de calificación a que se contrae esta
nulidad, tiene que recaer sobre la denominación genérica de la infracción, según la ley. Y, a
contrario sensu, que no existe nulidad cuando la equivocación versa sobre la especie particular
que, dentro del género delict-vo, se le señala al ilícito".

Esta interpretación ha sido corroborada en múltiples oportunidades según puede confrontarse


en sentencias como las proferidas por esta Sala el 6 de mayo de 1980 (M.P. Dr. Serrano
Abadía); 7 de mayo de 1980 (M.P. Dr. Reyes Echandía); 29 de julio de 1982 (M.P. Dr. Fiorillo
Porras); 6 de diciembre de 1983 (M.P. Dr. Reyes Echandía); 6 y 22 de noviembre de 1984 (M.P.
Dr. Reyes Echandía); 20 de junio de 1989 (M.P. Dr. Martínez Zúñiga).

Y no es cierto, como lo afirma el recurrente, que la sentencia del 11 de marzo de 1986, en la


cual intervino como ponente el Honorable Magistrado Aldana Rozo, el criterio jurisprudencial
hubiera cambiado, por cuanto la sentencia que él cita decidió sobre la inconsonancia entre la
sentencia y el auto de proceder. Y muy al contrario de lo afirmado por el demandante se dejó
a salvo la tesis jurisprudencial, cuando en tal oportunidad expresó:
"En este orden de ideas la primera petición formula-da en la demanda de
casación estaría llamada a prosperar; no obstante, advierte la Sala que en el auto de proceder
se incurrió en causal de nulidad que, oficiosamente, debe ser declarada por esta Corporación.
No se trata de nulidad legal consagrada en el numeral 5o. del artículo 210 del Código de
Procedimiento Penal, por error relacionado con la denominación jurídica de la infracción, sino
de nulidad de carácter constitucional por violación de formas sustanciales del proceso,
originadas en la ausencia de precisión de cargos en el auto de proce-der"

Por limitaciones puramente prácticas en cuanto a infraestructura investigativa y el tiempo del


que disponen los instructores para cumplir con el cúmulo de funciones a su cargo, no es
arriesgado afirmar que casi ningún proceso llega a recaudar todos los elementos de convicción
relacionados con todos los detalles que conforman los objetivos de la acción penal. Tampoco
constituye objeto de la instrucción el agotamiento de la prueba, sino el recaudo de la
suficiente para tomar la decisión que corresponde. Por ello, la exigencia de la investigación
integral no llega a rebasar los linderos de las posibilidades reales de investigación, de
conformidad con los datos que ella misma vaya arrojando. De ahí que no cualquier omisión
probatoria estructure causal de nulidad, sino aquella que se traduzca en la conculcación de
una garantía para un sujeto procesal. Esto ha llevado a la Sala a afirmar que:

"los jueces no están en la obligación de practicar todas las pruebas que


pudieran surgir de la investi-gación, y tampoco ordenar todas las que le sean solicitadas. El
recaudo de cada elemento de convic-ción, depende fundamentalmente de su conducencia y
pertinencia; por ello, en ocasiones, se puede perfec-tamente omitir la práctica de una prueba
si se considera que el hecho cuya demostración se pretende, ya se encuentra suficientemente
probado, siendo por tanto superfluo su ordenamiento". (Sent. Agosto 2 de 1995).

El falso juicio de identidad se estructura al modificar el contenido de la prueba; si es un


testimonio, ocurre cuando se atribuye al declarante una afirmación que él no emitió o un
sentido diverso al de la verdadera manifestación expresada

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia de Casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11127
PUBLICADA : Si

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NOTIFICACION-De la resolución de situación jurídica/DEFENSA TECNICA-Su ejercicio


debe ser garantizado en las dos etapas del proceso (investigación y
juzgamiento)/DEFENSA TECNICA-El silencio como estrategia defensiva
La ausencia de notificación personal de la providencia de situación jurídica al defensor del
procesado Hernández Velásquez, no constituye ningún agravio a la defensa, pues, de
conformidad con los artículos 188 y 190 del C. de P. P., tal forma de comunicación sólo era
inexorable respecto del Ministerio Público y el sindicado privado de la libertad, y así se
cumplió, siendo procedente la notificación por estado respecto de los demás sujetos
procesales que no pudieron integrarse personalmente en el contenido de la resolución (fs. 115
y 116).

Desde luego que el mayor énfasis de la alegada irregularidad se ha puesto en que la actitud
pasiva del defensor técnico en el curso de proceso, pues, según se observa, no solicitó
pruebas, ni criticó sus resultados, tampoco interpuso recurso alguno contra las decisiones
fundamentales y adversas al procesado. La defensa técnica, en resumen, fue meramente
formal y todo recurso defensivo corrió por cuenta del procesado.

En orden a proveer una solución dogmáticamente correcta y materialmente justa, es necesario


partir de las siguientes premisas teóricas:
a) El derecho del sindicado a un defensor técnico libremente escogido por él, o
subsidiariamente provisto por el Estado, es una garantía prevista tanto en el artículo 29 de la
Constitución Política como en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de
1968, artículo 14.3.d) y la Convención Americana de Derechos Humanos (artículo 8.d.e).

b) El carácter unilateral del ejercicio del poder punitivo del Estado exige, en aras de preservar
el la igualdad de oportunidades dentro del proceso, que el sindicado tenga como defensor a
una persona con un nivel básico de formación jurídica para compensar en algo la inferioridad
en la que quedaría, porque las más de las veces los imputados carecen de los recursos
forenses que se demandan para defender una causa penal. Por tan elevada consideración del
anhelado equilibrio entre las partes, la defensa técnica se ha establecido como un presupuesto
de validez del proceso, y la falta constituye causal de nulidad, sin posibilidad de saneamiento,
tal como lo prevén los artículos 304-3 y 308-3 del Código de Procedimiento Penal.

c) Aunque el defensor técnico cumple funciones de asistencia y representación de los


intereses del procesado, no por ello deja de ser un sujeto procesal autónomo. Así entonces,
los vacíos o las omisiones relevantes en el ejercicio de la defensa técnica no pueden colmarse
con el pretexto de que hubo defensa material cumplida por el procesado, pues la Carta Política
claramente prevé la concurrencia de los dos elementos: defensa y asistencia de un letrado.
Con razón, el Código de Procedimiento Penal, en el título de los sujetos procesales, regula
separadamente lo concerniente al procesado y el defensor (título III, capítulos III y IV).

d) En el mismo sentido constitucional, la defensa técnica (igual que la material) es


ininterrumpida, porque obliga durante la investigación y el juzgamiento, de tal manera que las
precariedades ostensibles y dañinas de la primera fase no podrían compensarse con la
actividad de la segunda etapa, por más meritoria que ésta sea.

e) Dado que la labor defensiva de asistencia al procesado, idiomática y jurídicamente,


significa un despliegue de medios o esfuerzos encaminados a mejorar la situación de aquél, la
jurisprudencia de esta sala ha repudiado la pasividad del defensor, de tal manera que no basta
la designación o reconocimiento de un profesional del derecho en el proceso, sino que se
exigen de su parte actos para que la defensa sea real y efectiva y no se quede en el plano de
lo nominal e ilusorio, pues sólo así se satisface la dialéctica propia del proceso. Por ello, la
Corte también ha estimado que la dinámica de la defensa técnica debe cubrir funciones tales
como la comunicación permanente con el sindicado, la asistencia a los actos de defensa
material (indagatoria, reconocimiento en fila de personas, declaraciones con reconstrucción de
hechos, sentencia anticipada), examen de las actuaciones y control de las mismas, reclamo de
la libertad cuando sea procedente, petición y ofrecimiento de pruebas, proposición de
diligencias, presentación de alegatos de defensa e interposición de recursos (sentencias de 23
de noviembre de 1995, M. P. Ricardo Calvete Rangel; 18 de septiembre de 1997, M. P.
Fernando Arboleda Ripoll; y 3 de junio de 1998, M. P. Dídimo Páez Velandia).

También ha precisado la jurisprudencia que es difícilmente mensurable la actividad defensiva,


máxime si la valoración se ensaya desde la perspectiva del juez como tercero imparcial,
porque aquella siempre es parcial, y entonces resulta arriesgado tratar de enmarcar la defensa
al gusto del juzgador. No es fácil detectar si algunos silencios y expectativas del defensor
obedecen a una "estrategia defensiva"; pero, de todas maneras, objetivamente sí puede
afirmarse que no siempre la mejor defensa es aquella que atiborra el proceso de peticiones y
recursos, sin cuidarse de la pertinencia, que insinúan más un propósito dilatorio que defensivo,
pero igualmente tampoco puede reputarse como estratégico el marcado abandono de la causa
encomendada.

Por ello, a partir de estas disquisiciones teóricas, en cada caso es preciso hacer un balance de
la actividad del defensor profesional, no tanto por la contundencia de los resultados
probatorios que llevaron a la sentencia condenatoria, pues, desde ese equivocado perfil a
posteriori, cualquier defensa técnica (y aún la ausencia de la misma) estaría justificada y para
nada contarían las posibilidades defensivas que se desperdiciaron en el curso de la formación
de las pruebas, o de las decisiones y de todo el proceso en general. Sin embargo, en dicha
ponderación sí cuenta el desarrollo y materialización del principio de investigación integral,
conforme con el cual la búsqueda judicial debe ocuparse tanto de lo inculpatorio como de lo
exculpatorio, no porque de esa manera pueda llegar a sustituirse la defensa en cualquiera de
sus dos matices, sino porque la cumplida vigencia de dicho postulado en manos de los
funcionarios judiciales sí puede explicar razonablemente cierta inactividad del defensor
técnico.
MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia de casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 11040
PUBLICADA : Si

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FALTA DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA-Hipótesis

Principio en la determinación del objeto del recurso extraordinario de casación, que la


jurisprudencia no ceja en destacar, ha sido el que las sentencias de primera y segunda
instancia, proferidas con arreglo al debido proceso, conformen una unidad jurídica, en aquellos
aspectos que no hayan sido materia de modificación.

Cuando se plantea violación del debido proceso por defectos de motivación, ha sostenido la
Sala, constituye carga para el censor demostrar que el fallo carece total o parcialmente de
motivación, o que acusa una motivación dilógica o ambivalente.

La primera hipótesis -carencia absoluta de motivación-, se presenta cuando no se precisan las


verdades fácticas y jurídicas que sirven de soporte a la decisión; cuando la motivación no
alcanza a traslucir el fundamento del fallo, aquella se considera precaria o incompleta; y
cuando la sentencia se cimienta en razones contradictorias y excluyentes que impiden conocer
su verdadero sentido, la motivación se considera anfibológica (cfr. entre otras, sentencia de 28
de abril de 1993, Mag. Pon. Dr. Gustavo Gómez Velásquez, y 5 de noviembre de 1997, Mag.
Pon. Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

Conviene reiterar que al decretarse en casación la nulidad por ausencia de motivación de la


sentencia, la regla general es el reenvío de la actuación al funcionario de origen para que
profiera la decisión de fondo que corresponda, preservando así el derecho que tienen todos los
sujetos procesales de conocer la motivación del fallo, y, de ser adverso, controvertirlo a través
de los recursos, pues si la Corte supliere la ausencia de motivación dictando el de sustitución
correspondiente, se pretermitiría una instancia, como quiera que la motivación que hiciera la
Corporación, en la que por ejemplo se podría incurrir en un error in iudicando, por razones
obvias, jamás podría ser controvertida (cfr. sentencias de 7 de febrero de 1994, Mag. Pon. Dr.
Guillermo Duque Ruiz, y 27 de agosto de 1998, Mag. Pon. Dr. Ricardo Calvete Rangel).

La hipótesis prevista en el ordinal 1° del artículo 229 del Código de Procedimiento Penal, cual
es, en tratándose de la causal tercera de casación, quebrar el fallo y dictar el que deba
reemplazarlo, como allí se establece, procede excepcionalmente, cuando la nulidad "afecte
exclusivamente la sentencia impugnada". Y ha de entenderse, en aras de prohijar el equilibrio
procesal y las garantías de las partes, que tal solución sólo resulta aplicable cuando la
sentencia de sustitución no desfavorezca los intereses de alguno de los sujetos procesales,
pues en tal caso, se reitera, no podría desconocerse a la parte afectada la oportunidad de
controvertir la decisión adversa.

A la luz de las precisiones anteriores, la simultánea anulación de la sentencia por falta de


motivación de la negación del subrogado, y el proferimiento del fallo de sustitución, sólo
devendría procedente en el evento de concederse, en el fallo de casación, el instituto
denegado en las instancias, pues tal determinación no resultaría adversa a ninguno de los
sujetos procesales.

En conclusión, como las sentencias de primera y segunda instancia conforman una unidad en
cuanto las razones del juzgador de primer grado para considerar insatisfechos los
presupuestos subjetivos del artículo 68 del Código Penal, fueron compartidas por el ad-quem; y
al no haber sido objeto de legal impugnación la negación del subrogado penal de la condena
de ejecución condicional, por la limitación de la competencia establecida en el artículo 217 del
Código de Procedimiento Penal, el superior no estaba obligado a revisar el punto, se descarta
la irregularidad con que el actor pretende deducir la vulneración del debido proceso, y a partir
de ella justificar la invalidación de la sentencia objeto de impugnación.
MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Setencia de casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 11430
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Procesado ausente


La Corte ha sostenido que la defensa técnica, más allá de la material, es una garantía que
hace parte del equilibrio que debe regir el desarrollo procesal, atendido el carácter unilateral
del ejercicio del poder punitivo del Estado. Así entonces, por el rigor de la oficialidad en los
instrumentos de persecución penal, es necesario balancearlos con la realidad de los medios
defensivos, razón por la cual se hace inexcusable la asistencia del sindicado por un defensor
letrado, con el fin de darle cumplida vigencia al principio de igualdad.

Así se ha previsto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aprobado por la Ley
74 de 1968 (art. 14.2.d), y en la Convención Americana de Derechos Humanos, aceptada por
la Ley 16 de 1972 (art. 8.2.d.e). Mas, la garantía se ha dispuesto de manera más categórica
en el artículo 29 de la Constitución Política, texto según el cual la defensa (material y técnica)
es integral y permanente, porque debe facilitarse tanto durante la investigación como en el
juzgamiento.

De modo que lo actuado en materia defensiva en la fase del juicio, por más loable y
comprensivo que sea, no alcanza a cubrir el abandono que se haya producido en la etapa de la
investigación. Sin embargo, el examen de la eficiencia de la defensa (no eficacia), si bien
circunscrito a cada uno de los dos grandes estadios del proceso (investigación y juzgamiento),
también debe racionalizarse para comprender que basta declarar cumplido el objetivo de la
defensa en cada etapa, y no que absurdamente se exija una presencia ubicua del defensor en
cada paso procesal, aún en los que legalmente no es imperativa su concurrencia.

Por otra parte, se ha sostenido por la Corte que lo más óptimo en materia de defensa técnica
es que el profesional solicite pruebas exculpatorias, controvierta las de cargo, se integre en el
conocimiento de las decisiones judiciales y también las impugne, si es del caso; también, que
la omisión persistente de tales deberes puede significar la frustración de la garantía
constitucional. Mas, igualmente, se ha matizado que la ausencia de conductas activas del
defensor en favor de los intereses del procesado, en la fase de la investigación, no siempre se
concilia con la negación deliberada de la defensa técnica sino que es posible entender la
actitud como de aceptación estratégica o sensata de la actividad probatoria realizada por el
fiscal y del innegable estado de compromiso que revela la instrucción.

Dicho comportamiento defensivo, que se contenta con actitudes de expectativa y control, con
frecuencia se detecta en los sumarios que han realizado el principio de investigación integral,
conforme con el cual el funcionario judicial instructor, sin depender de peticiones de las partes
o de manifestaciones defensivas, por iniciativa propia o a ruego debe investigar no sólo lo
desfavorable sino también lo favorable a los intereses del procesado.

Es obvio que el procesado ausente tendrá mayores dificultades en su defensa material, pues
puede ocurrir que la investigación integral no cubra datos que solamente él puede suministrar,
como realizador de la conducta supuestamente delictiva

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia de casación
FECHA : 22/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte ilegal de armas, Homicidio agravado
PROCESO : 12785
PUBLICADA : Si

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CASACION/ PRUEBA-Convicción racional


Aunque es posible que el juzgador llegue a equivocarse manifiestamente al aceptar de manera
irreflexiva cualquier prueba, sin parar mientes en sus relevantes defectos orgánicos o
sustantivos, lo cierto es que en casación resulta imperativo mostrar prevalentemente los
errores cometidos en los juicios de valor adoptados en el fallo, pues en esta sede no es
propiamente la supuesta inconsistencia de la prueba o la cuestionada fiabilidad de la misma lo
que genera el agravio a la ley, sino el reconocimiento que el fallador hizo en la decisión de
medios probatorios en tan precarias condiciones. Al fin y al cabo, lo que se demanda
directamente en casación es la sentencia de segundo grado, en lo que concierne a sus juicios
de valor probatorio o jurídico, no un replanteamiento del examen de prueba que se hizo en las
instancias (art. 218 C. P. P.).

Como la cuestión fáctica en el proceso penal se refiere a un hecho pasado, cuyo instrumento
de determinación es la razón que penetra una inferencia inductiva basada en las bondades de
hechos conocidos que muestran las pruebas, es posible que existan distintas hipótesis
explicativas, mas lo importante es que la explicación provista por el juez sea el fruto de su
convicción racional y no del capricho, motivo por el cual, una vez expuesta la verdad con
fundamentos en la sentencia, ésta queda ungida de la doble presunción de acierto y legalidad
y, por ende, aparece inobjetable en casación por la vía del mero concurso de razones que se
estiman igualmente loables.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 25/10/1999
DECISION : Rechaza in límine las demandas de casación y
declara
desierto el recurso
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 14433
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Su declaración oficiosa en casación presupone que el recurso ha sido admitido


por la existencia de una demanda en forma
El artículo 228 del ordenamiento procesal penal sí dispone que, en tratándose de la causal de
nulidad, la Corte deberá declararla de oficio; pero no puede perderse de vista que tal precepto
supone que el recurso ha sido admitido por la existencia de una demanda en forma. Es decir,
como la demanda formalmente estructurada abre el debate propio de la impugnación
extraordinaria, es posible que la Corte en la decisión declare una nulidad procesal no pedida
por el recurrente, así haya sido otro el motivo de casación elaborado por éste.

Además, dicho requerimiento de sustentación es aún más clamoroso, si se tiene en cuenta que
el sistema de las nulidades en materia penal está gobernado por ciertas reglas previstas en el
artículo 308 del Código de Procedimiento Penal, una de las cuales, la de trascendencia,
consiste en que quien alegue el vicio deberá demostrar que se trata de una irregularidad
sustancial que afecta las garantías de los sujetos procesales o trastorna las bases
fundamentales del proceso (numeral 2°).
MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto casación
FECHA : 25/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14375
PUBLICADA : Si

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VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Técnica


Establece el artículo 225 del C. de P. P. que la demanda de casación debe reunir determinados
supuestos de orden formal, ello para abrir la posibilidad de su estudio de fondo en el trámite
del recurso, a voces del artículo 226 ibíd.

De tal manera, cuando el reparo se formula a través de la causal 1a. de casación por
considerarse que el fallador incurrió en errores de apreciación de la prueba sobre la cual
edificó la decisión impugnada, es deber del demandante indicar de manera clara y precisa los
fundamentos de esta aducida causal (numeral 3o. artículo 225 cit.), citando las normas legales
que estime infringidas.

Vale decir, debe individualizar las pruebas en cuya evaluación recayó el error, especificar la
clase de error y su especie, y acreditar su trascendencia en el fallo; además es menester
atacar todas las pruebas en que se cimentó la decisión cuestionada para que la objeción tenga
la virtualidad de removerla. Son estas, exigencias legales de forma de la demanda que dan la
claridad y precisión a su fundamentación.

El crédito otorgado o negado a una prueba en el fallo de instancias solo puede ser materia de
reclamo extraordinario cuando se demuestra que las conclusiones judiciales surgieron del
desconocimiento de la crítica racional de la prueba gracias al error de hecho o/y de derecho en
su estudio; y del otro lado, porque como se advirtió, las pruebas de soporte de la decisión
tienen que ser atacadas debidamente por el casacionista, ya que la prevalencia con fuerza
incriminatoria, de una sola, deja incompleta la demanda.

MAGISTRADO PONENTE DR. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto casación
FECHA : 25/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Tentativa de peculado por apropiación
PROCESO : 16083
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Es antitécnica cuando le falta claridad y precisión


Es criterio uniforme que cualquiera sea la causal que se invoque, la demanda de casación no
es de libre elaboración y debe ceñirse a los requisitos establecidos por el artículo 225 del
Código de Procedimiento Penal, entre los cuales está el señalamiento de la preceptiva que se
estime infringida, la indicación clara, precisa y completa de los fundamentos, en armonía con
la naturaleza del quebranto aducido, además de demostrar la trascendencia del yerro en la
sentencia.
Como la Corte no puede entrar a llenar los vacíos ni superar las deficiencias en que incurre el
casacionista, y ante la ausencia de claridad y precisión, de conformidad con los artículos 225 y
226 del Código de Procedimiento Penal, se impone el rechazo de la demanda que conduce por
contera a declarar desierta la impugnación mediante decisión irrecurrible al adquirir ejecutoria
en la fecha en que es suscrita (art. 197 lbídem).

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto casación
FECHA : 25/10/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 14214
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación


Repetidamente la jurisprudencia ha dado en sostener que cuando en casación con apoyo en la
causal tercera se aduce violación del debido proceso, se debe comprobar la existencia de
irregularidad sustancial que afecte la estructura del sistema que lo inspira. Por ejemplo; falta
de apertura de investigación, no vinculación del procesado, no definición de la situación
jurídica o ausencia de la decisión de cierre de la investigación; desconocimiento de la etapa
de investigación y/o de juzgamiento; dentro del juicio: de la fase probatoria y/o de debate
oral; de formulación de cargos o sentencia, o la posibilidad de recurrir en segunda instancia

MAGISTRADO PONENTE DR. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto casación
FECHA : 25/10/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 13215
PUBLICADA : Si

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FAVORABILIDAD-Ley de Alternatividad Penal
El señor (…), condenado por los delitos de falsedad y peculado por apropiación, por hechos
ocurridos en 1989, aspira a que en su caso se aplique parcialmente el artículo 72A del Código
Penal, introducido por la Ley 415 de 1997, sobre alternatividad penal.

Aquella disposición prevé como regla general que el Juez "concederá libertad condicional al
condenado a pena privativa de la libertad mayor de tres (03) años, cuando haya cumplido las
tres quintas partes (3/5) partes de la condena, siempre que haya observado buena conducta
en el establecimiento carcelario."

De igual manera, la norma en comento contiene un listado de excepciones a aquella regla


general, de suerte que para los delitos contemplados en el conjunto de excepciones no se
aplica el artículo 72A del Código Penal, sino el artículo 72 ibídem. Es decir que los condenados
por alguno de los ilícitos excluidos de la regla general podrían obtener su libertad condicional
si acreditaren como requisito objetivo el descuento de las dos terceras (2/3) partes de la pena.

Los siguientes delitos tipificados en la ley 190 de 1995, o "Estatuto Anticorrupción", forman
parte de los tipos exceptuados en el artículo 72A del Código Penal. En consecuencia, quienes
hubieren sido condenados por alguno de ellos, podrían acceder a libertad condicional, siempre
y cuando demostraren el cumplimiento de los requisitos que consagra el artículo 72 ibídem,
entre ellos haber purgado las dos terceras (2/3) partes de la condena:

-. Peculado por apropiación: art. 133 C.P.


-. Peculado por extensión: art. 138 C.P.
-. Concusión: art. 140 C.P.
-. Cohecho propio: art. 141 C.P.
-. Cohecho impropio: art. 142 C.P.
-. Tráfico de influencias para obtener favor de servidor público: art. 147 C.P.
-. Receptación, legalización y ocultamiento de bienes provenientes de actividades ilegales: art.
177 C.P.

Corresponde ahora analizar si por "favorabilidad" es procedente que en el caso del señor (…),
se deje de tener en cuenta que el artículo 72A del Código Penal, excluyó el delito de peculado
por apropiación, del beneficio de libertad condicional con el descuento de las tres quintas
partes de la pena.

Según viene de explicarse la norma en comento no es reemplazo ni sucesión de ningún otro


precepto, por lo cual no es factible estructurar en su entorno, un conflicto de leyes en el
tiempo, para acudir de manera subsiguiente al principio de favorabilidad.

El principio de favorabilidad, rector del derecho penal, puede invocarse cuando una norma
íntegramente considerada, aún cuando fuere posterior a la fecha de comisión de las conductas
ilícitas, resultare más permisiva o benéfica a los intereses del procesado o condenado, en
comparación con la otra, que debe estar referida a idéntica materia. Implica la existencia de
un aparente conflicto entre dos normas sobre el mismo tema, una de las cuales reemplaza o
sucede a la otra en el tiempo.

Apartándose del correcto entendimiento del concepto de favorabilidad el recurrente reclama


en forma equívoca la aplicación de dicho principio, pues contrapone dos normas en plena
vigencia, de distinta naturaleza y que no versan sobre la misma materia. En efecto, pretende
que se escojan las frases convenientes del artículo 72A del Código Penal, relativas a libertad
condicional, en comparación con el articulo 133 ibídem, que tipifica el delito de peculado, y en
el segundo caso vacila entre el texto original y el modificado según la Ley 190 de 1995.

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto segunda instancia


FECHA : 25/10/1999
DECISION : Confirma un auto y niega la libertad condicional
DELITOS : Falsedad, Peculado
PROCESO : 16483
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir/NORMAS DE ESTADO DE SITIO-Al ser


incorporadas como legislación permanente, varían los contenidos de su
interpretación/SECUESTRO DE AERONAVES, NAVES O MEDIOS DE TRANSPORTE
COLECTIVO-El artículo 28 del decreto 180 de 1988 suspendió en su momento la
vigencia de los artículos 281 y 282 del Código Penal y posteriormente los derogó, al ser
acogido dentro de la legislación permanente/PERJUICIOS-La condena debe ser clara y
expresa
1. Tiene definido la Corte que la limitación del objeto de la apelación en contra de la sentencia
anticipada a los aspectos relacionados en el numeral 4º del artículo 37 B del Código de
Procedimiento Penal, opera también frente al recurso extraordinario de casación.

Fuera de tales eventos - límite "y del desconocimiento de las garantías fundamentales"* , la
defensa carece de interés para el planteamiento de cualquier otra inconformidad. El no respeto
de derechos fundamentales para acceder al recurso, sin embargo, no traduce que baste la
invocación y demostración de una causal de nulidad por parte del defensor demandante, para
que el presupuesto del interés quede satisfecho. Si el planteamiento de nulidad obra como
pretexto de retractación de un cargo libremente aceptado por el procesado o acordado con la
Fiscalía, la ausencia de interés para recurrir es manifiesta.

"Podrá reconocerse e insistirse, entonces –precisó la Corte en el sentido indicado—** , en que


le asiste facultad e interés a la defensa para interponer en casación y bajo la causal tercera un
cargo de nulidad de la actuación, cuando ésta ha culminado bajo la aplicación del artículo 37
del Código de Procedimiento Penal (o 37 A, agrega la Sala), mas, siempre y cuando que bajo el
mismo no se pretenda apenas disimular un vedado propósito de rectificar o recoger la
aceptación libre y válida de cargos, bajo la cual llegó a proferirse el fallo anticipado de
condena".

El interés para recurrir una sentencia de terminación anticipada del proceso, entonces, no
puede derivarse de la causal invocada o simplemente del énfasis de la defensa alusivo a que
se conculcó una garantía fundamental. Será siempre necesario escudriñar la orientación o
propósito perseguido con el cargo y si se establece que el mismo es la retractación de la
aceptación o del acuerdo, la ausencia de interés será la consecuencia.

Sobre el particular dijo en reciente pronunciamiento la Sala:

"…necesario se torna precisar, que la especificidad en la causal o en el motivo invocado en


casación no puede determinarse simplemente por la literalidad de la expresión utilizada en su
formulación, sino principalmente, por su contenido y demostración, que es lo que constituye la
base argumental de la censura, la que debe confrontar la Corte para determinar su
prosperidad o rechazo frente al fallo recurrido, pues de ser lo contrario, ello equivaldría a
desconocer o cuando menos, a confundir la enunciación del ataque con su demostración,
tornándose de manera inusitada en innecesaria ésta última, cuando, tanto filosófica como
jurídicamente, es lo opuesto. Así, no resulta suficiente para legitimar un cargo en eventos
como el presente, es decir, de sentencia anticipada, el afirmarse que se formula por la vía de
la nulidad, cuando su argumentación tiende es a demostrar la retractación de la aceptación
de cargos que previa y oportunamente ha hecho el procesado, ya que el interés para recurrir
que inicialmente podría amparar la solicitud de invalidez, sucumbe ante la realidad de lo
propuesto y pretendido. Es que, el referido interés no puede surgir de la habilidad en
mimetizarlo frente al texto de la demanda, sino de la permisión legal que ampare la
pretensión"***.

Si se tiene en cuenta que la imputación que acepta o acuerda con la Fiscalía el procesado debe
entenderse tanto en su aspecto fáctico como jurídico, resulta inadmisible en casación la
discusión de cualquiera de los mencionados extremos por parte del defensor,
independientemente de la causal que le sirva de apoyo para el ataque.

2. La Corte no quiere desaprovechar la oportunidad para referirse al supuesto paralelismo


normativo existente entre el mencionado artículo 4º del decreto 2266 de 1991 y el artículo 281
del Código Penal, en desarrollo y cumplimiento del alto fin que le concierne como máximo
Tribunal de la justicia penal a nivel de la unificación de la jurisprudencia nacional.

Es cierto que el decreto 180 de 1988, dictado por el Presidente de la República en desarrollo
del decreto 1038 de 1984, mediante el cual se declaró turbado el orden público y en estado de
sitio todo el territorio nacional, tuvo como propósito enfrentar la situación de violencia
generalizada que atravesaba el país y de ataques premeditados a las instituciones
democráticas a través del auge de acciones terroristas de la delincuencia organizada.

Y resulta claro en tal medida que la viabilidad de adecuar una conducta a uno de los tipos
descritos en el decreto 180, cuando también cabía en un tipo ordinario del Código Penal, surgía
de la relación directa o indirecta con los propósitos para los cuales fue expedida la legislación
excepcional. Fue esta la consideración que llevó a concluir, en varios casos, que coexistían
normas ordinarias y excepcionales referidas en principio a la misma conducta y que la
aplicación de una u otra, con las consecuencias obvias a nivel de competencia y
procedimiento, dependía de si afectaba o no el orden público que se buscaba restablecer.

"Es entonces el decreto 180 y en general todos los que se han dictado bajo las facultades que
confiere el artículo 121 de la Carta a partir de entonces –señaló la Sala en otra oportunidad****
—, el remedio extraordinario que el Ejecutivo ha buscado ante el fracaso de las previsiones de
la legislación ordinaria; y siendo ésta la motivación política y social que justificó la declaratoria
del estado de sitio es de absoluta necesidad concluir que existiendo normas paralelas sólo
podrán ser aplicadas las de estado de sitio cuando las conductas efectivamente afecten el
orden público que se pretende proteger de manera extraordinaria, porque cuando se trata de
violaciones normales al orden jurídico, como consecuencia de lo que podría denominarse
criminalidad convencional, es apenas natural que se recurra a la legislación ordinaria, porque
proceder de otra manera sería desconocer el querer del legislador, que concibió tal legislación
excepcional sólo en razón de las consideraciones antecedentemente transcritas y se
desconocería también de contera la jurisprudencia constitucional de la Corte de manera
indirecta, en cuanto se le estaría dando viabilidad jurídica a normas extraordinarias para
solucionar o sancionar casos y conductas que nada tienen que ver con los motivos de
perturbación y que no afectan en mayor grado el orden público, debiéndose entender éste,
dentro de la concepción política que de él tuvo el Ejecutivo para justificar la expedición del
decreto 1038 de 1984".

Si era natural, entonces, que la aplicabilidad de la normatividad contenida en el decreto 180


de 1988 estaba sujeta a la relación directa o indirecta con las causas que originaron el estado
de sitio, la misma quedó rota al cambiar la fuente formal de validez de las normas de ese
estatuto que se adoptaron como legislación permanente mediante la expedición del decreto
2266 de 1991, proferido en desarrollo del artículo 8º transitorio de la Constitución Nacional
vigente. Tal fue la óptica de análisis de la Corte Constitucional al determinar su competencia
para realizar el juicio de constitucionalidad al artículo 1º del decreto 1895 de 1989 (declarado
exequible por la Corte Suprema de Justicia mediante sentencia de octubre 3 de 1989), acogido
como permanente por el artículo 10º del decreto 2266 de 1991. Señaló esa Corporación:

"Es de anotar que aunque la redacción de los artículos 1º del decreto 1895 y 10 del decreto
2266 de 1991 es, por razón de la subrogación, idéntica, y de que fue el mismo texto transitorio
el que se incorporó a la legislación permanente, sin embargo, en razón de las fuentes formales
de validez, las normas son diferentes, como enseguida se explica.

"En efecto, cuando el decreto 1895 de 1989 fue examinado por la Corte Suprema de Justicia,
en ejercicio del control automático previsto en el artículo 121 de la Constitución de 1986,
entonces vigente, esa Corporación lo declaró constitucional, mediante sentencia del 3 de
octubre de 1989, pero bajo el entendido de que las ‘actividades delictivas’ allí mencionadas
eran únicamente el narcotráfico y delitos conexos, pues la articulación existente entre el
decreto y los motivos que llevaron a la declaratoria del estado de sitio así lo exigían.
Posteriormente, al haber sido demandado ante la Corte Constitucional, entre otros, el artículo
10º del decreto 2266 de 1991, esta Corporación lo declaró exequible (sentencia C-127/93, M.P.
Dr. Alejandro Martínez Caballero), e hizo la aclaración de que la expresión ‘de una u otra
forma’, debe entenderse como incremento patrimonial no justificado, derivado de actividades
delictivas, ‘en cualquier forma que se presenten éstas’. Es decir, que ya no se limitaría al
delito de narcotráfico y conexos sino a cualquier otro"*****.

La conclusión del Ministerio Público, entonces, atinente a que las normas del decreto 180 de
1988 adoptadas como legislación permanente, son aplicables "a los comportamientos
ejecutados por bandas delincuenciales de narcotraficantes o guerrilleros", no es admisible a
juicio de la Sala. Es verdad que las causas materiales que originaron en 1984 la declaratoria
del estado de sitio se mantenían al momento de la expedición de la nueva Constitución y
siguen siendo parte de la realidad nacional, pero no lo es que el marco de aplicabilidad de las
normas excepcionales, a partir de su incorporación a la legislación permanente, siga
conectado con los motivos que condujeron al Ejecutivo a dicha declaratoria de perturbación
del orden público.

En tal dimensión, aún aceptando que las normas del decreto 180 tenían como orientación
exclusiva la de contrarrestar a la delincuencia organizada (narcotráfico y guerrilla), las
circunstancias de análisis han variado, por efecto del cambio de la fuente formal de validez de
las que fueron adoptadas como legislación permanente por virtud del decreto 2266 de 1991.
Por ende, sustituida la causa de su origen, varían los contenidos de la interpretación.

No obsta lo precedente para señalar que aún en vigencia del estado de sitio, a partir de las
causas originales que lo fundamentaron y de las sobrevinientes que motivaron la expedición
del decreto 180, la jurisprudencia de la Corte no condicionó la aplicación de ésta normatividad
a que las conductas estuvieran ligadas de manera directa o indirecta a las actividades del
narcotráfico o de la guerrilla. Bastaba que el comportamiento, como específicamente sucedía
frente a las conductas que no incluían el ánimo terrorista como elemento de la descripción
típica, tuviera trascendencia en el orden público. Así fue la conclusión, por ejemplo, frente al
delito de amenazas personales o familiares (art. 26 D. 180/88), en relación con el cual se
sostuvo y se sostiene como presupuesto de aplicabilidad, la circunstancia de que trasciendan
la esfera meramente individual o privada y se afecten intereses colectivos.

"El estatuto 180 que contiene ese artículo 26 –dijo la Sala******— , fue expedido para
contrarrestar la grave e inmensa alteración del orden público: dentro de esa realidad y a
través de esa dinámica socio-política hay que examinar toda esa normatividad de excepción, y
entonces, ahí si aparece explicable y acertado sostener, como lo ha hecho esta Sala (autos de
6 de diciembre de 1988 y 29 de marzo de 1989, entre otros) que únicamente encajan en el
citado artículo 26 las amenazas que trasciendan de algún modo la esfera meramente personal
o privada, y, en ese desbordamiento, alcancen a afectar intereses sociales o de más amplitud,
que pongan en peligro o perturben la vida en común o social de los coasociados (pocos o
muchos), y no de individualidades aisladas. En otras palabras, es con base en sus efectos, y
no sólo en consideración a la persona o personas objeto de la amenaza, como se debe
dilucidar la naturaleza de la misma, aunque obviamente la calidad o carácter que tenga el
amenazado en ocasiones influye en los efectos de ésta".

De otra parte, en lo atinente al delito de fabricación y tráfico de armas y municiones de uso


privativo de las fuerzas militares (art. 13 del decreto 180), y de otras conductas relacionadas
en ese estatuto, según lo admitió la Sala en otra oportunidad******* , por sí mismas "entrañan
un ataque más directo, más inmediato, más fuerte a las instituciones", ... "un especial ataque
a la seguridad o a la tranquilidad públicas", y fue ello "lo que llevó al legislador a tipificarlas
con más estricta penalidad independientemente de los fines que se buscaran con ellas".

Frente al delito de secuestro de aeronaves, naves o medios de transporte colectivo (art. 28 del
decreto 180), las consideraciones son similares. En su redacción no fue incluido ningún
propósito específico del agente como elemento configurador del tipo penal, pero no por ello es
sostenible que el legislador extraordinario hizo depender la configuración de la conducta de la
existencia de un nexo con actividades de una especial delincuencia organizada, en particular
del narcotráfico o de la guerrilla. La trascendencia que en materia de seguridad pública y
colectiva contenía la acción, sin embargo, quedaba implícita en la norma, en la medida de la
correspondencia entre la naturaleza de la conducta descrita y el ámbito de la prohibición. Usar
violencia, amenazas o maniobras engañosas para apoderarse, alterar el itinerario o ejercer el
control, de una nave, de una aeronave, o de cualquier otro medio de transporte colectivo, es
una conducta que necesariamente perturba la tranquilidad y la paz sociales y lleva a todos,
gente del común y funcionarios, a un estado de zozobra y gran tensión, que naturalmente
sumen a la población en el terror. Una conducta como la descrita por la norma, es innegable,
perturba significativamente el orden público, resquebraja la confianza de la ciudadanía en sus
medios de transporte colectivos y siembra en el conciente colectivo la virtualidad del miedo
como una asechanza permanente, que la afecta hondamente en tanto la perturba.

Quién niega la trascendencia social del secuestro de un avión con fines económicos. O el de
un bus de servicio público que es desviado de su ruta, mientras sus ocupantes son sometidos
mediante la violencia, independientemente de los fines buscados por los agresores. Esas
conductas afectan la sensibilidad social y son altamente perturbadoras del orden público. Bajo
esta óptica hacer la diferenciación entre delincuencia común y delincuencia organizada, para
concluir que sólo a ésta le es imputable el delito del artículo 28 del decreto 180, es seguir
planteando que sólo el narcotráfico y la guerrilla producen daño de esta dimensión. El disvalor
de la conducta de uno de estos últimos grupos que se apodera de una nave o aeronave o de
cualquier otro medio de transporte colectivo, para el desarrollo de sus actividades (puede ser
simplemente la consecución de dinero para financiarse), en especial bajo una confusión como
la del país, donde en no pocas oportunidades el origen y las finalidades de los actos
delincuenciales se presentan ocultos, no deja de asemejarse a la de otro grupo de personas
que se conciertan para efectuar la misma acción. En uno y otro caso se genera zozobra social
y terror general en la población.

Este fue el resultado que dentro del sistema produjo la consideración del legislador
extraordinario al elaborar la descripción típica del artículo 28 del decreto 180. Por sí misma la
conducta representaba un grave ataque a la seguridad y a la tranquilidad públicas y en tal
medida resultaba inclusive desafortunado limitar su alcance a un fin determinado buscado por
el autor. Antes de la vigencia de la nueva Constitución, entonces, para que se configurara
dicho tipo penal bastaba que el agente, con independencia del fin perseguido, realizara alguna
de las conductas relacionadas en la norma. E idéntica es la solución frente a la vigencia del
decreto 2266 de 1991, por el cual se adoptó como norma permanente el comentado artículo
28 del decreto 180, especialmente en atención al cambio de la fuente de validez de la norma
que, como se dijo, desliga su análisis de los motivos originales que condujeron a la declaratoria
del estado de sitio en 1984, como de los sobrevinientes que llevaron a la expedición del
denominado estatuto antiterrorista.

Como corolario de lo dicho debe sostenerse que el artículo 28 del decreto 180 de 1988
suspendió en su momento la vigencia de los artículos 281 y 282 del Código Penal y
posteriormente los derogó, al ser acogido dentro de la legislación permanente, en desarrollo
del artículo 8º transitorio de la Constitución Nacional.

3. En el fallo de primera instancia se dispusieron 1.000 gramos oro por concepto de daños morales, sin
señalar a favor de quién o quiénes exactamente y en cuál proporción. Igual aconteció en relación con
los $10.000.000.oo tasados como perjuicios materiales, los que fueron determinados “…teniendo en
cuenta el dinero y bienes sustraídos a los secuestrados, así como lo dejado de percibir por los
propietarios de la aeronave por su secuestro, los gastos de reparación de la misma y los gastos de
traslado a su sitio de origen”. En uno y otro caso, ello es evidente, no se precisaron los perjudicados con
las infracciones y los valores concretos a que cada uno de ellos se hacía beneficiario por efecto de la
declaración judicial. Tal fue la indecisión del juzgador que ordenó el pago de las sumas mencionadas “…
en favor de quien demuestre derecho a ello”.

En las circunstancias anotadas la sentencia no contiene una obligación del procesado clara y expresa que
pueda ser exigible a través del proceso ejecutivo pertinente.
................................................................
*- Así lo precisó la Sala en la providencia del 8 de marzo de 1996. M.P. Dr. Jorge Córdoba
Poveda.
**- Providencia del 2 de diciembre de 1998. M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo.
***- Providencia del 11 de agosto de 1999. M.P. Dr. Carlos Gálvez Argote.
****- Sentencia de agosto 22 de 1990. M.P. Dr. Edgar Saavedra Rojas.
*****- Corte Constitucional. Sentencia C-319/96. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
******- Sentencia de mayo 18 de 1989. M.P. Dr. Guillermo Duque Ruiz.
*******- Sentencia de julio 9 de 1990. M.P. dr. Edgar Saavedra Rojas.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia casación
FECHA : 26/10/1999
DECISION : Declara prescrita la accion penal, impone pena,
desestima
demanda, expide copia
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Secuestro simple,
Desvío y
apoderamiento de aeronave
PROCESO : 10245
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Subrogado de la libertad condicional


En estas condiciones, se estudiará la posibilidad de dicha liberación anticipada, al tenor del
artículo 72 del Código Penal, bajo los presupuestos señalados en la misma disposición.

Ellos son dos: el objetivo, contar hasta el momento de la solicitud con, por lo menos, las dos
terceras partes de la pena; y el subjetivo, atinente a que de un estudio de la personalidad del
sentenciado, de su comportamiento en prisión y de los antecedentes de todo orden, pueda
concluirse que se ha readaptado socialmente.

Presupuesto del subrogado de la libertad condicional es que el juez realice una evaluación
acerca de la necesidad o no de proseguir el tratamiento penitenciario, de acuerdo con las
pautas señaladas por el mencionado artículo 72, dentro de las cuales se encuentra un análisis
favorable de readaptación social fundado en la personalidad, la conducta en el establecimiento
carcelario y los antecedentes de todo orden.

Tales presupuestos deben servir de norte para verificar la tan anhelada "readaptación social",
por lo que el incumplimiento de uno de ellos o su no satisfacción desvirtúa de plano la
viabilidad para la concesión del subrogado.

En cuanto a la personalidad, es necesario valorar las manifestaciones y exteriorizaciones que


la reflejan.

MAGISTRADO PONENTE DR. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto casación -Libertad


FECHA : 26/10/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 15306
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-La no privación de la libertad del reclamado no inhibe a la Corte para


conceptuar, estando comprobada su presencia en el territorio
colombiano/EXTRADICION-Objeto del concepto-Favorabilidad-Prescripción

1.En el presente caso, es evidente que cuando la Sala dio inicio al trámite previsto en el
artículo 556 del Código de Procedimiento Penal, había certeza sobre la presencia del
reclamado en el territorio Colombiano, como quiera que habiendo sido ubicado fue capturado
con fines de extradición por disposición de la Fiscalía General de la Nación, permaneciendo en
esas condiciones hasta después de registrarse el proyecto de concepto por parte del
Magistrado Ponente, lapso dentro del cual logró evadirse del lugar en donde permanecía
privado de su libertad. Circunstancias, que con arreglo al criterio que viene sosteniendo la
Corporación, y hoy reitera, no solo la legitimaba para adelantar el procedimiento, sino que hoy
le permite conceptuar sobre la demanda de extradición, tarea que no sería posible sólo en el
evento de encontrarse comprobado dentro del expediente, que el solicitado no se encuentra
en suelo Colombiano, cosa que aquí no ocurre, ya que por el contrario, su presencia
comprobada en nuestro territorio de tiempo atrás a la demanda de extradición, su
permanencia luego de la reclamación, y la inexistencia de prueba que acredite lo contrario,
denotan a la Sala que aun se encuentra en nuestra patria.

Ahora, el hecho que el reclamado no se encuentre privado de la libertad en este momento,


tampoco le impide a la Sala rendir el concepto sobre la extradición, habida cuenta que la Ley
Procesal Penal dentro de este trámite, permite la captura del extraditable antes del
procedimiento, discurriendo el mismo, y después de concedida la extradición por parte del
Gobierno Nacional, así lo previenen los artículos 566 y 562 del Código de Procedimiento Penal,
cuando disponen que el Fiscal General de la Nación deberá ordenar la captura del reclamado
tan pronto conozca la solicitud formal de extradición, o antes, si así lo pide el Estado
requirente, mediante nota en que exprese la plena identidad de la persona, la circunstancia de
haberse proferido en su contra sentencia condenatoria, acusación o su equivalente y la
urgencia de tal medida; actitud que también debe observar una vez concedida la extradición,
si el solicitado goza de la libertad.

2.De conformidad con lo normado por el artículo 558 del Código Procesal Penal, el concepto
que emitirá la Sala debe fundarse en: la demostración de la validez formal de la
documentación presentada por el Estado requirente en apoyo a la petición de extradición, de
la identidad del reclamado, del principio de doble incriminación de los hechos por los cuales se
eleva la reclamación, de la equivalencia de la decisión proferida en el exterior por lo menos
con la resolución de acusación de nuestro régimen interno, y cuando fuere el caso, en el
cumplimiento de lo previsto en los tratados públicos.

3.Tanto el Ministerio Público como el defensor del reclamado se apoyan para solicitar de la Sala
concepto desfavorable, estimando que con sujeción a los principios superiores de legalidad y
favorabilidad, imperativo resulta tener en cuenta las normas sustantivas que tipificaban en ese
momento las conductas reprochadas, esto es, el decreto 1188 de 1.974 y el art. 260 del
Código de 1.936, y que castigaban a sus infractores, en su extremo mínimo, con prisión inferior
a 4 años.

Tesis que no es de recibo para la Corte, pues de antaño ha venido sosteniendo, que en virtud a
que el instituto de la extradición es un dispositivo legal de asistencia o cooperación judicial
entre los diversos Estados, su trámite no reviste el carácter de juicio criminal, por no
trascender al conocimiento del fondo del proceso, ni incumbirle establecer si el imputado es o
no responsable del delito que se le acusa; por consiguiente, su objeto se restringe a verificar
objetivamente si los presupuestos literalmente previstos en los tratados o convenios
internacionales, o en su defecto en la ley penal adjetiva, se reúnen o no para según el caso
conceptuar favorable o desfavorablemente a la extradición.

Naturaleza jurídica del instituto que obviamente excluye la posibilidad de que la Corte en el
momento de rendir el concepto entre a discernir qué ley de nuestro país le favorece al
reclamado, porque de hacerlo no solo excedería su objeto -art. 558 del Código Procesal Penal-,
sino que además actuaría como juez de instancia arrebatándole a los funcionarios judiciales
que adelantaron el juicio su función natural de dispensar justicia de manera autónoma e
independiente. Propósito que le está vedado satisfacer a la Sala (como lo pide la defensa)
debido a la intangibilidad de la Soberanía del Estado requirente, con mayor razón si lo que
importa para los fines de este trámite, en lo pertinente, es establecer si en éste instante los
delitos imputados al reclamado se encuentran tipificados y reprimidos en Colombia por lo
menos con cuatro años de prisión, de donde se infiere que la exigencia del quantum de la
sanción solo opera como un requisito de procedibilidad para nuestra legislación.

Esta forma de concebir y aplicar la extradición, contrario al sentir del defensor, no sólo cumple
con la reglamentación interna, sino que consulta su naturaleza jurídica, su origen y su
teleología, ya que dirigida a combatir la delincuencia y evitar la impunidad se reserva al País
requirente el poder de aplicar justicia a las personas que habiendo delinquido en su territorio
se han refugiado en el nuestro para sustraerse al castigo; quienes, a su vez, conservan la
posibilidad de hacer uso del plexo de derechos y garantías que tanto la Constitución y la Ley
prescriben a fin de hacer valer sus derechos entre ellos lógicamente el de legalidad y
favorabilidad, en el interior del proceso fuente de la postulación.

Materia acerca de la cual la Sala ya se había pronunciado en providencias del 15 de febrero de


1.995 y del 22 de mayo de 1.996 con ponencia de los H. Magistrados EDGAR SAAVEDRA ROJAS
y JUAN MANUEL TORRES FRESNEDA.

4.El orden de prelación de las fuentes de la extradición aceptada por la doctrina internacional
conlleva a atender en primer lugar los tratados de extradición, luego a las leyes internas
especiales o las preceptivas de los Códigos Penal y de Procedimiento Penal que la
reglamenten, y en su defecto a la costumbre y la reciprocidad internacional. En consecuencia,
la prescripción puede ser regulada específicamente por el tratado, o remitir su tratamiento a la
ley interna de alguno de los dos Estados, o en su defecto, el ordenamiento interno puede
reglamentar este fenómeno o abstenerse de hacerlo.

En el caso Colombiano con arreglo a lo estipulado por el artículo 17 del Código de


Procedimiento Penal patrio la extradición se solicitará, concederá u ofrecerá de acuerdo con los
tratados públicos, y a falta de ellos el gobierno solicitará, ofrecerá o concederá la extradición
con arreglo a lo establecido por el Código de Procedimiento Penal. Significa lo anterior, que la
prioridad en las fuentes de aplicación de cualquier clase de extradición, la tendrá en su orden,
los tratados internacionales suscritos por el Gobierno Nacional y en su defecto la legislación
interna.

Así pues, como no existe tratado aplicable de extradición entre los Estados Unidos de América
y Colombia, el curso de la reclamación se ha regido por las preceptivas del Código de
Procedimiento Penal, las cuales no reglamentan la prescripción de la acción penal ni de la
pena, como si ocurre en algunos de los tratados de extradición suscritos por el Gobierno
Nacional con otros países. Por consiguiente, al ocuparse la Corte del análisis correspondiente
para verificar si la acción penal se encuentra prescrita en cualquiera de los dos Estados,
rebasaría el fundamento del concepto que por imperativo legal debe emitir, lesionando de
paso el principio de legalidad que cubre este instituto.

Tampoco puede fundarse el pretendido análisis de la prescripción como parte del objeto del
concepto, en el principio de la doble incriminación, en virtud a que éste se agota en la
constatación de que los hechos atribuidos al reclamado se hallen tipificados en los dos Estados
como delitos, y castigados en Colombia con privación de la libertad no inferior a cuatro años,
sin que sea necesario averiguar si la facultad punitiva de ellos se mantiene. Y ello es lógico,
en razón a que lo que prescribe es la acción penal, o la pena, y no el delito, por tanto, ello no
incide en la doble incriminación, pues de presentarse este fenómeno jurídico, el carácter
delictual de las conductas pervive en las dos potencias; siendo esa la razón por la cual en los
tratados internacionales sobre extradición que reglamentan la prescripción, lo hacen de
manera autónoma e independiente a la doble tipicidad.

Ni es procedente acudir en su apoyo a la reciprocidad internacional, ya que siendo ella una


fuente supletoria de la extradición admitida por la doctrina internacional, no puede ser
operada dado que por mandamiento legal el marco normativo aplicable en los eventos en que
no exista tratado de extradición vigente, es el previsto en el Código de Procedimiento Penal,
amen de que dicho carácter no se lo dispensa el contenido del artículo 17 del Código Penal ni
la ley instrumental penal, como si lo hace el artículo 534 de la Ley de Procedimiento Penal,
para la figura jurídica del exequatur.

Tópicos estos que la Sala tuvo en cuenta para proferir el auto 10 de diciembre de 1.997 con
ponencia del H. Mg. Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO, que denegó pedir copia de los textos
legales relativos a la prescripción de la acción penal en el país requirente, al señalar:

"Ahora bien, pretender los datos legales sobre prescripción de las respectivas conductas
delictivas en el ordenamiento jurídico de los Estados Unidos, también es discordante con los
objetivos del trámite judicial de la extradición, pues la intervención de la Corte no se orienta a
una revisión del proceso penal que con toda autoridad y soberanía adelantan los jueces
extranjeros, sino que se trata de realizar confrontaciones objetivas para hacer expedita la
asistencia y cooperación jurídica entre los distintos Estados, máxima razón de ser de la figura
en cuestión. De tal manera que, si alguna duda asiste al peticionario sobre la vigencia de la
acción penal por cualquiera de los delitos atribuidos, es cuestión que debe hacer valer en el
respectivo proceso y ante la autoridad extranjera competente.".

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Extradición
FECHA : 26/10/1999
DECISION : Conceptua favorablemente la extradición por
narcotrafico y no por otro cargo
PROCESO : 14022
PUBLICADA : Si

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SUSPENSIÓN DE LA DETENCION PREVENTIVA-Está excluida para el delito de


secuestro
El artículo 15 de la ley 40 de 1993, precepto declarado exequible por la Corte Constitucional en
sentencia de 28 de abril de 1994, M.P. Jorge Arango Mejía, excepto la última parte que
disponía: “La libertad provisional sólo podrá concederse por pena cumplida”, excluyó del
derecho reclamado al delito de secuestro.

En efecto, la mencionada disposición determina: “Exclusión de beneficios y subrogados.


Salvo lo dispuesto en el artículo 17 de este estatuto, en el artículo 37 y la rebaja por confesión
previstos en el Código de Procedimiento Penal, los sindicados y condenados por los delitos de
que trata esta ley no tendrán derecho a la condena de ejecución condicional, libertad
condicional ni a los subrogados administrativos. En los casos del delito de secuestro, no podrán
otorgarse la suspensión de la detención preventiva ni de la condena”

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto casación
FECHA : 26/10/1999
DECISION : Niega la suspensión de la detención preventiva
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 16239
PUBLICADA : Si

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VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Técnica/INDICIO-Técnica para atacarlo en


casación/JURAMENTO-Al imputado: Sólo es viable cuando hace cargos a un tercero
Cuando en sede de casación se acude a la causal primera, cuerpo segundo, es decir, a la
violación indirecta de la ley sustancial, es menester demostrar que en la sentencia el Juez ha
incurrido en falso juicio de existencia, por omisión o por suposición o imaginación de hechos
que constituyen pruebas; o en falso juicio de identidad, porque ha tergiversado o distorsionado
el hecho que conforma la prueba; o en error de valoración por equívoca apreciación de los
elementos que componen la sana crítica. Esta exigencia formal no ha sido cumplida por el
casacionista y su desarrollo, que bien dirigido podría facilitar la comprensión de sus
pretensiones, tampoco ayuda en claridad pues, a la postre, de una parte, olvida que su tarea
consiste en probar los yerros y, de otra, se reduce a enfrentar su parecer probatorio a las
afirmaciones que de la misma índole ha hecho el Tribunal.
2. Si se quiere problematizar la prueba de indicios, le compete al casacionista dar varios pasos,
con exactitud, así, tal como lo ha señalado la jurisprudencia de la Sala.

a) Establecer con nitidez si su inconformidad tiene que ver con el hecho indicador o con la
inferencia, es decir, con el indicio en estricto sentido, o con la articulación de los varios
indicios, o de estos con las restantes pruebas.

b) Si se trata de cuestionamiento al hecho indicador, debe especificar si lo vuelca sobre error


de hecho o de derecho. De hecho, en cuanto la circunstancia conocida pudo haber sido
supuesta; o porque se ha dejado de apreciar otro medio que niega la circunstancia; o porque
se ha distorsionado el contenido material de la misma haciéndola decir algo que no dice, o
porque la apreciación de la premisa que permite la posterior inferencia se aleja de las reglas
de la sana crítica. Y de derecho, si el Juez ha admitido y apreciado como sustento del hecho
indicador una prueba irregularmente aportada al proceso y, por tanto, carente de validez.

c) Si se trata de error con relación a la inferencia lógica, es obvio que se acepta la validez de la
prueba del hecho indicador.

d) No obstante, si se refuta tal medio de prueba tanto desde el punto de vista del hecho
indicador como desde el ángulo de la inferencia lógica, se tiene que hacer en cargos distintos
y, desde luego, de manera subsidiaria.

e) Como la inferencia lógica es el resultado de un proceso intelectual valorativo, el único


ataque posible es a través del error de hecho, por transgresión de los principios de la sana
crítica.

f) En esta última hipótesis, para formular el cargo, al censor le corresponde concretar el error
y demostrar que el Juez ha realizado, y cómo ha realizado, un juicio que desconoce una ley
científica, un principio de la lógica (que no niegue ni desconozca la unidad del ser ) o una regla
constante de la experiencia común o aceptada y practicada en medios específicos en una
determinada materia ( Cfr. Casación del 15 de septiembre de 1999, M. P. Dr. CARLOS EDUARDO
MEJIA ESCOBAR ).

La Sala, de otra parte, encuentra que la Fiscalía actuó bien al no afectar con juramento las
palabras de (…), por las siguientes razones:

c.1.) El artículo 357 del C. de. P. P. dice, sobre el tema, en su parte final: "Pero si el imputado
declarare contra otro, se le volverá a interrogar sobre aquel punto bajo juramento, como si se
tratara de un testigo".

c.2) En estricto sentido, la imposición de tal normatividad a un indagado sólo es viable cuando
intencionalmente, a conciencia, hace cargos a otra persona y no cuando se limita a narrar, por
ejemplo, lo visto o lo escuchado, sin hacer acusaciones concretas.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 28/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11206
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Garantía de derechos fundamentales: Exigencias para su


alegación
La casación excepcional procede contra los fallos de segunda instancia dictados por los
tribunales superiores de distrito judicial, Tribunal Superior Militar y los juzgados penales del
circuito, por delitos que tengan señalada multa o pena privativa de la libertad inferior a seis
años, o por estos últimos así la pena sea o exceda de 6 años.
Dentro de los quince días siguientes a la notificación de la sentencia, se debe presentar el
recurso y sustentar el motivo que determine la viabilidad de la admisión, por perseguir el
desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de un derecho fundamental violado en las
instancias.

Las garantías en general son los mecanismos que permiten disfrutar o ejercer el derecho
respectivo. De ahí que cuando se escoja esa vía es indispensable especificar no solo el derecho
fundamental violado, sino especialmente el medio que lo garantiza y la irregularidad o forma
como fue desconocida, atropellada o vulnerada. O sea, indicar sucintamente en qué consistió
la violación y su incidencia negativa en la garantía que lleva a la mengua, destrucción o
imposibilidad de gozar o ejercer el derecho fundamental.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación Discrecional


FECHA : 28/10/1999
DECISION : No acepta el recurso interpuesto
DELITOS : Prevaricato
PROCESO : 14542
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria: Nombramiento de una persona honorable como


defensor/HOMICIDIO-Ley 40 de 1993

Para los días de la indagatoria, 19 y 24 de mayo de 1994, regía en su integridad el inciso 1o.
del artículo 148 del C. de. P. P., que disponía: "De conformidad a lo dispuesto por el decreto
196 de 1971, el cargo de defensor para la indagatoria del imputado, cuando no hubiere
abogado inscrito que lo asista en ella, podrá ser confiado a cualquier ciudadano honorable
siempre que no sea servidor público".

Si la norma regía en su integridad, perfectamente podía ser aplicada y, por tanto, ningún
reproche se puede hacer a la actuación pues que, además, la ley se presume conforme con el
Texto Superior mientras el competente no declare lo contrario, es decir, hasta tanto no sea
objeto de inexequibilidad o inconstitucionalidad, a menos que un servidor público se abstenga
de aplicarla con fundamento en la excepción de inconstitucionalidad. Y cuando la Fiscalía oyó
en indagatoria a Juan Pablo, la Corte Constitucional no había declarado contrario a la Carta el
inciso citado y en ese momento, y después, ninguna persona con capacidad para ello planteó
la posibilidad de acudir a la excepción mencionada.

El artículo 148-1 del C. de. P. P. fue declarado inconstitucional mediante sentencia C- O49, del
8 de febrero de 1996 (M.P. Dr. Fabio Morón Díaz) y, por tanto, como quiera que los efectos de
tal decisión sólo rigen hacia el futuro, las actuaciones adelantadas antes de tal fecha con base
en el contenido del inciso comentado, no quiebran la ley ni la Constitución. Así lo ha
reconocido la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, por ejemplo en sentencias del 26 de
junio de 1996 (M.P. Dr. Ricardo Calvete Rangel) y del 25 de julio del mismo año (M.P. Dr. Nilson
Pinilla Pinilla).

Cuando el artículo 148-1 del C. de. P. P. alude a la ausencia de abogado inscrito que asista en
la diligencia de indagatoria al imputado, no se refiere a la carencia de profesionales del
derecho en la ciudad, en el pueblo, en el municipio o en circunscripción semejante, sino a la
falta de presencia de un letrado en el sitio y en el momento de la diligencia, lo que no obsta
para que cuando se prevea que el sindicado no pueda contar con defensor técnico en la
injurada, la Fiscalía tome las medidas pertinentes para su consecución.

La objeción se sustenta en aplicación indebida del artículo 29 de la ley 40 de 1993 y, por


consiguiente, en inaplicación del artículo 323 del C. P. Respóndese.

1. Cuando la Corte Constitucional se ocupó del estudio de constitucionalidad de los artículos 1,


28, 29, 30 y 31 de la ley 40 de 1993, expresamente dijo que tal norma no se refería
exclusivamente al secuestro sino que comprendía otras hipótesis delictivas, entre ellas el
homicidio.
2. La ley 40 de 1993, en su "nombre" o enunciado, alude al secuestro y a la expedición de
"otras disposiciones". Si bien su objeto primordial era el delito contra la libertad individual, no
era el único. Y en su texto se refiere en pluralidad de ocasiones al delito de homicidio.

3. De manera expresa, con las palabras "quedará así", la ley 40 de 1993 alude a varias
disposiciones del C. P., actitud legislativa que mirada contextual y sistemáticamente, implica la
subrogación, entre otros, de los artículos 323, 324 y 355 del estatuto mencionado.

4. Del trámite del proyecto de ley en el Congreso de la República se desprende que si bien
inicialmente se pensaba en el secuestro, durante el decurso del mismo se amplió su alcance y
se incluyó agravación de penas también para el delito de homicidio.

De lo anterior resulta que no coexisten "dos homicidios básicos" en la legislación penal


colombiana. Solamente existe uno, el del artículo 323 del C. P., con las modificaciones
punitivas introducidas por la ley 40 de 1993. No hay, pues, paralelismo legislativo sobre el
mismo punto.

Este es el pensamiento de la Sala, que se lee fácilmente en varias de sus decisiones, por
ejemplo en las del 21 de noviembre de 1995 (M.P. Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE), 25
de julio de 1996 (M.P. Dr. Juan Manuel Torres Fesneda), 5 de noviembre de 1996 (M.P. Dr.
CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE), 17 de febrero de 1999 (M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo) y
25 de febrero de 1999 (M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll).

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia de casación
FECHA : 28/10/1999
DECISION : No casar
DELITOS : Violaciòn al Decreto 3664/86, Homicidio
PROCESO : 11044
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REFORMATIO IN PEJUS/RECURSO DE APELACION-Competencia del superior: Está


limitada por el factor funcional/CONSULTA-Competencia del superior: Es ilimitada por
ministerio de la ley, aún en perjuicio del procesado apelante único
La consulta no es un recurso, se apoya en el interés general, es de carácter imperativo y la
competencia es plena e ilimitada. Se trata de un mecanismo que permite al superior funcional
de quien ha proferido ciertas providencias judiciales, revisar su legalidad, control que no
queda al arbitrio del juez ni a la voluntad de las partes pues opera por mandato legal.

En cambio, los recursos son potestativos de los sujetos procesales, están basados en el interés
particular y la competencia por el factor funcional es limitada. De acuerdo con su libre
albedrío, las partes pueden recurrir y el ad quem sólo revisa los aspectos que son materia de
impugnación.

Es el recurso el que le otorga la competencia al superior, por el factor funcional, mientras que
en la consulta se adquiere por ministerio de la ley; en la impugnación el juez tiene la limitante
de no poder referirse a aspectos no recurridos y el grado jurisdiccional es ilimitado facultando
la ley al funcionario para revocar o modificar la providencia en cualquier sentido, aún en
perjuicio del sindicado.
Se trata de dos institutos distintos que no deben combinarse para crear un tercer mecanismo
de revisión de la legalidad de las sentencias, por fuera de la Constitución y la ley. Tampoco la
alzada se estableció para que las partes impidieran la aplicación de las normas que consagran
la consulta, y ésta opera con o sin apelación.

Una interpretación exegética del art. 206 del Código de Procedimiento Penal, modificado por el
art. 29 de la ley 81 de 1993, lleva a la conclusión de que la interposición de algún recurso
contra la providencia consultable, permite su examen oficioso por el superior. Al respecto la
Corte indicó:

"La expresión "son consultables cuando contra ellas no se hubiere interpuesto recurso de
apelación", utilizada en normatividades anteriores (ley 17 de 1975, art. 1° y Decreto 050 de
1987, art. 210), e incorporada hoy con algunas variantes en el texto del artículo 29 de la ley 81
de 1993, tenía entonces razón de ser porque el recurso de apelación otorgaba competencia al
ad quem para conocer sin limitaciones de la providencia impugnada (ley 17 de 1975, art. 3° y
Decreto 050 de 1987, art. 538), tornando por contera inncesaria la consulta, e imprimiéndole a
ésta un verdadero carácter subsidiario.

Frente a la normatividad actual, en que el recurso de apelación otorga competencia al superior


para decidir únicamente sobre los aspectos impugnados, una consideración de esta índole
pierde vigencia, no siendo posible postular que la consulta es subsidiaria de la apelación.

La supletoriedad del instituto de la consulta ha de ser entendida en relación con los aspectos
que no han sido objeto de apelación y sin que la interposición del recurso comprometa la
potestad del ad quem, derivada de la ley, de poder reformar sin limitación alguna la decisión
consultada, aún en los aspectos impugnados y en perjuicio del procesado. * "

Al contrario de lo expuesto por el Representante del Ministerio Público, el carácter imperativo y


no residual de la consulta no viola el principio de la igualdad, previsto en el art. 13 de la Carta,
pues es la norma normarum, en el inciso primero del artículo 31, la que consagra ese
mecanismo de revisión y faculta a la ley para que establezca los eventos en que procede, en
atención a las características y modalidades de la acción punible. La misma Constitución no
establece el grado jurisdiccional como generalidad sino como excepción y aún con esa
argumentación los pares deben ser comparados con iguales y no con los desiguales para
darles el trato que corresponde.

Que la consulta se base en el interés general no significa que marche en contravía de la Carta,
en oposición a lo que da a entender el Procurador Delegado, pues la primacía de ese interés
general es uno de los principios fundantes del Estado Social y Democrático del Derecho
colombiano según su art. primero, y ningún reproche amerita que en la interpretación del
articulado que consagra este instituto se efectúe de acuerdo con la parte dogmática de la
Constitución para hacer operante esa prevalencia, hermenéutica que tampoco hace que la
figura jurídica deje de ser una garantía para el procesado como ocurre en el caso de ser
condenado y el ad quem absuelve.
______________
* CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, prov. 21 oct./98, M.P.Dr. FERNANDO E. ARBOLEDA RIPOLL.

REFORMATIO IN PEJUS (Salvamento de Voto)


(Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON)

Cuando el procesado es recurrente único en materia de apelación y de casación, por ningún


motivo es posible empeorar su situación jurídica, por esto:

1.1. El artículo 31-2 de la Constitución Política establece la prohibición de la reformatio in


pejus, como uno de los derechos fundamentales, reconocido a título de principio. Expresamente
dice: “ El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

El C. de P.P. en una de sus normas rectoras, el artículo 17, dispone: “El superior no podrá
agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

En materia de casación, el artículo 227 del C.de P.P., adhiere al importante principio y
acude a la rúbrica o rótulo de principio de no agravación, que describe así: “Cuando se trate de
sentencia condenatoria no se podrá agravar la pena impuesta, salvo que el fiscal, el ministerio
público o la parte civil, cuando tuvieren interés, la hubiera recurrido”.
Es claro, entonces, que la prohibición de la reformatio in pejus cuando el condenado es
recurrente único con miras al debate en segunda instancia o en sede de casación, es derecho -
principio fundamental -constitucional, norma superior legal que rige el procedimiento y - regla
que reitera el principio -derecho constitucional. Desde este punto, por donde o desde donde sea
vista, la prohibición limita cualquier actuación en su contra.

1.2. Es cierto que la Corte Suprema de Justicia debe velar por la legalidad, por las
garantías, por los derechos, etc. Pero también lo es que no todo se puede corresponder a Ella,
pues igualmente la fiscalía y el ministerio público, por ejemplo, poseen vocación para buscar otra
instancia, otra sede.

1.3. En el asunto que convoca la atención de la Sala, el Tribunal Nacional aumentó la pena
impuesta em 1ª instancia, desacomodando la constitucionalidad porque ello está expresa y
genéricamente vetado por la Carta.

1.4. El principio constitucional con rango de derecho fundamental conocido como


prohibición de la reformatio in pejus (artículo 31-2), no permite excepciones, como se desprende
de su simple literalidad. Y si no las permite, porque ni las expresa ni las insinúa, se revitaliza la
máxima antiquísima : Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: cuando la ley no
distingue, tampoco debemos distinguir.

1.5. En esta, y muchas otras decisiones, la Sala mayoritaria da preferencia al principio de


legalidad cuando lo parangona con el de la prohibición de la reformatio in pejus. El pensamiento
del suscrito es que los principios constitucionales no se encuentran jerarquizados ni se repelen
por opuestos antagónicos.

Al contrario de lo que se acaba de exponer al inicio del párrafo anterior, los principios se
pueden complementar y robustecer, vgr., como ocurre con presunción de inocencia, defensa,
cosa juzgada, debido proceso concreto etc., que se auxilian y, entre todos ellos, y otros,
conforman el amplio principio conocido como debido proceso amplio.

Salvo muy contadas hipótesis, una característica general de los principios es que admiten
excepciones. Así se dice de la cosa juzgada, del non bis in idem, de la defensa letrada, del
proceso público, etc. Bien puede afirmarse, entonces, que una excepción a la legalidad como
principio es la prohibición de la reformatio in pejus, excepción tan alta que ha recibido la
categoría de derecho y principio constitucional. Esto no es extraño a nuestra normatividad pues,
por ejemplo, el principio de favorabilidad -retroactividad, ley intermedia, lex tertia- es una
excepción al principio de legalidad en su forma de ley preexistente.

2. También se afirma que cuando la sentencia admite el grado de consulta, el ad-quem


puede conocer limitadamente, no obstante la interposición del recurso de apelación por el
procesado, como único impugnante. A ello, dígase:

2.1. El artículo 31 de la Constitución Política dispone:

“Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las excepciones que
consagre la ley”.
“El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

De aquí resulta:

a) Por la “O”, son fenómenos diferentes y oponibles. Por tanto, si se apela, no procede la
consulta; y si se acude a la consulta es porque no se apela.

b) Cuando el inciso 2°. Hace la afirmación transcrita, tajantemente, está diciendo que el
recurso de apelación desplaza toda posibilidad de consulta. Ese es el mensaje lógico si se mira el
origen y la historia del principio de la doble instancia, regido por el interés de quien se siente
afectado y no por el ánimo o “interés general”. Bastaría preguntarse, siendo realistas, a quien le
interesa, salvo -y en veces- a los protagonistas del conflicto, que abstractamente, en nombre
suyo y de todos sus semejantes, el estado-legislativo quiera la protección general. Si ello fuera
así, si prevaleciera el interés general sobre el particular, como dice la decisión mayoritaria, le
correspondería a la Constitución y a la Ley sencillamente abolir la apelación y disponer, en todo
caso, la consulta.

2.2. Se dice que la “primacía del interés general”, sustento de la consulta, es uno de los
pilares del Estado Social y Democrático de Derecho. Ello no es tan cierto si se repara el
nacimiento de tal filosofía y si se tiene en cuenta que, conforme con su historia, el Estado Social y
Democrático sigue siendo “individualista”, en el sentido de que implica e impone un orden de
preferencia: el hombre, la sociedad y el Estado. La fórmula Estado Social y Democrático de
Derecho no coloca al hombre en el 2°. ni el 3er. sitio. Lo ubica en el primero, y por consiguiente, el
“interés general”, en este tema, tiene que ceder ante el interés particular, sobre todo cuando ese
“interés particular”, que engendra un recurso, ha sido reconocido como de rango constitucional,
integrante del debido proceso y, por supuesto, con categoría de derecho fundamental. No es
pensable, entonces, que un derecho con tales características, sea inferior a un “grado” en pro de
un interés general, abstracto, es decir, en aras de un supuesto derecho que es “común” y que
aparta, separa al hombre.

2.3. Se afirma en la decisión mayoritaria: “Se trata de dos institutos distintos que no
deben combinarse para crear un tercer mecanismo de revisión de la legalidad de las sentencias,
por fuera de la Constitución y la Ley. Tampoco la alzada se estableció para que las partes
impidieran la aplicación de las normas que consagran la consulta, y ésta opera con o sin
apelación”.

Con tales términos, la Corte, de un lado, parte de la mala fe de las personas, y, del otro,
alude a un tercer mecanismo que no se percibe en parte alguna. Si en contra de la Constitución
se parte de la mala fe, sería suficiente afirmar que los demás protagonistas del proceso, también
con mala fe, deberían evitar el juego del proceso e interponer, para evitar la burla de áquel, el
recurso de apelación o el de casación, con lo cual de daría vía libre al juzgador.

En suma, la impugnación que lleva el proceso a la 2ª. Instancia y a la Corte, fija una
barrera infranqueable al poder del Poder Judicial: no puede desmejorar la situación del hombre
que impugna sólo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia de casación
FECHA : 28/10/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Tentativa de
secuestro
PROCESO : 12720
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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REDENCION DE PENA POR TRABAJO Y ESTUDIO-Vigencia del certificado de


evaluación de la conducta

Reclama el peticionario el reconocimiento de redención de pena con base en las actividades


realizadas entre el 16 de julio y el 14 de octubre del presente año, apoyándose en los
certificados 344, 391, 445 y el acta 012 de la junta de evaluación de trabajo, estudio y
enseñanza. En el presente caso no es posible autorizar la redención de pena solicitada con
base en dichos documentos, por cuanto que el artículo 532 del C.P.P. exige para ello la
evaluación de la conducta por el Consejo de Disciplina o por el Director de Cárcel, la cual no
puede tener una vigencia superior a tres meses, requisito éste que no se cumple en el sub
judice pues la última calificación corresponde al certificado 490 de junio 30 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto casación -Libertad


FECHA : 28/10/1999
DECISION : Otorga la libertad provisional
DELITOS : Acto sexual violento, Incesto, Acto sexual abusivo
con
incapaz de resistir
PROCESO : 12172
PUBLICADA : Si

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DETENCION DOMICILIARIA-En el trámite del recurso de casación: No tiene


competencia la Corte/ DETENCION DOMICILIARIA-Improcedencia de la medida
después del fallo de condena que niega la ejecución condicional
Es preciso recordar que la competencia que asiste a la Sala para conocer de un asunto en
virtud del recurso extraordinario se define y regula por los artículos 235 de la Constitución
Política, 16 de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia, y 68 y 218 del Código de
Procedimiento Penal, de los cuales se deduce que el único incidente que puede conocer la Sala
en sede de casación, adjunto a lo que constituye el objeto de la impugnación extraordinaria, es
exclusivamente el relativo a la libertad provisional del procesado, según trasciende de los
artículos 231 y 415 numeral 2° ibídem.

Por ello, ha sido unánime y reiterada la postura de la Sala en cuanto a abstenerse de emitir
pronunciamientos cuando de solicitudes de detención domiciliara se trata, estando en trámite
el recurso extraordinario, toda vez que la Corporación no puede extender su competencia para
alcanzar institutos jurídicos por fuera de las previsiones legales.

Además, como quiera que la detención domiciliaria es una especie autónoma dentro del
género de las medidas de aseguramiento, el funcionario judicial debe analizar el acopio
probatorio para desentrañar la existencia de por lo menos un indicio grave de responsabilidad
y estudiar varios factores subjetivos inherentes a las condiciones personales del procesado,
antes de tomar una decisión sobre su viabilidad, como lo estipulan los artículos 388 y 396 del
Código de Procedimiento Penal.

Mediando, como en el caso presente, un recurso extraordinario, la Sala de Casación Penal de la


Corte Suprema de Justicia, no está autorizada para realizar valoraciones probatorias
anticipadas, pues dicha labor se difiere al momento de proferir la sentencia a que haya lugar,
cuando las causales invocadas en la demanda así lo requieran.

Con relación a la obligatoriedad de revocar la detención domiciliaria al proferirse el fallo de


condena que niega la ejecución condicional de la misma, de expedir orden de captura contra el
procesado y sobre la posibilidad de hacerla efectiva de inmediato, sin necesidad de que el fallo
haya hecho tránsito a cosa juzgada, la Sala ha definido su postura en reiteradas ocasiones.
Cabe rememorar lo expresado en auto del 14 de octubre de 1997, con ponencia del Honorable
Magistrado, Doctor CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE:

"Igualmente, ha sido también constante y pacífico el criterio en el sentido de que habiéndose


concedido la detención domiciliaria en el transcurso del proceso, medida que implica la
privación de la libertad, sin excarcelación, que se cumple en el domicilio del procesado, al
proferirse la sentencia de condena negando el subrogado de la condena de ejecución
condicional, la orden de cumplir la pena impuesta, implica, de suyo, la consecuente captura
para que al procesado pueda trasladársele al sitio de reclusión, ya que por mandato del
artículo 198, inciso primero del C.P.P., "se cumplirán de inmediato", pues "la finalidad del
beneficio consagrado en el artículo 396 del Código de Procedimiento Penal ( artículo 53 de la
ley 81 de 1993) apunta exclusivamente a que el sindicado vaya descontando pena en su
domicilio mientras el Estado Decreta su responsabilidad. Proferida la sentencia de condena y
determinada la pena que le corresponde al procesado, en aquellos casos en que el Juez
considere improcedente la concesión del subrogado previsto en el artículo 68 del Código Penal
tendrá que revocar el beneficio concedido (detención domiciliaria), para hacer efectivo el
cumplimiento de la sanción impuesta en el fallo de condena. Esto se afirma sin perjuicio de las
excepciones consagradas en los artículos 44 y ss. de la ley 81 de 1993" (Auto de noviembre 9
de 1993, M. P., Dr, Gustavo Gómez Velásquez.)"

MAGISTRADO PONENTE DR. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto casación
FECHA : 29/10/1999
DECISION : Se abstiene de pronunciarse sobre la detención
domiciliaria
DELITOS : Concusión
PROCESO : 15589
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-La omisión de juramentar al procesado acerca de cargos a terceros no genera


nulidad.Tampoco la no vinculaciòn de quien sea señalado por el acusado como
partícipe/INDICIO-Técnica para atacarlo en casación
1. El instructor si cumplió con el rito de juramentar al encausado acerca de los cargos que le
estaba haciendo al sujeto José de la Cruz Gutiérrez y que si bien no procedió así en la primera
oportunidad en que rindió indagatoria (21 de julio de 1994) si lo realizó en el momento de su
ampliación la cual se llevó a cabo 18 de agosto de 1994 con lo que se subsanó esa omisión, la
que ni siquiera alcanza a constituirse en irregularidad ni mucho menos genera nulidad pues en
tal caso, solo incidiría en la imposibilidad de utilizar su dicho como prueba de una informal
incriminación lo que en manera alguna afecta el derecho de defensa ni la estructura del
proceso.

Una situación como la que se analiza jamás puede llegar a constituirse en grave falla del
procedimiento pues con ella lo que se busca es formalizar la declaración del indagado, y
ningún obstáculo se genera al disponer la práctica de una nueva diligencia para en ella
proceder a dar cumplimiento al rito del juramento

2. Debido a la natural-eza misma de este medio de convicción, varios son los aspectos que se
deben tener en cuenta al momento de incursionar en su ataque. De allí que sea necesario
recordar que de cara a sus elementos estructurales el demandante debe tener claridad si lo
que va a ser objeto de ataque es el hecho indicador o la inferencia lógica, resultando
inadmisible postular yerros de manera indiscriminada hacia uno y otro elemento. El hecho
indicador, que se configura a través de los distintos medios probatorios, admite que se objete
por cualquiera de las modalidades del error de hecho o de derecho. La inferencia lógica, como
lo tiene precisado la jurisprudencia hace viable la censura por vía de error de hecho por falso
juicio de identidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 02/11/1999
DECISION : No casa, fija la pena en 306 meses de prisión y
1800 gramos
oro por perjuicios
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte ilegal de armas,
Homicidio
PROCESO : 11945
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Oportunidad procesal para solicitarla/CAPTURA-Es inmediata cuando en la


sentencia se niega el subrogado de la condena de ejecución condicional/APELACION-
Sustentación/PECULADO-Objeto de protección/PECULADO POR APROPIACION-
Alcance del término “apropiación”/CONGRUENCIA-Fundamentos y alcance del
principio/INCONGRUENCIA-Vademécum de posibilidades
1. La Sala abordará en primer lugar el examen de las nulidades propuestas por la impugnante,
aún de aquellas referidas a la etapa de instrucción, puesto que en esta clase de procesos no
hay lugar a Casación como que la Corte actúa en ellos como Juez ad quem y por tanto el
desplazamiento de la oportunidad para invocar dichas nulidades, previsto en el art.306 del
C.P.P. para el recurso extraordinario, no sería razonable.

Aunque no puede desconocerse que el precepto fué declarado exequible con todo y reconocer
el Tribunal Constitucionalsu falta de rigor técnico (C-394/94 y C-541/92), es deber del fallador
examinar, ante todo, la legalidad de la actuación como presupuesto para emprender el análisis
de fondo de la cuestión que se debate en el proceso, tanto así que siempre y en cualquiera de
las instancias, procede la declaratoria de oficio de las nulidades.

De otro lado es conveniente recordar que aunque la pretensión del legislador es introducir al
proceso un orden lógico en la resolución de los distintos asuntos que dentro del mismo se
suscitan, muchas veces ello no resulta siendo posible dada la amplia gama de vicios e
irregularidades que se plantean como constitutivas de nulidad y, para precaver dilaciones
innecesarias, reenvíos perniciosos a los fines mismos del procedimiento, e incluso
comportamientos procesales desleales y sorpresivos o consecuencias jurídicas indeseables
generadoras de impunidad, es oportuno que a la decisión de fondo la preceda un análisis
riguroso de su validez, obviamente dentro del contexto limitante de la competencia funcional y
sin perder de vista que aunque el artículo 454 de Código de Procedimiento Penal, permite
diferir para el momento del fallo únicamente aquellas pretensiones que no afecten
sustancialmente el trámite, (que no es el caso de las nulidades en el evento en que ellas no se
hubiesen resuelto de manera previa - como debe ser - , deben definirse en la sentencia en el
momento procesal de proferir sentencia.

2. El inciso final del artículo 198 del Código de Procedimiento Penal, arriba transcrito, dispone
que si en el curso del proceso se ha dictado medida de aseguramiento de detención sin
beneficio de excarcelación, la captura se ordenará de inmediato, pues ello implica que el
juzgador en el momento de analizar el subrogado de la condena de ejecución condicional
estimó que no era posible su concesión, habida cuenta que la pena a imponerse en caso de
condena superaría los tres años de prisión por la gravedad de los comportamientos.

3. En múltiples ocasiones la Corte ha puntualizado cómo opera la obligación de sustentar el


recurso y cuáles son las consecuencias de dicha omisión; y lo sostenido frente al todo es
también predicable respecto de sus partes y de las diferentes pretensiones a que se aspira por
el impugnante pues que de ser así las partes podrían proponer de manera alternativa y
general, con su simple enunciado o proposición, la revisión integral de una decisión, haciendo
de la exigencia de ley un mero formalismo vacío de contenidos y colocando a la instancia
superior a suponer el contradictorio.

4. Es el delito de peculado un atentado contra la Administración Pública. Las conductas que lo


constituyen tienen de común que con ellas se altera de manera grave el funcionamiento del
sistema, en tanto afectan el desenvolvimiento normal de las actividades del Estado, bien sea
porque éste las asuma de manera directa a través de sus funcionarios, bien porque delegue o
autorice que los particulares en casos específicos las realicen.

Aunque en principio habría de estimarse que, en el peculado el objeto de protección se


proyecta sobre la función administrativa aplicada a los bienes y caudales públicos, esto es, a
los que conforman propiamente el patrimonio del Estado, poco a poco la ley penal ha ido
extendiendo la cobertura de protección a otra clase de bienes. Es por ello que no solamente
quedan ahí cobijados los de propiedad de particulares que han sido confiados en su
administración o custodia a servidores públicos, por razón de sus funciones, sino los llamados
bienes o fondos parafiscales, e incluso aquellos pertenecientes a asociaciones cívicas,
sindicales, comunitarias, juveniles, benéficas o de utilidad común no gubernamentales que ni
siquiera son administrados por servidores del Estado (Ley 190 de 1995 arts. 19 y 20).

Es el componente SOCIAL del modelo de Estado, aquél que explica esa mayor cobertura. Y
explica, en el momento de hoy, que el concepto de corrupción tenga como punto de partida la
contraposición de intereses y de fines, para evaluar los constitucionalmente declarados y los
que se propone el realizador de la conducta objeto de enjuiciamiento. La confrontación entre lo
que la norma regula, permite o prohibe y la conducta que se valora ha de regirse entonces por
contenidos teleológicos en cuanto ellos nutren de significado la literalidad de los textos e
impiden alterar el sentido de las normas con el pretexto del respeto a ellas.

5. El delito de Peculado, descontado del análisis de la clase de bienes sobre los cuales recae la
acción, consiste en una apropiación que en provecho propio o de un tercero realiza el
empleado oficial al que se le ha encomendado su administración o custodia. La apropiación
consiste en el ejercicio de actos de dominio sobre los bienes, en tanto ellos resulten siendo
incompatibles con los ámbitos de comportamiento admisibles según el título que justifique su
posesión o tenencia (Antolisei). Por eso la Corte señaló en laguna oportunidad con palabras
que exactamente se adecúan acá que la apropiación “se cumple, en muchos casos, mediante
una actividad sicológica que opera sobre la situación jurídica concreta de la tenencia”, (Auto
de octubre 2 de 1975 M.P. Dr. Estrada Vélez) para reiterar que el tipo penal definidor del
peculado no circunstancia una determinada manera de llevarse a cabo, sino que se constata
con la adquisición de evidencia de que se dispuso de los bienes y se desposeyó de ellos a la
Administración, sin fundamento legítimo alguno.

6. Ha tenido oportunidad la Sala de señalar en múltiples ocasiones cuáles son los fundamentos
y el alcance del principio procesal de la congruencia. Ello a partir de que la resolución de
acusación es acto fundamental del proceso dado que tiene por finalidad garantizar la unidad
jurídica y conceptual del mismo, delimitar el ámbito en que va a desenvolverse el juicio y, en
consecuencia, fijar las pautas del proceso como contradictorio. Por eso la ley regula los
presupuestos procesales de la acusación (art. 438), sus requisitos sustanciales (art. 441) y su
estructura formal (art. 442). Por eso también la ley, al regular la estructura de la sentencia
recoge el concepto de acusación como punto de referencia obligado (art. 180 # 1,3,5,7) y
señala como vicio de la misma, demandable en casación, su falta de correspondencia (art. 220
#2).

Pero es el propio legislador el que puede, al diseñar el modelo de proceso, definir los alcances
de la congruencia. Y esa opción se ha ejercido con las siguientes características:

1. La unidad conceptual exige correspondencia entre los hechos (causa petendi).


2. La unidad jurídica exige correspondencia entre la calificación jurídica genérica (nomen iuris)
del delito o delitos tipificados por esos hechos.
3. La armonía o desarmonía se advierte con la confrontación entre los apartes que en uno y
otro acto procesal precisan el cargo o los cargos.
4. No basta, por tanto, comparar las partes resolutivas de las referidas actuaciones.
5. Tampoco consiste en la consonancia que deba existir entre la motivación de la sentencia y
su resolutiva, aunque pudiese atacarse por defecto de motivación o anfibología una
sentencia así concebida.
6. Ni consiste en una correspondencia que deba haber entre el fallo de primera instancia y el
de segunda.
7. No hay incongruencia cuando la sentencia se apoya en argumentos o razonamientos
distintos de los de la acusación.
8. Ni hay en ella una exigencia de identidad entre la apreciación probatoria del acusador y del
juzgador.
9. El origen del vicio puede estar en una equivocada interpretación del acto acusatorio o en un
acto racional y expreso del fallador en tanto estima errónea la formulación del cargo y, en
su afán correctivo, vá más allá de los límites que le marcan la ley y la acusación.
10. Hay incongruencia cuando la sentencia incorpora nuevos hechos a la imputación.
11. O cuando se condena por delito que no corresponde a ninguno de los previstos en el título
(cuando no se dividen capítulos) o capítulo correspondiente al de la denominación jurídica
deducida en el calificatorio.
12. O cuando se incluyen circunstancias de agravación modificadoras ( o específicas)
dosimetricas valorativas no deducidas en la acusación.
13. O cuando se desconocen circunstancias atenuantes reconocidas en la acusación.
14. O cuando se agravan las modalidades de participación o la forma de culpabilidad .
15. O cuando se varían los hechos que constituyen la imputación, mutándolos en su esencia.
16. No existe incongruencia cuando imputada la comisión de una figura típica concreta y
determinada en la acusación, se condena por la misma aunque sea otra la modalidad de
afectación del bien jurídico, de entre las varias prevista de manera alternativa en la misma
disposición penal.
17. Tampoco cuando la conducta por la que se condena está prevista como conducta
subordinada o especial dentro del mismo capítulo, siempre que con ello no se agrave la
situación del sentenciado.
18. Tampoco cuando se condena por concurso homogéneo (aplicando el artículo 26 del C.P.),
siempre que los hechos configuradores del concurso hayan sido derivados en la resolución
acusatoria.
19. Tampoco cuando jurídicamente la sentencia estima como unidad (por subsunción o delito
unitario) los varios hechos deducidos en la acusación siempre que en el fallo no se
incorporen a la unidad nuevos hechos o conductas.
20. Ni cuando la sentencia deduce concurso en el evento en que se acusó por conducta
unitaria desde que ello no suponga incorporar nuevos hechos ni incida agravatoriamente en
la pena, lo que implica, entonces, un juicio comparativo de los que procederían en uno y
otro evento.
21. En los delitos permanentes el límite cronológico máximo de la imputación es el de la
acusación y por tanto la sentencia debe atenerse al mismo.
22. A los delitos progresivos y complejos se aplica la misma regla acá prevista para los casos
de unidad y concurso con las limitantes referidas a la imposibilidad de agravar la pena o
deducir nuevos hechos, o cambiar la denominación jurídica genérica de la o las
infracciones.
23. Es de la esencia de la causal que quien la alega acepta, sin cuestionamientos, el cargo o
los cargos formulados, porque a lo que apunta la denuncia de incongruencia es a que el
Juzgador ad quem o el de casación, respeten el marco de la acusación regresando la
imputación al ámbito por el que se formuló. Ni la calificación jurídica, ni la prueba, son
objeto de impugnación cuando se acude a ella.

INCONGRUENCIA (Aclaración de voto)


(Dr. Yesid Ramírez Bastidas)

Es mi apreciación respetuosa que debe redefinirse el Concepto de incongruencia:

Porque ya la Corte, dándole prevalencia a lo material-sustancial (art. 228 Const. Pol.) sobre
previsiones netamente formales (art. 442-3 C. de P. Penal), y a la imputación fáctica sobre la
jurídica, que además debe ser amplia, se refirió así a la incidencia de las circunstancias de
agravación punitiva en la acusación:

"Aunque lo ideal es que en la parte motiva del llamamiento a juicio se indiquen las normas en
las que están tipificadas las circunstancias agravantes que se imputan, el hecho de no hacerlo
no significa que no hayan sido deducidas, pues ello depende de los términos en que se
hubiere concretado la acusación. O lo que es lo mismo, no es el señalamiento del artículo lo
que le permite que la agravante pueda imponerse en el fallo, ya que ella puede ser atribuida
precisando todas sus características, de modo que quede claro para el acusado y no sea
sorprendido por la sentencia.

En el caso de circunstancias objetivas como valor, el lugar, el peso, la edad, etc., la situación
es más sencilla, pues basta que queden comprendidas dentro de las circunstancias que
especifican los hechos que se imputan para que puedan aplicarse a la sentencia, y en ese caso
no tiene cabida la alegación de que no se aspecto formaba parte del cargo” *

Porque el concepto de acusación (art. 250 Const. Pol.) debe sacarse de los estrechos marcos
de la resolución de acusación y concebirse como un “acto Juridico complejo” , para que no se
termine prácticamente el proceso a sujetos procesales como la parte civil, el fiscal e inclusive
el Ministerio Público, con la resolución acusatoria, al limitarse la posibilidad de solicitar pruebas
de incriminación y de agravación en ejercicio del derecho de defensa de los intereses que
validamente representan, guareciendose con efectividad por supuesto las prerrogativas
esenciales del procesado con el ejercicio pleno , cabal y oportuno de la defensa material y
técnica, que ya se anotó en qué consisten.

Súmese a lo anterior que la garantía del derecho de defensa del procesado no se protege
maniatando a los restantes sujetos procesales en la procuración de los intereses legítimos que
también defienden, terminándoles su iniciativa probatoria con la calificación sumarial, sino
permitiéndole el ejercicio del contradictorio a través de la concentración de los elementos
basilares del conocimiento judicial en audiencia oral y pública, y de la impugnación, aristas
más notables de la susodicha prerrogativa. Así lo señalan, por lo demás, los dictados de una
jurisprudencia axiológica ** y no de corte meramente positivista:

“ ¿Consagro la Constitución Política de 1991, nuevos principios, valores y acciones que


originen otra concepción en la función de administrar justicia, más próxima a la justicia
material? ¿ Esa axiologia, esos derechos , acciones y principios, permitirán hacer un replanteo
hermenautico en comparación con las concepciones que acerca del Estado y de la
administración de justicia señalaba el programa constitucional de 1886?
“La verificación de la existencia de esos nuevos principios, su análisis y estudio, nos permitirá
plantear un cambio de modelo interpretativo en el derecho procesal, donde el proceso judicial
se entienda como un instrumento para el hallazgo de la verdad y la dispensación de justicia
material a través de decisiones en derecho que a la vez sean justas y realicen los valores y
principios esenciales del ordenamiento”.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Sentencia Segunda Instancia
FECHA : 03/11/1999
DECISION : Confirma la sentencia condenatoria
DELITOS : Peculado por apropiación, falsedad por destrucción
de
documento público
PROCESO : 13588
PUBLICADA : Si

Aclaración de Voto Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

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UNIDAD PROCESAL-Se mantiene en el caso de conexidad entre delito y contravención-


Inexequibilidad del artículo 32 de la ley 228 de 1995
La Sala había sostenido, mayoritariamente, que en aplicación del artículo 18, numeral 1°, del
Decreto Reglamentario 800 de 1991 y luego el 32 de la ley 228 de 1995, no se conservaba la
unidad procesal, debiendo ser la contravención investigada y juzgada, bajo la vigencia de la
primera norma, por las autoridades de policía y bajo la vigencia de la segunda, por los jueces
penales municipales. Por lo tanto, si se investigaba y juzgaba conjuntamente con el delito con
el cual concurría, por el funcionario facultado para conocer de éste, se generaba nulidad
parcial por falta de competencia.

Como quiera que el artículo 32 de la ley 228 de 1995, según el cual, "en caso de conexidad
entre un delito y algunas de las contravenciones de que trata la presente ley, no se conservará
la unidad procesal", fue declarado inexequible por la Corte Constitucional, mediante sentencia
C-357 del 19 de mayo de 1999, el motivo de invalidez desapareció, razón por la cual la Sala,
competente por razón de la conexidad, procederá a pronunciarse sobre la prescripción.

Empero, lo anterior no significa que si se rompe la unidad procesal, en el caso de conexidad


entre delito y contravención, se incurra en nulidad, ya que según el artículo 87 del C. de P. P,
aunque los hechos punibles conexos se deben investigar y juzgar conjuntamente, sin embargo,
"la ruptura de la unidad procesal no genera nulidad siempre que no afecte las garantías
constitucionales"

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 03/11/1999
DECISION : Declara la prescripción de un delito, reduce la pena
impuesta y el pago de perjuicios
DELITOS : Lesiones personales, Porte de armas de defensa
personal,
Homicidio agravado
PROCESO : 10480
PUBLICADA : Si

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CASACION-Técnica para alegar el error en la denominación jurídica de la


conducta/EJERCICIO ARBITRARIO DE LAS PROPIAS RAZONES-Presupuestos típicos
para su configuración/DOSIFICACION PUNITIVA-Incremento punitivo del artículo 372 del
Código Penal/PENA ACCESORIA-Prohibición de ejercer una profesión
1. Ha precisado la Corte que cuando en casación se discute la ubicación de la conducta en otro
tipo penal de diferente capítulo de aquel por el que se profirió sentencia, se presenta un error
in iudicando o de mérito, pero en cuanto su corrección impone tener que volver a estructurar
el proceso, debe proponerse como error in procedendo aduciendo la invalidación del trámite y
solicitando su reposición con la debida calificación.

El reproche, en tal caso, debe formularse al amparo de la causal tercera de casación, pues su
solución implicaría la invalidación parcial de lo actuado por violación del debido proceso, para,
en la resolución de acusación adecuar correctamente el cargo a los hechos demostrados, y
permitir así el proferimiento de una sentencia congruente.

La demostración en sede casacional del error en la denominación jurídica de la conducta


imputada debe emprenderse, sin embargo, con arreglo a la técnica que gobierna la causal
primera, invocando ya la violación directa de la ley sustancial, ora la indirecta, demostrando,
en el primer caso, si el yerro se debió a la indebida selección o aplicación de la ley, y, en
tratándose de la violación mediata o indirecta, identificando los medios de prueba y los vicios
de apreciación que generaron error en la selección de la norma aplicada al individualizar la
imputación.

Invocar la violación directa de la ley sustancial -en la que, como es sabido por principio hay
que aceptar la realidad fáctica deducida por el fallador- y simultáneamente criticar la
apreciación de las pruebas, pretendiendo otorgar credibilidad al dicho del acusado, y
cuestionar, por interesada y sospechosa, la versión de la denunciante y varios testigos,
necesariamente es ejercicio en el que la técnica para la demostración del cargo propuesto
-error en la denominación jurídica del hecho- se incumple, pues en el cuestionamiento a las
probanzas cuya fuerza declarativa anuncia compartir, fusiona indiscriminadamente la violación
directa con la violación mediata de la norma sustancial, sin que sea posible, más allá de la
perplejidad que tal propuesta entraña, establecer si el error se originó en el proceso de
selección de la norma, o en la actividad probatoria.

2. Descontada la correspondencia entre los supuestos fácticos que el Tribunal declaró probados
en la sentencia y los elementos típicos del hurto calificado, para ahondar en razones se
destaca, además, que de la connotación dada en el fallo a la conducta juzgada no se
establecen los presupuestos típicos necesarios para afirmar la configuración del ejercicio
arbitrario de las propias razones, injusto que, como se sabe, exige la presencia de un elemento
subjetivo específico, cual es el fin de ejercer un derecho, y de una concreta circunstancia de
realización de la conducta -"hacerse justicia arbitrariamente por sí mismo"-, la que en tales
condiciones sólo puede ser ejecutada por un sujeto activo cualificado, cual es el TITULAR del
derecho cuyo ejercicio emprende en forma violenta, obviando las vías legales establecidas
para el efecto.

Es esa la orientación de la doctrina al fijar el alcance y los presupuestos típicos para la


configuración del punible sancionado en el artículo 455 del Código Penal español, entre otros,
como "realización arbitraria del propio derecho":

"Sujeto activo es el titular de un derecho, que utiliza vías no legales para hacerlo valer, por ej.,
el acreedor que para cobrar una deuda se apodera de una cosa perteneciente a su deudor. La
existencia de este delito presupone, por tanto, la existencia de un derecho que constituye un
presupuesto y, al mismo tiempo, un elemento del tipo.

"La acción consiste en ejercer el derecho propio, fuera de las vías legales (…)" (Muñoz Conde,
Francisco, Derecho Penal, parte especial, pg. 815, 816. XI ed., Ed. Tirant Lo Blanch, Valencia,
1996).

De no presentarse la referida cualidad jurídica en el sujeto activo, la conducta no constituye el


ilícito en referencia, pues lo que se castiga como contravención -y por ende más benignamente
de cara a una conducta delictiva-, es la realización arbitraria de las razones propias, y no de un
derecho ajeno.

Para que se configure el punible de autojusticia es menester, además, que el titular del
derecho -condición que se reitera, no ostentaba el abogado acusado-, eluda acudir a la
autoridad, para hacerse justicia por su propia mano..

3. Según el actor, el Tribunal erró al aplicar, al momento de dosificar la pena, el incremento


punitivo referido en el artículo 372 del Código Penal respecto de la pena establecida en el
artículo 350 ejusdem para el hurto calificado, cuando lo correcto era hacerlo sobre el tipo
básico del artículo 349 del Código Penal.

Tal cuestionamiento no se compadece con el contenido de la norma cuya errónea


interpretación infundadamente se alega, pues si la misma establece que "Las penas para los
delitos descritos en los capítulos anteriores, se aumentarán de una tercera parte a la mitad",
ha de entenderse que el incremento punitivo debe realizarse sobre la pena fijada "para los
delitos descritos en los capítulos anteriores", es decir, sobre la pena correspondiente a cada
uno de los delitos tipificados en el capítulo XIV del Código Penal como "delitos contra el
patrimonio económico": hurto simple, hurto calificado, hurto de uso, hurto entre condueños,
extorsión, estafa, abuso de confianza, etc.

El hurto calificado sancionado en el artículo 350 del Código Penal es un tipo especial,
identificable por ende como uno de "los delitos descritos en los artículos anteriores" a que se
refiere el artículo 372 ejusdem. No sucede igual con el hurto agravado, pues el artículo 351 no
define una especie dentro de los delitos contra el patrimonio económico, sino describe unas
específicas circunstancias de agravación, predicables tanto del hurto simple como del hurto
calificado. De ahí que en tratándose de un hurto agravado (simple o calificado), el incremento
del artículo 372 del Código Penal se efectúe sobre la pena fijada para el tipo básico, conforme
a los artículos 349 o 350, según el caso, pero no sobre la deducida luego de considerar las
circunstancias de agravación (cfr. sentencias de 15 de septiembre de 1987, Mag. Pon. Dr. Jorge
Carreño Luengas, 11 de agosto de 1989, Mag. Pon. Dr. Guillermo Duque Ruiz, y 20 de febrero
de 1991, Mag. Pon. Dr. Dídimo Páez Velandia).

4. Sin cuestionar los fundamentos expuestos en la sentencia para imponer al condenado, en


aplicación del artículo 58 del Código Penal, además de la interdicción de derechos y funciones
públicas, la pena accesoria consistente en la prohibición de ejercer la profesión de abogado,
por un período igual al de la pena principal, el actor pretende demostrar la violación directa de
la ley sustancial denunciada respecto al punto, limitándose a afirmar que según el criterio de
los falladores de instancia, "cualquier delito está en relación con la profesión de abogado, lo
que resulta no solo una exageración, pues ninguna relación tiene con la pena accesoria en
comento, sino un irrespeto para nuestra profesión" (f. 77).

Inadvirtió el actor, en tan lacónico reproche, que de conformidad con la norma cuya aplicación
critica, la prohibición del ejercicio de una industria, comercio, arte, profesión u oficio hasta por
un término de cinco (5) años se impone siempre que de la condición del sujeto activo y de las
circunstancias temporo-espaciales y modales que enmarcaron la comisión de la conducta
punible, se evidencie el abuso de la actividad, profesión u oficio, o el desbordamiento de los
parámetros éticos que la rigen.

Al amparo de la previsión normativa en referencia, se descarta el yerro denunciado por el


impugnante, pues la modalidad de la conducta desplegada por el togado, quien como
coadministrador de justicia representaba a una de las partes en desarrollo de una medida
cautelar, apoderándose de los bienes del deudor, traduce "el abuso del ejercicio de la
profesión y la violación de las obligaciones que de ese ejercicio se derivan", justificando así la
privación temporal del derecho a su ejercicio.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 03/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado
PROCESO : 12064
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Permiso de 72 horas: Requisitos de procedibilidad


El artículo 5° del Decreto 1542 de 1997, reglamentario del artículo 147 de la Ley 65 de 1993,
por la cual se adoptó el Código Penitenciario y Carcelario, señala que los directores de los
establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder permiso hasta por setenta y dos
(72) horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o cuyo recurso de casación
se encuentre pendiente, con el lleno de los requisitos ahí señalados. Uno de ellos hace
referencia a que el interno haya alcanzado la fase de mediana seguridad, que según el inciso
3° de la norma en cita, se entiende cuando el procesado ha superado la tercera (1/3) parte de
la pena impuesta, (o el setenta por ciento (70%) si se trata de condenados por los Jueces
Penales de Circuito Especializados), y observado buena conducta, de acuerdo con el concepto
emitido por el Consejo de Disciplina.
De los preceptos anteriores surge como primera conclusión que el beneficio administrativo es
otorgado por los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios y favorece a los
condenados definitivamente y a aquellos que están pendientes de la sentencia de casación,
correspondiendo a la Sala pronunciarse provisionalmente sobre las rebajas de pena por trabajo
y estudio invocadas por los condenados cuyo recurso de casación se encuentre en trámite,
como medio para acreditar ante aquellas autoridades el cumplimiento del presupuesto
objetivo previsto en el inciso 3° del artículo 5° del Decreto 1542 de 1997.

En este orden de ideas, si el procesado no ha descontado aún la tercera parte de la condena,


(o el setenta por ciento (70%) si fuere el caso), incluyendo todos los factores que contribuyen
al respecto, no es factible que la Sala reconozca períodos de redención, puesto que, se insiste,
la decisión con carácter provisional está destinada a que los directores de los centros de
reclusión tengan noticia cierta sobre la llegada del procesado a la fase de mediana seguridad,
contando para ello las penas redimidas, cuyo reconocimiento y determinación pertenecen
exclusivamente a la órbita del juez.

En segundo término, se infiere que el permiso hasta de setenta y dos horas, para salir del
establecimiento sin vigilancia, puede ser concedido a todos los condenados en quienes
converjan los requisitos señalados, sin importar la naturaleza y modalidades del reato, con la
única diferencia de los que hubieren sido sentenciados por delitos de competencia de los
Jueces Penales del Circuito Especializados, quienes deben descontar el setenta por ciento
(70%) de la condena, porque así lo dispuso el artículo 29 de la Ley 504 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 08/11/1999
DECISION : Reconoce 5 meses y 15 días como redención de
pena
DELITOS : Secuestro simple, Falsa denuncia
PROCESO : 15514
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Peticiones de libertad en el trámite del incidente:
Competencia
Ha dicho la Sala que las peticiones de libertad provisional que se presenten en el decurso de
los incidentes procesales en materia penal, tales como colisiones de competencia,
recusaciones e impedimentos, deben ser resueltas por el funcionario judicial que posea la
competencia en el momento de ser remitidas las diligencias a la Corte Suprema de Justicia, sin
que importe, como acontece en el presente caso, que esa competencia esté colocada en tela
de juicio. Es decir, la facultad para conocer los incidentes no se extiende más allá de ellos,
incluidas las peticiones de libertad, las que deben ser decididas por el Despacho en donde
queda el asunto en espera de la resolución de los mismos.

Para sustentar tal posición se dijo:

" las facultades restringidas que otorga la ley a la Corte en tratándose de los incidentes
comentados, en donde lo que se busca es una solución inmediata y expedita y por eso la
resolución se asume de plano, sin dar lugar a dilaciones."

"De otra parte el artículo 101 del C. de P.P. establece que "Mientras se dirime la colisión, lo
referente a las medidas cautelares será resuelto por el juez que tuviere el proceso en el
momento en que deba tomarse la respectiva decisión", debiéndose entender que las
peticiones de libertad han de ser resueltas en la forma prioritaria como lo establece la ley "en
un término de 3 días" - artículo 55 de la Ley 81 de 1993- por el funcionario judicial en donde
queda el asunto en espera de que el competente decida el incidente …" (C.S.J. decisión del 23
de enero de 1.996 M.P. Dr. Carlos Eduardo Mejía Escobar).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 09/11/1999
DECISION : Se abstiene de resolver y remite a Tribunal Superior
de
Medellín
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Concierto para delinquir
PROCESO : 16374
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Error in iudicando, error in procedendo: consecuencias


No es posible entender que "las irregularidades sustanciales", que supuestamente afectaron el
debido proceso, por corresponder ellas a un error sobre el desenvolvimiento ordenado del
procedimiento (in procedendo), se pretendan mostrar como fundamento de la violación
indirecta de la ley sustancial, pues este motivo sólo se aviene con equivocaciones en la
aplicación del derecho o la ponderación de los hechos (in iudicando). Los errores de juicio, si no
comprometen severamente la calificación jurídica de la infracción, pueden conducir a la
absolución que perfunctoriamente pretende el actor al final de su escrito; pero, los yerros in
procedendo, si son sustanciales y afectan algo más que la sentencia, sólo pueden
desencadenar en una nulidad de la actuación procesal viciada.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 09/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 14398
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Su ejercicio debe ser garantizado en las dos etapas del proceso
(investigación y juzgamiento)

Con base en el artículo 29 de la Constitución Política, en el contexto del C. de. P. P., los tratados
sobre derechos humanos que rigen en Colombia y la jurisprudencia, el derecho de defensa es
fundamental y se integra con dos aspectos: la autodefensa o defensa material, predicable del
procesado, y la técnica, letrada o experta, que corresponde a un profesional del derecho. Esa
defensa conjunta, además, debe existir, realmente, durante todo el proceso, en forma
permanente y continua.

Cuando dentro del proceso penal la "defensa" no se cumple con todos los requisitos anteriores,
resulta menoscabada la protección que la normatividad ofrece al imputado y, por ende, se
impone la anulación de lo mal hecho, tal como lo dispone el No. 3º. del artículo 304 del C. de.
P. P., en desarrollo expreso de mandatos superiores y legales. Y la razón es elemental: el
proceso penal tiene que ser justo, equilibrado, adelantado dialécticamente fundamento obvio
que desaparece cuando la contradicción muere porque en aras del derecho se reduce a uno de
los dos extremos de la relación, es decir, a aquello que quiera hacer el Estado.

La Corte sobre el tema de la defensa ha sido estricta. Así, por ejemplo, en sentencia del 22 de
octubre de 1999 ( M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll ), expresó:
"Cierto es que la situación de abandono predicable de la fase instructiva no se presentó en la
etapa del juicio, y que los abogados que asistieron al procesado en esta segunda etapa del
proceso tuvieron oportunidad de ejercer sin limitaciones el derecho de contradicción, pero esto
no convalida la ausencia de asesoría calificada que se presentó durante la instrucción. De una
parte, porque por mandato constitucional, el derecho a gozar de una defensa técnica debe ser
garantizado en las dos etapas del proceso (investigación y juzgamiento), y de otra, porque se
trata de una prerrogativa de carácter absoluto e intangible, condiciones que hacen que el
procesado no pueda renunciar a ella, ni el Estado a su obligación de garantizarla".

La Sala pide muy respetuosamente a los señores funcionarios de la justicia que procuren y
garanticen la defensa a los sindicados y le permita a sus letrados representantes el desarrollo
de su actividad, especialmente en lo relacionado con el derecho a la contradicción. Y a estos,
naturalmente, les solicita que recuerden su juramento y, por supuesto, la función social que,
ante todo, les compete en el ejercicio de la abogacía.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 09/11/1999
DECISION : Casa la sentencia, decreta nulidad a partir de la
resolución
que decretó el cierre de la investigación
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal
PROCESO : 11190
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA-Comités de Internos:Reglamentación (Acuerdo N° 0011 de


octubre 31 de 1995)

La Sala inicialmente debe advertir que el Acuerdo No 0011 de octubre 31 de 1995, Reglamento
General de los Establecimientos Penitenciarios y Carcelarios, en lo atinente a los Comités
internos establece en su artículo 84 que estos serán escogidos por "la junta de evaluación de
trabajo, estudio y enseñanza entre los internos que hayan sido calificados con conducta por lo
menos buena dentro de los seis (6) meses anteriores…". A su turno dispone el artículo 85 de la
misma normatividad que "los comités estarán integrados por un número impar de internos,
mínimo tres (3) y máximo (7) miembros. La duración de estos en cada comité será de seis (6)
meses sin posibilidad de reelección y en caso de ausencia definitiva de uno de sus miembros,
la junta de evaluación de trabajo, estudio y enseñanza lo reemplazará"…"Los créditos del
tiempo de actividad en cada comité serán expedidos por quienes tengan su control para los
fines de redención de pena homologándolo con la actividad del estudio del establecimiento
para la certificación correspondiente".

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Casación -Libertad
FECHA : 10/11/1999
DECISION : Niega la petición de libertad
DELITOS : Concierto para delinquir
PROCESO : 16240
PUBLICADA : Si

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ESTADO CIVIL-Prueba de los actos ocurridos con posterioridad a la vigencia de la ley 92
de 1.938/PRUEBA-En trámite de extradición: Presunción de autenticidad de copia de
documento allegado por la vía diplómatica/EXTRADICION-De extranjeros
1. Atendida la fecha de nacimiento que allí se indica, el documento legalmente válido para la
solicitud de la expedición de la referida cédula de ciudadanía, no podía ser en manera alguna
una partida de bautismo, sino un registro civil de nacimiento, pues de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 105 del Decreto 1260 de 1.970, que regula lo atinente al estado civil
de las personas y a la forma como procede su registro, "Los hechos y actos relacionados con el
estado civil de las personas, ocurridos con posterioridad a la vigencia de la ley 92 de 1.938, se
probarán con copia de la correspondiente partida o folio, o con certificados expedidos con base
en los mismos" y específicamente, tratándose de nacimientos, su inscripción debe hacerse
dentro del mes siguiente a su ocurrencia ante el funcionario correspondiente (art. 48 ibídem),
debiéndose acreditar "mediante certificado del médico o enfermera que haya asistido a la
madre en el parto y en defecto de aquél, con declaración juramentada de dos testigos
hábiles".

2. Si bien se trata de una copia como allí mismo se dice, y que fue remitida vía fax, ello no
implica en modo alguno que no se hubiese agotado el trámite diplomático, pues precisamente
fue aportado conforme a las disposiciones sobre la materia, esto es, de Gobierno a Gobierno y
si bien se trata de una copia, tampoco se presenta tal falencia, por cuanto el sello original
impuesto en el referido Registro de Nacimiento por parte de la Embajada de Venezuela en
Colombia, por el contrario, está avalando que agotados los trámites pertinentes en Venezuela
en las oficinas de ese país y con las autoridades encargadas de expedir su copia, fue remitido
a dicha Embajada en cumplimiento de los requerimientos que hiciera por solicitud del Gobierno
Colombiano y el propio Cónsul de Colombia en Venezuela, debiéndose entonces presumir su
autenticidad, de conformidad con lo dispuesto en el inciso primero de parágrafo del artículo
541 del Código de procedimiento Penal, toda vez que dicho documento se trasladó o tramitó
como prueba a petición de una autoridad judicial colombiana, sin que sea necesario, por ende,
como lo pretende el apoderado de (…), la certificación en el sentido de que su recaudo se hizo
válidamente con la respectiva ley procesal, dado que solo se trataba de su aporte y no de su
producción, pues tal documento ya reposaba en las oficinas correspondientes en Venezuela.

3. Así las cosas, y dado que por sustracción de materia carece de objeto analizar lo pertinente
al argumento de la defensa en el sentido de que por tratarse de un ciudadano colombiano no
procede su extradición, toda vez que los hechos por los que es requerido por el Gobierno de
los Estados Unidos son anteriores a la expedición del Acto legislativo No.1 del 16 de diciembre
de 1.997 que reformó el artículo 35 de la Carta Política, posibilitando la aplicación de este
instrumento internacional para los nacionales por nacimiento, pero únicamente en relación con
hechos cometidos con posterioridad a su entrada en vigencia, pues, al haberse demostrado
que no obstante que una de las cédulas que identificaban a (…) como un nacional no ha sido
cancelada por la Registraduría Nacional del Estado Civil, es lo cierto, que como quedó
analizado, este en realidad es un ciudadano extranjero, de nacionalidad venezolana, frente al
cual ninguna interpretación distinta cabe a la de que aún desde antes de que el Congreso de la
República hiciera la referida reforma constitucional, procedía su extradición, como ya lo precisó
la Sala en anteriores oportunidades y así lo ha reiterado al sostener que: "De todos modos,
tanto en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, como al discutirse el proyecto que dio
lugar al Acto Legislativo número 1 del 16 de diciembre de 1997, reformatorio del artículo 35 de
la C. P, las deliberaciones únicamente versaron sobre la extradición de los nacionales, pues
con relación a los extranjeros, siempre ha habido acuerdo, lo que explica la constancia de la
normatividad al respecto" (Concepto abril 16 de 1.998, M.P. Dr. Jorge Enrique Córdoba Poveda).

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Extradición
FECHA : 10/11/1999
DECISION : Conceptúa favorablemente al pedido de extradición
PROCESO : 14944
PUBLICADA : Si

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CONFESION-Técnica para alegar su desconocimiento/CONFESION-Debe ser
fundamento de la sentencia para que proceda la rebaja de pena
Aunque es clara y no contradictoria en su desarrollo la pretensión del impugnante, razón por la
cual puede examinarse de fondo, no puede soslayarse que el sentido correcto y estricto de la
violación del artículo 299 es el de su falta de aplicación y no el de una interpretación errónea
del mismo, porque aquél se integra como norma sustancial cuando prevé la rebaja de pena por
una confesión no interferida por la flagrancia, pues sólo en dicho momento se entiende que el
operador jurídico resolvería en concreto el conflicto planteado. Las discusiones circunscritas al
campo de las características de la flagrancia y la confesión, o a la repulsa absoluta o relativa
entre ambas figuras, obviamente pueden dar lugar a interpretaciones erróneas, pero el juicio
de reproche aún es incompleto porque falta la consideración de la consecuencia fundamental
prevista en la misma norma, que es la reducción punitiva.

De modo que si se echa de menos la rebaja de pena dispuesta en el artículo 299, que es la
nota más determinante de su carácter sustancial, lo correcto es atacar la sentencia por falta
de aplicación de la norma, así se haya caído en este vacío por interpretación errónea de los
presupuestos de la misma (o por cualquier otro motivo), pues la censura quedaría a medio
camino si se deja en esa última expresión.

Es cierto que el artículo 301 del anterior Código de Procedimiento Penal (Decreto 050 de 1987)
supeditaba la rebaja de pena al hecho de que la confesión fuera "el fundamento de la
sentencia", exigencia que ya no se prevé en el artículo 299 del Estatuto Procesal Penal vigente,
pero es que aquella referencia, además de ser equívoca, era redundante porque la
compensación se entiende en el sentido de que el Estado prescinde de una parte de la pena a
cambio de lo que ahorra procesalmente la actitud aportadora del confesante. Es más, bien
puede decirse que, por la finalidad implícita en el artículo 299, este precepto completa el
contenido jurídico-penal de la confesión, dado que ésta, más allá de reconocer un hecho
delictivo que perjudica al imputado, debe entregar una claridad de los hechos que no se
visualiza por otros medios que le precedan en el tiempo.

Se califica de equívoca la exigencia del citado artículo 301, porque "el fundamento de la
sentencia" lo deben constituir todas las pruebas legalmente aportadas al proceso, incluida la
confesión -así fuera oportuna, tardía, esclarecedora o redundante-, pues, por tal razón, tanto
en el artículo 253 del desaparecido Código de Procedimiento Penal como en el artículo 254 del
vigente se dispuso que la apreciación de las mismas debería hacerse en conjunto.

Tal es la hermenéutica que ha presentado la Corte desde la sentencia del 29 de septiembre de


1993 (M. P. Guillermo Duque Ruiz), mantenida recientemente en la sentencia del 3 de marzo
de 1999 (M. P. Carlos Augusto Galvez Argote), y que ahora se reitera. En la primera de ellas,
se advirtió "que para la Sala sigue siendo indispensable que la confesión sea fundamento de la
condena, así el nuevo texto legal (art. 299) no lo mencione expresamente, porque sólo de esta
manera es entendible y justa la rebaja de pena que en él se consagra. Interpretarlo de otra
forma, sería otorgar un beneficio gratuito, sólo porque se confesó cuando ello no era
necesario, pues obraban otras pruebas, distintas de la confesión, que permitían afirmar, sin
dudas, la responsabilidad del procesado". Por otra parte, esta manera de interpretar la
entidad y finalidad de la confesión, se refuerza al observar que "por esta misma razón,
inutilidad de la confesión, el legislador pone como exigencia para el otorgamiento de la rebaja
de pena, que no se trate de "casos de flagrancia", porque precisamente en estos eventos, ante
el conocimiento que del hecho y de su autor tienen las personas que lo han presenciado, la
confesión es de casi ninguna utilidad para la investigación, porque de antemano el instructor
ya conoce lo que a través de éste se le ha comunicado…"

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 11/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto agravado, Falsedad en documento privado
PROCESO : 10915
PUBLICADA : Si

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ACUMULACION JURIDICA DE PROCESOS-Régimen de detención
Una vez decretada la acumulación las actuaciones se entienden como una sola, luego no resulta
posible afirmar que el procesado se halla privado de su libertad por la primera o por la segunda
así en una de ellas se le hubiese otorgado la excarcelación, pues para los efectos de la libertad
que se depreca, el Juzgador tiene que realizar una tasación provisional de la sanción que le pueda
corresponder en el evento de un fallo condenatorio, tarea que debe cumplirse conforme a las
reglas previstas en los artículos 61 y 67 del Código Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Segunda Instancia


FECHA : 11/11/1999
DECISION : Confirma auto que niega la libertad del procesado
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 16546
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-No se genera por la no-vinculación de un coautor


No se requiere mayor esfuerzo para reiterar que la ausencia de un coautor (modalidad de
participación en que fue acusado y condenado (...)), no afecta de suyo a otro u otros sí
presentes en el proceso, ya que esa especie de intervención delictual consiste, esencialmente,
en una división del trabajo cumplido para la ejecución del respectivo hecho punible, aquí
concretamente de la muerte del referido (..).

Como la prueba tenida en cuenta por el fallador fue suficiente para condenar a (...), sin
referencia o condicionamiento alguno a la conducta que en el homicidio de (...) desarrolló (...),
la no vinculación de éste al proceso, deja incólume la situación jurídica de aquél, por lo cual
este cargo no prospera.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 11/11/1999
DECISION : No casa, compulsa copias para respuesta a primer
cargo
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11811
PUBLICADA : Si

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SECUESTRO EXTORSIVO-Se resuelve aparente conflicto normativo(Decreto 180 de


1.988, artículos 22 y 23, Código Penal, artículos 268 y 270 y Decreto 2790 de 1.990,
artículo 6º)/REFORMATIO IN PEJUS-Cuando el procesado es apelante único: La
prohibición está limitada por la consulta y la legalidad de la sanción.

Ante todo es necesario precisar frente al aparente conflicto normativo, cuál era la preceptiva
aplicable al punible de secuestro extorsivo, en el momento en que se cometió.
En esa época existió una legislación paralela con relación a varios punibles como el homicidio,
las lesiones personales, el concierto para delinquir, la tortura, la extorsión y el secuestro, entre
otros: la ordinaria y la excepcional, siendo aplicable ésta en aquellos eventos en que se
actuaba con fines terroristas, o de perturbar el orden público o, en general, desestabilizadores
de las instituciones democráticas; y la segunda, cuando no estaban presentes tales propósitos.
En lo concerniente al delito de secuestro, los artículos 22 y 23 del Decreto 180 de 1988
(legislación excepcional) establecían lo siguiente:

"ART: 22. SECUESTRO. El que arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona, incurrirá en
prisión de quince (15) a veinte (20) años y multa de cien (100) a doscientos (200) salarios
mínimos mensuales.

"ART: 23. CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN PUNITIVA. Las penas señaladas en el artículo


anterior, se aumentarán en una tercera (1/3) parte si concurriere alguna de las siguientes
circunstancias:

a. Si el delito se cometiere en persona de inválido, enfermo, menor de dieciséis (16) años,


mayor se sesenta (60) años o mujer embarazada.

b. Si se somete a la víctima a tortura durante el tiempo que permanezca secuestrada.

c. Si la privación de la libertad del secuestrado se prolongare por más de diez (10) días.

d. Si se comete en ascendiente, descendiente, adoptante o adoptivo, hermano o hermana,


cónyuge o afín en línea directa en primer grado.

e. Si se comete en persona que sea o hubiere sido empleado oficial y por razón de sus
funciones.

f. Cuando se exija por la libertad del secuestrado un provecho o cualquier utilidad.

g. Cuando se presione la obtención de lo exigido con amenazas de muerte o lesión del


secuestrado, o con ejecución de acto que implique peligro común, grave perjuicio de la
comunidad o de la salud pública.

h. Cuando se cometa para hacer u omitir algo o con fines publicitarios de carácter político.".

Por su parte, la legislación ordinaria preceptuaba en los artículos 268 y 270 del Código Penal
(antes de entrar a regir el Decreto 2790):

"Art. 268. Secuestro extorsivo. El que arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una persona con
el propósito de exigir por su libertad un provecho o cualquier utilidad, o para que se haga u
omita algo o con fines publicitarios de carácter político, incurrirá en prisión de seis (6) a quince
(15) años.

"Art. 270. Circunstancias de agravación punitiva. La pena señalada en los artículos anteriores
se aumentará hasta en la mitad, si concurriere alguna de las siguientes circunstancias:

1ª Si el delito se comete en persona de inválido, enfermo, menor de dieciséis años, mayor de


sesenta o en mujer embarazada

2ª Si se somete a la víctima a tortura física o moral durante el tiempo que permanezca


secuestrada.

3ª Si la privación de libertad del secuestrado se prolongare por más de treinta días.

4ª Si se comete en ascendiente, descendiente, adoptante o adoptivo, hermano o hermana,


cónyuge o a fin en línea directa en primer grado.

5ª Si se comete en persona que sea o hubiere sido empleado oficial o por razón de sus
funciones.

6ª Cuando se presione la obtención de lo exigido con amenazas de muerte o lesión del


secuestrado o con ejecutar acto que implique peligro común, grave perjuicio de la comunidad
o la salud pública.".

No obstante, como ya lo aclaró la Sala*, ese paralelismo fue superado por el citado Decreto
2790/90, que entró a regir el 16 de enero de 1991, en cuyo artículo 6° se estatuyó:
"ARTÍCULO 6°.Siempre que el delito de secuestro se dirija contra persona que ocupe alguno de
los cargos mencionados en el numeral 1° del artículo 2° del Decreto 474 de 1988 o en
funcionario de la Rama Jurisdiccional, Registrador Nacional del Estado Civil, Miembro del
Consejo Electoral, Delegado del Consejo Nacional Electoral o el Registrador, Registrador
Departamental, o Municipal del Estado Civil, Agente del Ministerio Público, Agente Diplomático
o Consultar al servicio de la Nación o acreditado ante ella, Comandante General o miembro de
las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional o de los Cuerpos de Seguridad, Subdirector
Nacional de Orden Público, Director Seccional de Orden Público, Miembro de la Asamblea
nacional Constitucional, Miembro principal o suplente de las Asambleas Departamentales,
funcionario elegido por Corporación de elección popular, Cardenal, Primado, Arzobispo, Nuncio
y Obispo; o se ejecute con fines terroristas; u obedezca a los propósitos descritos en el artículo
1° del Decreto 1631 de 1987 o persiga los objetivos enunciados en el artículo 268 del Código
Penal, se sancionará con prisión de veinte (20) a veinticinco (25) años y multa de un mil a dos
mil salarios mínimos legales mensuales…"(Subrayas extrañas al texto).

Como se observa, no era la calidad del sujeto pasivo, como equivocadamente lo consideró el
Tribunal Nacional, lo que determinaba la aplicación de una u otra preceptiva, sino que el citado
Decreto 2790 de 1990 superó el paralelismo, al comprender tanto el secuestro cometido
contra determinadas personas, como el realizado con fines terroristas, como el ejecutado con
los objetivos enunciados en el artículo 268 del Código Penal (entre los cuales el de exigir por la
libertad un provecho o cualquier utilidad), o con los propósitos descritos en el artículo 1° del
Decreto 1631 de 1987, a todos los cuales les era aplicable la pena de 20 a 25 años de prisión,
prevista en el mentado Decreto 2790.

Ahora bien, como se está en presencia de un secuestro extorsivo agravado, cometido el 18 de


enero de 1991, cuando ya había entrado a regir el Decreto 2790/90 (16 de enero del mismo
año) y la finalidad de los plagiarios fue la de obtener provecho económico, se tendrá que
concluir que su conducta se adecuaba a los artículos 268 y 270 del C. Penal (numerales 3° y
6°) (como lo aceptaron ambas instancias), pero con la modificación introducida por el mentado
decreto, (en lo que acertó sólo el juez regional), en cuyo artículo 6°, de manera clara se dijo:
"siempre que el delito de secuestro….persiga los objetivos enunciados en el artículo 268 del
Código Penal, se sancionará con prisión de 20 a 25 años y multa de un mil a dos mil salarios
legales mensuales", pena que el Tribunal Nacional no respetó, con lo que desconoció el
principio de legalidad de la sanción.

La legalidad de la pena no sólo es garantía para el procesado sino para el propio Estado, pues
el ejercicio del poder punitivo que cumple a su nombre una autoridad judicial ha de
desarrollarse en las condiciones prescritas en la ley. Así mismo, es garantía para todo el
conglomerado social, pues se afectaría el principio de igualdad y la seguridad jurídica si se
aplicaran penas convencionales, arbitrarias, por fuera del texto normativo, no ajustadas al
mínimo y al máximo previstos para cada hecho punible.

Ha dicho la Sala:
"…de lo que aquí se trata no es de incrementar la pena sobre factores ajenos al texto base
normativo, sino precisamente de imponer la que el legislador previó como mínima para el caso
juzgado.

"… La imposición de la única pena válida prevista por el legislador para un determinado delito
jamás podría entenderse contraria al artículo 31 constitucional, sino precisamente con éste
coherente, pues integrado este precepto con los artículos 29 y 230 de la Carta Política, con el
primero se entenderá que en un Estado de derecho no es posible aplicar sino la ley penal
previa al momento de la comisión del hecho, bajo la condición de ser favorable al procesado,
no aquella que invente o modifique el juez a su talante, porque en el último de los preceptos
que se evoca existe un presupuesto inmodificable, y es el del sometimiento del funcionario al
exclusivo imperio de la ley. (casación 9236. Agosto 6/97. M.P. Dr. JUAN MANUEL TORRES
FRESNEDA).

En otra ocasión expresó:

"El criterio de la Sala es que la prohibición de agravar la sanción parte de la consideración de


que la pena impuesta haya respetado el mínimo y el máximo previsto en la ley, y no aquella
que por ignorancia o arbitrariedad judicial desconoce esos parámetros, ya que en esas
condiciones no podría ser objeto de protección, pues la garantía constitucional no puede ser
entendida de manera absoluta, esto es, aun a costa de la propia Constitución. Tampoco puede
entenderse que la posibilidad de hacer respetar una garantía fundamental, como lo es el
principio de legalidad, quede exclusivamente en manos de los sujetos procesales, obligando al
juez que conoce de una apelación a confirmar una sentencia inconstitucional, so pretexto de
que no puede agravar la pena al condenado cuando éste es apelante único, como si este
principio fuera superior al inicialmente mencionado y como si no existiese el mandato que "los
jueces en sus providencias sólo están sometidos al imperio de la ley"".(casación agosto 31/91.
M. P. Dr. RICARDO CALVETE RANGEL).**

Por lo anterior, si bien es cierto que el artículo 31 de la Carta impone un límite al poder
punitivo del Estado, cuando el condenado es apelante único, no es absoluto, sino que está
ponderado por la institución de la consulta y la legalidad de la sanción.

Así las cosas, como quiera que en el presente caso se desconoció el principio de legalidad de
la sanción, al aplicar una menor a la vigente en la época en que se cometió el hecho, al tenor
de lo dispuesto por los artículos 228 y 229-1 del Código de Procedimiento Penal, procederá la
Corte a corregir oficiosamente el anotado desatino.
___________

* Ver casación 12.683, 25 de marzo de 1999 M. P. Dr. Jorge E. Córdoba Poveda.


**(Véase, también, entre otras, casación 9734 enero/98 M.P. Dr. CARLOS E. MEJÍA ESCOBAR, 28
de cotubre/97. M. P. Dr. CARLOS E. MEJÍA ESCOBAR; Junio 25/98. M.P. Dr. FERNANDO E.
ARBOLEDA RIPOLL; 9764, marzo/97. M.P Dr. JORGE ANIBAL GÓMEZ GALLEGO).

LEGALIDAD DE LA PENA (Salvamento de voto)


(Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón)

1. El artículo 31-2 de la Constitución Política establece la prohibición de la reformatio in pejus,


como uno de los derechos fundamentales, reconocido a título de principio. Expresamente dice: “
El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

El C. de P.P. en una de sus normas rectoras, el artículo 17, dispone: “El superior no podrá agravar
la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

En materia de casación, el artículo 227 del C. de P.P., adhiere al importante principio y acude a la
rúbrica o rótulo de principio de no agravación, que describe así: “Cuando se trate de sentencia
condenatoria no se podrá agravar la pena impuesta, salvo que el fiscal, el ministerio público o la
parte civil, cuando tuvieren interés, la hubiera recurrido”.

Es claro, entonces, que la prohibición de la reformatio in pejus cuando el condenado es recurrente


único con miras al debate en segunda instancia o en sede de casación, es derecho - principio
fundamental -constitucional, norma superior legal que rige el procedimiento y - regla que reitera
el principio -derecho constitucional. Desde este punto, por donde o desde donde sea vista, la
prohibición limita cualquier actuación en su contra.

2. Es cierto que la Corte Suprema de Justicia debe velar por la legalidad, por las garantías, por los
derechos, etc. Pero también lo es que no todo se puede corresponder a Ella, pues igualmente la
fiscalía y el ministerio público, por ejemplo, poseen vocación para buscar otra instancia, otra
sede. Sin embargo, en este proceso no mostraron interés para, por ejemplo, velar por todo y
acudir a la casación. Y si, según se dice, compete sobre todo al ministerio público luchar por la
sociedad y por el estado, es claro que si se hallaba inconforme con la sentencia debería haber
recurrido. No obstante, el único interesado en llegar a la Corte fue el condenado. Y, naturalmente,
a ese interés se debe ceñir la honorable Sala, sin que le sea viable, de oficio, suplir deficiencias
por omisiones de otras entidades. Por ello el artículo 228 del C. de P.P. prevé la limitación del
recurso, en principio, a las causales expresamente alegadas por el recurrente, salvo cuando se
trata de un juicio nulo o de sentencia que ostensiblemente atente contra garantías
fundamentales. Dicho en pocas palabras, si las otras partes no recurren en casación es porque no
se muestran interesadas en variar la sentencia con la cual, como es obvio, con mucho o poco
cuidado, se hallan enteramente de acuerdo.

De lo anterior resulta nítido que por la vía de la oficiosidad señalada en la regla número 228 del C.
de P.P. no es posible contrariar el principio, norma rectora o regla constitucional fijada en los
artículos 31 de la Carta y 17 y 227 del C. de P.P. Si de eventual pugna entre principios y reglas se
trata, no hay duda de la supremacía de aquellos, como que son adhesión a axiomas, principios
generales y enunciados indiscutibles a los cuales, sin disputa, se deben acomodar las reglas.
Parece indiscutible, entonces, que a través de la parte final de la regla, señalada en el artículo
228 del C. de P.P. no se puede sobrepasar, y desconocer, el principio - derecho fundamental-
constitucional recogido por el artículo 31-2 de la Carta Política. Y, menos, si se trata de la
situación del procesado. No es pensable que una regla legal puede superar un principio-derecho
fundamental-constitucional. La conclusión también es obvia: tratándose de casación provocada
por el condenado como recurrente único, no es permisible la casación oficiosa en pro de
garantías, excepto, claro está, que se trate de garantías del procesado.
3.- El principio constitucional con rango de derecho fundamental conocido como prohibición de la
reformatio in pejus (artículo 31-2), no permite excepciones, como se desprende de su simple
literalidad. Y si no las permite, porque ni las expresa ni las insinúa, se revitaliza la máxima
antiquísima : Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: cuando la ley no distingue,
tampoco debemos distinguir.

4.- La Sala mayoritaria da preferencia al principio de legalidad cuando lo parangona con el de la


prohibición de la reformatio in pejus. El pensamiento del suscrito es que los principios
constitucionales no se encuentran jerarquizados ni se repelen por opuesto o antagónicos.

4.1. Al contrario de lo que se acaba de exponer al inicio del párrafo anterior, los principios se
pueden complementar y robustecer, vgr., como ocurre con presunción de inocencia, defensa,
cosa juzgada, debido proceso concreto etc., que se auxilian y, entre todos ellos, y otros,
conforman el amplio principio conocido como debido proceso amplio.

4.2. Salvo muy contadas hipótesis, una característica general de los principios es que admiten
excepciones. Así se dice de la cosa juzgada, del non bis in idem, de la defensa letrada, del
proceso público, etc. Bien puede afirmarse, entonces, que una excepción a la legalidad como
principio es la prohibición de la reformatio in pejus, excepción tan alta que ha recibido la
categoría de derecho y principio constitucional. Esto no es extraño a nuestra normatividad pues,
por ejemplo, el principio de favorabilidad -retroactividad, ley intermedia, lex tertia- es una
excepción al principio de legalidad en su forma de ley preexistente.

5. Si se admite que oficiosamente es posible casar para imponer una pena accesoria que ha sido
fijada por debajo de la legalidad por los juzgadores de instancia con el fin de volver el proceso a
su estricta legalidad, prácticamente comienza a desmoronarse el principio-derecho-fundamental-
constitucional de prohibición de la reformatio in pejus, por cuanto, para ser consistente, sería
imprescindible casar y adicionar cada vez que, por ejemplo, en las instancias se olvidara agravar
la pena específica o genéricamente por causales objetivas, vrg, cuando se determina como pena
por una violación el mínimo previsto en la ley mientras el proceso enseña que como consecuencia
del asalto sexual deviene embarazo de la víctima o contaminación venérea, o cuando se impone
el mínimo para un hurto agravado siendo que el expediente señala inequívocamente que el
apoderamiento se ha producido de noche. En estos supuestos, no obstante la absoluta
objetividad, los juzgadores de primer y segundo grado no sólo no se habrían pronunciado sobre el
motivo de incremento, sino que ni siquiera habrían hecho juicio valorativo alguno, a pesar de que
tanto lo uno como lo otro es forzoso, como que legalmente así aparece previsto y ordenado, es
decir, como que al no hacerlo, los jueces de las dos instancias se salen de la legalidad pues ésta
es la que obliga a aumentar o reducir las penas por determinadas razones específicas y
genéricas. Aquí también habría ruptura del principio basilar de legalidad y así sucedería en
hipótesis similares.

6. Se dice que la sentencia puede ser modificada de oficio si se vulnera la legalidad de la pena, y
se soporta la aseveración en que prima el interés general sobre el particular. El punto es harto
discutible, primero, porque tanto la legalidad como la prohibición de la reformatio in pejus son
principios y derechos de rango constitucional, razón por la cual no prima ninguno sobre el otro; y
segundo, porque en el supuesto que existiera pugna entre ellos, se impondría el segundo pues
que se trata de un derecho esencial y fundamental del hombre, derecho que por mandato del
artículo 5°. de la Carta es inalienable . Agréguese que en un estado social y democrático de
derecho, prolongación limitativa del mero estado de derecho, sigue prevaleciendo el
individualismo, por lo que en el orden correspondiente primero se encuentra el hombre, segundo
la sociedad y tercero el estado. Siendo así, en caso de confrontación, lo primero es lo primero.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : Prescribe la acción por porte ilegal de armas y
modifica la
sentencia en 29 años
DELITOS : Porte de armas de uso privativo de las F.M.,
Homicidio
agravado, Secuestro extorsivo
PROCESO : 13566
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria: Nombramiento de una persona honorable como
defensor/DEFENSA TECNICA-No puede suplirse con la simple defensa material que
haga el procesado/CASACION-Límites de los efectos del fallo para los no recurrentes
1. No desestima la Sala que para el año de 1994 aún regía el inciso primero del artículo 148
del Código de Procedimiento Penal, conforme al cual "el cargo de defensor para la indagatoria
del imputado, cuando no hubiere abogado inscrito que lo asista en ella, podrá ser confiado a
cualquier ciudadano honorable, siempre que no sea servidor público" y el precepto 355 de la
citada codificación que, por excepción, autorizaba la recepción de indagatoria sin la asistencia
de defensor "cuando el imputado estuviere en peligro de muerte". Esas opciones legales, hoy
inoperantes por razón de la declaratoria de inexequibilidad de los preceptos que la
comprendían (Sent.C.C.049/96), permitían la rendición de injurada sin el patrocinio jurídico
establecido constitucionalmente, bajo las condiciones que allí se imponían, esto es, que no
hubiera un abogado inscrito disponible que la asistiera, o que el imputado estuviera en peligro
de muerte.

Además, la vulneración de la garantía constitucional referenciada se extendió más allá de lo


sucedido con las diligencias de indagatoria y su ampliación, dado que tampoco en el decurso
de la etapa sumarial, se procuró al implicado la asistencia de un letrado que lo aconsejara, lo
orientara, estuviera al tanto de las pruebas recaudadas, las controvirtiera y lo asesorara en
cuanto a las perspectivas que ofrece una sentencia anticipada.

El concepto del derecho de defensa técnica se desenvuelve en función de las posibilidades


reales de contradicción de los cargos, por lo que en un caso como el que se analiza, el
conocimiento y la intervención del procesado en el despliegue de la actividad investigativa
quedan reducidas al máximo, como que durante su privación de libertad, el sindicado sólo tuvo
conocimiento del desarrollo del proceso que se adelantaba en su contra a través de los
interlocutorios que se proferían, pero al margen de la práctica probatoria y de su contradicción.
Lo cierto es, de todos modos, que careció de una defensa técnica, la cual no puede suplirse
con la simple defensa material que haga el acusado, tenga o no éste, conocimientos jurídicos.

La jurisprudencia sobre el derecho en mención se exhibe copiosa. Recientemente


(sent.cas.sep.22 de 1998) dijo esta Sala con ponencia del magistrado doctor Fernando
Arboleda Ripoll:

"Esta posibilidad de oposición y refutación de la pretensión punitiva del Estado debe ser real,
continua y unitaria, características que se oponen a lo formal, lo temporal y lo soluble. No es,
ni se trata, de llenar una exigencia de carácter normativo, sino de velar porque este derecho
logre material y efectiva realización, obligación por cuyo cumplimiento debe propender el
funcionario judicial encargado de la dirección del proceso.

El derecho a la defensa técnica o profesional es una prerrogativa intangible. El imputado no


puede renunciar a ella, ni el Estado a su obligación de garantizarla. Si el procesado no quiere o
no está en condiciones de designar un abogado que lo asista en el trámite procedimental, el
órgano judicial tiene la obligación de proveérselo, y de estar atento a su desempeño,
asegurándose que su gestión se cumpla dentro de los marcos de diligencia debida y ética
profesional, propósito que por igual debe buscar en tratándose de abogados de confianza,
designados a instancia del propio implicado.

No es que el órgano judicial pueda interferir en la estrategia defensiva del abogado; ni más
faltaba. Mucho menos que pueda imponerle unos determinados derroteros a su gestión
controversial. De lo que se trata es de evitar que el abandono de la gestión encomendada,
entendida no como inactividad contenciosa, sino como ausencia absoluta de presencia
procesal, desquicie la estructura básica del proceso.

En cumplimiento de su función el defensor puede, por su parte, ejercitar de manera amplia el


derecho de contradicción mediante una activa controversia conceptual o probatoria, u optar
por un silencio expectante dentro de los límites de la racionalidad, como estrategia defensiva,
susceptible de ser determinada a través de actos procesales que permitan inequívocamente
establecerla.

Esta maniobra de simple supervisión del trámite procedimental, caracterizada por la ausencia
de actos positivos de gestión, debe diferenciarse cuando el defensor, además de renunciar a
los actos de contradicción probatoria e impugnación, no hace presencia procesal alguna, ni
asume posturas de las cuales pueda deducirse una mínima actividad vigilante".
Y en sentencia de enero 20 de 1999 se consideró con ponencia de quien aquí cumple lo propio:

"Desde la óptica procesal, los actos irregulares, por regla general, son susceptibles de ser
convalidados bajo ciertos condicionamientos, sin embargo, no es lo que ocurre con el derecho
de defensa que constituye la excepción, en cuanto el legislador no admite que una
transgresión de esa índole transcurra impunemente. Lo anterior significa que la única manera
de subsanar la irregularidad sustancial denunciada y comprobada es retrotraer el proceso y
reconstruirlo con la guía y cumplimiento de los principios constitucionales, desde el momento
en que éstos resultaron quebrantados".

2. Cuando la norma dispone la extensión de un fallo de casación a procesados no recurrentes


"según el caso" está significando que ese mayor alcance surge como consecuencia obligada
de la decisión que se tomó, porque ella involucra la situación de sujetos procesales no
impugnantes. En otras palabras, no es una discrecionalidad que esté a disposición del Tribunal
de Casación, sino una consecuencia forzada de la solución que le da al recurso extraordinario.

Ya la Corte en el pasado ha interpretado el sentido del precepto comentado. Es así como el 4


de septiembre de 1996, con ponencia del Magistrado Arboleda Ripoll, expresó:

"No puede la Sala, sin desbordar los marcos propios de su limitada competencia funcional,
arrogarse la facultad de estudiar la actuación procesal de quienes no interpusieron el recurso,
o habiéndolo interpuesto les fue declarado improcedente o desierto por cualquier motivo, pues
su condición de no recurrentes los hace, en principio, impermeables a cualquier modificación
de su situación jurídica en sede extraordinaria.

"Una tal variación solo es posible cuando adviene como consecuencia necesaria de la decisión
que se tome en la sentencia en relación con el procesado recurrente, bien sea de oficio o por
virtud de la demanda, en cuyo caso, por disposición legal, la competencia de la Corte se
amplía para hacer extensivos los efectos del fallo a los no impugnantes (art. 243 del C. de P.P.).

"En tales condiciones, resulta improcedente, por carecer de competencia para hacerlo, que la
Corte se ocupe oficiosamente del estudio de la situación jurídica del procesado no recurrente
L.E.M. en orden a determinar la existencia de una posible causal de nulidad por afectación del
derecho de defensa, como lo sugiere el representante del Ministerio Público...".

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : Casa, decreta nulidad a partir de la indagatoria,
revoca
órdenes de captura
DELITOS : Falsedad material de particular en documento
público
PROCESO : 11198
PUBLICADA : Si

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CASACION-Falta de interés cuando se ha dejado de apelar la sentencia de primera


instancia: Excepciones
Dentro de los requisitos para acceder al recurso de casación, la Corte ha sentado, entre otros,
el relacionado con el interés para impugnar extraordinariamente. Ha dicho, exactamente, que
para que uno de los sujetos procesales pueda acudir en casación, ha debido apelar y sustentar
debidamente la sentencia de primera instancia y que, al contrario, si no lo ha hecho o lo ha
hecho precariamente, carece de razón para, después, querer recurrir en casación pues que ha
enseñado su conformidad o acuerdo con la decisión proferida por el juzgador de 1ª. instancia.

Simultáneamente, la Corte ha hecho excepciones, es decir, ha afirmado que sí es viable


recurrir en casación aun cuando no se haya realizado la apelación mencionada, si la sentencia
es conocida en 2ª. Instancia con motivo del grado de consulta, si con motivo de la alzada
provocada por otro sujeto procesal se desmejora la situación del sujeto procesal y si lo
planteado en la demanda es la nulidad. Este requisito se remonta al 9 de agosto de 1995 (M. P.
Dr. Dídimo Páez Velandia) y la doctrina se ha mantenido pacíficamente, como se observa, por
ejemplo, en las decisiones del 5 de agosto de 1997 (M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll), 11 de
agosto de 1999 (M.P. Dr. Edgar ;Lombana Trujillo) y 31 de agosto de 1999 (M.P. Dr. Jorge
Córdoba Poveda).

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : Se desestima la demanda
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 11287
PUBLICADA : Si

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HOMICIDIO-Ley 40 de 1993/PENA ACCESORIA-Legalidad


A partir de la vigencia de la Ley 40 de 1993 (enero 19), con cierta frecuencia los litigantes,
jueces y magistrados exteriorizaron sus inquietudes sobre la realidad o suposición de la
modificación de dicho estatuto a los textos originales del Código Penal relacionados con el
homicidio simple y agravado (arts. 323 y 324), pues plantearon ellos que aquella legislación
era fruto de una política criminal en contra del secuestro y la extorsión, razón por la cual la
estructura punitiva de los delitos contra la vida sólo podía verse afectada cuando en verdad
ellos tuvieran relación con los mencionados hechos punibles que dieron lugar a la
exacerbación del rigor punitivo. He ahí un loable intento de interpretación teleológica de la
ley, tocado igualmente por sus proyecciones sociales, pero desafortunadamente dicho
esfuerzo partió de una percepción parcial del telos o finalidad de la misma, implícito en la
integridad de sus normas componentes, pues en dicho estatuto legal, además del objetivo de
arreciar la lucha jurídica "antisecuestro", se adoptaron "otras disposiciones".

En virtud del reseñado entendimiento, la Corte dijo en la sentencia del 21 de noviembre de


1995, citada por el Ministerio Público, lo siguiente:

"La ley 40 de 1993 fue expedida, y así se precisa en ella, para adoptar el estatuto nacional
contra el secuestro y "dictar otras disposiciones". Si bien es cierto, que la ley en su mayor
contenido se ocupa del secuestro, también lo es que el capítulo VI, denominado "aumento de
penas" y que fuera declarado exequible por la Corte Constitucional en sentencia N° 565 de
diciembre 7 de 1993, versa sobre los delitos de homicidio y extorsión, y de su texto, sin
esfuerzo alguno, dada la claridad meridiana de los mismos, se infiere que la intención y lo
diáfanamente expresado fue modificar los artículos 323, 324 y 355, sin que por parte alguna
se aprecie que ese cambio en las penas dependa de algún tipo de conexidad con el delito de
secuestro.

"Ahora, dentro de un análisis sistemático-teleológico del estatuto, la inconsistencia del


planteamiento del libelista surge de manera contundente, pues en el artículo 3°, numeral 11
de la citada ley 40 (circunstancias de agravación punitiva del secuestro extorsivo) se establece
una pena máxima para este delito de sesenta (60) años, "cuando por causa o con ocasión del
secuestro le sobrevengan a la víctima la muerte o lesiones personales", esto es, que al
recogerse aquí la situación que plantea el censor, de la conexidad del secuestro con los delitos
contra la vida y la integridad personal, solo una interpretación ad absurdum de imposible
acatamiento, permitiría considerar que, en un mismo estatuto legal, el legislador fije dos penas
bien diversas para unos mismos hechos, ésta que acaba de señalarse de un máximo de
sesenta años, y la otra de un tope de 40 del artículo 29, lo que por fuerza de la razón conduce,
fatalmente, a la certidumbre de que la pena en este último artículo erigida, para nada
demanda de correlación con el secuestro, sino que es definitivamente independiente de tal
circunstancia.

"Por razones de política criminal que el legislador entendió aplicables, legisló también sobre el
homicidio, y si bien de lege ferenda podrían ser discutibles, es lo cierto que ello no posibilita el
desconocimiento del texto legal…" (M. P., Carlos A. Gálvez Argote).

Este criterio de la Corte ha sido reiterado en muchas decisiones posteriores, una de ellas fue
adoptada con ponencia de quien ahora actúa por idéntico encargo, y textualmente se dijo lo
siguiente:
"De verdad que son francamente pluriofensivas las arrogantes y conmovedoras modalidades
del secuestro y el homicidio que soporta nuestro país, de tal envergadura que a una persona
víctima de la aprehensión violenta no sólo se le lesiona la libertad en su más compleja
dimensión, sino que de una vez se le pone en grave riesgo su vida, su dignidad y su integridad
familiar, y he ahí la razón de conexidad valorativa que resalta la Corte Constitucional. De igual
manera, una razón de coherencia interna del orden jurídico-penal, llevó al legislador a
equiparar las penas del secuestro extorsivo y el homicidio simple, lo mismo que las del
secuestro extorsivo-agravado y el homicidio agravado, dado que político-criminalmente era
parificable el reproche por estos dos graves atentados contra la vida y la libertad personal.

"Adicionalmente, la Sala advierte una clara sistemática en la Ley 40 de 1993, por medio de la
cual no sólo se dictó el "Estatuto Nacional contra el secuestro", sino que se adoptaron "otras
disposiciones" axiológicamente conectadas con las primeras, tales como el aumento de penas
en su configuración general como el incremento punitivo relacionado con algunas figuras
delictivas de la parte especial (homicidio, simple y agravado, y extorsión). Además, como lo
recuerda el Procurador Delegado, si las penas para el homicidio previstas en la Ley 40 sólo
operan en casos de conexidad con el delito de secuestro, a sabiendas de que tal situación
compleja está directamente regulada en los artículos 3°, numerales 7 y 11, y 30, numeral 2°
de dicho estatuto, se llegaría a la conclusión absurda de que el artículo 29 de la misma ley no
tendría aplicación en la práctica." (Radicado 9772. Sentencia de casación de 22 de octubre de
1997).

El Tribunal de segunda instancia dedujo como pena accesoria al procesado, la suspensión de la


patria potestad por un período igual al de la sanción principal, esto es, de 20 años y 10 meses.
Sin embargo, en tal manifestación procesal el ad quem ha incurrido en dos graves errores: el
primero, por una superación peyorativa de las penas impuestas en la primera instancia,
cuando se sabe que el único apelante fue el defensor en beneficio del procesado; y el
segundo, porque desbordó el límite legal para esta clase de sanción que está fijado en quince
(15) años (art. 44 C. P.).

En verdad, los artículos 31 de la Constitución Política y 217 del Código de Procedimiento Penal,
de manera nítida señalan que la segunda instancia, por vía de apelación, no podrá agravar la
pena impuesta. Ahora bien, las penas dentro de un sistema punitivo correspondiente al Estado
de Derecho son aquellas consecuencias previamente determinadas por la ley para la
realización de una conducta típica, antijurídica y culpable, y que igualmente están clasificadas
de manera previa por el legislador. Así pues, en Colombia y en los ordenamientos jurídicos
modernos, no sólo son penas las privativas de la libertad sino también las que restringen
compulsivamente otros derechos, tan importantes como el de poder tutelar la vida y el
desarrollo de los hijos menores (patria potestad), pues así lo disponen los artículo 41 y 42 del
Código Penal.

Basta entonces la evidencia de la primera falencia del fallo, que se refiere a un derecho y una
garantía fundamental del procesado, para casar de oficio la sentencia impugnada, con el fin de
revocar la mencionada sanción accesoria ilegítimamente impuesta por el fallador de segundo
grado, conforme con el artículo 228 del Código de Procedimiento Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : Desestima censuras, casa parcialmente revocando
suspensión de la patria potestad
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10760
PUBLICADA : Si

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HOMICIDIO/CAUSALIDAD-Limitantes normativas-Suficiencia del riesgo


Es cierto que el legista adujo que las heridas no podían calificarse como "esencialmente
mortales", dado que eran "susceptibles de modificación por tratamiento" (cuaderno 1, fls.
154), pero tal calificación no descartaba su aptitud para producir la muerte, precisamente por
la penetración a tórax, máxime si en la acción se alcanza a lesionar la cúpula diafragmática.
Es que las heridas son "esencialmente mortales" cuando, a pesar de cualquier tratamiento
médico, el herido inexorablemente fallecerá; pero, las lesiones también se clasifican "de
naturaleza simplemente mortal" (como las del caso), cuando por su misma ubicación y
conformación resultan idóneas y suficientes para generar la muerte, así ésta se llegare a
impedir por la intervención médica oportuna y eficaz.

De otra parte, como el médico del pueblo hizo todo lo que estaba al alcance de sus
herramientas y posibilidades de desempeño, no es procedente atribuir a culpa suya la no
detección oportuna de la pequeña lesión diafragmática. Mas, si en gracia de discusión se
admitiere como negligente la conducta, bien de parte del galeno ora por la víctima, no hay que
perder de vista que a lo sumo se trata de descuidos comunes y corrientes, que como tales no
interrumpen el nexo causal, pues con ellos, al igual que con la posibilidad de la muerte, cuenta
normalmente el sujeto que se decide a inferir lesiones penetrantes a la cavidad torácica o
abdominal, dado que el error común en el tratamiento está dentro de las previsiones de la más
elemental experiencia humana.

En casos como el sub-exámine, no deja de ser útil la aguda recomendación del profesor
uruguayo JOSÉ IRURETA GOYENA, en su obra sobre el delito de homicidio, autor según el cual
será estricta la exigencia de separación que debe existir entre la lesión y la concausa, pues
"siempre que por la naturaleza de la lesión, por el lugar en que se ejecutó el delito, o por las
condiciones en que deba verificarse la asistencia, la concausa colabore ordinariamente con la
lesión, jurídicamente procede el rechazo del homicidio concausal…" (pág. 49). Esto es, en
armonía con la eliminación de la figura del homicidio concausal en la legislación penal
colombiana y el entendimiento de que el problema se remite entonces a las reglas generales
sobre causalidad, antijuridicidad y culpabilidad, en los eventos mencionados por el tratadista
es incuestionable el nexo causal.

No se trata de aplicar escuetamente la teoría de la equivalencia de las condiciones (conditio


sine qua non), según la cual la causa es cualquier factor sin el cual el resultado material no se
habría producido, definición que se inscribe entonces dentro de una serie causal indefinida que
daría lugar a reprobables injusticias por violación de los principios tutores de la lesividad y la
culpabilidad. Si la "causa de la causa es causa del mal causado", como finalmente se
individualiza por la doctrina dicha teoría, bastaría entonces verificar que sin las lesiones
ocasionadas por el procesado no eran concebibles los procedimientos posteriores de
internación hospitalaria, la posible equivocación en el tratamiento médico, la agravación del
daño y la muerte subsiguiente, razón por la cual ese acto inicial de lesionamiento
indudablemente estaría vinculado causalmente con el evento letal.

La condición de mortalidad ya estaba envuelta en la naturaleza misma de las lesiones


ocasionadas, por ser penetrantes a tórax y haber comprometido el diafragma, y no apareció
con el desarrollo fisiopatológico de las heridas, aunque éste indudablemente incrementó el
riesgo de muerte. Esa potencialidad letal de las heridas desde el momento mismo de su
irrogación, aparte de que afirma el nexo causal una vez constatada la muerte sin interferencias
abruptas o extraordinarias de otros sucesos concurrentes o sobrevinientes (grave descuido
técnico o incremento malicioso de las secuelas por la víctima o intervención dolosa de tercero),
igualmente introduce el principio tutelar de la antijuridicidad material en el ámbito de la
solución del caso, como límite a la simple causalidad, pues se exige de la conducta que per se
dañe o ponga en peligro la vida como bien jurídico protegido, acorde con la idea regulativa de
que la función de la norma penal es la tutela de importantes intereses jurídicos para mantener
la coexistencia pacífica (art. 4° C. P.).

De igual manera, la previsibilidad por parte del sujeto del riesgo de muerte de quien es
lesionado con tal magnitud y de las fallas corrientes en el diagnóstico y tratamiento
posteriores de las heridas, así como la asunción voluntaria de lo que el individuo prevé, son
manifestaciones existenciales de la exigencia del principio rector de la culpabilidad, otra
limitación normativa a la mera causalidad (art. 5° C. P.).

HOMICIDIO (Salvamento de Voto)


(Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón)
1. En virtud del artículo 21 del C.P., una persona debe responder sólo cuando el resultado
producido proviene de su acción u omisión. De aquí se desprende que si el resultado no ocurre
por el comportamiento del autor, éste no es responsable.

2. Del expediente se deduce que hubo heridas con el propósito de matar. Pero también que el
lesionado, luego de ello, fue atendido, salió de la clínica u hospital con vida y que su deceso se
produjo posteriormente. De esta sola circunstancia, de cara al expediente, emana que Edgar
Peña Carrillo hirió, lesionó a Luis orlando Mateus Peña, y que él no le causó la muerte.

3. En la sentencia de casación, con fiel reflejo del expediente, se leen unas afirmaciones; y, de
cuño ya de la Sala, se hacen otras.

a) Haciendo alusión a las palabras del patólogo forense: “Sin embargo, con una herida
localizada por debajo del 5º. Espacio intercostal, en el caso que nos concierne estaba en el 6P,
se debió sospechar la lesión del diafragma e investigar en ese sentido”.

b) Recordando la opinión emitida con base en el concepto del director del departamento de
cirugía del hospital San Juan de Dios de Bogotá: “…si la herida está ubicada por debajo del 5º.
Espacio intercostal, se debe sospechar lesión del diafragma e investigar en ese sentido. Si se
comprueba la presencia de dicha lesión, efectuar inmediatamente una laparotomía”.

c) “¿investigó el médico de Vélez sobre la posibilidad de heridas en el diafragma o en la


cavidad abdominal?. Claro que sí lo hizo, mas como inicialmente se trataba de una pequeña
lesión de diafragma, ella no resultaba de fácil diagnóstico”.

d) “Mas tampoco puede negarse el hecho objetivo de la existencia de una omisión en el


tratamiento médico, que condujo a la ignorancia de una lesión en el diafragma (mas por la
complejidad objetiva del hallazgo que por falta de atención y experiencia del médico), daño
que, si se descubre a tiempo, podía habérsele dispensado un tratamiento adecuado y de
pronto también se evita la muerte de la víctima. Sin embargo, como ya se advirtió tal omisión
no es atribuible a culpa médica sino, a lo sumo, al ordinario margen de error ínsito en toda
actividad humana, propio también del desenvolvimiento normal de la lex artis en el ejercicio
de la profesión médica, que como tal no desborda la relación causal puesta en marcha por
quien produjo las lesiones penetrantes”.

4. De lo escrito anteriormente se extracta una afirmación indiscutible: la víctima fue herida por
arma cortopunzante. Fue examinada y cuidada médicamente. Pero no lo suficiente pues bajo
la convicción de que ya todo había pasado, fue dada de alta y días después devino su muerte.
Y se ha establecido, y se ha aceptado por la Sala, que el médico ha debido ser más cuidadoso,
que si lo hubiera sido, hasta se habría salvado la vida de don Luis Orlando y que el galeno
omitió un mayor cuidado.

Es fácil entonces concluir que la muerte ocurrió no por el comportamiento de (…) sino por la
conducta médica, concomitante y subsiguiente al momento de la atención por parte del
experto, con independencia de que se tratara de heridas “esencialmente mortales” o
“simplemente mortales” pues que, en cuanto al primer tipo, se sabe que no lo eran; y en
cuanto a la segunda clase, siendo idóneas pero remediables respecto de un fatal desenlace, en
este asunto parcialmente fueron soportadas y luego olvidadas. Así, el nexo causal
determinante se predica no del autor de las heridas sino de quien hizo dejación del cuidado
debido y, por tanto, en relación con aquel se rompe el vínculo causal. Así las cosas, (…)
debería responder por lo que hizo, es decir, herir con dolo homicida, para una tentativa de
homicidio porque hasta allí llegó “su” causalidad. Lo demás, el suceso final lamentable, no
atribuible a él, no se le puede imputar y, por consiguiente, se imponía casar la sentencia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10776
PUBLICADA : Si
Salvamento Parcial de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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CASACION-Técnica: Aunque los fallos de primera y segunda instancia forman una


unidad inescindible, la impugnación extraordinaria debe dirigirse contra el segundo
Es cierto, y esto podría argüirlo el censor, que los dos fallos guardan comunión entre sí en
todo lo que el superior haya avalado expresa o tácitamente, por lo que una referencia al de
primera instancia por ende cobijaría al de segunda en el evento de una confirmación plena. No
obstante, aunque la decisión sea similar, los argumentos, los planteamientos, los vacíos, los
puntos de vista para estudiar el problema no son iguales y obligan a examinar ambos fallos,
empezándose por el de segunda instancia, y luego, complementándolo, si es el caso, con el de
primera instancia. No hacerlo, aparte de la inconsistencia técnica, reduce las posibilidades del
censor al tener como elementos de juicio apenas los de la porción que haga materia de su
estudio

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 12/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10102
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Causal tercera: Técnica

En tratándose de la causal tercera, no basta la enunciación genérica del cargo como de


nulidad, pues, al igual que en los demás motivos de casación, es obligación del censor
demostrar el sentido de la violación señalando inequívocamente en cuál causal de nulidad
cabe ubicar la irregularidad aducida, en cuál estadio procesal se originó, y cómo no es posible
remediar la irritualidad de manera diferente a la de quebrar la presunción de acierto y
legalidad que ampara al fallo de segunda instancia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 16/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Hurto agravado
PROCESO : 14195
PUBLICADA : Si
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CASACION-Vulneración al principio de investigación integral: Configura un error in


procedendo
Si el investigador se abstiene de buscar y conformar las pruebas de favor al acusado, lo que se
configuraría es un error in procedendo, en cuanto afecta la regularidad del procedimiento, que
sería justificante de una causal de nulidad por violación del debido proceso, y no un error in
iudicando que supone la apreciación de la prueba en la medida que haya sido recolectada
imparcialmente por el funcionario judicial.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 16/11/1999
DECISION : Rechaza in limine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad ideológica en
documento público
PROCESO : 14312
PUBLICADA : Si

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CAPTURA-Es inmediata cuando en la sentencia se niega el subrogado de la condena de


ejecución condicional
Es tema definido por la jurisprudencia de la Sala que si en la sentencia se niega el subrogado
de la condena de ejecución condicional, la captura del procesado se puede ordenar de
inmediato, es decir no se difiere su materialización hasta que cobre ejecutoria la decisión de
condena, si en el curso del proceso se había dictado medida de aseguramiento de detención
preventiva, sin derecho a excarcelación, que es lo que sucede en el asunto tratado. En relación
con este tema la Corte tiene definido lo siguiente*:

"1. La regla general es que las decisiones judiciales sólo pueden ejecutarse o -cumplirse una
vez ejecutoriadas. Es lo que se infiere de la correlación lógica de los artículos 197 y 198 del
código de Procedimiento Penal, el primero referido a la 'ejecutoria de las providencias' como
presupuesto de su ejecución, y el segundo atinente al 'cumplimiento inmediato' de las
determinaciones 'relativas a la libertad y detención y las que ordenan medidas preventivas',
como excepción a la regla. De todas maneras, la relación condicional entre 'ejecutoria' y
'ejecución o cumplimiento' es más nítida y directa en la previsión del artículo 334 del código de
Procedimiento civil.

2. El artículo 198 contiene una cadena de salvedades, cuyo entendimiento cabal sólo puede
lograrse si se busca el significado de cada una de sus partes y, sobre todo, si se descubre la
relación de las partes entre sí. Por obra del primer inciso de la disposición, se tiene que las
decisiones sobre libertad y detención, como excepción a la regla de la exigencia previa de la
ejecutoria, se cumplirán de inmediato (primer eslabón).

3. Mas si lo que ocurre es que se dicta sentencia condenatorio, en primera o segunda instancia
(la norma no distingue), y 'se niega el subrogado de la condena de ejecución condicional, la
captura sólo podrá ordenarse cuando se encuentre en firme la sentencia", es decir, en caso de
negación del sustituto, se hace otra distinción pero para regresar a la regla general de la
ejecutoria previa a la ejecución (segundo eslabón).

4. Sin embargo, a continuación se introduce otra limitación dentro del contexto de la ejecución
de la captura a que darla lugar la negación del subrogado. La lectura de este inciso segundo
del articulo 198 es la siguiente: negado el sustituto, la privación de la libertad sólo podrá
ordenarse una vez en firme la sentencia; pero, si en el curso del proceso se había dictado
medida de aseguramiento de detención sin excarcelación, fundado este último matiz en el no
cumplimiento del requisito objetivo del subrogado o en las prohibiciónes expresas de la
respectiva causal de libertad (c. P. P., arts. 415-1 y 411), la captura podrá ordenarse de
inmediato (tercer eslabón). La expresión 'sin excarcelación' tiene necesariamente que referirse
a la que se funda en la anticipación del sustituto penal de la suspensión de la condena, como
que ese es el tema traído a colación por la primera parte del mencionado inciso 2°, pues,
según lo recomienda el artículo 30 del código civil, 'el contexto de la ley servirá para ilustrar el
sentido de cada una de las partes, de manera que haya entre todas ellas la debida
correspondencia y armonía."
___________________________
* Auto 10 de marzo de 1998, M. P. Jorge A. Gómez Gallego, 10 de junio de 1999, M. P. Carlos A. Gálvez
Argote.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación -Libertad
FECHA : 16/11/1999
DECISION : Se abstiene de pronunciarse en relación con
solicitud de
libertad inmediata
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 16585
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-No se puede plantear para el cumplimiento de una


comisión/AUDIENCIA PUBLICA-Indelegabilidad del acto - Posibilidad de comisionar para
la práctica de determinadas pruebas
Como quiera que por definición legal la colisión de competencias se presenta cuando dos o
más jueces consideran que a cada uno de ellos corresponde adelantar el juzgamiento o
cuando se rehusan a conocer por estimar que carecen de facultad para ello, es ostensible que
la negativa de un juez a ejecutar la comisión impartida por otro de igual o superior categoría
no corresponde a una tal concepción jurídica del fenómeno.

En efecto, siendo indudable que el juzgado comitente simplemente delega su competencia


para la práctica de determinada diligencia y por cierto tiempo, es a la vez claro que de ninguna
manera rechaza la dirección, ni el conocimiento del proceso, ni menos controvierte la
asignación legal que en atención a los diversos factores le haya correspondido.

En otros términos, como el conflicto de competencia sólo se puede plantear en relación con
alguno de los elementos que la determinan, esto es por la materia del asunto, el lugar de
ocurrencia de los hechos, la existencia de fuero o la conexidad, las discrepancias que surjan
entre varios despachos judiciales para asumir el conocimiento de determinada diligencia que
no tenga por fundamento uno de tales factores no son solubles a través del trámite propio de
la colisión previsto en los artículos 97 a 102 del Código de Procedimiento Penal.

Por ende, cuando en términos generales se trate de una comisión que el encargado se niega a
cumplir por considerar que la diligencia objeto de aquella es indelegable, sin sopesar en lo más
mínimo factor alguno de competencia, es forzoso concluir que no existe en estricto sentido
jurídico una colisión, pues ninguno de los funcionarios en conflicto cuestionan su respectiva
capacidad frente al territorio, a la materia, ni al sujeto autor, la que, por el contrario, aceptan,
tanto que el comitente conviene en todo momento ser el ostentador de la dirección y
definición del proceso.

La audiencia pública no es un acto de simple sustanciación, no es una formalidad que tiene por
propósito el mero agotamiento de una etapa más, su significado trasciende en el proceso al
punto que, siendo ella el ámbito propio en que se desarrolla el juicio con sus principios de
oralidad, inmediación y concentración, se constituye en el escenario propicio e idóneo y
prácticamente único en donde se debaten todos los aspectos fundamentales referidos a los
acontecimientos materia de la causa y a la responsabilidad del acusado, es allí donde se
concreta la acusación y se ejerce a plenitud el derecho de defensa y el principio de
contradicción, es a la vez el momento culminante de oportunidades como la probatoria o la de
objeción de dictámenes; en fin, siendo el hito último hasta el cual puede llevarse a efecto todo
aquello que por su naturaleza no deba ser decidido en la sentencia, que precisamente se
profiere después de su realización, la audiencia pública involucra decisiones y actividades de la
más variada índole que devienen ya de la propia acción probatoria, o del ejercicio de la
facultad oficiosa de que se encuentra investido el juzgador, o del uso de sus poderes
correccionales y de dirección o, finalmente, del desarrollo de la amplia potestad con que el
artículo 453 ídem dota al juez "para tomar las determinaciones que considere necesarias con
el fin de lograr el esclarecimiento de los hechos".

Por todo ello, la audiencia pública, según desde antiguo lo tiene entendido la Sala (auto de 4
de agosto de 1.993, M.P. Dr. Edgar Saavedra Rojas), se debe celebrar ante la respectiva
autoridad judicial de conocimiento pues es a ésta a quien concierne proferir la sentencia luego
de haber escuchado y dirigido el debate que caracteriza a la etapa de juzgamiento, mucho
más cuando nuestro sistema se identifica en gran parte con los principios que rigen el sistema
acusatorio donde la intervención del juez de conocimiento, a diferencia del anterior orden
donde el mismo funcionario que instruía era el que acusaba y juzgaba, deja de ser formal para
hacerse dinámica y participativa en la medida en que, asumiendo su verdadera función de
juzgador, garante de la imparcialidad y la justicia, debe escuchar con inmediatez a las dos
partes, acusado y acusador, así como practicar y presenciar las pruebas que habrán de
sustentar su inminente decisión de condena o de absolución.

Con una tal trascendencia, a pesar de los inconvenientes que evidencia nuestra realidad
carcelaria, los que de ninguna manera pueden tener preponderancia sobre aquellos valores y
principios que se materializan en la audiencia pública, resulta inadmisible que en ese
verdadero acto de examen de las diversas y generalmente antagónicas posiciones que se
asumen en la dialéctica del proceso frente a la conducta del acusado, se ausente el juez a
quien por disposición legal corresponde proferir la sentencia, lo que no obsta para que, dentro
de la complejidad de dicha diligencia, pueda, de modo singular, comisionar la practica de
determinadas pruebas fuera de su sede, según lo permite el artículo 448 del Código de
Procedimiento Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 17/11/1999
DECISION : Se abstiene de dirimir la supuesta colisión
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 16378
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Principio de autonomía-Prevalencia de la voluntad del


defensor/DESISTIMIENTO-Del recurso de casación: Se requiere la aquiescencia del
defensor-Peticiones contradictorias
En primer lugar, la defensa técnica, más allá de la de orden material, se ha erigido en un
derecho fundamental de carácter integral y permanente en el proceso penal, conforme con la
previsión del artículo 29 de la Constitución Política, que en tal sentido consulta las
disposiciones pertinentes del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la
Convención Americana de Derechos Humanos. En verdad, el principio de igualdad de
posiciones en el proceso penal, exige la presencia de un letrado que actúe como defensor del
imputado, bien porque éste comúnmente no posee conocimientos jurídicos, ora porque, aún
siendo portador de los mismos, la condición de sometido a la acción penal puede dificultarle su
puesta en práctica con algún grado de eficiencia.
Ahora bien, aunque la razón de ser de la presencia de un defensor técnico en el proceso penal
radica en la necesidad de auxiliar al sindicado, no por ello deja de haber autonomía en el
ejercicio de sus respectivas facultades. El defensor no es un mero asesor técnico del
procesado, también ejerce atribuciones procesales propias, sin depender de la voluntad de
aquél, pues a ello conduce el que la legislación colombiana lo haya identificado como sujeto
procesal independiente del sindicado (C. P. P., Libro I, Título III, Capítulos III y IV).

Con ocasión de dicha regla de autonomía de voluntades, es posible que el defensor no asuma
la misma postura del sindicado frente a la imputación, y de hecho así ocurre con mucha
frecuencia, pues razones técnicas aconsejan que el primero tenga otra perspectiva, que a la
postre puede ser más o menos defensiva. Sin embargo, como eran previsibles esa clase de
conflictos, la ley razonablemente anticipó una solución en favor de las posturas del defensor,
salvo obviamente que lo discutido corresponda a actos personalísimos del sindicado, como su
propia declaración sobre los hechos o la aceptación de responsabilidad penal en actos de
sentencia anticipada o audiencia especial, entre otros (C. P. P., art. 137).

Sin embargo, la autonomía de voluntades en el ejercicio procesal del sindicado y el defensor,


tiene dos consecuencias previsibles: la primera, salvo indicación expresa de la ley, en
principio, uno de ellos no puede desautorizar la petición que independientemente podía
formular el otro; y la segunda, que si el acto de postulación requiere la concurrencia de la
voluntad de ambos, así debe hacerse no sólo para su nacimiento sino también para su
extinción, sobre todo cuando por su naturaleza técnica no puede soslayarse la intervención del
defensor, a menos que la ley disponga otra cosa.

No existe en Colombia norma parecida a la de la Ordenanza Procesal Alemana, según la cual el


defensor no puede mantener su propio recurso en contra de la voluntad del imputado; ni
tampoco se conocen preceptos iguales a los de algunos códigos de procedimiento penal de
provincias o Estados de la República Argentina, conforme con los cuales el procesado puede
desistir los recursos interpuestos por el defensor.

La regulación de la materia en el proceso penal colombiano es diversa, a tono con el propósito


constitucional de darle mayor relevancia y eficacia a la defensa desde la perspectiva de los
conocimientos técnicos, razón por la cual ordinariamente, ante la contrariedad de peticiones,
prevalecen las del defensor, sin perjuicio de que el sindicado pueda ejercer los mismos
derechos (C. P. P., art. 137).

En tratándose del recurso extraordinario de casación, es cierto que pueden interponerlo tanto
el procesado como su defensor, entre otros sujetos procesales, pero, si lo hizo el primero, sólo
podrá sustentarlo el segundo, salvo que el recurrente sea abogado titulado (C. P. P., arts. 137 y
222). Si se aclaran los términos utilizados, ha de entenderse que la interposición del recurso
es un acto procesal que sólo exige la indicación del medio impugnativo que la parte ha
escogido, que normalmente, aunque no necesariamente en todos los casos, puede ir
acompañado de la respectiva fundamentación; la sustentación, en cambio, se refiere a los
razonamientos dispuestos para solicitar la modificación de la providencia atacada.

Así entonces, bien que se haga en el mismo momento de la interposición o deba hacerse
después, la sustentación es una manera de concretar la impugnación y, en razón de ello, no
puede entenderse cabalmente desistido un recurso extraordinario de casación sólo por el
procesado que lo interpuso mas no lo sustentó. Es por ello que, en el caso específico de la
casación, se hace necesario dar cuenta de la voluntad de desistimiento del sindicado a su
defensor, pues solamente si éste asiente, como sujeto procesal autónomo que es, podrá
completarse la idoneidad de dicho acto procesal de parte.

En dicho contexto de la interposición y sustentación de la casación, precisamente, es que se


entiende la aludida contrariedad de peticiones, pues, exigida también la manifestación positiva
de desistimiento de quien se supone más idóneo para el manejo de un recurso
fundamentalmente técnico, en su momento se mostró contrario a la deserción.
Adicionalmente, por más que existan coincidencias en las premisas o motivos argüidos por el
procesado y su defensor para adoptar después su propia posición, lo importante es que el
petitum o finalidad concreta perseguida por cada uno de ellos es opuesta, pues, mientras el
uno pretende el desistimiento del recurso, que conduce a la finalización anticipada del proceso
(sin esperar las resultas de la demanda de casación), el otro se propone la continuidad del
mismo hasta el agotamiento de su propósito en la vía extraordinaria.

Vale la pena aclarar que la aptitud del ejercicio de las facultades del defensor técnico, no
puede medirse por sus eventuales resultados positivos o adversos, sino por la conexidad
ideológica y definida de sus propuestas con el interés parcial que le asiste, cual es la defensa
del procesado, pues, en sentido contrario, fatalmente los procesos tendrían que concluir
conforme con dicha inclinación y no como lo recomienda la justicia del caso concreto.
De modo que, si el defensor estima que no debe desistirse el recurso, porque cree que ha
hecho un planteamiento serio y responsable sobre la preservación del derecho de defensa de
su pupilo durante la instrucción, ello está perfectamente vinculado con el interés que defiende,
cualquiera sea el resultado de su petición, y como tal no puede malograrse anticipadamente
con apreciaciones sobre el tiempo de decisión del recurso, pues, por más que angustie la
dificultad física de la Corte para cumplir la celeridad, ello no justificaría acabar las cosas sin
pronunciarse sobre una demanda realmente defensiva, cuya admisibilidad o rechazo aún está
pendiente. En efecto, la congestión en el funcionamiento de los órganos judiciales deberá
enfrentarse por vía legislativa o administrativa, pero en manera alguna ello puede inducir al
desestímulo en el ejercicio razonable de los derechos, de acuerdo con la comprensión honrada
de quien los propone.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 17/11/1999
DECISION : No repone la providencia del 24-09-99, que negó el
desistimiento del recurso
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 14659
PUBLICADA : Si

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DETENCION DOMICILIARIA-Viabilidad/DETENCION DOMICILIARIA-Improcedencia de


la medida después del fallo de condena que niega la ejecución condicional
El artículo 396 del Código de Procedimiento Penal consagra la detención domiciliaria para
delitos cuya pena mínima prevista sea de prisión de 5 años o menos, cuando el juez considere
que las características familiares, laborales y vínculos con la comunidad del procesado,
garantizan su presencia en el proceso y no colocan en peligro a la comunidad. Reunidos estos
requisitos es viable de acuerdo con la ley la sustitución de la detención preventiva por la
domiciliaria, pero sólo a partir del momento de la resolución de situación jurídica y hasta antes
de que se profiera la sentencia de primera instancia. Una vez dictada ésta sólo es viable, si es
condenatoria, la concesión del subrogado de la condena de ejecución condicional en los
términos de los artículos 68 y 69 del Código Penal y en los casos previstos por la ley

Dictada la sentencia de segunda instancia e interpuesto el recurso de casación, únicamente es


procedente la libertad provisional por pena cumplida o por la reunión de los requisitos
establecidos -según el caso- en los artículos 72 y 72 A del Código Penal. Esto quiere decir que
la Corte en el trámite del recurso extraordinario de casación únicamente tiene competencia
para considerar la posibilidad de conceder o no la libertad provisional por la vía del numeral 2º
del artículo 415 del Código de Procedimiento Penal. En ningún momento para hacerlo frente a
la detención domiciliaria, cuya finalidad está orientada exclusivamente a que el sindicado sea
recluido en su domicilio mientras el Estado resuelve sobre su responsabilidad. Una vez es
condenado, si no se le concede la condena condicional y viene gozando de detención
domiciliaria, ésta se le tendrá que revocar para hacer efectiva la sanción impuesta en el fallo,
sin perjuicio de las excepciones consagradas en los artículos 44 y siguientes de la ley 81 de
1993*.
_________________
Cfr. Auto del 9 de noviembre de 1993. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal.
Radicación 8.825. M.P. Dr. Gustavo Gómez Velásquez.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 17/11/1999
DECISION : Se abstiene de sustituir la medida de
aseguramiento
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 13368
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Peticiones de libertad en el trámite del incidente:


Competencia
De manera reiterada ha expuesto esta Corporación, que el conocimiento y competencia que le
asiste con relación a los incidentes por impedimentos, recusaciones y colisiones de
competencia, se limita exclusivamente al objeto de debate, pues carece de facultad para
pronunciarse sobre aspectos diferentes, tales como la libertad del procesado, con lo cual
estaría invadiendo órbitas de competencia reglada que le son ajenas.

En consecuencia, la competencia para conocer de las peticiones de libertad radica en cabeza


del funcionario judicial en donde permanece el asunto en espera de la resolución del incidente,
en este caso, la competencia corresponde a la Sala Especial de Descongestión del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Santa Fe de Bogotá, a donde se remitirá la petición hecha por
el procesado, pues en virtud del artículo 101 del Código de Procedimiento Penal, lo referente a
las medidas cautelares debe ser resuelto por el juez que tuviere el proceso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 17/11/1999
DECISION : Se abstiene de resolver la petición de libertad y
remite a la
Sala Especial de Descongestión
PROCESO : 16344
PUBLICADA : Si

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INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA/CIRCUNSTANCIAS GENERICAS DE


AGRAVACION -Las “subjetivas” deben ser determinadas en la acusación-Preparación
ponderada del hecho punible
La jurisprudencia de la Sala ha sido reiterada en cuanto las denominadas circunstancias
genéricas "objetivas", o no necesitadas de "valoración", que implican agravación punitiva,
pueden ser deducidas por el juez en la sentencia, así no hayan sido señaladas de ninguna
manera por el fiscal en el acta de formulación y aceptación de cargos, mientras las
"subjetivas", o aquellas que requieren "valoración", imprescindiblemente han debido ser
expuestas por el instructor en el pliego pues de lo contrario no pueden constituir motivo de
incremento punitivo en la sentencia. Así se desprende, por ejemplo, de las sentencias de
casación del 25 de septiembre de 1997, 10 y 17 de junio de 1998 , 27 de julio de 1998 (M. P.
Dr. Jorge E. Córdoba Poveda), 29 de julio de 1998 y 22 de junio de 1999 (M. P. Dr. Ricardo
Calvete Rangel).

En síntesis, para que las circunstancias genéricas "subjetivas" de agravación de la pena


puedan servir de base para incrementarla, han debido ser plasmadas en la acusación, como
sucede con la preparación ponderada del hecho punible, circunstancia que implica análisis
detallado y valorativo de lo sucedido en el psiquismo del autor. Al contrario, la sentencia puede
aumentar la pena por circunstancias genéricas "objetivas" aún en el evento de que no hayan
sido previstas en la formulación de cargos, como ocurre con la actuación en connviencia, que
resulta de la simple observación del desencadenamaiento del hecho punible.
En el proceso que se examina, la sentencia de 2ª. instancia aumentó la pena por dos
circunstancias genéricas; una objetiva, actuar con la complicidad de otro, y una subjetiva, la
preparación ponderada del hecho punible. Como ninguna de ellas fue imputada en el acta de
formulación de cargos, conclúyese que no existe exacta congruencia entre acusación y fallo y
que, por lo tanto, se impone casar la sentencia con fundamento en la normatividad ya
mencionada, aclarando que, de acuerdo con la tesis de la Sala, se hace sólo en relación con la
causal “subjetiva”, es decir, con la segunda mencionada.

De otra parte, ante el planteamiento del Procurador delegado, dígase que si bien la
incongruencia por el motivo que se presenta en este caso genera violación o restricción del
derecho de defensa, la vía mas apropiada para remediar la situación no es la nulidad sino el
reconocimiento de la inconsonancia, auncuando se sigue estimando que acudir a aquel
mecanismo no constituye completo desatino. Así, por ejemplo, en sentencia del 25 de
septiembre de 1997 (M. P. Dr. Jorge Córdoba Poveda), la Corte dijo:

"No comparte la Sala la opinión del Procurador Delegado en cuanto considera que la causal
segunda solo procede cuando hay incoherencia entre el delito imputado en el pliego de cargos
y el que fundamentó la sentencia, ya que aunque éste es un caso de inconsonancia, no es el
único, pues como lo ha sostenido la Sala "Esta concreción fáctico - jurídica (se refiere a la
resolución de acusación) determina los límites del juzgamiento y por tanto de la sentencia, sea
o no anticipada, no pudiendo el juez, sin sacrificar la consonancia del fallo e incurrir en
irregularidad susceptible de ser atacada al amparo de la causal segunda de casación, incluir
nuevas conductas delictivas o adicionar circunstancias específicas de agravación punitiva, o
genéricas no objetivas, ni desconocer las de atenuación deducidas, ni modificar
desfavorablemente el grado o formas de participación y de culpabilidad, como cuando se
condena por un delito consumado a quien ha sido acusado por uno tentado, o como autor a
quien lo fue en calidad de cómplice, o por un delito doloso a quien se le imputó uno
preterintencional o culposo (Casación 9845, 20 de mayo de 1997, M.P. Dr. Fernando E.
Arboleda Ripoll)" ".

"En consecuencia, el recurrente no faltó a la técnica al plantear el reproche por la causal


segunda, como lo afirmó el Ministerio Público, que es la adecuada para tal clase de yerros".

"Sin embargo, tampoco resulta desacertado acudir a la nulidad, pues es evidente que se violó
el derecho de defensa, y como aquella afecta exclusivamente la sentencia, bastaría casarla,
conforme a los artículos 228 y 229-1 del C. de. P. P. y dictar la de reemplazo, con las mismas
consecuencias jurídicas de la falta de consonancia".

CIRCUNSTANCIAS GENERICAS DE AGRAVACION (Salvamento parcial de voto)


Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón

1. De acuerdo con el artículo 441 del C. de P.P., un requisito sustancial de la resolución


acusatoria es el que esté demostrada la ocurrencia del hecho, y en virtud del artículo 442-1 es
exigencia formal de la misma decisión hacer “…narración sucinta de los hechos investigados,
con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar que los especifiquen”. La resolución de
acusación implica, entonces, entre otras cosas, la prueba del hecho con todas sus
circunstancias. Desde el punto de vista legal impónese, así, la necesidad de afirmar en la
acusación cuál es el hecho imputado, con carácter de certeza, y cuáles son todas sus
particularidades.

2. Si sustancia es esencia, sustrato, base primera, invariable, si es aquello que está abajo, que
sustenta*; y forma es el aspecto dinámico, organizativo del contenido de la sustancia, si es el
conjunto de los rasgos exteriores que caracterizan un objeto**, no hay duda que son
inescindibles y, por consiguiente, el requisito sustancial del artículo 441 del C. de P.P. y la
exigencia formal del artículo 442-1 del mismo estatuto constituyen una unidad, un ser. Por
tanto, la resolución de acusación debe contener la demostración del hecho con todas las
circunstancias que lo singularizan, que lo identifican, es decir, que permiten diferenciarlo de
otro u otros.

3. Según el artículo 180 del mismo código, la sentencia debe contener, entre varios aspectos,
un resumen de la acusación (No.3) y en virtud de su artículo 220-2, un motivo de casación
surge cuando, como es apenas obvio, la sentencia no se encuentra en consonancia con los
cargos formulados en la resolución de acusación. Dicho de otra manera, la resolución y la
sentencia se deben corresponder con respecto a la demostración del hecho y todas sus
circunstancias. Y las otras consecuencias son lógicas: si acusación y fallo coinciden a plenitud
en cuanto a las imputaciones, éste es jurídico. Y, al contrario, si no coinciden, éste no es
jurídico.

4. Cuando el artículo 442-1 del C. de P.P. pide que en el pliego de cargos se haga un relato de
los hechos con todas las circunstancias de tiempo, modo y lugar que los especifiquen, no hace
distinciones, no se refiere a una o a unas u otra u otras categorías de ellas y, por ende, las
incluye a todas, justamente como lo dice la norma a la simple luz de la gramática.

5. Del estudio contextual del C.P. en materia de penas y, concretamente, de su artículo 61,
emanan tres clases de circunstancias:

En primer lugar, las denominadas modificantes, que aumentan o disminuyen la sanción.


Dentro de las primeras, cuéntanse los concursos (artículo 26), el delito contra empleado oficial
(artículo 62) y el incremento por el lugar de comisión del delito (artículo 63ª). Dentro de las
segundas, el delito emocional (artículo 60), el exceso en las causales de justificación (artículo
30), la tentativa (artículo 22) y la complicidad (artículo 24).

En segundo lugar, las circunstancias específicas de agravación y atenuación, ubicadas en el


libro II del C.P. y en los estatutos especiales, predicables de determinados hechos punibles,
incluidas las llamadas causales generales referibles a determinado grupo de delitos, como
ocurre, por ejemplo, con las agravantes comunes a varias infracciones sexuales (artículo 306),
los aumentos en los hechos punibles contra el patrimonio económico privado (artículo 372) y
la intensificación del mínimo sancionatorio en materia de algunos delitos relacionados con
estupefacientes (artículo 38 de la ley 30 de 1986).

Y en tercer lugar, las denominadas causales genéricas de atenuación y agravación punitivas,


previstas respectivamente en los artículos 64 y 66 del C.P.***

La clasificación no es caprichosa pues que emana del propio artículo 61 que, entre otros
motivos, ordena, para dosificar la pena, tener en cuenta las circunstancias de atenuación y
agravación en su inciso 1º., y observar también la tentativa, la complicidad y el fenómeno de
los concursos, en su inciso 2º. Y nótese cómo el inciso 1º., en lo que referimos, no diferencia
entre causales “genéricas” y causales “específicas” de atenuación y de agravación, con lo que
incluye las dos formas.

Entonces, cuando el artículo 442-1 del estatuto procesal dispone incluir en la acusación todas
las circunstancias que especifiquen los hechos, ordena incrustar en el seno del pliego de
cargos las modificantes, las específicas y las genéricas, es decir, las contempla todas y, por
supuesto, no excluye ninguna.

6. Frente a las habitualmente denominadas circunstancias genéricas de atenuación y de


agravación, algunas legislaciones establecen criterios diferenciantes. Así, por ejemplo, el C.P.
del Uruguay de 1934, exige tener en cuenta la calidad de las circunstancias y la mayor o
menor peligrosidad del agente (artículo 50); el de 1924 del Perú, distingue circunstancias
objetivas y subjetivas, según la doctrina**** el C.P. federal mexicano de 1931 pide atender
preferencialmente las circunstancias exteriores de ejecución y las peculiares del delincuente
(artículo 51); el C.P. de Costa Rica de 1970 orienta hacia la gravedad del hecho y la
personalidad del partícipe (artículo 71); y el C.P. italiano (1930) distingue entre circunstancias
objetivas y subjetivas (artículo 70). El C.P. colombiano en parte alguna fija distinciones ni
categoriza las causales genéricas para decir, vrg., que unas son objetivas y otras subjetivas, o
que unas requieran de valoración especial y otras no. Por ello no es válido, como sí lo es en
otros países, extraer diferencias que la ley no ha establecido para hacerlas producir efectos
dispares en el terreno procesal.

La revisión del C.P. colombiano permite observar que en su artículo 25 alude a “circunstancias
personales” y a “circunstancias materiales” que agravan la punibilidad (inciso 1º.) y que la
disminuyen o excluyen (inciso 2º.). Ante ello, téngase en cuenta, de una parte, que lo hace
exclusivamente para separar las predicables del hombre de aquellas que no le pertenecen; y,
de otra, que las divide sólo para efectos de su comunicabilidad entre los varios partícipes.

7. De la ley procesal penal surge una afirmación palpable: durante todo el proceso,
especialmente durante la etapa de instrucción, es necesario mirar en detalle el tema de las
circunstancias y de esa visión detenida se concluye que en parte alguna hace distinciones
entre ellas. Así por ejemplo, en materia de audiencia especial, el rito debe versar, entre otros
aspectos, sobre las circunstancias del delito (artículo 37ª); el principio de investigación integral
ordena al instructor averiguar varios temas, entre ellos las circunstancias que agraven o
atenúen la responsabilidad del imputado (artículos 249-1 y 333); y uno de los objetivos de la
investigación está constituido por la práctica de pruebas conducentes a la detección de “Los
motivos determinantes y demás factores que influyeron en la violación de la ley penal”, la
búsqueda de “Las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se realizó el hecho” y “Las
condiciones sociales, familiares o individuales que caracterizan la personalidad del imputado,
su conducta anterior, sus antecedentes judiciales, de policía sus condiciones de vida” (artículo
334, Nos.3, 4 y 5), propósitos que, en buena medida, coinciden con las circunstancias
señaladas en los artículos 64 y 66 del C.P.

Los ejemplos indicados enseñan que la etapa instructiva también se debe dirigir a la
preparación del calificatorio. Y no hay duda que con la pretensión de éste, se impone indagar
por las “circunstancias”, por todas, vale decir, entre otras, por las genéricas y las específicas.

8. Es normal encontrar que los tipos penales se clasifican, desde un ángulo, en básicos,
especiales y subordinados y que todos ellos, en la hipótesis delictiva concreta, pueden estar
acompañados de una o varias de las denominadas circunstancias genéricas atenuantes o
agravantes. Por lo tanto, si la ley procesal incluye en su decurso normativo la atención que se
debe prestar también a estas últimas, es obvio que la imputación que se hace al acusar a una
persona debe incluirlas. No tendría sentido que el legislador ordenara buscar circunstancias de
toda índole y que “perfeccionada” la investigación que conduce al cierre de la misma, hiciera
caso omiso de una o de varias clases de ellas. Resulta imperativo, entonces, que tras la
búsqueda de hechos y circunstancias, se deduzcan y se fijen en el pliego de cargos todas las
halladas durante las averiguaciones.

9. La historia legislativa procesal penal de Colombia confirma que en la acusación se deben


precisar todas las circunstancias, sin distinción alguna. Así, el C. de P.P. de 1938 preveía en su
artículo 431-3 que la parte motiva del auto de proceder debía contener “la calificación
genérica del hecho que se imputa al procesado, con las circunstancias conocidas que lo
especifiquen”, fórmula seguida por el artículo 471-1 del decreto 0050 de 1987 exigía que la
resolución acusatoria narrara los hechos investigados, con todas las circunstancias de tiempo,
modo y lugar que los especificaran, en terminología similar a la hoy utilizada.

No hay duda, entonces, en que desde el punto de vista legal – procesal la totalidad de las
circunstancias deben ser incrustadas en la resolución acusatoria, sin distinciones. Sin embargo,
si hubiera alguna, recobraría su fortaleza el viejo principio hermenéutico ubi lex non distinguit
nec nos distinguere debemus, o lo que es lo mismo: donde la ley no distingue, nosotros
tampoco debemos hacer distinciones.
__________________

* Cfr. Jaime M. Mans Puigarnau, lógica para juristas, Barcelona, Bosch, 1978, p 50; M.M.
Rosental y P.F. ludin (directores), Diccionario filosófico, Bogotá, ediciones nacionales, 1994
p.441.
** Cfr. Louis-Marie Morfaux. Diccionario de ciencias humanas, Barcelona, Grijalbo, 1985,: J.C.
García B.,p.138
*** Esta tridivisión es la que se observa en la composición del C.P. y es la más o menos
identificada por nuestra doctrina, ya con larga tradición. Cfr., por ejemplo, Alfonso Reyes
Echandía, La punibilidad, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1978; Derecho Penal.
Parte General, Bogotá, Temis, 5ª. Reimpresión de la 11 edición, 1996, ps. 265 s.s.; Emiro
Sandoval Huertas, La pena privativa de la libertad en Colombia y en Alemania Federal, Bogotá,
Temis, 1988, ps. 41 s.s.
**** Así, Angel Gustavo Cornejo, según Felipe Villavicencio T, Código Penal, comentado, con
jurisprudencia y doctrina, Lima, Grijley, 2ª. Edición, p. 199.

CIRCUNSTANCIAS GENERICAS DE AGRAVACION (Salvamento de voto)


Drs. Carlos E. Mejía Escobar y Jorge Aníbal Gómez Gallego

A los suscritos Magistrados no nos queda duda alguna, ni la más mínima inquietud, de que al
condenado (…) se le imputó durante la investigación, en el auto detentivo y luego en la
formulacion de cargos y en la sentencia, haber preparado ponderadamente el hecho. Haberlo
hecho así, porque ello se deducía de elementos probatoriamente reseñados y al mismo
enrostrados, tales como hacerse acompañar de dos personas, utilizando con una de ellas,
para trasladarse, un taxi distinto al que de por sí él manejaba; apearse del mismo para
disparar contra el occiso y cambiar de vehículo para huir en la motocicleta que conducía el
cocapturado (…); haber estado merodeando desde las cuatro y media de la mañana en el
lugar donde el occiso desarrollaba una invariable rutina; y finalmente haber actuado movido
por venganza, relacionada con episodios que provenían de varios años atrás.
Si para la Sala mayoritaria ello no satisface las exigencias de la ley colombiana en cuanto a
que las circunstancias dosimétricas valorativas (o subjetivas, como también se les enuncia a
veces) deban imputase, es porque en su concepción de lo que abarca la obligación de
deducirlas ha comenzado a incorporar, como exigencia, la utilización de alguna fórmula
sacramental, formularia, solemne o rígida, que en nuestro entender no prevé la ley positiva
colombiana ni ha reclamado la jurisprudencia de la Sala, o porque se entiende que incluso ella
(y por esa vía cualquier dato que incida para valorar los demás criterios dosimétricos, v.gr. la
personalidad) debe estar acompañada de la mención del artículo y del numeral en que se
encuentre prevista o tipificada.

Precisamente la Sala en decisión de noviembre 9 /94 (M.P. Dr. Páez Velandia), adujo frente a las
circunstancias dosimétricas que conllevan valoración que era necesario “señalar claramente
los presupuestos fácticos que las contienen ó mencionarlas en la forma como lo hace la ley, así
no se indique ésta en concreto”, para que pudiese “el procesado, probatoriamente defenderse
de esa imputación”. Y más recientemente, en octubre 15/98 (M.P. Dr. Páez V.) y a propósito de
la misma circunstancia que aquí se discute, CASÓ parcialmente un fallo porque limitándose el
Tribunal a “la conocida lacónica alusión a su ocurrencia” no explicó “cuáles fueron los actos
que la consolidaron”, lo que entrañaba una ausencia de motivación.

Si no fuere así, entonces, la actitud de la Sala se explicaría por considerar que el acta de
formulación de cargos es acto completo, cerrado y jurídicamente hermético, en el sentido de
que únicamente el texto pertinente en que se condensan la tipicidad y el nomen juris de los
hechos es el que se constituye en marco de la sentencia, lo cual tampoco compartimos. Para
los suscritos la relación progresiva y concatenada de los actos procesales que inciden en la
imputación no solamente es obvia, sino que prescindiendo de tales características mal podría
comprenderse el concepto de proceso. La indagatoria, el auto que resuelve la situación jurídica
y luego la relación de cargos, tienen íntima conexión, ésta se manifiesta a través de una
relación dinámica de antecedente –consecuente, y de su consideración en términos de
correspondencia es de donde se extrae el objeto de la imputación, con aquellas excepciones
explícitas de factores o elementos que por cualquier juicio posterior excluya la propia Fiscalía
en el acta.

CIRCUNSTANCIAS GENERICAS DE AGRAVACION (Salvamento de voto)


Dr. Yesid Ramírez Bastidas

Compartimos el criterio con otros integrantes de la Sala, que sí se dedujo en el acto


equivalente a la acusación cumplido en este trámite abreviado de derecho procesal consensual
o premial (art. 37 C. de P. Penal), las circunstancias genéricas de agravación punitiva
deducidas por la judicatura así no se hubieran consignado expresamente con epígrafes,
número de artículos, numerales o incisos, pues se relataron en la sinopsis de los hechos y en la
valoración probatoria adelantada, presentándose entonces a cabalidad la consonancia debida
entre acusación-sentencia echada de menos en la decisión mayoritaria, para hacer inviable el
reparo de sorpresa para el inculpado que lleve a quebrar la sentencia de segunda instancia por
la causal de casación prevista en el art. 22O-2 del C. de P. Penal.

Es mi apreciación respetuosa que debe redefinirse el Concepto de incongruencia:

Porque ya la Corte, dándole prevalencia a lo material-sustancial (art. 228 Const. Pol.) sobre
previsiones netamente formales (art. 442-3 C. de P. Penal), y a la imputación fáctica sobre la
jurídica, que además debe ser amplia, se refirió así a la incidencia de las circunstancias de
agravación punitiva en la acusación:

"Aunque lo ideal es que en la parte motiva del llamamiento a juicio se indiquen las
normas en las que están tipificadas las circunstancias agravantes que se imputan, el
hecho de no hacerlo no significa que no hayan sido deducidas, pues ello depende de
los términos en que se hubiere concretado la acusación. O lo que es lo mismo, no es el
señalamiento del artículo lo que le permite que la agravante pueda imponerse en el
fallo, ya que ella puede ser atribuida precisando todas sus características, de modo
que quede claro para el acusado y no sea sorprendido por la sentencia.
En el caso de circunstancias objetivas como valor, el lugar, el peso, la edad, etc., la
situación es más sencilla, pues basta que queden comprendidas dentro de las
circunstancias que especifican los hechos que se imputan para que puedan aplicarse
a la sentencia, y en ese caso no tiene cabida la alegación de que no se aspecto
formaba parte del cargo” *

Porque el concepto de acusación (art. 250 Const. Pol.) debe sacarse de los estrechos marcos
de la resolución de acusación y concebirse como un “acto Juridico complejo” , para que no se
termine prácticamente el proceso a sujetos procesales como la parte civil, el fiscal e inclusive
el Ministerio Público, con la resolución acusatoria, al limitarse la posibilidad de solicitar pruebas
de incriminación y de agravación en ejercicio del derecho de defensa de los intereses que
validamente representan, guareciendose con efectividad por supuesto las prerrogativas
esenciales del procesado con el ejercicio pleno , cabal y oportuno de la defensa material y
técnica, que ya se anotó en qué consisten.

Súmese a lo anterior que la garantía del derecho de defensa del procesado no se protege
maniatando a los restantes sujetos procesales en la procuración de los intereses legítimos que
también defienden, terminándoles su iniciativa probatoria con la calificación sumarial, sino
permitiéndole el ejercicio del contradictorio a través de la concentración de los elementos
basilares del conocimiento judicial en audiencia oral y pública, y de la impugnación, aristas
más notables de la susodicha prerrogativa. Así lo señalan, por lo demás, los dictados de una
jurisprudencia axiológica ** y no de corte meramente positivista:

“ ¿Consagro la Constitución Política de 1991, nuevos principios, valores y acciones que


originen otra concepción en la función de administrar justicia, más próxima a la
justicia material? ¿ Esa axiologia, esos derechos , acciones y principios, permitirán
hacer un replanteo hermenautico en comparación con las concepciones que acerca
del Estado y de la administración de justicia señalaba el programa constitucional de
1886?

“La verificación de la existencia de esos nuevos principios, su análisis y estudio, nos


permitirá plantear un cambio de modelo interpretativo en el derecho procesal, donde
el proceso judicial se entienda como un instrumento para el hallazgo de la verdad y la
dispensación de justicia material a través de decisiones en derecho que a la vez sean
justas y realicen los valores y principios esenciales del ordenamiento”.

CIRCUNSTANCIAS GENERICAS DE AGRAVACION (Salvamento parcial de voto)


Dr. Edgar Lombana Trujillo

1-. En el derecho penal contemporáneo, denominado de acto, de conducta y de estricta


culpabilidad las personas imputables están llamadas a responder única y exclusivamente por
lo que hacen, en tanto y en cuanto, el Estado haya podido demostrar palmariamente en el
grado de certeza todas y cada una de las circunstancias que permitan la construcción del juicio
de reproche.

La carga de la prueba en todo caso radica en cabeza del Estado; no obstante, tratándose de
una de las manifestaciones del derecho penal consensual, como es la sentencia anticipada, en
el que se otorgan premios o dádivas a cambio de la colaboración del sujeto activo del delito, la
situación adquiere un matiz que permite establecer algunas diferencias puntuales:

1.1-. En el proceso penal corriente, o completo, por llamarlo de alguna manera, en el que se
agotan a plenitud las fases de instrucción y juzgamiento, corresponde exclusivamente al
Estado, a través de la Fiscalía, el Ministerio Público, la gestión oficiosa del juez, y aún con la
colaboración de la parte civil, a veces, demostrar a cabalidad todos y cada uno de los
elementos constitutivos de responsabilidad penal, para llegar a una sentencia condenatoria.
En este evento el Estado necesariamente tendrá que ocuparse de las circunstancias de
agravación punitiva específicas, genéricas, “objetivas” y subjetivas con base en las cuales
pretenda incrementos en la sanción penal. Se desvanece así, a instancias de la gestión de la
administración de justicia la presunción de inocencia como derecho fundamental del
procesado.

1.2. Como una manifestación válida del Estado social, democrático y de derecho se introdujo al
procedimiento penal colombiano instituciones jurídicas como la denominada sentencia
anticipada, por la cual se concede una significativa rebaja de pena a quien admite la comisión
de un delito y accede a que en su caso se profiera sentencia, debido a que renuncia a varios
derechos fundamentales suyos, entre ellos presunción de inocencia, no autoincriminación,
contradicción, juicio público, favorabilidad si fuere pertinente, etc., para facilitar y allanar de
este modo el camino a la pretensión punitiva del Estado.

1.3-. La renuncia a derechos de estirpe constitucional, verbi gratia el de no autoincriminación,


consagrado expresamente en el artículo 33 de la Carta, en el marco de una audiencia de
formulación y aceptación de cargos, presupone como mínimo que el titular del derecho, vale
decir el sindicado, haya sido informado plenamente e ilustrado acerca de todas y cada una de
las consecuencias jurídicas de esa manifestación de voluntad.
Tan es así, que son aquellas explicaciones precisas, completas y previas, a cargo básicamente
del Fiscal, el Ministerio Público y el defensor técnico, las que persuaden al sujeto activo del
delito a renunciar a sus derechos y a someterse a la autoridad judicial.

Cuando el Fiscal omite el deber de suministrar información concreta, de hecho y jurídica,


acerca de una causal de agravación, fuere cual fuere su naturaleza, y por tal motivo no se
contempla en los cargos ni en su aceptación, la renuncia a los derechos fundamentales,
especialmente al de no autoincriminación, no la abarca, y por tanto, no es legítimo que en la
sentencia subsiguiente el juez la asuma como demostrada y admitida. Así, la mayor
punibilidad que de ella surgiere deviene en ilegal.

Frente a este excepcional mecanismo para poner fin al proceso penal la renuncia a los
derechos de rango Superior en ningún caso puede ser tácita, ni suponerse, ni deducirse de
otras circunstancias en las cuales el sindicado quizá ni siquiera haya pensado. La renuncia a
tales derechos debe ser absolutamente expresa, diáfana, provenir de la voluntad libre e
inteligente del afectado, y de esta manera, detalladamente dejar constancia de ello en el acta
que firmarán todos los intervinientes.

Por tal motivo, el acta que contenga la formulación y aceptación de cargos equivale a la
resolución de acusación y demarca el límite a la actividad punitiva del Estado. Si el Juez se
extralimita y condena por fuera de ese marco preciso entonces transgrede el principio de
congruencia.

1.4-. Se sorprende al sindicado y se afecta el derecho de defensa cuando en la sentencia


anticipada se hace referencia a una circunstancia agravante genérica, “objetiva” o “subjetiva”,
o específica, que no haya sido expresamente imputada fáctica y jurídicamente, y en esa
amplia significación aceptada por él.

Es que la renuncia a los derechos fundamentales no puede producir efectos jurídicos viables
sino cuando el titular del derecho conoce y comprende a plenitud el alcance de esa renuncia.
Tal comprensión y entendimiento no es real, material y efectiva sino cuando el funcionario
judicial formula cargos a través de proposiciones completas, silogísticas; es decir cuando el
Fiscal presenta los hechos en sus circunstancias de tiempo, modo y lugar, y les hace
corresponder una a una el derecho.

1.5-. Como la mayoría de los sindicados no son expertos en derecho penal,


(independientemente de la destreza del defensor o la diligencia del Ministerio Público), la
formulación de cargos no puede circunscribirse ni agotarse en la enunciación de la situación
fáctica, sino que debe trascender hacia las consecuencias jurídicas de las circunstancias que
convergen. Es injusto que a quien no conoce el derecho penal en sus complejas edificaciones
dogmáticas se le sorprenda posteriormente con figuras que para el juez se sobreentienden,
son obvias, u “objetivas”, pero para el sindicado completamente extrañas. En los términos de
la última hipótesis no es válido constitucionalmente renunciar a los derechos de presunción de
inocencia y no autoincriminación.

1.6-. Cuando se formaliza en el acta a que se refiere el artículo 37 del Código de Procedimiento
Penal, la formulación de cargos por el Fiscal y la aceptación de los mismos por el sindicado,
surge a la vida jurídica una pieza procesal autónoma, equivalente en sus efectos a la
resolución de acusación, pero no idéntica en sus características.

El acta que contenga la formulación y aceptación de cargos, como presupuesto mínimo


indispensable de validez para renunciar a derechos fundamentales, debe estructurarse
completamente en doble vía: fáctica y jurídica, por la irrefutable razón de que no es lo mismo
aceptar haber participado en un hecho punible, que aceptar todas y cada una de las
consecuencias jurídicas de tal participación.

En lógica sencilla nadie puede aceptar lo que no conoce, ni renunciar a lo que le es


desconocido.
Quizá, en algunos casos muy excepcionales la resolución de acusación del proceso penal
corriente, pudiera limitarse a la imputación fáctica, pues el sindicado goza de toda la gama de
alternativas de impugnación. La aceptación de cargos, en cambio, conlleva de suyo enormes
límites a la posibilidad de controvertir.
1.7-. Si en el acta de formulación y aceptación de cargos no se contemplan todas y cada una
de las circunstancias que afectan la punibilidad, en su descripción fáctica y en su estimación
jurídica, la sentencia no podrá referirse a ellas so pena de vulnerar el principio de congruencia
y abrir paso a la causal segunda de casación, como ocurrió precisamente en este evento.

2-. La decisión mayoritaria de la Sala acude sin ninguna reflexión adicional a la clásica división
doctrinaria de las causales genéricas de agravación punitiva en "objetivas” y “subjetivas”,
para concluir que no estuvo alejada de la legalidad la decisión del juez en el sentido de
incrementar la sanción condigna a la causal objetiva, consistente en haber actuado con la
complicidad de otro.

Frente al derecho penal contemporáneo, de estricta culpabilidad, endilgar objetivamente un


factor constitutivo del ilícito, significa ni más ni menos que aplicar en esa parte
responsabilidad objetiva, a pesar de que el artículo 5° del Código Penal, al desarrollar en
categoría de norma rectora el principio de culpabilidad, proscribe toda forma de
responsabilidad objetiva. Un principio rector no admite excepciones, a menos que un precepto
de igual o superior jerarquía lo condicione.

Las agravantes genéricas también forman parte del tipo penal; del tipo objetivo y del tipo de
injusto; puesto que no es lo mismo en materia de culpabilidad ser responsable de un ilícito
simple, que del mismo tipo básico pero agravado. En otras palabras el raciocinio de tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad, debe extenderse a todas y cada una de las causales de
agravación concomitantes, fuere cual fuere la clasificación que la doctrina o la jurisprudencia,
para efectos académicos, hicieren de ellas.

3-. En el proceso penal colombiano, con tendencia acusatoria, donde el Fiscal es o debe ser un
funcionario calificado, con intervención del Ministerio Público, y que garantiza la defensa
material y técnica, no es admisible que en la práctica judicial cotidiana continúen
elaborándose resoluciones de acusación y/o actas de formulación y aceptación de cargos
incompletas, confusas, anfibológicas y contradictorias.

Quizá, la jurisprudencia en todo nivel ha contribuido al mantenimiento de aquella odiosa


realidad, puesto que, con el fin de no dar al traste con el proceso penal por vía de nulidad,
como se debiera, veladamente se ingenian teorías a extremo discutibles, como aquella según
la cual basta la imputación ontológica o fáctica, cuyo fin último es salvaguardar la integridad
del proceso, con sacrificio, claro está de los principales derechos de los intervinientes. Aquí el
fin no justifica los medios.

La mediocridad en los pliegos de cargos hace surgir no pocas veces un problema de iguales o
mayores proporciones. Ante esa realidad, el juez se ve compelido a abandonar su papel de
tercero imparcial, de juzgador, para invadir por necesidad, los ámbitos inherentes a la función
de acusar, a través del arreglo oficioso de las irregularidades que suelen presentar las
acusaciones.

Sería ideal, y en ello tiene buena parte de responsabilidad la jurisprudencia de esta Sala, que
de una vez por todas, para garantizar a plenitud los derechos Superiores de los sujetos
procesales, se exigiera en los estrados judiciales que en cumplimiento del deber, la imputación
de cargos penales se lleve a cabo en su doble dimensión: fáctica y jurídica, so pena de generar
invalidez por nulidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 17/11/1999
DECISION : Casa parcialmente, impone 6 años y 6 meses como
pena
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 10787
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Salvamento de Voto Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO
Salvamento de Voto Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS
Salvamento Parcial de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON
Salvamento Parcial de Voto Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

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ACCION DE REVISION-Criterios para la aplicación de la causal sexta


En punto de la causal invocada, esto es el numeral 6° del artículo 232 del Código de
Procedimiento Penal, el demandante debe estructurar un discurso jurídico completo tendiente
a demostrar que la sentencia condenatoria se fundamentó en criterios de derecho que se
asumieron como vigentes a pesar de que la Sala de Casación Penal, haya cambiado de manera
favorable para el condenado tales razonamientos jurídicos.

Implica como mínimo identificar y explicar cuáles son los raciocinios jurídicos en que se
cimentó la sentencia condenatoria, y además, el modo en que aquellos mismos basamentos
fueron modificados por jurisprudencia del máximo tribunal de justicia penal.

Se trata, pues, de remover la autoridad de la cosa juzgada buscando evitar que ante hechos
circunstancialmente similares persistan fallos discordantes o contradictorios que puedan
comportar menoscabo al principio de igualdad y por ende a la idea de justicia material, en
virtud de que un pronunciamiento judicial de la Sala, permita comprender en forma distinta los
elementos de la estructura dogmática del hecho punible y por ende, frente a ciertos casos
determinados y concretos, surja la posibilidad de revisar los fundamentos de la condena que
se hubiere impuesto.

En auto del 6 de julio de 1999, con ponencia de quien ahora cumple la misma función, la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, con argumentos que en esta oportunidad
se reiteran, expresó:

“4-. Mayoritariamente la Sala ha venido sosteniendo que para la postulación de la causal de


revisión contenida en el numeral 6° del artículo 232 del Código de Procedimiento Penal, deben
concurrir ciertos presupuestos que pueden resumirse como a continuación se intenta.

Suficiente ilustración brindan, entre otras, las siguientes decisiones: auto del 14 de octubre de
1993, M.P. Dr. RICARDO CALVETE RANGEL; auto del 30 de octubre de 1997, M.P. Dr. JORGE
ANIBAL GOMEZ GALLEGO; y auto del 28 de octubre de 1997, M.P. Dr. JORGE E. CORDOBA
POVEDA.

4.1-. El pronunciamiento judicial que modifica favorablemente el criterio que sirvió para
sustentar la sentencia condenatoria debe provenir exclusivamente de la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia y de ninguna otra autoridad judicial, por ser la Corte el
máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria y tener asignada la tarea de unificar la
jurisprudencia nacional, de conformidad con el artículo 219 del Código de Procedimiento Penal.

Los fallos de los Tribunales Superiores, en cuanto son plurales suelen contener puntos de vista
diversos e incluso antagónicos, por lo cual se descartan para efectos de esta causal de
revisión. La jurisprudencia de la Sala de Casación Penal, por el contrario, es unívoca por ser
única esta Corporación y máxima su jerarquía.

4.2-. Que mediante un pronunciamiento judicial la Sala haya cambiado con beneficio para el
procesado su propio criterio jurídico, que sirvió de sustento a la sentencia condenatoria,
especialmente en cuanto a la interpretación y comprensión de los elementos estructurales del
delito, verbigracia adecuación típica, antijuridicidad, culpabilidad y dispositivos amplificadores
del tipo, vale decir tentativa y participación.

No se trata de exigir que el juez deba haber citado en su fallo jurisprudencia ya recogida de la
Sala de Casación Penal, aunque bien pueda haberlo hecho, sino que, para pretender la revisión
de la sentencia condenatoria por esta vía, el accionante debe demostrar que el criterio jurídico
de la Corte que sirvió para sustentarla fue revaluado por una decisión judicial posterior de la
misma Sala.

4.3-. Que la evolución jurisprudencial apunte a la variación de los fundamentos de todo el fallo
condenatorio y no solamente de alguna parte de aquel, como por ejemplo atenuantes,
agravantes y factores destinados a incidir en la punibilidad.

4.4-. Que, en consecuencia, por haber ocurrido un cambio en la interpretación de las


instituciones jurídico penales, favorable a los procesados en general, a raíz de la expedición de
una decisión judicial de la Sala de Casación Penal, la sentencia condenatoria en cuestión
pueda rescindirse totalmente y devenir en absolutoria, no siendo factible intentar por esta vía
el reconocimiento extraprocesal de atenuantes o de otros factores simplemente reductores de
la punibilidad.”

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Acción de Revisión
FECHA : 17/11/1999
DECISION : Reconoce personería, inadmite la demanda de
revisión
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 16446
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Aclaración de voto Dr. CARLOS A. GALVEZ ARGOTE
Aclaración de voto Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR
Aclaración de voto Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL
Aclaración de voto Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación
Como de tiempo atrás lo ha precisado la jurisprudencia de la Sala y deviene del natural
entendimiento de la norma citada, es preciso que el recurrente exprese dentro del término de
ejecutoria de la sentencia (artículo 223 del Código de Procedimiento Penal) los motivos que
invoca para la interposición del recurso, advirtiendo y demostrando que se hace necesario el
desarrollo de algún tema jurisprudencial o, por el contrario, si lo que se pretende es la garantía
de los derechos fundamentales, cuál o cuáles fueron los derechos fundamentales violados y
cuál la incidencia de la violación en la sentencia, de modo que sea explícita la necesidad de la
revisión extraordinaria de un fallo al que por naturaleza no le correspondería tal forma de
control.

El deber de fundamentación del recurso no se agota en la mera enunciación de los factores de


violación de las garantías fundamentales, sino que el impugnante debe sustentar la
trascendencia de la violación o violaciones que predica, para que la Corte pueda aprehender
de fondo el estudio de las condiciones de suficiencia y necesidad que hacen aconsejable la
concesión discrecional del recurso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Casación Discrecional
FECHA : 17/11/1999
DECISION : No concede el recurso interpuesto por vía
excepcional
DELITOS : Extorsión
PROCESO : 16415
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisito subjetivo: antecedentes de todo


orden/PRESUNCION DE INOCENCIA-No es un derecho absoluto/LIBERTAD
PROVISIONAL-las funciones de la pena deben verificarse al cumplimiento total de la
misma en el caso de delitos que atentan contra el orden internacional humanitario

Memorar las circunstancias de tiempo, modo y lugar, es imprescindible en punto del estudio de
un hecho punible y sus consecuencias, puesto que si dejara de apreciarse alguno de estos
elementos, seguramente el ilícito no podría entenderse en su cabal, natural e histórica
realización, situación que comporta el riesgo de incurrir en yerros de adecuación a las normas
jurídicas aplicables a cada caso particular y concreto.

Son variadas las manifestaciones del derecho penal consagradas previamente en el texto de la
ley, en el sentido de establecer consecuencias más gravosas para el sujeto activo del delito
cuando tiene la calidad de servidor público, como por ejemplo penas más severas, prescripción
en mayor tiempo, pérdida del empleo, inhabilidad, multas, etc., de suerte que la obligada
referencia a este tipo de circunstancias en manera alguna conlleva formas de discriminación
odiosa, como lo pretende el recurrente.

Conforme a los lineamientos de la Corte Constitucional, contenidos en la Sentencia C-087/97,


(M. P. Dr. FABIO MORON DÍAZ), decisión que declaró exequible el artículo 72 del Código Penal,
sobre libertad condicional, no vulnera la Carta Fundamental el juez que para decidir sobre una
solicitud en tal sentido analiza los "antecedentes de todo orden", expresión cuyo alcance y
sentido se aclaró de la siguiente manera:

"Es claro, pues, como lo advierte la demanda, que en Colombia solamente tienen el carácter
de antecedentes judiciales las condenas penales proferidas mediante sentencias; lo que ocurre
es que la expresión "de todo orden" hace referencia a la conducta del reo, a la modalidad del
delito, a sus agravantes y a las condiciones en las que fue cometido."

La presunción de inocencia tampoco es un derecho absoluto, y mal podría serlo en el Estado


Social, Democrático y de Derecho, en el que todos los miembros debemos ceder parte de
nuestras atribuciones, con el fin único de contribuir al mantenimiento de condiciones mínimas
para hacer factible la vida en sociedad, en relativa paz y armonía.

Entonces, ese derecho latente en el decurso del proceso penal, denominado presunción de
inocencia, no es que se desconozca o se vulnere cuando una providencia judicial lo va
desvaneciendo. Lo que ocurre es que ante la contundencia de las pruebas, dependiendo la
fase en que se encuentren las diligencias, esa presunción va cediendo paso a otras
manifestaciones igualmente válidas del Estado de Derecho, como son las decisiones
contenidas en los autos y sentencias de los jueces de la República. Tan es así, que la
presunción de inocencia finalmente desaparece, cuando una sentencia en firme declara que
una persona es penalmente responsable de un hecho punible que se le endilga.

Ha sido criterio de la Sala, y ahora se reitera, que las funciones de la pena, especialmente en
cuanto a la prevención, protección y resocialización, cuando se trata de ilícitos que atentan
contra el derecho interno y el orden internacional humanitario, como en este caso la masacre
de cinco jóvenes colocados en circunstancias de indefensión, pueden y deben verificarse al
cumplimiento total de la misma, atendiendo a las connotaciones tan graves de aquel hecho
punible, que en la mayoría de los casos se cometen a través de verdaderas organizaciones al
margen de la ley, con posibilidades reales de generar alarma social y desestabilizar muchas
instituciones indispensables para la vida en comunidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Casación-Libertad-Reposición
FECHA : 18/11/1999
DECISION : No repone el auto mediante el cual le fue negada la
libertad
PROCESO : 13813
PUBLICADA : Si

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CONTROL DE LEGALIDAD DE LA MEDIDA DE ASEGURAMIENTO-Viabilidad-Trámite-


Solo procede mientras el expediente se encuentre en la Fiscalía
Establece el artículo 414 A del Código de Procedimiento Penal (adicionado por el artículo 54 de
La ley 81 de 1993) que "Las medidas de aseguramiento proferidas por la Fiscalía General de la
Nación o por sus agentes, una vez que se encuentren ejecutoriadas, podrán ser revisadas en
su legalidad por el correspondiente juez de conocimiento, previa petición motivada del
interesado, de su defensor o del Ministerio Público. La presentación de la solicitud y su trámite,
no suspenden el cumplimiento de la providencia ni el curso de la actuación procesal".

El control al que se refiere la norma transcrita, tiene como finalidad la garantía de los derechos
del sindicado respecto de las medidas de aseguramiento proferidas en su contra por la Fiscalía
General de la Nación y con ello dar nitidez a la actuación cumplida por el ente acusador. Es,
como ha tenido oportunidad de señalarlo la Sala "uno de los principales instrumentos para
avalar o infirmar la legitimidad de las decisiones que sobre la libertad del procesado adopte el
ente investigador"*.

Varios son los aspectos que, conforme al contenido del precepto transcrito, se deben tener en
cuenta para la viabilidad de este control:

1.- Que la medida de aseguramiento se encuentre debidamente ejecutoriada, atendiendo al


hecho de que dicha supervisión no es asimilable a ningún recurso o a una tercera instancia
para revisar de manera integral la actuación, sino un instrumento para verificar la legalidad de
la medida de aseguramiento y, por ende, para la preservación del debido proceso.

2.- El control lo ejerce el juez de conocimiento del respectivo fiscal que haya proferido la
medida, a solicitud del interesado o su defensor o por el Ministerio Público, mediante petición
debidamente fundamentada, esto es, con argumentos serios y jurídicos a través de los cuales
se demuestren los motivos por los cuales es preciso revisar la medida de aseguramiento, so
pena de que la solicitud se declare infundada, teniendo en cuenta que el juez no puede ejercer
el control de manera oficiosa.

3.- La solicitud y el consiguiente trámite no suspenden el cumplimiento de las providencias ni


el curso de la actuación en aras de evitar que el trámite procesal se vea entrabado o se utilice
para dilatar la actuación.

4.-La solicitud se debe presentar ante el respectivo fiscal, quien remitirá copia del expediente
al juez de conocimiento el cual podrá desecharla de plano si la encuentra infundada o de lo
contrario correrá traslado común a los demás sujetos procesales, en aras de garantizar el
derecho de contradicción en torno al punto que es objeto de discusión. Vencido este término,
el funcionario de conocimiento entrará a resolver dentro de los cinco días siguientes, mediante
decisión contra la cual no procede recurso alguno.

Conforme al inciso segundo de la norma que se estudia, el control solo procede mientras el
expediente se encuentre en la Fiscalía de donde debe ser remitida la actuación al juez de
conocimiento para lo de su cargo.

Al respecto, encuentra la Sala obvias las previsiones del legislador en este sentido, pues en un
análisis sistemático de la estructura del proceso pretender que el control se realice cuando ya
ha culminado la etapa instructiva, como sucede en este caso, es tolerar que se emitan criterios
anticipados por parte del funcionario de conocimiento al que solo corresponde, una vez
ejecutoriada la resolución acusatoria, emitir su juicio en la respectiva sentencia.
-___________________
* Auto del 28 de agosto de 1996, M.P, Dr Fernando Arboleda Ripoll.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Unica Instancia
FECHA : 19/11/1999
DECISION : Declara improcedente la solicitud de control de
legalidad
DELITOS : Peculado por apropiación
PROCESO : 16385
PUBLICADA : Si

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AUDIENCIA ESPECIAL-La omisión judicial del procedimiento concerniente a la petición,
no conlleva a la nulidad si la conducta del procesado y su defensor demuestran una
renuncia tácita al derecho/VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Se configura cuando el
juzgador reconoce la duda y no obstante condena. La alegación en casación implica
aceptar los hechos y su prueba
1-Si se partiera del supuesto que la Fiscalía no desarrolló ninguna acción frente a la petición de
audiencia especial sino que simplemente la ignoró de manera involuntaria, la nulidad a
criterio de la Corte no sobrevendría necesariamente. Una solicitud de esa naturaleza la hace
un procesado sobre el convencimiento de que va a resultar condenado, de que su proceso
acabará rápido y que obtendrá algunas ventajas en la cantidad de la pena, pudiendo además
lograr eventualmente la condena condicional, por lo que resulta obvio que es él mismo el más
interesado en que se surta el trámite correspondiente. Su no insistencia, por lo tanto,
conjugada con la indiferencia del defensor frente a la omisión judicial del procedimiento
aparejado a la solicitud de la audiencia especial a que se refería el artículo 37 original del
Código de Procedimiento Penal, traducidas en el hecho de seguir participando como si nada en
las fases normales del proceso, son actitudes que a criterio de la Sala demuestran, al menos
para el caso examinado, una renuncia tácita al derecho. Entonces en dichas condiciones no
encuentra la Corte que se haya vulnerado principio o derecho alguno que lleve a acudir al
mecanismo extremo de la nulidad, por lo que no se casará de oficio la sentencia.

2-Reiteradamente la Sala ha expresado que cuando el juzgador renoce la existencia de la duda


y no obstante condena, se manifiesta una vulneración directa de la ley sustancial. Por lo tanto
la alegación en casación de esta causal "implica para el censor el deber de aceptar, sin
condiciones, los hechos tal y como los evaluó y valoró el fallador, al paso que en la hipótesis
de violación indirecta, es de su esencia, discutir la prueba, rechazando en forma total o parcial
los hechos que la sentencia declara probados" *
_____________
* Corte Suprema de Justicia. Sentencia de marzo 24/94. M.P. Dr. Jorge Enrique Valencia
Martínez.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 19/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Empleo o lanzamiento de sustancias u objetos
PROCESO : 10409
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Permiso de 72 horas: Requisitos de procedibilidad


El beneficio administrativo de permiso hasta 72 horas previsto en el artículo 147 de la ley 65
de 1993, fue establecido sólo a favor de condenados, calidad que no se da en el presente
asunto, en razón a que la sentencia aún no se encuentra en firme, por estar cursando el
recurso extraordinario de casación.

Tal situación varió, dado que el Gobierno Nacional con fecha 12 de junio de 1997, expidió el
decreto 1542, publicado en el diario oficial No. 43.061 de los mismos, Por el cual se dictan
medidas en desarrollo de la ley 65 de 1993 para descongestionar las cárceles", y en el artículo
50 establece que "Con el fin de garantizar el cumplimiento del artículo 147 de la ley 65 de
1993, los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder
permisos de setenta y dos horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o
cuyo recurso de casación se encuentre pendiente, previo el cumplimiento de los requisitos allí
señalados" (Negrillas fuera de texto).

Como de conformidad con lo previsto en su artículo 20 el referido decreto rige a partir de la


fecha de su publicación, es entendido entonces que el citado beneficio administrativo podrá
ser concedido por los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios, también
en favor de quienes se hallen condenados en instancias, sin que la sentencia respectiva se
encuentre en firme, desde luego que sólo en los casos en que se cumplan las condiciones
previstas en dicho artículo 147 de la ley 65 de 1993.

Una de ellas consiste en que el peticionario se halle en "fase de mediana seguridad", que
según el inciso 3° del artículo 5° del decreto 1542 ya mencionado, se entiende cuando el
recluso haya superado la tercera parte de la pena Impuesta y "observado buena conducta de
conformidad con el concepto que al respecto rinda el Consejo de Evaluación".

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 19/11/1999
DECISION : Se abstiene de reconocer redención de pena al
procesado
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10271
PUBLICADA : Si

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COLABORACION EFICAZ-Competencia para controlar la legalidad del acuerdo


Tal como lo ha sostenido esta Corporación, la Sala de Casación Penal por virtud del recurso
extraordinario de casación, tiene una competencia funcional limitada, ya que sólo está
facultada para resolver las cuestiones inherentes al mismo, las peticiones de libertad
efectuadas con fundamento en el numeral 2° del artículo 415 del C de P.P., y las solicitudes de
redención de pena.

Por tal motivo, el funcionario competente para realizar el control de legalidad y reconocer los
beneficios a que haya lugar, es el juez de primera instancia, toda vez que la providencia que
niega la legalidad del acuerdo, conforme lo estipula el artículo 369D, es "susceptible de los
recursos ordinarios", lo que no podría cumplirse en la Corte, en tratándose del recurso de
apelación, por no tener ésta superior jerárquico.

Sin embargo, se considera oportuno reiterar la doctrina con relación a la oportunidad y control
de la legalidad del acuerdo por colaboración eficaz.

Ha dicho la Corte:

"1. Si el acuerdo se realiza en la etapa de juzgamiento anterior a haberse dictado la respectiva


sentencia, y se aprueba por el juez de conocimiento la concesión de la libertad provisional o la
detención domiciliaria como beneficios autónomos, acordados entre el procesado y la Fiscalía
como contraprestación a la contribución prestada a la eficacia de la Administración de Justicia,
como lo prevé el inciso primero de la citada norma, "Reconocido el beneficio en los casos de
libertad provisional y detención domiciliaria, el juez lo concederá inmediatamente" (destacó la
Sala).

"Si lo pactado y aprobado es la concesión de beneficios diferentes, cuyo reconocimiento sólo


podría hacerse efectivo en el fallo de condena -como rebaja de pena, condena de ejecución
condicional, exclusión o concesión de causales específicas de agravación o atenuación punitiva
respectivamente, sustitución de la pena privativa de la libertad por trabajo social, aumento de
rebaja de pena por trabajo, estudio o enseñanza, etc.-, el mismo inciso primero de la norma en
cita establece: "Tratándose de otros beneficios, el juez los concederá en la sentencia
condenatoria cuando hubiere lugar a ella".

"2. Refiriéndose al acuerdo celebrado y aprobado "con posterioridad al juzgamiento",


entendiendo por tal momento el que surge a partir de la ejecutoria de la sentencia, el inciso
segundo del artículo 369D en forma clara asigna la competencia para pronunciarse sobre la
legalidad del convenio al Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad: "Si la
colaboración se realiza con posterioridad al juzgamiento, el juez de ejecución de penas o quien
haga sus veces, a solicitud de la Fiscalía podrá conceder el subrogado...".

"3. No existe regulación expresa sobre la aplicación de la figura en comento cuando su


proposición, trámite y aprobación se presenten con posterioridad al proferimiento de la
sentencia de segundo grado, habiendo culminado el trámite propio de las instancias, esto es,
mientras se surte el recurso extraordinario de casación.

"En esta hipótesis, como ha quedado precisado a la luz de una interpretación sistemática de la
norma analizada, acorde con la limitada competencia de la Corporación en sede de recurso
extraordinario, y la necesidad de preservar el derecho a la doble instancia respecto del
proveído que impruebe el acuerdo, la facultad de pronunciarse sobre la legalidad del trámite
de beneficios por colaboración eficaz corresponde al juzgador de primera instancia, quien
sopesará la eficacia de la colaboración, sobre el cuaderno de copias, pues de conformidad con
el artículo 159 ejusdem, "El secretario está obligado a mantener debidamente separados y
foliados los cuadernos del proceso y en ningún momento se remitirán conjuntamente".

"Lo anterior por cuanto la Corte -cuya actuación en el presente asunto corresponde a la de
tribunal de casación-, no adquiere el carácter de juez de instancia por el hecho de que el
procesado con quien se suscribió el acuerdo se halle privado de la libertad en razón a la
sentencia cuya legalidad se controvierte por vía extraordinaria.

"Si entre los beneficios acordados se halla la concesión de la libertad provisional, o si la


disminución de pena concedida por la colaboración eficaz deviene en el cumplimiento de la
totalidad de la pena impuesta o de la fracción exigida por los artículos 72 y 72A del Código
Penal para otorgar la libertad provisional de conformidad con el artículo 415.2° del Código de
Procedimiento Penal (modificado por el artículo 55 de la Ley 81 de 1993), una vez aprobado el
acuerdo por el juez de instancia, mediante providencia debidamente ejecutoriada, deberá
remitir oportunamente a la Corte Suprema de Justicia la actuación respectiva para que esta
Corporación adopte la decisión que corresponda.

"En los demás casos, sólo por vía del recurso de casación, la Sala podría considerar el acuerdo
de beneficios por colaboración eficaz con la justicia -cuya aprobación, se reitera, en todo caso
debe efectuarse por el juzgador de instancia-, siempre y cuando los términos y condiciones del
mismo tengan repercusiones en el trámite y decisión del recurso extraordinario, o cuando la
ilegalidad de la sentencia condenatoria de segundo grado se atribuya a dicho procedimiento,
dependiendo de los cargos formulados en la demanda respectiva"*.
__________
* Auto del 12 de mayo de 1998. M. P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 19/11/1999
DECISION : Se abstiene de considerar la legalidad de un
acuerdo y
remite al juzgado 9 penal
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 15656
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Perfeccionamiento del expediente/EXTRADICION-Definición de las


condiciones de suficiencia y necesidad del expediente/EXTRADICION-Declaración de
reciprocidad: No es requisito esencial

El artículo 551 del Código de Procedimiento Penal señala taxativamente cuáles son los
documentos que se deben anexar para que se ofrezca o se conceda la extradición de una
persona a la que se le haya formulado resolución de acusación o su equivalente o condenado
en el exterior.
Tal documentación es la siguiente:
a.- Copia o transcripción auténtica de la sentencia, de la resolución de acusación o su
equivalente.
b.- Indicación exacta de los actos que determinaron la solicitud de extradición y del lugar y
la fecha en que fueron ejecutados.
c.- Todos los datos que se posean y que sirvan para establecer la plena identidad de la
persona reclamada.
d.- Copia auténtica de las disposiciones penales aplicables para el caso.

Todos los documentos mencionados serán expedidos en la forma prescrita por la legislación del
Estado requirente y deberán ser traducidos al castellano, si fuere el caso.

A tal documentación debe acompañarse el concepto del Ministerio de Relaciones Exteriores en


el que exprese si es del caso proceder con sujeción a convenciones o usos internacionales o si
se debe obrar de acuerdo con las normas del Código de Procedimiento Penal.

Se entiende que el expediente está completo cuando contiene como mínimo la documentación
señalada en el artículo 551 del Código de Procedimiento Penal y el concepto del Ministerio de
Relaciones Exteriores. Naturalmente que esta situación se predica de los casos en que se obra
en ausencia de Tratado Internacional. En presencia de éste, la documentación que debe
agregarse a través de la vía diplomática o consular es la que señale el Tratado aplicable.

Una vez se ha completado la documentación anotada en precedencia, se debe enviar la


actuación a la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, para que esta Corporación
emita un concepto que debe fundamentar en la demostración de los siguientes hechos:

A.- Validez formal de la documentación presentada.


B.- Demostración Plena de la identidad del solicitado.
C.- Principio de la doble incriminación.
D.- Equivalencia de la providencia proferida en el extranjero, y
E.- El cumplimiento de lo previsto en los tratados públicos, cuando ellos rijan la relación entre
los Estados. (Artículo 558 del Código Procedimiento Penal)

Adicionalmente a lo anterior, la extradición no podrá concederse cuando el fundamento de ella


sea un delito político o de opinión, o cuando en el caso de colombianos por nacimiento se trate
de hechos cometidos con anterioridad a la promulgación del acto legislativo No. 1 de
1997.(artículos 17 del Código Penal y 35 de la Constitución Política)

El Código de Procedimiento Penal establece un rito mixto en la tramitación de los procesos de


extradición. Se trata de un instrumento de cooperación internacional que como tal
corresponde al Gobierno Nacional con el Presidente de la República como director de las
relaciones internacionales pero condicionado en sus aspectos técnicos de derecho penal, de
procedimiento, de derechos fundamentales y de privación de la libertad a la intervención de la
Fiscalía General de la Nación y de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Dentro de este trámite de naturaleza mixta la acreditación de la documentación pertinente por


parte del Estado requirente tiene como único propósito obtener la concesión de la extradición
de la persona requerida. La participación de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de
Justicia y del Derecho le permite al Estado colombiano una primera verificación administrativa
de los requisitos de suficiencia y necesidad de esa documentación, y es sobre ésta última
dependencia gubernamental que recae el deber de establecer que los documentos estén
completos, es decir "perfeccionado el expediente".

El artículo 555 del Código de Procedimiento Penal señala que "Una vez perfeccionado el
expediente, el Ministerio de Justicia lo remitirá a la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, para que esta Corporación emita concepto".

La claridad de la norma establece para el Ministerio de Justicia y del Derecho una obligación:
La de remitir a la Corte el expediente; La oportunidad de esa obligación: Una vez
perfeccionado. E indica con que objetivo: Para que ésta Corporación emita concepto.

Esos presupuestos de hecho de la norma, tienen a su vez sus propias exigencias intrínsecas.

Presupuesto necesario del deber de envío del expediente por parte del Ministerio de Justicia y
del Derecho es el perfeccionamiento del mismo. Solo a partir de que el expediente alcance tal
calificación - la de perfeccionado - puede, pero también debe, remitirse a la Corte.

El expediente se encuentra perfeccionado, según se deduce del texto del artículo 553 del
Código de Procedimiento Penal, cuando no le falten piezas sustanciales, pues únicamente en
tal evento puede ser devuelto al Ministerio de Relaciones Exteriores para adelantar las
gestiones necesarias ante el Gobierno extranjero a efectos de completar la documentación
(Artículo 554, Código de Procedimiento Penal).

Establecer lo que es un expediente de extradición perfeccionado, involucra necesariamente la


definición de las condiciones de suficiencia y necesidad de ese expediente. El objetivo
primario de la remisión del expediente de extradición a la Corte es la iniciación del trámite
judicial de tal procedimiento (artículo 556 del Código de Procedimiento Penal); mientras que el
fin último es obtener el concepto de la Corte Suprema de Justicia para que el Gobierno
Nacional lo acate obligatoriamente, si es negativo; u obre de acuerdo a las conveniencias
nacionales, si es positivo.

Si el objeto de la remisión del expediente desde el Ministerio de Justicia y del Derecho a la


Corte es la iniciación del trámite que la ley determina en ésta Corporación, surge entonces
suficiente y necesario que ese expediente contenga únicamente los documentos a que hace
referencia el artículo 551 del Código de Procedimiento Penal. Esa precisa documentación es
suficiente, por cuanto la ley no exige ninguna otra; y, es necesaria, por cuanto es la única que
exige. Todo lo demás es superfluo. Frente a trámite tan preciso y tan específicamente
regulado, lo que no hace falta, sobra.

Distinto a lo apreciado por el defensor, es el criterio de la Sala en cuanto hace a la calificación


de los requisitos de esencialidad de la documentación que es necesaria para tener por
perfeccionado el expediente. Basta agregar a lo ya expuesto, que en ninguno de los
numerales del artículo 551 del código de Procedimiento Penal se hace referencia a una
"declaración de reciprocidad" como para entender, como lo hace el defensor, que su falta es
esencial y que tal omisión hace imperfecto el expediente.

En un trámite de extradición que se hace en ausencia de Tratado, según el concepto de la


Cancillería, la fuente de la actuación es la ley. No figurando dentro de la ley que señala los
requisitos de actuación el que echa de menos el señor defensor, entonces no es necesario y,
como ya se dijo, lo que no hace falta, sobra, entonces es superfluo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Extradición
FECHA : 19/11/1999
DECISION : Niega solicitud de devolución del expediente al
Ministrio de
Justicia
PROCESO : 15862
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Exigencias técnicas

Dado que el recurso extraordinario tiene como objeto el juicio de legalidad de la sentencia
censurada, debe entonces estar asido a una técnica básica, por cuyo imperio a los recurrentes
se exige el diáfano señalamiento no sólo de la causal seleccionada, sino también del sentido
del ataque promovido, así como un desarrollo del cargo que, además de coincidente con los
enunciados, debe ser demostrativo de su incidencia en la decisión tomada por el funcionario.

De esta forma, las causales de casación guardan armonía en la exigibilidad que se hace a los
censores para que sus demandas superen la esencia de simples alegatos, para convertirse en
auténticos filtros que hagan posible a la Corte conocer a ciencia cierta los temas que serán
motivo de análisis y enderezados a determinar si la sentencia es legal o no lo es.

En tratándose de la causal tercera, no es suficiente la mención del cargo sino también la


indicación del motivo de la pretendida nulidad, su clara demostración, el momento en que
apareció dentro del proceso y de qué manera la única solución sería la aplicación de dicho
remedio extremo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Homicidio agravado
PROCESO : 14419
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir/SENTENCIA ANTICIPADA-Oportunidad


para solicitarla/SENTENCIA ANTICIPADA-Irretractabilidad
Para que sea admisible el recurso extraordinario de casación frente a sentencias proferidas
anticipadamente dentro del proceso, como fruto de la aplicación de los artículos 37 o 37A del
Código de Procedimiento Penal, es necesario, en primer lugar, que el sujeto procesal que lo
interponga se encuentre autorizado legalmente para recurrir y, en segundo, que la demanda
satisfaga las exigencias contenidas en el artículo 225 del mismo estatuto.

El tema del interés, entonces, dado que se constituye en presupuesto del examen formal de la
demanda, será en primer término analizado.

El numeral 4º del artículo 37 B del Código de Procedimiento Penal limita el derecho de recurrir
la sentencia por parte del procesado y su defensor, "sólo respecto de la dosificación de la
pena, el subrogado de la condena de ejecución condicional, y la extinción del dominio sobre
bienes". Y aunque es claro que tal disposición está referida al recurso de apelación, la Sala,
por razones obvias, le ha reconocido sus efectos al de casación.*

La figura de la sentencia anticipada a la cual se acogieron los procesados, se encuentra


regulada por el artículo 37 del Código de Procedimiento Penal. Se trata de un mecanismo de
terminación anticipada del proceso a disposición del sindicado y a través del cual, previa la
aceptación de los cargos formulados por la Fiscalía y a cambio de una reducción en la pena,
pide que se le adelante el fallo declarando su responsabilidad penal, a lo cual no se puede
oponer el Juez, salvo ante la violación de garantías fundamentales.

Tanto en la instrucción como en el juicio es dable la utilización del instrumento. En la primera


fase, desde la ejecutoria de la resolución de situación jurídica y hasta antes de que se profiera
la resolución de cierre de la investigación. En la segunda, desde cuando se produzca la
resolución acusatoria y hasta antes de que se fije fecha para la celebración de la audiencia
pública. Esta última fue la oportunidad elegida por los procesados para elevar la solicitud de
sentencia anticipada. En la misma, como lo dispone la ley y es obvio, los cargos objeto de
aceptación deben ser los contemplados en la acusación y en consecuencia el fallo debe
guardar con ellos la correspondiente consonancia.

Si como sucedió, los procesados aceptaron de manera consciente, voluntaria y llana los
cargos de la acusación, es transparente que lo hicieron frente a la incriminación de secuestro
en la forma como quedó allí diáfanamente estipulada. Plantear por lo tanto, primero en el
marco del recurso de apelación contra la sentencia y ahora en el de casación, que se aplicó
indebidamente el decreto 2790 de 1990, adoptado como legislación permanente por el 2266
de 1991, resulta intolerable en cuanto lo que ello traduce es una retractación inadmisible de
lo que aceptaron libremente los sindicados, con el respaldo de su defensor.
_______________
* Así por ejemplo, en los siguientes pronunciamientos: Auto de septiembre 16 de 1993, M.P.
Dr. Guillermo Duque Ruiz. Sentencia de marzo 4 de 1996, M.P. Dr. Fernando Arboleda Ripoll. Y
sentencia del 28 de octubre de 1996, M.P. Dr. Jorge Anibal Gómez Gallego.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 13570
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Objeto del cargo cuando se trata de casación discrecional
Cuando se trata del recurso extraordinario de casación discrecional, el cargo debe referirse al
asunto con relación al cual, al interponer el recurso, el censor pidió el desarrollo de la
jurisprudencia o atinente a la garantía de los derechos fundamentales, pues, en caso contrario,
aquel no cumpliría su finalidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Peculado culposo
PROCESO : 14766
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Requisitos de procedibilidad


La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia en varios pronunciamientos ha
señalado los requisitos formales que exige la ley para la admisión del recurso de casación
discrecional. Tales son:

1.- Que se trate de un fallo de segunda instancia, el cual si fue proferido por el Tribunal debe
ser por delito que tenga pena privativa de la libertad inferior a 6 años; o no privativa de la
libertad; y si lo fue por el Circuito, basta esa circunstancia, sin que sea necesario ningún otro
requisito, es decir, no importa ni el quantum punitivo ni la clase de pena.

2.- Que se interponga por escrito dentro de los 15 días siguientes a la última notificación de la
sentencia de segunda instancia (art.223 del C. de P.P.).

3.- Que exista legitimación para recurrir, esto es, que sólo puede ser interpuesto por el
procesado, su defensor, y el Procurador o su Delegado (art.218, ibidem, subrogado por la Ley
81 de 1993, art. 35).

4.- Que se sustente en debida forma, a saber, que se precisen los motivos para que se acepte,
que no pueden ser otros que el desarrollo de la jurisprudencia, bien sea para determinar el
alcance interpretativo de alguna disposición, o aclarar algún aspecto que jurisprudencialmente
no ha sido suficientemente desarrollado; o las razones para considerar que se han vulnerado
los derechos fundamentales (art.218 inciso 3° del C.P.P.).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Casación Discrecional
FECHA : 22/11/1999
DECISION : No concede el recurso
DELITOS : Deserción
PROCESO : 16334
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Causales/CASACION DISCRECIONAL-Sustentación
Es indiscutible que la casación en su modalidad excepcional, no sólo por un tal carácter, sino
también por sus condiciones de extraordinaria y rogada, no resulta posible concederse por
fuera de las dos causas previstas en la ley, de modo que al impugnante compete, por virtud de
la primera, precisar e indicar expresamente el tema cuyo desarrollo se impetra suministrando
las razones que hacen necesario un pronunciamiento de la Corte como criterio orientador o
auxiliar de la actividad judicial, pues tal es la función que a la jurisprudencia le otorga el
artículo 230 de la Constitución Nacional; o, en tratándose de la segunda de las citadas causas,
identificar el derecho conculcado, fijando su alcance como fundamental y señalando el nexo
entre su violación y las actuaciones del proceso.

Es igualmente claro que dentro de la dinámica que el legislador y la jurisprudencia han


impreso al recurso de casación en su modalidad excepcional, la interposición y sustentación
del mismo han de sucederse dentro del período de los 15 días siguientes a la última
notificación del fallo, para luego, en el evento de que la Corte lo conceda, se proceda a la
formulación de la demanda en los términos y bajo los requisitos previstos en los artículos 224 y
225 del Código de Procedimiento Penal; es decir, la sustentación del recurso, si bien exige
precisión y claridad en sus argumentos que tiendan a activar favorablemente la
discrecionalidad de la Corte, sólo se constituye en un avance de los temas que, bajo el
cumplimiento de la técnica que es propia de este medio de defensa, se tratarán en el libelo y
por lo mismo no se confunde con éste ni exige los requisitos que para su proposición establece
la última norma en cita.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Casación Discrecional


FECHA : 22/11/1999
DECISION : Inadmite el recurso extraordinario
DELITOS : Prevaricato por omisión
PROCESO : 16058
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Causal tercera: Técnica


Cuando entre las causales aducidas está la tercera, el cargo o cargos que en ella se sustenten
deben plantearse, como norma general, en primer lugar, en acatamiento al principio de
prioridad, toda vez que de prosperar se haría inane el análisis de fondo de cualquier otro
reproche fundado en causal diferente, ya que habría que invalidarse la actuación y, por tanto,
la sentencia objeto de ataque quedaría sin base procesal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 14760
PUBLICADA : Si

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IMPEDIMENTO-Parentesco-Limitaciones a la causal
Si bien, el artículo 103 del Código de Procedimiento Penal, en su numeral 3º, establece como
causal de impedimento y recusación la existencia de una relación parental, dentro de los
grados que allí se determinan, entre el funcionario judicial, o su cónyuge o compañero
permanente, y el apoderado o defensor de alguno de los sujetos procesales, es lo cierto que
dicha previsión, según mandato legal, no opera por la simple verificación del precitado nexo,
pues el artículo 110 ídem introduce ciertas restricciones, como que tal situación sólo puede
alegarse, en primer término, como recusación y, en segundo lugar, únicamente por quienes no
hubieren dado lugar a su materialización, valga decir, en términos de la susodicha norma, por
"la parte contraria o el Ministerio Público".

Indudablemente, como lo rememora la Sala dual al no aceptar el impedimento manifestado


por el Magistrado (…), reiterativa ha sido la Corte en señalar que las mencionadas limitaciones
a esa causal tienen por finalidad evitar que a voluntad y hasta conveniencia de los sujetos
procesales puedan éstos crear circunstancias impeditivas, en funcionario en quien no
concurrían, cuando el proceso ya se encuentra en curso.

Siendo ello así, es obvio que la ley también tiende a evitar que el propio funcionario reaccione
del modo en que lo pretende el sujeto procesal que provocó la situación, por eso se explica
que el referido nexo sólo pueda alegarse por vía de recusación y por determinados sujetos
procesales.

Con unas tales restricciones "la ley ha querido que si el motivo de recusación nace con el
cambio de apoderado, la remoción del juez o magistrado pueda intentarse exclusivamente por
iniciativa de la parte contraria…, siéndole por tanto e igualmente prohibido al funcionario
realizar lo propio, pues esta concesión desfiguraría y haría nugatorio el profiláctico objetivo
que el legislador se propone con este mandato: impedir que la parte interesada salga airosa en
lo que busca con el relevo del apoderado, esto es, la separación del funcionario". (Auto de
diciembre 2 de 1.986, M.P. Dr. Guillermo Duque Ruiz).

En consecuencia, no siéndole factible al funcionario judicial prestarse, por vía del


impedimento, a que los sujetos del proceso manipulen su dirección, que legalmente se le
defiere sólo a él en tanto se den todas las condiciones de competencia e imparcialidad,
infundada resulta la remisión que el proponente de la excusa hace a la sentencia de
constitucionalidad proferida en relación con las analizadas limitaciones a la examinada causal,
pues ella sólo declaró inexequible la imposibilidad de manifestar impedimentos en el trámite
del incidente de recusación, sin que sea procedente extender su sustento por analogía a la
segunda parte de la norma cuando la misma Corte Constitucional, haciendo eco al criterio ya
expuesto, señala con esas restricciones garantizados el principio de lealtad procesal, los
derechos de la contraparte y la sociedad, así como la pronta y efectiva administración de
justicia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto impedimento
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Declara infundado el impedimento manifestado por
el Dr.
Alfredo Gómez Quintero
DELITOS : Cohecho
PROCESO : 16372
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos de contenido/ERROR DE HECHO-


Eventualidades: falso juicio de existencia, falso juicio de identidad, violación de las reglas
de la sana crítica-Técnica para alegarlo
La Corte persistentemente ha sostenido que el recurso extraordinario de casación no
constituye una instancia adicional en la que puedan presentarse informalmente los
argumentos de inconformidad contra las sentencias de segunda instancia, ni comporta una
prolongación del juicio de manera que con su sola interposición se dé lugar a continuar el
debate fáctico y jurídico llevado a cabo durante el trámite ordinario.
En ese sentido ha sido dicho que "contrario al corriente pensamiento que se tiene sobre este
medio impugnatorio, su postulación ha de obedecer a la denuncia de haberse transgredido la
voluntad de la ley con la que es declarada en el fallo, y el escrito a través del cual se ejerce,
debe cumplir rigurosos requisitos de forma y contenido, a fin de que logre ser admitido por la
Corte".

Esto por cuanto "de olvidarse que el recurso extraordinario está gobernado por principios de
técnica que le dan vida autónoma y distinta del juicio de responsabilidad, los cuales lo
convierten en juicio lógico y jurídico contra la sentencia, y permiten diferenciar la casación de
los instrumentos de controversia ordinarios, se corre el riesgo de incumplir los presupuestos
que para la admisibilidad del libelo la ley prevé, dando al traste con las expectativas que de su
formulación crean los sujetos intervinientes en el proceso, al tener la Corte que decretar el
rechazo de la demanda y declarar desierta la impugnación, sin alcanzar a considerar el fondo
del asunto".

Es de recordarse, además, que "tratándose la casación, pues, de un medio de impugnación


rogado, en el cual la puerta de entrada para la resolución del juicio de legalidad de que se
viene hablando, es la adecuada elaboración de la demanda acorde con los parámetros
legalmente establecidos, ampliamente desarrollados por la jurisprudencia, el principal deber
del actor ha de consistir en la correcta selección de la causal que persiga aducir, el desarrollo y
demostración de cada uno de los cargos que a su amparo proponga, y concluir la censura
demandando de la Corte una solución que se compadezca con la causal que le sirve de
fundamento, puesto que ellas, en los términos previstos por la ley, son autonómas y traen
consecuencias de distinta índole para el proceso".

" De ahí que no sea posible plantear argumentos indemostrados en el mismo libelo
sustentatorio, ni acudir al expediente del reenvío a otros alegatos o conceptos que hayan sido
presentados durante el proceso, pues es el examen de la demanda, y solamente de ella, el que
permite establecer si se ajusta a los cánones que dan cabida a su admisión para el estudio y
pronunciamiento de mérito" (Cfr. Auto Cas. febrero 11/99. Rad. 13297).

También la doctrina de la Corte tiene establecido, que los errores en la apreciación probatoria,
los cuales dan lugar a configurar la causal primera de casación por violación indirecta de la ley
sustancial, y la consecuente invalidación del fallo de mérito, pueden ser de hecho o de
derecho:

Los primeros se presentan cuando el juzgador se equivoca al contemplar materialmente el


medio, sea porque omite apreciar una prueba que obra en el proceso o porque la supone
existente sin estarlo (falsos juicios de existencia), o cuando al fijar su contenido la tergiversa,
distorsiona, cercena o adiciona en su expresión fáctica, haciéndole producir efectos que
objetivamente no se desprenden de ella (falsos juicios de identidad), o, en tercer término,
porque sin cometer ninguno de los anteriores desaciertos, al asignarle su mérito persuasivo
transgrede los principios que orientan la lógica, la ciencia, la experiencia o el sentido común,
es decir las reglas de la sana crítica como método legalmente establecido para la valoración
probatoria.

Los segundos, tienen lugar cuando el sentenciador admite como prueba y le confiere mérito
persuasivo a un medio aportado al proceso sin haberse cumplido las formalidades legales para
su aducción (falso juicio de legalidad); o cuando a la prueba no se le otorga el mérito
preestablecido en la ley o se le asigna uno diverso al que aquella le confiere, falso juicio de
convicción actualmente de alcance muy restringido por haber desaparecido del sistema
procesal la tarifa legal como método de apreciación probatoria.

Corresponde en todo caso al actor, señalar las normas procesales que regulan los medios de
prueba, acreditar cómo se produjo su transgresión, y demostrar de forma lógica y ordenada,
cómo por haber incurrido el juzgador en alguno de estos desaciertos, los cuales deben ser
señalados de manera específica en la demanda, dio lugar a dejar de aplicar, o a aplicar
indebidamente determinado precepto sustancial y que de no haber ocurrido, el sentido del
fallo habría sido sustancialmente distinto al impugnado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 13544
PUBLICADA : Si

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CASACION-Errores en la apreciación de las pruebas: Naturaleza y alcances


La jurisprudencia de la Corte, al precisar la naturaleza y alcances del error originado en la
apreciación judicial del mérito de las pruebas, ha sido insistente en señalar que este desacierto
no surge de la mera disparidad de criterios entre la valoración realizada por los jueces y la
pretendida por los sujetos procesales, sino de la comprobada y grotesca contradicción entre
aquella y las reglas que informan la valoración racional de la prueba.

También ha dicho que si un contraste de tales características no se presenta, porque los


juzgadores, en ejercicio de esta función, han respetado los límites que prescriben las reglas de
la sana crítica, será su criterio, no el de las partes, el llamado a prevalecer, por virtud de la
doble presunción de acierto y legalidad con que está amparada la sentencia de segunda
instancia.

Del mismo modo reiteradamente ha sostenido que inane resulta, por tanto, en sede
extraordinaria, pretender desquiciar el andamiaje fáctico-jurídico del fallo impugnado con
fundamento en simples apreciaciones subjetivas sobre la forma como el juez de la causa debió
enfrentar el proceso de concreción del mérito demostrativo de los elementos de prueba, o el
valor que debió habérsele asignado a un determinado medio.

Por esto ha sido dicho que para que un ataque de esta naturaleza pueda llegar a tener alguna
posibilidad de éxito, es necesario que el impugnante entre a demostrar, con apego irrestricto a
la información obtenida en el proceso, que la valoración del órgano judicial transgrede
abiertamente los principios de la lógica, la ciencia, la experiencia o el sentido común, es decir
los postulados de la sana crítica como método legal de apreciación probatoria.

De esta suerte, los simples enunciados generales en torno a la precariedad persuasiva de las
pruebas que sirvieron de soporte al fallo recurrido, y la supuesta solvencia demostrativa de los
que no lo fueron, en manera alguna pueden considerarse argumentos válidos para sustentar el
recurso, al igual que no pueden serlo los cuestionamientos por atentados a una lógica
construida con criterio personal (Cfr. auto casación marzo 24/98 M. P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL).

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Acceso carnal abusivo con menor de 14 años
PROCESO : 14014
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos-Técnica para alegar la causal primera


El artículo 225 del Código de Procedimiento Penal establece como requisitos formales para la
demanda de casación, los siguientes: a) La identificación de los sujetos procesales y de la
sentencia impugnada, b) Una síntesis de los hechos juzgados y de la actuación procesal, c)
Señalamiento de la causal que se aduzca para pedir la revocatoria del fallo, con indicación
clara y precisa de los fundamentos de ella, d) La cita de las normas que se consideran
infringidas, y e) Expresar las varias causales y sus fundamentos en capítulos separados,
debiéndose proponer de manera subsidiaria los cargos que sean excluyentes.

El numeral primero del artículo 220 del C.P.P. prevé dos vías de violación: la directa y la
indirecta. En la primera se aceptan los hechos y las pruebas tal y como se apreciaron por el
juzgador, consumándose a través de la falta de aplicación, la aplicación indebida o la
interpretación errónea del precepto, siendo cada uno de estos sentidos de naturaleza distinta.
En la segunda, el desconocimiento de la ley se logra mediatamente con los medios de
convicción, por lo que el libelista está obligado a precisar si el error consistió en omitir la
apreciación de pruebas obrantes en el expediente, en tener en cuenta elementos de juicio
inexistentes, en tergiversar el contenido fáctico de la prueba, en considerar pruebas
ilegalmente aducidas, o en darles un valor diferente al que la ley les señala.

Como cada causal trae consecuencias diversas para el proceso, se deben invocar en capítulos
separados, precisándose cuáles son principales o subsidiarias, si son excluyentes.

La sustentación del recurso a través de afirmaciones genéricas, como decir que la sentencia se
basó en "rumores", en "testigos de oídas", personas "sospechosas", o que el error consistió en
la "mala apreciación probatoria", y fincar el mérito de la prueba testimonial que se quiere
hacer valer en que han "depuesto sobre la veracidad de los hechos", no dejan de ser simples
comentarios, especulaciones, con lo que no se demuestra ningún error, careciendo por la
misma razón de aptitud para destruir la presunción de acierto y legalidad de que goza la
sentencia impugnada.

La violación al derecho de defensa y a la investigación integral, no deben mezclarse


simultáneamente en el mismo cargo y menos utilizarse como argumentos para demostrar
errores a través de la causal primera de casación, como indebidamente lo hizo el demandante
en esta oportunidad, pues de esta forma se desconoce el principio de la autonomía de las
causales y el de contradicción.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14350
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos
En esta oportunidad ha de reiterar la Corte que el recurso extraordinario de casación no es
una tercera instancia de plena justicia, ni en su ejercicio resulta procedente continuar el
debate jurídico probatorio llevado a cabo en el curso del proceso. Es una sede única que parte
del supuesto que el juicio feneció con el proferimiento del fallo de segundo grado y que éste
fue certero y legal, condiciones bajo las cuales compete al actor demostrar que la declaración
de justicia se apartó de la voluntad de la ley.

Por esto ha sido repetidamente dicho, que se trata de un juicio jurídico a la sentencia en orden
a obtener su invalidación, cuya postulación requiere de la presentación de demanda que ha de
satisfacer precisas exigencias legales de forma y contenido a fin de que pueda superar el juicio
de admisibilidad previo al pronunciamiento de fondo, en el cual la prosperidad está
determinada por la demostración de haberse configurado una o algunas de las causales de
procedencia normativamente preestablecidas.

Es por esto que el artículo 225-3 del Código de Procedimiento Penal, entre otros presupuestos
de admisibilidad, consagra la obligación del demandante de señalar "la causal que se aduzca
para pedir la revocación del fallo, indicando en forma clara y precisa los fundamentos de ella y
citando las normas que el recurrente estime infringidas"
MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Homicidio imperfecto, Porte de armas de defensa
personal,
Homicidio
PROCESO : 14116
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Juicio en derecho


El recurso de casación es un medio extraordinario de impugnar las sentencias de segunda
instancia en los casos autorizados por la ley, y debe sustentarse mediante una demanda que
ha de redactarse conforma a los supuestos de forma previstos en el artículo 225 del C. de P.P..

Constituye pues la demanda de casación, un juicio en derecho que el recurrente formula a la


decisión judicial que le es adversa, buscando su revocación total o parcial, o la anulación de la
actuación, con fundamento en los errores de juicio o de procedimiento, en que en su criterio
hubiera incurrido el fallador, aducibles por ese medio, con repercusión definitoria en el fallo, y
por lo mismo pasibles de enmienda por el juez extraordinario.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 16200
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación/CASACION DISCRECIONAL-Competencia


para conceder el recurso
De conformidad con lo dispuesto por el artículo 218 del C. de P. P., adicionado por el artículo 35
de la Ley 504 de 1999, el recurso extraordinario de casación discrecional procede contra las
sentencias de segunda instancia proferidas por los Tribunales Superiores de Distrito Judicial, el
Tribunal Penal Militar, el hoy extinguido Tribunal Nacional, o el Tribunal que llegue a crear la ley
para el conocimiento de la segunda instancia en los procesos por los delitos de competencia
de los jueces penales del circuito especializados, por delitos que tengan señalada pena
privativa de la libertad inferior a seis años, y también, contra fallos de segundo grado emitidos
por los Juzgados Penales del Circuito, independientemente de la pena prevista en la ley para el
delito de que se trate.

Acorde con lo previsto por el artículo 223 ejusdem, su interposición debe hacerse dentro de
los quince días siguientes a la última notificación del fallo de segundo grado, y, dentro del
mismo término, como exigencia consustancial a la naturaleza del recurso, presentar la
fundamentación debida frente a los motivos que determinan la viabilidad de la admisión, en
relación con las posibilidades que para su interposición la ley otorga, ya sea para perseguir,
por esta vía, el desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de un derecho fundamental
presuntamente violado en las instancias ordinarias.

La doctrina de esta Corte, ha sido persistente en dejar sentado que, de todas maneras, si el
recurrente opta por alguna de esas dos alternativas de interposición del recurso que la ley
ofrece, o por ambas, es de su carga precisar, clara y nítidamente, las razones por las cuales la
Corte debe intervenir.

De esta manera, si lo perseguido es un pronunciamiento con criterio de autoridad en relación


con determinado punto jurídico que por oscuro merezca ser clarificado, resulta indispensable
que ello se diga en el escrito de sustentación, indicándose igualmente, si lo que se pide es la
unificación de posiciones encontradas sobre el particular, la actualización de la doctrina hasta
el momento imperante o el pronunciamiento sobre un punto aún no desarrollado. Además,
señalar de qué manera la decisión demandada presta el doble servicio de solucionar el caso y
servir de norte a la actividad judicial.

También ha sido suficientemente dicho, que si la inconformidad se funda en denunciar la


violación de un derecho fundamental, el impugnante está obligado a desarrollar una
argumentación lógica dirigida a patentizar el desacierto, con señalamiento de las normas
constitucionales que protegen el derecho invocado y su concreto desconocimiento con el fallo
recurrido.

Del mismo modo, ha sido suficientemente precisado, que interpuesto oportunamente el


recurso, por mandato legal, corresponde exclusivamente a la Corte, en ejercicio de su
discrecionalidad, decidir si lo acepta o rechaza, sin que la competencia para emitir tal
pronunciamiento pueda entenderse extendida a otro órgano distinto de ella.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Casación Discrecional
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Decreta nulidad auto del Juzgado 53 Penal de
Bogotá,
rechaza recurso de casación
DELITOS : Lesiones personales culposas
PROCESO : 16305
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos
La demanda de casación, por imperativo del artículo 225 del C. de P. P., está sujeta a una serie
de requisitos de forma, sin cuya observancia el recurso extraordinario carece de viabilidad,
pues debe declararse desierto a voces del artículo 226 del mismo estatuto.

Dispone el primer precepto citado, que ese escrito debe contener:

"3o.) La causal que se aduzca para pedir la revocación del fallo, indicando en forma clara y
precisa los fundamentos de ella y citando las normas que el recurrente estime infringidas".

4o.) Si fueren varias las causales invocadas, se expresarán en capítulos separados los
fundamentos relativos a casa una.

Es permitido formular cargos excluyentes. En estos casos, el recurrente debe plantearlos


separadamente en el texto de la demanda y de manera subsidiaria.".
MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Falsedad material de particular en documento
público,
Fraude
procesal
PROCESO : 15169
PUBLICADA : Si

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INTERPRETACION ERRONEA DE LA LEY-Técnica para alegarla en casación


La interpretación errónea de la ley sustancial, ha sido dicho por la jurisprudencia de la Corte,
consiste en el desacierto en que incurre el fallador cuando habiendo seleccionado
adecuadamente la norma que regula el caso sometido a su consideración, se equivoca al
establecer el alcance de la disposición, haciéndole producir unos efectos que no se coligen de
ella, o que incluso contrarían el mandato allí contenido.

La demostración de la infracción a la ley por este motivo, como acontece con todas las
causales de casación, compete hacerla al casacionista en la demanda que en aras de la
invalidación del fallo presente ante la Corte, señalando clara y precisamente los fundamentos
fácticos y jurídicos en que se apoya.

Esto no es cumplido en la demanda de casación presentada, donde solo se afirma que el


artículo 61 del Código Penal fue erróneamente interpretado, pero ninguna tarea se aborda en
orden a indicar qué dice en concreto la norma, cómo regula la materia en debate, qué
interpretación le dio el Tribunal, de qué manera se equivocó al fijar su alcance, qué repercusión
tendría para modificar la parte resolutiva del fallo, de haber sido interpretada acorde con el
sentido que de ella se desprende, y cuál es el que corresponde en recta inteligencia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal
PROCESO : 13725
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación/CASACION DISCRECIONAL-Causales
Del artículo 218 del Código de Procedimiento Penal, adicionado por el artículo 35 de la Ley 504
de 1999, se establece que el recurso extraordinario de casación discrecional procede contra
las sentencias de segunda instancia proferidas por los Tribunales Superiores de Distrito Judicial,
el Tribunal Penal Militar, el hoy extinguido Tribunal Nacional, o el Tribunal que llegue a crear la
ley para el conocimiento de la segunda instancia en los procesos por los delitos de
competencia de los jueces penales del circuito especializados, por delitos que tengan
señalada pena privativa de la libertad inferior a seis años, y también, contra fallos de segundo
grado emitidos por los Juzgados Penales del Circuito, independientemente de la pena prevista
en la ley para el delito de que se trate.

Su interposición debe hacerse por alguno de los sujetos legitimados para ello, esto es el
Procurador, su Delegado, o el defensor del acusado, dentro de los quince días siguientes a la
última notificación del fallo de segundo grado (art. 223 ejusdem), y, dentro del mismo término,
dada la naturaleza rogada del instrumento, la jurisprudencia tiene establecida la necesidad de
presentar la fundamentación debida frente a uno de los dos únicos motivos que determinan la
viabilidad de la admisión, o de ambos, sea para perseguir, por esta vía, el desarrollo de la
jurisprudencia o la garantía de un derecho fundamental violado en las instancias ordinarias,
debiendo precisarse clara y nítidamente, las razones por las cuales la Corte habría de decretar
el trámite del recurso.

Si el fundamento de la pretensión es la necesidad de un pronunciamiento con criterio de


autoridad en relación con determinado punto jurídico que por oscuro merezca ser clarificado,
deberá postularse si lo que se pide es la unificación de posiciones encontradas sobre el
particular, la actualización de la doctrina hasta el momento imperante o el pronunciamiento
sobre un punto aún no desarrollado. Además, señalar de qué manera la decisión demandada
presta el doble servicio de solucionar el caso y orientar la actividad judicial.

Y si la razón de la postulación es denunciar la violación de un derecho fundamental, el


impugnante está obligado a desarrollar una argumentación lógica dirigida a patentizar su
configuración en el proceso, señalando las normas constitucionales que protegen la garantía
invocada y su concreto desconocimiento con el fallo recurrido.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Casación Discrecional
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza el recurso de casación discrecional
intentado
DELITOS : Estafa
PROCESO : 16342
PUBLICADA : Si

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FALSO JUICIO DE CONVICCION-Concepto


El error de derecho por falso juicio de convicción -que es en últimas lo que quiere glosar el
recurrente- solo ocurre cuando el fallador otorga a la prueba un valor inferior o superior al
que la ley tiene previsto para ese medio probatorio; es decir, si la prueba sobre la que se
pregona recayó el error no se halla sujeta a una predeterminada tarifa legal, sino que está
supeditada en su apreciación judicial al principio de la crítica racional que consagra el artículo
254 del C. de P.P., no puede hablarse, sin que ello constituya grave impropiedad de esta clase
de error. Y no está dentro de esta categoría, la contundencia, poca o mucha, que el fallador,
en ejercicio de la crítica racional confiera a determinada prueba

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Casación
FECHA : 22/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 14485
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD CONDICIONAL-Requisitos/REDENCION DE PENA-La actividad de
cotejador-lector no se encuentra dentro de aquellas legalmente válidas para redimir pena
Es claro que el artículo 72A del Código Penal somete la concesión de la libertad condicional,
por aquellos delitos en que la permite, al cumplimiento de ciertos requisitos: que la pena
privativa de libertad impuesta sea superior a tres años, que el condenado haya cumplido las
tres quintas partes de la sanción, que haya observado buena conducta en el establecimiento
carcelario y que no exista en su contra orden de captura vigente.

Debe ser reiterativa la Sala en el sentido de que la actividad acreditada de cotejador-lector no


se encuentra dentro de aquellas legalmente válidas para redimir pena, nada de lo cual se
desdice por el hecho de que esté laborando para una empresa perteneciente a la industria
editorial, elemento que ninguna trascendencia comporta cuando, en aras de los fines del
trabajo como elemento para redimir pena, lo que en verdad interesa es la actividad que
singularmente adelante el recluso, por ello el legislador sólo autoriza determinadas labores,
entre ellas la industrial, que ciertamente no es la que desarrolla el sentenciado, así haya sido
contratado por una empresa de ese ramo.

En otras palabras, como (...) trabaja extramuralmente para una entidad de la industria
editorial, pero su labor singularmente considerada no es de esa naturaleza según definición
normativa, mal procedería la Sala en reconocerle redención de pena sobre la base de una
actividad que la ley no tiene como válida para esos efectos, de ahí que deba reiterarse la
ineficacia que en ese ámbito exhiben los certificados con los que se acredita la labor de
cotejador-lector

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Unica Instancia
FECHA : 23/11/1999
DECISION : No concede la libertad condicional
PROCESO : 8664
PUBLICADA : Si

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FALSEDAD EN DOCUMENTO PRIVADO-Sujeto activo-El móvil de los coautores no es


exigencia típica
La falsedad en documento privado en examen es un tipo penal que requiere para su
ocurrencia dos actos perfectamente separados pero integrados en la norma como un solo
hecho punible, el de la falsificación propiamente tal del documento y el de su posterior uso por
el agente. También se precisa en las mismas fuentes que el empleo del verbo usar referido a
documento privado que pueda servir de prueba alude al uso a que por ley o por convenio de
los particulares está destinado, vale decir, a establecer o modificar situaciones jurídicas.

Como se ve, trátase aquí de un tipo penal de sujeto activo monosubjetivo que por su propia
naturaleza posibilita la pluralidad de sujetos activos, bien a título de coautoría o de ésta y de
complicidad, no siendo indispensable para que la conducta de aquellos sea típica que
imprescindiblemente realicen los dos la totalidad de la conducta materialmente entendida y
que en estas condiciones el uso quede supeditado a los actos físicos que puedan exteriorizar,
en la medida en que por la dinámica misma que le den al proceso ejecutivo delictual, la
división de actos puede resultar, a contrario sensu, el medio más apto para la consumación
delictual, dando origen así a la denominada por la dogmática como coautoría impropia. Así
puede ocurrir, como sucede en este caso que físicamente uno de los intervinientes en la
conducta falsaria sea el que no ejecute el acto material del uso, pero que habiendo participado
en el acto de la elaboración del documento, el segundo es desarrollado por su compañero de
delincuencia.

En estos casos, es incuestionable que el ámbito de protección del tipo penal de la falsedad en
documento privado posibilita una tal distribución de actos delictuales, pues el uso jurídico
necesario para que el documento entre a ese tráfico si bien materialmente ha sido
exteriorizado por uno de ellos, jurídicamente le es imputable a los dos ya que no corresponde
a un acaecer casual sino a la previa y acordada distribución de actos delictivos necesarios para
ese objetivo, esto es para su uso, para que entre al tráfico jurídico para el cual fue elaborado,
resultando extraño al tipo el fin último propuesto por uno de ellos, dado que al no ser exigido
por la prohibición legal, resulta extraño al tipo.

En consecuencia, al haber incluido el Tribunal en la interpretación del artículo 221 del C.P., el
móvil de uno de los coautores como exigencia típica, es claro que erró en su alcance, porque al
no ser exigido por la prohibición legal, necesariamente resultó creando un tipo penal excedido,
que fue lo que le permitió absolver a la procesada, imponiéndose por tanto casar el fallo
impugnado en cuanto a la referida procesada y en su reemplazo dejar en plena vigencia la
sentencia de primera instancia impugnada por el Fiscal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 23/11/1999
DECISION : Casa, impone pena de 8 meses de prisión y
accesorias
DELITOS : Falsedad en documento privado, Captación masiva
y
habitual de dinero del púb
PROCESO : 11223
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Permiso de 72 horas: Requisitos de procedibilidad


El artículo 5° del Decreto 1542 de 1997, reglamentario del artículo 147 de la Ley 65 de 1993,
por la cual se adoptó el Código Penitenciario y Carcelario, señala que los directores de los
establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder permiso hasta por setenta y dos
(72) horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o cuyo recurso de casación
se encuentre pendiente, con el lleno de los requisitos ahí señalados. Uno de ellos hace
referencia a que el interno haya alcanzado la fase de mediana seguridad, que según el inciso
3° de la norma en cita, se entiende cuando el procesado ha superado la tercera (1/3) parte de
la pena impuesta, (o el setenta por ciento (70%) si se trata de condenados por los Jueces
Penales de Circuito Especializados), y observado buena conducta, de acuerdo con el concepto
emitido por el Consejo de Disciplina.

De los preceptos anteriores surge como primera conclusión que el beneficio administrativo es
otorgado por los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios y favorece a los
condenados definitivamente y a aquellos que están pendientes de la sentencia de casación,
correspondiendo a la Sala pronunciarse provisionalmente sobre las rebajas de pena por trabajo
y estudio invocadas por los condenados cuyo recurso de casación se encuentre en trámite,
como medio para acreditar ante aquellas autoridades el cumplimiento del presupuesto
objetivo previsto en el inciso 3° del artículo 5° del Decreto 1542 de 1997.

En este orden de ideas, si el procesado no ha descontado aún la tercera parte de la condena,


(o el setenta por ciento (70%) si fuere el caso), incluyendo todos los factores que contribuyen
al respecto, no es factible que la Sala reconozca períodos de redención, puesto que, se insiste,
la decisión con carácter provisional está destinada a que los directores de los centros de
reclusión tengan noticia cierta sobre la llegada del procesado a la fase de mediana seguridad,
contando para ello las penas redimidas, cuyo reconocimiento y determinación pertenecen
exclusivamente a la órbita del juez.

En segundo término, se infiere que el permiso hasta de setenta y dos horas, para salir del
establecimiento sin vigilancia, puede ser concedido a todos los condenados en quienes
converjan los requisitos señalados, sin importar la naturaleza y modalidades del reato, con la
única diferencia de los que hubieren sido sentenciados por delitos de competencia de los
Jueces Penales del Circuito Especializados, quienes deben descontar el setenta por ciento
(70%) de la condena, porque así lo dispuso el artículo 29 de la Ley 504 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 24/11/1999
DECISION : Reconoce 7 meses y 7 días como redención de pena
DELITOS : Falsedad en documento privado, Falsedad material
empl.
of. en doc. publico, Estafa agravada
PROCESO : 16407
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Finalidad-Interrogatorio/NULIDAD-No toda irregularidad derivada del


deficiente interrogatorio al procesado la genera/RESOLUCION DE ACUSACION-
Concreciòn del objeto material en el delito de porte ilegal de armas
1. La indagatoria no es una diligencia de formulación de cargos, como parece entenderlo el
casacionista, sino un medio de defensa del imputado, y que la ley no exige para su validez o la
validez de las decisiones jurídicas que deban adoptarse con fundamento en ella, que en su
desarrollo se cumplan precisas reglas o determinadas fórmulas sacramentales. Tampoco
requiere de un específico orden en la formulación del interrogatorio, ni que las preguntas se
expresen en un determinado sentido. Simplemente exige que el imputado sea interrogado "en
relación con los hechos que originaron su vinculación", con el fin de que pueda explicar su
conducta. (art.360 C. P.P.).

De esa manera el Estado cumple con la obligación que le compete de garantizar el derecho
defensa, y el interrogatorio que deba ser desarrollado por el funcionario judicial dependerá,
como es apenas de obviedad suma entenderlo, de los antecedentes y circunstancias
conocidas en el proceso, y de la postura que en relación con ellos asuma el indagado en la
diligencia, no de formatos o fórmulas abstractas preconcebidas.

Si el imputado, por ejemplo, acepta los hechos, habrá necesidad de entrar a concretar con su
colaboración las circunstancias en las cuales acontecieron, su grado y forma de participación,
y la de los demás intervinientes si los hubo, pero si los niega, teniendo cabal conocimiento del
acontecer fáctico sobre el cual está siendo interregado, ningún sentido tiene entrar a indagar
sobre dichos aspectos, por resultar inoficioso, y además inconducente, no siendo dable alegar
después, por quien ha propiciado una tal situación, violación del derecho de defensa, o
quebrantamiento de las bases fundamentales de la instrucción o el juzgamiento, con el
argumento de que no fue interrogado en debida forma sobre los hechos.

2. No toda irregularidad procesal derivada de la circunstancia que sirve de sustento fáctico al


cargo (interrogatorio deficiente en la indagatoria), tiene la virtualidad de afectar de nulidad la
actuación. La Corte ha venido sosteniendo que solo podría llegar a tener aptitud rescindente si
se establece que el procesado no estuvo en condiciones de conocer y controvertir en tiempo la
imputación, de manera que el derecho de defensa resulte realmente comprometido, pues solo
en un tal evento es dable afirmar que esta garantía fundamental ha sido afectada, situación
que lejos está de poder ser predicada del caso en estudio (Cfr. Casación de 17 de junio de
1999, MAGISTRADO PONENTE Dr. Córdoba Poveda).

3. Tanto el demandante como la Delegada sostienen que en tratándose del delito de porte
ilegal de armas de fuego de uso privativo de las Fuerzas Armadas, resulta imprescindible
precisar en la resolución de acusación las características de las armas, y que esto imponía
para el caso sub judice tener que individualizar las subametralladoras y pistolas
supuestamente utilizadas por los procesados por su tipo, modelo, origen o calibre, y como no
se hizo, debe concluirse que se afectó el derecho de defensa por falta de concreción del objeto
material.

Esta apreciación es equivocada por dos razones. Porque implicaría que las armas sean
necesariamente incautadas, lo cual trasciende la configuración típica de la conducta, que no
incluye esta exigencia; y, que medie un dictamen técnico científico que determine sus
características (pues solamente una prueba de esta naturaleza podría satisfacer las
pretensiones del demandante), lo cual se opone al principio de libertad probatoria, que permite
acreditar los elementos típicos de la conducta por cualquier medio de prueba.

El tipo penal que define el delito de porte ilegal de armas de fuego de uso privativo de las
Fuerzas Armadas, ha sido dicho por la Corte, integra la categoría de los llamados en blanco o
de reenvío, en cuanto para determinar la naturaleza del arma debe acudirse a la
reglamentación legal sobre la materia, donde se establecen parámetros para que el intérprete
pueda determinar si se trata o no de armas de uso privativo de la Fuerzas Armadas.

En algunos casos habrá necesidad de indagar, para poder establecerlo, por el calibre del
arma, pero en otros, bastará determinar su clase para llegar a la conclusión de que se está en
presencia de ellas, como ocurre con los fusiles, las ametralladores y subametralladoras, de
suerte que para la imputación de la conducta típica, resulta suficiente la acreditación de este
solo aspecto, sin que sea necesario, como ya se dijo, que el arma haya sido objeto de
incautación, o que medie una peritación técnica de expertos en balística.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 24/11/1999
DECISION : No casa
PROCESO : 14227
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-No permite acuerdos entre fiscal-sindicado


La diligencia realizada conforme al art. 37de1 C. P. Penal, no es un acuerdo entre fiscal-
sindicado. sino aceptación de éste a los cargos formulados por aquél, de manera que resultan
extraños convenios de contenido implícito sobre otras materias que en el caso de los
beneficios por colaboración eficaz exigen acuerdos precisos que en consideración del grado
pueden involucrar disminución de la pena (de 1/6 hasta las 2/3 partes), exclusión o concesión
de causales específicas de agravación o atenuación, libertad etc.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 24/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto agravado, Porte de armas de defensa
personal,
Secuestro extorsivo
PROCESO : 11560
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación/CASACION-Cargos contradictorios:


Legítima defensa y culpabilidad preterintencional formulados en uno sólo
1. Conforme ya en varias oportunidades lo ha sostenido la jurisprudencia de la Sala, olvida el
demandante que si bien la proposición de nulidades en casación permite cierta flexibilidad en
su proposición y desarrollo, ello no significa que al igual que las demás causales propias de
este extraordinario medio de impugnación, no deba respetar la técnica y la lógica que lo
regentan y mucho menos que exima de la debida demostración respecto a la vulneración de
garantías de los sujetos procesales o el desconocimiento de las bases fundamentales de la
instrucción y el juzgamiento que además debe conllevar a la solicitud de anulación
indicándose el momento procesal a partir del cual procede rehacer lo actuado para corregir el
agravio inferido, de manera tal que las cosas queden en un estado anterior al que motivo tal
pedimento, lo que tampoco aquí, hizo el casacionista.
2. Desatinado es, proponer en los dos cargos y prácticamente con el mismo sustento
argumental la procedencia de la causal de justificación de la legítima defensa y la existencia
de una culpabilidad preterintencional, no solo por tratarse de institutos completamente
distintos e incompatibles, en tanto que el primero supone la absolución por ausencia de la
antijuricidad de la conducta, el segundo, impone admitirla junto con la culpabilidad haciendo la
conducta punible, sino porque un tal planteamiento le exigía su proposición en acápites y
demostraciones separados, como la propia Ley lo dispone, uno como principal y otro como
subsidiario, no siendo suficiente, debe precisar la Sala, la simple afirmación de que se acude a
esta alternativa, y menos en la forma en que lo hace aquí el demandante, esto es, bajo la
misma causal y con los mismos argumentos para las dos modalidades de ataque, tornándose
en evidente su exclusión, sino porque lo que pretende este nuevo mandamiento legal es
posibilitar la proposición de cargos que de ser formulados en uno sólo resultarían
contradictorios, imponiéndose su rechazo, como sucede en este caso, que se obviaría bajo una
independiente proposición y demostración, acudiéndose, claro está, a la correcta demostración
de cada uno de ellos.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 24/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 11385
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Prueba pertinente
1.Es importante precisar que en el curso del trámite jurisdiccional de extradición que
corresponde a la Corte, la pertinencia de la prueba se evidencia por su relación directa con los
requisitos sustanciales y formales para conceder u ofrecer la extradición y, además, con el
objeto mismo del concepto que deberá emitir la Corporación antes de la decisión final que
incumbe al Gobierno Nacional (C. P. P., arts. 549, 551 y 558).

Así pues, los medios probatorios deben conducir a establecer que se ha dictado por la
jurisdicción extranjera una resolución de acusación o su equivalente o una sentencia
condenatoria, así como la autenticidad de la documentación que contiene la respectiva
providencia; pero la prueba jamás puede orientarse a cuestionar los fundamentos probatorios
de la correspondiente pieza procesal, pues el trámite de extradición no es ni mucho menos
"una revisión del proceso penal que con toda autoridad y soberanía adelantan los jueces
extranjeros, sino que se trata de realizar confrontaciones objetivas para hacer expedita la
asistencia y cooperación jurídica entre los distintos Estados, máxima razón de ser de la figura
en cuestión…" (auto 10 de diciembre de 1997, M. P. Jorge Aníbal Gómez Gallego).

2.De conformidad con los preceptos antes citados, las pruebas han de encaminarse a
determinar la existencia del fallo, la acusación o la providencia equivalente. No más.

Algo distinto ocurre si los documentos no se autentican conforme con la legislación del Estado
requirente, o no se determina el lugar y la fecha de los actos ejecutados o es insatisfactoria la
identidad del solicitado, caso en el cual también en Colombia sería necesario repudiar la
solicitud por falta de pruebas.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Extradición
FECHA : 24/11/1999
DECISION : Rechaza unas pruebas solicitadas
PROCESO : 15825
PUBLICADA : Si
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EXTRADICION-Naturaleza mixta del trámite/EXTRADICION-Etapas/EXTRADICION-La


falta de apoderado en la etapa preparatoria no genera nulidad/EXTRADICION-Prueba
pertinente
En primer término la Sala se pronunciará sobre la solicitud de nulidad hecha por el señor
defensor del pedido en extradición, en atención a que de prosperar su efecto sería el de
retornar el expediente al Ministerio de Justicia; para lo cual es necesario discurrir sobre la
naturaleza del instituto, y acerca del sistema mixto del procedimiento adoptado por el Código
de Procedimiento Penal, operable en el presente asunto por no existir tratado de extradición
aplicable entre el país requirente y el nuestro. Tema sobre el cual la Sala tuvo oportunidad de
pronunciarse en los autos del 5 de agosto y el 22 de septiembre del corriente año, con
ponencia del H. Mg. Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO. En el primero expresó:

" Antes de cualquier interpretación exegética de los textos legales, la Corte debe reiterar en
esta oportunidad que el trámite de extradición tiene una naturaleza mixta, en el sentido de
que es administrativo-jurisdiccional y, en todo caso, se cumple bajo el liderazgo y la
responsabilidad preeminente del Gobierno Nacional, obviamente con la insoslayable
colaboración de la Rama Judicial en cabeza de la Corte Suprema de Justicia, no sólo por
voluntad legal sino también constitucional, porque la sustanciación y las competencias del
instituto son una consecuencia del mandato según el cual a la Rama Ejecutiva le corresponde
la dirección de las relaciones internacionales (Const. Pol., art. 189, numeral 2º). De otro lado,
ya se sabe que la institución de la extradición se ajusta al desarrollo de tales facultades
gubernamentales, pues doctrinariamente se le estima como un acto de asistencia jurídica y
solidaridad internacional para la lucha eficaz contra el delito.

"En armonía con la establecida naturaleza constitucional y política de la extradición, el


ordenamiento jurídico colombiano prevé que la oferta, concesión o negación corresponde y es
facultativa del Gobierno, que lo hace al final del trámite por medio de una resolución
administrativa, aunque previamente se requiere el concepto de la Corte Suprema de Justicia,
que sólo sería vinculante si fuere negativo (arts. 547,548,55,559).

"Así las cosas, el trámite formal sólo se inicia con la admisión del expediente por la Corte,
como claramente lo indica el artículo 556 del Código de Procedimiento Penal, pues antes de
ello sólo se advierte una fase preliminar de perfeccionamiento del legajo documental y apenas
preparatoria de la parte judicial del rito. En esta etapa previa, además de alistar la
documentación, el Ministerio de Relaciones Exteriores únicamente configura un requisito de
procedibilidad, cuando debe indicar cuál sería la vía y la legislación aplicable al incidente,
mientras que el Ministerio de Justicia y del Derecho solamente cumple una función requirente
del trámite judicial y del concepto, aunque no de la decisión final que obviamente le concierne
al Gobierno (arts.552 a 555).

Precisamente, por cuanto esas tareas administrativas de alistamiento del expediente, de


constitución de un mero requisito de procedibilidad y de requerimiento de la vía judicial no
están expuestos a la controversia, pues ésta se cumplirá cabalmente cuando se abra la fase
jurisdiccional, no se prevé legalmente para dicha etapa preliminar el espacio probatorio y de
contradicción que imagina el defensor del requerido para justificar su postura. Para ver de
probar este carácter preparatorio de dichos actos, basta revisar el contenido de los artículo
551 al 555 del Código de Procedimiento Penal, en cuyo texto no se incluye la posibilidad de
proposición y debate probatorio. ".

Mas adelante agregó la Sala:

"No sobra advertir que una vez emitido el concepto judicial por la Corte, el expediente queda
listo para que el Gobierno dicte la resolución que conceda o niega la extradición, de
conformidad con el artículo 559 del Código de Procedimiento Penal, la cual se expone a los
controles administrativos y/o contenciosos que elijan los interesados, momento en el cual
podrán reclamar por cualquier abuso relacionado bien con los temas previstos en el artículo
558 ora con otras materias que ellos estimen pertinentes al ámbito de la extradición.

"En razón de esta sistemática procesal, es apenas obvio que el artículo 567 del Código de
Procedimiento Penal dispusiera que la defensa debe proveerse desde la iniciación del trámite
de extradición, comienzo que se entiende a partir del recibo del expediente por la Corte, no
antes, como lo prevé el artículo 556 del mismo ordenamiento.".

De otro lado, sobre el tópico de la nulidad en el trámite de la extradición la Sala en auto del 7
de febrero de 1.990 con ponencia del H. Mg. Dr. JORGE ENRIQUE VALENCIA MARTINEZ,
manifestó:

"La extradición corresponde decretarla al Gobierno Nacional por conducto del Ministerio de
Justicia (arts.747 del C. de P.P., anterior, 659 del C. de P.P. actual), contemplándose dentro del
diligenciamiento previsto por el estatuto procesal penal que se ha aplicado en este caso, el
concepto de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia para determinar si se cumplen los
requisitos sustanciales exigidos; debiendo negarse por el Ejecutivo en el evento de que aquella
opinión fuere negativa (incisos 2º, arts. 747 y 657, respectivamente , C. de P.P. citados).

"Significa lo anterior que a esta actuación o análisis se limita la intervención y


pronunciamiento de la Corte, conforme a las finalidades que se han asignado a su
competencia, para garantizar el cumplimiento de determinadas exigencias básicas (arts. 374 y
642, respectivamente, C. de P.P. aludidos) y cumplidos los pasos necesarios sigue el
expediente al Ministerio de Justicia, entendiéndose que en este momento el gobierno
colombiano ya ha determinado o resuelto, examinar la petición, que es procedente la gestión
cumplida y dispone las diligencias subsiguientes (arts. 746 y 655 estatutos procesales
mencionados).

"La nulidad que se propone hace relación a un acto de carácter administrativo - extradición -
por cuanto implica un pronunciamiento inicial sobre la viabilidad de la actuación o trámite que
debe cumplir el Gobierno Nacional para llegar a una decisión final; o sea, que conforme al
criterio tradicional constituye una manifestación de voluntad de la administración dirigida a
producir efectos en derecho en ejercicio de una facultad legal, lo cual le da tal carácter (art. 83
del C.C.A.) y dada esta naturaleza ha de debatirse su validez ante la jurisdicción
correspondiente, a través de las acciones respectivas como se desprende de la misma solicitud
del apoderado…..

"Refuerza la anterior consideración el que ante la misma jurisdicción y dada la índole de la


providencia, es impugnable la determinación del Gobierno que ponga fin al procedimiento
señalado.".

"Cabe también anotar que la extradición contempla un trámite mixto con resolución del
Ejecutivo que niega o concede finalmente aquella pero con la intervención de la Corte
Suprema de Justicia que por intermedio de la Sala Penal debe emitir concepto sobre
determinados aspectos jurídicos, sin que esta actuación pueda variar la naturaleza de la
actuación del Gobierno colombiano que debe calificarse como administrativa y sujeta al control
jurisdiccional correspondiente, conforme a las normas generales de la materia.".

Así pues, regulada la demanda de extradición por el Código Procesal Penal, es incontrastable
que el trámite de extradición pasiva comporta tres fases, una inicial de carácter preliminar a
cargo de la administración a través de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Justicia y
del Derecho, a quienes concierne, en su orden, conceptuar sobre el ordenamiento jurídico que
debe aplicarse a la petición, y perfeccionar el expediente con miras a que la Corte Suprema de
Justicia rinda su concepto; la segunda etapa, con la cual se inicia el trámite formal de la
extradición a cargo de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, que prevé el
traslado a la persona requerida o a su defensor por el término de 10 días, luego un período de
práctica de pruebas por el mismo lapso, y después permanecerá el expediente por cinco días
en secretaría para alegatos, culminando esta fase con la emisión del concepto con arreglo a lo
prescrito por los artículos 557 y 558 del mismo ordenamiento jurídico; y la última etapa
también administrativa a cargo del Gobierno Nacional, que concluye el rito expidiendo la
resolución que concede o deniega la extradición.

Atendiendo la naturaleza del procedimiento, es evidente que el control de la actuación surtida


en las etapas previa y definitiva compete a la administración o a la jurisdicción de lo
contencioso administrativo, y no a esta Sala de la Corte a quien obviamente le pertenece de
manera exclusiva el control de la legalidad de la actuación judicial. Importa insistir, en que
como atrás se vio, la etapa previa acorde con la reglamentación legal no admite controversia,
empero, si alguna inconformidad subsiste en el reclamado o su apoderado, pueden plantearlas
a través de los recursos y/o las acciones pertinentes ante la administración y la jurisdicción de
lo contencioso administrativo, una vez expedida la resolución que decide el procedimiento.

No le asiste razón al peticionario cuando argumenta que la falta de apoderado en la etapa


preparatoria engendra nulidad, por cuanto como atrás se dejó expresado, tanto la naturaleza
del rito, como las formas previstas en el Código Procesal Penal, denotan que el trámite de la
extradición inicia una vez la Corte avoca su conocimiento al tenor de lo reglado por los
artículos 556 y 557, siendo un imperativo por mandamiento legal que el reclamado en
extradición designe en esta etapa un defensor, y de no hacerlo corresponde a la Corporación
nombrarle uno de oficio.

Además, dentro de esa etapa previa es claro que formalmente no se previó la controversia de
los actos administrativos preparatorios proferidos por los Ministerios que en ella intervienen,
de tal suerte, que el argumento consistente en que a ellos no pudo oponerse el solicitado por
carecer de defensor en esa etapa, no es admisible, y no constituye una irregularidad que
vulnere el derecho de defensa; el rito ha transitado con acatamiento a las formas previstas en
la ley, que son de forzoso cumplimiento tanto por las autoridades como por los particulares
que en él intervienen.

En lo atinente a la postulación de realización de pruebas hecha por la defensa como segunda


pretensión subsidiaria, importa precisar que la Corte ha sostenido que dicha materia dentro del
trámite de extradición se encuentra disciplinada por las reglas contenidas en el art. 250 del
Código de Procedimiento Penal, por consiguiente, serán rechazadas aquellas que no conduzcan
a demostrar los elementos que constituyen el fundamento del concepto que la Sala debe
emitir con arreglo a las previsiones del art. 558 ibídem, las que hayan sido obtenidas de
manera ilegal, las legalmente prohibidas o ineficaces, y aquellas que versen sobre hechos
notoriamente impertinentes, o sean manifiestamente superfluas

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Extradición
FECHA : 24/11/1999
DECISION : Niega la nulidad, niega las pruebas solicitas por
PROCESO : 15824
PUBLICADA : Si

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CASACION-Errores en la apreciación de las pruebas: Técnica


El propósito de desvertebrar la sentencia acusada de violación indirecta por errores de hecho
en la apreciación de la prueba implica, y así repetidas veces lo ha precisado la jurisprudencia
de esta Sala, desquiciar la evaluación de todas las pruebas que el fallador examinó e hizo
incidir en la decisión que se cuestiona, porque la prevalencia de un elemento de juicio con
contundencia suficiente para mantener esa decisión, hace nugatorio el esfuerzo enjuiciatorio
del recurso extraordinario. De tal manera, cumple al casacionista precisar esas pruebas,
señalar el error que en su examen cometió el juzgador, y demostrar su trascendencia en el
sentido o el alcance del fallo; no es suficiente simplemente discriminar esas pruebas, o
destacar los errores, es también indispensable acreditar su contundencia en la decisión, como
única manera legal de establecer la vulneración en las instancias, del principio de la crítica
racional de que habla el artículo 254 del C. de P.P..

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 11246
PUBLICADA : Si

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PRUEBA-Negativa y omisión: Cuándo configuran motivo de nulidad
En sentencia de marzo 2 de 1995 -que cita la Delegada-, dijo esta Sala con ponencia del doctor
Juan Manuel Torres Fresneda: "Tanto la negativa como la omisión de pruebas, deben significar:
la primera una forma de obstaculizar el ejercicio de la defensa y, la segunda, una inercia
censurable de los jueces. Es necesario, por consiguiente, que tales circunstancias afecten
grave y ostensible el derecho de defensa. Esta exigencia se alcanza si las pruebas que se
niegan y omiten son sustanciales porque apuntan a la responsabilidad del procesado para
excluirla o atenuarla. No basta afirmar esa dirección de las pruebas no practicadas, es
fundamental que emerja de la investigación la posibilidad de que tiene un contenido capaz de
modificar favorablemente la situación jurídica del inculpado. Solo sobre bases conocidas en el
proceso que revelan esa capacidad transformadora procede alegar la nulidad" (fl. 22 cdno.
Corte).

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia de casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Acceso carnal abusivo con menor de 14 años
PROCESO : 14848
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Oportunidad para solicitarla en el trámite de la segunda instancia/LIBERTAD


PROVISIONAL-Causal quinta: Está supeditada a la efectiva privación física de la libertad
1.Si el proceso penal es una sucesión ordenada de actos, sujetos a una estructura normativa
preexistente , en el que, por lo tanto, los derechos deben ejercerse en las oportunidades y
dentro de los términos expresamente señalados en la ley, en acatamiento de los principios de
lealtad procesal, preclusión y seguridad jurídica, lógico es concluir que el actual momento
procesal no es el oportuno para pedir nulidades ni para decidirlas, sino que tal petición debe
presentarse, si se considera conveniente, al sustentar el recurso de apelación, motivo por el
cual la Sala se abstendrá de pronunciarse sobre el error in procedendo impetrado.

2.En la sentencia C-846 del 27 de octubre del presente año, en la que la Corte Constitucional
declaró la constitucionalidad (condicionada) del numeral 5° del artículo 415 del Código de
Procedimiento Penal, en ninguna parte expresó que no se requería la privación de la libertad
física para poder tener derecho a la libertad provisional a que se contrae dicha disposición, y si
bien no avaló expresamente la doctrina de la mayoría de la Sala al respecto, del contexto de
tal providencia sí se infiere que partió del presupuesto de la efectiva privación de la libertad.
Así, cuando se refiere a la suspensión de la audiencia, contemplada en el inciso 2° de la norma
en cita, señala que "es evidente que la negligencia del juez o las irregularidades que puedan
presentarse en el proceso, no pueden aceptarse como razones válidas para suspender la
audiencia pública, y, por consiguiente, para mantener al procesado en detención. En otras
palabras, no es razonable ni proporcionado que éste tenga que soportar una excesiva carga,
como lo es la privación de su libertad personal, "por la ineficiencia o ineficacia del Estado".

LIBERTAD PROVISIONAL-Causal quinta (Salvamento de voto)


(Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón)

1. La norma procesal citada establece varias causales de libertad provisional,


plenamente autónomas, es decir, singulares, sin relación de dependencia entre ellas,
afirmación obvia pues que cada una de ellas tiene que ver con fenómenos procesales bien
diversos, por ejemplo, el haber cumplido la pena, el reunir los requisitos para acceder a la
condena de ejecución condicional, el haber restituido e indemnizado, el haber actuado con
exceso en una causal de justificación, etc. El No. 5° prevé la liberación cuando han transcurrido
más de seis meses entre la ejecutoria de la acusación y la terminación de la audiencia, de
acuerdo, esto último, con la correcta interpretación que de los dos incisos que componen el
numeral hizo recientemente la Corte Constitucional (Sent. C-846, 27 de octubre de 1999, M.P.
Dr. Carlos Gaviria Díaz).

2. El numeral mencionado es absolutamente claro. De su simple lectura “gramatical” y


“literal” surge que para acceder a la libertad provisional no es menester que la persona se
encuentre materialmente detenida. Entonces, no hay que hacer mayor esfuerzo hermenéutico
para entenderlo y si se exigiera ese propósito, bastaría recordar el artículo 27 del código civil,
que ordena: “cuando el sentido de la ley sea claro, no se desatenderá su tenor literal a
pretexto de consultar su espíritu”. Este es un mandato legal que impide las elucubraciones
interpretativas.

3. Al legislador hay que suponerlo inteligente y cuidadoso. No lo podemos imaginar


incauto, descuidado ni torpe, como para decir que en el numeral 5° quiso seguir la misma
línea trazada en el numeral 4°, pero que se le olvido incorporar expresamente la necesidad de
privación efectiva de la libertad en la última hipótesis y que, con fundamento en esa
negligencia, se puede deducir la exigencia que sí se hizo en el numeral 4°. Imposible pensar
que frente a dos numerales seguidos, con fundamentos diferentes, hubiera querido requerir lo
mismo pero que lo hubiera omitido imprudentemente en el último evento. Lo que se deduce de
la comparación de los dos numerales es que en uno quiso exigir la encarcelación material y en
el otro no.

4. Si se interpreta el numeral en el sentido de que la persona sí debe estar físicamente


privada de la libertad, sencillamente el juez se arroga facultades legislativas pues, nada más ni
nada menos, agrega un elemento a un mandato. Fácil es afirmar que para interpretar el
juzgador debe partir de la norma en toda su comprensión, pero de la norma tal como está, sin
que le sea permitido hacerle añadidos.

5. Si el juez concluye que el contenido del numeral 5° es semejante al del No. 4° y que,
por tanto, la persona tiene que estar físicamente detenida, simplemente hace analogía en
contra del procesado, fenómeno que, como se sabe, está prohibido en materia penal. Y si sin
comparar los dos numerales cree que ampliamente visto el numeral 5° llega a conclusión
idéntica, acude a la interpretación extensiva, que también está prohibida respecto de la
posición del procesado pues en relación con éste la interpretación penal tiene que ser
restringida.

6. También se oye decir que “libertad provisional” es “excarcelación” y que sólo se


puede excarcelar a quien está encarcelado, palabras orientadas a concluir que frente al
numeral 5° del artículo analizado el aspirante a la liberación debe estar materialmente en
prisión. Ello no es cierto porque la “detención preventiva”, presupuesto elemental para pensar
en libertad provisional, es un fenómeno jurídico y no material, de manera que una persona
sobre la que pesa un “auto de detención” puede estar privada de su libertad o no. Esto no es
nuevo, ni es propuesta de hoy. Ya la Sala Penal de la Corte lo ha explicado con suficiencia, por
ejemplo en decisión del 21 de abril de 1983, en la que se dijo:

“La libertad provisional bajo fianza en una institución prevista en la ley procesal que
permite que una persona no cumpla la detención a pesar que los efectos jurídicos de ésta
medida se hallen vigentes; en consecuencia, si bien es cierto que en la mayoría de los casos el
efecto inmediato de esta gracia es lograr la libertad de una persona detenida, en la totalidad
de los casos el fin primordial de la medida es que no se cumplan los efectos materiales del
auto de detención, lo cual puede lograrse aún sin la previa privación de la libertad del
procesado a quien se concede el beneficio. En las infracciones sancionadas con pena de
arresto, por ejemplo, no es necesario que se requiera privar de la libertad para luego conceder
el beneficio, pues frente a estos ilícitos no procede la captura y por lo tanto podrá procederse
en la misma forma prevista para la detención de funcionario por delitos excarcelables…
Tampoco es indispensable la privación de la libertad cuando se ha restituido un objeto
apropiado… antes de que se haya iniciado la investigación, ni cuando el auto de detención se
dicta junto con el de proceder y allí se confiere la libertad prevista en el numeral 5° del citado
artículo 453” (M.P. Dr. Luis Enrique Aldana Rozo).

7. Y como también se escucha que a partir de la interpretación sistemática se infiere


que la persona debe estar efectivamente privada de la libertad, dígase, de una parte, que el
artículo 30 del código civil orienta hacia el contexto de la ley para ilustrar el contenido de cada
una de sus partes, entendiendo por contexto la totalidad de la temática y no una u otra parte
de la misma; y, de la otra, que si miramos desde arriba y globalmente el artículo 415 del C. de
P.P., la verdad es que en la gran mayoría de sus hipótesis liberatorias no exige que el aspirante
a la libertad provisional se encuentre tras las rejas de la prisión.
Por último, téngase en cuenta que la decisión reciente de la Corte Constitucional, que
menciona la Sala mayoritaria para soportar parcialmente su pensamiento, en ningún momento
afirma que el procesado deba estar físicamente privado de la libertad. La inferencia que hace
la Sala parte de ello, sin mirar que la Corte Constitucional desarrolla su análisis pero
observando una de las hipótesis: aquella que se relaciona con la liberación cuando la persona
se halla en la cárcel. Pero con ello no circunscribe el alcance de la norma. Lo que sucede es
que solamente estudia la posibilidad, es decir, una de las dos a que se refiere la disposición.

LIBERTAD PROVISIONAL-Causal quinta (Aclaración de voto)


(Dr. Carlos E. Mejía Escobar)

He considerado que para que opere el beneficio excarcelatorio en los eventos de vencimiento
de términos para la celebración de audiencia el acusado no tiene que estar privado
físicamente de la libertad puesto que la ley no señala esa exigencia como sí lo hace en el
vencimiento de términos para calificación del sumario con resolución acusatoria (Seg. 13.024
de nov. 7/97 M.P. Dr. Jorge Córdoba Poveda y Unica 7026 de 19 nov/99 M.P. Dr. Yesid Ramírez
Bastidas).

Acá, en cambio, el título de la privación de la libertad del señor Tolosa Cañas, es la ejecución
de la sentencia y no la medida detentiva, caso en el cual la Sala ha tenido una postura pacífica
hasta ahora. Los supuestos son entonces diferentes.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Segunda Instancia


FECHA : 25/11/1999
DECISION : Se abstiene de pronunciarse sobre la nulidad y
niega la
libertad provisional
PROCESO : 16023
PUBLICADA : Si
Salvamento de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ
Aclaración de Voto Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir/NORMAS DE ESTADO DE SITIO-Al ser


incorporadas como legislación permanente, varían los contenidos de su
interpretación/SECUESTRO DE AERONAVES, NAVES O MEDIOS DE TRANSPORTE
COLECTIVO-El artículo 28 del decreto 180 de 1988 suspendió en su momento la
vigencia de los artículos 281 y 282 del Código Penal y posteriormente los derogó, al ser
acogido dentro de la legislación permanente
1.Como insistentemente lo viene sostenido la jurisprudencia de la Sala, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 37B.4 del Código de Procedimiento Penal el interés para recurrir en
esta clase de fallos está limitado a aspectos puntuales como la individualización judicial de la
pena, el subrogado de la condena de ejecución condicional y la extinción del dominio sobre los
bienes, pues por tratarse de un acto soberano de libertad volitiva y cognositiva del
incriminado, en el que una vez conocidas las imputaciones en su contra y las consecuencias de
su allanamiento a la responsabilidad penal que por ellas le compete, no es dable una posterior
retractación y menos en nombre de la ley para burla a sí misma, como que de ser así se
desnaturalizaría el contenido y alcances de este instituto creado por el legislador con claros
propósitos de prever una política criminal efectiva en la lucha contra el delito y la sanción de
sus responsables

Atendiendo los motivos que en 1.989 llevaron al Ejecutivo a expedir el referido Estatuto
Antiterrorista, es decir, encontrándose el país bajo el otrora denominado Estado de Sitio, que
para entonces venía vigente desde 1.984, por cuanto en el Decreto 1.038 se había declarado
turbado el orden público, dotándose al Presidente de la República para que adoptara las
medidas pertinentes para combatir la violencia generalizada que se vivía a través de ataques
a las instituciones democráticas mediante actos terroristas de la delincuencia organizada, el
establecer la aplicación de estas disposiciones excepcionales o las del Estatuto sustantivo
frente la coincidencia que se presentaba entre las conductas tipificadas en una y otra Penal,
dependía de la afectación o no del orden público. Así se pronunció la Sala en aquella
oportunidad :

"Si era natural, entonces, que la aplicabilidad de la normatividad contenida en el decreto 180
de 1988 estaba sujeta a la relación directa o indirecta con las causas que originaron el estado
de sitio, la misma quedó rota al cambiar la fuente formal de validez de las normas de ese
estatuto que se adoptaron como legislación permanente mediante la expedición del decreto
2266 de 1991, proferido en desarrollo del artículo 8º transitorio de la Constitución Nacional
vigente. Tal fue la óptica de análisis de la Corte Constitucional al determinar su competencia
para realizar el juicio de constitucionalidad al artículo 1º del decreto 1895 de 1989 (declarado
exequible por la Corte Suprema de Justicia mediante sentencia de octubre 3 de 1989), acogido
como permanente por el artículo 10º del decreto 2266 de 1991. Señaló esa Corporación:

"Es de anotar que aunque la redacción de los artículos 1º del decreto 1895 y 10 del decreto
2266 de 1991 es, por razón de la subrogación, idéntica, y de que fue el mismo texto transitorio
el que se incorporó a la legislación permanente, sin embargo, en razón de las fuentes formales
de validez, las normas son diferentes, como enseguida se explica.

"En efecto, cuando el decreto 1895 de 1989 fue examinado por la Corte Suprema de Justicia,
en ejercicio del control automático previsto en el artículo 121 de la Constitución de 1986,
entonces vigente, esa Corporación lo declaró constitucional, mediante sentencia del 3 de
octubre de 1989, pero bajo el entendido de que las "actividades delictivas" allí mencionadas
eran únicamente el narcotráfico y delitos conexos, pues la articulación existente entre el
decreto y los motivos que llevaron a la declaratoria del estado de sitio así lo exigían.
Posteriormente, al haber sido demandado ante la Corte Constitucional, entre otros, el artículo
10º del decreto 2266 de 1991, esta Corporación lo declaró exequible (sentencia C-127/93, M.P.
Dr. Alejandro Martínez Caballero), e hizo la aclaración de que la expresión "de una u otra
forma", debe entenderse como incremento patrimonial no justificado, derivado de actividades
delictivas, "en cualquier forma que se presenten éstas". Es decir, que ya no se limitaría al
delito de narcotráfico y conexos sino a cualquier otro".*

La conclusión del Ministerio Público, entonces, atinente a que las normas del decreto 180 de
1988 adoptadas como legislación permanente, son aplicables "a los comportamientos
ejecutados por bandas delincuenciales de narcotraficantes o guerrilleros", no es admisible a
juicio de la Sala. Es verdad que las causas materiales que originaron en 1984 la declaratoria
del estado de sitio se mantenían al momento de la expedición de la nueva Constitución y
siguen siendo parte de la realidad nacional, pero no lo es que el marco de aplicabilidad de las
normas excepcionales, a partir de su incorporación a la legislación permanente, siga
conectado con los motivos que condujeron al Ejecutivo a dicha declaratoria de perturbación
del orden público.

En tal dimensión, aún aceptando que las normas del decreto 180 tenían como orientación
exclusiva la de contrarrestar a la delincuencia organizada (narcotráfico y guerrilla), las
circunstancias de análisis han variado, por efecto del cambio de la fuente formal de validez de
las que fueron adoptadas como legislación permanente por virtud del decreto 2266 de 1991.
Por ende, sustituida la causa de su origen, varían los contenidos de la interpretación.

No obsta lo precedente para señalar que aún en vigencia del estado de sitio, a partir de las
causas originales que lo fundamentaron y de las sobrevinientes que motivaron la expedición
del decreto 180, la jurisprudencia de la Corte no condicionó la aplicación de ésta normatividad
a que las conductas estuvieran ligadas de manera directa o indirecta a las actividades del
narcotráfico o de la guerrilla. Bastaba que el comportamiento, como específicamente sucedía
frente a las conductas que no incluían el ánimo terrorista como elemento de la descripción
típica, tuviera trascendencia en el orden público. Así fue la conclusión, por ejemplo, frente al
delito de amenazas personales o familiares (art. 26 D. 180/88), en relación con el cual se
sostuvo y se sostiene como presupuesto de aplicabilidad, la circunstancia de que trasciendan
la esfera meramente individual o privada y se afecten intereses colectivos.
"El estatuto 180 que contiene ese artículo 26 -dijo la Sala-**, fue expedido para contrarrestar
la grave e inmensa alteración del orden público: dentro de esa realidad y a través de esa
dinámica socio-política hay que examinar toda esa normatividad de excepción, y entonces, ahí
si aparece explicable y acertado sostener, como lo ha hecho esta Sala (autos de 6 de
diciembre de 1988 y 29 de marzo de 1989, entre otros) que únicamente encajan en el citado
artículo 26 las amenazas que trasciendan de algún modo la esfera meramente personal o
privada, y, en ese desbordamiento, alcancen a afectar intereses sociales o de más amplitud,
que pongan en peligro o perturben la vida en común o social de los coasociados (pocos o
muchos), y no de individualidades aisladas. En otras palabras, es con base en sus efectos, y
no sólo en consideración a la persona o personas objeto de la amenaza, como se debe
dilucidar la naturaleza de la misma, aunque obviamente la calidad o carácter que tenga el
amenazado en ocasiones influye en los efectos de ésta".

De otra parte, en lo atinente al delito de fabricación y tráfico de armas y municiones de uso


privativo de las fuerzas militares (art. 13 del decreto 180), y de otras conductas relacionadas
en ese estatuto, según lo admitió la Sala en otra oportunidad***, por sí mismas "entrañan un
ataque más directo, más inmediato, más fuerte a las instituciones", ... "un especial ataque a la
seguridad o a la tranquilidad públicas", y fue ello "lo que llevó al legislador a tipificarlas con
más estricta penalidad independientemente de los fines que se buscaran con ellas".

Frente al delito de secuestro de aeronaves, naves o medios de transporte colectivo (art. 28 del
decreto 180), las consideraciones son similares. En su redacción no fue incluido ningún
propósito específico del agente como elemento configurador del tipo penal, pero no por ello es
sostenible que el legislador extraordinario hizo depender la configuración de la conducta de la
existencia de un nexo con actividades de una especial delincuencia organizada, en particular
del narcotráfico o de la guerrilla. La trascendencia que en materia de seguridad pública y
colectiva contenía la acción, sin embargo, quedaba implícita en la norma, en la medida de la
correspondencia entre la naturaleza de la conducta descrita y el ámbito de la prohibición. Usar
violencia, amenazas o maniobras engañosas para apoderarse, alterar el itinerario o ejercer el
control, de una nave, de una aeronave, o de cualquier otro medio de transporte colectivo, es
una conducta que necesariamente perturba la tranquilidad y la paz sociales y lleva a todos,
gente del común y funcionarios, a un estado de zozobra y gran tensión, que naturalmente
sumen a la población en el terror. Una conducta como la descrita por la norma, es innegable,
perturba significativamente el orden público, resquebraja la confianza de la ciudadanía en sus
medios de transporte colectivos y siembra en el consciente colectivo la virtualidad del miedo
como una asechanza permanente, que la afecta hondamente en tanto la perturba.

Quién niega la trascendencia social del secuestro de un avión con fines económicos. O el de
un bus de servicio público que es desviado de su ruta, mientras sus ocupantes son sometidos
mediante la violencia, independientemente de los fines buscados por los agresores. Esas
conductas afectan la sensibilidad social y son altamente perturbadoras del orden público. Bajo
esta óptica hacer la diferenciación entre delincuencia común y delincuencia organizada, para
concluir que sólo a ésta le es imputable el delito del artículo 28 del decreto 180, es seguir
planteando que sólo el narcotráfico y la guerrilla producen daño de esta dimensión. El disvalor
de la conducta de uno de estos últimos grupos que se apodera de una nave o aeronave o de
cualquier otro medio de transporte colectivo, para el desarrollo de sus actividades (puede ser
simplemente la consecución de dinero para financiarse), en especial bajo una confusión como
la del país, donde en no pocas oportunidades el origen y las finalidades de los actos
delincuenciales se presentan ocultos, no deja de asemejarse a la de otro grupo de personas
que se conciertan para efectuar la misma acción. En uno y otro caso se genera zozobra social
y terror general en la población.

Este fue el resultado que dentro del sistema produjo la consideración del legislador
extraordinario al elaborar la descripción típica del artículo 28 del decreto 180. Por sí misma la
conducta representaba un grave ataque a la seguridad y a la tranquilidad públicas y en tal
medida resultaba inclusive desafortunado limitar su alcance a un fin determinado buscado por
el autor. Antes de la vigencia de la nueva Constitución, entonces, para que se configurara
dicho tipo penal bastaba que el agente, con independencia del fin perseguido, realizara alguna
de las conductas relacionadas en la norma. E idéntica es la solución frente a la vigencia del
decreto 2266 de 1991, por el cual se adoptó como norma permanente el comentado artículo
28 del decreto 180, especialmente en atención al cambio de la fuente de validez de la norma
que, como se dijo, desliga su análisis de los motivos originales que condujeron a la declaratoria
del estado de sitio en 1984, como de los sobrevinientes que llevaron a la expedición del
denominado estatuto antiterrorista.

Como corolario de lo dicho debe sostenerse que el artículo 28 del decreto 180 de 1988
suspendió en su momento la vigencia de los artículos 281 y 282 del Código Penal y
posteriormente los derogó, al ser acogido dentro de la legislación permanente, en desarrollo
del artículo 8º transitorio de la Constitución Nacional” ****.
2. En cuanto a este libelo y no obstante que al igual que en el caso anterior, el rito por el cual
se profirió el fallo impugnado es el de la sentencia anticipada, siendo que el único cargo que
formula este defensor contra es el de violación directa del artículo 299 del Código de
Procedimiento Penal, con el fin de que se le reconozca la respectiva rebaja de pena por
confesión, aquí si le asiste interés para recurrir, pues, conforme lo viene sosteniendo la Sala,
en estos eventos no se está cuestionando el objeto del acuerdo mismo, sino la tasación de la
pena como función exclusiva del Juez al momento de proferir el fallo correspondiente, esto es,
que por no involucrarse en la censura los extremos de la imputación fáctica y jurídica que en la
formulación de cargos ha aceptado el procesado, una tal impugnación queda comprendida
entre las hipótesis reconocidas taxativamente por el artículo 37B del Código de Procedimiento
Penal, como aquellas en que asiste dicho interés.

3.Es evidente la confrontación apreciativa probatoria en que se enfrenta el censor respecto a


la otorgada por el Tribunal, como que mientras para el ad quem no existe confesión, para el
defensor sí, partiendo además para ello, de la asimilación que hace de los agentes del D.A.S.
como autoridad judicial, lo cual le permite tratar la información que (…) les suministró a los
agentes de seguridad que materializaron su captura, como confesión, cuando sabido es que si
bien aquellos cumplen funciones de policía judicial colaborando en el esclarecimiento de los
hechos, en manera alguna tienen las atribuciones propias de quienes administran justicia,
como en efecto, si lo es, por mandato constitucional y legal (inciso tercero, artículo 249 y 572
del C.P.P.), la Fiscalía General de la Nación, al hacer parte de la Rama Judicial, es decir, que no
puede confundirse ese medio de prueba con la delación que hizo, sin comprometer su
responsabilidad penal, pues se trata de dos fenómenos procesalmente distintos, con
consecuencias diferentes, conforme quedó demostrado en este proceso al habérsele
reconocido por la Fiscalía General de la Nación los beneficios por colaboración eficaz que
fueron aprobados en la sentencia, representándole una rebaja de pena equivalente a la tercera
parte, encuadrándose así en la prohibición del artículo 369 H del Código de Procedimiento
Penal, de conformidad con la cual, "otorgados los beneficios, no podrán concederse otros
adicionales por la misma colaboración", como es lo que pretende ahora el demandante.

__________________
* Corte Constitucional. Sentencia C-319/96. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
** Sentencia de mayo 18 de 1989. M.P. Dr. Guillermo Duque Ruiz.
*** Sentencia de julio 9 de 1990. M.P. Dr. Edgar Saavedra Rojas.
****Reiteración de jurisprudencia, Sentencia del 26-10-99 M.P. Dr. Carlos Eduardo Mejía
Escobar, Rad. 11245

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Desestima la demanda y no casa el fallo impugnado
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Secuestro simple, Desvío y
apoderamiento de
aeronave
PROCESO : 11805
PUBLICADA : Si

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CASACION-Indemnización de perjuicios: Interés por razón de la cuantía


Ante todo, debe la Sala establecer si a la recurrente le asiste interés para impugnar, por razón
de la cuantía, ya que conforme al artículo 221 del Código de Procedimiento Penal, cuando el
recurso de casación tenga por objeto únicamente lo referente a la indemnización de perjuicios
decretados en la sentencia condenatoria, deberá tener como fundamento la cuantía para
recurrir establecida en las normas que regulan la casación civil, sin consideración a la pena
que corresponda al delito o delitos.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 11245
PUBLICADA : Si

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Técnica para alegarla en casación


Corresponde al demandante demostrar que los sucesos que el juzgador dio por establecidos o
que emergen de las pruebas recopiladas fueron enmarcados en un tipo penal que no les
corresponde sino en otro, con precisión sobre cuál debió ser en definitiva la correcta
denominación del delito; sin embargo, a ello se sustrajo porque durante la presentación del
cargo ni en su desarrollo expresa en qué precepto, distinto del señalado en la resolución de
acusación, encaja la conducta del acusado.

No basta con presentar el cargo al amparo de la causal tercera de casación, sino que además
el desliz debe demostrarse de conformidad con la técnica de la primera, por lo que ha de
precisarse si la violación de la norma sustancial fue directa o indirecta y, en este último
evento, si se trató de error de hecho o de derecho y el falso juicio determinante, así como su
incidencia en la validez del proceso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Declara prescrición parcial, impone pena y no casa
la
sentencia condenatoria
DELITOS : Fraude procesal, Tentativa de estafa
PROCESO : 12100
PUBLICADA : Si

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CASACION-Causal Tercera: Tratándose de varios cargos de nulidad, se exige un orden


lógico de preeminencia entre ellos/INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su
vulneración/PRUEBA-Omisión en su análisis: Técnica para alegarlo en casación
Tiene establecido la Corte que en tratándose de la alegación de varias causales de nulidad, el
censor debe establecer un orden lógico de preeminencia entre ellas para señalar como
principal aquella cuya prosperidad entrañe un mayor retroceso de la actuación para su
reparación. Ello, por cuanto por vía general la solución posible para corregir un yerro in
procedendo es rehacer la actividad desde ese específico estadio procesal.

Al efecto señaló la Sala en reciente pronunciamiento:

"La aceptación de la causal 3ª de casación, salvo cuando la irregularidad afecte


exclusivamente a la sentencia, implica regresar el proceso a una etapa anterior para remediar
el vicio y ajustar la actividad jurisdiccional a la Constitución y a la ley. Se trata de un efecto
que necesariamente se produce, que está ligado a cualquier declaración de nulidad, sea cual
sea la circunstancia que la origine. Y si esto es así, es transparente concluir que cuando el
demandante en casación decide formular más de un cargo de nulidad no le es dable en ningún
caso proponerlos en igualdad de condiciones. Es su deber seleccionar el que estime principal
y los restantes tendrá que plantearlos como subsidiarios. Así lo exigen la lógica y la técnica
del recurso extraordinario. Y si se tiene en cuenta que el orden de examen de los cargos de
nulidad propuestos por el demandante es el mismo que deberá seguir la Corte cuando asuma
su examen de fondo en la sentencia, ya que el principio de limitación que rige el recurso le
impide plantear uno o variar el propuesto, resulta claro que el casacionista debe ser
especialmente riguroso en su presentación. Cada hipótesis de nulidad alegada tiene su
propia trascendencia en el trámite procesal y lógicamente aquella con mayor capacidad de
regresar el proceso al punto más lejano gozará de prioridad frente a las demás, cuya
formulación debe hacerse de manera subsidiaria.

"La Sala hace énfasis en lo precedente. Comprenderlo significa una condición indispensable
para el uso racional y adecuado de la causal 3ª de casación. E igualmente para cumplir con la
exigencia formal de claridad y precisión en la propuesta del cargo. Si el casacionista tiene el
deber de determinar cada vicio procesal que decida plantear, de demostrarlo, de indicar su
trascendencia en el proceso y naturalmente la incidencia en su resultado final, lo que
obviamente se espera cuando son varias las propuestas de nulidad es verlas reflejadas en un
planteamiento globalmente coherente. Expresar en dicha medida cuál es el cargo elegido
como principal y las razones para hacerlo, lo mismo que la indicación de los subsidiarios y su
orden, es un requisito técnico-lógico para la admisión de la demanda. Esta exigencia estuvo
lejos de ser satisfecha en el presente caso por el recurrente."*

La alegación de la vulneración del principio de investigación integral hace necesario que el


censor cite en concreto cuáles fueron las pruebas que se dejaron de practicar, indique cuál es
la aptitud probatoria de las mismas y demuestre de manera específica la trascendencia de los
medios probatorios. Trascendencia cuya medida no es la de la prueba en sí misma
considerada, sino la que deviene de su oposición a la lógica del fallo pues solo si lo desquicia
imponiendo una orientación distinta de la que el mismo contiene el cargo puede prosperar.

No basta para acreditar la trascendencia de las pruebas omitidas en su estudio, la mera


enunciación de lo que el censor cree que ellas demuestran para oponerlo al contenido general
de la sentencia, sino que es menester demostrar a partir del contenido objetivo de las mismas
que de haberse tenido en cuenta, el resultado de la sentencia hubiera sido otro.

El artículo 180 del Código de Procedimiento Penal señala cuál debe ser el contenido de la
sentencia . Específicamente en cuanto hace a las pruebas señala que debe contener "(...) la
valoración jurídica de las pruebas en que ha de fundarse la decisión", de donde surge que la
omisión del análisis de algún material probatorio obrante en el expediente no es, per se, un
error demandable en casación, pues el Juez solo está obligado a traer a su análisis aquellas
pruebas en las que ha de fundar la decisión.

El yerro se torna trascendente y por ende demandable en casación, cuando de las pruebas
omitidas surge necesariamente la infirmación de lo declarado por el Juez en la sentencia. Por
ello el deber del casacionista no se agota en la mera enunciación de las pruebas dejadas de
considerar por el Juez, sino que es menester que señale específicamente cuál es el medio
probatorio dejado de apreciar, cuál su mérito probatorio y a cuál conclusión específica (no
general) del fallo se opone.
_________
* Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Auto del 14 de septiembre de 1999 que
inadmite una demanda de casación. Radicación No. 13.471.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 9566
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Técnica


Siendo principio de un cabal ejercicio del recurso extraordinario de casación, que, cuando se
acude al error de hecho por falso juicio de existencia por omisión de la prueba, el impugnante
ha de demostrar no solo la que fue ignorada obrando materialmente en el proceso, sino su
trascendencia en la parte dispositiva del fallo, entendiendo por tal que de haber sido
contemplada y estimada, en su relación con el restante material probatorio, ella acreditaría
una situación distinta y opuesta a la declarada por el Tribunal, para el caso la inocencia o
irresponsabilidad de quien fuera condenada

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad en documento privado, Fraude procesal
PROCESO : 11084
PUBLICADA : Si

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CASACION-Principio de limitación/SENTENCIA ANTICIPADA-La negativa injustificada


de su opción genera nulidad/SENTENCIA ANTICIPADA-No se configura motivo
invalidatorio si la conducta de la parte pasiva de la acción penal contribuye a que el acto
no se realice/TRASLADO PARA PREPARACION DE LA AUDIENCIA-No requiere
pronunciamiento del funcionario de conocimiento del juicio
1. El objeto de la casación son las sentencias de segunda instancia y por ello las única
impugnables en esta sede, no pudiendo, por tanto, ocuparse la definición del recurso de dar
respuesta a cuestionamientos orientados a combatir resoluciones o autos distintos de aquellas.
De otra parte, por virtud del principio de limitación que gobierna el excepcional instrumento,
su solución se halla circunscrita al pronunciamiento en concreto de la especie de error
cometido en el fallo, específicamente denunciada en la demanda, de tal manera que cualquier
otra consideración por fuera de lo contenido en ella, resulta por completo ajena a los fines
para los cuales la casación ha sido establecida, puesto que su naturaleza obedece a un medio
de impugnación rogado contrario a los instrumentos ordinarios de plena justicia. Y, por último,
en sede extraordinaria no tienen cabida opiniones irrelevantes como aquellas relacionados con
lo que pudo haber sido y no fue, o sobre las posturas que en un concreto trámite puedan
resultar "recomendables" que los funcionarios adopten, pues nada dicen frente a la legalidad
o ilegalidad del fallo materia de impugnación, que es la naturaleza del juicio a que corresponde
la casación.

2. Reiteradamente ha sido dicho por la Corte, "que la sentencia anticipada y la audiencia


especial son actos de disposición del desarrollo de la acción penal, en cuanto le permiten al
sindicado renunciar a parte del juicio de responsabilidad penal, obteniendo, a cambio, una
sustancial rebaja de pena que no lograría por los trámites ordinarios del proceso", pues se
trata de "instituciones jurídicas que se fundan en la conveniencia de que el procesado pueda
tomar parte en la definición de su responsabilidad, asintiendo la acusación o conviniendo los
términos de la condena, y renunciando a la actuación procesal subsiguiente al acto de
aceptación o acuerdo, cualquiera que sea, a fin de que el juez entre a dictar sentencia" (sent.
Cas. Nov.26/998, M.P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL).

Siendo entonces, por ministerio de la ley, estos instrumentos que le permiten al procesado
participar activamente en las decisiones que lo afectan, es a este sujeto procesal al que le
corresponde hacer explícita la manifestación de querer renunciar a la controversia fáctica y
jurídica por los hechos punibles que le han sido imputados en la providencia por la cual se le
impuso medida de aseguramiento o se le convocó a responder en juicio, según la etapa en la
que el proceso se encuentre al momento de la solicitud, para expresar allanamiento libre y
voluntario a los cargos que se le formulen, y aceptar de esta manera su responsabilidad penal
por el hecho atribuido.

También ha sido dicho por la Corte, que "La sentencia anticipada y la audiencia especial son
ritos alternativos especiales, que significan un abandono del procedimiento ordinario, en pro
de loables fines de economía procesal, descongestión del aparato de justicia y agilización del
respectivo proceso. De modo que, como lo proclamó Carrara, sería un enorme engaño a la
sociedad que el legislador se ocupara de regular todo un procedimiento especial, si, a la vez,
no se prevé una consecuencia para su desconocimiento injustificado, pues, en tal caso, la
eficacia del rito no depende del cumplimiento de esas imperativas reglas sino del gusto de los
funcionarios judiciales. Así entonces satisfechos por el peticionario los requisitos de
admisibilidad y procedibilidad de la sentencia anticipada o de la audiencia especial, el debido
proceso constitucionalmente prescrito ya no será el ordinario sino el que disponen los artículos
37 y 37A del Código de Procedimiento Penal, máxime que la regulación de la primera figura
fue hallada conforme con dicha garantía fundamental por la Corte Constitucional, según se
decidió en la sentencia de constitucionalidad C-425 del 12 de septiembre de 1996, cuya
ponencia presentó el Magistrado Carlos Gaviria Díaz".

"De acuerdo con el artículo 29 de la Constitución Política, toda persona tiene derecho a un
debido proceso público y "sin dilaciones injustificadas", con más veras si el interesado lo
propicia con su propia voluntad y actividad (sentencia anticipada), razón por la cual, aunque se
adelante una actuación plena en etapas y formalidades, una vez cumplidos los presupuestos
del rito especial, negarlo y continuar el procedimiento ordinario comporta una "dilación
injustificada". Se palpaba en nuestro medio una especie de superstición judicial consistente en
que a mayor dilación en el procedimiento mayor oportunidad de defensa, pero ocurre que el
proceso de sentencia anticipada, si proviene de una voluntad clara del procesado (y ello hace
parte del control de los funcionarios judiciales), es la mejor opción de defensa libremente
escogida por él (no impuesta por el funcionario), máxime que tal actitud, si se concreta, le
representa una significativa rebaja de pena" (se subraya).

"Pretender que la mejor defensa es la que propugna a cualquier precio por la absolución, aún
en contravía de la más comprometedora evidencia procesal, no es más que un mal hábito
lamentablemente consolidado en el pensamiento de algunos abogados. La procuración sincera
y sensata de aminorantes del juicio de reproche o de la pena, sobre todo cuando se hace
oportunamente, puede dibujar mejores perfiles de defensa que un empecinamiento engañoso
y con ínfulas de habilidad jurídica no procedente en el caso".

"Lo que en frase tradicional se conoce como "pronta y cumplida justicia" o proceso rápido,
según la dogmática procesal, es un derecho fundamental que realizado protege no sólo a la
sociedad sino también a la persona que está sub judice. Este valor de la celeridad, lo mismo
que los de la participación democrática, defensa auténtica e igualdad de oportunidades, que
hacen parte del debido proceso penal en línea constitucional, se ven afectados cuando se
niega injustificadamente la opción de sentencia anticipada y, en consecuencia, la decisión que
así lo haga estará afectada de nulidad (Const. Pol., art. 29; Ley 74 de 1968, art. 14; y Ley 16 de
1972, art. 8º)". (Sent. Cas. Abril 16/98. Magistrados Ponentes Doctores JORGE ANIBAL GOMEZ
GALLEGO y CARLOS E. MEJIA ESCOBAR).

Reiteradamente ha sido dicho por la Corte, "que la sentencia anticipada y la audiencia especial
son actos de disposición del desarrollo de la acción penal, en cuanto le permiten al sindicado
renunciar a parte del juicio de responsabilidad penal, obteniendo, a cambio, una sustancial
rebaja de pena que no lograría por los trámites ordinarios del proceso", pues se trata de
"instituciones jurídicas que se fundan en la conveniencia de que el procesado pueda tomar
parte en la definición de su responsabilidad, asintiendo la acusación o conviniendo los
términos de la condena, y renunciando a la actuación procesal subsiguiente al acto de
aceptación o acuerdo, cualquiera que sea, a fin de que el juez entre a dictar sentencia" (sent.
Cas. Nov.26/998, M.P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL).

Siendo entonces, por ministerio de la ley, estos instrumentos que le permiten al procesado
participar activamente en las decisiones que lo afectan, es a este sujeto procesal al que le
corresponde hacer explícita la manifestación de querer renunciar a la controversia fáctica y
jurídica por los hechos punibles que le han sido imputados en la providencia por la cual se le
impuso medida de aseguramiento o se le convocó a responder en juicio, según la etapa en la
que el proceso se encuentre al momento de la solicitud, para expresar allanamiento libre y
voluntario a los cargos que se le formulen, y aceptar de esta manera su responsabilidad penal
por el hecho atribuido.

También ha sido dicho por la Corte, que "La sentencia anticipada y la audiencia especial son
ritos alternativos especiales, que significan un abandono del procedimiento ordinario, en pro
de loables fines de economía procesal, descongestión del aparato de justicia y agilización del
respectivo proceso. De modo que, como lo proclamó Carrara, sería un enorme engaño a la
sociedad que el legislador se ocupara de regular todo un procedimiento especial, si, a la vez,
no se prevé una consecuencia para su desconocimiento injustificado, pues, en tal caso, la
eficacia del rito no depende del cumplimiento de esas imperativas reglas sino del gusto de los
funcionarios judiciales. Así entonces satisfechos por el peticionario los requisitos de
admisibilidad y procedibilidad de la sentencia anticipada o de la audiencia especial, el debido
proceso constitucionalmente prescrito ya no será el ordinario sino el que disponen los artículos
37 y 37A del Código de Procedimiento Penal, máxime que la regulación de la primera figura
fue hallada conforme con dicha garantía fundamental por la Corte Constitucional, según se
decidió en la sentencia de constitucionalidad C-425 del 12 de septiembre de 1996, cuya
ponencia presentó el Magistrado Carlos Gaviria Díaz".

"De acuerdo con el artículo 29 de la Constitución Política, toda persona tiene derecho a un
debido proceso público y "sin dilaciones injustificadas", con más veras si el interesado lo
propicia con su propia voluntad y actividad (sentencia anticipada), razón por la cual, aunque se
adelante una actuación plena en etapas y formalidades, una vez cumplidos los presupuestos
del rito especial, negarlo y continuar el procedimiento ordinario comporta una "dilación
injustificada". Se palpaba en nuestro medio una especie de superstición judicial consistente en
que a mayor dilación en el procedimiento mayor oportunidad de defensa, pero ocurre que el
proceso de sentencia anticipada, si proviene de una voluntad clara del procesado (y ello hace
parte del control de los funcionarios judiciales), es la mejor opción de defensa libremente
escogida por él (no impuesta por el funcionario), máxime que tal actitud, si se concreta, le
representa una significativa rebaja de pena" (se subraya).

"Pretender que la mejor defensa es la que propugna a cualquier precio por la absolución, aún
en contravía de la más comprometedora evidencia procesal, no es más que un mal hábito
lamentablemente consolidado en el pensamiento de algunos abogados. La procuración sincera
y sensata de aminorantes del juicio de reproche o de la pena, sobre todo cuando se hace
oportunamente, puede dibujar mejores perfiles de defensa que un empecinamiento engañoso
y con ínfulas de habilidad jurídica no procedente en el caso".

"Lo que en frase tradicional se conoce como "pronta y cumplida justicia" o proceso rápido,
según la dogmática procesal, es un derecho fundamental que realizado protege no sólo a la
sociedad sino también a la persona que está sub judice. Este valor de la celeridad, lo mismo
que los de la participación democrática, defensa auténtica e igualdad de oportunidades, que
hacen parte del debido proceso penal en línea constitucional, se ven afectados cuando se
niega injustificadamente la opción de sentencia anticipada y, en consecuencia, la decisión que
así lo haga estará afectada de nulidad (Const. Pol., art. 29; Ley 74 de 1968, art. 14; y Ley 16 de
1972, art. 8º)". (Sent. Cas. Abril 16/98. Magistrados Ponentes Doctores JORGE ANIBAL GOMEZ
GALLEGO y CARLOS E. MEJIA ESCOBAR).

La oportunidad procesal para que el procesado pueda demandar el proferimiento de sentencia


anticipada, según entendimiento del artículo 37 del Código de Procedimiento Penal, va desde
la ejecutoria de la resolución mediante la cual se define la situación jurídica del procesado,
hasta antes de que adquiera ejecutoria la que decreta la clausura de la investigación.

Esto conduce a descartar que por el sólo hecho de haberse decretado el cierre del período
instructivo, en este caso se hubiere configurado el motivo invalidatorio que se postula en la
demanda, puesto que en materia de nulidades por transgresión al debido proceso, como ha
sido suficientemente dicho por la Sala, operan los principios de trascendencia y protección,
según los cuales, no se trata simplemente de mostrar que los actos adelantados por fuera del
rito legal incumplieron los requisitos de forma preestablecidos, sino de acreditar el efectivo
desconocimiento de las bases fundamentales de la acusación o el juzgamiento, como tampoco
tiene lugar la configuración de la causal cuando quien la alega, con su conducta haya
contribuido a la producción de la situación irregular, salvo que se trate de falta de defensa
técnica que no es el caso presente.

El cumplimiento a plenitud de lo que viene ser expuesto, no se acredita por el demandante,


puesto que si bien es cierto el procesado elevó oportunamente la solicitud de sentencia
anticipada, para su realización persistentemente tanto él como el defensor, pidieron su
aplazamiento para llevarse a cabo finalmente de modo irregular acto de formulación de cargos
por la Fiscalía (cuya inexistencia decretó el Tribunal en la providencia a que se refiere la
Delegada, y que recibido el proceso por la Fiscalía inmediatamente se procedió a decretar la
clausura del ciclo instructivo), también lo es, que frente a esta determinación del funcionario,
tanto el procesado (quien fue notificado personalmente), como su defensor (a quien se le
envió comunicación telegráfica a esos propósitos, no empece lo cual dejó de comparecer),
guardaron absoluto silencio, pudiendo cuando menos, por contar con mecanismos procesales
para ello, haber elevado protesta contra el acto de cierre, o en últimas, persistir en que se
llevara a cabo la diligencia declarada ineficaz, si es que en verdad poseían interés en su
realización, nada de lo cual hicieron.

3. La Delegada es de la opinión que el auto que dispone el trámite que la norma prevé,
corresponde a una providencia de simple impulsión procesal no sujeta a notificación personal,
pues no se encuentra incluida dentro de las que señala el artículo 186 del Código de
Procedimiento Penal respecto de las cuales su notificación resulte indispensable.

Para la Corte, en cambio, el traslado de treinta días para preparación de la audiencia, invocar
nulidades originadas en la etapa de instrucción que no se hayan resuelto, y pedir las pruebas
que sean conducentes, no requiere ni siquiera pronunciamiento del funcionario de
conocimiento del juicio, pues el ordenamiento procesal adscribe esta función exclusivamente
al Secretario del Despacho quien debe proceder a ello "al día siguiente de recibido el proceso,
previa constancia secretarial", conforme, además, es prescrito por la disposición en comento
(art. 446 C.P.P.), cuyo claro tenor y sentido no tolera interpretación distinta de lo que ella
señala.

Ahora, si el funcionario judicial al que se le remite el expediente para que avoque el


conocimiento de la etapa de juzgamiento, como director del proceso opta por hacer una
revisión preliminar del mismo en orden a determinar su competencia y prevenir dilaciones
injustificadas, y una vez acreditada aquella profiere auto asumiendo el conocimiento del
asunto y ordena que el trámite previsto por el artículo 446 del C. P. P. se surta en el Secretaría,
esta determinación, por ser de simple impulso procesal (art. 179-3 ejusdem), y no estar
reseñada en el artículo 186 del estatuto procesal como sujeto a notificación, es de inmediato
cumplimiento sin que en su contra proceda recurso alguno, según previsiones que al respecto
hace el inciso segundo de este precepto.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Secuestro simple, Homicidio agravado,
Homicidio
PROCESO : 11309
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-No toda irregularidad derivada del deficiente interrogatorio al procesado la


genera/CONSONANCIA ENTRE LA RESOLUCION DE ACUSACION Y LA SENTENCIA-
No se rompe si se varia en sentido favorable la situación del procesado, siempre que no
se modifique la denominación jurídica del punible
Por otra parte, independientemente de lo deficiente o no del interrogatorio hecho en la
injurada, el decreto de nulidad desconocería el principio de instrumentalidad (art.308.1 del C.
de P.P.), al tenor del cual las formas no son un fin en sí mismas, sino simples medios para
asegurar a los sujetos procesales el respeto a sus derechos, de manera que si se cumple el
objeto para el cual estaba destinado el acto, resulta improcedente e innecesario invalidar lo
actuado.

En efecto, tal declaratoria no podría tener por finalidad vincular al procesado al


diligenciamiento, pues desde que se le recibió indagatoria lo ha estado. Tampoco podría tener
la de darle a conocer los hechos punibles que originaron su vinculación, pues los conoció con
la oportunidad suficiente para controvertirlos y ejercer el derecho de defensa, como lo ha
hecho a lo largo del proceso, de donde el decreto de nulidad aparece improcedente.

Se hace necesario recordar que la falta de consonancia entre la sentencia y la resolución de


acusación es una equivocación que socava la estructura básica del proceso, con incidencia en
el derecho de defensa , pero que el legislador quiso contemplar en una causal específica.

Con esta hipótesis casacional se busca garantizar la unidad jurídica y conceptual del proceso y
evitar que se sorprenda a alguno de los sujetos procesales, por no corresponder el fallo a los
precisos parámetros contenidos en el pliego de cargos, pues esta pieza delimita el ámbito en
que se deben desenvolver el juicio y la sentencia y fija el marco para el ejercicio del
contradictorio.

No obstante, si bien es cierto la sentencia debe resolver los cargos formulados en la resolución
de acusación, debiendo, por ende, existir consonancia entre las dos decisiones, ella no se
rompe si se varia en sentido favorable la situación del procesado, siempre y cuando no se
modifique la denominación jurídica del punible imputado.

Como lo ha dicho la Sala:

"Esta causal no opera como una exigencia de perfecta armonía e identidad entre los juicios de
acusación y fallo, sino como una garantía de que el proceso transita alrededor de un eje
conceptual, fáctico y jurídico que le sirve como marco y limite de desenvolvimiento y no como
atadura irreductible". (Casación 10..827, julio 29/98, M. P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar).

Por ello, dentro del marco de la legalidad, puede el sentenciador condenar como cómplice a
quien fue llamado a juicio como coautor, sin que se afecte el principio de congruencia.

Sobre el tema, en jurisprudencia del 21 de julio del presente año, la Corte expresó :

"Es claro que el juzgador no viola dicha garantía cuando procede, entre otros eventos, a
condenar como cómplice a quien fue acusado de autoría, o al llamado por un concurso de
hechos punibles sentenciarlo por un delito complejo, o por tentativa a quien se le imputó como
consumado el hecho punible, o degradarle la culpabilidad.

"La acusación es provisional y no rígida, lo cual significa que en el fallo se puede variar el
hecho punible en cuanto a su especie, pero no respecto al género. El juez puede efectuar los
ajustes que considere necesarios dentro del mismo capítulo, siempre y cuando no desborde el
marco fáctico esencial fijado en la resolución de acusación, ni agrave la situación del
enjuiciado"

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de extorsión, Homicidio agravado, Empleo
o
lanzamiento de sustancias u objetos
PROCESO : 11955
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Técnica para alegar la falta de aplicación del art. 68 del C.P.
El desacuerdo del censor radica en que el Tribunal no concedió al procesado la condena de
ejecución condicional, por lo cual ha debido plantear la violación directa por falta de aplicación
del artículo 68 del Código Penal, mas no su interpretación errónea, que - como desde antiguo
vienen diciendo doctrina y jurisprudencia - supone la aplicación del precepto sustancial pero
dándole a éste un erróneo sentido.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO


Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Desestima la demanda, declara prescritas las
acciones por
falsedad.
DELITOS : Estafa, Falsedad en documento público, Falsedad
en
documento privado
PROCESO : 12237
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir/HOMICIDIO-Ley 40 de 1993


1.Ya en múltiples oportunidades ha sostenido la jurisprudencia de esta Sala que tratándose de
la sentencia anticipada, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 37B.4 del Código de
Procedimiento Penal, el defensor y el procesado solo están habilitados para apelar del fallo y
consecuentemente para impugnar extraordinariamente, sobre la individualización judicial de la
pena, el subrogado de la condena de ejecución condicional y la extinción del dominio sobre los
bienes, ya que por tratarse de un acto libre, consciente y voluntario del primero, no es dable
una posterior retractación y menos en nombre de la ley para sustraerse sus consecuencias, de
antemano conocidas, pues de ser así perderían su razón de ser las finalidades de política
criminal tenidas en cuenta por el legislador en aras de procurar la efectiva en la lucha contra el
delito y la sanción de sus responsables, en tanto que la rebaja de pena que por este motivo se
le concede al sentenciado, tiene su fuente directa en la aceptación de su responsabilidad
evitando desgastes mayores del aparato judicial.

2.Es ya diversa la jurisprudencia de esta Sala en la que se ha sostenido que al declarar la Corte
Constitucional la exequibilidad de los artículo 1º., 28, 29, 30 y 31 de la Ley 40 de 1.993,
mediante sentencia C-565 del 7 de diciembre de ese mismo año, consideró, además, que las
razones de política criminal que dieron origen al referido Estatuto se basaron en la necesidad
de una mayor drasticidad en la sanción de ese tipo de delitos, equiparándolos
axiológicamente, por lo que solo una interpretación ad absurdum, imposible de acatar,
permitiría aceptar que en un mismo texto legal se fijaran penas bien diversas para unos
mismos hechos, razón de más para afirmar que tanto el homicidio como el secuestro
continúan teniendo autonomía típica y que las previsiones de la mencionada normatividad,
aumentó las penas previstas en el Código Penal, no siendo cierto que dicha ley se refiera
exclusivamente al tema del secuestro o que su aplicación solo sea procedente cuando el ilícito
contra la vida tenga algún nexo con el de la libertad individual.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Desestima la demanda
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte de armas de defensa
personal,
Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 10943
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Inactividad contenciosa como estrategia defensiva


Al margen de las falencias técnicas puestas de presente -las que de por sí revestirían la
idoneidad suficiente para enervar el cargo-, resulta pertinente reiterar la diferenciación entre
la inactividad contenciosa o el silencio expectante, como una posible forma de estrategia
defensiva, y el abandono absoluto de la gestión encomendada, que desquicia la estructura
básica del proceso y comporta la anulación de lo actuado por ausencia de defensa técnica.

La primera se presenta cuando a través de ciertos actos procesales, como la recepción


efectiva de las comunicaciones enviadas por el Despacho, la notificación de ciertas
providencias, y la solicitud de copias, se concluye que el profesional encargado de la defensa,
estando enterado del decurso del proceso, desplegó maniobras de supervisión procedimental,
y sin desbordar los límites de la racionalidad, optó por guardar silencio en algunas
oportunidades y frente a ciertas decisiones que, en su fuero interno, pudo considerar
conveniente abstenerse de recurrir.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11483
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE DEFENSA-Imputación y defensa, términos correlativos/ERROR DE


HECHO-Modalidades/ERROR DE DERECHO-Modalidades
1.Hay que partir de la premisa de que el derecho de defensa del procesado comprende su
facultad de intervenir ampliamente en el proceso penal iniciado para determinar el hecho
punible y la responsabilidad de los imputados que hacen parte del objeto del procedimiento,
además de realizar todas las actividades tendientes bien a inhibir la pretensión punitiva del
Estado ora para aminorar sus consecuencias.

Así entonces, de manera general y conforme con el artículo 29 de la Constitución Política, el


Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Ley 74 de 1968, artículo 14) y la
Convención Americana de Derechos Humanos (Ley 16 de 1972, artículo 8°), las actividades de
defensa pueden resumirse en: el derecho a ser oído, la facultad de controlar la prueba de
cargo, la de presentar las pruebas de eximición, la de proponer una valoración de los medios
probatorios producidos y exponer los argumentos, fácticos y jurídicos, encaminados a lograr
una decisión favorable y, por último, el derecho irrenunciable a estar asistido por un defensor
técnico.

Con todo, para que una persona pueda defenderse es necesario que exista algo de qué
defenderse, porque, de manera simple pero pedagógica, el proceso penal actualmente se
concibe como un pulso entre la persecución penal y la presunción de inocencia del imputado
(de la cual surge lógicamente su derecho a defenderse). Es decir, se requiere la imputación o
acusación por una acción u omisión como manifestaciones fácticas, que tengan relevancia
jurídica, y que se atribuyan concretamente al individuo imputado o procesado. Los hechos, las
circunstancias o las calificaciones jurídicas no incluidas en la imputación o acusación, no
tendrán que ser inevitablemente abordados en la actividad defensiva, razón por la cual
tampoco podrán ser comprendidos en la sentencia conforme con el principio de correlación
entre la acusación y el fallo.

2.La doctrina jurisprudencial de la Corte ha indicado que, en materia de apreciación


probatoria, solamente es posible prever errores de hecho y errores de derecho.

Los primeros, se refieren a falencias en la manipulación material del medio probatorio, de tal
manera que bien puede ignorarse la prueba legalmente aportada al proceso o simular la
existencia de otra que no obra en el expediente (falso juicio de existencia). De igual manera,
el yerro también es de hecho cuando el juzgador realmente trae la probanza al ámbito de sus
consideraciones, pero de manera arbitraria incrementa o cercena su contenido fáctico (falso
juicio de identidad); o cuando falta de manera evidente la valoración crítica de la prueba, pues
se desconocen abiertamente las reglas de la lógica y/o de la experiencia común o científica.

Los segundos, se comenten cuando el fallador admite y valora medios probatorios afectados
sensiblemente en su proceso de formación y eficacia, por pretermitir las reglas preestablecidas
o las garantías constitucionales para su acopio (falso juicio de legalidad).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 10805
PUBLICADA : Si

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COMPETENCIA FUNCIONAL-El desplazamiento de un Fiscal por otro de un nivel


jerárquico distinto no genera alteración de la competencia funcional/DOBLE INSTANCIA-
No se desconoce por la circunstancia de pertenecer los Fiscales de primera y segunda
instancia a un mismo nivel jerárquico
El principio procesal de la doble instancia no se desconoció aquí porque el control de segundo
grado a unas decisiones de la Unidad de Fiscalías Delegada ante los Tribunales de Santafé de
Bogotá y de Cundinamarca, haya sido hecho por unos funcionarios del mismo nivel, o sea por
otra Unidad homóloga. En efecto:

El artículo 125-3 del Código de Procedimiento Penal (mod. art. 19 ley 81/93) dice que
corresponde a los Fiscales Delegados ante los Tribunales Superiores, "cuando lo consideren
necesario" investigar, calificar y acusar directamente desplazando a los fiscales delegados
ante los juzgados del respectivo distrito, mediante resolución motivada contra la cual no
procede recurso alguno".

Así, el Fiscal General de la Nación, mediante Resolución número 004 de septiembre 14 de


1992, designó como "Fiscales Especiales a los doctores (…), Fiscales Delegados ante los
Tribunales de Distrito Judicial de Santafé de Bogotá y Cundinamarca, quienes se integrarán en
una Unidad Especial de Fiscalía", para el conocimiento de las investigaciones "que se
adelanten o llegaron a adelantar en las fiscalías de todo el país por defraudaciones de todo
orden contra la Caja Nacional de Previsión Social" (fl. 328 cdno. No. 9).

Entonces, al respecto fueron desplazados los Fiscales Delegados ante los Juzgados Penales del
Circuito que cumplían análoga tarea, y como "tomó el puesto" de estos últimos, la segunda
instancia no podía ser otra que la Fiscalía Delegada ante los referidos Tribunales, cuyo rango
había dejado de tener la "Unidad Especial" designada por el Fiscal General para investigar
estos hechos contra la Caja Nacional de Previsión Social, Unidad esta última que. para dichos
efectos cumplía las veces de primera instancia

Si, como se ve, es la misma ley la que autoriza dicho eventual "descenso", mal puede
afirmarse que no fue el "superior jerárquico" del "degradado fiscal" quien revisó la medida de
aseguramiento y otras decisiones tomadas contra los sindicados.

Este tema ya la Sala lo estudió en sentencia de casación de mayo 5 de 1998 y con ponencia
del honorable magistrado Fernando Arboleda Ripoll:
"Cuando el ente acusador hace uso de esta opción, no se presenta, como equivocadamente lo
plantea el censor, alteración de la competencia funcional; el desplazamiento en estos casos es
del funcionario, no de sus funciones, y por ello, quien asume el conocimiento de la
investigación debe hacerlo con respeto del marco de competencia propio del Fiscal
desplazado.

Es por esto que la función acusatoria, de llegar a materializarse, debe cumplirse ante el Juez
del Fiscal que ha sido objeto de remoción, siendo este funcionario, y no el Juez ante el cual
cumple ordinariamente funciones el Fiscal que hace el desplazamiento, el llamado a conocer
de la etapa del juicio.

De no ser así, habría que aceptar que a través de una resolución administrativa del Fiscal
General, o de sus Fiscales Delegados ante los Tribunales, se puede modificar el sistema de
competencia legalmente establecido, lo cual resulta jurídicamente insostenible, en cuanto
implicaría el desconocimiento de la normatividad legal reguladora de la materia y, por contera,
de la garantía constitucional del juez natural, sin contar, además, la usurpación que de la
función legislativa por parte del Fiscal ello comportaría.

En este orden de ideas, se tiene que la segunda instancia no puede resultar afectada por el
simple acto de reasignación del caso a un Fiscal Delegado de mayor nivel o jerarquía que el
habitualmente de conocimiento, siendo, por tanto, ante el funcionario que debería conocer de
la impugnación si el desplazamiento no se hubiera presentado, ante quien debe surtirse el
recurso. Propuesta en sentido distinto no es posible en el régimen vigente y ha de tenerse
como de lege ferenda".

Y concluyó:

"La circunstancia de pertenecer nominalmente los Fiscales de primera y segunda instancia a


un mismo nivel jerárquico, no traduce desconocimiento del principio de la doble instancia, ni
sustitución del sistema de impugnación vertical por uno horizontal, dado que lo real en estos
casos es que cumplen funciones correspondientes a niveles de decisión distintos, como
aconteció en el que es objeto de estudio".

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad en documento público, Falsedad en
documento
privado, Concierto para delinquir
PROCESO : 15548
PUBLICADA : Si

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POLICIA JUDICIAL-Facultades: Cuando la Fiscalía no tiene la dirección de la actuación y


no hay flagrancia/NULIDAD-No se configura en la actuación de la Policía Judicial cuando
omite dar aviso de la iniciación de las diligencias/NULIDAD-No es mecanismo para
subsanar la aprehensión ilegal/INDAGACION PRELIMINAR-Las irregularidades
sustanciales que la afecten no se transmiten al resto de la actuación
En verdad no hubo flagrancia, porque los acusados no fueron sorprendidos cuando cometían el
hecho punible, o con objetos, instrumentos o huellas de los cuales apareciera fundadamente
que momentos antes lo habían cometido o participado en él, ni fueron perseguidos por la
autoridad ni por voces de auxilio se pidió su captura, luego las atribuciones de la Policía
Judicial, en eventos como el examinado, no pueden buscarse en el artículo 312 del Código de
Procedimiento penal, sino en el ordinal 1° del artículo 47 del decreto 2699 de 1991 o Estatuto
Orgánico de la Fiscalía General de la Nación, que dispone: "Recibir denuncias y querellas de los
delitos dentro del ámbito de su competencia y adelantar las diligencias preliminares."

El no haber dado aviso al Fiscal o al representante del Ministerio Público, no torna inválida la
actuación de la Policía Judicial, por no tratarse de un requisito sustancial que tenga que ver
con la producción o aducción de la prueba, sino de un mecanismo que permite control de las
actividades realizadas y tal omisión puede generar una posible responsabilidad disciplinaria,
pero no torna írrita la actuación.

La aprehensión ilegal no genera nulidad del proceso, porque puede comenzar, adelantarse y
culminar sin que haya alguien capturado. La retención no es un presupuesto de la apertura o
continuación de la actuación ni un elemento sustancial de la estructura básica del
diligenciamiento. Su eventual ilegalidad conculca el derecho a la libertad, la cual pude ser
recobrada no con la invalidación de la instrucción o el juicio sino con el ejercicio oportuno de la
garantía del hábeas corpus, consagrada en el artículo 30 de la Constitución y desarrollada en
los preceptos legales correspondientes o a través de mecanismos de expedito control, dentro
del mismo proceso, pero sin que lo afecte, según prevé el artículo 383 del Código de
Procedimiento Penal.

Mutatis mutandis, lo mismo debe pregonarse de una diligencia preliminar que sea inválida,
pues la indagación previa no es presupuesto indispensable para el inicio del sumario, lo cual
puede acontecer con la sola noticia de haberse cometido un delito. Esa fase previa no hace
parte de la estructura fundamental del proceso y por eso las irregularidades sustanciales que
la afecten no se transmiten al resto de la actuación. En estas condiciones su no validez opera
de pleno derecho, como lo dispone el último inciso del artículo 29 de la Carta o es inexistente
el acto respectivo, como lo indicó el Tribunal, sin necesidad que así tenga que ser declarado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto agravado
PROCESO : 12946
PUBLICADA : Si

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VELOCIDAD-Es un concepto eminententemente valorativo-Límites/INDICIO-Técnica para


atacarlo en casación/TERCERO CIVILMENTE RESPONSABLE-Nulidad por tardía
vinculación/REFORMATIO IN PEJUS-Cuando el procesado es apelante único: La
prohibición está limitada por la consulta y la legalidad de la sanción.
1.El concepto de velocidad es eminentemente valorativo, en forma tal que la permitida es
aquella que teniendo en cuenta las circunstancias concretas, no viola el deber de cuidado
exigido a quienes cumplen la actividad peligrosa de conducir vehículos automotores, esto es,
la aconsejada por la prudencia y que no pone en peligro el bien jurídico.

Ha dicho la Sala:

"Es que una mínima consideración de prudencia conduce a entender que los límites de
velocidad, como máximos permitidos por la ley, no son autorizaciones que permitan ignorar
criterios o factores que deben valorarse para definir la velocidad a que se marcha: La
nocturnidad, la iluminación de la vía, su amplitud o estrechez, la proximidad de automotores
que circulen en sentido contrario, la existencia de zonas pobladas o de vías adyacentes, son
todos elementos que los artículos 109 y 138 del mismo Código de Tránsito, y un razonable
buen juicio, alertan como exigencias para la reducción de la velocidad. Y, por tanto, su
ignorancia, revela falta de cuidado en la actividad de conducir.

"Ni los reglamentos, ni las señalizaciones del tráfico, son siempre suficientes como para
predicarse agotados en ellos la medida del deber de cuidado..."
2.Del sólo planteamiento de la censura se infiere que el censor desconoce los parámetros
técnicos para atacar el indicio en sede de casación.

En efecto, tal propósito debe cumplirse o cuestionando la prueba del hecho indicador o la
inferencia lógica. En la primera fase los errores pueden ser de hecho o de derecho, debiéndose
señalar los falsos juicios que los determinaron. La segunda sólo puede ser censurada por error
de hecho, por tergiversación o distorsión del curso lógico de la inferencia, al no poderse
deducir el hecho indicado del indicador, sino violentando los principios lógicos o científicos o
las reglas de la experiencia.

Así mismo, la alegación con respecto a la inferencia lógica supone que se aceptó el hecho
indicador, pues si se cuestiona éste y al mismo tiempo aquélla, se incurre en insalvable
contradicción.

3.Como lo ha reiterado pacíficamente esta Corporación, el tercero civilmente responsable


goza de todas las garantías judiciales, motivo por el cual la ley procesal señala que tendrá "los
mismos derechos y facultades de cualquier sujeto procesal. No podrá ser condenado en
perjuicios cuando no se haya notificado debidamente y se le haya permitido controvertir las
pruebas en su contra" (art. 155).

Lo anterior quiere decir que el legislador quiso que se protegiera al tercero civilmente
responsable, en forma tal que no puede ser condenado en perjuicios sino cuando tuvo al
interior del proceso las garantías estatuidas en la Constitución y en la ley procesal. Por ello
debe ser vinculado oportunamente, esto es, durante la instrucción o aun iniciándose el juicio,
para que pueda ejercer plenamente el derecho de defensa, en pie de igualdad frente a los
demás sujetos procesales.

Ha dicho al respecto la Sala:

"De esta manera, el tercero civilmente responsable puede ser involucrado válidamente al
proceso penal durante la instrucción, o aun iniciándose el juicio siempre que tenga la
oportunidad plena de solicitar, allegar y contradecir pruebas y de preparar debidamente su
defensa, para que así se equilibre en los mismos "derechos y facultades de cualquier sujeto
procesal", teniendo en cuenta que para resultar condenado en perjuicios, si a ello hubiere
mérito, se exige que se le haya "notificado debidamente" y "se le haya permitido controvertir
las pruebas en su contra.

"Todo lo anterior significa que la oportunidad para ser legalmente vinculado el tercero
civilmente responsable al proceso penal, fenece cuando al expediente queda efectivamente "a
disposición común de los sujetos procesales por el término de treinta días hábiles, para
preparar la audiencia pública, solicitar las nulidades que se hayan originado en la etapa de
instrucción que no se hayan resuelto y las pruebas que sean conducentes", determinado por el
artículo 446 del Código de Procedimiento Penal, por ser esta la última oportunidad procesal,
particularmente para impetrar los elementos de comprobación que requiera.

"Ha de tenerse en cuenta, para mayor claridad, que la audiencia pública es un evento
connatural para el acopio de pruebas, pero éstas, salvo lo dispuesto por el artículo 448 ibidem,
no son otras que las solicitadas dentro del mencionado término del artículo 446." (Rad. 10.260,
junio 17/97.M. P. Dr. Nilson Pinilla Pinilla).

4.La Sala se permite reiterar que desde el 29 de julio de 1992, con ponencia del Magistrado
doctor Dídimo Páez Velandia, ha venido sosteniendo que el principio constitucional que prohibe
reformar en perjuicio del condenado apelante único, o recurrente único en casación, presupone
la observancia del también principio constitucional de la legalidad, entendida como
ordenadora del Estado de derecho.

Así, si se ajusta la tasación punitiva a la normatividad aplicable, en acatamiento a la legalidad


de la pena, no se está vulnerando la prohibición de la reforma peyorativa, pues como lo ha
dicho la Sala:

"... no pueden darse normas contradictorias de carácter constitucional, y por lo mismo no


puede existir jerarquía entre ellas, es decir que se diesen normas más importantes que las
otras; es por ello que cuando se llegare a presentar un aparente conflicto de normas
constitucionales, el aplicador de la ley debe interpretarlas de tal manera que les dé la justa y
armoniosa apreciación que necesita el texto de la Carta Política para mantener su integridad
ideológica y su unidad.

"El texto constitucional se convierte así, por el principio de legalidad, en una garantía para el
ciudadano en cuanto que el legislador no podrá imponer penas de las que han sido excluidas
por el texto constitucional y para los funcionarios judiciales que ejercen la represión la garantía
al ciudadano que no le podrán imponer penas por fuera de los límites temporales establecidos
en la ley. "

En otra ocasión expresó:

"La Sala ha venido considerando que dada la constitucionalización del principio de legalidad
y habida cuenta del mandato que sobre el carácter normativo de la Carta contiene la propia
Constitución, no es posible sostener la prevalencia de la prohibición de reforma en peor de las
sentencias (Art 31 C.P.) , para aplicar esta última disposición en perjuicio de aquél. La garantía
fundamental que implica el principio de legalidad (C.P. art 29) no se puede agotar en la
recortada perspectiva de la "protección del procesado" en un evento determinado, sino que
ella trasciende en general a todos los destinatarios de la ley penal a fin de que el Estado ( a
través de los funcionarios que aplican la ley, esto es, los jueces ) no pueda sustraerse de los
marcos básicos (mínimo y máximo) de la pena declarada por el legislador para cada tipo penal
o para cada clase de hecho punible.

"Grave perjuicio a la igualdad de todos ante la ley penal (basilar en el Estado de Derecho) se
originaría de admitir que por la vía particular de la sentencia, un sujeto de derecho pudiese
recibir penas más allá de los límites máximos dispuestos por el legislador, o que estén por
debajo de sus límites mínimos, o no consagradas en ley. De ahí que se acuda al principio de
coexistencia de las disposiciones constitucionales para intentar un marco de aplicación que no
sacrifique ninguna de las garantías (legalidad de la pena y exclusión de reformatio in pejus) en
detrimento de la otra, y que de paso tampoco desconozca principios , valores y derechos
también fundamentales como los de separación de poderes, sometimiento del juez al imperio
de la ley (entendiendo en ella a la Constitución misma) , primacía y aplicación inmediata de
los derechos fundamentales , y reserva del legislador para la expedición de códigos , entre
otros .

"Cuando el Constituyente declara que nadie puede ser juzgado sino conforme a leyes
preexistentes al acto que se le imputa, está declarando implícitamente, entre otras muchas
cuestiones, que a nadie se le puede imponer pena no prevista por el legislador para ese hecho.
Ese legislador, en el orden jurídico -político colombiano, ha decidido, a su vez, un sistema
punitivo ecléctico que contiene elementos de los regímenes de punibilidad legislativa,
punibilidad judicial y punibilidad administrativa o penitenciaria, es decir, que el legislador
define topes y criterios, el juez individualiza la pena dentro de esos límites y la administración
jalona el proceso de ejecución de la pena pero sometida a controles judiciales definidos
previamente en la ley. Y en tanto mayor o menor movilidad considere el legislador que debe
otorgar al juez, así lo declara de manera expresa , juicio político éste que se manifiesta en
normas como las que regulan los términos de duración de las diversas clases de pena (art 44
Cód. Penal), la distinción entre penas principales y accesorias (arts 41 y 42), las que definen
cuándo y a cuáles penas principales acceden las accesorias (art 52) o cómo se ejecutan o con
qué criterios se aplican, o qué mecanismos alternativos o sustitutos proceden para ellas y en
qué clase de eventos.

"De modo que es por ello por lo que el margen de apreciabilidad que la Carta otorga al juez
para aplicar la pena e imponerla en concreto, no es, no puede ser, enteramente libre, desatada
o absuelta, sino que la misma debe ser conforme a leyes preexistentes tal y como lo declara
el artículo 29 del documento fundante del Estado Colombiano. Salirse de ese entorno, y
admitirse tal marginamiento bajo la consideración de una prevalencia de la prohibición de
reforma en peor, prioridad que la Constitución no declara, es tanto como validar una función
judicial absolutizada, descoordinada del resto del sistema jurídico, intocable y por lo mismo
incontrolada. Es tanto como hacer de la judicatura un poder al margen del poder de corrección,
incluso hacia su mismo interior, frente a sus jerarquías, frente a sus instancias.

"No considera la Sala mayoritaria, de otro lado y para responder las inquietudes del conjuez
que acá salva su voto, que todos los eventos de reformatio reconduzcan o puedan reconducir a
un problema de legalidad de la sentencia y que por esa vía, entonces, se pudiese llegar al
desconocimiento de la prohibición de reforma en peor. La Corte ha precisado suficientemente
cuál es el contorno dentro del cual el juez puede llevar a cabo sus juicios de valor y aplicar el
derecho penal. Así como los derechos fundamentales tienen un núcleo esencial intocable y una
órbita de regulabilidad que depende de las decisiones políticas del legislador, también las
normas de derecho punitivo tienen un marco básico dentro del cual se llevan a cabo los juicios
de valoración y apreciación por parte de los jueces, y unas fronteras más allá de las cuales la
judicatura no puede transitar. En materia de penas, los límites máximo y mínimo, su clase, su
previsión previa, su naturaleza principal o accesoria, son impermeables, aún frente a la
pretendida autonomía del juez o a disposiciones como la proscripción de la reforma en peor.
No es pues un concepto de "legalidad" entendido como sinónimo de "ley sustancial", sino a la
luz de un significado más hondo en tanto concibe la "legalidad" como principio, es decir, en su
función límite e impenetrable para el aplicador de la ley.
"No en vano se distingue en los sistemas jurídicos, la existencia de principios y de reglas en
el orden constitucional, y a ello no escapa la Constitución Colombiana. En tanto los principios
son constitutivos del Estado - no se concibe el tipo de Estado declarado sin ellos -, las reglas,
se agotan en sí mismas o, como señalan algunos autores, son normas reforzadas por su
carácter constitucional pero de las cuales se podría prescindir sin afectar la existencia o la
naturaleza del Estado. De este modo, es evidente que los unos no pueden colisionar con las
otras y que las reglas no puedan supeditar los principios, sino que éstos determinan el alcance
de aquellas.

"La Sala mayoritaria estima, además, que la garantía que implica la prohibición de reformatio
in pejus no puede convertirse en coartada para tolerar o convalidar una sentencia que pase
por encima del principio de igualdad ante la ley. La Constitución reconoce una garantía, como
ésta, sobre la base de que el acto jurisdiccional no desborde la legalidad básica, aquella a
partir de la cual, o dentro de la cual, el legislador entrega al juez la facultad de juzgar , pero
más allá de la cual el juzgador no puede ir sin violar los principios constitutivos del Estado. Por
eso a la mayoría no le seducen los argumentos del respetado conjuez y mantiene su
jurisprudencia sobre el particular".

En consecuencia, el principio de la "non reformatio in pejus" no puede aplicarse soslayando el


de legalidad, sino armónicamente con él, en forma que si la pena impuesta se ajusta a la
prevista en la ley, el superior no la podrá agravar.

Por lo anterior, si bien es cierto que el artículo 31 de la Carta impone un límite al poder
punitivo del Estado, cuando el condenado es apelante único, o recurrente único en casación,
no es absoluto, sino que está ponderado por la institución de la consulta y la legalidad de la
sanción.

REFORMATIO IN PEJUS (Salvamento parcial de voto)


Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón

1. El artículo 31-2 de la Constitución Política establece la prohibición de la reformatio in pejus,


como uno de los derechos fundamentales, reconocido a título de principio. Expresamente dice: “
El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

El C. de P.P. en una de sus normas rectoras, el artículo 17, dispone: “El superior no podrá agravar
la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único”.

En materia de casación, el artículo 227 del C. de P.P., adhiere al importante principio y acude a la
rúbrica o rótulo de principio de no agravación, que describe así: “Cuando se trate de sentencia
condenatoria no se podrá agravar la pena impuesta, salvo que el fiscal, el ministerio público o la
parte civil, cuando tuvieren interés, la hubiera recurrido”.

Es claro, entonces, que la prohibición de la reformatio in pejus cuando el condenado es recurrente


único con miras al debate en segunda instancia o en sede de casación, es derecho - principio
fundamental -constitucional, norma superior legal que rige el procedimiento y – regla que reitera
el principio - derecho constitucional. Desde este punto, por donde o desde donde sea vista, la
prohibición limita cualquier actuación en su contra.

2. Es cierto que la Corte Suprema de Justicia debe velar por la legalidad, por las garantías, por los
derechos, etc. Pero también lo es que no todo le puede corresponder a Ella, pues igualmente la
Fiscalía y el Ministerio público, por ejemplo, poseen vocación para buscar otra instancia, otra
sede. Si embargo, en este proceso no mostraron interés para, vgr., velar por todo y acudir a la
casación. Y si, según se dice, compete sobre todo al Ministerio Público luchar por la sociedad y
por el estado, es claro que si se hallaba inconforme con la sentencia debería haber recurrido. No
obstante, el único interesado en llegar a la Corte fue el condenado. Y, naturalmente, a ese
interés se debe ceñir la honorable Sala, sin que le sea viable, de oficio, suplir deficiencias por
omisiones de otras entidades. Por ello el artículo 228 del C. de P.P. prevé la limitación del recurso
en principio, a las causales expresamente alegadas por el recurrente, salvo cuando se trata de un
juicio nulo o de sentencia que ostensiblemente atente contra garantías fundamentales. Dicho en
pocas palabras, si las otras partes no recurren en casación es porque no se muestran interesadas
en variar la sentencia con la cual, como es obvio, con mucho o poco cuidado, se hallan
enteramente de acuerdo.

3. De lo anterior resulta nítido que por la vía de la oficiosidad señalada en la regla número 228 del
C. de P.P. no es posible contrariar el principio, norma rectora o regla constitucional fijada en los
artículos 31 de la Carta y 17 y 227 del C. de P.P. Si de eventual pugna entre principios y reglas se
trata, no hay duda de la supremacía de aquellos, como que son adhesión a axiomas, principios
generales y enunciados indiscutibles a los cuales, sin disputa, se deben acomodar las reglas.
Parece indiscutible, entonces, que a través de la parte final de la regla señalada en el artículo 228
del C. de P.P. no se puede sobrepasar, y desconocer, el principio-derecho fundamental-
constitucional recogido por el artículo 31-2 de la Carta Política. Y, menos, si se trata de la
situación del procesado. No es pensable que una regla legal pueda superar un principio-derecho
fundamental-constitucional. La conclusión también es obvia: tratándose de casación provocada
por el condenado como recurrente único, no es permisible la casación oficiosa en pro de
garantías, excepto, claro está, que se trate de garantías del procesado.

4. El principio constitucional con rango de derecho fundamental conocido como prohibición de la


reformatio in pejus (artículo 31-2), no permite excepciones, como se desprende de su simple
literalidad. Y si no las permite, porque ni las expresa ni las insinúa, se revitaliza la máxima
antiquísima : Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: cuando la ley no distingue,
tampoco debemos distinguir.

5. La Sala mayoritaria da preferencia al principio de legalidad cuando lo parangona con el de la


prohibición de la reformatio in pejus. El pensamiento del suscrito es que los principios
constitucionales no se encuentran jerarquizados ni se repelen por opuestos o antagónicos, por
esto:

5.1. Al contrario de lo que se acaba de exponer al inicio del párrafo anterior, los principios se
pueden complementar y robustecer, vgr., como ocurre con presunción de inocencia,
defensa, cosa juzgada, debido proceso concreto etc., que se auxilian y, entre todos ellos, y otros,
conforman el amplio principio conocido como debido proceso.

5.2. Salvo muy contadas hipótesis, una característica general de los principios es que admiten
excepciones. Así se dice de la cosa juzgada, del non bis in idem, de la defensa letrada, del
proceso público, etc. Bien puede afirmarse, entonces, que una excepción a la legalidad como
principio es la prohibición de la reformatio in pejus, excepción tan alta que ha recibido la
categoría de derecho y principio constitucional. Esto no es extraño a nuestra normatividad pues,
por ejemplo, el principio de favorabilidad -retroactividad, ley intermedia, lex tertia- es una
excepción al principio de legalidad en su forma de ley preexistente e irretroactiva.

En síntesis, por ningún motivo se puede empeorar la situación del procesado cuando éste,
exclusivamente éste, recurre en apelación o en casación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente
imponiendo
pena de 2 años y 6 meses,
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 12895
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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LIBERTAD CONDICIONAL-Requisito subjetivo-Readaptación social-Tratamiento


penitenciario: Objetivo
El artículo 72 del C.P. al lado del requisito meramente cronológico u objetivo, trae otro, el
subjetivo, consistente en que el Juez puede suponer con fundamentos ciertos que el
procesado, se encuentra readaptado socialmente, teniendo en cuenta su buena conducta en el
establecimiento carcelario y sus antecedentes de todo orden.

Expresado en otras palabras, para hablar de resocialización, sinónimo para estos efectos de
readaptación social, es menester hacer un doble juicio: un diagnóstico y un pronóstico. El
primero implica establecer qué necesita la persona con miras a la finalidad preventiva -
especial de la reclusión, y el segundo determinar, luego de aquello que se ha hecho, si la
persona se encuentra readaptada.

De la ley penal, más exactamente de la ley de ejecución, se desprende que la ruta para lograr
la readaptación es el tratamiento penitenciario, instrumento que debe ser precisado:

a) En primer lugar, se le define como el conjunto de medios educativos, instructivos,


laborales, culturales, recreativos, deportivos y familiares que se usan con base en la dignidad
humana y en las necesidades particulares de la personalidad de cada sujeto, para obtener el
fin resocializante ( artículo 143, ley 35 de 1993).

b) En segundo lugar , con los mismos objetivos, el estatuto penitenciario y carcelario establece
que el trabajo es obligatorio como medio terapéutico adecuado al propósito (art 79); que la
educación, al igual que aquel, es la base fundamental de la resocialización, por lo que se
oriente a enseñar y afirmar en el termino del conocimiento y el respeto de los valores
humanos, de las instituciones públicas y sociales, de las leyes y normas de convivencia
ciudadana y el desarrollo del sentido moral (artículo 94), razón por la cual dentro de los
programas educativos propios de sistema educativo de debe " abarcar toda las disciplinas
orientadas a la resocialización del interno" (artículo 144-2); y que el tratamiento penitenciario
es el progresivo, que se realiza por medio de grupos interdisciplinarios integrados por
abogados, psiquiatras, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, médicos, terapistas,
antropólogos, sociólogos, criminólogos, penitenciaristas y miembros del cuerpo de custodia y
vigilancia (artículos 144/5).

c) En tercer lugar, es bueno tener en cuenta que si bien el tratamiento, en estricto sentido,
tiene que ver con los condenados, nada se opone a que sea predicable también a los
sindicados, primero porque varios de los instrumentos que en esencia lo conforman se refieren
legalmente a estos, por ejemplo, el trabajo, el estudio y la instrucción, y segundo porque una
relación armónica del estatuto carcelario con C.P. y con el C.de P.P. -que en varias partes se
refieren al tratamiento y a la resocialización- permite esa conclusión.

d) Y en cuarto lugar, como también resulta elemental, el tratamiento se debe realizar, en


principio, dentro del centro de reclusión pues no en vano se habla de "tratamiento
penitenciario", excepción hecha de aquellas fases del sistema progresivo que implican el inicio
de la "prisión abierta" . Pero el punto de partida tiene que ser el estudio -científico de la
personalidad dentro de la cárcel.

Resulta claro de la reseña anterior que conforme con nuestro código penitenciario y carcelario,
y en virtud de los códigos penal y de procedimiento penal, mirados armónicamente todo ellos,
para hablar de resocialización es menester el tratamiento penitenciario que conduzca a ella y
que dicho tratamiento siempre tenga como punto de partida y de llegada la personalidad del
recluso, pasando, obviamente, por el análisis de ésta dentro del entorno, es decir
incorporándole el medio o mundo circundante, salvo que, claro está, se trate de personas que,
demostrado científicamente, no requieran de terapia (artículo-145-2 del código penitenciario).

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Casación -Libertad
FECHA : 25/11/1999
DECISION : Niega la libertad
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 16428
PUBLICADA : Si

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PRUEBA-Su no incorporación per se no genera nulidad/FAVORABILIDAD-Aplicación


retroactiva del artículo 19 de la ley 190 de 1995/DILIGENCIAS PRELIMINARES-Validez
de la prueba practicada por funcionario de policía judicial/DOSIFICACION PUNITIVA-
Concurso
1.La no incorporación de una prueba no es fundamento suficiente, por sí solo, para configurar
un motivo de nulidad por violación del derecho de defensa o por quebrantamiento del debido
proceso, menos cuando como en el presente caso no se reclamó dentro de la oportunidad
procesal con los instrumentos jurídicos que el legislador tiene establecidos para ello, y además
se dejó sin determinar la incidencia de ello en la decisión del juzgador.

Los funcionarios judiciales no pueden estar obligados a practicar pruebas que no tienen
relación directa con el hecho determinante del delito investigado o juzgado, como ocurrió en el
sub judice, pues aquellos en su momento sostuvieron que lo importante no era constatar la
construcción de la obra, porque lo fundamental era la apropiación ilícita de una suma de dinero
en efectivo, apoderamiento que estaba demostrado testimonial y documentalmente. De esta
manera, la denegación de la prueba por inconducencia deja incólumes las garantías de los
sujetos procesales, máxime si se contó con abundante prueba que daba certeza respecto del
objeto materia de investigación, conforme con los señalamientos del artículo 334 del C.P.P.

2.La ley penal sustancial o procesal penal de efectos sustanciales, si es permisiva, aún cuando
sea posterior, en el evento de sucesión de leyes en el tiempo, se aplica de preferencia a la
desfavorable y tiene, por lo tanto, efecto retroactivo o ultraactivo. La aplicación de este
principio obliga a realizar en cada caso en concreto una confrontación entre la disposición
vigente al momento de la comisión del hecho y las dictadas con posterioridad, para poder
determinar cuáles resultan más beneficiosas al sindicado o condenado y adoptar las decisiones
que legalmente correspondan.

El artículo 19 de la ley 190 de 1995 modificó la legislación penal referida en el párrafo anterior,
estableciendo una pena principal de 6 a 15 años de prisión, pero en el inciso segundo
disminuyó aquella considerablemente, de la mitad a las tres cuartas partes, si el valor de lo
apropiado no supera los cincuenta salarios mínimos legales, quedando en este caso en cuanto
a la sanción un límite mínimo de 18 y máximo de 90 meses de prisión.

Como puede observarse con la simple comparación de las dos disposiciones en mención, la
pena principal conforme a la norma vigente para la época de los hechos, el art. 133 del C.P.,
resulta más gravosa para el procesado, dado que el peculado atribuido al procesado es
inferior a 50 salarios mínimos de entonces ($4.935.000), motivo por el cual aquella disposición
no tiene aplicabilidad en el sub judice, por cuanto que en gracia al principio de favorabilidad,
procede la aplicación retroactiva del artículo 19 de la ley 190 de 1995.

3. Al margen de lo anterior, es oportuno advertir que el proceso se inició por denuncia


presentada ante la División de Investigaciones Fiscales y Policía Judicial de la Contraloría de
Cundinamarca, dependencia que ordenó adelantar preliminares, recibiendo varios testimonios,
entre ellos el de X, diligencia que cumplió con las formalidades señaladas en el Código de
Procedimiento Penal para su práctica, se recibió el juramento de rigor, se le hicieron las
advertencias del caso y luego fueron remitidas a la Fiscalía, entidad que las incorporó al
proceso penal, donde luego fueron conocidas y controvertidas por los sujetos procesales.

Es equivocado creer que el debido proceso o el derecho a la defensa resultan menguados


porque se ha considerado en la sentencia una prueba que se practicó en la etapa preliminar
por funcionarios de policía judicial, pues con ello se ignora la forma como está concebido el
proceso penal en nuestro medio, esto es, que en las fases de investigación previa, sumarial, o
de juzgamiento, existe la posibilidad de evacuar las pruebas que se consideren necesarias, a
petición de parte o de oficio, por el funcionario respectivo, a quien solamente lo limitan la
legalidad del acto, la conducencia y pertinencia de los medios de convicción.

4.El artículo 26 del Código Penal dispone que en casos de concurso de infracciones penales el
proceso de dosificación "quedará sometido a la pena que establezca la pena más grave
aumentada hasta en otro tanto".

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 29/11/1999
DECISION : Casa parcialmente, modifica la pena a 70 meses de
prisión
DELITOS : Peculado por apropiación, Falsedad ideológica en
documento público, Peculado por uso
PROCESO : 12452
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisito subjetivo
Si bien es cierto el comportamiento en prisión constituye un serio elemento para verificar la
eventual readaptación social, reflejo de los planes y programas penitenciarios, no por ello
puede entenderse que suple la presencia de los demás presupuestos de que trata el legislador,
como que al referirse a los antecedentes los extiende a los de "todo orden", permitiendo
concluir que no existe la satisfacción requerida para efectos de conceder la libertad
provisional.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Casación -Libertad
FECHA : 29/11/1999
DECISION : Niega la libertad provisional
DELITOS : Tentativa de extorsión
PROCESO : 12649
PUBLICADA : Si

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AUTO INHIBITORIO-Inviolavilidad parlamentaria: Por fuerza de los principios de igualdad


de trato y seguridad jurìdica, se acepta para el caso la ratio decidendi de la sentencia de
la Corte Constitucional SU-047 de 1999
Antecedente sobre competencia de la Corte Suprema de Justicia para investigar y decidir lo
planteado. Como se trata de una investigación previa en la cual se examina la conducta
asumida por los miembros de la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de
Representantes, dentro de la averiguación preliminar que ellos adelantaron para establecer los
presuntos delitos cometidos por el entonces Presidente de la República, doctor Ernesto Samper
Pizano, sobre todo por el proferimiento en votación mayoritaria de una decisión inhibitoria,
conviene tener en cuenta lo decidido por la Corte Constitucional en la sentencia unificada de
tutela SU-047 de 1999 (29 de enero).

Pues bien, la Representante a la Cámara Viviane Morales Hoyos, por medio de apoderado,
promovió una acción de tutela en contra de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, ante el Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca, por supuesta
vulneración de sus derechos al debido proceso y a la inviolabilidad de los votos y opiniones
emitidos en ejercicio de su cargo, agravio que supuestamente se le había ocasionado por su
vinculación al proceso número 11.911, adelantado en relación con ella y otros ciento diez (110)
Representantes a la Cámara que precluyeron la investigación en favor del Presidente Samper
Pizano.

La petición de tutela fue negada por el Tribunal requerido, según sentencia del 21 de agosto de
1998, pero, con motivo de la revisión, la Corte Constitucional revocó la decisión y adoptó el
fallo antes reseñado, que además contiene las siguientes resoluciones:

"Segundo. TUTELAR el derecho fundamental al debido proceso (CP art. 29) de la peticionaria,
por cuanto la garantía institucional de la inviolabilidad (CP art. 185) priva, de manera absoluta,
a la Corte Suprema de competencia para investigar como delitos los hechos inescindiblemente
ligados a las opiniones y votos emitidos por la actora en las actuaciones adelantadas por la
cámara de Representantes contra el entonces Presidente de la República.

"Tercero. DEJAR SIN EFECTOS el proceso que se surte ante la Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia, cuya radicación es 11.911, dentro del cual se adelanta
investigación en contra de la actora, como consecuencia del voto que emitió en 1996, en su
condición de Representante a la Cámara, en el proceso que siguió esa Corporación legislativa
en contra del Presidente de la República. Por lo tanto, dentro de las cuarenta y ocho (48) horas
siguientes a la notificación del presente fallo, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia
deberá ordenar el archivo correspondiente.

"Cuarto. Hacer un llamado a prevención a los Magistrados de la Sala Penal de la Corte


Suprema de Justicia para que se abstengan de investigar como delitos hechos
inescindiblemente ligados a las opiniones y votos emitidos por los congresistas en ejercicio de
sus funciones".

La ratio decidendi de la sentencia SU-047/99. A partir del tenor del artículo 185 de la Carta
Política, según el cual los congresistas son "inviolables por las opiniones y los votos que emitan
en el ejercicio del cargo", la Corte Constitucional determinó en el referido fallo de revisión el
alcance del precepto constitucional citado para declarar entonces que los senadores y
representantes mantienen la inviolabilidad en sus votos y opiniones, inclusive cuando ejercen
funciones judiciales en los procesos adelantados por el Congreso en relación con los altos
dignatarios del Estado. Expone que si bien los juicios que impulsa el Congreso en razón de
presuntos delitos cometidos por los altos dignatarios son ejercicio de función judicial, en la
medida que a través de ellos pueden imponerse sanciones o configurar un requisito de
procedibilidad de la acción penal propiamente dicha ante la Corte Suprema de Justicia, lo
cierto es que aquéllos conservan un "inevitable componente de discrecionalidad política" que,
al igual que en otras actuaciones de la misma naturaleza, demanda para los parlamentarios
comprometidos la protección de los votos y opiniones que emitan en su curso.

Adicionalmente, explica la Corte Constitucional que apenas están protegidas las conductas no
sólo generadas en el ejercicio del cargo de parlamentario, sino también inescindiblemente
vinculadas a la manifestación de un voto o de una opinión.

Así entonces, de acuerdo con el razonamiento de dicha Corporación, como ningún


parlamentario puede ser investigado, juzgado o sancionado por la manera como votó u opinó
en el proceso adelantado en relación con el Presidente Samper Pizano, dado que "esas
conductas no son hechos punibles", por disposición del artículo 185 de la Carta Fundamental,
concluye que, en el evento revisado por la sentencia aludida, se violó la garantía fundamental
al debido proceso, según la cual toda persona tiene derecho a ser juzgada por un tribunal
competente y únicamente en razón de conductas que sean delictivas (Const. Pol., art. 29),
pues la Corte Suprema de Justicia carece en absoluto de competencia para examinar esa clase
de comportamientos.

Ahora bien, la solución de este caso será igual porque, por fuerza de los principios de igualdad
de trato y seguridad jurídica, se acepta para él la ratio decidendi de la sentencia SU-047/99,
debido a que el auto inhibitorio de la Comisión fue adoptado dentro de un acto parlamentario
propiamente dicho, según el cual quedan amparados por la inviolabilidad las conductas
desplegadas en el curso de los debates en las comisiones o plenarias de las Cámaras, o las
que indiquen actos preparatorios o inescindiblemente vinculados al procedimiento
parlamentario de deliberación, discusión y votación, y en todo caso, que sean una expresión
auténtica de su condición de representantes del pueblo, siempre que tengan relación directa
con el ejercicio del cargo de senador o representante.

A partir de la interpretación que hizo la Corte Constitucional, la inviolabilidad de los


congresistas, prevista en el artículo 185 de la Constitución Política, se extiende a la actividad
judicial que ellos cumplen como requisito de procedibilidad para el enjuiciamiento de los altos
dignatarios del Estado, siempre que los respectivos actos sean expresión de la opinión y el
voto emitidos en el ejercicio del cargo (procedimiento parlamentario propiamente dicho), o se
hallen íntimamente vinculados a los mismos.

Con todo, se notará que el artículo 185 citado, de manera simple y abierta, declara que "los
congresistas son inviolables por las opiniones y los votos que emitan en el ejercicio del
cargo…"; pero en manera alguna tal precepto afecta la estructura deóntica de las normas
penales, que son generales y abstractas, en el sentido de que ellas regulan conductas
externas que, en principio, pueden ser cometidas o no cometidas por cualquier individuo y
también pueden revestir variadas formas. Es decir, la disposición constitucional no apunta a
derogar, en relación con los congresistas, los tipos penales de homicidio, secuestro,
enriquecimiento ilícito, prevaricato, peculado, etc., que prevé el código de la materia en
dirección a todos los individuos (salvo el caso de sujetos activos especiales), pues también
tales funcionarios pueden llegar a realizarlos y, por vía general, no podría establecerse
semejante afrenta al principio de igualdad (art. 13 Const. Pol.).
La estructura deóntica de las leyes penales indica que éstas regulan conductas materiales, con
el fin de prohibirlas, obligarlas o permitirlas, sin importar, en principio, el sujeto que las
cometa.

Sin embargo, el funcionamiento del precepto constitucional de la inviolabilidad obliga a que, si


el acto material es cometido por un congresista, de una vez se establezca si el mismo tiene
relación con el ejercicio del cargo y los votos y opiniones emitidas, pues, en caso positivo, la
conducta antijurídica será absolutamente impune e inescrutable para cualquier órgano judicial,
pero, si el comportamiento carece de tal vinculación especial, el imputado deberá someterse a
la jurisdicción penal de la Corte Suprema de Justicia, en razón del fuero pleno que también
constitucionalmente le asiste, sin importar en este último caso, mientras lo ostente, si actuó
en ejercicio del cargo (Const. Pol., arts. 186 y 235-3 y parágrafo).

El artículo 185 constitucional no dice que "los congresistas serán inviolables", simplemente por
ser tales, sino que lo son "por las opiniones y los votos que emitan en el ejercicio del cargo".
El precepto superior no se refiere ni podría referirse, sin desconocer el principio de
regulatividad del ordenamiento jurídico y sin violentar su coherencia, a la licitud o
inculpabilidad de ciertos comportamientos que en abstracto son antijurídicos, sólo por haber
sido cometidos por un congresista en ejercicio del cargo y como trasunto de la opinión y el
voto, sino que, acreditadas estas características especiales, el acto queda impune.

Por la misma razón, se dice en la sentencia C-047 de 1999 que si bien la inviolabilidad
parlamentaria es "absoluta", en el sentido de que "sin excepción todos los votos y opiniones
emitidos en el proceso de formación de la voluntad colectiva del Congreso quedan excluidos
de responsabilidad jurídica", también se califica de "específica" porque "la garantía
institucional cubre exclusivamente los votos y opiniones emitidos en ejercicio del cargo…" (pp.
17 y 18).

Así entonces, verbigracia, es posible que un congresista en ejercicio de su cargo y sus


funciones, como servidor público que es (art. 123 Const. Pol.), profiera una resolución
manifiestamente contraria a la ley y, como el acto no está vinculado inescindiblemente al
procedimiento parlamentario del voto y la opinión, por imperio de la Constitución y la ley
deberá ser investigado y juzgado por una hipótesis delictiva de prevaricato por acción (art. 149
C. P.). Es que lo protegido es la "voluntad colectiva del congreso", que se conforma a través
del método de la deliberación y el voto, no las arbitrarias actuaciones de uno o varios
parlamentarios que se realicen por fuera de dicho contexto.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Unica Instancia
FECHA : 29/11/1999
DECISION : Declara que no puede iniciar acción penal y se
abstiene de
abrir instrucción
PROCESO : 11095
PUBLICADA : NO

PROVIDENCIA - EN RESERVA

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COLISION DE COMPETENCIA-Dirimido el conflicto en la etapa de instrucción, los


fundamentos no pueden ser posteriormente cuestionados y desconocidos por los jueces
de instancia
La Corte en providencia del 25 de mayo de 1999 (rad. 15.236, M. P. Dídimo Páez Velandia)
precisó:

"Es claro que si durante la instrucción se presenta un conflicto de competencias entre


funcionarios instructores, dirimido en su momento por la autoridad encargada de ello, su
decisión y fundamentos no pueden ser posteriormente cuestionados y desconocidos, menos
aún cuando no se ha presentado dentro del proceso circunstancia de ninguna índole que
eventualmente pudiese permitir un análisis y conclusiones diferentes a las ya clara y
razonablemente descritas.
En cuanto al conflicto aquí presentado resulta por decir lo menos, absurdo los planteamientos
del Juez Regional para deshacerse del conocimiento de este asunto, pues no admite duda
alguna que a lo largo de la investigación y lo corrido del juicio, nadie ha cuestionado la
cualificación del sujeto pasivo del delito, así como tampoco del indiscutible ejercicio de sus
funciones para el momento de los hechos, pues su presencia en el lugar del asalto no era
accidental, sino correspondiente a la prestación del servicio de vigilancia.
……
Debe precisamente, como lo hizo el Fiscal Delegado ante esta Corporación, que la lesión
sufrida por uno de los agentes de policía que acudieron al sitio de los acontecimientos, si bien
es cierto que de conformidad con lo dictaminado por el forense únicamente le representó una
incapacidad de ocho (8) días sin consecuencias, también lo es que el sitio donde recibió el
impacto (tórax), apunta no a simple intención de causar una lesión, sino de atentar
gravemente contra su vida, con la finalidad de liberarse los delincuentes de la oportuna
intervención de la autoridad que concurrió al lugar para evitar el atentado contra el patrimonio
económico e integridad personal de las víctimas y rehenes, quienes finalmente obtuvieron su
liberación.

Esta conducta de tentativa de homicidio, que ha debido ser la imputada en el pliego de cargos,
fue desatendida por los funcionarios de primera y segunda instancia que calificaron el mérito
de la instrucción, no obstante la advertencia de la Delegada ante la Corte."

Como se indica claramente en la providencia transcrita, el ataque efectuado contra uno de los
agentes de policía que se acercó, en cumplimiento de su deber, a atender la situación surgida
con el asalto al restaurante "El Bodegón" de Ríosucio (Caldas), constituye una tentativa de
homicidio agravada, de conformidad con el ordinal octavo del artículo 324 del Código Penal,
modificado por el artículo 30 de la ley 40 de 1993, y a pesar de que así lo señaló la Unidad de
Fiscalía Delegada ante esta Corporación, el calificador hizo caso omiso de la providencia que
dirimió el conflicto administrativo de competencia y calificó ese comportamiento como
lesiones personales contra funcionario, adecuación típica que el Juzgado Regional de Medellín
rebate, no para acertar sino con el ánimo de minimizar esa conducta al considerarla
infundadamente como contravención.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Declara que corresponde el proceso al Juzgado
Penal del
Circuito Especializado,
DELITOS : Lesiones personales, Hurto calificado, Porte de
armas de
defensa personal
PROCESO : 15422
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-No se puede plantear para el cumplimiento de una


comisión
Correspondería a esta Sala conocer del conflicto de competencia surtido entre jueces de dos
distritos judiciales, de conformidad con el artículo 68-5 del Código de Procedimiento Penal, si
no se observara que dicho incidente no se ha trabado, lo que impide un pronunciamiento de
fondo.
La Corte ha insistido en el cumplimiento de los requisitos legales para la colisión de
competencias, que han sido resumidos así:

"a) Cuando se trata de la llamada colisión negativa es preciso que el funcionario que está
adelantando el proceso al estimar que no es competente para continuar conociendo de él, lo
remita a aquél que considere que es el competente, explicando mediante auto, los motivos
que fundamentan su posición;

"b) El funcionario a quien se remite lo recibe y analiza los motivos expuestos por quien se
declaró incompetentes; si no los acepta remite el proceso con el auto explicatorio al superior
para que éste decida. Si admite las razones expuestas por quien manifestó inicialmente no ser
el competente, dispone mediante auto continuar con el conocimiento del proceso;
"c) Que uno y otro funcionario observen el procedimiento señalado por la ley para tramitar en
debida forma el impedimento; y

"d) Que la disparidad de criterios en torno a la competencia, se presente respecto de unos


mismos hechos y en relación con una misma situación o estado procesal". (autos de marzo 11
de 1987; octubre 14 y diciembre 7 de 1988; abril 14 y 20 de 1989 y junio 24 de 1992)" " (cfr.
auto de 8 de marzo de 1993. M.P. Dr. Ricardo Calvete Rangel).

Contra lo que estima la Juez 3ª Penal Municipal de Tunja, en este asunto no existe colisión de
competencia alguna que deba dirimir la Corte, porque la Juez 1ª Penal Municipal de Manizales
analizó que no podía aceptar la colisión de competencia propuesta por la comisionada, puesto
que la discrepancia se refería al cumplimiento o no de determinadas diligencias dentro de un
exhorto penal, pero no se discutía competencia para el juzgamiento, según los lineamientos
del artículo 97 del estatuto procesal penal, y por ello sin trabar el conflicto, devolvió las
diligencias a la referida Juez de Tunja, insistiéndole en el cumplimiento de la comisión, quien
reiterando sus argumentos, decidió enviar las diligencias a esta Corporación dizque para que
determinara si debía o no cumplir lo ordenado por la Juez de Manizales.

De lo anterior se concluye que en este caso no se ha trabado adecuadamente el conflicto, lo


cual implica que la Corte se abstenga de proferir decisión de fondo, pues el estatuto procesal
penal no le ha asignado la función de órgano de consulta.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Se abstiene de decidir el conflicto y remite al
Juzgado 3
penal de Tunja
DELITOS : Estafa
PROCESO : 15601
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia a prevención: Hipótesis y soluciones


En atención al factor territorial, el Juez competente para conocer de un determinado asunto, es
el del lugar de comisión del hecho punible. Cuando sea incierto ese marco espacial, o el delito
se haya realizado en el exterior, o en varios sitios, resulta aplicable la previsión del artículo 80
del Código de Procedimiento Penal, que regula la "competencia a prevención", fijándola en "el
funcionario judicial competente por la naturaleza del hecho, del territorio en el cual se haya
formulado primero la denuncia, o donde primero se hubiere proferido resolución de apertura
de instrucción" .

En la aplicación de la competencia a prevención es menester diferenciar las siguientes


hipótesis y soluciones:

a). Si el hecho punible tuvo realización en varios sitios, los jueces competentes para conocer
del mismo son, en principio, los de tales lugares. Por ende, la competencia a prevención se
establece exclusivamente entre los varios jueces que por el factor territorial estarían llamados
a conocer del asunto, aplicando los criterios traídos por el citado artículo 80 del ordenamiento
procesal penal, como son: el lugar donde primero se hubiere formulado la denuncia, o donde
primero se hubiere decretado la apertura de instrucción. Los jueces de aquellos sitios donde no
haya tenido ocurrencia la conducta, se excluyen de la posibilidad de conocer a prevención de
un delito cuya consumación se haya extendido en un marco territorial complejo.

Lo anterior por cuanto so pretexto de aplicar esos criterios instrumentales -lugar donde
primero se formuló la denuncia, o donde primero se decretó la apertura de instrucción-, no
puede desconocerse el factor objetivo generador de competencia, como lo es el territorial,
pues aquellos, por la dinámica que el constituyente imprimió al ente investigador, son
variables, mientras que éste no.
En efecto, en ocasiones, por razones de conveniencia deducida de la inmediatez del apoyo
logístico y forense, y de la cercanía y disposición de los recursos humanos y técnicos, la etapa
sumarial es adelantada por ciertos fiscales especializados radicados en lugar distinto al de
comisión del delito, como en el presente caso ocurrió, al tramitar la instrucción y calificar el
mérito probatorio del sumario por un delito cometido en las ciudades de Medellín,
Buenaventura y Santa Marta, un fiscal adscrito a la Unidad Especializada en Delitos Financieros
de Santafé de Bogotá.

Por ello la competencia del Fiscal General de la Nación y de sus delegados no se circunscribe a
un marco espacial fijo -como sí ocurre con los jueces-, sino que se extiende por todo el
territorio nacional, donde se distribuyen de acuerdo con el volumen de la población, las
necesidades del servicio, y la especialidad técnica. De ahí que en la etapa instructiva se
excluya, por expresa disposición legal, la incompetencia generada en el factor territorial (art.
304 del Código de Procedimiento Penal).

Distinta es la previsión normativa en tratándose del juicio, pues de conformidad con el artículo
250 de la Constitución Política, la función de acusación sólo puede ejercerse ante los juzgados
y tribunales competentes.

Lo contrario equivaldría a sostener que teniendo certeza del lugar o de los lugares de comisión
del hecho, el juez competente para tramitar la causa no sería el del lugar de ocurrencia del
delito, sino el del territorio donde se formuló la denuncia o se adelantó la instrucción, solución
que además de ilógica, desconoce el principio del juez natural, pues por atender a los
mencionados factores instrumentales, se adscribe la competencia a un juez distinto al del
lugar de realización del hecho.

b). Si el delito se cometió fuera del territorio nacional, o en lugar incierto, al no existir o
desconocerse, según el caso, un marco territorial de referencia a partir del cual establecer los
jueces con vocación de competencia, conoce a prevención, entre los funcionarios competentes
por la naturaleza del hecho, el del territorio donde primero se hubiere formulado la denuncia, o
donde primero se hubiere proferido resolución de apertura de instrucción.

Ya sea que se trate de un hecho punible cometido en el extranjero, en lugar incierto, o en


varios lugares, si al aplicar los referidos criterios procesales se establece que la investigación
se inició simultáneamente en varios sitios, prevalece la competencia del funcionario del lugar
donde el imputado fue aprehendido; si se trata de varios capturados, el conocimiento del
asunto corresponderá al del lugar donde se llevó a cabo la primera aprehensión.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto colisión competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Adscribe competencia al juzgado 24 Penal del
Circuito de
Medellín
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 16300
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del
Tribunal Superior de Santafé de Bogotá-Interpretación del artículo 37 de la ley 504 de
1.999/REBELION-Competencia a partir del 1º de julio de 1.999

1.Aunque por virtud de la Ley 504 de 1.999 resulta incuestionable que la competencia que el
artículo 71 del Decreto 2.700 de 1.991 defería a los Juzgados Regionales respecto del delito de
rebelión no corresponde a la que el artículo 5º de la nueva Ley señala para los Jueces Penales
del Circuito Especializados pues le priva de ella a éstos asignándosela, por razón de la cláusula
general, a los Juzgados del Circuito, no puede hacerse similar afirmación cuando en concreto,
tal como lo precisan los funcionarios colisionantes, el tránsito de los procesos se ve matizado
por otras disposiciones que intentan implementar el nuevo orden de facultades.

En efecto, es claro que, hasta antes de la vigencia de la Ley 504, la competencia para conocer
del mencionado punible atañía a los Jueces Regionales en primera instancia y al Tribunal
Nacional en segunda, situación que evidentemente varía a partir de aquél momento pues,
asuntos que tengan por objeto ese delito interesan a los Jueces del Circuito y a las salas
penales de decisión de los Tribunales Superiores de Distrito, según así se colige de los artículos
4º y 5º de la citada Ley, lo cual equivale a decir que por virtud del factor objetivo o materia del
asunto, el legislador le asignó una competencia más a estos funcionarios.

Ahora bien, como la nueva norma no condiciona en parte alguna la facultad que así le
sobreviene a los Juzgados del Circuito y ciertamente los mencionadas son preceptos de
competencia síguese de ello que "prevalecen sobre las anteriores desde el momento en que
deban empezar a regir", según lo dispone el artículo 40 de la Ley 153 de 1.887, significando
así que, a partir del 1º de julio de 1.999, los procesos por el ilícito de rebelión, sin que importe
la fecha de su comisión, pasan, por la cláusula general, al conocimiento de los Juzgados de
Circuito y, en segunda instancia, a las salas penales de los Tribunales de Distrito, tal como se
corrobora, además, en el artículo 39 de la reciente normatividad, toda vez que éste dispone
que "los procesos que a la entrada en vigencia de la presente ley estén en conocimiento de la
Justicia Regional por delitos no previstos en el artículo 5º de esta ley, se continuarán
tramitando ante los Jueces Penales de Circuito Competentes por el factor territorial".

De modo muy específico el aludido artículo 4º de la Ley 504 asigna a los Tribunales Superiores
el conocimiento en segunda instancia "de los recursos de apelación y de hecho, en los
procesos que conocen en primera instancia los jueces de circuito y los jueces penales de
circuito especializados", y como dentro de ellos los que tienen por objeto el ilícito de rebelión
corresponde a los primeros es obvio que la segunda instancia debe surtirse ante la Sala Penal
de Decisión del respectivo Tribunal según el factor territorial.

2. Pero, además, mientras se crea, por Ley Estatutaria, la Corporación que de modo especial
habrá de conocer la segunda instancia de procesos por punibles de competencia de los Jueces
Especializados, su decisión, sumada a la de los asuntos que le resultan propios y dentro de los
cuales se incluye, obviamente, a partir del 1º de julio de 1.999 el delito de rebelión, concierne
a los Tribunales ordinarios por así colegirse de la interpretación de los artículos 4, 43 y 48 de la
Ley 504 de 1.999, máxime que el último, como así se entendió en el trámite legislativo, señala
una especie de competencia supletoria previendo que, eventualmente, la Corte Constitucional
declare inexequibles las asignaciones que al futuro Tribunal Superior Nacional se hagan en la
Ley Estatutaria en curso.

Como el denominado "desmonte de la Justicia Regional" ha implicado el desaparecimiento, no


de instancias, sino de unos órganos judiciales y la creación de otros que no necesariamente,
según se desprende del texto normativo, han de asumir las facultades que correspondían a
aquellos, la Ley 504 incluyó disposiciones que evidentemente tienden a hacer menos
traumático el tránsito que así se produce.

En ese orden, el legislador autorizó la creación de una "sala especial de descongestión", la que
en efecto se instituyó, hasta por un año, mediante Acuerdo 533 de 1.999 del Consejo Superior
de la Judicatura, en la Sala Penal del Tribunal de Santafé de Bogotá a fin de que,
transitoriamente asuma la competencia de los asuntos que en segunda instancia poseía el
Tribunal Nacional, a primero de julio de 1.999, por delitos de la ahora Justicia Especializada,
defiriéndole a la vez, en forma coherente, jurisdicción en todo el territorio nacional.

No otro es el entendimiento que permite el artículo 37 de la Ley, ni otra la intención del


legislador, según se advierte en el acta No. 3 de la sesión conjunta de las Comisiones Primeras
de Cámara y Senado llevada a cabo el 26 de abril de esta anualidad, pues en los debates que
allí se suscitaron y fruto de los acuerdos que se lograron entre los ponentes, el Gobierno y
estamentos de la justicia, el objetivo de la Sala de Descongestión es sólo ese: asumir, en
segunda instancia de manera exclusiva los procesos que por delitos de competencia de los
Jueces de Circuito Especializados tuviera el extinto Tribunal Nacional al momento de entrar en
vigencia la Ley, sin que sea posible asignarle ningún proceso nuevo porque no es ese el
sentido de órganos de dicha naturaleza frente a lo dispuesto por el artículo 63 de la Ley 270 de
1.996.

3. De lo anterior algunas conclusiones se desprenden que pueden ser puntualizadas así:

a. Los asuntos que arriben a segunda instancia a partir del 1º de julio de 1.999, en procesos
por delitos de competencia de los Jueces Penales del Circuito Especializados, corresponden,
mientras se crea el "Tribunal Superior Nacional", a las salas penales de decisión de los
Tribunales Superiores de Distrito de acuerdo con el factor territorial.

b. Cuando se trate del punible de rebelión, correspondiendo la primera instancia a los Jueces
de Circuito, la segunda atañe también a las mencionadas salas penales de decisión de
conformidad con el citado elemento de competencia.
c. "los procesos" que hubieren estado al conocimiento del Tribunal Nacional, hasta el 1º de julio
del año en curso, pasarán al del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá, Sala Especial de
Descongestión, y

d. Los asuntos que el Tribunal Nacional tramitaba en primera instancia pasarán igualmente a
las Salas de Decisión de los Tribunales competentes, según el territorio, por así preverse en el
artículo 4º de la Ley 504, modificatorio de los numerales 1 y 2 del artículo 70 del Decreto
2.700 de 1.991.

4. No obstante, impera precisar tales conclusiones, pues al referirse el artículo 37 de la Ley


que a la Sala Penal del Tribunal de Bogotá se adscribirá "el conocimiento de los procesos de
que actualmente conoce el Tribunal Nacional y de los que conozca hasta el 1º de julio de
1.999" pueden emerger erradas interpretaciones como la que ahora propone el Tribunal de
Bucaramanga.

En efecto, es suficientemente sabido que la competencia asignada a los diferentes


funcionarios judiciales se deriva de la conjunción de diversos factores, siendo los principales el
objetivo o por razón de la materia, el territorial y el funcional. Todos ellos se aprecian en la
citada Ley para distribuir los distintos asuntos a los Jueces Penales Especializados y a los
funcionarios de segunda instancia, resultando de tal modo desatinada la tesis del Tribunal de
Bucaramanga acerca de que el legislador desconoció dichos factores señalando, según la
conveniencia, al órgano competente sin atender el lugar de comisión del delito, pues, en
primer término, omite la Corporación proponente del conflicto considerar que el Tribunal de
Bogotá, Sala de Descongestión, para los efectos de la susodicha Ley, tiene competencia en
todo el territorio nacional y, en segundo lugar, que ésta se determina no sólo por el último
factor sino por la concurrencia de los varios que la especifican.

Así las cosas, debe entenderse, según la lectura integral del artículo 37 tantas veces citado,
que cuando él se refiere a procesos no lo hace por similitud a expedientes, sino bajo la lógica
comprensión y obligada remisión al artículo 5º,y que, por tanto, se trata de asuntos que,
obviamente advirtiendo todos los factores de competencia, tengan por objeto delitos del
resorte de los Jueces Penales Especializados, es decir, y es allí donde resulta equívoca la
argumentación del Tribunal de Bucaramanga, cuando la norma hace alusión a procesos
entiéndese que lo hace bajo el supuesto de que se reúnen los elementos que permiten
discriminar las diversas facultades, sin que sea posible afirmar que el legislador a conveniencia
hizo las respectivas asignaciones por ser claro que en el artículo últimamente citado se atendió
el factor objetivo, mientras que en el 37, señalando, eso sí, una competencia transitoria, es el
territorial el que se sopesa, máxime si se tiene en cuenta que de conformidad con el artículo
35, al modificar el 78 del Decreto 2.700 de 1.991, se defiere a la Sala de Descongestión
jurisdicción en toda la Nación.

Por tanto, y así lo ratifica la propia norma en su parte final y el ya citado 39, a la Sala Especial
del Tribunal de Santafé de Bogotá corresponde conocer en segunda instancia de todos aquellos
procesos cuyo objeto sea un delito de competencia de los jueces creados por la Ley 504, y que
hubieren llegado al conocimiento del Tribunal Nacional hasta antes de producirse su entrada
en vigencia.

Una tal solución no sólo consulta los principios procesales y la normatividad vigente
interpretada de manera teleológica y sistemática, sino que además deviene lógica y coherente
sobre todo en aquellos asuntos que no siendo del interés de los nuevos Jueces, llegaron al
Tribunal Nacional hasta el 1º de julio por razones diversas a la impugnación o consulta de la
sentencia de primera instancia, pues supóngase que un proceso por delito extraño a los
enlistados en el artículo 5º de la Ley 504, de competencia de la otrora justicia regional, arribó a
tal instancia por recurrirse una decisión interlocutoria proferida en el juicio, si se aceptaren los
planteamientos del Tribunal de Bucaramanga habría que convenir que el recurso
correspondería decidirlo, sin atender el factor objetivo de competencia, a la Sala Especial, pero
que, ya salido el negocio de dicho juez plural, seguiría su trámite ante un Juez del Circuito,
surtiéndose luego, llegado el caso, la segunda instancia en el Tribunal de Distrito, atendiendo,
ahí sí, la materia de que trate el asunto.

En consecuencia, se reitera, la Sala Especial de Descongestión, adscrita al Tribunal Superior de


Santafé de Bogotá, con jurisdicción en toda la República, conoce exclusivamente aquellos
procesos que, habiendo arribado al Tribunal Nacional hasta el 1º de julio de 1.999, tengan por
objeto uno o varios de los delitos señalados en el artículo 5º de la Ley 504 del año que
transcurre. Los llegados hasta esa fecha, pero que no se refieran a punibles asignados a los
Jueces Penales Especializados, corresponderán en segunda instancia, al Tribunal competente
según el territorio.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE


Auto colisión de competencia
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Asigna la competencia al Tribunal Superior de
Bucaramanga
DELITOS : Rebelión, Falsedad personal
PROCESO : 16294
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Objeto/COLISION DE COMPETENCIA-Error en la


calificación jurídica provisional que varia la competencia de la justicia ordinaria a la
regional/CONCIERTO PARA DELINQUIR-Asociación para conformar grupos de justicia
privada, competencia
Aunque resulta suficientemente sabido, no obsta reiterar que la distribución de las diferentes
competencias entre los diversos Tribunales y Juzgados que integran la jurisdicción penal, así
como en las demás, tiene por fundamento una serie de factores que hacen referencia
principalmente al objeto o materia, al territorio, a la persona investigada o juzgada y al nivel
de decisión o a la función instancial que cumpla el órgano.

En ese sentido, cuando quiera que un número plural de funcionarios entre en conflicto por
conocer de un determinado asunto o por considerar que no les concierne, tal controversia sólo
puede plantearse en torno a uno de dichos factores para que de ese modo sea posible
hablarse jurídicamente del fenómeno de la colisión de competencias, previsto en nuestro
ordenamiento procesal penal a partir del artículo 97. Por lo mismo, cualquier apreciación en
rededor de temas diferentes a aquellos que generan una determinada atribución, resulta
deleznable porque obviamente no conduce a la solución que se busca.

Es igualmente claro que entratándose del factor objetivo y en cuanto deba hacerse una
valoración de la tipicidad o de alguno de los elementos que la integran y del cual emane la
competencia, sin que sea permitido analizar la material existencia del ilícito o la
responsabilidad que por él se endilgue a los procesados, sí es factible que la Corte, para
efectos de dirimir el conflicto se adentre en un examen probatorio que corrija la
supuestamente equivocada tipificación hecha por la Fiscalía, no obstante que se encuentre
ejecutoriada la resolución de acusación, pues, como ya ha tenido oportunidad de sostenerlo la
Sala, "cuando existe error en la calificación jurídica provisional que varíe la competencia de la
justicia ordinaria a la regional, debe proponerse inmediatamente la colisión de competencia,
pudiendo la Corporación pronunciarse sobre la adecuación típica del hecho frente al recaudo
probatorio, facultad de la que carece para hacer reflexiones sobre la materialidad del hecho y
responsabilidad del procesado, porque de así actuar invadiría la órbita de competencia de la
Fiscalía General de la Nación".(Auto de noviembre 18 de 1.998. M.P. Dr. Edgar Lombana
Trujillo).

Como el elemento o la circunstancia, que por virtud del factor objetivo hace que el Juez
Especializado sea o no el competente para conocer del delito de concierto para delinquir, se
constituye por el ingrediente subjetivo del tipo, de ahí la facultad para que por vía de solución
del conflicto se corrija la posiblemente errada adecuación típica provisional, síguese que el
asunto no le compete "cuando varias personas se concierten con el fin de cometer delitos" y
que sí le atañe "cuando el concierto sea para cometer delitos de terrorismo, narcotráfico,
secuestro extorsivo, extorsión o para conformar escuadrones de la muerte, grupos de justicia
privada o bandas de sicarios".

Coincidiendo así ese elemento del factor objetivo de competencia con el ingrediente del tipo
penal descrito en el referido artículo 186, debe la Corte, en consecuencia, determinar, con
fundamento en el recaudo probatorio, si, como lo sostiene el Juez Especializado, no se
configura la concreta finalidad de la cual nace su facultad para conocer del hecho o si, por el
contrario, independientemente del debate que pueda darse en torno a la certeza de la
material existencia del concierto y de la responsabilidad que por él se impute a los procesados,
se encuentra demostrado alguno de los propósitos que relaciona el inciso 3º de la norma
tantas veces señalada.

Por tanto, lo primero que debe advertirse es que los funcionarios en conflicto, no obstante los
reparos por ellos mismos formulados, parten del supuesto de que la calificación sumarial es
inequívoca al referirse al verbo concertar para delinquir pero yerra en su ingrediente subjetivo,
que al Juez Especializado le resulta responsivo del genéricamente previsto en el primero inciso
del artículo 186 ibídem.

Miradas las transcritas finalidades, es claro que la pretensión del legislador fue perseguir a
través de unos determinados jueces ciertas conductas que causan mayor conmoción social e
inseguridad, por ello no sólo hace la especial asignación sino que además sanciona con mayor
severidad a las varias personas que se concierten para cometer delitos de terrorismo,
narcotráfico, secuestro extorsivo, extorsión o para conformar escuadrones de la muerte,
grupos de justicia privada o bandas de sicarios.

Dentro de ese espectro es evidente, por exclusión, que a los acá procesados no se les acusa
por concertarse para cometer terrorismo -la conmoción que causan en los moradores de los
barrios afectados no deriva porque esa sea la finalidad sino de la misma actitud agresiva o
beligerante de las bandas-, tampoco se les endilga el fin de ejecutar ilícitos de narcotráfico,
secuestro extorsivo o extorsión, ni se les tacha de conformar escuadrones de la muerte o
bandas de sicarios no obstante las muertes de sus miembros a manos, según dice el
expediente, de los de la banda contraria.

La actitud de esas bandas o pandillas de barriada obedece más a la necesidad de conformar


grupos de justicia privada cuando es ostensible en el expediente el abandono a que, desde
todo punto de vista, ha expuesto el Estado a ciertas comunidades. Se trata por lo general, y
así se extrae de las indagatorias y de la prueba testimonial, de personas jóvenes, con sólo
algunos años de estudio, sin ocupación definida, sin ingresos que les permita una vida con un
mínimo de dignidad que, ante la carencia de oportunidades, no encuentran otro modo de
caracterizarse y afirmarse que dichos grupos con un entorno cerrado y dramático, exclusivo y
excluyente que terminan por adoptar una actitud de agresiva y beligerante defensa de lo que
estiman su territorio y sus derechos, por eso la ofensa a uno de sus miembros es apenas el
inicio de una cadena de violentos sucesos de venganza que pretenden defender ese cerrado
círculo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Asigna la competencia al Juzgado Penal del circuito
Especializado de Buga
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado,
Concierto para delinquir
PROCESO : 16516
PUBLICADA : Si

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ENRIQUECIMIENTO ILICITO DE PARTICULARES-La competencia se fija


definitivamente atendiendo la cuantía del incremento patrimonial para la época del hecho-
Ley 504 de 1999
Es patente que la ley distribuye entre los diversos funcionarios judiciales las distintas
competencias atendiendo, entre otros, el factor objetivo, y en ese sentido bien puede
precisarlas con fundamento en la naturaleza del asunto o con base en la cuantía en aquellas
materias en que eso sea posible.

En ese orden el elemento cuantitativo del factor objetivo ha demostrado ser constante,
guardadas algunas excepciones, cuando de punibles contra el patrimonio económico se trata,
lo que en modo alguno significa que solamente en tales ilícitos es posible atender dicho
criterio de distribución, como así se evidencia precisamente a través del delito de
enriquecimiento ilícito de particulares, pues en ese evento la Ley 504 de 1.999 ha introducido
el precitado factor al asignarle a los Juzgados Especializados su conocimiento cuando el
incremento patrimonial no justificado sea o exceda de cincuenta salarios mínimos legales
mensuales, mientras que los restantes, cuando el acrecimiento sea inferior a ese equivalente,
atañen al ámbito de los Jueces Penales del Circuito dada la cláusula general prevista en el
artículo 72 del Código de Procedimiento Penal.
No siendo ese elemento, por tanto, exclusivo de los delitos contra el patrimonio económico, es
claro que, por virtud de una interpretación sistemática, tampoco la previsión hecha en el
artículo 73 ibídem puede tener aplicación restringida a los delitos contra el patrimonio o a las
facultades de los jueces penales municipales, pues es innegable que la fórmula según la cual
"la competencia por la cuantía se fijará definitivamente teniendo en cuenta el valor de los
salarios mínimos legales vigentes al momento de la comisión del hecho" resulta procedente en
todos aquellos casos en que el legislador fije las diferentes atribuciones con base en
determinados montos económicos según el entendimiento que ya señalara la Sala en
providencia de marzo 22 de 1.994 siendo ponente el Dr. Edgar Saavedra Rosas, en el sentido
de que "lo que se fija definitivamente no es la competencia sino la cuantía del delito por el cual
se procede" y porque además el referente de gravedad de un hecho, cuando se trate de sumas
de dinero, lo ha precisado el legislador en relación con la época en que él se cometa, sin
desconocer así los fenómenos inflacionarios y de devaluación que afectan a nuestra economía.

Por ende, así la citada preceptiva se halle dentro de la norma que indica las competencias de
los jueces penales municipales, debe predicarse, sin necesidad de que la ley repita dicha
previsión, respecto de todo asunto en que ésta señale su conocimiento atendida la cuantía; y a
ello no escapa, así el bien jurídico protegido no sea precisamente el patrimonio económico, el
delito de enriquecimiento ilícito de particulares, toda vez que la asignación del mismo
corresponderá al Juez Especializado o al Penal del Circuito según el monto del incremento
patrimonial no justificado, de modo que si es igual o superior al equivalente a 50 salarios
mínimos legales mensuales, vigentes al momento de su comisión, la competencia será de
aquél y, en caso contrario, de éste.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Asigna competencia al Juzgado Segundo Penal del
circuito
Especializado de Cali
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 16555
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Ejecución de sentencia proferida por juzgado regional


En el caso examinado, no cabe la menor duda de que el delito por el cual fueron condenados
los procesados (…) (artículos 33, inciso 1° y 38-3 de la ley 30 de 1986), antes era de
competencia de los desaparecidos jueces regionales, pero ahora corresponde a los jueces
penales del circuito especializados, por virtud de lo dispuesto en el artículo 5°, numeral 9 de la
ley 504 del 25 de junio de 1999.

Antes de que se expidiera por el Congreso la Ley 504 de 1999 (junio 25), que rige desde el 1°
de julio del mismo año (art. 53), la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura
comenzó un proceso de desmonte de la justicia especial regional y, conforme con la facultad
prevista en el numeral 5 del artículo 85 de la Ley 270 de 1996 (Estatutaria de la
Administración de Justicia), dispuso la transformación de juzgados regionales en juzgados de
ejecución de penas y medidas de seguridad y en juzgados penales del circuito en todo el
territorio nacional, fruto de lo cual es el Acuerdo N° 453 de 1999 (marzo 2), siempre con la
idea fija de que los asuntos de competencia de aquella justicia especial deberían pasar al
conocimiento de los jueces penales del circuito o a los jueces de ejecución de penas y medidas
de seguridad, según el estado del proceso.

En este orden de ideas, el paso siguiente era el de regular el reparto de los procesos
provenientes de los juzgados regionales, sólo en materia de ejecución de sentencias
ejecutoriadas, pues en lo demás era obvio para el Consejo Superior que los procesos
indefectiblemente pasarían a los juzgados penales del circuito, de acuerdo con las reglas de
competencia objetiva y territorial previstas en el Código de Procedimiento Penal. Así entonces,
se dictaron los Acuerdos N° 508 (11 de mayo) y 519 (junio 3) de 1999, en cuya letra y espíritu
obviamente no se previó la solución de un eventual conflicto con los jueces penales de circuito
especializados, los cuales fueron creados posteriormente por la ley 504 (junio 25).

Desde luego que en los Acuerdos 508 y 519 sólo se previó la desaparición de los jueces
regionales, pues en su contexto y finalidad no era fácil advertir que la mayor parte de sus
funciones serían continuadas por otra de categoría de jueces creados temporalmente dentro
de la jurisdicción ordinaria (jueces penales de circuito especializados). De modo que, como el
Consejo Superior sólo pensaba en la desaparición de los jueces regionales y el traslado
automático de los asuntos de su competencia a los jueces penales de circuito (categoría ya
existente), y no en nuevos funcionarios sustitutos de la función en otras condiciones, de
manera coherente con su propósito determinó, finalmente, en parágrafo del artículo 1° del
Acuerdo 519 que "En el evento en que no existan juzgados de ejecución de penas y medidas
de seguridad en los lugares referidos en el artículo anterior (sic), los procesos serán asumidos
por el juez penal del circuito con sede o competencia territorial en el lugar donde se dictó la
sentencia, previo reparto efectuado por la Oficina Judicial, a partir del día primero (1) de julio
del año en curso".

Como en materia de interpretación de la ley debe buscarse lo racional y evitar el absurdo, bien
podría decirse que el mandato de los Acuerdos 508 y 519 podría actualizarse con el contenido
de la Ley 504, con el fin de declarar que la expresión "juez penal del circuito" utilizada por ellos
debe entenderse bien para el "especializado" ora para el "ordinario". Sin embargo, como
dichos ordenamientos sólo trataban de paliar una situación de tránsito en la extinción de los
"jueces regionales", era razonable disponer que en aquellos lugares donde no existiera juez de
ejecución tal función la cumpliera el juez penal de circuito "con sede o competencia territorial
en el lugar donde se dictó la sentencia…".

Mas, como en virtud de los mandatos de la ley 504, se trataba de enfrentar no sólo la
desaparición de los jueces regionales sino de darle viabilidad a una competencia que
legalmente debe continuar en una nueva categoría de jueces, ya no resulta razonable sino
desatinado que un juez penal del circuito completamente extraño ejecute una sentencia que
no dictó, máxime que se cuenta con la posibilidad de otro juzgado especializado que no sólo
sigue con las facultades del extinguido, sino que en la mayoría de los casos se ha integrado
con el mismo personal que fue incorporado (artículo 40 transitorio).

Así las cosas, el problema planteado no es el mismo que se previó para expedir los Acuerdos
508 y 519, esto es, el de unas sentencias ejecutoriadas que podrían quedar expósitas por
prever la desaparición radical de la justicia regional, pues ahora, con la vigencia de la ley 504,
se ha trasladado el conocimiento de esos hechos delictivos de acentuado daño individual y
social a los creados jueces penales de circuito especializados.

Mas, no es necesario acudir a interpretaciones de los Acuerdos 508 y 519 de 1999, que de
pronto pueden resultar enmendadoras de su texto, con el fin de hacerles decir lo que entonces
no podían ni querían expresar ("jueces penales de circuito especializados"), pues la solución
del caso la ofrece satisfactoriamente el artículo 15 transitorio del Código de Procedimiento
Penal, así como el artículo 1° del Acuerdo N° 54 de 1994, dictado por la Sala Administrativa del
Consejo Superior de la Judicatura, normas según las cuales, en el lugar donde aún no exista
juez de ejecución de penas y medidas de seguridad, tales funciones serán cumplidas por el
juez que dictó el fallo de primera instancia.

Ahora bien, aunque con un sentido más genérico, igual solución se advierte en el artículo 4°
del Acuerdo N° 531 de 1999 (junio 30), conforme con el cual "De los procesos a cargo de los
Jueces Regionales seguirán conociendo los nuevos jueces penales de circuito especializados,
de acuerdo con el factor territorial de competencia, excepto aquellos que en virtud de la Ley
504 de 1999, correspondan a los jueces penales del circuito".

Como la norma citada no distingue entre procesos en curso y los terminados con sentencia
ejecutoriada, es obvio que los jueces penales de circuito especializados, en aquellos lugares
donde no ejerza territorialmente un juez de ejecución, también deberán conocer de los
expedientes en los que penda el cumplimiento cabal del fallo en firme dictado por el juez
regional que le antecedió en la función.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Declara la competencia del Juez 1º del Circuito
Especializado de Antioquía
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16297
PUBLICADA : Si
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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del


Tribunal Superior de Santafé de Bogotá/NARCOTRAFICO-Competencia por razón de la
cantidad de sustancia

Corresponde a la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, como lo estipula el


numeral 5° del artículo 68 del Código de Procedimiento Penal, dirimir los conflictos de
competencia que se susciten entre tribunales de dos o más distritos judiciales, cuando los
funcionarios en controversia sustentan en debida forma las razones de su renuencia a resolver
el caso concreto, como lo prevé el artículo 99 ibídem.

Dispuso el artículo 205 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia, que
la Justicia Regional, dejaría de funcionar a más tardar el 30 de junio de 1999.

A partir de ésta fecha, hasta donde las condiciones objetivas de orden público lo permitieran,
el ideal consistía en que la Justicia Regional dejara de existir para que los asuntos que le
competían fueran asumidos por los Jueces Penales del circuito comunes y por los
correspondientes Tribunales Superiores.

Pese a ello, dada la situación sociopolítica del País, el legislador, al expedir la Ley 504 del 25
de junio de 1999, decidió continuar reservando el conocimiento de algunos delitos para
asignarlo a jueces que denominó Penales de Circuito Especializados.

Para garantizar el cabal cumplimiento del principio de la doble instancia la Ley 504 de 1999,
prevé la creación de un Tribunal Superior Nacional, encargado de conocer de los recursos de
apelación y de hecho en los procesos que conocen en primera instancia los Jueces Penales de
Circuito Especializados.

El Juez Regional cambió su denominación por Juez Penal de Circuito Especializado, y que el
Tribunal Nacional, se llamará Tribunal Superior Nacional, cuando se expida la ley estatutaria
que lo cree, como lo sugiere el análisis armónico de los artículos 5, 35 y 40 transitorio ibídem.

Transitoriamente, así hay que entenderlo, mientras nace a la vida jurídica el Tribunal Superior
Nacional, la Ley 504 de 1999, asignó competencia a los Tribunales Superiores de Distrito, para
conocer en segunda instancia de los recursos de apelación y de hecho, en los procesos que
conocen en primera instancia los Jueces Penales de Circuito Especializados. En este sentido se
modificó el artículo 70 del Código de Procedimiento Penal, y a este precepto debe estarse
hasta la puesta en marcha del Tribunal Superior Nacional, que los desplazará.

Con el fin de precaver complicaciones administrativas y judiciales a raíz de la transición de la


Justicia Regional a la Justicia Especializada, concretamente en cuanto al trámite de los
procesos que venía conociendo el Tribunal Nacional y que no alcanzó a decidir, la Ley 504 de
1999, en su artículo 37, estableció unos mecanismos transitorios precisos y definidos:
1-. Adscribió a la Sala Penal del Tribunal Superior de Santa Fe de Bogotá, el conocimiento de
los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, y de los que conociera hasta el primero
de julio de 1999.

2-. Facultó a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, para crear una Sala
Especial de Descongestión, para efectos del conocimiento de los procesos de competencia de
los Jueces Penales de Circuito Especializados. Estos procesos son los mismos a que se refiere el
punto anterior, es decir los que no alcanzó a resolver el Tribunal Nacional.

La Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, expidió el Acuerdo No. 533 de
1999, en cuyo artículo primero creó "hasta por un año, contado a partir del primero (01) de
julio de 1999, una Sala Especial de Descongestión en la Sala penal del Tribunal Superior de
Santa Fe de Bogotá, la cual conocerá de los asuntos señalados en la citada ley."

Significa lo anterior que la Sala Especial de Descongestión, adscrita a la Sala Penal del Tribunal
Superior de Bogotá, hasta por el lapso de un año, conocerá de los procesos que venía
conociendo el Tribunal Nacional y que hubieren llegado a su sede hasta el 1° de julio de 1999,
inclusive.
La Sala Especial de Descongestión, no asumirá el conocimiento de nuevos asuntos con
posterioridad al 1° de julio de 1999, ya que, a la luz de la exposición de motivos de la Ley 504
de 1999, fue concebida con el fin de que adelantara hasta su culminación los procesos que
estaba tramitando el desaparecido Tribunal Nacional, cuya decisión no llegó a proferirse.

Cabe preguntar si todos los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, inclusive hasta
el 1° de julio de 1999, fueron asignados por la Ley 504 de 1999, temporalmente, a la Sala de
Decisión Penal del Tribunal Superior de Santa Fe de Bogotá, y luego a la Sala Especial de
Descongestión. La solución se obtiene despejando el interrogante acerca de si todos los delitos
que antes conocían los Jueces Regionales pertenecen ahora a los Jueces de Circuito
Especializados.

La respuesta es negativa, puesto que el artículo 5° de la Ley 504 de 1999, definió nuevamente
la competencia, de suerte que varios hechos punibles que antes pertenecían a la Justicia
Regional ahora ya no corresponden a la Justicia Especializada; vale decir, ciertos ilícitos que
antes juzgaban los Jueces Regionales, a futuro deben ser fallados por los Jueces Penales de
Circuito comunes. Para determinar la diferencia basta comparar el artículo 71 del Código de
Procedimiento Penal con el artículo 5° de la Ley en comento.

Ocurre que a partir de la vigencia de la Ley 504 de 1999, publicada en el Diario Oficial No.
43.618 del 29 de junio de 1999, la cantidad de sustancia como factor objetivo para fijar la
competencia fue cambiada, pues el artículo 5° estableció que si la droga traficada era
marihuana, únicamente correspondía su juzgamiento a los Jueces Penales de Circuito
Especializados, cuando la cantidad excediera de mil (1.000) kilogramos.

En consecuencia, razón le asiste al Tribunal Superior de Santa Fe de Bogotá, cuando con


afianzados argumentos afirma que este asunto nunca debió ser remitido a la Sala de Penal del
Tribunal Superior de Bogotá, ni a la Sala Especial de Descongestión de aquella Corporación,
por carecer de competencia funcional en atención a los factores territorial y objetivo.

La interpretación armónica y sistemática de la Ley 504 de 1999, con el ordenamiento procesal


penal, lleva a concluir que los asuntos que venía tramitando el Tribunal Nacional en segunda
instancia, a la entrada en vigencia de dicha Ley, y hasta el 1° de julio de 1999, inclusive, por
delitos cuya competencia no se hubiere transferido al Juez Penal de Circuito Especializado, no
debieron enviarse al Tribunal Superior de Bogotá, puesto que ésta Colegiatura carece de
competencia sobre aquellos.

Dicho de otro modo, solo era viable remitir a la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, por
mandato de la Ley en comento, para efectos de descongestión, los procesos que venía
conociendo el Tribunal Nacional, siempre y cuando ellos pudieran ser conocidos por el Tribunal
Superior Nacional, si ya existiera.

Esto es que en virtud de las disposiciones transitorias de la Ley 504 de 1999, la Sala Penal del
Tribunal Superior de Bogotá y la Sala Especial de Descongestión a él adscrita, pueden conocer
de los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, si, y solo si el delito de que se trate
es ahora de conocimiento de los Jueces Penales de Circuito Especializados. Unica y
exclusivamente con relación a los procesos que reúnan estas características la competencia de
la Sala Especial de Descongestión adscrita al Tribunal Superior de Bogotá, abarca todo el
territorio nacional.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Declara la competencia del Tribunal Superior de
Manizales,
deja a los procesados
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16380
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos/VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-
Técnica/VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY-Técnica/ERROR DE HECHO-
Modalidades/ERROR DE DERECHO-Modalidades/IN DUBIO PRO REO-Técnica para
alegarlo en casación/CASACION-Principio de limitación/INDICIO-Técnica para atacarlo
en casación
1- El articulo 225 del Código de Procedimiento Penal establece estos requisitos formales de la
demanda de casación:
1.1. La identificación de los sujetos procesales y de la sentencia impugnada.
1.2. Una síntesis de los hechos juzgados y de la actuación procesal.
1.3. Señalar la causal que se invoca para pedir la revocatoria del fallo, con indicación clara y
precisa de los fundamentos de ella.
1.4. La cita de las normas que se consideran infringidas
1.5. Expresar las varias causales y sus fundamentos en capítulos separados, con proposición
subsidiaria de los cargos, cuando se trata de imputaciones excluyentes.

2. Cuando el casacionista se basa en la causal 1a. de casación, cuerpo 1o., es decir, violación
directa de la ley sustancial, fundamentalmente le corresponde:
2.1. Afirmar y probar que el juzgador de 2a. instancia ha incurrido en error por falta de
aplicación (exclusión evidente o infracción directa), por aplicación indebida (falso juicio de
selección) o por interpretación errónea ( sobre la existencia material, sobre la validez o sobre
el sentido o alcance ) de la ley sustancial.
2.2. Abstenerse de reprochar la prueba, es decir, le compete aceptar la apreciación que de ella
ha hecho el fallador y conformarse de manera absoluta con la declaración de los hechos
vertida por éste.
2.3. Realizar un estudio puramente jurídico de la sentencia.
2.4. Si como consecuencia de la errónea interpretación de la ley, ésta se deja de aplicar, o se
aplica indebidamente, debe dirigir su acusación hacia una de estas dos hipótesis y no hacia la
interpretación equivocada de la ley pues lo importante, en últimas, es la decisión tomada por
el Juez: no aplicar la norma o aplicarla indebidamente.
2.5. Si predica aplicación indebida de una norma, tiene que precisar la norma
inadecuadamente utilizada y aquella que en su lugar debe ser atribuida.
2.6. Respecto de una misma disposición legal no puede predicar simultáneamente falta de
aplicación y aplicación indebida.
2.7. Indicar en forma clara y precisa los fundamentos de la causal.
2.8. Citar las normas que se estiman infringidas.
2.9. Si por esta vía el proponente reprocha al Juzgador el tratamiento impartido al principio de
duda, tiene que demostrar que en la sentencia el fallador ha reconocido formalmente la
presencia de la incertidumbre y que, sin embargo, ha condenado, con lo cual ha incurrido en
falta de aplicación del artículo 445 del C. de. P. P.

3.Si el casacionista acude al inciso 2o. - o cuerpo segundo - del No. 1o. del artículo 220 del C.
de. P. P. , o sea, a la violación indirecta de la ley sustancial, debe:
3.1. Demostrar que el Juez ha incurrido en uno o varios errores manifiestos, ostensibles,
patentes o protuberantes, que pueden ser captados sin esfuerzo.
3.2. Probar que el error o los errores cometidos son trascendentes, vale decir, que abarcan
mucho, que son de gran importancia, muy graves y que, por tanto, se ramifican y repercuten
de manera definitiva en la sentencia.
3.3. Señalar el nexo de causalidad entre el error y la parte resolutiva de la sentencia. Por
consiguiente, demostrar que sin el yerro la resolución habría sido otra. Dicho de manera
diferente: le corresponde demostrar que el yerro judicial es el generador de aquello que se
decide en la parte resolutiva de la sentencia.
3.4. Establecer con exactitud la forma de error que invoca.Los errores de la sentencia pueden
ser:
3.4.1.De hecho.En primer lugar, por falso juicio de existencia, que se presenta cuando el
fallador ignora, desconoce u omite el reconocimiento de la presencia de una prueba
procesalmente válida (falta de apreciación de la prueba), o cuando supone o imagina un hecho
porque cree que la prueba obra en el proceso, es decir, cuando reconoce un hecho carente de
demostración (falsa apreciación de la prueba).
En segundo lugar, por falso juicio de identidad, que surge si el Juez tergiversa, distorsiona,
desdibuja o desfigura el hecho que revela la prueba, con lo cual se da a esta un alcance
objetivo que no tiene, ya porque se le quita una parte al hecho, ya porque se le agrega algo o
ya, finalmente, porque se lo sectoriza, parcela o divide.
Y en tercer lugar, por error de apreciación, que se presenta cuando el Juez realiza una
valoración equivocada de los hechos en sí mismos, objetivamente vistos, y plasma en la
sentencia inferencias erróneas por inexacta observación de los elementos de la sana crítica, es
decir, de la lógica, de la ciencia o de la experiencia
3.4.2. De derecho. En primer término, falso juicio de legalidad (o error de aducción), que se
presenta, de una parte, cuando se da a la prueba un mérito distinto del que expresamente le
atribuye la ley, fenómeno conocido como interpretación falsa; y, de la otra, si se le otorga
mérito a la prueba que no reúne los requisitos exigidos por la norma, fenómeno que se conoce
como apreciación falsa.
En segundo término, falso juicio de convicción (error de valoración), que ocurre en aquellas
hipótesis en las que el Juez yerra respecto de las normas reguladoras del valor probatorio de la
prueba, uno, porque niega a esta el valor que la ley le asigna; dos, porque por exceso o por
defecto le da el valor que legalmente no le corresponde; y tres, porque se aporta la prueba
contraviniendo las reglas que regulan su incorporación.

3.5. En el tema del in dubio pro reo, debe distinguir: si afirma que el Juez ha errado porque la
sentencia reconoce la existencia de duda razonable originada en el haz probatorio y deja de
aplicar el valor asignado por la ley, esto es, certeza ( o plena prueba ) de incertidumbre, debe
invocar violación indirecta por error de derecho. Y si encuentra que el Juez ignora la existencia
razonable y manifiesta de la duda partiendo de las pruebas, y que, pese a ello condena, debe
acudir a la violación indirecta de la ley sustancial por error de hecho.

4. En materia de casación opera el denominado principio de limitación, previsto en el artículo


228 del C. de. P. P. En virtud de tal principio, la Corte sólo se puede ocupar de la causal o de
las causales expresamente alegadas por el recurrente. La fusión de esta norma con los
numerales 3 y 4 del artículo 225 del C. de. P. P. permite afirmar que la Corte solamente puede
tener en cuenta aquellas causales explícita, clara y precisamente planteadas por el
impugnante, y que cuando se trata de varios motivos de casación estos sólo pueden ser
atendidos si los fundamentos relativos a cada uno de ellos son formulados nítidamente en
capítulos separados.
Por ningún motivo, ni respecto de la violación directa ni de la violación indirecta, es admisible
en casación reducir la demanda a sentar el criterio de su autor para contraponerlo al del
Juzgador, con el propósito de que la Corte escoja uno u otro. Ello, por sí sólo, no entraña la
demostración de errores judiciales por cuanto la sentencia de 2a. se presume acertada y legal.
Es tarea del casacionista, entonces, desvirtuar esa presunción probando la existencia de yerros
protuberantes e incidentes en el fallo. Por esta razón, y por muchas otras, la Corte no puede
ser concebida como una tercera instancia.

5. En materia de prueba indiciaria en sede de casación, la Corte ha sido prístina. Así se


pronunció, por ejemplo, en sentencia del 20 de octubre de 1999 (M. P. Dr. Carlos Eduardo
Mejía Escobar):

"El indicio es un medio de prueba que permite el conocimiento indirecto de la realidad. Supone
la existencia de un hecho indicador que debe encontrarse demostrado a través de cualquiera
de los medios probatorios autorizados por el Código de Procedimiento Penal, del cual es
derivable la existencia de otro hecho mediante un proceso de inferencia lógica. Como prueba
que es, cuando se alegan en casación defectos en su apreciación como fundamento de la
violación de la ley sustancial, la vía de ataque debe ser la indirecta y en tal medida es
obligación del recurrente señalar el tipo de error en el cual se incurrió, su modalidad y si el
mismo se predica del hecho indicador, de la inferencia lógica o de la manera como los indicios
se articulan entre sí, es decir, su convergencia, concordancia y fuerza de convicción por su
análisis conjunto".

"Si la equivocación se predica del hecho indicador y se toma en consideración que debe estar
demostrado con otro medio de prueba, los errores susceptibles de plantearse son tanto de
hecho como de derecho".

"De hecho, porque la prueba de la circunstancia conocida pudo haberse supuesto; o porque
pudo haberse dejado de apreciar otro medio demostrativo que la neutralizaba o disolvía; o
porque se tergiversó su contenido material haciéndola decir algo que no decía; o porque el
proceso de valoración que condujo a la afirmación de la premisa a partir de la cual se hará
luego la inferencia, se apartó de los principios de la sana crítica".

"De derecho, porque el juzgador pudo haber admitido y valorado como prueba fundante del
hecho indicador alguna irregularmente aportada al proceso y por lo tanto inválida. Como en
ningún caso la prueba indiciaria está dentro del proceso penal sometida a tarifa legal, es obvio
que frente a ella la modalidad de error de derecho conocida como falso juicio de convicción no
es susceptible de ser propuesta a través del recurso extraordinario de casación".

"Ahora bien, cuando el error se predica de la inferencia lógica, ello supone -como condición
lógica del cargo- aceptar la validez de la prueba del hecho indicador, ya que si ésta es
discutida sería un contrasentido plantear al tiempo algún defecto de juicio valorativo en el
marco del mismo ataque. Existe la posibilidad, no obstante, de refutar el indicio tanto en la
prueba del hecho indicador como en la inferencia lógica, sólo que en cargos distintos y de
manera subsidiaria".

"La inferencia lógica, entonces, es atacable en casación. Pero en atención a que la misma es el
resultado de un proceso intelectual valorativo, la única vía posible para hacerlo es el error de
hecho por transgresión ostensible de los principios de la sana crítica. La hipótesis supone, por
lo tanto, la aceptación del hecho indicador y la demostración de que el juzgador realizó un
juicio de valor en contravía de las leyes de la ciencia, los principios de la lógica o de las reglas
de la experiencia. Así las cosas, para que el cargo quede correctamente formulado es
imprescindible concretar el error y demostrar cómo ha sido transgredida o desconocida una ley
científica, un principio de la lógica (que no niegue ni desconozca la unidad del ser) o una regla
constante de la experiencia común o aceptada y practicada en medios especializados en una
determinada materia. Se precisa, además y ello es obvio, la fundamentación correspondiente a
la trascendencia del error".

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Homicidio agravado, Tentativa de homicidio
agravado,
Pertenencia a grupos de justicia privada
PROCESO : 14535
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación
Reiteradamente ha sostenido la Sala que el recurso de casación excepcional exige como
requisitos ser interpuesto y sustentado debidamente dentro del término de ejecutoria de la
sentencia, es decir dentro de los 15 días siguientes a la última notificación (art. 223 C. de P.P.).
Y aunque lo primero tuvo ocurrencia en el caso examinado, no sucedió así con la exigencia de
fundamentación. El recurrente no presentó ninguna, por lo que resulta improcedente la
concesión del recurso.

"La casación excepcional -dijo la Sala en otra oportunidad- fue instituida como mecanismo de
impugnación contra las sentencias de segunda instancia que ordinariamente carecen de dicho
recurso extraordinario. Pero su trámite está condicionado a que la Corte lo acepte y sólo
puede hacerlo cuando lo considere necesario para el desarrollo de la jurisprudencia o la
garantía de los derechos fundamentales.

"Resulta insuficiente, entonces, sólo con invocarlo para que se conceda. Es deber de quien lo
solicita, dada la discrecionalidad de la Corte para aceptarlo, suministrar los argumentos en los
cuales fundamenta su petición. Es decir, manifestarle a la Sala las razones por las cuales
considera que el caso reviste importancia para el desarrollo de la jurisprudencia, bien para
darle una nueva orientación o para su unificación, o para la garantía de los derechos
fundamentales. E igualmente hacerlo en el momento procesal oportuno, que no es otro que el
término de ejecutoria del fallo"*
_____________

* Providencia de octubre 8 de 1997. M.P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No concede el recurso
DELITOS : Desobedecimiento
PROCESO : 16476
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Violencia intrafamiliar: Eventual violación de una garantía


fundamental al condenar por este hecho a una persona que no integraba la familia de la
víctima.

La manifestación sobre la violación de una garantía fundamental posiblemente cometida con


las providencias de instancia al condenar por ese hecho punible a una persona que no
integraba la familia de la lesionada, es suficiente para conceder el recurso y brindarle la
oportunidad para que en la demanda de casación demuestre tan importante aspecto esbozado
en la inicial petición

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Concede el recurso de casación Excepcional
DELITOS : Violencia intrafamiliar
PROCESO : 14674
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Violencia intrafamiliar: No corresponde a la jurisprudencia


señalar si los mecanismos de desistimiento y conciliación son aplicables a estos casos
El recurso en referencia procede contra las sentencias de segunda instancia proferidas por los
tribunales superiores de distrito judicial y tribunal superior militar, por delitos que tengan
señalada multa o pena privativa de la libertad inferior a seis años, y las sentencias de
segundo grado de los juzgados penales del circuito proferidas por hechos delictivos.

Dentro de los quince días siguientes a la notificación de la sentencia, se debe presentar el


recurso y sustentar el motivo que determine la viabilidad de la admisión, circunscrito al
desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de un derecho fundamental infringido en las
instancias.

Con relación al desarrollo de la jurisprudencia, es deber del impugnante indicar si pretende


fijar el alcance interpretativo de un precepto, la unificación de posiciones disímiles de la Corte,
el pronunciamiento sobre un punto concreto no desarrollado jurisprudencialmente, o la
actualización de la doctrina de conformidad con las nuevas realidades fácticas y jurídicas, y
además la incidencia favorable de la pretensión doctrinaria de cara al caso concreto y la
ayuda que prestaría a la autoridad judicial por trazar esos derroteros.

No corresponde a la jurisprudencia señalar si los mecanismos del desistimiento y la


conciliación en materia procesal penal son procedentes en la investigación y juzgamiento de
delitos contra la armonía y la unidad de la familia, porque la cuestión ya fue definida por la ley
y su pretensión de que sean implantadas deberá ser satisfecha o no por la legislación futura.

Sobre estos tópicos la corporación indicó:


"Como se observa, el peticionario no está planteando la violación de ningún derecho
fundamental, ni que la norma que tipifica el punible de violencia intrafamiliar sea oscura o
ambigua o que haya dado lugar a interpretaciones tan disímiles, que su sentido deba ser fijado
por la Corte, para que trace derroteros con criterio de autoridad, sino que lo pretendido es que
su punto de vista sobre la manera como debe estructurarse el delito citado y quien debe
conocer del mismo, sea acogido por la Sala, lo cual puede ser importante por lege ferenda,
pero que no justifica la concesión del recurso."

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No concede el recurso de casación excepcional
DELITOS : Violencia intrafamiliar
PROCESO : 15315
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Tercero civilmente responsable: No está legitimado para


interponer el recurso
El inciso 3º del artículo 218 del Código de Procedimiento Penal no relaciona al tercero
civilmente responsable como sujeto procesal legitimado para interponer el recurso de casación
discrecional, pues sólo lo hace con respecto al "Procurador, su delegado, o el defensor", de
donde es claro que en este caso el apoderado de CARLOS ALBERTO HOYOS no tiene vocación
para recurrir por dicha vía excepcional.

En auto de agosto 4 de 1995 y con ponencia del doctor Juan Manuel Torres Fresneda dijo esta
Sala al respecto:

"En relación con el recurso que ha interpuesto el tercero civilmente responsable, se le


responderá que es por mandato del mismo precepto al cual se acoge (art.218, inciso tercero
del C. de P.P.) que en este caso media una restricción frente a los titulares del recurso
extraordinario que identifica el artículo 222 del Código de Procedimiento Penal, porque en el
caso de la casación discrecional cual es el que se asume, su interposición se halla limitada al
Procurador, su delegado o el defensor del acusado, lo que sustrae y margina de su
interposición y su sustento al tercero civilmente responsable.".

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza por ausencia de legitimidad el recurso
extraordinario
DELITOS : Lesiones personales culposas
PROCESO : 16381
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO-Modalidades/ERROR DE DERECHO-Modalidades


La vulneración mediata de la norma sustancial acontece por error de derecho o de hecho. Este
puede consistir en falso juicio de existencia (suponer o ignorar una prueba) o en falso juicio de
identidad (distorsionar el contenido fáctico de la prueba). Aquél está conformado por falso
juicio de legalidad (violación de los preceptos que regulan la aducción de la prueba) o por falso
juicio de convicción (no otorgarle a la prueba el valor establecido por la ley). Tanto el error de
hecho como el de derecho llevan a la aplicación indebida o a la falta de aplicación de la ley
sustancial.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Injuria
PROCESO : 14352
PUBLICADA : Si

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CASACION OFICIOSA-Presupone una demanda cumplida en cuanto a sus formas


básicas
Desde luego que también la Corte está comprometida con la realización del principio de
prevalencia del derecho sustancial, conforme con el artículo 228 de la Constitución Política,
pero la amplitud en la estimación de los actos procesales de parte no puede conducir hasta el
desconocimiento del debido proceso, que también es regla imprescindible en un Estado social
de Derecho, acorde con el artículo 29 de la Carta Fundamental, y consiste en un modelo o
diseño básico que debe estar exento de irregularidades que impidan la realización del fin y el
cumplimiento de su función. El debido proceso, en el caso del recurso extraordinario de
casación, enseña que dicho medio está dispuesto para revisar la legalidad del fallo de
instancia, el cual está ungido con la presunción de verdad que asiste a una decisión pasada
por el tamiz del debate en dos grados de jurisdicción, razón por la cual la Corte no podría
examinar de oficio cualquier proceso, sin que haya una demanda cumplida en cuanto a sus
formas básicas, pues la informalidad no puede conducir hasta el punto de la desnaturalización
del carácter eminentemente rogado del instrumento impugnativo extraordinario.

Claro que la Corte sí puede hacer provisiones oficiosas, respecto de nulidades y garantías
fundamentales, pero ellas presuponen una demanda en forma que alcance a demostrar las
falencias en esas precisas materias, o cuando menos presentarlas verosímilmente (art. 228 C.
P. P.).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14581
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO-Técnica/INDICIO-Técnica para atacarlo en casación


1.Como la inquietud del demandante estriba, básicamente, en que el juzgador dentro del
examen probatorio que realizó y en aras de fundamentar su decisión le otorgó mérito a ciertos
elementos de convicción, en tanto se lo restó a otros, ha de reiterar la Corte que el punto de
partida del ataque ha de ser lo que hizo o dejó de hacer el Tribunal en materia de valoración
racional de la prueba, pues, no por presumir más razonable una postura o inferencia del
censor, puede argüirse que se ha detectado un error de hecho, dado que lo fundamental es
enseñar graves atentados contra las reglas de la experiencia, la lógica, la ciencia y el sentido
común, conforme con las previsiones de los artículos 253 y 254 del C. de P. Penal.

Lo que verdaderamente se evidencia en la demanda es el vehemente afán de oponer su


particular conclusión, a la que con autoridad dedujo el juez, previo análisis que en conjunto
efectuó del haz probatorio del cual informa el proceso; no de otra manera se entiende que,
mediante una deliberada postura, reconstruya los hechos a su manera, sin respetar el
elemental requisito formal de partir de una descripción fáctica conforme con las
determinaciones del fallo de instancia, sin que ello llegue a significar su aceptación anticipada
de la misma.

Sobre el tema, en el auto del 26 de agosto del año pasado, con ponencia de quien aquí cumple
similar cometido, reiteró la Sala:

"(...) el examen crítico que de esos elementos de persuasión efectúa el fallador siempre
resultará prevalente frente al que realiza el sujeto procesal, a menos que éste demuestre que
el raciocinio de aquél está afectado de errores de hecho o de derecho verdaderamente
trascendentes, dada la presunción de acierto y legalidad que ampara la sentencia y que el
casacionista debe desvirtuar para que la demanda tenga vocación de éxito."

2.Con una argumentación tan desordenada, no atina el censor a deslindar sus


cuestionamientos, pues debió concretar, en tratándose de la estructura lógica de la prueba
indiciaria, a partir de cuáles de los momentos de su formación se originó el yerro, como lo ha
iterado la Sala, entre otros pronunciamientos, en sentencia del 27 de noviembre de 1996, cuya
ponencia hizo el magistrado Fernando Arboleda Ripoll.

En dicho antecedente jurisprudencial se dice que debe distinguirse si la observación se hace


en relación con…

"(...) las pruebas de los hechos indicadores, la operación de inferencia lógica, o la valoración
individual o articulada de su fuerza demostrativa, puesto que los errores, en cada caso, son de
naturaleza distinta (...)"

"En la apreciación de las pruebas de los hechos indicadores, los errores pueden ser de hecho o
de derecho en cualquiera de sus modalidades, mientras que en el proceso intelectual de
inferencia y en la valoración de la fuerza demostrativa del indicio, solo pueden presentarse
errores de hecho, en cuanto son tareas que deben cumplirse a la luz de la sana crítica (...)

"Si los errores de apreciación probatoria se presentan en el análisis de la prueba de los hechos
indicadores, el casacionista debe, en relación con cada indicio, identificar las pruebas que le
sirven de sustento e indicar el error denunciado, si de existencia, identidad, legalidad o
convicción para la correcta formulación de la censura. Y si se trata de cuestionar la inferencia
lógica o el valor probatorio otorgado a los indicios, es deber del recurrente acreditar el
desconocimiento de las reglas de la sana crítica, lo cual se cumple mostrando la divergencia
existente entre las deducciones y las declaraciones de la sentencia en dicho sentido y las que
corresponde hacer con la lógica, la experiencia o la ciencia (...)"

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 14230
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Requisitos de la petición-Procedencia


Al constituir el cambio de radicación una excepción al principio del juez natural relacionada con
el factor territorial solamente puede proceder en las especiales situaciones previstas por el
artículo 83 del Código de Procedimiento Penal, es decir, cuando existan circunstancias que
puedan afectar el orden público, la imparcialidad o independencia de la administración de
justicia, las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su
integridad personal.

En torno a esta materia, tiene dicho la jurisprudencia de la Corte que corresponde al


peticionario motivar la solicitud y acompañar las pruebas sobre cualquiera de esas
circunstancias, toda vez que en el trámite establecido por la ley para adelantar y decidir esta
clase de peticiones, no existe período probatorio, es decir, no hay lugar a ordenar ni practicar
pruebas de oficio o a solicitud de parte y los medios de convicción deben ser presentados con
la petición, en la cual se ha de expresar los argumentos que la fundamenten, si se aspira a que
sea acogida. En el evento contrario, la pretensión no está llamada a prosperar porque la Corte
o el Tribunal, según el caso, no pueden suplir las deficiencias en la prueba a cargo del sujeto
procesal interesado.

El cambio de radicación procede cuando se acredita en debida forma que en el lugar donde es
tramitada la actuación existen circunstancias que puedan afectar el orden público, la
imparcialidad o la independencia de la administración de justicia, las garantías procesales, la
publicidad del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su integridad personal.

La proximidad del procesado a su entorno familiar, las posibilidades de acceso a actividades


que le permitan obtener redenciones de pena (trabajo, estudio o enseñanza), y algunas
afecciones en su salud, en manera alguna constituyen presupuestos que habiliten el cambio
de radicación como aquí se plantea, en la medida que para dichos fines son otros los medios
que el ordenamiento jurídico regular tiene establecidos para su definición.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Cambio de Radicación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No accede al cambio de radicación
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Concierto para
delinquir
PROCESO : 15821
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Requisitos
La doctrina de esta Corte persistentemente ha sostenido que el recurso extraordinario de
casación no se equipara a una instancia adicional en la que puedan presentarse informalmente
argumentos de inconformidad contra las sentencias de segunda instancia, ni comporta una
prolongación del juicio que dé lugar a continuar el debate fáctico y jurídico llevado a cabo
durante el trámite ordinario.

En ese sentido ha sido dicho que "contrario al corriente pensamiento que se tiene sobre este
medio impugnatorio, su postulación ha de obedecer a la denuncia de haberse transgredido la
voluntad de la ley con la que es declarada en el fallo, y el escrito a través del cual se ejerce,
debe cumplir rigurosos requisitos de forma y contenido, a fin de que logre ser admitido por la
Corte".
Esto por cuanto "de olvidarse que el recurso extraordinario está gobernado por principios de
técnica que le dan vida autónoma y distinta del juicio de responsabilidad, los cuales lo
convierten en juicio lógico y jurídico contra la sentencia, y permiten diferenciar la casación de
los instrumentos de controversia ordinarios, se corre el riesgo de incumplir los presupuestos
que para la admisibilidad del libelo la ley prevé, dando al traste con las expectativas que de su
formulación crean los sujetos intervinientes en el proceso, al tener la Corte que decretar el
rechazo de la demanda y declarar desierta la impugnación, sin alcanzar a considerar el fondo
del asunto".

Es de recordarse, además, que "tratándose la casación, pues, de un medio de impugnación


rogado, en el cual la puerta de entrada para la resolución del juicio de legalidad de que se
viene hablando, es la adecuada elaboración de la demanda acorde con los parámetros
legalmente establecidos, ampliamente desarrollados por la jurisprudencia, el principal deber
del actor ha de consistir en la correcta selección de la causal que persiga aducir, el desarrollo y
demostración de cada uno de los cargos que a su amparo proponga, y concluir la censura
demandando de la corte una solución que se compadezca con la causal que le sirve de
fundamento, puesto que ellas, en los términos previstos por la ley, son autonómas y traen
consecuencias de distinta índole para el proceso".

" De ahí que no sea posible plantear argumentos indemostrados en el mismo libelo
sustentatorio, ni acudir al expediente del reenvío a otros alegatos o conceptos que hayan sido
presentados durante el proceso, pues es el examen de la demanda, y solamente de ella, el que
permite establecer si se ajusta a los cánones que dan cabida a su admisión para el estudio y
pronunciamiento de mérito" (Cfr. Auto Cas. febrero 11/99. M. P. Dr. ARBOLEDA RIPOLL. Rad.
13297).

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Tentativa de homicidio, Falsedad material de
particular en
doc. público, Porte ilegal de armas de defensa
personal,
Homicidio
PROCESO : 13772
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Competencia-Actualidad de las circunstancias alegadas

De conformidad con el artículo 84 del Código de Procedimiento Penal, el cambio de radicación


puede ser solicitado por el funcionario judicial que esté conociendo del asunto, o por
cualquiera de los sujetos procesales.

En el primero de los casos, como lo estableció la Sala en providencia de 4 de mayo de la


presente anualidad con ponencia del Magistrado Carlos Eduardo Mejía Escobar, si el
funcionario que está conociendo del proceso es el Tribunal Superior de Distrito, obviamente
que la competencia para resolver es de la Corte Suprema de Justicia.

Si quien eleva la solicitud es el juez de conocimiento, éste deberá establecer si la superación


de los factores de turbación de la imparcialidad de la administración de justicia sólo se puede
alcanzar radicando el proceso en un Distrito Judicial diferente de aquel al cual pertenece, caso
en el cual remitirá la petición a la Corte Suprema de Justicia. En caso contrario, la enviará al
respectivo Tribunal, que también podrá remitirla a la Corte, si encuentra conveniente que el
cambio se haga a otro Distrito Judicial.

Cuando el cambio de radicación es promovido por uno de los sujetos procesales, éste puede,
con fundamento en el inciso segundo del artículo 84 del Código de Procedimiento Penal,
dirigirse directamente a la Corte -como en el presente ocurrió-, al correspondiente Tribunal
Superior de Distrito, o al juez que esté conociendo del proceso.
Cuando la solicitud se formule ante la Corte, ésta examina la competencia, pudiendo
abstenerse de resolver si encuentra que en el escrito no se solicita la radicación del proceso en
un Distrito Judicial diferente de aquel donde se adelanta, o que la actuación no se encuentra
en la etapa del juicio.

En el primer caso oficiosamente remite la petición al Tribunal correspondiente para que


resuelva lo pertinente en el territorio de su competencia; en el segundo, la envía al Fiscal
General de la Nación, pues según el artículo 121 del Código de Procedimiento Penal
(modificado por el art. 17.4 de la Ley 81 de 1993), durante la etapa instructiva es él el
competente para "ordenar la remisión de la actuación adelantada por un fiscal delegado al
despacho de cualquier otro, mediante resolución motivada" que no admite recurso alguno,
pero de la que siempre deberá informarse al agente del ministerio público y a los demás
sujetos procesales.

Si al examinar la solicitud, la Corte encuentra que los factores de riesgo o turbación de la paz o
imparcialidad necesarias para administrar justicia se pueden superar en el mismo Distrito
Judicial donde se adelanta el proceso, niega el cambio de radicación a otro Distrito Judicial, y
envía la documentación al Tribunal correspondiente para que a su vez, adopte la decisión que
corresponda en el territorio de su jurisdicción.

Cuando la solicitud se formule ante el Tribunal, éste la resolverá, y sólo si encuentra


conveniente que el proceso se radique en un Distrito diferente, remite la actuación a la Corte
para que profiera la decisión que corresponda.

Si la solicitud se formula ante el juez de conocimiento, independientemente que el sujeto


procesal sugiera la radicación en un Distrito diferente, el juez ante quien se elevó la solicitud
debe examinar, para definir a dónde la remite, si las circunstancias aducidas son
neutralizables en el mismo Distrito donde se encuentra radicado el proceso, o en uno
diferente. Si lo primero, la remitirá al Tribunal respectivo, y en caso contrario, a la Corte
Suprema de Justicia, sin perjuicio de que la Sala, de no acceder al cambio de radicación,
disponga la conveniencia de su examen por parte del Tribunal respectivo.

Procede advertir que por tratarse de circunstancias pretéritas referidas a la etapa sumarial ya
superada, y por ende corregibles mediante la aplicación de otros mecanismos intraprocesales
-diferentes del cambio de radicación-, establecidos en virtud del debido proceso para subsanar
los yerros o irregularidades que se hubieren cometido, la presunta omisión en la ponderación
de las pruebas aportadas por el procesado para desvirtuar la imputación, y la abstención de
iniciar investigación penal contra el denunciante, no revisten la idoneidad y actualidad
necesarias para autorizar la remoción de un proceso, pues tal actuación se endilga a los
fiscales que en primera y segunda instancia conocieron del sumario, pero que ahora, como es
obvio, no regentan la actuación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Cambio de Radicación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Niega el cambio de radicación y remite al Tribunal
Superior
de Pasto
DELITOS : Fraude procesal
PROCESO : 16205
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Requisitos de procedibilidad/CASACION DISCRECIONAL-


Oportunidad para interponerlo
Pacífica y constante ha sido la doctrina de esta Corte en señalar los requisitos de
procedibilidad del recurso extraordinario de casación discrecional, el cual debe interponerse
contra un fallo de segunda instancia ya sea que lo profiera un Tribunal Superior de Distrito
Judicial, evento este en el que se torna necesario que el pronunciamiento se haga por delito
que no tenga prevista sanción privativa de la libertad, o que la pena imponible sea inferior a
seis (6) años de prisión; ora que la impugnación se dirija contra sentencia dictada en segunda
instancia por un Juzgado Penal del Circuito, caso en el que no interesa el término máximo de
duración de la pena señalada para el correspondiente delito, ni la clase de medida impuesta.
Que la impugnación se presente por quien esté legitimado para ello, valga decir, el Procurador,
su Delegado, o el defensor del procesado; que el recurso se promueva dentro del término de
ejecutoria del fallo de segundo grado, esto es, dentro de los 15 días siguientes a la última
notificación del mismo. Y que se sustente en debida forma, lo cual significa que el recurrente
debe plantear de manera clara y precisa los fundamentos de su disentimiento, indicando por
qué considera necesario que la Corte conozca del asunto "para el desarrollo de la
jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales."

En relación con la oportunidad que tiene el impugnante para interponer el recurso de casación
por la vía excepcional, tema que es materia de la presente decisión, expuso la Sala en auto de
mayo 5 de 1998 con ponencia del Magistrado Carlos E. Mejía Escobar:

"El proceso en general y el penal en particular sería inconcebible sin orden, sin etapas
delimitadas, sin una estructura clara que demarque qué puede hacer el funcionario judicial,
qué las partes y en qué momentos. Se trata del denominado principio de oportunidad, de
eventualidad o de preclusividad, cuya importancia aparte de la ya señalada de distribuir
organizadamente la actividad de los sujetos del proceso, radica en constituirse en condición de
validez de sus actos.
"En materia de recursos el principio tiene plena operancia. Existe una oportunidad para
proponerlos y sustentarlos, y por fuera de ellos una y otra actividad carecen de valor, como
también aquella dirigida a suplir una fundamentación deficiente.

"La oportunidad procesal para solicitar la casación excepcional es el término de ejecutoria de


la sentencia. Vale decir, dentro de los 15 días siguientes a la última notificación, mismo lapso
con el que cuentan los sujetos procesales autorizados para interponerlo para ofrecerle a la
Corte las razones de hecho y de derecho demostrativas de la necesidad del conocimiento del
caso para el desarrollo de la jurisprudencia nacional, bien para darle una nueva orientación o
para unificarla; o para garantizar la protección de los derechos fundamentales (...)." -Destaca
la Sala-.

Pues bien, si en el evento sub lite la última notificación del fallo se produjo el 20 de febrero de
1998, fecha de desfijación del edicto (Fls. 585 del cuaderno de Tribunal), hasta el 13 de marzo
siguiente se estaba en término para interponer el extraordinario recurso y "sustentarlo
debidamente" con indicación de los motivos que incentivaban tal pretensión, puesto que ante
el juzgador que emite el correspondiente fallo no se surte ningún traslado para la sustentación
de rigor, habida cuenta que lo que seguidamente debe hacer es remitir el proceso a la Sala de
Casación Penal para que ésta en ejercicio de la facultad discrecional que le otorga el inciso 3°
del artículo 218 del C. de P. Penal, decida si concede o deniega el recurso así interpuesto

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Niega el recurso extraordinario
DELITOS : Fraude procesal
PROCESO : 14351
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Procedencia-Finalidad
Conforme al artículo 83 del C.P.P. la debida comprobación de "circunstancias que puedan
afectar el orden público, la imparcialidad o la independencia de la administración de justicia,
las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su
integridad personal" -artículo 83 del C.P.P.-, es el presupuesto a partir del cual nace la potestad
de esta Corte para conceder el cambio de radicación de un proceso.

El cambio de radicación lo que busca es la consolidación de la función pública de administrar


justicia ajena a cualquier factor que pudiera incidir en el debido proceso, la vida del justiciable
o el orden público, pero en ningún caso pretende satisfacer la mera conveniencia del
procesado

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Cambio de Radicación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No accede al cambio de radicación
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
estafa,
receptación
PROCESO : 15572
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Sustentación
La casación excepcional procede contra las sentencias de segunda instancia proferidas por los
tribunales superiores de distrito judicial, el tribunal penal militar y los juzgados penales del
circuito, por delitos que tengan señalada multa o pena privativa de la libertad inferior a seis
años.

Dentro de los quince días siguientes a la notificación de la sentencia, se debe interponer el


recurso y sustentar el motivo que determine la viabilidad de la admisión, circunscrito al
desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de un derecho fundamental violado en las
instancias.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No acepta el recurso propuesto
DELITOS : Injuria
PROCESO : 13866
PUBLICADA : Si

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RESOLUCION DE ACUSACION-Requisitos-La nomenclatura legal no forma parte del


tipo penal-Contenido y alcance de la calificación jurídica provisional/TIPO PENAL-
Contenido material-Su fundamento es la conducta prohibida-Relación entre tipo básico y
tipo agravatorio específico/INCONGRUENCIA DE LA SENTENCIA-Agravantes
específicas: Cómo establecer su imputación-Congruencia respecto a la agravante
específica del artículo 38.3 de la ley 30 de 1986
Razón le asiste al demandante en cuanto al planteamiento teórico general del que parte,
según el cual, en la acusación debe precisarse el objeto de la atribuibilidad típica, así lo sea en
forma provisional en relación con la que finalmente se haga en la sentencia, pues de esta
concreción no solo depende el marco dentro del cual debe ejercitarse en la causa la defensa,
sino que constituye el soporte ineludible del objeto de la imputación en el fallo, pues el delito
por el cual se condena debe corresponder a aquél por el cual se acusó, comprendiendo no
únicamente la descripción básica de la conducta, o tipo básico en la terminología dogmática,
sino también las circunstancias de agravación específicas cualificadoras de aquél, que, así
mismo, resulten probadas, pues éstas deben ser igualmente típicas, así como las genéricas de
naturaleza valorativa.
Esta exigencia procesal que, lejos de corresponder a un planteamiento especulativo, parte de
ineludible fuente legal, como que precisamente el principio de congruencia lo impone el
Estatuto Procesal Penal en su artículo 442, numeral tercero, al regular las exigencias formales
que debe contener la acusación, ha sostenido esta Corporación en su jurisprudencia, no se
queda en el ámbito de una imputación simplemente fáctica sino que de suyo es igualmente,
jurídica, pues esta misma disposición así lo establece al ordenar, entre otros requisitos de la
resolución acusatoria, el de "La calificación jurídica provisional, con señalamiento del capítulo
dentro del título correspondiente del Código Penal", la cual debe coincidir con aquella
constitutiva del objeto de la sentencia, con claridad, eso sí, de que, como igualmente se ha
precisado, puede variar de tipicidad siempre y cuando continúe correspondiendo al mismo
capítulo y título originario y no torne más gravoso el tipo objetivo.

Es por ello, que no puede confundirse el tipo penal objeto de la imputación con el número del
artículo en que el legislador lo haya ubicado o mejor dicho, el que le corresponda en el orden
metódico que para una mejor organización de la normatividad y fácil utilización práctica,
finalmente le ha dado, pues si bien respecto de estos recursos de ayuda técnica la doctrina
también ha tenido la necesidad de ocuparse con el fin de establecer su incidencia frente a los
contenidos de las disposiciones, como ha sucedido, por ejemplo, con la intitulación con que,
más últimamente, se suelen acompañar, polemizándose sobre si integran la descripción típica
o únicamente la ilustran gramaticalmente, o en fin, si cumplen alguna función hermeneútica y
en ese evento cuál, pues mientras para unos no dejan de ser simples rótulos metodológicos,
para otros, la problemática es más de fondo, ya que la importancia del nomen juris, los
precedentes históricos, la posición del elemento en la estructura del delito, la tradición, etc.,
sólo puede dimensionarse, partiendo de un criterio funcional y en un "plano jurídico, a través
de un proceso de valoración e interpretación", al decir de los doctrinantes italianos Giovanni
Fiandaca y Enzo Musco, en la segunda edición de su Derecho Penal, Parte General, página 310;
no sucede lo mismo con la nomenclatura ordenadora del conjunto normativo, como que el
pensamiento penalístico ni siquiera se ha aproximado a poner en duda que unos tales símbolos
aritméticos integren los supuestos de hecho legales, pues podría haberse recurrido a letras o a
otra clase de signos o simplemente no haberse utilizado ninguno, y si así se hiciera no se vería
alterada la descripción, toda vez que se insiste, ellos no forman parte del contenido del tipo.

En nuestro ordenamiento jurídico, aparte de lo dispuesto por la Ley 5ª de 1.992, referida al


Reglamento del Congreso, en cuyo artículo 194 señala que "Las leyes guardaran secuencia
numérica indefinida y no por año", la Ley 4ª. de 1.913 sobre régimen político y municipal, al
regular lo relativo a la "Clasificación de la Leyes y Reglas Generales relativas a ellas", en el
artículo 43, dispuso, que "Los códigos o leyes generales, para arreglar una o más materias, se
dividirán en libros; estos, en títulos; los títulos en capítulos, y estos últimos, en artículos. Con
todo, se omitirá la división en libros, y aun la de títulos y capítulos, cuando la naturaleza de la
materia no los requiera. Los apartes de un mismo artículo se llamarán incisos, menos los que
estén enumerados, los cuales se distinguen por su número y hacen parte del inciso que les
precede" sin embargo, no determina que las normas que conforman una Ley deban ir
numeradas, pues es claro que cuando se refiere a los artículos, lo hace en el concepto de
disposición, ya que únicamente es expresa la Ley en exigir numeración en lo relacionado con
los apartes de un artículo con el fin de delimitar lo que conforma un inciso, en la medida en
que aquello que a la manera de enumeración o clasificación se haga desprender de éstos no
pueden entenderse como incisos sino como parte integrante de estos.

Pero aún, bajo la hipótesis de que se admitiera que del contexto de dicha disposición y en
orden a fijar su teleología, se coligiese una tal exigencia, o más todavía si se pudiere
argumentar que al imponer el artículo 157 del Código de Procedimiento Penal, que "Las
actuaciones deben extenderse por escrito y en idioma castellano" y dentro de su comprensión
ordenativa los números sean admitidos como signo de que se vale para expresar el rango o el
orden de los seres o de las cosas, o que en vía de discusión, se afirmare que no era necesario
legislar al respecto por "lo obvio" o que por aplicación lógica a ello se debe recurrir, o en fin,
que por corresponder a un simbolismo cuantificador es imperativa su utilización, básicamente
por razones prácticas, es lo cierto, que con la razón que se quisiese proponer para justificar su
empleo, su función es exclusivamente ordenadora y en nada incide en el contenido de las
normas, pues de suyo, su importancia axiológica se establece por su contenido y alcance y no
por el orden numérico que la ley les haya otorgado; de ahí que su no mención en una decisión
judicial, si el fenómeno jurídico formalmente distinguido con un número en el conjunto
normativo legal se omite, nada pase, siempre y cuando, claro está, se haya especificado sin
equívocos el contenido del tipo a aplicar.

Y, no se trata, desde luego, de clarificar una temática que en principio podría pensarse
intrascendente, sino que como la problemática planteada hace relación con la congruencia
que debe existir entre la acusación y la sentencia en cuanto se refiere al delito por el cual se
ha deducido la responsabilidad penal, y esta está dada por la correspondencia entre el objeto
de la imputación formulada en la resolución acusatoria y la acogida en el fallo, es el contenido,
límites y ritualidades que la rigen lo que se impone clarificar, pues ese "cargar a la cuenta de
alguien algo", por partir de la conocida definición Carrariana para su comprensión, precisada
en el ámbito del proceso penal implica la concreción de ese "algo", que como igualmente es
conocido, ha deambulado entre lo fáctico y lo jurídico, para fijarla, bien "como atribución a una
persona de un hecho determinado que constituye delito", como la considera Leone (Tratado de
Derecho Procesal Penal, Tomo II, E.J.E.A., pág. 256), o como "la descripción del delito, que
constituye la materia de la sospecha", al decir de Carnelutti, (Leccionens sobre el proceso
penal, Tomo IV, pág. 10 ), y que en el ámbito de nuestra Ley Procesal Penal ha comprendido
esta Corporación como estrictamente jurídica, pues no a otra conclusión puede llegarse
cuando el artículo 442 de esta normatividad dispone que en la acusación debe precisarse "la
calificación jurídica provisional" de la conducta, sin que con ello, desde luego, se esté
excluyendo su fundamento fáctico-probatorio, pues necesariamente debe preceder como
premisa insustituible para la consiguiente tipificación, sino que precisamente dando por
supuesto los hechos, y por descontado que ellos por si solos constituyen esa calificación
jurídica del comportamiento, es su relievancia jurídico-legal la que la precisa y determina. De
ahí que cuando se afirma que en nuestro sistema procesal la imputación penal es jurídica, se
da por sentado que ésta debe corresponder o mejor, tener, fundamente en los hechos
probados en el proceso, toda vez que la imputación implica el juicio de valoración típica, esto
es, la tipicidad de la conducta investigada y demostrada en la instrucción, quedando excluída
la mera imputación fáctica o la apariencia de su cumplimiento con la insular cita del número
del artículo en el que aparece ordenado un determinado supuesto de hecho en la Legislación
Sustantiva, ya que como se ha observado, este símbolo no corresponde al tipo.

Ahora, si bien esta "calificación jurídica provisional" debe corresponder al supuesto de hecho
típico de un delito, una tal exigencia no puede necesariamente condicionarse a la transcripción
de la norma que lo contiene ni a su práctica suplantación argumentativa teórica que lejos de
fijar su sentido, esto es, su real contenido y alcance, implique abstrusas elucubraciones que
tornen equívoco el supuesto legal y por ende, el juicio valorativo de tipicidad, sino que, siendo
la acción prohibida por la norma la que lo sustenta, es esa prohibición normatizada mediante
una precisa descripción típica la que viene a constituir el objeto de la imputación, pues la
acción ejecutada por el autor, es la conducta prohibida cuando se subsume bajo un tipo penal,
que ha sido identificada mediante un determinado instrumento conceptual brindado por la
teoría del tipo penal, sin que su literalidad positiva o su nomenclatura utilizada por la ley e
inclusive su nomen juris, convierta en inane la imputación, pues basta con que
inequívocamente se concrete la prohibición para que al corresponder al supuesto legal pueda
admitirse que se cumplió con la exigencia legal que impone la acusación, esto es, con la
"calificación jurídica provisional" del delito.

Así, si inequívocamente se precisa cuál es el mandato o la prohibición que se está atribuyendo


y que respecto de él es que al actor, al actor de la acción o dicho en términos más
convencionales, al autor de la conducta, lo cual desde luego, no significa ni que se puede
entender como tácitamente formulada frente a un genérico relato de los hechos objeto de la
investigación, ni que se pueda dar por sobreentendida por la naturaleza misma de éstos, sino
que dependiendo del contenido típico, el objeto de la prohibición o del mandato surja como
imputado, es claro que la ausencia de sacramentalismos no vicia una actuación judicial, como
igualmente lo ha sostenido la doctrina de la Corte en múltiples oportunidades, como cuando se
imputa a un procesado la comisión de dos o más delitos y se obvia afirmar que se trata de un
concurso delictual, o cuando por un evidente lapsus se omite el nomen juris de un
determinado instituto jurídico; y menos, como ya se expuso, cuando no se precisa el número
de un artículo en el que está ubicado un determinado tipo penal, ya que, strictu sensu, en
estos casos, ni siquiera nos encontramos frente a una de las llamadas "expresiones
sacramentales", sino a un símbolo extraño al tipo penal. Por esta razón es que, precisamente,
y bajo argumentación opuesta, tampoco resultaría suficiente recurrir a la sola cita de un
determinado número del articulado para dar por precisado el objeto de la imputación, sino al
contenido de la norma.

Ahora, y siendo claro que lo atribuible es la conducta prohibida, o mandada y no realizada,


según el caso, que el legislador ha considerado político criminalmente, y en orden a la
protección de bienes jurídicos, necesaria su tipificación penal previniendo a su autor con la
imposición de una pena, resulta igualmente imprescindible tener en cuenta que esos
comportamientos humanos, como tales, se exteriorizan en un ámbito circunstanciado, pero
que no todas esas circunstancias han sido tenidas en cuenta por la Ley para que produzcan
relievancia punitiva como adecuables a los supuestos de hecho típicos objeto de la imputación,
ni todas producen los mismos efectos, debiéndose distinguir por tanto, entre ellas, las que el
mismo tipo penal establece como necesarias para integrar la prohibición, que bien pueden
corresponder a la descripción genérica, abstracta y completa, que en estas condiciones se
haga como tipo básico, todas imprescindibles para que la conducta sea básicamente típica,
con aquellas que a título de agravación punitiva del tipo objetivo igualmente suele contener,
constitutivas de los denominados tipos subordinados agravatorios, con aquellas que por mas
que correspondan a la exteriorización de la conducta, si el tipo penal no las contiene bien
como básicas o como agravantes específicas, referidas en últimas decisiones de la Corte como
modificadoras de la pena, son irrelevantes al derecho penal, y éstas de las que quedan como
simples circunstancias genéricas agravantes de la pena o también conocidas como
dosimétricas.

En efecto, por descontado, como ya lo ha advertido la doctrina tanto comparada como


nacional, que la expresión de "circunstancias" utilizada en el derecho penal, necesariamente
debe ser restringida, en relación con la etimológica, por cuanto al corresponder ésta al
"accidente de tiempo, lugar, modo, etc., que está unido a la sustancia de algún hecho o dicho",
una tal amplitud implicaría darle este carácter a cualquier accidente distante de lo típico o de
lo estrictamente dosimétrico, de acuerdo con las previas y precisas previsiones en que el
legislador penal las ha utilizado, pues, las circunstancias que importan al Derecho Penal son
las legalmente relievantes, lo cual, desde luego, no significa que en todo el ámbito normativo
tengan el mismo contenido y alcance por más que se trate de la misma expresión utilizada en
el tratamiento de diversos fenómenos penales, pues su sentido no depende de la sola
literalidad de los términos, sino de los institutos que se regulen, de los medios conceptuales
que se apliquen y básicamente de la dinámica que de el interprete en su labor hermeneútica a
los principios que gobiernan el saber penal, y específicamente la teoría del delito y la propia
teorización penológica, mediante una interpretación sistemática y teleológica del Estatuto
punitivo, que los integra intrínsecamente para fijarles el sentido que jurídicamente les
corresponda.

Así, si bien por efectos de las clasificaciones que la doctrina propone respecto de los tipos
penales con el fin de conceptualizar los imperativos legales, a la hora de hacerlo respecto a su
estructura, los ha distinguido entre básicos, especiales y subordinados o complementados, que
Jiménez de Asúa los entiende, correctivamente, que sería más apropiado llamarlos
complementarios. (Tratado de Derecho Penal, tomo III, pág. 909), concretando estos últimos a
los que si bien referidos a aquellos, se caracterizan por señalar, al decir de Silvio Ranieri,
"determinadas circunstancias o aspectos que cualifican la conducta, los sujetos o el objeto
descrito en estos" (Tratado de Derecho Penal, tomo II, pág. 5), es lo cierto que estas
circunstancias típicas no tienen el carácter secundario que caracterizaría a una circunstancia,
sino que constituyen elemento del tipo, lo integran, pues para que concurra debe haberse
realizado el tipo básico y su carácter delictual exigirá iguales características de la acción
injusta y de reprochabilidad; entre tanto, las demás circunstancias no exigidas por el tipo así
comprendido, como ya se advirtió, son irrelevantes frente al supuesto de hecho y no porque en
estos eventos se conciba la acción como "vacía" o "abstracta", como igualmente suele
calificarla la doctrina para clarificar que esto no es lo que sucede frente a tales situaciones,
sino que el calificativo está dado para precisar que en estos eventos lo que ocurre es que son
intrascendentes porque el tipo penal u otro elemento delictual no las contiene; pero además
de éstas, excepcionalmente, la ley consagra las llamadas "circunstancias atinentes a la
punibilidad" o también conocidas como las que "influyen en la mayor o menor punibilidad del
hecho", previstas en la parte general del Código Penal para todos los delitos que le sean
compatibles, las cuales tienen como efecto señalar el quantum punitivo, proporcionando al
juez criterios adicionales fuera de los básicos de gravedad del injusto, del grado de
culpabilidad y de la personalidad del autor de que trata el artículo 61, para graduarla.

Es, entonces, labor interpretativa la de fijar el contenido y alcance que les corresponda a las
circunstancias reguladas por la ley para efectos de integrar el supuesto típico a la tasación de
las penas, y quedando, por exclusión de materia, descartadas las circunstancias no relievantes
penalmente, son las especificas que conforman los tipos subordinados agravatorios o
complementarios, ya referidos, y las genéricas, las que se impone confrontar frente a la
consagrada en el numeral tercero del artículo 38 de la Ley 30 de 1.986, objeto de la censura,
de conformidad con la cual, la pena impuesta en las descripciones típicas consagradas en los
artículos 32 a 37 del mismo Estatuto, se aumentará en su mínimo hasta el doble, "cuando la
cantidad incautada sea superior a mil (1.000) si se trata de marihuana; a cien (100) kilos si se
trata de marihuana hachís; y a cinco (5) kilos si se trata de cocaína o metacualona", con el fin
de determinar su naturaleza, contenido, alcance e incidencia procesal en punto de su
imputación a su autor.

En efecto, la inicial característica de las circunstancias genéricas de agravación o atenuación


punitiva, es la de que son aplicables a todos los delitos, pero la esencial realmente radica en
que éstas no describen una conducta típica ni se integran con un tipo básico para conformar
un tipo de injusto, esto es, que por si solas no constituyen un elemento del delito sino una
circunstancia reguladora de la punibilidad con incidencia exclusiva en su dosimetría, lo cual
significa que la que ahora nos ocupa, no corresponde a las de orden genérico, como que
legalmente no dispone su imperativo respecto de todas las descripciones típicas, sino
únicamente en relación con unas específicas conductas prohibidas, como son las ya referidas
del Estatuto Nacional de Estupefacientes, pero además, y como en verdad no resulta suficiente
colegir por esta vía que por cubrir sólo una especie de delitos sea específica sino que es
necesario que integre el tipo básico, pues no obstante que ello es admitido actualmente por la
doctrina mas autorizada, necesario es también demostrarlo.
Ahora, y si como se ha dicho, el tipo lo que describe es la conducta prohibida, y siendo que en
este caso el tipo objeto de imputación es el contenido en el artículo 33 de la referida Ley 30 de
1.986 complementado por el numeral tercero del artículo 38 ibidem, la imputación se concreta
en la prohibición de conservar más de cinco kilos de cocaína, variando así el objeto material
real del delito en cuanto al tipo básico en la cantidad de alcaloide incautado, constituyéndose
en un tipo circunstanciado como lo denomina la doctrina italiana, complementado a la manera
del ya citado Jiménez de Asúa, o simplemente en un tipo penal, pues en estos eventos al
constituir las denominadas circunstancias específicas de agravación punitiva un nuevo
elemento típico modificador, como aquí ocurre, del elemento material, todo termina
remitiéndose a una problemática de técnica legislativa en la que en lugar de volverse a repetir
en la ley la integral descripción de la conducta prohibida lo hace por separado a la manera de
la concreción de circunstancias, pero bajo el entendido de que se integra con la básica
prohibición con una pena mayor o menor, según se trate de las que agraven la vulneración al
bien jurídico objeto de tutela o las atenúen.

Por tanto, si lo imputado es el contenido de la prohibición típica, que de suyo constituye el


cargo a la manera de reproche por su desconocimiento, se está cumpliendo plenamente con la
exigencia legal de la acusación, en cuanto a que, si bien para abundar en formalidades podría
señalarse el número del artículo al que corresponde un determinado supuesto de hecho, su
específico nomen juris o inclusive, como se advirtió en otro acápite, trascribiendo la
descripción legal de la conducta prohibida, el no hacerlo en nada afecta la concreción del
objeto de la imputación, pues "la calificación jurídica provisional" exigida por el Estatuto
Procesal no puede comprenderse desconociendo los principios, conceptos, contenidos y
dinámica de la dogmática penal, habida cuenta, que lo exigido por la ley a la manera de
garantía, es la concreción de la conducta prohibida objeto de la atribución a su autor, como ha
sucedido en este caso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS A. GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 12245
PUBLICADA : Si

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CASACION-Falta de interés cuando se ha dejado de apelar la sentencia de primera


instancia: Excepciones
En lo referente al punto debatido, estima la Corte que le asistió razón al Tribunal para negar el
recurso de casación interpuesto por la abogada de RAMIREZ TAPIAS, porque si bien, en los
preceptos que analiza la impugnante no se establece la limitación para acceder a él, ha sido
criterio uniforme de la Sala que quien no ha apelado la sentencia de primer grado, ni ve
desmejorada su situación como sujeto procesal con la de segunda instancia, emitida por la
impugnación de otro de los sujetos procesales o por efecto del grado jurisdiccional de consulta,
carece de legitimación para recurrir por esta vía extraordinaria, porque con la falta de
impugnación del fallo del a quo se infiere su conformidad con éste, que no fue variado por el
superior.

También dentro de la posición de esta corporación, debe recordarse a la recurrente, que en


desarrollo de los principios elementales de procedimiento sobre el interés para ejercer el
derecho a la impugnación, se analizó:

"Por razones de técnica legislativa, derivadas de la dificultad e inconveniencia de poder


regular con efectos excluyentes los casos en los cuales faltaría interés para recurrir por
ausencia de perjuicio, el ordenamiento jurídico no contiene una regulación expresa al respecto,
como sí lo hace cuando introduce restricciones al ejercicio del derecho de impugnación, sino
que defiere al funcionario judicial la facultad de determinarlo en cada caso concreto, de
acuerdo con los criterios expresados.
Entender, entonces, que el carácter lesivo de una decisión judicial no constituye presupuesto
necesario para acceder al derecho de impugnación, o que el silencio de la parte afectada no la
priva de la posibilidad de intentar en cualquier tiempo su remoción, contraría la razón de ser
del instituto de la impugnación, y por ende de los recursos, concebidos con el exclusivo
propósito de ofrecerle a las partes la oportunidad de demandar la revisión de las resoluciones
judiciales que sean lesivas a sus intereses, dentro de los perentorios términos que la propia
ley establece.
………
3. Retomando los planteamientos expuestos, se concluye que el sujeto procesal que no haya
impugnado el fallo de primer grado, solo tendría interés para recurrir en casación la sentencia
de segunda instancia, en los siguientes casos:

a) Cuando por virtud del recurso interpuesto por otros sujetos procesales, o los efectos
vinculantes de la decisión de segundo grado, el pronunciamiento afecte su situación jurídica
en forma desfavorable;

b) Cuando el fallo de primera instancia esté sujeto al grado jurisdiccional de consulta,


cualquiera que sea el contenido de la decisión de segunda instancia; y,

c) Cuando la casación verse sobre nulidades." *


_______________
*CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Prov. 11 febrero de 1999, M.. P. Dr. FERNANDO ARBOLEDA
RIPOLL.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Recurso de Hecho
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Declara correctamente denegado el recurso de
casación
interpuesto por la defensora
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Falsedad en
documento privado, Estafa agravada
PROCESO : 15840
PUBLICADA : Si

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PARTE CIVIL-Legitimidad en delitos contra la administración pública


Lo que reclama el legislador es la existencia de hechos reales de los que resulte, por lo menos
probable, inferir que con ellos se produjeron perjuicios objetivos y subjetivos (materiales o
morales) y consecuentemente con ese señalamiento, que quien pretenda constituirse en
sujeto procesal especifique su legitimidad para concurrir al proceso en condición de parte
afectada con el hecho punible, de lo cual se deriva su interés patrimonial.

En los términos de la providencia acusatoria, se expresa de manera inconcusa que la directa


agraviada con la conducta concusionaria del procesado fue la señora (…), por lo cual resulta
conveniente recordar que aún tratándose de atentados contra la administración pública, el
sujeto afectado puede, dentro de la oportunidad procesal señalada por el artículo 45 del
Código de Procedimiento Penal, demostrado su interés, concurrir al proceso a constituirse en
parte civil y ser aceptado como tal, sin que se le exija demostración cuantitativa del agravio
cuya reparación pretende consolidar en desarrollo del proceso.

En actuación de similar naturaleza (concusión), esta Sala de la Corte, precisó al respecto:

“para darle respuesta a la inquietud propuesta de utilidad resulta recordar que para la
aceptación de una demanda de parte civil tan solo se requiere que aparezca razonable la
posibilidad de que quien reclama el resarcimiento haya sido la persona directamente ofendida
o perjudicada con la infracción, porque la prueba del perjuicio y de su cuantía es precisamente
motivo del debate que habrá de definirse en la sentencia respectiva..." (casación de marzo
23/94, M. P. Juan Manuel Torres Fresneda).
MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 30/11/1999
DECISION : Revoca en todas sus partes la providencia del
Tribunal,
admite la demanda
DELITOS : Concusión
PROCESO : 15917
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Concepto


Es necesario precisarle al recurrente que el error de hecho por falso juicio de identidad
consiste en falsear el contenido literal de la prueba, en forma tal que no hay correspondencia
entre lo que ella objetivamente revela y lo que el juzgador dice que expresa, y no en que la
dialéctica del libelista sea, en su criterio, más depurada que la del sentenciador.

Frente a los anotados yerros de la demanda y dado que a la Corte no le es permitido, en virtud
del principio de limitación, entrar a suplir sus inconsistencias, se impone su rechazo, de
acuerdo con lo dispuesto por el artículo 226 del Código de Procedimiento Penal

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Tentativa de homicidio, Hurto calificado y agravado
PROCESO : 14923
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA-Para beneficio administrativo


El artículo 5° del Decreto 1542 de 1997, reglamentario del artículo 147 de la Ley 65 de 1993,
por la cual se adoptó el Código Penitenciario y Carcelario, señala que los directores de los
establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder permiso hasta por setenta y dos
(72) horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o cuyo recurso de casación
se encuentre pendiente, con el lleno de los requisitos ahí señalados. Uno de ellos hace
referencia a que el interno haya alcanzado la fase de mediana seguridad, que según el inciso
3° de la norma en cita, se entiende cuando el procesado ha superado la tercera (1/3) parte de
la pena impuesta, (o el setenta por ciento (70%) si se trata de condenados por los Jueces
Penales de Circuito Especializados), y observado buena conducta, de acuerdo con el concepto
emitido por el Consejo de Disciplina.

De los preceptos anteriores surge como primera conclusión que el beneficio administrativo es
otorgado por los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios y favorece a los
condenados definitivamente y a aquellos que están pendientes de la sentencia de casación,
correspondiendo a la Sala pronunciarse provisionalmente sobre las rebajas de pena por trabajo
y estudio invocadas por los condenados cuyo recurso de casación se encuentre en trámite,
como medio para acreditar ante aquellas autoridades el cumplimiento del presupuesto
objetivo previsto en el inciso 3° del artículo 5° del Decreto 1542 de 1997.
En este orden de ideas, si el procesado no ha descontado aún la tercera parte de la condena,
(o el setenta por ciento (70%) si fuere el caso), incluyendo todos los factores que contribuyen
al respecto, no es factible que la Sala reconozca períodos de redención, puesto que, se insiste,
la decisión con carácter provisional está destinada a que los directores de los centros de
reclusión tengan noticia cierta sobre la llegada del procesado a la fase de mediana seguridad,
contando para ello las penas redimidas, cuyo reconocimiento y determinación pertenecen
exclusivamente a la órbita del juez.

En segundo término, se infiere que el permiso hasta de setenta y dos horas, para salir del
establecimiento sin vigilancia, puede ser concedido a todos los condenados en quienes
converjan los requisitos señalados, sin importar la naturaleza y modalidades del reato, con la
única diferencia de los que hubieren sido sentenciados por delitos de competencia de los
Jueces Penales del Circuito Especializados, quienes deben descontar el setenta por ciento
(70%) de la condena, porque así lo dispuso el artículo 29 de la Ley 504 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Se abstiene por ahora de reconocer redención de
pena
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte ilegal de armas
PROCESO : 14877
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Naturaleza mixta del trámite/EXTRADICION-Etapas:competencia para


ejercer su control/EXTRADICION-Parámetros del concepto/EXTRADICION-Facultad
oficiosa de la Corte para devolver el expediente al Gobierno Nacional
En relación con el trámite de extradición, ha sido dicho por la Corte, que éste "tiene una
naturaleza mixta, en el sentido de que es administrativo -jurisdiccional y, en todo caso, se
cumple bajo el liderazgo y la responsabilidad preeminente del Gobierno Nacional, obviamente
con la insoslayable colaboración de la Rama Judicial en cabeza de la Corte Suprema de
Justicia, no sólo por voluntad legal sino también constitucional, porque la sustanciación y las
competencias del instituto son una consecuencia del mandato según el cual a la Rama
Ejecutiva le corresponde la dirección de las relaciones internacionales (Const. Pol., art. 189,
numeral 2)…".

"…En armonía con la establecida naturaleza constitucional y política de la extradición, el


ordenamiento jurídico colombiano prevé que la oferta, concesión o negación corresponde y es
facultativa del Gobierno, que lo hace al final del trámite por medio de una resolución
administrativa, aunque previamente se requiere el concepto de la Corte Suprema de Justicia,
que sólo sería vinculante si fuere negativo (arts. 547, 548, 557 y 559)" (Auto agosto 5/99. M. P.
Dr. GOMEZ GALLEGO. Rad. 15825).

En posterior pronunciamiento, en el mismo asunto que viene de traerse a colación, precisó la


Corte que "como no está vigente convenio bilateral o multilateral alguno con el país solicitante
(Estados Unidos de América), la procedencia de la extradición no se sujeta a dichos
instrumentos internacionales, razón por la cual el origen y la tramitación se someten
integralmente a las reglas del Código de Procedimiento Penal, estatuto que contiene su propia
garantía de los derechos de audiencia y defensa del requerido, y con carácter judicial para
mayor abundancia (art. 556)…" (Auto Sep. 22/99. M. P. Dr. GOMEZ GALLEGO. Rad. 15825).

Más recientemente, dijo la Corte:

"Así pues, regulada la demanda de extradición por el Código Procesal Penal, es incontrastable
que el trámite de extradición pasiva comporta tres fases, una inicial de carácter preliminar a
cargo de la administración a través de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Justicia y
del Derecho, a quienes concierne, en su orden, conceptuar sobre el ordenamiento jurídico que
debe aplicarse a la petición, y perfeccionar el expediente con miras a que la Corte Suprema de
justicia rinda su concepto; la segunda etapa, con la cual se inicia el trámite formal de la
extradición a cargo de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, que prevé el
traslado a la persona requerida o a su defensor por el término de 10 días, luego un período de
práctica de pruebas por el mismo lapso, y después permanecerá el expediente por cinco días
en Secretaría para alegatos, culminando esta fase con la emisión del concepto con arreglo a lo
prescrito por los artículos 557 y 58 del mismo ordenamiento jurídico; y la última etapa también
administrativa a cargo del Gobierno Nacional, que concluye el rito expidiendo la resolución que
concede o deniega la extradición".

"Atendiendo la naturaleza del procedimiento, es evidente que el control de la actuación surtida


en las etapas previa y definitiva compete a la administración o a la jurisdicción de lo
contencioso administrativo, y no a esta Sala de la Corte a quien obviamente le pertenece de
manera exclusiva el control de la legalidad de la actuación judicial. Importa insistir, en que
como atrás de vio, la etapa previa acorde con la reglamentación legal no admite controversia,
empero, si alguna inconformidad subsiste en el reclamado o su apoderado, pueden plantearlas
a través de los recursos y/o las acciones pertinentes ante la administración y la jurisdicción de
lo contencioso administrativo, una vez expedida la resolución que decide el procedimiento"
(Auto. Extradición. Nov. 24/99. Rad. 15824. M. P. Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO).

El Concepto que el Gobierno demanda de la Corte, y que por disposición legal le compete
emitir, se circunscribe a establecer la validez formal de la documentación presentada, la
demostración plena de la identidad del solicitado, el respeto por el principio de la doble
incriminación, la correspondencia en la legislación colombiana de la providencia proferida por
las autoridades extranjeras, y, cuando fuere el caso, el cumplimiento de lo previsto por los
tratados públicos, dependiendo esto, obviamente, del señalamiento por el Gobierno Nacional
de uno o varios instrumentos internacionales como aplicables, su vigencia, y la
correspondencia con los preceptos de la Constitución Política de las regulaciones contenidas en
ellos, conforme se establece del artículo 4º ejusdem, aspectos todos de contenido
eminentemente jurídico.

Estos parámetros, a ser tenidos en cuenta por el concepto de la Corte, son materia de
consideración, obviamente, sin perjuicio de ejercer la facultad oficiosa de devolver el
expediente al Gobierno Nacional en aras de su perfeccionamiento, cuando encuentre la
ausencia de piezas sustanciales en él, conforme se establece de lo previsto por el artículo 553
del Código de Procedimiento Penal; o cuando considere que el Concepto emitido por el
Ministerio de Relaciones Exteriores sobre el marco jurídico en que ha de desenvolverse el
asunto, no corresponde a los instrumentos internacionales vigentes para Colombia, porque los
mismos contrarían la Carta Política, o que en cumplimiento de las aludidas disposiciones la
Corte carecería de competencia para intervenir en el trámite que de ella se demanda, entre
otras eventualidades posibles de presentarse; ninguna de las cuales ocurre en el presente
caso, pues, como se vio en los precedentes sentados sobre el tema, la Corte participa de la
tesis relacionada con la ausencia de convenio en materia de extradición con el país solicitante
(Estados Unidos de América)..

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Extradición
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Deniega lo solicitado por el requerido y corre
traslado
PROCESO : 16515
PUBLICADA : Si

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TERMINO-Es deber de los sujetos procesales estar pendiente de los vencimientos de


lapsos procesales/TERMINO-Las constancias secretariales no habilitan términos
Como lo ha reiterado la Sala, los actos procesales de las partes deben cumplirse en los
términos y oportunidades señalados por la ley, o en su defecto por el juez, siendo perentorios,
con excepción de la prórroga contemplada en el artículo 172 del Código de Procedimiento
Penal, mediante decisión que toma el funcionario judicial que conoce de la actuación.

Es así como en providencia del 25 de julio de 1994, dijo la Corte:

"La Sala en varias oportunidades ha aclarado, siguiendo los lineamientos de la normatividad


vigente, que los términos son de riguroso cumplimiento y que no puede dejarse su aplicación
al arbitrio de los empleados o funcionarios judiciales. Si tal cosa se permitiera, desaparecería
la seguridad jurídica que de ellos dimana, quedando sujeto el proceso a las interpretaciones
caprichosas de quienes en un momento dado deben darles su curso en las actuaciones
encomendadas.

"Desde su entrada en vigencia, la ley debe cumplirse sin que se acepten excusas sobre su
poco o ningún conocimiento. En lo que se refiere a los términos en sí, su conteo aritmético es
el que prima sin que haya lugar a elucubraciones de ninguna especie. Y si alguna duda
quedare respecto de su aplicación en determinado evento por oscuridad de la norma que lo
contempla, la luz la brinda la jurisprudencia que, en este supuesto, ha sido múltiple y
suficiente para solucionar cualquier problema que pudiere presentarse". (Rad. Nº 9418).

Por lo tanto, la constancia secretarial que se dejó en el expediente, según la cual se iniciaba
nuevamente el término de traslado para el sujeto procesal recurrente, cuando se posesionó el
nuevo apoderado del Banco de la República, no podía retrotraer la actuación y, mucho menos,
habilitar nuevos términos, pues, tal como lo señala el Delegado, es a los sujetos procesales a
quienes les corresponde el deber de estar pendientes de los vencimientos de los lapsos
procesales.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Decreta la nulidad del auto del 28/11/1998 y
declara
desierto el recurso
PROCESO : 14574
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-Causal tercera


La jurisprudencia se ha ocupado en reiteradas oportunidades de la causal tercera de revisión,
de tal suerte que deslinda su ocurrencia en dos aspectos fundamentales. De una parte, que
ese suceso nuevo esté vinculado con el delito, y, de otra, que no haya sido conocido en
ninguna de las etapas del proceso. Las pruebas se constituyen en el instrumento que se allega
al asunto y tienen la virtud de determinar la inocencia del procesado o su inimputabilidad

Se colige, entonces, que es premisa indispensable para la estructuración de la causal, el


desconocimiento de esos hechos o pruebas en el debate jurídico ya concluido, porque de lo
contrario no es posible pretender la revisión del proceso*.

______________
*El concepto de prueba desconocida al tiempo de los debates para efectos de la causal 3º. de
revisión implica que los elementos de juicio que con tal atributo se allegan con la demanda de
revisión, sean, como su nombre lo indica, totalmente desconocidos dentro del proceso cuya
revisión se persigue, bien porque aludan a los hechos nuevos que pretende con ellos
acreditarse, o porque existiendo desde entonces, no fueron aportados a la investigación y por
tanto, el funcionario judicial no tuvo la oportunidad de formarse un juicio sobre su validez y/o
contundencia frente a los hechos de los cuales conoció.

De tal manera, si en el proceso obraron pero no fueron examinadas determinadas pruebas por
el Juez, no puede hablarse de prueba nueva desconocida para fundar la acción de revisión en
esa circunstancia…". Auto C.S. J. Junio 13/96. M.P. Dr. Didimo Páez Velandia. En igual sentido
auto Marzo 18/97. Dr. Fernando E. Arboleda Ripoll y Sep. 23/98. M.P.Carlos A. Gálvez Argote

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Acción de Revisión
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda, reconoce personería al
apoderado
del condenado
DELITOS : Porte de armas de defensa personal
PROCESO : 16254
PUBLICADA : Si

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CASACION-Diferencias entre la vía ordinaria y la discrecional


De conformidad con lo previsto por el artículo 218 del Código de Procedimiento Penal,
modificado por el 35 de la ley 81 de 1993, son dos las hipótesis sobre las cuales el recurso
extraordinario de casación puede ser admitido:

En la primera, se establece la vía directa u ordinaria, la cual procede contra las sentencias
proferidas por los tribunales superiores de distrito judicial y el tribunal penal militar, en
segunda instancia, por los delitos que tengan señalada pena privativa de la libertad cuyo
máximo sea o exceda de seis (6) años aun cuando la sanción impuesta haya sido una medida
de seguridad, o cuando el recurso se extienda a los delitos conexos con el anterior, aunque
la pena prevista para éstos sea inferior a la señalada en el inciso primero del citado precepto,
y que el recurso se interponga dentro de los 15 días siguientes a la última notificación (art. 223
ib.).

Son tres entonces los requisitos de procedibilidad, los cuales deben cumplirse en su integridad
para que este medio de impugnación extraordinario resulte procedente:

1° El recurso debe intentarse contra sentencia de segunda instancia, bien que a ese estadio se
haya llegado por vía de apelación o en virtud del grado jurisdiccional de consulta, proferida por
los tribunales superiores de distrito judicial y el tribunal superior militar;

2° Que el delito porque se procede tenga señalada pena privativa de la libertad cuyo máximo
sea o exceda de seis (6) años, independiente de la fijada por el juzgador, con posibilidad de
que se extienda el recurso a otros hechos punibles que tengan prevista una pena inferior, por
razón de conexidad con el primero, aun cuando la sanción impuesta haya sido una medida de
seguridad; y

3° La impugnación debe proponerse dentro del término de ejecutoria del fallo de segunda
instancia atacado, esto es, dentro de los 15 días siguientes a la última notificación.

En caso de cumplirse estos presupuestos de procedencia, el Tribunal correspondiente, por


tratarse como ya se dijo de sentencias de segunda instancia dictadas por tales corporaciones,
dará cumplimiento a la concesión y los traslados a que se refiere el artículo 224 del Código de
Procedimiento Penal.

Por el contrario, si estos requisitos de procedencia no resultan satisfechos, el recurso


extraordinario de casación por vía directa u ordinaria resulta inadmisible, siendo obligatorio así
declararlo mediante decisión judicial.

En la segunda, de manera excepcional, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia, discrecionalmente puede aceptar el recurso extraordinario de casación, si no se
cumple uno o los dos requisitos señalados en los numerales 1 y 2, cuando se considere
necesario para el desarrollo de la jurisprudencia o la garantía de los derechos fundamentales.
Es la denominada casación discrecional a que se refiere el inciso 3°del artículo 218 citado.

Con relación a esta modalidad excepcional de la casación, la jurisprudencia tiene claramente


definidos los presupuestos de procedibilidad, así:

"a) Que el recurso se interponga contra un fallo de segundo grado. En este caso se presentan
dos hipótesis: si el fallo lo profiere un tribunal superior de distrito judicial, resulta indispensable
que se proceda por un delito que no tenga prevista pena privativa de la libertad, o que ésta
sea inferir a seis años de prisión, pues en caso contrario la vía adecuada sería la casación
ordinaria. Si se dirige contra sentencia de segunda instancia proferida por un juez penal del
circuito, para nada importa el término máximo de la pena privativa de la libertad señalada en
el tipo, ni la clase de medida impuesta;

b) Que la impugnación se presente dentro de los quince días siguientes a la última


notificación de la sentencia de segundo grado, esto es, dentro del término de ejecutoria, de
conformidad con el articulo 223 del Código de Procedimiento Penal;
c) Que exista legitimación para interponer el recurso; es decir que la impugnación
provenga del procurador, su delegado, o el defensor del acusado, y

d) Que se sustente en forma debida"1

En lo que tiene que ver con este último requisito, el recurrente tiene la obligación de precisar,
dentro del término previsto por la ley, si el fundamento de la impugnación se encuentra en la
necesidad de un desarrollo jurisprudencial sobre determinado tema, o en garantía de los
derechos fundamentales lesionados con la decisión cuestionada. Esta carga implica entonces
la necesidad de efectuar una sustentación lógica y jurídica sobre uno de esos dos motivos o de
ambos, a fin de que la Corte, en ejercicio de su discrecionalidad, cuente con elementos de
juicio que le permitan decidir silo acepta o rechaza.

En el caso que el recurso excepcional sea aceptado por la Corte, a quien por mandato de la ley
en forma exclusiva se le ha conferido esta facultad (inciso 3° art. 218 C. P. P.), el proceso
regresará al Tribunal o Juzgado del Circuito de origen, a fin de que allí se dé cumplimiento al
trámite previsto para la casación ordinaria, dentro del cual la demanda que se presente,
necesariamente debe guardar relación con el motivo por el cual se concedió el recurso, con el
lleno de los requisitos que exige el artículo 225 ib.)

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Casación Discrecional
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Decreta la nulidad a partir del auto que concede el
recurso,
no acepta el recurso
DELITOS : Lesiones personales
PROCESO : 13546
PUBLICADA : Si

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PRESCRIPCION-Empleado oficial/EMPLEADO OFICIAL-De las sociedades de


economía mixta
El artículo 82 del Código Penal prolonga el término de prescripción de la acción penal derivada
del delito cometido por servidor público en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con
ocasión de ellos, ya sea que obre solo o mancomunadamente con otros que no tengan tal
calidad, pues el aumento no hace relación exclusiva a tal agente sino al delito en el cual actúa
un empleado oficial y todos los intervinientes aprovechan las funciones o el cargo que ostenta
para la realización. Esa relación que mantiene con la administración es utilizada ilícitamente
por todos los copartícipes en la realización del hecho punible y eso llevó a que la norma los
cobije con el aumento del lapso prescriptivo en una tercera parte, como lo indicó la Sala en
providencia del 9 de agosto de 1989.

De acuerdo con el artículo 3º del Decreto 3130 de 1968, los empleados de las sociedades de
economía mixta, en las cuales el Estado posee más del 90% de capital están sometidas al
mismo régimen que las empresas industriales y comerciales estatales y sus trabajadores no
son particulares, sino oficiales, o servidores públicos al tenor de lo previsto en el artículo 61 del
Código Penal, modificado por el artículo 18 de la Ley 190 de 1995 o empleado oficial como los
denominaba el modificado artículo 61 del Decreto 100 de 1980.

PRESCRIPCION-Empleado oficial (Aclaración de voto)


Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote

1. Como textualmente se reconoce en el proveído en cuestión el criterio adoptado reitera el


fijado por la Sala en auto de 9 de agosto de 1989, respecto del cual salvó voto el Magistrado
Lisandro Martínez Zúñiga, sólo que ahora se respalda la tesis en la sentencia de agosto 2 del
presente año proferida por la Corte Constitu-cional que declaró exequible dicha disposición.

2. Permaneciendo entonces incólumes aquellos planteamientos, suficientes serían las ideas


disidentes de la época para demostrar su inconsistencia, cuando se estimó que se trataba "de
una interpretación extensiva y analógica de la Ley Penal: extensiva, porque es una manera de
entender la forma amplificadora del tipo sobre la coparticipación, que convierte una situación
limitada únicamente al autor en agravación para el coautor. Análogica, ya que termina en una
agravación no prevista expresamente por el legislador". Sin embargo, sea del caso, agregar
ahora éstas:

a) Para evitar equívocos frente a la referida decisión de 1989, con amparo en el fallo de
constitucionalidad en cita, se deja claro -como debe ser- que prescribe es la acción penal y no
el delito, pero aun con esta necesaria e importante precisión es evidente que la tesis
mayoritaria continúa inconsistente, pues desconoce que la acción penal está dirigida, como
manifes-tación del poder punitivo del Estado, a determinar la responsabilidad o su exclusión,
de cada procesado y no indistintamente la de todos los partícipes del delito, ya que su
individualidad se lo impide.

b) El hecho que en un proceso se juzgue a varias personas en manera alguna significa que el
ejercicio del poder punitivo estatal esté desconociendo la individualidad de la responsabilidad
penal, que entre nosotros tiene claro sustento en el inciso segundo del artículo 29 de la Carta
Política, de conformi-dad con el cual el juzgamiento penal deberá hacerse de conformidad con
las leyes preexistentes al momento en que el incriminado realice el "acto que se le impute".

c) Ahora, siendo que la prescripción -en forma general- no es nada diverso a la decisión del
Estado para no continuar con el ejercicio de la acción penal, parece obvio que esa renuncia a
la persecución delictual implica la renuncia al establecimiento del responsable; de ahí que
prescriba la acción y no el delito. Por ende, la referida individualidad penal debe abarcar en un
Estado de Derecho todo el ejercicio del poder punitivo del Estado y no sólo una parte de él, ya
que de no ser así el sistema penal se quebraría por contradictorio.

d) En estas condiciones el fenómeno jurídico de la prescripción también es individual, como


sin restricción alguna lo reconoce el artículo 85 del Código Penal al disponer que "Cuando
fueren varios los hechos punibles juzgados en un sólo proceso, la prescripción de las acciones
se cumple independientemente para cada uno de ellos". No queda duda, por tanto, que los
precedentes supuestos teóricos encuentran plena realización en nuestra normatividad
positiva, esto es, que la acción penal es individual así en el mismo proceso se investigue una
multiplicidad de conductas punibles.

e) No resulta, entonces, jurídicamente convincente el énfasis que se hace en la decisión


mayorita-ria al sustentar la aplicación del artículo 82 del Código Penal para los cómplices
particulares de los delitos que exigen sujeto activo cualificado de orden jurídico, en la premisa
de que como prescribe es la acción penal y no el delito, éste incremento punitivo puede
aplicarse en estos casos, pues como se vio, aun en estas condiciones, ello no es posible.

f) Y no es posible porque si bien, como es una verdad inconcusa, los términos prescriptivos no
pueden entenderse como "plazos de pena" sino como lapsos que la ley iguala a las cantidades
establecidas para aquella consecuencia jurídico-principal del delito, lo es también, que al
disponer el artículo 82 del Código Penal que "El término de prescripción señalado en el artículo
80 se aumentará en una tercera parte, sin exceder el máximo allí fijado, si el delito fuere
cometido dentro del país por empleado oficial en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con
ocasión de ellos", se está dirigiendo a todos aquellos tipos penales que exigen al sujeto activo
ser empleado oficial, o diríamos hoy en día, servidor público, como lo dispone la nueva Carta
Política, pues si prescribe es la acción penal y no el delito y esta es individual, no se ve como
pueda extenderse esta calidad a quien carece de ella, ya que si esto fuere posible, no cabe
duda, que la disposición sobraría porque quedaría al arbitrio del juzgador estable-cer que tipos
penales exigen esa cualificación o cuales no, lo cual desde luego, por lo menos en nuestro
sistema penal no es posible.

g) Es que, en verdad, no resulta coherente que luego de un importante esfuerzo


jurisprudencial y doctrinario se llegue a admitir como tesis predominante en nuestro medio,
que el particular así haya realizado actos materiales de autor en los delitos que exigen sujeto
activo cualificado, responda como cómplice precisamente por carecer de esa calidad y para
efectos de la prescripción se les contabilice el término prescriptivo como si la tuvie-sen. Un tal
proceder está indicando, necesariamente, que la tesis de la complicidad desaparecería y
habría que imputár-seles a estas personas nada menos que la autoría delictual, lo cual, desde
luego, sería un despropósito.

h) De otra parte, se viene afirmando por la Sala Mayoritaria como argumento principalísimo de
su tesis, que la interpretación que debe dársele al mencionado artículo 82 del Código Penal es
la de extender ese término prescrip-tivo también a los cómplices particulares, por cuanto "es
palpable la mayor dificultad en que se encuentra el aparato estatal para descubrir, investigar y
juzgar, en breve tiempo, tal clase de ilicitudes". Y se agrega, que "La ventaja que para el logro
de la prescripción obtienen sus partícipes por la mayor dificultad que su modalidad específica
genera para su descubrimiento o juzgamiento, es compensada por la ley mediante la
extensión racional del término prescriptivo. Y como esa ventaja no se presenta en favor de
uno de los partícipes en el hecho, sino en todos, es apenas natural que a todos cubra el
mecanismo extensivo que se diseño para malograr sus efectos".

Esto puede ser cierto, no obstante, el pro-blema radica en que desafortunadamente la ley
limitó la aplicación de ese artículo 82 a los servidores públicos y no a los particulares; de ahí
que el criterio mayorita-rio no pueda dar una razón jurídico legal para esa exten-sión y tenga
que recurrir a la expresión "es apenas natural" que a todos cubra el mecanismo extensivo que
se diseñó para malograr sus efectos, es decir, que es por convicción de lege ferenda que se
llega a esa conclusión y no porque la ley lo permita.

i) Entiende, claro está, el suscrito Magistrado, que el esfuerzo hermenéutico es interesante


fundamentalmente en épocas de corrupción administrativa como la presente, pero, también es
evidente que esta clase de interpretaciones lo que demuestran es la necesidad de una reforma
legal en dicho sentido, pues de lo contrario, el principio de seguridad jurídica frente a los
destinata-rios de la ley penal pierde claridad, más aún cuando por solucionar un problema se
genera otro más complicado, como el ya expuesto, en el sentido de que mientras para estable-
cer el grado de participación delictual el partícipe queda como cómplice por no ser servidor
público para efectos de la prescripción si lo es y además, se dejan pendientes problemáticas
de difícil solución como las que brindaría la casuística al preguntarse que pasaría, por ejemplo,
con el término prescriptivo del cómplice particular cuándo el autor -servidor público- fallece en
el curso del proce-so?; y qué sucedería con el cómplice particular cuando el autor alega y se
prueba un error de tipo sobre la referida calidad jurídica?.

j) Finalmente, no sobra recordar, que la Sala Mayoritaria reafirma la tesis objeto del
disentimiento en el fallo de exequibi-lidad del artículo 82 del Código Penal, para colegir que
como lo sostiene la Corte Constitucional, el aumento del término prescriptivo para casos como
el presente se debe a cuestiones de política criminal del Estado, y claro que esto es cierto,
pero lo que ocurre es que el Juez Constitu-cional se refiere a lo largo de la sentencia es al
servidor público y por ninguna parte a los particulares; por ello, a contrario de lo que se
piensa, este fallo lo que está es fortificando mi insular interpretación en la Sala. Por esto es
que no dudó la Corte Constitucional en la motiva-ción del fallo en recurrir a los antecedentes
del actual artículo 82 en cita, resaltando que en el anteproyecto de Código Penal de 1976
cuando por primera vez se introdujo el tema, la norma se propuso incrementando el término
prescriptivo para los delitos cometidos por los empleados oficiales "en ejercicio de sus
funciones".

PRESCRIPCION-Empleado oficial (Aclaración de voto)


(Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón)

El artículo 82 del C. P. tiene nombre, rótulo: “Prescripción de delito cometido por empleado
oficial”. Basta leer para captar el mensaje: se intensifica el término de prescripción cuando el
servidor público comete el hecho punible. Y el rótulo o señal es una importante guía
hermenéutica pues después de él o ella se describe el fenómeno legal. Traza, entonces, un
rastro que, al menos en principio, debe ser seguido.
El contenido de la norma también es nítido: el término de prescripción se aumenta si el delito
es cometido por empleado oficial en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con ocasión de
ellos. Y aquí también es suficiente la lectura.

Si se incrementa el término para la acción respecto de los particulares, se hace interpretación


extensiva, como que se alarga la investidura del funcionario para cobijar a quien no lo es y,
además, resulta el Juez predicando el ejercicio de “funciones” o “cargos” frente a personas que
no las pueden cumplir. Si el legislador une en la misma disposición el hecho de ser “empleado
oficial” y las “funciones” y los “cargos” que este debe desempeñar, y el Juez predica todo ello
del particular, otorga a la norma un ámbito que no tiene. Y, recuérdese, la interpretación
extensiva está proscrita respecto del procesado porque en relación con este sólo opera la
restrictiva.

Si la amplificación del lapso prescriptivo hacia los particulares se hace desde afuera, la
conclusión es semejante, porque ello sabría a analogía en contra del “reo”, siempre y
profundamente prohibida en derecho penal.

La historia de la norma, además, enseña otra cosa: se amplía el término porque el rol
desempeñado por el autor – empleado le facilita eventualmente la dilación y complicación de
las actuaciones procesales, dadas sus calidades y conocimientos. Si ello es así, la historia no
se puede trasladar al individuo que no reúne esas características por no ser empleado oficial.

PRESCRIPCION-Empleado oficial (Aclaraciones de voto)


Dr. Edgar Lombana Trujillo

1-. El estatuto jurídico de la prescripción de la acción penal regula la facultad de ejercitarla por
su único titular: el Estado, con relación al tiempo, lapso auto impuesto por la ley que de él
emana.

Si ese lapso tiene alguna relación con el hecho punible considerado ontológicamente es
exclusivamente en referencia a la duración de la pena privativa de la libertad asignada, pero
sin trascender en su límite superior al máximo de pena privativa de la libertad prevista para el
delito. Tampoco y con relación al mínimo de pena privativa de la libertad, podrá la prescripción
ser inferior a los cinco años. En este mismo tiempo prescribirá la acción penal para los delitos
que no tengan señalada como pena principal la privación de libertad.

Y para las primeras impuso como límite el previsto por el artículo 80 del Código Penal. , norma
que regula el fenómeno de manera general y con relación exclusivamente a la etapa
instructiva del proceso.

2-. Es cierto que existe una prescripción extendida en el tiempo para los eventos previstos por
los artículos 81 y 82 del Código Penal y específicamente me refiero al incremento de una
tercera parte en el término prescriptivo para el caso en el cual el delito fuere cometido por
servidor público "en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con ocasión de ellas"; sin
embargo, tal incremento en el requisito cronológico opera cuando la prescripción ha de ocurrir
en la etapa de instrucción, mas no en la fase del juzgamiento.

El auto del cual disiento al hacer los cómputos sobre prescripción de la acción penal extendió
dicho lapso adicional de la tercera parte también hacia la fase del juzgamiento, a pesar de que
ya había sido interrumpida por la ejecutoria del auto de proceder o su equivalente, y que había
iniciado a correr de nuevo por tiempo igual a la mitad del señalado en el artículo 80 del Código
Penal, tal como lo dispone el articulo 84 ibídem.

3º Cuatro son pues los términos de prescripción de la acción penal señalados por el Código
Penal en sus artículos: 80 de modo general, 81 para el delito consumado o iniciado en el
exterior, 82 para el caso de delitos cometidos por servidor público a condición de ser cometido
el delito en el país y en ejercicio de sus funciones o de su cargo o con ocasión de ellas y,
finalmente el término reducido previsto por e artículo 84 con referencia expresa al estipulado
por el artículo 80 para el caso de interrupción de la prescripción por la ejecutoria del auto de
proceder o su equivalente.

3.1 Una correcta interpretación de las disposiciones contenidas en los artículos arriba
mencionados nos indica que para contar el término de prescripción en el evento señalado por
el artículo 84 del Código Penal, esto es, con posterioridad a la ejecutoria del llamamiento a
juicio que lo interrumpe para comenzar a correr luego de esa ejecutoria, ha de hacerse
solamente con relación al término que este mismo artículo indica de manera expresa e
imperativa como quiera que el texto legal dice: "Interrumpida la prescripción, principiará a
correr de nuevo por tiempo igual a la mitad del señalado en el artículo 80..."

3.2-. Luego es al término indicado por el art.80 del Código Penal al que ha de referirse el
intérprete y no a otro para ejecutar el ejercicio de cómputo.

El artículo 84 del Código Penal no se ocupa de calidades o condiciones personales del sujeto
activo para incrementar el término prescriptivo. Tampoco al artículo 84 C.P. le interesa el que el
delito haya sido cometido en el exterior, art.81 C.P., o dentro del país, art.82 ibídem, pues
aquellos regulan la prescripción para el exclusivo evento de la instrucción sumarial, en cambio,
el artículo 84 C.P. regula la prescripción exclusivamente para la etapa del juicio.

Como es entendible entonces, por la etapa procesal por la cual discurra el asunto sometido a
la jurisdicción será más o menos amplio el término de prescripción si de instructiva se trata, o
si el sujeto activo es servidor público, o si el hecho se inició o se consumó en el exterior, pero
lo que sí es absolutamente claro y perentorio, es que la ley ha fijado para el juzgamiento un
preciso lapso de prescripción que sin ser inferior a la de cinco años y para todos los delitos, no
podrá superar en la mitad al término indicado por el artículo 80 de Código Penal.

Síguese entonces y como corolario que la prescripción de la cual trata e artículo 84 del Código
Penal no está condicionada por ninguna consideración personal o fáctica distinta al simple
transcurso del tiempo.

4-.Y es que tiene que ser así, puesto que como ya ha quedado enunciado, la prescripción
ninguna relación tiene con el hecho punible diferente a la mensura de la pena privativa de la
libertad o a la ausencia de ella como principal.

La prescripción de la acción penal, en fin, es un derecho del procesado y como tal un derecho
sustancial anejo al debido proceso y con él al derecho de defensa.

5-. Si se estudia el punto desde la óptica de un vacío en la ley, como quiera que el artículo 84
del Código Penal se refiere expresa y exclusivamente al término previsto por el artículo 80
ejusdem, llenarlo con la extensión a la tercera parte en el término prescriptivo de que trata el
artículo 82 ibídem, comportaría ni más ni menos que la práctica de analogía in malam partem,
expresamente prohibida por el artículo 7º rector de la misma codificación, toda vez que la
prescripción de la acción penal deviene, para el procesado en un verdadero derecho
sustancial, y es así, porque a pesar de que la prescripción de la acción penal es un instituto de
derecho procesal, está recogido por la normatividad sustancial y otorga derecho al procesado
para no ser perseguido sin límite en el tiempo, sino exclusivamente dentro del lapso que la ley
otorga al Estado para ejercitar la acción penal.

Finalmente cabe afirmar que si la ley hubiese querido extender el término de prescripción para
el juzgamiento, así lo hubiera indicado expresamente el artículo 84 del Código Penal, tal y
como lo hizo para la investigación en los artículos 81 y 82 ibidem, pues estos y aquél se
refieren al unísono al término previsto por el artículo 80 ejusdem.

MAGISTRADO PONENTE Dr. YESID RAMIREZ BASTIDAS

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Declara prescritas las acciones penales, ordena
cesación
del procedimiento
DELITOS : Falsedad, Falsedad en documento privado,
Tentativa de
estafa
PROCESO : 10077
PUBLICADA : Si

Aclaración de voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON


Aclaración de voto Dr. CARLOS A. GALVEZ ARGOTE
Salvamento de Voto Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

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ERROR DE HECHO-Modalidades
El error de hecho tiene, de suyo, una doble connotación, pues bien suele presentarse frente al
contenido material de la prueba o respecto de la aplicación de las reglas de la sana crítica, ya
que mientras en la primera se hace decir lo que en realidad no dice, se ignora o supone, en la
segunda, los juicios apreciativos del sentenciador pugnan con los principios de la lógica y la
experiencia al punto de tornarse absurdos y arbitrarios.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Concusión
PROCESO : 14983
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Técnica


La violación indirecta de la ley sustancial por errores de hecho en la apreciación probatoria,
derivados de la incursión por el juzgador en falsos juicios de identidad, se presenta cuando al
apreciar el contenido fáctico objetivo del medio de prueba, el juzgador lo tergiversa, cercena o
adiciona, poniéndolo a producir efectos que no se desprenden de su contexto.

Para su demostración es necesario que el actor muestre en el libelo sustentatorio de la


impugnación, qué dice el medio probatorio, qué concreción hicieron de su texto los juzgadores,
en qué consistió el desacierto y cómo éste repercutió definitivamente en la equivocada
declaración de justicia contenida en la parte resolutiva del fallo, pues no se trata de poner en
evidencia cualquier clase de error, sino sólo aquellos que de no haberse cometido habrían
dado lugar a que la decisión impugnada fuera de contenido diverso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Homicidio agravado
PROCESO : 13913
PUBLICADA : Si

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CASACION-Causal primera-Falso jucio de existencia-Técnica


Como uno de los errores de hecho en que puede incurrir el juzgador en la apreciación
probatoria, que da lugar a configurar la causal primera de casación por violación indirecta de la
ley sustancial, y la consecuente invalidación del fallo de mérito, la doctrina ha identificado los
falsos juicios de existencia.
En esta especie de error, ha sido establecido, es posible de incurrirse por una de dos vías: la
primera, cuando el juzgador omite apreciar una prueba que obra en el proceso; o, la segunda,
cuando supone existente el medio probatorio en el proceso sin estarlo en realidad.
Respecto de la violación a la ley por errores en la apreciación probatoria, la Corte ha sido
persistente en dejar establecido, que en todo caso compete al actor en casación, acreditar
cómo se produjo su transgresión, y demostrar de forma lógica y ordenada, cómo por haber
incurrido el juzgador en alguno de los desaciertos posibles de cometer, los cuales deben ser
señalados de manera específica en la demanda, dio lugar a dejar de aplicar, o a aplicar
indebidamente determinado precepto sustancial y que de no haber ocurrido esto, el sentido
del fallo habría sido sustancialmente distinto al impugnado.

De ahí que alegar en sede extraordinaria de casación que el juzgador incurrió en errores de
hecho en la apreciación probatoria por falso juicio de existencia sin precisar alguna de las
especies del yerro, que como se vio pueden presentarse, y sin demostrar cómo de haber sido
apreciada, siguiendo las reglas de la sana crítica, la prueba omitida daría lugar a adoptar una
decisión distinta de la censurada, o sin acreditar cuál fue la prueba que supuso existente sin
estarlo, cómo se la valoró y qué incidencia tuvo esto en la declaración de justicia contenida en
la parte resolutiva, es posición que contraría la exigencia de claridad y precisión que debe regir
la fundamentación del recurso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 13799
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir-Imposibilidad de retractación

Ocurre que, de acuerdo con el artículo 37B del Código de Procedimiento Penal, la sentencia
dictada por la vía de los artículos 37 y 3A del mismo estatuto, es apelable por el procesado y
su defensor sólo en lo que se refiere a la dosificación de la pena, el subrogado de la condena
de ejecución condicional, y la extinción de dominio sobre bienes.

No podrían los mencionados sujetos procesales discutir en apelación asuntos relacionados con
los cargos formulados en el acta de sentencia anticipada, pues, salvo los casos de nulidad que
no impliquen retractación sobre lo aceptado, es obvio que tal tolerancia le abriría las puertas a
un retraimiento tardío respecto del procedimiento especial voluntariamente asumido por el
procesado y su defensor; y, además, avalaría la manipulación y deslealtad en el ejercicio de la
defensa, que de tal manera sorprende a la Fiscalía que de todas maneras seguiría atada a lo
aceptado o acordado.

Pues bien, si tal conducta de retractación no puede aceptarse en el ejercicio del recurso de
apelación, tampoco puede ocurrir en sede de casación. En efecto, el fallo de segunda
instancia, de antemano y por expresa prohibición legal, no puede ocuparse de proposiciones
relacionadas con la carga acusatoria, razón por la cual, si lo demandado en casación es dicha
sentencia de segundo grado (art. 218 C. P. P.), la defensa carecería entonces de interés
sustancial serio para recurrir y demandar en sede extraordinaria con base en temas que no
podrían hacer parte del contenido de la decisión impugnada, precisamente por veda de la ley.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 30/11/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.,
Falsedad en
documento privado
PROCESO : 14259
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Permiso de 72 horas: Requisitos de procedibilidad


El artículo 5° del Decreto 1542 de 1997, reglamentario del artículo 147 de la Ley 65 de 1993,
por la cual se adoptó el Código Penitenciario y Carcelario, señala que los directores de los
establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder permiso hasta por setenta y dos
(72) horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o cuyo recurso de casación
se encuentre pendiente, con el lleno de los requisitos ahí señalados. Uno de ellos hace
referencia a que el interno haya alcanzado la fase de mediana seguridad, que según el inciso
3° de la norma en cita, se entiende cuando el procesado ha superado la tercera (1/3) parte de
la pena impuesta, (o el setenta por ciento (70%) si se trata de condenados por los Jueces
Penales de Circuito Especializados), y observado buena conducta, de acuerdo con el concepto
emitido por el Consejo de Disciplina.

De los preceptos anteriores surge como primera conclusión que el beneficio administrativo es
otorgado por los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios y favorece a los
condenados definitivamente y a aquellos que están pendientes de la sentencia de casación,
correspondiendo a la Sala pronunciarse provisionalmente sobre las rebajas de pena por trabajo
y estudio invocadas por los condenados cuyo recurso de casación se encuentre en trámite,
como medio para acreditar ante aquellas autoridades el cumplimiento del presupuesto
objetivo previsto en el inciso 3° del artículo 5° del Decreto 1542 de 1997.

En este orden de ideas, si el procesado no ha descontado aún la tercera parte de la condena,


(o el setenta por ciento (70%) si fuere el caso), incluyendo todos los factores que contribuyen
al respecto, no es factible que la Sala reconozca períodos de redención, puesto que, se insiste,
la decisión con carácter provisional está destinada a que los directores de los centros de
reclusión tengan noticia cierta sobre la llegada del procesado a la fase de mediana seguridad,
contando para ello las penas redimidas, cuyo reconocimiento y determinación pertenecen
exclusivamente a la órbita del juez.

En segundo término, se infiere que el permiso hasta de setenta y dos horas, para salir del
establecimiento sin vigilancia, puede ser concedido a todos los condenados en quienes
converjan los requisitos señalados, sin importar la naturaleza y modalidades del reato, con la
única diferencia de los que hubieren sido sentenciados por delitos de competencia de los
Jueces Penales del Circuito Especializados, quienes deben descontar el setenta por ciento
(70%) de la condena, porque así lo dispuso el artículo 29 de la Ley 504 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Casación
FECHA : 01/12/1999
DECISION : Reconoce 13 meses y 4 días para un procesado y 13
meses y 7 días para otro como
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 15904
PUBLICADA : Si

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ACUMULACION JURIDICA DE PENAS-Requisito de procedibilidad: Firmeza de la


sentencia
La petición de remisión de las diligencias al Juzgado Penal del Circuito de Sonsón que hace el
procesado (…) tiene como propósito la solicitud de la acumulación jurídica de penas ante ese
despacho judicial.

Condición necesaria para la procedencia de tal instituto procesal es la firmeza de la sentencia,


pues solo a partir de tal estadio procesal la dosificación de la sanción punitiva resulta
inamovible.

El recurso extraordinario de casación es un medio de impugnación que suspende la ejecución


de la sentencia. En tal consideración, la ejecución de la pena solo puede ser posterior a la
decisión del recurso, si su efecto es mantener la sentencia condenatoria; o al desistimiento de
él, si se verifica antes de que esté al despacho para decidir (artículo 244 del Código de
Procedimiento Penal).

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 01/12/1999
DECISION : No accede a la petición de remisión de actuación
procesal
para acumulación jurídica de penas
DELITOS : Acceso carnal violento
PROCESO : 14986
PUBLICADA : Si

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CASACION-Ilegalidad de la prueba: Se identifica como un vicio in iudicando/NULIDAD-


Efectos/REFORMATIO IN PEJUS-Cuando el procesado es apelante único: La prohibición
está limitada por la consulta y la legalidad de la sanción.
Cuando el medio de convicción es practicado o incorporado a la actuación con
desconocimiento de los requisitos legales que condicionan su validez y, sin embargo, el
juzgador lo aprecia, se está en presencia de un error in iudicando, acusable, por ende, por la
causal primera, consistente en que se tuvo en cuenta, en el análisis conjunto de la prueba, no
obstante ser jurídicamente inexistente, que se corrige eliminando en el juicio del sentenciador
el medio ilegal y reexaminando la decisión a la luz del restante haz probatorio, pudiendo,
eventualmente, concluirse que tal medio era del tal importancia, que en él se fundamentó la
sentencia, por lo que debe cambiarse su sentido.

En el error de derecho por falso juicio de legalidad, lo único ineficaz es el elemento de


convicción, del que no dependen los restantes medios aducidos legalmente, ni los demás actos
procesales, también legalmente realizados.

En cambio, la nulidad vicia de ilegalidad el proceso y, por lo tanto, la sentencia, trasciende a


toda la actuación desde que se presentó la causal, de modo que la única alternativa es
invalidar el proceso o, si la nulidad afecta exclusivamente la sentencia impugnada, casar el
fallo y dictar el de remplazo.
Aunque en este caso, se agrava la sanción impuesta al recurrente único en casación, no se
desconoce la prohibición de la reforma peyorativa, pues este principio y el de la legalidad de la
sanción, ambos de carácter constitucional, se aplican armónicamente, en forma tal que no se
puede agravar la pena impuesta, siempre y cuando se haya ajustado a la legalidad, pues los
jueces dentro del también principio constitucional de la independencia están sometidos al
imperio de la Constitución y la ley.

"De modo que es por ello por lo que el margen de apreciabilidad que la Carta otorga al juez
para aplicar la pena e imponerla en concreto, no es, no puede ser, enteramente libre, desatada
o absuelta, sino que la misma debe ser conforme a leyes preexistentes tal y como lo declara
el artículo 29 del documento fundante del Estado Colombiano. Salirse de ese entorno, y
admitirse tal marginamiento bajo la consideración de una prevalencia de la prohibición de
reforma en peor, prioridad que la Constitución no declara, es tanto como validar una función
judicial absolutizada, descoordinada del resto del sistema jurídico, intocable y por lo mismo
incontrolada. Es tanto como hacer de la judicatura un poder al margen del poder de corrección,
incluso hacia su mismo interior, frente a sus jerarquías, frente a sus instancias". (Casación N°
9734, febrero 3/98. M. P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar).

La legalidad de la pena no sólo es garantía para el procesado sino para el propio Estado, pues
el ejercicio del poder punitivo que cumple a su nombre una autoridad judicial ha de
desarrollarse en las condiciones prescritas en la ley. Así mismo, es garantía para todo el
conglomerado social, pues se afectaría el principio de igualdad y la seguridad jurídica si se
aplicaran penas convencionales, arbitrarias, por fuera del texto normativo.

REFORMATIO IN PEJUS (Salvamento parcial de voto)


Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón

El artículo 31-2 de la Constitución Política establece la prohibición de la reformatio in pejus,


como uno de los derechos fundamentales, reconocido a título de principio. Expresamente
dice: " El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante
único".

El C. de P.P. en una de sus normas rectoras, el artículo 17, dispone: "El superior no podrá
agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único".

En materia de casación, el artículo 227 del C. de P.P., adhiere al importante principio y acude a
la rúbrica o rótulo de principio de no agravación, que describe así: "Cuando se trate de
sentencia condenatoria no se podrá agravar la pena impuesta, salvo que el fiscal, el ministerio
público o la parte civil, cuando tuvieren interés, la hubiera recurrido".

Es claro, entonces, que la prohibición de la reformatio in pejus cuando el condenado es


recurrente único con miras al debate en segunda instancia o en sede de casación, es derecho -
principio fundamental -constitucional, norma superior legal que rige el procedimiento y - regla
que reitera el principio -derecho constitucional. Desde este punto, por donde o desde donde
sea vista, la prohibición limita cualquier actuación en su contra.

Por la vía de la oficiosidad señalada en la regla número 228 del C. de P.P. no es posible
contrariar el principio, norma rectora o regla constitucional fijada en los artículos 31 de la Carta
y 17 y 227 del C. de P.P. Si de eventual pugna entre principios y reglas se trata, no hay duda de
la supremacía de aquellos, como que son adhesión a axiomas, principios generales y
enunciados indiscutibles a los cuales, sin disputa, se deben acomodar las reglas. Parece
indiscutible, entonces, que a través de la parte final de la regla, señalada en el artículo 228 del
C. de P.P. no se puede sobrepasar, y desconocer, el principio - derecho fundamental-
constitucional recogido por el artículo 31-2 de la Carta Política. Y, menos, si se trata de la
situación del procesado. No es pensable que una regla legal puede superar un principio-
derecho fundamental-constitucional. La conclusión también es obvia: tratándose de casación
provocada por el condenado como recurrente único, no es permisible la casación oficiosa en
pro de garantías, excepto, claro está, que se trate de garantías del procesado.

El principio constitucional con rango de derecho fundamental conocido como prohibición de la


reformatio in pejus (artículo 31-2), no permite excepciones, como se desprende de su simple
literalidad. Y si no las permite, porque ni las expresa ni las insinúa, se revitaliza la máxima
antiquísima : Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: cuando la ley no distingue,
tampoco debemos distinguir.

Una característica general de los principios es que admiten excepciones. Así se dice de la cosa
juzgada, del non bis in idem, de la defensa letrada, del proceso público, etc. Bien puede
afirmarse, entonces, que una excepción a la legalidad como principio es la prohibición de la
reformatio in pejus, excepción tan alta que ha recibido la categoría de derecho y principio
constitucional. Esto no es extraño a nuestra normatividad pues, por ejemplo, el principio de
favorabilidad -retroactividad, ley intermedia, lex tertia- es una excepción al principio de
legalidad en su forma de ley preexistente.

Si se admite que oficiosamente es posible casar para imponer una pena accesoria que ha sido
fijada por debajo de la legalidad por los juzgadores de instancia con el fin de volver el proceso
a su estricta legalidad, prácticamente comienza a desmoronarse el principio-derecho-
fundamental-constitucional de prohibición de la reformatio in pejus, por cuanto, para ser
consistente, sería imprescindible casar y adicionar cada vez que, por ejemplo, en las instancias
se olvidara agravar la pena específica o genéricamente por causales objetivas, vrg, cuando se
determina como pena por una violación el mínimo previsto en la ley mientras el proceso
enseña que como consecuencia del asalto sexual deviene embarazo de la víctima o
contaminación venérea, o cuando se impone el mínimo para un hurto agravado siendo que el
expediente señala inequívocamente que el apoderamiento se ha producido de noche. En estos
supuestos, no obstante la absoluta objetividad, los juzgadores de primer y segundo grado no
sólo no se habrían pronunciado sobre el motivo de incremento, sino que ni siquiera habrían
hecho juicio valorativo alguno, a pesar de que tanto lo uno como lo otro es forzoso, como que
legalmente así aparece previsto y ordenado, es decir, como que al no hacerlo, los jueces de las
dos instancias se salen de la legalidad pues ésta es la que obliga a aumentar o reducir las
penas por determinadas razones específicas y genéricas. Aquí también habría ruptura del
principio basilar de legalidad y así sucedería en hipótesis similares.

Se dice que la sentencia puede ser modificada de oficio si se vulnera la legalidad de la pena, y
se soporta la aseveración en que prima el interés general sobre el particular. El punto es harto
discutible, primero, porque tanto la legalidad como la prohibición de la reformatio in pejus son
principios y derechos de rango constitucional, razón por la cual no prima ninguno sobre el otro;
y segundo, porque en el supuesto que existiera pugna entre ellos, se impondría el segundo
pues que se trata de un derecho esencial y fundamental del hombre, derecho que por
mandato del artículo 5°. de la Carta es inalienable . Agréguese que en un estado social y
democrático de derecho, prolongación limitativa del mero estado de derecho, sigue
prevaleciendo el individualismo, por lo que en el orden correspondiente primero se encuentra
el hombre, segundo la sociedad y tercero el estado. Siendo así, en caso de confrontación, lo
primero es lo primero.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 01/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente fija la
pena
accesoria
DELITOS : Tentativa de homicidio, Porte de armas de defensa
personal
PROCESO : 11450
PUBLICADA : Si

Salvamento parcial de Voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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REFORMATIO IN PEJUS-Cuando el procesado es apelante único: La prohibición está


limitada por la legalidad de la pena
Aunque el procesado fue el único impugnante en casación y se le agrava la sanción impuesta,
conforme al criterio mayoritario de la Sala no se desconoce la prohibición de la reforma
peyorativa, pues este principio y el de la legalidad de la sanción, ambos de carácter
constitucional, se aplican armónicamente, en forma tal que no se puede agravar la pena
impuesta, siempre y cuando se haya ajustado a la legalidad, pues los jueces dentro del
también principio constitucional de la independencia están sometidos al imperio de la
Constitución y la ley.
"De modo que es por ello por lo que el margen de apreciabilidad que la Carta otorga al juez
para aplicar la pena e imponerla en concreto, no es, no puede ser, enteramente libre, desatada
o absuelta, sino que la misma debe ser conforme a leyes preexistentes tal y como lo declara
el artículo 29 del documento fundante del Estado Colombiano. Salirse de ese entorno, y
admitirse tal marginamiento bajo la consideración de una prevalencia de la prohibición de
reforma en peor, prioridad que la Constitución no declara, es tanto como validar una función
judicial absolutizada, descoordinada del resto del sistema jurídico, intocable y por lo mismo
incontrolada. Es tanto como hacer de la judicatura un poder al margen del poder de corrección,
incluso hacia su mismo interior, frente a sus jerarquías, frente a sus instancias". (Casación N°
9734, febrero 3/98. M. P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar).

La legalidad de la pena no sólo es garantía para el procesado sino para el propio Estado, pues
el ejercicio del poder punitivo que cumple a su nombre una autoridad judicial ha de
desarrollarse en las condiciones prescritas en la ley. Así mismo, es garantía para todo el
conglomerado social, pues se afectaría el principio de igualdad y la seguridad jurídica si se
aplicaran penas convencionales, arbitrarias, por fuera del texto normativo.

REFORMATIO IN PEJUS (Salvamento parcial de voto)


Dr. Alvaro Orlando Pérez Pinzón

1. El artículo 31-2 de la Constitución Política establece la prohibición de la reformatio in pejus,


como uno de los derechos fundamentales, reconocido a título de principio. Expresamente dice:
" El superior no podrá agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único".

El C. de P.P. en una de sus normas rectoras, el artículo 17, dispone: "El superior no podrá
agravar la pena impuesta cuando el condenado sea apelante único".

En materia de casación, el artículo 227 del C. de P.P., adhiere al importante principio y acude a
la rúbrica o rótulo de principio de no agravación, que describe así: "Cuando se trate de
sentencia condenatoria no se podrá agravar la pena impuesta, salvo que el fiscal, el ministerio
público o la parte civil, cuando tuvieren interés, la hubiera recurrido".

Es claro, entonces, que la prohibición de la reformatio in pejus cuando el condenado es


recurrente único con miras al debate en segunda instancia o en sede de casación, es derecho -
principio fundamental -constitucional, norma superior legal que rige el procedimiento y - regla
que reitera el principio - derecho constitucional. Desde este punto, por donde o desde donde
sea vista, la prohibición limita cualquier actuación en su contra.

2. Es cierto que la Corte Suprema de Justicia debe velar por la legalidad, por las garantías, por
los derechos, etc. Pero también lo es que no todo le puede corresponder a Ella, pues
igualmente la Fiscalía y el Ministerio público, por ejemplo, poseen vocación para buscar otra
instancia, otra sede. Si embargo, en este proceso no mostraron interés para, vgr., velar por
todo y acudir a la casación. Y si, según se dice, compete sobre todo al Ministerio Público luchar
por la sociedad y por el estado, es claro que si se hallaba inconforme con la sentencia debería
haber recurrido. No obstante, el único interesado en llegar a la Corte fue el condenado. Y,
naturalmente, a ese interés se debe ceñir la honorable Sala, sin que le sea viable, de oficio,
suplir deficiencias por omisiones de otras entidades. Por ello el artículo 228 del C. de P.P. prevé
la limitación del recurso en principio, a las causales expresamente alegadas por el recurrente,
salvo cuando se trata de un juicio nulo o de sentencia que ostensiblemente atente contra
garantías fundamentales. Dicho en pocas palabras, si las otras partes no recurren en casación
es porque no se muestran interesadas en variar la sentencia con la cual, como es obvio, con
mucho o poco cuidado, se hallan enteramente de acuerdo.

3. De lo anterior resulta nítido que por la vía de la oficiosidad señalada en la regla número 228
del C. de P.P. no es posible contrariar el principio, norma rectora o regla constitucional fijada en
los artículos 31 de la Carta y 17 y 227 del C. de P.P. Si de eventual pugna entre principios y
reglas se trata, no hay duda de la supremacía de aquellos, como que son adhesión a axiomas,
principios generales y enunciados indiscutibles a los cuales, sin disputa, se deben acomodar
las reglas. Parece indiscutible, entonces, que a través de la parte final de la regla señalada en
el artículo 228 del C. de P.P. no se puede sobrepasar, y desconocer, el principio-derecho
fundamental-constitucional recogido por el artículo 31-2 de la Carta Política. Y, menos, si se
trata de la situación del procesado. No es pensable que una regla legal pueda superar un
principio-derecho fundamental-constitucional. La conclusión también es obvia: tratándose de
casación provocada por el condenado como recurrente único, no es permisible la casación
oficiosa en pro de garantías, excepto, claro está, que se trate de garantías del procesado.
4. El principio constitucional con rango de derecho fundamental conocido como prohibición de
la reformatio in pejus (artículo 31-2), no permite excepciones, como se desprende de su simple
literalidad. Y si no las permite, porque ni las expresa ni las insinúa, se revitaliza la máxima
antiquísima : Ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus: cuando la ley no distingue,
tampoco debemos distinguir.

5. La Sala mayoritaria da preferencia al principio de legalidad cuando lo parangona con el de la


prohibición de la reformatio in pejus. El pensamiento del suscrito es que los principios
constitucionales no se encuentran jerarquizados ni se repelen por opuestos o antagónicos, por
esto:

5.1. Al contrario de lo que se acaba de exponer al inicio del párrafo anterior, los principios se
pueden complementar y robustecer, vgr., como ocurre con presunción de inocencia,
defensa, cosa juzgada, debido proceso concreto etc., que se auxilian y, entre todos ellos, y
otros, conforman el amplio principio conocido como debido proceso.

5.2. Salvo muy contadas hipótesis, una característica general de los principios es que admiten
excepciones. Así se dice de la cosa juzgada, del non bis in idem, de la defensa letrada, del
proceso público, etc. Bien puede afirmarse, entonces, que una excepción a la legalidad como
principio es la prohibición de la reformatio in pejus, excepción tan alta que ha recibido la
categoría de derecho y principio constitucional. Esto no es extraño a nuestra normatividad
pues, por ejemplo, el principio de favorabilidad -retroactividad, ley intermedia, lex tertia- es
una excepción al principio de legalidad en su forma de ley preexistente e irretroactiva.

En síntesis, por ningún motivo se puede empeorar la situación del procesado cuando éste,
exclusivamente éste, recurre en apelación o en casación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia casación
FECHA : 01/12/1999
DECISION : Desestima demanda, casa de oficio parcialmente,
para fijar
multa
DELITOS : Estafa, Falsedad en documento privado
PROCESO : 14129
PUBLICADA : Si

Salvamento Parcial de Voto ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON -

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SENTENCIA ANTICIPADA-En la étapa del juicio: No exige formalidades especiales ni la


asistencia del fiscal/LEGALIDAD DE LA PENA-Multa: El Juez no tiene facultad para
actualizar las cuantías
1. El desarrollo del reproche, en cuanto se encuentra orientado a censurar un presunto error de
procedimiento al no haberse efectuado una especial diligencia de aceptación de cargos, con lo
cual considera que se violó gravemente el debido proceso, tampoco tiene fundamento.

La no realización de dicho acto no constituye irregularidad que pueda generar la nulidad de lo


adelantado con base en el artículo 37 del Código de Procedimiento Penal, cuando la sentencia
anticipada se solicita libre y conscientemente durante la etapa del juzgamiento.

En los primeros incisos del precepto en mención se consagra que la formulación de los cargos
y su aceptación por el procesado deben quedar consignadas en un acta suscrita por quienes
hayan intervenido, cuando se tramita la sentencia anticipada en la fase sumarial, pudiéndose
ampliar la indagatoria y practicar pruebas dentro de un plazo máximo de ocho días, para mejor
proveer.

Para la etapa del juicio, cuando ya el reproche está afianzado en una resolución de acusación
ejecutoriada, la norma únicamente dispone que el sindicado acepte la responsabilidad penal
respecto de todos los cargos allí formulados, sin exigir una audiencia o diligencia especial, ni
suscripción de acta, ni la asistencia del Fiscal.
Es claro que durante la instrucción sí debe realizarse tal diligencia, bajo la dirección del Fiscal,
con la posibilidad de acopio probatorio a que antes se hizo mención y en cuanto es necesario
formalizar la imputación en lo fáctico y en lo jurídico, concretándole al sindicado con exactitud
los cargos formulados por la Fiscalía, para que, debidamente conocidos, los pueda aceptar con
las implicaciones que conllevan, además de así cumplir el acta con los fines propios de una
resolución de acusación al serle equivalente, como lo dispone el ordinal 2° del artículo 37B del
Código de Procedimiento Penal, adicionado por el artículo 5° de la ley 81 de 1993 y modificado
por el 12 de la ley 365 de 1997, esta última posterior, desfavorable y por lo mismo inaplicable
ahora al procesado, por la menor rebaja que concede a partir de su vigencia para la solicitud
que se presente luego de proferido el enjuiciamiento.

En el juicio no se dan tales razones ni existe mandato legal para que se surta el referido
trámite, pues ya ha sido proferida la resolución de acusación y a ella debe atenerse el
sindicado, de querer acogerse al beneficio que le reporta la sentencia anticipada, lo cual no
obsta para que el juez discrecionalmente decida reunirse con el acusado y su defensor, para
estar seguro de la conciencia, racionalidad y voluntariedad de la aceptación.

2. Se observa que en la condena impuesta el a quo incluyó inmotivadamente multa de


$1’189.530, sanción refrendada en segunda instancia con la confirmación del fallo.

El artículo 329 del Código Penal prevé como pena de multa para el homicidio culposo entre mil
y diez mil pesos, sumas hoy en día insustanciales pero que sólo el legislador puede actualizar y
aún no lo ha hecho, debiendo el Juez circunscribirse a tal previsión, así resulte irrisoria.

El Juzgado no indicó el fundamento para fijar aquél valor, notoriamente mayor al límite
superior indicado en la ley y la decisión en forma ostensible viola el inciso segundo del artículo
29 de la Constitución, que entre otras garantías consagra el principio de la legalidad de la
pena, universalmente reconocido como rector del Derecho Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 01/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente
reduciendo la
multa
DELITOS : Lesiones personales culposas, Homicidio culposo
PROCESO : 11474
PUBLICADA : Si

Salvamento parcial de voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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COLISION DE COMPETENCIA-Ejecución de sentencia proferida por juzgado regional


Como la colisión negativa de competencias se suscitó entre el Juez Primero Penal del Circuito
Especializado de Antioquia y el Juez Veintiocho Penal del Circuito de Medellín, de conformidad
con el artículo 68.5 del Código de Procedimiento Penal, modificado por el artículo 35 de la ley
504 de 1999, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia es la llamada a
dirimirla.

Se debe resaltar que para resolver asuntos como el que nos ocupa, es preciso tener en cuenta
la ubicación física del condenado, criterio que se encuentra consagrado en el artículo 1° del
Acuerdo 54 de 1994, expedido por el Consejo Superior de la Judicatura, según el cual:

"Los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad, conocen de todas las cuestiones
relacionadas con la ejecución punitiva de los condenados que se encuentren en las cárceles
del respectivo circuito donde estuvieren radicados, sin consideración al lugar donde se hubiere
proferido la respectiva sentencia".
Respecto al entendimiento de esta norma, resulta oportuno recordar lo que la Corte, mediante
providencia del 22 de noviembre de 1996*, reiterada posteriormente**, señaló:

"El precepto anterior es claro en establecer para los jueces de ejecución de penas y medidas
de seguridad un factor de competencia distinto a los establecidos para los restantes
despachos de la jurisdicción ordinaria. Se trata de un factor de índole personal, de tal manera
que la competencia para asumir el conocimiento de la ejecución punitiva, depende de que el
respectivo condenado se encuentre recluido en uno de los establecimientos carcelarios del
circuito sede del funcionario; y hasta tal punto se mantiene ese factor de competencia que
sigue al convicto al lugar donde fuere, pues de ser trasladado de penitenciaría, su expediente
debe ser enviado al juez de ejecución de penas que esté radicado en el lugar de ubicación del
centro de reclusión, o, en su defecto, al juez que hubiera dictado el fallo de primera o única
instancia.

"También refulge que el artículo 15 transitorio del estatuto de procedimiento penal es de


aplicación residual, esto es, que mantiene la función de ejecutar la pena, en los jueces que
hubieren dictado la sentencia de primera o única instancia, sólo para los casos en que el
condenado se halle recluido en un centro penitenciario localizado por fuera del circuito sede de
un juez de ejecución de penas.

"En estas condiciones, carece de trascendencia determinar cuál fue el primer fallo ejecutoriado
o cuál el último, ni el número de condenas, ni cuál de ellas se encuentra descontando el
sentenciado, porque sólo dos elementos juegan en la determinación del funcionario
competente para resolver cuestiones derivadas del cumplimiento de la pena: la ubicación del
condenado y si en ese lugar existe o no juez de ejecución de penas y medidas de seguridad".
___________________
* Colisión 12.451, M.P. Dr. Juan Manuel Torres Fresneda.
**Ver colisión 12.676, M.P. Dr. Jorge E. Córdoba Poveda.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 03/12/1999
DECISION : Declara la competencia del juzgado de Ejecución de
Penas
y Medidas de Popayán
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16299
PUBLICADA : Si

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COLABORACION EFICAZ-Competencia para controlar la legalidad del


acuerdo/LIBERTAD PROVISIONAL-Beneficios por colaboración eficaz: Los computos de
detención física y redención de pena, deben efectuarse con relación a la pena resultante
después de la concesión del beneficio
El Juez del Circuito Especializado, citó en nota de pié de página el auto del 12 de mayo de
1998, con ponencia del Honorable Magistrado Fernando Arboleda Ripoll, (casación 13.195), en
el cual se expresó:

"La Corte se abstendrá de revisar la legalidad del acuerdo en referencia, por carecer facultades
para aprobar dicho tipo de acuerdos, habida consideración del carácter limitado de la
competencia en sede de casación y la imposibilidad jurídica de pretermitir la decisión de
primera instancia que decida la cuestión, pronunciamiento que, de ser negativo, de
conformidad con el inciso final del artículo 369D del Código de Procedimiento Penal
(adicionado por el artículo 47 de la Ley 81 de 1993), sería susceptible de los recursos
ordinarios, correspondiendo desatar la alzada al Tribunal Superior del respectivo Distrito
Judicial."
(…)

"3. No existe regulación expresa sobre la aplicación de la figura en comento cuando su


proposición, trámite y aprobación se presenten con posterioridad al proferimiento de la
sentencia de segundo grado, habiendo culminado el trámite propio de las instancias, esto es,
mientras se surte el recurso extraordinario de casación."

"En esta hipótesis, como ha quedado precisado a la luz de una interpretación sistemática de la
norma analizada, acorde con la limitada competencia de la Corporación en sede de recurso
extraordinario, y la necesidad de preservar el derecho a la doble instancia respecto del
proveído que impruebe el acuerdo, la facultad de pronunciarse sobre la legalidad del trámite
de beneficios por colaboración eficaz corresponde al juzgador de primera instancia, quien
sopesará la eficacia de la colaboración, sobre el cuaderno de copias, pues de conformidad con
el artículo 159 ejusdem, "El secretario está obligado a mantener debidamente separados y
foliados los cuadernos del proceso y en ningún momento se remitirán conjuntamente."

"Lo anterior por cuanto la Corte -cuya actuación en el presente asunto corresponde a la de
tribunal de casación-, no adquiere el carácter de juez de instancia por el hecho de que el
procesado con quien se suscribió el acuerdo se halle privado de la libertad en razón a la
sentencia cuya legalidad se controvierte por vía extraordinaria."

"Si entre los beneficios acordados se halla la concesión de la libertad provisional, o si la


disminución de la pena concedida por la colaboración eficaz deviene en el cumplimiento de la
totalidad de la pena impuesta o de la fracción exigida por los artículos 72 y 72A del Código
Penal para otorgar la libertad provisional de conformidad con el artículo 415.2 del Código de
Procedimiento Penal (modificado por el artículo 55 de la Ley 81 de 1993), una vez aprobado el
acuerdo por el juez de instancia, mediante providencia debidamente ejecutoriada, deberá
remitir oportunamente a la Corte Suprema de Justicia la actuación respectiva para que esta
Corporación adopte la decisión que corresponda."

"En los demás casos, sólo por vía del recurso de casación, la Sala podría considerar el acuerdo
de beneficios por colaboración eficaz con la justicia -cuya aprobación, se reitera, en todo caso
debe efectuarse por el juzgado de instancia-, siempre y cuando los términos y condiciones del
mismo tengan repercusiones en el trámite y decisión del recurso extraordinario, o cuando la
ilegalidad de la sentencia condenatoria de segundo grado se atribuya a dicho procedimiento,
dependiendo de los cargos formulados en la demanda respectiva."

En el marco de las premisas anteriores, teniendo en cuenta que el artículo 44 de la Ley 81 de


1993, introdujo al Código de Procedimiento Penal, el artículo 369A, sobre beneficios por
colaboración eficaz con la administración de justicia, y que las disposiciones que regulan y
complementa esta novedosa institución jurídica prevén la posibilidad de reducir la pena a
quienes ya hubieren sido sentenciados, como es el caso del señor JAIME LARA ARJONA, la
rebaja de una sexta parte de la pena concedida mediante auto del 2 de noviembre del año en
curso, por el Juzgado Quinto Penal del Circuito Especializado de Santa Fe de Bogotá, opera de
pleno derecho para todo efecto de la ejecución de la sentencia condenatoria, y sin necesidad
de que un nuevo pronunciamiento judicial formalice la redosificación de las penas resultantes.

Por ello, en tratándose de una petición de libertad provisional, los cómputos de detención física
y redención de pena por trabajo y estudio, deben efectuarse con relación a la pena resultante
después de la concesión del beneficio.

COLABORACION EFICAZ (Salvamento de voto)


(Dr.Edgar Lombana Trujillo)

Los argumentos según los cuales no existe norma expresa que autorice a la Corte Suprema de
Justicia controlar la legalidad de lo acordado; que el principio de limitación del recurso
extraordinario de casación impide abarcar ese tema; y que la decisión judicial que apruebe u
objete el pacto es susceptible de impugnación a través de recursos ordinarios, no tienen
entidad suficiente para asignar o prorrogar competencia al juez de primera instancia sin ley
expresa que así lo autorice, por las siguientes razones:

1-. En la legislación vigente, el proceso penal sufre una escisión radical en virtud del recurso
extraordinario, pues al tiempo que impide la ejecutoria de la sentencia, suspende o enerva la
competencia de los jueces de instancia para todos los asuntos que tengan relación con el
mismo proceso. Tan es así que las peticiones de diversa índole elevadas por los sujetos
procesales, incluidas las de redención de pena y libertad provisional, deben ser resueltas
exclusivamente por la Corte Suprema de Justicia, so pena de merecer su invalidación por
nulidad.
Consistiendo el acuerdo aprobado en una significativa reducción al tiempo de la condena
principal inicialmente tasada, tal merma, desde luego, está llamada a influir en la libertad del
procesado, al punto que, si, como en este caso, aquél se encuentra a disposición de la Corte
en virtud del recurso extraordinario, es esta Colegiatura la competente para decidir al
respecto, por habilitación expresa del artículo 231 del Código de Procedimiento Penal.

2-. Establece el artículo 369D del Código de Procedimiento Penal, que la aprobación del
acuerdo y la regulación de sus consecuencias sobre la pena, los subrogados y la libertad del
beneficiario, radican en cabeza del Juez de Ejecución de Penas, cuando la colaboración eficaz
se concreta con posterioridad a la etapa del juzgamiento, vale decir cuando la sentencia se
encuentre ya ejecutoriada.
En los otros casos, si el proceso está en primera instancia, en el tribunal, o en la Corte
Suprema de Justicia, la aprobación o rechazo del acuerdo corresponde exclusivamente al juez
de conocimiento respectivo, según dimana de aquel precepto.

Aquella previsión general debe aplicarse también, sin restricción alguna, cuando se encuentre
en trámite el recurso extraordinario de casación, para evitar la ruptura de aquel armónico
sistema de competencias, y suplir así la falta de una norma expresa que se refiera a la
hipótesis en mención.

3-.Los asertos precedentes no sufren contradicción alguna frente a la previsión del artículo
369D del Código de Procedimiento Penal, en el sentido de que el auto que objete el acuerdo
sobre beneficios es susceptible de los recursos ordinarios.
En primer lugar, si de redacción literal se trata, el otorgamiento de los recursos ordinarios se
encuentra en el inciso final de aquella norma, que se refiere al Juez de Ejecución de Penas,
autoridad cuyas decisiones, sin duda, bien podrían cuestionarse a través los recursos de
reposición y apelación.

De otra parte, la interpretación sistemática y teleológica del asunto, conduce a deducir


lógicamente que si la determinación de objetar el acuerdo se adopta por la Sala de Casación
Penal, únicamente sería factible interponer el recurso de reposición.

La anterior no es una postura que prive al procesado del derecho de impugnar, puesto que de
admitirlo así, la ausencia del recurso de apelación, se tornaría en talanquera insalvable para
adoptar decisiones interlocutorias diferentes a la sentencia de casación, e inclusive para
adelantar procesos en única instancia.

Es la naturaleza misma del asunto y la fase procesal en la que se encuentre la que determina
en qué eventos podrían intentarse los dos recursos ordinarios y cuándo sería viable sólo la
reposición, o únicamente la apelación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Casación -Libertad
FECHA : 03/12/1999
DECISION : Reconoce 13 meses y 16 días como redención,
concede la
libertad provisional por
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 14330
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

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IRREGULARIDAD-No toda irregularidad que se produzca dentro del trámite procesal
redunda en la nulidad de la actuación/SECUESTRO EXTORSIVO-Correcta aplicación del
artículo 6º del decreto 2790 de 1990/CASACION-Norma sustancial susceptible de
violación
1.Comparte la Sala la valoración del Ministerio público respecto a los otros reproches que en
este primer cargo hace el casacionista. En efecto, las irregularidades que resalta en relación
con la captura ilegal del procesado y la morosidad en el trámite del proceso, no solo carecen
de la entidad suficiente para invalidar la sentencia condenatoria, sino que su presentación y
desarrollo no se ciñe a las exigencias del artículo 308 del estatuto procedimental penal.

Debe reiterarse que no toda irregularidad que se produzca dentro del trámite procesal redunda
en la nulidad de la actuación, pues es de su esencia tanto la sustancialidad del acto viciado
como su capacidad para afectar las garantías de los sujetos procesales o implicar un
desconocimiento de las bases fundamentales de la instrucción y el juzgamiento, aspectos
esenciales éstos cuya demostración le corresponde al censor, so pena que sus reproches
aparezcan como simples proclamas vacías.

2. Con apoyo en sentencia de la Corte de noviembre 19 de 1992, concluye que no puede ser
aplicable al caso que nos ocupa el referido artículo 6 del decreto 2790 de 1990, por cuanto el
secuestro que aquí se investiga carece de connotaciones terroristas, y en modo alguno puede
significar un atentado contra la seguridad pública.

Como lo señala el Representante del Ministerio Público, la doctrina que invoca el casacionista
no es de interés para el caso presente. En aquella oportunidad la Corte aclaró que coexistían
en la legislación entonces vigente tres formas de secuestro. Las previstas en los artículos 268
y 269 del Código penal, y la del secuestro terrorista, consagrado en el artículo 22 del decreto
180 de 1988, en el que el comportamiento del agente está guiado por el propósito terrorista
de crear zozobra e inseguridad social, pudiendo ser que se trate de una actividad con
finalidades políticas o de cualquier otra naturaleza.

La Sala ha reiterado que cuando el secuestro ha sido cometido en vigencia del decreto 2790
de 1990 y los hechos que lo configuran " persigan los objetivos enunciados en el artículo 268
del Código Penal", la norma aplicable es la del artículo 6 del citado decreto 2790, acogido
como legislación permanente por el artículo 11 del decreto 2266 de 1991. Como los hechos
aquí investigados acaecieron el 13 de agosto de 1992, y los propósitos perseguidos eran los
de exigir por la libertad del secuestrado un provecho económico, es indiscutible que obró
correctamente el fallador al aplicar la sanción prevista en el artículo 6 del decreto 2790 de
1990.

3. Afirma el recurrente que la sentencia de segunda instancia viola indirectamente la ley, por
cuanto el fallador incurrió en falso juicio de identidad, sobre la indagatoria que rindió
REMBERTO RAFAEL GUZMAN VASQUEZ. Como normas conculcadas señala los artículos 247 y
294 del Código de procedimiento penal. Solicita se case la sentencia y en su lugar se dicte la
que en derecho corresponda.

Afirma el recurrente que la sentencia de segunda instancia viola indirectamente la ley, por
cuanto el fallador incurrió en falso juicio de identidad, sobre la indagatoria que rindió (…).
Como normas conculcadas señala los artículos 247 y 294 del Código de procedimiento penal.
Solicita se case la sentencia y en su lugar se dicte la que en derecho corresponda.

Este cargo también adolece de falencias técnicas en su presentación. No señala el libelista la


norma de derecho sustancial que estima vulnerada, ni el sentido de la supuesta violación; solo
cita las disposiciones probatorias en mención, pero olvida que "en casación la norma
sustancial susceptible de violación (por falta de aplicación, aplicación indebida o
interpretación errónea) es la que tipifica el delito o consagra el respectivo derecho objeto de
transgresión"*
__________
* Casación 12495 de agosto 11 de 1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de uso privativo de las F.M.,
Secuestro
extorsivo
PROCESO : 13555
PUBLICADA : Si

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FALSO JUICIO DE CONVICCION-Es antitécnico alegar por esta vía la apreciación de la


prueba de confesión/VIOLACIONES DIRECTA E INDIRECTA DE LA LEY-Es antitécnico
alegarlas coetáneamente en un mismo cargo por ser excluyentes/PRUEBA-Error en la
apreciación: Técnica para alegarlo en casación.
El error de derecho por falso juicio de convicción, ha precisado exhaustivamente y desde
antiguo la Corte, está referido a las pruebas respecto de las cuales la propia ley le otorga un
estricto valor -tarifa legal- y hoy tanto la confesión como los restantes medios probatorios se
hallan sometidos al principio de la sana crítica consagrado en el artículo 254 del C. de P.P..

Por tanto, si para la apreciación de la prueba de confesión el fallador cuenta con la facultad de
aplicar su criterio, racionalmente extraído a través de un proceso de sana crítica y no está
supeditado a un predeterminado grado de credibilidad, no puede censurarse esa apreciación
como fruto de un falso juicio de convicción, y el hacerlo, como sucede en este específico caso,
sustrae el reclamo del ámbito del recurso de casación, porque no se adecua a ninguna de las
causales legales de este medio de impugnación, y la Corte no puede graciosamente encajarlo
en el que el demandante señale, porque violentaría el principio de limitación establecido en el
artículo 228 del C. de P.P..

Insistentemente la Corte ha precisado que cuando se ataca la sentencia por violación directa
de la ley sustancial, deben aceptarse las pruebas examinadas y los hechos tal como el fallador
los apreció, para no caer en la violación indirecta, en la que el rechazo se concreta
primeramente en ese aspecto. La alegación coetánea en un mismo cargo de estas dos formas
de transgresión implica confusión sobre la naturaleza de cada una de ellas y genera falta de
claridad y de precisión en la alegación, de manera tal que su estudio en lo intrínseco es
inabordable.

La objeción en casación a la apreciación de la prueba realizada por el sentenciador de las


instancias, solo puede fundarse en errores de hecho o de derecho, objetivamente demostrados
y de repercusión determinante. El uso de expresiones subjetivas adversas al criterio del
fallador, como las que aparecen en la argumentación del cargo: "al desoir las explicaciones del
procesado" ; "apreciar indebidamente el significado" de una situación, excluyen a la prueba de
su condición de objeto de la evaluación y desnaturalizan la reclamación frente al mandato 225-
3 del C. de P.P., según el cual la causal aducida debe ser fundamentada con claridad y
precisión, las que de acuerdo a lo expuesto se hallan ausentes de la disertación impugnatoria.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado, Falsa denuncia
PROCESO : 11470
PUBLICADA : Si

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INIMPUTABILIDAD-La embriaguez por sí sola no inhibe la capacidad de entendimiento y
determinación/ CONFESION-Técnica para alegar su desconocimiento/ CONFESION-
Simple y calificada: Concepto/ FLAGRANCIA-Como evidencia procesal-No supone como
condición necesaria que se produzca la captura/ CASACION-Indemnización de
perjuicios: Interés por razón de la cuantía
1. La situación de inimputabilidad puede presentarse cuando hay presencia de un trastorno
mental producto de la ingestión de alcohol, y no por la embriaguez llana y simple, por aguda
que ésta sea; vale decir, se es inimputable por estar trastornado mentalmente al momento de
la comisión del hecho punible, no por estar embriagado. Entre la embriaguez y la
inimputabilidad hay una relación contingente, pues puede ocurrir que quien se encuentre
embriagado adolezca de un trastorno mental producto de la ingestión de licor y por ello sea
inimputable con relación a la comisión del delito, pero también puede ocurrir que quien se
encuentre embriagado y cometa un delito no se encuentre en situación de inimputabilidad al
momento de la comisión del hecho, pues no tenía trastorno mental, podía comprender la
ilicitud de su acto y estaba en condiciones de determinarse de acuerdo con esa comprensión.

La situación de inimputabilidad es coetánea con el hecho, no subsiguiente; la situación lagunar


evidencia falla en la memoria o en la recordación, no en la compresión y determinación
presente del hecho. No recordar es diferente a no comprender o a no determinarse; la falta de
recordación no es supuesto esencial de la inimputabilidad, pues en ocasiones el inimputable
recuerda el acto realizado sin haber comprendido su ilicitud o sin haber tenido capacidad de
determinación de acuerdo con esa comprensión, o puede ocurrir también, que el imputable no
recuerde su hecho, pese a haber comprendido su ilicitud y haber estado en condición de
determinarse de acuerdo con esa comprensión, sin que por ello pueda ser tenido como
inimputable pues, se reitera, el estado de alicoramiento por sí solo no inhibe la capacidad de
entendimiento y determinación.

2- Si el reproche radica en el no reconocimiento de la confesión, que según el defensor obra en


el proceso, la vía apropiada para el ataque era la violación indirecta, pues el quebranto a la
norma sustancial estaría integrado por el desconocimiento de otras disposiciones procesales,
como consecuencia del error de hecho o de derecho que se invoca al apreciar las pruebas.
Plantear la violación directa sólo era posible en el evento que se hubiese reconocido la
existencia de la confesión en la parte motiva del fallo, pero no se hubieran atendido sus
efectos, caso en el cual podía sustentarse el cargo en la falta de aplicación (exclusión
evidente) del artículo 299 del Código de Procedimiento Penal, sin atacar las pruebas, ni la
forma en que estas fueron asumidas por el fallador. La defensa, entonces, no hizo el
planteamiento correcto.

3- La confesión puede ser simple o calificada; la primera ocurre cuando el procesado admite
haber participado en el hecho que se investiga sin la manifestación de haber obrado en
circunstancias de justificación o inculpabilidad, o cualquiera otra que modifique el grado de
participación, o disminuya la pena; la segunda, la confesión calificada, ocurre cuando el
sindicado acepta la realización del hecho materia de investigación, pero invoca una causal de
justificación o inculpabilidad, o alguna otra circunstancia que modifica el grado de su
participación o que atenúa la pena.

4. Como ya lo ha expresado la Corte*, deben diferenciarse dos situaciones: Cuando el autor es


capturado en flagrancia (Excepción constitucional que el artículo 32 hace al artículo 28 de la
Carta) y cuando es sorprendido en flagrancia (evidencia procesal); en la primera, la captura es
una consecuencia del estado de flagrancia, en la segunda, es decir, en la flagrancia como
evidencia procesal, hay una o varias personas que han presenciado o han sorprendido al autor
en el momento de cometer el hecho, y por ello están en capacidad de identificarlo o siquiera
individualizarlo; en consecuencia, la flagrancia no supone como condición necesaria que se
produzca la captura, sino que haya personas que por haber observado la comisión del hecho
(actualidad) estén en capacidad de efectuar el señalamiento, como en el presente caso.

5. Para la procedencia de los recursos no es suficiente que se trate de un sujeto facultado para
impugnar, sino que es necesaria la presencia de un interés en el recurrente, que se concreta
en el perjuicio que imputa a la decisión censurada. No obstante, cuando se trata de la cuantía,
no es suficiente con la presencia del perjuicio, sino que se hace necesario que tal perjuicio
posea determinado valor establecido en la ley**.

De acuerdo con el artículo 221 del Código de Procedimiento Penal, cuando el recurso de
casación se refiera a la indemnización de perjuicios establecida en la sentencia condenatoria,
deben tenerse en cuenta las causales y la cuantía establecida en materia de casación civil,
que deberá ser confrontada con la pretensión económica del recurrente, la cual se evalúa a
partir de la diferencia entre lo reconocido en el fallo y lo pedido.

En virtud de lo dispuesto en artículo 366 del Código de Procedimiento Civil, la cuantía será
individualizada por "el valor actual de la resolución desfavorable al recurrente", el cual se
calcula con el aumento del 40% que cada dos años debe hacerse a la suma de $10.000.000.oo
a partir de enero 1º de 1990, según lo establecen los artículos 2º y 3º del Decreto 522 de
1988, y que en consecuencia fija para los años 1994 y 1995, una cuantía de $27.500.000.oo.
______________
* Sentencias de 1o. de diciembre de 1987, Magistrado Ponente Doctor Rodolfo Mantilla
Jácome; 16 de noviembre de 1988, Magistrado Ponente doctor Jaime Giraldo Angel; septiembre
9 de 1993 Magistrados Ponentes doctores Edgar Saavedra Rojas y Juan Manuel Torres
Fresneda; agosto 19 de 1997 Magistrado Ponente doctor Jorge Córdoba Poveda, entre otras.
** En este sentido, sentencia de enero 20 de 1999. Magistrado ponente doctor Jorge E.
Córdoba Poveda, entre otras.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10554
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación


Así propuesto el ataque, nuevamente se impone precisar, como ya lo ha hecho la Sala en otras
oportunidades de manera reiterada y constante, que el hecho de que la causal tercera del
artículo 220 del Estatuto Procesal Penal permita alguna amplitud frente a las exigencias de
técnica propias de este recurso tanto en su proposición como para su desarrollo, ello en
manera alguna releva al casacionista de respetar no solo la confección formal del libelo y la
metodología y lógica de este recurso, sino los principios que regentan las nulidades, pues este
extraordinario medio de impugnación, en esencia rogado, exige del recurrente planteamientos
serios precedidos de una correcta fundamentación, pues no puede pretextarse para, a partir
de una serie de comentarios sueltos e inconsistentes, propiciar el estudio oficioso del proceso,
toda vez que un tal proceder desnaturaliza los fines y alcances de la casación y atenta contra
el principio de limitación, que impide a la Corte suplir las deficiencias argumentativas de la
demanda.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Porte de armas de defensa
personal
PROCESO : 11341
PUBLICADA : Si

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CASACION-Ilegalidad de la prueba: Se identifica como un vicio in iudicando/


CASACION-Vulneración al principio de contradicción de la prueba:Cómo alegarse en
casación/ CONCUSION-Conductas rectoras del tipo/ COHECHO IMPROPIO-En su forma
implícita/ CONCURSO-Cohecho impropio y concusión
1.Si el motivo de inconformidad radica en la ilegalidad de la prueba, se torna imperioso que la
argumentación conduzca a demostrar que la sentencia vulneró indirectamente la ley
sustancial, por haberse cometido falencias sobre la producción o aducción al proceso del
medio de convicción cuestionado, acudiendo a la causal primera de casación, cuerpo segundo,
en razón de un error de derecho como falso juicio de legalidad, no como lo hizo el censor, por
la vía de la causal tercera del artículo 220 del C. de P. Penal, dado que el supuesto yerro, si
bien reviste características de irregularidad en el procedimiento probatorio, se identificaría
como un vicio in iudicando, pues es evidente que la consumación del equívoco se produce con
la apreciación de una prueba que vulnera sus propios ritos de formación.

2.El principio de contradicción de la prueba por parte del procesado, como manifestación del
derecho de defensa, forma parte del debido proceso y se efectiviza no cuando el juzgador
realiza el juicio de evaluación de los medios de convicción aportados, sino cuando se le
respeta al imputado el derecho a que la investigación se adelante con su presencia, la
oportunidad de solicitar y aportar la prueba que estime conducente para su defensa, a
contradecir los elementos de convicción existentes y a objetar, mediante los medios de
impugnación, las decisiones de los funcionarios judiciales.

Bajo este entendido, cuando en sede de casación se acude a la causal tercera del artículo 220
del C. de P. P., no resulta suficiente aducir la vulneración del derecho a la controversia
probatoria para invocar con vocación de éxito la nulidad. Es menester demostrar, y ello no lo
hizo el censor, que al acusado se le desconoció alguno de aquellos motivos que constituyen el
carácter dialéctico que condicionan la existencia formal del proceso, con incidencia
desfavorable en las determinaciones adoptadas en la sentencia impugnada.

3. el artículo 140 del Código Penal prevé tres (3) conductas rectoras alternativas ("constreñir",
"inducir" o "solicitar"), cada una de las cuales satisface independientemente el tipo penal de
concusión, pero, según el contexto de las acciones, la "solicitud" puede ir acompañada de
fuerza física o moral ("constreñimiento"), o simplemente mueve la voluntad del destinatario
por engaño o justo temor, este último en todo caso no generado por violencias o amenazas
("inducción").

Pues bien, la solicitud de dinero al licitante para que el concurso fuera decidido en su favor,
aunque no contiene una manifestación abierta de fuerza física o moral, de todas maneras
empujaba la voluntad del destinatario a satisfacer la pretensión del funcionario, pues éste
habilidosamente situó la propuesta como condición para un resultado favorable a aquél, lo cual
originó un justo temor de no ganar o de ser víctima del abuso de las funciones. Este
comportamiento fue rectamente sancionado en la sentencia impugnada, dentro de la
adecuación al tipo penal de la concusión que define el artículo 140 del C.P. , en la modalidad o
forma implícita o fraudulenta de "inducir".

4. La conjugación de estos dos supuestos, unidos a la antijuricidad de la conducta que aquí no


se pone en duda, dan estructura lógico-jurídica al delito de cohecho impropio, en su forma
implícita, como bien lo ha precisado esta Corporación, en la oportunidad que cita la Delegada.
Dijo la Corte:

"Esta modalidad del cohecho aparenta un rigor excesivo, innecesario y hasta comprensivo de
conductas inocentes, nada dañinas, que propicia tratamientos injustos. Pero bien miradas las
cosas, todos estos temores y recelos no obedecen a una atendible realidad… Evidentemente,
el comportamiento, dentro del esquema típico señalado por el legislador, busca prevenir el
ablandamiento del funcionario en cuanto a la imparcialidad que debe caracterizar el ejercicio
de su atribuciones, pues el halago, la atención, etc., pueden enervar su libertad, entorpecer la
visión del conflicto que debe desatar y, en fin, dificultar el cumplimiento de la función oficial.
Más allá de la eficacia de la administración pública, también debe precaverse su
insospechabilidad, pues o es dable el mantenimiento de ésta cuando el interesado en una
decisión es atendido en un ofrecimiento de dinero o utilidad por quien está encargado de
asumirla, pues así no lo diga si está sobreentendiéndose que se quiere buscar su favor en el
asunto del cual conoce…

"… La ley no tolera que el empleado oficial desencadene una fraternidad de ocasión con las
personas que intervienen en asuntos sometidos a su conocimiento, la cual sólo puede
explicarse por la gestión que al mismo se le ha encomendado en tal cuestión. Esta explosión
de obsequios y regalos, así nada concreto se pida por ellos, aceptados por el empleado que
debía y podía rehuirlos, debe merecer reproche y sanción, porque la justicia resulta estropeada
en su buen nombre y termina por deteriorarse por afanes de mero yantar y complementarios…

"… Dentro del bien jurídico protegido por los delitos contra la administración pública,
indudablemente está el normal desenvolvimiento de las funciones estatales, o sea que el
Estado pueda desarrollar sin transtornos sus actividades legisladoras, judiciales y
administrativas. Pero dentro de este bien jurídico también se comprenden valores como el
prestigio, el decoro de la administración, el deber de fidelidad, deber del cargo, disciplina, etc.
De ahí que quienes no actúan como deben, quebrantan aspectos esenciales del poder público.
"Refulge en esta norma -art. 142 inc. 2º- el interés del Estado en la irreprochabilidad e
insospechabilidad de los funcionarios, la cual sufriría por el hecho de la aceptación de
invitaciones, prebendas o cualquier otro tipo de utilidad, ofrecidos por quien está interesado en
asunto sometido a decisión del funcionario y por éste aceptados, con los condicionamientos ya
indicados…" (Sentencia de abril 26 de 1989. M.P. Dr. Gustavo Gómez Velásquez ).

5. No puede hacerse igual predicamento de unidad delictiva respecto de las conductas


configuradoras del cohecho impropio y la concusión, porque, a pesar de que lesionan el mismo
bien jurídico (administración pública) y se desarrollaron dentro de igual contexto de la
licitación pública 01-09-90, la diversidad ontológica y valorativa de ellas es apreciable, pues en
la primera el funcionario recibió agasajos y regalos espontáneamente dirigidos por el
particular, mientras que en la segunda el servidor público motu proprio le solicitó una
significativa suma de dinero ($ 5.778.000.oo), equivalente al 12% del valor de la contratación
prometida, cuya entidad dista mucho de ser una "atención voluntaria" más del licitante.

Es cierto que no siempre el origen de la iniciativa será determinante para distinguir el cohecho
de la concusión, cuando se trate de los mismos hechos, pero en este caso no sólo hubo dos
acciones naturalísticamente deslindables, sino que en una ocasión el estímulo partió
reiteradamente el ciudadano oferente, pero en la segunda, la solicitud del cheque y la fijación
de su valor, se hicieron soberanamente por el servidor público. En ambas oportunidades
existenciales, el funcionario hizo uso de medios de comisión completamente diferentes, la
corrupción pasiva para recibir los presentes y la fuerza arbitraria de su poder (metus potestatis
publicae) para solicitar el título valor, que se valoran negativamente también de manera
distinta por el ordenamiento jurídico, pues en una de ellas se tipifica como cohecho impropio
implícito y en la otra como concusión implícita.

De igual manera, cada una de las acciones distintamente disvaliosas, también dio lugar a su
respectivo desvalor de resultado, pues en el delito de cohecho el funcionario se dejó incentivar
por dádivas y puso así en entredicho la imparcialidad de la administración pública, mientras
que en la concusión, además de tal riesgo contra el equilibrio funcional, se afectó la libre
autodeterminación de un miembro de la comunidad.

Por el aspecto subjetivo de la conducta, también cabe el discernimiento de dos punibles, pues
en el injusto de cohecho, el sujeto activo sabía que tenía bajo su órbita funcional un asunto de
interés para la persona que desplegaba halagos, a pesar de lo cual los aceptaba; pero en el
ilícito de concusión, el funcionario tiene conciencia de que induce al ciudadano a entregar lo no
debido.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Concusión, Cohecho
PROCESO : 11136
PUBLICADA : Si

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IN DUBIO PRO REO-Técnica para alegarlo en casación/ ERROR DE HECHO-


Modalidades/ ERROR DE DERECHO-Modalidades
Aunque de manera insistente y reiterativa el demandante se refirió a la violación del in dubio
pro reo, en ninguna parte de su escrito invocó la violación del artículo 445 del Código de
Procedimiento Penal, pues como ya lo ha expuesto esta Corporación, cuando lo que se
pretende es demostrar la presencia de duda en el proceso, el ataque debe formularse por
violación indirecta, esto es, mediante el análisis de la prueba, siendo imprescindible la
demostración concreta de los errores (de hecho y/o de derecho) que llevaron a que se
desconociera la duda razonable, y así, a vulnerar el artículo 445 del Código de Procedimiento
Penal y aplicar indebidamente el precepto correspondiente por el cual se profirió condena.

El error de hecho puede presentarse, por falso juicio de existencia (suponer o ignorar una
prueba), por falso juicio de identidad (distorsionar su sentido objetivo), o por falso juicio de
valoración o de apreciación (desconocer abierta y ostensiblemente las reglas de la sana crítica,
esto es, las máximas de la experiencia, las leyes de la lógica o las leyes de la ciencia); el error
de derecho tiene lugar, por falso juicio de legalidad (estimar una prueba ilegalmente allegada),
o por falso juicio de convicción (no otorgarle a la prueba el valor establecido por la ley).

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : NO casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb.
PROCESO : 12156
PUBLICADA : Si

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-No se configura motivo de nulidad cuando se


acusa por dos delitos concurrentes, no tipificándose sino uno solo de ellos
Acusar por dos delitos concurrentes, no tipificándose sino uno solo de ellos, obviamente no
constituye motivo de nulidad por errónea calificación, sino que, advertido en su momento
dicho yerro, lo procedente es absolver por el delito que se considera inexistente, que
justamente fue lo que hizo aquí el sentenciador en decisión que ataca el censor con el
argumento de la mala calificación.

Precisamente la audiencia pública es para que el defensor debata la providencia acusatoria,


cosa que efectivamente se hizo en el presente caso, donde sostuvo el defensor de (…) que no
se tipificaba el delito de "disparo de arma de fuego contra vehículo", tesis que aceptó el
sentenciador, admitiendo el referido error in iudicando cometido al calificar la instrucción.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de homicidio, Disparo de arma de fuego
contra
vehículo
PROCESO : 11587
PUBLICADA : Si

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IN DUBIO PRO REO-Técnica para alegarlo en casación


Demarcado entonces el reproche por la necesidad de evidenciar, contrariamente a las
conclusiones del fallo, que no existe en el proceso prueba conducente para afirmar la certeza
sobre la responsabilidad de la imputada y como dicho cometido se propuso desarrollarlo el
censor a través de la demostración de yerros fácticos dentro de los distintos falsos juicios de
existencia e identidad que teóricamente posibilitan, además de estar obligado a particularizar
cada una de las pruebas que se dice erróneamente apreciadas, mostrándole a la Corte el
concreto vicio que sobre ellas recae, ineludiblemente forzoso también resultaba al
demandante que de su conjunto análisis y contrastación con los demás medios valorados por
el sentenciador, surgiera la duda como única alternativa de necesarias implicaciones
favorables a la procesada.

Sin embargo, este no es en rigor el procedimiento empleado por el actor, pues si bien como se
verá luego, atinó en precisar las pruebas y la modalidad del vicio recaído sobre cada una de
ellas, omitió determinar su trascendencia, que en el caso concreto debería tener por finalidad,
como ya se advirtió, establecer a través del yerro in iudicando el predominio de la duda que
cobijaría a (…)

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 03/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio preterintencional, Aborto
PROCESO : 13167
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Secuestro extorsivo: Factor subjetivo


La Sala ratifica su pensamiento, pues no resulta suficiente el allegar al proceso una serie de
certificados y conceptos de las autoridades carcelarias, para que el Juez inexorablemente tenga
que acogerlos, es decir, sin posibilidad de valorarlos y decretar la libertad del recluso, como si se
tratase exclusivamente de requisitos objetivos.

Por mandato del artículo 230 de la Carta Política, los jueces en sus providencias “solo están
sometidos al imperio de la ley”, y es precisamente ésta la que obliga al funcionario judicial a
realizar una valoración integral (diagnóstico y pronóstico) sobre la personalidad del procesado, su
conducta dentro del establecimiento carcelario y sus antecedentes de todo orden, que le permita
suponer fundadamente su readaptación social para poder acceder a la liberación anticipada que
se le demanda.

Tampoco la negativa a otorgarle la libertad obedece al hecho de estar procesado como cómplice
en un delito de Secuestro Extorsivo. Simplemente, la Corte al cumplir con su función valorativa
que le impone la ley, ha concluido de tiempo atrás y es su posición reiterada, que frente a
conductas de la naturaleza de la aquí juzgada, por el daño que representa para el núcleo familiar
y social al que pertenece la víctima, deben ser severamente sancionadas y más exigentes los
requisitos para el otorgamiento de los subrogados penales que contemple la ley.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Casación -Libertad-Reposición
FECHA : 07/12/1999
DECISION : No repone proveído del 03-11-99, reconoce 10
meses y 12
días como redención de pena
DELITOS : Secuestro extorsivo
PROCESO : 14685
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del


Tribunal Superior de Santafé de Bogotá/ UTILIZACION DE UNIFORMES E INSIGNIAS-
Fue excluído del conocimiento de los jueces especializados en el artículo 5º de la ley 504
de 1.999
Sobre los alcances interpretativos de la ley 504 de 1999, mediante providencia del 30 de
noviembre del año en curso, esta Corporación precisó:
"2-. Dispuso el artículo 205 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia,
que la Justicia Regional, dejaría de funcionar a más tardar el 30 de junio de 1999.

"A partir de esta fecha, hasta donde las condiciones objetivas de orden público lo permitieran,
el ideal consistía en que la Justicia Regional dejara de existir para que los asuntos que le
competían fueran asumidos por los Jueces Penales del circuito comunes y por los
correspondientes Tribunales Superiores.

"Pese a ello, dada la situación sociopolítica del País, el legislador, al expedir la Ley 504 del 25
de junio de 1999, decidió continuar reservando el conocimiento de algunos delitos para
asignarlo a jueces que denominó Penales de Circuito Especializados.

"Para garantizar el cabal cumplimiento del principio de la doble instancia la Ley 504 de 1999,
prevé la creación de un Tribunal Superior Nacional, encargado de conocer de los recursos de
apelación y de hecho en los procesos que conocen en primera instancia los Jueces Penales de
Circuito Especializados.

"El Juez Regional cambió su denominación por Juez Penal de Circuito Especializado, y que el
Tribunal Nacional, se llamará Tribunal Superior Nacional, cuando se expida la ley estatutaria
que lo cree, como lo sugiere el análisis armónico de los artículos 5, 35 y 40 transitorio ibídem.

"Transitoriamente, así hay que entenderlo, mientras nace a la vida jurídica el Tribunal Superior
Nacional, la Ley 504 de 1999, asignó competencia a los Tribunales Superiores de Distrito, para
conocer en segunda instancia de los recursos de apelación y de hecho, en los procesos que
conocen en primera instancia los Jueces Penales de Circuito Especializados. En este sentido se
modificó el artículo 70 del Código de Procedimiento Penal, y a este precepto debe estarse
hasta la puesta en marcha del Tribunal Superior Nacional, que los desplazará.

"3-. Con el fin de precaver complicaciones administrativas y judiciales a raíz de la transición de


la Justicia Regional a la Justicia Especializada, concretamente en cuanto al trámite de los
procesos que venía conociendo el Tribunal Nacional y que no alcanzó a decidir, la Ley 504 de
1999, en su artículo 37, estableció unos mecanismos transitorios precisos y definidos:

"3.1-. Adscribió a la Sala Penal del Tribunal Superior de Santa Fe de Bogotá, el conocimiento de
los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, y de los que conociera hasta el primero
de julio de 1999.

"3.2-. Facultó a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, para crear una
Sala Especial de Descongestión, para efectos del conocimiento de los procesos de
competencia de los Jueces Penales de Circuito Especializados. Estos procesos son los mismos a
que se refiere el punto anterior, es decir, los que no alcanzó a resolver el Tribunal Nacional.

"La Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura expidió el Acuerdo No. 533 de
1999, en cuyo artículo primero creó "hasta por un año, contado a partir del primero (01) de
julio de 1999, una Sala Especial de Descongestión en la Sala penal del Tribunal Superior de
Santa Fe de Bogotá, la cual conocerá de los asuntos señalados en la citada ley."

"Significa lo anterior que la Sala Especial de Descongestión, adscrita a la Sala Penal del
Tribunal Superior de Bogotá, hasta por el lapso de un año, conocerá de los procesos que venía
conociendo el Tribunal Nacional y que hubieren llegado a su sede hasta el 1° de julio de 1999,
inclusive.

"La Sala Especial de Descongestión, no asumirá el conocimiento de nuevos asuntos con


posterioridad al 1° de julio de 1999, ya que, a la luz de la exposición de motivos de la Ley 504
de 1999, fue concebida con el fin de que adelantara hasta su culminación los procesos que
estaba tramitando el desaparecido Tribunal Nacional, cuya decisión no llegó a proferirse.

"4-. Cabe preguntar si todos los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, inclusive
hasta el 1° de julio de 1999, fueron asignados por la Ley 504 de 1999, temporalmente, a la
Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de Santa Fe de Bogotá, y luego a la Sala Especial
de Descongestión. La solución se obtiene despejando el interrogante acerca de si todos los
delitos que antes conocían los Jueces Regionales pertenecen ahora a los Jueces de Circuito
Especializados.

"La respuesta es negativa, puesto que el artículo 5° de la Ley 504 de 1999, definió
nuevamente la competencia, de suerte que varios hechos punibles que antes pertenecían a la
Justicia Regional ahora ya no corresponden a la Justicia Especializada; vale decir, ciertos ilícitos
que antes juzgaban los Jueces Regionales, a futuro deben ser fallados por los Jueces Penales
de Circuito comunes. Para determinar la diferencia basta comparar el artículo 71 del Código de
Procedimiento Penal con el artículo 5° de la Ley en comento." ( M.P. Dr. Edgar Lombana Trujillo)
Por lo expuesto, resulta claro que la competencia para conocer del recurso de apelación
interpuesto contra la sentencia de primera instancia, radica en el Tribunal Superior de
Medellín, pues, además de que los hechos ocurrieron en su jurisdicción, el delito de utilización
de uniformes e insignias, descrito en el artículo 19 del Decreto 180 de 1988, adoptado como
legislación permanente por el Decreto 2266 de 1991, ya no es de competencia de los jueces
especializados, por cuanto el mismo fue excluido de su conocimiento, al tenor de lo dispuesto
en el artículo 5 de la ley 504, que modificó el artículo 71 del Código de Procedimiento Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 07/12/1999
DECISION : declara la competencia del Tribunal Superior de
Medellín
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Concierto para delinquir, Utilización ilegal
de
uniformes de uso privativo de las fuerzas armadas,
Porte de
insignias de las Fuerzas Armadas
PROCESO : 16374
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Naturaleza mixta del trámite/ EXTRADICION-Etapas:competencia para


ejercer su control/EXTRADICION-Defensa técnica: Momento en el cual debe
proveerse/EXTRADICION-Pruebas: Son impertinentes las dirigidas a demostrar que el
país requirente no tiene jurisdicción para juzgar al reclamado. También las orientadas a
demostrar la existencia de proceso pendiente en Colombia
1. Sobre el tema de las nulidades dentro del trámite de la extradición pasiva reglamentado por
el Código de Procedimiento Penal, la Sala ha tenido oportunidad de pronunciarse en varias
ocasiones, siendo pertinente evocar lo expresado en el auto del 22 de septiembre del corriente
año con ponencia del H. Mg. Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO.

"Antes de cualquier interpretación exegética de los textos legales, la Corte debe reiterar en
esta oportunidad que el trámite de extradición tiene una naturaleza mixta, en el sentido de
que es administrativo-jurisdiccional y, en todo caso, se cumple bajo el liderazgo y la
responsabilidad preeminente del Gobierno Nacional, obviamente con la insoslayable
colaboración de la Rama Judicial en cabeza de la Corte Suprema de Justicia, no sólo por
voluntad legal sino también constitucional, porque la substanciación y las competencias del
instituto son una consecuencia del mandato según el cual a la Rama Ejecutiva le corresponde
la dirección de las relaciones internacionales (Const. Pol., art. 189, numeral 2º). De otro lado,
ya se sabe que la institución de la extradición se ajusta al desarrollo de tales facultades
gubernamentales, pues doctrinariamente se le estima como un acto de asistencia jurídica y
solidaridad internacional para la lucha eficaz contra el delito.

"En armonía con la establecida naturaleza constitucional y política de la extradición, el


ordenamiento jurídico colombiano prevé que la oferta, concesión o negación corresponde y es
facultativa del Gobierno, que lo hace al final del trámite por medio de una resolución
administrativa, aunque previamente se requiere el concepto de la Corte Suprema de Justicia,
que sólo sería vinculante si fuere negativo (arts. 547, 548, 555 y 559).

"Así las cosas, el trámite formal sólo se inicia con la admisión del expediente por la Corte,
como claramente lo indica el artículo 556 del Código de Procedimiento Penal, pues antes de
ello sólo se advierte una fase preliminar de perfeccionamiento del legajo documental y apenas
preparatoria de la parte judicial del rito. En esta etapa previa, además de alistar la
documentación, el Ministerio de Relaciones Exteriores únicamente configura un requisito de
procedibilidad, cuando debe indicar cuál sería la vía y la legislación aplicable al incidente,
mientras que el Ministerio de Justicia y del Derecho solamente cumple una función requirente
del trámite judicial y del concepto, aunque no de la decisión final que obviamente le concierne
al Gobierno (art. 552 a 555).

"Precisamente, por cuanto esas tareas administrativas de alistamiento del expediente, de


constitución de un mero requisito de procedibilidad y de requerimiento de la vía judicial no
están expuestos a la controversia, pues ésta se cumplirá cabalmente cuando se abra la fase
jurisdiccional, no se prevé legalmente para dicha etapa preliminar el espacio probatorio y de
contradicción que imagina el defensor del requerido para justificar su postura. Para ver de
probar este carácter preparatorio de dichos actos, basta revisar el contenido de los artículos
551 al 555 del Código de Procedimiento Penal, en cuyo texto no se incluye la posibilidad de
proposición y debate probatorio.

Mas adelante complementó la Corte:

"No sobra advertir que una vez emitido el concepto judicial por la Corte, el expediente queda
listo para que el Gobierno dicte la resolución que conceda o niega la extradición, de
conformidad con el artículo 559 del Código de Procedimiento Penal, la cual se expone a los
controles administrativos y/o contenciosos que elijan los interesados, momento en el cual
podrán reclamar por cualquier abuso relacionado bien con los temas previstos en el artículo
558 ora con otras materias que ellos estimen pertinentes al ámbito de la extradición.

"En razón de esta sistemática procesal, es apenas obvio que el artículo 567 del Código de
Procedimiento Penal dispusiera que la defensa debe proveerse desde la iniciación del trámite
de extradición, comienzo que se entiende a partir del recibo del expediente por la Corte, no
antes, como lo prevé el artículo 556 del mismo ordenamiento."

Ahora bien, ante todo debe precisar la Corte, que acorde con la naturaleza mixta del
procedimiento de la extradición pasiva previsto en el Código Procesal Penal aplicable por no
existir tratado o convenio vigente entre los dos países, es evidente que a la Sala le compete el
control y revisión de los actos que expida dentro del trámite judicial, sin que este legitimada
para comprobar la legalidad de las etapas administrativas previa y definitiva que corresponde
a la Administración y/o a la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, a selección de la
defensa, una vez el Gobierno expida la resolución que conceda o niegue la extradición.

En atención a que el señor apoderado estriba en parte la solicitud de nulidad por violación al
derecho de defensa, en la ausencia de notificación a su poderdante y a la defensa técnica, de
los conceptos expedidos por los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Justicia y del
Derecho, sobre la normatividad aplicable y el perfeccionamiento del expediente, reitera la
Corte que el control y revisión de esa actuación escapa a su competencia, la que conserva la
Administración y/o a la Jurisdicción Contencioso Administrativo, a selección de la defensa, una
vez proferida por el Gobierno la resolución que ponga fin al trámite.

Con todo, es útil recordar como atrás se vio, que la Corporación ha dejado establecido, que
siendo la finalidad de la etapa preliminar preparar el trámite judicial y la etapa decisiva del
Gobierno, los actos expedidos por la Administración en ese instante son incontrovertibles,
tanto por su naturaleza como por las formas preestablecidas en el Código de Procedimiento
Penal, que determinan el inicio formal del trámite a partir del momento en que la Corte admite
el expediente recibido del Ministerio de Justicia y del Derecho. Por consiguiente, es en el rito
jurisdiccional en donde por mandato legal la Corte está obligada a preservar el derecho de
defensa material y técnica del reclamado en extradición, pues es allí en donde la ley permite la
controversia fijando un término para pedir pruebas, otro para su práctica y el restante para
alegar; y no en el rito administrativo previo, en donde no se reguló formalmente un trámite
que permita la controversia, de ahí que tampoco es necesaria la asistencia de un defensor,
máxime cuando no existen actos administrativos impugnables. Pero si rendido el concepto por
la Colegiatura, persisten inconformidades en la defensa, ella puede plantearlas ante la
Administración o la Jurisdicción Contencioso Administrativo, utilizando los dispositivos
pertinentes previstos en la ley, contra la resolución que conceda la extradición.

Ahora, en lo que concierne al procedimiento judicial, es claro para la Corte que el derecho a la
defensa del reclamado en extradición, ha sido cabalmente garantizado, como quiera que la
primera actuación de la Sala fue la de enterarlo del derecho que tenia de nombrar un defensor
de confianza, y una vez hecha la designación el procedimiento ha cursado con su intervención.
Siendo esta la fase procesal y la oportunidad reglamentadas por la ley para ejercer el derecho
de defensa, ninguna invalidez de la actuación se presenta, máxime cuando en un Estado de
Derecho, como el nuestro, las formas preestablecidas en la ley deben ser acatadas tanto por
las autoridades como por los particulares que intervienen en el rito.

Proceder que por cumplir estrictamente la reglamentación hecha para este tipo de trámite por
el Código de Procedimiento Penal, tampoco vulnera el derecho a la igualdad, frente a los
sujetos pasivos de la acción penal en Colombia, por cuanto el procedimiento de la extradición
se caracteriza por una naturaleza jurídica distinta a la del proceso penal, toda vez que regula
situaciones de hecho y de derecho diferentes, y se dirige a fines disímiles.

2.El decreto de la práctica de este conjunto de pruebas será denegada por la Corte, ya que
dirigidas a demostrar que el país requirente no tiene jurisdicción para juzgar al reclamado en
extradición por los delitos imputados, resultan impertinentes, en razón a que no se orientan a
enervar los fundamentos del concepto que debe rendir la Corte, es decir, la validez formal de
la documentación presentada, la demostración de la identidad del solicitado, el principio de la
doble incriminación, y que se haya dictado en el exterior resolución de acusación o su
equivalente.

Además, entendida la jurisdicción como el ejercicio de la facultad que tienen los Estados para
administrar justicia en su territorio, de permitir la Corte la controversia de esta materia en el
trámite de extradición, no sólo desbordaría el objeto del concepto que esta obligada a rendir,
sino que de paso desconocería la soberanía del país requirente.

Estas pruebas también serán denegadas por la Colegiatura, en virtud a su impertinencia,


puesto que orientadas a demostrar que por los hechos que se demanda la extradición,
también cursa un proceso en nuestro país, tal propósito no guarda relación con los
fundamentos del concepto previstos en el artículo 558 del Código Procesal Penal. Por lo demás,
siendo de la exclusiva competencia del Gobierno Nacional definir si concede o no la
extradición, es a esa autoridad a quien concierne verificar ese hecho, a objeto de determinar si
aplica la previsión contenida en el artículo 565 del Código de Procedimiento Penal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Extradición
FECHA : 07/12/1999
DECISION : No decreta la nulidad solicitada, deniega practica
de
puebas
PROCESO : 16307
PUBLICADA : Si

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REBELION-Competencia a partir del 1º de julio de 1.999


A partir del 1º de julio de 1.999, en consecuencia, de conformidad con los argumentos
expresados por la Sala en la providencia del 30 de noviembre de 1999 , los procesos en curso
por el delito de rebelión pasan a conocimiento de los Juzgados Penales del Circuito en primera
instancia y, en segunda, a las Salas Penales de los Tribunales Superiores de Distrito
correspondientes en virtud del factor territorial de la competencia.

El artículo 37 de la ley 504, entonces, contrariamente a lo afirmado por el Tribunal de


Antioquia, no estableció ninguna excepción a la regla general de interpretación de las normas
que rigen la jurisdicción y la competencia. Lo que tal precepto hizo fue regular el problema del
conocimiento de los casos de segunda instancia que hasta el 1º de julio de 1999 se
encontraran en el Tribunal Nacional y que correspondieran a delitos de competencia de los
nuevos Jueces Penales del Circuito Especializados. Tales asuntos los adscribió la ley a la Sala
Penal del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá o a la Sala Especial de Descongestión que
para el efecto creara la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura.

Por último, los asuntos que hayan llegado a segunda instancia desde el 1º de julio de 1999 y
que se refieran a alguno de los delitos relacionados en el artículo 5º de la ley 504 de 1999,
deben ser conocidos por el Tribunal Superior del Distrito del lugar donde haya tenido
ocurrencia el hecho. Esto mientras se crea el Tribunal Superior Nacional a que se refiere el
inciso 1º del artículo 48 de la misma ley.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR


Auto Colisión de Competencia
FECHA : 07/12/1999
DECISION : Asigna la competencia al Tribunal Superior de
Antioquia
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 16346
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del


Tribunal Superior de Santafé de Bogotá-Interpretación del artículo 37 de la ley 504 de
1.999
Ha dispuesto la Sala en decisión unánime del pasado 30 de noviembre de 1999*, que la lectura
del artículo 37 transitorio de la Ley 504 de 1999 debe ser integral, esto es sin prescindir en su
texto de la expresa referencia que allí se hace al artículo 5° de la misma Ley.

De la parte final de los artículos 37 y 39 transitorios de la Ley 504 de 1999, se deducen como
requisitos necesarios para la competencia de la Sala Especial de Descongestión del Tribunal de
Santa Fe de Bogotá, la conjunción de los factores objetivo y temporal. Esto es, que tal Sala
Especial conoce de todos los asuntos que hubieran llegado físicamente al entonces Tribunal
Nacional hasta el 1 de julio inclusive, siempre y cuando el objeto procesal sea un delito de
competencia de los Jueces Penales del Circuito Especializados.

Surge entonces errada la posición de la Sala Penal del Tribunal Superior de Cali, en cuanto
supone su propia incompetencia para conocer del presente asunto, con fundamento exclusivo
en la fecha de arribo del proceso al entonces Tribunal Nacional, pues ese es solo un factor
(temporal) de competencia. Pasa por alto que la misma Ley 504 de 1999 varió el otro factor
(objetivo) para conocer del delito de narcotráfico en tratándose de marihuana. En este caso,
como la cantidad que MURILLO AGUADO llevaba consigo no era mayor de mil kilos de esa
sustancia, la competencia actual es del Juzgado Penal del Circuito, por tanto la segunda
instancia le corresponde conocerla a la Sala Penal de ese Tribunal Superior de Distrito Judicial.
_____________
*Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto de colisión de competencia del 30 de
noviembre de 1999, procesada Elizabeth Higuita Pinzón. MAGISTRADO PONENTE Carlos
Augusto Galvez Argote.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 07/12/1999
DECISION : declara la competencia del Tribunal Superior de Cali
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16256
PUBLICADA : Si

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DOCUMENTO PUBLICO-Alcance probatorio-artículo 264 del código de procedimiento


civil/ FALSEDAD PARA OBTENER PRUEBA DE HECHO VERDADERO-Alcance de la
expresión "medio de prueba de hecho verdadero"/ FALSEDAD PARA OBTENER
PRUEBA DE HECHO VERDADERO-No se configura si el fin buscado es la negación de
otros bienes jurídicamente protegidos/ NON BIS IN IDEM-Diferencia entre las
circunstancias de agravación punitiva y los conceptos traídos en el artículo 61 del C.P.
para dosificar la pena/ DOSIFICACION PUNITIVA-Cómo se crea el marco punitivo
1.El alcance probatorio de los documentos públicos, según el artículo 264 del Código de
Procedimiento Civil, no se limita a hacer fe de algunos hechos declarados en ellos, sino que
comprende el otorgamiento, la fecha y todas las declaraciones que allí haga el funcionario que
los autoriza. No es jurídicamente preciso, entonces, decir que son irrelevantes la falsificación
de la firma y la distorsión de la identidad del despacho certificante.

2. El tipo penal del artículo 228 del Código Penal contiene un elemento subjetivo especial
positivo. Consiste la conducta delictiva en realizar una cualquiera de las especies falsarias
descritas en normas que la preceden en el capítulo tercero, pero con el exclusivo "fin de
obtener para sí o para otro, medio de prueba de hecho verdadero".

El elemento subjetivo especial exige que el autor realice la conducta rectora con un propósito
o intención determinada o trascendente, que en el caso sería el de obtener para sí o para otro
medio de prueba de hecho verdadero, y por ello su positividad radica en que tal ánimo
especial en lugar de tratar de ahondar el injusto, por su proyección dañina a otros bienes
jurídicos, pretende salvar un derecho propio o de un tercero que está en riesgo por falta de la
prueba regular.

¿Cuál es el alcance de la expresión "medio de prueba de hecho verdadero?. Los medios de


prueba, se repite, son las formas que contienen declaraciones de hechos, uno de las cuales,
según la relación del artículo 248 del Código de Procedimiento Penal, es el documento, al lado
de otros como la inspección, el dictamen pericial, el testimonio y la confesión. En este caso, se
trataría de obtener un documento falso, como medio de convicción para demostrar un "hecho
verdadero".

Obviamente, como la figura delictiva analizada no deja de ser otra modalidad de la


multifacética falsedad documental, la acción deformadora debe consistir en crear
integralmente un "documento público que pueda servir de prueba" de un "hecho verdadero",
conforme con los artículos 218 y 228 del Código Penal, razón por la cual interesa no sólo la
información concreta que registra el documento como tal, sino también la destinación
probatoria del mismo. En efecto, la expresión "que pueda servir de prueba", indica tanto la
potencialidad del documento para generar, modificar o extinguir relaciones jurídicas, frente a
la confianza que engendra en la sociedad la apariencia de verdad de los signos escritos, como
también la vocación del mismo como medio probatorio para poder producir el efecto buscado.

En otras palabras, la conjunción de las expresiones "que pueda servir de prueba" y "hecho
verdadero", que se provoca por la armonización de los textos de los artículos 218 y 228 del
Código Penal, significa la aptitud probatoria del documento para establecer una relación
jurídica a la cual se tiene derecho, porque en la falsedad atenuada la prueba de la existencia
de un hecho necesariamente debe tender a la de un derecho propio o de un tercero que se
reclama legítimamente, pues, si no existe tal tendencia sino otra contraria, se configuraría la
falsedad pública prevista en la primera norma, porque allí el autor proyecta un daño contra
derecho a otro interés sustancial que está más allá de la fe pública afectada con el solo
falseamiento de la forma. La figura analizada, en resumen, consiste en lograr un fin lícito (la
verdad) por un medio ilícito (la falsificación).

3. En el ámbito situacional del tipo previsto en el artículo 228, se exige la realización de un


documento falso y, aunque basta hacerlo con el fin de establecer un hecho verdadero, se
actúa en protección de un derecho y no para ofender otros intereses jurídicos. De modo que,
si el sujeto activo en este caso, además de que no tenía ningún propósito positivo, proyectaba
y concretó el fin de negar otros bienes jurídicamente protegidos, necesariamente tenía que
responder en integridad por la falsedad pública en concurso con el delito contra el patrimonio
económico (estafa).

Si bien se atempera parcialmente el rigor sancionatorio de la falsificación del medio probatorio,


en vista del laudable fin de obtener la verdad, lo cierto es que lo buscado en últimas también
era mentiroso y dañoso, pues el cobro de la indemnización no lo intentaban sus verdaderos
titulares sino un impostor que pretendía apropiársela.

La norma del artículo 228 del Código Penal fue tomada del artículo 282 del Código Penal
Italiano de 1889, que a su vez había recibido la influencia del artículo 249 del Código Penal
Toscano. La historia del establecimiento del dispositivo extranjero, se remonta a una Relación
Ministerial del año de 1889, a cuyo tenor, en la denominada "falsedad veraz o privilegiada", "el
agente no se determina a la creación del documento falso por el propósito de causar daño a
otro sino para evitarse uno a sí mismo" (cita de Luis Enrique Romero Soto. La Falsedad
Documental, pág. 309).

En verdad, la casuística enseña que si un acreedor pierde la letra de cambio que lo acreditaba
y, con el fin de cobrar el dinero que aún realmente se le debe, crea un título valor espurio,
incurre en la modalidad falsaria que se estudia y no en la del artículo 221 del Código Penal.
Igual ocurre en el caso del deudor que confecciona un recibo falso a nombre del acreedor,
después de que se le extravía el documento que daba fe de un pago verdaderamente hecho.

Estos ejemplos ilustran sobre cómo, si se aspira a la aplicación del instituto más benigno de la
falsedad documental, en la verdad del hecho demostrado, por el falso medio de prueba, ha de
estar involucrada la del derecho perseguido, porque el medio probatorio por naturaleza no es
un fin en sí mismo en relación con el hecho que declara, sino que apunta a la construcción o
extinción de una relación jurídica, a la cual debe tenerse derecho en este caso, pues sólo la
licitud del objetivo final es la que justifica la dirección político-criminal del legislador de mutar
una pena que inicialmente sería de tres (3) a diez (10) años de prisión (en el caso del artículo
218), por otra de arresto entre tres (3) meses y dos (2) años.

4. el punto de partida para la tasación de la pena lo suministra la consecuencia prevista en


cada uno de las normas violadas (tipos básicos, especiales, agravados y atenuados), pero la
operación ha de realizarse dentro de los márgenes establecidos en dichos referentes
normativos, y conforme con los criterios básicos ilustrados en el artículo 61 y demás
dispositivos del capítulo segundo, título IV del Código Penal que, por las trazas del caso
singular, puedan llegar a involucrarse.

En efecto, en el pertinente inciso primero, el artículo 61 citado dispone:

"Criterios para fijar la pena. Dentro de los límites señalados por la ley, el juez aplicará la pena
según la gravedad y modalidades del hecho punible, el grado de culpabilidad, las
circunstancias de atenuación o agravación y la personalidad del agente…".

Las circunstancias de agravación, bien las específicas ora las genéricas, lógicamente forman
parte del concepto de "gravedad y modalidades del hecho punible"; pero, desde luego,
existencialmente pueden presentarse otras manifestaciones comportamentales que aumenten
la intensidad del injusto, sin que el legislador las haya contemplado expresamente como
agravantes, y en tal medida se justifica la distinción que hace el precepto examinado. Es que
gravedad y personalidad se refieren globalmente al injusto y al sujeto responsable del mismo,
pero sólo incidirá en la dosificación en lo relacionado con aquellos comportamientos que no
quedan específicamente comprendidos por una atenuante o agravante.

Sin embargo, es preciso analizar primero, por respeto al principio de legalidad, si concurren
circunstancias específicas y/o genéricas de agravación dispuestas como tales en la ley, y sólo
después otras supuestas manifestaciones existenciales de conducta que puedan encuadrarse
en la fórmula más abierta de "la gravedad y modalidades del hecho punible" o "personalidad
del agente", pues bien puede ocurrir que las últimas quepan perfectamente en la base fáctica
de las primeras. En este orden, el juzgador puede precaver la doble valoración de
circunstancias o comportamientos, con consecuencias punitivas apreciables, como expresión
sustancial de la garantía que consagra el principio universal del ne bis in idem.

5. Cuando el legislador quiere afectar el marco punitivo expresado en mínimos y máximos,


correspondientes a las regulaciones básicas o especiales del delito, expresamente lo dice por
medio de oraciones tales como "hasta en la mitad", "en una tercera parte", "de la mitad a las
tres cuartas partes", etc. En todo caso, cualquiera fuere el giro gramatical usado, lo constante
es que en las normas complementarias identificadas por las citadas expresiones, se prevé una
disminución o un aumento proporcional de la pena, afectando el mínimo y el máximo, así el
punto de partida corresponda a un (1) día porque el precepto sólo diga que se aumentará o se
disminuirá la "hasta en la mitad".

En vista de que las circunstancias específicas son elementos que ayudan a precisar el injusto o
a graduar la responsabilidad del sujeto, de ellas también pueden pregonarse los mismos
criterios de dosificación plasmados en el artículo 61 del Código Penal, pues una agravante,
verbigracia, igualmente exige la ponderación de su intensidad o del grado de culpabilidad,
pues no son rígidas en su realización y tampoco pueden valorarse por pura responsabilidad
objetiva. Por esta razón, al igual que en las regulaciones básicas o especiales del delito, al
aplicar las circunstancias específicas se modifican los límites mínimo y máximo, creando un
nuevo marco punitivo dentro del cual el juez ejercerá su discrecionalidad con arreglo a las
pautas del artículo 61 del Código Penal, pues, de otro modo, no podría elucidarse cuáles serían
los parámetros explícitos para aumentar motivadamente sólo la tercera parte o la mitad,
incrementar sólo un día o la mitad, disminuir únicamente un día o las tres cuartas partes, o
fijar la pena en un punto intermedio de esos extremos.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 07/12/1999
DECISION : Confirma el fallo en lo referente a los cargos, fija
pena, fija
accesoria igual
DELITOS : Falsedad material empl. of. en doc. publico
PROCESO : 15458
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-No es pertinente utilizar este trámite incidental para


resolver un problema de acumulación de procesos
Conforme al artículo 95 del Código de Procedimiento Penal, la resolución que en uno u otro
sentido adopte el despacho judicial competente para decidir sobre la solicitud de acumulación,
sólo es impugnable a través de los recursos ordinarios y por los sujetos procesales. Por lo
tanto, no es procedente que un juez incompetente para resolver sobre tal fenómeno procesal,
se niegue a cumplir lo fallado, utilizando el trámite de la colisión de competencias.

Así mismo, no es a través del incidente de colisión de competencias como el superior funcional
puede entrar a determinar si fue acertada o no la decisión del inferior sobre la acumulación,
sino mediante el recurso de apelación que sólo puede ser interpuesto por el sujeto procesal
inconforme con la determinación, pero sin que el funcionario judicial que conozca de alguno de
los procesos que eventualmente deban acumularse, sin ser competente para decidir sobre la
misma, esté facultado para oponerse a la resolución tomada por el competente.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 07/12/1999
DECISION : Se inhibe de desatar el conflicto señalado
DELITOS : Peculado por apropiación, Prevaricato por acción
PROCESO : 16616
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-El permiso de 72 horas se extendió a los procesados por


los delitos de competencia de los Jueces Especializados (artículo 29 de la ley 504 de
1.999)
La pretensión del libelista debe ser entendida en el sentido de que esta Corporación le certifique
si en la actualidad ya cumplió el 70% de la pena impuesta en los fallos de instancia, en razón a
que el artículo 29 de la Ley 504 de 1999 modificó el numeral 5º del Código Penitenciario y
Carcelario, pues extendió el permiso administrativo de las 72 horas a los que hayan sido
condenados por los delitos de conocimiento de los Jueces Penales del Circuito Especializados,
antes denominados Jueces Regionales.

Así las cosas ha de tenerse en cuenta lo previsto en el Decreto 1542 de 1997 en su artículo 5º
el cual consagra que “Con el fin de garantizar el cumplimiento del artículo 147 de la Ley 65 de
1993, los directores de los establecimientos carcelarios y penitenciarios podrán conceder
permisos de setenta y dos horas a los condenados en única, primera y segunda instancia, o
cuyo recurso de casación se encuentre pendiente, previo el cumplimiento de los
requisitos allí señalados” (Negrillas fuera de texto)

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Auto Casación
FECHA : 09/12/1999
DECISION : Reconoce redención de pena, declara superado el
70%
de de la pena impuesta
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 13223
PUBLICADA : Si

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Si no afecta el nombre genérico de la


infracción, debe alegarse por la causal primera
En estos términos la acusación está incorrectamente formulada, porque no está denunciando
un cambio de nomen iuris del delito, ya que tanto el homicidio culposo como el doloso son
especies pertenecientes al mismo género delictivo en la sistemática del Código Penal, y de
demostrarse el error, la Corte no tendría que invalidar la actuación , que sería el efecto de
tomar como fundamento de la censura la causal 3ª. del articulo 220 del C. de P. P:, sino
dictar fallo de sustitución enmendándolo., que es la consecuencia de basar el reparo en la
causal 1ª. de casación.

Sobre la forma de plantear el error en estos casos, la Corte ha precisado repetidas veces,
una de ellas el 24 de octubre de 1995 (Rad. 10.986) con ponencia del magistrado doctor
Arboleda Ripoll,:

"Si la equivocada calificación no afecta el nombre genérico de la infracción, el ataque debe


encauzarse por la causal primera, pero que si el yerro implica cambio del nomen iuris, como
cuando se subsumen en el tipo penal de abuso de confianza unos hechos que son peculado,
la causal aducible será la tercera, puesto que si se plantea la primera, la Sala , por expreso
mandato del artículo 229.1 del Código de Procedimiento Penal, tendría que entrar a dictar fallo
de sustitución, lo cual significaría proferir una sentencia en desacuerdo con la resolución
acusatoria.

También ha dicho que en este segundo caso, la fundamentación del recurso debe hacerse
conforme a las reglas de la causal primera, ya que para poder afirmar la nulidad de la
actuación, el actor debe demostrar previamente que el juzgador equivocó la calificación
jurídica de los hechos, bien porque incurrió en errores de apreciación probatoria que lo
llevaron a aplicar una determinada norma de derecho sustancial en lugar de otra, o porque
falló al desentrañar el sentido o alcance de los preceptos aplicados o dejados de aplicar".".

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 09/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado,
Tentativa de hurto
PROCESO : 11262
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Peticiones de libertad en el trámite del incidente:


Competencia
La colisión, positiva o negativa, supone una indefinición momentánea en cuanto al funcionario
competente para conocer del proceso. Es la razón para que el artículo 101 del Código de
Procedimiento Penal, al relacionar los efectos de la colisión, disponga que el único autorizado
para declarar nulidades es el funcionario en quien quede radicada la competencia. Esto
significa que durante el trámite del conflicto y hasta antes de decidirse, ni quien promovió la
colisión ni quien la aceptó pueden adoptar dicho tipo de determinaciones, ya que las mismas
sólo las puede adoptar el funcionario competente.

Si lo anterior sucede frente a las nulidades, otra es la lógica de la ley en lo referente a las
peticiones de libertad que deban resolverse durante el trámite del conflicto y hasta antes de
su resolución. Como tales solicitudes deben ser resueltas dentro de los términos breves
establecidos por el legislador, la adopción de esas decisiones no puede supeditarse a que el
conflicto sea dirimido. Mientras esto sucede -dice el artículo 101 anotado- "…lo referente a las
medidas cautelares será resuelto por el Juez que tuviere el proceso en el momento en que
deba tomarse la respectiva decisión".

"La respectiva decisión" a que se refiere la disposición es la relacionada con la medida


cautelar. En consecuencia, si la petición de libertad se realiza cuando el proceso se encuentra
en el despacho de quien provoca el conflicto, es éste quien la debe resolver así niegue la
competencia para conocer del proceso. Y si la decisión debe tomarse cuando el proceso está
en el despacho de quien acepta el conflicto, será éste el funcionario encargado de su
resolución.

Ahora bien, si se tiene en cuenta que la competencia del funcionario encargado de dirimir la
controversia se encuentra limitada exclusivamente a resolverla de plano (art. 99 del C. de P.
P.), es evidente para la Corte que mientras esto sucede todo lo referente a medidas cautelares
lo debe resolver el funcionario judicial que trabó el conflicto, en cuyo despacho deben haber
quedado las copias del proceso, precisamente para esa finalidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Colisión
FECHA : 10/12/1999
DECISION : Se abstiene de resolver solicitus de libertad
condicional,
remite copia al Juzga
PROCESO : 16686
PUBLICADA : Si

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SENTENCIA ANTICIPADA-Interés para recurrir-Imposibilidad de retractación/


NARCOTRAFICO-La cantidad de estupefaciente es factor estructurante del tipo penal
En relación con el interés para recurrir la sentencia de segundo grado, tema que la
Procuraduría soslayó en su estudio y por lo cual la Corte se aparta parcialmente de su
concepto, cabe advertir que si bien, de acuerdo a lo estatuido en el artículo 222 del C. de P.P.,
el defensor entre otros, está legitimado para recurrir en casación, cuando se trata de
sentencia anticipada, como en este caso ese interés debe estar presente.

Así lo estatuye el numeral 4o. del artículo 37-B, que señala de manera taxativa y excluyente, el
interés para recurrir la sentencia anticipada por parte del procesado y su defensor, limitándolo
a los aspectos que tienen que ver con la dosificación de la pena, el subrogado de la condena
de ejecución condicional, la condena para el pago de perjuicios y la extinción del dominio
sobre bienes, y todos estos aspectos tienen aplicación en el recurso de casación, como ya lo
ha reiterado también la Sala entre otros pronunciamientos, en los de 8 de marzo de 1996 y de
27 de julio de 1999: "Si bien es cierto que el numeral cuarto del artículo 37-B ibidem hace
referencia a la expresión "apelable" también debe hacerse extensivo al recurso de casación,
ya que este hace parte igualmente de los mecanismos legales que se han establecido para
controvertir decisiones judiciales".

En torno al instituto de la sentencia anticipada, la Sala ha dicho reiteradamente (véase entre


otras, sentencia del 4 de marzo de 1996, M.P. Dr. Arboleda Ripoll), que es "parte de los
mecanismos político-criminales tendientes a que principios como los de celeridad, economía
procesal y eficacia tengan cabal operancia a cambio de hacer menos gravosa la pena.

"Pero esta facultad del Estado en favor del acusado no es gratuita, sino que exige de parte de
éste una contraprestación consistente en que debe reconocer su responsabilidad penal con
relación a los cargos que se le imputan en el acta de presentación de los mismos y renunciar a
parte del trámite procesal, optando por uno abreviado, previsto en la ley, y una sentencia
inmediata, que sólo podrá impugnar en los casos taxativamente señalados en ella. Por lo
mismo se extingue para él cualquier posibilidad de retractación o negación de su
responsabilidad libremente aceptada"

En el caso materia de estudio, el defensor propugna por el reconocimiento parcial de una


causal de inculpabilidad, en directa relación con la estructura del delito imputado a su
poderdante: transportar más de cinco (5) kilogramos de cocaína, tipificado en los artículos 33,
inciso primero y 38 numeral 3o. de la Ley 30 de 1986, porque cualquiera de las conductas
contempladas en la primera de las referidas normas, cuando la cantidad sobrepasa el anotado
guarismo comporta la duplicación de la pena mínima y así es que se dosificó la pena para su
procurado.

Esta normatividad indica que la cantidad de estupefaciente transportada, es factor


estructurante del tipo penal imputado, por ser agravante específica de la conducta descrita en
la primera de las mencionadas normas.

Ha dicho la Corte ya en manera reiterada, que "La jurisprudencia ha sido persistente en


sostener que en tratándose de sentencias de conformidad, proferidas dentro del trámite
abreviado, los aspectos respecto de los cuales puede interponerse el recurso de apelación
condicionan la viabilidad del recurso extraordinario de casación sin que resulte posible la
discusión de otros temas, pues desconocer la Corte la restricción impuesta, sería propiciar la
frustración de la legítima prohibición de retractación de la aceptación voluntaria de
responsabilidad, a través de otro medio legal (la burla de la ley por la misma ley) y el
desconocimiento de la naturaleza especial de estas formas prematuras de terminación del
proceso", (auto mayo 6 de 1997, M.P. Dr. Gómez Gallego).

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 10/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 10074
PUBLICADA : Si

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FAVORECIMIENTO A NARCOTRAFICANTES-Artículo 39 de la ley 30 de 1986/ CAUSAL


DE INCULPABILIDAD-El desconocimiento de la norma no sirve de excusa para justificar
el comportamiento
1. "La ley 30 de 1986 arropó y recogió, en un tipo penal especial y de mayor gravedad
punitiva, aquellos comportamientos de los funcionarios o empleados oficiales que faltando a
sus deberes funcionales se prestan para el favorecimiento de quienes participan en el negocio
de la droga, a través de la realización de conductas que, si no existiera esta disposición,
estarían previstas de otra manera y más benignamente tratadas, por las normas del C. Penal.
Prevaricatos, Abusos de Autoridad, Fuga de Presos, y otras acciones infractoras de las
Administraciones Pública y de justicia, entran a constituirse en formas comisivas de éste tipo
especial cuya existencia desplaza la subsunción hacia él y excluye, por concurso aparente, la
posibilidad de concurrencia. Así las cosas, el tipo penal del artículo 39 del estatuto envuelve
una medida específica para garantizar el cumplimiento y la eficacia de las disposiciones del
mismo, de manera que apunta a proteger de manera especial la función del Estado y sus
servidores en lo que tiene que ver con las normas allí integradas.

"Siendo ello así, la conducta imputada al Dr (…) encuadra en la normativa del art. 39 de la ley
30 de 1986 y no en la del art. 149 del C.P., consagratorio del prevaricato por acción . Se trata
de empleado público encargado de juzgar a personas comprometidas en delitos previstos en el
estatuto, que mediante el proferimiento de una sentencia absolutoria ilegal procuró la
impunidad de dicho delito.

2. No se trata de que la conducta atribuida al ex - juez (…) tuviera fundamento en el


conocimiento que de ella debía tener por sus estudios y experiencia y que por ese
conocimiento, de manera intencional hubiese incurrido en ella. De lo que se trata, es de aplicar
a la conducta contraria a la ley la norma que corresponde, sin que para ello sean necesarias
exigencias previas como la representación literal o pormenorizado de un determinado precepto
legal, sino que se tenga la conciencia que el comportamiento realizado de manera voluntaria
es contrario al ordenamiento jurídico. Entonces, ante la presencia de una conducta lesiva, es
deber aplicar la norma que la regula sin que su desconocimiento pueda servir de excusa para
justificar el comportamiento.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 10/12/1999
DECISION : Confirma la sentencia impuganada
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 15598
PUBLICADA : Si

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VIOLACION DIRECTA DE LA LEY-Técnica/ REPARACION DEL DAÑO-En delitos contra


el patrimonio económico: La rebaja de pena establecida en el artículo 374 del C.P. es
objetiva; el resarcimiento debe ser integral/ PERJUICIOS MORALES-Es al Juez a quien
corresponde señalar prudencialmente su valor
Referente al aspecto técnico de la demanda, que el Procurador Delegado glosa por considerar
que el censor invoca equivocadamente la falta de aplicación del artículo 374 del C.P. pues ha
debido aducir la errada interpretación de la norma porque el fallador reconoció su existencia y
validez, anota la Corte, siendo su criterio ya reiterado, que a la exclusión evidente de un
precepto sustancial, -falta de aplicación-, el sentenciador puede llegar al interpretar
equivocadamente el alcance del texto legal; por contraste la errada interpretación como forma
de violación directa de la ley sustancial, supone siempre la correcta selección de la norma y su
aplicación, pero con una intelección defectuosa.

Por esta causa, cuando, como en el evento materia de examen, donde el demandante depreca
la aplicación de un precepto sustancial que el fallador de las instancias no aplicó porque le
atribuyó un alcance diferente al que correspondía, siendo el propio para regular el caso, el
sentido de la transgresión a invocar es la falta de aplicación. Como así lo hizo el casacionista,
su demanda técnicamente no merece objeción. Se aparta pues la Sala en este sentido, del
criterio del Ministerio Público.

En lo concerniente a lo fundamental del reparo casacional, impera recordar que la Corte, en


fallo mayoritario del 23 de noviembre de 1998 con ponencia del magistrado Dr. Arboleda
Ripoll, dejó sin piso las exigencias de arrepentimiento al procesado en la reparación del daño
y la indemnización de los perjuicios de que trata el artículo 374 del C. P., y que consideran
necesario tanto el Tribunal que emite la sentencia recurrida, como la Procuraduría Delegada,
en su concepto que por este aspecto no comparte la Sala, al cambiar el criterio hasta
entonces imperante sobre los motivos que pudieran haber determinado al incriminado a
acogerse al esa norma restituyendo el objeto materia del delito o su valor e indemnizando
los perjuicios ocasionados al ofendido antes de que se dicte sentencia de primera instancia,
para lograr la aminoración de su pena, pues consideró que aparte de la restitución e
indemnización en los términos en ella establecida, "Las motivaciones que hayan podido haber
determinado su decisión, o los sentimientos que haya experimentado al hacerlo, no son
aspectos que determine la aplicación o no de la consecuencia jurídica. De allí que su exigencia
sea ilegítima".

También dijo la Corte que "si el objeto material fue recuperado, o no alcanzó a ser objeto de
apoderamiento como acontece en las tentativas, la reducción se obtiene si el responsable
indemniza los perjuicios causados con el hecho punible, de acuerdo con la estimación que de
ellos haga bajo juramento el perjudicado, o la que pericialmente se realice (art. 295 C. P. P.),
a la vez que precisó que esa reparación "debe ser integral. Esto significa que las restituciones
e indemnizaciones deben ser totales, no parciales. Los resarcimientos incompletos, solo
ameritan el reconocimiento de la circunstancia genérica de atenuación prevista en el artículo
64.7 del Código Penal".

En punto a la connotación de la reparación de que se habla y sus consecuencias procesales, la


Corte, en providencia del 25 de junio de 1998, con ponencia del magistrado Pinilla Pinilla,
reiterativa de pronunciamiento anterior, expedido el 22 de junio de 1988, precisó:

"... la indemnización que exige también la norma (C. P. art. 374) debe ser plena o suficiente,
en el sentido de tal concepto, para que produzca el efecto indicado. Y en este caso ,
señalados únicamente los perjuicios materiales por el perito, con prescindencia de los
morales, el juez sin precisar éstos conforme a sus facultades o anotar tal vacío, dio como
suficiente la indemnización, para disponer la reducción referida cuando faltaba este requisito,
sin el cual no podía entenderse atendido debidamente el precepto.

"No obstante lo anteriormente expresado, podría arguirse que el procesado consignó la suma
señalada en la sentencia en comento, como perjuicios y que esto indicaba su ánimo de
resarcimiento, lo que hacía posible la reducción comentada. A este respecto son pertinentes
las razones expuestas por la Procuraduría Tercera Delegada, ya que no existiendo parte civil -
se reitera - y siendo incompleta la tasación efectuada, como se expresa en el mismo
dictamen, puesto que se prescindió de los perjuicios morales, no puede darse por satisfecho
este requisito. Lo cual no ocurriría, si habiendo intervenido el perjudicado en tal calidad no
hubiera reclamado, pudiéndose entender que se conformaba con el señalamiento de perjuicios
con la limitación indicada.".

"Es al Juez a quien corresponde prudencialmente señalar el valor del daño moral no
susceptible de valoración pecuniaria (art. 106 C. P.), que escapa a toda regulación por medio
de peritos, de donde, ni se precisa nombrarlos para ese efecto ni esperar sus resultados, que
habrán de ser necesariamente negativos, para entrar a señalar su monto por el Juez dentro
del límite máximo fijado por la ley ´, como lo ha indicado la Sala desde tiempo atrás
(Sentencia del 26 de agosto de 1982, M. P. Dr. Darío Velásquez Gaviria, negrilla ausente en el
texto original.)."

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 10/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal
PROCESO : 11656
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisito subjetivo: Pronostico sobre la adaptación social del


procesado
No es procedente reconocer al procesado el derecho a la libertad provisional con fundamento
en el artículo 415-2 del Código de Procedimiento Penal, pues no se satisfacen los elementos
subjetivos de valoración que corresponde efectuar al funcionario judicial, en procura de
realizar un diagnóstico suficiente para formular su pronóstico sobre la adaptación social del
procesado.

En efecto, uno de "los antecedentes de todo orden" que suministra el proceso es la misma
naturaleza de la conducta, que no sólo evidencia la lesión del bien jurídico del patrimonio
económico, sino que la forma en que se desarrolló pone de presente una especial
insensibilidad en el actuar de OSCAR MALDONADO RODRIGUEZ al concertar y preparar con
ponderación el hecho punible, utilizar junto con otras personas armas de fuego para someter a
los vigilantes de la bodega INCOLENS, proceder a destrozar las seguridades internas, tomar
poder sobre los bienes que allí se encontraban y finalmente amarrar a los celadores para
asegurar su huida.
En verdad, hechos como éste implican el máximo de esfuerzo en procura de la resocialización,
lo que supone que la persona transite los varios pasos que constituyen el tratamiento, uno de
los cuales es, ciertamente, el relacionado con el trabajo y el estudio. Pero a éste siguen otros,
por ejemplo la educación orientada a la afirmación del conocimiento y del respeto por los
valores humanos, por las instituciones y por las normas de convivencia; la educación, la
instrucción, el trabajo, la actividad cultural, recreativa, deportiva y las relaciones de familia
dirigidas, mancomunadamente, a las necesidades particulares de la personalidad; el estudio
científico de ésta, producto de labores interdisciplinarias de abogados, psiquiatras,
trabajadores sociales, terapeutas, antropólogos, sociólogos, criminólogos, penitenciaristas, etc.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Casación -Libertad
FECHA : 10/12/1999
DECISION : Niega la libertad provisional solicitada
PROCESO : 16485
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Exigencias técnicas para alegar la causal primera, cuerpo


segundo
A la luz del numeral 3o. del artículo 225 del C. de P.P., en el escrito deben exponerse en forma
clara y precisa los fundamentos de la causal aducida y citarse las normas que se estimen
transgredidas, exigencias que relacionadas con la causal 1a. de casación, cuerpo segundo,
tomada como fundamento legal por el censor en este caso, requiere individualizar las pruebas
sobre las cuales recayó el error de evaluación que se atribuye a la sentencia; precisar la clase
y la especie de error en el estudio de esa prueba cometido por el fallador; y, acreditar su
importancia decisiva en el fallo, en cuanto pueda determinar la variación de su sentido y
alcance. Además, el cuestionamiento y la consecuente demostración, debe cobijar a todas las
pruebas de apoyo de la decisión.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Casación
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Rechaza in límine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Concusión
PROCESO : 16145
PUBLICADA : Si

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DETENCION DOMICILIARIA-Variación del lugar de residencia


En este mismo proceso, con fecha 15 de diciembre de 1998 la Sala negó el cambio temporal
de la residencia donde debe darse el cumplimiento de la detención domiciliaria del doctor (…),
por las siguientes consideraciones:

"2.1.- La figura de "residencia alterna" a que se hace mención en la solicitud, no está prevista
en el estatuto procesal penal colombiano, particularmente en lo que hace relación a la unidad
de vivienda de una persona sobre quien se ha impuesto una medida de aseguramiento de
detención, que en todo caso es restrictiva de la libertad así se propicie cumplirla en la propia
morada, la cual debe entenderse de manera singular, entre otros motivos para que no
constituya un favor adicional de desigualdad por las disímiles condiciones habitacionales al
alcance de cada asegurado domiciliariamente.

2.2.- El control de la detención domiciliaria, para todos los efectos legales, le resultará muy
difícil de ejercer al INPEC, entidad que en todo caso debe velar por el adecuado cumplimiento
de las medidas privativas de la libertad y la observancia y certificación de los diferentes
aspectos a ellas atinentes, función que no podría atender apropiadamente en un predio rural, a
no ser a unos costos muy elevados, que el estado no tiene por qué asumir para la custodia de
una persona cuya verdadera residencia es urbana".

MAGISTRADO PONENTE Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Unica Instancia
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Deniega la solicitud de cambio de inmueble donde
se
cumple la detención domiciliaria
PROCESO : 15273
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Proceso en Colombia
Conviene señalar en relación con la petición uniforme elevada por el Ministerio Público y de la
defensa técnica, de diferir la entrega al instante en que se le resuelva la situación jurídica al
reclamado en nuestro país, en concordancia con lo reglado por el artículo 560 del Código de
Procedimiento Penal, la Sala se abstendrá de pronunciarse, en virtud a que esta materia
escapa al objetivo del concepto, y porque concierne al Gobierno Nacional decidir sobre ese
particular.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Extradición
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Conceptúa favorablemente
PROCESO : 15013
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria: Nombramiento de una persona honorable como


defensor/ INDAGATORIA-Finalidad-Interrogatorio
El respeto por los derechos fundamentales como el de defensa del sindicado al momento de
rendir su indagatoria, ha sido tema recurrentemente tratado por esta Sala, que aún cuando el
primer inciso del artículo 148 del C. de P. P. autorizaba la habilitación de ciudadanos
honorables no servidores públicos para esa ocasión, no vaciló en reconocer su transgresión en
los eventos en que consideró injustificada esa habilitación; sin embargo, a raíz de la expedición
por la Corte Constitucional, de su sentencia C.049 del 8 de febrero de 1996, declarando la
inexequibilidad de ese segmento normativo, esta Sala continúo aceptando la validez del
nombramiento de esos ciudadanos como defensores para la indagatoria, salvo manifiesta
irregularidad, claro está, siempre y cuando hubiera ocurrido antes del referido fallo
constitucional. Así se ha precisado en varios pronunciamientos, unos de ellos el auto del 6 de
mayo de 1998 (M.P. Dr. Nilson Pinilla Pinilla).

La función de la indagatoria es permitirle a quien la rinde conocer y explicar unos hechos


posiblemente delictivos que se le imputan, independientemente de su calificación jurídica, la
cual se encuentra reservada para los momentos de la resolución de la situación jurídica, la
acusación y la sentencia. Así lo ha sostenido la Corte y es preciso reiterarlo hoy ante la
situación que refleja el proceso en el cual se ha dictado la sentencia recurrida.

Es exagerado pretender que desde la misma indagatoria que se recibe al imputado al poco
tiempo de sucedidos los hechos, deba entérasele de la calificación jurídica que hasta el
momento recibe la conducta objeto de reproche, como equivocadamente lo pretenden el
casacionista y el Procurador Delegado, que se empeñan en desconocer la evidencia del
interrogatorio, pues es la propia ley - artículo 360 del C. de P. P.- la que dispone indagar
por los hechos que originaron la vinculación, que no son otros que los estructurantes de la
imputación, plasmada posteriormente con su encuadramiento jurídico en las decisiones
fundamentales que se adoptan a lo largo del proceso, esto es, la que define su situación
jurídica, la que califica el mérito probatorio, y finalmente la sentencia.

Sobre este aspecto la Sala ratifica lo dicho en anterior oportunidad:

"En efecto, es claro que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 360 del C.P.P. al
imputado debe interrogársele "en relación con los hechos que originaron su vinculación", pero
no sobre los tipos penales concretos que se consideren infringidos por parte del instructor,
pues además de que la disposición en cita en ninguna forma posibilita ese interesada
hermenéutica no resulta lógica ni menos comprensible ante la realidad y dinámica de la
investigación penal, toda vez que la explicación que el Estado requiere al imputado es sobre su
conducta entendida dentro del contexto fáctico, que es lo que a la postre posibilita el
correspondiente análisis jurídico positivo, conforme sucedió en este caso.

Esto no significa, por tanto, que al imputado no se le deba interrogar sobre todos los cargos
que obre en su contra, sino que la ley no exige la precisión técnico jurídica de la estructura
analítica del delito para que el indagado explique su actuar dentro de tan elevado y complejo
marco conceptual; de ahí que resulte realmente infundado el cargo frente al caso concreto,
pues resulta evidente que al procesado se le preguntó sobre los hechos constitutivos del
atentado contra la vida e integridad personal" (sentencia del 3 de junio de 1998, M.P. Dr.
Carlos Augusto Gálvez Argote).

Por lo anotado, no sobra advertir que el sindicado, al defenderse de los hechos concretos, por
los que se le interroga desde ese momento ejerce su defensa, y tal como lo ha puntualizado la
Corte, no es necesario encasillar los hechos en una figura delictiva concreta, pues lo que el
estado requiere del imputado es la respuesta sobre su conducta "entendida dentro del
contextofáctico, que es lo que a la postre posibilita el correspondiente análisis jurídico positivo"
conforme sucedió en este caso.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 14/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Omisión de informes sobre act. terroristas
PROCESO : 12696
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-Clases/LIBERTAD PREPARATORIA-Naturaleza


Los beneficios administrativos de que trata el Título XIII de la Ley 65 de 1993, son: los
permisos hasta de 72 horas, la libertad y franquicia preparatorias, el trabajo extramuros y
penitenciarias abiertas, sin que se hable de la libertad provisional como pretende hacer ver el
procesado, puesto que está última y conforme a la ley deberá ser estudiada, como lo ha
venido haciendo la Corte, bajo las previsiones del artículo 415.2 del Código de Procedimiento
Penal, previo el cumplimiento de los requisitos exigidos en los artículos 72 y 72 A del Código
Penal, según el caso. En cambio la preparatoria (art.148 Ley 65/93), sólo la concederá el
Consejo de Disciplina, con la aprobación del Director del Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario, conforme lo dispone el numeral 5º de la disposición ya comentada y previo el
cumplimiento de las exigencias allí establecidas, con la base de que los fallos respectivos se
encuentren debidamente ejecutoriados, situación que no es la del aquí petente, en razón a
que en esta sede se surte el recurso extraordinario de casación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Casación -Libertad
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Niega la libertad provisional reclamada
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 15120
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Ambiente de inseguridad que afecta a los funcionarios


judiciales del respectivo distrito
Se deduce que el cambio de radicación es una medida extrema que se adoptará cuando
definitivamente ya no existan mecanismos jurídicos alternativos destinados a neutralizar las
causas que lo generan, o cuando habiéndose acudido a otras formas de prevenir o remediar el
conflicto latente y extraño al proceso penal, no se hubieren obtenido los resultados esperados.

Los lineamientos esenciales que caracterizan el cambio de radicación, se verifican en la


petición elevada por la Juez Cuarta Penal del Circuito y la Procuradora Delegada ante el mismo
Despacho, pues argumentan en debida forma y en concreto los motivos por los cuales "la
serenidad ideal" que debe concurrir en el administrador de justicia, la publicidad del
juzgamiento y las garantías de los sujetos procesales, se ven afectadas como consecuencia de
la causa que se le adelanta en contra del señor (…)

Atinadas luces contribuye a este efecto la cita del auto del 2 de marzo de 1999, por medio del
cual la Sala de Casación Penal, con ponencia del Honorable Magistrado, Doctor JORGE ANIBAL
GOMEZ GALLEGO, declaró fundada la solicitud de cambio de radicación que hiciera el Juez
Segundo Penal del Circuito de Armenia, en la causa que iniciaba por los mismos
acontecimientos contra el señor (…), el cual expresó:

"En realidad, no resulta sensato aducir que el poder político de un personaje de la región
puede poner en vilo la independencia o imparcialidad de los funcionarios judiciales, como
sentimiento motivado en esa mera consideración, porque ello equivale a decir que los
administradores de justicia no quieren exponerse cuando se trata de investigar a quienes
están vinculados de una u otra manera con el poder, sin que existan razones objetivas y
manifiestas de intereses, lazos o perturbaciones generalizadas puestas por órganos que
institucionalmente deben apoyar la administración de justicia (corrupción grave de los cuerpos
de policía judicial, por ejemplo), que por sus dimensiones sí comprometerían extendidamente
la capacidad de acción de un número indeterminado de servidores judiciales.

Semejante pretexto, sí que desprestigiaría la administración de justicia, porque, de un lado, le


queda a la comunidad esa amarga sensación de una discriminación en el ejercicio del poder
punitivo, en atención a la posición social, política o económica del imputado, y de otra parte, a
quienes tal privilegio detentan, el regocijo de que, por su sola condición y la exteriorizada
incomodidad de sentirse investigados, bastaría para inhabilitar a los jueces, sin que por los
actores se hayan desplegado acciones claras de obstaculización a la marcha de la
administración de justicia, las cuales deben ser generalizadas, porque, en tratándose del
cambio de radicación, no se trata de descalificar a funcionarios individualmente considerados
sino a todos los que tienen la facultad de resolver conflictos en la región.

Lo que sí genera preocupación es un ambiente de inseguridad que afecta por parejo a la


comunidad y a los funcionarios judiciales de la mencionada zona, como consecuencia de
encadenadas y sucesivas acciones delictivas de secuestro, homicidio, conformación y
promoción de bandas de sicarios, enriquecimiento ilícito, falsas denuncias y constreñimiento
ilegal, en todo lo cual de alguna manera se hacen imputaciones al congresista (…), razón por
la cual, en atención al fuero, se han enviado a la Corte las respectivas copias, atribuciones
cuya verdad o falsedad obviamente apenas está en proceso de verificación.

De todas maneras, el sentimiento de inseguridad generalizado entre los funcionarios judiciales


de Armenia, que ha llevado hasta la implementación de las investigaciones por fiscales
regionales y con la colaboración de testigos reservados, fundado en la realidad de que la
ciudad vive la agudización de hechos violentos de grave impacto social, sin duda se proyecta
nocivamente sobre la independencia e imparcialidad de la administración de justicia. Es decir,
aunque la norma del artículo 83 sólo habla directamente de la seguridad del procesado como
factor fundante del cambio de radicación, lo cierto es que una afectación de tal envergadura,
que repercute en el ánimo de un número indeterminado de jueces, indudablemente pone en
cuestión el necesario equilibrio para decidir, causa que sí está expresamente dispuesta como
motivo de mutación del asiento de las diligencias".

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Cambio de Radicación
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Declara fundada la solicitud, asigna el proceso a los
Jueces
penales de Bogotá,
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 16590
PUBLICADA : Si

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CASACION-Interés: Identidad sustancial en el objeto de la impugnación/ APELACION-


Naturaleza del instituto/ IRA E INTENSO DOLOR-Error frente a las circunstancias de la
injusticia y la gravedad de la provocación/PERJUICIOS-Cuando el delito se comete en
estado de ira la reparación del daño debe hacerse en forma parcial-No procede la
disminución si el reconocimiento de la ira tiene como fuente la aceptación del error

1. Si bien, en principio, este control de procedibilidad del recurso se concreta en la


confrontación objetiva de las pretensiones alegadas en la apelación instancial del fallo del ad
quem y en la casación, lo que generalmente se facilita por la clara exclusión argumentativa y
conclusiva, tanto de las sentencias como de las alegaciones recursivas, ello no necesariamente
significa que se trate de una labor mecánica de simple constatación formal remitida a la
elemental comparación de las nominaciones jurídico-legales con que se distinga a los
fenómenos en cuestión, dejando de lado la complejidad sustancial que pueda presentarse,
tanto en los temas tratados como en la forma en que han sido analizados por los jueces y por
los impugnantes, y en las propias circunstancias procesales que en cada caso se presenten,
pues por tratarse de un juicio de valor, los sustentos argumentales fáctico-jurídicos no pueden
quedar absorbidos fatalmente por conclusiones huérfanas de explicaciones demostrativas, que
no siempre pueden presentar la homogeneidad excluyente de los fenómenos físicos, sino que
por el contrario, ante la imposibilidad de recurrir a argumentos generales propias de aquellos
saberes, es el juicio alternativo dependiente de la dinámica probatoria el que a la manera de
hipótesis se impone proponer, necesaria y progresivamente individualizada ante la dificultad
de convicción que las propuestas hayan recibido en anteriores decisiones, pero que dada la
naturaleza misma de los hechos, así se ubiquen en un distinto concepto dogmático, se torna
imprescindible incluirlas, pues imposible resulta su exclusión, no obstante que quien las haya
inicialmente valorado desmienta su verdad, quedando latente su reconocimiento para una
apreciación posterior, en el evento en que a ello haya lugar.

Admitir lo contrario, equivaldría, entre otras cosas, a desconocer precisamente la evolución


que ha tenido en nuestro sistema procesal penal la interposición del recurso de apelación,
pues al establecerse la exigencia de su sustentación, que lo fue mediante el artículo 58 de la
Ley 2ª. de 1.984, y que ha continuado hasta el ordenamiento actual, artículo 215, es claro que
una tal exigencia tiene como fin conocer las argumentaciones de hecho y jurícico-legales del
impugnante, sin que el recurso quede, como en las legislaciones anteriores, sometido a la
iniciativa de la oficiosidad por desconocerse cuál era el punto específico de la inconformidad,
corriéndose el riesgo de que no fuera tratado por el ad quem; de ahí que desde esa época esta
Corporación al fijar su alcance haya precisado que dicha exigencia constituye "una carga del
impugnante que le obliga a señalar en concreto las razones de su disentimiento con la
providencia recurrida y que lo llevan a postular una determinación diferente que sea menos
gravosa para sus intereses procesales", y que si bien no es "necesaria la exhaustiva
presentación de argumentos para demostrar inconformidad con la resolución apelada, pues
basta con enumerar en el oportuno escrito, en forma clara y precisa los fundamentos del
disenso", esto no significa que pueda darse por cumplida "cuando el impugnante se limita
simplemente a calificar la providencia recurrida de ilegal, injurídica o irregular; tampoco
cuando emplea expresiones abstractas tales como "si hay prueba de los hechos", "no están
demostrados los hechos" u otras semejantes, puesto que aquellos calificativos y estas
expresiones, justamente por su vaguedad o imprecisión no expresan, pero ni siquiera
implícitamente, las razones o motivos de la inconformidad del apelante con las deducciones
lógico-jurídicas a que llegó el juez en su proveído impugnado", ya que siendo la apelación "una
faceta del derecho de impugnación, expresión ésta derivada de la voz latina "impugnare", que
significa "combatir, contradecir, refutar", tiene que aceptarse que el deber de sustentar este
recurso consiste precisa y claramente en dar o explicar por escrito la razón o motivo concreto
que se ha tenido para interponerlo, expresando la idea con criterio tautológico, mediante la
pertinente crítica jurídica, para acusar la providencia recurrida a fin de hacer ver su
contrariedad con el derecho y alcanzar, por ende, su revocatoria o su modificación", como lo
sostuvo esta Sala en auto del 11 de septiembre de 1.984, compartiendo igual pronunciamiento
de la Sala Civil de esta Corporación del 30 de agosto del mismo año.

Como la regulación procesal para efectos de la sustentación del recurso de apelación difiere de
la exigida para igual propósito en la de casación, la determinación del interés para recurrir del
impugnante en éste último caso impone, por las razones ya expuestas, confrontar el fallo de
primera instancia, con el fundamento de la apelación y el del recurso extraordinario, sin perder
de vista que por no establecer la ley para la primera técnica ni limitación argumental alguna
como ocurre con la casación, se requiere del análisis de los temas examinados y decididos y
los cuestionados por el sujeto procesal inconforme, por cuanto debido a la unidad inescindible
que integran las decisiones finales del a quo y del ad quem en todo aquello que no sea
revocado por este último, pueden surgir fenómenos o decisiones perjudiciales para el
recurrente con el resto del pronunciamiento, que por no haber sido tenidas en cuenta por el
Juez de primer grado, tampoco lo haya hecho el Tribunal, evento en el cual obviamente no
podían ser objeto de apelación por su inexistencia.

El interés para recurrir en casación, como en esencia no lo es tampoco en punto de los demás
recursos, no puede ser entendido en un marco simplemente formal, pues por definición es
sustancial no únicamente porque se constituye en un supuesto de procedibilidad de la
impugnación, sino porque de él depende el ejercicio de un derecho, más aún de rango
constitucional entre nosotros, hasta el extremo que bien puede afirmarse cómo aunque
teóricamente es diferenciable el interés de la impugnación propiamente dicha, es lo cierto que
en su ejercicio se vinculan de tal forma que integran una unidad, pues sin el uno desaparece el
otro. Y si su naturaleza es, entonces, sustantiva, de contera los presupuestos para establecerlo
deben tener la misma connotación, por no decir su misma esencia, excepción hecha de casos
como los de la audiencia especial y la sentencia anticipada, en los que la propia normativa
predetermina los eventos en los que se presume la existencia de dicho interés, en los demás,
le corresponde al juez deducir valorativamente el gravamen que le cause o le pueda causar
una determinada decisión al impugnante, imponiéndose, por ende, el análisis integral de las
referidas piezas procesales sin que fatalmente sea la sola determinación de un instituto
jurídico, o mejor dicho, el nomen juris de éste el que implique colegir si al casacionista le asiste
interés para recurrir por no corresponder a lo decidido en primera instancia sino que, contrario
sensu, se requiere evaluar, desde luego para estos efectos la complejidad de lo resuelto y
alegado ante los juzgadores ordinarios para a partir de allí poder concluir la concurrencia o no
del referido soporte de la impugnación extraordinaria, pues el hecho de que a un determinado
supuesto fáctico o jurídico se le hagan derivar consecuencias diversas o que jurídicamente
pueda admitir enfoques distintos no podría ser motivo para negar la procedencia del recurso,
toda vez que la base argumental, a la postre, fundamento del análisis, opuesto a lo que suele
pensarse, puede ser determinante para colegir el interés para recurrir, sobre todo en aquellos
casos en que la decisión tomada ha exigido la exclusión de otras hipótesis.

2. En estas condiciones, y siendo que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 60 del


Código Penal en el sentido de que el reconocimiento de dicha diminuente punitiva solo es
procedente cuando el agente actúa "en estado de ira o de intenso dolor, causado por
comportamiento ajeno, grave e injusto", se impone precisar que de acuerdo con la doctrina y
la jurisprudencia reiterada por la Sala desde antaño, en casos en donde los hechos presentan
contingencias como las aquí ocurridas, esta especial circunstancia impone obligatoriamente el
estudio de "los antecedentes subjetivos y objetivos de la cuestión", de tal manera que es al
Juez al que le corresponde calificar, de acuerdo con ello, la gravedad y la injusticia de la
provocación a efectos de determinar si la reacción del autor del hecho obedece a una profunda
mengua y exaltación emocional que sin darle lugar a la reflexión, actúa inmediatamente o en
forma más o menos pausada dependiendo en todo caso de su personalidad, pues se trata de
un aspecto que necesariamente afecta la psiquis del autor, debiéndose, de todas formas,
distinguir en el delito emocional, al igual que en el pasional, cuyas connotaciones y
expresiones en el mundo de lo fáctico tienen matices bien diversos desde el punto de vista
psicológico y las reacciones que pueden desencadenar en el individuo, pues es lo que a su
turno permite diferenciar entre los dos estados que a la manera de diminuente punitiva
consagra la norma en cita, esto es, la ira del intenso dolor, ya que es claro cómo no se trata de
fenómenos idénticos, sino por el contrario psicológica y jurídicamente diferenciables, toda vez
que como concretamente lo precisara el profesor Jorge Enrique Gutiérrez Anzola en su obra
"Delitos contra la vida y la integridad personal" (tercera edición, Editorial Temis, 1.956,
pág.232), "…En verdad, síquicamente hablando, son dos estados diferentes. La ira explota
súbitamente ante la agresión ofensiva, podría decirse sin elaboración mental alguna, porque
es en cierto modo una manifestación elemental y primaria de la personalidad. El dolor, en
cambio, puede tomarse por dos aspectos diferentes: a) como sensación mortificante y aguda,
proveniente de causa interna o externa capaz de producir la reacción emotiva instantánea; en
este sentido podría hablarse de dolor físico; b) como sentimiento de carácter hondo, gradual
que aprisiona el ánimo y trastorna el equilibrio normal de la vida síquica; en este segundo
sentido podría decirse que es un dolor moral".

Estos estados, no obstante, que en forma regular deben corresponder psíquicamente a la


realidad que el sujeto agente afronte, pueden presentarse putativamente, en eventos en los
cuales los supuestos de la gravedad e injusticia de la provocación los aprehende erróneamente
en la medida en que a partir de circunstancias material y objetivamente verificables y
demostradas en el proceso, particularmente para él, tienen una diversa significación a la que
tendría para un observador imparcial y objetivo a posteriori.

Bajo esta realidad procesal, forzoso es concluir que debido a una mentirosa información,
erróneamente se genera en la psiquis de ARIZA ALVAREZ una perturbación emocional de
intenso dolor que indudablemente lo impulsó a actuar como lo hizo porque creyó estar ante
una injusta y grave provocación de Juan Rubio. Se trata pues, como lo ha sostenido doctrina y
la jurisprudencia de un error sobre una de las circunstancias estructurantes de esta
aminorante punitiva, como lo reconoció la Sala al analizar este fenómeno a la luz del vigente
Código Penal en sentencia del 10 de junio de 1.998 con ponencia de quien ahora funge como
tal, al afirmar:

"Importa ab initio destacar, que el error recaído en los elementos que dan lugar a un tipo
privilegiado, v.g., la atenuante de la ira e intenso dolor, ha sido plenamente aceptado por un
sector de la doctrina extranjera y por la nacional de manera prácticamente unánime.

Basta con recordar cómo, ya en su "Programa de Derecho Criminal" Francisco Carrara dedicara
especial acápite a dicho tema -que es objeto de mención en la cita jurisprudencial referida
adelante- hasta las obras de más reciente aparición sobre la materia, aún cuando ya no
sustentados en el mismo fenómeno justificador de su pensamiento clásico, sino recogiendo los
nuevos contenidos y alcances dogmáticos de la culpabilidad.

Así mismo, que desde antaño la jurisprudencia de la Corte se ha pronunciado sobre el


particular, en decisión que merece recordarse, si se tiene en cuenta que los aspectos teóricos
y jurídico sustanciales que le sirvieran de fundamento, no obstante haberse emitido en
vigencia del Código Penal de 1.936, conservan validez en la hora actual. En efecto, con
ponencia del Magistrado Luis Carlos Pérez en casación del 8 de junio de 1.972, dijo la Corte:

"El concepto de provocación tiene en rigor el sentido de conducta inadecuada y deliberada


para suscitar protestas inconformidad en una persona determinada, esto es, que en ese acto
se ha venido reconociendo tanto la voluntad de producirlo como el ánimo mortificante. De este
modo, la provocación debe ser realmente ocurrida y efectivamente injusta. Pero pueden
presentarse situaciones en las que, sin proponérselo el agente afecta a otro que, a su turno, se
siente agraviado injustamente y reacciona como si el estímulo se le hubiera dirigido de manera
expresa. Trátase de hipótesis en las que sin existir la provocación objetiva, pueden generar
estados de ira con virtualidad jurídica atenuante. Son casos en que lo putativo equivale a lo
real, es decir, en que lo pensado o supuesto se valora como su hubiera ocurrido. Y si aquél
juicio equivocado es base de la defensa putativa inculpable por error de hecho, según el
artículo 23 del Código Penal, también puede serlo de la atenuante descrita en el artículo 28.
Nuestra ley no impide favorecer con este instituto a quien reacciona con ira por errónea
suposición del hecho ajeno, de su naturaleza provocadora o de su injusticia, o de todos estos
factores unidos. Con todo, es preciso que el supuestamente provocado haya procedido con
explicable error en la interpretación de la realidad.

Desde el punto de vista doctrinario esta posición jurídica, que amplía el elemento básico de la
atenuante, encuentra respaldo, entre otros, en Carrara, quien situó la provocación no dirigida
en el campo de las razonables apreciaciones del acusado, así: "Es constante el principio de que
al hombre no se le pueden poner a cargo errores del intelecto, si no es (en los casos
congruentes) en razón de la culpa. Pero cuando el error ha inducido al hombre a la conciencia
de no delinquir o de delinquir menos, su dolo se debe juzgar según el estado de su intelecto y
no según la verdad de las cosas, ignorada por él en el momento de la acción. Esto lleva a la
regla de que, tanto en la coacción como en la provocación y en el justo dolor, no debe
buscarse la justicia de la ira o del temor en la verdad de los casos cual se ha revelado a la fría
investigación del Juez, sino a la razonable opinión del acusado. Si (a modo de ejemplo) alguno
apaleó a un hombre que encontró de noche en su casa, porque lo creyó amante de su mujer,
siendo que era el amante de la sirvienta, in rei veritate, y dolor y su enojo fueron injustos.
Pero, sin embargo, sería injusto negarle la excusa cuando el tuvo causa razonable para
engañarse con su falsa credulidad" (Programa del Curso de Derecho Criminal, número 331).

La restricción de la atenuante del artículo 28 (art. 60 vigente) solo a los casos de provocación
real tiene su origen en los intérpretes del Código Penal Italiano de 1.930, que rechazan
expresamente el aspecto putativo o erróneo de la misma, y lo hacen en virtud de lo dispuesto
en el inciso 1º del artículo 59 de dicho cuerpo legal, que dispone: "si el agente considera por
error que existen circunstancias agravantes o atenuantes, éstas no son valoradas contra o a
favor de él". Pero mientras existió el Código de 1.890 en Italia, la jurisprudencia de la Corte
Suprema de ese país admitió permanentemente la provocación putativa cuando la reacción del
provocado no era culposa ni estaba fundada en apreciaciones irrazonables.

La jurisprudencia colombiana sobre el artículo 28 ha tratado muchas veces la provocación


objetiva o resal, que consiste según ella, en "irritar o estimular a alguien con palabras y obras
para que se enoje", pero no se había pronunciado aún, como lo hace ahora, respecto de la
provocación subjetiva, que como está expuesto, no debe dejar de reconocerse ya que las
normas rectoras de la culpabilidad no solo no lo impiden sino que permiten aceptarla".

En efecto, si de conformidad 40.3 del Código Penal, la realización del hecho con la convicción
errada e invencible de que se está amparado por una causal de justificación, sirve como base
para aceptar el tipo permisivo que da lugar a la legítima defensa excluyente del juicio de
responsabilidad, con igual razón y lógica jurídica debe sostenerse como condición
fundamentadora válida disminuir la responsabilidad de la conducta.

Sin embargo, lo que verdaderamente importa precisar, es que no cualquier error posibilita
aceptar la atenuante. A éste propósito es determinante analizar la subjetividad del agente, es
decir, lo que se representa condicionado por sus circunstancias personales, debiendo obrar
prueba suficiente que permita reconocer la existencia de un motivo o causa objetiva que
conduce a deformar la realidad.

Es clara, entonces, la exigencia de este elemento objetivo-racional. Por un lado, permite


aceptar que en un caso concreto, el hecho ha de ser juzgado con arreglo a la situación
supuesta por el agente y no conforme a la situación real. Es decir, que no se puede analizar la
conducta desde la perspectiva de un observador imparcial, sino atendiendo a la razón del
sujeto; por el otro, impone al juzgador la necesidad de verificar el fundamento objetivo en que
se soporta la aprehensión fallida de la realidad".

3. De otra parte, no obstante que dicho reconocimiento en la conducta del procesado, en


principio, implicaría, como su consecuencia la disminución en los perjuicios en aplicación de lo
dispuesto en el artículo 2357 del Código Civil, según el cual "la apreciación del daño esta
sujeto a la reducción, si el que lo ha sufrido se expuso imprudentemente a él", a partir del cual
la doctrina y la jurisprudencia civil han elaborado la teoría de la concurrencia de culpas, bajo el
entendido de que, siendo la regla general que todo el que causa un daño está en la obligación
de repararlo, bien pueden presentarse excepciones en cuanto a la indemnización total o
parcial, dependiendo del comportamiento de la víctima, esto es, que se haya expuesto
imprudentemente, ya que quien acepta un riesgo o a él conscientemente se enfrenta no puede
posteriormente quejarse del perjuicio que como consecuencia de ello se derive en su contra.

Tal es lo que ocurre en materia penal cuando el delito se comete bajo el estado de ira, por
cuanto como se desprende de los elementos estructurantes de esta aminorante punitiva, el
hecho delictuoso es motivado por una grave, ajena e injusta provocación de quien es sujeto
pasivo del hecho punible, pues en tales condiciones, es indudable que siendo el
comportamiento de la víctima el que desencadena la reacción delictual la reparación del daño
sufrido a causa de su propio actuar no puede hacerse en forma plena, sino parcial.

Sin embargo, en casos como el presente, en donde el reconocimiento de la ira tiene como
fuente la aceptación de un error del autor del hecho sobre las circunstancias la injusticia y
gravedad de la provocación, por lo que resulta a los fines del derecho penal de autor, de vital
importancia la percepción y las condiciones personales en que se hallaba cuando se afectó
emocionalmente a tal punto que actúa en ilícitamente en contra de quien cree erradamente
que era su ofensor, no procede disminución alguna por concepto de la acción indemnizatoria,
toda vez, que el mal comportamiento de la víctima solo queda en el campo de la percepción
errada que se forma el agente y no realmente en quien descarga su ira o dolor causándole
grave perjuicio.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 14/12/1999
DECISION : Casa el fallo, modifica la pena principal y accesoria
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 12343
PUBLICADA : Si
Aclaración de voto Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

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ENRIQUECIMIENTO ILICITO DE PARTICULARES-La competencia se fija


definitivamente atendiendo la cuantía del incremento patrimonial para la época del hecho-
Ley 504 de 1999
El artículo 73 del C. de P.P., modificado por la Ley 81 de 1993, artículo 11, al atribuir el
conocimiento de delitos cuya competencia depende del factor cuantía, a los Juzgados Penales
Municipales, establece:

"La competencia por la cuantía se fijará definitivamente teniendo en cuenta el


valor de los salarios mínimos legales vigentes al momento de la comisión del hecho".

A su vez, el artículo 71 del C. de P.P., modificado por el artículo 5o. de la Ley 504 de 1999
establece que los Jueces Penales del Circuito Especializados conocen en primera instancia de:

"14.- ... enriquecimiento ilícito de particulares (artículo 10o. del Decreto 2266
de 1991) cuando el incremento patrimonial no justificado se derive en una u otra forma de las
actividades delictivas a que se refiere el presente artículo, cuya cuantía sea o exceda de
cincuenta (50) salarios mínimos leales mensuales".

El proceso enseña que el ex-Parlamentario fue acusado del delito de enriquecimiento ilícito
de particulares tipificado en el artículo 1o. del Decreto 1895 de 1989, adoptado como
legislación permanente por el artículo 10o. del Decreto 2266 de 1991, por haber recibido
dinero en cuantía de siete millones quinientos mil ($7.500.000) pesos de manos del confeso
narcotraficante Miguel Rodríguez Orejuela.

Para el año de 1995, en que el procesado incurrió en el delito, el monto del salario mínimo
legal mensual era $118.933,50, -Dto.2872 de 1994)- es decir, que cincuenta de estos salarios
sumaban cinco millones novecientos cuarenta y seis mil seiscientos setenta y cinco pesos
($5.946.675).

Como el monto del delito que se juzga supera los cincuenta salarios mínimos legales
mensuales del año del delito -1995-, la competencia para conocer de este juicio es de los
Jueces Penales de Circuito Especializados, como bien lo considera el Juzgado de esta clase que
reclama la competencia. En este sentido se dirimirá el diferendo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 14/12/1999
DECISION : Declara la competencia del Juzgado Penal
Especializado
del Circuito de Neiva
DELITOS : Enriquecimiento ilícito de particular
PROCESO : 16220
PUBLICADA : Si

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LEGALIDAD DE LA PENA-No se refiere exclusivamente a los mínimos y máximos


establecidos como sanción, sino que comprende el límite máximo de punibilidad señalado
en la ley sustantantiva penal/ LEGALIDAD DE LA PENA-Técnica en casación
Aunque no desconoce la Sala que el principio de legalidad de las penas es constitucionalmente
un fundamento del debido proceso, ello no significa, que en eventos como el presente, el yerro
del sentenciador sea de procedimiento, sino que, por el contrario, es de juicio, en la medida en
que recae en el proceso intelectivo sobre la aplicación de la normatividad que regula el caso, lo
cual, en términos de técnica casacional se concreta en una típica exclusión evidente,
dejándose de aplicar el tope máximo legal de pena vigente para la época de los hechos, que
por virtud del deber de casar oficiosamente el fallo, conforme así lo manda el artpiculo 228 del
Código de Procedimiento Penal, a ello procederá la Sala, dejando en claro que la demanda
debe desestimarse.

Tanto el a quo como el ad quem, si bien aplicaron las normas penales vigentes para el
momento en que se realizaron los actos ilícitos imputados en relación con las penas
establecidas para cada uno de los delitos y para el concurso, no tuvieron en cuenta que el
régimen punitivo en nuestra legislación positiva no es indeterminado temporalmente, sino que
por el contrario, al encontrarse prohibida por mandato constitucional la privación perpetua de
la libertad, tienen un límite habida cuenta del reconocimiento que se hace, como en efecto
corresponde, no de la pena como ente absoluto, sino de las funciones que ella debe cumplir en
un Estado de Derecho Social y Democrático, razón por la cual posibilita previo cumplimiento de
los criterios que la propia ley determina, su incremento, que por tal motivo en niguna forma es
libre, pues sin que interese la gravedad o el número de delitos, la pena a imponer la ha
determinado como máximo la misma ley al considerar que ese quantum es suficiente como
sanción por el o los delitos cometidos.

Así, y si bien ab initio, el principio de legalidad de los delitos y de las penas consagrado en la
Constitución Política en el artículo 29 como presupuesto del debido proceso, de conformidad
con el cual nadie en Colombia puede ser juzgado con base en una normatividad distinta a la
vigente para el momento en que realice el acto que se le impute, salvo que una norma
posterior resulte más favorable al caso concreto, necesario es precisar que en lo que tiene que
ver con las penas, este principio no puede comprenderse como dirigido excusivamente a los
mínimos y máximos que como consecuencia jurídica haya previsto el tipo penal objeto de
aplicación, sino que debe estar imperativamente integrado al límite general que para su
cuantificación impone la ley sustantiva penal, sin que ninguna razón por importante que
parezca pueda relativizarla, esto es, que en todos los casos si la pena aritméticamente
obtenida es superior al baremo máximo legal, necesariamente debe quedar fijada en éste. Por
ello, el inciso segundo del artículo 28 del Decreto 100 de 1.980, vigente desde el 24 de enero
de 1.981 hasta el 19 de enero de 1.993, pues a partir del 20 del mismo mes y año entró a regir
el Estatuto Antisecuestro, Ley 40 de la misma anualidad, establecía, que "En ningún caso la
pena privativa de la libertad podrá ser de 30 años", límite que esta última ley fijó en 60 años,
pero únicamente en relación a los delitos allí previstos, dejándolo en 30 para los demás, y que
en la actualidad en virtud de la ley 365 de 1.997 vigente desde el 21 de febrero de 1.997 se
estableció en forma general en 60 años.

Bajo este supuesto, y siendo que los delitos imputados al ahora recurrente se cometieron en el
mes de junio de 1.991 y abril de 1.992, la normatividad aplicable era la vigente para esas
fechas, es decir, que el límite máximo de punibilidad a imponer estaba señalado por el inciso
segundo del artículo 28 del Decreto 100 de 1.980, no pudiendo rebasar los 30 años de prisión,
aplicánmdose las normas posteriores en cita, pues los hechos no se encontraban regulados por
estas disposiciones cuando se cometieron.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente, fija la
pena
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Porte de
armas de uso
privativo de las F.M., Utilización ilegal de uniformes
de uso
privativo, Porte de insignias de las Fuerzas
Armadas
PROCESO : 14456
PUBLICADA : Si

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COMPETENCIA-Jueces especializados, de instrucción criminal especial, de orden


público y regionales/ FAVORABILIDAD-Supone la definición previa del funcionario
competente y el procedimiento, que se rigen por la última ley adoptada
Los hechos denunciados ocurrieron a partir del mes de diciembre del año de 1985, época para
la cual estaba vigente la ley 2ª de 1984, en cuyo texto se autorizó la creación de jueces
especializados y un procedimiento especial y breve para la investigación y juzgamiento de los
delitos de secuestro extorsivo, extorsión y terrorismo. En efecto, el mencionado estatuto
comenzó a regir el 17 de enero de 1984 (diario oficial 36450), y los primeros jueces
especializados del país fueron autorizados por el decreto reglamentario 374 del mismo año
(febrero 15), cuya tarea fue reforzada por los denominados "jueces de instrucción criminal
especiales", según lo previsto en el decreto 2329 de igual anualidad (noviembre 21), pues en
algunas regiones del país eran insuficientes los jueces especializados designados o en otras
aún no se habían puesto en funcionamiento.

Es la razón por la cual el proceso en este caso fue adelantado en buena parte por el juzgado
11 de instrucción criminal especial de Villavicencio, por el trámite indicado en los artículos 13 y
siguientes de la ley 2ª de 1984, y no por un juez de instrucción criminal ordinario.

Posteriormente, la competencia de los jueces especializados y de los de instrucción criminal


especiales, se amplió a algunos delitos de narcotráfico y manipulación de armas de uso
privativo de las fuerzas armadas, según lo dispuesto en los decretos 468 y 565 de 1987,
respectivamente.

Por medio del decreto 1631 de 1987 (agosto 27), se crearon los jueces de orden público que
recibieron una parte de la competencia de los jueces especializados y de instrucción criminal
especiales, a cuyo conocimiento siguió el delito de extorsión y conforme con el procedimiento
especial señalado en los artículos 13 y siguientes de la ley 2ª de 1984 (art. 9°).

El decreto 474 de 1988 (4 de marzo) reorganizó la jurisdicción de orden público y, de


conformidad con el artículo 2°, a los jueces de orden público correspondía el conocimiento del
delito de extorsión con fines terroristas (decreto 180/88, art. 25); mientras que, según el
artículo 23, numeral 3° del mismo estatuto, la extorsión prevista en el artículo 355 del Código
Penal seguiría de competencia de los jueces especializados.

El mismo decreto creó el Tribunal Superior de Orden Público, con jurisdicción en todo el
territorio nacional, con el fin de proveer en segunda instancia los asuntos conocidos en
primera por los jueces de orden público (artículos 1° y 2°).

Sin solución de continuidad, el decreto 2790 de 1990 dispuso la continuación de los jueces y el
tribunal de orden público, ya con la distinción entre jueces de instrucción y de conocimiento,
cuya competencia comprende el delito de extorsión en todas sus modalidades (art. 9°,
numeral 2°, modificado por el decreto 099 de 1991), además del injusto de rebelión (numeral
7°). El procedimiento es especial como en la ley 2ª de 1984, aunque incluye algunas
variables, porque sustituye la audiencia pública por un trámite de citación a audiencia y
traslado a las partes para alegar de conclusión (arts 18 y siguientes).

Posteriormente, el artículo 3° del decreto 1676 modificó el numeral 2° del artículo 9° del
decreto 2790 de 1990, para disponer que los jueces de orden público conocerían del delito de
extorsión en todas sus modalidades, cuando la cuantía fuera o excediera de cinco millones de
pesos ($ 5.000.000.oo) o la conducta buscara facilitar actividades terroristas.
De acuerdo con esta última previsión, si la imputación fuera únicamente por el hecho punible
de extorsión, el caso entonces podría haber pasado a los jueces de instrucción criminal
ordinarios, dado que ninguno de los delitos de esa naturaleza imputados alcanzaba la cuantía
indicada. Sin embargo, como lo advirtió la Sala en el auto del 27 de mayo de 1992, la
competencia debía continuar en la jurisdicción de orden público, en razón del delito de
rebelión que se investigaba en conexidad con los de extorsión y homicidio, conforme con lo
dispuesto en el numeral 7° y el parágrafo del artículo 9° del decreto 2790 de 1990, en el
sentido que quedó modificado por el decreto 099 de 1991.

Ahora bien, de acuerdo con el artículo 5° transitorio del decreto 2700 de 1991 (código de
procedimiento penal), la jurisdicción de orden público fue integrada a la jurisdicción ordinaria,
razón por la cual los jueces de orden público pasaron a denominarse jueces regionales y el
tribunal superior de orden público cambió su caracterización por la de tribunal nacional. Por
otra parte, la competencia de la integrada jurisdicción regional quedó señalada en el artículo
71 del estatuto procesal penal, además de lo dispuesto en los decretos de estado de sitio
convertidos en legislación permanente que no fueron desaprobados por la Comisión Especial
(Constitución Política, artículo 8° transitorio).

Igualmente, el artículo 9° del Decreto 2790 de 1990 (tal como quedó en el texto del decreto
099 de 1991), fue convertido en legislación permanente por el artículo 4° del decreto 2271 de
1991, de modo que continuaba el conocimiento de este asunto en cabeza de los jueces
regionales, en razón del delito de rebelión conexo con el de extorsión. En la misma
disposición, se le dio continuidad al procedimiento especial dispuesto en los artículos 18 y
siguientes del decreto 2790 de 1990, aunque el estatuto procesal penal también introdujo
algunas restricciones en materia de libertad provisional, por ejemplo.

Así las cosas, desde el mismo momento de la ocurrencia de los hechos debatidos en este
proceso, ellos estaban sometidos a competencia y procedimiento especiales, bien por el delito
de extorsión ora por la conexidad con el hecho punible de rebelión. No se advierte entonces la
violación al principio de legalidad del juez y del procedimiento, máxime que nada impide la
aplicación general inmediata de las normas sobre competencia y ritualidad, conforme con los
artículos 40 y 43 de la ley 153 de 1887, sin perjuicio de la favorabilidad que incumbe a
cualquier juez o funcionario judicial que ostente en su momento el conocimiento del proceso.

Por lo demás, el tema fue elucidado en decisión de un conflicto de competencias


correspondiente a la Sala Plena de esta Corporación, en los siguientes términos:

"La competencia y los procedimientos, en principio, obedecen a reglas legales preexistentes,


pero ello no obsta la aplicación general inmediata de los cambios legislativos en dicha materia,
pues se trata de un asunto con marcado interés público en el cual el Estado no puede quedar
maniatado ineluctablemente a una predeterminación, mas en cada caso, como suele ocurrir en
todo tránsito de legislación estimulado bien por la derogación ora por la inexequibilidad, el
funcionario judicial que en últimas ostente la competencia deberá examinar la procedencia o
improcedencia de un eventual juicio de favorabilidad de la ley anterior o de la posterior, de
acuerdo con inciso 3° del artículo 29 de la Constitución. En suma, el examen de la garantía de
la favorabilidad en un evento concreto, bien en materia penal ora procesal penal de efectos
sustanciales, supone que se ha definido previamente el funcionario competente y el
procedimiento, elementos cuya determinación, conforme con lo visto, corresponde siempre a
la última ley adoptada (art. 10 C. P. P.)" (auto de 7 de mayo de 1998. M. P. Jorge Aníbal Gómez
Gallego).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Extorsión
PROCESO : 12512
PUBLICADA : Si

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ACUMULACION JURIDICA DE PROCESOS-De la justicia ordinaria a los de la regional:


No genera violación al debido proceso o al derecho de defensa/ DERECHO DE
DEFENSA-Ausencia de debate público en los juicios adelantados por la justicia regional/
INVESTIGACION INTEGRAL-Técnica para alegar su vulneración/ TESTIMONIO-
Retractación/ ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE EXISTENCIA-Cuándo se
configura

1. El artículo 91 del Código de Procedimiento Penal permite a partir de la resolución de


acusación la acumulación, entre otros eventos, "Cuando contra una misma persona se
estuvieren siguiendo dos o más procesos aunque en éstos figuren otros procesados", mandato
complementado por el art. 96 ibídem, el cual establecía que con preferencia debía conocer del
asunto la justicia regional cuando hubiere de acumularse un proceso de otros jueces. Estas
disposiciones, dados sus presupuestos, permitió en el sub judice acumular el expediente
radicado al número 14.254, seguido contra (…), con la causa radicada al número JR3201
adelantada en un Juzgado Regional de Santa Fe de Bogotá contra los dos primeros de los
mencionados y (…), por los delitos previstos en los artículos 186 del C.P. y 2° del Decreto 3664
de 1994.

Como era obvio, la referida acumulación conllevaba la aplicación de las normas especiales que
regulaban el trámite de los procesos de competencia de la justicia regional a partir del
momento en que se decretó aquella, por lo que no tienen cabida las consideraciones del actor,
pues en este caso el cambio de juzgador, con variación de procedimiento, no puede
representar una "cortapisa" al debido proceso o al derecho de defensa para los sujetos
procesales, pues todos los procedimientos que establece la ley están condicionados a la
preservación de los derechos y garantías fundamentales por mandato superior.

2. El debido proceso es principio expresamente consagrado en el artículo 29 de la C.N. el cual


impide al funcionario pasar por alto al asumir el conocimiento de los trámites judiciales
adoptar decisiones con desconocimiento del rito establecido para la investigación o el
juzgamiento de los delitos sometidos a su conocimiento. De ahí que la determinación de no
practicarse las pruebas en la audiencia pública no constituya vicio alguno que produzca
efectos en la estructura del proceso o en las garantías de los sujetos procesales, pues en
virtud a lo ordenado en el artículo 457 del C.P.P., el debate oral no tenía lugar en los juicios
adelantados en la justicia regional, y de otra parte, con base en el artículo 250 del C.P.P.,
siendo el Juez Regional el máximo director del proceso, procedió a decretar y al mismo tiempo
a no autorizar la práctica de algunas pruebas, decisión que se tomó, como lo advirtiera el
operador de la justicia, con base en la "pertinencia, conducencia y utilidad" de aquellas para la
realización de los propósitos de la actuación.

No basta relacionar una serie de pruebas y mencionar qué se pretende demostrar para deducir
de allí la obligación de los jueces de autorizar la práctica de aquellas, a condición de no
desconocer el principio de investigación integral. Si el examen de lo solicitado no conduce a un
resultado positivo sobre la utilidad del medio de convicción con respecto a lo indagado,
también es deber del juez no autorizar su práctica, como ocurrió en el sub judice, luego de
hacerse un ponderado estudio sobre la conducencia de las pruebas y pertinencia de los hechos
que se pretendían acreditar.

3. Infundado resulta sostener que se desconoció el principio establecido por el artículo 333 del
C.P.P., pues se ha debido demostrar que los medios de convicción que se echan de menos
habrían logrado una orientación distinta de la sentencia, lo que no se hizo, por lo que se
quedó sin establecer la injerencia de aquellas en el fallo en aras a la prosperidad de lo
pretendido con la censura.

El testigo que rectifica lo dicho en una declaración anterior, se retracta, lo cual no quiere decir
necesariamente que la verdad esté contenida allí. Sólo a través del análisis comparativo, de
conjunto con la prueba recaudada, escudrinándose la sinceridad, espontaneidad, verosimilitud,
proximidad a la realidad, permite establecer la razón del comportamiento del declarante, y
únicamente un resultado positivo de ese examen constituye motivo justificado para atender el
cambio de versión.

4. El error de hecho por falso juicio de existencia ocurre cuando se supone un elemento de
convicción que no obra en el proceso o se omite la apreciación de uno que ha sido legalmente
incorporado, resultando viable su invocación cuando por su contenido se determine que otra
hubiera sido la decisión tomada en la sentencia objeto de ataque.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 13420
PUBLICADA : Si

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BENEFICIO ADMINISTRATIVO-El permiso de 72 horas se extendió a los procesados por


los delitos de competencia de los Jueces Especializados (artículo 29 de la ley 504 de
1.999)
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 29 de la Ley 504 de 1999, el permiso administrativo
a que se refiere el artículo 147 del Código Penitenciario y Carcelario, se extendió a los
procesados por delitos de competencia de los Jueces Especializados, siempre que hubieren
descontado el setenta por ciento (70%) de la pena impuesta. En consecuencia, debe la Corte
pronunciarse de manera provisional y sólo para dicho efecto sobre la petición de redención de
pena por trabajo y estudio que se ha presentado por el acriminado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Auto Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : Se abstiene de recocer la redencion de pena
solicitada
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 11836
PUBLICADA : Si

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DEFENSA TECNICA-Indagatoria: Nombramiento de una persona honorable como


defensor/ VIOLACION INDIRECTA DE LA LEY SUSTANCIAL-Es deber del demandante
concretar si el error consistió en no tener en cuenta una prueba o en haber apreciado una
inexistente
1. No debe olvidarse que por la fecha de las diligencias de indagatoria y su correspondiente
ampliación, 10 y 13 de octubre de 1994, se encontraba vigente el inciso primero del artículo
148 del Código de Procedimiento Penal, que autorizaba la designación de un ciudadano
honorable que asistiera en la indagatoria del imputado, cuando para el acto no pudiere
contarse con abogado inscrito que cumpliera tal cometido.

Y si bien, como lo recuerda la Delegada, la referida disposición fue separada del ordenamiento
jurídico mediante sentencia de inexequibilidad proferida por la Corte Constitucional el ocho de
febrero de mil novecientos noventa y seis, sus efectos, al proyectarse hacia el futuro, no
alcanzan a cobijar actuaciones consolidadas durante el tiempo en que el precepto se mantuvo
vigente.

Sobre el punto, la Sala ha tenido oportunidad de pronunciarse, en términos que vale la pena
recordar:

"De acuerdo con lo que ahora dispone el artículo 45 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la
Administración de Justicia, desde antes definido por la jurisprudencia constitucional y también
señalado por esta Sala, entre otras providencias en las de fecha 26 de junio de 1996, casación
9280, M. P. Dr. Ricardo Calvete Rangel ("en ese momento no solo no constituía irregularidad
alguna, sino que el funcionario obró así en cumplimiento de la ley, de manera que su posterior
declaración de inconstitucionalidad produce efectos hacia el futuro, y no puede pretenderse,
so pretexto de esa circunstancia sobreviniente, la nulidad de un proceso ajustado a la
legislación vigente"); 25 de julio de 1996, casación 9577, y 6 de mayo de 1998, casación
11053, M. P. Dr. NILSON PINILLA PINILLA, la sentencia de la Corte Constitucional, de fecha 8 de
febrero de 1996, M. P. Dr. Fabio Morón Díaz, que declaró la inexequibilidad de las disposiciones
citadas en el párrafo anterior, sólo produce efectos hacia el futuro, al no haberse realizado
mención a alguna hipotética retroactividad, por lo cual no alcanza a incidir en tal diligencia,
practicada con anterioridad y dentro de la facultad claramente conferida por los expresos
preceptos legales vigentes en el momento de su realización" (Sent. Cas. Oct. 21/98. Rad.
10240. M.P. Dr. PINILLA PINILLA ).

Del mismo modo, más recientemente, la Sala reiteró su postura sobre el tema que en esta
oportunidad nuevamente se somete a su consideración:

"En repetidos pronunciamientos esta Sala ha sostenido que la declaración de inexequibilidad


del artículo 148 del estatuto procesal Penal solo produce efectos hacia el futuro, no siendo
posible pretender, so pretexto de esta circunstancia sobreviniente, la invalidación de un
proceso cuya ritualidad ha sido adelantada de acuerdo con lo establecido en los cánones
legales vigentes".

"Esto no significa, como acertadamente lo destaca el Procurador Delegado en su concepto,


que el procesado, con anterioridad al fallo de inexequibilidad de la Corte Constitucional,
careciera del derecho a ser asistido en su indagatoria por un abogado titulado, o que esta
garantía fundamental pudiera ser desconocida por los funcionarios judiciales. Lo que ocurre es
que el intérprete no puede ignorar la existencia de la precitada norma legal, que habilitaba en
casos especiales a personas honorables para que asumieran la defensa del imputado en la
indagatoria, ni desconocer que la ineficacia de los actos procesales deriva de la violación de la
ley, que no de su acatamiento o conformidad con ella".

"La Corte ha sido clara en sostener que el derecho a la defensa es una prerrogativa intangible,
debiendo su ejercicio ser real, continuo y unitario, y que es obligación del funcionario judicial
asegurar su concreción en todo momento, atendiendo, desde luego, las especiales
circunstancias en que se desarrolla el proceso, y los instrumentos legales de que dispone para
hacerlo (Cfr. Cas. Sept. 22/98, M. P. Dr. Arboleda Ripoll, entre otras).
……..

"En cuanto dice relación con el cumplimiento de las condiciones establecidas en dicho
precepto para que pudiera procederse por vía excepcional a la designación de una persona
honorable como defensora del imputado, es de precisarse que la norma solo autorizaba esta
habilitación cuando en el lugar no hubiera abogado inscrito, condición que ha venido siendo
entendida por la Corte, no en el sentido de ausencia material de profesionales en la ciudad
sede del Despacho, sino desde una perspectiva de disponibilidad, atendidas las circunstancias
en las cuales debe ser recibida la injurada" (Sent. Cas. Enero 20/99. Rad. 12792. M. P. Dr.
Arboleda Ripoll).

2. Desde la puesta en vigencia del actual estatuto procesal penal, la Corte dejó sentado que no
por haber suprimido la ley la obligación de precisar en la demanda si el error probatorio en que
incurrió el juzgador es de hecho o de derecho, había desaparecido la carga de indicar en qué
consistió el desacierto cometido en la apreciación probatoria, o la de precisar las normas
medio cuya inaplicación condujo a la transgresión de la ley sustancial, o la de señalar el
sentido de la violación, si ésta tuvo lugar por aplicación indebida o por la falta de aplicación de
determinado precepto sustancial.

Al efecto, baste con recordar lo dicho por la jurisprudencia de esta Corte, recién entrado en
vigencia el estatuto que gobierna actualmente la materia (Decreto 2700 de 1991):

"De acuerdo con la exigencia normativa del Código vigente cuando se elaboró la demanda y
conceptuó el Ministerio Público, el cargo debía precisar si el error alegado era de hecho o de
derecho, pues en el primer caso éste debía aparecer manifiesto en los autos. El nuevo estatuto
procesal simplemente dice, que "si la violación de la norma sustancial proviene de error en la
apreciación de determinada prueba, es necesario que así lo alegue el recurrente". Lo cual
indica que ahora no es esencial que el error planteado se califique como de hecho o de
derecho, pero esto no significa que no se exija que con total claridad se determine en qué
consiste la inconformidad, para así mismo saber a qué debe apuntar su fundamentación".

"El demandante que alega violación indirecta está obligado a concretar si el error cometido por
el fallador consistió en no tener en cuenta una prueba, o en haber apreciado una inexistente, o
en tergiversar su contenido fáctico; o desde otro punto de vista, el haber valorado una prueba
ilegalmente aducida al proceso, o haberle dado un valor mayor o menor del que la ley le tenga
señalado. Estas alternativas no son una imposición de la Corte sino de la lógica, pues en la
labor apreciativa de las pruebas ellas presentan todas las posibles fallas que puede cometer el
juzgador".

"Así las cosas, cuando el censor sostiene que hubo deficiente y torcida apreciación de los
testimonios, el cargo no surge con la claridad requerida, y al tratar de precisarlo acudiendo a la
fundamentación, allí lo que se encuentra es que en opinión del recurrente la sentencia de
primera instancia y el concepto del Fiscal del Tribunal son más acertados que la decisión, pero
sin demostrar por qué".

"La claridad en la presentación del error que sirve de base al reproche, así como la
demostración de su existencia y trascendencia son requisitos esenciales para que la demanda
de casación pueda tener éxito, y cuando el cumplimiento de estas exigencias se omite, como
ocurre en el caso en estudio, la conclusión no puede ser otra que su desestimación" (Sent. Cas.
Sept. 29/92. Rad. 6668. M. P. Dr. RICARDO CALVETE RANGEL).

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
intencional
PROCESO : 11781
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Interrogatorio/ NULIDAD-No toda irregularidad derivada del deficiente


interrogatorio al procesado la genera /NULIDAD-Técnica para alegarla en casación
Ante todo, es preciso recordar que el texto del artículo 382 del decreto 050 de 1987, vigente
para la época en que se llevó a cabo la indagatoria, hoy reproducido casi textualmente por el
artículo 360 del Código de Procedimiento Penal, decía:

"Preguntas al indagado en relación con los hechos. Una vez cumplidos los requisitos del inciso
anterior, el juez interrogará al procesado en relación con los hechos que originaron su
vinculación" (se subrayó).

Como se ve, al tenor de la norma transcrita, no hay obligación de cuestionar al indagado por
la existencia de precisos y definidos delitos, sino por la ocurrencia de hechos posiblemente
contrarios al ordenamiento legal penal, pues, en el momento procesal oportuno, el funcionario
judicial, apreciando los elementos de convicción hasta entonces aducidos, realizará el proceso
de adecuación típica.

Independientemente de lo deficiente o no del interrogatorio, ningún objeto tendría decretar la


nulidad, pues si uno de los principios que las rigen es el de instrumentalidad, al tenor del cual
no se declarará la nulidad de un acto cuando cumpla la finalidad para la cual estaba destinado
(art.308.1 del C. de P. P.), se encuentra que las finalidades de la injurada se cumplieron, ya que
(…) fue vinculado al proceso y a lo largo del mismo se defendió no sólo del punible de falsedad
sino del de estafa, de manera que ninguna razón habría para invalidar lo actuado, para
vincular al diligenciamiento a quien ya fue vinculado, ni para que se defienda de un delito cuya
imputación conoció oportunamente y del cual se ha defendido, a la par con la falsedad, sin que
haya habido sorprendimiento alguno.

Como lo ha reiterado la Sala, si las nulidades son un medio para preservar la estructura del
proceso y las garantías de los sujetos procesales, quien las invoque debe fundamentarlas en
debida forma, indicando el motivo de la nulidad en que se apoya, la irregularidad sustancial
que alega, la manera como ésta socava la estructura del proceso o afecta las garantías de los
sujetos procesales, su incidencia en el fallo, y la actuación que en virtud del yerro queda
viciada.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb., Estafa
PROCESO : 11899
PUBLICADA : Si

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DERECHO DE CONTRADICION-Es válida la prueba practicada antes de la vinculación


del procesado/ DERECHO DE CONTRADICCION-No se limita a la facultad de
contrainterrogar al testigo
En cuanto a que se practicaron pruebas antes de ser vinculado (…) al proceso, entre ellas el
testimonio de (…), sin que se atendiera su petición de ser declarado persona ausente y
nombrarle defensor de oficio, para poder ejercer el derecho de contradicción, además de que
el impugnante no demuestra cómo esa supuesta informalidad pudo socavar la estructura del
proceso, como lo denuncia, no aparece que en ninguna irregularidad se haya incurrido, pues
no sería razonable y redundaría en contra del éxito de la investigación, por la urgencia que
requiere, y de la eficacia de la administración de justicia, que sólo se pudieran practicar
pruebas después de la vinculación del procesado.

Es evidente que en un Estado social democrático de derecho, la verdad no se puede investigar


a cualquier precio, pero también lo es que su búsqueda, finalidad fundamental del proceso,
como método de reconstrucción histórica, no se puede sacrificar frente a un pretendido
derecho de contradicción que se podrá ejercer ampliamente a lo largo de la actuación.
Además, la ley expresamente autoriza la práctica de pruebas antes de la vinculación de una
persona como procesada, razón de más para pensar que no puede haber ninguna irregularidad
(art. 319 y 323 del C. de P. P.).

El derecho de contradicción no está reducido al contrainterrogatorio de los testigos, sino que


tiene un ámbito mucho más amplio y se ejerce también cuando el elemento de convicción se
crítica en si mismo y con respecto al resto del material probatorio, cuando se solicitan pruebas,
cuando se impugna, cuando se alega, etc.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
agravado
PROCESO : 11616
PUBLICADA : Si

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PREVARICATO-Para su configuración no se exige que la decisión manifiestamente ilegal
se anime de la voluntad de hacer mal o de favorecer
El delito de prevaricato (art. 149 C.P. ) no exige que la decisión manifiestamente ilegal se
anime de la voluntad de hacer mal o de favorecer, o tenga esa connotación o móvil; basta que
el funcionario decida en contra de la evidencia procesal y de la ley con el conocimiento y la
voluntad de que así procede, correspondientes, para que sea dable hablar de prevaricato.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 15/12/1999
DECISION : Confirma el fallo recurrido
DELITOS : Prevaricato
PROCESO : 14017
PUBLICADA : Si

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CARGOS EXCLUYENTES-Deben plantearse separadamente y de manera subsidiaria/


TESTIMONIO-Retractación
1. Si bien es permitido formular cargos excluyentes, éstos deben plantearse separadamente y
de manera subsidiaria, al tenor del artículo 225 del Código de Procedimiento Penal, inciso 2º.,
numeral 4º. El censor hace caso omiso a este mandato legal, ya que dentro de un mismo y
único cargo aduce la presunta violación de los artículos 40-1 del Código Penal, y 445 del
Código de Procedimiento Penal, sin señalar, además, el sentido de dicha violación, si lo es por
falta de aplicación o indebida aplicación, aspecto este que debe indicar el demandante, pues
dichos sentidos tienen contenidos propios y diferenciables, que no le es dado a la Sala entrar a
determinar o inferir, supliendo o complementando la actividad del censor, en virtud del
principio de limitación que gobierna este extraordinario recurso.

El reconocimiento de la causal de inculpabilidad alegada por el recurrente implica aceptar no


solo la plena demostración de la tipicidad y antijuridicidad de la conducta atribuida al
procesado, sino también la certeza sobre la existencia misma del motivo de inculpabilidad
invocado. Por ello, no es posible, sin que se violenten las leyes de la lógica, alegar
simultáneamente la existencia de dudas sobre estos mismos tópicos, para solicitar con base
en ellas la absolución del incriminado. Dado el carácter excluyente de dichos reproches, se
imponía no solamente formularlos de manera separada, sino en forma subsidiaria, ya que es
imposible su prosperidad coetánea.

2. No es cierto que ante las reglas de la sana crítica la retractación del testigo imponga
necesariamente el que se descarte de plano dicho medio probatorio. En reciente
pronunciamiento la Sala indicó que " … la retractación no es por sí misma una causal que
destruya de inmediato lo sostenido por el testigo en sus afirmaciones precedentes. En esta
materia, como en todo lo que atañe a la credibilidad del testimonio, hay que emprender un
trabajo analítico, de comparación, a fin de establecer en cuál momento dijo el declarante la
verdad en sus opuestas versiones. Quien se retracta de su dicho ha de tener un motivo para
hacerlo, y este motivo debe ser apreciado por el Juez, para determinar si lo manifestado por el
testigo es verosímil, obrando en consonancia con las demás comprobaciones del proceso (….)
si el testigo varía el contenido de una declaración en una intervención posterior, o se retracta
de lo dicho, ello en manera alguna traduce que la totalidad de sus afirmaciones deben ser
descartadas . No se trata de una regla de la lógica, la ciencia o la experiencia, en
consecuencia, que cuando un declarante se retracta, todo lo dicho en sus distintas
intervenciones pierda eficacia demostrativa…" ( Casación, mayo 25 de 1999, Rad. 12855, M.
P. Dr. Carlos E. Mejía E.)

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Lesiones personales culposas, Porte de armas de
defensa
personal, Homicidio
PROCESO : 11429
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Técnica para alegarla en casación/ DERECHOS DEL CAPTURADO-Carácter


imperativo de su enteramiento-La formalidad de una constancia escrita sobre su ejercicio
no supedita la validez del proceso/ NOTIFICACION AL PROCESADO PRIVADO DE LA
LIBERTAD-Entendimiento del artículo 194 del C. de P.P./DICTAMEN PERICIAL-Omisión
del traslado
1. Es la de nulidad, como bien se sabe, una causal independiente para impugnar en casación
las sentencias de segunda instancia, lo que de suyo indica que no se trata de un mecanismo
de libre formulación, pues al igual que los demás motivos señalados en forma taxativa en la
ley, ella está revestida de aquellas exigencias que dada su naturaleza y caracerísticas le son
propias y que básicamente dicen relación a su contenido sustentatorio por cuanto debe
claramente señalarse si la irritualidad demandada proviene de la falta de competencia de los
funcionarios judiciales, el desconocimiento de las formas propias del juicio o la violación del
derecho de defensa, pues en razón de la especificidad que las enmarca trátase de
circunstancias que de concurrir imponen demostrar la real afectación de los derechos de los
distintos sujetos intervinientes en el proceso penal.

Por consiguiente, como insistentemente se ha reiterado, no solo son predicables de los vicios
in iudicando las exigencias de orden técnico en la impugnación extraordinaria, sino que ellas
también se afirman con igual rigor de los defectos in procedendo de que se acusa la sentencia
y específicamente tratándose de éstos últimos, no basta con que se advierta la concurrencia
de desarreglos dentro del trámite procesal para que por ese sólo motivo sea atendible un
reparo de nulidad, o que cualquier alteración en el trámite de un proceso conduzca
inexorablemente a su invalidación, de donde tomando en cuenta este criterio, decantado por
la doctrina y la jurisprudencia desde antiguo, el actual Estatuto Procesal Penal ha dedicado una
norma a destacar aquellos principios orientadores de las nulidades y su convalidación,
mereciendo especial relievancia entre estos el comprendido en el numeral segundo del artículo
308, de conformidad con el cual "Quien alegue la nulidad debe demostrar que la irregularidad
sustancial, afecta garantías de los sujetos procesales, o descononoce las bases fundamentales
de la instrucción y el juzgamiento", esto es, el de trascendencia que de suyo implica desechar
una posible nulidad del proceso en exclusivo interés de la ley, de donde debe repudiarse
cualquier pretensión invalidatoria mientras no conlleve a una real afectación de las garantías
procesales y consiguientemente que redunde en un verdadero perjuicio para los sujetos
intervinientes en el trámite penal.

2. El precepto en cita contiene aquél conjunto de garantías que como manifestación del
principio de reserva legal a la restricción de la libertad, deben comunicarse a una persona tan
pronto ha sido aprehendida; así, se impone informarle sobre los motivos de la captura y el
funcionario que la ordenó, también sobre los derechos que le asisten a entrevistarse
inmediatamente con un defensor, a indicar la persona a quien se le deba comunicar su
aprehensión, a rendir versión espontánea sobre los hechos que se le imputan cuando se trate
de investigación previa, con la advertencia de que puede guardar silencio sobre la
incriminación y a no ser incomunicado.

De estos derechos individuales del capturado surge claro que, en principio, para el Estado es
imperativo dado su carácter prescriptivo enterar al aprehendido sobre su existencia, esto es,
que la comunicación de ellos incuestionablemente debe hacerse, garantizando así la viabilidad
de su real y oportuno ejercicio. No obstante, conforme sucede con algunas expresiones de la
defensa material, regida por la autonomía del sujeto, dicha dinámica resulta en la mayoría de
las oportunidades eminentemente facultativa, debido a que algunos de tales derechos pueden
o no traducir conductas positivas por parte del aprehendido, conforme sucede con la
posibilidad de requerir o hacer una inmediata designación de un profesional del derecho, o de
enterar de su captura a alguna persona o prescindir de ese anuncio, o, en fin, en los casos en
que es viable, porque no se quiera rendir versión espontánea previa a la indagatoria.
Cosa distinta es, desde luego, que se oculte al sindicado las razones de su captura, o que no
obstante solicitar su inmediata entrevista con un profesional del derecho no se le dispense un
letrado, o que pese el imputado requerir que se entere de su aprehensión a alguna persona, en
ningún momento esto se haga por la autoridad que lo tiene a su disposición o que, en fín, se le
mantenga absolutamente incomunicado, como que esto conllevaría a un evidente
desconocimiento de los derechos del capturado conforme al claro contenido del artículo 377 en
mención, aun cuando tampoco tendrían directa relación con el debido proceso, como presunta
garantía vulnerada a la que se ha referido el censor, sino con el derecho a una adecuada
defensa.

Pero además, también asiste razón al señor Procurador Tercero Delegado en lo Penal, cuando
acota que del contenido del precepto es claro que la obligación consiste en comunicar al
aprehendido los derechos de que goza, sin que tal prevención, aún bajo el extremo y confuso
entendimiento que de ella hace el actor, pueda supeditarse la validez de los actos
subsiguientes, "pues frente a ellos adquiere una dimensión propia el derecho a la defensa
técnica y material, la cual se ha de estudiar en el curso del proceso para determinar su
respeto", de donde "supeditar la validez del proceso a la formalidad de una constancia escrita
sobre el ejercicio de cada uno de los derechos no solamente resulta ser una posición demasido
formalista, sino que además constituye una exigencia que no está prevista en la ley y que
dilataría de tal manera la actuación procesal, que en no pocos casos impondría la inmovilidad
de las actuaciones, hasta tanto no se satisfacieran las exigencias de la constancia escrita".

3. Si bien se desconoce si en la dirección carcelaria o en la oficina de la asesoría jurídica de la


misma, se dejó alguna constancia sobre los recursos que procedían respecto de las decisiones
que se le notificaron a MÉNDEZ MÉNDEZ, es lo cierto y en ello le asiste razón al demandante,
que en el proceso tales anotaciones no se encuentran. No obstante, necesario es precisar que
disposiciones de esta naturaleza no pueden ser interpretadas gramatical o exegéticamente,
como lo pretende el censor, sino otorgándoseles el sentido que emane de la sistematización
normativa procesal y estableciendo los fines que con un tal imperativo se pretenden cumplir.

En efecto, al contrario de lo que sucede en otros ordenamientos, como es el caso del Código
Contencioso Administrativo, en los cuales la ley expresamente prevé que en todos los actos de
este carácter debe especificarse por parte del ente estatal que los profiera los recursos que
caben contra ellos, esto no sucede en el Estatuto Penal, limitándose únicamente el referido
artículo 194 a disponer la información que sobre el particular debe dársele al incriminado
privado de la libertad, dejándose constancia de ello ante las autoridades carcelarias y en el
expediente mismo, con lo cual lo que se pretende es garantizar la defensa material pero en
ninguna medida eliminar, excluir o suplir la técnica, siendo por tanto imprescindible entender
que una tal omisión sólo resulta relievante ante el proceso penal cuando con ella se haya
vulnerado el derecho que le asiste al procesado, bien directamente o por intermedio de su
defensor, de recurrir las decisiones que lo afecten.

Es cierto, claro está, que la ley impone esta obligación respecto del procesado detenido y que
en aras de garantizar la defensa material del incriminado se impone cumplir, pero igualmente
lo es, que tras sacar avante la exégesis de la norma se pierda su real sentido, que no puede
ser uno distinto al de garantizar plenamente el derecho a la defensa y éste no se agota
exclusivamente por la que ejerza el procesado sino, por el contrario, y en forma mayúscula,
adquiere su verdadera dimensión por la defensa técnica, hasta el punto de que ante alguna
contrariedad de criterios entre las dos, por disposición legal, prima esta última.

Por tanto, no puede entenderse que con miras a hacer primar la forma, se desconozca el
contenido y teleología del mandato, hasta el extremo de afirmar la invalidez de lo actuado,
como inexplicablemente lo hace el casacionista, por el hecho de no haberse dejado constancia
sobre el enteramiento que debió hacérsele al procesado de los recursos que procedían contra
las decisiones que le fueron favorables, como sucede con el auto por medio del cual en la
etapa del juicio se decretaron las pruebas que el mismo defensor solicitó. Es que, si se llevare
hasta las últimas consecuencias la literalidad de la norma, tendría que admitirse que aún en
los eventos en que el incriminado haya recurrido de un proveído, pero no se haya dejado la
referida constancia, también se habría vulnerado el derecho a la defensa por este motivo, lo
cual demuestra la inconsistencia de un tal planteamiento, no porque se desconozca el derecho
inmanente en aquél precepto, sino porque lo que importa es en cada caso concreto establecer
si con tal omisión efectivamente se vulneró, sin que pueda tenerse como fatal demostración
de lo contrario el hecho de que no se hubiere impugnado una determinada providencia, ya que
como derecho que es, con claros fundamentos de subjetivo, es obvio que queda a la
discrecionalidad del sujeto procesal su ejercicio.

4. La cuarta censura que también lo es por causal tercera, plantea el reiterado y común
argumento de conformidad con el cual la sentencia se habría dictado dentro de un proceso
viciado de nulidad, al omitir el juzgador dar traslado de los diversos dictámenes periciales
allegados al proceso, pese así perentoriamente disponerlo el numeral 2o. del artículo 270 del
Código de Procedimiento Penal.

Pues bien, basta al propósito de responder a este reproche con recordar que para la Sala la
aludida omisión no pase de ser una informalidad de la cual está ausente cualquier carácter
sustancial en la medida en que "el hecho de no surtir el traslado del dictamen a las partes, es una
irreglaridad intrascendente, que no afecta el debido proceso ni lesiona el derecho de defensa, en
casos como el presente donde los sujetos procesales tuvieron la oportunidad de conocerlo y por
tanto pudieron objetarlo, pedir su aclaración o ampliación" (Cas. 21 de abril de 1.994 M.P. Dr.
Jorge Carreño Luengas).

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio, Tentativa de hurto calificado y agravado
PROCESO : 11504
PUBLICADA : Si

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COMPENSACION DE CULPAS-No tiene aplicación en el campo penal/ IN DUBIO PRO


REO-Técnica para alegarlo en casación
1. Dado que el censor toma como punto de apoyo del reparo un aparte de las disquisiciones
teóricas consignadas por la Corte en la providencia del 23 de junio de 1994, en relación con
un caso, como lo recuerda la Procuraduría, en que se discutía no el fenómeno de la
compensación de culpas, sino en la concurrencia de culpas -un homicidio culposo causado
por el concurso de dos conductores en sendos vehículos cuya investigación terminó eximiendo
de responsabilidad a uno de estos-, porque, consciente la Corte de que el principio de la
compensación de culpas tiene validez en el campo del derecho privado, en donde se
controvierten intereses fundamentalmente de contenido patrimonial y por esta causa de
posible concilición, lo que no sucede en el terreno del derecho penal en donde es el interés de
orden público el que activa la intervención del Estado, no es cierto que esta Corporación haya
aceptado en punto a responsabilidad penal el fenómeno que reclama el demandante.
Discurrió en ese proveído, con ponencia del entonces magistrado Dr. Gómez Velásquez, así la
Sala:

"6.- Ciertamente que la compensación de culpas, en cuanto toca con la


responsabilidad penal, exige de entrada como requisito el que la víctima haya aportado un
comportamiento de acción o de omisión que de cierto apreciable modo influya en la
producción del resultado que la afecta. Si es total o sobresalientemente ajena a esta
situación, mal haría en trasladarse a ese ámbito el fenómeno del concurso o conjugación de
conductas culposas de los posibles procesados, pues se estaría computando algo inexistente
y que carece de toda incidencia en el análisis del hecho cumplido. De otro lado, cuando es
dable visualizar ese tópico, ello conduce a un atemperamiento de sanciones penales o
incidencias resarcitorias de perjuicios, pero no a la condonación absoluta de la culpa
deducible a un procesado. Si el comportamiento del ofendido es de tal magnitud que termina
por presentarse como el factor de producción de esa consecuencia, pues se estará en una
ausencia de conducta culposa en el procesado, que muy seguramente, recibió el influjo de una
fuerza mayor o un caso fortuito. Pero mientras éste exhiba en su haber un actuar culposo
significativo, lo atinente a la víctima solo amortiguará, en los terrenos indicados, esas
resonancias propias, pero no llegará a sofocar totalmente la exigible reacción del organismo
penal de justicia, que se ve así excitado e indescartable en su ejercicio".
Este criterio fue reiterado en sentencia del 28 de agosto de 1997, con ponencia del Magistrado
Dr. Nilson Pinilla, y es el que aplicó el Tribunal en este concreto caso, cuando reconoció que:

"la víctima se desplazaba, de occidente a oriente, por la avenida Guabinal, a


una distancia mayor de un metro de la acera u orilla derecho, por lo que, aportó, en realidad
de verdad, una insoslayable cuota de culpa en la producción del resultado materia de esta
investigación. Esta situación es de fácil captación para cualquier intérprete y desde luego con
implicaciones imperativas, no en el campo penal, en donde, se repite, el principio de ´paria
delicta mutura compensatione dissolvuntur´ no se aplica sino en lo atinente a las
consecuencias civiles que se derivan del hecho punible". (fl. 10 cd. Tr.).

2. Cuando en la demanda de casación se reclama la aplicación del principio de la duda con


fundamento en que el Tribunal incurrió en errores de apreciación probatoria -violación
indirecta de la ley sustancial-, es imperioso para el casacionista indicar las pruebas en que
recayeron esos errores y demostrar que a causa de ellos se declaró probada la responsabilidad
cuando era tal la incertidumbre, que solo podía impartirse la absolución. Así lo ha precisado
en repetidas oportunidades la Corte, porque solo en presencia de esos demostrado yerros es
que puede desconocerse la presunción de acierto y legalidad que ampara el fallo impugnado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 13283
PUBLICADA : Si

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TERMINACION ANTICIPADA DEL PROCESO-Ausencia de interés cuando la


redosificación de la sanción corporal que se pretende, perjudica al impugnante
Bajo el supuesto de la concurrencia de las causales genéricas de agravación punitiva
contempladas en el Art. 66, ordinales 3 y 4 del Código Penal -se dificultó la defensa de los
bienes al agraviado y se obró con preparación ponderada del hecho-, el Tribunal para la
tasación de la pena no partió del mínimo de la sanción establecida para el delito más grave
que es el hurto calificado (24 meses), sino que lo hizo tomando como base 30 meses -cifra
menor de la aducida por el A-Quo que fue de 36 meses-, a lo que agregó 10 meses por haber
sido perpetradas las delincuencias por más de dos personas, sumando a todo ello 12 meses
porque el valor de los bienes objeto de apoderamiento ilícito superó los $100.000, lo que arroja
un subtotal de pena imponible en relación con el acto lesivo del patrimonio económico de 52
meses de prisión.

Hasta aquí, ningún yerro se advierte; empero, el dislate se presenta en el paso siguiente
porque en vez de proceder a la rebaja reconocida por la reparación de los perjuicios irrogados
a los ofendidos, lo que hizo fue aplicar la disminución de la sexta parte correspondiente al
acogimiento a la terminación anticipada del proceso (Art. 37, inciso final del Código de
Procedimiento Penal), para luego hacer el incremento por el concurso (art. 26 C.P.), dejando
para último lugar la rebaja del Art. 374 del estatuto represor.

El desatino es evidente, porque aplicada como debió hacerse la disminución punitiva con cargo
a la reparación integral a los 52 meses deducidos por el acto contra el patrimonio económico
-que el Tribunal cuantificó en la mitad (1/2)-, la base de la punición queda en 26 meses; y si a
este guarismo se le suman los 4 meses que el Ad-Quem consideró oportuno incrementar por el
concurso, la sanción se sitúa en los 30 meses que, reducidos en una sexta (1/6) parte por
efecto de la terminación anticipada del proceso conforme con lo previsto en el inciso final del
Art. 37 del C. de P. Penal, valga decir una disminución de 5 meses, el resultado final de la pena
sería de 25 meses de prisión, esto es, una sanción superior a la realmente deducida en el fallo
cuestionado que fue de 23 meses y 20 días.

Como claramente se advierte, no es que se haya conculcado la legalidad de la pena supuesto


que el juzgador con respeto de los topes punitivos establecidos en los respectivos preceptos
infringidos dedujo la correspondiente sanción; pero lo que si hizo incorrectamente fue aplicar
la detracción por la sentencia anticipada sólo a una parte de lo atinente a los cargos
aceptados, desfase que paradójicamente en vez de perjudicar a los procesados terminó
favoreciéndolos, dada la menor cantidad de pena que a la postre se les impuso diferente de la
que en verdad merecían. De ahí que se afirme que los libelistas carecen de interés para
recurrir, pues, de admitir sus pretensiones de redosificación de la sanción corporal, habría que
enmendar el error con sacrificio del postulado de la no reformatio in pejus.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO


Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa personal
PROCESO : 12004
PUBLICADA : Si

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DEMANDA DE CASACION-Exigencias técnicas/ VIOLACION DE LA LEY


SUSTANCIAL-Vías-Cómo se alegan/ ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE
EXISTENCIA-Técnica/ ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-
Técnica/ INDICIO-Técnica para atacarlo en casación
1. Si el trámite del recurso de casación corresponde a un sistema rogado y de carácter
dispositivo, es al actor a quien compete de manera detallada relacionar una a una las normas
que encuentra violadas, así como indicar, también minuciosamente, el cómo y el por qué de su
apreciación, demostrar la existencia del error y precisar su trascendencia, para conseguir
acreditar que de no haber sido por el yerro, el fallo hubiera sido sustancialmente diverso, pues
le está vedado a la Corte suponer o inquirir por el alcance que con el cargo globalmente
planteado se quiere dar a cada una de las disposiciones invocadas como violadas.

2. La demanda omitió el cumplimiento de las previsiones legales requeridas en este


procedimiento especial, caracterizado por los principios de taxatividad, limitación y prioridad,
pues la violación de la ley sustancial puede realizarse por dos vías: la directa y la indirecta.

En la primera se aceptan los hechos y las pruebas como fueron apreciadas por el juzgador,
pero se censura la falta de aplicación de la ley (exclusión evidente), su aplicación indebida o su
interpretación errónea; cada una de estas censuras tiene una naturaleza diversa.

En la segunda, la violación de la ley tiene lugar con relación a los medios de convicción, por lo
que el demandante está obligado a precisar si el error consistió en omitir la apreciación de
pruebas obrantes en el proceso (falso juicio de existencia de la prueba por omisión), en
suponer pruebas que no figuran en el trámite (falso juicio de existencia de la prueba por
suposición), en tergiversar el alcance de la prueba (falso juicio de identidad), en considerar
pruebas ilegalmente aducidas (falso juicio de legalidad), o en darles un valor diferente al que
la ley les señala (falso juicio de convicción).

Como cada causal trae consecuencias diversas para el proceso, deben ser invocadas en
capítulos separados, con indicación de cuáles son principales o subsidiarias, si son
excluyentes. Los fundamentos deben evidenciar el error del fallador, con incidencia en la ley
sustancial, en los derechos o en las garantías procesales; todo lo cual fue omitido por el
demandante, que no aplicó ninguna de tales reglas.

3. Los errores de hecho por falso juicio de existencia con ocasión de la violación indirecta,
como los formulados por la defensa, únicamente pueden plantearse a partir de la omisión o de
la suposición de pruebas, en consecuencia, si el censor no indicó cuál prueba fue desatendida
o que elemento probatorio fue supuesto sin hallarse en el proceso, con expresión del por qué
de su censura, y lo más importante, sin precisar la trascendencia de tal omisión o suposición,
el cargo no prospera.

Si el impugnante refiere que a la prueba testimonial "no se le dio el alcance que realmente
tiene" su censura apunta es a la violación indirecta de la ley sustancial por error de hecho, por
falso juicio de identidad, y no por falso juicio de existencia como lo argumentó; pero además
de la indebida elección de la causal planteada, tampoco expuso en qué consistió la distorsión o
la tergiversación de la prueba, como era su obligación, razón de más para reiterar que el cargo
no prospera, no sin antes precisar que en virtud del principio de limitación, le está vedado a la
Corte seleccionar la causal, el motivo, el sentido del ataque y los argumentos para acreditar el
yerro invocado por el demandante.

4. Como ya lo ha expuesto esta Corporación*, si lo que se ataca es el hecho indicador, que


admite cualquiera de las modalidades de error de hecho (por falso juicio de existencia o por
falso juicio de identidad) y de derecho (por falso juicio de legalidad o falso juicio de
convicción), -ésta última hipótesis de muy poca ocurrencia en nuestro medio por la ausencia
de tarifa legal-, le corresponde al censor precisar en qué consistió el yerro, y de qué manera
ello influyó en el resultado formal o material respecto del señalamiento o no del hecho
indicado.

Pero si lo que se deseaba era atacar el proceso de inferencia lógica, le correspondía al


demandante precisar de acuerdo con las reglas de la sana crítica, el por qué los falladores
realizaron de manera indebida la deducción para arribar o no hacerlo, a la estructuración del
hecho indicado, pues en atención a que la inferencia lógica es el resultado de un proceso
intelectual valorativo, el único ataque posible es a través del error de hecho -no por falso juicio
de existencia como lo planteó el demandante- por transgresión de los principios de la sana
crítica, por lo cual compete al censor concretar el error y demostrar que el Juez ha realizado, y
cómo ha realizado, un juicio que desconoce una ley científica, un principio de la lógica o una
regla constante de la experiencia común o aceptada y practicada en medios específicos en
una determinada materia.
_________________
* Por ejemplo sentencias de 9 de agosto de 1999, septiembre 15 de 1999, diciembre 16 de
1999. Magistrado ponente doctor Carlos Eduardo Mejía Escobar; Sentencia de septiembre 30
de 1999. Magistrado ponente doctor Jorge Anibal Gómez Gallego; sentencia de octubre 28 de
1999. Magistrado ponente doctor Alvaro Orlando Pérez Pinzón, entre otras.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
PROCESO : 12396
PUBLICADA : Si

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CASACION-Errores en la apreciación de las pruebas: Técnica
Al argüir el recurrente que el ad quem no tuvo en cuenta el rasguño que presentaba el
sindicado en su extremidad superior derecha, omite especificar cuál fue la norma sustancial
presuntamente transgredida y el sentido de la violación.

No determina si se está refiriendo a un falso juicio de existencia de la eventual prueba, por


omitirse su apreciación, o si aduce un falso juicio de identidad, dejando sin indicar si encuentra
que ese medio de convicción hubiere sido tergiversado.

La forma como se desarrolla el reproche hace que no se circunscriba al supuesto error


referente a la observación del rasguño, sino que pretende que la Corte examine de nuevo
otras pruebas, en busca de revivir el debate probatorio y desnaturalizar la casación para
convertirla en una tercera instancia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Sentencia casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Porte de armas de defensa personal, Homicidio
PROCESO : 11110
PUBLICADA : Si

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CASACION-Errores en la apreciación de las pruebas: Técnica


Si bien el recurso extraordinario de casación admite el ataque de las sentencias por errores
consumados en la apreciación de las pruebas, ello no desvía el fin basilar de la impugnación,
cual es el de garantizar la legalidad del fallo, de tal manera que sólo se caracterizan de ese
modo los excesos o carencias de orden material o la falta grotesca a las reglas de la lógica o la
experiencia común o científica en la evaluación de los medios probatorios.

No se trata de mostrar la lógica de las apreciaciones del demandante sobre la prueba, que de
pronto caben dentro de la amplitud del discurso racional en un mundo social de
probabilidades, sino de establecer que las actitudes o inferencias del sentenciador resultan
absurdas, precisamente porque lo atacado son los juicios de valor de un fallo de segundo
grado que, si no es tocado por la arbitrariedad, goza de presunción de acierto y de legalidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12939
PUBLICADA : Si

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FISCAL-Interés para recurrir-Límites de su pretensión/CASACION-Ausencia de interés:


Consecuencias jurídicas
Nada impide, en el método de enjuiciamiento de naturaleza mixta que nos rige, que el fiscal,
como sujeto procesal, haga peticiones a favor del acusado, incluso que impetre su absolución,
sí así lo aconsejan los elementos de convicción recaudados. Pero lo que resulta ilógico e
improcedente, frente a la absolución, es que pida la invalidez de lo actuado para garantizar, en
una nueva tramitación, la defensa de la acusada, con lo que le causaría grave perjuicio, pues
implicaría, como lo sostiene el Delegado, revivir la controversia jurídica sobre la
responsabilidad penal que ya fue precluida en su favor, de donde emerge la absoluta falta de
interés de la fiscalía para deprecar la nulidad.

Por otra parte, y en lo atinente a las consecuencias jurídicas de la ausencia de interés, ha


dicho la Sala que si aparece desde cuando se interpone el recurso, éste no debe concederse y
si equivocadamente se procede a ello, deberá decretarse la nulidad del trámite ilegalmente
adelantado. En otras ocasiones, la falta de interés sólo viene a concretarse al conocerse las
pretensiones de la demanda de casación, evento en el cual deberá rechazarse in limine la
misma y declararse desierto el recurso. Pero si se admite el libelo, o la carencia de interés solo
se hace ostensible al decidir el recurso, se desestimará la demanda.

" … pues siendo que la decisión que correspondería es la del fallo para decidir sobre las
pretensiones del casacionista y para ello tiene que haberse cumplido las exigencias
sustantivas y procesales previstas por la ley como supuestos, la subsistencia del hecho
generador del vicio lo impide, ya que como sucede en casos como el presente, la falta de
interés para recurrir por parte del demandante para formular un ataque como el que ha
presentado, continúa produciendo, material y jurídicamente, los mismos efectos negativos
atribuibles desde el momento en que se recurrió el fallo del Tribunal, no quedándole otra
alternativa a la Corte que la de desestimar oficiosamente la demanda, pues la simple
inadvertencia de la causa a la hora de concederse el recurso o de inadmitirse la demanda no
hace que el vicio pierda eficacia, sino que lo que era causa de rechazo o inadmisión se
convierta en causa de desestimación, ya que todo depende de la fase procesal en que se tome
la decisión, pues el auto de admisión erróneamente proferido, no obliga a tomar decisión
alguna de fondo al estudiar los reparos hechos a la sentencia del Tribunal y determinar el vicio
o la índole de la pretensión, dado que carece de fuerza vinculante no porque se estime ilegal,
sino porque carece de efecto, y pensar en atribuirle capacidad saneadora al auto de
admisibilidad equivaldría, como se ha dicho, a comprometer a la Corte en el nuevo error de
asumir una competencia de que carece, la cual queda limitada exclusivamente a tomar esta
decisión, dado que el objeto de fallo, como es la demanda, no puede proferirse ante su
ineptitud". (Casación N° 10.391, 20 de abril de 1999. M. P. Dr. Carlos Augusto Gálvez Argote.).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, expide copias con destino a
la
Procuraduría Delegada para que investigue lo del
caso
DELITOS : Homicidio agravado, Falsa denuncia
PROCESO : 11229
PUBLICADA : Si

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FALTA DE MOTIVACION DE LA SENTENCIA-Técnica para alegarla en casación/


ERROR DE HECHO POR FALSO JUICIO DE IDENTIDAD-Concepto-Distinción con el
error de inferencia/IN DUBIO PRO REO-Naturaleza de la duda que transciende en
casación
1.Si lo que el casacionista echa de menos es la motivación de la construcción del indicio, y por
ende sus implicaciones en la parte dispositiva del fallo, la ruta de la censura ha debido ser
independiente, pues la falta de motivación de la sentencia no constituye error de juicio sino de
actividad o constitución del acto procesal -error in procedendo-, censurable en casación por vía
de causal tercera, individualizando la irregularidad denunciada bien sea por ausencia de
motivación, motivación incompleta, o dilógica, y demostrando su trascendencia en la
vulneración de las garantías de las partes, con la idoneidad suficiente para invalidar lo
actuado.

El error de hecho por falso juicio de identidad corresponde a los llamados errores de
contemplación, para destacar en ello el momento y el aspecto de la actividad probatoria en
que se presenta. Como tal, tiene ocurrencia en el momento de fijar el contenido material del
medio, el cual es alterado porque el fallador tergiversa, agrega o cercena su contenido, lo que
obviamente repercutirá en la determinación de su mérito, pero en el entendido que su objeto
es la composición material de la prueba.

El error de inferencia no versa sobre la materialidad del medio, ni corresponde a la fijación de


su contenido. Se manifiesta en una fase posterior de la actividad probatoria, al establecer su
mérito persuasivo, por desconocimiento o transgresión de las reglas de la sana crítica, como
método de valoración de las pruebas.

Se diferencia del de identidad porque se presenta en momento posterior a la fijación del


contenido material de la prueba, y supone que ella haya sido correcta, de manera tal que la
conclusión es desacertada porque la materialidad del medio, la cual ha sido debidamente
fijada, no tolera el tipo de deducción a que se llega, por la indebida aplicación de las reglas
que orientan la sana crítica.

2. La duda que trasciende en sede casacional es la que, debidamente acreditada y ponderada


de cara al conjunto del plexo probatorio, reviste la idoneidad suficiente para desquiciar la parte
dispositiva del fallo, pero no aquella referida a aspectos circunstanciales del hecho punible,
incapaces de resquebrajar el juicio de responsabilidad, como el que ahora se plantea.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 13092
PUBLICADA : Si

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CASACION-Causal Tercera: Exigencias para su planteamiento/ERROR EN LA


CALIFICACION JURIDICA-Técnica para alegarla en casación/PENA ACCESORIA-Su
imposición debe corresponder a una debida fundamentación que guarde relación con el
delito por el cual se condena
1. La causal tercera del artículo 220 del Código de Procedimiento Penal no es subsidiaria de las
demás y que por lo mismo obedece a una metodología y lógica propias que impone como
deber ineludible al recurrente señalar con precisión el motivo de nulidad que aduce, la
trascendencia que tuvo frente a los intereses del procesado y cómo sus efectos nocivos se
proyectaron desfavorablemente en la sentencia.

2. Hace ya varios años que esta Sala ha venido reiterando que cuando la equivocada
calificación implica un cambio del nomen juris que corresponda a otro título y capítulo, no
obstante de tratarse de errores de naturaleza in iudicando, debe proponerse al amparo de la
causal tercera y desarrollarse conforme a los derroteros de la primera con la inexcusable
obligación de señalar los desaciertos jurídicos o de apreciación probatoria que incidieron en
forma determinante para hacer una equivocada selección del tipo objetivo, por manera que se
impone la invalidación de lo actuado para su corrección, ya que en estos eventos no es posible
que la Corte entre a proferir fallo de reemplazo, pues estaría haciéndolo sobre una calificación
diversa a la del pliego acusatorio y sobre la cual no se defendió el procesado.

3. Se impone para la Sala dar aplicación a lo dispuesto en el artículo 228 del Código de
Procedimiento Penal en orden a restablecer el quebrantamiento de las garantías
fundamentales de (…) en lo que respecta a la sanción accesoria de la pérdida de la patria
potestad por el término de dos años que le fuera impuesta en el fallo de primera instancia y
confirmada por el de segunda, pues la misma no guarda relación con el delito y obedece a una
fundamentación que no respeta el principio de legalidad.

En efecto, en la sentencia de primera instancia la consideración del Juez se limitó


escuetamente a afirmar que "su comportamiento torcido, sin lugar a deudas, es un mal
ejemplo para sus hijos", desconociendo que ha sido abundante y reiterada la jurisprudencia de
la Sala en el sentido de que esta clase de sanciones accesorias que el legislador dejó a la
discrecionalidad del juzgador no pueden imponerse de manera mecánica, pues deben
corresponder a una debida fundamentación que involucre su nexo causal con el delito por el
cual se imparte condena al sujeto, de manera tal que se demuestre que debido a la conducta
realizada, aquél está incapacitado o inhabilitado para ejercer sus derechos como padre,
situación que aquí no ocurre, ya que de obedecer a criterios como los expuestos por el
sentenciador de primer grado, habría de concluirse en todos los casos que procede, pues la
comisión de un delito siempre será mal ejemplo para los hijos.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente revoca
la
suspensión de la patria potestad
DELITOS : Hurto calificado y agravado
PROCESO : 11981
PUBLICADA : Si

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NULIDAD-Omisión de pruebas: Debe demostrarse la incidencia de las mismas frente a la


comprobación del hecho imputado y/ o la responsabilidad del
procesado/DETERMINADOR-AUTOR-Tienen el mismo grado de
punibilidad/PREVARICATO-No exige que el sujeto activo se proponga obtener un
provecho
Es sabido que para fundamentar la petición de nulidad por la no práctica de pruebas, es
imprescindible demostrar la incidencia de las mismas frente a la comprobación del hecho
imputado y/o a la responsabilidad del procesado, obligación que deriva del artículo 308 del
Código de Procedimiento Penal y dista mucho de cumplir los solicitantes. Además, observa
esta Sala que la Fiscalía y el Tribunal decidieron correctamente al negar la mayoría de las
pruebas, pues, como se verá más adelante (cuando se examine la responsabilidad del
procesado Mosquera Mosquera), al momento de solicitarse dichas pruebas, ya en el proceso se
habían practicado las que, en esencia, apuntaban a tal aspecto de responsabilidad, por lo cual,
reiterase, su realización se revelaba improcedente.

Como en ese sentido se tomaron decisiones que se censuran, el debido proceso no se ha


transgredido, sino por el contrario, observado ya que el artículo 250 del Código de
Procedimiento Penal ("rechazo de las pruebas") dice contundentemente que "no se admitirán
las pruebas que no conduzcan a establecer la verdad sobre los hechos materia del proceso" y
que mediante providencia, el funcionario rechazará las "ineficaces" o "las que versen sobre
hechos notoriamente impertinentes y las manifiestamente superfluas".

Como para que el Fiscal 8o. Especializado, doctor (…), profiriera dicha resolución, era
absolutamente imprescindible que el Jefe de la Unidad Especializada, doctor (…), le asignara el
conocimiento del proceso, la COAUTORIA emerge evidente como división de quehaceres
encaminados a un fin común: precluir la investigación.

Ese aporte "material" del doctor (…) excluye la calidad de determinador que se le atribuye,
pues es bien sabido que en ésta es indispensable que el determinador no quiera ejecutar el
acto por sí mismo y se vale entonces del "determinado" para que sea éste quien lo ejecute,
limitándose él exclusivamente a hacer nacer en aquél la idea delictiva, por lo cual se le conoce
también como "autor intelectual, "instigador" o "inductor". Pero si, como en este caso, entre
ambos realizan -materialmente también, repítese- la conducta, la referida coautoría surge
nítida, sin que sea innecesario recordar que tanto la determinación como la autoría están
punidas de igual grado en el artículo 23 del Código Penal.

Finalmente, se ve claro que al haberse acusado y condenado a Mosquera Mosquera como


"determinador", este error en el término utilizado para precisar el grado de participación (que
es de "coautoria", como se dijo) no entraña materialmente irregularidad ninguna, pues de
todos modos dicho acusado conoció enteramente y se defendió de los cargos por los cuales
fue sentenciado, siendo entonces el referido yerro conceptual un aspecto meramente nominal
que en nada incidió en el derecho de defensa de dicho procesado.

Se confirmará el fallo impugnado, siendo dable responder a los apelantes que no es cierta la
afirmación de que para que se tipifique el delito de prevaricato es imprescindible que el sujeto
activo se proponga obtener "un provecho", pues para la cabal tipificación es suficiente que
aquél, con conocimiento y voluntad (es decir dolosamente) profiera una decisión
manifiestamente contraria a la ley, la que ya se dijo, ostenta la cuestionada resolución de 30
de diciembre de 1993, aparte de que también quedó precisado "el móvil" que tuvieron los
doctores Mosquera y Velasco en dicho punible contra la Administración Pública.

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Sentencia Segunda Instancia


FECHA : 15/12/1999
DECISION : Deniega la Nulidad propuesta y confirma la
sentencia
apelada
DELITOS : Prevaricato
PROCESO : 14187
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Asesoría de un perito para asegurar prueba grafológica/VIOLACION
INDIRECTA DE LA LEY-Técnica
1. La asesoría de un perito en el desarrollo de la diligencia de indagatoria, oportunamente
solicitada y autorizada por la fiscal que dirigía la investigación, con el fin de asegurar la
producción de la prueba de grafología como idóneo mecanismo para arribar a la verdad
procesal, mal puede constituir vulneración al debido proceso, o desconocimiento de las
garantías que le asisten al sindicado, máxime si, como ha quedado establecido, la diligencia se
llevó a cabo en presencia del defensor, sin juramento ni presión alguna al sindicado; y del acta
respectiva no se desprende que persona diferente de la citada funcionaria hubiere interrogado
al imputado; de ahí que no exista constancia alguna al respecto.

2- Denunciar la violación indirecta de la ley sustancial "por falta de apreciación de los medios
testimoniales de descargo" y omitir precisar la norma de derecho sustancial violada, y si lo fue
por falta de aplicación o aplicación indebida, constituye un insalvable desacierto técnico que
inexorablemente acarrea la improsperidad del reproche, pues por la limitación funcional de las
facultades de la Corte en sede casacional, le está vedado suplir las falencias técnicas del
demandante.

El actor tampoco completó el cargo, pues omitió demostrar la trascendencia del yerro
denunciado, para lo cual debió revaluar la prueba en su totalidad, y establecer cuál sería la
conclusión del fallo, precisando si como consecuencia de ese nuevo examen, se descarta la
responsabilidad del procesado por resultar desvirtuada la autoría de la conducta falsaria,
justificarse el hecho, o excluirse la culpabilidad.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad en documento público, Falsedad en
documento
privado, Uso de sello oficial
PROCESO : 12635
PUBLICADA : Si

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INDAGATORIA-Interrogatorio: Pertinencia y eficiencia/TORTURA-El artículo 24 del


Decreto 180 de 1.988 no subrogó el artículo 279 del C.P., sino que adicionó una
modalidad especial de tortura con fines terroristas/CONCURSO-Homicidio y tortura: Si el
primero está precedido de asedio psíquico a la víctima se configura un concurso
material/PRUEBA TRASLADADA-Cómo se ataca en casación
1. En punto de la injurada, ha sido criterio de esta Corte el considerarla garantía procesal que
tiende a asegurar el derecho de defensa del imputado, teniendo en cuenta que es la
oportunidad que el Estado le brinda para conocer las acusaciones que se le hacen.

Sin embargo, también debe recordarse que la indagatoria no constituye un acto caracterizado
por inamovibles fórmulas en la manera de interrogar sobre los hechos al que en virtud de
antecedentes y circunstancias consignadas en la actuación, o por haber sido sorprendido en
flagrancia, se considere autor o partícipe de la infracción penal, sino además un mecanismo
legal procesal a través del cual se vincula a la persona, sin someterla al juramento, y en el que
el funcionario sólo se limita a exhortarla a que responda de una manera clara y precisa a las
preguntas que se le hagan.

Lo importante es que el interrogatorio al imputado sea pertinente en relación con los hechos
que originaron la vinculación, y que no haya limitaciones a su intervención o evasivas a sus
requerimientos sobre las constancias y verificaciones que advierta necesarias para su defensa,
pues las preguntas simplemente deben ser eficientes, en el sentido de abarcar, por lo menos
fácticamente, la infracción o las infracciones imputadas al indagado, de tal forma que pueda
ejercer la defensa sobre éstas.
Por eso el hecho de no interrogar por la base fáctica de alguna de las ilicitudes o hacerlo de
manera deficiente, es lo que en últimas configura la violación a los principios del contradictorio
y la defensa.

2. No puede perderse de vista que el artículo 24 del Decreto 180 de 1988 no subrogó el
artículo 279 del Código Penal, sino que adicionó al ordenamiento jurídico penal la modalidad
especial de "tortura con fines terroristas", de acuerdo con la siguiente redacción:

"Artículo 24. Torturas. El que en cumplimiento de actividades terroristas, someta a otra


persona a tortura física o síquica, incurrirá en prisión de 5 a 10 años, siempre que el hecho no
constituya delito sancionado con pena mayor" (se ha destacado).

Así entonces, la resolución acusatoria se expidió por el delito de tortura previsto en el artículo
279 del Código Penal, como infracción que atenta contra la autonomía personal, cuya pena
oscila entre uno y tres años de prisión, y allí mismo se dejó plasmada la diferencia de tal figura
delictiva con su homóloga prevista en el artículo 24 del Decreto 180 de 1988

3. La garantía fundamental del ne bis in idem, consagrada internamente en el artículo 29 de la


Constitución, y que se desarrolla como norma rectora en los artículos 9 y 15 de los códigos
penal y de procedimiento penal, respectivamente, e internacionalmente reconocida en el Pacto
Internacional de derechos civiles y políticos -artículo 14, N° 7- y la Convención Americana de
derechos humanos -artículo 8, N°4-, aceptados por Colombia mediante las leyes 74 de 1968 y
16 de 1972, impone la prohibición de la persecución penal múltiple por los mismos hechos, sin
dar cabida al pretexto de una denominación jurídica distinta.

De tal manera que no es posible revivir una acción penal ya fenecida o que respecto de un
mismo hecho puedan las autoridades penales perseguirlo simultáneamente, ni siquiera por
razones de competencia, ya que para evitarlo existen normas sobre competencia a prevención
y colisión de competencias (artículos 80 y 97 del C. P. P.).

El demandante no establece que los comportamientos que fueron objeto de conocimiento y


decisión sean los mismos tenidos en cuenta en la ulterior investigación adelantada por el
delito de tortura. En efecto, son dos acontecimientos históricos diferenciables: hacer llamadas
telefónicas amenazantes, enviar sufragios e ir tras las rutas de las víctimas, son conductas que
objetiva y subjetivamente, por sí solas, están encaminadas a violentar la autonomía personal,
como bien jurídico tutelado en el Libro Segundo, título X, capítulo 3° del Código Penal; en
cambio, contratar los servicios de un sujeto para que le de muerte a las mismas personas
amenazadas, es un comportamiento que trasciende el ámbito de la libertad de
autodeterminación y se orienta a otro bien jurídico protegido que es la vida, así el fiscal
competente haya declarado que el último acto era meramente preparatorio y no ejecutivo del
delito de homicidio.

Es que, además de la discriminación por los bienes jurídicos amparados, adicionalmente son
distintas las conductas rectoras materiales de los hechos punibles de tortura y homicidio
tentado, pues en la primera consiste en "someter a otra persona a tortura física o síquica" (art.
279 C. P.), cometido que en este caso se logra mediante las llamadas telefónicas, los sufragios
y los seguimientos; mientras que el principio de ejecución del delito contra la vida partiría de la
exteriorización de una conducta que ingresara dañinamente en ese ámbito de relación, más
allá de la afectación de la autodeterminación de las personas (art. 323 idem).

Por lo visto, el asedio psíquico a las víctimas fue un comportamiento básico distinto al de
preparar o ejecutar la muerte de las mismas, que fáctica y jurídicamente le cumplen a dos
tipicidades distintas, razón por la cual el primero (en sus variadas modalidades de llamadas,
envíos documentales o seguimientos), no podía considerarse normativamente integrado como
elemento o circunstancia del segundo. Se configuraba entonces un concurso material de
delitos, de conformidad con el artículo 26 del Código Penal.

Así las cosas, la decisión tomada por el Fiscal 111 sobre un supuesto delito contra la vida en la
modalidad tentada, bajo ningún punto de vista podía frenar una futura investigación referida a
hechos cuyo carácter punible de manera inequívoca había definido la ley penal como
constitutivos de tortura, por ende potencialmente transgresores del bien jurídico distinto de la
autonomía personal.

De ahí el acierto del Procurador Delegado, quien para aclarar el asunto precisó que "no
siempre el delito de homicidio ha de estar precedido de amenazas hacía la víctima", lo que al
parecer es uno de los soportes del criterio del censor para afirmar que los hechos que sirvieron
de apoyo para el esclarecimiento de la comisión del delito de tortura, eran los mismos que ya
habían sido investigados como parte esencial del delito contra la vida; pero no, pues, como
bien se lee en la resolución del Fiscal 111 Delegado, la extinción de la acción por el último
injusto no fue determinada por una insuficiencia de daño o peligro en las llamadas, las
amenazas o el envío de sufragios, sino en vista de la inejecución de actos concretos tendientes
a eliminar la dama.

4. En relación con el planteamiento referido a la prueba trasladada, otras de las vertientes del
ataque por falta al debido proceso, debe de entrada decirse que la ilegalidad de los elementos
de convicción no puede controvertirse en casación por medio de la causal tercera (nulidad),
sino a través de la primera (violación indirecta de la ley sustancial), ya que en últimas el yerro
judicial consistiría en apreciar unas pruebas que jurídicamente son inexistentes, lo que en la
doctrina jurisprudencial ha recibido el nombre de error de derecho por falso juicio de legalidad.

En efecto, de acuerdo con el artículo 29 de la Carta, "es nula de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso", contenido normativo superior que indica que
cuando se violan las formas sustanciales de cada medio probatorio o éste se introduce con
detrimento de los derechos fundamentales, la sanción es la inexistencia de la prueba y no la
nulidad de la actuación procesal.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE ANIBAL GOMEZ GALLEGO

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Tortura
PROCESO : 12374
PUBLICADA : Si

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TERMINACION ANTICIPADA-Consonancia entre la acusación y la


sentencia/FLAGRANCIA-Requisitos/FLAGRANCIA-Se configura cuando se sorprende al
autor en ejecución de cualquiera de las etapas dirigidas a la consumación del hecho
punible/CONFESION-Debe ser fundamento de la sentencia para que proceda la rebaja
de pena/FALSEDAD EN DOCUMENTO PUBLICO-La pena para quien falsifica el
documento público y lo usa, surge de armonizar el inciso 2º del artículo 222 con los
artículos 218 a 220 del C.P.
Cuando se trata de procedimiento abreviado, sea que se lleve a cabo por la vía de la sentencia
anticipada o por el camino de la audiencia especial, la consonancia que la legislación exige
entre la acusación y la sentencia, se refiere a los cargos formulados en la diligencia respectiva
y contenidos en el acta levantada con la finalidad de proferir el fallo prematuro, no con lo
consignado en la resolución mediante la cual se impuso medida de aseguramiento al
sindicado, en razón a la oportunidad procesal en que se hizo la manifestación aceptando los
cargos.

Si se toma en cuenta que la configuración jurídica de la flagrancia, de la que se ocupa el


artículo 370 del Código de Procedimiento Penal, exige dos requisitos, según ha sido
establecido por la jurisprudencia "uno de carácter objetivo-temporal que es la actualidad, esto
es, que una o varias personas, entre las que puede estar la víctima, se encuentren presentes
en el momento de la comisión del reato o instantes después y se percaten de él; y otro de
naturaleza personal que consiste en la identificación o, por lo menos, la individualización del
autor o partícipe" (Cas. 19 de agosto de 1997 M. P. Dr. Córdoba Poveda), dados los términos de
la imputación formulada contra ARIZA ALI, resulta claro que fue sorprendido en situación de
flagrante delito.

No obstante ser cierto que en el momento de la aprehensión del procesado (…), ya se habían
realizado con anterioridad algunas de las defraudaciones a la fe pública y el patrimonio
económico de la Caja Agraria, y que en poder del procesado no se encontró dinero de
propiedad de la referida entidad financiera de carácter oficial, también lo es, como lo señala el
fallo, que en ese preciso instante el plan delictivo trazado por los integrantes de la empresa
criminal conformada a tales propósitos, estaba en plena ejecución, pues no de otra manera se
entiende el hecho de haber concurrido este procesado a las instalaciones de la entidad
afectada en la ciudad de Becerril, a averiguar por la consignación ficticia cargada a la cuenta
abierta por él con documentación falsa, llevando consigo la libreta de ahorros propia para
efectuar el retiro e identificándose con la cédula integralmente adulterada, con lo cual se
cumplen a cabalidad los presupuestos establecidos por el artículo 370 del Código de
Procedimiento Penal para predicar la situación de flagrancia de este procesado.

Por esto, con razón la Delegada en opinión que la Sala comparte, señaló que en el presente
evento operó la configuración jurídica de la flagrancia, en los siguientes términos:

"En el caso de la especie, por ejemplo, la estafa requería la realización de diferentes pasos - y
por tanto la ejecución de varios actos- para obtener el incremento patrimonial ilícito: la
falsificación de los documentos de identidad, la apertura de las cuentas de ahorro, la
adulteración de los documentos que acreditaran las consignaciones inexistentes, la
determinación de la fecha cuando documentariamente tales abonos habían sido registrados en
la Caja de Crédito Agrario, la determinación del saldo que arrojaban las cuentas y finalmente el
retiro de efectivo, con lo que se obtendría el lucro indebido"

"Todas estas etapas, por consiguiente, constituyen actos propios del delito cometido y por
tanto, el sorprendimiento del autor en cualquiera de ellas, implica el estado de flagrancia en
tanto que son conductas dirigidas a la consumación del hecho punible".

"Analizadas fuera de contexto, independientemente de la situación procesal, es evidente que


alguna o algunas de ellas no permiten concluir que esté en proceso un delito y se presentan
como conductas intrascendentes para el derecho penal (tal el caso de la apertura de la cuenta,
la determinación de la fecha cuando aparecen abonadas las consignaciones supuestas o la
averiguación por el saldo de la cuenta). Sin embargo, examinadas dentro del plan delictivo,
fácilmente se descubren como una parte importante de él y, por consiguiente, permiten al
investigador determinar que el hecho punible se está cometiendo en el momento".

Si bien es cierto que confesión y flagrancia no se repelen para descartar de plano la aplicación
de la diminuente que con ahinco se invoca en la demanda, ello en manera alguna es suficiente
para determinar la prosperidad del cargo que se postula, puesto que, conforme ha sido
establecido de antiguo por la jurisprudencia de la Corte, "sigue siendo indispensable que la
confesión sea el fundamento de la condena, así el nuevo texto legal (art. 299) no lo mencione
expresamente, porque sólo de esta manera es entendible y justa la rebaja de pena que en él
se consagra. Interpretarlo de otra forma, sería otorgar un beneficio gratuito, sólo porque se
confesó cuando ello no era necesario, pues obraban otras pruebas, distintas de la confesión,
que permitían afirmar, sin dudas, la responsabilidad del procesado. Por esta misma razón,
inutilidad de la confesión, el legislador pone como exigencia para el otorgamiento de la rebaja
de pena, que no se trate de "casos de flagrancia´, porque precisamente en estos eventos, ante
el conocimiento que del hecho y de su autor tienen las personas que lo han presenciado, la
confesión es de casi ninguna utilidad para la investigación, porque de antemano el instructor
ya conoce lo que a través de éste se le ha comunicado" (cas. Sept.29/93. M.P. Dr. GUILLERMO
DUQUE RUIZ).

Con la sola finalidad de aclarar que la referida circunstancia de agravación estuvo


correctamente aplicada, por corresponder al entendimiento que de ella ha hecho la
jurisprudencia, necesario resulta rememorar lo dicho por la Sala a este respecto, como lo
destaca el Procurador, criterio que no ha sufrido ninguna variación a la actualidad:

"Es verdad que la redacción definitiva del inciso 2º del artículo 222 no fue tan clara en este
punto como la del inciso final del artículo 246 del Anteproyecto de 1974; no obstante, la
solución jurídica se mantuvo; la referencia que allí se hace al "inciso anterior", apunta al
documento público falso como objeto material de la conducta, no a la pena allí consagrada,
pues que ella se refiere a la bien distinta hipótesis del simple uso de documento público
falseado por otro; por manera que la pena base a la que ha de agregarse el incremento
punitivo señalado en el inciso 2º del artículo 222, no puede ser otra que la prevista para la
concreta especie de falsedad documental en que haya incurrido el que ahora usa el
documento por él mismo falsificado (arts. 218 a 220). Esta interpretación histórico-sistemática,
por lo demás, resulta mucho más coherente en el ámbito de la punibilidad, que la que se
desprendería de la mera literalidad del texto examinado, pues si remitimos la agravación
punitiva del inciso 2º del artículo 222 a la pena señalada en su inciso primero, tendríase que
quien solamente falsifica documento público sería sancionado con pena de 3 a 10 años de
prisión si fuere empleado oficial o de 2 a 8 años si actuase como particular, al tiempo que
quien además de falsificar el documento público lo usa, resultaría penado con prisión mínima
de un año y un día hasta 8 años y un día, y máxima de 18 meses a 12 años, sanción esta, en
promedio, menor de la prevista para el solo delito de falsedad documental, lo que resulta
ciertamente ilógico" (Cas. Feb.23/84. M.P. Dr. Alfonso Reyes Echandía).
MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Falsedad material de particular en doc. púb., Estafa
PROCESO : 9847
PUBLICADA : Si

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IMPEDIMENTO-Haber sido apoderado: La relación profesional debe suscitarse en el


específico proceso en donde se alega
Si bien la norma invocada prevé la posibilidad de que el funcionario judicial se separe del
conocimiento de determinado asunto por haber “sido apoderado o defensor de alguno de los
sujetos procesales” es evidente que el supuesto fáctico aducido por el Doctor (…) no se aviene
al demandado por el precepto legal, pues se entiende que la situación generante de la referida
excusa ha de presentarse dentro del proceso de cuyo conocimiento se pretende apartar, valga
decir que, para considerarse procedente el impedimento, la relación profesional ha debido
suscitarse en el específico proceso que llega al ámbito funcional de quien se declara incurso en
aquél.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS AUGUSTO GALVEZ ARGOTE

Casación -Impedimento
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No acepta el impedimento expresado por el DR.
Jorge E.
Córdoba
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 16360
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA-Evaluación de la conducta del interno: Es requisito esencial para


el reconocimiento del trabajo o estudio
La discrepancia del recurrente y de su defensor radica en que estiman que siendo la
calificación de la conducta de los internos un deber de las autoridades carcelarias, la
consecuencia de su omisión no puede achacársele al procesado.

La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, como todos los Jueces de la
República, actúa con sujeción estricta a la Constitución, a la Ley y excepcionalmente al
reglamento. En la situación concreta de las redenciones de pena por trabajo, estudio o
enseñanza que la Sala reconoce de manera provisional para efectos de completar los
requisitos de los beneficios de libertad provisional o administrativos, su reconocimiento está
sujeto al cumplimiento de las normas que rigen tal instituto.

El trabajo de los internos en los centros carcelarios no tiene como propósito primordial el de
redimir pena, aunque esa sea la única motivación de los detenidos para su realización. El
trabajo en los establecimientos de reclusión es fundamentalmente un medio terapéutico de
resocialización, así lo define el propio Código Penitenciario Carcelario (artículo 79) y ese es su
entendimiento natural dentro del tratamiento penitenciario que está compuesto además por la
educación, la instrucción, la actividad cultural, recreativa y deportiva y las relaciones de
familia.
Siendo el trabajo parte del tratamiento penitenciario, su desarrollo no puede hacerse con
prescindencia del estudio científico de la personalidad del interno y es por ello que el Código
de Procedimiento Penal exige como requisito necesario e imprescindible que la solicitud de
rebaja de pena por trabajo, estudio o enseñanza vaya acompañada de la "certificación del
Consejo de disciplina o del director del establecimiento, sobre buena conducta del detenido".

Ninguna razón pueden aducir los establecimientos carcelarios para excusar la calificación de la
conducta de los internos. Esa precisamente es una de sus labores primordiales, la de
verificación de la evolución de la conducta del recluso dentro del establecimiento carcelario
para determinar si el condenado o el procesado es apto para la vida en libertad.

Faltando el requisito de la evaluación de la conducta del interno en el centro carcelario, no


pueden tenerse en cuenta los certificados de trabajo, estudio o enseñanza cuando esa labor se
haya realizado dentro de un período en el que el Juez desconozca cuál ha sido la conducta del
interno, máxime cuando el artículo 532 del Código de Procedimiento Penal exige una
certificación positiva, al señalar que debe anexarse "certificación (...) sobre buena conducta
del detenido".

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Casación -Reposición
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No repone auto del 27-10-99 mediante el cual se
abstine de
reconocer redención de pena
PROCESO : 15493
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Juez competente para ejecutar la sentencia


Sabido es que la competencia asignada a los Jueces de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad, cuando el condenado se encuentra privado de la libertad, no está fundada en los
criterios que regularmente orientan la materia -como la naturaleza del hecho por el que se
profirió sentencia, el tipo de despacho que profirió el fallo, etc.-, sino en un factor personal,
referido al lugar donde el condenado se encuentre purgando la pena.

Como el condenado (…) fue trasladado a la Cárcel del Circuito Judicial de El Banco
(Magdalena), el Juzgado de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Valledupar -donde
estaba recluido el prenombrado-, perdió competencia para seguir conociendo de la ejecución
de la condena, a la vez que la adquirió su homólogo de la ciudad de Santa Marta, pues a
contrario de lo por él sostenido, de conformidad con el artículo 26.1° del Acuerdo 548 de 1999,
emanado de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, el municipio de El
Banco sí se halla adscrito al Circuito Penitenciario y Carcelario de Santa Marta:

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Colisión de Competencias


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Adscribe el conocimiento al Juzgado de Ejecución de
Penas
de Santa Marta
PROCESO : 16477
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Cuándo se presenta/ COLISION DE COMPETENCIA-
Juez competente para ejecutar la sentencia
La jurisprudencia de la Sala de Casación Penal, ha venido reiterando que no es válido
jurídicamente predicar la existencia de verdaderas colisiones de competencia, frente a
posturas antagónicas entre funcionarios judiciales, que se presenten a raíz del trámite de
algún incidente suscitado dentro de procesos ya culminados con sentencia ejecutoriada.

En estricto sentido, al tenor del artículo 97 del Código de Procedimiento Penal, colisión de
competencias puede presentarse exclusivamente en los siguientes casos:

-. Cuando dos o mas jueces consideren que a cada uno de ellos corresponde adelantar el
juzgamiento.
-. Cuando los jueces se nieguen a adelantar el juzgamiento por estimar que no es de
competencia de ninguno de ellos.
-. Cuando, tratándose de delitos conexos, se adelanten varias actuaciones procesales de
manera simultánea.

La diferencia de posturas latente entre los juzgados a quienes aparentemente correspondería


ejecutar la sentencia no es propiamente una colisión de competencias, puesto que tal
problema no se adecua en ninguna de las hipótesis que prevé el precepto en cita.

El artículo 500 del Código de Procedimiento Penal, dispone que una vez en firme la sentencia
condenatoria, su ejecución corresponde al Juez de Ejecución de Penas.

Lo ideal sería que hubiese Juez de Ejecución con jurisdicción en cada ciudad en la que existan
cárceles destinadas al cumplimiento de condenas impuestas por sentencia en firme. No
obstante, previendo la dificultad real de alcanzar esa paridad, el artículo 15 transitorio del
Código de Procedimiento Penal, determinó que:

"Mientras el Consejo Superior de la Judicatura crea los cargos de jueces de ejecución de penas,
las atribuciones que este Código les confiere serán ejercidas por el juez que dictó la sentencia
en primera instancia."

En lógica armonía con los preceptos anteriores, en el Acuerdo No. 54 del 24 de mayo de 1994,
"por el cual se fijan los criterios para el funcionamiento de los Juzgados de Ejecución de Penas
y Medidas de Seguridad, la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, aclaró
que su competencia se limitaba al circuito en donde estuvieren radicados. Así se expresó en el
artículo primero:

"ARTICULO PRIMERO.- Los jueces de ejecución de penas y medidas de seguridad, conocen de


todas las cuestiones relacionadas con la ejecución punitiva de los condenados que se
encuentren en las cárceles del respectivo Circuito donde estuvieren radicados, sin
consideración al lugar donde se hubiere proferido la respectiva sentencia."

"Asimismo conocerán del cumplimiento de las sentencias condenatorias, donde no se hubiere


dispuesto el descuento efectivo de la pena, siempre y cuando que el fallo de primera o única
instancia se hubiere proferido en el lugar de su sede."

"En los sitios donde no exista aún, Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad,
continuará dándose cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 15 transitorio del Código de
Procedimiento Penal."

"PARAGRAFO: Cuando algún condenado sea trasladado de penitenciaría o pabellón


psiquiátrico, aprehenderá el conocimiento, el juez de ejecución de penas respectivo, a quien se
remitirá la documentación correspondiente. Si no hubiere juez de ejecución de penas,
reasumirá la competencia el Juez que dictó el fallo en primera o única instancia."

Entonces, como lo dispuso la ley adjetiva y lo reglamentó el Consejo Superior de la Judicatura,


en general, la sentencia debe ser ejecutada por el Juez de esta especialidad, y cuando en el
lugar en que se encuentra el detenido no exista Juez de Ejecución de Penas, debe conservar o
reasumir la competencia el Juez que dictó el fallo en primera o única instancia

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara la competencia del Juez de ejecución de
Buga,
envía copias
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16298
PUBLICADA : Si

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ESTAFA-Es competente el juez del lugar donde se obtiene el provecho patrimonial como
consecuencia de la inducción en error/ESTAFA-Noción de "provecho ilìcito"-Momento de
consumación
Si bien es cierto, la Sala ha expresado reiteradamente que "la estafa se consuma en el lugar
donde se obtiene el provecho patrimonial como consecuencia de la inducción en error" (C.S.J.
20 de junio de 1988, citada por el colisionante), no necesariamente este lugar, en el que se
aumenta el patrimonio a través de maquinaciones fraudulentas, coincide con el sitio o lugar en
donde se encuentran físicamente los bienes o derechos objeto material del ilícito.

La estafa se consuma en el propio instante en que debido a la inducción en error, el sujeto


activo incorpora a su haber patrimonial bienes o derechos que hasta ese momento
pertenecían a la víctima o a un tercero, y de los cuales el estafado se desprende, no por
expresión de su libre voluntad, sino de su distorsionada comprensión de la realidad, situación a
la que se llega a través del ardid, el engaño, las palabras o los hechos fingidos.

La noción de provecho ilícito cuando se trata del bien jurídico del patrimonio, no se refiere
exclusivamente a dinero físico y en efectivo, sino también a otros derechos, como los de uso,
goce y disposición sobre lo conseguido a través del delito, que no siempre ni en todos los
casos pueden de inmediato reducirse a sumas específicas, por lo cual el provecho ilícito podría
concretarse antes de que se obtengan físicamente unos bienes o el valor monetario de los
mismos, e inclusive sin que esto ocurra.

En autos de 2 de diciembre de 1993, M.P. Dr. JORGE ENRIQUE VALENCIA M.; de 5 de noviembre
de 1994, M.P. Dr. NILSON PINILLA PINILLA; y de 18 de febrero de 1998, M.P. Dr. JORGE ANIBAL
GOMEZ GALLEGO, la Sala ha venido reiterando que en general los delitos contra el patrimonio,
como la estafa, por ser de ejecución instantánea, se consuman en el momento y en el lugar en
el que efectúa el agente un acto externo de disposición de la cosa mueble ajena, que
demuestre claramente su intención de apropiarse de ella o de incorporarla a su patrimonio, y
que comprobada la ejecución de ese acto en un lugar determinado, será competente el Juez de
esa misma jurisdicción. En el caso examinado el acto de incorporación del cultivo al patrimonio
del procesado coincidió con la firma del "compromiso de partes", en la Ciudad de Valledupar

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara la competencia del Juez Tercero de
Valledupar
DELITOS : Estafa
PROCESO : 16565
PUBLICADA : Si

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REDENCION DE PENA POR TRABAJO Y ESTUDIO-Su reconocimiento se rige por la


ley y el reglamento vigentes al momento en el que el trabajo o el estudio se
verificó/REDENCION DE PENA-No opera la favorabilidad
La redención de pena por el estudio que se le certificó al procesado (...) entre agosto de 1992
y agosto 19 de 1993 (al día siguiente comenzó la vigencia de la 65 de 1993) no se regía por la
nueva normatividad. Simplemente porque el monto a reducir de la pena, así como las
actividades de estudio o trabajo certificadas, se rigen por la ley y el reglamento vigentes al
momento en el que el trabajo o el estudio intracarcelario se verificó. Es inaplicable con
carácter retroactivo, en consecuencia, una ley, como la 65, que establezca una rebaja mayor
de la pena por efecto del trabajo o estudio, e igualmente un decreto reglamentario que
involucre como factor de rebaja alguna o algunas actividades que antes no se encontraban
autorizadas para redimir pena. Esto quiere decir que la redención de pena a que se hace
acreedor un procesado o un condenado es la prevista por la ley al momento de la realización
de la actividad, a condición de que ésta se encuentre igualmente autorizada para ese mismo
momento, bien por la ley o por una norma reglamentaria.

En las condiciones anotadas no procede la consideración del principio de favorabilidad, pues se


trata de situaciones consolidadas cuyos efectos estaban ligados al contenido de las normas
vigentes para cuando tuvieron ocurrencia y que por lo tanto no son susceptibles de ser
reexaminadas en virtud del cambio de legislación.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Casación -Libertad
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Concede la libertad provisional, fija caución
pecuniaria
PROCESO : 11408
PUBLICADA : Si

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EXTRADICION-Declaración de reciprocidad: No es requisito esencial


El procedimiento mixto de extradición que contempla la normatividad nacional es de contenido
estricto en cuanto a su tramitación. Las autoridades administrativas y jurisdiccionales que
participan en él, deben actuar con apego exacto a la Ley o al Tratado bajo el cual deba regirse
el trámite. Ninguna autoridad está autorizada para incluir requisitos no contemplados en las
fuentes formales en las que se resuelva la solicitud de extradición o para excluir los que allí se
contengan.

Existiendo por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores el concepto a que hace referencia
el artículo 552 del Código de Procedimiento Penal sobre "si es del caso proceder con sujeción a
convenciones o usos internacionales o se debe obrar de acuerdo con las normas de este
Código", en el que se ha expresado que "por no existir Convenio aplicable al caso, es
procedente obrar de conformidad con las normas pertinentes del Código de Procedimiento
Penal colombiano", no puede la Corte integrar a los requisitos formales de la actuación o a los
fundamentos del concepto, principios no contemplados expresamente en la fuente formal (C.
de P. P) en la que debe resolverse este específico trámite de extradición dentro del que es
requerido el ciudadano colombiano (….).

Es cierto que la Constitución contempla en los artículos 9, 226 y 227, los principios básicos
sobre los cuales debe el Estado edificar sus relaciones internacionales, encontrándose entre
tales la reciprocidad. Pero tales fundamentos son la base constitucional de las relaciones
exteriores del país en general, se aplican para todos los efectos, civiles, comerciales,
culturales, laborales, etcétera, y, por supuesto, también para los casos de cooperación judicial
internacional.

Sin embargo, en tratándose de asuntos de extradición, el artículo 35 de la Constitución Política


modificado por el Acto Legislativo No. 01 de 1997 limita la solicitud, la concesión o el
ofrecimiento a los Tratados Públicos y, en su defecto, a la Ley. En este caso concreto, según el
concepto del Ministerio de Relaciones Exteriores, no hay Tratado aplicable, por lo que se aplica
la Ley (Código de Procedimiento Penal Colombiano). Es entonces la propia Constitución Política
la que regulando integralmente el asunto de la extradición señala sus reglas básicas y es a
ellas a las que se ajusta la Corte en su concepto, limitándolo en su trámite y en sus
fundamentos a lo que la fuente formal (Código de Procedimiento Penal) expresamente
contempla.
Los usos internacionales y los principios del derecho internacional no son elementos del
trámite judicial de la extradición en cuanto no estén contemplados expresamente en el Tratado
Público o en la Ley que en su defecto rija la extradición específica que se adelante en la Corte.
La aplicabilidad de tales usos y principios le corresponde exclusivamente a quien la propia
Carta le ha deferido la dirección de las relaciones internacionales, esto es al Presidente de la
República como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno y Suprema Autoridad Administrativa (artículo
189 -2).

El régimen mixto que caracteriza el trámite de la extradición en Colombia establece dos


etapas básicas; una hacia el interior del país, por intermedio de la Rama Judicial, dentro del
cual se aplica el Tratado o la Ley como declaración de la voluntad soberana del Estado y, otra,
al exterior del país como manifestación de la soberanía del Estado frente a otros países, por
intermedio del Gobierno Nacional.

Precisamente en ello es que se funda la no obligatoriedad del concepto favorable de la Corte,


en que la Rama Judicial no puede imponer a la Ejecutiva encargada del manejo de las
relaciones internacionales, una forma específica de comportamiento frente a terceros países.
Para todos los efectos y hacia el exterior, el Gobierno actúa en ejercicio de la soberanía que
encarna el Presidente como Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Suprema Autoridad
Administrativa.

Se entiende, obviamente, que el Presidente actúa - como todos los funcionarios públicos - con
sujeción a la Constitución y a la Ley, lo que naturalmente lo hace responsable de la infracción
a los preceptos de una o de otra.

Consecuencia de lo anterior es la inmodificabilidad de la decisión del 19 de noviembre pasado


que consideró innecesario frente al trámite judicial de la extradición la acreditación de una
declaración de reciprocidad del Estado requirente, por lo que La Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia,

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Extradición
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No repone el auto de noviembre 19 de 1999
PROCESO : 15862
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-Deserción: Aplicación de la agravante prevista por el


artículo 60-11 del C.P.M
Si de lo que se trata es de mostrar inconformidad con el fallo por haber transgredido el
principio de consonancia que debe existir con la acusación, tampoco desde esa perspectiva la
garantía del debido proceso se revela vulnerada, menos si se toma en cuenta que en la
providencia mediante la cual se definió la situación jurídica, al analizar el aspecto objetivo de
la conducta llevada a cabo, se dejó en claro que el procesado "ha permanecido ausente de su
unidad militar un tiempo muy superior al estipulado en la norma y en este momento procesal
cumple seis meses de ausencia", lo que compagina perfectamente con la deducción por el
fallador de segundo grado, de la agravante prevista por el artículo 60-11 del C. P. M., siendo
esa la razón que se expuso para aumentar en un mes la pena impuesta en la primera
instancia, lo cual, además, conduce a desvirtuar la sugerida falta de motivación en el fallo
impugnado.

Tampoco desde la óptica de la aludida necesidad de desarrollar la jurisprudencia, la pretensión


resulta de recibo, pues no se aclara en concreto cuál es el punto jurídico que por lo oscuro
merezca ser clarificado, ni se dice en qué consisten las posiciones encontradas sobre el
particular de manera que amerite su unificación por la Corte, menos se precisa el sentido en
que habría de hacerse la actualización de la doctrina hasta el momento imperante, como
tampoco logra sostenerse la inexistencia de siquiera un pronunciamiento sobre algún tema en
particular, condiciones en las cuales tampoco se acredita cómo la decisión demandada
prestaría el doble servicio de solucionar el caso y servir de guía en la actividad judicial.
CASACION DISCRECIONAL-Deserción: Aplicación de la agravante prevista por el
artículo 60-11 del C.P.M. (Salvamento de voto)
(Dr. Fernando E. Arboleda Ripoll)

He sido de la creencia que en razón de los propósitos político-institucionales de preservar las


garantías y derechos básicos y servir a la conformación y desarrollo de la jurisprudencia, por
los cuales fuera introducida la casación excepcional en el Código de 1991, el examen de los
motivos por los que se pide a la Corte acceda discrecionalmente a su concesión, debe
atemperarse en el rigor con que habitualmente corresponde establecer la procedencia de la
casación común. Y más, si como acontece en este caso, quien invoca el instituto es un
legitimado institucional, el Ministerio Público, de quien se espera actúe en representación del
interés público de defensa del orden jurídico y/o de las garantías y derechos fundamentales.

Es verdad que como se pone de presente en la decisión de la que nos apartamos, la solicitud
del impugnante a la Corte para que conceda el recurso no corresponde a ningún dechado de
claridad y coherencia, pero ello en forma alguna puede dar lugar a sostener que resulta
imposible establecer cuál es el sentido de la solicitud; en qué se apoya; o, que carezca de
suficiencia para tener por acreditado el mínimo presupuesto de sustentación, en los términos
establecidos por la propia jurisprudencia de la Sala.

En razón a la garantía que en apariencia resultaría comprometida en el planteamiento, muy


importante habría sido que la Corte se pronunciara sobre la concurrencia de la circunstancia
de agravación consistente en hacer más nocivas las consecuencias del delito en casos de
deserción, sobre la base de dejar de reintegrarse a las filas después del limite temporal que
para ello establece el respectivo tipo, cuando la realización de éste, como lo hace ver el
impugnante, consiste precisamente en ausentarse del lugar de prestación del servicio más
allá de cinco días; y aún más, cuando, según dice, en torno al punto las distintas Salas de
Decisión del Tribunal Militar, mantienen criterios dispares.

Estos dos aspectos nos parece de suyo suficientes para que el recurso hubiera sido concedido.
Frente a ello, los reproches al impugnante en el sentido de no haber dado cumplimiento a la
carga de indicar si lo pretendido era fijar el alcance interpretativo de alguna disposición,
unificar posiciones disímiles de la Corte, actualizar la doctrina, etc., habiéndose sentado por
él que lo pretendido era la preservación de garantías y la elaboración de un criterio
jurisprudencial que guíe la función de administrar justicia en el sector castrense, se nos
ocurren exagerados. Adicionalmente, y aunque no fue tema de proposición por el impugnante,
ni de pronunciamiento por la Corte, muy pertinente nos parece habría sido el examen de este
tipo de procedimientos, donde entre otras cosas apreciamos que los defensores solicitan la
condena de sus defendidos (fl. 45).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Casación Discrecional
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Rechaza el recurso extraordinario de casación
discrecional
DELITOS : Deserción
PROCESO : 16064
PUBLICADA : Si

Salvamento de Voto Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL -

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del
Tribunal Superior de Santafé de Bogotá/NARCOTRAFICO-Competencia por razón de la
cantidad de sustancia
La Corte, al precisar la verdadera interpretación y alcance de esta Ley, en lo que concierne al
punto en cuestión, hizo las siguientes reflexiones:

"…3.Con el fin de precaver complicaciones administrativas y judiciales a raíz de la transición


de la justicia regional a la justicia Especializada, concretamente en cuanto al trámite de los
procesos que venía conociendo el Tribunal Nacional y que no alcanzó a decidir , la Ley 504 de
1999, en su artículo 37, estableció unos mecanismos transitorios precisos y definidos:

"3.1.Adscribió a la Sala penal del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá, el conocimiento de


los procesos que venia tramitando el Tribunal Nacional, y de los que conociera hasta el primero
de julio de 1999.

"3.2. Facultó a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura , para crear una
Sala Especial de Descongestión, para efectos del conocimiento de los procesos de
competencia de los Jueces Penales del Circuito Especializados. Estos procesos son los mismos
a que se refiere el punto anterior, es decir los que no alcanzó a resolver el Tribunal Nacional.

"La Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, expidió el Acuerdo No.533 de
1999, en cuyo artículo primero creó "hasta por un año, contado a partir del primero (01) de
julio de 1999, una Sala Especial de Descongestión en la Sala penal del Tribunal Superior de
Santafé de Bogotá, la cual conocerá de los asuntos señalados en la citada ley."

"Significa lo anterior que la Sala especial de Descongestión, adscrita a la Sala penal del
Tribunal Superior de Bogotá, hasta por el lapso de un año, conocerá de los procesos que venía
conociendo el Tribunal Nacional y que hubieren llegado a su sede hasta el lo. de julio de 1999,
inclusive.

"La Sala Especial de Descongestión, no asumirá el conocimiento de nuevos asuntos con


posterioridad al 1º. de julio de 1999, ya que a la luz de la exposición de motivos de la Ley 504
de 1999, fue concebida con el fin de que adelantara hasta su culminación los procesos que
estaba tramitando el desaparecido Tribunal Nacional , cuya decisión no llegó a proferirse.

"4. Cabe preguntar si todos los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, inclusive
hasta el 1º. de julio de 1999, fueron asignados por la Ley 504 de 1999, temporalmente, a la
Sala de Decisión penal del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá , y luego a la Sala Especial
de Descongestión. La solución se obtiene despejando el interrogante acerca de si todos los
delitos que antes conocían los Jueces Regionales pertenecen ahora a los Jueces de Circuito
Especializados.

"La respuesta es negativa, puesto que el artículo 5º. de la Ley 504 de 1999, definió
nuevamente la competencia, de suerte que varios hechos punibles que antes pertenecían a la
justicia Regional ahora ya no corresponden a la justicia especializada; vale decir, ciertos
ilícitos que antes juzgaban los Jueces Regionales, a futuro deben ser fallados por los Jueces
Penales del Circuito comunes. Para determinar la diferencia basta comparar el artículo 71 del
Código de Procedimiento Penal con el artículo 5º de la Ley en comento.." ( Auto Nov.30/99 M.P.
Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO).

Bajo las señaladas premisas, se observa que si bien es cierto hasta el pronunciamiento del
fallo de primer grado, la competencia para proceder a su revisión por vía de apelación
correspondía al Tribunal Nacional, también lo es que al entrar en vigor la Ley 504 tantas veces
citada, por virtud de lo dispuesto en su artículo 5º, dicha competencia sufrió modificación,
pues en los Jueces Penales del Circuito Especializados quedó radicado el conocimiento de los
procesos cuando la cantidad de cocaína es superior a 5 kilos, y en cantidad inferior a los Jueces
Penales del Circuito comunes, circunscritos al ámbito territorial de su propio Circuito.
MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara competente a la Sala Penal del Tribunal
Superior de
Antioquia
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 16345
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-La providencia que decide la acción no admite recurso alguno


Razón le asiste al Tribunal Superior del Distrito Judicial de Barranquilla al no conceder el
recurso de apelación que el defensor del procesado (…) interpuso contra la providencia que
declaró infundada la revisión solicitada, con base en lo normado en el artículo 197 del Código
de Procedimiento Penal.

Efectivamente dicho precepto regula lo concerniente a la ejecutoria de las providencias,


señalando expresamente que las que deciden la acción de revisión "quedan ejecutoriadas el
día en que sean suscritas por el funcionario correspondiente".

Pero además de las razones esgrimidas por el a quo, la Sala debe agregar que el asunto
sometido a estudio no se adecua a las previsiones del artículo 207 del Código de
Procedimiento Penal, si se tiene en cuenta que el recurso de hecho tiene como finalidad única
determinar si la negativa de conceder el recurso de apelación o de casación, tuvo fundamento
legal o si por el contrario se dan los presupuestos básicos para su inadmisión.

Ninguna mención se hace de la decisión que rechaza la acción de revisión, respecto de la cual
la normatividad procesal no tiene prevista ninguna posibilidad de ser recurrida, situación que
es apenas lógica si se tiene en cuenta que dicho mecanismo no constituye una prolongación
del proceso penal y su trámite está asignado a una competencia única. Entonces resulta
plenamente inadmisible cualquier pretensión orientada a que una decisión que defina una
solicitud de revisión, sea susceptible de ser estudiada en segunda instancia.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Recurso de Hecho
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara que estuvo bien denegado el recurso de
apelación
DELITOS : Inasistencia alimentaria
PROCESO : 16355
PUBLICADA : Si

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ACCION DE REVISION-Objeto: Salvaguardar el contenido de justicia material de los
fallos/ACCION DE REVISION-Causal tercera/ACCION DE REVISION-Hecho nuevo-
Concepto-No se corresponde con este, el aprovechamiento de la facultad de corrección
de los folios de registro civil-Minoría de edad
1. El preámbulo de la Constitución Política menciona entre los elementos de cohesión de la
sociedad nacional el de la justicia, fin intrínseco de la organización social que el Estado
garantiza a través de la función pública de administración de justicia. En el ejercicio de ésta,
la aspiración ineludible de cualquier Estado es la de que los fallos penales de sus Jueces y
Magistrados tengan una relación de correspondencia objetiva entre la verdad real y la verdad
procesal declarada en las sentencias.

Para el logro de semejante propósito los Estados han diseñado los procesos como mecanismos
específicos y reglados de comprobación de los hechos, de calificación de los mismos como
jurídicamente relevantes, de averiguación de sus autores y de la definición de sus
responsabilidades de cara al derecho penal.

La responsabilidad que el Estado declara en la sentencia como culminación de un proceso


penal surge de la demostración, más allá de toda duda razonable, del comprometimiento de
una persona en una conducta definida como penalmente relevante. Para arribar a conclusión
de consecuencias tan graves han debido superarse todas las etapas que de manera reglada
constituyen el proceso.

Las reglas de cada proceso en concreto establecen la superación de sus etapas de acuerdo al
progresivo conocimiento del objeto procesal, de modo que cada fase específica corresponda a
un grado de conocimiento concreto. Esa nivelación escalonada de fases asegura, entre otros
propósitos, la calidad de las decisiones de fondo y previene la ocurrencia de errores que
atenten contra la calidad de la función pública de la administración de justicia que se expresa
en las sentencias adoptadas por quienes ejercen tal función.

Al interior de cada fase existen pasos exclusivos de cada una y mecanismos de control propios
y a disposición de los sujetos procesales. Los controles de instancia, a través de los recursos o
de los grados de jurisdicción, las facultades oficiosas del Funcionario Judicial, y de disposición
de las partes; los factores de competencia, los deberes de actuación, de publicidad y de
investigación integral; los derechos de participación, de defensa, de contradicción y de acceso
a la actuación; y los principios de celeridad, proporcionalidad, eficiencia, imparcialidad, de
presunción de inocencia e in dubio pro reo, entre otros, son todos mecanismos que buscan
asegurar el contenido justo de las decisiones de los fallos y reducir al mínimo el margen de
error en su contenido.

Pero hay eventos en que el contenido de justicia material de los fallos no se consigue y ello se
evidencia una vez terminado el proceso. En esos casos la necesidad de justicia es tan alta que
la propia ley permite la remoción de uno de los pilares de la cohesión social, la cosa juzgada de
los fallos, elemento indisoluble de la seguridad jurídica sobre la que se afincan las relaciones
sociales.

Bajo tales consideraciones el procedimiento penal ha definido estrictamente las causales bajo
las que puede solicitarse la revisión de una sentencia ejecutoriada, de una resolución de
preclusión de investigación o de un auto de cesación de procedimiento, (artículo 232) y la
forma como ello debe impetrarse de la autoridad competente (artículo 234), requisitos de
interpretación estricta y restrictiva. No basta la mera alegación de la injusticia material de la
decisión que pretende removerse sino que deben demostrarse de entrada unas circunstancias
tales que creen en el funcionario competente la convicción de que ha ocurrido una real
afectación al contenido de justicia del fallo, auto o resolución cuya inmutabilidad busca
derrumbarse.

No busca pues, la acción de revisión, subsanar errores de juicio o de procedimiento porque esa
es la función de los recursos de instancia y de la casación. La revisión, en cambio, pretende la
reparación de injusticias a partir de la demostración de una REALIDAD HISTORICA diferente a
la del proceso y únicamente dentro del marco de invocación precisado por las causales
establecidas en la ley.

2. La ley distingue claramente dentro de la misma causal tercera de revisión, dos


circunstancias totalmente diferenciadas: La aparición de hechos nuevos o el surgimiento de
pruebas nuevas, aunque íntimamente ligadas la una con la otra pues la única manera de
demostrar la existencia de un hecho es probándolo.
El accionante plantea como causal la consecuencia de la misma, refundiendo en un solo tema
el resultado con la causa. El motivo de revisión previsto en la causal no es la inimputabilidad
supuesta de su poderdante, sino la existencia de un hecho nuevo o de una prueba novedosa
que demuestre que la persona condenada tenía esa condición. En tal sentido, la
inimputabilidad o la inocencia son el thema probandum al que el legislador liga la conducencia
de la prueba novedosa o la pertinencia del hecho nuevo que se invoca como causal de
revisión, por lo que los juicios respectivos de una y otro están referidos específica y
exclusivamente a uno de esos dos propósitos.

Deber ineludible del accionante es entonces señalar inequívocamente la causal, indicando


claramente si se trata de un hecho nuevo o de una prueba nueva, identificando el uno o la
otra, demostrando su pertinencia o su conducencia para demostrar la inocencia o la
inimputabilidad del condenado. No basta en tal propósito la mera prédica de inocencia o de
inimputabilidad sino que es fundamental citar el hecho y probarlo o aportar la prueba y
demostrar no solo su novedad sino su aptitud para demostrar la inocencia o la inimputabilidad
que se reclama.

3. De tiempo atrás viene señalando la Corte que hecho nuevo es "(...) aquel acaecimiento
fáctico vinculado al delito que fue objeto de la investigación procesal, pero que no se conoció
en ninguna de las etapas de la actuación judicial de manera que no pudo ser controvertido; no
se trata pues, de algo que haya ocurrido después de la sentencia, pero ni siquiera con
posterioridad al delito que se le imputó al procesado y por el cual se le condenó, sino de
suceso ligado al hecho punible materia de la investigación del que, sin embargo, no tuvo
conocimiento el juzgador en el desarrollo del itinerario procesal porque no penetró al
expediente"*

Lo que da carácter de novedoso al hecho es la circunstancia de que el mismo no podía haber


sido objeto de consideración en el proceso y por tanto su naturaleza es de orden lógico, mas
no cronológico.

No se corresponde con esa definición doctrinal el aprovechamiento de la facultad de corrección


de los folios de registro civil para adaptar tal documento a la causal 3ª de revisión. Ninguna
novedad que apunte a la determinación de la posible afectación al contenido de justicia
material del fallo que condenó por el delito de homicidio al señor (…), se demuestra con la
anexión de un folio de registro civil de nacimiento que fue modificado, específicamente en la
parte que hace mención a la fecha en que ocurrió tal hecho, para adecuarla precisamente a la
necesidad del escrito de revisión.

4. El estado civil de las personas es definido por el Decreto 1260 de 1970 como aquel que
referido a "su situación jurídica en la familia y la sociedad, determina su capacidad para
ejercer ciertos derechos y contraer ciertas obligaciones, es indivisible, indisponible e
imprescriptible y su asignación corresponde a la ley".

El mismo Decreto señala que "el estado civil de las personas deriva de los hechos, actos y
providencias que lo determinan y la calificación legal de ellos", los que además son de
obligatoria inscripción en el registro civil. Debe contener, entre otros datos, el nacimiento, los
reconocimientos de hijos naturales, las legitimaciones, las adopciones, las alteraciones de la
patria potestad y todos los demás que señala el artículo 5° del Decreto que se viene citando.

Así entonces, resulta que la mayoría de edad es una calificación legal de un hecho natural, el
transcurso del tiempo de vida. Se cuenta desde la fecha del nacimiento de la persona y en
Colombia, a partir de la Ley 27 de 1977 se fijó en 18 años, modificando las disposiciones
anteriores que la habían fijado en 21 años.

Frente a tales premisas legales, el accionante debería haber definido igualmente si lo que
considera como hecho nuevo es la minoría de edad que él predica ahora a partir del folio de
registro civil de nacimiento modificado. En tal sentido era su deber explicar si esa minoría de
edad que él alega, diferente de la mayoría de edad tenida en cuenta en la sentencia, es o no
un hecho natural, demostrar las razones de su aserto y fundamentar el concepto de su
novedad. Al no obrar de tal manera, la Corte no puede abordar la demanda para hacer
deducciones que rebasan su ámbito de competencia.
____________
* Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. Sentencia de revisión del 1 de diciembre
de 1983. MAGISTRADO PONENTE Alfonso Reyes Echandía. En Gaceta Judicial Tomo CLXXIII,
1983. Páginas 657 a 660.
MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Acción de Revisión
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Reconoce al Dr. Vargas V. como apoderado, rechaza
in
limine la demanda de Revisión
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14271
PUBLICADA : Si

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ERROR DE HECHO-Violación a las reglas de la sana crítica-Leyes de la ciencia y teoría


científica
Importante resulta destacar que una ya dilatada jurisprudencia de la Sala señaló la inclusión
dentro del error de hecho de éstos ataques sobre la apreciación de la prueba, indicando que
ellos solo son aceptables si se refieren a violaciones groseras u ostensibles de las reglas de la
experiencia, los postulados de la lógica o las leyes de la ciencia, como componentes del
principio de la sana crítica con el que deben apreciarse, en su conjunto, las pruebas.

Tal extensión del error de hecho, en tratándose de las leyes de la ciencia, exige al censor
diferenciar entre leyes de ciencia y teoría científica, entendiéndose las primeras como aquellas
que frente a cualquier examen de comprobación mantienen condiciones de aceptación e
irrefutabilidad universal. Ejemplos de ellas son las leyes físicas de la velocidad de la luz en el
vacío (299.792.6 K/segundo); la de la gravedad como fuerza de atracción que ejerce la tierra
sobre los cuerpos (9.8068 m/s2); la de la rotación de la tierra sobre su propio eje y su
traslación alrededor del sol; u otras de ciencias no exactas pero también aceptadas con
criterios de constancia universal, como muchas de las que han ido verificando disciplinas como
la medicina, la psicología, la antropología, la biología, cítense aquí por ejemplo la composición
cromozomatica de los humanos, el código genético contenido en el ADN, el carácter único de
las huellas digitales, la circulación de la sangre, la evolución de las especies, etcétera.

Las teorías científicas son en cambio enunciados teóricos que exponen los resultados de un
procedimiento científico razonable, y que por ello tienen mayor o menor aceptación, pero
cuya comprobación e irrefutabilidad universal es, por lo menos, inconstante, lo que les otorga
mayor probabilidad de certeza, pero no condición de validez universal. Son puntos de partida
para la investigación científica.

La excesiva responsabilidad que recae sobre el Juez en la función de administrar justicia,


impone el deber de excluir de la apreciación probatoria las teorías científicas y solo aceptar las
leyes de la ciencia, pues la universalidad de éstas últimas hace fácilmente reclamable su
conculcación, habida cuenta que su validez es la misma para todo el conjunto universal,
independientemente de las condiciones individuales de cada elemento.

No puede entonces aducirse apartamiento de las reglas de la sana crítica a un fallo porque
supuestamente difiere de enunciados teóricos que solo son aproximaciones explicativas de
fenómenos naturales, psíquicos o físicos, convirtiéndose el escrito que tal cosa reclama en una
propuesta alternativa para otro enfoque científico que busca persuadir al Juez sobre la
conveniencia de una postura determinada, olvidando que la naturaleza "extraordinaria" del
recurso obedece precisamente a la superación de todas las fases ordinarias en las que tales
temas se debatieron y zanjaron con fuerza presunta de acierto y legalidad en el fallo objeto del
ataque, que solo es posible remover si se demuestran la ocurrencia de errores trascendentes
en su producción.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Rechaza in limine la demanda y declara desierto el
recurso
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 12721
PUBLICADA : Si

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NON BIS IN IDEM-Técnica para alegar su reconocimiento en casación/SUSPENSIÓN DE


LA PATRIA POTESTAD-Condiciones para su imposición
De otra parte, la situación puesta de presente deja sin piso la afirmación que sin ningún
sustento y de manera aislada presenta el casacionista, en el sentido de que el fallador de
segundo grado debió encaminarse por los criterios de la duda.

Debe acotarse una vez más su desconocimiento con las exigencias técnicas del recurso, pues
para buscar el reconocimiento de dicho fenómeno por esta vía no es suficiente con enunciarlo,
sino que, de acuerdo con las circunstancias, es deber del demandante invocarlo al amparo de
una determinada causal de casación y la presentación de los fundamentos técnico - jurídicos
que demuestren a la Corte la real existencia de un error en el fallo atacado al no haberse
reconocido el fenómeno de la duda.

La Sala atenderá a la solicitud formulada por el Representante del Ministerio Público, en


atención a que la pena accesoria de suspensión de la patria potestad que le fue impuesta al
condenado por el término de cinco (5) años carece de todo fundamento, al punto que su
aplicación la condiciona el sentenciador a la eventualidad de que el sentenciado la estuviere
ejerciendo.

Ha sido criterio unánime y reiterado que la sentencia debe estar motivada en todo cuanto
constituya el objeto de su decisión. En tratándose de la pena accesoria de suspensión de la
patria potestad, su fundamento se debe respaldar en el nexo causal existente entre los hechos
constitutivos del delito y la ineptitud del encausado. Por no ser una imposición común a toda
clase los delitos ni para todos los procesados, es necesario precisar su viabilidad y pertinencia,
consultando la naturaleza del hecho punible, el grado de culpabilidad, las circunstancias de
atenuación y agravación concurrentes y la personalidad del sentenciado, en aras de
determinar su aptitud para continuar ligado a su familia y, por ende, si la formación integral y
tranquilidad de sus hijos no se va a ver afectada.

Como en el fallo de instancia no se realizó en análisis mencionado, tal irregularidad deberá


subsanarse a través de la declaratoria de nulidad parcial y oficiosa.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa parcialmente
revocando la
suspensión de la patria potestad
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 10503
PUBLICADA : Si

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HURTO-Criterios para determinar cuándo las distintas acciones individuales configuran
hechos punibles autónomos y cuándo deben tomarse como etapas de una sola acción
delictual
Considera la Sala que la hipótesis delictiva imputada al denunciado configura un delito único
de hurto agravado por la confianza y por la cuantía (arts. 349, 351.2 y 372.1 del C.P.), toda vez
que el mismo se llevó a cabo bajo una sola acción con pluralidad de actos ejecutivos.

Por ello, resulta oportuno recordar lo que la Corte, mediante jurisprudencia del 9 de octubre de
1997*, reiterada en varias ocasiones**, señaló en torno al tema:

"Aunque el tipo penal de hurto describe la conducta de apoderarse de una cosa mueble ajena,
su estructuración en manera alguna está condicionada a la ejecución de una acción única de
apoderamiento desde el punto de vista físico, o a varias realizadas simultáneamente. Es cierto
que ordinariamente los distintos actos del agente, llevados a cabo de una sola vez, constituyen
una acción unitaria que recae sobre un bien determinado o determinable. Es el caso del
asaltante que viola las seguridades de una residencia, intimida a sus moradores y vence su
resistencia, que luego traslada los bienes ajenos en un vehículo previamente dispuestos para
el efecto y los vende. Se trata de varios actos configuradores de una sola acción de
apoderamiento y nadie discutirá esta conclusión así el autor del hecho, para la consumación
del atentado, transporte en varios viajes, uno en seguida del otro, el producto del ilícito.

"Pero la realidad no siempre suele ser tan sencilla. Pasa a veces que el mismo sujeto actúa
pluralmente contra el patrimonio económico de una misma víctima o de varias, durante un
período de tiempo determinado, corto o largo. Cada acción en esta hipótesis es desde el punto
de vista naturalístico susceptible de ser encuadrada como delito autónomo. Sin embargo, no
es la posibilidad de separación física de cada acción y la correlativa factibilidad de adecuarlas
individualmente al mismo tipo penal, el camino más adecuado para suministrar la solución del
problema. Esto por la sencilla razón de que la obtención del provecho ilícito al cual orientó su
voluntad el sujeto activo de la infracción puede producirse a partir de diferentes acciones de
apoderamiento, definidas a manera de etapas.

El interrogante que surge obligatoriamente es cuándo esas distintas acciones individuales


configuran hechos punibles autónomos y concursan entre sí y cuándo, así sean mental y
físicamente separables como arquitecturas típicas, deben tomarse como actos plurales
encaminados al fin único de obtener determinado provecho ilícito y constitutivo por lo tanto
del denominado delito unitario.

La respuesta al interrogante surge para la Corte de identificar en cada caso concreto la


finalidad que se propuso el autor y la correlativa circunstancia de si para lograrla requirió de un
solo acto o de una suma de actos, más o menos prolongada en el tiempo. Si fueron varios y
subyace la posibilidad física y mental de asumir cada uno de ellos como delito autónomo, el
tomarlos como partes de una conducta única atentatoria del patrimonio económico, como
etapas de una sola acción delictual ejecutable poco a poco, dependerá de la unidad de sujeto
activo, de la unidad de plan, de la identidad de los distintos actos y de su prolongación en el
tiempo".

En el presente caso concurren los mencionados elementos, pues, a pesar de lo incipiente de la


investigación, se tiene que el imputado se propuso defraudar el patrimonio económico de la
empresa, (…), para la cual trabajaba como vendedor y cobrador, habiéndosele asignado como
tarea la de viajar a los distintos municipios circunvecinos a Cali en los que se ubicaban los
clientes. Para lograr su cometido, obtenía el dinero en efectivo de los compradores y procedía
a firmar, como constancia de pago, las facturas de venta, apropiándose así de los respectivos
valores hasta llegar a la suma de $3.339.784.

Como bien puede apreciarse, los actos se prolongaron en el tiempo y obedecieron a una
idéntica estrategia, además que tanto el autor como la víctima fueron los mismos en cada
caso, permitiendo deducir que el propósito de (…) estaba encaminado a atentar contra el
patrimonio de la citada firma, lo que logró a través de una pluralidad de actos reiterados en el
tiempo, con unidad de fin.
____________
* Ver colisión 368, M.P. Dr. Carlos E. Mejía Escobar.
**Ver providencias de Sala Plena fechadas el 11 de diciembre de 1997 y el 4 de marzo de
1999.

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA


Auto Colisión de Competencia
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara la competencia del Fiscal 8 de Cali
DELITOS : Hurto
PROCESO : 16554
PUBLICADA : Si

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PARTE CIVIL-Dirección Nacional de Administración Judicial: Interés para constituirse en


parte civil
No se discute que cuando quiera que el hecho punible cause daños materiales y morales,
resulta para su actor la obligación de repararlos (Art.103 del C.P.), para lo cual el perjudicado o
sus sucesores pueden constituirse parte civil dentro del proceso penal (fl.149 C.P.P).

De estos simples enunciados de carácter normativo aparecen como inexcusables las siguientes
condiciones para que proceda la admisión de la demanda de parte civil en el proceso penal:

1) Que se haya cometido un delito;


2) Que el delito haya irrogado daños que comporte reparación;
3) Que quien los reclame sea el perjudicado o llamado legalmente a sucederlo.

En el caso sub-lite se procede por un delito contra la administración pública -prevaricato por
acción, artículo 149-. Se busca en él tutelar toda ofensa cometida con burla a la rectitud,
honestidad y legalidad que debe acompañar los actos de quienes se les ha confiado el
ejercicio de actividad pública y que, eventualmente, puede causar daño a los administrados o
gobernados.

Evidentemente en el asunto sometido hoy a la decisión de la Sala si bien se acepta in genere


que el Director Ejecutivo de Administración judicial tiene asignada la facultad de "..Representar
a la Nación-Rama Judicial, en los procesos judiciales para lo cual podrá constituir apoderados
especiales.." (Ley 270 de 1996, Art.99). Lo anterior no significa que en todo proceso contra la
administración pública se deba indefectiblemente constituir parte civil. Cabe destacar que a
través de este medio se busca reparación pecuniaria y existen delitos cuya consumación no
causan daños materiales y morales que entrañen la estructuración del perjuicio.

Además, no se puede omitir en la demanda la obligación de precisar el concepto del daño, de


qué manera se produjo, las secuelas que dejó, qué pruebas hay de su ocurrencia, pues la
simplista afirmación de que ".. la conducta irregular de la procesada, causó lamentables y
graves perjuicios a la administración de justicia.." (fl.1040) carece de fundamento y contenido.
Por otra parte si se entiende como daño moral los padecimientos, aflicción o sufrimientos que
la víctima recibe como consecuencia de la comisión del delito, propio de la persona natural
entendida como unidad sicosomática, no se explica cómo un ente jurídico puede sufrir tales
padecimientos. De ahí que en la demanda sobre este tema, sólo se hizo la estimación de su
monto, sin más.

Por lo demás, la Corte ya había precisado sobre el particular lo siguiente:

"..no siempre la persona jurídica de derecho público que representa a la Nación como se quiere
hacer ver, debe ineludiblemente constituirse parte civil en el proceso penal, pues son dos las
condiciones que emanan del precepto. La primera, que la investigación penal verse sobre
conducta punible de las descritas en el Libro Segundo, título III del Código Penal, es decir,
"Delitos contra la Administración Pública" y, la segunda, que sea perjudicada con la infracción.

"Ello guarda perfecta armonía con lo preceptuado en el artículo 104 del Código Penal , que
determina como titulares de la acción indemnizatoria, exclusivamente a las personas naturales
o jurídicas "perjudicadas por el hecho punible" así como también con el artículo 43 del Código
de Procedimiento Penal que señala como titulares de la acción civil para el resarcimiento de
daños y perjuicios causados por el hecho punible, ante la jurisdicción civil o dentro del proceso
penal , las personas naturales o jurídicas perjudicadas, o ejercida por el Ministerio Público o por
el actor popular, en tratándose de daños o perjuicios colectivos.."
En tal virtud, siendo que por el hecho punible que aquí se reputa cometido, denominado
jurídicamente prevaricato, no aparece claro que la administración pública hubiere recibido
daño material o moral susceptible de ser valorado monetariamente para efectos de eventual
reparación, luego hay ausencia de interés para constituirse parte civil con tal propósito, lo que
precisa que la providencia apelada que la aceptó debe ser revocada, para en su lugar disponer
su rechazo.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Segunda Instancia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Revoca la providencia del 10-09-99 del Tribunal
Superior de
Cali
DELITOS : Prevaricato por acción
PROCESO : 16529
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Requisitos de la petición/CAMBIO DE RADICACION-No es


procedente cuando se pretende el traslado del interno al establecimiento carcelario del
lugar donde se adelanta el proceso
El cambio de radicación, como medida extraordinaria y de carácter excepcional que es en
relación con el principio del juez natural y al factor territorial, puede disponerse cuando se
demuestre que donde se está adelantando la actuación procesal existen circunstancias que
pueden afectar el orden público, la imparcialidad o la independencia de la administración de
justicia, las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad del sindicado o su
integridad personal.

En esta materia, tiene dicho la jurisprudencia de la Corte que corresponde al peticionario


motivar la solicitud y acompañar las pruebas sobre cualquiera de esas circunstancias, toda vez
que en el trámite establecido por la ley para esta clase de peticiones, no existe período
probatorio, es decir, no hay lugar a ordenar ni practicar pruebas de oficio o a solicitud de parte
y los medios de convicción deben ser presentados con la solicitud. De no procederse de esta
manera, la pretensión no está llamada a prosperar porque la Corte o el Tribunal, según el caso,
no pueden suplir la carga que le corresponde al sujeto procesal interesado.

En este asunto, la petición de cambio de radicación surgió principalmente porque el procesado


se encuentra privado de la libertad en la ciudad de Barranquilla y la audiencia pública se debe
realizar en Cartagena, por estimarse que existe riesgo a su vida durante el traslado, pero aún
así, la solución a esa situación no sería tampoco el cambio de radicación del proceso, sino el
traslado del interno al establecimiento carcelario donde se adelanta el proceso, lo cual se logra
mediante trámite administrativo ante el Inpec o con la autorización del juez de la causa, con
base en lo dispuesto en el artículo 452 del C.P.P.

MAGISTRADO PONENTE Dr. ALVARO ORLANDO PEREZ PINZON

Cambio de Radicación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No accede al cambio de radicación, envía actuación
al
juzgado 4 penal del Circuito
DELITOS : Violación a la Ley 30/86, Hurto calificado y
agravado, Porte
ilegal de armas
PROCESO : 16663
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Son los factores externos del medio en que se ventila el


juicio los que inciden en la función de administrar justicia
Como se ha señalado en otras ocasiones en que la Sala se ha ocupado del tema, el cambio de
radicación es una excepción al principio del Juez Natural desde el punto de vista de la
competencia por razón del factor territorial y opera ante la demostración de que a causa de
factores objetivos se pueden afectar “el orden público, la imparcialidad o la independencia de
la administración de justicia, las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la
seguridad del sindicado o su integridad personal”. (art 83 C. de P.P.).

De acuerdo con el anterior marco normativo, son los factores externos del medio en que se
ventila el juicio lo que inciden en la función de administrar justicia, y no el criterio de los
sujetos procesales acerca de las circunstancias que eventualmente puedan rodear el desarrollo
del asunto sobre la base de algunos contratiempos ocurridos con antelación, que en manera
alguna pueden servir como respaldo probatorio de la demostración de los factores que se
aducen como amenazantes de la imparcialidad que se reclama.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Cambio de Radicación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No accede a la solicitud de cambio de radicación
DELITOS : Homicidio culposo
PROCESO : 16289
PUBLICADA : Si

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CASACION DISCRECIONAL-No procede contra sentencia por contravención


De lo dispuesto en el artículo 218 del Código de Procedimiento Penal se infiere, en análisis
sistemático, que la casación discrecional sólo procede por delitos, cuando la pena es inferior a
6 años de privación de la libertad, aunque el fallo hubiere sido proferido en un juzgado penal
del circuito. Además la normatividad que regula el procedimiento contravencional no consagra
ni autoriza la interposición del recurso extraordinario.

Entonces, al no ser las sentencias dictadas en procesos contravencionales susceptibles del


recurso de casación, como ya lo ha indicado la Sala en oportunidades anteriores (13 y 22
de octubre de 1996, 21 de enero y 7 de octubre de 1997), la Corte carece de competencia
para examinarlas, pues la ley no la ha facultado para conocer de ellas por la vía extraordinaria,
además que quien interpuso el recurso desertó de él al no sustentarlo.

CASACION DISCRECIONAL-Contravención (Aclaración de voto)


Dr. Fernando Arboleda Ripoll
En cuanto la decisión de no aceptar la casación discrecional tiene por fundamento la falta de
sustentación, estoy de acuerdo con ella. No obstante, discrepo de la motivación basada en la
improcedencia de esta modalidad de casación en tratándose de fallos dictados en materia de
contravenciones especiales.

El contexto normativo en que son reguladas las modalidades de casación común y


discrecional, ciertamente se organiza partiendo de establecer las condiciones por las que es
procedente la primera; vale decir, que se trate de sentencias proferidas por tribunales de
distrito judicial y el tribunal militar, en segunda instancia, por delitos cuya pena sea o exceda
de seis años, autorizando luego la casación, de manera excepcional y“en casos distintos de los
arriba mencionados”, cuando discrecionalmente la Corte lo considere necesario para el
desarrollo de la jurisprudencia o la preservación de los derechos fundamentales.

Ese ejercicio de discrecionalidad por la Corte, nos parece ahora, solo está condicionado por los
fines a que debe responder esta novedosa modalidad de casación, de ser necesaria para el
desarrollo jurisprudencial y/o la preservación de los derechos fundamentales. Límites de otra
índole, como que deba tratarse de delitos, creemos, corresponden a excepciones no
compatibles con el alcance universal que la ley ha dado al concepto “en casos distintos” al
autorizar a la Corte para que así proceda con el claro cometido de desarrollar la jurisprudencia,
o preservar las garantías y derechos fundamentales.

A juicio nuestro, además, no resulta plausible que se acuda a la mención legislativa de los
delitos para derivar de allí la cortapisa de que la casación discrecional, entonces, no procede
en tratándose de sentencias por contravenciones especiales, y en relación con el órgano que
profiere el fallo no se proceda de la misma forma. El inciso primero del ya citado artículo 218,
al precisar el objeto de la casación alude a las sentencias dictadas por tribunales de distrito, el
militar y el nacional -éste último vigente para la época de expedición del Código-, no obstante
lo cual, la jurisprudencia de la Sala ha entendido que en tratándose de la discrecional, se hace
procedente cuando la sentencia de segunda instancia ha sido dictada también por un juzgado
de circuito, caso justamente al que correspondería el de los fallos en materia de
contravenciones especiales, donde el criterio de la explicitud legal, que como supuesto se
invoca para restringir la casación discrecional a sentencias por delitos, a su vez, en tratándose
del órgano, no operaría.

Lo anterior, nos parece, pone de manifiesto que en el tema de la discrecionalidad en casación


quiso la ley que no se sujetara a condicionantes distintas a la de procedencia en razón de sus
fines. Por eso, correspondiendo las decisiones que ponen fin al procedimiento contravencional
a la categoría de fallos dictados por jueces, en primera y segunda instancia, no resulta
razonable que se les exceptúe del control por vía de casación, cuando precisamente, dada la
sumariedad del procedimiento que les precede, las objetivas precariedades con que en esos
niveles se cumple la función judicial, y su alto número estadísticamente comprobado,
constituiría ámbito propicio para que la casación, en su modalidad discrecional, realizara los
invaluables fines para los que fue entronizada, de procurar desarrollos jurisprudenciales en el
tema y garantizar la vigencia de los derechos fundamentales.

MAGISTRADO PONENTE Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Casación Discrecional
FECHA : 16/12/1999
DECISION : No acepta el recurso interpuesto
DELITOS : Daño en bien ajeno
PROCESO : 15448
PUBLICADA : Si

Aclaraciòn de Voto Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

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TERMINOS PROCESALES-Son perentorios, con excepción de la prórroga contemplada


en el artículo 172 del C. de P.P.
Ante todo, debe reiterarse, una vez más, que los actos procesales de las partes deben
cumplirse en los términos y oportunidades señalados por la ley, o en su defecto por el juez,
siendo perentorios, con excepción de la prórroga contemplada en el artículo 172 del Código de
Procedimiento Penal, que sólo puede ser concedida por el funcionario judicial que conoce de la
actuación.

Es así como en providencia del 25 de julio de 1994, dijo la Corte:

"La Sala en varias oportunidades ha aclarado, siguiendo los lineamientos de la


normatividad vigente, que los términos son de riguroso cumplimiento y que no puede dejarse
su aplicación al arbitrio de los empleados o funcionarios judiciales. Si tal cosa se permitiera,
desaparecería la seguridad jurídica que de ellos dimana, quedando sujeto el proceso a las
interpretaciones caprichosas de quienes en un momento dado deben darles su curso en las
actuaciones encomendadas.

"Desde su entrada en vigencia, la ley debe cumplirse sin que se acepten excusas sobre
su poco o ningún conocimiento. En lo que se refiere a los términos en sí, su conteo aritmético
es el que prima sin que haya lugar a elucubraciones de ninguna especie. Y si alguna duda
quedare respecto de su aplicación en determinado evento por oscuridad de la norma que lo
contempla, la luz la brinda la jurisprudencia que, en este supuesto, ha sido múltiple y
suficiente para solucionar cualquier problema que pudiere presentarse". (Rad. Nº 9418).

MAGISTRADO PONENTE Dr. JORGE E. CORDOBA POVEDA

Auto Segunda Instancia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara desierto el recurso
DELITOS : Homicidio agravado
PROCESO : 16540
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-La incompetencia del funcionario de conocimiento y la
extinción de la acción penal, no se hallan dentro de las causales para su procedencia
La incompetencia del funcionario de conocimiento, al igual que la extinción de la acción penal
por cualesquiera de las causales establecidas en la ley, son fenómenos susceptibles de control
y declaración judicial intraprocesal, cuya inadvertencia, debidamente acreditada, podría en
últimas, de conformidad con el artículo 304.1° del Código de Procedimiento Penal, generar la
invalidación de lo actuado, pero no el cambio de radicación del proceso, pues tal solución,
además de carecer de sentido, no se halla incluida entre las causales que al efecto establece
el citado artículo 83 de la misma obra.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Cambio de Radicación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Niega el cambio de radicación solicitado
DELITOS : Estafa
PROCESO : 16421
PUBLICADA : Si

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COLISION DE COMPETENCIA-Competencia de la Sala Especial de Descongestión del


Tribunal Superior de Santafé de Bogotá-Interpretación del artículo 37 de la ley 504 de
1.999/REBELION-Competencia a partir del 1º de julio de 1.999
Esta Corte, en el camino de interpretar y fijar el verdadero alcance de la Ley en cita, en
situación semejante a la que hoy ocupa nuestra atención, ha dicho:
"…3.Con el fin de precaver complicaciones administrativas y judiciales a raíz de la transición
de la justicia regional a la justicia Especializada, concretamente en cuanto al trámite de los
procesos que venía conociendo el Tribunal Nacional y que no alcanzó a decidir, la Ley 504 de
1999, en su artículo 37, estableció unos mecanismos transitorios precisos y definidos:

"3.1.Adscribió a la Sala penal del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá, el conocimiento de


los procesos que venia tramitando el Tribunal Nacional, y de los que conociera hasta el primero
de julio de 1999.

"3.2. Facultó a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura , para crear una
Sala Especial de Descongestión, para efectos del conocimiento de los procesos de
competencia de los Jueces Penales del Circuito Especializados. Estos procesos son los mismos
a que se refiere el punto anterior, es decir los que no alcanzó a resolver el Tribunal Nacional.

"La Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, expidió el Acuerdo No.533 de
1999, en cuyo artículo primero creó "hasta por un año, contado a partir del primero (01) de
julio de 1999, una Sala Especial de Descongestión en la Sala penal del Tribunal Superior de
Santafé de Bogotá, la cual conocerá de los asuntos señalados en la citada ley."

"Significa lo anterior que la Sala especial de Descongestión, adscrita a la Sala penal del
Tribunal Superior de Bogotá, hasta por el lapso de un año, conocerá de los procesos que venía
conociendo el Tribunal Nacional y que hubieren llegado a su sede hasta el lo. de julio de 1999,
inclusive.

"La Sala Especial de Descongestión, no asumirá el conocimiento de nuevos asuntos con


posterioridad al 1º. de julio de 1999, ya que a la luz de la exposición de motivos de la Ley 504
de 1999, fue concebida con el fin de que adelantara hasta su culminación los procesos que
estaba tramitando el desaparecido Tribunal Nacional , cuya decisión no llegó a proferirse.

"4. Cabe preguntar si todos los procesos que venía tramitando el Tribunal Nacional, inclusive
hasta el 1º. de julio de 1999, fueron asignados por la Ley 504 de 1999, temporalmente, a la
Sala de Decisión penal del Tribunal Superior de Santafé de Bogotá, y luego a la Sala Especial
de Descongestión. La solución se obtiene despejando el interrogante acerca de si todos los
delitos que antes conocían los Jueces Regionales pertenecen ahora a los Jueces de Circuito
Especializados.

"La respuesta es negativa, puesto que el artículo 5º. de la Ley 504 de 1999, definió
nuevamente la competencia, de suerte que varios hechos punibles que antes pertenecían a la
justicia Regional ahora ya no corresponden a la justicia especializada; vale decir, ciertos
ilícitos que antes juzgaban los Jueces Regionales, a futuro deben ser fallados por los Jueces
Penales del Circuito comunes. Para determinar la diferencia basta comparar el artículo 71 del
Código de Procedimiento Penal con el artículo 5º de la Ley en comento.." (Auto Nov.30/99 M.P.
Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO).

En el caso que hoy se examina se encuentra que es cierto que el delito de rebelión por la
época de los hechos y hasta cuando se pronunció el fallo de primera instancia, era de
competencia de la justicia regional y de ahí para que el proceso se hubiera remitido al Tribunal
Nacional para que desatara la apelación interpuesta con la sentencia absolutoria, pero
igualmente es verdad que el artículo 5º sustrajo de la competencia de los Jueces del Circuito
Especializados el conocimiento de tal infracción, para asignársela, en primera instancia, a los
Jueces penales del Circuito del lugar donde se cometió el delito, y en segunda instancia, a los
Tribunales del Distrito Judicial.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Auto Colisión de Competencia


FECHA : 16/12/1999
DECISION : Declara competente a la Sala Penal del Tribunal
Superior de
Manizales
DELITOS : Rebelión
PROCESO : 16423
PUBLICADA : Si

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IRA E INTENSO DOLOR-Es compatible con la agravante genérica del numeral 2º del
artículo 66 del C.P./ IRA E INTENSO DOLOR-No es compatible con la agravante
genérica del numeral 3º del artículo 66 del C.P.
En cuanto a la agravante genérica consistente en "Los deberes que las relaciones sociales o de
parentesco impongan al delincuente respecto del ofendido o perjudicado o de la familia de
éstos", estima la Sala que su deducción es atinada porque la relación que estableció (...) con
(...), - concubinato - le imponía ciertas consideraciones que no podían verse quebrantadas,
pese al estado emocional en que se encontraba.

Siendo el estado de ira producto de una agresión grave e injusta que parte del supuesto de
que el sujeto conoce, comprende y se determina de acuerdo con esa comprensión al cometer
el ilícito, tal situación, si bien puede influir en el normal desarrollo de la conducta del sujeto
agente, no supone ni implica que su capacidad quede obnubilada hasta al punto de no saber o
no entender el hecho que está ejecutando. De ahí que no obstante haber obrado en ese estado
de alteración, el sujeto es responsable pero se le disminuye la penalidad por haber influido en
sus emociones alguna situación externa.

Algún sector de la doctrina propende, como el casacionista, por una incompatibilidad entre las
dos circunstancias. La Sala, sin embargo, se aparta de esa consideración. Una y otra pueden
coexistir pues sus fundamentos son diferentes. En tanto la agravante se edifica sobre la
mayor gravedad objetiva del hecho, derivada de la vida de relación y del mayor daño social
que produce la violación de esos deberes específicos, la aminorante reconoce la incidencia del
comportamiento ajeno (por su gravedad e injusticia) en la emoción que desencadena y el
menor reproche que la conducta merece en tanto han sido influídas las facultades superiores
por obra del factor emocional.

Sin embargo no debe perderse de vista que quien actúa en estado de afectación por la ira o
por el inmenso dolor, no es ajeno al vínculo de parentesco o de relación, ni a los deberes que
de ellos se derivan porque ese es un dato de conciencia que no es preciso estar ponderando y
sobre el cual la ley no exige reflexión. Al contrario, salvo cuando han existido precedentes de
verdadera intensidad, reiteración y gravedad que en la práctica rompen los vínculos que
existen entre las personas, es de esperarse que las relaciones parentales y de unión,
estructuradas sobre el afecto y la vida en común, fortalezcan la tolerancia y la comprensión
mutuas y se constituyan en una barrera inhibitoria más frente a los desentendimientos .

De este modo, entonces, no es posible aceptar por vía general y acríticamente el argumento
del casacionista. Así como en algunos eventos es manifiesto que las relaciones de parentesco
por su alto y gradual y ascendente deterioro pueden no operar como generadoras de deberes
especiales y se quedan en planos puramente formales, hay otros en los cuales son ellas,
precisamente, las que deben operar como elementos de cohesión interna y como motivaciones
suficientes frente a los altercados y las provocaciones mutuas.

El asunto no puede escamotearse de manera simplista, menos en una sociedad que


permanente ofrece más amplias posibilidades de solución a los conflictos entre las personas.
La ecuación que propone el recurrente aparentemente puede tener sentido siempre que se le
mire en una dimensión exclusivamente conmutativa y compensatoria pero que no responde
exactamente al querer de la ley, porque la norma hace énfasis en el valor axiológico del deber
para con el otro y éste no depende de su observancia por el uno.

La disposición de derecho sustancial, entonces, no tiene ese unívoco sentido; ni la única


lectura que soporta es la que propone el casacionista. Y si ello es así, como lo cree la Sala, la
misma no fue indebidamente aplicada por una inadecuada interpretación de su alcance o por
un error de comprensión sobre los casos a los cuales se aplica.

No sucede lo mismo con la causal de agravación consistente en "…los instrumentos …cuando


hayan dificultado la defensa del ofendido o perjudicado en su integridad personal…" al
suponer la diminuente, por el estado de alteración, una repentina e incontrolada reacción del
ofendido que le impide una valoración de los actos que despliega y tener conciencia de ese
estado de indefensión o inferioridad de la víctima.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Desestima los dos primeros cargos de la demanda,
excluye
un agravante y rebaja la pena
DELITOS : Porte ilegal de armas, Homicidio
PROCESO : 11390
PUBLICADA : Si

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INASISTENCIA ALIMENTARIA-Competencia por factor territorial/CAMBIO DE
RADICACION-Domicilio del procesado
La razón de ser del cambio de radicación, la consagra el artículo 83 Ibídem, al significar que
opera cuando "..en el territorio donde se esté adelantando la actuación procesal , existan
circunstancias que puedan afectar el orden público, la imparcialidad o la independencia de la
administración de justicia, las garantías procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad
del sindicado o su integridad personal.."

Bueno es considerar que a diferencia de lo que ocurre en otros casos, la competencia por
factor territorial en el punible de inasistencia alimentaria, no la determina el lugar de la
perpetración del hecho, sino la residencia del sujeto pasivo del delito, cuando sea un menor
(Art.271 Código del Menor) de tal suerte que, por este concepto, existe prevalencia de
competencia, alterable solo en los casos específicos que han quedado puntualizados.

De más está decir, que cuando la norma posibilita el cambio de radicación por virtud a "..la
seguridad del sindicado o su integridad personal.." hace referencia a la inconveniencia de que
se tramite el proceso en ese territorio en consideración a que las especiales circunstancias
sociales y de hecho, pueden crear temores sobre la seguridad del imputado o su integridad
personal.

En otros términos, la ley no prevé como motivo para alterar la competencia, el simple hecho
de que el procesado teniendo fijado su domicilio en lugar distinto al del trámite de su proceso,
sufra quebrantos económicos que impidan su eventual traslado a esa sede, porque ello no
constituye efecto perturbador para el adelantamiento de la actuación procesal en ese territorio
y porque, si así fuera, raro sería el proceso que culminaría en lugar distinto al del domicilio del
procesado.

MAGISTRADO PONENTE Dr. MARIO MANTILLA NOUGUES

Cambio de Radicación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Deniega el cambio de radicación solicitado
DELITOS : Inasistencia alimentaria
PROCESO : 16629
PUBLICADA : Si

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LIBERTAD PROVISIONAL-Requisito subjetivo-Narcotráfico
"Este ejercicio ofrece aspectos que se oponen a la aspiración del justiciable, toda vez que el
delito que se le imputa y por el cual fue condenado a la postre en primera y segunda
instancias, impide emitir un diagnóstico favorable.

La actividad que entraña el comercio de estupefacientes denota en sus agentes enorme


insensibilidad, reflejada en la carencia de toda consideración y respeto por sus deberes
familiares y sociales, factores indicativos de la necesidad del cumplimiento íntegro de la pena
como garantía de rehabilitación. Las circunstancias modales en que el señor FREDY ALBERTO
VERGARA BETANCUR, participó en el delito ponen de manifiesto una personalidad ambiciosa y
sin escrúpulo, pues la idea de dedicarse al comercio organizado de drogas que producen
dependencia, con ánimo de lucro, fue superior al impacto que causa en la ciudadanía el grave
daño que se propicia a toda la comunidad.

A lo anterior se suman las consecuencias nefastas que el narcotráfico genera en la juventud,


que se consume en el vicio, deteriorando la integración de la familia como célula básica de la
sociedad, comportamiento que por si solo demanda todo el rigor de la función punitiva del
Estado, como expresión de la prevención general, que haga posible que estas conductas
delictuales no se multipliquen ante la ilusión de enriquecimientos fáciles.

De esta manera, el pronóstico que se emite acerca del factor subjetivo sobre el procesado no
resulta favorable para su pretensión libertaria, pues sin dejar de reconocer el efecto de la
detención que está padeciendo, en punto de los fines de la pena, este solo hecho no resulta
suficiente para afirmar que ha logrado su resocialización, y por tanto, que deba retornar sin
reparo alguno a la sociedad.

También cabe recordar que la constancia de buena conducta a cargo de las directivas del
centro de reclusión en manera alguna sustituye la labor valorativa del juez, pues aquella
consiste exclusivamente en un parámetro indispensable para hacer viables los beneficios
administrativos otorgados a los reclusos por la Ley 65 de 1993, en tanto que ésta emana del
análisis crítico de la personalidad del procesado y de las circunstancias de tiempo, modo y
lugar en que fue cometido el reato, con el fin de verificar el cumplimiento de los fines de la
pena y especialmente el que pretende la rehabilitación social."

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Casación -Libertad
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Niega la libertad provisional solicitada
DELITOS : Violación a la Ley 30/86
PROCESO : 14926
PUBLICADA : Si

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INVESTIGACION INTEGRAL-Tiene relativa aplicación cuando se opta por el


procedimiento especial establecido en los artículos 37 y 37ª del C. de P.P./DICTAMEN
MEDICO-Pericia siquiátrica: Solo es necesaria cuando surgen elementos de juicio que
indiquen que el procesado se encontraba en estado de inimputabilidad al momento de
cometer el hecho/INIMPUTABILIDAD-La ebriedad no es sinónimo de
inimputabilidad/DERECHO DE DEFENSA-Equivocada estrategia defensiva del
abogado/DEFENSA TECNICA-No siempre la mejor defensa es la que propende por una
absolución
1.En tratándose del procedimiento especial establecido en los artículos 37 y 37 A del estatuto
procesal penal (modificados los artículos 3º y 4º de la ley 81 de 1993 y artículo 11 de la ley
365 de 1997), el principio de investigación integral, cuya transgresión denuncia el libelista,
tiene relativa aplicación, puesto que al optar el procesado por el rito alternativo especial de la
sentencia anticipada o la audiencia especial, renuncia al desarrollo normal de la acción penal,
haciendo que cese la pesquisa probatoria, y por ende la posibilidad de que el funcionario
judicial continúe indagando sobre las circunstancias del hecho, pues aceptados los cargos, ya
no hay lugar a práctica de pruebas. Por eso no deja de resultar un contrasentido que se
invoque violación del principio de investigación integral cuando ha mediado terminación
anticipada del proceso.

Para llegar a sentencia anticipada o audiencia especial no se requiere que en el proceso exista
certeza de la materialidad del hecho o la responsabilidad. La ley solo exige que haya sido
resuelta la situación jurídica del indagado, y que medie aceptación de cargos de su parte.
Más aún, en tratándose de audiencia especial, es presupuesto necesario que exista duda
probatoria en relación con los aspectos que son objeto de negociación, pues si existe prueba
de la materialidad del hecho y la responsabilidad del procesado, ningún sentido tiene entrar en
proceso de negociación.
2. En cuando tiene que ver con el segundo aspecto de la censura, relacionado con la no
práctica de una pericia siquiátrica para establecer la condición de inimputable del procesado,
reiterados han sido los pronunciamientos de la Corte en el sentido de que una prueba de esta
naturaleza solo resulta necesaria cuando en el trámite de la actuación surgen elementos de
juicio que indiquen razonadamente que el procesado padecía trastorno mental al momento de
cometer el delito, que le impedía comprender la ilicitud del hecho o determinarse de acuerdo
con esa comprensión, mas no cuando dicha condición resulta ser apenas una alegación
aislada, carente de respaldo probatorio.

El estado de inimputabilidad del procesado lo infiere el censor de la circunstancia de haber


estado ingiriendo bebidas alcohólicas durante las horas previas a los hechos, sin aludir, para
nada a su condición síquica durante el desenlace de los mismos. Dicho planteamiento, resulta
incompleto, pues no es simplemente la ebriedad, sino la carencia de capacidad para
comprender la ilicitud del hecho o para determinarse, debido a la intoxicación etílica, lo que
corresponde demostrar en estos supuestos.

3. Reiteradamente la Corte ha sostenido que el defensor, en el ejercicio de la función de


asistencia profesional, goza de total iniciativa, y que no por estar en desacuerdo con la
estrategia defensiva asumida, o haber sido adversos los resultados del juicio, puede
sostenerse que el derecho de defensa ha sido violado por ausencia de defensor idóneo, pues la
ley no le impone al abogado derroteros en torno al estilo, contenido, o alcance de sus
propuestas, ni la aptitud se establece por los resultados del debate.

4. Se desestimará, por tanto, la censura, al igual que la petición del casacionista relacionada
con la expedición de copias para investigar disciplinariamente al abogado defensor, no sin
hacer referencia a lo sostenido por la Sala en decisión de abril 16 de 1998, con ponencia de los
doctores Gómez Gallego y Mejía Escobar, en relación con la inveterada creencia de los
abogados de creer que la mejor defensa es la que siempre propende por una decisión
absolutoria, por resultar pertinente al caso:

"Pretender que la mejor defensa es la que propugna a cualquier precio por la absolución, aún
en contravía de la más comprometedora evidencia procesal, no es más que un mal hábito
lamentablemente consolidado en el pensamiento de algunos abogados. La procuración sincera
y sensata de aminorantes del juicio de reproche o de la pena, sobre todo cuando se hace
oportunamente, puede dibujar mejores perfiles de defensa que un empecinamiento engañoso
y con ínfulas de habilidad jurídica no procedente en el caso".

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Sentencia Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Desestima la demanda, casa de oficio, decreta
nulidad
PROCESO : 10964
PUBLICADA : Si

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ERROR EN LA CALIFICACION JURIDICA-Cuando varía la competencia debe alegarse


en casación por la causal tercera
Lo anterior por que si la errada apreciación probatoria dio lugar a una equivocada calificación
jurídica de la conducta por corresponder ésta a la contravención especial de estafa definida
por el artículo 1º de la Ley 23 de 1991, modificado por la Ley 228 de 1995, y no al delito de
falsedad en documento privado por el que se irrogó condena, el camino para su denuncia no
puede ser la violación indirecta de la ley sustancial de que trata la causal primera de casación,
sino la tercera, porque en tales condiciones y atendiendo las normas que reglan la
competencia de las autoridades judiciales, el fallo de primera instancia no podía haber sido
proferido por un Juzgado del Circuito, sino por uno Municipal, dado el carácter contravencional
de la ilicitud que el actor atribuye a la conducta realizada.

MAGISTRADO PONENTE Dr. FERNANDO ARBOLEDA RIPOLL

Auto Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Rechaza la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Falsedad en documento privado
PROCESO : 13898
PUBLICADA : Si

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RIÑA-Concepto/ SANA CRITICA-Se vulneró al invocar erradamente una supuesta regla


de experiencia/ LEGITIMA DEFENSA-Es viable su reconocimiento así el procesado no
haya planteado la circunstancia en su favor

1. El fenómeno de la riña implica la existencia de un combate en el cual los contendientes,


situados al margen de la ley, buscan causarse daño a través de mutuas agresiones físicas. No
alcanza a configurarse, por lo tanto, a partir de simples ofensas verbales, sino que se requiere
la existencia de un verdadero enfrentamiento físico entre los opositores.

2. El argumento de tal descalificación, sin embargo, vulneró los principios de la sana crítica al
invocar como máxima de la experiencia que los celadores (o todas las personas) reclaman en
las horas de la madrugada acudiendo "…a frases de grueso calibre y hasta a acciones físicas
que respalden la acción". Ellos (y en general las personas), como seres humanos, poseen un
carácter y una forma de ser y de reaccionar frente a las situaciones de la vida que los hace
naturalmente diferentes entre si, sin que sea dable predicar, como lo hizo ilógicamente el
Tribunal, que todos (los celadores o las personas) son groseros y agresivos ante
eventualidades como la sucedida. Es inadmisible, entonces, que la mencionada conclusión del
juzgador corresponda a una regla general o máxima de la experiencia, resultando desacertada
la construcción argumental realizada en la sentencia a partir de ella.

3. Demostrada la agresión actual y el riesgo inminente en que fue puesto el vigilante, es para
la Corte procedente reconocerle que actuó cobijado por la causal excluyente de antijuridicidad
de la legítima defensa. Y tal reconocimiento es viable hacerlo, así el procesado no haya
planteado la circunstancia en su favor y aunque no sea creible -como lo afirmó- que el disparo
se produjo como consecuencia del forcejeo con el atacante por la posesión del arma.
Simplemente porque de acuerdo al examen probatorio realizado, ha quedado demostrada la
concurrencia de los elementos integrantes de la legítima defensa objetiva.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Sentencia Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Casa, absuelve al procesado del cargo de tentativa
de
homicidio, devuelve caución
DELITOS : Tentativa de homicidio
PROCESO : 11099
PUBLICADA : Si

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CAMBIO DE RADICACION-Procesos por contravención especial/CAMBIO DE
RADICACION-Causas, competencia
1. Si bien es cierto, que se trata un proceso por contravención especial, reglamentado en las
Leyes 23 de 1991 y 228 de 1995, y que el cambio de radicación no fue previsto expresamente
en estas normas, ante el silencio del legislador se debe acudir, por remisión expresa, a las
disposiciones sobre la materia contenidas en el Código de Procedimiento Penal.

En efecto, establece el artículo 38 de la Ley 228 de 1995, que "En lo no previsto en la presente
Ley se aplicarán las disposiciones del Código de Procedimiento Penal y las normas sobre
desistimiento, prescripción y nulidades contenidas en la Ley 23 de 1991, siempre que no se
opongan al carácter oral de procedimiento establecido en ella".

De este modo, el cambio de radicación regulado en el ordenamiento adjetivo puede


extenderse a los procesos que se originen a partir de una contravención especial.

2. Al parecer, según se deduce de la petición y los antecedentes procesales, el problema se


circunscribe a la ciudad de Sincelejo, sin que se hayan cuestionado en modo alguno los
restantes municipios del Departamento de Sucre, por lo cual, aunque el sindicado solicita
directamente el cambio de radicación a Bogotá o Cundinamarca, se revela como precipitada la
decisión del Juez que envió las diligencias a la Corte Suprema de Justicia, para que dirima la
cuestión, toda vez que, en tales condiciones, ha debido intervenir necesariamente y en primer
lugar el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Sincelejo, como se colige del estudio armónico,
sistemático y teleológico del artículo 86 del Código de Procedimiento Penal.

En auto del 4 de mayo de 1999, con ponencia del Honorable Magistrado, Doctor CARLOS
EDUARDO MEJIA ESCOBAR, la Sala de Casación Penal, analizando un asunto de similares
características, trazó varias pautas en torno del cambio de radicación:

"Este procede, según el artículo 83 del Código de Procedimiento Penal, cuando en el territorio
donde se adelante la actuación procesal existan circunstancias que puedan afectar el orden
público, la imparcialidad o la independencia de la administración de justicia, las garantías
procesales, la publicidad del juzgamiento, la seguridad del procesado o su integridad personal.

Todos los sujetos procesales se encuentran autorizados para plantearlo, bien ante el Juez o
Tribunal que esté conociendo del proceso, o directamente ante el superior encargado de
resolverlo. Pero cuando quien solicita el cambio de radicación es el propio funcionario judicial
a cargo de la actuación, debe hacerlo ante el competente para decidirlo (art. 84 del C. de P.P.).

Las normas mencionadas fijan la competencia para resolver el cambio de radicación en el


superior encargado de decidir. Es decir, como se desprende del artículo 86 del Código de
Procedimiento Penal, en cabeza de los Tribunales Nacional y Superiores de Distrito cuando el
cambio sea dentro de la misma región (sic) o distrito; o de la Corte Suprema de Justicia,
cuando se trate de cambio de radicación a otra región o distrito.

Surge, sin embargo, un interrogante obligatorio consistente en cómo se establece en el caso


concreto la competencia para resolver sobre el cambio de radicación, aspecto sobre el cual la
Sala traza los siguientes criterios:

1. Si el funcionario que está conociendo del proceso es el Tribunal Superior de Distrito,


obviamente que la competencia para resolver cualquier solicitud de cambio de radicación es
de la Corte Suprema de Justicia.

2. Si la solicitud proviene del Juez, éste deberá establecer si es o no conjurable la circunstancia


en la cual la apoya, dentro del mismo Distrito Judicial al cual pertenece. Si la conclusión es
negativa, remitirá la petición directamente a la Corte para que la decida y, en el caso
contrario, la enviará al Tribunal respectivo, sin perjuicio de que éste, de encontrar conveniente
que el cambio se haga a otra región o distrito, remita la petición a la Corte para que la
resuelva.

3. Si el cambio de radicación es promovido por uno de los sujetos procesales, pueden


presentarse las siguientes eventualidades:

a. Que eleve la solicitud directamente ante la Corte Suprema de Justicia, en concordancia con
el último inciso del artículo 84 del Código de Procedimiento Penal.

La Corte, en tal caso, resuelve sobre la procedencia de la misma. Y si la niega, pero encuentra
que sería viable su examen de cara a la posibilidad de disponer el cambio de radicación dentro
de la misma región o Distrito, la envía al Tribunal correspondiente para que, a su vez, emita el
pronunciamiento respectivo.
b. Que la presente ante el Tribunal Nacional o Superior de Distrito según el caso.

En este evento, sólo si el Tribunal encuentra conveniente que el cambio de radicación se haga
a otra región o distrito, la remite a la Corte para que la resuelva. En el caso contrario, debe
producir la decisión respectiva, como igual lo debe hacer cuando, en la primera hipótesis, la
Corte niegue el cambio de radicación y concluya, no obstante, que debe examinarse su
procedencia al interior de la región o del distrito.

c. Que el sujeto procesal eleve la petición directamente ante el Juez que esté conociendo del
proceso.

En esta hipótesis es posible o no que el sujeto procesal manifieste su deseo de que el cambio
de radicación se produzca a otra región o distrito. Si lo hace, en los términos del caso
examinado, no necesariamente la solicitud debe ser remitida a la Corte Suprema de Justicia
para su resolución, porque el motivo que la genera viene circunscrito a un Municipio o Circuito
y no a un Distrito o Región.

En tal orden de ideas, independientemente de que el sujeto procesal exprese o no como


pretensión que el cambio de radicación del proceso se produzca a otra región o distrito judicial,
el Juez ante quien se presente la petición, para definir a dónde la remite, si al Tribunal o a la
Corte, debe examinar su fundamentación previamente en aras de establecer, si la
circunstancia o circunstancias aducidas son neutralizables en la propia región o distrito o en
uno diferente. Si lo primero, la remitirá al Tribunal respectivo y, en caso contrario, a la Corte
Suprema de Justicia, sin perjuicio de que la Sala, de no acceder al cambio de radicación,
disponga la conveniencia de su examen por parte del Tribunal respectivo.

Pero si de la causa petendi y del petitum se desprende nítidamente que la pretensión busca la
variación del Distrito, y sus fundamentos no conducen sino a ello, es la Corte la que habrá de
decidir."

MAGISTRADO PONENTE Dr. EDGAR LOMBANA TRUJILLO

Cambio de Radicación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Se abstiene de resolver la petición, remite al
Tribunal de Sincelejo
PROCESO : 16228
PUBLICADA : Si

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INSTRUCCIÓN-Competencia excepcional de los jueces penales y promiscuos


municipales/DEFENSA TECNICA-Indagatoria: Nombramiento de una persona honorable
como defensor/DERECHO DE DEFENSA-Absoluta falta de defensa técnica durante la
fase investigativa
1.El punto está en que, a pesar de ser lo indicado dentro del sistema acusatorio que los jueces
efectúen exclusivamente funciones de juzgamiento, hay excepciones admitidas desde la
Constitución Política y en la ley, que le confieren a algunos de ellos funciones instructivas,
como a la Corte Suprema de Justicia (arts. 186 y 235-3 Const.) y a los mismos jueces penales y
promiscuos municipales (L. 228/95), a quienes les es ínsita la facultad para investigar ciertos
hechos punibles y no se generará nulidad cuando la realicen sobre otros, sin alterar funciones
básicas o fundamentales como la acusación.

Por mandato del inciso 2° del artículo 27 transitorio de la Carta, hasta el 7 de julio de 1995
("cuatro años contados a partir de la expedición de esta reforma") los juzgados penales
municipales seguirían conociendo y adelantando sumarios, mientras entraban a operar las
respectivas unidades locales de la Fiscalía. Por su parte, el artículo 14 transitorio del decreto
2700 de 1991 permitía a los jueces penales y promiscuos municipales continuar investigando
"los delitos de su competencia, hasta cuando se implante gradualmente lo previsto en el
presente decreto".
Sería ideal que en todos los municipios del país hubiese por lo menos un fiscal instructor; o
grupos a disposición para inmediato traslado y asunción; no es ello posible, sin embargo,
dados el complejo relieve y la extensión de la geografía nacional y la necesidad de optimar los
recursos de que se dispone. Ello no quiere decir que el Estado no deba estar presente y
cumplir en todo el territorio nacional las funciones que le son propias, entre ellas iniciar
oportunamente una investigación penal y recopilar pruebas, particularmente aquéllas que
estén en riesgo de desaparecer, realizando actos no reservados a quien tiene la competencia
plena.

Dentro de esas circunstancias actuó el Juez Promiscuo Municipal de La Macarena, quien ante la
noticia de los homicidios y la tentativa de hurto abrió la investigación, recibió unos
testimonios, oyó en indagatoria a dos sindicados ampliando una, practicó otras diligencias y
cuatro días después del acaecimiento remitió la actuación al Coordinador de Fiscalías de
Granada, Meta.

Las facultades inherentes a esa función instructiva fueron reconocidas expresamente en la


legislación posterior a que hace referencia el Ministerio Público en su concepto. Así, el inciso
último del artículo 11 de la ley 81 de 1993 dispuso que cuando en el lugar donde se cometa el
hecho punible no exista fiscal que avoque inmediatamente la investigación, lo hará el
correspondiente juez penal municipal, quien avisará en el acto a la respectiva unidad de
fiscalía y, si no fuere posible poner a disposición de dicha unidad las diligencias, de resultar
necesario indagará al imputado y le resolverá situación jurídica.

Dicha norma fue declarada exequible por la Corte Constitucional el 8 de septiembre de 1994
(sentencia C-396, M. P. José G. Hernández Galindo), entendiendo que no se desvirtúa el
sistema implantado en la nueva Carta con un precepto excepcional que, para los casos
estrictamente necesarios, permita iniciar las labores investigativas a funcionarios de la Rama
Judicial no pertenecientes a la Fiscalía, para que el Estado pueda cumplir con su
responsabilidad de empezar las indagaciones de manera oportuna.

2. Con relación al reproche de nulidad por falta de defensa técnica, planteado en la demanda
de casación como SEGUNDO CARGO, debe decirse inicialmente que EDISSON ZAMORANO (o
ZAMORA o ZAMBRANO) RODRIGUEZ fue vinculado mediante indagatoria dentro del apremiante
término legal, en el apartado municipio de La Macarena, Meta y el defensor que se le asignó
no consta como abogado, como tampoco quien luego lo asistió en la ampliación recibida en
Granada.

Ello se efectuó cuando aún no se había producido la sentencia C-049 del 8 de febrero de 1996,
M. P. Fabio Morón Díaz, que declaró inexequibles los artículos 34 del decreto 196 de 1971, 148
inciso 1° y 355 del decreto 2700 de 1991, permitiendo los primeros confiar el cargo de
defensor a un ciudadano honorable, no servidor público, cuando no hubiere letrado disponible
al momento de recibir la injurada.

Por las razones que repetidamente han sido expuestas, por ejemplo en las sentencias de
casación proferidas por esta Sala el 26 de junio de 1996, radicación 9280, M. P. Ricardo Calvete
Rangel y el 25 de julio del mismo año, radicación 9577, con ponencia de quien ahora cumple
igual labor, las vinculaciones efectuadas en las circunstancias y condiciones que aquí se
presentan son válidas, teniendo en cuenta que, de acuerdo con lo estatuido por el artículo 45
de la ley 270 de 1996, la sentencia C-049 sólo produce efectos hacia el futuro, por lo cual no
incide en las indagatorias recibidas con acatamiento de las normas que aún regían al momento
de su práctica.

Sin perjuicio de lo anterior, lo que sucede en el caso de EDISSON es que careció


completamente de la asistencia de abogado, escogido por él o designado de oficio, durante
toda la instrucción, pues sólo le fue asignado uno en la misma resolución mediante la cual se
dispuso cerrarla. Así, la totalidad del caudal probatorio que sirvió de base para proferir la
acusación en su contra, se allegó al proceso sin que un profesional del derecho que actuase en
su defensa tuviere la más mínima oportunidad de controvertir ni intervenir en el acopio, ni
solicitar otros elementos de comprobación, o instar una evaluación científica que sirviere de
orientación pericial para determinar el estado mental del infractor, o le hubiere asesorado
sobre la conveniencia de, por ejemplo, pedir sentencia anticipada.

Debió proveerse, lo más pronto posible, un abogado para que asistiera al sindicado, pero él no
tuvo la iniciativa de nombrar alguno, ni el instructor cumplió oportunamente con la obligación
de asignárselo de oficio y con ese evidente quebrantamiento del derecho de defensa se le
causó perjuicio, al impedírsele contar con asesoramiento técnico, que ahora deberá
suministrársele, retrotrayendo la actuación a un momento procesal desde el cual pueda
subsanarse lo garrafalmente omitido.
Al no existir forma de subsanar la absoluta falta de defensa técnica que afectó a EDISSON
ZAMORANO (o ZAMORA o ZAMBRANO) RODRIGUEZ durante la totalidad de la fase
investigativa, el proceso será anulado parcialmente desde la resolución de cierre de la
instrucción, inclusive y únicamente en lo que respecta a dicho sindicado.

Cabe mencionar, como complemento, que la situación que está siendo objeto de análisis
guarda similitud con la apreciada por la Sala en el capítulo 3 de las consideraciones de la
sentencia dictada el 11 de agosto de 1999, radicación 11.555, M. P. Fernando E. Arboleda
Ripio, que ahora se reiteran.

MAGISTRADO PONENTE Dr. NILSON PINILLA PINILLA

Sentencia Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Casa parcialmente, decreta nulidad a partir del
cierre de
investigación, concede
DELITOS : Hurto calificado, Homicidio agravado
PROCESO : 11814
PUBLICADA : Si

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CASACION-Causal segunda: Exigencias técnicas para su alegación/RESOLUCION DE


ACUSACION-Marco jurídico-fáctico de la actuación del fallador
“La sentencia –señaló la Corte con Ponencia de quien aquí realiza idéntica labor—* es el acto
procesal naturalmente llamado a dar fin al proceso, a resolverlo de manera definitiva. Pero en
ella el juzgador viene atado, circunscrito, por la resolución acusatoria. El alcance de esa
limitación es lo que en el fondo constituye el principio de congruencia.

“La ley Colombiana, como en general lo conciben los sistemas de derecho positivo
fundamentados en similares principios procesales, reconoce que el proceso penal define
gradualmente su objeto y que a tal identificación concurren dos criterios o elementos: el
histórico y el normativo. También, que ninguno de los dos es suficiente, con exclusión del
otro, para delimitar dicho objeto o sea, en otras palabras, la conducta materia de juzgamiento.
Sin embargo, a través de las regulaciones que sobre la estructura del procedimiento y su
mecánica se han sucedido en el tiempo, se ha acudido a instituciones procesales distintas
para fijar con mayor o menor amplitud las facultades del Juez frente a la acusación, o las
posibilidades de llevar a cabo variaciones que repercutan en la denominación jurídica del
delito por el cual se procede.

“Actualmente el artículo 180 del Código de Procedimiento Penal, recoge la doble dimensión
identificadora del hecho cuando exige que el fallo contenga un resumen de los hechos
investigados, un resumen de la acusación, y la calificación jurídica de los hechos y de la
situación del procesado. Dicha disposición ha de entenderse con arreglo al marco jurídico -
fáctico que a su vez el legislador ha previsto para construir la acusación. Por eso la norma,
aislada del contenido del artículo 442 ib., reportaría significados muy amplios y
probablemente ambiguos .

“Esta última regla, a su vez, exige como requisito formal de la resolución de acusación una
narración de los hechos, con todas las circunstancias de modo, tiempo y lugar que los
especifiquen, es decir, que permitan individualizarlos; y además demanda la calificación
jurídica de esos hechos, advirtiendo que la misma es provisional y que contendrá el
señalamiento del capítulo dentro del título correspondiente del Código Penal.

“Tal manera de regular las exigencias de la acusación y de la sentencia, no tiene por objeto
sino significar que en el marco de aquella es que se va a mover la actuación del fallador y
cuáles sus límites de decisión. Así entonces, ha entendido la jurisprudencia de ésta
Corporación, los hechos, histórica o fácticamente, deben ser ESENCIALMENTE los mismos; y la
calificación jurídica, aún no siendo idéntica –resolución por el mismo tipo penal imputado por
el Fiscal– sí debe estar recogida en el mismo Capítulo del Código Penal”. Esto último explica
precisamente que uno de los contenidos de la resolución de acusación, previsto en el numeral
3º del artículo 442 del Código de Procedimiento Penal, sea la calificación jurídica provisional
de la conducta, con mención del capítulo y el título del Código Penal donde se encuentra
prevista, siendo dicho carácter el que le permite al juzgador variar la imputación, a condición
de lo haga dentro del mismo capítulo del Código Penal y no resulte agravada la situación del
procesado.**

Cuando se recurre en casación con fundamento en la causal 2ª del artículo 220 del Código de
procedimiento Penal, no puede perderse de vista lo señalado en precedencia. Es deber del
censor, en consecuencia, como condición para que la demanda le sea admitida, demostrarle a
la Corte que el delito objeto de la sentencia no se encuentra previsto dentro de los mismos
título y capítulo del Código Penal referidos en la resolución de acusación o que, estándolo,
empeora la situación del procesado.
_______________
* Sentencia de casación de marzo 17 de 1999. Radicación 10.862.

** Cfr la providencia citada.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS EDUARDO MEJIA ESCOBAR

Auto Casación
FECHA : 16/12/1999
DECISION : Inadmite la demanda y declara desierto el recurso
DELITOS : Homicidio
PROCESO : 14796
PUBLICADA : Si

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POLICIA JUDICIAL-Facultades: Sólo puede actuar por orden del fiscal o del juez cuando
se ha iniciado la instrucción preliminar o sumaria
Sin embargo, no sucede igual con la afirmación del censor según la cual carecía de
competencia el Jefe del Grupo de Antipiratería Terrestre para practicar motu proprio prueba
alguna, si se tiene en cuenta que para el 16 de julio de 1.994, cuando se recibieron los
aludidos testimonios, ya la Fiscalía había iniciado investigación previa, toda vez que mediante
resolución del 14 de julio anterior, la Fiscalía 175 Delegada dispuso: "Con base en la denuncia
que antecede, practíquese investigación previa, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo
40 de la Ley 81 de 1.993, con el fin de identificar e individualizar al autor o partícipe del ilícito
denunciado; además de determinar si lugar (sic) al ejercicio de la acción penal o no".

De esta manera y ciertamente conforme lo dispone el art. 313 del C. de P.P., una vez iniciada la
instrucción, que bien puede serlo en razón de auto o resolución de preliminares, o de formal
investigación penal, la policía judicial sólo podrá actuar por orden del fiscal o del juez, según el
caso, de donde se sigue que la iniciativa para la práctica de diligencias queda restringida para
estas autoridades a adelantar aquellas pruebas cuyo encargo se le haya deferido por comisión.

De lo contrario, en estos casos, en principio, la policía judicial carece de legitimidad para


actuar en actividades de instrucción, pues si ya se ha producido la apertura de previa
investigación, cualquier diligencia destinada a nutrir de elementos probatorios la actuación,
únicamente es dable bajo la exclusiva orden y dirección del juez, la Fiscalía y el Ministerio
Público, conforme lo dispone el art. 320 ibídem.
Siendo ello así, razón asistiría al actor respecto al hecho de que las pruebas practicadas por el
Jefe del Grupo de Antipiratería carecerían de validez en razón a la oportunidad en que fueron
recaudadas, contrariamente al criterio expuesto sobre el particular por el señor Procurador
Delegado, toda vez que estarían viciadas en su extrínseca formación, debiéndoselas tener,
conforme a lo dispuesto por el art. 29 constitucional, inciso final, como inexistentes.

MAGISTRADO PONENTE Dr. CARLOS A. GALVEZ ARGOTE

Sentencia Casación
FECHA : 15/12/1999
DECISION : No casa
DELITOS : Hurto calificado y agravado, Porte de armas de
defensa
personal, Secuestro simple
PROCESO : 11338
PUBLICADA : Si

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Corte Suprema de Justicia
Relatoría Sala de Casación Penal
Indice Alfabético De Jurisprudencia - Cuarto trimestre de
1999

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