You are on page 1of 4

EL EVANGELIO DE LA GRACIA Y NUESTRO

REINADO FUTURO EN LA TIERRA


Por Ing° Mario A Olcese

Texto clave:

“Pues si por transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón
los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia REINARÁN EN
VIDA por medio de un solo hombre, Jesucristo” (Rom. 5:17--NVI).

Gracia y Reinado

En el texto de arriba Pablo escribe que todos aquellos que han recibido en
abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en vida. Nótese que Pablo
no sólo dice que los justificados tendrán la vida, sino que reinarán en vida, ¡y
esta vida será vida eterna! (“…y la gracia que nos trae justificación y vida
eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor”---Rom. 5:21. También Tito 3:7).
Desgraciadamente millones de cristianos no entienden que la gracia de Dios nos
conducirá a un reinado con vida eterna. Y si hablamos de un reinado, estamos
implicando un reino necesariamente. De allí que el evangelio de la gracia para
Pablo se equipara con la predicación del Reino de Dios. Estas son sus palabras:
“…que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús,
para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé
que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de
Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:24,25).

Es imperioso entender que la gracia de Dios nos justifica para poder reinar en
vida eterna. Pero este reinado no se produce inmediatamente después de
nuestra conversión, ni mientras seamos mortales y corruptibles. Es imposible
pensar en un actual reinado de mil años de los santos en nuestra condición de
hombres mortales y corruptibles, y cuando sólo podemos vivir hasta los 70, 80 o
90 años de edad. Algunos cristianos del primer siglo parece que olvidaron esta
verdad, y creyeron estar ya en una posición de reyes en ejercicio. En 1 Corintios

[Type text] Page 1


4:8 Pablo les dice irónicamente a los creyentes corintios que se creían reyes, lo
siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis, ¡Y ojalá
reinaseis para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1
Corintios 4:8). Sin duda alguna, muchos de los creyentes primitivos habían
entendido mal la doctrina de la justificación por la gracia que Pablo había
estado predicando. Creyeron que su acceso a la gracia los convertía
inmediatamente en hombres ricos y con poder cuando en realidad no tenían
ningún poder de gobernar el mundo de entonces. Ellos no entendieron que su
reinado se produciría en la transformación, cuando recibieran el cuerpo
incorruptible e inmortal en la parusía de Jesús.

Gracia y Salvación

Hasta ahora hemos visto que la gracia va estrechamente ligada al reinado


futuro de los santos con cuerpos inmortales. Ahora veremos que el apóstol
Pablo vincula la gracia con la salvación. Esto lo descubrimos cuando Pablo le
escribió a Tito, lo siguiente: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para
salvación a todos los hombres” (Tito 2:11).

Recapitulando, la gracia de Dios se traduce en nuestro reinado, y este reinado


es el resultado de nuestra salvación que viene por la gracia de Dios. Esta verdad
se deja ver en el diálogo del joven rico con Jesús y sus apóstoles en Mateo 19:11-
25, y en donde justamente las tres frases: ‘vida eterna’, ‘el reino’ y ‘la salvación’
se hacen notorias. ¡Ustedes necesitan examinar cuidadosamente cada palabra de
esos versículos de Mateo 19!

Estamos viendo que la salvación por gracia y el reino de Cristo van de la mano,
y ambos están estrechamente ligados como gemelos idénticos en una sola
placenta. Los que sostienen que la gracia de Dios no tiene nada que ver con el
reino de Dios están engañados. El evangelio del reino de Cristo es el mismo
evangelio de la gracia de Pablo. Y Pablo enseñó que su evangelio era el
evangelio de Cristo, el mismo inalterable evangelio del reino que él lo llamó “la
gracia” (Romanos 15:19; Gál. 1:6-9, Hechos 20:24,25).

La gracia y la Gloria

El apóstol Pedro escribió lo siguiente:

“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos,
y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la
gloria que será revelada… Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria… Mas el Dios de toda

[Type text] Page 2


gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca… Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he
escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera
gracia de Dios, en la cual estáis”.

Estas palabras de Pedro han sido pasadas por alto, o bien, incomprendidas por
millones de cristianos. Y es que Pedro mismo dice que la verdadera gracia de Dios
es aquella que tiene que ver con la participación de la gloria que será revelada. Esto
debe grabárselo bien en su mente, pues si no lo entiende, tampoco comprenderá
el mensaje y el propósito de la venida de Cristo al mundo.

Aquí está la verdadera gracia que no es predicada por los más populares
evangelistas de hoy. La mayoría de ellos predican una gracia totalmente
distinta y paganizada, como es la de “recibir a Cristo por la fe para obtener el
perdón de los pecados y después partir a la morada final y eterna en el cielo como almas
inmortales”. Aunque es verdad que unos pocos predicadores admiten que el
reino será efectivamente establecido y otorgado a los santos, éstos yerran al
decir que sólo será para los santos Judíos.

Nuevamente regresemos a Pedro. El dice en 1 Pedro 5:12 que “ésta es la


verdadera gracia”—¿cuál?— Según el contexto (versos 1,5,10) la gracia
verdadera es la esperanza de ser parte de la gloria que será revelada en la parusía.
Definitivamente también la gracia y la gloria van de la mano. ¡Esto está más
claro que el agua cristalina! Y Pablo también coincide con Pedro al escribir a los
Tesalonicenses: “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio (de la gracia o
del reino), para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Tes. 2:14)

La gloria y el Reino

Debe quedar en bien claro que la verdadera gracia es la participación de la


gloria que será revelada en la parusía. La gloria, a su vez, está vinculada con el
Reino. Siempre recuerde que el reino está envuelto en todos estos vocablos
clave (salvación, vida eterna, gloria, gracia, etc). Por ejemplo, a los
Tesalonicenses Pablo les escribe lo siguiente: “y os encargábamos que
anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria” (1 Tes.
2:12).

En los evangelios sinópticos vemos que un evangelista usa para narrar un


mismo acontecimiento el vocablo ‘reino’, mientras que otro usa la palabra
‘gloria’. Por Ejemplo:

[Type text] Page 3


Mateo 20:21: “El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se
sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.

Marcos 10:36: “El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron:
Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu
izquierda”.

Así que el reino de Dios va siempre asociado a los términos gloria, salvación,
gracia, evangelio, vida eterna.

En conclusión

Estamos, por la gracia de Dios, llamados a participar de la gloria venidera del


reino de Dios con vida eterna. Este es el evangelio o buenas nuevas de la gracia
de Dios. Es la Buena Nueva de salvación para la participación (por su gracia) en
el reino venidero de Cristo con vida eterna. Esta es la salvación final o
escatológica que nos traerá Cristo en su parusía (Heb. 9: 28). ¡Y éste es el
verdadero evangelio de la gracia!

www.elevangeliodelreino.org

www.elevangeliodelreino.org

……………………………………

[Type text] Page 4

You might also like