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HIMNOS PARA EL SEÑOR

El texto de los dos discos editados


(Rufino María Grández – Fidel Aizpurúa)

1. 1 Vendrá con gran poder, con fuerte gloria,

(Adviento, Domingo I)

Vendrá con gran poder, con fuerte gloria,


vendrá a saciar los ojos que le buscan,
y al juntar en sus plantas Nube y Tierra,
será la Tierra meta de su ruta.

La Tierra para él peana y cielo,


morada nueva, huerto sin la tumba,
su Tierra patria, Tierra de vivientes,
la Tierra prometida, herencia suya.

Vendrá con el fulgor de la sentencia,


vendrá con la piedad a quien acuda
buscando sólo gracia en su mirada,
cubierto con su paz y vestidura.

Vendrá veloz, furtivo y repentino,


como el hombre malvado en noche oscura;
vendrá como el esposo entre cantares,
esperado con lámparas y alcuzas.

Vendrá y será su adviento nuestro cielo,


su alegría el final e nuestra lucha;

y si aún el rebelde se resiste


se hará infierno la cólera absoluta.

Oh Cristo, que viniste y que vendrás,


Hijo eterno, Señor de gloria suma,
acoge con tu gran misericordia
y en tu venida reina con ternura. Amén.

1. 2 Trae el desierto voces de un profeta

(Adviento, Domingo II)

Trae el desierto voces de un profeta


hasta el río fecundo del bautismo:
"(Convertíos; volved de vuestras sendas,
miradlo ya venir, abrid camino!"

No doblegó su voz ante los reyes,


no pactó su mensaje con rabinos:
"(Convertíos, decid vuestros pecados,
se acerca el santo, convertíos!

Cuando venga el Señor la tierra nuestra


se llenará de paz y regocijo;
la gracia del Señor será el consuelo
y el desquite de todo lo sufrido.

Harán paces el lobo y el cordero,


los hombres poderosos con los niños;
se abrazarán las razas y familias,
porque viene a su casa el Compasivo."

Bautista, mensajero del Mesías,


Jerusalén te brinda su recinto,
dile la verdad, grita tu Noticia;
(lo estamos esperando arrepentidos!

(Honor a ti, Jesús, siempre esperado,


y más gozado cuanto más creído;
ven, santo cual el Padre y el Espíritu,

ven por amor desde el hogar divino! Amén.

1. 3 Alégrate, Sión entristecida,

(Adviento, Domingo III)

Alégrate, Sión entristecida,


que ya se fue la pena, ya no existe;
la vieja historia atrás queda vencida
y se hace carne la promesa firme.

Mendigo del camino, ciego y solo,


confidente de sombras donde vives,
cierra la mano y abre la mirada,
tuyo es el Sol que viene, mira y ríe.

Sordos y mudos, hombres sin palabras,


marginados por fuerza del convite,
escuchad el rumor del que se acerca,
quede suelta al lengua, bendecidle.

Algo pasa en la tierra, que se siente,


el hombre se alboroza en sus raíces.
(Vendrá! (Ya llega intrépido y hermoso
el santo de prodigios invencible!

Éste es el señalado desde antiguo;


ocultaba su faz tras los que gimen,
era su gozo germen de la risa

y su espera anhelo irresistible.

(Bendito el que se acerca, deseado,


cual ninguno fuera en nuestra estirpe;
los ciegos te contemplan, rey Mesías,
y tú, Jesús, gozoso, nos recibes! Amén.

1. 4 Escucha, Casa de David:

(Adviento, Domingo IV)

Escucha, Casa de David:


La Virgen pura se halla encinta;
Dios la acaricia y la fecunda
y la hace Madre de la vida.

La Virgen grávida nos lleva


en el secreto de su dicha;
la Virgen fiel nos abre ruta
por su obediencia de discípula.

Espera en calma la agraciada,


con ella el mundo se arrodilla;
levante el pobre la mirada,
con ella pide la venida.

Nacido en tiempos sin aurora,


el hijo espera con María.
(Oh Dios de amor, nuestra esperanza,
cambia tu espera en parusía!

(A ti, Jesús, Hijo esperado,


aparecido en nuestros días,
con santo júbilo cantamos!
(Ven en tu reino, ven de prisa! Amén.

1. 5 En el principio de todo

En el principio de todo
cuando la tierra no era,
era en el seno del Padre
la Palabra verdadera.

Y dijo Dios poderoso,


amando, palabras ciertas,
y fue la luz y fue el hombre,
y en el hombre era su huella.

Vino la Nube al desierto,


se hizo la voz al Profeta;
pregunta si un pueblo tuvo
sus dioses nunca tan cerca.

Pero la Voz amorosa


se ha hecho carne concreta,
y entre nosotros el Verbo
hoy ha clavado su tienda.

Hoy nace humana la Gloria,


cobijada en una cueva;
hoy pisa historia sangrienta
la paz que del cielo llega.

Da fruto la rama virgen,


María de gracia llena;
ungidos del ser divino
por ella los hombres quedan.

Adoremos, alabemos
la ternura y la grandeza.
¡Gloria a ti, dios encarnado,
gloria a Dios, paz en la tierra! Amén.

1. 6 Oh Padre, cuyo nombre santo

II. Padre
(Para la medianoche)

Oh Padre, cuyo nombre santo


es ser y vida en nuestro pecho,
para cantar el divino Nacimiento
hoy con el Hijo volvemos a tu seno.

Oh Padre nuestro de los cielos,


delicia toda de tu Verbo;
hoy has llegado a tus hijos peregrinos,
Padre de amor, Padre nuestro verdadero.
Oh Padre, casa de plegaria.
reposo y paz de los deseos,
todo comienza si empiezas a pensarlo,
todo fenece si dejas de quererlo.

Oh Padre, nace el Unigénito,


primer y eterno pensamiento;
si no engendraras al siempre deseado,
fueras tú Padre sin vida, siempre muerto.

Oh Padre, cuna de la tierra,


escucha, mira, Padre bueno;
todos te anhelan, te buscan, ya encontrados,
porque llevamos el germen de tu Verbo.

Oh Padre, gracia, lumbre, gloria,


de ti y del Hijo espira el Beso,
oh Trinidad, oh destino para siempre,
oh Jesucristo, nacido en nuestro suelo. Amén. II. Padre
(Para la medianoche)

Oh Padre, cuyo nombre santo


es ser y vida en nuestro pecho,
para cantar el divino Nacimiento
hoy con el Hijo volvemos a tu seno.

Oh Padre nuestro de los cielos,


delicia toda de tu Verbo;
hoy has llegado a tus hijos peregrinos,
Padre de amor, Padre nuestro verdadero.

Oh Padre, casa de plegaria.


reposo y paz de los deseos,
todo comienza si empiezas a pensarlo,
todo fenece si dejas de quererlo.

Oh Padre, nace el Unigénito,


primer y eterno pensamiento;
si no engendraras al siempre deseado,
fueras tú Padre sin vida, siempre muerto.

Oh Padre, cuna de la tierra,


escucha, mira, Padre bueno;
todos te anhelan, te buscan, ya encontrados,
porque llevamos el germen de tu Verbo.

Oh Padre, gracia, lumbre, gloria,


de ti y del Hijo espira el Beso,
oh Trinidad, oh destino para siempre,
oh Jesucristo, nacido en nuestro suelo. Amén.

1. 7 De los collados eternos

III. Esposo
(Para los Laudes matinales)

De los collados eternos


llega, radiante, el Esposo;
bello cual rocío, bello,
cual rocío luminoso;
antes del alba engendrado,
hoy muestra su santo rostro.

Ya ha entrado en la casa virgen


el Emanuel silencioso;
la vida le da María
y el resplandor de los ojos;
ya tiene el Esposo nombre
para el amor y el coloquio.

Vedle venido del Padre,


contempladle todo hermoso,
Esposo de pecadores,
hombre sin mancha de lodo,
el Hijo que diviniza
al contacto de su gozo.

Mirad la sala nupcial:


tullidos, ciegos y sordos,
y él entra vivificante
y basta su cuerpo solo;
la criatura es esposa
de Dios en cuerpo amoroso.

¡Honor al Hijo del Rey


con los cánticos sonoros!
¡Oh Cristpo, talle divino
con gemido doloroso,
alegres te bendecimos,
deseado, bello Esposo! Amén.

1. 8 De Dios nace la Gloria y a Dios vuelve

IV. Gloria
(Segundas Vísperas de Navidad)
De Dios nace la Gloria y a Dios vuelve
y en el Hijo nacido está abrasando;
(oh mundo de dolor, bañado en fue¬go,
exulta y goza, limpio de pecado!

Gimes, lloras cual lloran los na¬cidos,


pero en el cielo, ¡oh Niño!, estás reinando,
y sin alzar la mano creadora
por tu poder el orbe va girando.

Dios y el hombre se juntan en tus venas,


un solo corazón y tierno abrazo;
las pajas nos anuncian las espinas,
y la estrella, la luz tras el Calvario.

Esa vida que surge en oleada


desde tus ojos seca nuestro llanto;
los videntes de Dios, a ti inclinados,
a ti, Inmortal amado, te adoramos.

Hoy es fiesta celeste y fiesta nuestra


por el Verbo Emanuel, Dios humanado;
la tierra se ha hecho cielo, Dios la habita
y el cielo se abre al Hijo y los hermanos.

Inunde la alabanza y la alegría


el misterio divino que cantamos:
(oh Cristo todo santo, bien perfecto,
eternamente seas alabado! Amén.

1. 9 Nadie lo puede decir

Nadie lo puede decir,


y tenemos que decirlo:
Fuera de casa y poblado
en un pesebre ha nacido.
Y era Dios entre nosotros
el Niño que así ha venido.

Nadie lo puede pensar


estando en su sano juicio:
con la sangre de mis venas,
con mis risas y gemidos,
Dios ha querido formar
el corazón de su Hijo.

Nadie lo puede aceptar


si no acepta este prodigio:
que una mujer pobrecilla
en su vientre ha concebido
y sin dejar de ser virgen
la Madre de Dios ha sido.

Nadie se puede atrever


si él no se hubiera atrevido:
con besos de nuestros labios
le damos a Dios cariño;
que primero en nuestra carne
él nos dio su amor divino.

Nadie se puede ausentar


por verse pobre e indigno,
que fueron de los pastores
los primeros villancicos:
(Gloria a Dios en las alturas,
paz al mundo bien querido! Amén.

10 Te diré mi amor, Rey mío,

Te diré mi amor, Rey mío,


en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.

Te diré mi amor, Rey mío,


con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.

Te diré mi amor, Rey mío,


adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizás con gotas de sangre.

Te diré mi amor, Rey mío,


con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.

Te diré mi amor, Rey mío,


con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.

Te diré mi amor, Rey mío,


¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro Valle! Amén.

1. 11 Brotó de ti la gracia y nuestra vida,

Brotó de ti la gracia y nuestra vida,


oh Virgen, manantial de toda dicha,
cuando igual que la madre primeriza
fuiste madre con gritos de alegría.

Vinieron a la cuna con espadas,


quisieron al amor matar con armas;
¡Madre, basta de sangre derramada,
muera en Belén el odio y la venganza!

Huyes salvando al Hijo fugitivo


y un pueblo de paganos brinda asilo;
¡míranos juntos, Madre de oprimidos,
somos todos los pobres del exilio!

Mujer de aldea y Madre de los hombres,


mujer de grandes gozos y dolores,
¡cómo esperan de ti los corazones,
porque eres la más pobre de los pobres!

El Rey de paz te acoge, en ti se goza,


y en tu virginidad sella su gloria;
¡cante el mundo y la Iglesia deseosa
al Señor que de gracia te corona! Amén.

1. 12. Hoy se han rasgado los cielos

Hoy se han rasgado los cielos, Is 63,19


y del regazo divino Jn 1,16
al regazo de una Virgen Lc 1,31
el Señor ha descendido.

Hoy María deposita


sobre las pajas al Hijo, Lc 2,7
y entrega la Vida al mundo, Jn 14,6
que estaba de muerte herido. Rm 5,12

Eva se viste de gloria, Gn 3,15


exulta en el paraíso; Bar 5,1
hoy el Árbol de la vida Gn 2,9
ha dado el fruto benito. Lc 2,42
Y los ojos de Abraham
se alumbran porque lo han visto; Jn 8,56
Dios se goza en Isaac, Gn 21,6
el hijo de sus cariños. Mt 3,17

De las humildes aldeas Lc 2,8


acuden los pastorcillos,
corren con alas de amor, Ct 1,4
se postran como sencillos. Mt 2,11

El Espíritu, que es fuego, Ex 19,18


en Belén está encendido; Mt 2,2
el Espíritu, que es ósculo, Jn 20,22
a la Esposa ha enternecido. Cristo 1,2

¡Gloria a Jesús, el que es, Ex 3,14


el que era en el principio, Ap 1,8
el que ha posado su planta
para hacer nuestro camino! Amén. Lc 24,15

1. 13 El Verbo Santo es mecido

El Verbo Santo es mecido


en los brazos de una Virgen;
el Creador se hace niño
y al par de nosotros gime.
Oh Salvador encarnado,
que entre los hombres pervives,
quiero adorarte en los hombres
y entre los hombres servirte.

El Verbo Santo ha callado


con mis risas y gemidos
Dios sin saber de nuestros crímenes,
y el corazón de la madre
su amor en silencio dice.
Oh Dios misericordioso,
defensor de los humildes,
enséñanos tu silencio
y tu espera incomprensible.

El Verbo Santo ha llegado


a librar nuestros confines,
y en encerrado en una cuna
el Verbo de Dios es libre.
Oh, rompe las ataduras
de los engaños sutiles;
danos la paz que prometes
tú que la hiciste posible.

Gentes de nuestros dolores


y de sangrientos países,
a Dios venido a la tierra
salgamos a recibirle.
Te cantamos, Santo hermano,
a Ti con rostros felices:
¡Gloria en el seno del Padre
y en los brazos de la Virgen! Amén.

1. 14 Misterio de carne nuestra,

Misterio de carne nuestra,


¡misterio!,
palabras de Aquel que sabe
más allá de las palabras,
palabras juntadas todas
en la Palabra encarnada,
¡Palabra!

Está gimiendo en el heno,


¡gimiendo!,
el amoroso Dios nuestro,
que si por fuerza sufriera,
dejara de ser quien es,
Señor de cielos y tierra,
¡Dios nuestros!

Ternura toda del cielo,


¡ternura!,
caricia de amor divino,
ternura de piel humana:
por siempre dios el esposo
de una esposa perdonada,
¡por siempre!

Llegaos, hombres errantes,


¡llegaos!:
un Niño mendigo y rico
trae el abrazo de paz;
al odio le ha dado muerte
con armas de caridad,
¡un Niño!

Francisco lo está adorando,


¡Francisco!;
en Greccio exulta de amor
por el nombre de Jesús,
porque si Dios ha nacido
es segura la salud,
¡en Greccio!

Bendito el Hijo de Dios,


¡bendito!
¡Oh gloria eterna del Padre,
oh regalo del Espíritu,
Jesús de santa María,
gozo del orbe y los siglos!
¡bendito!
Amén.

1. 15 El hondo corazón, hondo desierto,

(Domingo I de Cuaresma, 1)

El hondo corazón, hondo desierto,


te siente transitar, Jesús amable;
has puesto tu morada allí, Señor,
donde tú mismo hallabas a tu Padre.

Asciende de tu pecho el santo ayuno,


gustando de otro pan que Dios reparte;
se escucha dentro, a solas, un coloquio
que vives en secreto invulnerable.

Prolongas tus vigilias luminosas,


mirando la Verdad de las verdades;
y el mundo está empezando en ti, Profeta,
el único que sabes el mensaje.

Los hombres, tus hermanos, te rodean,


pecadores, mas sangre de tu sangre;
por nosotros suplicas, Primogénito,
y por nosotros entras en combate.

(Porque eres Vencedor, a ti la gloria,


oh Valiente en la guerra que deshaces;
porque eres Vencedor, hoy con los ángeles,
te servimos, Humano y Adorable! Amén

1. 16 Acecha el Tentador y se desliza

(Domingo I de Cuaresma, 2)
Acecha el Tentador y se desliza
con la divina voz de la Escritura;
invita dulcemente el mentiroso,
obras del cielo son las que susurra.

"Si eres hijo de Dios, aquí se vea,


llámale al pan y el pan viene en tu ayuda,
¬dile al reino y poder, dile a la fama
que son vasallos de la fama tuya.

Tuya y mía la fuerza por mitades,


en juego de reveses y fortuna;
mas cede al fin y adora, que eres hombre
y mi dominio está en la creatura".

(Oh Dios humano, calle toda lengua,


al verte descender desde la altura,
y bajar por amor de quien buscabas
a ser tentado por la bestia impura!

(Oh Jesús Vencedor, que nos enseñas


el desierto, el combate con la escucha,
libres de engaño de la fiera inmunda!
nútrenos de tu boca y de tu Espíritu,

Te adoramos, postrados y amorosos,


Cristo que llevas nuestra vestidura;
junto a ti, con los ángeles unidos,
cantamos la victoria que perdura. Amén

1. 17 Aquel hombre que asciende a la montaña

(Domingo II de Cuaresma, 1)

Aquel hombre que asciende a la montaña


a Dios está anhelando con sed viva;
pierde su corazón allá en la fuente
donde el dolor se pierde y pacifica,
y el donde el Padre engendra al Hijo ama¬do
con el Amor que de su pecho espira.

Aquel hombre de rostro penetrante


sobre su sangre y éxodo medita;
una luz desde dentro se abre paso,
la hermosa faz más limpia que el sol brilla,
porque es el bello rostro de Jesús,
cuyos ojos los ángeles ansían.

Es el Hijo en la Nube del Espíritu,

el Amado nacido antes del día;


el Padre lo pronuncia con ternura,
con la voz de sus labios lo acaricia;
los testigos videntes de la Gloria
ebrios de amor lo adoran y se inclinan.

Pasó el fuego encendido en la montaña


y otra vez susurró la suave brisa;
y era él, ya no más transfigurado,
Jesús de Nazaret, el de María;
mas para aquel que vio la faz divina,
sin destellos la faz será la misma.

Jesús de la montaña y de la alianza


presente con gloriosa cercanía,
en el fuego sagrado de la fe
te adoramos, oh luz no consumida;
traspasa tu blancura incandescente
a tu esposa que en ti se glorifica. Amén

1. 18 Llega el Reino de Dios en ese rostro

(Domingo II de Cuaresma, 2)

Llega el Reino de Dios en ese rostro


que es imagen impalpable de la Esencia,
y de la ruta humana fatigosa
el remate feliz, la paz perfecta.

Viene la Parusía cuando brillas


y el más allá se alcanza en tu presencia,
que al tiempo eres origen y principio,
Dios de Dios, Luz de Luz, Alfa y Omega.

(Qué bien aquí, eternamente aquí,


contigo que eres Dios y tienes tienda
que hemos de hacer nosotros para ti,
aquí para gozar tu gloria eterna!

(Oh Luz anunciadora del secreto,


oh Viviente inmortal que te revelas,
oh deseado cuerpo de mi Dios!,
Pedro, Santiago y Juan de ti destellan.
A nadie lo digáis hasta el momento,
dejad que el Hijo como siervo muera,
y aguardad que, ya llega, ya ha estallado
la gloria que desea quien espera.

Jesús transfigurado y verdade¬ro,


saciado de dolor y de belleza,
(te bendecimos, santo, santo, santo,
y te cantamos, Dios de nuestra tierra! Amén.

1. 19 Jesús glorioso

(Semanas I y II de Pasión)

Jesús glorioso
en cruz clavado,
con grandes ojos
y abiertos brazos
miras al Padre
y al mundo amado,
Jesús eterno,
crucificado.

Jesús radiante,
tu cuerpo blanco
baja al abismo,
lleva a los santos;
y al cielo subes,
resucitado,
tuyos los ángeles
sirven su canto.

La Virgen santa
y el bienamado
a tu derecha
se han cobijado;
el agua y sangre
de tu costado

riegan el cuerpo
sacramentado.

La Magdalena,
la de Santiago,
el centurión
y el siervo sano
son los testigos
del gran milagro:
el universo
santificado.

Desde el madero
con rostro blando
como a Francisco
sigues hablando:
"Mira mi cuerpo
vivo y llagado,
mira mi Iglesia
que está sangrando".

Jesús viviente,
Dios humanado,
con mis estigmas
muerto y alzado,
tú de la Iglesia
el deseado,
seas por siempre
glorificado. Amén.

2.1 Al fin será la paz y la corona,

Al fin será la paz y la corona,


los vítores, las palmas sacudidas,
y un aleluya inmenso como el cielo
para cantar la gloria del Mesías.

Será el estrecho abrazo de los hombres,


sin muerte, sin pecado, sin envidia;
será el amor perfecto del encuentro,
será como quien llora de alegría.

Porque hoy remonta el vuelo el sepulta¬do


y va por el sendero de la vida
a saciarse de gozo junto al Padre
y a preparar la mesa de familia.

Se fue, pero volvía, se mostraba,


lo abrazaban, hablaba, compartía;
y escondido la Iglesia lo contempla,
lo adora más presente todavía.

Hundimos en sus ojos la mirada,


y ya es nuestra su historia que principia,
nuestros son los laureles de su frente,
aunque un día le dimos las espinas.
Que el tiempo y el espacio limitados
sumisos al Espíritu se rindan,
y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quien gozoso el mundo glorifica. Amén.

2.3 No se apagó tu recuerdo

No se apagó tu recuerdo
perdido en la sepultura,
no te fuiste sin retorno,
muerto, por la senda oscura.

El manto de muchos siglos


no ha velado tu figura,
el olvido de los hombres
no ha olvidado tu hermosura.

Eres con ojos eternos


vida y sol desde la altura;
tu rostro cubre la tierra,
es paz en la guerra dura.

Eres presencia y banquete,


amor que por siempre dura,
eres lo que el hombre ansía,
Jesús de mi raza pura.

Oh Viviente de los mundos,


métenos por la hendidura
de la casa de tu pecho,
cielo de tus criaturas.

Oh Cristo, Flor de la tierra,


rocío, gracia, ternura,
con cantos te bendecimos,
danos la gloria futura. Amén.

2. 5 Retorna victorioso,

Retorna victorioso
(Ascensión del Señor)

Retorna victorioso,
la Cruz en mano enhiesta, como un cetro,
como llave de entrada al paraíso;
y a su lado retornan los cautivos
vuelto en gozo las lágrimas y el due¬lo:
(Jesús entra en el cielo!

Vuelve el Esposo santo;


el Hijo más hermoso de la tierra
regresa coronado de su viaje;
y envuelta en su hermosura y su ropaje,
con él la Esposa henchida de belleza:
(Jesús entra en el cielo!

Mirad al Buen Pastor,


y tras sus huellas ved a su rebaño
que él conduce al frescor de aguas tranqui¬las;
Jesús, el Compasivo, él nos guía,
y el Pastor se nos brinda en dulce pasto:
(Jesús entra en el cielo!

Mirad a la esperanza,
porque ha quedado el áncora clavada;
si la tormenta agita el oleaje
no se agite la fe del navegante,

que en la ribera Cristo nos amarra:


(Jesús entra en el cielo!

Y el Padre goza y goza


porque goza el Hijo en el regazo
al retorno triunfal de la pelea;
goce la Iglesia, goce en su Cabeza,
y alabe por los siglos al Amado:
(Jesús entra en el cielo! Amén.

Miranda de Arga, domingo de la Ascensión del Señor, 7 mayo 1978

2. 6 Cuanto la lengua a proferir no alcan¬za

Cuanto la lengua a proferir no alcan¬za


tu cuerpo nos lo dice, (oh Traspasa¬do!
Tu carne santa es luz de las estrellas,
victoria de los hombres, fuego y brisa,
y fuente bautismal, (oh Jesucristo!

Cuanto el amor humano sueña y quiere,


en tu pecho, en tu médula, en tus llagas
vivo está, (oh Jesús glorificado!
En ti, Dios fuerte, Hijo primogénito,
callando, el corazón lo gusta y siente.

Lo que fue, lo que existe, lo que viene,


lo que en el Padre es vida incorrupti¬ble,
tu cuerpo lo ha heredado y nos lo entrega.
Tú nos haces presente la esperanza,
tú que eres nuestro hermano para siempre.

Contigo sube el mundo cuando subes,

y al son de tu alegría matutina


nos alzamos los muertos de las tum¬bas;
salvados respiramos vida pura,
bebiendo de tus labios el Espíritu.

Cautivos de tu vuelo y exaltados


contigo hasta la diestra poderosa,
al Padre y al Espíritu alabamos;
como espigas que doblan la cabeza
los hijos de la Iglesia te adoramos. Amén

2. 7 El agua pura, don de la mañana,

El agua pura, don de la mañana,


da a los ojos el brillo de la vida,
y el alma se despierta cuando escucha
que el ángel dice: "(Cristo resucita!"

(Cómo quieren las venas de mi cuer¬po


ser música, ser cuerdas de la lira,
y cantar, salmodiar como los pájaros,
en esta Pascua santa la alegría!

Despierta la ciudad trabajadora,


se llena de motores y de prisas;
aquí nos llega el ruido acelerado
que quiere ser liturgia matutina.

Mirad cuál surge Cristo transparente:


en medio de los hombres se perfila
su cuerpo humano, cuerpo del amigo
deseado, serena compañía.

El que quiera palparlo aquí se acer¬que,


entre con fe en el Hombre que huma¬niza,
derrame su dolor y su quebranto,
dé riendas al amor, su gozo diga.

A ti, Jesús ungido, te ensalzamos,


a ti, nuestro Señor, que depositas
tu santo y bello cuerpo en este mun¬do,
como en el campo se echa la semilla. Amén.

2. 8 Secreta historia del cielo,

(Pentecostés, 1)

Secreta historia del cielo,


eco de amor infinito,
Espíritu deseado,
ardiente beso divino.

El día que fue primero


cuando este mundo se hizo,
eras el amor nupcial,
ave que calienta el nido.

El día de la hermosura,
brillando el rostro de Cristo,
fuiste en sus cálidos labios
soplo y perdón desprendidos.

El día de la Promesa
cuando oraban reunidos
fuiste huracán de la Iglesia,
fuego y unción derretidos.

Espíritu de deleites,
Dios nuestro desconocido,
fuerza y paz, silencio y voz,
Defensor nunca vencido.

Espíritu de carismas,
lluvia de abundantes ríos,
con tu vigor que nos unge,

Dios santo te bendecimos.


Amén. Aleluya.

2. 9 Jesús se quedó dormido,

Jesús se quedó dormido,


suave la muerte en sus labios;
la cabeza coronada
rendida sobre el costado,
y abierto el río fecundo
del corazón traspasado.
Dormido en la paz del Padre,
de sus fuerzas despojado;
dormido por aquel cáliz,
droga de amor que ha apurado;
dormido para su Esposa
nacida de su costado.

Y en la madrugada pura
quien dormía ha despertado.
Fresco de vida infinita
y muerto para el pecado.
Adán empieza a vivir
en cuerpo resucitado.

Lo siente la Iglesia y lo ama,


oye su voz y los pasos;
siente su aliento divino
en el aire perfumado,
y en un abrazo lo tiene
la Esposa al Esposo amado,

(Salve, Jesús vencedor,


Santo de Dios todo Santo,
gloria y lumbre, mundo y cielo,
misterio manifestado,
Hombre bueno de los hombres,
Dios del hombre enamorado! Amén.

2. 14 Vence, Creador invicto ,

Vence, Creador invicto ,


que en tu pensamiento llevas
al primer formado Adán
y al postrer humano de la historia.

Vive para siempre, Vida,


(oh belleza en alma y cuerpo!,
que eres el perfecto amor,
senda sin error de caminantes.

Sé quién eres, Hijo eterno,


hombre entero de los hombres,
Hijo experto de dolores,
Dios de Dios, Señor que fuiste siervo.

Goza, fulge en tu hermosura,


ebrio ya de toda dicha,
tú que bebiste mi copa,
cáliz de mi crimen y amargura.

Lumbre para siempre a ti,


fuego en el seno divino,
oh Jesús, dulce victoria,
Bienamado al Padre retornado. Amén.

2. 15 Es la roca manantial

Es la roca manantial
tu pecho, fontana pura,
río del río de Dios,
destilas por la hendidura
sangre virgen, agua limpia,
dulzura de la dulzura.

Desde esa fontana nace


el cielo, la Pascua tuya;
el cielo es tu cuerpo vivo,
carne y luz de la hermosura,
hogar para siempre estar,
amor que mi fe disfruta.

(Oh cuál quisiera, paloma,


libre soltarme a la altura,
y por tu peña horadada
hallar la casa segura,
y habitar donde el Amor
fue más fuerte que la tumba!

El gorrión de alegre vuelo


y la golondrina oscura
en nuestros techos hallaron
cálida casa a sus plumas:
así, Señor, tus altares,
tu cuerpo, amorosa cuna.

Fuiste rociado de nardo


antes de la sepultura,
cuerpo adorable -(Jesús!-,
cuerpo de vida incorrupta,
ara del culto celeste,
ribera de nuestra ruta.

Oh cuerpo divino, alzado,


inmortal fruta madura,
seas glorioso y bendito,
radiante de tu blancura,
antes del alba engendrado
y hoy coronado en la lucha! Amén.

2. 20 Amado del Señor y de los hombres,

Amado del Señor y de los hombres,


Padre bendito dicen nuestros labios,
guía de Europa, quieto misionero
con la cruz, con el libro y el arado.

Era al sacra Página tu aliento,


tu amoroso pensar, el pan rumiado;
del corazón silente la plegaria,
y con los hombres diálogo callado.

Era el trabajo orado de la tierra


el cimiento de pueblos soberanos,
salud del alma, fuero de ciudades
junto al empeño de la docta mano.

Y al comunidad era la dicha,


el encuentro pascual de los hermanos,
la gente del silencio y la faena
que al divino servicio van cantando.

Surge Benito, surge la alabanza,

el hombre aprende y queda contemplando;


Dios es nuestro Señor, nosotros siervos
y es nuestro honor ser dignos de alabarlo.

(Oh Padre de Jesús y Padre nuestro,


origen del Amor y del Amado,
hoy nosotros aquí te bendecimos,
anhelando tu Reino consumado! Amén.

6. 22 La casa de los amigos

La casa de los amigos


se ha llenado de perfume
en la cena de Betania
mientras la tarde se hunde.
Es Marta el amor que sirve,
María el amor que unge.
Lázaro viviente dice
que en Cristo el hombre resurge.
Aquí se alivia el cansancio,
gustando amistad tan dulce;
aquí en la casa entrañable
tiene Jesús cena y lumbre.
En coloquios familiares
cuando se extinguen las luces
el Maestro confidente
su corazón les descubre.

Esta oración es Betania


y tú, Señor, nos reúnes;
en el misterio del Padre
contigo nos introduces.
Queden amando en silencio
los corazones, y escuchen:
tú eres el rumor divino
que se percibe en las cumbres.

Mira tocando tus plantas


los corazones que bullen,
para verterte el amor
hecho fragante perfume.
Ahora que ya anochece
apaga las inquietudes,
oh Cristo, con la dulzura
que tu paz divina infunde.

Miranda de Arga, 22 octubre 1976

6. 22 La casa de los amigos

La casa de los amigos


se ha llenado de perfume
en la cena de Betania
mientras la tarde se hunde.
Es Marta el amor que sirve,
María el amor que unge.
Lázaro viviente dice
que en Cristo el hombre resurge.

Aquí se alivia el cansancio,


gustando amistad tan dulce;
aquí en la casa entrañable
tiene Jesús cena y lumbre.
En coloquios familiares
cuando se extinguen las luces
el Maestro confidente
su corazón les descubre.

Esta oración es Betania


y tú, Señor, nos reúnes;
en el misterio del Padre
contigo nos introduces.
Queden amando en silencio
los corazones, y escuchen:
tú eres el rumor divino
que se percibe en las cumbres.

Mira tocando tus plantas


los corazones que bullen,
para verterte el amor
hecho fragante perfume.
Ahora que ya anochece
apaga las inquietudes,
oh Cristo, con la dulzura
que tu paz divina infunde.

Miranda de Arga, 22 octubre 1976

2. 23 Humilde Virgen de las vegas,

Humilde Virgen de las vegas,


María, Reina de los ángeles,
son tus caminos en al tierra
huellas de amor, pasos de madre.

Estás allí donde tus hijos,


donde una mano suplicante
prende el aceite de la lámpara,
(oh siempre fiel!, para mirarte.

A tu capilla de los campos


llega el labriego jadeante;
pide perdón el Pobrecillo
y alcanza rosas celestiales.

Aquí se arriman los hermanos


con preces, penas y cantares,
a ti, porción de los menores,
que en los pequeñso te complaces.

Hijos de paz junto a tus plantas


de Asís al ancho mundo salen,
y con cristiana cortesía
cantan la paz como juglares.

Por ti, María, toda pura,


aroma y gracia en nuestra carne,
vuelva a Jesús nuestra alabanza
con la liturgia de los ángeles. Amén.

2. 23 Nada posee Clara,

Nada posee Clara,


nada le pertenece;
como lirio del huerto
libre respira y crece.

Nada coge en su mano,


nada que aquí fenece;
pobre en la Cruz se abraza
con Cristo que padece.

Nada de lo que fluye


su párpado estremece;
Clara mira y escucha
al Verbo que acontece.

***

Nada nos espantaba,


nada nos detenía;
éramos cual guerreros
en batalla bravía.

Amador más amante,


más audaz en porfía
entre amadores no era;
nada nos reprimía.

Nada apagaba el fuego,


nada resplandecía
más claro que el amante;
nada nos contenía.

***

Clara virgen amable,


esposa enamorada,
dulce nos es tu nombre,
muy suave tu fragancia.

El gozo de la Cruz
danos, benigna hermana,
danos tu amor castísimo
y la pobreza santa.

Gloria al Hijo doliente


en la Cruz levantada,
gloria a Jesús excelso
en la paz de la patria. Amén.

2. 24 Es la esposa del Rey la virgen Clara,

Es la esposa del Rey la virgen Clara,


virgen y esposa cual la Iglesia santa,
para el divino Amor su sueño es vela
y canto el despertar antes del alba.

Ni muro ni castillo aquel recinto


que en caridad congrega a las hermanas;
es San Damián bello jardín clausura
para el coloquio santo de la amada.

Allí palpita el mundo doloroso


en el cuerpo de Clara y su plegaria;
junto al altar, junto a al cruz es madre,
y en silencio engendra, gime, abraza.

Pobre de corazón, como en Belén


nuestro Señor nacido en unas pajas,
pobre como en la Cruz el Dios altísimo
que se nos da sin retenerse nada.

Hermana de los ángeles contempla


al Vencedor con cara iluminada,
y ene l destierro clama peregrina:
Tráeme al olor de tu fragancia.

Que Cristo se levante, inmenso, santo,


que derrame la luz de su mirada:
(la Iglesia te bendice, Bienamado,
y en ti se goza con la virgen Clara! Amén.

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