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Literatura Norteamericana

Teórico N° 12

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Docente: Rolando Costa Picazo
Teórico: N° 12 – 21 de mayo de 2007
teorico Las alas de la paloma de Henry James

Hola, buenas tardes.


En la novela hay una referencia a un cuadro de Broncino, es un retrato, y les traje
una reproducción que aparece en la tapa de una edición de Las alas de la paloma para que
la vean. James usa mucho el arte, sobre todo el italiano, pero también el francés porque
vivió en Francia bastante tiempo y visitó el Louvre. Tengo una cita sobre el Louvre y la
disposición de los cuadros que tiene que ver mucho con la obra de James. No usa, por
ejemplo, la música. Tal vez no tenía buen oído o no conocía, pero es interesante ver cómo
los escritores se refieren o utilizan imágenes o de la pintura o de la música (James utiliza
mucho de la arquitectura) y, más adelante, del cine. En aquella época también del teatro y
de la poesía. Se puede hacer un trabajo interesante sobre eso.
Los otros días nos quedamos en la referencia a esa especie de epifanía que tiene
Milly, cuando reconoce su propia mortalidad como compartida con el resto de la especie
humana. Eso es importante porque ya no es una princesa, ya no es la heredera de todas las
épocas, no tiene el mundo a sus pies. Se siente igual a todas y repito esa referencia porque
me pareció interesante: “una pobre muchacha que no puede pagar su alojamiento”. Es
decir, una de ésas que vivían en Londres y alquilaban un cuarto de pensión, quizás en una
casa de familia. Londres es un infierno si se vive en ese tipo de casas; por empezar hay un
baño para todos los cuartos y sigue siendo así.
Sin embargo, hay un momento anterior a la cita que ya hicimos sobre cuándo ella
reconoce su mortalidad compartida. Es la primera vez que la encontramos y se la describe
en Suiza, está con Susan Tringham, y allí hay, en la página 143, una referencia. Ya hemos
citado de esa misma página otro pasaje donde dice que ella “Contemplaba los reinos de la
tierra” e identificamos ese eco bíblico. Ahora quiero referirme al final de esa página. Esto
se ve a través de la señorita Stringham, ahí se enfoca la inteligencia central, y dice:
“Comprendía ahora que lo importante que había traído consigo era precisamente la
convicción de que el futuro no representaba para su princesa (la epifanía es de la señorita

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Stringham, no de la chica) ninguna forma de rápida o libre liberación de la condición


humana. No se trataba para ella de saltar en el vacío, buscando una salida inmediata, sino
de recibir en pleno rostro todo el asalto de la vida, a la cual seguramente pasaba una
revista general sentada allí, en aquella roca”. Esto, en realidad, es un ejemplo de ironía
dramática porque Susan no sabe que lo que está pensando, en realidad, significa
exactamente eso que ella va a morir y esto ocurrirá antes de lo que ella se imagina.
Milly es, volviendo a la serie de imágenes, la paloma que acepta su destino
compartido con el resto de la humanidad. La otra muchacha, Kate, lleva el apellido Croy
que se emparenta con Crow que significa cuervo, corneja, ave de rapiña (es casi un
sinónimo de Raven). James es afecto a utilizar nombres y apellidos con connotaciones
temáticas o caracterológicas.
Si bien no se la puede comparar con la tía Maud Lowder que, en el libro segundo
del primer volumen, en la página 69 de nuestra edición se la compara con una leona. A esta
señora se la ha comparado con una piraña de la economía. Kate, en comparación con la tía:
“sabía perfectamente que debía ser devorada y se comparaba a sí misma con un capricho
medroso al que se salvaguardaba durante un día o dos hasta que le tocaba el turno, pero
que estaba segura de que tarde o temprano sería introducida en la jaula de la leona [que
es su tía, la cual dispondrá de su futuro como quiere]”. Dice seis renglones después: “La
leona esperaba, o por lo menos así le parecía al cabrito. Había advertido la proximidad de
un bocado”, etc.
Enfatizando el parecido con el cuervo, siete u ocho renglones más abajo hay una
referencia al pelo renegrido de su sobrina que es como el pelaje del cuervo. En otras partes
del texto se compara a Kate con aves de rapiña como el buitre y el águila en la página 103.
Dice Densher: “Hablas de ella como si fuese un buitre. Llámala mejor un águila, con un
rico dorado también y enormes alas para largo vuelo”. Pero éstas no son las alas de la
paloma. También se la describe como una pantera. Es decir, animales depredadores. Ésa
referencia está en la página 261: “Milly trató de sentirse divertida para evitar que la
invadiese el temor. Al día siguiente habría de recordar, reuniendo los fragmentos en el
amanecer, que se había sentido a solas con un ser que iba y venía como una pantera”. Esa
misma página, en el último párrafo, se vuelve a insistir sobre la idea de la paloma y Kate le

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dice “porque eres una paloma, una paloma y una princesa”. Ésas son las referencias típicas
con respecto a Milly.
Milly llega a Londres y al ambiente de Lancaster Gate totalmente ignorante de lo
que le va a pasar y conoce a Kate. La ve hermosa y le llama la atención, pero nota de
inmediato que hay una diferencia radical entre ambas que, al principio, no percibe y no se
da cuenta en qué consiste. Hay una cena que ofrece la señora Lawder para Milly y su tía a
la que asiste Lord Mark, este noble a quien la señora Lowder quiere como pretendiente para
su sobrina porque es un noble. Mientras conversan Lord Mark y Milly, ella piensa (página
165) que: “quizás él podía enseñarle por qué Kate Croy era tan distinta de ella, aunque
ella no la conocía y sólo podía intuir la diferencia o, en todo caso, podía aprender de él
por qué ella era tan distinta de Kate Croy”. Nota que Kate tiene cierta sofisticación, tiene
algo que ella no tiene.
Para el fin de la escena, ella ha estado mirando todo el tiempo a Kate mientras
conversaba con Lord Mark, ya ha llegado a una conclusión. La diferencia es que ella es una
persona simple y sencilla mientras que Kate es compleja. Tiene ciertas profundidades de las
que ella carece. Esto está en la página 174, en el capítulo VII: “-¿Por qué no habría de
tenerla? –preguntó Milly. No protestó sin embargo por dicha observación, preocupada
como estaba en contemplar otras cosas. La único que había conseguido desconcertarlo a
Lord Mark era aquella hermosa joven, Kate Croy, de su propia especie y categoría social.
En cambio se sentía completamente seguro [Lord Mark] de aquella pequeña
norteamericana (porque era simple), de barato exotismo”.
Ese habitual desprecio del europeo por el americano es marcado y James lo
preserva, sobre todo en “Daisy Miller”, donde es el tema central. Para su fase final ha
vivido tanto tiempo en Europa que no enfatiza tanto esa diferencia, pero siempre está ahí
como parte del tema internacional. Sigo: “importada casi al por mayor y cuyo ámbito
natural, con sus condiciones de clima, de producción y de cultivo, con su inmensa
profusión aunque con pocas variedades y escaso desarrollo, no le deparaba ninguna
inquietud. Lo extraordinario era que Milly entendiera esta seguridad”.
De cualquier manera, los prejuicios acá son de Lord Mark; él es quien tiene
prejuicios sobre los estadounidenses. No ha estado nunca en Estados Unidos y eso es parte
de su prejuicio. Milly luego se da cuenta, estoy citando de algún lado, de un gran talento

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para la vida. Es una persona que sabe lo que quiere y tiene las armas para conseguirlo. Si
vamos a la página 180, ella todavía no sabe nada acerca de la vida emocional de Kate. Ella
no sabe que Kate tiene novio (Densher) y no puede decir que es sexy, a James le estaba
vedado decir eso. Esa palabra no existía, por parte, pero sí existía el concepto: una
capacidad que tenía una persona para atraer a otras. Al final de la página 180 se dice: “La
más sutil intuición de Milly comunicada a Susy era que la joven Kate tenía asimismo
alguien más a quien contentar. Aunque no lo mencionaba y le parecía obvio que una
criatura como Milly la tuviese. Una criatura no, tal vez, si se quería, exactamente hecha
para inspirar pasiones [la pobre Milly] desde que esto siempre implicaba cierta tontería,
piensa Susan, si no esencialmente para ser vista”, etc.
Ésta es la situación: ella nota su diferencia con Kate y se da cuenta que Kate no
debe estar sola en la vida. Entonces qué pasa cuando se entera que Kate conoce a Densher.
El tema no se ha tocado. Densher ha conocido a Milly en Estados Unidos, en New York, ha
vuelto a Kate en Londres y no le dice que ha conocido a una muchacha llamada Milly. Por
otra parte, Milly no se lo dice a Kate y Kate jamás le menciona que ella conoce y tiene
cierta relación afectiva con alguien llamado Densher. De repente Milly vuelve a encontrar a
Densher en la casa de la Señora Lowder, en esta famosa comida, pero de nuevo Kate no le
dice nada acerca de él. Entonces qué pasa cuando ella se entera de que se conocen.
Ella Se siente celosa y no se sabe por qué. Esto aparece en la página 192: “Así
resultaba demás algo excitante saber que existía un nuevo y poderoso motivo de interés en
la hermosa joven, como aún continuaba viendo a Kate. Un motivo, y esto era lo
fundamental, que ella no podía sospechar. En las dos oportunidades siguientes en las que
pasaron dos o tres horas juntas, Milly se encontró contemplando a Kate a la luz
proyectada por la certeza de que sobre ese rostro se había posado familiarmente la mirada
de Densher y de que, a la recíproca, esos ojos habían mirado, tal vez con dulzura, el rostro
de él. Se conformó al pensar que habían mirado también a otros miles de rostros en los
cuales no había dejado ninguna huella, pero, de cualquier manera, ella siente celos”.
Justificados como sabemos.
La novela abunda en símbolos e imágenes cargados de compleja significación.
Dejamos el plano de lo que está en la novela y es completamente aparente para pasar a lo
más recóndito: el lenguaje de James que se manifiesta en una serie de referencias

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cuasimetafóricas o simbólicas. Por ejemplo, la primera vez que encontramos a Milly es en


medio del paisaje de las montañas suizas, frente a un precipicio que se abre a sus pies, y
Susan Tringham, en un momento, tiene miedo de que Milly haga la tontería de saltar. No
sabe, no hace tanto que la conoce a Milly, pero llega a la conclusión de que tiene el mundo
a sus pies, de que tiene una gran gama de posibilidades que se le abren debido a su dinero y
a su belleza. Sin embargo, la imagen del precipicio también se relaciona con la enfermedad.
Hay algo que la está esperando, que nadie sabe y que es su muerte prematura y también el
hecho de que deberá sufrir un engaño cuando descubra que la relación entre Kate y Densher
es más que una simple amistad.
En este, el sentido de la muerte, la escena del retrato del Broncino es central. Lord
Mark advierte el parecido entre Milly y la mujer del retrato que se llamaba Lucrecia
Panchiatiti y Broncino la pintó en 1540. En la novela, el cuadro pertenece a Lord Mark y
está en una de las paredes de su palacio. Él la lleva a Milly al palacio para que vea el
cuadro y el parecido. Broncino fue un retratista veneciano de la corte de los Medici. Es un
cuadro de colores brillantes que refleja a una mujer hermosa, magníficamente vestida, y la
reacción de Milly, al verse allí, de cierta manera, es emotiva. No sabe por qué (página 215):
“Sucedió. Desde el primer momento ella se encontró contemplando el misterioso retrato a
través de sus lágrimas. Tal vez fueron esas lágrimas las que hicieron que todo pareciera
tan extraño y hermoso, tan hermoso como él, Lord Mark, lo había anunciado. El rostro de
una mujer joven, magníficamente delineado, el busto ataviado también con magnificencia,
un rostro de tez muy blanca pero bello en su tristeza, coronado en una cabellera recogida
hacia atrás que debió tener antes, de que el tiempo lo desvaneciera, el mismo color que el
de Milly. La dama en cuestión, en todo caso, con sus ángulos ligeramente marcados al
estilo de Miguel Ángel, sus ojos de otro tiempo, sus labios carnosos, su cuello alargado,
sus joyas memorables, sus brocados de tonos descoloridos, había sido un personaje de
alcurnia. Sólo destilaba tristeza y ahora estaba muerta, muerta, muerta”.
Lo que ella ve es la muerte. Al verse allí, por alguna razón, intuye su muerte. Es allí
cuando decide que irá a ver al médico y le pide a Kate que la acompañe. Cuando el médico
le sugiere, tal vez, con su silencio que pasa algo, ella va y se mezcla con toda esta gente y
tiene esa epifanía en donde comparte su condición de mortal con todos los demás. En ese
momento, piensa, unos párrafos después, que tal vez no vuelva a vivir algo tan perfecto

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como ese momento de reconocimiento en que se ve a sí misma en ese cuadro de una mujer
que ya ha muerto.
Lord Mark es un personaje funcional en el sentido de que es una especie de Deus ex
machina. Éste es un personaje de la tragedia griega que descendía sobre el escenario para
sacar de dificultades o para complicar la trama. Alguien que no participaba salía del techo y
hacía esto. Es un Deus ex machina porque, por despecho, luego causará la tragedia final.
No es que él la quiera a Milly pero se da cuenta de que tiene mucho dinero y le conviene.
Es un noble pobre o, por lo menos, es pobre para vivir la vida que se quiere dar. Él le
cuenta a Milly la verdadera relación entre él y Densher. Creo que Lord Mark se relaciona
con otras alas que no son las de una paloma sino con las de un león alado, el emblema de
Marcos, el emblema de Venecia.
Milly caerá presa de la avaricia y del interés egoísta de todos los demás. En Londres
y en Lancaster Gate, una casa que es como la sinécdoque de Londres, ella se ve involucrada
en el mundo del mercado, metafóricamente hablando, donde todo tiene un precio y se tasa.
Ella oye que Mark dice en el Volumen I, capítulo 7º, página 170: “Ella recuperará su
dinero. Él pudo decir esto sin que pareciese vulgar o sucio. Y enseguida aclaró su idea al
añadir: Aquí, ¿sabe?, nadie hace nada por nada”. Todo el mundo hace algo porque espera
ganar algo, nadie hace algo por generosidad. Luego esto se lo explica Kate, su amiga:
“-Todos los que tienen algo que dar esperan recibir alguna retribución. -Es decir,
que hay explotadores y explotados. -No, todos son lo mismo”. Hay un perfecto equilibrio
entre el explotador y el explotado porque las ruedas del sistema están perfectamente
aceitadas. Esto ocurre en la página 185, del volumen I, libro IV, capítulo II.
Milly se entera de que Kate es explotada, a su vez, por su tía que la ha puesto en la
vidriera a ver quién se la lleva. Todo es duramente obvio. Página 258 y dice Kate: “¿Por
temor de que él de pronto me arrebate y salga corriendo? Oh, como no está dispuesta a
correr menos aún lo está dispuesto a arrebatar. Como acabas de decir, yo estoy realmente
sobre el mostrador, cuando no me tienen en la vidriera donde me pueden manipular
convenientemente. Es decir, comercialmente. Ésa es la esencia de mi situación y el precio
de la protección de mi tía”. La tía la protege, le da un cuarto, ella vive a lo grande allí, pero
debe retribuirle en algún momento: hay que casarse y traer dinero a la casa, la tía va a tener
que pagar una dote.

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Kate inmediatamente ve las posibilidades económicas de Milly. Se da cuenta de que


Milly le puede ser útil y se da cuenta de que Densher le gusta a Milly y viceversa, aunque a
él no de manera abierta. Ella enseguida le dice a Densher que aproveche la situación. En el
capítulo XVIII está hablando la novia con su novio. “Además ella [Milly] nos aprecia
particularmente. En especial te aprecia a ti y yo pienso, querido, que hay que saber
aprovechar eso”. Inmediatamente Kate ve la salvación para su situación. Ella quiere
terminar con Densher. Hay tantas referencias a mercado, a valor, conveniencia, soborno. El
verbo ofrecer, vender, los sustantivos dinero, mercenario, interés y otros afines. Ustedes
van a tropezar con ellos en todo el texto y el uso repetitivo de ciertos términos son
importantes para el sentido del libro que gira en torno a eso.
Ésta es la situación cuando Milly decide irse a Venecia para ver al médico y
desempeñar, finalmente, su papel de princesa. Esto no se dice pero es así. Alquila un
palacio en Venecia, el palacio de Corelli que es el palacio Barbado (está en pie
actualmente), y ella misma dice que ese palacio es el arca de su diluvio. Esto no es sólo una
cita bíblica sino que también sucede en la página 386, el capítulo XXIV. Lo que quiere
decir es que es su refugio contra la muerte. Todos los que se refugiaron en el arca, si
recuerdan, lo hicieron para salvarse del diluvio. Se dice que subsistieron y por eso estamos
aquí. Sin embargo es allí donde ella, finalmente, se deja morir porque es allí donde va Lord
Mark y le cuenta el infundio, que es real, sobre Kate y Densher. Ésta es una de las grandes
omisiones del texto, no sabemos cómo se lo dice. La visita dos veces y esto se da en la se
hunda visita, la cual no está dramatizada.
Milly sabe que despierta interés por su dinero, aunque, ahora que está enferma, se
da cuenta de que su valor ha disminuido. Se da cuenta de esto la primera vez que Lord
Mark va a visitarla. Esto se da en el capítulo XXV, página 391: “Abandonarse a su lado,
permitir que su contacto rebalsase la copa sería un alivio, ya que para sus nervios se
trataba nada más que de eso, que le importaba muy poco. Si él había venido, además, con
la intención que ella le atribuía y aún si esta intención había sido determinada,
simplemente, por el hechizo de la ocasión, Lord Mark no debía engañarse sobre su valor
porque qué valor podía tener ella ahora. Mientras permanecía allí de rodilla pareció
sacudirlo la convicción de que no tenía ninguno, aunque conteniéndose, sin decir una
palabra, trató de recuperar: todo es posible. Entonces, tuvo una revelación. ¿No estaría su

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valor, precisamente, para el hombre que se casara con ella entre los despojos de su
enfermedad? Ella, tal vez, no iba a curar pero sí su dinero”.
Ella tiene una intuición de que alguien pueda estar interesado en su muerte, de que
ella puede valer más muerta que viva para alguien, pero no se da cuenta de que esas
personas pueden ser Densher o Kate, aunque se da cuenta de que eso puede ser posible.
Densher es un hombre honesto, después de todo, y es casi un alter ego de James, en parte
por su pasividad. Se plantea si será correcto proceder de esa manera con una mujer de quien
sólo recibió bondad y dulzura. Esto es lo que creo que dice en las páginas 418 y 419 del
capítulo XXVI: “La regla general declaraba que no debía ser torpe con las personas
amables. No había recorrido todo el trayecto desde Inglaterra para conducirse como un
bruto [acá se repite la palabra bruto cuatro o cinco veces y era una palabra muy fuerte].
Este panorama tenía para él una elocuencia, una sugestión, una autoridad. Apenas sabía
qué extraño nombre darle y conscientemente, según se decía a sí mismo, no había podido
prever. Su acogida, su franqueza, su dulzura, su melancolía, su brillo y su desconcertante
poesía, como él a veces atinaba a llamarla, ser realzaban en contacto con la belleza del
marco y al mismo tiempo con la percepción”, etc. Está empezando a pensar, todavía no ha
dado el paso final y definitivo pero ya está empezando a ver qué es lo que va a pasar.
Es entonces cuando Milly ofrece una fiesta en su palacio. Si bien Kate y Densher no
hablan con Milly, la ven de lejos y la admiran. Es una visión en blanco. Ella durante todo el
libro se viste de negro, posiblemente por la muerte de su padre. No sabemos de su pasado
excepto que es la heredera porque ha quedado huérfana. Aquí se viste de blanco y Densher
piensa, en ese momento, que ella irradia (página 439) “en amplias ondas cálidas el encanto
de una beatífica y general dulzura”. Beatífica y dulzura son interesan porque connotan algo
de angelical que ella tiene. Susan, en ese momento, compara la escena de esa fiesta
magnífica que Milly da en el palacio con un cuadro de Veronese.
El cuadro de Veronese es “La boda en Canaam”, el lugar donde Jesús hace su
primer milagro (convertir el agua en vino). Tenemos una imagen pictórica con una
implicancia bíblica, esto sucede en el Evangelio según San Juan. El cuadro de Veronese
combina lo sacramental, el milagro, con una suntuosa fiesta. También allí se combina lo
sagrado con lo profano y aquí todo es profano excepto la angelical belleza y pureza de
Milly.

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James aprovecha este momento casi religioso para que Densher le prometa a Kate
hacer todo lo posible por cortejar a Milly y llegar al matrimonio. De esta manera él podrá
heredarla y muerta ella podrán casarse. Aquí sellan el negocio, de eso se trata. Es un
negocio ruin, aunque eso no se dice nunca. Recuerden el momento en que Densher la vez
con un collar de perlas y se da cuenta de que jamás podrá comprarle algo similar a Kate, a
menos que se case con Milly. Al final le pregunta qué va a hacer y ella le pide que se quede
en Venecia para cortejar a Milly, aunque ella, Kate, y su tía Maud vuelvan a Londres. Le
dice: “Sí, me quedaré. Te doy mi palabra si me juras que vendrás a mi casa [si te acuestas
conmigo]”. Ella no le contesta, gana tiempo, se ha puesto turbada y rígida y no sabe que
decir, pero él la acorrala, al final, y se ve obligada a contestar: “Haré todo lo que quieras”
el capítulo termina: con ella diciendo “-Bien, entonces comprendo. -¿Palabra de honor? –
Palabra. -¿Vendrá? –Iré”. Es el final del libro VIII.
Ya dijimos el otro día que, como es lógico en una novela de esa época y de James,
no hay una descripción del encuentro sexual entre Kate y Densher. Hay, en cambio, una
descripción de cómo se siente Densher después del acto mediante una prosa plagada de
sugerencias. Lo interesante es que la idea que le ronda a Densher, después de este
encuentro, tiene que ver con el mundo del mercado, con un insistente uso de la palabra
valor. Está en las páginas 458 y 459, en el capítulo XXIX de nuestra traducción: “Densher,
por fin, había juzgado la promesa de su amiga anticipadamente como un inestimable valor,
pero lo que no había previsto era la posesión de ese valor hasta lo último. ¿O no era más
bien ese valor el que lo poseía a él obligándolo”, etc. Quien gana aquí es Kate porque él le
ha prometido que, gracias a su entrega, él va a casarse o a cortejar a Milly.
Esto sigue en la página 459: “La cuantía del artículo que deberá proporcionarse” Y
luego dice: “La especial solidez del contrato, la manera sobre todo en que debería realizar
su parte como un servicio por el cual se le había pagado por anticipado y magníficamente
el precio debido por él”. El precio era que ella se acostara con él. Como ya lo hizo pagó su
parte del contrato, ha provisto su servicio y ahora tendrá que responder.
Sabemos que el amor es un fuerte ingrediente en las novelas de James. Está detrás
del consejo que sirve como tema a Los embajadores, donde el protagonista le dice al más
joven: “Vive todo lo que puedas, es un error no hacerlo”. El amor es un ingrediente común
en James pero no se trata necesariamente de un amor sensual, aunque existe ese amor

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físico. El amor físico está representado por Kate y su relación con Densher y es otro
aspecto más que diferencia a Kate de Milly; el hecho de que ella puede entregarse mientras
que el amor de Milly, que nunca es confesado, si existe es espiritual. Esto introduce otra
posibilidad que, creo, es la más importante para James: el poder del amor más allá de la
tumba que está ligado con el renunciamiento y el sacrificio. Lo que se sugiere es que Milly
triunfa después de muerta porque ejerce y seguirá ejerciendo su influencia sobre Densher,
lo anulará; ya Densher no podrá aceptar el dinero que Milly le deja. Eso es lo maravilloso:
Milly muere, no se casa con él, quizás ni siquiera se rocen las manos en ningún momento,
pero ella le deja una fortuna.
De regreso en Londres, ya hacia el final de la novela, Densher rememora sus
últimos días en Venecia, en la “Venecia de todo el mal” como se lee en el capítulo XXX, y
la última vez que vio a Milly que ya se ha enterado del engaño perpetrado por él y Kate y
ha vuelto la cara hacia la pared. Ella ha decidido que no quiere vivir más, ha vuelto su cara
hacia la pared. Esto es otra referencia bíblica que proviene de Isaías, capítulo XXXVIII,
versículo 2: “Luego Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor” cuando ya no quiere
vivir más. Esto se repite varias veces. Densher, en Londres, tiene una conversación con la
tía Maud y ve su propia imagen.
Esto está en la página 537, del capítulo XXXIV. “Él mismo, además, volvía ver por
momentos la escena. Veía a un joven lejano, comprometido en una inconcebible relación.
Lo veía reducido al silencio, pasivo, reteniendo su respiración, no comprendiendo más que
a medias y sin embargo oscuramente consciente de algo inmenso que trataba de no perder
a precio de penosos esfuerzos. El joven que entonces entreveía estaba demasiado distante y
era también demasiado ajeno para que fuera el mismo. Sin embargo, más tarde, Densher
reconocía su propio rostro. Recuperaba al mismo tiempo lo que el joven había sentido y
pudo darse cuenta, con el transcurso de los días, que no había olvidado nada. Allí, frente a
Miss Lawder comprendió, Miss Lawder captó lo esencial. Lo esencial era que Densher
había hallado algo tan hermoso y tan sagrado que era imposible de describirlo. Acababa
de comprender que había sido perdonado, elegido, bendecido”. Había sido tocado, se diría,
por la bondad de un ser superior y esto lo va a cambiar definitivamente.
Hubo una entrevista importante entre Densher y Milly que tiene enormes
posibilidades dramáticas, pero James la omite (en la tradición jamesiana). Quizás sea

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porque prefiere sugerir a mostrar, prefiere que el lector llene los espacios; quizás porque
siempre omite el sexo y la muerte. Quizás no quiera recargar las tintas, no quiera
dramatizar una acción horriblemente melodramática, pero la cuestión es que hay muchas
escenas omitidas, muchos datos y explicaciones ocultos, muchos no dichos. Por ejemplo,
no se dramatiza el encuentro de Milly y Densher en Estados Unidos; se conocen pero no
sabemos qué pasa. Se omite la escena de la visita de Lord Mark a Milly en la que él
siembra la intriga y le cuenta que Kate y Densher tienen una relación amorosa. Sólo
conocemos la reacción de Milly cuando Stringham le dice a Densher: “Milly ha vuelto la
cara a la pared”.
Omite todas estas escenas que podrían ser ricamente melodramáticas, pero él no
quiere eso, por más que sea una promesa segura de ventas, porque lo debió considerar feo y
vulgar. Pero, cuando pudo, supo usar su estilo, su imaginación simbólica; lo sugiere y
nosotros lo intuimos. Él descartó el Realismo de Balzac para preferir la evocación de Ibsen
o de Maeterlinck. Yo llamo a esto una técnica de “borradura escénica” que contribuye a una
curiosa sensación de ausencia y de distancia. Hay como agujeros negros en el texto, pero
todos estos rodean a la paloma y la hacen más misteriosa. No tenemos una descripción
clarísima de Milly como fuente de pureza y de bondad, pero hay una intuición, por sus
actos y por cómo es, por cómo procede que la hace connotar la inocencia y la bondad de la
paloma.
Tampoco sabemos nada acerca de su enfermedad, pero no interesa. Tal vez tisis; la
gente se moría de tuberculosis como le ocurrió a su prima, pero tampoco se muestran sus
síntomas, ella se niega a que la vean como enferma. Cuando se la ve en Venecia está de pie.
Kate, siempre tan concreta y poco delicada, en un momento dado dice “no huele a
medicamentos”. Supongo que en el siglo XIX serían muy fuertes los olores de los
medicamentos. De cualquiera manera, James la protege de toda clase de especificaciones
para conservar la imagen de un ser intocado. James renuncia a la densidad de una
caracterización o descripción realista para ahondar en el misterio. Mantiene a Milly como
un ser inescrutable, diría yo, no pasible a la clasificación y encasillamiento. Un ser
básicamente indefinido, atípico. Él no quiere, creo yo, en este momento que se le ponga la
etiqueta de una americana. Ya hemos visto que para Lord Mark lo es, pero ésa es una
apreciación de él.

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Insistiendo sobre la omisión de la enfermedad y la muerte, James pensaba que la


tarea del novelista es el acto de vivir no de morir, además le espantaba que lo relacionaran
con lo que se llamaba “La escuela de la tumba” que era muy conocida en Inglaterra y
Estados Unidos y que describía los momentos de la muerte. Poetas de cierto nivel como
Emily Dickinson no se escapan a estas escenas del lecho de muerte. Hay un capítulo muy
divertido de Huckleberry Finn donde describen a una poeta que sólo hablaba de gente
muerta o que se estaba muriendo. Tanto es así que Twain dice que primero llegaba el
médico, luego el poeta y después el sepulturero.
Volviendo a esto de Milly como americana es posible que él no quisiera insistir
sobre la cuestión de la nacionalidad. Querría conservarla como un ser misterioso, como una
princesa y una paloma; como un personaje típico de lo que hemos descripto como el
romance más que la novela. No quiere que sea un prototipo como sería vista por la
perspectiva europea característica que veían estereotipadamente a los americanos y que los
siguen viendo. Por eso James hace a Milly impredecible, misteriosa, un individuo y no un
tipo; un personaje amante de su independencia y su libertad. Milly conoce muy bien esta
tendencia europea a encasillar a los americanos como prototipos y, por otra parte, los
mismos americanos se lo buscan. Todo está recortado con una misma tijera o muchos son
así. Ella ve a una madre americana y enseguida observa que es imposible o darse cuenta.
Tiene algo que está allí y que James consideraba vulgar y le repugnaba. Él era un
americano y quizás no lo quería ser.
Cuando ella va a la National Gallery se divierte reconociendo a sus connacionales.
Está en la página 267, capítulo XVI: “Las conocía a las tres en forma genérica como un
colegial copiando de sus ayudas memorias colocados sobre las rodillas. Habría podido
contestar en clase. Se sentía también como un colegial bastante culpable y se preguntaba si
tenía derecho de poseer, de disponer, de aquellos otros que no la habrían provocado
voluntariamente. Hubiera podido decir dónde y cómo vivían, si sólo el lugar y la forma de
vivir hubieran sido susceptible de alguna certeza. Milly se asomó tiernamente en su
imaginación sobre Mister Fulano, marital y paternal, constantemente mencionado [la
madre y las chicas hablan de él] con todos los honores y respetos, pero también
constantemente invisible, existiendo tal sólo como una abstracción financiera. La madre,
cuyo pelo platinado peinado con esmero, parecía no tener ninguna relación con su edad

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aparente presentaba un aspecto casi químicamente seco y aseado. Sus acompañantes


exhibían un diseño de ambigua disconformidad, humanizado por la fatiga, y las tres lucían
unos abrigos cortos de color provistos de una capucha”.
Ella ya sabe cómo son estas personas, qué es lo que visten, de qué hablan y cómo se
comportan. Son tipos y esto es lo que no quiere que el lector piense de Milly, que es igual a
todos los demás. Es un ser excepcional, distinto.
Otra omisión que hay en el texto es qué es lo que ha hecho el padre de Kate. Quizás
un desfalco o algo oprobioso, pero no se dice qué es lo que ha hecho. Se dice en la página
97 del capítulo III: “¿Qué era lo que Mister Croy había hecho alguna vez? No lo sé y no
quiero saberlo. Lo único que sé es que hace muchos, muchos años, yo tendría alrededor de
quince, sucedió una cosa u otra que lo hizo importante. Quiero decir: importante primero
para el mundo en general y después, de a poco, también para mi madre. Nosotros, por
supuesto, no lo supimos en el momento. Pero más tarde nos enteramos y lo que es más
extraño fue mi hermana la primera en enterarse que él había hecho algo”. Luego se dice:
“Papá ha cometido una villanía”. De cualquiera manera, esto lo marca de por vida y las dos
veces que lo vemos es un ser oprimido por algún pasado inexplicable.
Densher reflexiona sobre estos blancos en el texto. Esto es interesante porque
adquiere un carácter metanovelístico. Dice en las páginas 503 y 504 del capítulo XXXII:
“No solamente no había estado nunca en contacto con las circulaciones de su enfermedad,
lo que para él había sido una bendición, no solamente había merodeado como todo el
mundo por los alrededores de un muro impenetrable, en cuyo interior reinaba una especie
de costosa imprecisión hecha de sonrisas y silencios, de amables ficciones y de
inestimables sobreentendidos, todo esto en una tensión casi insoportable, sino que además,
como todos los otros, había estimulado activamente, ahora lo sentía, dichas simulaciones
que interesaban directamente a los buenos modales de cada uno; a la compasión, a lo más
generosos ideales de todos ellos. Nadie se sustraía a esa conspiración del silencio como
dice el clisé, y la sombra del sufrimiento y el horror (...) que accediese a reflejarla. Aún
una obligación de ver puede ser un ultraje del buen gusto. Así habían vivido: en un paraíso
ilusorio donde las precisiones eran expulsadas como animales peligrosos”. Todo se
callaba, nada se decía.

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Por otra parte, Milly vive protegida en ese palacio. Realmente tiene una especie de
guardia pretoriana. Tiene a ese famoso Eugenio que es un vividor italiano que le ha
alquilado al palacio, que está ahí sonriendo todo el tiempo y que la protege. Gana buen
dinero pero lo hace valer. Él escuda a Milly e impide que Densher la pueda ver en cualquier
momento, cuando ella no quiere ser vista.
Las últimas escenas entre Kate y Densher giran alrededor de la imposibilidad de
describir la última escena entre Milly y Densher. Kate quiere saber pero ellos no hacen más
que conversar sobre esa imposibilidad. Él le explica en la página 518 del capítulo XXXIII:
“Pero yo no creo, a pesar de mis esfuerzos, no creo que pueda expresarte lo que eso ha
sido, lo que es para mí. Ésta es la razón por la que habrás podido tal vez creer –le explicó-
que yo esperaba que todo hubiera terminado”.
Si comparamos esto con la institutriz de la novela anterior, que también siente la
imposibilidad de expresar en palabras lo que siente y lo que ha visto, hay una especie de
reticencia rayana en el engaño. Debido a que él no le dice nosotros no nos enteramos. Las
últimas víctimas son los lectores si están curiosos por saber qué pasó.
Otra omisión crucial es el contenido de la carta que le escribe Milly. Antes de morir
escribe una carta que se le envía con el abogado y Kate la destruye sin leerla, quizás porque
enterarse de lo que dice sea algo que permita ahondar la separación entre Densher y ella.
Ella no quiere que él sepa que le dice Milly. Es como el sádico todo esto para el lector
ávido y curioso, para el lector acostumbrado a la novela decimonónica donde todo se pone
en el papel.
Capítulo XXXVIII, página 573: “La última de sus cuatro cartas llegó al mismo
tiempo que el documento que le entregó a Kate, pero él no examinó la oportunidad de
hacérsela llegar igualmente. Su correspondencia con la amiga de Milly [Susan Stringham]
se le presentaba ya, por así decirlo, como una particularidad, como un factor, habría
escrito en su diario del momento que vendría, fuera próximo o lejano, pero uno de sus
pensamientos habituales más punzantes consistía en decirse que nada que le había contado
de eso a Kate. Ella no le había hecho ninguna pregunta, no le había dicho ¿no tienes
noticias? De modo tal que él no había tenido la obligación de sincerarse. Pensó que estaba
muy bien así que estimara así su secreto, como un secreto definía así (...) El hecho es que
siempre se caracterizaban más por lo que callaban que por lo que decían”.

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Todo está lleno de omisiones que es como un leit motiv de toda la novela. Esta
omisión de ciertas informaciones produce un non sequitur, inferencia o conclusiones que
no siguen de manera lógica o coherente. No sabemos qué pasa porque no conocemos el
antecedente. Entonces, a veces, la prosa se hace realmente oscura y misteriosa. Estos non
sequitur, sintácticamente, se dan en la prosa como omisiones, como oraciones sin terminar
y con puntos suspensivos o como preguntas sin respuesta.
En un momento dado la inteligencia central, en un momento dado, se refiere a esto
al hablar de la historia de la familia de Kate, capítulo I, páginas 48 y 49: “La vida de su
padre y la de su hermana, la suya propia, la vida de sus dos hermanos perdidos, la historia
de toda su familia, le causaban la impresión de una hermosa frase florida y enjundiosa y
musical que se traducía primero en palabras, en notas sin sentido preciso, y después de
pronto se interrumpía, quedaba inconclusa”. Esto es una referencia a lo que pasa. Dice en
la página 49: “No se había rendido todavía y la frase inconclusa, si ella debía ser la última
palabra, terminaría con una especie de sentido. Había un minuto durante el cual, a pesar
de que sus ojos permanecían fijos”, etc.
No se termina y esto me hace acordar a una figura llamada anacoluto que me puede
aplicarse al estilo de James porque se corresponde con el misterio, el secreto, la omisión,
con lo que no se dice, con las zonas oscuras y no explicitadas, con las oraciones sin
terminar y los signos de exclamación. El anacoluto es el abandono accidental o deliberado
del rigor sintáctico. O, por ejemplo, comenzar una oración de una manera y terminarla de
otra o dejarla sin terminar. Por ejemplo, ¿Sabes qué..? Bueno, mejor no lo digo ahora. Y la
persona ya no lo dice. Actualmente el discurso está lleno de anacolutos. Está allí porque el
estilo de James le da voz al tema, el estilo es el tema, porque todo es duda, vacilación e
incertidumbre. Eso hace difícil leerlo, interpretarlo y traducirlo.
De cualquier manera, ya hemos hablado del punto de vista, ya no hemos referido al
uso de la inteligencia central y a la focalización. La “inteligencia central” utiliza cuatro
focos: Milly, Kate, Densher y Susan Stringham que es la ficelle. Esos son sus voceros y las
mentes en que la inteligencia central ahonda. Se asoma al hombro de estos personajes y
nosotros podemos ver lo que ellos piensan y lo que ven. Nunca sabemos lo mismo de Lord
Mark o del padre de Kate porque estos personajes no son utilizados por la inteligencia

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central como foco. Susan Stringham rebalsa un poco la función de la ficelle para ocupar un
espacio propio en la novela.
Llegando hacia el final, en Londres, Densher hace una cita con Kate. Densher ha
estado en Venecia, ha vuelto a Londres antes de la muerte de Milly, pero no va a visitar a
Kate inmediatamente después de volver de Venecia. Esto es otra zona de silencio que nos
dice algo acerca de cómo la actuación de Milly ha impresionado a Densher. Densher ha
cambiado, de alguna manera. Se cita con Kate en el parque, como en los primeros días de
su cortejo, y él le ruega que se casen para poner fin a la pesadilla que han estado viviendo,
toda esta situación que él debe ver como una situación culposa.
Dice en la página 540: “-Hemos jugado un juego terrible y hemos perdido. No nos
debemos a nosotros mismos, nos debemos a nuestro orgullo y a nuestro amor, no podemos
esperar un día más. Nuestro casamiento reparará profundamente todos nuestros errores y
no sé cómo expresarte mi impaciencia. Nos bastará con anunciarlo para sentirnos
inmediatamente desembarazados del peso. -¿Anunciarlo? –preguntó Kate. Hablaba como
si no comprendiera, aunque ella lo hacía con atención. –Actuar sobre todo, mañana”.
Casémonos ya. Kate todavía no se ha dado por vencida, todavía cree que Densher heredará
el dinero y con eso se casarán. No se imagina que Densher no quiere ese dinero, ya que lo
debe considerar sucio.
Densher ha cambiado y Kate se da cuenta que está enamorado de Milly, que está
enamorado de una muerta, y ahora las cosas han cambiado. Milly lo ha cubierto con sus
alas y hay dos personas separadas por un abismo y ya no hablan el mismo idioma. Kate le
dirá que está enamorado de Milly y entonces llegamos a este magnífico final abierto en el
que ya nada podrá ser igual. Él le dice que está dispuesto a casarse con ella en una hora, en
cualquier momento, y ella le dice “tal cual quedamos como éramos”. “Ella se volvió hacia
la puerta y el meneo de su cabeza marcó el final. Jamas podremos ser como éramos”.
Porque ya han hecho demasiado para ser como eran antes de todo esto. Es uno de los
mejores finales abiertos. Sólo una imaginación vulgar pensará si se casan o no. Ya he dicho
bastante sobre la novela y en la próxima empezamos con La bestia en la jungla.
Hasta la próxima.
Versión CEFyL

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