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TEXTO:
PARA ORAR EN SEMANA DE CORPUS CHRISTI
PRESENTACIÓN
Nuestra Liturgia ha trasladado a este Domingo la festividad del Corpus Christi. Esta celebración
nos convoca a convertirnos en alimento vivificante para el mundo. Porque nutrirse del pan de
vida y de la bebida de salvación es identificarse con Jesús. Es vivir conforme a su Humanidad y
conforme a su Savia.
La Humanidad del Señor, se manifiesta semejante ante toda desemejanza, cercana ante toda
distancia, grata ante toda ingratitud, exigente ante toda ambigüedad, alegre ante toda tristeza,
y pequeña ante toda grandeza. Y la Savia del Señor se manifiesta amable ante toda dureza,
sensata ante toda insensatez, accesible ante toda cerrazón, lúcida ante toda tiniebla, aguda
ante toda simplonería, y sencilla ante toda prepotencia.
MODO DE ORAR
Te ofrecemos un Modo de Orar fecundo donde acontezca el encuentro interior contigo
mismo, con la realidad y con Dios.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que Yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Disputaban entonces los judíos entre sí: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo:
Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre no tienen vida en ustedes. El
que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
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TEXTO:
PARA ORAR EN SEMANA DE CORPUS CHRISTI
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y Yo en él. El Padre que vive me ha enviado y Yo vivo por
el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el de
sus padres, que lo comieron y murieron. El que come este pan vivirá para siempre. Palabra del Señor.
¿A QUÉ VENGO?
VENGO A MEDITAR MI IDENTIFICACIÓN CON CRISTO
NOTA: Este paso es muy especial y merece realizarse con esmero. Le dedico unos 10
minutos.
En forma sencilla formulo mi petición. Dejo que mi petición salga de dentro. Que nazca
de lo más hondo de mi vida.
“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que Yo
daré es mi carne para la vida del mundo”
] Señor, hace ya bastante tiempo que nos has enseñado a distinguir la diversidad
de cosas que nos alimentan, que nos nutren, que mantienen en pie nuestras
existencias.
] En medio de tantos beneficios, te has mostrado como comida divina, no sólo para
que sepamos alimentar y nutrir nuestro cuerpo, nuestra racionalidad y nuestra
afectividad, sino que nos convirtamos en alimento vivificante para el mundo.
] Cada vez y con más fuerza, necesitamos del pan que nos hace inmortales más
allá de toda mortalidad, saludables más allá de toda dolencia, alegres más allá de
toda tristeza. Te necesitamos a Ti que eres Carne y Sangre que nos hace vivir para
siempre sumergidos, fraguando el corazón del mundo.
6.2) MEDITO LA IDENTIFICACIÓN A LA QUE CONVOCA EL SEÑOR.
“Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre
no tienen vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día.
] Tener vida en Ti pasa por esa mezcla misteriosa en la que se vive a una la Cruz y
la Resurrección. Nos has enseñado que para identificarnos contigo hemos de
comer tu Carne y tu Sangre, es decir, alimentarnos de tu Humanidad y de tu
Savia.
] Tu Humanidad, Señor, se nos revela semejante ante toda desemejanza, cercana
ante toda distancia, grata ante toda ingratitud, exigente ante toda ambigüedad,
alegre ante toda tristeza, y pequeña ante toda grandeza.
] Tu Savia, Señor, se nos revela amable ante toda dureza, sensata ante toda
insensatez, accesible ante toda cerrazón, lúcida ante toda tiniebla, aguda ante
toda simplonería, y sencilla ante toda prepotencia.
“Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el de sus padres, que lo comieron y murieron:
el que come este pan vivirá para siempre”
] Nos enseñaste a valorar y a desear los múltiples y diversos alimentos que nos
depara el mundo, para que en ellos no perdamos de vista aquel alimento que
tiene la magia de darnos para siempre la vida.
] Ese alimento que eres Tú, es quien sana toda nostalgia por lo pasado, quien
equilibra toda avidez del presente, y quien sosiega toda ansiedad ante lo
venidero.
] Eres Tú, Señor, quien nos atrae hacia Ti, dándonos definitivamente la vida.
NOTA: El coloquio es un diálogo que se hace hablando como un amigo habla a otro, ya sea para
pedir alguna gracia, ya sea reconociendo la fragilidad o pecado, o para comunicar sus cosas, y
queriendo consejo en ellas.
(El texto sugerido puede ser útil para el COLOQUIO de esta oración).