Este documento pretende detallar los conceptos y metodos para realizar el
trabajo de identificación de sitios con alto potencial para el desarrollo de nuevos
destinos de turismo rural
El turismo rural se entiende como un conjunto de actividades destinadas a
poner en contacto a los visitantes con atractivos culturales y naturales ubicados en espacios fuera de los perímetros y zonas de influencia inmediata de los centros urbanos. Se calificará además de turismo rural de base comunitaria en la medida en que los servicios turísticos sean activados y operados directamente por las comunidades y residentes de las zonas rurales y que, a su vez, sus beneficios se integren en la economía rural, diversificándola.
Se orienta principalmente hacia la valoración, difusión y preservación de la
cultura rural, campesina o indígena, como base principal del atractivo. Elementos del medio físico humanizado y natural enmarcan, complementan y refuerzan esta valoración de las culturas locales, sus espacios ancestrales y los recursos de los cuales depende su supervivencia. De esta manera, el Turismo Rural se presenta como alternativa con respecto a formas convencionales de turismo urbano o de zonas turísticas de playa o montaña de carácter masivo.
La búsqueda de experiencias de contacto con formas y maneras de vida y
paisajes rurales, define al turista rural. Se trata de un individuo cuyo principal interés radica en conocer culturas y paisajes naturales diferentes a los suyos, capaz de adaptarse a modestas facilidades de alojamiento y transporte (que ve compensadas por la posibilidad de un enriquecedor contacto humano y con la naturaleza). Generalmente, un turista rural combina su visita a una región dada con itinerarios que alcanzan también atractivos convencionales urbanos.
Actividad turística rural, sitios.
El Turismo rural, de forma análoga a cualquier operación turística, puede
describirse como una estructura de producción capaz de lograr el contacto entre los visitantes y los atractivos turísticos. Esta estructura comprende los servicios de apoyo al desplazamiento y permanencia de visitantes, los atractivos culturales o naturales y los medios para que los visitantes hagan contacto con éstos.
Una estructura de producción turística rural comunitaria típica comprende un
eje o nodo de conexión regional, capaz de vincularla con focos regionales de ingreso o desplazamiento de visitantes. Estos focos receptores de flujo de visitantes son ciudades con función de capital nacional, departamental o municipal, centro de infraestructura y servicios básicos de apoyo a las actividades en la región. A cierta distancia de una conexión regional se encuentra accesible una zona de servicios de apoyo a la presencia y desplazamiento de turistas, diseñada para lograr un contacto máximo con elementos de la cultura local. En estas zonas de servicios se ubican las facilidades de recepción, información, alojamiento, abastecimiento y desplazamiento a cargo de microempresarios turísticos locales, integrados en redes de turismo rural comunitario. Estos servicios, de modesto alcance, soportan las operaciones necesarias para que los visitantes tengan contacto, durante itinerarios de visita, con elementos del paisaje humanizado o natural, que son el objetivo de su viaje. Las zonas de servicios son, generalmente muy pequeñas aldeas, caseríos o casas aisladas. Desde éstas irradian caminos o senderos hacia elementos culturales y naturales del paisaje rural alcanzados por itinerarios o rutas de visita.
Un espacio rural donde opera, o es factible la operación, de una estructura
como la descrita es un sitio turístico activo o potencial, según el caso, el cual adoptará distintas configuraciones, según las condiciones locales. Un sitio turístico puede abarcar, por ejemplo, una microcuenca hidrográfica, la totalidad o porciones de un valle intramontano, el territorio ancestral de los residentes de una aldea, o el espacio bajo acceso desde un tramo de un río. Los sitios turísticos pueden estructurarse para brindar la posibilidad de grandes itinerarios o rutas de visita. La determinación de la existencia de sitios activos y potenciales, y el establecimiento de la posibilidad de estructurar éstos en rutas, son objetivos esenciales para la planificación de la apertura de una región al Turismo rural mediante una red regional.
La decisión de emplear el turismo como tal instrumento de desarrollo
socioeconómico en áreas desfavorecidas, es particularmente complicada, porque el turismo rural a pesar de su gran potencialidad, no es una gran solución de los problemas económicos de las áreas de baja renta.
El turismo no sólo produce impactos positivos sino que también puede
conllevar toda una serie de efectos desfavorables. Este carácter bifronte del turismo, en el sentido de que produce simultáneamente efectos beneficiosos y perjudiciales, fuerza a que el desarrollo turístico este guiado por un plan de acción minuciosamente definido y planteado. En tales coordenadas, la planificación es el instrumento que posibilita la optimización de los efectos favorables y la minimización de los desfavorables. Por tanto, la calidad de la planificación va a determinar el éxito y la longevidad de cualquier área territorial receptora, por lo que el tiempo, esfuerzo y recursos destinados a la planificación, deberían ser considerados inversiones esenciales.