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La importancia de los nombres propios en

hebreo
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Los nombres propios en hebreo, al igual que otras lenguas,


tienen un significado específico; tal el caso del Nombre del
Creador y del Mashíaj; así también los nombres de los
profetas y emisarios de Yahshua: Muchos tienen origen
celestial, e indican lo que es la persona que lo lleva.

Dada la cantidad de prejuicios culturales que imperan en


nuestra sociedad, sucede que se considera no necesario y
hasta judaizante, usar los nombres propios mencionados en
las escrituras en hebreo. Lo cierto es que el hombre creyente
actual va a la escritura que se le ofrece, en las distintas
versiones disponibles, y se encuentra con una terminología ya
establecida, la cual va adoptando desde la niñez, la incorpora
según un patrón cultural, y así sucesivamente.

La mayoría de las versiones que vemos están traducidas del


hebreo y del griego, lo que para muchos es una causa
suficiente para confiar en los términos, en la manera en que
están puestos en las distintas versiones de las que hablamos,
y según las distintas lenguas.

En este estudio me quisiera centrar específicamente en el


caso de los nombres propios en hebreo:

Al leer las escrituras, vemos que aparecen nombres propios, a


los que se les suele llamar “nombres bíblicos”; inclusive se les
llega a poner a los niños esos nombres, desde luego en una
actitud de reverencia a quien llevó dicho nombre, quizás, por
una cuestión de tradición, o de creencias.

Los nombres propios como los vemos en español, están


tomados tal como fueron escritos en griego previamente, tal
cual fue en la Septuaginta para los escritos en hebreo, y para
aquellos que escribieron los selâjîm (emisarios) del Mashíaj,
de los cuales se cuenta con manuscritos en lengua griega, y
son copias de copias de los originales.

Debemos aclarar que estos escritos en griego no


transliteran los nombres propios en hebreo ¿Qué es
transliterar? Es escribir en griego (o cualquier otra lengua) un
nombre o palabra en general, con su sistema de símbolos,
respetando la fonética de los sonidos originales.

Por ejemplo, en inglés el verbo “to walk” que es caminar, se


dice transliterado en español “tu uók”. Hemos transliterado
una palabra en inglés al español, tal cual desde luego nuestra
lengua nos ha permitido hacer, según los sonidos disponibles.
No habiendo mayor inconveniente en hacerlo en caso de
estas dos lenguas, excepto en el caso que quisiéramos
hacerlo con la “j”, la cual suena diferente de una lengua a
otra; siempre hay cierta dificultad.

Del hebreo al griego debió pasar lo mismo, pero vemos que


no necesariamente fue así. Por ejemplo en Berrshit/Gn. 29:35
vemos el nombre de Yahudah por primera vez, que al griego
pasó como Iouda (iudá), y luego al español como Yahudah en
inglés Yahudah, ya que tanto al inglés como al español las “I”
pasaron a ser “J” recientemente, tal el caso también de
Iesous (Iesus) en griego, luego Jesús en español y Jesús
(Yesoos) en inglés, Isa en turco, Isus en rumano, etc.

La palabra hebrea Yahudah significa “Que Él sea adorado”, o


Él ha de ser adorado. Esta es también la forma prefija y sufija
para los nombres propios donde interviene el nombre deL
Creador. Así es Mattit yâhû (Mateo), Eli-yâhû (Elías), Yesha--
yâhû (Isaías), Tzafan—yâhû (Sofonías), etc. También se usa la
forma uní litera según las consonantes del nombre del creador
YHWH; tal es el caso de Yo-jânan (Juan) y Yo-el (Joel), aunque
se dice que inicialmente las componentes teofóricas era
siempre Yâhû-: Yâhûjânân. También tenemos la forma Yâh, es
decir, Mattit-Yâh, Eli-Yâh, Yesha-Yâh, etc.

Volviendo al ejemplo de Yahudah, hacia el griego podemos


hablar más que de una transliteración, sería en realidad dada
las evidencias una “versión” del nombre, que no es lo mismo,
pues claramente en griego se puede decir Yahudah (Iajudá),
por ejemplo así: Ιαχoυδα. El sonido de la “j” en español, algo
mas suave, se puede lograr usando la “χ” en griego, tal cual
por ejemplo escribieron ‫חָם‬(transliterado en español: Jam)
en la Septuaginta Χαμ, Ham en inglés, que en español quedó
finalmente como Cam, que es el hijo de Noāj (Noé).

Otro caso es el de ‘Ëlîyâhû o ‘Ëlîyâh, el cual en griego quedó


como Ηλιου (Eliú) o ηλιας (Elias). El nombre significa “YHWH
es mi Poderoso”. En griego podríamos escribir perfectamente
Ηλιάχου (Eliáju), y no trastornamos el significado original, el
cual evidentemente es importante, por tratarse de una
declaración de fe.
‘Ëlí: Mi Poderoso o Mi ‘Ĕlohîm

Yâhû: YHWH.

¿Son importantes los nombres propios según la revelación de


las escrituras kadoshîm?

Las evidencias muestran que si, puesto que según la cultura


moderna, el apellido es respetado en cada idioma, y es
heredado. En el caso del nombre de pila, se toma por una
cuestión de gusto personal, o alguna otra forma variante.

En la escritura el nombre indica los atributos de quién lo lleva.


Así Hôshea el hijo de Nûn fue nombrado por Môshêh (Moisés)
como Yahshua. Es decir, aquel cuyo nombre es “libertador”,
pasó a ser YHWH [es] riquezas <libertad, salvación>.

(Bamidbâr/Nm. 13:16) (RV60): “Estos son los nombres


de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra;
y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de
Josué.”

(Griego moderno): “Ταύτα είναι τα ονόματα των


ανδρών, τους οποίους απέστειλεν ο Μωϋσής διά να
κατασκοπεύσωσι την γήν· και επωνόμασεν ο Μωϋσής
τον Αυσή, τον υιόν του Ναυή, Ιησούν.”

(Transliterado del hebreo): “Eeleh shªmowt


haa'ªnaashiym 'ªsher- shaalach Mosheh laatuwr 'et-
haa'aarets Wayiqraa' Mosheh lª-Howsheea` bin-
Nuwn Yªhuwshua`”

Estos nombres son de origen en los mismos cielos, y no


pueden ser alterados según patrones culturales.

Es cierto que el sonido de la “sh” no existe en griego y


español; sin embargo en nuestra lengua hemos asimilado el
sonido para decir “show”, “shopping”, etc. Por tanto más que
de impedimento (¿?) el asunto parece ser de COMPROMISO
con la verdad, y de despojarse de prejuicios culturales y
raciales.

Veamos el caso de ‘Āvrâhâm y de Yôjânân:


‘Avrâm fue nombrado de nuevo, pues ‘Āv-Râm significa padre
analtecido, y ‘Āv-Râhâm significa padre de multitudes:

(Berêshîth/Gn. 17:5) (RV60): “Y no se llamará más tu


nombre Avram, sino que será tu nombre Avraham,
porque te he puesto por padre de muchedumbre de
gentes.”

En el caso de Yôjânân, evidencia el texto de Lucás un


significado preciso para el nombre, según su propósito:

(Lucás 1:59-63): “Sucedió que al octavo día vinieron


para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre
de su padre, Zejaryâh; pero respondiendo su madre,
dijo: No; se llamará Yôjânân. Le dijeron: ¿Por qué? No
hay nadie en tu parentela que se llame con ese
nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre,
cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió,
diciendo: Yôjânân es su nombre. Y todos se
maravillaron.”

Yôjânân significa “bondad inmerecida de YHWH”, y eso es


precisamente lo que se quiso resaltar dado el nacimiento del
niño, y la obra que haría.

Ahora veremos el caso de Mashíaj y Adon nuestro, cuando el


mensajero indica a Miryam:

(Mattityâhû/Mt. 1:21): “Y dará a luz un hijo, y llamarás


su nombre Yâhûshu`a (YHWH [es] riqueza, <libertad,
salvación>), porque él salvará a su pueblo de sus
pecados.”

Como se puede ver el nombre es de gran importancia, no solo


por el significado, sino porque tiene su origen en los cielos.

El Mashíaj tiene el nombre del Retoño o Brote, tal cual se


menciona en Zejaryah/Zc. 6:11, cuando nombran a Yahshua el
hijo de Yâhûtzêqdêq, y se dice que el nombre significa Retoño,
pues es una anticipación del nombre del Mashíaj, según la
línea de kôhânîm (sacerdotes).

¡Que importante es este nombre!

Pues en ningún otro hay salvación (Ma’asêh/Hch. 4:12), y


ahora vemos por qué, pues solo la verdadera riqueza, libertad
y salvación es de YHWH (Yah-Shua).
Sin embargo los apellidos en esta época son respetados, y no
son cambiados de un idioma a otro, desde luego por respeto,
y aún se argumenta el linaje a menudo nobiliario del mismo.

¿Como es el tema entonces?

Si se trata de el nombre dado por ‘Ĕlohîm a Su Hijo, el cual


indica que Él mismo está dando todas las cosas, lo
cambiamos según los modismos y formas de la cultura y
prejuicios, aún fobias de cada modo de pensar; y así hacemos
con el resto de los nombres bíblicos, pues se los trata a modo
de nombres de pila. Sin embargo cuando se trata del honor
humano y de la estirpe, los apellidos son respetados.

Este hecho nos pone en evidencia de una forma alterna, una


vez más, como el hombre se arma la verdad a su medida.
No solo se arma un creador y un Mesías a medida, según la
cultura y necesidades de la carne, sino que lo mismo hace con
la forma de salvarse, en la forma en que concibe la justicia, y
parece que también hace lo mismo con los nombres
procedentes de los cielos.

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