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incas

La vida de las gentes del Imperio inca se desarrollaba de acuerdo con unas pautas que tomaban en
consideración los momentos más importantes de la vida de todo ser humano. Al llegar a la pubertad, los
chicos y las chicas recibían su nombre definitivo. Esto significaba que ya estaban preparados para el
matrimonio y la formación de la unidad económica, la familia. Este paso re celebraba con una ceremonia, por
el que los jóvenes deben mantenerse en ayuno 48 horas tomaban un poco de maíz crudo al tercer día, se
lavaban al cuarto día, recibían sus vestidos nuevos y se trenzaban el cabello. Cuando acaba la ceremonia, ya
eran consideradas mujeres. Se daba una gran importancia al matrimonio, que asumía un rango estatal al ser
legalizado por los representantes del Inca. Era muy distinto según la jerarquía social. Para el hombre y la
mujer del pueblo llano era estrictamente monógamo; en cambio, para las clases privilegiadas y el Inca, era
polígamo.

Egipcia

Las actividades religiosas de ese tipo iban acompañadas de otras, muchas de las cuales fueron
cayendo poco a poco. Entre los diversos tipos de objetos religiosos cabe citar, casi al azar, los
amuletos con decretos divinos, bustos de los antepasados que se colocaban en las casas, y
muchos otros objetos y formas de indumentarias que acompañaban el alumbramiento. Se
desconocen ritos para los recién nacidos, solo algunos que se refieren a la circuncisión de los
muchachos que según parece se hacia justo antes de la pubertad, para el matrimonio, o para
facilitar el alumbramiento y a una purificación de la madre después de este. 

Maya

Cuando los niños realizaban la ceremonia de la pubertad significaba que habían entrado a la vida
adulta y que estaban listos para contraer matrimonio; por ello las mujeres, a quienes se les retiraba la
concha roja, quedaban al cuidado de sus madres de las que debían aprender todas las obligaciones
que las mujeres casadas debían cumplir en la sociedad maya. Los varones, por el contrario, se iban a
vivir a unas casas especiales que la comunidad mantenía para los solteros, y mientras permanecieran
en este estado civil debían pintar sus cuerpos de negro, los varones vivían con sacerdotes mayores
que les enseñaban las técnicas guerreras y el juego de pelota.

Grecia antigua

Esta escasa consideración se volvía, en cambio, importante en el ámbito


del hogar, como esposa legítima y madre, sobre todo de varones que
perpetuasen el patrimonio y el culto familiar. El papel de la mujer griega
era muy limitado: privada de los derechos políticos y jurídicos, confinada
en el gineceo, se convertía en un ser dependiente. Cuando llegaba a
lapubertad se le elegía marido sin consultar con ella, siendo éste
generalmente de mucha más edad. Jenofonte en el Económico 7.5 nos
indica en este sentido: “¿Qué podía saber ella, Sócrates, cuando la llevé
conmigo? Aun no tenía quince años cuando vino a mi casa; hasta ese
momento ella vivía bajo una estricta vigilancia, debía ver lo menos
posible, oír lo menos posible y preguntar lo menos posible”.

Los matrimonios de conveniencia por parte del hombre para lograr entrar
en una determinada familia, para adquirir la ciudadanía o incluso para
conseguir el poder, están atestiguados, aunque lo normal entre la clase
alta y, en general, a todos los niveles, era que las uniones se acordaran
entre el padre de la novia y la familia del novio o incluso, con el propio
novio. Éste llegaba al matrimonio a mucha mayor edad que su esposa
cuando ya había cumplido parte de su misión guerrera para con su polis.
Ella era casi una niña, recién entrada en la pubertad, de manera que su
carácter, sus formas de actuar en el hogar y sus ideas resultaban
marcadas por la voluntad y los gustos de su marido, quien la moldeaba a
su imagen y semejanza.

Hasta los siete años la madre educa a niños y niñas. Las hijas, al llegar a
la pubertad, abandonan los juegos y estudios y son casadas con
quienes deciden sus padres, que ceden su tutela al esposo. Los hijos
continúan su formación fuera de casa y se casan mucho más tarde. Pero
no por eso dejan de estar bajo la patria potestad.

Entre los dieri y algunas tribus vecinas (Australia) es costumbre general proceder a la rotura del
himen al llegar las jóvenes a la pubertad. En las tribus de Portland y Glenlg se encomienda esta
función a una anciana, acudiéndose también, a veces, en demanda de tal servicio a los hombres
blancos.»

            Página 307: «La rotura artificial del himen es verificada algunas veces en la infancia, pero
más generalmente en la pubertad… Con frecuencia aparece combinada -como en Australia- con
un coito ceremonial.»

            Página 348 (con referencia a ciertas tribus australianas en las que se observan
determinadas limitaciones exógamas del matrimonio): «El himen es perforado artificialmente, y los
hombres que han asistido a la operación realizan después el coito (de carácter ceremonial) con la
joven, conforme a un orden de sucesión preestablecido… El acto se divide, pues, en dos partes:
perforación y coito.»

            Página 349: «Entre los masais (África ecuatorial), la práctica de esta operación es uno de
los preparativos más importantes del matrimonio. Entre los sacais (malayos), los tatas (Sumatra) y
los alfoes (islas Célebes), la desfloración es llevada a cabo por el padre de la novia. En las islas
Filipinas existían hombres que tenían por oficio desflorar a las novias cuando éstas no lo habían
sido ya, en su infancia, por una anciana encargada de tal función. En algunas tribus esquimales se
abandona la desfloración de la novia al angekok o sacerdote.»

Civilización Occidental 
as fases de desarrollo

  Tal como un ser humano pasa por la pubertad durante la segunda década de su


vida, y llega a la madurez llena en su tercera década, también una cultura
atraviesa fases de sucesión predeterminada cuyas duraciones no varían mucho de
un "Organismo Superior" a otro.

  Su "primavera" siempre se caracteriza por una fe religiosa muy fuerte - que


despacio cede a la intelectualidad y el materialismo.

  El "verano" de una cultura es una época de gran creatividad: en Europa, ésta fue
testigo de la aparición de un concepto totalmente nuevo en las matemáticas, es
decir, el cálculo - que cristalizó en las mentes de dos personas simultáneamente y
por separado - Newton y Leibniz. En los mismos siglos, se desarrolló la pintura
al óleo en la que se representaba la perspectiva. Al mismo tiempo, florecía una
música con un estilo completamente desconocido antes del nacimiento de la
Cultura Occidental.

  Ahora, estamos en el "otoño" de nuestra civilización. Ya no viven ningunos


compositores de obras musicales de primera calidad, ni pintores como
Rembrandt o Velázquez. Sin embargo, durante esta fase de cada civilización
(incluso la nuestra), la tecnología y la ingeniería alcanzan sus niveles más altos.

egún el periódico The New York Times, tanto gobiernos como trabajadores sociales
calculan que en Asia hay más de un millón de niños y niñas menores de 17 años que
practican la prostitución. Aunque se desconocen las cifras exactas, en los burdeles de
países como Camboya, China, India, Filipinas, Taiwan y Tailandia hay niños que ni
siquiera han llegado a la pubertad. Se busca a niños tan pequeños por miedo al sida.
“Hombres de toda Asia buscan a niños cada vez más pequeños, en parte porque se
considera que es menos probable que estén infectados con el VIH, el virus que causa
el sida”, dice el Times. Sin embargo, el virus del sida se está propagando muy deprisa
entre las prostitutas de esos países, por una parte, debido al tráfico de prostitutas de
un país a otro, y por otra, debido a que los clientes, algunos de ellos en viajes de
turismo sexual, se desplazan de un lugar a otro. Aunque algunos niños son
secuestrados, otros son vendidos por sus propios padres para obtener ganancias.
Ritos de paso en Oceanía
pubertad, en especial de los varones, mediante una serie de ceremonias, casi siempre
con connotaciones religiosas. Entre musulmanes y judíos los muchachos tienen que
aprenderse una serie de textos de sus respectivoslibros sagrados, y recitarlos, sin
equivocarse ni vacilar, ante un auditorio que será testigo y acreditará la superación de
estas pruebas y la madurez del adolescente. En el cristianismo, la Primera Comunión,
para llegar a la cual el niño ha tenido que aprender y memorizar una serie de
conocimientos, o la Confirmación, tienen el mismo sentido. 
Las llamadas sociedades premodernas asignan a las ceremonias de iniciación una
importancia de primer orden. Las sociedades modernas suelen experimentar cierta
curiosidad morbosa por estos ceremoniales, debida, en parte, al hecho real de que
algunas de las pruebas que tiene que soportar el neófito poseen notas de refinada
crueldad; desde luego, el derramamiento de sangre, en uno u otro momento, va
siempre asociado al rito; pero el morbo proviene, también, de la creencia, errónea, de
que todas estas pruebas tienen connotaciones de índole sexual. Y no es así: el fin
primordial de estas pruebas y ceremonias es conferir al individuo una serie de
conocimientos que le capaciten para hacer todo aquello que, como adulto, tienen el
derecho y la obligación de hacer: cazar, pescar, hacer la guerra, convocar a los
espíritus y, por supuesto, tomar esposa. Es decir, el conocimiento le capacita para la
realización de determinados actos; le confiere poder para realizarlos. El conocimiento
significa poder; por eso las mujeres no pueden contemplar estas ceremonias ni
conocer su ritual; no pueden ver determinadas figuras, que podrían hacerles partícipes
de su poder; ni participar en la guerra, que supondría el empleo de armas, lo cual
podría derivar en situaciones peligrosas para el varón. En algunas sociedades
oceánicas se las priva, incluso, de los más simples medios de producción, como son
los palos de cavar: la sociedad no les permite prepararlos, es decir, realizar la sencilla
operación de aguzar uno de los extremos; siempre es su padre, su hermano o su
marido el que les hace entrega de su palo de cavar. 
Realmente, lo que más llama la atención en las ceremonias de iniciación es la serie de
pruebas físicas, a veces durísimas, en las cuales los aspirantes tienen que demostrar
su valor ante el sufrimiento, y su entereza ante el miedo o la misma muerte. Ello les
hará dignos de entrar en el grupo de los machos adultos y de formar parte de la tribu
como miembros de pleno derecho. A menudo estos ritos son muy complicados, en una
serie graduada que comienza en la pubertad, o antes, y continúa hasta la plenitud de
la vida adulta. Implican la muerte ritual seguida de un nuevo nacimiento: el fin de la
infancia, de la ignorancia, la separación del mundo femenino; las madres saben que
nunca volverán a recuperar a sus muchachos como a sus hijos. 
Las pruebas pueden ser múltiples y a cual más terrible: los insultos, el desprecio, la
falta de alimentos, el silencio, las tinieblas, la tortura, la perforación del septum nasal,
las escarificaciones. El inventario suele superar nuestra imaginación. Superadas las
pruebas, los aspirantes recibirán un nuevo nombre, porque, tras la muerte ritual,
renacen como individuos nuevos y distintos. En este sentido, el bautismo cristiano o el
sacerdocio son también ritos iniciáticos: el hombre moderno cree vivir en una sociedad
o en un cosmos desacralizado, pero no lo ha conseguido.
No solo los alimentos, sino amplias parcelas del comportamiento humano y también períodos
concretos de la vida, pueden ser objeto de tabú. Con respecto a este último punto,
lapubertad femenina debe considerarse como una etapa crítica sobre la que muchas sociedades
levantan tabúes: la asociación mujer en período de menstruación=impureza, está presente en
gran número de culturas, incluso nuestra tradición judeo-cristiana afirma tajantemente este
hecho. Entre algunas tribus, como los indios acarreadores de la Columbia Británica, las primeras
menstruaciones imponen a la joven la obligación de apartarse del grupo, durante años incluso, y
además, debe informar de su presencia a gritos, siendo su poder contaminante tal, que el mero
contacto y aún su mirada puede infectar personas, ríos y sendas. Sin embargo, no todas las
sociedades se comportan de tal modo; así, tenemos que los apaches no solamente no
consideran tabú a la joven durante este período, sino que se la constituía en objeto de
veneración y fuente de bendiciones para el grupo.

Se podrían apuntar una larga relación de prohibiciones instituidas por el hombre y


constataríamos qué distintas y qué contradictorias son unas de otras. Pero, centrándonos ahora
en la conducta sexual humana, nos encontramos con un hecho general y es que en cualquier
cultura hay normas que impiden la relación sexual con determinadas personas y, sobre todo, con
determinados parientes; es decir, hay tabú de incesto, pero aún subsisten las diferencias entre
una sociedad y otra en cuanto al grado de parentesco al que afecta la prohibición.

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