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CREU DE LA VICTÒRIA

Cruz de la Victoria. Cruz de tipo latino, que se encuentra en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Alfonso
III el Magno, rey de Asturias, la donó a la Catedral de San Salvador de Oviedo en el año 908, según consta en una
inscripción colocada en el reverso de la cruz.

Según refiere la tradición, la cruz de madera que se encuentra en el interior de la Cruz de la Victoria fue la que el
rey don Pelayoenarboló en la batalla de Covadonga, librada en el año 722, en la que las tropas asturianas
derrotaron a las musulmanas. No obstante, dicha tradición, que no fue recogida por los eruditos hasta el siglo XVI,
ha sido desmentida recientemente por los arqueólogos César García de Castro Valdés y Alejandro García-Álvarez
del Busto, que han demostrado, basándose en la prueba del Carbono 14, que la cruz de madera que se encuentra
en el interior de la Cruz de la Victoria procede de un árbol talado durante el reinado de Alfonso III el Magno, y no
de la época de don Pelayo, primer rey de Asturias.1

La Cruz de la Victoria se convirtió en el emblema heráldico del Principado de Asturias, debido, en parte, a la
intervención del ilustradoGaspar Melchor de Jovellanos. El actual escudo del principado de Asturias fue aprobado
por ley de 27 de abril de 1984, y está basado en el que la Diputación Provincial de Oviedo adoptó en el año 1857,
en el que aparecía la imágen de la Cruz de la Victoria.

La Cruz de la Victoria fue donada a la Catedral de San Salvador de Oviedo por el rey Alfonso III el Magno y por su
esposa, la reina Jimena de Asturias, en el año 908, según consta en una inscripción colocada en el reverso de la
cruz. Fue realizada, según consta en la misma inscripción, en el castillo de Gauzón, cuyo emplazamiento aún es
discutido por diversos historiadores.2 Dicho castillo, que contaba con un taller de orfebrería, había sido donado en
el año 905, junto con varias iglesias, a la iglesia de San Salvador de Oviedo, por el rey Alfonso III el Magno.

Puente romano de Cangas de Onís. De su arco central cuelga una reproducción de la Cruz de la Victoria.

Según refiere la tradición, la cruz de madera que se encuentra en el interior de la Cruz de la Victoria fue la que el
rey don Pelayo enarboló en la batalla de Covadonga, librada en el año 722, en la que las tropas asturianas
derrotaron a las musulmanas. No obstante, dicha tradición, que no fue recogida por los eruditos hasta el siglo XVI,
ha sido desmentida recientemente por los arqueólogos César García de Castro Valdés y Alejandro García-Álvarez
del Busto, que han demostrado, basándose en la prueba del Carbono 14, que la cruz de madera que se encuentra
en el interior de la Cruz de la Victoria procede de un árbol talado durante el reinado de Alfonso III el Magno, y no
de la época de don Pelayo, primer rey de Asturias.1 3

Diversos autores señalan que la cruz pudo tener en el pasado un carácter ceremonial, sirviendo de guión en
procesiones solemnes. Existen testimonios de época moderna de que en tiempos de guerra la cruz era sacada de
la Cámara Santa de Oviedo y depositada en el altar mayor de la Catedral ovetense, a fin de impetrar la paz y la
victoria frente a los enemigos.4

En 1934, durante la Revolución de Asturias, la Cámara Santa de Oviedo fue dinamitada por los revolucionarios, y
las reliquias y objetos allí conservados, incluidas la Cruz de los Ángeles, el Arca Santa y la Caja de las Ágatas,
sufrieron graves desperfectos y hubieron de ser restauradas en 1942, aunque la Cruz de la Victoria apenas sufrió
daños. No obstante, la restauración de 1942, a la que también fue sometida la Cruz de la Victoria, ha sido
considerada por diversos historiadores como una violación de los principios arqueológicos, artísticos e históricos,
pues en algunos casos los daños fueron reparados sin tomar precauciones que permitieran posteriormente
diferenciar los elementos originales de los añadidos.5

En 1977 se cometió un robo en la Catedral de Oviedo. La Cruz de la Victoria fue sustraída y posteriormente
recuperada. No obstante, y debido a los graves desperfectos que sufrió, hubo de ser restaurada por la Comisión
para la restauración de las Joyas Históricas de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, presidida por el
presidente del cabildo catedralicio ovetense, y creada para reparar los daños causados por el robo de 1977. La
comisión entregó la Cruz de la Victoria a la catedral, después de haber sido restaurada en el taller de Pedro
Álvarez, en 1982, y la cruz volvió entonces a la Cámara Santa de Oviedo.5

La Cruz de la Victoria se convirtió en el emblema heráldico del Principado de Asturias, debido, en parte, a la
intervención del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. El actual escudo del principado de Asturias fue aprobado
por ley de 27 de abril de 1984, y está basado en el que la Diputación Provincial de Oviedo adoptó en el año 1857,
en el que aparecía la imágen de la Cruz de la Victoria.
[editar]Descripción

La Cruz de la Victoria es de tipo latino, y está formada por dos piezas de madera unidas en el centro de la cruz,
donde se encuentra un compartimento para albergar reliquias. Dicho compartimento contuvo en el pasado, según
refieren diversos autores, un fragmento del Lignum Crucis. Los brazos de la cruz, que parten de un medallón
central, se ensanchan ligeramente desde el medallón conforme avanzan hacia los extremos, que acaban en tres
medios círculos rematados a su vez por otros tres círculos casi cerrados. No obstante, el extremo inferior de la
cruz, que le sirve de base, termina en dos cículos casi cerrados y no en tres, a fin de dejar espacio al astil que
permite mantener la cruz en posición vertical.

La cruz mide 920 mm. de alto por 720 mm. de ancho, y el diámetro de su medallón central mide 140 mm. Los
brazos laterales de la cruz miden 230 mm. cada uno. El brazo superior mide 350 mm. y el inferior 430 mm. El
grosor de la mayor parte de la cruz alcanza los 25 milímetros, aunque el grosor del medallón central llega a los
40 mm. La Cruz de la Victoria pesaba 4.967 gramos.6

La cruz está recubierta con oro, esmaltes, y pedrería tallada o en forma de cabujón, y su estilo muestra ciertas
semejanzas, en opinión de diversos autores, con la orfebrería carolingia del siglo IX.7 En el reverso de la cruz, que
es liso y contiene escasas labores de orfebrería, hay incrustadas cuatro gemas en forma de cabujón en cada uno
de los extremos. Otras gemas más pequeñas están incrustadas en los bordes, y los clavos que fijan la lámina de
oro a la cruz de madera están ocultos por florecillas, esferitas y formas amigdaloides soldadas.

[editar]Inscripciones del reverso


En el reverso de la Cruz de la Victoria se encuentran soldadas las siguientes leyendas, compuestas a partir de
letras de oro:8

Cruz de la Victoria. Cámara Santa de la Catedral de San Salvador de Oviedo.

• Brazo superior:
"SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI QVOD OFFERVNT / FAMVLI XPI ADEFONSVS PRINCES ET SCEMENE
REGINA"

• Brazo derecho (brazo izquierdo del observador):


"QVISQVIS AVFERRE HOC DONARIA NOSTRA PRESVMSERIT FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE"

• Brazo izquierdo (brazo derecho del observador):


"HOC OPVS PERFECTVM ET CONCESSVM EST SANTO SALVATORI OVETENSE SEDIS"

• Brazo inferior:
"HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS / ET OPERATVM ES IN CASTELLO GAVZON AGNO REGNI NSI XLII
DISCVRRENTE ERA DCCCCXLVI"

Las inscripciones latinas colocadas en el reverso de la Cruz de la Victoria, vienen a decir traducidas al castellano:9

"Permanezca esto complacientemente en honor de Dios, que ofrecen los servidores de Cristo Alfonso príncipe y Jimena
reina. Quienquiera que arrebatara este don nuestro perezca por el rayo divino. Esta obra se terminó y concedió a San
Salvador ovetense. Este signo protege al piadoso. Este signo vence al enemigo. Y se fabricó en el castillo de Gauzón el año
42 de nuestro reinado, transcurriendo la Era 946 (año 908)."

a Cruz de la Victoria es una reliquia donada por Alfonso III en el año 908 a la Iglesia de San Salvador de Oviedo, aunque previamente
permaneció en la Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís, edificada bajo su advocación. Fue forjada en el Castillo de Gozón poco
antes de que Oviedo dejase de ser la capital del reino para ceder su lugar a León. Sus dimensiones son de 92 centímetros de alto y 72
de ancho. El alma de la cruz está formada por dos maderos de roble que se unen en el centro a un disco redondo, donde se ha
excavado un hueco cuadrado para contener reliquias. La Cruz está recubierta con láminas de oro y guarnecida por piedras preciosas. El
medallón central lo ocupaba un cristal de roca transparente que facilitaba la admiración de una reliquia de la Vera Cruz.


La Cruz Legendaria
Según cuentan las leyendas, cuando Pelayo acaudilló a los refugiados en Cangas de Onís, se echó en falta una bandera, ya que el
pendón rojo de los godos había sido preso en Jerez. En ese momento San Antonio Anacoreta se acercó a Pelayo ofreciéndole una tosca
cruz de roble y diciéndole: «He aquí esforzado campeón, la señal de la victoria». Pelayo besó la cruz y la enarboló con la diestra
diciendo «Esta será desde hoy mi divisa y mi bandera»

De Pelayo a Alfonso III


Se considera la Cruz de la Victoria a la insignia de madera que Pelayo utilizó como estandarte en la Batalla de Covadonga.
Posteriormente sería guardada por su hijo Favila en una iglesia de Cangas de Onís, primera capital del reino, dedicada a la Vera Cruz.
La Cruz de la Victoria constituiría, por lo tanto, el primer vestigio del culto a la vera cruz en el Reino de Oviedo, fechado por
la inscripción levantada por Favila y su mujer Froiluba en el año 737. En la Crónica de Alfonso III, versión Rotense, se dice de Favila
que «construyó la Basílica en honor de la Santa Cruz». Posteriormente, ya en tiempos de Alfonso III, sería engalanada con oro y
piedras preciosas, para presentar la forma conservada desde el siglo X. Sin embargo, la leyenda que atribuye el alma de madera de la
Cruz a la usada por Pelayo es muy posterior, recogida por los historiadoresAmbrosio de Morales —que califica la Cruz como «la más
rica joya que debe haber en España»— y Enrique Flórez. Sí puede sostenerse, ya que el centro de la Cruz es un relicario, que en este
hueco se encuentren restos de la cruz de roble que utilizó el primero de los reyes de Oviedo.

Relación con la Cruz de los Ángeles


Se distingue de la Cruz de los Ángeles en la terminación de sus cuatro brazos, que irradiando del medallón central se van ensanchando
al llegar a sus extremos para resolverse de forma trifurcada en dos semicírculos rematados por otros tantos círculos. Estas formas se
encuentran primeramente en las cruces bizantinas aunque fueron pronto copiadas en Occidente. Es probable que sea obra de orfebres
francos o que al menos hayan prestado colaboración. Esta cruz supuso un desarrollo fundamental en la orfebrería. En ella se miran los
modelos de la arqueta relicario donada por el Rey Magno a la catedral de Astorga y el cáliz de Santo Domingo de Silos.

Esta forma de los brazos, junto a la mayor largura del brazo inferior y su mayor tamaño general distingue ambas cruces. Esta
diferencia se da también en la decoración, pues el disco circular del centro está decorado, en su cara anterior, con esmaltes, piedras
preciosas y plaquitas de almandines que forman motivos vegetales, mientras que la decoración esmaltada invade los brazos de la cruz
y ocupa en cada uno de ellos un campo aproximadamente cuadrado. Las paredes de la caja la forman una cinta de oro soldada de
canto y que está decorada en su borde superior con una delicada decoración de perlas de oro. Dentro de la caja hay en el borde hilos
de oro en espiral, desconocidas en la orfebrería carolingia y la española. Sus bandas tienen ocho piedras en el brazo inferior, seis en el
superior y cinco en cada uno de los laterales, para un total de 24.

El engaste de las piedras es también diferente en ambas reliquias, asemejándose sin embargo más en las terminaciones de los brazos
del reverso, donde hay un cristal de roca en la mitad de cada brazo y otros tres en los ensanchamientos circulares. Estos engastes
permiten relacionarla con la llamada Cruz de las Ardenas, obra franco-oriental del segundo cuarto del siglo IX, aunque carente de las
terminaciones semicirculares que caracterizan a la Cruz de la Victoria.

Cruz de las Ardenas

No obstante, ambas cruces coinciden en muchos aspectos. Ambas están armadas y forradas de igual modo y en el cruce de los brazos
tienen una hendidura de forma cuadrada, que pudo haber sido en algún tiempo relicario. El motivo decorativo de los clavos en el
exterior para fijar la chapa de oro a la madera, es exactamente el mismo en ambas reliquias. Es decir, sirven de clavos de sujeción de
las chapas de oro, y al mismo tiempo la exornan graciosa y originalmente. También las dos son de inspiración bizantina, aunque la
Cruz de la Victoria es totalmente distinta de las demás cruces del Reino. Su pedrería es de inspiración carolingia.

Hoc signo vincitur inimicus


En el reverso de la Cruz aparecen inscripciones dedicatorias en la línea de la Cruz de los Ángeles, incluyendo el lema Hoc signo tuetur
pius=Hoc signo vincitur inimicus. Estas palabras se repiten en la Cruz de Santiago y en muchas inscripciones posteriores, en el palacio
real, en los muros de la ciudad de Oviedo, en La Foncalada, en San Martín de Salas, en las Torres del Oeste, en Galicia y en varios
manuscritos, como el Antifonario de la catedral de León del año 917, en una copia del mismo de 1067, en el Beato de Valcavado del
año 970 en Valladolid y en el de San Millán de finales del siglo X. Esto demuestra la importancia de la veneración de la Cruz en Oviedo
y su importancia para consagrar no sólo monumentos religiosos sino también civiles.

Leídas del brazo superior al izquierdo y del derecho al inferior dicen:

Susceptum placide maneat hoc in honore Dei, quod offerunt famuli Christi Adefonsus princes et Scemena regina=Quisquis auferre
hoc donaria nostra presumserit fulmine divino intereat ipse=hoc opus perfectum et concessum est santo salvatori ovetense
sedis=hoc signo tuetur pius=hoc signo vincitur inimicus=et operatum est in castello gauzon anno regni nostri XLII discurrente era
DCCCXLVI.

«Permanezca esto recibido benignamente para honra de Dios, lo cual ofrecen el siervo de Dios príncipe Alfonso y la reina
Jimena.=Cualquiera que se atreviere a tomar estos nuestros dones perezca con rayo del cielo=Esta obra, siendo acabada, fue ofrecida
a la iglesia catedral de San Salvador de Oviedo=Con esta señal se defiende al piadoso=con esta señal se vence al enemigo=y fue
labrada esta Cruz en el Castillo de Gozón el año cuarenta y dos de nuestro reino andando la era de novecientos cuarenta y seis».
(Dicha fecha corresponde a la era hispánica, cuyo cómputo comenzaba en el año 38 antes de Cristo, y por tanto coincide con el año
908 de la era cristiana.)

A la luz de esta coincidencia en el lema de la Cruz, forjada justo un siglo después que la Cruz de los Ángeles, nos encontramos ante
una reafirmación del proyecto imperial iniciado por Alfonso II.

Deterioros y restauración
Si ya el Libro Becerro de la Catedral de Oviedo de 1385 señalaba que en la Cruz de la Victoria había tantas piedras preciosas como las
que había perdido, durante los sucesos bélicos de 1934 y 1936 la reliquia, al igual que el resto de la Cámara Santa, sufrió graves
desperfectos que hicieron necesaria su restauración. Si bien la Caja de las Ágatas estaba intacta y la Cámara Santa quedó totalmente
destruida, la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria no sufrieron graves daños, siendo restauradas por el prestigioso
arqueólogo Manuel Gómez Moreno, quien dirige los trabajos de recuperación del conjunto con la ayuda de Víctor Hevia Granda a partir
de 1938. La Cruz de la Victoria recuperaría su pedrería a partir de 1942, gracias a las donaciones populares que permitieron la
adquisición y restauración. No obstante, los trabajos de los orfebres Horacio Rivero Álvarez y Luis Aguilar, no tuvo en cuenta el diseño
original y supuso una radical modificación, alterando la postura del medallón en ambos frentes, lo que denunció el cronista de
Oviedo Joaquín Manzanares. En 1971 se colocan esmaltes nuevos por obra del orfebre alemán Werner Henneberger, aunque tampoco
se tuvo demasiado en cuenta el diseño original. Debido al inadecuado tratamiento de la Cruz en su uso cotidiano se han visto
alterados.

Según afirma el periodista Javier Neira en La Nueva España el 7 de septiembre de 2008, la cruz de roble sin revestir fue arrojada al
fuego por el restaurador Manuel Gómez Moreno, hecho conocido por algunos miembros de la comisión nombrada al efecto, pero hasta
ahora desconocido para el gran público.

Al entregar la Cruz de la Victoria, el restaurador les dijo que había tirado al fuego y sustituido por una pieza nueva el alma de
madera de roble.

El 9 de agosto de 1977 la Cruz, junto a la Caja de las Ágatas y la Cruz de los Ángeles, fueron robadas y sufrieron graves desperfectos
al ser arrancadas sus piedras preciosas y revestimientos de oro. Su lamentable estado obligó a realizar una nueva restauración que fue
realizada según el dictamen de una comisión constituida al efecto el 30 de noviembre de ese mismo año. En la citada comisión
participaron personas tan eminentes como el arqueólogo Helmut Schlunk, Magín Berenguer Alonso, José Menéndez Pidal oManuel
Fernández-Avello. Finalmente, el 8 de junio de 1978, tras numerosos estudios y consultas, se decidió devolver a las piedras su forma y
posición original en la reliquia, y el 13 de junio la comisión dictaminó que la Cruz de los Ángeles fuera restaurada siguiendo las
indicaciones de expertos de la ciudad alemana de Maguncia. Pedro Álvarez Miranda fue uno de los orfebres que restauraron por
segunda vez la reliquia.

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