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as misiones medievales

A partir del siglo VI se produjo un amplio movimiento misionero en el continente


europeo, que contribuyó a forjar la civilización medieval. Los pioneros fueron los
monjes de la Iglesia céltica irlandesa. Hombres como el abad Columba, Galo,
Aidan, Cuthberto o Columbano extendieron el cristianismo por Escocia, el norte de
Inglaterra, la Galia y Germania, desde monasterios como lona o Liridisfarne.
Mientras tanto, el papa Gregorio Magno (590-604) envió a Agustín de Canterbury
a evangelizar el sur de Inglaterra. Esta primera misión controlada expresamente
por Roma y apoyada por los soberanos anglosajones fue el modelo para el
posterior movimiento misional de - la Iglesia católica. Entre sus éxitos destaca el
sometimiento de la Iglesia céltica a la autoridad romana (664). La nueva Iglesia
anglosajona continuó la tradición misionera irlandesa, y Willybrord evangelizó
Frisia, mientras Bonifacio extendía el cristianismo en gran parte de Alemania y
colaboraba en la reforma de la Iglesia franca. La coronación imperial de
Carlomagno por el papa León III (800) selló la alianza entre Roma y el poderoso
reino franco. La autoridad del soberano era sancionada espiritualmente y, a
cambio, él se comprometía a defender y extender la fe. Esta vinculación entre la
Iglesia y el poder político se convirtió en una constante durante siglos, e influyó
notablemente en el proceso de difusión del cristianismo.

Los monjes alemanes evangelizaron Bohemia, Polonia y Hungría en el siglo X.


Normalmente, los esfuerzos misioneros, combinados con los diplomáticos, se
dirigían a los gobernantes, a cuya conversión seguía la de sus súbditos. El mismo
sistema se siguió en la evangelización de Escandinavia (siglos XI-XII). Pero otras
veces, la evangelización se encontraba unida a las campañas militares
emprendidas para someter a los pueblos paganos, como las desarrolladas por los
caballeros teutónicos en las orillas del Báltico (siglo XIII).

La Iglesia del Imperio romano de Oriente también había hecho progresos en la


difusión del cristianismo. Precisamente los conflictos con Roma sobre la
jurisdicción sobre los nuevos pueblos cristianos fueron una de las causas de la
ruptura entre ambas mitades de la cristiandad en 1054. Los hermanos Cirilo y
Metodio realizaron una importante labor de adaptación del cristianismo bizantino a
los pueblos eslavos, desarrollando un alfabeto y una liturgia especiales (siglo IX).
En el siglo x los príncipes de Kiev se convirtieron, favoreciendo la difusión de la
nueva fe en Rusia. La cristiandad rusa se consideró heredera directa de
Constantinopla, y su papel fue crucial en el desarrollo y extensión de la Iglesia
ortodoxa.

En extremo Oriente, las misiones nestorianas que, a través de Asia central,


llegaban a China habían logrado establecer florecientes comunidades. Pero
carecían de verdades— no arraigo popular, y desaparecieron rápidamente ante la
persecución de las autoridades (siglo IX). Entre los siglos XII y XIV se produjo un
nuevo movimiento evangelizador en Asia, esta vez dirigido por Roma y de la mano
principalmente de los franciscanos. Pero tras la caída de la dinastía mongol en
China (1368) cesó la protección dispensada a los cristianos, y la hostilidad
musulmana en Asia central puso fin a sus comunidades. Precisamente la
expansión musulmana de los siglos VII y VIII había acabado en gran parte con las
importantes comunidades cristianas de las riberas oriental y meridional del
Mediterráneo. Las relaciones entre el islam y la cristiandad fueron siempre de
oposición. Ante la imposibilidad de la conversión, a pesar de algunos esfuerzos
(san Francisco de Asís, Ramon Llull), los cristianos desarrollaron una mentalidad
combativa. Esta militancia cristiana, especialmente fuerte en la península Ibérica
durante la Reconquista, influyó en la difusión del cristianismo en la Edad Moderna.

El Nuevo Mundo

Los monarcas portugueses y españoles recibieron de los papas la responsabilidad


de evangelizar a los pueblos de sus nuevas posesiones (patronato real). Las
órdenes mendicantes (franciscanos, dominicos, agustinos) fueron las principales
encargadas de esta labor, en la que les acompañarían los jesuitas a partir de
1542. Además de bautizar a millones de indígenas en América, algunos de estos
misioneros, como Bartolomé de las Casas, lucharon por mejorar su condiciones de
vida y los protegieron contra los abusos de los colonos. Otros religiosos
procuraron el desarrollo económico y cultural de los nativos, favoreciendo la
sedentarización de las comunidades nómadas e instruyéndolas en las técnicas
agrícolas y artesanales, como hizo el franciscano Junípero Serra en California.

Los jesuitas en América y Asia


En la misma línea fue aún más relevante la labor de los jesuitas en Sudamérica,
especialmente en Paraguay, donde fundaron auténticos estados misionales
autónomos (reducciones). Allí, además de evangelizar a los indios y agruparlos en
comunidades autosuficientes mediante la práctica de la agricultura, la artesanía y
el comercio, los protegían de los ataques de los traficantes de esclavos españoles
y portugueses. Sin embargo, estas experiencias adolecían de la falta de un - clero
indígena, motivada por el recelo de las jerarquías eclesiásticas europeas. Por ello,
cuando faltaban sacerdotes europeos, estas vulnerables comunidades cristianas
solían desintegrarse. En Canadá, los jesuitas franceses también emprendieron
una destacada actividad misionera entre ¡os indígenas (siglo XVII), aunque en
este caso no trataron de cambiar sus formas de vida. En cuanto a Asia, san
Francisco Javier comenzó en 1542 su importante actividad misionera en el sur de
la India, Ceilán Malasia, Indonesia y Japón. Llevados de un espíritu
extremadamente abierto, los jesuitas Roberto De Nobili y Mateo Ricci intentaron
adaptar el cristianismo a las ricas tradiciones culturales de la India y China,
respectivamente, consiguiendo un enorme éxito evangelizador Pero ¡as críticas de
otras órdenes y los recelos de Roma ante posibles desviaciones doctrinales
acabaron con estas prácticas a mediados del siglo XVIII. Como reacción, el
cristianismo fue perseguido en estos países.

Para unificar criterios y administrar mejor los recursos destinados a la


evangelización, el papa Gregorio XV fundó en 1622 la Sagrada Congregación para
la Propagación de ¡a Fe. Sin embargo, el declive de los imperios portugués y
español y la supresión de la Compañía de Jesús (1773) provocaron la decadencia
de los esfuerzos misioneros católicos durante algún tiempo.

Las misiones protestantes

Durante casi 300 años las iglesias protestantes no realizaron esfuerzos


misioneros, que identificaban con las pretensiones universalistas y teocráticas de
los papas romanos. Esta situación empezó a cambiar con la expansión colonial
protagonizada por ingleses y holandeses. En el siglo XVIII la iglesia pietista
alemana y los Hermanos Moayos fundaron comunidades misioneras en los
territorios coloniales. A fines de la centuria y a principios del siglo XIX proliferaron
en todo el mundo protestantedades misioneras no adscritas a una iglesia concreta,
que combinaban la difusión del Evangelio con labores asistenciales y educativas.
Una de las razones de su éxito fue su asociación con el colonialismo imperialista:
la aculturación de los pueblos sometidos facilitaba su control por las autoridades
colonial es. Por otro lado el prestigio de las instituciones educativas regentadas
por los misioneros atraía a las elites indígenas deseosas de adquirir una formación
occidental.

Las misiones en el mundo contemporáneo

En el siglo XIX, la Iglesia católica recuperó el impulso misionero. También, como


en el caso de los protestantes, se dio especial importancia a las labores
educativas y asistenciales. Ya en el siglo XX, el movimiento descolonizador
favoreció la visión de las instituciones misioneras como cómplices de la
explotación colonial. No obstante, la importancia de ¡a labor social que llevan a
cabo las convierte en imprescindibles para las regiones menos desarrolladas del
Tercer Mundo, lo que asegura su mantenimiento Por otro lado, la fuerza y el
notable crecimiento de las jóvenes Iglesias del Tercer Mundo contrasta con el
creciente secularismo de las sociedades occidentales lo que hace prever un reflujo
del movimiento misional desde Asia, África o Latinoamérica hacia la vieja Europa.

LA IGLESIA MEDIEVAL

- Predominio de la religiosidad

- Mayoría europea cristiana

- 1054: El cisma de ORIENTE (DIVISIÓN)

- Iglesia: Poder feudal, tierras y derecho a diezmo.

- Los nobles son obispos con feudos y vasallos (secularización)

- Relajación de las costumbres.


- Habían otros credos en Europa: judíos dispersos y musulmanes en España.

ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA

- El poder estaba en: las riquezas, la organización e importancia cultural.

- Jefe: el Papa

- EL CLERO SECULAR (mesclados con los laicos): Papa, arzobispo, obispos,


párrocos.

- EL CLERO REGULAR (viven en monasterios) : órdenes reñigiosas. La primera


fue fundada por San Bebito de Nursia (siglo VI ) : los benedictinos.

PROBLEMAS DEL CLERO

Siglo X: Los reyes se reservan el derecho de investidura.

. Simonía y Nicolasismo.

. Derecho de asilo . La paz de Dios . La tegua de Dios.

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