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Las diversas investigaciones nos hacen suponer que los primeros grupos humanos del
extremo sur llegaron hace unos diez u once mil años atrás. A los primeros investigadores
les costó mucho conocer la fecha de poblamiento pues antes del descubrimiento, en la
Cueva Fell, de puntas de proyectil (con formas de cola de pescado), cuchillos y otros
artefactos de piedra y hueso asociados estrechamente a restos de caballo americano,
habían pocos sitios en América que testimoniaran tan claramente la llegada del hombre a
esta zona. En el último tiempo, se han encontrado otros sitios, como por ejemplo, la cueva
"Tres Arroyos" en la Isla Grande de Tierra del Fuego, y varios sitios en las cercanías de la
Cueva del Milodón, como por ejemplo la Cueva del Medio y Cueva del Lago Sofía.
Los Selk'nam (palabra que significa Hombres y con la que se autodesignaban los
aborígenes pedestres que habitaron la parte occidental en la isla de Tierra Del Fuego) u
Onas (los llamaban los Yámanas; esta palabra se deriva de la contracción de Aóna-
Yámana que significa GENTE DEL NORTE) habitaban el interior de la Isla Grande de
Tierra del Fuego. Su aspecto físico es el resultado del mestizaje entre Pámpidos, de alta
estatura y constitución robusta y Fuéguidos, bajos y de estructura ósea delicada,
dominando el primer tipo físico. Se distribuyeron por el territorio en tres subgrupos: -El
Norte del Río Grande (Río Hurr) zona de praderas y pastizales. -El Sur del Río Grande
zona de bosques y montañas. -El extremo Sudoeste de la Isla, zona de praderas,
arbustos y bosques, los Haush, que mantenían contacto con los Yámanas y compartían
costumbres.
Los Selk'nam vivían en la Isla Grande; eran, con los Tehuelches, los indios más grandes
de América, con 1,80 m de tamaño medio, y su fuerza física asombraba a sus visitantes
europeos (en el siglo 17, el tamaño medio de los europeos rondaba los 1,65m), como a
sus vecinos indios, quienes les temían bastante.
Sobre todo eran cazadores, nómades, y a veces pescadores en los ríos. También solían
compartir con los Yámana a una ballena varada en una playa; en paz con los Yámana en
esa oportunidad, aprovechándose así de la grasa del animal. El guanaco constituía su
principal fuente de carne, pero también cazaban aves y roedores. Y también se nutrían de
cosecha de frutas y hongos.
ARCO Y FLECHA
El arma fundamental era el arco, el cual además de necesitar destreza requería ser
fuerte, por su tamaño. Estaba hecho principalmente de madera de ñire, lenga o maitén y
la flecha con punta de piedra. El Astil de la flecha se fabricaba con madera de calafate,
luego de trabajada la varilla, pulida y bruñida con piedra, se le hacia una muesca en la
base para apoyar en el tendón del arco y se le ataba un trozo de pluma de Cauquén (ala
Izquierda), en el otro extremo en otra muesca se introducía una punta de piedra afirmada
luego con tendones humedecidos. Con variedad de piedras construían puntas de lanzas,
flechas, cuchillos, martillos, morteros, hachas, perforadores y arpones que también
construían con hueso y madera. Practicaban la cestería con juncos. Los nervios, tendones
y membranas del Guanaco eran empleados como hilo de coser, atar y tejer redes de
pesca.
SOCIEDAD
La organización social comprendía Grupos de familias emparentadas que habitaban
territorios propios (Harruwen), a través de los cuales migraban en busca de alimento.
Solían reunirse en grupos cuando la caza abundaba en los meses cálidos y esparcirse en
el Invierno. La presencia de alguna ballena varada o la realización de ceremonias eran
motivos que los reunía en gran número. No reconocían un jefe permanente, pero
mantenían jerarquías:
-CHAMANES (XO'ON) Quienes tenían la facultad de curar, ejercían su poder en la guerra
y la caza, Participaban de todos los rituales y ceremonias.
-SABIOS (LAILUKA) Depositarios de las tradiciones mitológicas, sin poder sobrenatural,
profetas.
-GUERREROS (K'MAL) Se los respetaba por su edad madura y sus consejos
respaldados por la experiencia y el conocimiento de la tradición. Era el que más se
aproximaba a un jefe y había uno en cada familia extendida.
En casi cada ocasión o actitud de la vida diaria se nota la fineza de sus costumbres
social. Al carnear un guanaco, los Onas generalmente dividían la res en seis pedazos
para facilitar su transporte. Esta vez, Tamimeoat cortó el animal en tantos trozos como
hombres y a cada uno le arrojó su parte. En cada caso, el beneficiado era el único
individuo que no mostraba interés en este reparto ; simulaba estar arreglando el fuego o
sacando sus mocasines, o mirando al vacío, hasta que otro miembro del grupo le llamaba
la atención sobre el regalo recibido ; entonces él lo levantaba casi sin mirarlo, y sin
demostrar ningún placer, lo ponía a su lado.
Talimeoat y Kaichin no se habían reservado ni un pedacito, ni siquiera el pecho, que
siempre era considerada la porción del matador. Después de un rato, algunos de aquellos
a quienes, quizás a propósito, se les había dado una porción mayor que a los demás, la
dividieron con los afortunados cazadores. Entre los indios onas ése era el modo correcto
de repartir la carne en tales circunstancias.
Aunque eran nómades, la Isla Grande había sido dividida en 39 distritos, separadas por
ríos, piedras, árboles, distritos trasmitidos de padre a hijos, mientras una familia ona
viviendo en ese territorio podía alcanzar 120 individuos. Ese reparto instituía algo como la
propiedad, y cada tribu normalmente no se iba de caza afuera de su propio distrito, sino a
veces para hacer la guerra, o con un ceremonial muy preciso (o torneos de lucha).
Los Onas no tenían jefes hereditarios no electivos, pero los hombres que sobresalían
por su habilidad, casi siempre se convertían de hecho en dirigentes. Sin embargo, uno
podía ser el jefe de hoy y otro mañana, pues se lo cambiaba según la empresa a cometer
y se designaba al mas vehemente partidario de cada una.
La categoría social entre ellos fue bien definida, años después por el jovial Canicota; en
respuesta a un hombre de ciencias dijo: 1“los Onas no tenían jefes, según nuestra
aceptación de la palabra. Viendo que el no le creía, llamé a Kankoat, que entonces
hablaba bastante bien español. En contestación a la pregunta que le hizo el visitante,
Kankoat demasiado amable para contestar con una negativa, dijo : 'Si, señor, los Onas
tenemos jefes: todos los hombres son capitanes y todas la mujeres son marineras. 'No
conocían la disciplina. Sin embargo, el mas despiadado, el mas fuerte, ya sea físicamente
o mentalmente, o el asusto capaz de una traición, podía dominar la comunidad."
1
Cuenta Canicota y Kankoat en http://membres.lycos.fr/jes/sur/elsur-selkn.htm#fotos
Al momento de la caza los hombres al desplazarse, se hacían acompañar de perros
domésticos. Las mujeres trasladaban las pertenencias, como canastos de fibras vegetales
y recipientes de corteza de árbol, y los hombres llevaban armas para cazar o defenderse.
Para la caza utilizaban arcos de grandes dimensiones y lanzas, transportando las flechas
en un carcaj (caja portátil) colgado a la espalda.
Cuando los hombres se hacían demasiado viejos para salir a cazar, podían contar que
sus hijos los abastecerían y defenderían. Siempre se podía encontrar a otra mujer pero a
los hijos no era tan fácil reemplazarlos."
Al Ona no le preocupa el vestido ; para él, sólo es motivo de vergüenza mostrar el cuerpo
cuando es deforme u obeso ; este último defecto demostraría que es un glotón y que,
como probablemente no es cazador, su mujer tiene que alimentarlo con pescado. El
cazador tiene que ser delgado y no comer demasiado, porque sino se volvería vago,
mientras sus mujeres tiene que ser gordas (prueba de que esta un cazador q se
respecta)"
La poligamia era común, pero era raro que un hombre tuviera más de dos mujeres, lo cual
hubiera sido considerado con una mezcla de envidia y de burla.
VESTIMENTA
La Vestimenta la realizaban exclusivamente con pieles y cueros de animales,
especialmente Guanacos. Consistía en un manto o capa con el pelo hacia afuera, las
mujeres la ataban con tiras sobre el pecho y los hombres se la ajustaban al cuerpo
ciñéndola bajo el brazo derecho, asegurándola con la mano. Mujeres y niños usaban un
taparrabo, se calzaban con mocasines de cuero. Los hombres llevaban un adorno
triangular de cuero sobre la frente, atado alrededor de la cabeza (Kóchil). Gustaban de
adornarse con collares, brazaletes y pulseras, confeccionados con huesos de aves,
conchillas y trenzas de tendón de guanaco. Ambos sexos se pintaban con los colores rojo,
negro, blanco y amarillo en dibujos sencillos.
VIVIENDA
Las viviendas eran propias de los pueblos con costumbres nómadas.
-El Paraviento o Carpa, de uso corriente, transportable. Construida con palos preparados
de antemano y cubierto con cueros de guanaco unidos por costuras.
-La Choza, de forma cónica, construida con troncos y ramas, cubierta con mantas de
guanaco, de unos 3 mts. de diámetro, usada generalmente en Invierno.
RELIGIÓN
Los Selk'nam poseían un mundo de creencias muy rico expresado a través de sus
mitos, leyendas y ceremonias sociales que reflejaban una cosmovisión muy particular.
Dentro de la tradición Selk'nam cada astro, cada cerro o curso de agua, cada lugar, tenía
un sentido preciso en que se mezclaban los aspectos prácticos de la vida diaria con las
abstracciones de carácter sobrenatural.
La principal ceremonia era el Hain, reunión secreta organizada por los hombres,
destinada a lograr cuatro propósitos vitales:
La iniciación de los adolescentes masculinos o Klóketen, quienes pasarían a formar parte
de los cazadores adultos una vez superadas múltiples pruebas.
Reunir a personas que rara vez se encontraban, aún hombres que eran enemigos
participaban en el mismo Hain.
A partir del siglo XVI se iniciaron los primeros contactos entre los Selk'nam y los
navegantes europeos. La primera alusión indirecta relacionada con los aborígenes de
Tierra del Fuego se encuentra en el relato de Antonio Pigafetta, miembro de la expedición
encabezada por Hernando de Magallanes, que en 1520 descubrió el Estrecho que llevaría
posteriormente su nombre.
Durante la travesía del paso interoceánico los navegantes divisaron extraños fuegos
sobre las costas septentrionales de la isla, por lo que denominaron a este territorio 'Tierra
de los Fuegos'.
Hacia 1881, cuando se inició la colonización moderna de Tierra del Fuego, se estima
que la población Selk'nam alcanzaba en total un número de 2.000 a 2.500 habitantes. Por
diversas circunstancias, el impacto de la acción colonizadora ocasionó la rápida extinción
de esta etnia, que en pocas décadas se vio reducida a un pequeño grupo, con escasas
posibilidades de supervivencia. Las matanzas descarnadas y las deportaciones masivas
practicadas por el hombre blanco, junto con la introducción de enfermedades
infectocontagiosas, antes desconocidas, sumadas a las luchas internas entre grupos
aborígenes (originadas en disputas por los escasos territorios libres del dominio
extranjero), terminaron por romper el equilibrio natural que desde tiempos inmemoriales
los Selk'nam habían establecido con relación a su medio ambiente.
A partir de 1881 se inició la explotación del oro en el territorio. Los mineros establecidos
en el norte de la isla, no tardaron en tomar contacto con los Selk'nam, causándoles
reiterados vejámenes, tales como la apropiación forzada de sus mujeres e incluso el
asesinato de hombres con la consiguiente reacción violenta de los aborígenes.
Hacia 1891 el número total de Selk'nam, no superaba la cifra de 2.000, situación que se
fue tornando cada vez más crítica.
A partir de 1894, la persecución de los Selk'nam se tornó aún más dramática y bajo el
amparo de compañías ganaderas, grupos de cazadores de indios pagados por éstas
asesinaron a un gran número de aborígenes impunemente.
Al inicio del siglo XX no quedaban más que unos cuantos centenares de sobrevivientes
dispersos por los bosques meridionales o bien amparados por las misiones salesianas y
por la familia Bridges, constituida por los primeros colonizadores de Ushuaia.
En el período 1909-1911 los sacerdotes salesianos estimaban que los remanentes de la
población Selk'nam no superaban las 350 personas, cifra que continuó descendiendo en
las décadas posteriores.
En 1966 se podían contar sólo 13 Onas en toda la isla, cuyos padres en su mayoría
eran blancos o mestizos. El 9 de octubre de ese mismo año, murió Lola Kiepja, la última
Selk'nam que vivió de acuerdo a las antiguas costumbres de su cultura. La antropóloga
Anne Chapman convivió durante varios meses con Lola, pudiendo recoger abundante
información etnográfica y un conjunto apreciable de cantos Selk'nam que fueron grabados
en discos. Los cantos de uno u otro modo están impregnados de alusiones mitológicas
que reflejan la riqueza espiritual de dicha cultura.