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Sobre la Reforma de la Educación

Lamentablemente la actual Reforma de la Educación chilena es un fracaso, que va más allá de


los conceptos de cobertura, equidad, y calidad de logros.

El problema de la crisis de la educación en Chile, no pasa por el quehacer de los profesores en


las aulas, sino por el clima que producen diversos agentes al interior y al exterior de la sala de
clases.

Si miramos detenidamente la reforma, podremos constatar que ella es un producto híbrido e


improvisado, desde su idea hasta su concreción material, ya que en ella no está considerando la
realidad y necesidades de nuestro pueblo, ni mucho menos nuestra idiosincrasia, así como
tampoco el objetivo noble que por tradición persigue la enseñanza.

• Lo único considerado dentro de esta cultura estandarizada, es crear


ciudadanos inútiles para sí mismos, inconscientes y vulgares, para incrementar
aún más el nivel de dependencia de nuestro país.

• La reforma no prepara seres conscientes, sino individuos poseedores de


una moral relativista, interesada, parasitaria y depredadora, donde el dinero es
lo más importante y lo humano poco valioso.

• La reforma no prepara para el trabajo, sino para la esclavitud y la


pobreza (espiritual y mental).

• La reforma no prepara para la vida, ya que su origen y fin no están al


alero de una idea trascendente, su origen y fin es la materialidad, por eso es
perecible.

En resumen, la reforma impuesta por el Ministerio de Educación, responde a los intereses


totalitarios del "Nuevo Orden Mundial";.

Y es que la política en educación, desde hace ya muchas décadas, ha dejado de lado los
principios de la enseñanza, vendiéndolos a un economicismo reduccionista burdo, reflejándose
-por un lado- en el comercio de la enseñanza, y por el otro, en el populismo, que ha convertido
a escuela, colegios y liceos estatales en verdaderos nidos de delincuentes.

Estos elementos envalentonados y justificados por la autoridad, impiden que los profesores
desarrollen su trabajo, les roban, les agreden verbalmente y los amenazan físicamente,
sumándose a esto, la actitud de apoderados y autoridades que descalifican la labor pedagógica,
desestimando la opinión de los docentes, no respetando sus decisiones y ejerciendo
paralelamente presiones diversas a la hora de las evaluaciones y de tomar medidas
disciplinarias, con el único fin de demostrar que aparentemente la Reforma está en buen pie, o
en el caso más concreto de los establecimientos educacionales, para mantener el exiguo aporte
económico que brindan las matrículas , lo que ha hecho de la adulteración de asistencia una
medida válida para sobrevivir.
La educación es un derecho legítimo del ciudadano. Es deber del Estado proporcionar el libre
acceso a ella, pero también ese derecho exige deberes, tanto para el Estado como para el
beneficiario: cuidar, mantener y proyectar este servicio.

El Estado (sus representantes) y el ciudadano que no cumplen con este deber de preservación,
impide tanto para sí como para los demás el acceso a ella, por lo tanto, no debe estar en el
sistema educativo, ni mucho menos dirigirlo.

El dejar de lado los deberes nos a llevado hoy a este producto nefasto, ya que al amparar y
justificar por cuestiones sociales y/o psicológicas , actitudes delincuenciales y criminales, le han
dejado la puerta abierta a las fuerzas viciadas de la insurrección, el desgobierno y la anarquía,
con ello el fin de la democracia y de nuestro país, sometido por completa al "Nuevo Orden
Mundial".

Juan G. Bragassi Hurtado


Profesor de Artes Plásticas

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