You are on page 1of 25

SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA


ESCUELA SUPERIOR DE TRABAJO SOCIAL
CATEDRA LIBRE DE SIDA
TITULAR: Lic. Sergio Legardón

Prohibido el sol

sida en las cárceles, mitos y complicidades

Lic. Anatilde Senatore


La Plata, 2.004
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Al maestro, al colega, al hombre


apasionado y generoso que sabía cómo
agitar el alma de quienes lo conocimos, a
su recuerdo

A yogui...
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

“Es privilegio de los médicos practicar


la medicina al servicio de la humanidad y
restablecer la salud física y mental. Debe
mantenerse el máximo respeto por la vida
humana, aún bajo amenazas y no deben
usarse conocimientos médicos contrarios a
las leyes de la humanidad…
El médico debe tener independencia
clínica total para decidir acerca de la
atención que deba prestarse a una persona
de quien es él profesionalmente
responsable
La obligación fundamental de un
médico es aliviar el padecimiento de sus
prójimos, y ningún motivo personal, social
o político debe prevalecer sobre esta meta
suprema”.1

1
Declaración de Tokio, Pautas para médicos con respecto a las torturas y otras formas
de trato o castigo cruel, inhumano o degradante en los casos de detención y prisión
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Introducción

El servicio penitenciario bonaerense es una institución creada para el


cumplimiento de la ejecución de la pena privativa de libertad,
subrayo esta condición porque es objetivamente la función social para la
que se sostiene, siglos después de su creación.
Independientemente de las creencias, mitos y/o convicciones
individuales y colectivas, más allá del entramado de representaciones
que se construyen y materializan en las prácticas sociales, que fundan
su accionar en la cárcel como institución, la legislación vigente debe ser
un instrumento para recuperar el sentido de la dignidad humana, el cual,
como se pone de manifiesto a lo largo de este recorrido, ha quedado
restringido a un selecto grupo de ciudadanos y claramente negado para
una inmensa mayoría de la población. Esta mayoría, compuesta por la
clase trabajadora, desocupada, subocupada, empobrecida, negada, se
halla hoy ante una posibilidad cada vez más cercana de hallarse
penalizada, a partir de la estrategia de judicialización de la pobreza
desarrollada por el estado penal.
No es posible pensar en la cárcel como institución de la sociedad
capitalista sin hacer referencia a su rol en el modelo de acumulación
vigente. Si en el modelo de acumulación productiva, la selectividad2
identificó al vago y malentretenido3 como sujeto de su intervención, en
el actual modelo de acumulación especulativo-financiero, -con una
situación de desempleo estructural, con una fuerte sensación de
incertidumbre y una pretendida ausencia de futuro- la caracterización
del sujeto punible se mantiene, pero los caminos que llevan a la
privación de su libertad se diversificaron. Está pendiente aún el debate
acerca de cuál es hoy la función de la cárcel dentro del modelo vigente,
habida cuenta que ya no actúa a modo de instrumento de coerción
indirecto y está claramente colapsando.
En su seno se registra la vida, desde su concepción hasta su fin: los
encuentros íntimos, las mujeres que conciben o ingresan embarazadas,
los niños alojados con sus madres, cerca de 3.000 adolescentes menores
de 21 años, los viejos, los discapacitados4, los enfermos terminales; alfa
2
ZAFFARONI, E. Transcripción del registro original de audio durante el encuentro
internacional "La Experiencia del Penitenciarismo Contemporáneo: aportes y
experiencias", celebrado los días 26 y 27 de julio de 1993 en la ciudad de México, bajo la
coordinación de la Dirección General de Reclusorios y Centros de Readaptación Social
del Departamento del Distrito Federal y la II Asamblea de Representantes del Distrito
Federal.
3
MARX K. MANUSCRITOS, MIMEO CETS, 2000
4
alojados en una unidad especial, conocida como unidad para valetudinarios, aunque
he registrado que hubo al menos una persona discapacitada mental, total y
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

y omega, casi como un país paralelo, con idioma y reglas, con fronteras
y desarraigos, con marcas en la piel y en cada pliegue de la conciencia,
un país del que nadie se va del todo.
Deslegitimada y reivindicada, tenebrosa y perenne, ¿qué mecanismos
permiten sostener una estructura a todas luces ineficiente?
Y, en relación con la epidemia, ¿qué argumentos avalan la flagrante
violación a toda normativa científica?

En este trabajo de análisis y reflexión acerca de qué sucede en las


cárceles con respecto al SIDA, me centraré en el ámbito del sistema
penitenciario provincial.
Para comprender la complejidad de un tema tan árido como el del sida
en las cárceles, comenzaré por analizar cuestiones previas, tales como
las disposiciones vigentes con respecto al sistema carcelario, tanto
nacionales como internacionales y la estructura organizativa del sistema
penitenciario local; de este modo se podrá comprender más
acabadamente el sistema sanitario penitenciario, así como desentrañar
sus prácticas y el impacto de éstas sobre la epidemia.

La institución penitenciaria y la privación de la libertad

permanente en una unidad tan difícil como la 1, de Olmos.


SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Están en prisión
como castigo, no para recibir
castigo5

La Convención Americana sobre los Derechos Humanos dice: toda


persona privada de su libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano6, mismo espíritu que se formula en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Las Naciones Unidas plantean que es su preocupación el tratamiento de


todos los seres humanos, incluyendo a aquellos que están en prisión, tal
como reza en las razones expuestas en el MANUAL DE BUENA PRÁCTICA
PENITENCIARIA7, por lo cual elaboraron este compendio de reglas
mínimas para el trato de las personas privadas de su libertad.
En él se plantea que los reclusos tiene los siguientes derechos: a la vida,
a la seguridad, a la salud, al respeto de la dignidad humana, a un juicio
justo, a la no discriminación de ningún tipo, a no ser sometido a la
esclavitud, a la libertad de conciencia y de pensamiento, a la libertad de
culto, al respeto por la vida familiar y al desarrollo personal.

La Constitución Nacional expresa: las cárceles de la nación serán sanas


y limpias, para seguridad y no para castigo… y toda medida que, a
pretexto de precaución conduzca mortificarlos más allá de lo que
aquella exija, hará responsable al juez que la autorice8.

El Código de Ejecución Penal, ley provincial (12.256) data del año 2.000
y ha intentado incorporar los procedimientos más avanzados en la
materia, sin embargo, desde hace 4 años permanece sin reglamentar,
por lo cual, la reglamentación vigente es la correspondiente al decreto
1373/62, el cual data del 19 de febrero del 1.962
Considerando que toda política social surge como respuesta a una
demanda previa, podemos asumir que si el plexo normativo
internacional y local se ha detenido a considerar sumariamente
derechos y garantías para quienes están privados de su libertad, ha sido
como respuesta a una situación de flagrante atropello hacia quienes se
hallan en estas condiciones.
Ahora bien, una vez plasmado en el texto el deber ser, ¿se garantiza que
este ideal se traduzca en las prácticas cotidianas de aquellos que se
hallan en relación directa con la población detenida?

5
MANUAL DE BUENA PRACTICA PENITENCIARIA, I.I.D.H., Mrio de Justicia de los Países
Bajos, San José, 2000
6
Convención Americana sobre LODE Derechos Humanos, art. 5
7
MANUAL DE BUENA PRACTICA PENITENCIARIA, Ed. INSTITUTO INTERAMERICANO DE
DERECHOS HUMANOS, LA HAYA, 1995
8
Constitución Nacional, art. 18
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Al respecto, el análisis más contundente, hasta el presente, acerca de la


real situación de los detenidos, se pone de manifiesto en el Informe
Borrino, el cual fuera confeccionado por la Cámara de Apelación y
Garantías del Dpto. judicial de San Isidro en el año 2.000:
La dimensión de la celda era de 3.3 x 7.75 m. y debía compartir (el
interno en cuestión) este lugar con otros 14 internos, tenía ventilación e
iluminación natural indirectas y no poseía calefacción. Compartían
un inodoro a la turca… no poseía ducha… los internos permanecían en
la celda casi todo el día, solo salen al patio los lunes de 8 a 10 hs. y
recibe a su familia cada 15 días, los sábados de 8 a 12 hs… el interno
había perdido 11 Kg en el último año.

Son de dominio público las cifras que el servicio penitenciario adjudica al


costo anual por interno, aportando un elemento más a la representación
de la cárcel como conjunto de beneficios para quienes dañan a la
sociedad.
Para poner en cuestión este argumento, se detalla a continuación el
gasto que integra los $18.700 anuales por hombre detenido:

Pago de sueldos 13.924,29


Gastos de administración (combustibles, 1.234,89
lubricantes, luz, gas, teléfono, agua. Correo)
Custodia y control (equipo celdario, elementos 1.142,74
de seguridad, equipo de seguridad)
Necesidades básicas del interno (alimentos, 686,71
limpieza, bazar y menaje)
Servicios de salud (equipamiento sanitario, 424,54
farmacia y laboratorio)
Infraestructura u mobiliario 341,99
Trabajo y entrenamiento del interno (peculios) 57,93
Asistencia internos VIH (productos 14,03
farmacéuticos y medicinales, equipo sanitario
y de laboratorio)
Total anual 18.706,67
Costo diario por interno 51,25

Las múltiples denuncias presentadas en los organismos de derechos


humanos ponen en seria cuestión el aprovechamiento de estos recursos.

  
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

El servicio penitenciario bonaerense depende del ministerio de justicia.


Es una institución verticalista con una estructura de mando militarizada.
Desde la formación hasta el uniforme, desde el sistema de ascensos
hasta la normativa, todo se organiza a semejanza del sistema militar.
Si la lógica castrense responde a la necesidad de proveer a la defensa
de la seguridad, en el supuesto de un enemigo exterior, ¿podemos
pensar que los sistemas penitenciarios defienden a la sociedad de un
enemigo interior?
La explicación para esta organización que brindaron quienes se hallaban
en los cargos más altos, remite a la necesidad de contar con una cadena
de mando efectiva y eficiente, habida cuenta que se trata de una
entidad con más de 10.000 agentes y cerca 28.000 detenidos en unos
40 centros diseminados por la provincia.
Para remitirnos específicamente al tema que nos ocupa, se centrará la
atención en la cadena de mandos referida al aspecto sanitario,
mencionando que el año pasado se inició la revisión del organigrama,
debido a la inoperancia e ineficacia del mismo.
La estructura piramidal de la entidad se ha visto afectada en los últimos
años, habiendo aumentado la cantidad de agentes que obtuvieron el
grado más alto al que se puede aspirar, debido a esta circunstancia, fue
preciso generar espacios de mando, de modo que no quedara
subsumido un oficial al mando de otro de igual grado.
Siendo que la estructura de la repartición es competencia del
gobernador, su configuración básica no puede modificarse de manera
autónoma, teniendo la misma 10 direcciones: régimen, trabajo, auditoría
general, seguridad, secretaría general, administración, construcción y
mantenimiento, sanidad, clasificación y por último, la dirección de
institutos de formación.
Debido a esta circunstancia, se procedió a generar, debajo de estas
instancias, una serie de departamentos, divisiones y secciones que, en
muchas ocasiones, se superponen.
Al mismo tiempo, se crearon una serie de secretarías con rango de
direcciones, es decir que estaría a cargo de los oficiales de mayor
jerarquía que no fueran destinados a las direcciones, simultáneamente,
se cumplía, al menos, en la apariencia, con los nuevos requerimientos
de la población:
 Intentando profesionalizar la intervención: junta de selección
 Respondiendo a las denuncias por corrupción y torturas:
sumarios administrativos
 Direccionando qué dicen los medios, qué se publica y quién lo
dice: prensa
 Reconociendo la incidencia del problema de las adicciones:
conducta adictivas, se recuerda que existe la dirección de
sanidad
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

 Admitiendo como un problema a atender: control y prevención


de enfermedades prevalentes y sida, se recuerda que existe
la dirección de sanidad
 A modo de relaciones públicas y organizador de la actividad de los
altos mandos: secretaría ayudantía
 incluyendo la importancia de la fe, dedicado a la iglesia católica,
aún cuando la mayor incidencia religiosa provenga de la iglesia
evangélica: capellanía mayor
 admitiendo la incidencia de las afecciones vinculadas con la salud
mental: gabinete psiquiátrico forense, se recuerda que existe
la dirección de sanidad
 para poner de relieve la función social de la institución: archivo
histórico y museo
 capacitación laboral para internos, se recuerda que existe la
dirección de trabajo
 pensando en las condiciones de trabajo: higiene y seguridad
laboral
 comisión de recepción de mercaderías, se recuerda que existe
la dirección de administración
 comisión de preadjudicaciones, se recuerda que existe la
dirección de administración.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

La política sanitaria

“El deber de todo médico es


participar plenamente en los
programas de prevención iniciados
por las autoridades, para detener
la propagación del SIDA.”9

En materia de sanidad, los números son irrefutables. De acuerdo con el


informe presentado por la dirección de sanidad para el año 2.002, se
contaba entonces con un total de 416 profesionales de la salud, esta
suma está integrada por médicos, farmacéuticos, bioquímicos,
radiólogos y otras especialidades. Al momento de este informe, había en
las unidades 18.656 internos, lo cual significa una proporción de un
profesional de la salud cada 44 internos, no incluyendo en esta cifra a
los enfermeros.
Esta relación analizada en contrastación con la calidad de los servicios
sanitarios expone claramente la inexistencia de planificación en el tema.
Por tratarse de una institución total, las recomendaciones internaciones
indican que deben primar las estrategias de atención primaria de la
salud, fortaleciendo los servicios vinculados con atención de emergencia
para traumatismos y heridas corto-punzantes, las más frecuentes en la
población. La atención de mediana y alta complejidad debería ser
remitida a los centros asistenciales de referencia, pertenecientes al
ministerio de salud pública, de acuerdo con la distribución territorial de
cada unidad.
Algunos ejemplos dan cuenta de la falta de racionalidad tanto en el
aprovechamiento de los recursos económicos como humanos: en una
unidad de población masculina (15, de Batán) hay un neonatólogo, en
tanto no existe esta especialidad en ninguna unidad con población
femenina ni infantil, 4 profesionales tiene como destino los jardines
maternales, de los cuales 3 son odontólogos, en el destacamento de la
isla Martín García, donde no hay internos, hay una médica clínica, en
las escuelas hay 17 profesionales asignados, en dos unidades de
población masculina hay 3 ginecólogos (unidades 9 y 16)
En la Unidad 30 de Alvear se instaló un hospital cuyo equipamiento es
de alta tecnología, superior a lo que posee el propio ministerio de salud
para las prestaciones en la región, sin embargo, sus costosísimos
elementos no pueden utilizarse. Se destaca el quirófano, con un
equipamiento de última generación que no puede ser empleado porque
en la institución no hay cirujanos dispuestos a radicarse en la ciudad y
9
proposición sobre la responsabilidad profesional de los médicos en el tratamiento de
los pacientes de SIDA
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

en el área no existen cirujanos que acepten incorporarse al servicio


penitenciario por el salario que éste ofrece a una especialidad cuyos
honorarios son altamente superiores. Recorrer sus instalaciones es
comprender el criminal desperdicio de recursos públicos, flagrante
monumento a la inoperancia y el malgasto.

Otro elemento a considerar al momento de analizar el sistema sanitario


penitenciario, es la vinculación con los centros asistenciales públicos.
Durante el año 2.003 se realizó un estudio de la cuestión consistente en
indagar acerca de los obstáculos en la derivación de detenidos para su
atención extramuros. Para ello se realizaron entrevistas a los directores
de los Hospitales San Juan de Dios, Alejandro Korn, San Martín de la
ciudad de La Plata y Penna de Bahía Blanca, con el Director Provincial de
Hospitales del ministerio de salud provincial, los jefes de sanidad de 15
unidades penitenciarias y se aplicó una encuesta a todos los jefes de los
equipos de salud de todas las unidades penitenciarias.
Existe un grave problema de comunicación entre ambas instituciones,
médica y penitenciaria, cuyos nudo problemáticos pueden definirse,
desde el sector sanitario, del siguiente modo:

 Argumentos económicos: dada la situación crítica de los servicios


públicos de salud, algunos referentes del sector consideran que no
es pertinente realizar una transferencia de recursos desde el
ministerio de salud hacia el ministerio de justicia, habida cuenta
que éste último provee para el servicio penitenciario un
presupuesto considerable, entran en juego, en esta estimación los
costoso equipos que posee el servicio.
 Argumentos normativos: expresan que se han dado situaciones en
las que se registran inconductas por parte del personal que
acompaña a los presos (descuidos con respecto al uso y/o cuidado
de las armas, faltas para con el personal hospitalario, entre otras).
También sostiene que a la población que concurre al hospital le
resulta preocupante compartir espacios de espera, consulta e
internación con gente peligrosa y armas.
 Argumentos ético-profesionales: refieren que

1. en ocasiones los pacientes llegan con un diagnóstico que no


se corresponde con lo que los médicos del hospital hallan en
la evaluación
2. reingresan pacientes que fueron dados de alta y cuyos
parámetros vitales se deterioraron como producto de una
mala calidad de vida
3. someten a pacientes a medidas de sujeción reñidas con
principios humanitarios inherentes a la dignidad humana
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

4. reciben derivaciones para prácticas médicas que pueden ser


realizadas intramuro, recargando el sistema público

Desde el sector penitenciario, estas dificultades son leídas como


problemas de credibilidad. Sostienen que si bien en muchos casos los
hospitales aportan soluciones en la medida de sus posibilidades, en
ocasiones niegan prestaciones que terminan realizando ante el mandato
del juez interviniente.

La perspectiva que se intentó sostener consistía en considerar a los


internos en su carácter de ciudadano de lo cual se desprende que la
responsabilidad por su salud es competencia del ministerio de salud, en
tanto al servicio le cabe la obligación de proporcionar una calidad de
vida acorde para que ésta no se vea comprometida, garantizando los
servicios básicos y acordando con los centros asistenciales regionales,
las prestaciones de mediana y alta complejidad, de acuerdo con las
características de cada lugar, configurado por el par unidad-hospital.

Algo que hallamos lastimosamente en común, en ambas instituciones,


aún cuando no en todos los profesionales consultados, fue el hecho de
que les preocupa el lugar donde el hombre muere.
Los médicos del servicio son acusados por sus pares de hospitales, de
querer sacar al preso a morir afuera. Los médicos de hospitales son
acusados de negarse a proporcionar al preso la posibilidad de morir
cerca de su familia.
Nadie quiere incrementar sus estadísticas.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Los datos de la epidemia

No es tolerable que el
encarcelamiento agregue enfermedad
y sufrimiento físico y mental al castigo,
por lo tanto, la salud es la primera
responsabilidad primordial10

En el tema que nos ocupa, hay una dirección, la de sanidad y una


secretaría, la de control y prevención de enfermedades prevalentes y
sida, involucradas en la implementación y control de las acciones
destinadas al abordaje de la epidemia durante la detención.
Debido a sus funciones, cada una toma un aspecto de la enfermedad,
sobre el cuál dará respuestas: en lo referido a programas de prevención
y monitoreo de epidemia corresponde simultáneamente a ambas
instancias, en tanto, los recursos humanos y materiales dependen de la
dirección de sanidad.

En materia asistencial, el servicio es jurisdicción del programa nacional


de SIDA, con lo cual éste provee tanto los reactivos para los test como la
medicación.

En el mes de enero del pasado año se solicitó un relevamiento de


situación, detallando cantidad de internos infectados, fecha de carga
viral, de CD 4 y tratamiento indicado. El pedido se dirige tanto a la
dirección de sanidad como a la secretaría de sida.
Como expresión gráfica de la divergencia de los datos, se presenta el
siguiente cuadro, señalando que las planillas utilizadas a tal fin
responden al pedido mencionado, por lo cual, fueron confeccionadas de
manera simultánea:

10
REGLAS MÍNIMAS, ART. 12
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

unidad Detección SANIDAD Detección SEC. VIH


1 75 56
2 16 41
3 3 12
4 2 9
5 10 21
6 8 22
7 3 8
8 2 11
9 23 70
10 18 20
11 0 2
13 2 38
15 0 58
16 4 4
17 0 4
21 9 7
22 16 3
23 21 -
24 21 -
25 1 2
26 0 3
27 4 -
28 14 30
29 2 2
30 20 32
31 15
32 17 16
33 20 33
34 10 -
35 13 27
334 546

Si tomamos la información de la dirección de sanidad, veremos que hay


un 1,3 % de la población total que recibe tratamiento antirretroviral, en
tanto para la secretaría hay un porcentaje de 2, 2 %.
Por la divergencia en los datos proporcionados, se consideraron, para los
porcentajes de estudios realizados los guarismos proporcionados por la
secretaría, que los recaba de cada una de las unidades de detención. De
los datos obtenidos, surge el siguiente panorama:
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Control de CD 4

44% con CD 4
56% sin CD 4

El 80% de los estudios fueron realizados entre los años 1999 y 2.002

Control de carga viral

17%
con carga viral
sin carga viral
83%

De las cuales, el 52 % se realizó durante el año 2.003

Algunas unidades carcelarias han realizado estos estudios a la totalidad


de la población, en el transcurso del año 2.003, poniendo de manifiesto
que cumplir con los protocolos médicos existentes es más una decisión
profesional del equipo interviniente que una acción determinada a nivel
e la jefatura institucional. Sin embargo, para la mayoría de los casos, los
estudios fueron realizados en los años previos, es decir, desde 1.999
hasta el 2.002.

¿Qué proporciona el sistema sanitario penitenciario al hombre infectado


con el virus?
En primer termino, la posibilidad de indagar su serología. Para ello
cuenta con un equipamiento de avanzada, a tal punto que el propio
ministerio de salud ha ofrecido diversas propuestas de intercambio a fin
de obtener que este equipo, ubicado en el Hospital Penitenciario,
conocido como Unidad 22, pase a manos del ministerio. Sin embargo,
por carecer de reactivos (según el discurso del entonces director de
sanidad), los test demoraban varios meses en ser concretados.
En segundo lugar, una vez confirmada la presencia del virus, se
incorpora al interno al programa nacional de sida, por lo cual recibe el
cóctel. Se le complementa la dieta con un churrasco y dos huevos
diarios.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Si las reglamentaciones se cumplieran como es debido, las personas


infectadas deberían egresar del sistema penitenciario con la medicación
necesaria para completar el mes en curso, debiendo el patronato de
liberados activar los mecanismos necesarios para garantizar la
continuidad, lo cual no puede cumplirse debido a que la mayoría de las
personas que recuperan su libertad desconocen que el patronato brinda
este servicio.

No existe un abordaje integral de la temática para la población


detenida.
No existe un programa sistemático y continuo de prevención primaria de
la epidemia, no hay una oferta organizada para promover conductas
saludables que aporten al control de la epidemia.
No existe un programa sistemático de oferta en materia de servicios
vinculados con la adherencia al tratamiento, eje central en el abordaje
de la enfermedad, ni de problematización de aquellas circunstancias que
atentan contra la estabilidad psíquica del infectado, tampoco hay un
abordaje en relación con la prevención secundaria, riesgos de
trasmisión, reinfección, entre otros ítems centrales.
Las actividades de detección y asistencia, salvo la inclusión en el
programa nacional de sida y la provisión discontínua del refuerzo
dietario, se realizan por determinación de algunos profesionales y/o jefes
de unidad preocupados genuinamente por la salud de los detenidos.
Negadas la sexualidad y las conductas adictivas, es imposible pensar en
estrategias eficaces.
Los contactos sexuales están restringidos para aquellos que tiene una
buena conducta, suspendiéndose para aquellos que son sancionados.
Estos contactos se permiten para quienes tiene pareja estable
heterosexual.
Para todos, el pudor y la privacidad están tan ausentes como la libertad.
Para quienes reciben visitas pero no acceden al privilegio de la visita
higiénica (jamás entenderé por qué se llama así), solo queda la
alternativa de someterse a la indignidad de lo subrepticio, escondiendo
sus contactos debajo de una manta, con la complicidad de sus
compañeros, quienes se ocuparán de proporcionar cinco minutos libres
de niños; a este recurso lo llaman la carpita y es uno de los tantos
exponentes de la vejación a que son sometidos los presos y sus familias.

¿Cómo pensar en la prevención de la epidemia, cuando todos saben que


se está haciendo el amor?

Para quienes se inyectan, hay códigos particulares de iniciación y de


hermandad que implican conductas de riesgo.
Existen unidades con centros especializados, al estilo de comunidades
terapéuticas, donde la consigna es la abstinencia como prerrequisito
para el ingreso a estos lugares.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Sin embargo, las estrategias de reducción de daño no se consideran


como una alternativa viable.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

La situación, desde la perspectiva de los profesionales


La obligación fundamental de
un médico es aliviar el
padecimiento de sus prójimos, y
ningún motivo personal, social o
político debe prevalecer sobre esta
meta suprema”.11

Es fundamental introducir, previo al desarrollo de este punto una


cuestión central, vinculada con las condiciones de trabajo en el servicio
penitenciario bonaerense.
A nivel provincial, encontramos una seria limitación para la
incorporación de nuevos empleados al plantel estatal. Un decreto de la
década del 90´, posterior y consecuente con el Consenso de
Washington, prohíbe expresamente la incorporación de agentes, salvo
en las áreas de seguridad, es decir, en policía y los servicios
penitenciarios.
Estas designaciones, en el servicio penitenciario se efectúan para todos
los postulantes con la categoría inicial, en el escalafón general. Sólo por
decisión política, los profesionales pueden, tras un largo peregrinar
administrativo, obtener su reconocimiento como tales. Existe un
consenso acerca de que lo central en la cárcel es el trabajo realizado por
la tropa, quienes obtiene un menor sueldo que los profesionales con una
carga horaria más amplia.
En líneas generales, los médicos realizan una guardia semanal de 24
horas, que en muchos casos se reduce a una guardia de 8 horas en el
penal y el resto, lo denominan guardia pasiva, es decir que esperan en
su domicilio por si sucede alguna emergencia. Estas condiciones son
definidas por la tropa como situación de beca, generando un notorio
malestar. Este puede traducirse en algunos casos en una cierta
obturación de la comunicación entre los reclusos que solicitan atención
médica y los profesionales del área.
Por otra parte, los médicos, en su accionar profesional responden a las
directivas de la dirección de sanidad, en tanto, como empleados, en el
cumplimiento de sus funciones cotidianas son supervisados por el jefe
de la unidad, siendo éste quien debe transmitir cuáles son las
necesidades sanitarias que ha observado y habilitar los canales
necesarios para dar curso a las respuestas que requieren de recursos
materiales específicos.

11
Declaración de Tokio, Pautas para médicos con respecto a las torturas y otras formas
de trato o castigo cruel, inhumano o degradante en los casos de detención y prisión
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

 

Para construir esta caracterización, se tomaron en cuenta los resultados


de una encuesta de opinión implementada a todos los profesionales de
la salud de cada unidad y las entrevistas personales sostenidas con los
jefes del área de sanidad, así como con el titular de la dirección, a cargo
hasta la primera parte del año 2.003 y con el titular de la secretaría.

El SIDA aparece con una preocupación para quienes tiene una


perspectiva epidemiológica, es una de las especialidades más
reclamadas como instancia de capacitación, junto con la emergentología
y las implicancias jurídicas de la atención de los internos.
Sin embargo, aún cuando desde la secretaría se ha propuesto una
campaña de detección, no fue posible acordar la modalidad y los
alcances de la misma12.

12
Cabe destacar que el entonces jefe de sanidad fue removido de su cargo.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

La situación desde la perspectiva de los internos


Si tuviera que hacer un dibujo
y describiros qué es la cárcel
pondría a dos carceleros con una
porra y a un médico detrás
esperando a que acaben para
decirte que no tienes nada” Patxi
Zamoro13

Podemos caracterizar la situación de los internos, en relación con el VIH


del siguiente modo:
a. Personas que ingresan conociendo su serología y con tratamiento
administrado en el sistema público de salud. En líneas generales, las
personas que ingresan habiendo sostenido el tratamiento extramuro,
continúan con el mismo, siendo su familia quien les provee la
medicación, retirada desde los centros asistenciales externos. Cuando
esta continuidad no es posible, no hay una decisión unívoca, están
quienes optan por seguir el tratamiento impartido por el médico del
penal y quienes deciden dejar esta alternativa para cuando recuperen la
libertad.
b. Personas que ingresan conociendo su serología y sin iniciar
tratamiento extramuros. En estos casos, pueden darse dos alternativas:
o bien deciden por convicciones personales no aceptar la medicación o
bien la rechazan por no confiar en el sistema sanitario penitenciario.
c. Personas que ingresan desconociendo su serología y desean
indagarla durante su detención. Los detenidos pueden solicitar que se
realicen las pruebas de detección para lo cual deben pedir la debida
audiencia y, dependiendo de su conducta y la modalidad del penal,
puede obtener repuesta.
d. Personas que ingresan sin conocer su serología y no se indaga
desde el sistema sanitario si desean saberla. Son definitivamente la
mayoría de la población.

Para un amplio número de ellos, hay un eje en común condiciona


seriamente sus decisiones al respecto: la desconfianza que tiene hacia
todo lo que provenga del servicio. Esta falta de credibilidad, que como
vimos anteriormente no se verifica solo en la población detenida, se
halla sustentada por situaciones paradigmáticas, tales como el contar
con un registro de situaciones en las que algunas personas fueron

13
HUYE, HOMRE, HUYE, relatos de un ex detenido de la administración española, 1991
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

informadas acerca de una supuesta seropositividad, la cual fuera


desmentida en exámenes extramuro14.
Si bien existen a nivel del colectivo médico protocolos que determinan
de qué manera se informa al paciente acerca de su seropositividad,
estos procedimientos no se constatan en todas las oportunidades,
habiendo personas infectadas que han sido notificadas de su situación
por otro interno que opera a modo de secretario del médico
interviniente.
Otro elemento que coadyuva a incrementar la distancia médico-
paciente, es la entrega de los medicamentos. La provisión de los
mismos, realizada por el ministerio de salud, responde a las sucesivas
licitaciones de compra, con lo cual no está totalmente garantizado que
cada mes el formato que adquiere cada elemento del cóctel puede ir
variando, sin que esto sea debidamente informado a los detenidos que
reciben una serie de comprimidos cuya forma y color varía en las
entregas y cuya finalidad desconocen casi en su totalidad, al punto que
consideran que el bactrin es constitutivo del cóctel15.
Para ellos encontrarse como grupo es algo que no se piensa, en la
cárcel, todo colectivo está vedado, a excepción de los locos (unidades
10 y 34 para ellos y unidad 33 para ellas) y los viejos (unidad 12).
Con respecto a el refuerzo dietario, el mismo fue pensado en relación
con el tipo de alimentación que en teoría proporciona el servicio
penitenciario. La dieta para la población se establece, desde el discurso,
mediante la elaboración de un profesional de la nutrición, debiendo en
cada unidad ser aprobada diariamente por el jefe de unidad y el jefe de
sanidad. Esta dieta incluye 400 gr. de carne diaria para cada interno, al
menos, se pagan los gastos de frigoríficos que así lo atestiguan. Si esto
fuera así, el churrasco diario y los 2 huevos serían un refuerzo dietario.
Como claramente esto no resulta de este modo y la carne es un artículo
suntuario, este escuálido bife pasa a condimentar el guiso del rancho, ya
que sería suicida pensar en comer tal manjar en presencia de 8 ó 12
compañeros que miran con anhelo la preciada pieza.
Las estrategias de sobrevivencia y los mecanismos de adaptación tornan
imposible ingerir tales alimentos en soledad, a menos que se goce de
cierta privacidad, lo cual, habida cuenta de las dimensiones de la
sobrepoblación, resulta una ilusión.

14
En particular me tocó intervenir en dos de estas situaciones, en que las personas
habían logrado, con las dificultades que implica, asumir la realidad de la infección, en
una en particular, fue necesario acompañar a una de ellas a fin de que pudiera contar
su situación a tres de sus hijos, verificando a su egreso que había sido mal notificada
en la unidad.
15
Durante los talleres de prevención secundaria que dictamos con mis compañeras del
programa de SIDA del Patronato de Liberados, para detenidos infectados, esta
preocupación por no saber qué tomaban ni para qué, fue una constante.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Reflexiones finales

En ocasión de entrevistar a un preso, infectado con el virus y ante las


inhumanas condiciones de su encierro, intenté sugerir algunas
alternativas sencillas para contribuir al cuidado de su salud, entre ellas,
disminuir la cantidad de condimentos en sus magras comidas y pasar
más tiempo al aire libre. El hombre respondió que hacía 3 meses que su
pabellón estaba castigado, es decir sin permiso de salida al patio...
entonces pensé que lo inimaginable aquí es posible, los presos pueden
tener prohibido aún el sol.

A quienes quieran oír

En el año 2.000 un proyecto de la Honorable Cámara de Diputados de


Pcia. de Buenos Aires proponía legislar en la materia obligando a toda la
población detenida en cárceles y comisarías a realizarse
obligatoriamente los estudios de detección para VIH, fue presentado
por los entonces diputados Antonucci y Denuchi, bajo expediente N°
2696/92-93. En la fundamentación expone: “Hoy S,I,D,A, es sinónimo de
muerte y prevención es sinónimo de vida,, es por ello que, haciéndonos
eco de los reclamos realizados por la comunidad en su conjunto vamos a
plantear con esta ley una forma de prevenir y solucionar la propagación
de la pandemia a través de la sociedad, convencidos de que este grave
problema no se soluciona con un discurso grandilocuentes sino con
soluciones de fondo que ataquen el problema de forma integral”.
Este párrafo sintetiza claramente cómo se identifica el problema y hasta
qué punto se verifica una total estigmatización hacia la población
detenida, como responsable por la propagación de la epidemia.
Al respecto, el entonces Jefe de la Policía, Pedro Klodczyk, se expide
diciendo que “… el suscripto comparte la iniciativa… habida cuenta la
impostergable necesidad de llevar adelante una política de prevención…
Aunque del personal policial y del servicio nada se diga, su exposición al
contagio debe considerarse también de alto riesgo, máxime si se tiene
en cuenta que muchas veces el portador de la enfermedad utiliza la
posibilidad de contagio como un arma amenazando al personal”.esta
opinión es avalada por el Director Provincial de Seguridad de esa época.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

Paradigmáticamente, será el entonces Jefe del Servicio Penitenciario


Bonaerense, Dr. Carlos Oricchio, quien cuestione la normativa propuesta
alegando que “la pretendida obligatoriedad… podría contraponerse con
principios constitucionales continentes de lo que la doctrina ha dado
en llamar Derechos Naturales del Hombre, para el caso derechos
individuales…”, pasando a mencionar la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y subrayando que “.. el análisis debe ser voluntario”
Será esta intervención la que modifique el proyecto de ley, de modo tal
que los análisis deberán ser realizados con la expresa autorización de
cada detenido.
Este proyecto de ley es sólo un indicador que propone ampliar la mirada
al momento de pensar qué pasa con el sida dentro de las cárceles
argentinas.

Si bien la cárcel es una institución total, dista de ser una institución


cerrada. Sus coordenadas están inscriptas en el modo en que nos
concebimos como sociedad.
La construcción social acerca de la epidemia entreteje una red que lleva
de la vergüenza a la culpa, ejes omnipresentes también para quienes se
hallan privados de su libertad, submundo oscuro y perverso, producto de
una linealidad intencionada que liga imperceptiblemente ignominia y
promiscuidad. La descalificación social es el nicho propicio para
reproducir mitos ligados siempre al disvalor: preso = adicto =
promiscuo, casi casi no humano, ampara la desidia y el abandono de la
comunidad que esconde sus partes más penosas.
Bajo este manto de justificaciones reaccionarias crece la corrupción y la
venalidad en una institución elefantiásica donde las responsabilidades
se diluyen.
Como lo plantean, entre otros Guy Sorman en su libro, Esperando a los
bárbaros, el negocio más rentable hoy es el de la inseguridad, creciendo
vigoroso en un sistema de complicidades.

La población detenida responde a lo que Zaffaroni denomina


selectividad de las agencias penales: jóvenes, pobres y casi siempre
provenientes del conurbano.
Esta es, en nuestra realidad, la población más expuesta a la infección.
Esto no se modifica al momento de la detención, sólo se profundiza.
Uno de los mayores logros del sistema capitalista ha sido que la
sociedad deje por fuera sus propias contradicciones, fortaleciendo
certeza de solo es posible la salida individual. De este modo, la cárcel ha
dejado de operar eminentemente como eje disciplinador para pasar a
ser un notable depósito de la disidencia.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

En este sentido, las condiciones de detención pueden ser objeto de


curiosidades16 y pronunciamientos, pero básicamente no se apunta a
transformar sus características.
La privación de la libertad, en las condiciones señaladas, implica la
negación de los atributos humanos: la afectividad, la capacidad
creadora, la sexualidad.
Para quienes sentimos el ruido de las rejas cerrarse a nuestro paso, para
quienes olimos su hedor a miseria y dolor, para quienes vimos en lo
profundo que quienes, dejados de la mano del hombre, habitan sus
muros, para quienes oímos el grito sagrado, el compromiso de dar a
conocer esta realidad se renueva cada día.

BIBLIOGRAFÍA

BARATTA A. RESOCIALIZACION O CONTROL SOCIAL, MIMEO


Constitución Nacional, art. 18
Convención Americana sobre LODE Derechos Humanos, art. 5
Declaración de Tokio, Pautas para médicos con respecto a las torturas y
otras formas de trato o castigo cruel, inhumano o degradante en los
casos de detención y prisión
DECRETO 1373/62, DECRETO REGLAMENTARIO DE LA LEY DE EJECUCION
PENAL, Servicio Penitenciario Bonaerense, Mrio. de Justicia
Bonaerense
DERECHOS HUMANOS Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL DE LOS
MEDICOS, Organización Médica Mundial, OMS, Asociación Mundial de
Psiquiatría, UN, Consejo de Europa
MANUAL DE BUENA PRACTICA PENITENCIARIA, Ed. INSTITUTO
INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS, LA HAYA, 1995
MANUAL DE BUENA PRACTICA PENITENCIARIA, I.I.D.H., Mrio de Justicia
de los Países Bajos, San José, 2000
MARX K. MANUSCRITOS, MIMEO CETS, 2000
NIRICH P, FUNDAMENTOS DE LA PENA, www,derechopenalonline.org.ar
SORMAN, G. ESPERANDO A LOS BARBAROS, EMECE, Bs. As., 1.993
WACQUANT, L. LAS CARCELES DE LA MISERIA, Manantial, Bs. As., 1.999
WACQUANT, L. PARIAS URBANOS, Manantial, Bs. As., 2.000

16
Baste como ejemplo la altísima exposición que la temática carcelaria tiene en los
medios audiovisuales, habida cuenta de la atención que concita.
SIDA EN CARCELES, mitos y complicidades

ZAFFARONI, E. Transcripción del registro original de audio durante el


encuentro internacional "La Experiencia del Penitenciarismo
Contemporáneo: aportes y experiencias", celebrado los días 26 y 27
de julio de 1993 en la ciudad de México, bajo la coordinación de la
Dirección General de Reclusorios y Centros de Readaptación Social
del Departamento del Distrito Federal y la II Asamblea de
Representantes del Distrito Federal.
ZAMORO DURAN, P. HUYE, HOMRE, HUYE, relatos de un ex detenido de
la administración española, 1991

You might also like