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« DIOS EN LA TIERRA »

COMO LECTURA IDEOLÓGICA DEL SISTEMA


SEMIOLÓGICO CRISTIANO

Una primera lectura de « Dios en la Tierra » nos permite si-


tuar el cuento dentro de un contexto histórico que nos lleva al
período 1926-1929/30, es decir durante la guerra de los Cristeros
cuando México estaba dividido en dos bandos: el de los Federales
y el de los Cristeros. El primer bando se distingue por el color
« olivo » del uniforme de los militares, « las polainas de lana »,
«los paliacates rojos » y « sus zapatones claveteados » mientras
que al segundo sólo se le señala por el color « blanco » que corres-
ponde al de la camisa y pantalón de manta que llevan los campe-
sinos mexicanos. Uno representa al Estado y por consiguiente la
negación de la Iglesia, el anticlericalismo mientras que el otro, el
Cristero, simboliza al contrario el culto a Cristo y a su Iglesia. Este
telón de fondo histórico bastaría para justificar el título y el epígrafe
del cuento. El título es sin embargo ambiguo: puede connotar la
visión cristiana del Dios encarnado. Así lo lee Ruffinelli « en "Dios
en la Tierra" Revueltas toma textualmente el dogma cristiano cuando
éste señala que Cristo vino a la tierra a adoptar la forma de los
hombres y a salvarlos, pero niega el origen del mito... el Cristo
de "Dios en la tierra", no es piadoso... es un Cristo violento que
ha traído definitivamente la espada »' pero connota al mismo tiempo
—y nuestro análisis lo comprobará, esperamos— una visión mar-
xista de la presencia que supone esa fuerza real que es Dios como
elemento de una ideología que crea el conflicto histórico del México
de estos años y que, despojado del colorido local, puede suponer
la denuncia del problema universal de las contradicciones entre el
cristianismo como doctrina y el cristianismo como fuerza que mueve
la historia. Esta segunda lectura que proponemos, la vemos expli-
citada en la edición del Fondo de Cultura Económica del cuento de

1. Jorge Ruffinelli, José Revueltas, ficción, política y verdad, (México, Univer-


sidad veracruzana, 1977).

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AIH. Actas VII (1980). Dios en la tierra como lectura ideológica del sistema semiológico cristiano. SARFAT...
Revueltas que escribe « Tierra » con mayúscula. La edición Empre-
sas Editoriales que escribe « tierra» con minúscula (aunque pre-
cedido también del artículo determinado) añade una cita de Dos-
toievski que universaliza igualmente la problemática (« ...y, sin em-
bargo, estoy seguro de que el hombre nunca renunciará al verda-
dero sufrimiento; es decir, a la destrucción y al caos »). En esta edi-
ción « Dios en la tierra » no es ya el título de un cuento sino el título
de la serie de cuentos y en realidad, todos los cuentos recogidos en
esta serie son como variaciones en torno al mismo tema que este
cuento desarrolla de modo más explícito. Para probar esta tesis nos
valdremos de un examen intertextual. Veamos pues los diferentes
sistemas semióticos que concurren en la producción del texto.
El narrador no es puro espectador. No nos asombrará por tanto
el que en el cuento, los Federales aparezcan bajo signo positivo;
tampoco nos sorprenderá que irrumpan en el texto en boca del
narrador dos pronombres personales en primera persona del plural
(« nos dejaríamos... por hundimos ») y el morfema « muñ/ésemos »
que indican claramente su postura. Así el narrador no sólo toma
partido en favor de los Federales sino que se compromete in-
cluyéndose en su grupo y la distancia que parece querer tomar frente
a ellos (« debían tener sed... escupían pastoso ») se anula cuando
introduce en el texto una apreciación que sólo puede ser percibida
por un Federal y desde dentro (« saliva... que ya sabía mal »).
Los Cristeros, al contrario, son presentados como elementos
nefastos y peligrosos. El cuadro siguiente reproduce los signos anti-
téticos que corresponden respectivamente a cada uno de los grupos
opuestos:

Federales vs. Cristeros


niños animales duros
inconscientemente crueles lobo perseguido
con alegría en los ojos falta de ojos
rostros tiernos rostro inmutable
labios cenizos sin labios
pequeña tropa masa (5 ocurrencias)
desamparados (masa) nacida en la furia
caminan sin descanso inmovilizada
profunda alegría obstinada frialdad
vital entusiasmo indiferencia

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Para recalcar lo dicho, es interesante notar que la palabra
Cristero no aparece nunca en el texto mientras que encontramos
ocho términos para identificar a los Federales (soldados, oficiales,
oficial, federales (2), sargento, teniente, hombres de uniforme). A
los Cristeros se les señala más bien como a un bloque, a una
masa (5) impenetrable, como a una colectividad fanatizada y ciega;
los deícticos que los señalan son indefinidos. Mientras que a los
Federales se les pinta como a seres individualizados que tienen ros-
tros humanos y son presentados con definidos (« el teniente Medi-
na », « el sargento », «el oficial », « con el rostro rojo », « mi
teniente » (2)).
A esta visión maniquea del mundo (mexicano de la guerra de
los Cristeros) hay que añadir la de un Dios omnipresente, mani-
pulador, potente y hostil a la vez. No nos extrañará pues, el que
en un texto de apenas seis páginas, hallemos 28 alusiones directas
a Dios (Dios: 24, El: 4) ya que es el eje alrededor del cual se
enfrentan los dos grupos. En este contexto Dios al igual que los
Cristeros, cobra un valor negativo (odio, hostil y sordo, enojado...)
que sirve por consiguiente a reforzar la tesis anti-cristera. Dios es
pues elemento de la ideología cristera y es condenado con ella.
No obstante, nos condenaríamos a una interpretación super-
ficial del texto de no mencionar un hecho que nos llama la aten-
ción e introduce un nuevo valor a la dialéctica planteada por Re-
vueltas: en efecto, si bien los dos grupos (Cristeros y Federales)
se enfrentan según sus posturas frente a Dios, cabe señalar por otra
parte la presencia en el texto del signo interrogativo que aparece
23 veces y que confiere al estilo un valor inquisitivo donde la duda
viene a matizar la aseveración. Tal observación se ve confirmada
por el empleo iterativo del indefinido « algo »2 que, difundido a
lo largo del texto, nos autoriza a interrogarnos sobre la significa-
ción del tono profético que envuelve el texto. Pero es la concu-
rrencia en el texto de 3 tradiciones (la bíblica del Antiguo Testa-
mento, la pagana y la neotestamentaria y cristiana), lo que denuncia
la ideología cristera (cristiana?) como una simbiosis monstruosa,
como un sistema ideológico lleno de contradicciones.

2. La palabra « algo » tiene tanta importancia en los textos de Revueltas que le


ha servido de título para un artículo publicado en el libro Cuestionamientos e in-
tenciones (México, Ediciones ERA, 1978).

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Primeramente la visión bíblica del Dios del Antiguo Testa-
mento señalado por signos explícitos de una parte y por una serie
de evocaciones de otra:
— Biblia — tinieblas — la ley terrible
— Génesis — antes de la luz — dios de los ejércitos

La presencia de este mito se ve confirmada en el texto por


otras imágenes bíblicas que pertenecen al libro del Génesis y al
del Éxodo:
— « el agua es tierna y llena de gracia » (p. 369)3
— «el mundo se hizo de agua y de tierra » (p. 369)
— «ni modo que hicieran un hoyo en la tierra para que brota-
ra el agua » (p. 370)
— « ¡Agua! aquel líquido transparente de donde se formó el
mundo » (p. 372)
— «del agua nace todo. Las lágrimas y el cuerpo armonioso
del hombre, su corazón, su sudor » (p. 369).

Todos estos signos así recuperados a través de la convergencia


semiológica servirán como telón de fondo a una nueva lectura del
texto que propondremos más adelante.
A la visión bíblica del Dios del Antiguo Testamento se añade
la visión pagana especialmente con el mito del Cíclope: recorda-
remos los principales elementos de este último, a saber el ojo en
la mitad de la frente, la fuerza, la monstruosidad así como la evo-
cación del Trueno, del Relámpago y del Rayo (tres fenómenos natu-
rales vinculados al mito ya que cada uno evoca respectivamente el
nombre de los cíclopes). Ahora bien, notaremos que un cierto nú-
mero de pasajes del texto representan indicios que nos remiten de
un modo manifiesto a ese mito, ya desde el principio del texto. Signos
explícitos:
— tiene un solo ojo en mitad de la frente — trueno
— para arrojar rayos e incendiar — voz ciclópea
— monstruosa bola de fuego — echan lumbre

3. José Revueltas, « Dios en la tierra » en Obra literaria, tomo II (México, Em-


presas Editoriales, S.A., 1967). Todas la citas del cuento provienen del presente vo-
lumen. El libro de cuentos Dios en la tierra ha sido publicado en 1944.

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Estos signos explícitos esbozan ya los contornos de una isotopía
que creemos ver constituirse en el sistema al añadir a estos primeros
elementos todas las evocaciones de la divinidad monstruosa:
lápidas enormes — bárbaro — descomunales dedos
sin dimensión — crueles encina
tan gruesas — rabiaban — horrorosamente falta
tan profundas — inhumano de ojos
dedos gruesos — furia — rostro inmutable,
desenfrenaba — iracundo imperecedero
sin labios — inmensas — fuerte y terrible
piedras — tenazas de cólera
Por último, citaremos el mito cristiano:
— Cristo Rey (5) — rey (2) — iglesias — manto púrpura
— «un cristiano » — espinas — descreído — hijos de Dios
— Dios (defendiendo su iglesia)
Señalaremos también como recuperación del mito cristiano la
ultima escena del cuento que corresponde a una brutal transposición
de la crucifixión de Cristo: Cristo aquí es paradójicamente repre-
sentado por un anticristero acusado de traición por los habitantes
del pueblo (había prometido y luego proporcionado agua a los Fede-
rales, quienes caminaban por el desierto, sedientos y rendidos desde
hacía varios días). Después de haberlo perseguido y apaleado, al
igual que a Cristo, los Cristeros proceden a la « crucifixión » del
« profesor »: se sirven de un machete para afilar un palo que luego
encajan en el cuerpo desmadejado de su víctima y que clavan en
la tierra como si fuera un espantapájaros.
La redistribución de todos estos mitos se organiza, como lo
veremos en la lectura que proponemos, alrededor de un sistema que
llamaremos de inversión, y que corresponde a la dialéctica revueltiana:
1. A partir del mito bíblico y a través de la imagen de Yahvé,
el Dios arbitrario y terrible del Antiguo Testamento, reproducimos
este esquema de estructura invertida ( + vs — ) . En efecto nos remite,
por sus numerosas connotaciones, al Génesis pero, mientras que en
el Antiguo Testamento, Dios es el Creador de los elementos, aquí es
el destructor de estos elementos: se trata pues de un Génesis visto
en su envés 4 en que « el cielo oscurece », en que parece que « de
4. Cf. el artículo de Publio Octavio Romero «Los mitos bíblicos en El luto
humano » (Jalapa, « Texto crítico » No. 2, 1975).

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pronto el universo se paralizase y los planetas y las estrellas se cla-
varan en el aire », en que se encuentran « mares petrificados ».
Otro ejemplo de este esquema invertido nos lo proporciona
la simbología del agua. Se sabe que en la mayoría de las religiones
el agua, como lo escribe Mircea Eliade 5 « symbolise la totalité des
virtualités », « qu'elle precede toute forme et supporte toute créa-
tion ». El texto de Revueltas refleja muy bien esta atribución dada
al agua: « el mundo se hizo de agua » (p. 369), « ¡Agua! nada menos
que la vida » (p. 372), « del agua nace todo » (p. 369), pero este
valor recuperado está inmediatamente investido del signo negativo
(se reproduce así el esquema + vs — ) : en efecto, el agua en el
cuento tiene la doble función antitética de calmar la sed de los
Federales y provocar consecutivamente la muerte del « profesor ».

2. El mito pagano está relacionado con el mito de la divinidad


monstruosa procedente de la unión-oposición de Ouranos y de Gaia.
Ahora bien, el estudio de Paul Diel 6 sobre Le symbolisme dans la
mythologie grecque revela que en el capítulo titulado « La discorde
initiale » en particular, estos dioses personifican simbólicamente el
cielo y la tierra. Representan —dice el autor— « les premieres formes
du monde apparent qui sortent du Chaos ». Su unión provoca «le
déchainement élémentaire... qui comporte un aspect dévastateur re-
presenté par les Titans, les Cyclopes, qui sont les premieres appa-
ritions du principe du Mal ».
Nuestro texto reconstruye a partir de su título mismo, esta
unión del cielo (Dios) con la Tierra. Unión cuyo resultado es un
Dios monstruoso, rebelde, que tiende a engendrar el caos. Esta
unión-oposición está gráficamente plasmada en las siguientes citas:
« como si dos cielos opuestos hubiesen realizado nupcias imponde-
rables » (p. 369), y « odios nupciales » (p. 367). El último sintagma
« odios nupciales » sintetiza lo que precede ya que pertenece al
mismo esquema ( + vs — ) .

3. La imagen de Cristo, en el texto de Revueltas está rela-


cionada con la de un rey, Cristo rey, pero un « rey furioso, inspector
del odio», al que se le atribuyen todos los valores negativos del

5. Mircea Eliade, Traite d'histoire des Religions (París, Ed. Payot, 1968, p. 158).
6. Paul Diel, Le symbolisme dans la mythologie grecque, (París, Ed. Payot,
1952, pp. 119 et 59).

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poder. Ahora bien, si se destruye la asociación Cristo/Rey, nota-
remos que:
— Cristo connota: ternura , amor, sacrificio, inocencia, humildad
— mientras que Rey connota: fuerza, orden, poder, orgullo.
Nos encontramos una vez más ante un procedimiento dicotó-
mico que parece ser una de las constantes del texto.
El Cristo nombrado en « Dios en la tierra » es más un « rey »
que un Cristo y, siempre que la palabra « rey » aparece sola, connota
el poder autoritario. No nos extrañaremos, por consiguiente, de que
el examen de la « contaminación semántica » « Rey sin espinas »
nos lleve al esquema siguiente:

Cristo Rey Rey sin espinas


i i
espinas corona poder
Cristo, vaciado de su significación se confunde con Rey, resta-
bleciendo de esta forma la visión negativa subrayada en los dos
puntos precedentes. La insistencia del texto en los aspectos violen-
tos de la ideología cristiana puede ser leída en tensión dialéctica,
la serie de valores positivos de lo que el cristianismo debería ser,
según su propia doctrina, ya que cada atributo evoca su contrario.
A través de esta lectura de los tres mitos así recuperados, se
confirma la idea de una divinidad monstruosa, cuerpo poderoso y
peligroso que bien podría representar una amenaza tangible para
México (representado en el texto por el deíctico ahí que aparece
en el texto 9 veces).
Notemos que esta divinidad está representada en última ins-
tancia por Cristo Rey, cuyo papel es idéntico al del Dios del prin-
cipio del cuento: « Todas las puertas cerradas en nombre de Dios »
(p. 367), «Cristo: ese rey furioso, ese inspector del odio que
camina cerrando los postigos » (p. 369).
Sin embargo, es precisamente la imagen de Cristo la que cierra
el cuento. Pero esta vez, a través de la escena de la crucifixión, es
decir, la imagen de un Cristo redentor que se manifiesta en la per-
sona del « maestro ». Es interesante observar que la palabra « pro-
fesor » empleada hasta ahora para referirse al personaje-héroe del
cuento, ha sido sustituida por la palabra « maestro » precisamente a
partir del momento en que los Cristeros proceden a la persecución

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de su víctima. A pesar de que ambas palabras pertenecen a un
mismo campo semántico, la palabra « maestro » lleva una connota-
ción cristiana ya que también a Cristo lo llamaban « maestro ». La
asimilación del profesor a Cristo queda claramente expresada por
este cambio léxico que lo hace llamar « maestro ».
Ahora bien, el hecho de que el « maestro-Cristo » represente
en realidad al partido de los anticristeros y que sea perseguido y
luego crucificado por los mismos Cristeros evoca muy bien el estado
de confusión, el caos que pudo engendrar la guerra de los Criste-
ros pero al mismo tiempo pone en evidencia la degeneración de
un cristianismo que de víctima ha pasado a ser verdugo y de libe-
rador a represor. La puesta en relieve de estas contradicciones del
sistema constituye lo que llamamos lectura ideológica de un sistema
semiológico.
MONIQUE SARFATI-ARNAUD
Universidad de Montreal

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