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SEBASTIAN PIÑERA E.
A partir del 11 de marzo, los chilenos los verán trabajando no sólo en los Ministerios y sacando
adelante proyectos de ley en el Congreso. Los verán también en sus comunas y barrios, cerca de
la gente, donde las papas queman, participando en Consejos Ciudadanos en que cada chilena y
chileno podrá hacer oír su voz.
Amigas y Amigos:
Hace 20 años, cuando la transición a la Democracia daba sus primeros pasos, el ex Presidente
Patricio Aylwin interpretaba el mandato que recibió del pueblo soberano con las siguientes
palabras: “Lo que Chile nos pide es conservar lo bueno, corregir lo malo y mejorar lo regular.
Este es el único método para avanzar en el noble y justo afán de acercar la realidad al ideal”.
Hoy, dos décadas después, cuando damos comienzo a esta segunda transición, la transición
joven, la transición del futuro, la transición que nos permitirá hacer de Chile el primer país de
América Latina que alcance el desarrollo y supere la pobreza, quiero hacer mías las sabias
palabras del Presidente Aylwin: No partimos de cero. Hay mucho camino avanzado pero todavía
nos queda mucho camino por recorrer. Y en este desafío, le pedimos a Dios que nos dé la fuerza y
valor para cambiar lo que debemos y podemos cambiar, la serenidad para aceptar aquello que es
imposible transformar y la sabiduría para distinguir entre ambas.
Y que quede claro, para lograr estos propósitos no sólo no vamos a debilitar al Estado, sino que lo
vamos a fortalecer, porque en muchas áreas hace falta más y mejor Estado. Y en esas áreas su rol
no sólo es esencial, sino además, insustituible. Vamos a darle un rostro más humano y amable
para que todos, cualquiera sea su condición social, origen étnico, opción religiosa o preferencia
sexual, reciban del Estado un trato de calidad, eficaz, digno y oportuno, como el que necesitan y
merecen, sin discriminaciones ni abusos.
Pero al hacerlo, debemos tener conciencia que la libertad supone derechos pero también
responsabilidades. Y en la tarea de sacar adelante a nuestras familias no debemos olvidar el rol
fundamental que le cabe al esfuerzo personal que, en casos necesarios, debe ser apoyado y
complementado por la acción del Estado, pero nunca ahogando ni debilitando la iniciativa y
capacidad de emprendimiento de cada persona.
Estoy seguro que para ello contaremos con la leal y eficaz colaboración de nuestros funcionarios
públicos. Como hijo, hermano y padre de funcionarios públicos, estoy seguro que, en su inmensa
mayoría, son un ejemplo de capacidad, eficiencia, honradez y vocación de servicio público. Ellos
cuentan con todo mi aprecio y confianza. Y por eso hoy quiero pedirles que nos ayuden y se
sumen a este proyecto que es grande y noble. Necesitamos de su capacidad, experiencia y
creatividad para cumplir nuestras metas y acercar el Estado a la gente.
Chilenas y chilenos,
Como les decía al comienzo, he querido presentar nuestro gabinete en este edificio ancestral e
histórico para entroncar nuestro Gobierno con las raíces mismas y las mejores tradiciones de la
República. Quiero que nuestro futuro gobierno se impregne de un genuino espíritu republicano,
democrático y ciudadano. Quiero que, desde hoy mismo, la épica y la mística que habitan entre
estos muros nos acompañen hasta el último día de nuestro mandato.
Y a ustedes, futuros ministros, les digo: los desafíos que tenemos por delante son demasiado
grandes para permitirnos siquiera perder un minuto.
Es nuestra responsabilidad guiar a Chile hacia nuevas cumbres, cuyos senderos nunca están
pavimentados. Sabemos que el desafío no será fácil, que deberemos sortear mil obstáculos. Que
muchas veces tropezaremos en la ruta pero que siempre tendremos la fuerza y voluntad para
ponernos de pie y volver a caminar.
Queridos ministros electos,
Nunca olviden, sobretodo en los momentos más duros en sus futuras tareas, que en nuestra noble
y hermosa historia han sido miles y miles las mujeres y hombres que sacrificaron mucho más que
la comodidad de una vida serena y próspera por servir a la Patria.
No podemos claudicar. No debemos resignarnos. Las responsabilidades y desafíos son grandes y
el tiempo nos apremia. Pero tenemos lo fundamental: las ganas, la voluntad y, lo más importante,
un pueblo esperanzado y comprometido con ganar estas batallas que nos permitirán alcanzar el
desarrollo, superar la pobreza y crear un país de verdaderas oportunidades, seguridades y valores,
que nos dé a todos una vida más plena y feliz.
Compatriotas,
Este es nuestro futuro gabinete. A partir de hoy quiero que recuerden siempre las palabras del gran
Benjamín Vicuña Mackenna a los soldados que partían a la guerra del Pacífico, dichas, quizás,
entre medio de estos mismos muros: que cuando se trata de luchar por la Patria, debemos hacerlo
“en medio de mil fatigas, bajo un sol abrasador, entre movedizas arenas, luchando con la
soledad, con el sueño y con la muerte”.
Señoras y señores ministros,
Manos a la obra. Los espero mañana muy temprano para dar un paso más en esta noble y
hermosa misión.
Muchas gracias.