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Los Valores .

En un contexto de cambio como el que vivimos, ya no es posible seguir pensando nostálgicamente en los
valores que se perdieron.
Principalmente, porque la propia idea de “valores perdidos” encierra una confusión. Valores como la vida, la
justicia, la igualdad, están vigentes, son motivo de declaraciones internacionales, son reconocidos
universalmente como deseables. Sin embargo,en la práctica, en la vida cotidiana de las personas y las
sociedades han sido desjerarquizados. De nada sirven las declaraciones, si luego lo que postulan se convierte
en letra muerta. Una sociedad mejor la construimos entre todos y, para eso, es necesario que cada uno de
nosotros incorpore una dimensión valórica en todos sus actos, aun en los que considera más cotidianos o
menos razonados. Porque es allí donde se manifiestan de manera más cruda los prejuicios, la falta de
respeto, la intolerancia hacia lo diferente. En este sentido, seguramente muchos de nosotros ya comprobamos
que:
Cuando la diversidad no está del otro lado del mar o de la pantalla, sino en el departamento de enfrente, el
pupitre de al lado o el puesto anterior de la misma fila, las rispideces aumentan y las actitudes antes amables
se tornan ácidas.

ISABELINO SIEDE. Formación ética. Debate e implementación en la escuela. Buenos Aires, Santillana, 2002.

En circunstancias como éstas, la educación tiene grandes posibilidades de generar un cambio. Lejos de
constituir la fórmula mágica para la construcción de un mundo de ideales realizados, la educación es hoy un
medio privilegiado para fomentar el desarrollo de actitudes orientadas al logro de un mundo más justo y
solidario. No se trata de dar respuestas y explicaciones que suenen contundentes y definitivas pero que
finalmente puedan resultar inadecuadas o descontextualizadas. El desafío es educar con la convicción de que
todo lo que se enseña puede ser transitorio, mientras que lo perdurable será la esencia del proceso, el
desarrollo de actitudes que permitan aprender a aprender y a pensar de manera autónoma frente a cualquier
circunstancia de la vida.

En términos generales, educar en valores es ofrecer las señales necesarias para


orientar la construcción de un proyecto de vida y para tomar decisiones coherentes.
En este sentido, la Organización de Estados Iberoamericanos recomienda:

Una educación de calidad que acompañe el desarrollo de las personas desde


temprana edad debe basarse en principios que fundamenten una formación ética y
cívica sólida como la búsqueda de la convivencia armónica, la responsabilidad, la
tolerancia, la justicia, la igualdad, el respeto de los derechos humanos,
el aprecio de la diversidad, y la conciencia de la solidaridad internacional.
Conclusiones de la IX Conferencia Iberoamericana de Educación.La Habana, Cuba, 1999.

Por tratarse de un espacio público donde ya desde muy chicos aprendemos a convivir, el aula es un ámbito
ideal para educar en valores. Pero ¿cuál es la importancia del rol docente en este proceso? Tal vez se ha
hablado mucho del tema pero conviene señalar que así como la educación no es la fórmula mágica, tampoco
el docente es el hechicero encargado de aplicar dicha fórmula. Es decir, la tarea no es sencilla
y los resultados no se ven de un día para el otro. Como docentes, tenemos la posibilidad de facilitar la
comunicación entre los alumnos y de crear un clima de respeto y tolerancia en el aula. Con compromiso,
creatividad y capacidad de crítica podemos promover el desarrollo de actitudes que permitan a los chicos –
pero también a nosotros mismos– comenzar a modificar el presente y vislumbrar el futuro.
Sabemos que muchas de las potencialidades que la sociedad deposita hoy en los docentes no tienen un
marco propicio de aplicación y que a veces se vuelven empresas imposibles. Por eso, queremos ofrecerles
algunas herramientas y sugerencias didácticas que ayuden a transitar ese camino.

Aprender a ser y a vivir juntos

. El pedagogo español Julián Abad señala que: Cualquier programa de educación en valores debe respetar
una jerarquía. Los tres niveles jerárquicos fundamentales son: Los valores universales: considerados como
tales por la conciencia media de todos los humanos. Derechos Humanos: la vida, la libertad de la persona,las
libertades básicas. Los valores grupales (nacionales, religiosos, culturales).
Son los propios de un grupo nacional o religioso,de una asociación o de un área cultural.
Los valores individuales. Son los de libre elección de cada persona. En caso de conflicto, nunca es legítimo
anteponer los valores individuales o grupales a los universales. Por ejemplo, por muy digna que se considere
una opción política jamás podrá justificar el terrorismo; se estaría violando un derecho universal de naturaleza
superior.
JULIÁN ABAD. “Decálogo para la renovación de la Educación moral
y cívica”. Madrid, Santillana. 2002.

¿De qué valores hablamos?

Como sabemos, los valores son principios que guían nuestras acciones, nos permiten juzgarlas y nos orientan
para tomar decisiones. También es un valor algo que creemos que de alguna manera contribuye a llevar
adelante nuestro proyecto de vida. De hecho, los valores surgen desde el momento en que los seres
humanos interpretamos el mundo y lo transformamos en función de nuestras actividades y proyectos.
Podemos decir que la educación se sostiene sobre cuatro importantes pilares
aprender a conocer,
aprender a hacer,
aprender a vivir juntos
aprender a ser.
informe La educación encierra un tesoro–presentado a la Unesco por la Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI– afirma
Desde este punto de vista, los contenidos de la educación en valores se orientan específicamente al
desarrollo de los dos últimos. Pero ¿cómo delimitar estos contenidos cuando se trata mayoritariamente de
actitudes?¿Qué significa exactamente educar en valores? A grandes rasgos, podemos decir que, más que un
contenido, es una forma de abordar los contenidos.
Que, más que señalar los valores morales que se consideran deseables, enseña la manera de discernir
dichos valores. En síntesis, la educación en valores
éticos es:
[…] un modo de educación más que una educación especializada; una forma contextual de crecer y
vivir en la comunidad de aprendizaje y de convivencia que es la escuela más que un espacio de
aprendizaje aislado y de simulación del mundo de la vida adulta,y una forma de construcción personal
autónoma y en el diálogo más que un simple ejercicio de habilidades para el desarrollo del juicio
moral y de la capacidad de diálogo.
LUIS CASTRO LEIVA Y MIQUEL MARTÍNEZ. “Educación y valores éticos para la democracia“. Documento
de consulta presentado a la VII Conferencia Iberoamericana de Educación. OEI, 1997.
Así entendida, la educación tendrá como resultado la construcción de personas competentes, no sólo
en el aspecto intelectual, laboral o profesional sino fundamentalmente en una forma de vivir guiada
por criterios de respeto, solidaridad y justicia.

Aprender a aprender:

Para ello, el profesorado debe propiciar condiciones que favorezcan tal aprendizaje en valores y no tan sólo
enseñar valores. La persona es fruto de un diálogo con el medio, con su historia,
con las otras personas y consigo misma. TERESA GARRELL TRAVERÍA. “Experiencia: la Constitución”.
OIE, Biblioteca Digital, 2001.

¿Qué nos proponemos?


En términos generales, la educación en valores se propone desarrollar en los alumnos capacidades tanto
individuales como sociales. En lo personal, ofrece las herramientas necesarias para que los chicos crezcan
como seres autónomos, con sentido del juicio y la responsabilidad, en su dimensión física, intelectual,
emocional y espiritual. Desde el punto de vista social, aspira a incentivar la participación cooperativa y crítica
en grupos de distinta índole. En este sentido, se espera que los alumnos: Se organicen con autonomía para
lograr objetivos comunes.
Valoren la diferencia como un atributo que enriquece la tarea común.
Resuelvan de manera creativa las situaciones conflictivas, en un marco de respeto por la dignidad de todos y
la diversidad de intereses.
Analicen críticamente los mensajes provenientes de los medios de comunicación masiva.
Tengan una participación activa en los debates y puedan argumentar racionalmente sus posiciones.
Reflexionen sobre sus prácticas de consumo, de cuidado de la salud, de respeto por los Derechos Humanos ,
de preservación del ambiente y del patrimonio natural y cultural

Un cambio de mirada

En cuanto a los docentes, la educación en valores se propone lograr un cambio de mirada respecto de
su tarea en los distintos ámbitos y situaciones que se presenten en la escuela. Se trata de que cada
docente tenga una visión de la educación como proveedora de una filosofía de vida para el estudiante.
Si así lo concibe, seguramente logrará facilitarle su crecimiento y la toma de decisiones que le
permitan integrarse a la sociedad con respeto, confianza y compromiso.
¿Por dónde empezamos?
Como dijimos, la educación en valores consiste en una forma de educar, más que en la transmisión de
contenidos conceptuales definidos. Se trata de una enseñanza que se impulsa desde el ejemplo y la acción.
Si el objetivo es lograr un cambio en las actitudes que nos permita relacionarnos de manera pacífica, rescatar
las diferencias entre los seres humanos como positivas para el intercambio y la comunicación, lograr la
igualdad a partir de esas diferencias, tomar conciencia de los mensajes contradictorios de la sociedad,
despertar el pensamiento crítico, etc., la tarea a realizar puede parecer muy fácil pero también muy difícil.
Fácil, porque sólo nos pide extraer de nosotros lo mejor que tenemos como personas; pero también es difícil
porque nos exige mantener la coherencia entre nuestras ideas y nuestras prácticas a cada momento, aun en
los actos más cotidianos. En este sentido, como señalan dos investigadoras y educadoras españolas, es
importante:
[…] no dejar de pensar y reflexionar sobre qué valores queremos transmitir y reflexionar si son éstos los que
transmitimos o quizás transmitimos los contrarios.
Es decir, quizás quiero que unos niños y niñas sepan escucharse unos a otros y yo soy el primero que no los
escucho a ellos. Quizás me gusta que me den los buenos días y yo no se los doy a ellos. Éstas son
situaciones [...] provocadas muchas veces por la rutina de la cotidianeidad [...]. Solamente reflexionando en el
día a día podemos darnos cuenta de ello y re-pensar nuestra tarea de educadores
y educadoras.

E. CASALS Y C. TRAVÉ. “La educación en valores en las primeras edades”. Programa de Educación en
Valores (PEVA). Universidadde Barcelona, España, 2001.

Ahora bien, ¿en qué valores queremos educar? En el contexto de las sociedades plurales y democráticas
existe acuerdo sobre la aceptación de algunos valores y derechos humanos fundamentales: el respeto por la
vida y la dignidad de las personas; la igualdad por encima de las diferencias; la no discriminación; la libertad
de pensamiento, de expresión y de asociación, y la democracia como sistema político para garantizar el
pluralismo. Si queremos lograr prácticas coherentes con estos valores, es necesario que incentivemos el
desarrollo de actitudes, como el respeto, la responsabilidad, la tolerancia, la solidaridad y la cooperación, que
se complementan y muchas veces se superponen en nuestras acciones cotidianas. Todas ellas tienen un
carácter dialógico y requieren del compromiso y del espíritu crítico frente a los mensajes y estímulos
provenientes de la sociedad. En las páginas siguientes trabajaremos conceptos y recursos relacionados con
estas actitudes que, creemos, constituyen los núcleos de una educación en valores.
Educación en valores y temas transversales
Para lograr los objetivos planteados, la educación en valores debe impregnar de manera transversal los
planes de estudio de todos los ciclos escolares. La transversalidad no se refiere sólo a que los valores estén
presentes en todas las áreas curriculares, sino también a que deben afectar los distintos tipos de contenidos
educativos: los que enseñan a conocer, a aprender, a hacer, a vivir juntos y a ser.
La educación en valores, no puede dictarse de manera esporádica; requiere que sus contenidos puedan ser
vivenciados y practicados en el aula diariamente.
De lo contrario, corre el riesgo de convertirse en una mera declaración de buenas intenciones.
En un curso de educación secundaria en España, Julián Abad se refiere a los logros de la educación en
valores: Tan sólo cuando consigamos que nuestros alumnos practiquen el respeto por las opiniones ajenas,
aunque sean críticos con ellas; cuando consigamos que entiendan y practiquen ese respeto democrático por
la diversidad de opiniones y culturas, estaremos educando para la paz,.. Tan sólo en la medida en que
practiquemos todos en el aula y en las actividades de la escuela una actitud no discriminatoria estaremos
educando para la igualdad
Algunas estrategias didácticas
En este sentido, consideramos útil estimular la reflexión a partir del discernimiento y la toma de posición frente
a situaciones de la vida real, y favorecer la generación de proyectos que ayuden a los alumnos a tomar
conciencia de sus derechos y responsabilidades como ciudadanos.
Por otro lado, es imprescindible aprovechar la imaginación y la creatividad de los chicos, brindándoles la
oportunidad de razonar, sentir, discrepar e innovar a través de experiencias que los movilicen.-
La educación en valores se vale de diversos tipos de actividades que ponen en juego las distintas
capacidades de los alumnos, tanto individual como grupalmente. Entre ellas, actividades de reflexión y
visualización, que estimulan la creatividad, el talento innato y la conciencia de responsabilidad personal y
social; actividades de comunicación, que favorecen el desarrollo de habilidades sociales pacíficas; actividades
artísticas , que inspiran a los chicos a expresarse, y juegos, que son divertidos y ayudan a pensar.
El debate posterior al desarrollo de estas actividades, por otra parte, les permite explorar los efectos que han
tenido las diferentes actitudes y comportamientos.

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