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Cuarta vía de acceso al conocimeinto de Dios

La perfección: "los entes que tienen perfecciones puras en grado limitado, no la pueden tener por
sí mismos, sino por otro."

LA CUARTA VÍA DE ACCESO AL CONOCIMIENTO


DE LA EXISTENCIA DE DIOS

Es la más discutida, pero muchos la consideran la vía metafísica por excelencia, la más
tomista y rigurosa: procede del ente al Ser y permite comprender a los entes desde el Ser.
Sto. Tomás la formula muchas veces; algunas de sus formulaciones son difíciles, pero es
evidente que le da importancia capital. Sin embargo ha pasado prácticamente inadvertida
durante siglos. Vamos a enfocarla desde la perspectiva que nos parece más sencilla.

PUNTO DE PARTIDA:

Conocemos en la experiencia que hay seres con perfecciones según un más y un menos. Son,
por lo tanto, limitadas.

Hay perfecciones que no pueden ser más que limitadas, porque su misma naturaleza incluye
alguna especie de límite, como ocurre con las perfecciones relacionadas con la materia (el
espacio y el tiempo). La corporeidad es siempre limitada: no cabe un árbol ilimitado, ni una
materia infinita. Lo que tiene magnitud, tiene de alguna manera número y es imposible que
exista un número ilimitado, porque cualquiera que sea el número se le podrá sumar otro.
Siempre habrá un número máximo, pero siempre será un máximo limitado. La idea de un
árbol infinito es una idea contradictoria en sí misma. Este tipo de perfecciones se llaman
mixtas. No se consideran en el punto de partida de la cuarta vía.

Pero hay otras perfecciones que de suyo no implican límite alguno, que llamaremos
perfecciones puras. Entre ellas se cuentan los trascendentales metafísicos, que son
perfecciones que se encuentran en todos los entes sin excepción:

• el ser
• la verdad
• la bondad
• la belleza

Además, cabe comprender también en el punto de partida de esta cuarta vía, perfecciones
que no se dan en todos los seres, sino a partir de un cierto nivel, y tampoco implican de suyo
límite:

 la vida
 la intelección
 la libertad
 el amor

MEDIO DE LA DEMOSTRACIÓN

Los entes que tienen perfecciones puras en grado limitado, no la pueden tener por sí
mismos, sino por otro. En efecto, no son «el ser», ni «la verdad», ni «la bondad», ni «la
vida», ni la intelección, ni la libertad, etc. Pueden tener todo esto, pero no se identifican
con esas perfecciones.

Un ser que tuviera la vida por sí mismo (por esencia) la tendría en plenitud, en supremo
grado. Pero si no es así, si hay seres vivos que no tienen la vida en plenitud sino en grados
diversos, es que no la tienen por sí mismos, sino recibida; su vivir es causado.

¿Por quién? En definitiva, por algún ser que no «tenga» sino que «sea» la vida: una vida por
tanto que sea superior a cualquier grado, que no admita ni un menos ni un más.

Si ahora atendemos a la perfección trascendental radical, fundante, que es el ser (esse), al


comprobar que se da en grados diversos, podemos concluir inmediatamente que el ser de los
entes limitados es necesariamente causado. ¿Por quién? Sólo cabe que sea por un Ser
esencialmente superior a cualquier grado de ser, un ser trascendente al más y al menos: el
Ser en plenitud, Ser que no «tiene» ser, sino que «es» el Ser, es decir es el Ser subsistente
por sí mismo.

CONCLUSIÓN

Puesto que hay en los entes de este mundo perfecciones puras graduadas, es necesario que
exista el Ser trascendente a todo grado de perfección: el Ser que tiene las perfecciones
puras de modo eminente, infinito, subsistente: el Ipsum Esse subsistens, el que es el Ser, la
Vida, la Verdad, la Bondad, el Amor, la Sabiduría, la Libertad, etc.

A este Ser le llamamos Dios. Luego Dios existe.

OBSERVACIONES

Como es lógico la perfección pura más interesante como punto de partida de la cuarta vía es
la perfección de ser, es decir, la existencia según un más y un menos del esse o acto de ser
(concepto original de Santo Tomás), fundamento de todas las demás perfecciones del ente.
En la filosofía de Santo Tomás, el acto de ser es lo más simple y perfecto, acto de todos los
demás actos del ente. (Incluso las formas que son acto, se comportan como potencia
respecto al acto de ser). Es acto de todos los actos, perfección de todas las perfecciones. Es
lo fundante de todo lo que es. En el orden real el esse es el acto de la esencia y de todas las
formas.

Los entes no son el ser que tienen. Su esse no se identifica con el ente. El esse del ente es
parcial. El ente tiene el esse parcialmente, con otras palabras: participa del ser. Tiene
esse, pero en cierta y determinada medida, de modo limitado y, por eso, como acabamos de
ver, causado, recibido.

Por lo tanto, en todos los entes que no son el Ser, cabe distinguir el sujeto que participa del
ser y la perfección participada: el participante y lo participado.

La limitación no puede venir del mismo esse, porque de suyo no implica limitación. La
limitación sólo puede deberse a algún principio distinto del esse. Lo distinto del esse, que es
acto, sólo puede ser potencia (pasiva). En efecto, el acto de ser se diversifica según la
naturaleza de la potencia.

La composición de potencia y acto remite necesariamente a la causa de la composición de


acto y potencia que implica el acto de ser limitado.

Tal causa sólo puede ser el Acto puro de ser: el que «no tiene» el ser, sino que «lo es»: el
Ser por esencia, causa del ser de todos los entes que tienen el ser por participación.

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