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Paradigma positivista
Resumen
1. Introducción
En este trabajo abordamos el estudio del paradigma positivista y sus principales planteamientos, y
lo propio en relación con la concepción dialéctica del conocimiento. Además, presentamos un
análisis comparativo y expresamos nuestra posición personal en relación con la propia acción
académica que desarrollamos.
2. El paradigma positivista[1]
El positivismo es una corriente de pensamiento cuyos inicios se suele atribuir a los planteamientos
de Auguste Comte, y que no admite como válidos otros conocimientos sino los que proceden de
las ciencias empíricas. Tan importante es la influencia de Comte que algunos autores hacen
coincidir el inicio del positivismo con la publicación de su obra “Curso de filosofía positiva”. No
obstante, otros autores[2] sugieren que algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume y al filósofo francés Saint-Simon.
De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) la teoría de la ciencia que sostiene el positivismo se
caracteriza por afirmar que el único conocimiento verdadero es aquel que es producido por la
ciencia, particularmente con el empleo de su método[3]. En consecuencia, el positivismo asume
que sólo las ciencias empíricas son fuente aceptable de conocimiento.
Otra de las características relevantes del positivismo tiene que ver con su posición epistemológica
central. En efecto, el positivismo supone que la realidad está dada y que puede ser conocida de
manera absoluta por el sujeto cognoscente, y que por tanto, de lo único que había que
preocuparse, indican Dobles, Zúñiga y García (1998), era de encontrar el método adecuado y
válido para “descubrir” esa realidad. En particular, asume la existencia de un método específico
para conocer esa realidad y propone el uso de dicho método como garantía de verdad y
legitimidad para el conocimiento. Por tanto, la ciencia positivista se cimienta sobre el supuesto de
que el sujeto tiene una posibilidad absoluta de conocer la realidad mediante un método
específico.
Otro aspecto importante del positivismo es el supuesto de que tanto las ciencias naturales como
las sociales pueden hacer uso del mismo método para desarrollar la investigación. De acuerdo con
Tejedor (1986), citado por Dobles, Zúñiga y García (1998), los científicos positivistas suponen que
se puede obtener un conocimiento objetivo del estudio del mundo natural y social. Para ellos las
ciencias naturales y las ciencias sociales utilizan una metodología básica similar por emplear la
misma lógica y procedimientos de investigación similares. Desde esta perspectiva se considera que
el método científico es único y el mismo en todos los campos del saber, por lo que la unidad de
todas las ciencias se fundamenta en el método: lo que hace a la ciencia es el método con el que
tratan los “hechos”.
Como consecuencia de lo anterior, podemos indicar, siguiendo a Gutiérrez (1996), que los
positivistas buscan los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los
estados subjetivos de los individuos.
De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) el positivismo se caracteriza por postular lo
siguiente:
2. El sujeto tiene acceso a la realidad mediante los sentidos, la razón y los instrumentos que utilice.
4. Hay una realidad accesible al sujeto mediante la experiencia. El positivismo supone la existencia
independiente de la realidad con respecto al ser humano que la conoce.
6. La verdad es una correspondencia entre lo que el ser humano conoce y la realidad que
descubre.
8. El método de la ciencia es descriptivo. Esto significa, según Abagnaro, que la ciencia describe los
hechos y muestra las relaciones constantes entre los hechos, que se expresan mediante leyes y
permiten la previsión de los hechos.
9. Sujeto y objeto de conocimiento son independientes: se plantea como principio la neutralidad
valorativa. Esto es: que el investigador se ubique en una posición neutral con respecto a las
consecuencias de sus investigaciones.
Agregamos, siguiendo a Soto y Bernardini (1980), que al positivismo se le debe la ruptura entre la
filosofía y la educación, y una concepción de la pedagogía basada en las técnicas educativas.
1. Primera regla: la regla del fenomenalismo, que expresa que no existe diferencia real entre
esencia y fenómeno.
2. Segunda regla: la regla del nominalismo, por la cual afirman que estamos obligados a reconocer
la existencia de una cosa cuando la experiencia nos obliga a ello.
3. Tercera regla: que niega todo valor cognoscitivo a los juicios de valor y a los enunciados
normativos.
El positivismo es una escuela filosófica que defiende determinados supuestos sobre la concepción
del mundo y del modo de conocerlo:
b.Está gobernado por leyes que permiten explicar, predecir y controlar los fenómenos del mundo
natural y pueden ser descubiertas y descritas de manos objetiva y libre de valor por los
investigadores con métodos adecuados
c.El objetivo que se obtiene se considera objetivo y factual, se basa en la experiencia y es válido
para todos los tiempos y lugares, con independencia de quien lo descubre.
d.Utiliza la vía hipotético-deductiva como lógica metodológica válida para todas las ciencias.
En el ámbito educativo su aspiración básica es descubrir las leyes por las que se rigen los
fenómenos educativos y elaborar teorías científicas que guién la acción educativa.
Como señala Popkewitz (1988), este enfoque se puede configurar a partir de cinco supuestos
interrelacionados:
a.La teoría ha de ser universal, no vinculada a un contexto específico ni a circunstancias en las que
se formulan las generalizaciones.
b.Los enunciados científicos son independientes de los fines y valores de los individuos. La función
de la ciencia se limita a descubrir las relaciones entre los hechos.
c.El mundo social existe como un sistema de variables. Éstas son elementos distintos y
analíticamente separables en un sistema de interacciones.
d.La importancia de definir operativamente las variables y de que las medidas sean fiables. Los
conceptos y generalizaciones sólo deben basarse en unidades de análisis que sean operativizables.
Paradigma positivista
Derivado de los avances de las ciencias naturales y el empleo del método experimental, desde
finales del siglo XIX, se estableció el paradigma positivista como modelo de la investigación
científica. Estos aspectos condujeron a una transferencia y asimilación acrítica de estos modelos y
métodos a las ciencias sociales.
El análisis factorial ha sido la base de la construcción de diferentes técnicas que van desde el
estudio de la inteligencia como en pretensiones de evaluar la personalidad de forma integrada, y
como señala Atkinson, R. (1993) fue la tendencia predominante en el estudio de la inteligencia
hasta los años 60.
A pesar de lo acertado de las imputaciones que se realizan al positivismo, no es menos cierto que
existen elementos valiosos dentro del arsenal metodológico creado que son de gran utilidad. Por
otra parte, las polarizaciones, las absolutizaciones, sólo para diferenciarse de lo existente, no hace
más que producir posiciones reactivas, que en el mejor de los casos por oposición adquieren los
mismos defectos de lo que se critica, en un polo opuesto; por ello se entiende que sin asumir
posiciones eclécticas, se puede asimilar, enriquecer, a la luz de nuevas concepciones, productos
de valor tanto de carácter teórico como metodológico de las formulaciones provenientes de
cualquier posición epistemológica, siempre y cuando sea la vertiente más adecuada para la
obtención del conocimiento, según la situación de que se trate. Existen ejemplos edificantes en
esta dirección, tales como la reformulación del test de Rotter, instrumento construido sobre la base
de preceptos psicoanalistas, por F. González, quien lo proyectó como una técnica abierta de gran
valor en el estudio de la personalidad. Además, es uno de los postulados de este trabajo, que el
proceso del conocimiento tiene una continuidad, y el conocimiento anterior sirve inevitablemente
como base del nuevo conocimiento aunque sea como referente de negación, de ahí que el
surgimiento de una nueva teoría no puede desconocer totalmente la precedente. Por tanto, no se
considera aconsejable renunciar al empleo de elementos de valor surgidos en el seno de una
corriente por simple oposición o diferenciación.
No es justo hablar de epistemología sin mencionar la obra de Jean Piaget, el cual en los años 30
promovió el enfoque epistemológico de la psicología. Alrededor de esta fecha creó el Centro de
Epistemología Genética. Piaget planteaba en su epistemología genética la existencia de una
continuidad entre lo biológico y lo psicológico en el desarrollo del ser humano, haciendo énfasis en
la construcción de determinadas estructuras cognoscitivas, y la adquisición por parte del individuo
de un conjunto de operaciones lógico-matemáticas que posibilitan el conocimiento de la realidad.
Piaget, es considerado uno de los iniciadores del enfoque constructivista, el cual tiene como
antecedentes la obra de Enmanuel Kant. Es básico en sus concepciones su preocupación
alrededor de cómo se construye el conocimiento. Son clásicas sus interrogantes: ¿Cómo
conocemos?, ¿Cómo se traslada el sujeto de un estado de conocimiento inferior a otro de orden
superior?, ¿Cómo se originan las categorías básicas del pensamiento racional? Su posición
epistemológica es considerada constructivista, interaccionista, relativista caracterizada por los
aspectos siguientes: papel activo del sujeto en la construcción del conocimiento; papel de las
acciones del sujeto frente al objeto en el cual se produce una interacción entre ambos; el
conocimiento es construido por el sujeto cognoscente a partir no sólo de la experiencia sensorial y
los objetos son conocidos en función de las capacidades cognitivas que posee en un momento
determinado el sujeto cognoscente.
Piaget, J. (1971) plantea la existencia de tres tipos de conocimiento: el físico, el lógico matemático
y el social. El físico pertenece al conocimiento sensorial de los objetos, o sea, la fuente se
encuentra en estos; el lógico matemático se produce a partir de las reflexiones y abstracciones que
construye el sujeto cognoscente, encontrándose la fuente de este conocimiento en el sujeto, y el
conocimiento social lo divide en convencional y no convencional; en el convencional la fuente del
conocimiento se encuentra en el criterio de las otras personas y el no convencional se deriva del
significado construido y apropiado por el sujeto en su relación con otros individuos. Especial
trascendencia metodológica revisten los métodos en la obtención del conocimiento planteados por
Piaget, J. (1971) y dentro de ellos incluye los siguientes: método histórico crítico; el método del
análisis formalizante y el método psicogenético (Palop, P., 1981).
Esencial resulta en el estudio ontogenético, el método clínico-crítico, el cual consideramos de gran
valor y que en gran medida coincide con nuestra concepción del abordaje metodológico del objeto
en el proceso de construcción del conocimiento sobre los sujetos. Este método tiene entre sus
características más distintivas las siguientes: realización de entrevistas flexibles que incluyen la
formulación de problemas a resolver, análisis cualitativo de las respuestas sobre la base de un
modelo teórico de interpretación, acercamiento al sujeto en vez de alejarse como en el
conductismo. El examinador se aproxima al sujeto con la finalidad de conocer la competencia
cognitiva del examinado y la objetividad se alcanza en la medida en que más nos aproximamos al
sujeto.
Por otra parte, Vigotsky propuso tres métodos fundamentales en el estudio de los sujetos: el
método del análisis experimental-evolutivo, donde se produce la intervención especial por parte del
experimentador en el proceso evolutivo para observar cómo se dan los cambios en los procesos; el
método de análisis genético-comparativo sobre la base del estudio de sujetos con deficiencias en
el desarrollo y compararlos con sujetos que han tenido un desarrollo normal y el método
microgenético donde se realiza un estudio longitudinal a corto plazo. Son considerados de gran
valor y los integramos en nuestro procedimiento metodológico