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Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Escuela de Trabajo Social


Antropología Socio-Cultural

La Cultura de la Pobreza:

 Nombre: María José Vera R.


 Profesor: Leandro Sepúlveda Valenzuela
 Fecha de entrega: 29 de octubre del 2007
Introducción:

En primer lugar para poder llevar a cabo este ensayo sobre “la cultura de la
pobreza” nacen dos grandes interrogantes como el ¿qué entendemos por
pobreza? Y quiénes entran en esta categoría? Así como también nace un deber
conceptuar el término de cultura y ¿cómo este puede persuadir en el
comportamiento tanto individual como en el colectivo de la vida cotidiana? De esta
manera comprender ¿cómo los ideales y valores determinan y restringen mi
actuar conciente e inconscientemente? Influyendo en las motivaciones, creencias
y percepciones de la identidad de los sujetos y de las generaciones posteriores,
capaz de afectar a través de la crianza.
Ya habiendo encontrado las respuestas a estas preguntas, tendré una base
objetiva para poder realizar este trabajo y aclarar el sentido con el cual serán
utilizadas.
Principalmente enfocaré este ensayo en cómo se presenta en la realidad
cotidiana el trabajo infantil que afecta a “niños, niñas y adolescentes que se ven
seriamente limitados en el ejercicio de sus derechos a la educación, a la
recreación, a la salud física y mental, a vivir en un ambiente de cariño, a ser
protegidos y a tener reales oportunidades de progreso y desarrollo”1.
Existe una relación simbólica positiva, que se le atribuye a este hecho en
este estrato social tan vulnerable, pues “el trabajo infantil y adolescente se explica
por la necesidad que tienen las familias muy pobres de asegurar su subsistencia”2,
porque no podemos negar que estos niños (la mayoría) pertenecen al quintil de
ingreso más bajo, lo que implica un contexto social lleno de adversidades socio-
económicas y culturales; haciéndose casi obligatoria la necesidad de que trabajen
“para sobrellevar el peso de la pobreza, para ayudar a su familia y cumplir con los
gastos necesarios para vivir”3, sin ver las consecuencias que esto puede provocar,
ya que, “la mala situación económica familiar y la necesidad de aportar a su
subsistencia son dos de los factores que inciden con más fuerza en el abandono
de la escuela”4. Ante eminente realidad no debemos olvidar aquella frase tan
popular que dice que “los niños son el futuro de la sociedad” y la base de este,
está en la educación, por ello si tenemos una mala educación, hacemos un mal
futuro.
Es importante también poner atención en la visión familiar, pues estos niños
suelen provenir de hogares donde los padres poseen una escolaridad y un sueldo
precario, lo que los lleva a justificar y legitimizar el trabajo infantil como una
estrategia de sobrevivencia, haciendo que sus hijos naturalicen su temprana
inserción laboral. Y cómo cuestionarlos, si son los padres los que tienen una gran

1
Organización Internacional del Trabajo y Ministerio del Trabajo y Previsión Social, desarrollado en
conjunto con el Instituto Nacional de Estadísticas y Servicio Nacional de Menores, “Trabajo infantil y
adolescente en cifras” (Santiago, Chile 2004) p.7
2
Idem.
3
Ibáñez, Sergio y Hurtado, Patricio; PREPOSICIONES 27: “Los jóvenes urbanos-populares y el trabajo”, un
análisis de sus representaciones sociales (Ediciones Sur, 1996) p. 33
4
Ministerio de Planificación y Cooperación / Chile, “Capacitación de los jóvenes pobres en Chile”
(MIDEPLAN, Santiago 1999) p. 3

2
influencia tanto en niños como en adolescentes en las actividades y metas que
persiguen, siendo entonces ellos los que condicionan nuestro actuar.
Avocando al trabajo infantil quisiera darle dos miradas, para así mostrar
tanto el lado negativo como el positivo que se puede destacar, sin perder el
panorama general de la perdida de un derecho que para mí es trascendental como
el de la supervivencia, que se ve claramente vulnerado al entrar a trabajar, puesto
que de una u otra manera implica el dejar de ser niños saltándose la hermosa
etapa de la infancia, por ganar dinero y así satisfacer las necesidades más
básicas, convirtiéndose de esta manera en un problema social.
Quisiera al termino de mí ensayo poder demostrar que “la identidad cultural
esta íntimamente relacionada con el tema de la identidad personal, en sentido de
que la cultura define una serie de categorías que son los delimitantes principales
de una identidad personal”5.
Enfoqué mí trabajo en este aspecto de la cultura de los pobres, pues la
mayoría de los niños que trabajan son del sector socioeconómico bajo y quisiera
saber cómo su cultura ha hecho que se naturalice este fenómeno al punto que hoy
en día a nadie le sorprende ver a niños y niñas como vendedores ambulantes,
empaquetadores en un supermercado, niños descargando y transportando carros
en la feria, niños que hacen espectáculos en las calles y aquellos que trabajan en
el ámbito agrícola (sin contar en este “campo laboral” el comercio sexual, pues
este no es un trabajo, sino que es un abuso según mi juicio).
Sin embargo, no quiero volcar este fenómeno (del trabajo infantil) a una
mirada determinista, pues no podemos obviar que “la persona, es un ser que se
constituye en la libertad”6, por ello tiene la capacidad para decidir lo que hace.

5
Larraín, Jorge; “Modernidad, razón e identidad en América Latina” (Editorial Andrés Bello, 1998) pp.93-94
6
Vergara, Alfonso; “La alegría de ser hombre” (Editorial Paulinas, 1993) p. 61

3
Marco conceptual:
Conceptos claves:

1 . La pobreza en Chile: ¿Qué se entiende por pobreza?

El MIDEPLAN ha considera que la pobreza es “el ingreso mínimo necesario


por persona para cubrir el costo de una canasta mínima individual para la
satisfacción de las necesidades básicas, alimentarías y no alimentarías, de sus
miembros”7. Es decir, que son pobres las personas que tienen como ingreso
mínimo “$40.562 en la zona urbana y de $27.349, en zona rural”8.
Agregándose que en Chile “un 20.6% de la población del país es pobre, lo que
equivale a un total de 3 millones 81 mil 100 personas”9.
Pobre es la persona que le falta lo necesario para vivir, o que casi no lo tiene.
Esta será la base para entender y comprender el concepto de pobreza, porque
esta condición acarrea problemas no tan solo económicamente, si no que también
son del tipo social, políticos, ambientales y personales tanto para hombres como
para mujeres.

2 . Cultura e identidad:

La cultura es la “forma de vivir en una sociedad. Esta forma de vivir comprende


innumerables detalles de conducta, pero todos presentan ciertos factores
comunes”10, pues nuestra manera de actuar esta regulada por “patrones sociales
los que encuentran expresión en formas determinadas de hablar y pensar”11.
Durante nuestra vida desde pequeños nos encontramos inmersos en un
sistema compuesto de variadas normas y reglas de la manera de ser que regulan
nuestras creencias, valores y percepciones que determinan nuestro actuar.
Este sistema se debe respetar, pues si se intenta desobedecer se le es
reprimido, ya que este estructuramiento posee un poder coactivo y coercitivo
sobre la sociedad, condicionando la conducta tanto individual como colectiva para
así poder generar una coherencia necesaria para la interacción con el otro.
Por ello la cultura tiene una gran implicancia en la identidad de las personas,
pues “la identidad es la similitud, por lo tanto refiere a otro. La identidad es unidad,
por lo tanto habla de coherencia”12 factor trascendental para convivir la vida
cotidiana.

3. Trabajo infantil:
7
Gobierno de Chile, Ministerio de Planificación y Cooperación, Análisis de la VIII Encuesta Socioeconómica
Nacional (CASEN 2000). Santiago, Chile 2002. p. 73
8
Ministerio de Planificación y Cooperación, “Síntesis de los principales enfoques, métodos y estrategias para
la superación de la pobreza” (Santiago, Chile 2002) p. 6.
9
CEPAL-Ministerio de Planificación, SEMINARIO: “Perspectivas innovativas en políticas sociales: Las
desigualdades y la reducción de las brechas” (Santiago, Chile 2002) p. 3
10
Linton, Ralph; “Cultura y personalidad” (Ediciones Fondo de Cultura Económica, 1971) p. 34.
11
Elías, Norbert; “Compromiso y distanciamiento” (Ediciones Península, Barcelona 2002) p. 23.
12
Rozas, Germán y Arredondo, Juan; “Identidad, comunidad y desarrollo” Gobierno de Chile, MIDEPLAN
(Santiago, Chile 2006) p. 45.

4
Para acercarnos a la comprensión de este fenómeno social es necesario
saber el concepto de trabajo y de infancia.
Por trabajo entenderemos que es “la producción, que busca maximizar la
productividad minimizando sus costos”13 donde existe un intercambio entre la
fuerza de trabajo y el recibir ingresos monetarios y/o materiales.
El trabajo puede estar focalizado desde dos puntos de vista, uno es la
independencia económica y la satisfacción de las necesidades. La segunda visión
es de tipo simbólico, donde el trabajo es realizado para alcanzar la plenitud, es
decir, la autorrealización. Sin embargo, nos quedaremos con la primera visión que
representa mejor el tema del trabajo infantil.
Podemos entonces decir que el trabajo se relaciona como un medio para la
estabilidad económica, el consumo, la obtención de dinero, el desarrollo personal,
pero sobretodo y fundamentalmente es utilizado para la subsistencia.
La infancia por otra parte la veremos como una etapa de la vida que “se
concibe dentro de un límite cronológico determinado, establecido a los 15 años”14 ,
también ampliaremos esta etapa a la adolescencia, periodo que oscila entre la
infancia y la adultez (de los 15 a los 18 años de edad).
La niñez se relaciona con la dependencia y necesidad de protección que
debe ser ejercida por parte de los padres (o persona a cargo). La adultez es
concebida como el período de autonomía económica y de responsabilidad. La
adolescencia por otra parte se transforma en una búsqueda de la independencia
sin obviar el desvinculamiento con las responsabilidades.
La infancia esta ligada con el sentimiento de la obediencia y el “respeto
hacia las reglas y normas que son creadas, establecidas e impuestas por los
adultos”15, aludiendo que durante este periodo de edad no se duda de lo que dice
un adulto, dándole una significación de sabiduría, ya que este ha vivido más
tiempo que nosotros. Por último y para terminar lo que comprenderemos por
trabajo infantil es una actividad económica realizada por niños y niñas menores de
15 años vista como una estrategia de supervivencia donde existe “una tensión
entre el deber ser de la infancia y la precariedad económica de las familias”16. El
desarrollo de esta actividad implica el sumergirse en un clima de adultos en el
sentido que toma responsabilidades impidiendo el desarrollo normal de la niñez.
Los datos entregados por la Encuesta de Caracterización Socioeconómica
(CASEN) de 1996 informan que 125 mil niños y niñas estaban realizando actividad
económica remunerada en dicho año, de los cuales 78 mil (9.7%) tenía entre 15 y
17 años: 32 mil (4.2%) entre 12 y 14 años; y 15 mil (0.9%) entre 6 y 11 años. La
misma fuente ilustra que 13.5% de los niños y niñas que trabajan se ubican en
estrato socioeconómico de indigencia y pobreza.
Ser pobre...

13
Álvarez, Andrea y Barría Natacha; “Análisis del proceso político en torno a la erradicación del Trabajo
Infantil en Chile. Visión de los sujetos de la Quina Región, entidades nacionales y organismos
internacionales” Tesis para optar el Titulo de Asistente Social. Universidad Católica de Valparaíso.
(Valparaíso, Chile 2002) p.34
14
Ibidem. p.192
15
Ibidem. p.161
16
Ibidem. p.188

5
¿Ser un niño sin infancia?
¿Ser pobre implica en no vivir mi infancia?

Desde pequeños siempre buscamos la risa, la diversión en el juego, no


obstante pocos logramos ver que en Chile hay muchos niños que no les quedan
de otra que tener que jugar a trabajar, y para su pesar este juego no es parte de la
imaginación, sino que se desarrolla en el escenario de la realidad, impidiendo de
esta manera el desarrollo de forma normal de esta etapa, pues en que los niños
tienen que trabajar y estudiar, por ende no les queda tiempo para realizar
actividades como la recreación.
Este problema social radica principalmente en “la pobreza de las familias, la
deficiencia de los sistemas educativos, las altas tasas de desempleo, la existencia
de trabajo informal o inestable en el empleo adulto, la pasividad, cuando no la
resignación, con que se enfrenta el problema y las pautas culturales que lo
avalan”17. Será en este ultimo punto en el que nos detendremos, ya que es
importante saber en que se avala la justificación de que ser pobre implica el tener
que trabajar como estrategia de supervivencia y junto con esto el no vivir la
infancia, por ello nace la pregunta ¿ser pobre implica no vivir mi infancia?
Esta claro que el trabajo infantil tiene como principal motivación la
precariedad económica, a pesar de ello no es el único determinante. La
participación de niños y niñas se ve vinculado con factores socioculturales que
incentivan el ingreso al mundo laboral.
Alguno de los factores que provoca que éste fenómeno se de con gran
magnitud, es el hecho de ser naturalizado socialmente por una relación
simbólica que se le da, sobretodo si esta es parte de los valores intrínsicos de la
sociedad, por ello la cultura juega un rol importante en las decisiones y
expectativas tanto de las familias como de los mismos niños. La resignificación
simbólica, puede llegar a generar un cambio conceptual en el imaginario colectivo,
en este caso el de los niños que trabajan para mejorar las condiciones de vida de
su familia y de ellos mismos. Estos son llegados a visualizarse como “héroes” que
sienten una responsabilidad y un sentimiento de solidaridad para con su familia en
la lucha de salir de la pobreza. El factor que detona esta mirada es la necesidad
de subsistencia por parte de los segmentos socioeconómicos más bajos que
resignifican el concepto de infancia como uno más de la familia que debe ayudar a
“parar la olla” aceptando de esta forma el trabajo infantil como una solución a su
cruel realidad, pasando a llevar, por ejemplo, los derechos del niño, impidiendo
que este se recree, sea libre y sobretodo le impide vivir en condiciones básicas,
porque es este déficit económico y las malas condiciones de vida y todo lo que
esto conlleva lo que incita al niño a salir a trabajar. Sin embargo esta estrategia es
considerada como una “arma de doble filo”, por un lado ayuda en el sentimiento
de orgullo y dignidad al intentar a través de su remuneración ayudar a su familia,
generando una connotación positiva que se contrapone a lo que cree la mayoría
de las personas con relación a los pobres, ya que piensan que están para la
mendicidad, el robo, la vagancia o pedir limosnas. Estos niños a través del trabajo

17
Ibidem, p. 10

6
implican un esfuerzo de carácter dignificante que con su esmero buscan un futuro
mejor.
Por otra parte se ve el lado negativo de esta decisión, porque esta
independencia de tipo económica trae consigo una libertad que puede ser mal
utilizada en drogas y alcohol como un mecanismo de evasión de la realidad. No
debemos olvidar que las personas pobres pertenecen al estrato social más
vulnerable, en el que las familias suelen vivir situaciones de violencia intrafamiliar,
cesantía, alcoholismo, drogadicción, etc.
Sumándose a todo esto hay que enfatizar que los niños no pueden
desarrollar completamente la tapa de la infancia, que se caracteriza por la
inocencia y la importancia de la recreación a través del juego. Debemos ser
conscientes que no se puede trabajar y jugar a la vez, pues el trabajo implica una
gran responsabilidad de la que el juego carece, por ser una actividad más bien
lúdica. Además debemos asumir que los niños no tienen psicológicamente
responsabilidades de esta magnitud, sino que dependen en gran parte de sus
padres, ellos (los niños) no tienen la madurez para estar concientes de que, por
ejemplo, si no trabajo, no comen. Cabe mencionar que los niños y niñas
trabajadores ven afectado
“Su normal desarrollo, tanto en un nivel físico, psicológico y social.
Entre estos se puede mencionar: el deterioro de salud por
trabajos que requieren de gran esfuerzo físico; la exposición a
ambientes con altos niveles de contaminación; vulnerabilidad ante
accidentes laborales; riesgo de explotación; de abusos
deshonestos; delincuencia y mendicidad”18.
Si bien la cultura “comienza a actuar desde el nacimiento y reviste la mayor
importancia durante la infancia”19, por ello es primordial el desarrollo adecuado de
este periodo, porque la cultura es la que determinara nuestra forma de actuar. Si
bien “estas pautas no le afectan directamente, pero le proporcionan modelos para
el desarrollo de sus propias respuestas habituales para diversas situaciones.
Estas influencias carecen de importancia en la primera infancia, pero después lo
afectan toda su vida”20.
Otro aspecto significante que conlleva al trabajo infantil es el contexto en el
que viven los pobres donde “los factores ambiéntales condicionan los estratos
más profundos de la personalidad”21 y a su vez tienen una gran implicancia en la
jerarquía de prioridades a satisfacer. No es fácil vivir en condiciones peyorativas
todos los días esto condiciona la forma de ser de las personas llevándolos a tomar
decisiones como la temprana inserción laboral. El vivir en la pobreza implica una
carencia permanente, por ejemplo, la comida.
También hay que tener en cuenta que la sociedad chilena se caracteriza
por ser estratificadora, imponiendo en el trato a los demás los prejuicios que
tenemos. Generando muchas veces discriminación a la hora de buscar trabajo,
por ello los niños que quieren realizar actividades remuneradas, casi siempre
están en lugares que se caracterizan por darse una relación abusiva entre el niño
18
Álvarez, Andrea y Barría Natacha; op. cit., p. 19
19
Linton, Ralph, op. cit., p. 143
20
Idem.
21
Ibidem, p. 13

7
y su empleador, por la poca experiencia que este tiene y a la dependencia con su
salario, pues de todas formas posee la conciencia de que ante cualquier falla
puede ser despedido y dejar de obtener parte del ingreso familiar (sí es que no es
el único sustento del hogar). Aquí es donde surgen las principales condiciones por
las cuales los niños entran a trabajar y que son que sus padres sean cesantes.
Esta comprobado que “en los hogares con niños y/o niñas, trabajando
ocasionalmente los padres tienen un promedio de 7 años de estudios y, de los
que no trabajan, el promedios de años de escolaridad sube a 8,6 años” 22 esto
quiere decir que los padre no poseen mucha escolaridad y necesitan que sus hijos
trabajen. Y aunque uno no lo crea esto tiene una gran influencia en la mirada con
que percibirá el hijo a la educación, pues el pasado es un gran sustento de lo que
pensamos hoy y si los niños visualizan que el no estudiar y comenzar a trabajar
durante la infancia es símbolo de ganar dinero “fácil”, pero sobretodo rápido
provocará la reproducción del error que cometió su padre y lo repetirá en su
generación y tal vez en las generaciones posteriores si cría a sus hijos de la
misma manera que lo criaron a él. Agregando que “el tener, marca una anulación
del deseo y de la capacidad para proyectarse”23 por ello se busca la satisfacción
rápida de las necesidades impidiendo ver más allá.
Otro determinante que motiva, es el hecho de que uno de los progenitores
haya efectuado abandonado de su familia (generalmente esto ocurre por parte del
padre) dejando el hogar monoparental provocando que el niño se haga cargo del
hogar en el ámbito económico en vista de la ausencia de imagen paterna que se
haga cargo de la responsabilidad monetaria para sustentar y satisfacer las
necesidades básicas.
El ingresar tempranamente al medio laboral implica el descuido de los
estudios debido al gran tiempo que deben darle al trabajo y el desgaste físico que
este conlleva, optando generalmente por la deserción escolar lo que tiene un
fuerte impacto en el futuro a la hora de querer buscar un trabajo estable y bien
remunerado, provocando el llamado “círculo de la pobreza” que es catalogado
como un vicio en este segmento (el quintil más pobre).
El abandono de la educación tiene un valor impresionante en la sociedad,
sin tomar en cuenta cuanto se le asigna a salir del colegio y más aún de la
universidad. El dejar de ir al colegio y quedarse con la básica hoy en día significa
en definitiva “perder una quinta parte del ingreso futuro”24. Tomando en cuenta
también que los niños son una mano de obra barata, que es cotizada si se mira
desde el punto de vista del empresario que busca maximizar minimizando sus
costos es mucho menor el salario, por ejemplo “los niños y niñas entre 10 y 14
años reciben igual o menos que el salario mínimo establecido en cada país, y
alrededor del 20% menos de lo que gana un adulto con siete años de
escolaridad”25. Sumado a esto que muchos de los niños están trabajando sin un
contrato físico, sino un mero acuerdo de palabra que en sí no vale nada a la hora
22
Villamar, Kadem. Documento “Jornada de reflexión por los niños y niñas de Viña del Mar”. ONG Raíces.
Quilpue. Septiembre del 2000.
23
Barcone, Cecilia; “Los vínculos del adolescente en la Era Posmoderna” (Ediciones Paulinas) Buenos Aires,
2000. p. 21
24
Álvarez, Andrea y Barría Natacha; op. cit., p. 10
25
Idem.

8
de exigir alguna condición. Es más, muchas veces se recurre a la alienación para
no ver el abuso que se le esta realizando, porque no tiene otro lugar en donde
trabajar.
El trabajo infantil entonces pasa a ser no sólo “un simple mecanismo de
sobrevivencia, sino como un complejo engranaje que crea condiciones de pobreza
y exclusión social”26.
Otro incentivo es el significado que se le da socialmente al consumismo y la
valoración que tiene el dinero hoy en día. En nuestra sociedad aflora la existencia
de una culturización que tiene como eje el que ya no eres por lo que vales como
persona, sino por que tienes, desarrollando una personalidad basada en un
“instinto animal” donde el ser humano se rige por un instinto darviniano, es decir,
que busca sobrevivir en un mundo en que el actuar de las personas esta
condicionado por la satisfacción de los propios deseos que se sustenta en “ el
fervor por tener, por poseer las cosas que constantemente se muestran”27.
Quedando de esta forma demostrado por medio de todos estos argumentos
ya mencionados como los factores socioculturales son capaces de transformar la
percepción de las personas y la implicancia que tiene en la identidad de las
personas, ya que “la identidad cultural esta íntimamente relacionada con el tema
de la identidad personal, en sentido de que la cultura define una serie de
categorías que son los delimitantes principales de una identidad personal”28. Pues
claramente pudimos notar que los padres son el modelo a seguir para los niños
por su significante de sabiduría basado en que ellos han vivido mucho más que
ellos.
Por otra parte no puedo dejar de mencionar uno de los principales aspectos
que quería tocar en este ensayo es el que nosotros los seres humanos poseemos
voluntad en nuestro actuar, si bien es cierto que hay factores que influyen, estos
no son determinantes para la gran cantidad de “voluntad, o libertad de arbitrio,
existente en mí, que no puedo aprehender la idea de ninguna mayor; de modo
que es ella la principal razón por la que creo ser en cierto modo la imagen y
semejanza de Dios”29. Dejando claro que somos criaturas que podemos decidir
entre optar y no por una forma de actuar, en este caso, aunque el ir en contra
conlleve ir en contra de un sistema que reprime esa decisión.

Conclusión:

26
Ibidem, p. 40
27
Barcone, Cecilia; op.cit. p 21
28
Larraín, Loc. Cit.
29
Descartes, “Las meditaciones metafísicas”: MEDITACIÓN CUARTA: “Sobre lo verdadero y lo falso”
(Madrid, Gredos 1997) p.91

9
Durante la realización de éste trabajo pude abrir los ojos antes una realidad
que se mostraba inminente ante mí. Es cierta la capacidad que tenemos los seres
humanos para naturalizar un hecho al punto que no nos damos cuenta ni siquiera
que ocurre, pues no le damos más relevancia, pero si lo analizamos desde otra
perspectiva el panorama suele cambiar, sin embargo, si no solos capaces de
cuestionarnos estos fenómenos tan enraizados en nuestra cotidianidad no
seremos capaces de buscar siquiera una solución, pues no se puede encontrar
respuesta a lo que nuca fue un problema.
El objetivo de este trabajo era ver como “la cultura de los pobres” incidía en
el hecho de no vivir correctamente el periodo de la infancia, que implica ir a la
escuela, jugar, vivir con su familia y no tener responsabilidades.
Para lograr abarcar dicho objetivo comencé a cuestionarme muchas cosas,
primero establecí una base conceptual para realizar este trabajo; en la que definí
lo que se entendería por pobreza, cultura, identidad y trabajo infantil. Llegando a la
determinación de que pobre es la persona que le falta lo necesario para vivir y que
a través de la cultura utiliza pautas para determinar mi actuar, generando muchas
veces que se haga normal el desarrollo del trabajo infantil, avalado en que “la
pobreza extrema los obliga a trabajar”30
Al iniciar este ensayo se plateo la pregunta que hacia referencia a ¿Ser
pobre implica en no vivir mi infancia?.Ya
infancia?.Y habiendo analizado el contexto social,
espacial, histórico y valórico de las personas, puedo concluir que si bien se trata
de legitimizar el trabajo infantil “a través de lógicas emotivas (sentimientos de
solidaridad y compasión) y pragmáticas (estrategias de sobrevivencia)”31 según mi
opinión no hay ninguna justificación para el trabajo infantil, si este es visto como el
único ingreso económico para sustentar a la familia, pues pienso que es un abuso
a un ser que no merece tener tal responsabilidad, porque son solo niños que
vienen al mundo como seres inocentes que deben ser cuidados por sus padres y
no que ellos los vengan a sustentar, provocando en estos casos un cambio de
roles. No obstante si acepto el desarrollo del trabajo por personas, que más bien
son adolescentes (desde 15 años de edad hacia adelante), porque en este periodo
el discernimiento de lo que hacemos es mucho más conciente.
Por otra esta parte comprobado que el trabajo infantil es un generador del
“círculo de la pobreza”, por la significación simbólica que se le da a esta práctica
como una forma de conseguir dinero rápido in visibilizando la educación en
beneficio de erradicar la pobreza. Esta resignificación provoca generalmente en la
mayoría d los casos de trabajo infantil la deserción escolar, por falta de tiempo,
prior izando una mejoría económica instantánea y no el que puede ser conseguido
a futuro y que implica un beneficio posterior. También hay que recordar que el
trabajo infantil genera una independencia económica que puede ser mal utilizada,
ya sea un consumismo exacerbado, como en la adicción a vicios como las drogas
y el alcohol.
Sin embargo, debo hacer hincapié en que uno de los enfoques que
daríamos era el de ver el lado positivo que tenía el trabajo infantil y es en este
donde se basa la misma familia, en signo de no sentir culpa y naturalizar el hecho.

30
Myers, William: “Protección de los Niños Trabajadores”. UNICEF.( New York, 1991) p.13
31
Álvarez, Andrea y Barría Natacha; op. cit., p. 191

10
En este aspecto encontramos que la familia proyecta una imagen positiva al
tema del trabajo infantil, pues es una forma de demostrar que los pobres buscan
formas honestas para salir adelante, entendiéndose que no recurren a la
mendicidad o al robo, ante este punto soy partidaria, siempre y cuando este no
sea el “lema” que encubra un abuso, por ende hay que hacer una distinción entre
trabajo y explotación. Clarificando que mi posición no se opone al trabajo infantil
(en las condiciones ya expuestas anteriormente), pero tampoco pretendo
promover esta actividad.
Además de aquello hay que recordar que mi trabajo busca alejarse de una
mirada determinista, por ende cree en la capacidad de las personas en poder salir
adelante, por sus propios medios y sobretodo invita a no ser encapsular a los
pobres como personas determinadas, por ejemplo a entrar a trabajar durante su
infancia, pues a pesar de las cifras de todas formas hay personas que no por su
condición trabaja y privilegia la educación y una vida “normal” para un niño de
dicho rango, es decir que se recree, vaya al colegio, etc. actividades que se ven
vulneradas con el inserto laboral.
Podemos entonces dar por finalizado este trabajo acotando que se
transformó en un análisis de tipo personal, en vista de que me di cuenta que no
había racionalizado como los patrones culturales juegan a la hora de mirar algo.
Me llamó mucho la atención que es cierto que no nos cuestionamos mucho
que el empaquetador de un supermercado sea un menor de edad, porque desde
que tengo uso de razón están ahí, pero debería recalcarse de detrás de el hay una
historia de vida y un propósito de estar trabajando, donde muchas veces es para
ser parte del sustento de su familia.

11

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