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LA INFLUENCIA DE LOS CICLOS

LUNARES
La Luna hace un recorrido de 29 días, 12 horas y 44
minutos que comienza con la Luna Nueva. Allí muestra su
cara no iluminada, al estar entre el Sol y la Tierra. Nuestro
satélite continúa creciendo en su viaje, y se va iluminando
hasta llegar a ser Luna Llena, cuando se encuentra opuesta
al sol respecto a la Tierra. A partir de entonces, empieza a
menguar para alcanzar la siguiente Luna Nueva.

Una regla sencilla para distinguir la Luna Creciente y


Menguante: La Luna es una gran mentirosa. Si al
observar el cielo ves que dibuja una gran D, la Luna está en
su fase Creciente. Si, por el contrario, contemplas una C es
la fase Decreciente o Menguante.

La Luna atrae a la Tierra, y también a la inversa, la Tierra


atrae a la Luna. El Sol, pero sobre todo la Luna provocan
las mareas. Aunque la Luna es más pequeña, su influencia
es muy poderosa porque está más cerca de la Tierra. Las
mareas vivas se producen dos veces al mes, cuando hay
Luna Llena y Nueva. Entonces, los dos astros están
alineados con la Tierra, sumando su influencia. El nivel del
mar en algunos sitios puede subir hasta 15 metros. Cientos
de miles de millones de litros de agua se agitan como si un
niño caprichoso y gigantesco estuviera chapoteando en el
mar. Es el efecto de la atracción conjunta de los dos astros.

Si la Luna es capaz de sacudir así los mares, cabe pensar en


su influencia sobre todos los seres vivos, y en nosotros
mismos. Al fin y al cabo, más del 60 % de nuestro cuerpo es
agua. Aunque no está demostrado científicamente, quizá
también tengamos mareas internas responsables de los
altibajos en nuestro estado de ánimo.

La sabiduría popular advierte que las noches de Plenilunio


influyen en el comportamiento de las personas. Que hay
más partos en los cambios de fase lunar. Que si las uñas se
cortan en Cuarto Creciente o Luna Llena, crecerán más
rápido, pero más débiles. Si cortas el pelo en Cuarto
Menguante crecerá más Si sufres una herida en Cuarto
Menguante, cicatriza con rapidez. Lo mismo se dice de los
animales al esquilarlos o cortarles las pezuñas.

Los movimientos de las mareas se relacionan también con


el ascenso de la savia de las plantas. Con el plenilunio
crecen más las plantas. La luz de la Luna también
interviene en la fotosíntesis y en la germinación, ya que los
rayos lunares son capaces de penetrar en el suelo.

La influencia de la luna en el
crecimiento de los hongos

Carlos Sánchez es un estudioso de los hongos que empezó


el año 2001 a introducir en su ordenador datos del
material estudiado en sus salidas al monte durante todo el
año, anotando nombre científico, cantidad, estado de
desarrollo y fase lunar. Observó que la Luna influía en el
desarrollo de los hongos: las recolecciones siempre habían
sido mas abundantes cuando la Luna estaba en Cuarto
Creciente. Los champiñones suelen brotar con generosidad
después de Luna Nueva. Más diferencias: muchas de las
setas recogidas en el Segundo Cuarto Creciente ya estaban
pasadas.

Las conclusiones no son definitivas, y este micólogo de la


Sociedad Micológica Caesar Augusta continúa sus
observaciones.

Labores del campo en función de la fase lunar

En Luna Nueva se aconseja eliminar las malas hierbas,


se quitan las hojas marchitas, y no se riegan las plantas de
interior. Además, conviene abonar y arar el suelo. Es
también una fase óptima para la siembra de césped, si se
acompaña de tiempo lluvioso.

En Cuarto Creciente se incrementa cada día la luz


reflejada. La fuerza vital o el vigor de las plantas aumenta
con la luz lunar. En esta fase las plantas poseen más
resistencia frente a las plagas y enfermedades. El peso de
los granos de los cereales será mayor pero se conservarán
peor. La alfalfa se corta y se almacena. Las operaciones en
árboles frutales provocan un mayor desarrollo vegetativo,
pero la producción frutal será menor.
Los árboles de hoja caduca que se van a usar como leña se
talan en Cuarto Creciente porque la madera está más seca.
El aumento de la luz lunar facilita la germinación de las
semillas. Las semillas y las plántulas afectadas por la luz de
la Luna en la primera etapa de su vida, brotan con rapidez
desarrollando una mayor cantidad de hojas y flores. La
radiación lunar favorece la cicatrización de tejidos y
órganos y ayuda a eliminar células muertas.

Cuarto Menguante es la mejor fase para realizar


trasplantes y acabar con los insectos y las malas hierbas.
De Luna Llena a Luna Nueva desciende cada día la luz que
refleja. La fuerza vital de las plantas decae con la luz lunar
decreciente.

Para retrasar el desarrollo vegetativo y favorecer una


mayor cantidad de frutos las tareas se hacen en Luna Llena
o Cuarto Menguante. Si son frutales de rendimiento a largo
plazo interesa estimular el inicio de la producción por lo
que es mejor plantar y podar en Menguante. Esta es la
mejor fase para obtener y aplicar injertos dado que el
crecimiento es escaso, las yemas detienen su desarrollo y se
favorece la unión del injerto. En Menguante se lleva a cabo
la vendimia: el vino resultante es mejor y más duradero. La
uva de mesa es más dulce.

La Luna Llena es propicia para la recolección. Es buen


momento para regar y transplantar las plantas de interior.
También se hacen las labores en el terreno para obtener un
suelo mullido, suelto y que retenga el agua.

Las aceitunas recogidas en Luna Llena dan mejor aceite.


También en Luna Llena se corta el heno y la alfalfa para
consumo animal, dado que tiene más nutrientes. Se
recolectan los tomates para conserva. Si el suelo es fértil y
con suficiente agua, la mejor siembra será la los últimos
días del cuarto menguante, fomentando así la
fructificación. Con Luna Llena y en invierno se plantan las
lechugas.

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