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Comunicado de la ASA* acerca del uso de 'primitivo' para describir grupos


humanos contemporáneos
Traducción: Julieta Gaztañaga

Describir a cualquier grupo contemporáneo como ‘primitivo’ o ‘de la Edad de


Piedra’ inevitablemente supone considerar que son representantes vivos de algún
estadio anterior de desarrollo humano que la mayoría de la humanidad ya ha dejado
atrás. Para algunos, esta podría ser una descripción positiva, implicando, por ejemplo,
que tales grupos viven en una armonía mayor con la naturaleza, que poseen
conocimiento y sabiduría olvidados por el resto de la humanidad, o que practican
modos de vida en común más gentiles, más cuidadosos y menos explotadores. Para
otros, que considerarían la visión positiva como un mito romántico, ‘primitivo’ es una
caracterización negativa. Para ellos, ‘primitivo’ denota un uso irracional de los recursos
y ausencia de estándares intelectuales y morales de la sociedades humanas
‘civilizadas’, lo que se manifiesta en sistemas de creencias 'supersticiosas’, en prácticas
culturales que son crueles y degradantes para los individuos, las mujeres o los niños
dentro de la unidad social, y en tendencias innatas a la guerra u otras formas de
violencia ante la ausencia de una supervisión estatal. Desde el punto de vista del
conocimiento antropológico, ambas visiones son unilaterales y simplistas.
Todos los antropólogos convendrían en que el uso negativo de términos como
‘primitivo’ o ‘de la Edad de Piedra’ para describir lo que Survival International** llama
‘pueblos indígenas y tribales’ tiene consecuencias serias para su propio bienestar. Los
gobiernos y otros grupos sociales que tienen los medios para imponer su dominación a
través de la violencia o del control del sistema legal han empleado largamente estas
ideas como un pretexto para privar a esos pueblos de tierra y de otros recursos que son
vitales para su subsistencia económica. Al tratar a sus miembros adultos como niños en
relación con la gente ‘civilizada’, los Estados, tanto democráticos como autoritarios,
han justificado la aplicación forzada del cambio social y cultural, el retiro de chiquillos
de sus familias de nacimiento, y toda una gama de medidas coactivas que son vistas
cada vez más como una violación a los derechos humanos. Misiones religiosas y ONGs

*
Association of Social Anthropologists of the UK and Commonwealth
**
Es una organización independiente que trabaja para los derechos de los pueblos tribales en todo el
mundo. http://www.survivalinternational.org.

1
a menudo también han intervenido de maneras que han producido problemas
inesperados de dislocación social y conflicto, incluso a pesar de haberles llevado el
acceso a nuevas mercancías, al cuidado médico y a formas de educación, cuestiones
que en sí son vistas como beneficiosas por parte de la mayoría de esos pueblos.
Frecuentemente, los antropólogos han mostrado que estos problemas podrían ser
evitados de no haber incorporado esas intervenciones los malentendidos
fundamentales de la historia, la cultura y la organización social de los grupos que los
experimentaron.
La mayoría de la moderna antropología no acepta una visión de estas
sociedades como fósiles vivientes de un estadio anterior de evolución humana, sino
que los ven como sociedades que representan diferentes elecciones acerca de los modos
de vivir en común y de utilizar el medioambiente. Algunas de ellos son el resultado de
los esfuerzos por parte de seres humanos en pos de mantener un modo de vida
diferente en ciertas áreas que permanecen más distantes del avance de las ‘fronteras’
de la ‘civilización’ y la ‘modernización económica’, migrando lejos de aquellas
fronteras en avance, a menudo siendo éste el proceso que llevó a los grupos
contemporáneos a sus ubicaciones presentes y que moldeó su organización social y
cultural modernas. Otros se han desarrollado en una simbiosis más cercana con grupos
que practican estilos de vida y modos de subsistencia alternativos, algo más común en
la historia relativamente reciente. Ninguna de ellas puede ser vista como formas de
organización humana congelada en espacio y tiempo a través del simple aislamiento
geográfico, sin mencionar las incapacidades intelectuales y morales innatas. La
arqueología a menudo revela llamativa evidencia de diferencias fundamentales entre
las sociedades que existen hoy en una región dada y aquellas que existían en el pasado
precolonial.
Los antropólogos no acuerdan que sea deseable priorizar los derechos de los
‘pueblos indígenas’ por encima de los de otros grupos en las sociedades
contemporáneas, y algunos utilizan los mismos argumentos históricos empleados para
rechazar las etiquetas evolucionistas ‘primitivo’ y ‘de la Edad de Piedra’ para
cuestionar la coherencia científica de la noción de ‘indigenismo’ ('indigeneity') en sí
misma. El uso del termino ‘tribal’ es también potencialmente problemático, tal como
evidencia, por ejemplo, el uso frecuente de ‘tribalismo’ para ‘explicar’ situaciones
conflictivas, que tienen causas complejas y modernas, como resultado inevitable de la
‘supervivencia’ de formas ‘retrógradas’ de organización social y cultural que impiden

2
una ‘modernización’ política y económica deseables de corte occidental. Aunque
algunos grupos hoy están, por supuesto, perfectamente felices de definirse a ellos
mismos como 'tribus’, hay debates académicos de larga data acerca de si la idea de
‘sociedades tribales’ es analíticamente útil y coherente.
Sin embargo, (casi) todos los antropólogos se oponen a la implementación
coercitiva del cambio social y cultural por parte del Estado y otras fuerzas externas que
no tome en consideración los deseos de la gente afectada; y también nos oponemos a la
expropiación de, o el daño medioambiental a, su base de recursos existentes en el
nombre del ‘interés nacional’, muy a menudo no más que un delgado disfraz de los
intereses de los dominantes, los étnicamente distintos, las clases y las corporaciones
transnacionales. Estas son las cuestiones que ocupan a Survival International en su
campaña y son cuestiones reales y acuciantes. Que los derechos que las minorías
deberían poseer a este respecto hayan sido violados seriamente en el pasado es ahora
extensamente aceptado por las agencias de desarrollo multilaterales y dentro de la
esfera internacional pública, aunque algunos gobiernos permanezcan fuera de este
consenso y la respuesta de las corporaciones privadas permanezca variable en la
práctica. El uso peyorativo de etiquetas como ‘primitivo’ y ‘Edad de Piedra’ ha sido
frecuentemente empleado para justificar tales violaciones a los derechos. Deberían ser
abandonadas por los periodistas y otros formadores de opinión, y ser reemplazados
por los términos de identidad que utilizan los grupos en cuestión para distinguirse de
otros grupos en la sociedad.
También resulta importante apreciar que los conceptos de ‘primitivismo’ son a
menudo empleados en un modo racializador para estigmatizar a los ciudadanos de las
sociedades urbanas contemporáneas, particularmente a los ciudadanos más pobres
cuyas identidades son ‘racializadas’ a través de la atribución de características innatas
a toda la población sobre la base de las apariencias fenotípicas, sea que estas sean
consideradas para indicar descendencia ‘pura’ o ‘mixta’, en términos de categorías
socialmente construidas de ‘diferencia racial’. Por ejemplo, los descendientes de
poblaciones africanas a veces son denigrados en sociedades multiétnicas por carecer de
‘control emocional’ a través de invocar la idea de que representan un tipo humano
‘más primitivo’ que es menos fácilmente dable a ser ‘educado’ en pos de que adopte
estándares ‘civilizados’ de comportamiento. Este vínculo entre racismo y modelos
evolucionistas de la diferencia humana contemporánea resalta la necesidad de evitar
utilizar un lenguaje que no tiene validez científica. Esta no es una cuestión de

3
‘corrección política’ sino una contribución importante para eliminar ideas que causan
sufrimiento real a seres humanos, como grupos y como individuos.
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El director de Survival International, Stephen Corry, dijo que ‘Es un gran
empujón a nuestra campaña que la ASA haya salido al juego. Los periodistas y editores
necesitan comprender que el uso de estos términos contribuye directamente al
sufrimiento de los pueblos tribales e indígenas en todo el mundo’

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