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CUARTO DOMINGO DE PASCUA

El Buen Pastor

El término griego significa tanto “bueno” como “hermoso y noble”: Jesús es mi bello pastor,
nada me faltará.

La imagen del Buen Pastor es uno de los más reconfortantes en los Evangelios. Jesús se
preocupa por cada uno de nosotros. Lo que escapa a nuestra atención en la imagen es el
papel de la manada. Tenemos que ser seguidores del Pastor y no deambular. En otras
palabras, la imagen presenta una relación de dos vías, no un retrato en dos dimensiones de
nuestro Salvador.

PRIMERA LECTURA, HECHOS 2: 14, 36-41. En el libro de los Hechos, Pedro finalizó su
proclamación de Pentecostés con un reto: volver a Dios, profesar la fe en Cristo por el
Bautismo, anticipar el Don del Espíritu. Para Pedro esta era la manera de escapar del juicio
de la ira de Dios; se trata de la forma de prepararse para el fin de los tiempos.

SALMO23. El Salmo 23 se ha hecho famoso por su línea de apertura, "El Señor es mi


Pastor, nada me falta". Este himno es realmente una oración para un viaje seguro y una
llegada alegre. El Salmo nos anima a confiar en el Señor en el viaje de nuestra vida y a
anticipar un banquete en el Reino.

SEGUNDA LECTURA, 1 PEDRO 2: 20-25. La lectura de 1 Pedro se dirige a las


dificultades en el camino de la vida. Como cristianos, sufrimos la crítica y el odio de los
demás. El autor de 1 Pedro vio este sufrimiento como una bendición. Sufrimos como Cristo
sufrió. Él es nuestro ejemplo de vida.

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EVANGELIO, JUAN 10: 1-10. Estos pasajes de Juan describen a Jesús como el Buen
Pastor y la puerta del corral de ovejas. Ambos destacan el papel del Mesías. Como David, él
fue un pastor que guiaría a la gente; pero Jesús es más que eso, él es la puerta que
permite a los fieles entrar en el Reino, que permite a la gente ver a Dios; que conduce a la
gente para ver a Dios.

PRIMERA LECTURA, HECHOS 2:14, 36-41

El reto de la Salvación

14 Entonces Pedro, con los Once a su lado, se puso de pie, alzó la voz y se dirigió
a ellos diciendo: «Amigos judíos y todos los que se encuentran en Jerusalén,
escúchenme, pues hay algo que deben saber!

36 Sepa entonces con seguridad toda la gente de Israel, que Dios ha hecho Señor
y Cristo a este Jesús a quien ustedes crucificaron.» 37 Al oír esto se afligieron
profundamente y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: « ¿Qué tenemos que
hacer, hermanos?» 38 Pedro les contestó: «Arrepiéntanse, y que cada uno de
ustedes se haga bautizar en el Nombre de Jesús, el Mesías, para que sus pecados
sean perdonados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. 39 Porque el don
de Dios es para ustedes y para sus hijos, y también para todos aquellos a los que
el Señor, nuestro Dios, quiera llamar, aunque estén lejos.» 40 Pedro siguió
insistiendo con más argumentos. Los exhortaba diciendo: «Aléjense de esta
generación perversa y sálvense.» 41 Los que acogieron la palabra de Pedro se
bautizaron, y aquel día se unieron a ellos unas tres mil personas. BLA

Estos versos completan la primera proclamación de Pedro de las Buenas Nuevas en


Pentecostés. La proclamación tuvo tres partes:

1. una explicación de las "lenguas" con Joel 3: 1-2 como una señal del fin de los
tiempos.
2. la proclamación de Jesús como el Mesías, mediante una exposición apologética de su
muerte y resurrección a la luz del Salmo110: 1, 3
3. la respuesta de su audiencia.

En la proclamación, Pedro implícitamente dividió el mundo del judaísmo en tres campos:


1. los culpables de crucificar al Mesías,
2. los inocentes del delito y
3. los que iban a ser juzgados.

Ten en cuenta que es Dios quien dictaría la sentencia. También observa que la culpabilidad
del crimen se encontraba más allá de la frontera de la responsabilidad personal. De hecho,
Pedro describe el crimen como universal, una ofensa tan grande que todo el mundo

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compartiría la culpa al rechazar la Buena Nueva. Por lo tanto, Pedro vio el mundo dividido
en los salvados, los condenados y aquellos que no habían oído hablar de Jesús y decidían
seguir a Jesús.

El desafío de Pedro puesto delante de sus compatriotas era sencillo. ¿Cómo la gente se unía
a los salvados y eran separados de los culpables? La elección de la salvación tenía tres
pasos:
1. La Metanoia,
2. El Bautismo y
3. La anticipación.

La Metanoia era un cambio de corazón, mente y estilo de vida, una ruptura radical con el
mundo.

El Bautismo en el nombre de Jesús, era con el fin de hacer pública esa Metanoia y con el
resultado del perdón de Dios.

Finalmente, estaba la anticipación del Don de Dios, la vida en el Espíritu Santo que los
apóstoles hacían evidente en Pentecostés. Observa que el Don era "la promesa hecha por
Dios" a los presentes, sus familias y a los de la diáspora –y, por extensión, a los "Gentiles
justificados". Estos tres pasos colocan a los neófitos en la comunidad del fin de los tiempos,
y, por tanto, distintos de la "generación perversa" que era culpable de la muerte de Jesús.

Así, impregnados con el discurso de Pedro, estaba la visión del mundo, igual que los medios
para la salvación. La visión del mundo era posible por un simple cambio en la visión. Los
discípulos ya no vieron la muerte de Jesús como un momento de desesperación, sino como
un punto de partida del fin de los tiempos. Con la exhalación final de Jesús en la Cruz, el
espíritu se hizo activo. En primer lugar, con la resurrección de Jesús, luego, con el poder
recibido en Pentecostés. Incluso hoy, los cristianos todavía miramos al mundo con ojos de
Pedro.

¿Cómo es hoy parte del final de los tiempos? ¿Cómo la renovación de tu fe inspira esta
visión del mundo?

SALMO 23

El Señor es mi pastor.—

Él es mi pastor: nada me puede faltar. Ante mí está la mesa y la copa de Cristo; mejor que
la unción con el santo óleo, he recibido la unción del Espíritu Santo (1 Juan 2,27); espero,
no el descanso de la muerte, sino la resurrección junto al Padre.

Salmo de David.

1 El Señor es mi pastor: nada me falta; 2 en verdes pastos él me


hace reposar. A las aguas de descanso me conduce, 3 y
reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor
de su nombre. 4 Aunque pase por quebradas oscuras, no temo

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ningún mal, porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y


al verlas voy sin miedo. 5 La mesa has preparado para mí frente a
mis adversarios, con aceites perfumas mi cabeza y rellenas mi
copa. 6 Irán conmigo la dicha y tu favor mientras dure mi vida,
mi mansión será la casa del Señor por largos, largos días. BLA

El Salmo 23 contiene algunos de los versos más memorables de toda las Escrituras. El
corazón de los Salmos tiene dos imágenes, la fe del peregrino en su jornada y el banquete
de bienvenida al peregrino celebrado en el Templo al final de la jornada.

23:1b-4 describe la fe del peregrino en su camino. Los versos enfatizan la fe del caminante,
la persona que viaja ligero de equipaje y que depende del Señor para el cuidado de sus
necesidades, como la oveja que depende de su pastor. Observa que el peregrino confía en
Dios no solamente para satisfacer sus necesidades, sino también para que le revele el
cuidadoso amor mientras provee esas necesidades –“verdes pastos y aguas de descanso".
El cuidado amoroso se extiende aún en los tiempos "oscuros" de peligro, cansancio, y
escasez. El peregrino confía en que Dios estará siempre presente en cada situación, porque
ese es el verdadero significado del peregrinaje: Una jornada a un sitio religioso específico en
respuesta al llamado de Dios.

23:5-6. Al final del peregrinaje está la celebración. El anfitrión mostrará hospitalidad –


“unción de la cabeza con aceite" –y provisión de una fiesta. Tales demostraciones de
cuidado son hechas sin importar la malicia de los enemigos de cada uno. En el contexto del
Templo, el cuidado del anfitrión divino actúa como una bendición sobre el peregrino ahora y
en el futuro. La bendición es para representar un símbolo para los no-creyentes para que se
arrepientan, para que ellos también puedan compartir el cuidadoso amor de Dios.

El tema de unidad en el Salmo 23 es el cuidado divino. Dios es el pastor y el anfitrión, él


muestra amor al peregrino durante su jornada y una vez en su destino.

¿De qué manera muestras tu dependencia de Dios en tu vida diaria? ¿De qué manera
celebras esos eventos de la presencia de Dios?

SEGUNDA LECTURA, 1 Pedro 2:20b-25

Llamados a llevar una vida ejemplar, siguiendo las huellas de Jesús

20 Porque, ¿qué mérito habría en soportar el castigo cuando se ha faltado? En


cambio, si pueden soportar que los traten mal cuando han actuado bien, eso es
grande ante Dios. 21 Para esto han sido llamados, pues Cristo también sufrió por
ustedes, dejándoles un ejemplo, y deben seguir sus huellas. 22 El no cometió
pecado ni en su boca se encontró engaño. 23 Insultado, no devolvía los insultos, y
maltratado, no amenazaba, sino que se encomendaba a Dios que juzga

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justamente. 24 El cargó en su cuerpo con nuestros pecados en el madero de la


cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y sus
heridas nos han sanado. 25 Pues eran ovejas descarriadas, pero han vuelto al
pastor y guardián de sus almas. BLA

2:22 “el no cometió pecado ni en su boca se encontró engaño” es de Isaías 53:9b.

Hasta ahora, la mayoría de nosotros sabemos los fundamentos de la fe cristiana: Cristo


murió por nuestros pecados para que podamos vivir en el cielo con Dios después de la
muerte. Cualquier niño de edad escolar con alguna enseñanza religiosa puede afirmar ese
principio de la fe. Pero, cuando traducimos esa doctrina de la fe cristiana al estilo de vida
cristiana, todo se vuelve difícil. Así como Cristo sufrió por el bien de los demás, también
debemos estar dispuestos a enfrentar el sufrimiento.

Cuando la vida se torna dura, podríamos estar tentados a reaccionar desde la debilidad.
Podríamos estar dispuestos a salir adelante de la situación a nuestra manera, abusar de
quienes abusan de nosotros, incluso amenazar a aquellos que son más débiles que
nosotros. Este tipo de reacciones refuerza el ciclo del pecado. Los oprimidos llegan a ser los
opresores. El niño maltratado se convierte en el adulto abusador. El mentiroso propaga una
mentira todavía más grande.

Pero, Cristo rompió el ciclo del mal en su sufrimiento y su muerte. Él no fue mentiroso, él no
oprimió o amenazó a otros, El simplemente dio su vida a su Padre. Al hacerlo, él cargó toda
la fuerza de nuestro mal. Al romper el ciclo, nos liberó de nuestro pecado. Ahora vivimos
con Dios.

Obviamente, el ciclo del pecado todavía existe en el mundo. Sin embargo, podemos
rechazarlo en nuestras vidas, tenemos un ejemplo a seguir. Cuando caminamos en los
pasos de Jesús, sufrimos; pero prevaleceremos sobre el mal, simplemente porque él ya ha
cobrado la victoria.

¿En qué formas ha sido la vida ha sido difícil para ti? ¿Cómo te ha inspirado Cristo y te ha
fortalecido en tu lucha por permanecer fiel?

EVANGELIO, JUAN 10:1-10

El Pastor y la Puerta de las Ovejas

Jesús usó dos imágenes para describir su relación con nosotros: el pastor y la puerta. En
una relación con él, Él nos dirige; pero pone condiciones en esa relación, las
responsabilidades de discipulado.

Jesús dijo a los Fariseos:

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1 «En verdad les digo: el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino
que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador. 2 El que entra por
la puerta es el pastor de las ovejas. 3 El cuidador le abre y las ovejas escuchan
su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera. 4 Cuando
ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo
siguen porque conocen su voz. 5 A otro no lo seguirían, sino que huirían de él,
porque no conocen la voz de los extraños.» 6 Jesús usó esta comparación, pero
ellos no comprendieron lo que les quería decir. BLA

10:1 "...ese hombre es un ladrón y un salteador." ¿Estaba Juan siendo redundante? O


¿tenía él dos imágenes en mente? La palabra griega para ladrón implica “intimidación”

Una de las teorías más interesantes sobre diferentes imágenes radica en la tradición del
ladrón-merodeador. En el 165 a. C., Judas Macabeo lideró una exitosa revolución contra los
Sirios que ocupaban Palestina y habían violado el Templo en Jerusalén. Los Macabeos
utilizaron la táctica de ladrón-merodeador para golpear a los Sirios y sus simpatizantes.

Después de la revolución, los Macabeos proclamaron su realeza familiar y afirmaron incluso


tener el poder del sacerdocio del Templo. Ambas afirmaciones tenían connotaciones
mesiánicas. Con el tiempo, los reyes Macabeos –también conocidos como la dinastía
Hasmonea -demostraron ser tan corruptos como los Sirios. La lucha dentro de la familia real
fue uno de los factores determinantes que condujo a los Romanos a conquistar Palestina en
el 65 a.C. y el ascenso del rey Herodes.

La imagen del ladrón-bandolero con aspiraciones mesiánicas planteó las sombras oscuras de
los odiados Hasmoneos. Su poder condujo a la angustia entre el pueblo y la eventual
destrucción de la nación. En este sentido, los merodeadores-ladrones que liberaron a la
nación de la opresión actuaron como ladrones entre sus mismos compatriotas.

De acuerdo con esta teoría, Jesús usó la imagen como un medio para comparar a los
Fariseos con los Hasmoneos. Ambos tenían aspiraciones de poder. Ambos utilizan la imagen
del Mesías para cumplir sus fines. Ninguno serviría al pueblo o sus intereses.

Estos pasajes comprenden una pequeña parte de un debate que Jesús tenía con los
fariseos. Juan coloca estos versos inmediatamente después de que Jesús sanó al hombre
ciego de nacimiento en Jerusalén –9:1-41. Recuerda que los Fariseos excomulgaron al
hombre curado porque defendió a Jesús. Por lo tanto, estos pasajes reflejan la polémica de
Jesús contra los dirigentes de los Fariseos.

Gracias a la parábola del Pastor podemos imaginarnos uno de esos corrales en los que se
juntaban los rebaños de varios pastores, bajo la vigilancia de un cuidador, para pasar la
noche. Al amanecer cada pastor llamaba a sus ovejas y partía al frente de ellas.

Ante todo hay que liberarse de las imágenes sentimentales tanto del Pastor –muy a
menudo vestido de azul y rosa, como de las ovejas obedientes y del rebaño de los buenos.
Tampoco hay que confundir el rebaño que sigue al pastor y el corral donde se guardan los
rebaños.

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La Biblia anunciaba el día en que Dios, el Pastor, vendría a reunir las ovejas dispersas de
su pueblo, para que vivieran seguras en su tierra. Jesús ha venido para cumplir lo
anunciado, pero no lo hará en la forma esperada: su pueblo no se identifica con la nación
judía ni con cualquier otra.

Sacará de entre los judíos a los que son suyos; de igual modo sacará a sus ovejas de otros
corrales Juan 10:16, es decir, de otras naciones fuera de la judía. Entonces se pondrá al
frente de este rebaño. No pretende juntarlas en un nuevo corral, sino que las guiará hacia
donde él sabe. El único rebaño camina a lo largo de la historia y no se identifica con ningún
pueblo, como tampoco se encierra en sus propias instituciones.

10, 1-7: Jesús comenzó por obtener la atención de los Fariseos con una frase tajante:
"Amen! Amén! Les digo." Jesús implicaba que estaba dando testimonio de los Fariseos; él
estaba realmente diciéndoles "… fue de esta manera".

10, 3a: Luego, Jesús pintó una imagen urbana con dos símbolos pastorales entrelazados –el
pastor y la puerta de las ovejas. Imagínate una casa con un patio de paredes de piedra.
Varios sub-grupos de la familia ocupan "los apartamentos" de la casa. Para proteger los
animales de las familias –en este caso las ovejas, los miembros de la familia las llevan a los
confines del patio por la noche, un portero actúa como guardián de las familias y sus
valiosos activos.

10, 10: La familia considera que quien no entra por la puerta es un enemigo. Tal enemigo
habría atravesado la pared en la oscuridad de la noche para robar objetos de valor y
aterrorizar a la familia.

10, 3a: Utilizando al ladrón y el terror como fondo, Jesús presenta la imagen del buen
pastor. El buen pastor entra por la puerta, ya que es reconocido por el portero.

10, 3b: El buen pastor llama a sus ovejas con un sonido especial y tiene un nombre para
cada una de ellos.

10, 4: El buen pastor camina al frente de la manada y ellas lo siguen. No podemos silenciar
aquí la confusión que muy a menudo ha hecho utilizar esta parábola del buen Pastor para
apuntalar la visión de una Iglesia donde buenos pastores ayudan al rebaño a mantener su
unidad en la obediencia. Lo que la parábola valoriza es la capacidad de las ovejas para
liberarse de la pasividad del rebaño.

En todo tiempo sólo una pequeña o muy pequeña minoría ha sido capaz de alejarse de la
pendiente suave y jalonada que han trazado las costumbres del grupo y que rejuvenecen
sus líderes. Esto sucede en todas las instituciones, incluso en la Iglesia. Pero llegará el
momento en que la voz reconocida del Pastor los hará salir del corral donde se
entremezclaron durante un tiempo los atentos y los menos despiertos.

El pueblo de Cristo está compuesto por personas que han empezado con él una aventura
hecha de confianza y de amor mutuo: Yo las conozco y ellas escucharán mi voz Juan
10:14-16.

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10, 5: Jesús evoca una sensación de confianza para el pastor. El portero y las ovejas creen
en el pastor. Sin embargo, la oveja no seguirá a uno que roba e intimida al rebaño.

Aquí, Jesús corta el meollo del asunto. ¿Quién llevaba a los fieles hasta el reino de Dios, los
Fariseos o Jesús? Ambos acordaron que Dios estableció una relación de Pacto con su pueblo
basado en una relación de entrega mutua. Dios interviene en la historia para salvar y guiar
a su pueblo. Su pueblo, en cambio, le debía fidelidad. Pero, los fariseos y Jesús representan
dos tipos diferentes de fidelidad.

Los Fariseos sostenían que el pueblo de Dios podía expresar fidelidad sólo a través del
cumplimiento estricto de los mandamientos que se encuentran en el Torá. El cumplimiento
sincero del Torá planteaba un deber a un acto de adoración. Y, al mismo tiempo, el cumplir
con la Ley de Dios permitía a los fieles vislumbrar en la mente del dador de la Ley. Si
alguien podía actuar en el verdadero deber, elevando oraciones de adherencia e inspiración,
podía acercarse a Dios y acelerar el día del Reino de Dios.

Como los líderes de una comunidad que Mantenía la Ley, los fariseos se veían a sí mismos
como intérpretes y jueces. Guiaron por legislación, tratando de crear un "cerco alrededor
del Torá" con un conjunto de directrices que controlaba todos los aspectos de la vida
cotidiana. Con la multiplicidad de directrices, posiblemente nadie podría violar la Ley por
accidente.

En cierto sentido, la Ley liberó a los fieles, porque les dio un cierto camino espiritual. Sin
embargo, la Ley cargaba a los parias ya que no podía entrar fácilmente en una comunidad
de Guardianes de la Ley, no importa que tan magnánimos eran. Como resultado, sentían
que la esperanza les era robada y temían las sanciones de la Ley. ¿Querría realmente Dios a
los parias tan distantes?

Jesús contra argumentó este enfoque con fe. Si uno no podía confiar en sí mismo para
complacer a Dios – ¿quién podría realmente?, él o ella podían confiar en Jesús quién
complacía a su Padre. El pecador, los marginados y los Gentiles simplemente se sumaron
con Cristo y se acercaron al Padre a través de Cristo. La relación reemplazó la adhesión
como el camino a la fidelidad.

A diferencia de los Fariseos, Jesús se presentó él mismo como el "Buen Pastor", el


mensajero que podría reunir a todo el pueblo de Dios en la esperanza. El mensaje de los
Fariseos era parroquial, pero el mensaje de Jesús era universal. Yahvé era el Dios de todos,
el Dios para todos, Judíos o Gentiles. Esclavo o libre. Santo o pecador. Confiar en Jesús, el
mensajero conduciría a Yahvé.

10, 6: Hubo un problema con esta imagen de Jesús como el buen pastor. Nadie creía
realmente que un pastor conduciría a una vida moral. Los pastores dejaban a sus esposas y
sus familias sin protección durante meses sin fin, con los rumores populares hubo pastores
que tomaron licencia con sus ovejas, y, según la sabiduría popular, los pastores se alejaron
de sus rebaños a la primera señal de peligros y problemas. No es de extrañar que los
Fariseos no entendían a Jesús!

El Origen de la Iglesia, su Fundación y Misión

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Bajo la cuestión de liderazgo comunitario, descansaba una aún más profunda. ¿Qué significa
ser el pueblo de Dios?

Originalmente, la palabra para Iglesia – "ecclesia" en griego –significa –un grupo de – "los
llamados". La Iglesia enseña que desde el inicio de los tiempos Dios eligió reunir a las
gentes y pueblos para compartir él mismo con ellos. Por medio de Abraham, él llamó a un
pueblo para ser su propio pueblo. Por medio de Moisés, él liberó al pueblo y los unió en una
nación. Por medio de David, plantó la semilla del liderazgo divino para ese pueblo. Por
medio de Jesús, él dio a su pueblo una presencia íntima. A lo largo de la historia, Dios ha
invitado a un pueblo a acercarse más a él y le proporcionó los medios para la intimidad.

Dios juntó a su pueblo con el tiempo. Finalmente, con la encarnación, Dios barrería a un
lado cualquier obstáculo, fuese el pecado o el orgullo, para una vida íntima con todas las
gentes. Ahora nos ofrece el mismo regalo: la eternidad con él. Todo lo que pide a cambio
es confianza. Confianza en sí mismo y confianza en Su Hijo, el mensajero.

La iglesia es la comunidad de los que confían.

¿Has sentido alguna vez que lo mejor que haces no es lo suficientemente bueno? ¿Alguna
vez has estado en una situación que pedía confianza en Dios? Comparar las dos
experiencias.

7 Jesús, pues, tomó de nuevo la palabra: En verdad les digo que yo soy la puerta
de las ovejas. 8 Todos los que han venido eran ladrones y malhechores, y las
ovejas no les hicieron caso. 9 Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a
salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento. 10 El ladrón sólo viene a robar,
matar y destruir, mientras que yo he venido para que tengan vida y la tengan en
plenitud. BLA

10, 8: ¿Quiénes son "todo" en este versículo? Mientras que los ladrones y atracadores
pueden compararse con los de 10: 1, el lapso de tiempo de "antes de mí" parece deducir
otros falsos profetas, líderes y mesías antes de la aparición de Jesús. ¿Incluye esta frase los
falsos líderes de todo el Antiguo Testamento? El contexto de los versos parece apuntar a los
fariseos, pero no pueden descartarse los falsos líderes.

10, 7: Ahora, Jesús se comparaba él mismo a la puerta del patio de las ovejas. Él
controlaba el acceso. Todos los demás tendrían que subir las paredes y tomar las ovejas por
la fuerza. Quienes habían precedido a Jesús –presumiblemente, los fariseos –robaron las
ovejas y persiguieron la familia. Posiblemente nadie seguiría a tal rufián.

10, 9-10: A diferencia del ladrón y perseguidor, Jesús había proporcionado sustento
espiritual, la libertad y la salvación. Llegó para dar a sus seguidores una vida plena y
completa, porque que les dio la vida eterna. La declaración de Jesús no sólo llevó el
mensaje de intimidad de Dios, también permaneció como su medio.

10, 9: Jesús pastor no sólo sale en busca de la oveja perdida o extraviada, como en Mateo
18,12 y Lucas 15,4, sino que aquí el Pastor, sucesor de los Pastores de Israel, que eran
los reyes, toma a su cargo el rebaño y le abre el camino a costa de su propia vida.

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Cristo centra la Iglesia en sí mismo. Él es su origen. Su mero Espíritu es su medio. Sin


Cristo, la Iglesia no existe. Con Cristo, los fieles tocan el Reino de Dios, porque él es la
presencia del Reino para todos.

¿Cómo es que Cristo centra la Iglesia en sí mismo? A través de su Espíritu Santo. El Espíritu
reúne a todos los creyentes en el Cuerpo de Cristo. Sopla sus frutos y carismas en ese
Cuerpo. El Espíritu faculta a los dirigentes para que proclamen la Palabra de Dios y para que
actúen en el lugar de Cristo en la Adoración Sacramental. El Espíritu hace presente a Cristo
en la Iglesia, especialmente en la Eucaristía. A través del Espíritu, Cristo llega, trae a toda la
gente hacia sí mismo y las presenta al Padre.

¿Te ha dado la fe en Cristo momentos de seguridad, libertad o sustento espiritual?


Comparte tus experiencias.

Con un cambio de palabras, Juan había pintado la escena que sonó verdadera ante su
audiencia. Las ovejas son normalmente animales de campo, mantenidas en corrales de
campo. Al cambiar el término "corral" por "patio" –en 10: 1, Juan convertía a las ovejas en
mascotas domésticas. También transformó un patio rural con vallas de madera en un
apartamento urbano con muros de piedra. Puesto que la Iglesia y el movimiento de la
sinagoga de los Fariseos competían en las ciudades, este cambio tenía algún sentido.

Las primeras comunidades de la Iglesia y las sinagogas judías se reunían en "casas", cuya
fuerza se enfrentaban a un mundo hostil, pagano. Una comunidad de creyentes, judíos o
cristianos, podía combinar Talento y Tesoro para sobrevivir en un entorno exterior. Una
sinagoga o una iglesia cristiana también poseían su propia visión del mundo y las prácticas
culturales que le daban un sabor único, igual que una familia orgullosa.

Para el tiempo en que se completó el Evangelio de Juan, sin embargo, el cristianismo


comenzaba a romper con el judaísmo. A los ojos de la sociedad pagana, el cristianismo se
presentó como un culto dentro del judaísmo. Por lo tanto, la lucha estalló entre los grupos.
Así que, para Juan, los fariseos –líderes en las sinagogas judías –se esforzaron para
"reconvertir" a los judíos cristianos –robar ovejas –y perseguir una comunidad cristiana
excomulgada –aterrorizar a las ovejas.

Somos el rebaño del Señor; pero, como ovejas, podemos pasear en nuestra propia
dirección, y exponernos a merced de ladrones y falsos Mesías. Jesús nos lleva, como un
buen pastor, y nos da un camino verdadero al Padre.

¿Cómo permaneces en el rebaño del Señor? ¿Confías en Jesús y su guía?. Esa confianza te
ha cambiado y sigue cambiándote. ¿Cómo puedes compartir ese cambio con otros?

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