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HISTORIA (S.

XIX)
TEMA 3: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
1. LA MONARQUIA ABSOLUTA DE LOS BORBONES
El absolutismo es la última fórmula del poder político del Antiguo Régimen. Apareció en
Francia durante el siglo XVII como resultado de la evolución de la monarquía autoritaria,
que en España estuvo encarnada por la dinastía de los Austrias. La llegada al trono
español de la dinastía francesa de los Borbones significó la implantación de dicha fórmula
política en nuestro país.

1.1 LA GUERRA DE SUCESIÓN


Tras la muerte de Carlos II los principales candidatos a ocupar el trono español eran
Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II
designaba como sucesor a Felipe de Anjou que fue proclamado rey con el nombre de
Felipe V, y juró su cargo ante la Cortes. Pero este nombramiento provocó un conflicto
grave en el equilibrio de poder entre las potencias europeas. El acceso de Felipe V al
trono español fortalecía la influencia de los Borbones en Europa, y rápidamente Gran
Bretaña, Holanda y Portugal, dieron su apoyo a Carlos de Habsburgo y entraron en
guerra contra Francia y España. En España, la cuestión sucesoria también había
dividido los territorios peninsulares. El enfrentamiento derivó en una guerra civil que
se desarrolló durante casi una década. En el plano internacional, las fuerzas de ambos
candidatos estaban bastante equilibradas y los Borbones fueron incapaces de vencer a
los ejércitos de Carlos de Habsburgo. Pero tras la muerte de José I, Carlos de
Habsburgo ocupó el trono de Austria y los ingleses y los holandeses quisieron acabar
la guerra y reconocer a Felipe V como monarca español. La paz se firmó en los
Tratados de Utrecht y Rastadt.

1.2 LA IMPOSICIÓN DEL ABSOLUTISMO BORBÓNICO


Al instalarse los Borbones en el trono español impusieron el modelo del absolutismo
en el que en monarca poseía todos los poderes del Estado.

2. SOCIEDAD Y ECONOMÍA DEL ANTIGUO RÉGIMEN


La España de comienzos del siglo XVIII estaba definida en lo político por el absolutismo
monárquico, y en lo económico y social, por la pervivencia de la economía rural y señorial
y por la jerarquización en estamentos, con muy pocas diferencias respecto a los siglos
anteriores.
2.1 PERVIVENCIA DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
La sociedad del siglo XVIII continuaba manteniendo la división en estamentos y sus
características esenciales eran la desigualdad jurídica y el inmovilismo. Los grupos
privilegiados eran dueños de la mayor parte de la propiedad territorial, no pagaban
impuestos y ostentaban cargos públicos. Los campesinos, en cambio, continuaban
sometidos a un régimen señorial que les obligaba a entregar la mayor parte de sus
rentas agrarias, manteniéndoles así en el límite de la supervivencia, cuando no del
hambre crónica.

2.2 UNA ECONOMÍA AGRARIA


La agricultura era todavía la fuente esencial de riqueza, y a ella se dedicaba más del
80% de la población. La mayor parte de la tierra estaba amortizada, es decir, no podía
comprarse ni venderse y debía transmitirse en herencia (siempre al hijo mayor). En
Cantabria, Asturias, el País Vasco y el norte de Castilla, la mayor parte del campesinado
era arrendatario o jornalero en grandes extensiones de tierras (latifundismo). En
Cataluña, la mayoría de las tierras estaban cultivadas por campesinos con contratos
enfitéuticos, es decir, estables y de larga duración. En Galicia y Asturias, los
arrendamientos eran fijos durante tres generaciones, pero la falta de tierras originó la
división de ellas (minifundismo). En gran parte del sur de Castilla, en Extremadura y en
Andalucía existían enormes extensiones de tierras en manos de la nobleza y el clero,
trabajadas por campesinos en arriendos a corto plazo (que están en muy mala
situación ya que el alquiler es cada vez mayor) o por jornaleros.

3. EL REFORMISMO BORBÓNICO:CARLOS III


A lo largo del siglo XVIII, el modelo económico, social y político del Antiguo Régimen fue
duramente criticado por una serie de pensadores que conocemos como ilustrados. En
España, durante el reinado de Carlos III, la aplicación de algunos principios ilustrados a la
tarea de gobierno dio origen a una experiencia de despotismo ilustrado.

3.1 LAS NUEVAS IDEAS ILUSTRADAS


La característica básica del pensamiento ilustrado era la confianza plena en la razón.
Los ilustrados eran firmes partidarios de la educación y del progreso. A nivel social
defienden la igualdad y el derecho a la libertad. A nivel económico, la libertad
económica. La separación de poderes a nivel político. Y además son opuestos a la
Iglesia.

3.2 LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA


Las nuevas ideas ilustradas llegan tarde y además es pobre y falta arraigo, debido a la
ausencia de amplios grupos burgueses. La ilustración española se centra sobre todo en
la educación y la modernización económica. Para conseguir su objetivo con respecto a
la educación, los ilustrados se enfrentaron a las órdenes religiosas y a los estamentos
privilegiados. Y en cuanto a la modernización económica, se esforzaron en estudiar la
situación real del país y en proponer una serie de reformas, que contribuyeran al
crecimiento económico.

3.3 EL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III


En el inicio de su reinado, Carlos III tuvo que enfrentarse a la oposición de los grupos
privilegiados a su programa de reformas. En 1766 se produjo el motín de Esquilache
cuyas causas fueron el rechazo de la nobleza a la camarilla italiana, la prohibición de
utilizar sombreros chambergos y capas largas y el malestar de la población por la
escasez y el elevado precio de los alimentos. Todo esto tiene como consecuencia la
paralización de las reformas y la destitución de ministros extranjeros.

3.4 LA LEGISLACIÓN REFORMADORA


En el ámbito religioso, hubo un fortalecimiento del poder real en contra de la iglesia y
a demás, en 1766, se expulsó a los jesuitas, ya que era una orden religiosa de enorme
poder. En la cuestión social, se declararon honestas todas las profesiones. En
educación, se inició una reforma de los estudios, se fundaron escuelas de artes y
oficios, se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria y además, se promovió la
fundación de Academias dedicadas a las letras y a las ciencias. En el terreno
económico, se establecieron las siguientes medidas: limitación de los privilegios de la
Mesta, fomento de la libre circulación de mercancías en el interior de España, se
establecieron aranceles exteriores y hubo una moderación en la política impositiva,
con el objetivo de fomentar la producción y limitar el gasto público.

3.5 LOS LÍMITES DEL REFORMISMO BORBÓNICO


No hubo reforma agraria y no se mejoraron las desigualdades sociales. Por miedo a un
enfrentamiento con los privilegiados y a que se pusiera en cuestión la propia figura del
rey.

TEMA 4: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833)


1. LA CRISIS DEL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808)
El rey Carlos IV subió al trono español en 1788, e inmediatamente se vio desbordado por la
compleja situación creada por la Revolución francesa (1789). El miedo a la expansión
revolucionaria congeló todas las reformas iniciadas por el despotismo ilustrado de Carlos
III.
1.1 LA MONARQUÍA DE CARLOS IV
Carlos IV apartó del gobierno a los ministros ilustrados y confió el poder a Manuel
Godoy, lo que provocó el descontento de la nobleza, la cual se acercará a Fernando VII.
Carlos IV declaró la guerra a Francia en coalición con otras monarquías absolutas, pero
perdió y subordinó a España a los intereses franceses. Las alianzas con Francia
derivaron en un conflicto con Gran Bretaña y las hostilidades se desarrollaron en dos
fases, en la batalla de Trafalgar la armada francoespañola perdió. Esto acentuó la crisis
de la Hacienda real, y Godoy tomó ciertas medidas, las cuales provocaron una amplia
oposición. La incapacidad de resolver esta situación alimentó motines y revueltas que
responsabilizaron a Godoy de la grave situación de crisis.

1.2 EL MOTÍN DE ARANJUEZ


Esta situación se deterioró aun más cuando se firmó el tratado de Fontainebleau, que
permitía pasar al ejército de Napoleón por España para atacar Portugal a cambio del
reparto de ésta. El 18 de marzo de 1808, estalló un motín en Aranjuez, donde se
encontraban los reyes temerosos de que las tropas francesas invadieran el país. El
motín perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo
Fernando. Los amotinados, el pueblo instigado por la nobleza, consiguieron sus
objetivos, pero evidenciaron la crisis profunda en la monarquía y Napoleón aprovechó
para invadir definitivamente España.

1.3 LA MONARQUÍA DE JOSÉ BONAPARTE


Carlos IV y Fernando VII abdicaron en Napoleón. Napoleón nombró a su hermano José
Bonaparte rey de España y convocó a Cortes a fin de aprobar una Constitución que
acabase con el Antiguo Régimen y ratificase el nombramiento de José I. El nuevo
Código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el
acceso a los cargos públicos.

2. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814)


Mientras se producían las abdicaciones de Bayona y la sustitución de la monarquía
borbónica por la bonapartista, en España se inició un alzamiento popular contra la
presencia francesa, que fue el origen de una larga y compleja guerra.

2.1 LA REVUELTA POPULAR Y LA FORMACIÓN DE


JUNTAS
En toda España la población comenzó a alzarse contra la invasión francesa y surgieron
juntas de armamento y defensa. Las juntas, pretendían canalizar la agitación popular,
más tarde, asumían la soberanía en ausencia y se unirían a Gran Bretaña para derrotar
a Napoleón. Aprovechando una retirada momentánea de los franceses de Madrid,
formaron la Junta Suprema Central que coordinaba la lucha y dirigía el País. Era una
nueva forma de Gobierno.

Fases de la guerra de Independencia:

1) Victoria francesa ante la desorganización española.


2) Resistencia española y victoria de las guerrillas (repliegue francés).
3) Napoleón llega con la Gran Armada (300.000 hombres). Victoria francesa.
4) Napoleón se lleva las tropas a Rusia. Tratado de Balençay. Victoria española con
ayuda inglesa.

2.2 LA RESISTENCIA:SITIOS Y GUERRILLAS

2.3 ACTITUDES SOCIALES, POLÍTICAS E


IDEOLÓGICAS
La invasión francesa hizo que surgieran diferentes corrientes ideológicas.

-Afrancesados: minoría de españoles que colaboraron con José I procedentes en su


mayoría del despotismo ilustrado. Y partidarios de las reformas ilustradas.

-Patrióticos: se opusieron a la invasión. Este bando agrupaba posiciones muy


diferentes. Por un lado, el clero y la nobleza deseaban la vuelta al absolutismo, por
otro lado, los ilustrados, pensaban que con la vuelta de Fernando VII se podría hacer
un programa de reformas y modernización del país dentro de los cauces del Antiguo
Régimen y por último, los liberales, que veían la guerra como una oportunidad para un
cambio político..

3. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812


La obra de los diputados reunidos en Cádiz, en pleno conflicto bélico, significó la liquidación
jurídica y política del Antiguo Régimen y la definición del primer sistema liberal español, el más
avanzado de Europa en aquellos momentos y ejemplo para otras muchas constituciones
europeas y americanas.

3.1 LA CONVOCATORIA DE CORTES


La Junta Suprema Central se mostró incapaz de dirigir la guerra y se disolvió en enero
de 1810, pero antes inició un proceso de convocatoria a Cortes para que los
representantes de la nación decidieran sobre su organización y su destino. Las Cortes
se abrieron en Septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió si primer triunfo al
forzar la formación de una cámara única y la aprobación del principio de soberanía
nacional.
3.2 LA CONSTITUCIÓN DE 1812
Una comisión de las Cortes preparó el proyecto de Constitución que se promulgó en
1812. Esta constitución contiene una declaración de derechos del ciudadano tales
como la libertad de pensamiento y opinión, la igualdad ante la ley, el derecho de
petición, la libertad civil, el derecho de propiedad y el reconocimiento de todos los
derechos legítimos de los españoles. La estructura del Estado se basaba en la división
de poderes: el poder legislativo para las Cortes, el poder ejecutivo para el gobierno y el
poder judicial para los tribunales. La Constitución plantea la reforma de los impuestos
y la Hacienda, la creación de un ejército nacional, el servicio militar obligatorio y la
implantación de una enseñanza primaria, pública y obligatoria. También se crearía la
Milicia Nacional a nivel local y provincial y se implantaría la confesionalidad del Estado
católica.

Soberanía: Nacional (españoles de ambos


hemisferios)
Carácter: Liberal
Relación Iglesia/Estado: Estado confesional católico
Declaración de derechos: Amplia (individual y colectivo)
Separación de poderes: Legislativo: cortes. Sufragio universal
indirecto.
Ejecutivo: Rey y ministros
Judicial: tribunales

3.3 LA ACCIÓN LEGISLATIVA DE LAS CORTES


Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de leyes y decretos destinados a eliminar el
Antiguo Régimen y a ordenar el Estado como un régimen liberal. Se suprimieron los
señoríos jurisdiccionales los mayorazgos y se desamortizaron las tierras comunales. Se
votó la abolición de la inquisición. Este primer liberalismo marcó las líneas básicas de lo
que debía ser la modernización de España pero, al final de la guerra, la vuelta de
Fernando VII frustró la experiencia liberal y condujo al retorno del absolutismo.

4. EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)


El regreso del rey planteó, en marzo de 1814, un problema: integrar al monarca en el nuevo
modelo político definido por la Constitución de 1812. Fernando VII había abandonado el país
como un monarca absoluto y debía regresar como un monarca constitucional.

4.1 LA RESTAURACIÓN DEL ABSOLUTISMO (1814-


1820)
Fernando VII había abandonado el país como monarca absoluto y debía regresar como
un monarca constitucional y él aceptó el nuevo marco político y acató sus condiciones.
Pero los absolutistas sabían que ésta era la oportunidad para volver al Antiguo
Régimen, así que se organizaron para demandar la restauración del absolutismo
(manifiesto de los Persas) y movilizaron al pueblo para que mostrara su adhesión
incondicional al monarca, y éste al sentirse respaldado traicionó a los liberales y anuló
la Constitución y las leyes de Cádiz mediante el Real Decreto del 4 de Mayo de 1814 y
anunció la vuelta al absolutismo. Fue una vuelta al Antiguo Régimen, pero sus
gobiernos fracasaron unos tras otros. Además, los acontecimientos sucedidos entre
1808 y 1814 cambiaron la mentalidad de muchos grupos sociales. Los gobiernos de
Fernando VII fueron incapaces de dar respuestas a los problemas y hubo
pronunciamientos militares liberales y amotinamientos campesinos. La represión fue la
única respuesta de la monarquía a las demandas políticas y sociales.

4.2 EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)


El 1 de Enero de 1820, el Coronel Rafael de Riego, que estaba al frente de una
compañía de soldados, se sublevó y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de
1812. Fernando VII tuvo que aceptar la constitución en marzo y se formó un nuevo
gobierno que declaró una amnistía y convocó elecciones a Cortes. Los resultados
electorales dieron la mayoría a los diputados liberales y éstos iniciaron una importante
obra legislativa, impulsaron la liberalización de la industria y el comercio e iniciaron la
modernización política y administrativa del país. Todas estas reformas suscitaron
rápidamente la oposición de la monarquía y Fernando VII conspiró contra el gobierno,
intentando recuperar su poder. Sin embargo, las medidas liberales de Trienio
provocaron descontento en los campesinos, ya que se abolían los señoríos
jurisdiccionales pero no les facilitaban el acceso a las tierras, así que, los campesinos se
sumaron a la agitación antiliberal. La nobleza tradicional y la iglesia impulsaron
revueltas contra los gobernantes del Trienio. Las tensiones se produjeron también
entre los propios liberales dividiéndose en dos grupos los moderados y los exaltados.

4.3 LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)


Pero lo que provocó el fin del régimen liberal fue la acción de la Santa Alianza que bajo
petición de Fernando VII encargó a Francia la intervención en España. Pero las
potencias restauradoras consideraban necesarias algunas reformas. Fernando VII lanzó
una gran represión contra los liberales y muchos tuvieron que exiliarse para huir de la
cárcel o de la muerte. La otra gran preocupación de la monarquía fue el problema
económico, que se suavizó gracias a la colaboración del sector moderado, de la
burguesía financiera e industrial. Pero el acercamiento a los liberales incrementó la
desconfianza de los realistas ya muy descontentos con el monarca, por no haber
restablecido la Inquisición y por no actuar con más dureza ante los liberales, así que,
los realistas, se agruparon alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y
previsible sucesor , dado que Fernando VII no tenía descendencia.
4.4 EL CONFLICTO DINÁSTICO
En 1830 nació Isabel, la hija del rey, que parecía garantizar la continuidad borbónica.
Pero había una ley (la Ley Sálica), implantada por Felipe V, que impedía el acceso al
trono a las mujeres, así que, Fernando VII, influido por su esposa Mª Cristina abolió
dicha ley mediante la Pragmática Sanción. El sector más ultraconservador (carlistas)
presionó al rey para que repusiera la ley Sálica. Estos enfrentamientos no sólo eran
una disputa sobre saber quién era el heredero legítimo si no el hecho de implantar un
modelo de sociedad u otro. Alrededor de don Carlos se agrupaban los que apoyaban al
Antiguo Régimen, mientras que, alrededor de Mª Cristina (nombrada regenta hasta
que su hija fuera mayor de edad) se juntaban los más liberales y ella proclamó una
amnistía que supuso el regreso de miles de liberales exiliados. En 1833 Fernando VII
murió dejando a su hija como heredera pero ese mismo día don Carlos se proclamó
rey. Comenzará así la 1ª guerra carlista.

5. LA INDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA HISPANA


La crisis de la monarquía borbónica, la desastrosa política colonial y la difusión de las ideas
revolucionarias liberales fueron los acicates del proceso de independencia en las colonias
americanas. Se inició en 1808, en el marco de la Guerra de Independencia española y culminó
en la década de 1820 con la total independencia de la América hispana, a excepción de Cuba y
Puerto Rico.

5.1 LA AMÉRICA ESPAÑOLA A FINALES DEL SIGLO


XVIII
Causas de la independencia de la América hispana:

a) Causas internas:
a. Descontento por la colonización española.
b. Corrupción administrativa.
c. Mal trato a los indígenas.
d. Expulsión de los jesuitas (labor importante en América)
e. Prosperidad económica que permite la aparición de una burguesía criolla
fuerte.
f. Monopolio español de la economía/comercio americanos.
g. Guerra de la Independencia española vacío de poder ocupado por
JUNTAS de autogobierno.
h. Desigualdad españoles/criollos.

b) Causas externas:
a. Influencia de la Ilustración y del liberalismo.
b. Ejemplo de la Revolución:
i. Americana.
ii. Francesa.

5.2 EL PROCESO DE INDEPENDENCIA


a) Virreinato de Nueva Granada:

a. Líderes: Bolívar y Sucre.

b. Territorios: Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.

b) Virreinato de Nueva España:

a. Líderes: Morelos e Hidalgo fracasan y sin ejecutados,

Agustín de Iturbide: “Plan de Iguala” (condiciones para la paz)

b. Territorios: México (Panamá, Guatemala, Nicaragua, El Salvador,


Honduras...)

c) Capitanía de Chile:

a. Líder: Sanmartín.

b. Territorios: Chile.

d) Virreinato de Río Plata:

a. Líder: Sanmartín.

b. Territorios: Argentina, Uruguay, Paraguay.

e) Virreinato de Perú:

a. Líder: Bolívar.

b. Territorio: Perú.

TEMA 5: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL


1. LA PRIMERA GUERRA CARLISTA
En 1833 murió Fernando VII y comenzó la regencia de María Cristina, que debería durar
hasta que su hija Isabel alcanzara la mayoría de edad. Pero los partidarios de don Carlos,
hermano del difunto rey, iniciaron una insurrección armada para impedir la consolidación
del trono isabelino.
1.1 DOS OPCIONES ESFRENTADAS
Los insurrectos proclamaron rey a Carlos María Isidro confiando en que volviera con él
el absolutismo y defendiera la sociedad tradicional, iniciando así una guerra civil que
enfrentaba a los defensores del Antiguo Régimen con los partidarios de iniciar un
proceso reformista de carácter liberal.

-El Carlismo recogía una ideología tradicionalista y antiliberal y su lema era “Dios,
Patria y Fueros” y defendía la legitimidad dinástica de Don Carlos, la monarquía
absoluta, la preeminencia social de la Iglesia, el mantenimiento del Antiguo
Régimen y la conservación de un sistema foral particularista y estaba apoyado por
el clero, la pequeña nobleza agraria y con una amplia base social campesina.

-La causa isabelina contó con el apoyo de la alta nobleza, los funcionarios y parte
de la jerarquía eclesiástica. Más adelante contó con el apoyo de la burguesía y los
sectores populares de las ciudades a cambio de acceder a las demandas de los
liberales que exigían el fin del absolutismo y del Antiguo Régimen.

1.2 EL DESARROLLO DEL CONFLICTO ARMADO


Los carlistas no contaban con un ejército regular y se organizaban como guerrillas,
pero más tarde recibieron el apoyo de potencias absolutistas que les enviaron dinero y
armas, mientras que Isabel II contó con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal
para implantar un liberalismo moderado en España. El conflicto armado pasó por dos
fases bien diferenciadas:

-La primera etapa (1833-1835) se caracterizó por la estabilización de la guerra en el


norte y los triunfos carlistas. La insurrección tomó impulso en 1814 cuando Carlos
se instaló en Navarra, donde creó una monarquía alternativa, con su corte, su
gobierno y su ejército. El general Zumalacárregui, que estaba al mando de las
tropas norteñas logró organizar un ejército con el que conquistó varias ciudades
pero en la toma de Bilbao murió y los carlistas perdieron a su mejor estratega. En
la zona de levante los carlistas estaban más desorganizados.

-En la segunda etapa (1836-1840) la guerra se decantó hacia el bando liberal a


partir de la victoria del general Espartero en Luchana (1836). Los insurrectos
iniciaron una estrategia caracterizada por las expediciones a otras regiones. La
constatación de la debilidad del carlismo propició discrepancias entre los
transaccionistas (partidarios de alcanzar un acuerdo con los liberales) y los
intransigentes (partidarios de continuar la guerra). Finalmente, el jefe de los
transaccionistas, acordó la firma del Convenio de Vergara (1839) con el general
Espartero. El acuerdo establecía el mantenimiento de los fueros en las provincias
vascas y Navarra, así como la integración de La oficialidad carlista en el ejército
real. Sólo los partidarios de Cabrera (uno de los líderes carlistas más destacados)
continuaron resistiendo en la zona del Maestrazgo hasta su derrota en 1840.
2. EL PROCESO DE REVOLUCIÓN LIBERAL (1833-1836)
La guerra carlista aceleró de forma irreversible el proceso de revolución liberal en España.
Frente al absolutismo y al tradicionalismo de los insurrectos, el bando isabelino sólo podía
establecer una base social sólida atrayendo a los liberales hacia su causa. Fue así como
entre 1833 y 1843 se llevó a cabo el desmantelamiento jurídico de Antiguo Régimen, la
consolidación de la propiedad individual y la configuración de un Estado liberal.

2.1 LOS PRIMEROS GOBIERNOS DE TRANSICIÓN


(1833-1836)
El testamento de Fernando VII establecía la creación de un Consejo de gobierno para
asesorar a la regente María Cristina, presidido por Francisco Cea Bermúdez y
compuesto en su mayoría por absolutistas moderados. Prácticamente la única reforma
emprendida por este gobierno fue la nueva división provincial de España que,
intentaba acabar con la administración local del Antiguo Régimen. De este modo,
España quedó dividida en 49 provincias. Pero ante la insurrección carlista, el gobierno
de Cea chocó con las pretensiones de la población que reclamaba la reforma del
Estado absoluto. Entonces algunos militares y asesores reales convencieron a la
regente que nombrara otro gobierno capaz de conseguir la adhesión de los liberales,
que promulgó el Estatuto Real, que era un conjunto de reglas para convocar unas
Cortes que eran las del Antiguo Régimen pero ligeramente adaptadas a los nuevos
tiempos.

Los liberales se dividieron en progresistas y moderados. La Corona y los antiguos


privilegiados apoyaron a los moderados y maniobraron para mantenerles en el poder a
pesar de los sucesivos cambios del gobierno, pero la necesidad de apoyo contra el
carlismo, la monarquía se vio forzado a aceptar un gobierno progresista que iniciase un
proceso de reformas liberales.

2.2 LOS PROGRESISTAS EN EL PODER


Los progresistas tenían su fuerza en el dominio del movimiento popular, en su fuerte
influencia en la Milicia Nacional y en las Juntas Revolucionarias. En 1835 los
progresistas protagonizaron revueltas urbanas por todo el país con el objetivo de
conseguir la reunión de Cortes, libertad de prensa, una nueva ley electoral, la extinción
del clero regular, la reorganización de la Milicia Nacional y la leva de 200.000 hombres
para hacer frente a la guerra carlista. Ante esta situación, María Cristina llamó a formar
gobierno a Mendizábal (liberal progresista) que rápidamente tomó medidas, pero
tantas, que los privilegiados apremiaron a María Cristina para que le destituyera.

Además tuvo lugar el levantamiento de sargentos de la guarnición de la Granja, y


María Cristina accedió a restablecer la Constitución de 1812 y entregó el poder al
progresista Calatrava.
2.3 EL DESMANTELAMIENTO DEL ANTIGUO RÉGIMEN
Entre 1836 y 1837, los progresistas desmantelaron las instituciones del Antiguo
Régimen e implantaron un sistema liberal, constitucional y de monarquía
parlamentaria. Una de sus actuaciones fue la reforma agraria liberal que consagraba
los principios de la propiedad privada y de libre disponibilidad de la tierra y que se
llevó a cabo a partir de tres grades medidas:

-La disolución del régimen señorial, que implicó la pérdida de las atribuciones
jurisdiccionales de los señores, aunque mantuvieron la propiedad de las
tierras.
-La desvinculación, que significo el fin de los patrimonios unidos a una familia
o institución, y sus propiedades fueron libres para poder venderlas.
-La desamortización había sido medio para conseguir recursos para el Estado.
Los bienes desamortizados fueron puestos a la venta pública a la que podían
acceder todos los particulares. Mendizábal pretendía así conseguir los recursos
necesarios para financiar al ejército, recuperar vales de duda pública y
aminorar el grave déficit supuestario de Estado, y al mismo tiempo los nuevos
compradores constituían unos sólidos apoyos sociales al liberalismo

Junto a la abolición del régimen señorial y a la transformación del régimen de


propiedad, una serie de medidas encaminadas al libre funcionamiento del mercado
completaron la liberalización de la economía.

2.4 LA CONSTITUCIÓN DE 1837


El gobierno progresista convocó unas Cortes para redactar un texto constitucional que
adaptase el de 1812 a los nuevos tiempos. La constitución de 1837 proclamaba
algunos de los principios básicos del progresismo: soberanía nacional, amplia
declaración de derechos ciudadanos, división de poderes y aconfesionalidad del
Estado, pero también recogía algunos elementos moderados: dos cámaras
colegisladoras (Congreso y Senado), amplio poder para la corona y financiación del
culto católico.

Otras leyes culminan el entramado jurídico constitucional: la ley de imprenta


(desaparece la censura previa) y la ley electoral (establece sufragio censitario).

Soberanía: Nacional
Carácter: Progresista
Relación Iglesia/Estado: Aconfesional (pero mantenimiento estatal
del culto y el clero)
Declaración de derechos: Muy amplia
Separación de poderes: Legislativo: 2 cámaras: congreso y senado.
(El senado elegido por el rey)
Ejecutivo: Rey y ministros
Judicial: tribunales
2.5 LA ALTERNANCIA EN EL PODER (1837-1843)
Los moderados en el gobierno (1837-1840)

En esta etapa del gobierno, los moderados intentaron desvirtuar los elementos más
progresistas de la legislación de 1837 y en 1840prepararon una ley electoral más
restrictiva y una ley de Ayuntamientos que dio a la corona la facultad de nombrar a
alcaldes de las capitales de provincia. Además pretendían devolver los bienes
expropiados al clero y reimplantar el diezmo.

La ley de ayuntamientos enfrentó a progresistas y moderados. La regente apoyó a los


segundos, y esto impulsó un movimiento insurreccional en los progresistas, que
formaron Juntas revolucionarias. En 1840 María Cristina dimitió de su cargo antes que
apoyar al gobierno progresista, entonces se convirtió en regente el general Espartero.

La regencia de Espartero (1840-1843)

Espartero disolvió las Juntas revolucionarias. Durante su regencia actuó con


autoritarismo, de este modo, Espartero se aisló cada vez más del entorno progresista y
perdió la popularidad que lo llevó al poder. Los moderados aprovecharon la división
del progresismo y el aislamiento de Espartero y realizaron una serie de conspiraciones
encabezadas por los generales Narváez y O’Donell. En 1843, Espartero abandonó la
Regencia y las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron
reina a los 13 años.

3. LAS DIFERENTES OPCIONES DEL LIBERALISMO


3.1 LAS AGRUPACIONES POLÍTICAS

Los moderados

Los progresistas

4. LA DÉCADA MODERADA
Tras la caída de Espartero en 1843 y la proclamación de la mayoría de edad de Isabel II, los
moderados accedieron al poder con el apoyo de la Corona. Se inició así un período de
gobiernos moderados que duró diez años y que finalizó en 1854 mediante el pronunciamiento
militar progresista conocido como la “Vicalvarada”.

4.1 LA CONFIGURACIÓN DEL RÉGIMEN MODERADO


Las elecciones en 1844 dieron la mayoría a los moderados, que formaron un nuevo
gobierno dirigido por el general Narváez. Su pretensión era clausurar la etapa
revolucionaria y normalizar el funcionamiento de las instituciones liberales, creando
una legislación básica para estructurar el nuevo Estado. De este modo, los primeros
gobiernos moderados llevaron a cabo una fuerte represión contra los progresistas.
El régimen se asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente. La Corona y
gran parte del ejército se convirtieron en los garantes más fieles de un sistema que no
dudó en falsear los mecanismos electorales para garantizar el triunfo del partido del
gobierno.

La Constitución de 1845

El gobierno aprobó la nueva Constitución de 1845 que recogió las ideas básicas del
moderantismo: soberanía conjunta entre el rey y las cortes, ampliación del poder
ejecutivo y disminución del legislativo, restricción del derecho de voto e institución de
un Senado no electivo. Ayuntamientos y diputaciones se sometieron a la
Administración central y se suprimió la Milicia Nacional. Se declaró a la religión católica
la oficial del Estado y se acordó el mantenimiento del culto y del clero. Un decreto de
1845 reguló la libertad de imprenta y suprimió el jurado para este tipo de delitos, es
decir, estableció control gubernamental sobre la prensa. Al año siguiente, la ley
electoral de 1846, planteó un sufragio censitario muy restringido que no llegaba al 1 %
de la población.

Soberanía: Compartid entre el rey y las cortes


Carácter: moderado
Relación Iglesia/Estado: Confesionalidad católica, mantenimiento
del culto y el clero y no libertad religiosa
Declaración de derechos: limitada
Separación de poderes: Legislativo: 2 cámaras: congreso y senado.
(El senado elegido por el rey)
Ejecutivo: Rey
Judicial: tribunales

El concordato con la Santa Sede

Los moderados intentaron mejorar la relación con la Iglesia, que se había mostrado
contraria al liberalismo por sus reformas. En 1851 se firmó un Concordato con la Santa
Sede, donde se establecía la suspensión de la venta de los bienes eclesiásticos
desamortizados y el retorno de los no vendidos.

A cambio, la Santa Sede reconocía a Isabel II como reina y aceptaba la obra


desamortizadora, mientras el Estado se comprometía, al mantenimiento de la Iglesia
española, al restablecimiento de las órdenes regulares, a la concesión a la Iglesia de
amplias competencias en materia de educación y al reconocimiento del catolicismo
como religión oficial del país.

4.2 LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO LIBERAL


El moderantismo intentaba consolidar la estructura del Estado bajo los principios del
centralismo, la uniformidad y la jerarquización, así que, el gobierno emprendió una
reforma fiscal t para poner fin a la dispersión de leyes del Antiguo Régimen se aprobó
el Código Penal y se elaboró un proyecto de Código Civil.
Por otro lado, se abordó la reforma de la Administración pública, poniendo especial
atención en el control del poder municipal, así que, se creó una estructura
jerarquizada, en la que cada provincia dependía de un poder central en Madrid.

El temor a que una mayor centralización diera lugar a un rebote del levantamiento
carlista, mantuvo en el país vasco y Navarra los ayuntamientos forales y las Juntas
Generales, pero trasladó las aduanas a los Pirineos.

4.3 LA CRISIS DEL GOBIERNO MODERADO


5. EL BIENIO PROGRESISTA
Tras el levantamiento de 1854, la reina Isabel II llamó a formar gobierno al general Espartero,
que inauguró el bienio progresista. El nuevo régimen intentó impulsar reformas económicas y
políticas, pero otro pronunciamiento en 1856 devolvió el poder a los moderados.

5.1 LA REVUELTA DE 1854 Y EL NUEVO GOBIERNO


PROGRESISTA
El autoritarismo del gobierno moderado provocó la oposición de progresistas,
demócratas y algunos moderados defraudados con la actuación gubernamental. Esta
unión desembocó en el pronunciamiento de Vicálvaro a cuyo frente se puso un
moderado descontento (el general O’Donell) que fundó la Unión Liberal, un nuevo
partido que pretendía ser el centro entre progresistas y moderados. Los sublevados
elaboraron el Manifiesto de Manzanares en demanda del cumplimiento de la
Constitución de 1845, reforma de la Ley Electoral, la reducción de los impuestos y de la
restauración de la Milicia.

La presidencia recayó en Espartero, y O’Donell fue nombrado ministro de guerra. El


nuevo gobierno intentó restaurar los principios del progresismo e inmediatamente
restauró la Milicia y la Ley Municipal. Pero la actuación de mayor trascendencia para el
futuro de este gobierno fue un plan de reformas económicas con el objetivo de
impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país.

5.2 LA LEGISLACIÓN ECONÓMICA


La nueva Ley Desamortizadora a cargo del ministro Madoz afectó a los bienes del
Estado, de la Iglesia, de las órdenes militares, de las instituciones benéficas y de los
ayuntamientos. Una buena parte de los ingresos se invirtieron en la red de
ferrocarriles, considerada la pieza clave para fomentar los intercambios y el
crecimiento industrial del país.

La preocupación de fomentar el desarrollo económico se reflejó también en una


legislación para favorecer la reforestación, poner en marcha el sistema del telégrafo,
ampliar la red de carreteras, fomentar el crecimiento de las sociedades por acciones y
de la banca y desarrollar la minería.

5.3 LA CRISIS DEL BIENIO PROGRESISTA


Las medidas reformistas del bienio no remediaron la crisis de subsistencias, que
movilizó al pueblo en las revueltas de 1854, generando un clima de grave conflictividad
social. En Cataluña se produjeron huelgas obreras. Los trabajadores pedían la
reducción de los impuestos de consumo, la abolición de las quintas, la mejora de los
salarios y la reducción de la jornada laboral. El malestar social también provocó un
levantamiento campesino.

El gobierno presentó la ley del trabajo (que introducía algunas mejoras) pero la
creciente conflictividad social retrajo y atemorizó a las clases conservadoras. Además
las discrepancias dentro de la coalición gubernamental entre el progresismo más
moderado y el más radical se agudizaron. Espartero dimitió y la reina confió el
gobierno a O’Donell quien reprimió duramente las protestas. Es significativo el hecho
de que el propio O’Donell ayudase a derribar al gobierno que él había colocado en el
poder dos años antes.

TEMA 6: EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874)


1. LAS CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN
En el último período del reinado de Isabel II, entre 1863 y 1868, se produjeron una serie de
crisis económicas y políticas que mostraban, por una parte, las deficiencias del sistema liberal
y, por otra, la debilidad de la economía capitalista en España.

1.1. LA CRISIS ECONÓMICA


En 1866 se hizo patente el inicio de una importante crisis económica, que se manifestó a nivel
financiero e industrial y constituyó la primera gran crisis del sistema capitalista a nivel
internacional, y además coincidió con una crisis de subsistencias que tuvo importantes
consecuencias en las condiciones de vida de las clases populares.

La crisis financiera, provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, se originó a raíz
de la crisis de los ferrocarriles. Además la crisis financiera coincidió con una crisis industrial.

La crisis de subsistencia se inició en 1866 y la causó una serie de malas cosechas que
provocaron la escasez de trigo, alimento básico de la población española. Los precios
empezaron a subir, el coste del pan sufrió por consiguiente un aumento, y lo mismo ocurrió
con otros productos básicos para la alimentación. La combinación de las dos crisis (agrícola e
industrial) agravó la situación. En el campo el hambre condujo a un clima de fuerte violencia
social. En las ciudades, la consecuencia fue una oleada de paro que provocó un descenso del
nivel de vida de las clases trabajadoras.
1.2. EL DETERIORO POLÍTICO
A mediados de la década de 1860, gran parte de la población española tenía motivos de
descontento contra el sistema. Tras la revuelta de sargentos del cuartel de San Gil y su dura
represión, O’Donell fue apartado del gobierno por la reina y los del partido moderado
continuaron gobernando por decreto, cerraron las Cortes e hicieron oídos sordos a los
problemas del país.

Ante la imposibilidad de acceder al poder por los mecanismos constitucionales el partido


progresista (dirigido por Prim) practicó una política de retraimiento. En la misma situación se
encontraba el partido demócrata, así que ambos firmaron el pacto de Ostende con la voluntad
de unificar sus actuaciones para acabar con el moderantismo en el poder y la monarquía
isabelina y dejar la decisión sobre la nueva forma de gobierno en manos de unas Cortes
constituyentes, que serían elegidas por sufragio universal tras el triunfo del movimiento
insurreccional.

Al pacto se sumaron los unionistas tras la muerte de O’Donell. Esta adhesión fue fundamental
para el triunfo de la revolución y para definir su carácter. Pero el carácter conservador redujo
el levantamiento a un simple pronunciamiento militar, por mucho que las proclamas y los
manifiestos hablaran de revolución y utilizaran las reivindicaciones de libertad y justicia social.

2. LA REVOLUCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1868


En el mes de setiembre de 1868 se consumó un levantamiento militar no sólo contra el
gobierno del Partido Moderado, sin contra la monarquía de Isabel II. El movimiento,
aclamado como revolución “Gloriosa”, tuvo un inmenso apoyo popular en todo el país, por
lo que se impuso sin gran dificultad.

2.1. LA REVOLUCIÓN DEL 68 Y EL GOBIERNO


PROVISIONAL
En septiembre del 68 hubo un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II y ésta se
aprestó a defender el trono con las armas y el día 28 de septiembre se libró una batalla que dio
la victoria a las fuerzas afines a la revolución. El gobierno no vio más salida que dimitir y la
reina no tuvo más remedio que exiliarse.

Además del pronunciamiento militar y de los hechos bélicos, en la revolución tuvieron gran
protagonismo las fuerzas populares dirigidas por un sector de los progresistas, demócratas y
los republicanos. En muchas ciudades se constituyeron Juntas revolucionarias que organizaron
el levantamiento y lanzaron llamamientos al pueblo, pero el radicalismo de algunas propuestas
de las Juntas revolucionarias no era compartido por los dirigentes unionistas y progresistas, así
que estos propusieron a la Junta revolucionaria de la capital (sin consultar con las provinciales)
el nombramiento de un gobierno provisional centrista. El general Serrano fue proclamado
regente, y el general Prim presidente de un gobierno progresista y unionista que marginaba al
resto de fuerzas políticas. El nuevo ejecutivo ordenó disolver las Juntas y desarmar la Milicia
Nacional.

2.2. LA CONSTITUCIÓN DE 1869 Y LA REGENCIA


El nuevo gobierno provisional promulgó una serie de decretos para satisfacer ciertas
demandas populares y convocó elecciones a Cortes constituyentes y por primera vez en
España se permitía el sufragio universal (para hombres mayores de 25 años).

Las Cortes se reunieron en el mes de febrero y crearon una comisión parlamentaria encargada
de redactar una nueva Constitución. La Constitución de 1869 fue de carácter democrático y
estableció un régimen de derechos y libertades: derechos de manifestación, reunión y
asociación, libertad de enseñanza e igualdad para obtener empleo y libertad para profesar de
manera pública o privada cualquier religión (aunque el Estado debía mantener el culto
católico). La constitución también proclamaba la soberanía nacional. El Estado se declaraba
monárquico pero la potestad de crear leyes únicamente residía en las Cortes. Las Cortes se
componían de un Congreso y un Senado que se reunirían a la vez. Las provincias de ultramar,
Cuba y Puerto Rico, gozaban de los mismos derechos que las peninsulares, mientras Filipinas
se gobernaba por una Ley especial.

2.3. EL INTENTO DE RENOVACIÓN ECONÓMICA


Uno de los objetivos de la “Gloriosa era reorientar la política económica. La política económica
de esta etapa se caracterizó por la defensa del librecambismo y por la apertura del mercado
español a la entrada del capital extranjero.

El ministro de hacienda suprimió la contribución de consumos. Para compensar la pérdida de


ingresos, introdujo la contribución personal, que gravaba a todos los ciudadanos de forma
directa según su renta. Otro decreto estableció la peseta como unidad monetaria en un
intento de unificar y racionalizar el sistema monetario.

Pero el problema más grave era el caótico estado de la Hacienda. Además, la crisis de los
carriles sólo se solucionaría utilizando recursos públicos para subvencionar a las compañías
ferroviarias. Todo ello se pretendió solucionar mediante la ley de minas, una medida que
ofrecía facilidades a la entrada de capitales exteriores. Con los ingresos obtenidos de la
desamortización del subsuelo se hizo frente a la devolución de los préstamos.

La última gran acción sobre la economía fue la liberalización de los intercambios exteriores
mediante la Ley de Bases Arancelarias que ponía fin a la secular tradición proteccionista de la
economía española.
2.4. LA FRUSTRACIÓN DE LAS ASPIRACIONES
POPULARES
La Constitución de 1869 consolidó un régimen político liberal democrático que inspiró a los
impulsores de la revolución de septiembre del 68, pero frustró algunas de las aspiraciones de
otros grupos políticos.

Durante el período de la regencia hubo una fuerte conflictividad social. El campesinado


demandaba un mejor reparto de la tierra; mientras que las revueltas urbanas protestaban
contra los consumos, las quintas y el aumento de los precios. El incipiente movimiento obrero
sufrió un proceso de radicalización en demanda de la mejora de las condiciones salariales y de
trabajo.

La mayoría de los sectores descontentos se inclinaron hacia las posiciones más radicales y
apolíticas (internacionalismo). Las ideas internacionalistas llegaron a España gracias a la
ampliación de las libertades públicas otorgadas por el Gobierno provisional. La expansión de
las ideas vinculadas abrió una nueva etapa y condujo a la organización del proletariado y del
campesinado alrededor de nuevas organizaciones de clase, alejadas de los partidos clásicos.

3. LAS FUERZAS POLÍTICAS: EL AUGE DEL


REPUBLICANISMO
En la España del Sexenio Democrática, la opinión política quedó polarizada entre las dos
grandes opciones, monarquía o república. Los partidos de la época isabelina eran
mayoritariamente monárquicos, pero la tendencia republicana, especialmente su orientación
federal, creció de forma imparable después del destronamiento de los Borbones.

3.1. EL NUEVO PANORAMA POLÍTICO


A partir de 1868 el panorama político estuvo dominado por cuatro tendencias. En la derecha
estaban los carlistas, que defendían la preeminencia del catolicismo y la monarquía tradicional.
En la derecha también estaban los moderados, que se mantuvieron (en su mayoría) fieles a
Isabel II y reclamaron su vuelta al trono. En el centro se hallaba la conjunción monárquico-
democrática, que defendía una forma de gobierno monárquica, pero subordinada a la
soberanía nacional y a un amplio respeto por las libertades públicas, y por último, en la
izquierda se situaba el partido Republicano Federal que propugnaba un sistema de pactos
libremente establecidos entre los distintos pueblos o regiones histórico-culturales como una
nueva forma de articular el Estado. Defendía la forma republicana del gobierno, la separación
de la Iglesia y el Estado, se oponía a la intervención del ejército en la política y promulgaba un
proyecto de transformación social que compaginaba la ampliación del Estado en la regulación
de las condiciones laborales.
3.2. EL REPUBLICANISMO FEDERAL
El auge del republicanismo fue debido (en parte) al desencanto de las masas populares al ver
que los progresistas no cumplían con sus promesas. Se convirtió así el republicanismo en la
posición política que parecía preocuparse más por la mejora de las condiciones de las clases
trabajadoras.

En la revolución del 68 se plantearon reivindicaciones de carácter social más avanzadas que en


el resto de revueltas anteriores, debido a la alta implicación de las clases populares en el
proceso revolucionario, No se trataba sólo de conseguir participación política, sino de
solucionar problemas como las condiciones de trabajo, los salarios o el reparto de tierras. Para
muchas personas, la consecución de estos objetivos iba ligada al triunfo de la República
Federal.

Los primeros levantamientos se produjeron en Cádiz. En Mayo d 1869 los republicanos


federales de caso toda España hicieron una serie de pactos para provocar levantamientos, y al
mes siguiente constituyeron en Madrid un Consejo Federal provisional.

Prim recurrió al ejército para contener estos levantamientos y a finales del 69 el movimiento
republicano federalista fue vencido, aunque dejó huellas y en los siguientes años surgieron
más insurrecciones.

4. EL REINADO DE AMADEO DE SABOYA (1871-1873)


La Constitución de 1869 establecía, como forma de gobierno, una monarquía democrática; por
tanto, la principal tarea institucional consistió en encontrar un monarca que sustituyese a los
desacreditados Borbones. La solución no era nueva ni absurda, ya que gran parte de las
monarquías europeas no eran originarias del propio país, pero las especiales circunstancias en
las que tuvo que reinar el nuevo monarca convirtieron la experiencia en un fracaso.

4.1. UN MONARCA PARA UN RÉGIMEN


DEMOCRÁTICO
Prim fue el encargado de escoger al candidato más idóneo para el vacante trono Español, y
finalmente fue Saboya el elegido, un hombre de carácter democrático. Prim fue asesinado y
Saboya se quedó sin su valedor y consejero más fiel.

4.2. LAS DIFICULTADES DE LA NUEVA MONARQUÍA


Amadeo contaba con escasos apoyos (progresistas, unionistas y demócratas) y con la oposición
de la aristocracia, el clero, el ejército y las clases populares.

Saboya estableció el sufragio universal y algunas libertades políticas, pero su reinado se vio
marcado por dificultades constantes.
4.3. UNA PERMANENTE INESTABILIDAD
Amadeo I siempre obtuvo oposición por parte de los moderados, que continuaban fieles a los
Borbones y éstos empezaron a organizar la restauración borbónica en la persona del príncipe
Alfonso. Cánovas del Castillo (líder del grupo) captó a los disidentes unionistas y progresistas y
les convenció de que la monarquía borbónica garantizaría el orden y la estabilidad frente al
excesivo liberalismo de la monarquía de Saboya. Además contaron el apoyo de la Iglesia y de
la élite del dinero.

Los carlistas se reorganizaron como fuerza política y la llegada de Saboya junto con la
desaparición de Isabel II les dio la excusa para sublevarse e intentar sentar en el trono a Carlos
VII. Esto no supuso un verdadero peligro pero formó más problemas e inestabilidad. Mientras,
una parte del carlismo se consolidó como fuerza política ultra católica y opuesta a la nueva
monarquía.

Además, surgieron insurrecciones federalistas en las que se mezclaban la acción de los


republicanos con influencia de ideas internacionalistas que, aunque fueron rápidamente
reprimidas agravaron la inestabilidad del régimen.

A parte, se produjo un conflicto en Cuba (grito de Yara) dirigido por criollos que contaron con
el apoyo popular al prometer el fin de la esclavitud en la isla y la guerra se convirtió en un gran
problema.

5. LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA(1873-1874)


La última etapa política del Sexenio Democrático fue la Primera República. Su duración no
alcanzó un año: se proclamó en febrero de 1873 y fue derrocada por un golpe de Estado
en enero de 1874.

5.1. LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA


Tras la renuncia de Amadeo I, las Cortes depositaron la soberanía en el país en ausencia del
monarca y decidieron someter a votación la proclamación de una república, que fue aprobada
por una amplia mayoría y fue Figueras quien presidió el gobierno. Pero gran parte de la cámara
era monárquica y su voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y restablecer a los
Borbones en el trono, así que, la República nació con escasas posibilidades de éxito, lo que
evidenció en el aislamiento internacional.

A pesar de todo, la República se recibió con entusiasmo entre las clases populares, que
creyeron que había llegado el momento de cumplir sus aspiraciones de cambio social. Los
federales constituyeron Juntas revolucionarias para desplazar de la Administración a los
antiguos cargos monárquicos.

Gran parte de los dirigentes del Republicanismo Federal estaban lejos de las aspiraciones
revolucionarias de las bases de su partido y disolvieron las Juntas y reprimieron las revueltas
populares. Una vez pacificado el panorama, se convocaron elecciones a Cortes y ganaron los
republicanos.

5.2. EL INTENTO DE INSTAURAR UNA REPÚBLICA


FEDERAL
El día 7 proclamaron la República Democrática Federal y la presidencia quedó en Figueras,
quien suprimió los impuestos de consumos y las quintas. Pero la falta de recursos del Estado y
la desorganización del ejército provocaron su dimisión y el gobierno pasó a manos de Francisco
Pi y Margal, a quien se le encargó la elaboración de una Constitución Federal para España.

5.2.1. EL PROYECTO DE CONTITUCIÓN


FEDERAL
La Constitución Republicana Federal seguía la línea de la Constitución de 1869 en relación a la
implantación de la democracia y al reconocimiento de amplios derechos y libertades. La
República tendría un presidente y las Cortes seguirían divididas en dos cámaras (Congreso y
Senado). Se declaraba la libertad de culto y la separación Iglesia-Estado, se abolía la esclavitud
en las colonias, la supresión de las quintas, reforma de impuestos y el inicio de una legislación
proteccionista en el ámbito laboral.

El aspecto más novedoso era la estructura del Estado. La Nación española se componía por 17
Estados y declaraba que el poder emanaba de municipios, Estados regionales y Estado Federal.
Los Estados regionales tendrían autonomía política, económica y administrativa (compatible
con la existencia de la Nación) y elaborarían sus constituciones (compatibles con la del Estado
federal). Pero todo quedó en un proyecto que no llegó a desarrollarse.

5.2.2. LOS CONFLICTOS ARMADOS


La 1ª República se enfrentó a graves problemas que paralizaron la acción del gobierno. Uno de
ellos fue la insurrección carlista, que pasó del enfrentamiento con unas cuantas partidas
armadas a un verdadero frente abierto, con un auténtico ejército y con el dominio de diversos
territorios tradicionalmente carlistas. Algunos éxitos militares de las tropas gubernamentales
impidieron la expansión del conflicto a las ciudades, pero fueron incapaces de acabar con él.

También continuó la Guerra en Cuba que iniciada en 1868 seguía extendiéndose y cuya
situación la República fue incapaz de resolver, pero intentó dar una solución al problema con
el proyecto de estructuración federal del Estado que consideraba a Cuba y Puerto Rico como
un territorio más de la Federación española.

5.3. LA SUBLEVACIÓN CANTONAL


La sublevación cantonal fue el conflicto más grave producido en el periodo republicano. El
cantonalismo era un fenómeno complejo que mezclaba las aspiraciones autonomistas con las
aspiraciones de revolución social. La proclamación de cantones independientes fue la
consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal desde abajo, impulsada
al mismo tiempo, por el deseo de avanzar en las reformas sociales.

En las zonas más republicanas la población se alzó en cantones independientes. Los


levantamientos cantonalistas fueron dirigidos por los federales intransigentes, decepcionados
por el rumbo de los acontecimientos de la nueva República.

El presidente Pi y Margal se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió siendo
sustituido por Nicolás Salmerón quien inició una acción militar contra el movimiento
cantonalista, y excepto en Cartagena, la intervención militar acabó con la insurrección pero
otorgó un inmenso poder a los generales que asumieron la represión y volvió a colocar al
ejército en el papel único asegurador del orden y barrera contra la revolución.

Salmerón dimitió al sentirse incapaz de firmar las penas de muerte impuestas por la actividad
militar contra activistas cantonalistas. La presidencia pasó a Emilio Castelar (dirigente del
republicanismo unitario) y entonces la República comenzó un desplazamiento hacia la
derecha. Castelar consiguió plenos poderes de las Cortes para reorganizar el ejército, obtener
un crédito y gobernar con el Parlamento cerrado.

5.4. EL FIN DE LA EXPERIENCIA REPUBLICANA


La República dio un vuelco conservador con el gobierno de Castelar. Éste no tenía mayoría en
las Cortes, por ello suspendió las sesiones parlamentarias y gobernó autoritariamente
respaldando a los sectores más conservadores y concediendo amplias atribuciones a los jefes
militares para que mantuvieran el orden público. Ante esta situación, un sector importante de
los diputados acordaron plantear una moción de censura al gobierno de Castelar para forzar su
dimisión cuando se reanudasen las sesiones de Cortes, con la intención de volver a controlar
ellos el gobierno y devolver así al régimen republicano sus planteamientos iniciales.

El poder pasó, en los siguientes meses, a manos de una coalición de unionistas y progresistas al
mando del general Serrano, que intentó estabilizar un régimen republicano de carácter
conservador. Pero la base social que podía apoyar este proyecto ya había optado por la
solución Alfonsina, que provocó la vuelta del hijo de Isabel II, Alfonso XII.

En diciembre del 74, el pronunciamiento militar de Arsenio Martínez Campos proclamó rey de
España a Alfonso XII. Ese mismo mes Alfonso XII había firmado el Manifiesto de Sanhurst,
redactado por Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía
absoluta, régimen conservador y católico que garantizaría el funcionamiento del sistema
político liberal y restablecería la estabilidad política y el orden social.
TEMA 9: LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA (1875-1898)
1. EL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN
El pronunciamiento de Martínez Campos en diciembre de 1874, acogido favorablemente por el
ejército y las fuerzas políticas conservadoras, significó la restauración de la monarquía en la
persona de Alfonso XII, el único hijo varón de Isabel II. El político clave del momento fue
Antonio Cánovas, que asumió la regencia hasta el regreso del rey en enero de 1875.

1.1. UN NUEVO SISTEMA POLÍTICO


Los conservadores recibieron con satisfacción la Restauración de los Borbones porque creían
que la nueva monarquía devolvería la estabilidad política y pondría fin a intentos de revolución
democrática y social en España. Cánovas pretendía el carácter partidista y excluyente de los
moderados, el intervencionismo de los militares en la política y la propagación de
enfrentamientos civiles. Para conseguir su propósito se propuso dos objetivos: elaborar una
nueva constitución y pacificar el país.

La primera medida política fue la convocatoria de elecciones para unas Cortes constituyentes.
Pese a que Cánovas no era partidario del sufragio universal, dispuso que las primeras
elecciones del nuevo régimen se hiciesen por este sistema, pero luego se volvería al censitario.

1.1.1. LA CONSTITUCIÓN DE 1879


Esta constitución es una clara muestra del liberalismo doctrinario, caracterizado por un
sufragio censitario y una soberanía compartida entre las Cortes y el Rey. Era una Constitución
de carácter conservador inspirada en los valores tradicionales de la monarquía, la religión y la
propiedad.

La Constitución consideraba a la monarquía como una institución superior, incuestionable y al


margen de cualquier decisión política. El monarca tenía amplios poderes: derecho de veto,
nombramiento de ministros y potestad de convocar Cortes, suspenderlas o disolverlas sin
contar con el gobierno.

Las Cortes eran bicamerales y estaban formadas por el Senado y el Congreso. La Constitución
también proclamaba la confesionalidad católica del Estado (aunque permitía otras creencias
mientras fuera en privado) y se restableció el presupuesto para financiar el culto y el clero.

1.1.2. BIPARTIDISMO Y TURNO PACÍFICO


Cánovas introdujo un sistema en el gobierno basado en el bipartidismo y en la alternancia en
el poder de los dos grandes partidos dinásticos, el conservador y el liberal. Se aceptaba que
habría un turno pacífico de partidos que aseguraría la estabilidad institucional mediante la
participación en el poder de las dos familias del liberalismo y pondría fin a la intervención del
ejército en la vida política.
El ejército, que constituía uno de los grandes pilares del régimen, quedó subordinado al poder
civil, de este modo se evitaría el problema de los pronunciamientos y el protagonismo de la
presencia militar en los partidos y en la vida política española.

1.2. EL FIN DE LOS CONFLICTOS BÉLICOS


La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana.

La consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición definitiva del régimen foral,
sin embargo se estipuló un sistema de conciertos económicos que otorgaba un cierto grado de
autonomía fiscal a las Provincias Vascas.

El final de la guerra carlista permitió acabar antes con la insurrección cubana. Como resultado
de la actuación militar y de la negociación con los insurrectos se firmó la Paz de Zanjón que
incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y
administrativas por las que Cuba tendría representantes en las Cortes españolas.

2. LA VIDA POLÍTICA Y LA ALTERNANCIA EN EL PODER


El funcionamiento del sistema político diseñado por Cánovas requería la existencia de dos
grandes partidos dinásticos que se alternasen en el poder. Este turno de partidos se cumplió
escrupulosamente a finales del siglo XIX, cuando la crisis de 1898 puso en jaque al sistema.

2.1. LOS PARTIDOS DINÁSTICOS


Tras el regreso de Alfonso XII, Cánovas se convirtió en el principal dirigente del partido Liberal-
Conservador y propuso a Sagasta para el partido Liberal.

Conservadores y Liberales, ambos defendían, la constitución de 1879, la monarquía, la


propiedad privada y querían un estado central y unitario. Pero también tenían sus diferencias,
los conservadores no aceptaban reformas, querían la religión y sufragio censitario, mientras
que los liberales no querían la religión y pretendían reformas y sufragio universal.

La alternancia regular en el poder entre las dos opciones dinásticas tenía como objetivo
asegurar la estabilidad institucional.

2.2. FALSEAMIENTO ELECTORAL Y CACIQUISMO


El sistema del turno pacífico se mantuvo gracias a la corrupción electoral y al poder económico
de ciertos individuos sobre la sociedad (caciques).

La adulteración del voto era habitual en todas las elecciones, que se logró mediante es
restablecimiento del sufragio censitario y por la manipulación y las trampas electorales.

Los caciques eran personas notables, a menudo ricos propietarios que daban trabajo a
jornaleros y que tenían una gran influencia en la vida local (a nivel social y político). Con su
influencia los caciques orientaban la dirección del voto. Los caciques manipularon las
elecciones continuamente de acuerdo con las autoridades. El conjunto de trampas electorales
que alteraban los resultados se conoce como pucherazo. Para conseguir la elección del
candidato, no se dudaba en falsificar en censo (incluyendo a personas muertas o impidiendo
votar a las vivas), manipular las actas electorales, comprar votos, amenazar al electorado con
coacciones de todo tipo e incluso emplear la violencia para atemorizar a los contrarios.

2.3. EL DESARROLLO DEL TURNO DE PARTIDOS


Entre 1876 y 1898 el turno pacífico funcionó con normalidad. Sin embargo, en la última década
del siglo, el personalismo del sistema deterioró a los partidos, que dependían excesivamente
de la personalidad de sus líderes, provocando disidencias internas y la descomposición de
ambos partidos.

3. LAS FUERZAS POLÍTICAS MARGINADAS DEL SISTEMA


Durante la Restauración, los republicanos, carlistas, socialistas y nacionalistas quedaron
relegados a la oposición y nunca consiguieron obtener un número suficiente de diputados
para formar gobierno o constituir una minoría parlamentaria influyente.

3.1. LA EVOLUCIÓN DEL REPUBLICANISMO


El republicanismo tuvo que hacer frente al desencanto de parte de sus seguidores y a la
represión de los gobiernos monárquicos. Además, se hallaban divididos en diversas
tendencias:

Partido Republicano Posibilista, dirigido por Emilio Castelar, que evolucionó hacia posturas
moderadas ya que creía que la Restauración garantizaría el orden social y consideró posible
que la monarquía asumiese algunos de los principios democráticos.

Partido Republicano Progresista, dirigido por Ruiz Zorrilla, era un partido radical que no
descartaba la acción violenta contra la monarquía y que llegó a tener influencia en algunos
militares.

Partido Republicano Centralista, dirigido por Salmerón, que se separó de Ruiz Zorrilla por su
acción violenta.

Partido Republicano Federal, dirigido por Pi y Margal, que seguía fiel a las ideas iniciales del
republicanismo.

Los republicanos consiguieron rehacerse de su descalabro electoral cuando por primera vez en
la restauración hubo una minoría republicana en las Cortes. El sufragio universal comportó
cierta revitalización del republicanismo y estimuló la formación de la Unión Republicana, que
agrupó a las distintas familias republicanas excepto a los posibilistas. Pero el republicanismo
tuvo que luchar por los votos populares en competencia con el nuevo obrerismo representado
por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
3.2. LA RECONVERSIÓN DEL CARLISMO
El Carlismo entró en crisis y además la Constitución de 1876 descartaba de la sucesión al trono
a la rama carlista de los Borbones. La dirección del Carlismo tardó en readaptar su actitud.
Cándido Nocedal se convirtió en el jefe del Carlismo y extendió los círculos carlistas por todo el
país y la renovación del partido la llevó Juan Vázquez de Mella, quien propuso un programa
adaptado a la nueva situación política (Acta de Loredán). La propuesta carlista renovada
mantenía la vigencia de antiguos principios como la unidad católica, el fuerismo, la autoridad
del pretendiente carlista y la oposición a la democracia, pero ya no se manifestaba a favor de
Antiguo Régimen y aceptaba el nuevo orden liberal-capitalista.

Pero dentro del partido carlista había problemas y finalmente hubo una escisión y se fundó el
Partido Católico Nacional (cuyo líder fue Ramón Nocedal) que dejó de reconocer a Carlos y se
convirtió en un partido católico integrista.

3.3. OTRAS FUERZAS POLÍTICAS


Unión católica.

Partido Democrático-monárquico.

Izquierda dinástica.

4. EL SURGIMIENTO DE NACIONALISMOS Y
REGIONALISMOS
En el último cuarto del siglo XIX comenzó en España el ascenso de movimientos de carácter
regionalista o nacionalista. Grupos de intelectuales, políticos, periodistas y hombres de
negocios empezaron a proponer en ciertas regiones españolas, primero en Cataluña, el País
Vasco y Galicia, pero más adelante también en Valencia, Andalucía y Aragón, políticas
contrarias al uniformismo y al centralismo estatal propios del liberalismo español.

4.1. EL NACIONALISMO CATALÁN


La industrialización hizo que en Cataluña naciera un grupo social que sentía que sus intereses
económicos estaban poco representados e hizo de la defensa del proteccionismo un elemento
aglutinador.

A mediados del siglo XIX nació un nuevo movimiento conocido como la Renaixença, cuyo
objetivo era la recuperación de la lengua catalana.

Un paso muy importante en la consolidación del catalanismo político fue la elaboración de las
Bases de Manresa, un documento producido por la Unió Catalanista que proponía la
consideración de Cataluña como una entidad autónoma dentro de España. El regionalismo
pasó a convertirse en nacionalismo.
La burguesía catalana quería tener su propia repetición política al margen de los partidos
dinásticos y se creó la Lliga Regionalista. El nuevo partido aspiraba a participar activamente en
la política y tener representantes que defendiesen los intereses del catalanismo.

4.2. EL NACIONALISMO VASCO


Una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, el euskera, que dio lugar a la creación del
movimiento de los euskaros, con un importante componente religioso y de defensa de las
tradiciones.

Sabino de Arana (principal propulsor) pensaba que los maketos (inmigrantes) ponían en
peligro el euskera, las tradiciones y la etnia vasca.

Arana creó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y popularizó un nuevo nombre para su patria
“Euskadi”, una bandera propia y propuso un lema para el partido: “Dios y ley antigua”.

El partido era católico, defendía la tradición y pretendía impulsar la lengua y las costumbres
vascas y tenía un sentido xenófobo.

4.3. EL NACIONALISMO GALLEGO


El galleguismo fue de carácter cultural. La lengua gallega se usaba en el medio rural y más
tarde, intelectuales y literatos gallegos emprendieron el camino de convertirla en lengua
literaria (Rexurdimiento).

5. LA GUERRA DE ULTRAMAR
En 1895 estalló en Cuba una nueva insurrección, a la que se sumó más adelante la rebelión de
las islas Filipinas. Después de una corta guerra con Estados Unidos, en 1898, España perdió sus
últimos territorios coloniales y quedó inmersa en una grave crisis política y moral.

5.1. CUBA, LA PERLA DE LAS ANTILLAS


Tras la Paz de Zanjón se crearon en Cuba dos grandes partidos:

Partido Autonomista (cubanos) que pedía autonomía para la isla, propugnaba un programa de
reformas políticas y económicas sin llegar a la independencia.

Unión Constitucional.

Pero la ineficacia de la administración para introducir reformas en la colonia estimuló los


deseos de emancipación y el independentismo ganó posiciones frente al autonomismo. En
1893, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, cuyo objetivo era la consecución de
la independencia y consiguió apoyo exterior, especialmente de Estados Unidos.

En 1891 el gobierno español elevó las tarifas arancelarias para los productos importados a la
isla que no procedieran de la península. El presidente norteamericano manifestó su protesta y
amenazó con cerrar las puertas del mercado estadounidense al azúcar y al tabaco cubano si el
gobierno español no modificaba su política arancelaria en la isla. Al temor de una nueva
insurrección independentista, se sumó el recelo a que ésta contara con el apoyo de EEUU.

5.2. LA GRAN INSURRENCCIÓN


En 1879 hubo una insurrección (guerra chiquita), pero los mambises fueron derrotados por
falta de apoyos, escasez de armamento y superioridad del ejército español. Pocos años
después el Grito de Baire dio lugar a un levantamiento generalizado y Cánovas envió un
ejército al mando de Martínez Campos que entendía que la pacificación de la isla requería una
fuerte acción militar que debía acompañarse de un esfuerzo político de conciliación con los
sublevados.

Martínez Campos no consiguió controlar militarmente la rebelión y fue sustituido por


Valeriano Weyler, que se propuso cambiar los métodos de lucha e iniciar una fuerte represión,
organizando concentraciones de campesinos y tratando con dureza a los rebeldes.

En el plano militar, la guerra no favorecía a los soldados ya que se desarrollaba en plena selva y
contra fuerzas muy extendidas por el territorio, además el mal aprovisionamiento, la falta de
municiones y las enfermedades tropicales causaron gran mortandad en las tropas, haciendo de
la victoria final un objetivo cada vez más difícil de alcanzar.

En 1897 tras el asesinato de Cánovas y conscientes del fracaso de Weyler, el nuevo gobierno
liberal le destituyó y puso al mando al general Blanco. Además inició una estrategia de
conciliación, decretó la autonomía de Cuba, el sufragio universal masculino, la igualdad de
derechos entre insulares y peninsulares y la autonomía arancelaria. Pero las reformas llegaron
demasiado tarde.

Paralelamente al conflicto cubano, se produjo una rebelión en las Islas Filipinas, donde había
una escasa inmigración española y contaba con una débil presencia militar, que se veía
reforzada por un contingente de misioneros de las principales órdenes religiosas. Los intereses
económicos eran menores que en Cuba, pero se mantenían por su producción de tabaco y por
ser una puerta de intercambio con Asia.

El independentismo fraguó en la formación de la Liga Filipina, fundada por José Rizal y en la


organización clandestina Katipunan. La insurrección se extendió y el general Blavieja llevó a
cabo una represión condenando a muerte a Rizal. El nuevo gobierno liberal nombró capitán
general a Fernando Primo de Rivera, que promovió una negociación indirecta con los jefes
insurrectos dando como resultado una pacificación momentánea del archipiélago.

5.3. LA INTERVENCIÓN DE ESTADOS UNIDOS


El interés de Estados Unidos por Cuba había llevado a realizar diferentes proposiciones de
compra de la isla, que España siempre rechazó. El compromiso americano se evidenció cuando
el presidente de Estados Unidos mostró su apoyo a los insurrectos enviándoles armas por la
vía marítima.
La ocasión para intervenir en la guerra la dio el incidente del Maine, del cual Estados Unidos
culpó a España y le envió un ultimátum exigiendo la retirada de Cuba. El gobierno español
negó la culpabilidad y rechazó el ultimátum estadounidense, amenazando con declarar la
guerra hispano-americana.

España perdió ante Estados Unidos en Cuba y Filipinas así que en diciembre de 1898 se firmó la
Paz de París por la cual España se comprometía a abandonar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que
pasaron a ser protectorado norteamericano.

6. LAS CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98


La derrota y la consiguiente pérdida de las colonias fueron conocidas en España como el
“desastre del 98”. Aunque la crisis del sistema político y, en parte, de la sociedad y la cultura
españolas, ya estaba anunciada, el desastre se convirtió en símbolo de la primera gran crisis
del sistema político de la Restauración.

6.1. UNA CRISIS POLÍTICA Y MORAL


La de hacer frente a las deudas contraídas por la guerra cubana promovió una reforma de la
Hacienda.

El sistema de la Restauración sobrevivió, asegurando la continuidad del trono dinástico, pero


algunos de los nuevos gobernantes intentaron aplicar a la política las ideas del
regeneracionismo. La crisis política estimuló el crecimiento de los movimientos nacionalistas.

Pero la crisis del 98 fue fundamentalmente moral e ideológica. La derrota sumió a la sociedad y
a la clase política en un estado de desencanto y frustración ya que relegó a España al papel de
potencia secundaria. Además la prensa extranjera presentó a España como una “nación
moribunda” con un ejército ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos
incompetentes.

6.2. EL REGENERACIONISMO
El fracaso de la revolución de 1868 hizo que los intelectuales progresistas lo consideraran
como pérdida de la gran ocasión para modernizar el país. Este grupo de intelectuales se reunió
en la Institución Libre de Enseñanza, que estaba profundamente influida por el Krausismo, la
cual fue una gran impulsora de la reforma de la Educación en España.

Algunos intelectuales formados en esta institución consideraban que la sociedad y la política


no favorecían ni la modernización de la cultura ni el desarrollo de la ciencia.

Esta corriente que hablaba de la regeneración de España se llamó Regeneracionismo.

La crisis de 1898 agudizó la crítica regeneracionista, denunciando los defectos de la psicología


colectica española, sosteniendo que había una “degeneración” de lo español y que era
necesaria la regeneración del país. Los regeneracionistas defendían la mejora de la situación
de campo y la elevación del nivel educativo y cultural. En los 90 se produjo una renovación de
la ciencia con la introducción del positivismo, los adelantos de la medicina, la ciencia
experimental y la sociología.

6.3. EL FIN DE UNA ÉPOCA


El desastre del 98 supuso el fin de la Restauración y la aparición de una nueva generación de
políticos, intelectuales, científicos, activistas sociales y empresarios. Sin embargo, la política
regeneracionista se limitó a dejar que el sistema siguiese funcionando con cambios mínimos.

La derrota militar tuvo consecuencias en el ejército, ya que la opinión pública le acusaba del
desastre. Frente al antimilitarismo, parte de los militares se inclinó hacia posturas más
autoritarias e intransigentes, atribuyendo la derrota a los políticos. Los militares creían que
debían tener más presencia y protagonismo en la vida política del país. Este sentimiento fue
aumentando y finalmente hubo un golpe de Estado, por parte de Primo de Rivera, que dio
lugar a una dictadura.

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