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Células natural killer y el

sistema inmune innato


en la patología infecciosa
Natural Killer cells and the innate
immune system in infectious
diseases
Cecilia Sepúlveda C, Javier Puente P.

Natural killer (NK) cells form a unique third group of lymphocytes that differs from T and
B cells in surface phenotype, target cell recognition and function. NK cells have two
relevant functions, related to the innate immune response against pathogens
microorganisms. One is cytotoxicity, mediated by the recognition and lysis of target cells
such as virus and bacteria infected-cells. The second NK cell function is to produce
cytokines, mainly IFN-g, that can modulate innate and specific immune responses.
Cytotoxicity and cytokine secretion contribute to host resistance against microorganisms
and both functions are significantly altered in infectious diseases (Rev Méd Chile 2000;
128: 1361-70).
(Key-words: Cytokines; Killer cells; Lymphocytes).

Recibido el 6 de abril, 2000. Aceptado en versión corregida el 7 de agosto, 2000.


Trabajo financiado Proyecto FONDECYT 197-0226.
Unidad de Inmunología, Departamento de Medicina. Hospital Clínico.
Laboratorio de Inmunobioquímica, Departamento de Bioquímica y Biología
Molecular.
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas. Universidad de Chile.

Las células natural killer (NK) son una tercera población de linfocitos, diferentes a los
linfocitos B y linfocitos T y pertenecen al sistema inmune innato (SII). Provienen de la
médula ósea y se encuentran en la sangre y tejidos linfáticos, especialmente el bazo; se
caracterizan morfológicamente por ser mayoritariamente linfocitos grandes con gránulos
citoplasmáticos1,2. Su fenotipo característico en reposo es: TCR-, BCR-, CD3-, CD16+,
CD56+ (Tabla 1); es decir, no presentan los receptores de los linfocitos del sistema inmune
específico (SIE). Son una sub-población altamente heterogénea, cuyas principales
funciones son la citotoxicidad y la secreción de citoquinas2-4. Las células NK se activan a
través del contacto con células sensibles o células blanco o por la acción de mediadores
solubles, principalmente citoquinas.

Citotoxicidad mediada por las células NK. La función citotóxica es la más reconocida de
éstas células y la ejercen sobre diferentes tipos celulares: células tumorales, células
transformadas por virus, células infectadas con bacterias y otros patógenos, lo que les
confiere un amplio papel defensivo, frente a enfermedades neoplásicas e infecciosas2,5. La
citotoxicidad mediada por las células NK es de dos tipos:

a) Citotoxicidad natural, la ejercen sobre células a través de un reconocimiento aun no del


todo comprendido, pero que es espontáneo y no requiere activación previa. Este tipo de
citotoxicidad, es además independiente del reconocimiento antigénico mediado por los
receptores específicos del antígeno presentes en los linfocitos T y B, y de los complejos
mayores de histocompatibilidad (MHC) presentes en las células presentadoras del
antígeno3,6; aun cuando, como se verá a continuación, este concepto está empezando a
cambiar.

b) Citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC), que ha sido la más estudiada y es


dependiente del receptor Fc de baja afinidad de inmunoglobulinas de tipo G, RFc o CD16,
el cual funciona reconociendo la fracción Fc de los anticuerpos que recubren a la célula
blanco lo que les permite activarse y lisar a la célula blanco3,6. La molécula CD56, es una
molécula de adhesión cuyos ligandos o bien anticuerpos anti-CD56 no provocan la
activación de éstas células. Los mecanismos utilizados para lisar a las células blanco los
podemos también resumir en dos tipos: mecanismo membranolítico y mecanismo de
muerte celular programada o apoptosis; generalmente en la lisis de cualquier determinada
célula blanco ocurre una mezcla de los dos. El mecanismo membranolítico se caracteriza
por la secreción de componentes citotóxicos de los gránulos de las células NK, post-
contacto con la célula blanco, como la proteína formadora de poro o perforina, que forma
poros en la superficie de la célula blanco, además se secretan granzimas, que son enzimas
proteolíticas que se encuentran en los gránulos2,3. El mecanismo de apoptosis, descrito más
recientemente, se basa en la interacción principalmente de la proteína FasL, (CD95L),
inducida post-contacto con la célula blanco, y Fas (CD95) que la debe expresar la célula
blanco. La activación de Fas, inicia el mecanismo de apoptosis en la célula blanco3.

Si bien la citotoxicidad natural mediada por las células NK es un hecho conocido, los
mecanismos que intervienen en esta acción no lo son aún. Se han descrito muchos
receptores que permiten la activación de las células NK, o sea receptores que al ser
activados ponen en marcha la maquinaria citotóxica de estas células, algunos de los cuales
junto a las propiedades generales de las células NK humanas aparecen en la Tabla 13,6; sin
embargo, la mayor especificidad en el reconocimiento de la célula blanco ha provenido de
los receptores de inhibición de las células NK6. Estos receptores se caracterizan por
interactuar con diversos tipos de complejos de histocompatibilidad clase I, MHC-I,
transmitiendo una señal de inhibición de la citotoxicidad que prima sobre la activación.
Esto quiere decir que si se enfrentan receptores de activación e inhibición simultáneamente,
la respuesta es de inhibición de la citotoxicidad6. Existen dos grandes familias de estos
inhibidores, los de tipo lectinas, cuyo principal exponente es CD94/NKG2A y los del tipo
similar a inmunoglobulinas, cuyos principales ejemplos son los denominados KIR (Killer
inhibitory receptor)6. Las células NK reconocen determinados segmentos de estos
complejos y no es totalmente claro si es necesario para ello la existencia del péptido
antigénico. Estos últimos resultados dan un fuerte apoyo a dos de las acciones más
reconocidas de las células NK como son las actividades anti-virales y anti-neoplásicas. En
ambas situaciones, y por mecanismos diferentes, puede disminuir la expresión de los MHC,
es decir se remueve la señal inhibitoria, lo que deja libre la posibilidad de activación y lisis
(Figura 1). Esta menor presentación antigénica por parte de las células tumorales o
transformadas por virus, representa uno de sus principales mecanismos de evasión de la
respuesta inmune específica.

Se ha observado además, por análisis in vitro, que muchas células tumorales expresan tipos
de MHC-I que los protegen de la lisis de las células NK en base al mecanismo mencionado,
situación que se está empezando a incorporar como una nueva posibilidad de evasión de la
respuesta inmune7.
FIGURA 1. La activación conjunta de
receptores de activación y de inhibición de las
células NK resulta en inhibición de la
citotoxicidad. A.- Reconocimiento del MHC-I,
por el receptor de inhibición, inhibe el
mecanismo lítico protegiendo a la célula
hospedera de la lisis aún cuando esté también
activado el receptor de activación. B.- Si la
célula blanco pierde o se altera la expresión del
MHC-I, se pierde la acción inhibitoria,
prevaleciendo la acción citotóxica.
MHC-I y péptido antigénico Ligando
Activador.
Receptor de inhibición Receptor de activación.

Secreción de citoquinas. Las células NK al ser activadas secretan diferentes citoquinas al


medio (Tabla 1)2,4,9, este mecanismo les permite participar en múltiples respuestas
defensivas fisiológicas o patológicas. Se ha demostrado la existencia de dos subtipos de
células NK: NK1 y NK2, que secretan diferentes patrones de citoquinas, que en algunos
casos se repiten, pero que destacan en las NK1 la expresión de IFN- y en las NK2 IL-5, lo
que sugiere un posible papel diferencial en la respuesta inflamatoria innata y en sus efectos
sobre la respuesta adaptativa4.

Células NK y respuesta innata anti-infecciosa. La acción del SII, como mecanismo


defensivo contra una gran variedad de microorganismos patógenos, ha ido adquiriendo un
creciente interés en el último tiempo. Este mecanismo defensivo, que es previo a la
participación del SIE, tiene la capacidad no sólo de iniciar la respuesta defensiva contra los
microorganismos patógenos, sino que también la de guiar a la respuesta específica
posterior8,9. Son muchos los elementos participantes; células como macrófagos, neutrófilos
y células NK, y los mediadores liberados por éstas células. Estos mediadores,
especialmente las denominadas citoquinas innatas, producidas por el SII, son las principales
encargadas de estimular la respuesta inicial y la posterior respuesta específica8,9.

La importancia del SII radica en que aun cuando este sistema puede ser incapaz de eliminar
a los patógenos, logra por un lado atenuar su proliferación y además generar las señales de
peligro adecuadas que permitan la participación del SIE, y ambos en conjunto, erradicar al
patógeno.

La participación anti-microbiana de las células NK, se puede resumir en sus dos principales
funciones antes mencionadas:

a) Secreción de citoquinas: acción de citoquinas innatas. Aun cuando la función más


característica asociada a las células NK es la citotoxicidad, en el caso de su actividad anti-
microbiana resulta fundamental la función secretora de citoquinas, principalmente en
respuesta a la acción estimuladora de la IL-12. La descripción y participación de la IL-12
que presenta un papel central en la inter-relación SII–SIE ha sido uno de los casos más
estudiados. La molécula de IL-12 es un heterodímero de 70 kDa (p70) formado por dos
cadenas polipeptídicas glicosiladas de aproximadamente 40 y 35 kDa8. Esta conformación
ya la convierte en una citoquina excepcional, pues la gran mayoría de las citoquinas son
cadenas polipeptídicas únicas y de bajo peso molecular. La IL-12 es producida por células
fagocíticas, células dendríticas, células de Langerhans y linfocitos B9,20. Su producción por
parte de los monocito/macrófagos y otras células presentadoras de antígeno, es fuertemente
estimulada por algunos tipos de bacterias, productos bacterianos, parásitos intracelulares y
virus y además por la interacción específica entre la célula presentadora del antígeno (CPA)
y los linfocitos T, en que la interacción CD40–CD40L resulta esencial9.

Entre las principales funciones de la IL-12 se pueden mencionar: i) la inducción de la


síntesis de IFN- por parte de las células NK y células T; esta acción requiere además la
cooperación de otras citoquinas pro-inflamatorias innatas como IL-1ß, TNF-, IL-15,
requeridas para una óptima producción de IFN-8,9; el IFN- activa a su vez a los
macrófagos, permitiéndoles deshacerse de los patógenos intracelulares mediante no sólo el
aumento de su actividad fagocítica y bactericida, con la mayor producción de metabolitos
reactivos del oxígeno y óxido nítrico (NO), sino que también aumentando la capacidad de
los macrófagos de producir IL-12, generando una muy efectiva retroalimentación positiva,
(Figura 2, Etapas I y II)10. ii) La inducción de una respuesta específica de tipo T "helper" 1
(Th1); la presencia, en este caso, de IL-12 e IFN-, durante el proceso de expansión de las
células T, influye la capacidad de las células Th a diferenciarse hacia la serie Th1, que es la
efectiva en la resistencia a patógenos intracelulares8,20.

La participación de las células NK es relevante en los primeros eventos de la respuesta


defensiva, y ocurre a través de la secreción de IFN-g, que como ya se mencionó provoca la
activación de los macrófagos y el desarrollo preferencial de la respuesta antígeno específica
mediada por los linfocitos Th1. Mientras las células NK, son inicialmente la fuente de IFN-
, esta citoquina es masivamente producida posteriormente por la respuesta inmune
específica a través de los linfocitos T CD4 y CD88. Entre los ejemplos mejor conocidos que
responden de acuerdo a este patrón, en modelos animales, se encuentran las infecciones
provocadas por Listeria monocytogenes, Mycobacterium bovis, Toxoplasma gondii y el
producto bacteriano lipopolisacárido (LPS)8,9,11. Además in vitro, células sanguíneas
mononucleares, que producen muy bajas cantidades de IL-12, aumentan significativamente
esta producción por la estimulación bacteriana (S. aureus, preparaciones de estreptococo,
como OK432, Mycobacterioum tuberculosis, Salmonella typhi) y por LPS12,13. La IL-12
participa en la generación de la respuesta específica Th1, que son células productoras de
IFN- e IL-1, favoreciendo la inmunidad mediada por células, la activación de los
macrófagos y la generación de anticuerpos opsonizantes. Los mismos monocito-
macrófagos productores de las citoquinas pro-inflamatorias, producen también las
citoquinas antiinflamatorias IL-10, TGF-ß e IL-6. Estas citoquinas en general atenúan la
respuesta del macrófago activado, oponiéndose a la acción de las citoquinas pro-
inflamatorias. El éxito por lo tanto de la respuesta inmune, dependerá del resultado del
balance entre la producción de citoquinas pro-inflamatorias y antiinflamatorias.
b) Citotoxicidad. La citotoxicidad natural de las células NK puede ser estimulada por
diversos factores en el proceso infeccioso bacteriano. En primer lugar, por las citoquinas
derivadas de los macrófagos, especialmente IL-1214; además, el contacto directo con
diversas bacterias puede estimular la citotoxicidad de las células NK incluso hacia células
normalmente resistentes a su acción13,15. Por otra parte, se sabe desde hace mucho tiempo
que las células NK lisan más eficientemente a las células infectadas por bacterias que a sus
contrapartes no infectadas. Células como fibroblastos o macrófagos infectados con Listeria
monocytogenes, Mycobacterium avium, Legionella, Salmonella16-18, son lisados por las
células NK con la consecuente liberación de los patógenos intracelulares, quedando por lo
tanto expuestos a todos los mecanismos anti-microbianos extracelulares. Es muy probable
entonces que durante el proceso infeccioso ocurra una acción mixta de estimulación: por un
lado las citoquinas liberadas y conjuntamente la acción directa del patógeno.

Se analizará brevemente el papel de las células NK en dos patologías infecciosas


importantes, como el shock séptico y algunas infecciones virales, escogidas porque los
autores han participado en investigación en estos temas.

Shock séptico. Pese a que aún existen muchos vacíos en la comprensión de este síndrome,
el esquema de la Figura 2, (Etapas I, II y III) aporta los elementos que permiten un análisis
inicial integrado basado en el conocimiento del SII.

FIGURA 2. Esquema
general de los primeros
eventos de la
participación de parte
del sistema inmune
innato en respuesta a la
acción de
microorganismos
patógenos (Etapas I y
II). Etapa I, acción de
los patógenos sobre los
macrófagos; Etapa II,
activación y secreción de
citoquinas por parte de
las células del SII. La
etapa III, representa la
etapa final, derivada de
la persistente acción de
las dos etapas anteriores
y la generación de
diferentes mediadores
endógenos causantes de
daño a células y tejidos.

Citoquinas y schock séptico. Este cuadro se produce a consecuencia de la complicación de


una infección severa producida por diversos agentes infecciosos; en el caso de la infección
bacteriana es ya un hecho establecido la participación de diversos mediadores endógenos,
destacando la elevación plasmática de un gran número de citoquinas: IL-1-ß, IL-6, 8, 10,
12, 15, 18; TNF- e IFN- derivados de los macrófagos, linfocitos y células NK por acción
bacteriana o de productos bacterianos9,19,20. Esta participación ha sido demostrada en base a
los siguientes hechos: a) la administración intravenosa de algunas de estas citoquinas,
induce un cuadro similar al shock séptico en animales y humanos19. b) La utilización de
anticuerpos anti-citoquinas o de otros productos como receptores solubles para citoquinas o
de antagonistas del receptor de citoquinas han dado promisorios resultados en modelos
animales de sepsis en los cuales muchas variables pueden ser controladas, tales como:
cepas genéticamente puras e inducción de sepsis por dosis y tiempos de respuesta
controlados de bacterias o productos bacterianos; sin embargo, en la patología humana esto
no ha sido posible; además de la gran variabilidad del agente causante y de la respuesta
individual, los pacientes tienen patologías asociadas diferentes y tratamientos
farmacológicos diferentes. En muchos casos, el cuadro de shock séptico se manifiesta con
endotoxemia negativa, pues bastaría una muy baja cantidad de endotoxina unida a su
proteína ligante para desarrollar la masiva respuesta observada en esta patología. De este
modo la cinética de expresión de las citoquinas puede ser muy variable y por lo tanto
resulta de una alta complejidad la utilización de inmunoterapia. La inmunoterapia hasta
ahora utilizada se ha basado principalmente en los anticuerpos monoclonales anti-LPS y
anti-TNF-21,22, que no han tenido un efecto significativo como tratamiento en la patología
humana. c) La administración de citoquinas anti-inflamatorias como tratamiento, que
también han sido utilizadas con resultados positivos en los modelos animales19. Si bien el
aumento de la secreción de la gran diversidad de citoquinas antes mencionadas es un hecho
concreto, no ha sido clara la correlación entre el alza de determinadas citoquinas, la
magnitud de este aumento y la gravedad del cuadro, en general el el aumento simultáneo de
TNF-, IL-1ß e IL-6 aparece como de mal pronóstico25.

Particularmente interesantes resultan también algunos modelos animales como el de la


reacción de Shwartzman generalizada; se sabe en esta relación que una primera dosis
intradérmica de LPS, induce la producción de IL-12, la cual estimula la producción de IFN-
, presumiblemente por células NK, permitiendo a su vez la estimulación de los
macrófagos, una segunda estimulación, i.v., de LPS provoca la masiva secreción de TNF-
e IL-1ß que median los efectos letales de este tratamiento32.

Otro modelo experimental lo representa la acción conjunta únicamente de citoquinas


estimuladoras, como IL-2 e IL-12 o IL-12 e IL-15, que provocan un cuadro de shock muy
severo y fatal en modelos animales33. En ambos casos, la eliminación previa de las células
NK, provoca una significativa mejoría del cuadro, sugiriendo un importante papel al IFN-
u otros mediadores producidos por éstas células citotóxicas32,33.

Inmunosupresión y shock séptico: Una situación paradojal observada en el shock séptico, es


por un lado la muy alta producción de citoquinas, índice de una alta actividad de la
respuesta inmune innata y específica, y por otro un cuadro general de inmunosupresión.
Entre las principales evidencias en relación al shock séptico y a alteraciones en la respuesta
inmune se encuentran: una menor respuesta a mitógenos de los linfocitos27, disminución de
la citotoxicidad de las células NK y ausencia de respuesta de estas células  inmuno-
estimuladores in vitro28,29. Alteraciones en la citotoxicidad de las células NK son también
comunes en otras situaciones severas como estrés físico o sicológico y quemaduras
graves30,31 desconociéndose en gran parte los mecanismos implicados en esta
inmunosupresión. Es precisamente este fenómeno de inmunosupresión uno de los aspectos
más estudiados actualmente. Las células productoras de citoquinas, especialmente los
macrófagos van sufriendo una suerte de agotamiento a medida que progresa el shock
séptico, su grado de activación y secreción frente a diversos estímulos in vitro demuestra
una progresiva disminución de la respuesta23. De hecho, monocitos aislados de voluntarios
normales luego de exposiciones experimentales a LPS in vivo, o bien de monocitos aislados
de pacientes con shock séptico provocada por gérmenes Gram negativos, tienen una
reducida capacidad de secretar citoquinas pro-inflamatorias ex vivo; situación que también
puede ser reproducida totalmente in vitro23,24,26,34. Este fenómeno, en el caso del LPS que ha
sido el más estudiado, se denomina tolerancia al LPS. Esta tolerancia, por lo tanto, puede
provocar protección al desarrollo del shock séptico; sin embargo es una situación de alto
riesgo frente a una segunda infección, por lo cual estos pacientes presentan un elevado
riesgo de muerte por infecciones secundarias. Este estado "hipo-inflamatorio" derivado del
shock séptico, también se ha denominado "parálisis inmunológica", indicativo de la
severidad del cuadro. El fenómeno de tolerancia, puede ser explicado por una menor
producción de citoquinas pro-inflamatorias, especialmente IL-12, situación que se ha
observado también in vitro, en pacientes con shock séptico26,34. Dado el papel pivotal de la
IL-12 en la orquestación de la respuesta innata y adaptativa en respuesta a múltiples
patógenos (Figura 2), la supresión de ésta citoquina es de una considerable significación
patológica26,34.

Las acciones nocivas de niveles elevados de las citoquinas sobre diversos sistemas es
también un hecho establecido y que ha sido ampliamente tratado1. Un efecto que empieza a
llamar la atención, sobre todo para explicar efectos patológicos de estos mediadores, es su
acción inhibitoria y nociva sobre las células del sistema inmune propiamente tal y que
podría explicar, al menos en parte, la inmunosupresión observada. Las citoquinas anti-
inflamatorias IL-10 y TGF-ß, inhiben a los macrófagos, y linfocitos T; a las células NK
sólo TGF-ß las inhibe, lo que apoya el efecto inmunosupresor observado1,20,35. La
persistente acción estimuladora de algunas de las citoquinas provoca en las células NK
inactivación y muerte celular36; así, el efecto conjunto in vitro de IL-12 e IL-15 o IL-2 e IL-
12 por ejemplo, provoca esta respuesta que finalmente permite explicar el hecho
fundamental de eliminar a las células citotóxicas activadas a fin de evitar su acción sobre
células normales36. También los linfocitos T pueden sufrir activación y muerte celular,
fenómeno denominado activación que induce muerte celular AIMC, en este caso la repetida
estimulación antigénica, favorecida por algunas citoquinas como IL-2, provocan la muerte
celular por apoptosis, se sabe además, que el mecanismo de acción depende de la expresión
de FasL (CD95L) en los linfocitos T1. Por lo tanto, las situaciones de activación de la
respuesta inmune en general puede conducir a la alteración funcional o a la muerte celular;
es decir, fenómenos descritos en el shock séptico y que nos permiten por lo menos dar una
explicación de la inmunosupresión observada.

Infecciones virales: La función y respuesta de las células NK se ha evaluado en el contexto


de un amplio rango de infecciones virales. En general la respuesta a la infección viral por
parte de las células NK es muy similar a la descrita para la infección bacteriana.
Citotoxicidad y acción de citoquinas. Las células NK lisan más eficientemente a células
infectadas y se activan por citoquinas liberadas por células infectadas5. En la mayoría de los
casos, se ha observado, a nivel experimental, un aumento de la actividad citolítica NK y de
la producción de IFN- dentro de las primeras horas o días en el caso de la infecciones
primarias, mientras que las respuestas inmunes adaptativas son de más lenta aparición. La
respuesta inicial de secreción de citoquinas es un hecho relevante en el inicio de la
respuesta a la infección viral, si bien algunos virus responden generando IL-12 y la
producción de IFN- (Figura 2). La generación de IFN/ß y otras citoquinas es también
relevante en la estimulación de la citotoxicidad mediada por estas células. Inclusive el
aumento de IFN/ß puede inhibir la producción de IL-125. Recientemente en base a
estudios in vitro se ha demostrado la importante participación de IL-15 como respuesta de
los linfocitos sanguíneos periféricos a la infección por diversos tipos de virus, como herpes
(HHV-6, HHV-7, HSV, EBV), virus respiratorio sincicial, virus de la estomatitis vesicular,
virus influenza, reovirus y virus Sendai). En todos estos casos hay una significativa
estimulación de la citotoxicidad de las células NK en respuesta a la IL-15. Esta citoquina la
producirían principalmente los monocitos44.

El uso de modelos animales deficientes en células NK ha sido muy útil en el estudio del rol
de éstas células en la defensa inmune contra múltiples agentes virales. Los estudios en
humanos sugieren un rol vital de las células NK en la defensa del individuo contra el virus
de inmunodeficiencia humana, herpesvirus, virus de hepatitis B y C, y otros virus.

Se ha descrito un paciente que tenía una deficiencia relativamente selectiva de células NK,
el cual sufrió infecciones virales secuencialmente con virus varicela zoster, luego
citomegalovirus, luego virus herpex simplex37. Por otra parte, diversas infecciones virales
se han asociado con defectos inmunológicos transitorios o persistentes que involucran a las
células NK. Así, por ejemplo, es conocido que post-sarampión se produce un estado
transitorio de inmunosupresión que afecta principalmente a las células T, pero también esta
infección viral puede anular la actividad funcional de las células NK38.

En sujetos con infección crónica por virus de Epstein Barr se han descrito defectos
persistentes de la función de células NK, asociados a otros defectos inmunológicos,
constituyendo este un buen ejemplo de una inmunodeficiencia secundaria causada por una
infección viral39.

En la infección por citomegalovirus, se ha comunicado que algunos sujetos pueden tener


números elevados de células NK circulantes, con actividad supresora in vitro40.
Recientemente, se ha descubierto que el virus herpes humano 6, agente causal de la roséola,
infecta directamente las células NK, lo cual sugiere que en estos casos el virus puede
suprimir el sistema inmune de manera significativa a través de este mecanismo41.

El rol de las células NK en la defensa contra el VIH-1 ha sido controvertido. Varios autores
han demostrado una actividad citolítica natural deficiente en pacientes con SIDA y
usualmente normal en pacientes portadores asintomáticos del VIH-142.
De acuerdo a nuestros estudios, realizados en pacientes chilenos infectados por VIH-1, no
hemos encontrado diferencias significativas en el porcentaje de células NK en pacientes
asintomáticos y con SIDA, comparados con controles sanos. Sin embargo, los recuentos
absolutos de estas células se encuentran significativamente más bajos en los pacientes con
SIDA, en tanto que la actividad citolítica está disminuida en todos los pacientes,
independiente de la etapa de infección por VIH. Esta actividad citolítica disminuida puede
revertirse con una mezcla del ionóforo de calcio A23187 (Io) y el éster de forbol 12-
tetradecanoilforbol-13-acetato (TPA), mezcla que es capaz de imitar la acción de los
segundos mensajeros celulares, sugiriendo así que la infección por VIH-1 se asocia con una
alteración en los mecanismos responsables de la activación inicial de la activación de las
células NK43.

En resumen, las células NK tienen un papel importante en la defensa anti-infecciosa a


través de sus dos principales funciones, la citotoxicidad y la secreción de citoquinas. Este
último aspecto aparece como el más relevante en la interacción del sistema innato con el
sistema inmune específico.

Correspondencia a: Dra. Cecilia Sepúlveda C. Unidad de Inmunología. Departamento de


Medicina. Hospital Clínico de la Universidad de Chile. e-mail:
csepulve@machi.med.uchile.cl

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