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Natural killer (NK) cells form a unique third group of lymphocytes that differs from T and
B cells in surface phenotype, target cell recognition and function. NK cells have two
relevant functions, related to the innate immune response against pathogens
microorganisms. One is cytotoxicity, mediated by the recognition and lysis of target cells
such as virus and bacteria infected-cells. The second NK cell function is to produce
cytokines, mainly IFN-g, that can modulate innate and specific immune responses.
Cytotoxicity and cytokine secretion contribute to host resistance against microorganisms
and both functions are significantly altered in infectious diseases (Rev Méd Chile 2000;
128: 1361-70).
(Key-words: Cytokines; Killer cells; Lymphocytes).
Las células natural killer (NK) son una tercera población de linfocitos, diferentes a los
linfocitos B y linfocitos T y pertenecen al sistema inmune innato (SII). Provienen de la
médula ósea y se encuentran en la sangre y tejidos linfáticos, especialmente el bazo; se
caracterizan morfológicamente por ser mayoritariamente linfocitos grandes con gránulos
citoplasmáticos1,2. Su fenotipo característico en reposo es: TCR-, BCR-, CD3-, CD16+,
CD56+ (Tabla 1); es decir, no presentan los receptores de los linfocitos del sistema inmune
específico (SIE). Son una sub-población altamente heterogénea, cuyas principales
funciones son la citotoxicidad y la secreción de citoquinas2-4. Las células NK se activan a
través del contacto con células sensibles o células blanco o por la acción de mediadores
solubles, principalmente citoquinas.
Citotoxicidad mediada por las células NK. La función citotóxica es la más reconocida de
éstas células y la ejercen sobre diferentes tipos celulares: células tumorales, células
transformadas por virus, células infectadas con bacterias y otros patógenos, lo que les
confiere un amplio papel defensivo, frente a enfermedades neoplásicas e infecciosas2,5. La
citotoxicidad mediada por las células NK es de dos tipos:
Si bien la citotoxicidad natural mediada por las células NK es un hecho conocido, los
mecanismos que intervienen en esta acción no lo son aún. Se han descrito muchos
receptores que permiten la activación de las células NK, o sea receptores que al ser
activados ponen en marcha la maquinaria citotóxica de estas células, algunos de los cuales
junto a las propiedades generales de las células NK humanas aparecen en la Tabla 13,6; sin
embargo, la mayor especificidad en el reconocimiento de la célula blanco ha provenido de
los receptores de inhibición de las células NK6. Estos receptores se caracterizan por
interactuar con diversos tipos de complejos de histocompatibilidad clase I, MHC-I,
transmitiendo una señal de inhibición de la citotoxicidad que prima sobre la activación.
Esto quiere decir que si se enfrentan receptores de activación e inhibición simultáneamente,
la respuesta es de inhibición de la citotoxicidad6. Existen dos grandes familias de estos
inhibidores, los de tipo lectinas, cuyo principal exponente es CD94/NKG2A y los del tipo
similar a inmunoglobulinas, cuyos principales ejemplos son los denominados KIR (Killer
inhibitory receptor)6. Las células NK reconocen determinados segmentos de estos
complejos y no es totalmente claro si es necesario para ello la existencia del péptido
antigénico. Estos últimos resultados dan un fuerte apoyo a dos de las acciones más
reconocidas de las células NK como son las actividades anti-virales y anti-neoplásicas. En
ambas situaciones, y por mecanismos diferentes, puede disminuir la expresión de los MHC,
es decir se remueve la señal inhibitoria, lo que deja libre la posibilidad de activación y lisis
(Figura 1). Esta menor presentación antigénica por parte de las células tumorales o
transformadas por virus, representa uno de sus principales mecanismos de evasión de la
respuesta inmune específica.
Se ha observado además, por análisis in vitro, que muchas células tumorales expresan tipos
de MHC-I que los protegen de la lisis de las células NK en base al mecanismo mencionado,
situación que se está empezando a incorporar como una nueva posibilidad de evasión de la
respuesta inmune7.
FIGURA 1. La activación conjunta de
receptores de activación y de inhibición de las
células NK resulta en inhibición de la
citotoxicidad. A.- Reconocimiento del MHC-I,
por el receptor de inhibición, inhibe el
mecanismo lítico protegiendo a la célula
hospedera de la lisis aún cuando esté también
activado el receptor de activación. B.- Si la
célula blanco pierde o se altera la expresión del
MHC-I, se pierde la acción inhibitoria,
prevaleciendo la acción citotóxica.
MHC-I y péptido antigénico Ligando
Activador.
Receptor de inhibición Receptor de activación.
La importancia del SII radica en que aun cuando este sistema puede ser incapaz de eliminar
a los patógenos, logra por un lado atenuar su proliferación y además generar las señales de
peligro adecuadas que permitan la participación del SIE, y ambos en conjunto, erradicar al
patógeno.
La participación anti-microbiana de las células NK, se puede resumir en sus dos principales
funciones antes mencionadas:
Shock séptico. Pese a que aún existen muchos vacíos en la comprensión de este síndrome,
el esquema de la Figura 2, (Etapas I, II y III) aporta los elementos que permiten un análisis
inicial integrado basado en el conocimiento del SII.
FIGURA 2. Esquema
general de los primeros
eventos de la
participación de parte
del sistema inmune
innato en respuesta a la
acción de
microorganismos
patógenos (Etapas I y
II). Etapa I, acción de
los patógenos sobre los
macrófagos; Etapa II,
activación y secreción de
citoquinas por parte de
las células del SII. La
etapa III, representa la
etapa final, derivada de
la persistente acción de
las dos etapas anteriores
y la generación de
diferentes mediadores
endógenos causantes de
daño a células y tejidos.
Las acciones nocivas de niveles elevados de las citoquinas sobre diversos sistemas es
también un hecho establecido y que ha sido ampliamente tratado1. Un efecto que empieza a
llamar la atención, sobre todo para explicar efectos patológicos de estos mediadores, es su
acción inhibitoria y nociva sobre las células del sistema inmune propiamente tal y que
podría explicar, al menos en parte, la inmunosupresión observada. Las citoquinas anti-
inflamatorias IL-10 y TGF-ß, inhiben a los macrófagos, y linfocitos T; a las células NK
sólo TGF-ß las inhibe, lo que apoya el efecto inmunosupresor observado1,20,35. La
persistente acción estimuladora de algunas de las citoquinas provoca en las células NK
inactivación y muerte celular36; así, el efecto conjunto in vitro de IL-12 e IL-15 o IL-2 e IL-
12 por ejemplo, provoca esta respuesta que finalmente permite explicar el hecho
fundamental de eliminar a las células citotóxicas activadas a fin de evitar su acción sobre
células normales36. También los linfocitos T pueden sufrir activación y muerte celular,
fenómeno denominado activación que induce muerte celular AIMC, en este caso la repetida
estimulación antigénica, favorecida por algunas citoquinas como IL-2, provocan la muerte
celular por apoptosis, se sabe además, que el mecanismo de acción depende de la expresión
de FasL (CD95L) en los linfocitos T1. Por lo tanto, las situaciones de activación de la
respuesta inmune en general puede conducir a la alteración funcional o a la muerte celular;
es decir, fenómenos descritos en el shock séptico y que nos permiten por lo menos dar una
explicación de la inmunosupresión observada.
El uso de modelos animales deficientes en células NK ha sido muy útil en el estudio del rol
de éstas células en la defensa inmune contra múltiples agentes virales. Los estudios en
humanos sugieren un rol vital de las células NK en la defensa del individuo contra el virus
de inmunodeficiencia humana, herpesvirus, virus de hepatitis B y C, y otros virus.
Se ha descrito un paciente que tenía una deficiencia relativamente selectiva de células NK,
el cual sufrió infecciones virales secuencialmente con virus varicela zoster, luego
citomegalovirus, luego virus herpex simplex37. Por otra parte, diversas infecciones virales
se han asociado con defectos inmunológicos transitorios o persistentes que involucran a las
células NK. Así, por ejemplo, es conocido que post-sarampión se produce un estado
transitorio de inmunosupresión que afecta principalmente a las células T, pero también esta
infección viral puede anular la actividad funcional de las células NK38.
En sujetos con infección crónica por virus de Epstein Barr se han descrito defectos
persistentes de la función de células NK, asociados a otros defectos inmunológicos,
constituyendo este un buen ejemplo de una inmunodeficiencia secundaria causada por una
infección viral39.
El rol de las células NK en la defensa contra el VIH-1 ha sido controvertido. Varios autores
han demostrado una actividad citolítica natural deficiente en pacientes con SIDA y
usualmente normal en pacientes portadores asintomáticos del VIH-142.
De acuerdo a nuestros estudios, realizados en pacientes chilenos infectados por VIH-1, no
hemos encontrado diferencias significativas en el porcentaje de células NK en pacientes
asintomáticos y con SIDA, comparados con controles sanos. Sin embargo, los recuentos
absolutos de estas células se encuentran significativamente más bajos en los pacientes con
SIDA, en tanto que la actividad citolítica está disminuida en todos los pacientes,
independiente de la etapa de infección por VIH. Esta actividad citolítica disminuida puede
revertirse con una mezcla del ionóforo de calcio A23187 (Io) y el éster de forbol 12-
tetradecanoilforbol-13-acetato (TPA), mezcla que es capaz de imitar la acción de los
segundos mensajeros celulares, sugiriendo así que la infección por VIH-1 se asocia con una
alteración en los mecanismos responsables de la activación inicial de la activación de las
células NK43.