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PREECLAMPSIA
Se sabe que 5 a 7% de todas las embarazadas terminan por padecer preeclampsia, que incluye
hipertensión no mostrada antes (presión >140/90 mmHg) y proteinuria (>300 mg/24 h)
después de las 20 semanas de gestación. Se desconocen los factores placentarios exactos que
originan el problema, pero el resultado final es el vasoespasmo y la lesión endotelial de múltiples
órganos. La secreción excesiva de la tirosincinasa 1 soluble similar a fms, un antagonista natural
del factor de crecimiento del endotelio vascular, y la menor secreción del factor de crecimiento
mencionado, pudieran contribuir a la disfunción endotelial, la hipertensión y la proteinuria
observadas en la preeclampsia. Las células del endotelio glomerular muestran turgencia y
disminuyen el diámetro interior de los vasos. La preeclampsia conlleva alteraciones en la
autorregulación circulatoria cerebral, con un incremento del riesgo de accidente cerebrovascular,
con presiones arteriales casi normales. Los factores de riesgo para la aparición de preeclampsia
son nuliparidad, diabetes mellitus, antecedentes de nefropatía o hipertensión crónica,
antecedentes de preeclampsia, edades extremas de la madre (>35 o <15 años), obesidad,
mutación del factor V de Leiden, gen T235 del angiotensinógeno, mutación del gen de la
protrombina G20210A, síndrome de anticuerpos antifosfolípido y gestación múltiple.
La preeclampsia desaparece al cabo de pocas semanas tras el parto. En las embarazadas con
preeclampsia antes de la semana 37 de gestación, el parto reduce la morbilidad en la madre
pero expone al feto al riesgo de un parto prematuro. El tratamiento de la preeclampsia es difícil
debido a que requiere que el clínico considere simultáneamente la salud del feto y de la madre
para tomar decisiones que permitan la supervivencia del pequeño en las mejores condiciones.
En general, antes de que se alcance el término de la gestación, las mujeres con
preeclampsia leve pueden tratarse de manera conservadora mediante reposo en cama,
vigilancia cuidadosa de la presión arterial y la función renal, y vigilancia intensiva del feto. En el
caso de mujeres con preeclampsia grave se recomienda el nacimiento del producto, salvo que la
gestante sea candidata para la atención "expectativa" en un hospital de especialidades. Esta
última modalidad en el caso de la preeclampsia grave que surge mucho antes del término,
brinda algunos beneficios para el feto pero conlleva riesgos importantes para la embarazada.
El tratamiento definitivo de la preeclampsia es el parto con salida del feto y la placenta. En las
mujeres con preeclampsia grave, el tratamiento activo de las presiones arteriales >160/110
mmHg reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares. Para el tratamiento de la preeclampsia,
los medicamentos más utilizados son el labetalol y la hidralazina por vía intravenosa. Es posible
que la segunda se vincule con más episodios de hipotensión materna que el primero. También
se pueden usar otros agentes alternativos como los antagonistas del calcio. La presión arterial
alta se debe disminuir de manera lenta para evitar la hipotensión y la disminución del flujo
sanguíneo al feto. Es necesario evitar la administración de inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina (angiotensin-converting enzyme, ACE) así como de bloqueadores del receptor
de la angiotensina durante los trimestres segundo y tercero del embarazo, debido a sus efectos
adversos en el desarrollo fetal. Las embarazadas que se tratan con inhibidores de la ACE suelen
desarrollar oligohidramnios, que puede deberse a la disminución de la función renal del feto.
El sulfato de magnesio es el fármaco más apropiado para evitar y tratar las convulsiones por
eclampsia. En dos grandes estudios clínicos con asignación aleatoria se demostró la superioridad
del sulfato de magnesio respecto a la fenilhidantoína y el diazepam, y en otro estudio reciente
de igual tipo se demostró la eficacia del mismo fármaco para aminorar el peligro de convulsiones
y quizás el de muerte de la madre. El magnesio puede prevenir las convulsiones al interaccionar
con los receptores de N-metil- D-aspartato (NMDA) en el sistema nervioso central. Dadas las
dificultades para pronosticar las convulsiones vinculadas a la preeclampsia en función de la
gravedad de la enfermedad, se recomienda que una vez que se toma la decisión de llevar
adelante el parto, todas las pacientes con un diagnóstico de preeclampsia sean tratadas con
sulfato de magnesio (véase a continuación el cuadro de "Regímenes").
REGÍMENES DE ADMINISTRACIÓN DE SULFATO DE MAGNESIO PARA LA
PREVENCIÓN DE CONVULSIONES EN MUJERES PREECLÁMPTICAS EN
PRIMERA ETAPA DEL PARTO
a
Preparado en forma de solución al 50%.
HIPERTENSIÓN GESTACIONAL
Este cuadro consiste en aumento de la presión arterial durante el embarazo o durante las
primeras 24 h tras el parto, sin hipertensión crónica preexistente ni otros signos de
preeclampsia. La hipertensión gestacional no complicada que no evoluciona a preeclampsia no
se ha vinculado con resultados adversos para el embarazo ni con un pronóstico adverso a largo
plazo.
NEFROPATÍA