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"El cazador del psicópata"

DRIAN MARRERO REDONDO

El caso de la muerte de Víctor Julio


Hernández y Aracelly Astúa es el que
más pruebas ha proporcionado en el
caso del Psicópata.

amarrero@diarioextra.com

Fotos: Róger Córdoba

ASESINO DESPIADADO

Los despiadados homicidios que había ocasionado el Psicópata de la M3 alarmaban a la


ciudadanía nacional. Eran nueve personas asesinadas hasta ese momento, 1989, todas
dentro de lo que se llamaba el Triángulo de la Muerte, cafetales y zonas solitarios del
Cantón de la Unión y Curridabat.

El asesino no se saciaba con matar a las parejas, a varias de las víctimas femeninas les
retiraba sus órganos sexuales y hasta las vísceras, parte de las cuales esparcía entre las
matas de café que servían de escena para sus actos macabros.

El OIJ había formado diferentes equipos de investigación para dar con el asesino en
serie, pero no habían obtenido ningún resultado, todos habían fracasado en detener las
muertes o determinar quién era el terrible Psicópata.

"Con cada homicidio que cometía se conformaban diferentes equipos de hasta 16


hombres con vehículos, lo que era mucha logística; sin embargo, no lograban llegar
hasta el Psicópata".
El investigador, con el simple hecho de observación podía concluir, que con cada
homicidio, se generaba una gran efervescencia en la policía, se investigaba el caso, pero
a como pasaba el tiempo todo se iba asentando, hasta que llegaban a pensar que ya ese
era el último. "Después aparecía una nueva muerte y se volvía a activar todo y se
formaba un nuevo equipo. El problema era que no existía una oficina encargada de
homicidios en serie".

Aún sin ser asignado al caso del Psicópata, su primer contacto con dicha investigación
fue cuando tuvo que viajar a Panamá para hacer las pruebas de balística a una M3, el
arma que supuestamente utilizaría el Psicópata posteriormente. De momento, el arma,
se sospechaba había sido utilizada solo en las muertes de los crímenes de Alajuelita.

Las investigaciones de Castaing lo llevan hasta una M3 que supuestamente Tres Pelos
le vendió a Cara de Choque, quien a su vez se la cambia por droga a un hombre, Omar
Sinos de León, quien formaba parte de una banda llamada Los Hermanos Coraje. En un
operativo este hombre es detenido y le decomisan la M3.

"El arma la tienen en Panamá y entonces yo me voy para allá a hacerle la prueba
balística. Pero cuando se la hacen los resultados son otros, muestran que la M3 no era la
utilizada en los casos de Alajuelita".

SU LLEGADA A LA UNIÓN

Luego de esta experiencia, a Gerardo Castaing le entregaron la misión de abrir la


subdelegación del OIJ de La Unión y evitar más homicidios, pero además existía el reto
de capturar el Psicópata, descubrir lo que otros no habían logrado.

"La asignación de la obligación me generó la mezcla de dos sentimientos:


responsabilidad y emoción. Abrimos la oficina del OIJ -instalada en el edificio de la
Municipalidad de la Unión- con ocho investigadores, una oficinista, una miscelánea y
un vehículo".

Pero el asunto no era nada fácil porque la oficina además debía atender otras denuncias,
como estafas, robos, asaltos, violaciones, homicidios, "normales" y otros hechos.

Castaing debía coordinar todas esas actividades a las que se dedicaban los demás
oficiales, pero también trabajar el caso del Psicópata. "Cuando se inicia todo, es
necesario elaborar un plan de trabajo y dentro de éste estaba revisar el caso desde la
masacre de Alajuelita".

Comienza un trabajo muy difícil, la visita a todos los sitios de los sucesos. "Otro de los
problemas que existe en los homicidios en serie es que uno se da cuenta casi hasta el
tercer caso, lo que quiere decir que en los dos primeros asesinatos no se trabaja el sitio
del homicidio con la profundidad que debe hacerse, sino como rutina".

El cazador del Psicópata empieza a conversar con fiscales e investigadores que


estuvieron trabajando en el suceso y a realizar visitas a internos, incluso, hasta reclusos
que se encontraban en la Isla de San Lucas.
Para ese momento, Castaing ya había cambiado su arma de reglamento, abandonó la
Mágnum 3.57 para usar una Glock 9 milímetros de 17 tiros, sin seguro y de mucho
cuidado.

El primer objetivo era frenar los homicidios, para ello era necesario exhibir la presencia
de la policía en la zona. "Yo estaba seguro de que el asesino vivía en el lugar y era
necesario que sintiera la figura de la autoridad para que no matara más".

Sin embargo, eso no era fácil, pues en una ocasión se les asignó un vehículo rural solo
para el caso del Psicópata, pero por presión de otros jefes fue retirado y nuevamente
debía viajar en autobús o caminando.

"Me hacía sentir mal que no le dieran importancia al asunto. Era un criterio muy pobre,
decían que cómo se iba a tener un vehículo solo para ese caso. Se trabajó y se
alcanzaron logros muy importantes".

LA REVISIÓN DE LOS CASOS

Tres años después del macabro hallazgo del Parque la Amistad en Curridabat, llega El
cazador del Psicópata con el fin de reconstruir la investigación y poder dar con los
asesinos.

El 12 de diciembre de 1986, Roberto Castro Mora y Francis Salazar Suárez, fueron


sorprendidos mientras estaban dentro del Parque de la Amistad, ambos fueron
asesinados.

De igual forma, el 11 de febrero de 1987, Juan Guillermo Nájera y Damaris Rodríguez


Martínez corren la misma suerte. "Lo primero que hice fue ir a este sitio, pero no
encontré nada, sólo pude observar las características similares a los otros lugares". El
lugar fue visitado en varias ocasiones por Castaing, de hecho en una de tantas se
encontró a un mudo que estaba con dos mujeres desnudas. Luego se entrevistó y visitó
la casa de la fallecida Ligia Camacho Bermúdez, quien fue ultimada en su vivienda, el
14 de junio de 1987.

Pero con estas visitas no era mucho lo que podía lograr el investigador aunque seguía
con una fuerza incansable. Es así como llega hasta el lugar donde perdieron la vida
Víctor Julio Hernández Sánchez y Aracelly Astúa Calderón, en San Vicente de La
Unión, el 20 de agosto de 1988.

La investigación no era muy fácil, pues en la oficina del OIJ sólo había un vehículo, e
incluso, estos recorridos el investigador debía hacerlos hasta en autobús. Pero
continuaba con su trabajo.

Fue así como también llegó a la finca Agringa, en San Juan de San Diego de La Unión,
donde el 20 de abril de 1989 el Psicópata cobró la vida de Edwin Mata Madrigal y
Marta Miriam Navarro Carpio.

UN CASO PODRÍA SER LA LLAVE


Castaing sabía que era muy difícil trabajar todos los casos a la vez, de tal manera que
trata de darle más importancia a uno. El que tenía más elementos y que podría ser
descifrable con más facilidad.

El elegido fue el de Víctor Julio Hernández y Aracelly Astúa.

"Lo que se hace es estudiar el sitio, con regresiones investigativas para determinar cuál
fue la dinámica de los homicidios.

"Es así como establecemos que la pareja estaba un sábado en un baile de un matrimonio
en Curridabat. Luego se vienen por el sector de la antigua Galera y toman un autobús
que los deja en San Rafael Arriba de La Unión, cruzan un cafetal que da acceso a la
autopista, cerca de las nueve de la noche, para llegar a la calle que lleva a los Sauces y
San Vicente de La Unión.

"En ese momento se creyó que el Psicópata había tomado a la mujer y cuando el joven
sale corriendo, le dispara y luego lo arrastra y lo mete hasta un pequeño cafetal que
queda detrás de unas viviendas. Otro de los agravantes es que en ese cafetalito de unos
50 metros cuadrados se hicieron 13 disparos y era muy extraño que nadie escuchara
nada".

Algunos vecinos señalan que había un matrimonio en un salón cercano y que por el
sonido de la música quizá nadie escuchó nada.

EL CASO DE LA LICENCIA

"Dentro de las diversas investigaciones, nos damos cuenta de que dentro de un libro que
tiene Aracelly Astúa, aparece una licencia de conducir de un hombre de origen
nicaragüense y empezamos a investigar ese nuevo hilo conductor".

Castaing se comunica con otro investigador anterior, quien le dijo que sabían lo de la
licencia pero no se llegó a la dirección de la persona dueña.

El investigador logra llegar hasta la persona propietaria del documento y se le pregunta


que si la había perdido y dice que sí. "El hombre empieza a contarnos que una noche
recoge a una mujer muy hermosa en San José y se la lleva a pasear por un mirador a
Alajuelita".

El sujeto cuenta que están dentro del vehículo cuando llega una radiopatrulla y les
indica que se marchen del lugar. "El hombre se viene con la mujer y la deja en una casa
en Barrio México y sigue para su vivienda. Cuando llega a la casa se da cuenta de que
no tiene la licencia.

"El conductor regresa al día siguiente hasta la casa de la mujer y cuando le abre la
puerta se lleva un gran susto, pues la mujer era un hombre. Le pide la billetera, el
travesti se molesta, le grita que se marche y éste se aleja". Pero esta versión no era real.

"Luego de entrevistar en muchas ocasiones a la tía de Aracelly, ella nos dice que
trabajaba en la casa del conductor como empleada doméstica, el día que fue despedida
tomó varias cosas, entre ellas la licencia de conducir y que se la regaló a Aracelly, quien
pidió que se la diera para enseñársela a las compañeras porque el tipo era muy bien
parecido. Al final no se llegó a nada y quedó la duda de por qué nos mintieron, pero
todas esas cosas había que investigarlas".

Este sospechoso tenía la coincidencia de que acostumbraba viajar en bicicleta solo y la


ruta que seguía era pasando por donde mataron a Víctor y a Aracelly, pero él no era el
asesino.

CON QUÉ ARMA MATÓ

Uno de los aspectos que más incertidumbre le generaba a Gerardo Castaing era no saber
con qué tipo de arma habían matado a estas personas. "Unos expertos decían que podía
ser una subametralladora M3, mientras otros decían que se podría tratar de una pistola
calibre 45.

"El problema investigativo es que al no saber qué tipo de arma se utiliza, deja al
investigador en una incertidumbre, incluso, por el mismo comportamiento táctico".

Castaing en muchas ocasiones ingresó a los cafetales -no a buscar un enfrentamiento


con el asesino, sino a hacer trabajos de inteligencia- pero era riesgoso, porque no es lo
mismo observar a un hombre venir caminando moviendo la mano libremente, en caso
de que fuera una M3, que mirar a un hombre con algo en la mano, pues se debe actuar
de inmediato.

Pero en los homicidios no sólo se usaba un arma, también existía un cuchillo, con el
cual les sacaba las vísceras a las víctimas. "Era un cuchillo muy filoso o quizá un
bisturí".

Tal vez eso lo utilizaba con dos objetivos: uno para evitar ser detectado por el semen a
través de un examen de ADN y el otro podría ser por una cuestión de satisfacción
psicológica, luego de ejecutar la violación.

UN RITO DEL PSICÓPATA

Uno de los hechos que pensó en medio de la investigación y que aún ahora sigue
creyendo, es que el Psicópata hacía todo un rito para extraer algunos órganos de sus
víctimas y se los llevaba como un trofeo.

"Todo eso tiene un significado para el asesino, es como una ceremonia, para recrear
aquellos hechos en otros sitios, sin tener que arriesgarse nuevamente".

Con esto se buscaba encontrar un perfil del Psicópata, pero dentro de este se tenía una
lista amplia de sospechosos a quienes El cazador del Psicópata debía ir descartando o
agregando de acuerdo con sus investigaciones.
PARTE III

ADRIAN MARRERO REDONDO

amarrero@diarioextra.com

Fotos: Róger Córdoba

LOS SOSPECHOSOS DEL CASO

El Psicópata se mantenía en silencio y al menos los homicidios se habían detenido. La


presencia de El cazador del Psicópata provocaba que el asesino en serie abandonara la
zona; de hecho, en el Cantón de La Unión nunca más volvió a actuar, pero aún Gerardo
Castaing no tenía pruebas para relacionar a una persona con el caso, aunque sí muchos
sospechosos.

Previo a una lista de posibles implicados se habían realizado investigaciones a todo


nivel, no sólo por Castaing, también por equipos especiales de investigadores anteriores.

"Yo divido la delincuencia social criminal en clases: existe una baja, media y alta. Todo
lo que era clase baja, como traficantes menores, asaltantes, rateros, todo, había sido
investigado y nadie sabía nada".

El cazador del Psicópata considera que para que nadie de la clase baja criminal supiera
nada del Psicópata, era porque el asesino no formaba parte de ese grupo. "Era de la
clase media, de la alta criminal o no pertenecía a ninguno de estos sectores, sino más
bien fuera del ámbito delincuencial".

Tomando la línea de la clase media hacia arriba fue donde se empezó a trabajar,
investigando a muchas personas. "De lo que sí estoy seguro es que el Psicópata en
algún momento se dio cuenta de que estábamos cerca de su ubicación y por eso se
suspendieron los homicidios en el cantón de La Unión".

Los investigados fueron muchos, entre ellos políticos y hasta policías activos y
pensionados, quienes tenían alguna relación con el perfil del Psicópata.

SOSPECHOSO PACTABA
CON EL DEMONIO

"Una de las personas que empezó a figurar como investigado en este caso, fue un tipo
que vivía en la Lía de Curridabat, quien había sido marino y tenía una cobra dibujada en
el torso. Con las investigaciones nos enteramos de que este sujeto le había hablado a
otros dos adictos y les dijo que se fueran una noche a un cafetal de La Itaba".
Los adictos se van con Cobra al cafetal y notan que éste lleva una olla de aluminio, un
gato negro vivo y una Biblia. "En La Itaba los tres hombres se ubican cerca del río, que
era otra de las características del Psicópata".

Uno de los adictos le contó a Castaing que hicieron una fogata y pusieron a hervir el
agua, a la medianoche Cobra tomó el gato, lo metió en la olla, lo tapó y empezó a leer el
Salmo 23.

"El adicto dice que los gritos que se escuchaban no eran de este mundo, sino que era
como oír al mismo demonio y que él y su compañero, del miedo salieron corriendo,
llevándose matas de café y cuanto objeto se topaban por delante". El interrogado
explicó que el único que se quedó fue el marino, que al día siguiente lo observaron y
que caminaba todo tieso, como un zombi.

"Cuando recibí este tipo de información empecé a indagar a esta persona, pero luego de
varios trabajos, el hombre no calzaba con las características".

El investigador señala que dejó de trabajar en este sospechoso, sin desecharlo


totalmente, porque en cualquier momento podría surgir alguna nueva circunstancia que
lo amarrara a los hechos.

SOSPECHOSO POR SAMUELEADOR

"Otro de los sospechosos fue un guarda de la zona de La Itaba, quien empezó a narrar
unos hechos que a la policía le llamaron la atención. Contó que se fue por un camino
entre un cafetal y llegó donde había unos tubos de construcción, en lo que hoy es Lomas
de Ayarco y se los fue a robar. Los tubos estaban a unos diez metros de una calle y el
guarda procedió a robárselos, cuando de pronto observó la luz de un vehículo que estaba
por ingresar.

"Se quedó quedito y observó que se trataba de un pick-up. Esto hizo que se acercara
para tratar de samuelear a una pareja que estaba dentro. El guarda trataba de ver o
escuchar algo, cuando vio a dos tipos venir del sector de la autopista hacia el lado del
cafetal".

El testigo señaló que miró a los dos sujetos, uno de ellos tomó a la derecha y otro a la
izquierda del vehículo y que éste le disparó al chofer, mientras el otro sacaba a la mujer.

Aseguró que tomaron a la mujer entre los dos sujetos y la arrastraron viva hasta dentro
de la finca. El miedo invadió al samueleador y optó por escapar del lugar y tomar un
atajo, pero con tan mala suerte que se volvió a topar con los sujetos, quienes le pasaron
como a un metro de distancia, sin que lo vieran. Narró también que uno de los sujetos
llevaba un sombrero de fieltro, con unas plumas de diferentes colores: una amarilla, una
roja y otra verde. "Eso ocurrió cerca de las siete de la noche, en un cafetal que es
terriblemente oscuro, este hombre no podría haber visto esos colores. De tal forma que
caía como sospechoso. Estaba en el lugar del homicidio y llegó a samuelear. Sin
embargo, tampoco se le pudo comprobar nada", explicó Castaing.

EL VENDEDOR DE OLLAS
Eran las 6:30 p.m. cuando dos cazadores se encontraron en el Triángulo de la Muerte,
caminaban con sus perros por el sector de La Itaba, cuando de pronto observaron a una
pareja que se encontraba en una callecilla, habían llegado en una motocicleta Vespa.

"Ellos caminan por el cauce del río y observan a la pareja en el puentecillo y entonces se
deslizan lentamente y en silencio para poder samuelear". Los de la moto se encontraban
en todo un ritual sexual cuando los cazadores observaron que ingresaba un vehículo, se
quedaron en silencio y el auto empezó a dirigirse lentamente hacia donde estaba la
pareja.

Los testigos vieron muy bien el carro, pero en ese momento uno de los perros se soltó y
se fue para el camino por donde estaba el carro.

El chofer, al observar al perro, puso el vehículo marcha atrás a toda velocidad y


abandonó el lugar de los hechos. Los de la moto se quedaron queditos y los cazadores se
marcharon.

A los cinco días apareció un sujeto en la casa de los cazadores, ubicada en Calle Mesén
y les preguntó que si ellos tenían perros de cacería.

"El sujeto les ofrece comprar alguno y pide que se los enseñe. Cuando observa a los
animales les dice que les gusta uno de ellos y es casualmente el que se había soltado en
el cafetal. El hombre les paga una plata, no toda y les da la dirección de su casa, para
darles confianza, aunque les dice que después regresa para pagar el resto.

"A los días el hombre no aparecía y los dueños del perro se van a buscarlo a San
Antonio, a su casa, casualmente 400 metros en línea directa donde matan a Ligia
Camacho, una de las víctimas del Psicópata.

"Esa gente se va, llegan a la casa y tocan la puerta, pero cuando están en eso, observan
un vehículo en la cochera y se dan cuenta de que era el mismo que había aparecido la
noche en que samueleaban a la pareja en el cafetal.

"Cuando estaban en medio de la sorpresa sale el hombre y les pregunta qué quieren y
ellos le dicen que llegan por la plata; el sujeto les dice que ya no quiere comprar el perro
y les grita que se lo lleven. Los cazadores lo toman y abandonan el lugar a toda
velocidad.

"Este tipo estaba como sospechoso, se investigó a profundidad, era un vendedor de


ollas. Era muy extraño y vivía cerca de donde algunas víctimas encontraron la muerte.
Incluso, un día me lo topé en una calle solitaria y lo paré... Le pregunté qué estaba
haciendo y me dijo que iba a encaminar a un nicaragüense a su casa en La Lía, así que
los seguí. La investigación de este hombre no tuvo resultado positivo".

LOS FIGUERES COMO SOSPECHOSOS

Dentro de los sospechosos de que fueran el Psicópata de la M3 se encontraban los hijos


del fallecido ex presidente de la República, José Figueres Ferrer.
Muchos hablaban de Mariano Figueres y para El cazador del Psicópata el hombre
estaba en la lista y era necesario investigarlo.

En ese momento existía toda una especulación en cuanto al posible sospechoso, incluso
hoy, se habla mucho sobre sus supuestas apariciones en la zona.

"Lo que se hizo fue que se llamó a unos miembros de la familia Figueres y se entrevistó
en relación con sus dinámicas en la zona, pero tampoco se encontró ningún indicio que
los comprometiera".

-¿Se hablaba de que ellos tenían una M3?

"El asunto con las M3 es que en 1955 entraron como tres mil a Costa Rica, como 50
silenciadores de fábrica y en ese tiempo la gente que trabajaba en el gobierno a como se
iba yendo, posiblemente, se dejaba como trofeo una M3. Ya es un arma desactualizada,
obsoleta. Tal vez, los Figueres tenían como trofeos un arma como estas".

El cazador del Psicópata explicó que los Figueres fueron entrevistados -como lo
hicieron con muchas personas ligadas a la política-. "Pero nunca existió ningún indicio
de que estuvieran involucrados en una situación irregular. Incluso, en el caso de uno de
ellos, el que yo entrevisté -Mariano Figueres- fue una persona muy amplia y al final se
mostró complacido y agradecido más bien de que fuera llamado, porque era mucha la
gente que andaba hablando y nadie le preguntaba nada.

"En ese momento era importante oficializar una situación en relación con el caso de
ellos y yo lo menciono porque son personas públicas y había que dejar el asunto claro,
tanto para la investigación como para ellos mismos.

"Era una investigación muy delicada y trascendental para el país a todo nivel, era
importante actuar en forma objetiva e imparcial, sobre todo porque en ese momento
estaba también la campaña política, lo que no dejaba de ser un problema".

Luego de ser interrogado e investigado, Mariano Figueres fue descartado porque en


varios de los homicidios del Psicópata, estuvo fuera del país.

MUCHOS SOSPECHOSOS

También se investigó a un personaje ligado a la política que era embajador en


Nicaragua, vecino del cantón de La Unión. "Pero tampoco se pudo establecer su
relación con el Psicópata de la M3".

Castaing señala que existieron muchos sospechosos. "Gente que llegaba y me decía -es
que el Psicópata es mi esposo porque solo fijarse en chiquillas jovencitas y está
actuando muy raro y no me da plata-".

Agrega que en ese momento todos los costarricenses tenían en su mente a un Psicópata
chiquitico. "Es decir, si alguien le caía mal era el Psicópata. Estos hechos lo que hacen
es abotagar la investigación con informaciones falsas y es difícil porque uno no se
puede dar el lujo de dejarlas pasar. Para eso se ocupaba mucha gente y en el caso mío
yo estaba trabajando solo".

PARTE V y FINAL

ADRIAN MARRERO REDONDO

amarrero@diarioextra.com

Fotos: Róger Córdoba

¡VIVO O MUERTO!

BÚSQUEDA DEL PSICÓPATA AÚN


NO HA TERMINADO

Reveladora investigación de
DIARIO EXTRA

Cuando El cazador del Psicópata hizo su


aparición, los homicidios en lo que fue la
zona del cantón de La Unión no se
volvieron a presentar. Las últimas
víctimas en ese lugar fueron Edwin Mata
Madrigal y Marta Miriam Navarro Carpio,
en la finca Agringa en San Juan de San
Diego, el 20 de abril de 1989.
Víctor Julio Hernández Sánchez y
Pero después de esta fecha se registraron Aracelly Astúa Calderón, asesinados el
tres homicidios que también se le 20 de agosto de 1988, en la entrada a
atribuyen al asesino en serie; los de San Vicente de La Unión.
Marjorie Padilla Sequeira, en
Urbanización Jerusalén, en Higuito de Desamparados, el 12 de marzo de 1995 y casi
año y medio después las muertes de Mauricio Cordero López e Ileana Álvarez Blandón,
en el Tajo El Aguacate de Patarrá, en Desamparados, el 26 de octubre de 1996.

En octubre del 2001, el Organismo de Investigación Judicial anunció que Juan José
Urbina sería el temido asesino en serie, sin embargo, para El cazador del Psicópata era
más de uno y así lo demuestran las recientes investigaciones realizadas por DIARIO
EXTRA.

"Respeto la opinión de los compañeros del OIJ, conozco la capacidad de ellos y si


señalan a esa persona tiene su lógica, pero yo pienso que era más de uno y sigo
pensando lo mismo.

Es que la dinámica de ciertos homicidios no da para más, mínimo tenía que existir otra
persona más a parte del que ellos señalan como el Psicópata".
El investigador explica que sin afectar el trabajo oficial, él continúa realizando sus
propias indagaciones. "De hecho todavía falta el arma y si se pudiera localizar sería un
avance grandísimo".

Considera que mientras respire continuará investigando para detener a los que faltan del
caso del Psicópata.

EL PSICÓPATA NO PUEDE SER UNO

DIARIO EXTRA -en coordinación con El cazador del Psicópata- realizó un recorrido
por el rastro de homicidios que dejó el asesino, entrevistando nuevamente a los testigos
de aquellos hechos aterradores.

En la mayoría de los casos repitieron una vez más lo que las autoridades les
preguntaron. Pero todos coincidían en que el Psicópata no podía ser un solo hombre,
que los homicidios cometidos eran realizados al menos por dos.

Igual que hace 13 años, recorrimos los sitios de la misma forma en que lo hizo El
cazador del Psicópata -en su compañía- e igual que él nos concentramos en los
homicidios de Víctor Julio Hernández Sánchez y Aracelly Astúa Calderón, ocurridos en
San Vicente de La Unión, el 20 de agosto de 1988 para demostrar que no podía ser un
solo asesino.

Esa noche, la pareja se encontraba en un salón de baile y se tenía la hipótesis de que


habían llegado hasta San Vicente en autobús y al cruzar un cafetal para llegar hasta la
calle, encontraron la muerte.

"Pero hace poco, conversando con unas personas, éstas indicaron que el día de los
hechos, la pareja estaba en el salón de baile Las Lomas, en Tres Ríos y le dijeron a un
amigo que se iban a ir caminando porque había luna llena y la noche estaba muy
bonita".

Cuando la pareja caminaba frente al cafetal fue sorprendida por el o los psicópatas, el
hombre es acribillado de tres balazos en la espalda, cuando supuestamente intenta correr
de sur a norte, mientras que la mujer es introducida en el cafetal. Con esta información
las autoridades pueden determinar que se puede tratar de una sola persona, pero las
reveladoras entrevistas obtenidas por DIARIO EXTRA dejan claro que el Psicópata no
podría ser un solo hombre.

DECLARACIONES REVELADORAS

Pasadas las seis de la tarde, el pastor Asdrúbal Vargas caminaba con su esposa hacia
San Vicente, donde participaría en una actividad religiosa. En ese momento la calle
estaba en medio de dos oscuros cafetales: "Cuando íbamos caminando no observamos
nada ni escuchamos ninguna bulla, eso sí, había una hermosa luna llena".

Al terminar el culto, el pastor se quedó conversando con algunas personas y luego


decidió regresar a la casa en compañía de su esposa: "Cuando veníamos, nos topamos
un hombre a pie. Nosotros veníamos con un foco. Ya cerca del lugar donde ocurrieron
los homicidios, observamos una cosa negra que estaba en la calle, como un pozo.

"Entonces me dice mi señora: -Papi, ¿qué es eso?

"Le respondo yo: -Debe de ser el aceite de algún carro. De inmediato alumbré con el
foco y nos dimos cuenta de que era un charco de sangre lo que estaba a un lado de la
calle".

Asdrúbal Vargas nos mostró dónde estaba la sangre, a unos diez metros de la entrada al
cafetal en donde fue asesinada la pareja.

"Nos quedamos viendo y entonces yo me vine siguiendo el chorrito de sangre, que


luego dio vuelta para el cafetal. Caminamos hasta donde había un alambre cortado.

Yo me metí al cafetal y cuando alumbré con el foco, se escucharon un reguero de cosas,


oí como un desparpajo de personas, como cuando se esconden. En eso dice mi señora:
-Nos van a matar- y ella se echó para atrás".

-¿Entonces fue mucho el ruido? -pregunta El cazador del Psicópata.

"Le voy a decir, yo estoy seguro de que no fueron menos de cuatro personas las que
estaban en el cafetal, porque escuché individuos corriendo para diferentes partes.
Entonces yo me devolví y en eso se bajaron unos muchachos del bus de Cartago.
Regresamos y cuando llegamos entramos otra vez, encontramos el hombre boca arriba
muerto. No estaba aún la muchacha.

"Nosotros salimos y caminamos para la casa -que está cerca del lugar de los hechos-
luego me fui donde un vecino y llamamos a la policía.

Ellos dijeron que ya venían, pero tardaron dos horas en llegar.

"Cuando nos vinimos otra vez solos... como una hora después... Al llegar éramos como
cuatro personas y nos quedamos esperando a la policía.

"Al llegar nos metimos y vea qué curioso, el muchacho estaba de este a oeste y la
muchacha estaba sobre él en forma contraria y boca abajo".

Cuando las autoridades ingresan se encuentran con una escena terrible.

Por diferentes partes estaban esparcidos los restos de vagina y matriz de la mujer. El
Psicópata le hizo un corte redondo en el área paragenital y luego metió la mano con
algo muy filoso, un cuchillo o bisturí y sacó todo el bloque vaginal, lo cortó y empezó a
tirarlo sobre las matas de café.

EL CUERPO NO FUE ARRASTRADO

"Tiene que ser uno muy corto en entendimiento, para decir que un solo asesino puede
tomar a un hombre y matarlo para luego alzarlo y meterlo al cafetal sin dejar huellas de
los zapatos sobre la sangre. Tiene que haber sido entre dos sujetos para llevarlo dentro
del cafetal.

¿Entonces lo que ve son gotas de sangre y no arrastre? -inquiere El cazador del


Psicópata. "Sí, chorritos de sangre, son dos quienes alzaron al hombre para meterlo al
cafetal. ¿Y cómo iban a traer a la muchacha? ¿Usted no cree que la muchacha hubiera
pateado y hubiera hecho de todo?. Yo observé el chorrito de sangre y no se observaban
huellas de zapato sobre la sangre, no se veía nada y yo me fijé en todo y al otro día me
fijé y tampoco vi nada.

MUCHA EVIDENCIA PARA QUE EL PSICÓPATA SEA UNO

A parte de Gerardo Castaing y el pastor Vargas, muchos de los testigos que encontraron
cuerpos o que por alguna razón estuvieron ligados al Psicópata de la M3, están claros
de que no podía ser un solo asesino.

Orlando Leiva, de finca la Agringa, señala que la noche antes de que mataran a una de
las parejas, él pudo observar a dos misteriosos hombres.

Ese día yo miré dos hombres, uno más alto que el otro, uno de ellos llevaba puesta una
gorra y el otro un maletín, los dos vestidos de negro".

Esa noche llegaron Edwin Mata Madrigal y Marta Miriam Navarro Carpio a la finca
Agringa en San Juan de San Diego de La Unión, al día siguiente, el 20 de abril de 1989,
las parejas fueron encontradas sin vida por Leiva.

Otra de las personas que también considera que el Psicópata no actúa sólo es Reinaldo
Ramírez Alvarado, uno de los primeros hombres que acudió cuando encontraron los
cuerpos en El Parque de la Amistad, en Curridabat.

Este entrevistado considera que era imposible que un solo psicópata matara al hombre
en ese lugar y caminara más de tres kilómetros con la mujer entre cafetales hasta llegar
a la finca La Itaba, donde mató a las compañeras, en días diferentes.

De este caso, los cuerpos de Roberto Castro Mora y Juan Guillermo Nájera, fueron
encontrados en El Parque de la Amistad, mientras que sus acompañantes: Francis
Salazar Suárez y Damaris Rodríguez Martínez en la finca La Itaba.

"Aun hoy estoy muy seguro de que todavía uno o más psicópatas de ese caso están
sueltos y vivos o muertos, los sigo investigando, y deberán seguir escondiéndose, pues
mientras Dios me preste vida continuaré detrás de ellos...", sentencia El cazador del
Psicópata.

Las Víctimas del Psicópata

Roberto Castro Mora y Francis Salazar Suárez -Parque de la Amistad, Curridabat-


12 de diciembre de 1986.
Juan Guillermo Nájera y Damaris Rodríguez Martínez -Parque de la Amistad- 11 de
febrero de 1987.

Ligia Camacho Bermúdez en su casa, 14 de junio de 1987.

Víctor Julio Hernández Sánchez y Aracelly Astúa Calderón -San Vicente de La


Unión- 20 de agosto de 1988.

Edwin Mata Madrigal y Marta Miriam Navarro Carpio -finca la Agringa, San Juan
de San Diego de La Unión- 20 de abril de 1989.

Marjorie Padilla Sequeira -Urbanización Jerusalén, Higuito de Desamparados- 12 de


marzo de 1995.

Mauricio Cordero López e Ileana Álvarez Blandón -Tajo El Aguacate, Patarrá,


Desamparados, 26 de octubre 1996.

Fuente: Estadísticas de Gerardo Castaing

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