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Era noche cerrada. Las pocas luces del navío de la Marina se divisaban cada vez más
cerca, mientras el suave murmullo de los remos hacía avanzar la barca. Llevaban ya dos
días siguiendo a aquel barco, y el capitán había decidido que ya era hora de hacerle una
visita. Jim miró con disimulo a cada uno de los hombres que le acompañaban:
valientes, con mucha más experiencia que él en aquel tipo de empresas. La mayoría de
Jake sólo llevaba con ellos un año, y en todo ese tiempo, aún no había matado a un
hombre, pese a sus quince años. Jim recordaba perfectamente la primera vida que
arrebató, y desde luego, había sido a una edad más temprana. Aquello le traía recuerdos
recuerdos de una niña, con la que jugaba a ser pirata. “Y ahora soy un pirata”, pensó con
una triste sonrisa. Pese a sus ocho años embarcado con Belguen “Mediabarba”, en todo
tiempos – sonrió.
para esto – empezó a decir Jake – Y menos aún con tan pocos hombres – Jim le
perdido el filo.
- ¡Mi espada siempre está afilada como el primer día! – le increpó Balduin furioso
- ¡Ya basta los dos! – les reprendió Grimauld en un susurro cortante – ¿¡Es que
hombres cesaron la disputa. Para bien o para mal, el bote ya había tocado la
regalaba una de sus cortantes miradas a Jim – Porque es un precio más barato a
- ¿Barato? – inquirió Jim – ¿Consideras barato el hecho de pagar algo con acero,
pólvora y sangre? – pregunto con una sonrisa sarcástica. El otro pirata también
sonrió.
- Eres tú el que lo ve así – respondió – ¿Pago? Yo diría que más bien es un cobro.
El joven miró de nuevo a sus compañeros. Estaban todos preparados, aunque Jake no
agarraba su arma con la firmeza que se esperaría de él. Ahora venía la parte difícil, y
- Nueve… ¡No, diez! – dijo – La mayoría de ellas están dispersadas por todo el
barco.
- Está claro que son más – aclaró Jim – Sólo puedo percibir la voz de personas
- O sea, que podría haber toda una guarnición ahí arriba esperándonos – comentó
abatido Lomie.
- Dadas las dimensiones de este navío, y según los registros del capitán, – empezó
- ¡Y como no cierres esa puta boca, la darán, tenlo por seguro! – le reprochó
Grimauld a Jim con premura – Danos una señal cuando esté todo despejado –
Jim obedeció, y agarró la cuerda con fuerza, apoyándose en la cubierta del barco
Nada más llegar a cubierta, divisó al guardia al que había “oído” antes de subir. El joven
se armó de sigilo, y caminó con cuidado para ocultarse detrás del mástil principal. Al
cabo de pocos segundos, el guardia se giró en su ronda y caminó hacia la zona donde
hacía un rato, el pirata había abordado el barco. Justo cuando pasaba a su lado, el
marine pareció ver el garfio en cubierta y se dispuso a dar la alarma, pero antes de que
lograra decir nada, Jim le tapó la boca con la mano derecha y le cortó el gaznate con la
embarcar.
- Tres voces en popa y cuatro en proa – dijo él, que ya había hecho un examen
arriba, en el puesto del vigía, así que habrá que avanzar con cuidado – señaló –
De todas formas, parece estar más pendiente de lo que hay en el cielo que de lo
que hay en el mar, porque con el ruido que hemos hecho esta noche, es un
- Pese a todo iremos con cuidado – advirtió el otro – Continúa – Jim asintió.
- Percibo unas cuantas voces intermitentes en los camarotes – dijo – Supongo que
- Y si los planos del capitán son fiables, – añadió Jim ignorando el comentario de
- Tan simple como tirarlo al mar, ¿no? – apuntó el propio Jim. Grimauld lo miró
con frialdad.
No vas a encontrar a muchos gilipollas que caigan en él. Menos aún con alguien
cabeza abatido. En eso tenía razón – Sea como sea, evitaremos el combate –
indicó.
cubierta – Este es un plano del navío que encontramos hundido hará ya un año –
mucho desde entonces. Para empezar, – señaló una zona del plano – Balduin. Tú
– Jim frunció el ceño. Ocho años y aún no se había librado de aquel maldito
apodo. Pero asintió junto a su compañero – Hawkins, – Grimauld miró al vigía
grumete – Y en cuanto a ti, irás con ellos tres. Vigilarás la zona y les avisarás en
asintió – Si consiguen dar la alarma, nos joderán bien jodidos – advirtió. Todos
Sus compañeros dejaron actuar a Jim como guía de su grupo, dado que dependían de
sus capacidades para divisar posibles enemigos. Las cuatro voces que oyó en proa, no
obstante, parecían adormiladas. Por lo que percibía, ni siquiera parecían inquietarse por
un posible ataque en la noche. “Nos lo están poniendo muy fácil”, pensó Jim. Y aquello
gustado, y el joven temía que cada crujido, fuera a ser el último. Finalmente,
por lo que más quieras, que no te vean – terminó. El chico volvió a asentir y los
Habían dado en el clavo. Esa fue una de las muchas cosas que pudo comprobar al poco
de bajar. Aquel barco estaba repleto de provisiones: barriles de pólvora, cerveza y vino.
Varias cajas con fruta que parecía estar en buen estado. Quesos para los que necesitaría
toda la envergadura de sus brazos de querer cargarlos. Embutidos y carne en salazón
- Pero mira todo esto – señaló – Con todo lo que hay aquí, podemos abastecernos
- Ya, pero primero hay que cargarlo – señaló Jim – Y después escapar con ello.
- No tienes remedio, chico – le miró con seriedad, y luego rió – Si yo tuviera esa
carita tuya de no haber roto un plato, estaría desvirgando coños de aquí al alba.
- Pero vamos, chico. Sólo quiero señales de que no eres maricón – dijo sonriente
- Pues no es que lo hagas notar mucho – se quejó él, mientras cogía una caja de
madera a cuestas – ¿Qué me dices de la chica que secuestramos hace dos años?
Por la que pedimos aquel rescate. Creo recordar que el capitán la envió a tu
Bueno, la chica ante todo estaba asustada, y con razón. Por aquel entonces yo
era el único que tenía más o menos su edad – señaló – Y nunca se me ha dado
bien ser un rufián – sonrió mientras cogía otro barril – Así que supongo que en
aquella tormenta embravecida que había pasado a ser su vida, yo era el único
- Que poético – río Balduin – No conocía esa faceta tuya – señaló – ¿Sentías algo
por ella?
- Poco importa eso ya, ¿no? – dijo tajante. Aquello ya empezaba a molestarle. Le
traía recuerdos amargos – Esa chica está muerta – señaló – La Marina se negó a
acabó con ella antes de que el capitán renegociara un nuevo acuerdo – comentó
- No me mires con esos ojos – señaló Jim – Fue a ella a la que mataron, no a mí –
dijo con frialdad. No había mostrado la misma frialdad las noches en las que
Grimauld lleno de rabia con intención de matarlo, hasta que el capitán le frenó
frotaba el ojo rabioso – ¿¡Por qué coño me la has tenido que recordar!?
tema.
- Es igual – terminó Jim. No tenían tiempo suficiente como para perderlo en
rememorar el pasado. Cogió otra caja – Será mejor que carguemos esto antes de
permanecía allí donde lo habían dejado, impasible, aguardando por lo que quiera que
fuera a pasar a partir de aquel momento. Jim oyó las pisadas apresuradas y el jadeo de
alguien conocido. “Jake”, pensó, justo antes de que el muchacho apareciera ante ellos:
- Jake – Jim agarró al chaval de los hombros para tranquilizarlo – Cuéntanos que
ha pasado.
acercó a mí y… – el rostro del chico reflejaba confusión – ¡No sabía que hacer!
- ¡Le disparé! – gritó el muchacho. Justo después comenzó a sonar una alarma.
- ¡Ahí arriba! – anunció Balduin señalando el puesto del vigía. El hombre que
- Déjalo – dijo.
- ¡Pero…! – fue a reprochar el pirata. Una sola mirada de Jim bastó para que
- L-Lo siento – tartamudeo Jake a modo de disculpa. Jim apartó la mirada del
chico.
- Entonces no tienes nada por lo que disculparte – le dijo – Considera este día
- Bueno, eso está por ver – con inferioridad numérica o sin ella, Jim llevaba
mucho tiempo sin una buena pelea. El estado anímico de su compañero no le iba
quería salir de allí con vida – Y en caso de que muramos, – dijo – ¡nos
La puerta que daba a los camarotes se abrió, y los marines salieron en tropel. Jim sintió
un escalofrío al oír el primer disparo, pero luego sonrió aliviado al ver que provenía de
Dos hombres cayeron antes de llegar a encañonarlos. El acero de Jim sesgó limpiamente
la vida de uno los marines. El joven alcanzó a verle la cara mientras el cuerpo caía. No
llegaría a los treinta años. El cadáver del hombre que había abatido su compañero cayó
sirvió. Sus movimientos eran lentos a ojos de Jim. El pirata le cortó la mano antes de
Fue a girarse a buscar un tercer oponente cuando este le vino de sopetón. El marine
cargó dispuesto a matar, con suma rapidez. “¡No me va a dar tiempo a pararle!”, pensó
Jim con nerviosismo. El sonido del disparo de un fusil que conocía bien le salvó. Como
tantas otras veces lo había hecho. Quien fuera a ser su verdugo, cayó abatido con rostro
Balduin, que parecía apurado luchando contra dos enemigos al mismo tiempo.
Cuando un tercero se disponía a atacarlo por la espalda, Jim le lanzó un tajo por
- ¡No me robes mis presas! – le reprochó Balduin, mientras paraba una de las
estocadas de su adversario.
adversario, de abajo arriba, desde la cadera hasta el hombro. Dio una patada al
cuerpo para quitárselo de en medio y se encaró con otro adversario – ¡Qué más
y se lanzó poniendo todo el peso en la espada. “Aficionado”, pensó. Con un rápido giro
al errar su acometida. Jim le sacó de su error lanzándole un tajo a la nuca, que lo hizo
Al muchacho no se le veía por ningún lado. Alcanzó a ver a Hawkins, que seguía en su
posición, rifle en mano, con varios cadáveres alrededor. El vigía habría abatido ya a más
de seis hombres. Pero del grumete seguía sin haber ni rastro. Un nuevo marine
adversario moviéndose a un lado, y le lanzó un tajo al vientre que le abrió las tripas. El
marine cayó:
lanzó hacia atrás para esquivar un tajo que habría sido mortal.
Una bala perdida que pasó rozándole el hombro le hizo volver al combate. Jim
Hawkins acababa de caer abatido por un ataque por detrás. El joven vio como el acero
enemigo que había entrado por la espalda, salía del estómago del vigía hacia atrás:
- ¡¡Hawkins!! – gritó. Una nueva comitiva había surgido de una trampilla en
cubierta – ¡Balduin, tenemos visita! – su compañero se giró hacia él, tras sacar
- ¡Mierda! – escupió – ¡No se acaban nunca! ¿¡Es qué Grimauld y Lomie no están
- ¡Hecho! – Jim recibió la acometida de uno de los marines con la espada, guió el
arma de su rival hacia fuera, para lograr una apertura, y le encañonó el pecho
- ¿Usando tu arma a quemarropa? – indicó Balduin entre risas, mientras paraba las
indicó.
marines – ¡Y tú no eres quién para darme lecciones! – rió. Balduin paró una
estocada enemiga, guió a su vez el arma del rival para parar la acometida de su
quemarropa.
que daba a los camarotes volvió a abrirse. Jim envainó el arma y se giró esperanzado en
- ¿¡A qué coño viene tanto jaleo!? – indicó un hombre que no había visto en su
vida. Por la chaqueta que llevaba, cubierta de condecoraciones, Jim supuso que
se trataba del capitán de aquel navío – ¿¡Qué diablos ha pasado aquí!? –
- Tus hombres son poco más que peleles – comentó – No nos ha costado
- ¿Mis hombres? – repitió – ¿Acabar con ellos? ¿¡Acaso sois vosotros los
- Tranquilo, hombre – siguió Balduin con la puya – ¡Muy pronto te reunirás con
- ¡Espera, Balduin! – gritó Jim – ¡No sabemos si…! – antes de que el pirata
una sonora explosión hizo saltar a Balduin por los aires. El marine lo cogió por
el cuello al vuelo.
- ¿Q-Qué demonios? – sin que pudiera decir algo más, el capitán de la Marina
estrelló el cuerpo del pirata contra el suelo, provocando una segunda explosión
ante lo que vio. De lo que había sido Balduin, sólo quedaban unos pedazos de
desenvainar.
avanzó con una rapidez inesperada hacia él – ¡explota! – Jim esquivó el primer
golpe a duras penas. El marine quedó sorprendido ante esto, pero en seguida
dejó un boquete en la cubierta, allí donde hace poco había puesto los pies.
Miró al marine, sudoroso. El hombre alzó la mirada, aún sorprendido de haber fallado.
se lanzó también de frente. El ataque del marine le pasó rozando. Fue a lanzar un
retroceder.
esquivarlos, pero de poco le servía aquello si se veía incapaz de atacar. Cansado de errar
el blanco, el marine lanzó ambos puños contra el suelo. Jim volvió a saltar hacia atrás,
para evitar la explosión resultante. Una nueva humareda de humo se extendió por la
cubierta:
- Ya lo entiendo – dijo el capitán con una sonrisa cuando el humo se disipó – Sin
- En ese caso, – le miró sonriente – ¡será muy fácil vencerte! – el marine se volvió
a lanzar hacia él. Jim podía oír la voz de sus movimientos. No le era difícil
evadirlos. Pero aquel hombre no cedía terreno, y sus acometidas eran demasiado
miró fijamente.
- ¿Quién ha dicho que necesite golpearte para hacerte estallar? – dijo. El capitán
chocó ambos puños delante suya, produciendo una gran explosión. Jim lo había
visto venir, aunque algo tarde. Pese a que logró saltar a tiempo, la explosión fue
más grande de lo que había esperado, y la onda expansiva lo lanzó hacia atrás
Los brazos con los que se había cubierto el rostro le quemaban. Jim se levantó dolorido
Marina para perder ante un piojoso como tú!? – le increpó – Puede que seas
hábil con la espada, pero si no eres capaz de alcanzarme con ella en un cuerpo a
penas, empleando todas sus fuerzas en combatir el dolor. Sonrió al marine, pese
- Eres tú el que me subestima – dijo – ¿Quién ha dicho que tenga que recurrir al
divertido – ¿Qué “no te has pasado estos ocho años durmiendo”, dices?
- Así es – Jim agarró con firmeza su espada – Durante estos ocho años no me he
estilo de pelea que combina la esgrima con el dominio del Busoushoku Haki.
desarrollado expresamente para combatir a los que como tú, son usuarios de las
hoja de la espada. Notaba el crepitar del acero. Como subía aquel impulso
natural por toda la extensión de su brazo derecho. Con aquella estocada, pondría
- Tú… – dijo – ¡Tú! ¡¡No eres más que un crío demasiado pagado de sí mismo!! –
gritó, mientras se volvía a abalanzar contra él. Jim alzó su espada en el aire.
del marine fue cortado en el acto, al igual que la carne, los músculos y los
Una potente estocada recorrió toda la cubierta, y cortó al capitán de la Marina en dos
mitades iguales. Era la primera vez que Jim probaba aquello en un combate real, y el
había dejado agotado. Recuperó el aliento con cierta dificultad, recogió de nuevo su
evitar dirigir una mirada al cadáver de aquel capitán de la Marina. Jim recordó las
El acero formará parte de uno. Y uno formará parte del mundo. Así el acero
mundo se descubra ante el acero, este será capaz de cortarlo todo” – sonrió al
cadáver del marine – “Una espada que corte el cielo y el mar”. Esa es la doctrina
cabe duda.
Jim caminó hasta la borda para llenarse los pulmones de aire fresco. El combate había
Grimauld caminaba hacia él, mirando a su alrededor. Parecía no querer perder detalle de
- Veo que te has apañado bastante bien – miró de nuevo a su alrededor – Aunque
- Combatieron hasta dar su último aliento – indicó Jim, mirándole con frialdad. El
- Ya, eso salta a la vista – replicó tras detener la mirada en los cadáveres de ambos
compañeros.
- ¿¡Y tú qué se supone que has hecho!? – le increpó furioso – ¿¡Y dónde coño está
Lomie!?
que se merecen!
sacudiendo los hombros – Será mejor que terminemos de cargar las cosas y nos
bodega. La mirada de Jim lo siguió con odio hasta que él también se decidió a
moverse.
Cuando ambos salieron cargando las cajas de la bodega, Jim apretó el paso, pese al
pasarle por delante, un fuerte golpe en la nuca le hizo caer al suelo y soltar la carga. No
– rió – Si hubieras visto la cara que puso cuando vio el cadáver de Lomie a mi
espalda…
- ¿A que no sabes que me dijo antes de volarle esa cabeza hueca que tiene? –
una pausa – ¡Dijo que no me saldría con la mía! ¡Que tú y el capitán daríais
- ¡¡Grimauld!! – Jim se incorporó con rabia. El pirata levantó el pie que tenía
pirata volvió a caer al suelo. El rostro le escocía, pero no era nada comparado al
ardor del odio que sentía por dentro – ¡Miserable! – escupió las palabras con
sangre. Miró al pirata con rabia – ¿¡Por qué has hecho esto, Grimauld!? – el
- ¿La misma ambición? – repitió extrañado - ¿¡Qué quieres decir con eso!? –
mano.
- Así es – afirmó el pirata – Si te soy sincero, me costó lo suyo dar con él – dijo –
Con todo el escándalo que habíais armado, y la fuerte vigilancia que había en la
sala de comunicaciones, no podía hacerme con uno normal sin pelear – explicó –
emergencias.
trato que a ti te profesa con el resto de sus hombres. Pero claro, ¿qué sabrá la
propio capitán y navegaré en este fabuloso barco que tan amablemente habéis
Pero no voy a irme así como así – el pirata lo miró fijamente – Ese hijo de puta
dado, no creo que les lleve mucho tiempo movilizar a su flota – sonrió.
sonreír.
que ya de por sí tenía ganada el capitán tras aquellos cinco años en el Grand
- Joder, – siguió, divertido – creo que esto es aún mejor que cuando me cargué a
¡Siempre he sido malo para los nombres! – rió. Jim lo miró con rabia. Su odio
pirata – Es una pena que esta vez no vayas a poder disfrutar del espectáculo – lo
“¡Mierda!”, pensó Jim. “¡Mierda, mierda, mierda! ¡Esto no puede acabar así! ¡No puedo
morir! ¡No quiero! ¡¡No debo!! ¡¡No puedo dejar que este cabrón se salga con la
suya!!”, de pronto recordó su infancia. Los días que pasaba con Bell, jugando a ser
pirata. Las vistas al mar que había desde la colina oeste del pueblo. Las historias de
Cerró los ojos con amargura y los volvió a abrir para mirar una última vez el rostro del
dirigió una última sonrisa triunfal. El sonido de un disparo terminó con sus ambiciones.
“One Place”, una obra de Andrés Jesús Jiménez Atahonero. Fanfic original basado en la obra “One
Piece” del mangaka Eiichiro Oda. Hecho por fan para fans.