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TEMA 10.

EL TEATRO DEL SIGLO XX: EL TEATRO DE POSGUERRA

0. Panorama general del teatro español de Posguerra


Por lo demás, en el teatro posterior a la guerra pueden reconocerse unas etapas y unas tendencias paralelas a las que observamos
en la novela y a las que veremos en la poesía. Anticipemos una síntesis:

Teatro
AÑOS 40 AÑOS 50 AÑOS 60 AÑOS 70 DEL 75 A NUESTROS
(hasta 1975) DÍAS
a) Teatro escapista Antecedentes: Búsqueda de nuevas La llegada de la
a.1. Alta comedia al 1945: Grupo Arte Nuevo [Laín, Luis Escobar, A. formas: Asimilación de las democracia marca una
estilo de J. Benavente. Diosdado, E. Romero, J. Calvo Sotelo] corrientes experimentales dispersión de las ten-
[Obras bien hechas, con Contra el escapista teatro de postg. El cargo de (Brecht, Ionesco, Artaud, dencias.
cierta dosis de crítica Pirandello, Beckett).
moderada, algo de humor conciencia como motor de la obra. Sin embargo, se pueden
y tono melodramáticos, en Temática: De protesta y descubrir unos rasgos
las que se propone denuncia. visibles:
siempre una amble —Retroceso de la
A partir de 1955: T. realista y de denuncia social —
solución de los conflictos Estilística: Se rechaza el vanguardia.
denuncia de las actitudes burguesas y de la injusta
humanos.] enfoque realista, en favor —Retorno a una línea
situación del proletariado—.
a.2. Teatro cómico. [J. de enfoques simbolistas o tradicional. [F. Fernán G.:
[A. Sastre —Drama y sociedad, libro en el que se
Poncela, Mihura] alegóricos. Se recurre a lo Las bicicletas son para el
proponen para el teatro directrices similares al las del
grotesco, a lo verano ]
realismo social de la novela—, Buero, El tragaluz. ]
b) T. de tono existencial esperpéntico; se da —Teatro que se ocupa de
[Buero Vallejo, Historia de entrada a lo onírico, a lo problemas muy actuales.
una escalera. A. Sastre, alucinante. [J. L. Alfonso de Santos:
Escuadra hacia la muerte.] Bajarse al moro ]
Autores: Nieva, L. Riaza,
Martínez Mediero, L.
Matilla,...

TEATRO EN EL EXILIO: [P. Salinas, R. Alberti, L. Felipe, Max Aub, Casona, ...] |

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1. Introducción.
La evolución del teatro español, como la de la narrativa y la lírica, está determinada por la
Guerra Civil y sus consecuencias.

2. Orientaciones dramáticas.
En los años 40, la escena española estaba dominada por un teatro “nacional” al servicio
de la dictadura. Triunfa un teatro evasivo, como era la comedia burguesa y el teatro de humor.
A finales de los 40, irrumpe el teatro realista, de denuncia con el estreno en 1949 de
Historia de una escala de Bureo Vallejo. Tendencia confirmada más tarde con Escuadra hacia
la muerte de Alfonso Sastre.
Desde los 50 surge un teatro de vanguardia con Fernando Arrabal y Francisco Nieva, y
en los 60, el teatro simbolista, influidos por el teatro del absurdo y el teatro de la crueldad.
A finales de los 60 surge el teatro independiente. Las últimas dramaturgias, a partir del
75, se inclinan por temas contemporáneos, de estética realista y moderada renovación formal.

3. TEATRO COMERCIAL (QUE TRIUNFA)

A. Rasgos generales
El teatro de posguerra cumplió básicamente dos funciones: entretener y transmitir
ideología por medio de distintas vías:
- Negación del teatro más relevante de preguerra (Valle, Lorca...)
- Estreno de obras que exaltaban a los vencedores.
- Programación de autores clásicos.

B. La comedia burguesa
Fue una evolución de la alta comedia que cumplió la función de entretener al público y de
educar mediante el elogio de la virtud. Se caracteriza por su perfecta construcción y por su
intranscendencia. Entre otros, sobresale el tema del amor, empleado para exaltar a la familia, el
matrimonio y el hogar, con fines moralizadores.
Autores y obras destacados:
El testamento de la mariposa (1941) de Pemán; Cuando llegue la noche (1943), de
Joaquín Calvo Sotelo; Dos mujeres a las nueve (1949), de Luca de Tena.

C. El teatro de humor
Los dos representantes más destacados de este género, alejado de la realidad
inmediata, fueron Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Ambos presentan facetas que se
han considerado precedentes del teatro del absurdo, al menos por la introducción de un humor
disparatado y poético.
Sin embargo, sólo Enrique Jardiel Poncela eligió en su teatro el camino de la evasión. Su
producción se caracteriza por la incorporación de lo inverosímil, con ingredientes de locura y
misterios. Los personajes pertenecen a la burguesía y aparece con frecuencia el esquema
criado/amo. Representan una sociedad cuyos objetivos son el amor y el dinero. En los
diálogos, se entremezclan el humor verbal y el de situación.
Obras: Eloísa está debajo de un almendro (1940), Cuatro corazones con freno y marcha
atrás (1936).

4. TEATRO RENOVADOR

A. Miguel Mihura y su particular humorismo


Miguel Mihura rompe con el teatro cómico anterior en Tres sombreros de copa (1932),
estrenada 20 años después de ser escrita.
En la obra, Dionisio, representante de lo formal, serio y respetable, y a punto de contraer
matrimonio, se enfrenta con el mundo libre y bohemio de unos cómicos. Se enamora de Paula,
perteneciente a este mundo, pero finalmente renuncia a la libertad para reintegrarse en el
orden establecido a través del matrimonio con su antigua novia. Mihura muestra así su
pesimismo y desencanto. Un humor total y radical, unas situaciones en apariencia absurdas y
sin sentido, unos diálogos inconcebibles, ocultaban un fondo en verdad serio y trascendente: el
de la imposibilidad de comunicación, del amor y de la libertad, todo ello cegado por una

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sociedad clasista y deshumanizada. La libertad de la pareja protagonista durante una sola
noche es una “libertad condicional”, destruida por último por la fuerza de los
convencionalismos, de las instituciones y de la moral dominante.
Mihura continuó publicando nuevos títulos que continuaron con el humor, pero ya a un
nivel mucho menos mordaz y crítico: El caso de la señora estupenda (1953), Maribel y la
extraña familia (1959).

B. El teatro del realismo social: Antonio Buero Vallejo


Podemos dividir su producción en varias etapas:
• Etapa realista. Pertenecen a ella una serie de obras cuyo tema central es la
realidad contemporánea. La acción se sitúa en un tiempo real y un espacio escénico que
reproduce lugares concretos. Los hechos, además, se suceden en orden cronológico. Pertenecen
a este grupo obras como Historia de una escalera (1949), En la ardiente oscuridad (1950), Hoy
es fiesta (1956), etc. Buero utiliza un concepto de realismo más amplio que el que habría de triun-
far en los años cincuenta: introduce algunos elementos innovadores como, por ejemplo, la
búsqueda de lugares insólitos —una escalera, la azotea de una casa— en los que desarrolla la
acción.
Con Historia de una escalera vuelve el realismo tradicional. Allí el autor reflexiona sobre
la mediocre vida material y espiritual de varias familias, habitantes de una vieja casa de vecindad
a lo largo de treinta años (1919 a 1949). Realismo, sí; pero un realismo algo fantasmal
―probablemente a causa de la censura―, ya que los personajes explotados y socialmente
divididos parecen ser habitantes de ningún país concreto.
• Etapa de reflexión histórica. Se inicia en 1958. En ella Buero Vallejo escribe una
serie de obras de tema histórico en las que se sirve del pasado para reflexionar sobre el
presente; esta forma consigue burlar la censura y llegar a su público. Pertenecen a este
periodo: Un soñador para un pueblo (1958), sobre la figura de Esquilache; Las Meninas (1960),
protagonizada por Velázquez, y El concierto de San Ovidio (1962). El autor aborda en ellas el
tema de España y el destino del pueblo en una sociedad injusta.
Estas obras, estructuradas a partir de cuadros aislados, se suceden dentro de un
mismo acto; se da entrada a la discontinuidad temporal y la acción se sitúa en lugares
escénicos abstractos.
Al final de esta etapa Buero escribe dos obras que pueden considerarse de transición: La
doble historia del doctor Valmy y El tragaluz (1967). En ésta última dos científicos del futuro
(¿siglo XXV o XXX?) que aparecen en varios momentos de la representación nos hacen regresar
al mundo de la Posguerra, ya que dicen haber hecho un experimento que les ha permitido
reconstruir las vidas de los integrantes de una familia española de aquella época. Un padre loco a
consecuencia de la Guerra Civil, una madre y sus dos hijos, uno que participa activamente en el
mundo de los vencedores y otro que se niega a toda colaboración con ellos, viven en un sótano
desde el que tan solo se ve la calle a través de un tragaluz. El diálogo final de la pareja de
científicos resume con claridad la moral de la obra y la intención del autor:
ELLA.― El mundo estaba lleno de injusticia, guerras y miedo. Los activos olvidaban la contemplación,
quienes contemplaban no sabían actuar.
ÉL.― Hoy ya no caemos en aquellos errores. Un ojo implacable nos mira, y es nuestro propio ojo. El
presente nos vigila; el porvenir nos conocerá, como nosotros a quienes nos precedieron.

• Última etapa. Caracterizada por la utilización de un punto de vista subjetivo. En


las obras de este periodo, la acción fustiga al espectador a través de la visión subjetiva de uno de
los personajes, que además padece alguna limitación física o psíquica. El espectador no ve la
realidad sino la versión que de ella tiene el protagonista. En El sueño de la razón (1970), centrada
en la figura de Goya, Buero retoma el tema histórico y hace vivir al público la sordera del célebre
pintor; en Llegada de los dioses (1971), el espectador ve en el escenario las alucinaciones de
Julio, que es ciego; en La Fundación (1974), el público cree con Tomás, mentalmente
trastornado, que una celda, en la que esperan varios condenados a muerte, es una lujosa
fundación. Por último, en La detonación (1977), el autor nos presenta los pensamientos de Larra
en los breves minutos que anteceden al pistoletazo con el que acaba con su vida; un breve
espacio de tiempo real se convierte en más de dos horas de representación.
Esta larga producción teatral, unida a la que continuó escribiendo durante la transición,
confirma a Buero Vallejo como el principal autor teatral de la segunda mitad de nuestro siglo.

C. El teatro experimental

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El teatro realista y social siguió siendo defendido, durante los años 60, por un sector de la
crítica, como el único que respondía a las circunstancias del país. Pero a partir de 1970, otros
dramaturgos se lanzan a una renovación teatral. Se supera el realismo y se asimilan corrientes
experimentales del teatro extranjeros, desde el teatro del absurdo a Brecht y Artaud. Surge así
una vanguardia teatral, que desecha el enfoque realista por enfoques simbólicos o alegóricos.
Entre estos dramaturgos vanguardistas, podemos citar a Fernando Arrabal y a Francisco
Nieva.
Fernando Arrabal crea el llamado teatro pánico, caracterizado por la confusión, el
humor, el terror y la euforia que se basa en la búsqueda formal, tanto espacial como gestual, y
en la incorporación de elementos surrealistas en el lenguaje. Sus temas son la sexualidad, la
religión, la política, el amor y la muerte. Obras: Pic-Nic (1952), El cementerio de automóviles
(1957), El arquitecto y el emperador de Asiria (1966).
Francisco Nieva conecta con el teatro del absurdo, pero sin su pesimismo. Comparte
con Arrabal, la idea de un teatro catártico y liberador, cuya finalidad es mostrar la esencia del
hombre. En su obra, se plantea el problema de las relaciones entre el hombre y la sociedad
represiva que lo degrada.
Tomando como base el lenguaje popular, pero mediante técnicas del surrealismo y del
absurdo, consigue une estilo peculiar tanto en el léxico como en sus originales construcciones
sintácticas.
Obras: Pelo de Tormenta (1962), Malditas sean Coronada y sus hijas (1968).

D. El teatro independiente
Junto a estos autores vanguardistas, no podemos olvidar un fenómeno importante que
surge a finales de los 60: el teatro independiente. Iniciadores de este teatro fueron Els joglars.
Otros grupos destacados son Els comediants ,Dagoll Dagom en Cataluña; EL TEI, Tábano, o
Los Goliardos en Madrid; La Cuadra en Sevilla.

E. Últimas dramaturgias
Hacia 1975 aparecen una serie de autores (José Sanchís Sinisterra ―!Ay, Carmela!
―;José Luis Alonso de Santos ―Bajarse al moro―).que abordan temas contemporáneos con
una estética realista y una moderada renovación formal.

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