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Suele considerarse, erróneamente, como una reaparición del liberalismo decimonónico. Sin
embargo, al contrario de éste, no rechaza totalmente el intervencionismo estatal y además
guarda una ambigüedad ideológica, respondiendo más a su base teórica-técnica neoclásica.
Siendo una propuesta macroeconómica tiende a ser neutral con respecto a las libertades
civiles.
Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven
el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso
globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de
conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado
propiamente dicha.
Origen y políticas
El término nació de la necesidad de diferenciar el (liberalismo económico) previo a la
Primera Guerra Mundial, de los modelos económicos de la democracia liberal surgidos
durante la Guerra Fría, siendo el neoliberalismo en todos los casos, un conjunto de ideas
bastante alejadas de la ortodoxia liberal del siglo XIX. El llamado neoliberalismo en cierta
medida consiste en la aplicación de los postulados de la escuela neoclásica en política
económica. No define una teoría económica concreta, y se usa más para referirse a la
institucionalización de un sistema en el comercio mundial. Tampoco el neoliberalismo es
una filosofía política unificada debido a la diversidad de escuelas y movimientos que se le
suelen relacionar.
Historia
En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo
liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con
ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.
A finales de los años 70, estas teorías ganaron amplia popularidad en el mundo académico
y político por dar respuesta al fracaso del keynesianismo en la gestión de la crisis de 1973.
Las ideas keynesianas sugerían una relación inversa entre inflación y empleo, tal como
sugiere la curva de Phillips. Sin embargo Milton Friedman había señalado que esa relación
no era necesaria, como quedó demostrado por el fenómeno de la estanflación. El nuevo
escenario estanflacionario desafiaba los postulados keynesianos, en esas circunstancias, las
ideas monetaristas revivieron audiencia y credibilidad, como consecuencia se
implementaron nuevas medidas antikeynesianas como simultanear acciones antirrecesivas y
antiinflacionarias. La crítica de los monetaristas tenía tres vertientes:
1. discutían el uso del aumento de la masa monetaria como instrumento para crear
demanda agregada, recomendando mantener fija dicha magnitud;
2. desaconsejaban el uso de la política fiscal, especialmente el uso del constante déficit
presupuestario, poniendo en duda el multiplicador keynesiano; y
3. recomendaban una reducción en los gastos del Estado como única forma práctica de
incrementar la demanda agregada.
La mayor parte de los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin a la
predominancia que el keynesianismo tenía en la mayoría de las escuelas de pensamiento
económico desde los años 30. Tanto Margaret Thatcher como la administración de Reagan
pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales[cita requerida]. En el Reino Unido, se
realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público que, si bien tuvo consecuencias
negativas en el corto plazo en el terreno social, reactivó la economía y dio un gran
dinamismo al sector productivo. En los Estados Unidos, similares medidas chocaron con el
aparato político y la vocación militarista del entorno de Reagan por lo que solo se logró
crear un gran déficit fiscal (las iniciativas de reducción de impuestos prosperaron pero no
las de control del gasto social o del gasto militar, que eran las principales partidas del gasto
público).
De estas experiencias y de las dificultades para aplicar esas políticas a países en desarrollo,
surge una versión keynesiana con inclinación monetarista que incorporaba la aversión al
déficit presupuestario y a la fabricación de dinero pero no al concepto de intervención
pública en la economía (ej. Consenso de Washington, término acuñado en 1989 por el
economista John Williamson para referirse al tipo de políticas fiscales y monetarias
recomendadas para los países en desarrollo por los organismos con sede en Washington
Banco Mundial, FMI y Tesoro estadounidense, entre otros).
[editar] Características
Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos
y eficientes que los públicos y que el Estado debe adelgazarse para ser más eficiente
y permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.
Desregulación: Se considera que demasiadas reglas y leyes inhiben la actividad
económica y que su reducción a un mínimo necesario (sobre todo la garantización
del régimen de propiedad y de la seguridad) propician un mayor dinamismo de los
agentes económicos.
En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de
alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un
crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los
integrantes de la sociedad (la llamada trickle down policy); como liberales promueven
«mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad».
Entre 1980 y 2010, en varios países llegaron al gobierno diversos políticos y dirigentes
favorables a programas económicos neoliberales. Esto sucedió especialmente en los países
anglosajones y en América Latina, la siguiente lista, incluye algunos de los presidentes y/o
gobernadores que aplicaron, en distinto nivel y efectividad, varias políticas descritas como
neoliberales:
Los detractores del capitalismo (socialistas, comunistas, etc.) así como algunos críticos del
mercado libre (proteccionistas, postkeynesianos, Nueva economía internacional) suelen
usar el concepto de forma peyorativa como una generalización sobre cualquier posición que
ponga límites a la intervención de los Estados en la economía. Sectores sindicales lo usan
asimismo como epíteto frente a las intenciones de recortar sus prebendas gremiales.
El término neoliberalismo ha sido usado frecuentemente por los anticapitalistas al igual que
el término globalización en algunos países del primer mundo (antiglobalización), o como lo
fue el término "capitalismo" o "burguesía" en la terminología marxista de antaño.
Los proteccionistas sostienen que lo que ellos denominan "neoliberalismo", que más bien
es la apertura a los mercados internacionales de la globalización, multiplica dramáticamente
el impacto de las crisis de confianza, culpabilizándolo del alcance de diversas crisis
financieras a escala más o menos global, ocurridas entre 1990 y 2008 (ponen de ejemplo el
Efecto Tequila de 1994, Crisis asiática de 1997). Así también partidarios del
asistencialismo gubernamental bajo el nombre de "neoliberalismo" señalan las políticas de
control del gasto público, a las que les adjudican los problemas crecientes de tensión,
exclusión y violencia social en determinados países. En América Latina por ejemplo es
común identificar el término "neoliberal" con las recomendaciones del Consenso de
Washington.
[editar] Uso liberal
Originalmente la teoría que limitaba el poder del Estado y entregaba la economía a los
agentes privados era el liberalismo, y hasta bien entrado el siglo XX los partidarios de estas
ideas siguieron siendo llamados liberales. Sin embargo, la crisis de 1929, el New Deal, el
auge del keynesianismo, el incremento del gasto público y el rol del Estado en occidente,
condujeron a que el "liberalismo" modificado y adoptado por diversos gobiernos de la
década de los 80' recibiese otro nombre, siendo este el de neoliberalismo.
Rechazan el uso izquierdista del término neoliberalismo como una etiqueta falaz
usada por algunos sectores de izquierda y de centro (e incluso de derecha) para
descalificar sumariamente a sus adversarios políticos.
Opinan que la reducción del Estado debe ser real hasta limitarlo a lo completamente
imprescindible, siguiendo los principios liberales clásicos y no los "neoliberales".
Esto para evitar el mercantilismo empresarial y político o la entrega de preferencias
a grupos de presión, multinacionales, o al poder político.
Para algunos liberales clásicos, como por ejemplo los liberales libertarios, el neoliberalismo
puede caer fácilmente en mercantilismo empresarial o "socialismo para ricos" o
"capitalismo corporativista" debido a que preserva el intervencionismo en materia
monetaria y de comercio exterior, además de reservarse la facultad de intervenir el sector
privado con dinero público en tiempos de crisis (privatizar ganancias y socializar pérdidas),
en contradicción con los postulados liberales. Así también señalan que no se puede
considerar liberalización o privatización a la práctica del Estado de despojarse de cierta
participación estatal de una empresa semi–privada o introducir a dedo otras empresas en un
sector considerado monopolístico, pero manteniendo siempre su control gubernamental e
incluso una política de subvenciones.
Las pesquisas realizadas sobre el tema revelan que la palabra fue usada por primera vez, de
manera asistemática, por destacados economistas liberales, entre los que se cuentan:
Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de la libre
competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras
consideraciones sociales.
En Latinoamérica el término suele usarse por sus detractores para hacer referencia
al conjunto de políticas recomendadas en la década de 1990 por el Consenso de
Washington, a las que consideran responsables de los problemas sociales de años
posteriores a su aplicación, poniendo como ejemplo la crisis argentina del 2001.
En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha sido
crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue, por ejemplo,
afirma:
En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del término
liberal, no se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el
espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes
contextos
3.3. CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DEL NEOLIBERALISMO.
Tomando como paradigma el caso exclusivo de México, estas son las características coyunturales
del neoliberalismo:
a) Es un instrumento anti-inflacionario.
desfavorables sobre la distribución del ingreso, sobre todo por el efecto que, se supone, es
regresivo del llamado “impuesto inflación”.
• Sindicatos poderosos.
Pero actualmente el enfoque de la inflación causada por la demanda se le añade otros dos
ingredientes causales:
• Los costos.
SINDICATOS PODEROSOS.
Cuando los sindicatos tienen un poder excesivo minan las bases de la acumulación privada, es
decir, “la inversión”. Esto es debido a su reivindicación salarial anual y las presiones que ejercen
hacia los directivos empresariales. Este factor afecta mucho más cuando la corrupción existe a
niveles desvergonzados pues actualmente las empresas para poder competir en el ámbito
internacional, necesitan una estructura interna fuerte con todos los recursos y los primeros que se
oponen a un cambio en los sistemas de trabajo son la masa laboral y esto impacta directamente en
los costos. De esta manera se frena la intención de invertir o de adoptar sistemas de
administración modernos donde un cambio profundo se necesita y donde no se garantiza la
disponibilidad.
Es muy difícil como empresario competir con los productos y servicios que oferta el Estado aunque
sean de mala calidad. La palabra clave aquí es “subsidio” marcando la pauta para incrementar la
demanda y arrastra con ello la inflación, además de incrementar con ello el grado de economía
ficticia, contribuye al déficit gubernamental aumentando el gasto público.
Los dos factores expanden la posibilidad de compra promoviendo el alza en los precios de
productos y servicios. Un exceso en la emisión monetaria en relación con la producción junto con
un exceso de crédito conlleva al consumo aumentado.
LOS COSTOS.
Adolfo Rivero
En el terreno político, por consiguiente, el liberalismo está a favor del gobierno que más libertades
le garantice a cada individuo, y que menos restricciones le imponga a sus actividades. Los liberales
desconfían del gobierno y quieren restringir su poder sobre los ciudadanos. En definitiva, la
historia de la humanidad ha sido la historia del poder aplastante del gobierno sobre el individuo,
empezando con las monarquías asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutas que
dominaron todo el mundo (con excepción de Inglaterra) hasta la Revolución Francesa. Las ideas
esenciales del liberalismo fueron elaboradas por John Locke (1632-1704), Montesquieu (1689-
1755), David Hume (1711-1776), Adam Smith (1723-1790) y John Stuart Mill (1806-1873), entre
otros.
Debemos recordar que las monarquías absolutas y la existencia de una aristocracia hereditaria
eran la norma en toda Europa (con excepción de Inglaterra) hasta el mismo siglo XIX. La única
república que existía en el mundo occidental era Estados Unidos, heredero de las tradiciones
británicas. América Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la del absolutismo
español con sus gobiernos despóticos y su corrupción institucionalizada (ver La tradición estatista
de América Latina, Craig Roberts).
Lenta y trabajosamente, sin embargo, las ideas liberales se fueron imponiendo en todo el mundo
occidental. La palabra "liberal" se utilizó por primera vez en España, a principios del siglo XIX, para
denotar simpatía por una monarquía constitucional, con una constitución parecida a la inglesa. El
poder del gobierno sobre los individuos es lo viejo. Lo radicalmente nuevo es el respeto a las
libertades individuales (también llamados "derechos humanos"). Es por eso que el socialismo y el
comunismo son profundamente reaccionarios y por lo que, desde hace 200 años, la lucha política
fundamental se desarrolla entre los liberales y sus enemigos (ver Conflicto de Visiones, Sowell).
A fines del siglo XIX, las ideas del liberalismo dominban en todo el mundo occidental. El
liberalismo, sin embargo, se vio prácticamente marginalizado durante la mayor parte del siglo XX.
Eso se debió, en gran medida, a la desilusión con el capitalismo provocada por la I Guerra Mundial
y luego por la Gran Depresión de los años 30 (ver Una historia económica del siglo XX, Wannisky).
Todo el mundo creía que el capitalismo estaba en sus últimos estertores y que la economía
planificada (a diferencia del libre juego del mercado) y la propiedad estatal (a diferencia de la
propiedad privada) eran el camino a seguir (ver El Camino de la Servidumbre, Hayek ). La Unión
Soviética representaba "el futuro luminoso de la humanidad." En Estados Unidos, Franklin
Roosevelt, un socialdemócrata, se apoderó del nombre de "liberalismo" (Estados Unidos es el
único país del mundo donde los socialistas se llaman "liberales.").
Aunque estas políticas socialistas aceleraron la adopción de medidas de protección social que el
capitalismo hubiera adoptado de todas formas, su proliferacion eventualmente condujo a un grave
estancamiento económico en Estados Unidos, Inglaterra y demás países occidentales (ver Los
Puestos de Mando, Yerguin). Fueron los gobiernos de Margaret Thatcher, en Gran Bretaña, y
Ronald Reagan en Estados Unidoslos que dieron un brusco viraje, recuperaron las viejas ideas
liberales y las aplicaron con un éxito espectacular. (ver Como Reagan ganó la Guerra Fría, De
Souza). Desde principio de los años 80, el liberalismo volvió a considerarse como la única forma
adecuada de gobernar. Era el nuevo liberalismo, el neoliberalismo. El modelo socialista se ha ido
abandonando lentamente en todas partes, trasladando ahora el centro de su lucha al terreno
cultural (ver La Guerra Cultural en Estados Unidos, Rivero). El principal teórico liberal del siglo XX
ha sido F.A.Hayek. Ludwig von Mises también ha jugado un papel de excepcional importancia. (ver
Introducción al liberalismo, Mises)
CAPITULO II
EL NEOLIBERALISMO
A. Definición de Neoliberalismo
La palabra liberalismo es, sin duda, una de las más ambiguas, tanto en el vocabulario político
como en el vocabulario económico; designa una filosofía política, fundada en el valor de la libertad
individual, describe así mismo un conjunto de principios ideológicos de una serie de partidos políticos
en el mundo occidental e identifica una perspectiva de análisis frente a los mecanismos rectores del
funcionamiento de la economía. Todos estos significados, sin embargo, tienen su fundamento en el
llamado "liberalismo clásico", característico de un modo de observar el mundo de la economía
política que se remonta por lo menos hasta Adam Smith.
A riesgo de comprimir en exceso los rasgos distintivos del liberalismo clásico, pudiera señalarse,
primero: un compromiso con la libertad personal, definida como la no interferencia en las creencias y
en la búsqueda de objetivos privados; segundo: una política de estricta libertad económica y,
tercero: una doctrina del gobierno limitado y restringido a asegurar las funciones básicas de la
organización de la sociedad, particularmente, la libertad, la seguridad y la justicia.
El liberalismo clásico entró en decadencia hacia fines del siglo XIX, y el término liberal empezó a ser
usado frecuentemente para describir un liberalismo intervencionista o social, particularmente en los
Estados Unidos y en el Reino Unido. Así, liberal en el sentido político llegó a identificar a aquél que
propendía por la intervención del Estado para corregir particularmente las injusticias sociales.
Paralelamente y en parte como una respuesta tardía, fue surgiendo una tendencia "neoliberal" en los
Estados Unidos referida a un grupo de políticos e intelectuales asociados con el partido demócrata,
quienes aceptan que la intervención gubernamental fue en el pasado demasiado extensa y que
debería hacerse un uso mayor del mercado.
Desde entonces el término Neoliberalismo cobijó una tendencia de renacimiento y desarrollo de las
ideas liberales clásicas, tales como la importancia del individuo, el papel limitado del Estado y el valor
del mercado libre.
En síntesis y desde una perspectiva moderna, el neoliberalismo puede ser definido como la
creencia en que la intervención gubernamental usualmente no funciona y que el mercado
usualmente sí lo hace. El fracaso del gobierno en la consecución de sus metas (fallo del gobierno) es
predecible y según los neoliberales ha sido confirmado por la experiencia.
El mercado, el intercambio voluntario de bienes y servicios satisfará habitualmente los requerimientos
de los individuos con mucha mayor eficacia que el gobierno dentro de las restricciones de recursos
limitados.
En realidad, el neoliberalismo y más precisamente el resurgimiento de las ideas liberales que
impulsara Friedrich Hayek desde los años cuarenta, ha tenido un contexto favorable para su
desenvolvimiento en los acontecimientos recientes de la historia mundial. La tesis del llamado "fin de
la historia", expresión según la cual asistimos al triunfo de la democracia liberal capitalista y a la
derrota definitiva del marxismo, nos deparará según sus defensores una expansión del liberalismo
económico y político al que sólo se opondrán determinadas formas de nacionalismo y religión,
significando un cambio radical en la consideración del papel del Estado como agente económico,
cuyas funciones básicas se asociaron desde los años treinta a la responsabilidad de la puesta en
marcha de los mecanismos necesarios para asegurar objetivos como el pleno empleo de los recursos,
y que tuvo su fundamento teórico en la revolución keynesiana.
Actualmente, el neoliberalismo al oponerse a la intervención redistributiva del Estado, perpetúa la
desigualdad socioeconómica tradicional y la acrecienta. Este sistema introduce el criterio de que
solamente el mercado posee la virtud de asignar eficientemente los recursos y fijas a los diversos
actores sociales los niveles de ingresos.
Se abandonan así los esfuerzos por alcanzar la justicia social mediante una estructura progresiva de
impuestos y una asignación del gasto publico que privilegie a los demás desfavorecidos; y se dejan
de lado intentos por la democratización de la propiedad accionaría o la reforma agraria integral.
Estamos peligrosamente empujados por una cultura que radicaliza la ambición por poseer,
acumular y consumir, y que sustituye la realización de todas las personas en comunidades
participativas y solidarias por el éxito individual en los mercados. El neoliberalismo provoca esta crisis al
llevar a la desaparición el bien común como objeto central de la política y la economía. El bien
común es sustituido por la búsqueda de equilibrio de las fuerzas del mercado.
B. Diferencia entre Liberalismo y Neoliberalismo
La diferencia principal que se le atribuye con respecto al liberalismo clásico es que en este el
mercado es considerado el motor del progreso humano. En el liberalismo económico se entiende que
el libre comercio y las leyes del mercado deben ser salvaguardadas para que la mano invisible
pueda gobernar en interés de todos.
El neoliberalismo, en cambio, va más allá. Las leyes de los países deben plegarse al mercado y no al
revés. El poder político no debe, según ellos, tener influencia alguna en los movimientos de capital y
los negocios de las multinacionales, aunque ello vaya en detrimento del propio país que lo permite.
Así pues, a diferencia del liberalismo el neoliberalismo rechaza de plano cualquier política
intervencionista y social que regule en lo más mínimo a las transacciones internacionales. Se opone a
cualquier medida proteccionista y exige la privatización de las empresas publicas como único
camino ya que el neoliberalismo presupone que los hechos han demostrado la invalidez de las
medidas intervencionistas y propugna que el interés particular de cada individuo y su competición
con sus vecinos hará que la sociedad se mueva sola hacia el interés común de esta.
Se puede decir que si el liberalismo es una ideología socioeconómica permeable a la crítica y abierta
a cambios, el neoliberalismo es casi una creencia ciega en unos dogmas que, por fuerza, han de
llevar a la sociedad por el buen camino. De modo que para el neoliberalismo no hay alternativa
posible a su sistema.
C. Principios del Neoliberalismo
Los principios ideológicos del neoliberalismo reúnen los antiguos principios del liberalismo
económico y político del siglo pasado con características propias como el pensamiento único,
sucesor del postmodernismo filosófico y valedor principal de los llamados "pensamientos débiles" en
contraposición con aquellas "doctrinas totalizadoras" -como el marxismo- que intenta encontrar una
explicación general a la existencia humana.
Sus principios fundamentales son:
1.
Propiedad privada
El liberalismo defiende la propiedad privada sin límites. Esto conlleva necesariamente la
concentración de riqueza en una pequeña minoría privilegiada que actúa a nivel planetario.
«El liberalismo fruto del desarrollo de la burguesía capitalista antes que nada fue y en ello puso su
mayor énfasis un sistema económico que amplió el mercado en una dimensión mundial». (Manifiesto
Comunista, Marx y Engels).
2.
Libertad
La libertad como valor absoluto, pero en manos de esa minoría. Libertad, fundamentalmente,
de los mercados de capitales para decidir el sentido de la opinión pública; para comprar, vender o
competir sin trabas burocráticas ni fronteras; para adquirir los máximos beneficios e invertirlos donde
plazca. Lo que lleva a imponer los intereses de esta minoría privilegiada "caiga quién caiga" por
encima de las necesidades de la mayoría de la sociedad y de la voluntad de los estados nacionales.
«La libertad es una gran palabra; pero bajo la bandera de la libertad de industria se han
hecho las guerras más rapaces, y bajo la bandera de la libertad de trabajo se ha expoliado a los
trabajadores». (Que hacer, Lenin)
3.
Predominio del mercado
Se defiende la no intervención del estado en la economía, desmontando el Estado del bienestar y
las políticas de protección social. Se quiere evitar que el estado fije los precios y de subsidios. Esto
debe estar regulado por las propias leyes del mercado. Sin embargo, si se requiere al estado como
salvavidas de los capitalistas que mediante mecanismos como la deuda pública se forran.
Además, se exigen ayudas de todo tipo y garantías a las inversiones de las empresas. Por tanto, más
mercado y menos estado, pero para los pobres.
4.
Orden
Se exige a los gobiernos mantener una situación que no entorpezca los negocios ni la vida
económica. Se considera alteradores del orden público y subversivos a todos aquellos que exijan
cosas que estén en contra de los que más tienen.
El orden exige un fortalecimiento del estado: más policías, ejércitos eficaces -profesionales-,
control de los medios, limitación de derechos, endurecimiento de las leyes, etc. "La democracia en sí
misma jamás ha sido un valor central del neoliberalismo" (Friedrich Hayek, ideólogo del
neoliberalismo).
5.
Individualismo
No importan los intereses colectivos, sino los de los individuos. Es más no existe la colectividad.
El neoliberalismo no cree que uno y uno sumen dos. Siempre va a haber diferencias irreconciliables
entre uno y otro. Por ello es imposible la lucha de clases.
Tampoco es posible encontrar una explicación global a lo que pasa en el mundo. El pensamiento
está en crisis. Lo que importan son los hechos. El individuo es el principio y el final de todas las leyes. La
satisfacción individual -la de los ricos, sobre todo- el sentido de la vida.
En resumen podemos decir que:
"*Lo económico prima sobre lo político. Se coloca a la economía en el puesto de mando
(un marxista distraído no renegaría de este principio); una economía, desde luego,
liberada de la ganga de lo social.
*El mercado, cuya mano invisible corrige las asperezas y disfunciones del capitalismo, y muy
especialmente los mercados financieros, cuyos signos orientan y determinan el movimiento
general de la economía.
*La competencia y la competitividad, que estimulan y dinamizan a las empresas llevándolas
a una permanente y benéfica modernización.
*El libre intercambio sin límites, factor de desarrollo ininterrumpido del comercio y, por
consiguiente, de la sociedad.
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