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Conflictos
normativos
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CONFLICTOS NORMATIVOS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
Serie DOCTRINA JURÍDICA, Núm. 142
Coordinador editorial: Raúl Márquez Romero
Edición y formación en computadora: Wendy Vanesa Rocha Cacho
CARLA HUERTA OCHOA
CONFLICTOS
NORMATIVOS
ISBN 970-32-0741-3
CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
CAPÍTULO PRIMERO
EL SISTEMA JURÍDICO Y LOS CONFLICTOS NORMATIVOS . . . . 7
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS CONFLICTOS NORMATIVOS . . . . . . . . . . . . . . 47
IX
X CONTENIDO
4. La clasificación de Kelsen . . . . . . . . . . . 68
5. Las contradicciones potenciales de Weinberger . . . 70
6. Distinción conforme a la operatividad de la norma
hecha por Alexy . . . . . . . . . . . . . . . 71
7. Wiederin y el criterio de cumplimiento . . . . . . 72
8. Coincidencia de los ámbitos de validez . . . . . . 73
9. Criterios de solución y autenticidad . . . . . . . 75
IV. Análisis de las contradicciones normativas a partir de los
operadores deónticos . . . . . . . . . . . . . . . 76
CAPÍTULO TERCERO
SOBRE LA CONTRADICCIÓN NORMATIVA . . . . . . . . . . 85
CAPÍTULO CUARTO
PRESUPUESTOS DEL CONCEPTO DE CONFLICTO NORMATIVO . . . 121
CAPÍTULO QUINTO
SOLUCIÓN Y RESPUESTAS POSIBLES . . . . . . . . . . . . 159
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Conflictos normativos, editado por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, se termi-
nó de imprimir el 22 de mayo de 2003 en los ta-
lleres de Formación Gráfica, S. A. de C. V. En
esta edición se empleó papel cultural 50 x 95 de
50 kgs. para los interiores y cartulina couché de 162
kgs. para los forros. Consta de 1,000 ejemplares.
INTRODUCCIÓN*
* Las traducciones de las obras citadas en otros idiomas fueron realizadas por la
autora.
1
2 INTRODUCCIÓN
1 ‘‘Zum Problem der Normkonflikte’’, ARSP, Wiesbaden, vol. 66, núm. 4, 1980,
p. 487.
2 Cabe señalar que existen los trabajos sobre lógica de García Máynez, Introduc-
ción a la lógica jurídica, México, Editorial Colofón, 1997, en el que trata el tema aun
cuando los conflictos normativos no sean el objetivo principal de su obra. Asimismo se
publicó recientemente la obra de Thomas Zoglauer (Normenkonflikte-zur Logik und Ra-
tionalität ethischen Argumentierens, Stuttgart-Bad Cannstatt, fromann-holzboog, 1998),
quien dedica al estudio y análisis de los conflictos normativos su trabajo pero desde la
perspectiva moral principalmente.
INTRODUCCIÓN 3
IX
CAPÍTULO PRIMERO
7
8 CARLA HUERTA OCHOA
3 Para Tecla Mazzarese, las dos fuentes principales de problemas para considerar
a la lógica deóntica como una lógica de las normas jurídicas son la noción de norma
jurídica y la noción de validez (jurídica) sistémica, en ‘‘Deontic Logic as Logic of Legal
Norms: Two Main Sources of Problems’’, Ratio Iuris, Oxford, vol. 4, núm. 3, diciembre
de 1991, p. 377.
CONFLICTOS NORMATIVOS 9
y ss.; id., Teoría pura del derecho, 2a. ed., trad. de Roberto J. Vernengo, México, Po-
rrúa, 2000, p. 349.
8 Teoría pura del derecho, trad. de Moisés Nilve de la edición francesa de 1953,
Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. 170.
9 La Torre, Massimo, ‘‘Derecho y conceptos de derecho. Tendencias evolutivas
desde una perspectiva europea’’, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Ma-
drid, núm. 16, septiembre-diciembre de 1993, p. 69.
10 Alexy propone el siguiente concepto: ‘‘El derecho es un sistema de normas que (1)
formula una pretensión de corrección, (2) consiste en la totalidad de las normas que per-
tenecen a una Constitución en general eficaz y no son extremadamente injustas, como
así también en la totalidad de las normas promulgadas de acuerdo con esta Constitución
y que poseen un mínimo de eficacia social o de probabilidad de eficacia y no son extre-
madamente injustas y al que (3) pertenecen los principios y los otros argumentos norma-
tivos en los que se apoya el procedimiento de la aplicación del derecho y/o tiene que
apoyarse a fin de satisfacer la pretensión de corrección’’. De esta manera elabora una de-
CONFLICTOS NORMATIVOS 11
finición jurídica que incluye la validez del derecho. El concepto y la validez del derecho,
2a. ed., trad. de J. M. Seña, Barcelona, Gedisa, 1997, p. 123. Como se verá posterior-
mente en el tercer apartado del presente capítulo, esta definición es equivalente a la de
orden jurídico entendido como derecho aplicable.
11 Kantorowicz, Hermann, op. cit., nota 4, p. 44.
12 Kelsen, Reine Rechtslehre, cit., nota 7, capítulos IV y V, pp. 114-282; id., Teo-
ría pura del derecho, cit., nota 7, pp. 82 y 83, capítulos IV y V, pp. 123-283.
13 Raz señala que si bien se trata de dos principios de individuación diferentes que
se aplican a materiales jurídicos distintos, Kelsen termina por asimilarlos al proyectar
una de las clasificaciones dentro de la otra con el objeto de salvar la cualidad de normas
de todas las disposiciones jurídicas. Además considera que Kelsen se equivoca al prefe-
rir el principio estático, ya que solamente el principio dinámico de individuación permite
describir la estructura interna del sistema jurídico basada en relaciones genéticas; El con-
cepto de sistema jurídico. Una introducción a la teoría del sistema jurídico, trad. de
Rolando Tamayo y Salmorán, México, UNAM, 1986, pp. 139 y ss.
12 CARLA HUERTA OCHOA
16 Según Raz debe distinguirse entre el uso de la fuerza y las sanciones, aun cuan-
do en ocasiones coincidan, sobre todo porque no toda consecuencia jurídica (sanción)
implica la realización de una medida de ejecución (uso de la fuerza) para asegurar el
cumplimiento del derecho; ibidem, p. 183.
17 En relación con la sanción coactiva, Rupert Schreiber señala que mientras que
la explicitación de los elementos de la norma jurídica es una cuestión de análisis lógico,
si la sanción es un elemento necesario de las normas jurídicas es en cambio una pregun-
ta que excede el objeto del análisis lógico; Die Geltung von Rechtsnormen, Berlín-Hei-
delberg-Nueva York, Springer Verlag, 1966, pp. 24 y 25.
18 Kelsen, Hans, Teoría pura del derecho, México, Editora Nacional, 1981, p. 94.
19 Kelsen, Hans, Reine Rechtslehre, cit., nota 7, pp. 52, 55 y ss., y Teoría pura del
derecho, cit., nota 7, pp. 67-70.
20 Karl Engisch define a la consecuencia jurídica como derechos (incluso autori-
zaciones) y obligaciones, y señala que no toda consecuencia jurídica implica la realiza-
ción de un acto coactivo; Introducción al pensamiento jurídico, trad. de Ernesto Garzón
Valdés, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1967, pp. 28-31.
14 CARLA HUERTA OCHOA
21 Hart, H. L. A., The Concept of Law, Oxford at the Clarendon Press, 1961, p.
192; id., El concepto de derecho, cit., nota 6, p. 242.
22 Raz se expresa en este mismo sentido en Razón práctica y normas, cit., nota
15, pp. 184-187, y sobre la obligatoriedad del derecho en La autoridad del derecho;
ensayos sobre moral y derecho, 2a. ed., trad. de Rolando Tamayo y Salmorán, México,
UNAM, 1985, capítulos XII y XIII.
23 Hart, H. L. A., El concepto de derecho, cit., nota 6, p. 101.
CONFLICTOS NORMATIVOS 15
24 Hablan así del sistema del juez o secundario y el sistema del súbdito o sistema
primario, en Normative Systems, Viena-Nueva York, Springer Verlag, 1971, pp. 144-
155, y en Introducción a la metodología..., cit., nota 2, pp. 205, 208 y ss.
25 Sobre el carácter autopoiético del derecho véase Teubner, Günther, Recht als
autopoietisches System, Frankfurt, Suhrkamp, 1989; id., Autopoietic Law: A New Ap-
proach to Law and Society, en Teubner, Günther (ed.), Berlín, Walter de Gruyter, 1988;
Luhmann, Niklas, ‘‘El enfoque sociológico de la teoría y la práctica del derecho’’, Teo-
ría de los sistemas sociales (artículos), México, Universidad Iberoamericana, 1998, pp.
135-153.
16 CARLA HUERTA OCHOA
otro factor característico del derecho.26 Esto es así porque, para él, el
derecho es una unión compleja de normas primarias y secundarias que
determinan las relaciones de las autoridades con las normas secunda-
rias,27 no obstante, Hart señala que a pesar de que esta unión se encuen-
tra en el centro del sistema jurídico, no es el todo.28
Por lo tanto, el derecho no puede ser tipificado tomando en conside-
ración sólo una de sus características, sino que se deben considerar la re-
gulación de sus procesos de cambio, de las condiciones del uso de la
fuerza, de los órganos centralizados de aplicación de las normas a casos
individuales, así como de la ejecución de medidas coactivas, de tal for-
ma que todos los órganos del Estado recurran al mismo aparato coerci-
tivo, creando así un monopolio legítimo del uso de la fuerza que garan-
tice el ejercicio de los derechos y permita el control del derecho mismo.
Finalmente es necesario considerar que en virtud de su dinámica, ya
que constituye una propiedad característica del derecho que deriva de la
naturaleza del objeto que regula, las conductas humanas, los conceptos
de derecho y sistema se relacionan. Así, el derecho es entendido como
un tipo de normatividad que opera como un sistema, y cuya estructura
no solamente permite sino que implica la interrelación de sus normas.
De tal forma que se podría decir de manera preliminar, ya que el tema
será abordado en el tercer apartado del presente capítulo, que el concep-
to de sistema jurídico se refiere más que al contenido del derecho, a su
estructura, a su dinámica, al modo en que operan y se relacionan sus
normas y, por lo mismo, a la forma en que se aplican para la solución
de conflictos de intereses tomando en consideración su funcionamiento
como unidad. En síntesis, se podría decir que el concepto de sistema ju-
rídico representa una forma de ser o de organizarse del derecho que re-
fleja su estructura y operatividad.
29 Así, José Juan Moreso señala que se acostumbra pensar que el lenguaje del de-
recho es un lenguaje de tipo prescriptivo, por lo que sus componentes (normas principal-
mente) no son susceptibles de verdad o falsedad. ‘‘Lenguaje jurídico’’, Enciclopedia Ibe-
roamericana de Filosofía, Madrid, Trotta, 1995, p. 107. Existen objeciones a esta
concepción como por ejemplo la de Roberto Vernengo, quien realiza una en ‘‘El discur-
so del derecho y el lenguaje normativo’’, Isonomía, México, núm. 4, abril de 1996, pp.
87-95.
30 Von Wright, Norma y acción. Una investigación lógica, trad. de Pedro García
Ferrero, Madrid, Tecnos, 1979, pp. 109 y ss.
31 En el presente trabajo se les confiere a dichos términos una connotación espe-
cífica que es la mayormente aceptada, ya que generalmente son utilizados en sentidos
diversos tanto por los autores como por sus traductores en los diferentes textos relativos
al tema, y a pesar de que la distinción se hace, no existe consenso respecto de la termi-
nología. Esta distinción es sumamente relevante para la lógica deóntica, así como para
la lógica de las normas; véase Lindahl, Lars, ‘‘Norms, Meaning, and Legal Predicates’’,
en Garzón Valdés, E. et al. (eds.), Normative Systems in Legal and Moral Theory, Fests-
chrift for Carlos E. Alchourrón and Eugenio Bulygin, Berlín, Duncker & Humblot,
1997, pp. 293-295.
32 Sobre los niveles y funciones del lenguaje, véase Comanducci, Paolo, Razona-
miento jurídico. Elementos para un modelo, trad. de Pablo Larrañaga, México, Distribu-
ciones Fontamara, 1999, pp. 27-29, y Schreiber, Rupert, Lógica del derecho, 3a. ed.,
trad. de Ernesto Garzón Valdés, México, Distribuciones Fontamara, 1995, p. 18.
18 CARLA HUERTA OCHOA
46 Von Wright, Georg Henrik, ‘‘Ser y deber ser’’, en Aarnio, Aulis et al. (comps.),
La normatividad del derecho, Barcelona, Gedisa, 1997, colección Derecho-Filosofía del
Derecho, p. 105.
47 Lars Lindahl en ‘‘Norms, Meaning, and Legal Predicates’’ (cit., nota 31, p. 297)
señala que ‘‘There is no doubt that a legal definition occurring in a code, is a stipula-
tion’’. Lindahl utiliza el término ‘‘stipulation’’ para referirse tanto a las normas genera-
les como a las denominadas individualizadas.
48 Su opinión se funda en el criterio de identificación del sistema que utilizan: ‘‘A
normative set is a set of sentences such that among its consequences there are some
sentences that correlate cases with solutions. Every normative set which contains all its
consequences will accordingly be called a normative system’’. Normative Systems, cit.,
nota 24, pp. 54, 55, 58 y 69. Para ellos, las normas son los enunciados que correlacionan
casos (circunstancia en que interesa saber si una acción está permitida, ordenada o pro-
hibida por un sistema normativo) con soluciones (las respuestas que el sistema emite);
Introducción a la metodología..., cit., nota 2, pp. 37, 52, 71, 72, 86 y ss.
49 Alchourrón y Bulygin mencionan 3 tipos básicos: los enunciados que prescri-
ben un acto coactivo; los que ordenan, prohíben o facultan y permiten, pero no estable-
cen un acto coactivo (en este grupo incluyen las normas de competencia), y los que no
son enunciados normativos y no tienen efectos normativos que pueden ser de 2 clases:
los que influyen en los efectos normativos de otros enunciados, como las normas defini-
torias y las derogatorias (enunciados que a mi parecer son normas jurídicas que prescri-
ben conductas que se refieren a sujetos normativos específicos y que en caso de su in-
fracción tienen consecuencias jurídicas), y los que no tienen influencia alguna y cuya
eliminación sería deseable; Introducción a la metodología..., cit., nota 2, pp. 106 y 107.
50 Atienza y Ruiz Manero basados en la definición de norma que proponen, afir-
man que no todos los enunciados de un sistema son normas; Las piezas del derecho.
Teoría de los enunciados jurídicos, Barcelona, Ariel, 1996, pp. 54 y ss.
CONFLICTOS NORMATIVOS 23
dos, un primer sistema, sus normas son los axiomas o puntos de partida.
En mi opinión, así se representa tanto al sistema como al orden, ya que
el conjunto de enunciados coincide en un primer momento. Si pensamos
en la Constitución originaria y ésta es la base del sistema, forma parte
de él y es aplicable en todo momento a pesar de sus cambios en el tiem-
po por contener las reglas de inferencia del sistema, esta primera cláu-
sula indica la correspondencia del término sistema al todo, pues incluye
no sólo la base sino también todas sus consecuencias, más que a sus
‘‘partes’’, aun cuando éstas también operan internamente de manera sis-
temática. Desde el punto de vista del derecho positivo, el carácter axio-
mático de las primeras normas deriva de la necesidad de no cuestionar
su validez.
La segunda cláusula se traduce en una regla de creación que prevé la
forma como se introducen nuevas normas al orden; o mejor dicho al sis-
tema, en mi opinión, aun cuando al generar una nueva norma se intro-
duce simultáneamente en ambos. Esta cláusula constituye un criterio de
pertenencia. La tercera establece que las normas derogadas dejan de per-
tenecer al sistema (orden), lo cual indica un criterio de aplicación. La
cuarta es la cláusula de supervivencia que implica la continuidad y per-
manencia de las normas no derogadas de un sistema (orden) a otro. Por
último, Alchourrón y Bulygin enuncian la cláusula deductiva, que esta-
blece que todas las consecuencias lógicas forman también parte del sis-
tema.
Estas cinco cláusulas sirven para determinar la pertenencia de las nor-
mas, para establecer criterios de validez y afirmar la unidad del sistema.
Pero si ha de ser estimado como dinámico, no es posible atribuir este
carácter al orden jurídico, ya que se estaría definiendo por el criterio de
vigencia y en consecuencia tendría que estar temporalmente relativiza-
do. Por lo tanto, sería estático, y el conjunto de normas que lo integra
no podría cambiar, sino que sería sustituido por otro conjunto de normas
cada vez que se modificara una de sus normas, y estos órdenes jurídicos
forman parte de la secuencia que integra el sistema. De tal forma que al
ser dinámico el sistema, sus normas permanecen en él, a pesar de los
cambios, y forma la misma unidad a menos que su norma primaria sea
sustituida.
26 CARLA HUERTA OCHOA
53 Ost y van de Kerchove son más bien escépticos en relación con esta propues-
ta. Al analizar el concepto de sistema señalan que sin perjuicio de la utilidad de la
propuesta de distinguir entre los conceptos de sistema y orden, la ciencia jurídica aún
no ha determinado un uso convencional de estos términos, por lo que algunos autores
optan por el de sistema únicamente, por usarlos como sinónimos, y otros autores han
optado por los términos de orden u ordenamiento como genérico por responder éstos a
un uso más tradicional; Le système jurídique entre ordre et désordre, París, Presses Uni-
versitaires de France, 1988, pp. 23 y 24.
54 ‘‘A momentary legal system contains all the laws of a system valid at a certain
moment’’; Raz, Joseph, The Concept of a Legal System: An Introduction to the Theory
of Legal System, Oxford, Clarendon Press, 1970, pp. 34 y ss., y El concepto de sistema
jurídico..., cit., nota 13, pp. 221-236.
CONFLICTOS NORMATIVOS 27
55 Así, Joseph Raz considera que un sistema jurídico implica la interrelación sis-
temática de las normas jurídicas, la pertenencia a un grupo específico de normas relacio-
nadas de determinada manera. Il concetto di sistema giuridico, Bologna, Il Mulino,
1977, p. 185. Para Raz, ‘‘The internal structure of a legal system is its pattern of inter-
nal relations’’, y considera que ‘‘A normative system is a legal system only if it has a
certain minimum degree of complexity’’; The Concept of a Legal System..., cit., nota an-
terior, pp. 24 y 141.
56 Así por ejemplo, Fritz Schreier (op. cit., nota 40, pp. 148-152) habla de depen-
dencia y fusión de los supuestos.
57 Introducción a la metodología..., cit., nota 2, pp. 92 y ss. y 103.
28 CARLA HUERTA OCHOA
una determinada solución normativa, por lo tanto, para ellos basta una
‘‘norma’’ para que un sistema normativo pueda ser calificado como un
sistema jurídico.
Convendría hacer algunas observaciones a la definición de sistema
propuesta por Alchourrón y Bulygin, aun cuando previamente, al anali-
zar las normas jurídicas, se hicieron ya algunos comentarios en cuanto
al tipo de enunciados que integran el sistema. Primero, en el sentido de
que para poder calificar al sistema jurídico como un sistema deductivo
se debe tomar en consideración que la ‘‘derivación deóntica’’ no es lógi-
ca exclusivamente, sino también ‘‘formal’’ en sentido normativo. Pues a
pesar de que algunos métodos de interpretación con el fin de integrar el
sistema jurídico permiten inferir lógicamente normas que no han sido
explicitadas, como por ejemplo por analogía o mayoría de razón, esto es
posible porque el sistema autoriza expresamente su utilización. Pero aun
cuando es cierto que las normas obtenidas por dichos procedimientos
pueden denominarse derivadas, esos métodos han sido previstos en una
norma de derecho positivo. De tal forma que además de la lógica, para
introducir nuevas reglas deben seguirse las reglas de creación normativa
establecidas como válidas por el propio sistema, las cuales pueden con-
siderarse como reglas de inferencia. Por otra parte, la forma normal de
integración del sistema es mediante el cumplimiento de las normas que
establecen los procedimientos de creación e interpretación. La lógica, a
pesar de ser una herramienta de integración secundaria cuya validez de-
pende de las propias reglas del sistema, no deja de ser un medio impor-
tante para determinar el universo de las normas aplicables principalmen-
te en los casos de derogación.
Es en función de la definición del sistema en términos de la relación
entre un caso y su solución, que Alchourrón y Bulygin realizan la crítica
a la definición de norma de Kelsen, la cual les parece demasiado exten-
sa, por lo que intentan demostrar que no todos los enunciados normati-
vos tienen una sanción.58 Su principal objeción radica en la dificultad
para especificar las condiciones de identidad de la norma, ya que Kelsen
no proporciona criterios para determinar qué normas son completas y
cuáles no. Si bien esto es cierto, la crítica no se sostiene ya que al hacer
una interpretación sistemática se pueden determinar las consecuencias
jurídicas de un supuesto, de tal forma que sí es posible saber qué nor-
59 Kelsen, Reine Rechtslehre, cit., nota 7, pp. 52, 55 y ss.; Teoría pura del dere-
cho, cit., nota 7, pp. 67-70.
60 Alchourrón y Bulygin, Sobre la existencia de las normas..., cit., nota 51, pp.
61-63.
61 Se trata de un cambio tanto en el sentido formal como en el material, por lo que
la jurisprudencia que modifica el significado de una norma también produce un cambio
de orden jurídico cuando en el sistema jurídico se le reconoce la eficacia de norma ge-
neral.
30 CARLA HUERTA OCHOA
62 Probablemente sería posible en los casos en que la nulidad ipso iure se encuen-
tre prevista en un sistema jurídico con efectos ex tunc.
CONFLICTOS NORMATIVOS 31
SISTEMA JURÍDICO
OJ1 OJ2
SJ
T1 T2
hace que el nuevo orden herede gran parte de sus normas, permitiendo a
la vez una continuidad de lo regulado.
La noción de sistema se funda en una concepción lineal de tipo hori-
zontal que para la solución de casos permite ir hacia adelante y atrás en
el tiempo puesto que las normas jurídicas tienen una operatividad no so-
lamente pro futuro, sino que también pueden ir hacia el pasado, depen-
diendo, claro está, de las reglas del sistema jurídico en cuestión. Su
principio rector es la dinámica, no solamente en sentido procedimental
en virtud del cual el sistema se modifica de conformidad con los proce-
dimientos que él mismo prevé, sino también temporal, ya que sus nor-
mas pueden operar diferenciadamente en el tiempo. De modo que si las
normas no son eliminadas, sino que se acumulan en el sistema, la única
forma de conocer el grupo de normas aplicables a un caso determinado
es adicionando a esta construcción el concepto de orden jurídico que
permite identificar las normas vigentes en un momento temporal especí-
fico.
Entonces, el orden jurídico puede ser concebido como un árbol o ca-
dena de normas que inicia con la norma suprema a la cual se subordinan
las demás disposiciones secundarias de conformidad con los criterios de
jerarquía y competencia establecidos, por ejemplo. Cada nuevo orden
tiene una composición ligeramente distinta, pero comparte con los ante-
riores la misma norma básica y las normas que no han sido derogadas,
ya que se trasladan automáticamente al siguiente orden jurídico en vir-
tud del mencionado principio de supervivencia. En consecuencia, desde
la perspectiva dinámica, el contenido del sistema jurídico solamente
coincide con el del orden jurídico en un primer momento, es decir, en el
de su creación, al entrar en vigor la norma fundamental. Al darse el pri-
mer cambio la coincidencia termina e inicia la sucesión de órdenes jurí-
dicos que integran un sistema jurídico determinado.
El sistema, por lo tanto, inicia con una Constitución, poniendo fin a
la existencia de un sistema jurídico previo que queda destruido por la
sustitución de su primera norma. De tal suerte que se puede afirmar que
el inicio de un sistema jurídico puede ser identificado, pero no su fin
antes de que ocurra, ya que normalmente éste no es determinado por
una norma del propio sistema. Esto se debe a la vigencia atemporal de
la primera norma, sobre todo en virtud de que prescribe su inviolabili-
dad como mecanismo de defensa de la normatividad de la Constitución.
CONFLICTOS NORMATIVOS 33
2. El orden jurídico
64 El grado del cambio no es relevante, sino sólo que formalmente se pueda iden-
tificar una modificación en el conjunto de normas, ya sea por la introducción o elimina-
34 CARLA HUERTA OCHOA
1. Vigencia y eficacia
2. Existencia y pertenencia
77 Esto se debe a que en el caso de la nulidad ipso iure solamente se constata una
realidad, que la norma es nula, de modo que la inconstitucionalidad y la nulidad serían
equivalentes. Pero si además se declara la nulidad con efectos ex tunc, la declaración
tiene fuerza retroactiva destruyendo sus efectos, por lo que se podría pensar que al no
quedar rastro de la norma en el sistema jurídico, su existencia y pertenencia desaparecen
al mismo tiempo.
78 Cuestionar la existencia de una norma no es tanto un problema ontológico
como una cuestión sobre su capacidad para producir efectos jurídicos.
79 Austin, John, The Province of Jurisprudence determined, Lectures on Jurispru-
dence or The Philosophy of Positive Law, 5a. ed., Londres, John Murray, 1911, t. 1,
lecture VI, pp. 219 y ss.
42 CARLA HUERTA OCHOA
80 Raz, Razón práctica y normas, cit., nota 15, pp. 142 y ss.
81 Raz, The Concept of a Legal System..., cit., nota 54, pp. 191-196.
CONFLICTOS NORMATIVOS 43
47
48 CARLA HUERTA OCHOA
pinen (ed.), Deontic Logic: Introductory and Systematic Readings, Dordrecht, Holanda,
D. Reidel Publishing Co., p. 1.
4 Von Wright, ‘‘Introducción’’, p. 7. De esta propuesta de definición también par-
te Georges Kalinowski en ‘‘Über die Bedeutung der Deontik für Ethik und Rechtsphilo-
sophie’’, p. 101, ambos en Conte, Amedeo et al. (eds.), Deontische Logik und Semantik,
Wiesbaden, Akademische Verlagsgesellschaft Athenaion, 1977.
5 Von Wright, Norma y acción. Una investigación lógica, trad. de Pedro García
Ferrero, Madrid, Tecnos, 1979, pp. 87 y ss.
6 Kelsen, Teoría pura del derecho, 2a. ed., trad. de Roberto J. Vernengo, México,
UNAM, 2000, pp. 90-105.
CONFLICTOS NORMATIVOS 49
patibles, eso nos lleva a pensar en otra propiedad relevante del sistema
jurídico que es la consistencia. La dificultad inicial de distinguir entre co-
herencia y consistencia radica en la estrecha relación que existe entre
ambos conceptos, pues un sistema que contiene normas contradictorias
puede ser calificado como incoherente, dado que no parece ser razona-
ble que un sistema jurídico prevea conductas o consecuencias incompa-
tibles para un mismo caso.11 Pero la presencia de dos o más normas in-
compatibles no hacen al sistema incoherente y tampoco implica que
entre sus normas existan necesariamente contradicciones; lo que signifi-
ca es que los principios que conforman al sistema no son congruentes.12
Si se parte del supuesto que la coherencia y la consistencia son pro-
piedades del sistema, resulta difícil aceptar la posibilidad de conflictos
normativos, ya que una situación tal, hace parecer al sistema como defi-
ciente y desvirtúa su unidad. Por ello es que no solamente es necesario
mejorar el proceso legislativo, sino que para preservar la unidad del sis-
tema es necesario contemplar dicha circunstancia como una simple in-
consistencia entre las normas aplicables a un caso dado, ya que las incon-
sistencias normalmente pueden ser resueltas utilizando los métodos
previstos en el sistema jurídico.
una norma establece que algo está prohibido, y otra obliga a la realiza-
ción de la misma conducta.14 Es evidente que solamente una puede ser
cumplida y que por lo tanto, del incumplimiento de la otra podría deri-
var una sanción coactiva. Esta situación se convierte en un dilema para
el sujeto normativo y, por otra parte, también configura un problema de
eficacia para el sistema.
Se puede decir que el enfrentamiento entre estas normas genera ya
sea un ‘‘conflicto obligacional’’ o bien un ‘‘conflicto de sanciones’’ en
los casos en que se establecen consecuencias jurídicas incompatibles. Si
atendemos a la estructura de la norma, en el primer caso el problema se
encuentra en el supuesto, y se puede ubicar en el carácter (el operador
deóntico) o en el contenido (la conducta regulada), en el segundo caso
el problema está en la sanción o consecuencia normativa. De tal forma
que se puede tratar de conflictos entre los operadores deónticos de las
normas correspondientes por el tipo de prescripción, de sus contenidos,
o de sus consecuencias jurídicas respectivamente.
El conflicto de sanciones se produce cuando las consecuencias jurídi-
cas prescritas a la realización de una conducta son distintas en dos nor-
mas que regulan un mismo supuesto. El problema radica en la potencial
divergencia de dichas consecuencias, ya que para el mismo caso puede
atribuir e impedir el goce de un derecho, o puede establecer una obliga-
ción y prohibir su ejecución. La diferencia puede ser de grado cuando se
refiere al mismo tipo de sanción y la decisión del juez deberá en dicho
caso apoyarse en el criterio de justicia, pero si se trata de consecuencias
jurídicas lógicamente incompatibles, estamos ante un auténtico conflicto
normativo.
En el caso de que el problema se ubique en el supuesto tenemos dos
tipos de conflictos, debido a que el término contradicción puede tener
dos referentes, uno es el carácter de la norma (si es obligatoria, prohibi-
da o permitida), el otro su contenido (la conducta regulada).15 En el pri-
ESQUEMA 1
Conflictos
normativos
ESQUEMA 2
LAS CONTRADICCIONES NORMATIVAS
tintos pueden entrar en conflicto, cuando las conductas prescritas no pueden verificarse
simultáneamente sin que se produzca la vulneración de una de las normas, como por
ejemplo en el caso de la libertad de tránsito que se ve impedida por el ejercicio de la
libertad de expresión de otros, a causa de una manifestación que impide el paso. Tam-
bién puede pensarse en la colisión entre el derecho de expresión que se manifiesta en
una huelga de hambre, con la obligación del Estado de preservar la vida de cualquier
ciudadano, incluida la del huelguista.
24 Se podría pensar que las normas jurídicas se relacionan en un plano ideal, el
‘‘mundo de las normas’’, en donde sus relaciones son perfectas por lo que no pueden
entrar en conflicto, pues se trata de un mundo que no está condicionado por su aplica-
ción, y las normas se relacionan conforme a los criterios del sistema en cuestión. A este
mundo del ‘‘deber ser’’ no tenemos acceso directo, sino a través de los enunciados nor-
mativos emitidos por el legislador dentro de los cuales se encuentran encerradas o es-
condidas las normas, por lo que requieren de interpretación y análisis para conocerlas.
Se podría imaginar como algo parecido al topus uranus de Platón donde solamente son
perceptibles no las sombras, sino la envoltura de las normas, su apariencia. El trabajo del
jurista y del órgano aplicador es descubrirlas.
CONFLICTOS NORMATIVOS 59
30 Aquí se hace una distinción entre los conceptos de sistema y orden jurídicos
conforme a lo expuesto en el capítulo primero, y como se señaló previamente las normas
pueden pertenecer a un mismo o a distintos órdenes jurídicos. Cuando se trata de dos
órdenes distintos es porque el propio sistema jurídico ha hecho una excepción que auto-
riza esa ‘‘irregularidad’’, como podría ser la aplicación ultraactiva o retroactiva de una
norma.
31 Para efectos de los conflictos normativos se acepta la tesis dualista, aun cuando
considero que la tesis monista explica mejor la operatividad del derecho al concebir que
el derecho internacional y el nacional forman una unidad. Sobre el tema véase Kelsen,
Hans, ‘‘Sovereignity’’, pp. 525-536, y Hart, H. L. A., ‘‘Kelsen’s Doctrine of the Unity
of Law’’, pp. 553-581, ambos en Paulson, Stanley y Litschewski, Bonnie (eds.), Norma-
tivity and Norms. Critical Perspectives on Kelsenian Themes, Oxford, Clarendon Press,
1998.
32 Rechtslogik, 2a. ed., Berlín, Duncker und Humblot, 1989, p. 236. En Norm und
66 CARLA HUERTA OCHOA
2. Criterio de jerarquía
Éste sirve para diferenciar los conflictos entre normas del mismo o
distinto rango en un sistema con una estructura jerarquizada que deter-
mina relaciones de supra-subordinación entre las normas que lo inte-
gran. Así, un conflicto normativo se puede verificar entre normas con la
misma o distinta posición jerárquica, de lo cual se derivan dos tipos de
conflicto: entre normas del mismo rango, y entre normas de distinto ran-
go, en virtud de lo cual una se encuentra jerárquicamente subordinada a
la otra. Kelsen,33 al tomar en cuenta la posibilidad de distinguir entre
este tipo de conflictos, señala que los actos de creación de las normas en
conflicto además difieren en el tiempo, con lo que agrega esta variable
al análisis, así como un criterio de solución de conflictos normativos
adicional al de jerarquía.
Esta diferenciación es relevante dado que en una situación de conflic-
to se pueden producir diversas formas de incompatibilidad como conse-
cuencia de que las normas se pueden relacionar entre sí de distintas ma-
neras que dependen de los criterios de organización del sistema. Las
normas de distinto rango deben cumplir formal (procedimiento) y mate-
rialmente (contenido) con las reglas de creación del sistema para que
exista el conflicto, puesto que si alguna de ellas estuviera viciada podría
ser derogada y entonces el conflicto no se produciría. Es por ello que el
factor jerárquico es relevante para la solución de un tipo de conflictos
normativos.
3. Criterio de validez
34 Para Norberto Bobbio, ‘‘(L)a inferioridad de una norma con respecto a otra
consiste en la menor fuerza de su poder normativo, que se manifiesta precisamente en la
incapacidad de establecer reglamentación que sea contraria a la reglamentación de una
norma jerárquicamente superior’’, en Teoría general del derecho, trad. de Eduardo Rozo
Acuña, Madrid, Debate, 1998, p. 201.
35 Cfr. De Otto, Ignacio, Derecho constitucional. Sistema de fuentes, 2a. ed., Bar-
celona, Ariel, 1983, pp. 88-91; Alchourrón y Bulygin, Sobre la existencia de las nor-
mas..., México, Distribuciones Fontamara, 1997, pp. 57, 58 y 79-81.
68 CARLA HUERTA OCHOA
4. La clasificación de Kelsen
36 Díez-Picazo, Luis María, La derogación de las leyes, Madrid, Civitas, 1990, pp.
285-363; Kelsen, Hans, ‘‘Derogation’’, cit., nota 33, pp. 1429-1443; Bobbio, Norberto,
op. cit., nota 34, pp. 203-216.
37 Kelsen, Allgemeine Theorie der Normen, Viena, Manz Verlag, 1979, pp. 99 y ss.
38 Kelsen, Reine Rechtslehre, 2a. ed., Viena, Franz Deuticke, 1960, p. 212; ibi-
dem, pp. 101 y 102; id., ‘‘Derogation’’, cit., nota 33, p. 1438.
39 Según Kelsen, ‘‘There is no doubt that such conflicts between norms exist’’;
‘‘Derogation’’, cit., nota 33, p. 1439.
CONFLICTOS NORMATIVOS 69
40 Kelsen, Allgemeine Theorie..., cit., nota 37, pp. 99 y ss. Paulson analiza y criti-
ca la clasificación de Kelsen rechazando sus tesis en ‘‘Stellt die Allgemeine Theorie der
Normen einen Bruch in Kelsens Lehre dar?’’, Die Reine Rechtslehre in wissenschaftli-
cher Diskussion, Viena, Manz Verlag, 1982, t. 7, pp. 122-141.
41 Von Wright, Norma y acción..., cit., nota 5, pp. 87 y ss.
42 El cuadrado de oposición deóntica sirve para explicitar las formas de oposición
que se pueden producir entre las normas, véase infra.
70 CARLA HUERTA OCHOA
51 En ‘‘Stellt die ‘Allgemeine Theorie der Normen’ einen Bruch in Kelsens Lehre
dar?’’, Paulson utiliza los conceptos de conflictos normativos y colisión de normas, pero
la terminología empleada no solamente no coincide con la de Alexy, sino que Paulson
no hace una distinción entre reglas y principios, además de que los criterios de identifi-
cación que emplea distan de ser claros; Paulson, Die Reine Rechtslehre, cit., nota 40, pp.
137 y ss.
52 Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, cit., nota 2, p. 87.
CONFLICTOS NORMATIVOS 73
53 Wiederin, Ewald, ‘‘Was ist und welche Konsequenzen hat ein Normkonflikt?’’,
Rechtstheorie, 21, 1990, pp. 319 y 320.
54 Ross, Alf, On Law and Justice, Londres, Stevens and Sons, Limited, 1958, pp.
128 y 129.
55 Bobbio, Norberto, op. cit., nota 34, pp. 201-203.
74 CARLA HUERTA OCHOA
57 En el presente estudio se hace referencia a las tres formas básicas de deber ser,
algunos autores consideran también un operador facultativo teniendo en mente las nor-
mas competenciales, pero se trata más bien de normas complejas que poseen un carácter
especial compuesto por una combinación de operadores. Sobre este tema no se abundará
en el presente estudio, ya que en virtud de su complejidad requiere de un análisis espe-
cial.
CONFLICTOS NORMATIVOS 77
58 Las modalidades pueden ser definidas de distintas formas, por ejemplo, Pavel
Holländer define la prohibición como la modalidad por la cual la alternativa de conducta
prevista en la norma, es una alternativa excluida. La obligación significa que la alterna-
tiva de conducta prescrita en la norma constituye para el sujeto es una opción fija, por
lo que la acción debe realizarse ordenada y puntualmente. En el caso del permiso en
cambio, la norma no prescribe una alternativa de conducta; Rechtsnorm, Logik und
Wahrheitswerte, Baden-Baden, Nomos Verlagsgessellschaft, 1993, p. 86.
59 Sieckmann considera que tanto las normas competenciales como las derogatorias
constituyen modalidades complejas; Regelmodelle und Prinzipienmodelle des Rechts-
systems, cit., nota 2, p. 36. Según Tecla Mazzarese las normas competenciales no pue-
den ser reducidas a los operadores deónticos básicos (obligatorio, prohibido o permitido)
porque son o establecen las condiciones de validez jurídica (sistémica) de otras normas;
‘‘Deontic Logic as Logic of Legal Norms: Two Main Problems’’, Ratio Iuris, Oxford,
vol. 4, núm. 3, diciembre de 1991, p. 377.
60 Holländer, op. cit., nota 58, pp. 87 y 88; id. y Knapp, ‘‘Zur Problematik des
deontischen Quadrats in der deontischen Logik’’, ARSP, Stuttgart, vol. 77, 1991, t. 3, pp.
402 y 403. Weinberger hace una definición similar de los tipos de permisión en Norm
und Institution, cit., nota 32, p. 68.
78 CARLA HUERTA OCHOA
2) La explícita (PA),61 que significa que en los casos en que una de-
terminada conducta (p) esté permitida, entonces también la negación de
dicha conducta (¬p) está permitida (por lo que su ejercicio es potesta-
tivo).
3) La indiferente (PI), que se infiere de la ausencia de regulación. Por
lo tanto, una conducta y su negación están permitidas cuando no han
sido reguladas (en consecuencia su ejercicio no es jurídicamente rele-
vante).
Como se puede observar, la permisión puede ser interpretada de dis-
tintas formas,62 pero la permisión indiferente en todo caso no puede ser
considerada como jurídica al no estar prevista en una norma, es por ello
que en ocasiones se habla de una ‘‘permisión débil’’63 que deriva de una
ausencia de prohibición; por lo mismo, no puede ser considerada como
factor de potencial conflicto. La permisión implícita significa que una
conducta obligatoria no solamente debe, sino que puede ser realizada.
Este ‘‘poder’’ no se refiere solamente a una cuestión de orden fáctico, de
posibilidad lógica, sino a que la conducta ‘‘debe poder’’ realizarse efec-
tivamente, por lo que no debe ser impedida su verificación ni la de su
consecuencia. Esto significa, por un parte, que la conducta obligada no
debe ser prohibida, y por la otra, que no existe una libertad para decidir
sobre la realización de la conducta. La permisión explícita en cambio, se
encuentra expresamente prevista en una norma, por ello en ocasiones ha
sido denominada como ‘‘permisión fuerte’’. Un permiso de este tipo es-
tablece la posibilidad de realizar o no la conducta prescrita, ya que sub-
siste la libertad de utilizar el permiso o no hacerlo a elección del indivi-
duo. La regulación de una permisión tiene normalmente el significado
DIAGRAMA 3
RELACIONES DE OPOSICIÓN DEÓNTICA
Op contraria Fp
contradictoria
Pp subcontraria P¬ p
Lp
64 Holländer y Knapp (op. cit., nota 60, pp. 402-405) opinan que a diferencia de
la lógica de predicados, en la lógica deóntica existe una pluralidad de cuadrados, en vir-
tud de los diversos significados del término ‘‘permisión’’.
65 Alexy, Theorie der Grundrechte, cit., nota 18, p. 185. Alchourrón y Bulygin lo
denominan facultativo, y para ellos corresponde a la permisión indiferente de von
Wright (Introducción a la metodología de las ciencias jurídicas y sociales, Buenos Ai-
res, Astrea, 1975, pp. 36 y 74).
80 CARLA HUERTA OCHOA
CUADRO 4
Op Fp Pp P¬p
(PG>----<PA)*
Fp / ---- / ----
Op ---- / PAp / Op /
PGp ---- Op
Pp (=PA) / / ---- ----
P¬ p (=PA) / / ---- ----
* Pp se entiende o bien como derivada de una obligación (Op) o como facultativa (Lp),
pero no puede ser interpretado de ambas maneras simultáneamente. Incluir la acción (p)
y la omisión (¬ p) tiene por objeto evaluar la variable de los contenidos.
69 En ese mismo sentido Martin Borowski señala que ‘‘en todo caso de restricción
de un derecho fundamental por vía de una regla legal, ésta tiene que estar sustentada por
principios constitucionales’’. Borowski, Martin, ‘‘La restricción de los derechos funda-
mentales’’, Revista Española de Derecho Constitucional, Madrid, año 20, núm. 59,
mayo-agosto de 2000, pp. 41 y 29-56.
CONFLICTOS NORMATIVOS 83
85
86 CARLA HUERTA OCHOA
nulidad, por lo que dichas normas no podrían ser válidas. Así, la nulidad
se produciría por sí misma, automáticamente, desde que la norma fuera
expedida, pero por lo mismo no podría producir efectos jurídicos. En
contra de esta postura Christoph Moench sostiene que es un error equi-
parar la inconstitucionalidad con la nulidad, e incluso se opone a la nu-
lidad ipso iure inicial que no requiere de una declaración por el tribunal
constitucional.3
En los sistemas dinámicos o procedimentales en cambio, los conflic-
tos normativos no solamente son posibles, sino que en ellos se realiza el
ideal normativo de la coherencia, para lo cual se establecen diversos
procedimientos de solución de los conflictos. Genéricamente hablando,
existen dos métodos para superar los conflictos normativos:
1) Uno débil, que consiste en el hecho de que las normas en cuestión
siguen siendo válidas, pero dejan de ser aplicables para el caso que se
está decidiendo, y
2) Uno fuerte, que se compone de tres alternativas:
11 Von Wright, ‘‘Is and Ought’’, en Bulygin et al. (eds.), Man, Law and Modern
Forms of Life, Dordrecht-Boston-Lancaster, D. Reidel Publishing Co., 1985, pp. 270 y ss.
12 Sobre el legislador racional, véase Nino, Carlos, Consideraciones sobre la dog-
mática jurídica, México, UNAM, 1989, pp. 85-101.
13 Munzer, ‘‘Validity and Legal Conflicts’’, Yale Law Journal, New Haven, Con-
necticut, vol. 82, 1973, p. 1174.
CONFLICTOS NORMATIVOS 91
normativos18 (Soll Sätze) significa para él, que las normas no pueden ser
cumplidas simultáneamente por razones de orden lógico. Sin embargo,
aclara que se puede hablar en lugar de incompatibilidad entre enuncia-
dos normativos, de contradicciones lógico-normativas, siempre y cuando
sea claro que se trata de un tipo diferente de contradicción, distinta a la
contradicción entre enunciados.19 La incompatibilidad de enunciados
normativos no se configura como la imposibilidad simultánea de dos
enunciados para ser verdaderos, ya que carecen de valores de verdad,
sino como la imposibilidad lógica de la satisfacción de la conjunción de
sus contenidos.20
En su opinión los sistemas normativos deben ser consistentes, es de-
cir, libres de contradicciones. El postulado lógico normativo de la con-
sistencia21 no excluye, sin embargo, que de hecho se produzcan contra-
dicciones en un sistema jurídico. Para él, la inconsistencia es siempre un
defecto lógico del sistema, como prueba cita la derogación material que
se produce como consecuencia del enfrentamiento entre las normas. Este
tipo de derogación se verifica en aquellas situaciones en que la nueva
norma es lógicamente incompatible con el orden jurídico, de tal forma
que los contenidos de la nueva norma y la anterior no son simultánea-
mente realizables. Esta situación, según Weinberger, demuestra que las
contradicciones lógico-normativas suceden, ya que la derogación mate-
rial sólo tiene sentido si las contradicciones lógicas entre normas son
posibles.22 Así, para Weinberger los conflictos normativos existen como
18 El término se refiere a los enunciados que expresan un deber ser, y que previa-
mente fueron definidos como aquellos que expresan una norma.
19 Según Weinberger el enunciado normativo expresa un deber, respectivamente
un permiso. El enunciado normativo es la expresión lingüística de la norma y la norma
el significado del enunciado normativo. El contenido de los enunciados normativos es la
descripción de lo obligado, prohibido o permitido. Weinberger, Rechtslogik, Berlín,
Duncker und Humblot, 1989, p. 55.
20 Ibidem, pp. 242 y 236.
21 Para Weinberger, el postulado de la consistencia expresa la unidad del sistema
jurídico y enuncia que un sistema normativo no puede contener enunciados normativos
incompatibles, es decir, que se encuentren mutuamente en contradicción lógico-normati-
va. En otras palabras, un mismo comportamiento no puede estar: a) simultáneamente
obligado ni prohibido, b) ni prohibido y permitido al mismo tiempo. Weinberger, Norm
und Institution, cit., nota 17, 1988, p. 66, y ‘‘Normenlogik und logische Bereiche’’,
Deontische Logik und Sematik, Wiesbaden, Athenaion, 1977, pp. 184 y 198.
22 Weinberger, Norm und Institution, cit., nota 17, p. 112; ‘‘Kelsens These von der
Unanwendbarkeit logischer Regeln auf Normen’’, Die Reine Rechtslehre in wissensschaft-
CONFLICTOS NORMATIVOS 93
licher Diskussion, Viena, Manz Verlag, 1982, t. 7, p. 119; ‘‘The Theory of Legal Dyna-
mics Reconsidered’’, Ratio Iuris, Oxford, vol. 4, núm. 1, marzo de 1991, p. 25.
23 Lo mismo sucede con el postulado de consistencia que Carlos Alchourrón define
en términos de soluciones más que de las normas, como el requisito de la ausencia de
soluciones normativas incompatibles para un caso genérico derivadas de un conjunto
de normas. ‘‘On Law and Logic’’, en Artosi et al. (eds.), From Practical Reason to Le-
gal Computer Science, Part I: Practical, Reason, History of Deontics, Computer Law,
Bologna, European Journal of Law, Philosophy and Computer Science-CLUEB, 1998,
vol. 1-1, p. 21.
24 On Law and Reason, Holanda, Kluwer Academic Publishing, 1989, pp. 418-
420. Se ha utilizado el término conflicto de normas por corresponder al concepto al que
el autor se refiere, pues a pesar de trabajar cercanamente con Alexy no utiliza la misma
terminología que éste, ya que habla de colisión de reglas (collision of rules).
94 CARLA HUERTA OCHOA
30 ‘‘Über die Bedeutung der Deontik für Ethik und Rechtsphilosophie’’, en Conte,
Amedeo et al. (eds.), Deontische Logik und Semantik, Wiesbaden, Akademische Ver-
lagsgesellschaft Athenaion, 1977, pp. 106 y 109.
31 Un trabajo a destacar es el de Pavel Holländer, quien en Rechtsnormen, Logik
und Wahrheitswerte (cit., nota 28, pp. 18 y ss.) analiza el problema de los valores de
verdad, realizando consideraciones posteriores respecto de la postura de diversos teóri-
cos del derecho que rechazan o aceptan la posibilidad de atribuir valores de verdad a las
normas.
32 ‘‘Über die Bedeutung der Deontik für Ethik und Rechtsphilosophie’’, cit., nota
30, p. 129. Bengt Hansson tampoco excluye los valores de verdad aunque en principio
solamente son aplicables a las proposiciones; ‘‘An Analysis of some Deontic Logic’’, en
Hilpinen (ed.), Deontic Logic: Introductory and Systematic Readings, Dordrecht, Holan-
da, D. Reidel Publishing Co., 1971, p. 123.
33 En Norm und Institution (cit., nota 17, pp. 65 y ss.), Ota Weinberger no sola-
mente considera posibles las inferencias normativas sino que analiza su naturaleza y pro-
pone unas reglas básicas de inferencia.
CONFLICTOS NORMATIVOS 97
34 Sobre el concepto de realidad véase Weinberger, Rechtslogik, cit., nota 19, pp.
73 y ss. Peczenik señala que la verdad es un concepto ontológico que presupone algo
sobre hechos reales, por ello es que considera dudoso que las normas y los enunciados
interpretativos que poseen un significado teórico y práctico, puedan ser verdaderos; On
Law and Reason, cit., nota 24, p. 186.
35 La subsunción no es un proceso que sirva para comprobar la verdad de la nor-
ma, sino para comparar el supuesto normativo con los hechos que se han verificado y
así determinar la aplicabilidad de la norma. En este mismo sentido se expresa Karl En-
gisch en Introducción al pensamiento jurídico, trad. de E. Garzón Valdés, Madrid, Edi-
ciones Guadarrama, 1967, pp. 69 y 70. Para Kelsen, la subsunción es simplemente un
acto de creación normativa, de tal forma que los hechos se subsumen en la norma gene-
ral y se produce derecho, en consecuencia no está relacionado con la determinación de
la verdad; ‘‘Die Idee des Naturrechtes’’, Die Wiener Rechtstheoretische Schule, Viena,
Europa Verlag, 1968, p. 261. No obstante, una gran parte de la doctrina ha considerado
erróneamente al modelo de la subsunción como el procedimiento mediante el cual se
infiere una norma individual a partir de una norma general.
98 CARLA HUERTA OCHOA
‘‘norms are prescriptions of human conduct’’, y ‘‘norm formulation is the sign or symbol
(the words) used in enunciating (formulating) the norm’’; Norm and Action, cit., nota
16, pp. 93-95.
39 Von Wright sostiene que: ‘‘That prescriptions lack truth-value we can, I think,
safely accept’’; Norm and Action, cit., nota 16, p. 104. En ‘‘Bedingungsnormen, ein
Prüfstein für die Normenlogik’’, von Wright abandona la timidez de la afirmación, y
sostiene que las normas carecen de valores de verdad, puesto que no son descripciones.
Von Wright, ‘‘Bedingungsnormen, ein Prüfstein für die Normenlogik’’, en Krawietz, W.
et al. (eds.), Theorie del Normen, Festschrift für Ota Weinberger zum 65. Geburtstag,
Berlín, Duncker und Humblot, 1984, pp. 447 y ss. También Ross es de la misma opi-
nión ‘‘...it is indisputed, that directives have no truth-value in directive legal speech...’’;
Directives and Norms, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1968, p. 184.
40 Von Wright, ‘‘Sein und Sollen’’, cit., nota 15, pp. 31 y 40. Es más, para él, el
conflicto entre obligaciones no solamente surge bajo circunstancias especiales, sino que
se constituye lo que podría denominarse como un predicamento (moral); ‘‘A New
System of Deontic Logic’’, en Hilpinen (ed.), Deontic Logic: Introductory and Systema-
tic Readings, Dordrecht, Holanda, D. Reidel Publishing Co., 1971, p. 118.
41 Von Wright, The Varieties of Goodness, Londres, Routledge and Kegan Paul,
1963, p. 167.
42 Kelsen, Allgemeine Theorie..., cit., nota 4, pp. 150 y ss.; por otra parte, el sen-
tido de un acto de voluntad significa, ‘‘daß sich ein anderer in bestimmter Weise ver-
halten soll’’, es decir, que otro debe comportarse de determinada manera; ibidem, pp. 2
y 31.
100 CARLA HUERTA OCHOA
lógicas entre normas. Por lo mismo, tampoco son aplicables los princi-
pios lógicos a las normas, sin embargo, Kelsen no afirma con ello que no
exista ningún tipo de relación lógica entre las normas.43 A pesar de que
a lo largo de su extensa obra cambia de opinión en relación con la posi-
bilidad de aplicar reglas lógicas a las normas, siempre fue para él in-
cuestionable que los predicados verdadero o falso no son atribuibles a
las normas, porque éstas solamente pueden ser válidas o no válidas. Por
lo tanto, en su opinión, un conflicto normativo como tal no puede cons-
tituir una contradicción en sentido lógico. En su artículo sobre la dero-
gación, Kelsen sostiene que en virtud de que el conflicto entre normas
presupone la validez de ambas, las aserciones sobre la validez de ambas
normas son verdaderas, de modo que el conflicto entre normas no sola-
mente no es una contradicción lógica, sino que ni siquiera puede ser
comparado con ella.44
Según Perelman las antinomias no conciernen a la verdad o la false-
dad, pues no afirman simultáneamente dos posiciones contradictorias,
sino que consisten en una o varias normas cuya aplicación conduce, en
una situación dada, a directivas incompatibles.45 De modo que si un
conflicto normativo se puede definir como una incompatibilidad, enton-
ces se puede asumir que no en todos los casos se presenta una contra-
dicción. En ese sentido, Rupert Schreiber ha señalado que ‘‘no todo lo
que es considerado bajo el término contradicción en la ciencia del dere-
cho se refiere a contradicciones en el ámbito lógico’’.46 Estas otras ‘‘for-
mas de contradicción’’ parecen tener más bien carácter de incoherencias.
Karl Engisch47 advirtió el problema y elaboró la siguiente clasifica-
ción de pseudocontradicciones en el lenguaje jurídico que abarca: a) las
contradicciones técnico-legales que en realidad no constituyen contra-
dicciones en el sentido lógico, pues se deben a la falta de unidad en la
terminología, el error surge de la atribución de una falsa significación al
43 Kelsen, Recht und Logik, Die Wiener Rechtstheoretische Schule, Austria, Euro-
pa Verlag, 1968, t. 2, p. 1492.
44 ‘‘Derogation’’, Die Wiener Rechtstheoretische Schule, Austria, Europa Verlag,
1968, t. 2, p. 1439.
45 Al hablar Perelman de conflictos normativos utiliza el término de antinomia;
para él ésta se produce cuando en referencia a un caso concreto existen en un mismo
sistema dos directivas incompatibles a las cuales no es posible ajustarse simultáneamen-
te; Perelman, op. cit., nota 29, pp. 57 y 58.
46 Lógica del derecho, 3a. ed., México, Distribuciones Fontamara, 1995, p. 80.
47 Engisch, Introducción al pensamiento jurídico, cit., nota 35, pp. 197-209.
CONFLICTOS NORMATIVOS 101
54 ‘‘Bedingungsnormen, ein Prüfstein für die Normenlogik’’, cit., nota 39, p. 453.
55 En pocas palabras se puede decir que la lógica es un sistema de relaciones abs-
tractas que busca formular y sistematizar las relaciones entre proposiciones, así como su
validez, analizando las propiedades y relaciones de un lenguaje independientemente de
toda interpretación del mismo.
104 CARLA HUERTA OCHOA
59 Weinberger, Rechtslogik, cit., nota 19, p. 219; id., Norm und Institution, cit.,
nota 17, p. 59, y ‘‘Normenlogik und logische Bereiche’’, cit., nota 21, p. 205.
60 Alexy, Robert, Teoría de la argumentación jurídica, trad. de Manuel Atienza e
Isabel Espejo, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1997, pp. 185 y 186.
61 Von Wright, ‘‘Sein und Sollen’’, cit., nota 15, p. 73.
62 Weinberger, Rechtslogik, cit., nota 19, p. 254.
63 Ordinale Deontik, Viena-Nueva York, Springer Verlag, 1974, p. 5.
64 Von Wright parte de dicho presupuesto en The Varieties of Goodness (cit., nota
41, p. 167) al aseverar que: ‘‘We must, I think, accept that practical syllogisms are logi-
cally valid pieces of argumentation in their own right. Accepting them means an enlar-
gement of the province of logic’’. op. cit., nota 41, p. 167.
106 CARLA HUERTA OCHOA
65 Von Wright, Norm and Action, cit., nota 16, pp. 151, 145 y ss.
66 Von Wright: ‘‘A norm directing a person to undertake both a certain act and
its complement is directively unreasonable it prescribes what is logically unreasonable,
and its fulfilment is therefore logically impossible’’; ibidem, p. 174.
67 Munzer, ‘‘Validity and Legal Conflicts’’, cit., nota 13, p. 1165.
68 Como ya se mencionó, von Wright (Norm and Action, cit., nota 16, pp. 95 y
ss.) hace esta misma distinción entre ‘‘norm’’ y ‘‘norm formulation’’, y coincide con J.
R. Sieckmann; véase ‘‘Semantischer Normbegriff und Normbegründung’’, ARSP, Stutt-
gart, 80, 1994, p. 228. La terminología utilizada por Sieckmann coincide a su vez con la
de C. y O. Weinberger (Logik, Semantik und Hermeneutik, München, Beck, 1979, pp.
20 y 108), así como con la de Alexy (Theorie der Grundrechte, Frankfurt, Suhrkamp,
1994, pp. 42 y ss.), ya que semánticamente, la norma es el significado de un enunciado
normativo.
CONFLICTOS NORMATIVOS 107
derecho, aunque tan sólo fuese de manera indirecta en relación con las
proposiciones normativas (Normsätze).69 En el último periodo de su obra,
opinaba sin embargo que las reglas lógicas no son ni directa ni indirecta-
mente aplicables, ya que las normas constituyen el sentido de un acto de
voluntad. En consecuencia, su validez queda vinculada a la voluntad de
quien emite el enunciado normativo (del legislador).
En opinión de Kelsen un conflicto normativo no puede ser compara-
do con una contradicción,70 ya que si los principios lógicos no son apli-
cables a las normas, y éstas carecen de valores de verdad, no se trata de
una contradicción lógica.71 Asimismo, considera que en el caso de que
el principio de no contradicción fuese aplicable a las normas, solamente
una de ellas podría ser válida; sin embargo, las normas en conflicto de-
ben ser válidas para que exista el conflicto. Así, los conflictos normati-
vos se resuelven cuando una de las normas en conflicto es anulada a
través del procedimiento establecido. Es por ello que en opinión de Kel-
sen no se puede hacer la analogía entre la validez de las normas y la
verdad de los enunciados. La relación se establece más bien en términos
de su existencia, ya que la validez de una norma es su existencia ideal.72
Una contradicción lógica, siguiendo a Kelsen, solamente puede darse
entre juicios que pueden o no ser verdaderos, no entre conceptos, y me-
nos aún entre normas que no pueden ser ni verdaderas ni falsas.73
Por otra parte, para Kelsen, la derivación lógica de conclusiones a
partir de normas no es posible, porque a éstas no pueden ser atribuidos
69 Kelsen, Allgemeine Theorie..., cit., nota 4, pp. 167 y ss. Sobre la aplicación in-
directa de las reglas lógicas a las proposiciones normativas, véase Reine Rechtslehre,
cit., nota 5, pp. 210, 76 y 77. En esta obra Kelsen asume que el principio de no contra-
dicción es aplicable indirectamente a las normas, a través de las respectivas proposicio-
nes normativas que describen la validez de las normas en conflicto. Weinberger critica
el esfuerzo que hace Kelsen en la segunda edición de la Teoría pura del derecho para
explicar la contradicción entre las normas mediante la contradicción entre proposiciones
normativas; ‘‘Is and Ought Reconsidered’’, ARSP, Wiesbaden, 70, 1984, p. 463, también
en Rechtslogik, cit., nota 19, p. 236. Para Weinberger, a diferencia de Kelsen, los enun-
ciados normativos no pueden constituir una contradicción lógica, ya que configuran una
verdadera y consistente descripción de las inconsistencias del sistema jurídico; ‘‘Kelsens
These von der...’’, cit., nota 22, pp. 116 y ss.
70 Kelsen, Allgemeine Theorie..., cit., nota 4, p. 101.
71 Ibidem, pp. 167 y 168.
72 Ibidem, p. 171.
73 ‘‘Da eine Norm weder wahr noch unwahr, sondern nur gültig oder ungültig sein
kann, ist ein Normkonflikt kein logischer Widerspruch im strikten Sinne’’. Reine Rechtslehre,
cit., nota 5, p. 358, así también Allgemeine Theorie..., cit., nota 4, p. 168.
108 CARLA HUERTA OCHOA
74 Hume, David, A Treatise on Human Nature (ed. Selby-Bigge), 2a. ed., Oxford,
Clarendon Press, 1978, p. 469; Von Wright (‘‘Ser y deber ser’’, cit., nota 15, pp. 87-110)
considera que ‘‘el ser y el deber ser están separados por un abismo infranqueable’’.
75 Para Weinberger el postulado de la no deducibilidad no debe ser infringido;
Rechtslogik, cit., nota 19, p. 246, y Norm und Institution, cit., nota 17, p. 60.
76 Kelsen, Reine Rechtslehre, cit., nota 5, pp. 111 y 358.
77 Como sabemos, Kelsen cambió de opinión con el tiempo, en la primera edición
de la Teoría pura del derecho consideraba que los principios lógicos eran aplicables en
el ámbito del derecho; en la segunda edición precisaba, sin embargo, que la aplicación
era solamente de manera indirecta a los enunciados normativos. En la Teoría general de
las normas, finalmente sostuvo que esos principios no eran aplicables ni directa ni indi-
rectamente a la relación entre normas jurídicas, fundamentalmente por su carácter de
CONFLICTOS NORMATIVOS 109
82 Ross, Directives and Norms, cit., nota 39, pp. 169 y 170. La directiva para Ross
es lo que aquí hemos denominado norma; a la norma la define como la directiva que
corresponde a ciertos hechos sociales (pp. 82 y ss).
83 ‘‘A norm directing a person, either a judge or any other person, to undertake
both a certain act and its complement is directively unreasonable, which means that it
prescribes what is logically impossible, and its fulfillment is therefore logically impossi-
ble’’, y agrega que ‘‘A norm formulation which at the same time prohibits and permits
the same act is directively pure nonsense’’; ibidem, p. 174.
84 ‘‘Some Considerations on the Problem of Antinomies in Law’’, cit., nota 2, p. 8.
CONFLICTOS NORMATIVOS 111
una voluntad tal en los sistemas jurídicos en que coexisten una plurali-
dad de órganos creadores de normas.
93 Paulson, Stanley, ‘‘Stellt die Allgemeine Theorie der Normen einen Bruch in
Kelsen Lehre dar?’’, Die Reine Rechtslehre in wissenschaftlicher Diskussion, cit., nota
22, p. 130.
94 Conte, ‘‘Deon in Deontics’’, Ratio Iuris, Oxford, vol. 4, núm. 3, diciembre de
1991, p. 351.
95 Alexy, Robert, Theorie der Grundrechte, cit., nota 68, p. 77.
96 Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, traducción de E. Garzón
Valdés, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1993, p. 105.
CONFLICTOS NORMATIVOS 115
121
122 CARLA HUERTA OCHOA
1 Summers, R. S., ‘‘Der formale Charakter des Rechts II’’, ARSP, Stuttgart, 80,
1994, pp. 67 y 68.
CONFLICTOS NORMATIVOS 123
2 Ibidem, p. 66.
124 CARLA HUERTA OCHOA
tradicciones. Es por ello que afirma que la unidad del sistema normativo
se expresa en el ‘‘postulado de consistencia’’, el cual solamente es válido
en relación con las normas de un mismo sistema. Para él, los sistemas
normativos conforman una unidad mental, y en consecuencia, pueden ser
entendidos como una unidad racional. El problema de la inconsistencia
radica en que un sistema jurídico contradictorio es lógicamente defi-
ciente, y en consecuencia no es satisfacible, es decir, sus normas no
puede ser cumplidas. Sin embargo, las contradicciones no hacen al sis-
tema formalmente inconsistente, ya que frecuentemente dependen de las
circunstancias. Pero no debe confundirse la consistencia con la unidad
misma del sistema jurídico, ya que mientras la consistencia puede ser
concebida como un atributo del sistema, aun cuando en realidad no se
trate de una característica, sino más bien de una pretensión o principio
regulativo, la unidad es un presupuesto operativo.
Finalmente, es necesario recordar que el derecho se organiza como un
sistema cuyas normas se encuentran en un modo especial de conexión.
La noción de sistema refleja la unidad de las normas cuyas relaciones
dependen de diversos criterios de ordenación, por lo que el fundamento
de esta unidad debe ser identificado. A pesar de que se han realizado
diversos ensayos para fundamentar esta unidad, a continuación se men-
cionan solamente dos de las teorías más conocidas, la de Kelsen y la de
Hart.
10 Kelsen, Reine Rechtslehre, 2a. ed., Viena, Franz Deuticke, 1960, p. 197. Más
adelante señala que: ‘‘Ihre Einheit (der Rechtsordnung) ist durch den Zusammenhang
hergestellt, der sich daraus ergibt, daß die Geltung einer Norm die gemäß einer anderen
Norm erzeugt wurde, auf dieser anderen Norm beruht, deren Erzeugung wieder durch
andere bestimmt wird; ein Regreß, der letzlich in der ----vorausgesetzten---- Grundnorm
mündet’’ (p. 228).
CONFLICTOS NORMATIVOS 127
que todas las normas pueden ser reconducidas mediante una regresión a
ella. Sin embargo, la validez de una norma solamente puede reposar en
la validez de otra, y la norma fundamental es finalmente un presupuesto
metodológico o una ficción.
Así, un sistema solamente existe como tal cuando entre sus elementos
se produce una relación en virtud de la cual constituyen una unidad.
Pero la unidad del sistema jurídico no puede encontrarse en la norma
fundamental de Kelsen, porque no es una norma de derecho positivo,
sino una norma extrasistemática. No obstante, de esta manera quizá po-
dría fundamentarse la legitimidad del sistema jurídico, aunque no se
pueda justificar su validez.
Hart, por su parte, rechaza la teoría de la norma fundamental. Para él,
la unidad del sistema jurídico procede de su ‘‘regla de reconocimiento’’
(rule of recognition),15 la cual no solamente contiene el supremo criterio
de validez sino que también determina la pertenencia de las normas.16
Según Hart, la validez de la regla de reconocimiento es una mezcla de
validez jurídica y social, dado que la existencia y el contenido de la regla
de reconocimiento es más bien una cuestión de hecho.17 Esta regla de re-
conocimiento se refiere a un sistema jurídico concreto, en un momento
determinado en el tiempo de su existencia. No es una norma suprapositi-
va como la norma fundamental de Kelsen y tampoco es un criterio en sí
misma, sino una regla que contiene criterios de validez y pertenencia, a
pesar de que de ella no se pueda predicar validez jurídica.18
De modo que la regla de reconocimiento de Hart contiene los crite-
rios de validez de un sistema jurídico concreto estructurado jerárquica-
mente, pero los presupuestos de la existencia de la regla de reconoci-
miento corresponden a los de una regla social, por lo que como tal debe
considerarse como una prescripción sin carácter positivo. Para Hart, la
validez tiene valor intrasistémico, pues se refiere a la adecuación de una
15 Hart, The Concept of Law, Oxford, Clarendon Press, 1961, pp. 92 y ss.
16 Michael Pawlik hace una amplia comparación de las teorías de Kelsen y Hart
en Die Reine Rechtslehre und die Rechtstheorie H. L. A. Harts. Ein kritischer Vergleich,
Berlín, Duncker und Humblot, 1993, pp. 154 y ss.
17 Hart, The Concept of Law, cit., nota 15, p. 107.
18 Hart señala que: ‘‘...the rule of recognition exists only as a complex, but nor-
mally concordant, practice of the courts, officials, and private persons in identifying the
law by reference to certain criteria, its existence is a matter of fact’’. Para él, es una
‘‘...ultimate rule of recognition which provides a system of rules with its criteria of va-
lidity’’; ibidem, p. 107.
CONFLICTOS NORMATIVOS 129
ese sentido véase Merkl, Adolf, ‘‘Prolegomena einer Theorie des rechtlichen Stufen-
baues’’, Die Wiener Rechtstheoretische Schule, Schriften von H. Kelsen, A. Merkl, A.
Verdross, Viena, Europa Verlag, 1968, pp. 1340 y ss.; De Otto, Derecho constitucional.
Sistema de fuentes, Barcelona, Ariel, 1989, p. 89.
33 Véase De Otto, op. cit., nota anterior, pp. 88-91.
34 Sobre la validez definitiva véase infra apartado IV, 3.
138 CARLA HUERTA OCHOA
lidad de las normas, que como reglas que operen de manera mecánica e
independiente del criterio del órgano aplicador.
La distribución de materias es un criterio de distribución competen-
cial, que en el caso de los conflictos normativos sirve para equilibrar la
solución, ya que complementa y corrige el criterio de jerarquía formal.
La principal diferencia radica en que el primero prevé la relación entre
las normas conforme a su contenido, lo que debe ayudar a resolver con-
flictos entre normas de igual rango, pero que tienen materias reservadas.
El criterio jerárquico distingue las normas procedimentalmente, pero
sólo indica su prevalencia según su rango, es por ello que en cierto tipo
de conflictos se requiere más de un criterio para su solución, sobre todo
porque no en todos los casos de conflicto la prevalencia es reconocida a
la norma superior.
En el proceso de solución de conflictos normativos surge también
otro tipo de problemas cuando la Constitución no contiene normas dero-
gatorias específicas ni reglas de prelación que fijen el rango y ordena-
ción de las fuentes. En estos casos, el órgano competente debe comenzar
por revisar las normas que regulan la creación normativa para determi-
nar cuál de las normas es válida y cuál no. Sin embargo, esto solamente
proporcionaría una respuesta en cuanto a la validez de las normas, pero
no necesariamente resolvería el problema de la aplicabilidad de las nor-
mas en un caso de conflicto. La respuesta definitiva en cuanto a la pre-
valencia de las normas la tendría que proporcionar el juez, quien en
ciertos casos podría incluso recurrir a la doctrina.
2. La derogación
37 Según von Wright son normas de segundo orden aquellas cuyo contenido es un
acto normativo que consiste en emitir o cancelar una norma de primer orden, es decir,
las que no prescriben actos normativos, sino solamente regulan conductas; Norm and
Action, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1963, p. 191.
38 Kelsen, Reine Rechstslehre, cit., nota 10, pp. 55, 244 y 262.
CONFLICTOS NORMATIVOS 141
ductas de los órganos que deben aplicar o dejar de aplicar una norma
específica. Por ello, aun cuando estas normas se refieren a la validez de
otras normas,39 también pueden ser consideradas como reglas de con-
ducta en sentido estricto, puesto que establecen una acción u omisión en
relación con una norma determinada como debida, prohibida o permitida
a la autoridad competente que debe aplicar la que es derogada.40
Kelsen41 considera que la derogación deriva siempre de un acto ex-
preso, ya que no constituye un principio lógico, sino la función de una
norma positiva que afecta la validez de otra norma, de tal forma que
para él, las normas derogatorias son normas de derecho positivo.42 Así,
en caso de un conflicto entre dos normas, la derogación resulta de una
tercera norma que puede ser individual o general, y que establece cuál
de las normas debe perder su validez. En su opinión, la invalidez de una
norma no es una consecuencia necesaria que opere ipso iure como resul-
tado de un conflicto. Por otra parte, Kelsen también señala que la norma
derogada a causa del conflicto no es necesariamente eliminada del siste-
ma jurídico, sino que es consecuencia de la resolución de no aplicación
de una de las normas.
El contenido de las normas derogatorias, la conducta regulada, se re-
fiere a la aplicación de las normas, a cuáles deben considerarse como
obligatorias y cuáles no en un caso de conflicto. Kelsen43 no es de la
misma opinión, pues considera a la derogación como una función espe-
cífica de la norma, por lo que para él, a diferencia de otras normas, la
derogación no se refiere a una cierta conducta, sino a la validez de otra
norma, por ello no constituye un deber ser, sino un no-deber ser (non-
ought). Con ‘‘no-deber ser’’ Kelsen a lo que se refiere es más bien a que
la norma derogada pierde su obligatoriedad, no a que existan formas de
39 En relación con el tema de las normas que regulan normas, o sobre la conside-
ración de este tipo de normas como ‘‘normas sobre la producción jurídica’’, véase Díez-
Picazo, La derogación de las leyes, Madrid, Civitas, 1990, pp. 119 y ss.; Pizzorusso,
Delle fonti del diritto, Bologna, Zanichelli, 1977, pp. 7 y ss.; o sobre las normas secun-
darias de Hart, El concepto de derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1977, pp. 99
y ss.
40 De manera más extensa se aborda el tema en ‘‘Artículos transitorios y deroga-
ción’’, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 102, 2001, pp. 811-840.
41 Kelsen, ‘‘Derogation’’, Die Wiener Rechtstheoretische Schule, Viena, Europa
Verlag, 1968, pp. 1429-1443.
42 Kelsen, Allgemeine Theorie..., cit., nota 12, p. 103.
43 Kelsen, Hans, ‘‘Derogation’’, cit., nota 41, p. 1429.
142 CARLA HUERTA OCHOA
en el artículo 133 una regla de conflicto que confiere la prelación a la Constitución fe-
deral frente a las disposiciones locales en caso de que éstas la contradigan. García Máy-
nez era de la opinión que éste era el sentido del segundo párrafo del artículo 133; Intro-
ducción a la lógica jurídica, México, Editorial Colofón, 1997, p. 72. Sin embargo, en
virtud de la jurisprudencia, los jueces locales han sido privados de la facultad para re-
solver conflictos entre derecho local y la Constitución; los principales argumentos son la
existencia del juicio de amparo y el hecho que la Suprema Corte es el único órgano
facultado para realizar la interpretación directa de la Constitución. A pesar de ello, exis-
ten tesis que defienden esta disposición como regla de prevalencia que opera en favor de
la Constitución, véase, por ejemplo, ‘‘Procedimiento penal. Su reposición. Caso de apli-
cación del principio de supremacía constitucional’’, Semanario Judicial de la Federa-
ción, octava época, tribunales colegiados de circuito, enero de 1991, t. VI, p. 363.
47 El artículo 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
prevé un mecanismo de control abstracto de la constitucionalidad de las normas denomi-
nado acción de inconstitucionalidad. Ésta es una forma de control previo, ya que no re-
quiere que la norma haya entrado en vigor, pues se verifica a partir de la promulgación
de la norma y permite declarar la invalidez con efectos generales cuando la resolución
es adoptada por una mayoría de ocho votos.
48 Conforme a derecho alemán una ley inconstitucional es nula ipso iure, en con-
secuencia se considera que desde el momento en que la ley contraviene la Constitución
es nula y por lo tanto, inválida, véase Christoph Moench, Verfassungswidriges Gesetz
und Normenkontrolle, Baden-Baden, Nomos Verlagsgesellschaft, 1978, pp. 11 y ss. Sin
CONFLICTOS NORMATIVOS 145
embargo, señala Jörn Ipsen que en ocasiones el Tribunal Constitucional alemán realiza
una ponderación sobre la declaración de nulidad, por lo que en los casos en que el daño
o riesgo de anular la norma es mayor que mantener temporalmente su vigencia, se de-
clara solamente la inconstitucionalidad con efectos relativos. De hecho es cada vez más
común que la resolución del Tribunal Constitucional prevea la declaración de inconsti-
tucionalidad en lugar de la de nulidad; Rechtsfolgen der Verfassungswidrigkeit von
Norm und Einzelakt, Baden-Baden, Nomos Verlagsgesellschaft, 1980, p. 116. En el sis-
tema español, por ejemplo, la declaración de inconstitucionalidad produce la nulidad de
la norma, pero con efectos ex nunc; cfr. Díez-Picazo, Luis María, La derogación de las
leyes, Madrid, Civitas, 1990, pp. 260-268.
49 Sobre la ordenación vertical y horizontal de las normas, véase Merkl, ‘‘Prolego-
mena einer Theorie des rechtlichen Stufenbaues’’, cit., nota 32, pp. 1335 y ss., passim,
y De Otto, op. cit., nota 32, pp. 88-93.
146 CARLA HUERTA OCHOA
58 Según Kelsen: ‘‘Im letzteren Falle sind verfassungswidrige Gesetze nicht von
vornherein nichtig, sondern können nur vernichtet werden’’; Allgemeine Staatslehre,
Bad Homburg v. d. Höhe, Berlín, Zürich, Verlag Dr. Max Gehlen, 1925 (1966), p. 255.
CONFLICTOS NORMATIVOS 151
W. et al. (eds.), Theorie der Normen. Festgabe für Ota Weinberger, Berlín, Duncker
und Humblot, 1984, p. 452.
156 CARLA HUERTA OCHOA
159
160 CARLA HUERTA OCHOA
24 ‘‘Is there a Logic of Norms?’’, Ratio Iuris, Oxford, vol. 4, núm. 3, diciembre de
1991, p. 278.
25 Peczenik, A., On Law and Reason, Holanda, Kluwer Academic Publishing,
1989, pp. 418 y ss.
26 Hilpinen, R., op. cit., nota 1, p. 197.
CONFLICTOS NORMATIVOS 167
27 Son reglas generales aquellas que tradicionalmente han sido aceptadas en virtud
de su incorporación al sistema jurídico a través de la jurisprudencia, como son las rela-
tivas a la jerarquía, especialidad o temporalidad, por ejemplo. Se consideran como espe-
ciales las reglas que se incluyen expresamente en un sistema jurídico para resolver con-
flictos de carácter específico, como por ejemplo el artículo 31 de la Constitución
alemana que confiere la prevalencia a la ley federal en detrimento de la local en caso de
conflicto.
28 Dworkin, Taking Rights Seriously, cit., nota 20, pp. 22 y ss.
168 CARLA HUERTA OCHOA
mas y otros standards. Las normas jurídicas emanan tanto de los legis-
ladores como de los jueces, son el producto del ejercicio de una facultad
normativa o del poder creador de los jueces a través de la jurispruden-
cia. Los principios deben ser observados porque son requerimientos de
justicia, equidad u otra dimensión de la moral. Dworkin29 considera que
las reglas son normas que se aplican de una manera de ‘‘todo o nada’’,30
en tanto que los principios se ubican en la dimensión del peso o impor-
tancia, que fundamenta su capacidad de ponderación. Para él, la diferen-
cia es lógica, las reglas se aplican o no se aplican, pues establecen ellas
mismas sus condiciones de aplicación, mientras que para aplicar los
principios hay que dar razones. La forma de aplicación de los principios
no siempre es la misma, pues su peso específico depende tanto de las
circunstancias en que la decisión se haga, como de los argumentos utili-
zados. Pero Dworkin no abunda en ello, por lo que la dimensión del
peso de los principios a que hace referencia no es clara; para él, los
principios solamente contienen una indicación de la dirección que se
debe seguir, pero no establecen una determinada decisión. Por otra par-
te, Dworkin aclara que a partir de la forma de la disposición no siempre
es claro si se trata de una regla o un principio, de tal forma que la dife-
rencia se percibe solamente en su funcionamiento, que puede ser lógica
o sustancialmente diferente.31
Alexy desarrolla una teoría de los principios y el significado de la di-
mensión del peso partiendo del hecho de que las normas son aplicables
de distinta manera. Esto significa que la operatividad de las disposicio-
nes jurídicas es variable, por lo que diversos tipos de conflictos norma-
tivos32 que se resuelven mediante métodos diferentes son posibles. Se-
gún Alexy,33 el problema requiere hacer una distinción inicial entre el
tipo de normas en conflicto; en el caso de las reglas, la solución se da
mediante la introducción de una cláusula de excepción o a través de la
34 Ibidem, pp. 83 y ss.; ‘‘Zum Begriff des Rechtprinzips’’, Recht, Vernunft und
Diskurs, Frankfurt, Suhrkamp, pp. 182-192.
35 Alexy, Teoría de los derechos fundamentales, cit., nota 21, p. 87.
36 Idem.
170 CARLA HUERTA OCHOA
Las primeras preguntas que hay que responder son: ¿qué es la ponde-
ración?, y ¿en qué consiste como procedimiento? Sin embargo, no es fá-
cil encontrar una definición de la ponderación. Como procedimiento se
funda en la naturaleza de mandato de optimización de los principios,
como lo denomina Alexy, y consiste en determinar el peso específico de
los principios en colisión fijando la precedencia de alguno de ellos para
el caso. Esto es posible porque los principios pueden ceder frente a otros
en un enfrentamiento, sin que su validez jurídica se vea menoscabada.
Por eso, Alexy considera que la colisión de principios ‘‘tiene lugar más
allá de la dimensión de la validez, en la dimensión del peso’’.48 La coli-
sión se produce porque cada uno de los principios aplicables limita la
posibilidad jurídica de cumplimiento del otro, por lo que la ponderación
consiste en establecer y justificar las condiciones de precedencia de un
principio frente al otro, procurando que las normas en conflicto sean sa-
tisfechas en la mayor medida posible.
Según Sieckmann, el modelo de la ponderación presupone que exis-
ten auténticos conflictos normativos cuya solución requiere de una deci-
sión jurídica, la cual debe fundarse en las normas que colisionan, ya que
éstas constituyen las razones para la decisión de ponderación.49 La pon-
deración es un procedimiento de decisión que sirve para establecer rela-
ciones de prevalencia entre normas en conflicto. Por ello, para Sieck-
mann50 la ponderación sirve para determinar qué es lo debido y cuál es
la relación de prelación entre principios en colisión. La ponderación, a
su vez, requiere de la utilización del criterio de óptimo de Pareto, puesto
que constituye en sí mismo una condición mínima de la racionalidad de
la decisión. La ponderación es un procedimiento de decisión para la de-
terminación fundada de relaciones de prelación entre argumentos en co-
lisión, principalmente entre principios, en el cual primero se eligen y
aplican los criterios de validez, después se realiza la ponderación, y fi-
nalmente se determina la prelación de una de las normas. El resultado
de la ponderación es la determinación de la ‘‘validez definitiva’’ de una
norma como enunciado normativo (Gn).51 Esto no implica, empero, atri-
buirles a los principios una prelación o un valor absoluto, ya que el re-
sultado de la ponderación solamente tiene validez para el caso. De
cualquier manera debe intentarse mediante la justificación que la inter-
pretación y determinación del rango sea de utilidad para otros casos si-
milares. Las razones para la ponderación contienen como reivindicación
que ciertas normas obtengan validez definitiva, es decir, que constitu-
yan mandatos de validez.
Para Alexy la distinción entre principios y reglas es un presupuesto
de la tesis de la colisión. La ley de la ponderación52 vincula la conside-
ración de un principio en la solución de un caso específico y la rele-
vancia del cumplimiento de otro principio en el mismo caso. Esta ley
enuncia que cuanto mayor sea el grado de la no realización o de la
afectación de un principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de
la satisfacción del otro. Según Alexy,53 la determinación del grado de
1. La interpretación
El papel de la interpretación en la solución de los conflictos normati-
vos se fundamenta en el hecho que de un mismo enunciado normativo
es posible interpretar, e incluso inferir, diversas normas. Esto se debe a
que las normas tienen una ‘‘textura abierta’’, como lo denomina Hart,60
propiedad que las califica como indeterminadas. Esta textura posibilita
al juez realizar una elección entre los significados posibles. Pero la po-
sibilidad de que la interpretación pueda servir para solucionar o, mejor
dicho, para eludir los conflictos normativos, no implica sin embargo que
se verifique por medio de métodos lógicos. La interpretación cumple
también con una función de integración material del sistema jurídico, en
virtud de lo cual constituye una fuente del derecho con eficacia modifi-
catoria. Como procedimiento, la interpretación puede ser utilizada como
herramienta para identificar las normas previstas en los enunciados nor-
mativos que se encuentran en situación de conflicto, así como para esta-
blecer si se trata de reglas o de principios. A partir de dichas determina-
ciones se puede confirmar la existencia de un conflicto y su tipo, o en
caso contrario indicar que se trata de un mero problema de interpreta-
ción. En el proceso de interpretación, la consecuencia jurídica también
debe servir como parámetro de evaluación del significado de una norma.
Como se puede percibir del párrafo precedente, el término interpreta-
ción es ambiguo, por lo que resulta necesario delimitarlo, ya que se re-
fiere tanto a la actividad interpretativa como procedimiento, como al
producto, es decir, al resultado que permite la determinación del signifi-
cado de una norma. Para Zagrebelsky, la interpretación es una actividad
intermedia o mediadora entre el caso real y la norma que lo regula, la
concibe como una actividad ‘‘que se sitúa en la línea de tensión que
vincula la realidad con el derecho’’.61
En el capítulo primero, al analizar el funcionamiento del sistema jurí-
dico, se establecieron simultáneamente los presupuestos de la interpreta-
ción, siendo el primero de ellos la existencia de distintas formas relacio-
nales entre las normas, por lo que el conocimiento de estas conexiones
resulta indispensable para determinar su significado. La noción de siste-
ma, a su vez, hace necesario interpretar las normas jurídicas de confor-
midad con los principios regulativos que fueron analizados, es decir, la
completitud, la coherencia, la consistencia y la independencia del siste-
ma jurídico.62 La exigencia de concebir al sistema como una unidad
conlleva la posibilidad de que los elementos que lo integran se interre-
lacionen, por lo que su significado es sistémicamente dependiente.
Kalinowski63 considera que interpretar es atribuir un sentido determi-
nado a un signo lingüístico que proviene de otros, así se atribuye al sig-
61El derecho dúctil. Ley, derechos, justicia, 2a. ed., Madrid, Trotta, 1997, p. 133.
62Véase supra capítulos primero y cuarto.
63‘‘Filosofía y lógica de la interpretación’’, Concepto, fundamento y concreción
del derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1982, pp. 109-122, passim.
CONFLICTOS NORMATIVOS 177
64 Ross, On Law and Justice, cit., nota 3, pp. 128, 133 y 134.
178 CARLA HUERTA OCHOA
66 Hesse, Escritos de derecho constitucional, trad. de Pedro Cruz Villalón, 2a. ed.,
Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1992, pp. 24, 28, 29, 79 y ss.
180 CARLA HUERTA OCHOA
2. La justificación
69 Habermass, Jürgen, Faktizität und Geltung, 2a. ed., Frankfurt, Suhrkamp, 1992,
p. 240.
70 Sobre la certeza con relación a la interpretación, véase Aarnio, Aulis, ‘‘La tesis
de la única respuesta correcta y el principio regulativo del razonamiento jurídico’’,
DOXA, Alicante, núm. 8, 1990, pp. 23-38.
71 La discusión sobre la posibilidad del tránsito del ámbito del ser al deber ser, de
cruzar el abismo infranqueable entre estos dos mundos, problema conocido como falacia
iusnaturalista o de la guillotina de Hume, ha sido abordada ampliamente por la doctrina.
En consecuencia el tema no será tratado aquí, en virtud de que no se considera posible
una inferencia lógica de dicho carácter.
72 Alexy, Robert, Teoría de la argumentación jurídica, trad. de Manuel Atienza e
Isabel Espejo, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1997, p. 213.
CONFLICTOS NORMATIVOS 183
77 Ibidem, p. 162.
78 Aarnio, ‘‘La tesis de la única respuesta...’’, cit., nota 70, pp. 28 y ss.
79 Véase Wróblewski, Jerzy, ‘‘Paradigms of Justifying Legal Decision’’, en Pecze-
nik et al. (eds.), Theory of Legal Science, Dordrecht-Boston-Lancaster, D. Reidel Publi-
shing Co., 1984, pp. 255 y ss.
80 Aarnio, Lo racional como razonable, Madrid, Centro de Estudios Constitucio-
nales, 1991, pp. 166 y ss.
CONFLICTOS NORMATIVOS 185
81 Ibidem, p. 170; ‘‘On the Sources of Law’’, Rechtstheorie, Berlín, vol. 15, núm.
4, 1984, pp. 393-401.
82 Aarnio, ‘‘La tesis de la única respuesta...’’, cit., nota 70, p. 28; Lo racional
como razonable, cit., nota 80, pp. 134 y ss.
186 CARLA HUERTA OCHOA
3. Las fuentes
Aarnio91 también considera que las fuentes de ley, tanto las de auto-
ridad como las sustantivas, pueden ser concebidas como razones para la
argumentación. Las primeras reciben esta denominación y pueden ser
denominadas razones de autoridad, en virtud de la existencia de una au-
toridad normativa que las expide, una norma que atribuye la competen-
cia y establece el procedimiento de creación y, sobre todo, por la obli-
gatoriedad de la fuente. Entre ellas se encuentran por ejemplo, sin que
por ello se establezca ningún orden de prelación o jerarquía, la ley, la
costumbre y los tratados internacionales, que por su modo de creación
se pueden considerar según Aarnio como ‘‘fuertemente obligatorias’’.
Existen otras fuentes dentro de las denominadas de autoridad, que Aar-
nio considera como débilmente obligatorias en virtud de su modificabi-
lidad, como es la voluntad del legislador (en su carácter de propósito), o
la práctica jurisprudencial, entendida como los precedentes y la jurispru-
dencia.
Las fuentes sustantivas, en cambio, tienen un peso diferenciado en la
argumentación y carecen de autoridad en el sentido antes mencionado,
por lo tanto su uso no es obligatorio, sino permitido siempre y cuando
no esté prohibido por alguna disposición jurídica, de tal manera que su
carácter es ser razones de apoyo. A este grupo pertenecen, por ejemplo,
los argumentos prácticos que forman parte del razonamiento práctico; los
datos sociológicos; los argumentos históricos o comparativos, que sir-
ven como factores que contribuyen a la interpretación; la doctrina, en-
tendida como opinión de juristas, autores, etcétera, y los valores, aun
cuando en principio éstos son propios de la moral.92
El sistema de fuentes es demasiado complejo como para intentar or-
denarlo sin tener un sistema específico como referencia, ya que la jerar-
quía depende de las previsiones expresas de cada norma fundamental.
Normalmente las fuentes de un sistema jurídico se encuentran ordenadas
según los criterios previstos en cierta norma. La primacía de la Consti-
tución le atribuye esta función, por lo que las fuentes tienen la posición
que ella les asigna. Pero esto no significa que todas las fuentes estén
previstas en ella, por lo que se puede hablar de fuentes primarias y se-
cundarias dependiendo de su origen.
Así, las fuentes primarias son aquellas que se encuentran previstas en
la Constitución, estén ordenadas o no, por lo que constituyen las fuentes
de mayor rango y, en consecuencia, gozan del más alto grado de obliga-
toriedad. Las secundarias o derivadas son aquellas creadas por ley; se
podría introducir una tercera categoría a pesar de su dudosa legalidad y
más aún de su constitucionalidad, denominada fuentes terciarias. Esta
categoría comprendería a las fuentes delegadas o ‘‘restringidas’’, las cua-
les derivan de un facultamiento de la autoridad administrativa a sus su-
bordinados y su materia generalmente es limitada. Estas disposiciones
normalmente explicitan los modos de aplicación de otras normas, pero
no imponen obligaciones a los particulares.
Dentro de cada una de estas clases también existe una jerarquía entre
las fuentes que resulta de su relación de dependencia, como por ejemplo
en el caso de la ley y el reglamento. Sin embargo, también hay que con-
siderar otros factores, como es la distribución de materias y las reservas
de ley, para determinar de manera precisa el rango de las fuentes, puesto
que pueden existir fuentes independientes de la ley directamente subor-
dinadas a la Constitución, como son los reglamentos autónomos. Entre
las fuentes se producen diversos tipos de relaciones además de las de
supra y subordinación, existen también las relaciones de coordinación y
complementación que derivan de las distintas facultades atribuidas a las
diferentes autoridades normativas. Conocer el sistema de fuentes sirve
para determinar las reglas de prelación entre las normas en un caso de
conflicto. Pero no todos los problemas de incompatibilidad se resuelven
mediante el criterio de jerarquía, así que las fuentes requieren de otros
criterios para poder ser ordenadas, como el de distribución de materias
por ejemplo. Estos dos criterios proporcionarían los lineamientos para la
aplicación de los principios relativos a la jerarquía y especialidad de las
normas de tal manera que se establecieran reglas útiles para conflictos
similares. En tanto no se especifique expresamente en un sistema jurídi-
co de otra manera, la regla aplicable a la temporalidad siempre será re-
lativa a las de jerarquía y especialidad.
192 CARLA HUERTA OCHOA
4. Los principios
93 El tema es tratado por Aulis Aarnio en ‘‘Taking Rules Seriously’’, cit., nota 56,
pp. 183-185.
94 Aarnio, Lo racional como razonable, cit., nota 80, p. 131.
CONFLICTOS NORMATIVOS 193
ble. Pueden ser utilizados por el juez junto con otras fuentes para justi-
ficar sus decisiones, sobre todo cuando debido a la vaguedad con que
intencionalmente el legislador redacta las normas, el peso sobre la deci-
sión del significado de la norma se traslada al Poder Judicial. Los prin-
cipios pueden servir también para integrar las denominadas ‘‘lagunas
por colisión’’ que en ocasiones se producen al resolver un conflicto en-
tre normas. Pero finalmente, no basta con saber qué son los principios o
cómo pueden ser jerarquizados, ya que si esto no es posible a priori, no
se pueden crear reglas de solución indicativas; saber que los principios
son aplicables, solamente nos devuelve al ámbito de la justificación.
Los principios generales del derecho sirven como guías de aplicación
de las normas en aquellas áreas en donde existe un exceso de legisla-
ción, o bien una mutabilidad extrema. Sirven como refuerzos de la se-
guridad jurídica ahí donde se posibilita jurídicamente la discrecionali-
dad, ya que frecuentemente la aplicación estricta de la ley no basta para
garantizar los derechos de los ciudadanos. Pero mientras la discreciona-
lidad se legitima a través de la función organizacional del derecho, la
seguridad jurídica solamente se garantiza en la medida en que se puede
eliminar la discrecionalidad, de manera que existe una relación de ten-
sión entre dinámica y seguridad jurídica.
El término principio también ha sido utilizado para realizar una dife-
renciación entre dos tipos de normas jurídicas, las reglas cuya aplicación
es estricta y los principios que dentro del marco de la legalidad permiten
distintos grados de aplicación.97 En el caso de los principios, su especial
operatividad solamente es evidente en el momento de la aplicación, y
principalmente en caso de conflicto. Sobre todo porque al ser normas
jurídicas comparten la misma estructura y función que las reglas, aunque
pueden ser formulados de manera abreviada, o incluso denominados de-
rechos o libertades (como el derecho a la vida, o la libertad de tránsito
por ejemplo). En este sentido, en un conflicto, los principios admiten
una valoración sobre la oportunidad de su aplicación sin que su validez
sea menoscabada. No obstante, la doctrina ha insistido en la optimización
de sus contenidos, de manera que en caso de un conflicto la autoridad
está obligada a hacer un esfuerzo para que los principios en colisión sean
aplicados en la mayor medida posible. A través de la ponderación se
pretende conciliar los principios en conflicto de manera óptima. De la
nes entre las normas jurídicas son posibles tanto entre reglas como entre
reglas y principios (pero los entiende como principios generales del de-
recho, más que en el sentido en que Alexy utiliza el término). Y como
estos conflictos no son fáciles de resolver con los instrumentos de elimi-
nación de antinomias, los principios generales del derecho con su fuerza
directiva suplirían esa deficiencia. Por otra parte, considera que la fuerza
de dichos principios se incrementa cuando se encuentran previstos en la
Constitución, lo cual implicaría una cierta jerarquización. Dentro de este
esquema la función de los principios generales del derecho sería sola-
mente supletoria, integradora o correctiva de las reglas jurídicas.
Una de las dudas que subsiste una vez que se ha determinado el sig-
nificado de los principios es: ¿cómo graduarlos, o cómo valorarlos cuan-
do más de uno resulta aplicable a un caso? Si existen distintos tipos de
principios que pueden ser ordenados según su fuente, entonces los prin-
cipios constitucionales pueden ser considerados como los de mayor je-
rarquía. ¿Pero es acaso posible encontrar siempre un principio en la nor-
ma suprema que permita solucionar cualquier tipo de conflicto? Por otra
parte, con relación a los conflictos entre principios surge también la
duda sobre si es posible encontrar la respuesta o apoyo en un principio
general aplicable en la Constitución cuya obligatoriedad fuese tal vez in-
cuestionable en virtud de su rango.
Pero como la lógica deóntica solamente sirve para identificar los con-
flictos normativos, y la lógica de la argumentación jurídica no puede
consistir en la simple aplicación de la lógica deductiva, como señala
Zoglauer,101 es necesario recurrir a la teoría general del derecho como
complemento en la solución de los conflictos normativos. La interpreta-
ción de las normas junto con el proceso de análisis normativo, basado
en los elementos proporcionados por la teoría general de las normas,
también constituyen herramientas de gran utilidad para encontrar la vía
adecuada para la solución de un conflicto normativo.
El procedimiento a seguir varía dependiendo del tipo de conflicto de
que se trate, pero en cualquier caso debe partirse de la comprobación
de la validez formal de las normas y del análisis de su ámbito de apli-
cación, de ser coincidentes se puede proceder a la primera etapa en la
que se determina el problema. Esta primera etapa es muy similar tanto
en el caso de conflictos entre reglas como entre principios. En la segun-
da etapa en que se aborda la solución del conflicto, las diferencias entre
los procesos de solución son más notorias, por lo que serán descritos por
separado.
102 Para Zagrebelsky, los principios proporcionan criterios para tomar posición ante
situaciones concretas que previamente parecían indeterminadas, y como carecen de su-
puesto de hecho, tampoco puede utilizarse la subsunción como proceso de aplicación, de
modo que a los principios sólo se les puede dar un significado operativo haciéndolos
reaccionar ante algún caso concreto; op. cit., nota 61, pp. 110, 111 y 118. Según Wein-
CONFLICTOS NORMATIVOS 199
berger, los principios pueden tener una estructura lógica diferente, más bien abstracta,
por lo que no pueden ser considerados como descripción de una conducta; ‘‘Prima facie
Ought’’, Ratio Iuris, Oxford, vol. 12, núm. 3, septiembre de 1999, p. 245.
200 CARLA HUERTA OCHOA
104 ‘‘Methods for the Solution of Conflicts’’, en Brouwer et al. (eds.), Coherence
and Conflict in Law, cit., nota anterior, pp. 218-223.
105 Sieckmann, ‘‘Logical Problems of Normative Arguments’’, presentado en el
Congreso Internacional de la Asociación de Filosofía del Derecho, Nueva York, 1999,
inédito.
202 CARLA HUERTA OCHOA
esta manera se produce una laguna que debe ser integrada en el mismo
proceso, pero no debe confundirse una laguna que se produce en el pro-
ceso de resolución de un conflicto normativo con el conflicto mismo, ya
que se trata de diferentes problemas del sistema jurídico que deben ser
manejados de manera distinta. Entre las posibles soluciones a un con-
flicto tenemos, entonces, armonizar los significados para evadir la in-
compatibilidad, modificar el significado de las normas, aplicar una de
las normas, crear una nueva norma, introducir una excepción, etcétera,
sin olvidar que a cada tipo de conflicto corresponde una forma de solu-
ción específica.
BIBLIOGRAFÍA
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Jurisprudencia