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Pero, no basta con soluciones personales, como colectividad, como miembros de una sociedad
que somos–siempre según Castells- también es preciso actuar: “la construcción independiente
de significado, sólo puede llevarse a cabo si conservamos esos terrenos comunales que son las
redes de comunicación que Internet ha hecho posible, una creación libre de amantes de la
libertad. No será fácil porque quienes ostentan el poder en la sociedad red deben cercar la
comunicación red mediante redes comercializadas y vigiladas con el fin de cerrar la mente
pública programando la conexión entre comunicación y poder. (…) Sin embargo, la mente
pública se construye mediante la interconexión de mentes individuales como la suya. Así que,
si piensa de otra manera, las redes de comunicación funcionarán de otra manera, con la
condición de que no sea usted solo, sino muchos, los que estemos dispuestos a construir las
redes de nuestra vida”.
Valores y contra-valores
Reordenando los diversos conceptos que Castells pone delante de nosotros, se reconstruye un
modelo dicotómico que recoge valores y contravalores, “cierres” y “vías de acceso” a la
libertad.
CONTRAVALORES VALORES
Modo de pensamiento Pensamiento acrítico Pensamiento crítico
Sentido Lo que no tiene sentido Construcción independiente de
significado
Producción cultural “Sumisión” a los medios de masas Participación en los medios de
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Dependencia de redes masas
Contaminación cultural Desarrollando redes
independientes
Calidad y salud cultural
Programando objetivos Dejarse “atrapar” en las redes Construir las redes de nuestra
vida
Poder Ejercicio injusto de poder Desafío a la dominación
Sentido de la comunicación Comunicación vertical Comunicación horizontal
Espacios comunicativos y Cerco a la comunicación mediante Creación libre
esfera pública redes comercializadas y vigiladas
Terrenos comunales
Mente pública
Método Aceptación dócil de los marcos Crítica y reconstrucción de los
mentales marcos mentales
En definitiva, lo que Manuel Castells propone es la reordenación de los valores sociales que
sostienen las estructuras de poder, buscando una apertura de mayor libertad y justicia. Para
ello es esencial la construcción de redes de comunicación alternativas al poder, tanto como la
reconstrucción crítica de nuestros propios marcos mentales.
Parece indudable que en este camino, y pese al dominio que los poderes -mediáticos y no
mediáticos- ejercen sobre las redes de comunicación, Internet – y en general, las nuevas redes
de comunicación e información- son vistas como redes de “salvación”, como una promesa de
futuro.
Castells ya había presentando su modelo teórico sobre la sociedad actual en La sociedad red,
pero el libro que comentamos le sirve para afianzar y sistematizar su cuadro conceptual e
incluir en él análisis de las fuentes del poder en la actualidad.
Continúa, en todo caso, con la metáfora, mejor dicho con las metáforas en torno a la red:
b) la comunicación actual también es una red; esta red conjuga redes informáticas
(digitales) con redes de medios de comunicación de masas y otras;
c) estas mismas redes ordenan, recogen, transportan y dinamizan flujos de información;
Desde este punto de partida, Castells consolida la metáfora de las redes informáticas –cuyo
modelo decisivo es Internet- para proponer un sistema conceptual en el que, tanto los
elementos discretos, como los flujos, relaciones y operaciones se describen siempre en
términos de conceptos surgidos de las redes informáticas: programación (programa),
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configuración, flexibilidad, inclusión-exclusión (oposiciones binarias), protocolos, entorno
operativo, etc.
Es esa metáfora –o, mejor dicho alegoría- de la red la que se convierte en una metáfora
inclusiva de cualquier y de casi todos los elementos propios de la sociedad actual. Según
parece sostener Castells –aunque no sea en ello demasiado explícito- un sistema informático
de redes nos ofrece, desde el punto de vista teórico, casi todos los conceptos necesarios para
explicar el funcionamiento de la sociedad actual. Y esto, con independencia de que todos los
elementos sociales, e incluso las redes que contiene, no sean por su parte específicamente
informáticos.
El autor no está lejos, aquí, de comparaciones tan conocidas como el de Norbert Wiener, que
busca las similitudes entre el funcionamiento de la sociedad y un sistema cibernético, y explica
muchos procesos sociales en términos de retroalimentación.
Está también cerca de los estructuralistas, cuando comparan la sociedad con una estructura y
cerca de Luhan -y otros- cuando, basándose en la teoría de sistemas, comparan el
funcionamiento de la sociedad con las operaciones que se dan en un sistema.
Siempre, pues, en todos estos casos –incluyendo a Castells- una alegoría, una metáfora o un
modelo general sirven para explicar –mediante sus elementos, procesos y operaciones, el
funcionamiento de lo social.
Es en este preciso contexto en el que Castells establece que la sociedad red “es aquella cuya
estructura social está compuesta por redes activadas por tecnologías digitales de la
comunicación y de la información basadas en la microelectrónica”.
Pero al afirmarlo, intenta huir del determinismo tecnológico: “No obstante, la tecnología de
redes y la organización en red son sólo medios que reflejan las tendencias inscritas en la
estructura social. El actual proceso de globalización tiene su origen en factores económicos,
políticos y culturales, según han documentado los estudios académicos sobre globalización.
Pero tal y como sugieren una serie de estudios, las fuerzas que impulsaron la globalización solo
pudieron desencadenarse porque tenían a su disposición la capacidad de conexión en red
global que proporcionan las tecnologías digitales de comunicación y los sistemas de
información, incluyendo las redes informatizadas del transporte a larga distancia”.
Ahora bien, este intento de establecer relaciones recíprocas –aunque sea de amplificación-
entre tendencias de la estructura social y redes de comunicación digital, no disuelve el hecho
de que epistemológicamente, el modelo central de análisis y de interpretación que nos
propone Castells para nuestra sociedad es la red informática.
¿Constituye esto una limitación teórica? ¿Bastará el punto de vista de las redes informáticas
para explicar la sociedad? ¿No hay más explicación posible que la que pueden proporcionar los
conceptos provenientes de las redes tecnológicas? ¿En todo caso, deben ser estos conceptos
los dominantes en nuestra consideración de la sociedad? ¿No caemos en la tautología al
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explicar el desarrollo de las redes informáticas y su instalación en el centro del escenario social
en los términos que estas mismas redes nos proporcionan? ¿No estaremos incurriendo en un
proceso autoexplicativo, o tal vez, en una profecía de autocumplimiento?
La cuestión queda abierta y es, sin duda, una de los problemas más interesantes que desde el
punto de vista teórico induce la aproximación de Castells.
La sociedad red
En conclusión, Internet es la sociedad, expresa los procesos sociales, los intereses sociales, los
valores sociales, las instituciones sociales. ¿Cuál es, pues, la especificidad de Internet, si es la
sociedad? La especificidad es que es constituye la base material y tecnológica de la sociedad
red, es la infraestructura tecnológica y el medio organizativo que permite el desarrollo de una
serie de nuevas formas de relación social que no tienen su origen en Internet, que son fruto de
una serie de cambios históricos pero que no podrían desarrollarse sin Internet. Esa sociedad
red es la sociedad que se analiza como una sociedad cuya estructura social está construida en
torno a redes de información a partir de la tecnología de información microelectrónica
estructurada en Internet. Pero Internet en ese sentido no es simplemente una tecnología; es el
medio de comunicación que constituye la forma organizativa de nuestras sociedades, es el
equivalente a lo que fue la factoría en la era industrial o la gran corporación en la era
industrial. Internet es el corazón de un nuevo paradigma sociotécnico que constituye en
realidad la base material de nuestras vidas y de nuestras formas de relación, de trabajo y de
comunicación. Lo que hace Internet es procesar la virtualidad y transformarla en nuestra
realidad, constituyendo la sociedad red, que es la sociedad en que vivimos.