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Autoridad, familia y educación

por Aurora BERNAL MARTÍNEZ DE SORIA y Mª Grazia GUALANDI


Universidad de Navarra

1. ¿Recuperar la autoridad? provoca la violencia. La penuria educati-


La violencia es un problema acucian- va se distingue con más brillo en el
te en los contextos sociales. La persona reciente fenómeno del happy slapping en
violenta está fuera de su natural estado o el que el recurso a la violencia es un modo
situación; actúa con ira, con un ímpetu de divertirse. Para el niño, adolescente o
que le lleva en numerosas ocasiones a joven que no regula sus emociones, la exi-
estar fuera de razón y de justicia. Los gencia educativa de padres y profesores
casos de violencia causan asombro espe- suscita una resistencia vehemente que
obstaculiza el proceso madurativo.
cialmente en los ámbitos en los que las
Cuestionar esta exigencia remite a pen-
relaciones interpersonales tendrían que
sar sobre la vigencia de la autoridad. No

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sostenerse por el afecto y la ayuda, como
es casual por tanto el creciente interés de
es en el campo educativo, entre amigos,
la investigación por el valor de la autori-
vecinos y familia. Para prevenir estos
dad y de la disciplina en lo que concierne
incidentes es habitual la invitación a pro-
a la educación de los más jóvenes, relacio-
mover “educativamente” la competencia nándolo con el control de la violencia.
social que consiste en la resolución positi- revista española de pedagogía
va de los conflictos y de este modo evitar En este artículo reflexionamos sobre
las conductas violentas. algunos aspectos del tema de la autoridad
en crisis o de la crisis de la autoridad en
Si bien las causas principales de la el ámbito de la familia, centrándonos en
violencia no radican en carencias única- un aspecto, el educativo. Desde de una
mente educativas, éstas pueden consti- perspectiva teórica abordamos cómo se
tuir un factor acelerador de los comporta- pone en duda la necesidad de la autoridad
mientos agresivos en aquellas personas en la educación y cómo se delibera recu-
que no ejercitan el autocontrol ante las perarla, y si este proceso se ha reproduci-
circunstancias hostiles y que no advierten do a la hora de valorar su papel en la
el daño —físico, psíquico y moral— que familia. Asimismo destacamos en las pro-

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puestas de recuperar la autoridad en la fundamenta en la experiencia de que


familia, tanto los puntos de acuerdo como para el crecimiento de las personas es
los que son discutidos. imprescindible la intervención de figuras
educativas autoritativas, esto es, con
2. Autoridad y educación autoridad (Wilson, 1992). La autoridad en
A partir de la década de los 70 del la educación presenta una índole diversa
siglo XX, se acrecienta la discusión sobre a como se concibe en los constructos ideo-
la compatibilidad entre educación y auto- lógicos y sociales, distinción que a veces
ridad. Bien conocidos son los estudios de es velada e impide observar su relevancia
esta polémica reflejados en publicaciones en los procesos educativos.
consolidadas en el ámbito español
(Esteve, 1977; Sacristán, 1989; Ibáñez- A la dificultad anterior para el estu-
Martín, 1998). En el cuadro descriptivo dio de la relación entre autoridad y edu-
de las diversas posturas distinguimos las cación hay que sumar otra, la confusión
dos extremas: la vivencia y defensa del que se ha producido al profundizar en el
ejercicio de la autoridad en la educación, concepto de la autoridad y en otras nocio-
con un estilo impositivo y la oposición a nes relacionadas con esta voz como son:
esta modalidad autoritaria y con ella, de autoritarismo, poder, jerarquía, discipli-
la autoridad en general. En este segundo na y obediencia. En “Autoridad, obedien-
caso, si no se rechaza la autoridad por cia y educación”, Esteve (1977) mostró
completo se procura acotarla a unos míni- este laberinto de análisis y de significados
mos. aclarando con precisión el mejor uso de
estos términos en el campo educativo.
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En la concepción sobre la autoridad


educativa, la historia revela que las teorí- El siguiente Gráfico, a modo de resu-
as sociológicas y políticas han liderado el men, refleja los sentidos principales de la
modo de afrontar esta cuestión, incluso en autoridad para comprender su aplicación
las áreas de la psicología y la pedagogía. en la tarea educativa. Podemos entrever
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Esta repercusión constante, la reconoce- que el sentido etimológico de auctoritas


mos en la actualidad en la insistencia de que significa: hacer crecer —también en
modelar la educación con las normas de la el plano moral y espiritual— resulta
democracia. La educación entraña rela- apropiado para entender su valor en la
ciones humanas en contextos sociales y educación, si ésta se concibe como una
por ello es lógico que esté influida por la ayuda al crecimiento por parte del que
perspectiva de la sociología también en el educa —quien es autoridad— y un dejar-
tema de la autoridad. Sin embargo, el se ayudar por parte del educando —quien
fenómeno educativo supone cierta sustan- se deja guiar para aprender por la con-
cia específica que escapa del molde de las fianza que le inspira el educador.
teorías sociopolíticas. De hecho la recla-
mación de la autoridad en la educación se

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GRÁFICO: Los sentidos de la autoridad

Dimensiones de la autoridad Autores

Auctoritas Potestas (Álvaro D’Ors, 1979, 79)


Saber socialmente Poder socialmente
reconocido reconocido (por la función
y/o el saber)

Epistemológica Deontológica
Quien sabe (Bochenski, 1979, 23, 60)
Quien ordena
Propiedad personal
Función (García Hoz, 1974, 91)
reconocida

Prestigio, crédito, mérito Poder que ejerce el mando (RAE)

Siendo una autoridad, Siendo en autoridad, (Peters, 1966, 239)


autoridad teórica sobre autoridad práctica sobre
conocimientos y creencias conductas

El estudio de Esteve sirve de punto de tran este cometido. La escuela de


referencia sólido, de especial utilidad en Frankfurt juega un papel importante en
el repaso que iniciamos a continuación y estos estudios aportando su particular
en el que comprobamos el galimatías de perspectiva freudomarxista a la investi-

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términos que se ha acrisolado alrededor gación. Horkheimer pretende comprender
de la autoridad. las bases psicológicas de la autoridad con
el fin de explicar los totalitarismos del
2.1. El discurso antiautoritario siglo XX. En la sociedad y en la familia,
Podemos diferenciar tres tipos de opo- algunas personas se alzan con el poder y
sición a la autoridad que repercuten en se hacen superiores en la adopción de
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los ámbitos educativos. unos papeles frente a los otros individuos.
La figura del padre en la familia juega ese
a) Autoridad sociopolítica rol determinante de las condiciones tem-
En Europa, la experiencia de los regí- peramentales por las que los sujetos se
menes totalitarios compone el caldo de adaptan a seguir los dictados de la auto-
cultivo para investigar cómo es posible ridad. En la familia se realiza una repro-
que algunas personas e instituciones ejer- ducción social.
citen la autoridad de un modo lesivo a la
libertad humana. Parte de este análisis Adorno, más tarde, con el objetivo de
redunda en aspectos educativos. Las definir los rasgos del individuo potencial-
obras de M. Horkheimer (1936), T. W. mente fascista emprende una investiga-
Adorno (1950) y S. Milgram (1974) mues- ción de carácter empírico en la que se

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estudian variables que guardan relación aprecia en algunas investigaciones; sirva


con la personalidad autoritaria como son: de botón de muestra los estudios que valo-
el convencionalismo, la superstición, la ran la repercusión del movimiento anti-
sumisión, la agresión, la anti-introspec- autoritario de la década de los 60 y 70 en
ción, los estereotipos, el poder, el cinismo, EEUU, en una generación que posterior-
la rudeza, la destructividad y la proyecti- mente ejercita la paternidad con unos
vidad. Desde esta posición, la autoridad valores concretos (Weisner, 2001) o que
se entiende únicamente como el ejercicio indagan sobre la relación entre los estilos
de dominio y de poder de unas personas parentales, el autoritarismo y la personali-
sobre otras —sea cual sea el carácter de dad de los hijos (Manuel, 2006; Duriez y
su relación, política, laboral, familiar, otros, 2007).
educativa— y no se considera otros senti-
dos de la autoridad como veremos poste- Parte de la interpretación psicoanalíti-
riormente. A esto se suma considerar bajo ca contribuye a sospechar que el ejercicio
esta perspectiva que todas las relaciones de la autoridad de los padres es contrapro-
humanas son intrínsecamente políticas. ducente para los hijos y que un estilo
La autoridad es asimilada a autoritaris- parental afectuoso y privado de normas
mo —exigencia de sumisión incondicional protege de la represión de los instintos y
a la autoridad— o abuso o mal uso de la disminuye el maligno sentimiento de cul-
misma. pabilidad. Los padres con su autoridad
controladora de la conducta del niño
El psicoanálisis vertebra estos razona- mediante la exigencia plasmada en nor-
mientos con afirmaciones como: la obe- mas —si se trata de padres severos— o
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diencia, comportamiento que consiste en mediante la sobreprotección —si se trata


seguir los mandatos de otro, genera senti- de padres excesivamente afectuosos— for-
mientos de inferioridad; en la familia, los man parte del superyo del niño. Los crite-
niños se hacen dependientes y sienten odio rios de los adultos penetran en el interior
ante esa situación; en ambientes familia- del niño produciendo ansiedad y culpa en
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res autoritarios, la educación rigorista crea el caso de la trasgresión (Belloli, 2001, 10).
niños inmaduros; lo que se vive a edad
temprana tiene sus efectos en la vida adul- De igual forma las investigaciones
ta y las experiencias infantiles en la fami- desde la psicología social sobre la autori-
lia se proyectan a todas las relaciones de dad repercuten en su valoración en el
autoridad en la vida adulta. Los autores terreno educativo y en concreto en la
representantes de esta corriente identifi- familia. De nuevo la estima negativa hace
can obediencia y sumisión, autoridad y presión y se asemeja la obediencia que
autoritarismo. La tesis anti-autoridad del hay que prestar a la autoridad con la
movimiento del mayo del 68 muestra esta sumisión ciega. En este sentido los expe-
difusa equiparación que se arrastra hasta rimentos del ya citado Milgram se hicie-
la actualidad (Scheepers y otros, 1990) y se ron famosos.

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Autoridad, familia y educación

A pesar de que algunos de estos estu- extremo de negar el necesario ejercicio de


dios son criticados por su falta de validez la autoridad. La defensa de la libertad
científica, contribuyen a la identificación individual del alumno se contrapone a la
de la autoridad con el autoritarismo y a posibilidad de que el profesor indique
que se perciba el ejercicio autoritativo cómo debe ser su conducta. Sin duda la
como una acción violenta, de aplicación de cadena de autores, corrientes de pensa-
castigos perniciosos que implican la rup- miento y experimentos escolares de la que
tura de la libertad de los individuos. La sobresalen: Rousseau, el naturalismo
autoridad no se relaciona con acciones pedagógico, la Escuela Nueva, C. R.
positivas sino más bien se palpa ante ella Rogers, I. Illich, A. S. Neill y la escuela de
una actitud generalizada de prevención y Summerhill, instauran los hitos de este
de acción neutralizadora de su posible modo de pensar. La concepción de un ser
fuerza. A esta visión se suman las aporta- humano que ha de crecer autónomo, sin
ciones filosóficas que inciden en reducir las interferencias de los otros para ser
los usos de la palabra autoridad a uno de libre, lleva no sólo a plasmar la educación
sus significados, la figura que detenta el negativa —la no mediación directa del
poder. De la misma manera, las indaga- educador— sino a fundamentar que no
ciones sociológicas equiparan la autori- haya ninguna intervención. La autoridad
dad con los grupos de personas que usan del educador es contemplada como una
el poder para mantener un orden social interposición que mina la actividad autó-
determinado; sitúan a la educación en un noma del ser humano.
lugar central entre los mecanismos de
control. Desde estos enfoques preocupa La importancia concedida de un modo

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delimitar la legitimidad de la autoridad. exagerado a la actividad del alumno en el
Surge así una tendencia a percibirla con aprendizaje conduce a desdibujar el papel
recelo, casi siempre bajo el prejuicio de del profesor. Asimismo la tendencia a
que se establece una relación social ilegí- concebir al profesor y al alumno como
tima. iguales, en todos los sentidos, predispone
a oscurecer el sentido de la autoridad del revista española de pedagogía

b) Autoridad educativa docente. En tiempos más recientes, estas


Al mismo tiempo que los ideales socio- ideas se expanden con el proyecto educa-
políticos antiautoritarios se extienden, el tivo de Dewey que inserta el ideal político
permisivismo impregna los contextos de la democracia y de la autonomía indi-
educacionales interpretándose que la vidual en su diseño pedagógico (Reyero,
autoridad conlleva siempre una restric- 2003). Es promotor de un estilo educativo
ción de la libertad. El abuso de la autori- que prepara para la democracia bajo una
dad por parte de los educadores —que se concepción rebajada sobre la autoridad
muestra mediante la aplicación de una educativa y en un contexto de lucha con-
severa disciplina— conduce a un rechazo tra el autoritarismo político. Sus reflexio-
lógico de esta injusticia pero hasta el nes sobre este punto han dejado una este-

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la de debate e investigación (Rosenow, Se apela al ideal kantiano de autono-


1993; Gordon, 1998; Johnston, 2004). La mía para alegar que aceptar la tradición
consecuencia práctica de estos plantea- es doblegarse a la autoridad. Por otra
mientos se resume en el intento de reno- parte, el escepticismo gnoseológico que
var las instituciones educativas eliminan- impide afirmar la verdad, impela a res-
do las “jerarquías” (Haynes, 1987). Como guardar la libertad en las certezas subje-
apunta Esteve (1977, 56) se piensa en la tivas. La autosuficiencia como ideal
jerarquía en función de la posesión de empuja a superar la dependencia de los
poder sin comprender que en el ámbito otros y su ayuda es reducida a unos míni-
educativo, como en otros, jerarquía supo- mos, los imprescindibles para subsistir.
ne el reconocimiento de un orden entre En este sentido no se acepta la autoridad
las personas según su capacidad y res- o su papel es limitado a lo que demande el
ponsabilidad a la hora de actuar en un consenso para establecer un orden social.
campo de actividad humana o en un La tradición no es portadora de la verdad,
grupo social. El movimiento de democra- ni tampoco los que la transmiten, por lo
tización educativa que fija la antinomia que es preferible seguir exclusivamente
profesor autoritario-profesor demócrata la razón propia; únicamente se acepta
sin considerar la posibilidad de un profe- aprender métodos para conocer con certe-
sor autoritativo, presupone que cualquier za lo que sí es evidente en la experiencia.
ejercicio de la autoridad es autoritarismo.
Nos encontramos con una diversidad
c) La tradición de posturas que concilian o enfrentan
Los autoritarismos sociales y educati- autoridad educativa —prestigio del que
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vos argumentaban la imposición de su sabe y puede enseñar— y autonomía —


fuerza con el bastión de la salvaguardia capacidad de razonar y actuar por uno
de lo tradicional y esto conduce a que el mismo— (Carson, 2006). Es frecuente tro-
enfrentamiento a los autoritarios arras- pezar con una defensa de la autoridad
tre la impugnación de las tradiciones. La educativa que establece la necesidad de la
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autoridad de la tradición —el saber reco- disciplina, un orden de las conductas


nocido— se equipara a imposición autori- externas para lograr el autocontrol de los
taria. Cabe mencionar el trabajo de discentes pero que no consiente en la
Hanna Arendt que en un agudo diagnós- transmisión de conocimientos como ver-
tico expresó: “la crisis de la autoridad en daderos (Law, 2006).
la educación está en conexión estrecha
con la crisis de la tradición, o sea con la 2.2. Noción renovada de autoridad
crisis de nuestra actitud hacia el tiempo La presión sociopolítica ha influido en
pasado” (Arendt, 1996, 205). Esta refle- la tendencia a identificar autoridad con
xión es discutida hasta nuestros días autoritarismo y a considerar que sólo es
(Garner, 1985; Gordon, 1999; Hache, acorde a la democracia un clima social
2005). permisivo, sin normas ni autoridad que

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Autoridad, familia y educación

las sustente, de modo que los individuos 1. Reconocimiento del educador en


en estas condiciones pueden aprender virtud de lo que es y sabe —inclu-
mejor a ser libres. La comprobación de yendo la posesión de conocimien-
cómo las personas aprenden o no apren- tos teóricos y habilidades y hábi-
den bajo estos principios, fuerza a recon- tos prácticos para enseñar—. Si
siderar la necesidad de la autoridad al alguien pretendiera educar sin
menos para el desarrollo educativo. La esas capacidades, su actividad
permisividad tiene un efecto tan pernicio- educativa se transforma en un
so como el autoritarismo porque el sujeto ejercicio autoritario. De ahí que se
llega a considerar aceptable todo deseo procure discernir la autoridad
personal e inaceptable la limitación al auténtica del educador (Kimball,
respecto (Sarramona, 1993, 51). Esta con- 1988). Es importante revitalizar
clusión se entresaca tanto de los estudios el prestigio de los educadores
teóricos como de los empíricos (Clark, (Espot, 2006).
1976; Carroll, 1979; Rossman y Rea,
2005; Cava y otros, 2006; Jacquard, 2. Ordenación de la actividad de los
2004). educandos con el fin de orientar
su proceso de aprendizaje y
Como recordamos en el comienzo de maduración, ni más ni menos, en
este epígrafe, la autoridad es reconocida los aspectos y en el tiempo, nece-
en las personas por alguna propiedad de sarios. De este modo, prolongar
su modo de ser y también se dice del en el tiempo el ejercicio de la
poder que tienen en cierta actividad por el autoridad cuando ya no es necesa-

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que dirigen a otras a proceder de un modo rio por las características del edu-
determinado. Desde la perspectiva socio- cando y dirigirle a tareas en ámbi-
lógica se ha enfatizado el sentido de auto- tos que no son competencia del
ridad como poder, sin embargo en la edu- educador supondría un ejercicio
cación es más razonable advertir que el autoritario.
peso fuerte de la autoridad educativa revista española de pedagogía

radica en su dimensión de auctoritas. Se 3. Trabajo educativo que contribuya


precisa subrayar esta distinción para al crecimiento de las personas que
comprender que no existe oposición entre es el fin último de la educación.
autoridad y educación en libertad y para Es decir, no se trata de enseñar y
la libertad del educando. Si bien el auto- conseguir resultados como meta
ritarismo supone la sumisión incondicio- última sino que el objetivo central
nal a la autoridad, seguir las indicaciones es contribuir al bien de la perso-
del educador no consiste en un doblegarse na. De ahí que no sirva cualquier
sin condiciones. Al menos podemos subra- medio como pudiera ser el uso de
yar tres requisitos que sostienen la legiti- una coerción nociva o a la coac-
midad de la autoridad educativa: ción desproporcionada, señales

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claras de autoritarismo (Altarejos competencias para desenvolverse por uno


y Naval, 2000, 150-162). mismo, postura razonable por nuestro
modo de ser —sociales, dependientes,
Vistos estos prerrequisitos de la legi- racionales, vulnerables, libres— (Mauro y
timidad de la autoridad educativa, esto Rodríguez Sedano, 2005, 474).
es, de observar quién debe tener autori-
dad y cómo debe ejercitarla, se precisa La aplicación exacta de los criterios
acceder a otro tema: la autoridad como democráticos de la vida sociopolítica a la
condición en sí de la educación. Se trata educación distorsiona el proceso. La
de considerar si obedecer, ser dócil al que igualdad no puede asimilarse a igualita-
sabe más es un comportamiento pruden- rismo entre educador y educando. No se
te. Si se juzga que alguien pierde libertad falta a la libertad del educando ni a su
por seguir las normas y orientaciones de capacidad de participación si no se adop-
otro aunque sean sensatas hay que limi- tan por mayoría las principales decisiones
tar hasta el máximo la autoridad. Esta que afectan a la actividad educativa.
propuesta es la predominante sobre todo Igualdad, libertad, participación, son ele-
cuando se trata de enseñanzas en el mentos fundamentales de la democracia
orden moral (Wall, 1975; Sanders, 1982). que en las relaciones educativas adoptan
una modalidad específica, en la que el
En el orden epistemológico más reconocimiento de la autoridad del educa-
amplio, se restringe la autoridad cuando dor es tan importante como el reconoci-
estimando que no pueda darse la verdad, miento de la dignidad de todos los sujetos
se insiste en los procedimientos y métodos que protagonizan la educación (Renaut,
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racionales y no en la transmisión de los 2007, 14).


conocimientos alcanzados por los maestros
o sabios. Se discute cómo dilucidar los lími- 3. Autoridad y familia
tes de la autoridad en el proceso de desa- La vida familiar y en concreto las
rrollo intelectual (Allen, 1987). Sin embar- relaciones familiares han sido objeto de
revista española de pedagogía

go, se admite con un consenso amplio que numerosos estudios psicológicos para evi-
las personas dependen de otros en su cre- tar la gestación de relaciones, conductas y
cimiento. Mientras no puedan ser autosu- personalidades autoritarias. Cabe men-
ficientes tienen que acceder a seguir las cionar los estudios de liderazgo que se
indicaciones del que sabe más, al que han impulsan desde la década de los 30 del
prestado su confianza. Es esta confianza, siglo XX por Lewin y que establecen la
la actitud y sentimiento que permite no equiparación entre autoridad y autorita-
violentar la propia libertad. Para crecer se rismo al investigar la conformación de los
requiere certidumbre en lo que se hace y individuos que se constituyen en líderes
esa seguridad se logra siguiendo las indi- “autoritarios”. Se centra en observar la
caciones de quien muestra cuidado y afec- socialización en la familia y el impacto de
to. Se obedece hasta que se alcanzan las los distintos estilos parentales valorando

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Autoridad, familia y educación

el ajuste psicosocial de los hijos: autoesti- clima permisivo que se sitúan en el extre-
ma, desarrollo moral, competencia esco- mo opuesto de la atmósfera autoritaria.
lar (Gracia Fuster, 2000, 21-28). Los estu- Las normas y deberes no están determi-
dios sobre la relación entre estilos paren- nados por el contexto social ni familiar.
tales y formación de personalidades líde- La libertad ganada para cada miembro de
res continúan en la actualidad aunque la familia tiende a excluir el compromiso
matizando el posible rechazo a la autori- en funciones concretas para servir al pro-
dad parental (Ferguson, 2006). pio grupo familiar y a la sociedad. Así
como los esquemas rígidos del autoritaris-
En la década de los 60 del siglo que mo social pasaron a las familias, luego
nos precede, el centro de atención es exa- reemplazan su lugar los permisivos
minar la autoridad repartida entre el (Maioli, 2006, 58). El contraste de los
padre y la madre, con una distribución de extremos del autoritarismo y del permisi-
roles. Pero desde la década siguiente, vismo ocupa el centro de atención de algu-
años 70, se extiende y divulga el debate nos investigadores (Lazartigues, y otros,
sobre la autoridad parental, así como la 2005). En los años 90 se reaviva la polari-
investigación sobre: legitimidad, modo de zación entre una autoridad paternalista
ejercicio, frecuencia y contextos (Buri, que sitúa a la obediencia como un objetivo
1991, 110). Primordialmente, juzgando central de la formación del carácter y los
que ha correspondido al padre detentar la que reclaman como centro de atención que
autoridad, se plantea transformar este rol los niños sepan ejercitar sus derechos.
en la familia. Acaba siendo frecuente la
denuncia de la familia autoritaria que ¿Qué circunstancias repercuten en

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falta a la libertad de los miembros de la desdibujar el sentido de la autoridad en la
familia y en la que las funciones de cada familia en el presente? Subrayamos cua-
individuo están delimitadas en relación a tro realidades.
unos objetivos que cumplir para la propia
familia y la sociedad. 1. Un defecto de la práctica parental
que consiste en no compaginar la exigencia revista española de pedagogía

Los cambios respecto a quienes tienen —estableciendo unas normas razonables


autoridad y respecto a qué asuntos, en la de comportamiento— con el afecto —el cui-
sociedad y en la familia, han producido dado cálido de las personas—. La autori-
una evidente desorientación paterna res- dad “autoritaria” marca la dinámica fami-
pecto a qué y cómo exigir a sus hijos en liar con el cumplimiento de normas y rele-
orden a su crecimiento. Se vivencia al ga la calidez de las relaciones a último
unísono el rechazo a lo que se hacía antes, lugar. El polo opuesto lo ocupan las fami-
sin alternativas seguras para encauzar el lias que orientan sus relaciones sólo por el
presente. La repulsa al autoritarismo es afecto, el sentirse y hacer sentirse bien,
unánime. En la década de los años 80 del evitando a toda costa el conflicto; para sor-
siglo pasado, aumentan las familias de tear cualquier pugna eluden las normas y

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pactan con un ambiente permisivo. En algunos enfoques sociopolíticos de que la


este caso podría pervivir un autoritarismo autoridad supone relaciones jerárquicas
paternalista, manipulador por vía afecti- injustas y que éstas vividas en la familia
va. De forma similar a las familias autori- reproducen socialmente subordinaciones
tarias, las permisivas producen numerosos que fracturan la igualdad entre las perso-
trastornos de personalidad. Los hijos nece- nas. Un apéndice de esta consideración
sitan aprender haciendo algo con sentido y global radica en el tema de la relación
alguien externo les tiene que indicar cómo mujer-varón. La mujer ha logrado más
actuar mientras no tengan capacidad de autoridad en diversos campos de activi-
saberlo y de decidirlo. Para aprender el dad también en la familia, compartiéndo-
control de uno mismo hay que acatar el los con el varón. Mientras se produce la
control externo. Es preciso aprender los transición de funciones y se piensa qué es
límites de la realidad. lo que corresponde a cada uno en el hogar,
se precipita una situación de vacío de
2. La prioridad otorgada a lo afectivo autoridad en la familia.
encaja en sociedades permisivas. En estos
ambientes la autoexigencia se debilita — 4. Otro factor a tener en cuenta para
no se tiene seguridad sobre qué valores evaluar la autoridad son los vínculos
son los auténticos ni se goza de fortaleza familiares. Su inestabilidad resta y hace
para plasmar vitalmente unos princi- discutible la legitimidad de la autoridad
pios—. Cuando los padres no se obligan a de los que son padres o hacen sus veces.
sí mismos, pierden fuerza para conducir a Las relaciones esponsales o de pareja más
sus hijos, por la arbitrariedad, por la débiles causan tanto relaciones paterno-
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ausencia de ejemplo, por la falta de crite- filiales más endebles o por el contrario
rios claros. Si por el contrario, los padres más absorbentes por el afecto. La familia
procuran vivir unos valores en su conduc- se ha transformado en una sociedad de
ta tienen que hacer frente, a la hora de amigos, de iguales (Donati-Di Nicola,
educar a sus hijos, a una corriente gene- 1989, 88). Sin embargo la familia es una
revista española de pedagogía

ralizada de relativismo y de hedonismo sociedad “específica” en la que si bien


en el contexto sociocultural actual en el algunas relaciones pueden asemejarse en
que se desestiman las convicciones vitales algunas características a la de los amigos,
definidas y el ejercicio de la autoridad la amistad no define las relaciones pro-
(Polaino, 2006). Como hemos visto, ante piamente familiares.
unos padres que ejerciten su autoridad, la
opinión pública sin diferenciar el modo de En este contexto actual se observa y
aplicarla los juzga de autoritarios y de no se reivindica la necesidad de autoridad
democráticos. profundizando y en cierto sentido reno-
vando su razón de ser.
3. A las anteriores circunstancias
cabe añadir la sospecha levantada desde
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Autoridad, familia y educación

4. Autoridad parental y educación La fundamentación de la autoridad


La educación familiar no se reduce a educativa nos sirve para comprender las
la interacción familiar, no obstante, el bases de la autoridad parental. Puede dis-
tipo de interacción repercute en la posi- tinguirse al referirnos a los padres, el ser
ble educación de los miembros de la fami- autoridad del tener autoridad, el saber y
lia ya que guarda una estrecha relación saber obrar del hacer de un modo deter-
con aspectos del desarrollo de las perso- minado. Esta consideración se argumenta
nas que participan en las relaciones desde un sentido antropológico y ético de
familiares (Pérez, 2003, 66-71, 74). Uno la paternidad y de la filiación, y según sea
de los elementos de la interacción fami- éste se deriva la justificación de un tipo
liar es el ejercicio de la autoridad que de autoridad o de otro. El modo más res-
confluye en las acciones específicamente petuoso de comprender la paternidad y la
educativas que se realicen en la familia. filiación de acuerdo con la dignidad de las
En la investigación de las familias ha personas presupone que estas relaciones
destacado el interés por las relaciones se fundamentan en el amor. Se es padre y
entre los padres y los hijos. Los estilos madre con responsabilidad respecto a la
parentales —noción que abarca básica- dignidad de los hijos por amor recíproco
mente el modo en que los padres se rela- entre un varón y una mujer. De quienes
cionan con sus hijos, la forma en que con- procede la vida se espera la vida y el cui-
tribuyen a su socialización, las pautas de dado por esta vida, su conservación y cre-
crianza, las prácticas de control y disci- cimiento. La autoridad de los padres se
plina— contienen elementos educativos funda en quienes son, padres, y su queha-
entre los que sobresale que los padres cer fundamental es la crianza de sus

año LXVII, nº 244, septiembre-diciembre 2009, 511-528


enseñan a comportarse a sus hijos, a diri- hijos. Proceder de, supone cierto depender
gir su libertad. De ahí que el estudio de de y la necesidad de recibir ayuda. El senti-
los estilos parentales por parte de la psi- do de pertenencia a una familia viene a ser
cología contiene la observación de los como la dimensión sensible de la vinculación
estilos de educación parentales y que el a unos padres y es básico para aceptar la
revista española de pedagogía
tema de la autoridad tenga su importan- autoridad. Se establece una relación jerár-
cia en esta indagación. quica entre quien da la ayuda —deber— y
quien la recibe —derecho—, entre quien
En las investigaciones de los estilos puede exigir una serie de conductas para
parentales de una estela de importantes ayudar —derecho a ser obedecido— y quien
investigadores tales como: Baldwin, acoge la ayuda —deber de obedecer.
Schaefer, Becker, Baumrid, Maccoby y
Martín, entre otros, encontramos intere- La autoridad paterna se convierte en
santes referencias más o menos directas a autoritaria, rememorando la definición de
la educación que se deriva de los modos autoritarismo que citamos en páginas
de la relación entre padres e hijos y a la precedentes, si se produce una sumisión
autoridad (Rodríguez, 2004, 349-368). sin condiciones de los hijos respecto a los
521
Aurora BERNAL MARTÍNEZ DE SORIA y Mª Grazia GUALANDI

padres. No se trata tanto de argüir si la vida que les permita ser res-
tiene que existir o no una autoridad ponsables y libres. Para esta
paterna sino deliberar sobre su legitimi- enseñanza no requieren ser profe-
dad. Al revisar las condiciones de legiti- sionales de la educación sino vivir
midad entrevemos también respecto a como adultos que son, exigiéndose
qué contenidos tienen autoridad los para mejorar como personas que
padres. Reiteramos tres condiciones bási- procuran trabajar bien, que man-
cas: tienen adecuadas relaciones
sociales y de amigos, que se esme-
1. Los padres como tales les corres- ran en el uso de los recursos, etc.
ponde querer a sus hijos, aceptar- Esa ejemplaridad sobreabunda en
los y respetarlos como son; preci- la legitimidad de la autoridad
san de la competencia para cum- parental.
plir la función de la crianza. La
autoridad paterna se funda en su 3. Los padres enseñan usando los
sabiduría práctica, en su pruden- medios convenientes al bien de los
cia para vivir (Steutel y Spiecker, hijos, a su edad, a sus caracterís-
2000, 330). Esta condición permi- ticas y posibilidades. Cabe el
te el descubrimiento de la identi- recurso a la coerción y la coacción
dad por parte de los hijos, básico proporcionadas a las necesidades
para obedecer y para crecer hasta cuya posible dimensión nociva se
ser dueños de sí mismos (Ber- reduce si hay confianza, seguri-
zonsky, 2004). La continuidad dad en los padres que exigen y
año LXVII, nº 244, septiembre-diciembre 2009, 511-528

entre quien es padre y quien ejer- que acompañan en la frustración


ce como padre facilita este proceso que experimenta un hijo cuando
de aceptación y afirmación de la le cuesta hacer algo. Se trata de
autoridad parental. combinar la capacidad de res-
puesta, de atención a las necesi-
revista española de pedagogía

2. Los padres buscan como primer dades de los hijos, con cariño,
objetivo el bien de sus hijos, que comunicación, procurando el bien
alcancen la madurez suficiente de cada uno y de la familia con la
para desenvolverse como adultos exigencia (Baumrind, 2005, 61).
responsables de su propia vida.
Los padres ejercitan su autoridad Los múltiples estudios sobre estilos
no sólo velando por la subsisten- parentales permiten profundizar en estas
cia y bienestar de sus hijos, prote- condiciones. En ellos son mostradas las
giéndoles, controlando las conduc- ventajas de la autoridad bien ejercida por
tas que aseguren su salud sino parte de los padres que se denomina esti-
encaminándoles hacia la adquisi- lo autoritativo. Los investigadores admi-
ción de hábitos y de un sentido de ten que el estilo parental óptimo es el

522
Autoridad, familia y educación

autoritativo que consiste en el ejercicio de contenidos morales o religiosos sin poner


la autoridad pero sin desviarse hacia el en riesgo la autonomía personal. Sirve de
autoritarismo o hacia el permisivismo. ejemplo de esta incertidumbre un estudio
patrocinado por el Consejo de Europa
La conducta de los hijos es orientada sobre el uso de la disciplina y el ejercicio
con el propósito de que aprendan valores de la autoridad de los padres (Sinclair,
en la práctica. Los padres evitan la arbi- 2007, 25).
trariedad, razonan sus indicaciones,
motivan el respeto a su autoridad 5. Consideraciones finales
(Baumrid, 1996, 405). Los padres van La historia social y la investigación
dejando mayor autonomía y responsabili- que la avala demuestran que no debería
dad a los hijos, recurren con prudencia al aplicarse el prisma sociopolítico a uno de
castigo y a las restricciones y todo ello los grupos fundamentales para la socie-
conforme a los modos de ser, a las con- dad como es la familia. Y en este sentido
ductas en las que haya que insistir, y no se debería emplear la dinámica demo-
según el contexto sociocultural. Los crática como un modelo que haya que cal-
padres han de lograr la obediencia pero car en la vida familiar. La autoridad
lograr la docilidad no es su meta final. El familiar no emerge del consenso sino de
objetivo es el aprendizaje de la libertad. un proyecto de vida que una vez elegido,
Los padres muestran normas claras y se sostiene en lo esencial por un compro-
razonables no por el valor de las normas miso adquirido sobre la vida de las perso-
en sí mismas sino para facilitar la adqui- nas implicadas. Especialmente se aprecia
sición de valores. La disciplina supone en el crecimiento de los hijos que requie-

año LXVII, nº 244, septiembre-diciembre 2009, 511-528


para los padres un continuo esfuerzo. La ren hasta que son maduros del control y
confrontación es normal y sin embargo, la dirección de alguien con cabeza; esa
arbitrariedad resulta nociva. Hay eviden- orientación es legítima cuando quienes
cias de que el estilo autoritativo potencia conducen son los que procuran su bien,
el crecimiento de los hijos y por tanto cuidado que es razonable esperar de los
posibilita la puesta en marcha de accio- revista española de pedagogía
que son padres. Los beneficios de un esti-
nes intencionalmente educativas en la lo parental en el que se ejerce la autori-
vida familiar aunque aún queda mucho dad, comprobados en la investigación psi-
por investigar (Demo, 2000, 880-881). copedagógica invalidan las tesis que sos-
tenían que en climas permisivos, sin nor-
Aunque se asevera con representativa mas, los individuos se desarrollaban con
unanimidad la necesidad de la autoridad más equilibrio y libertad. Las investiga-
de los padres como elemento que facilita ciones muestran lo nocivo de la ausencia
la educación familiar, respecto al plano de control en los hijos.
moral se debaten los límites de dicha
autoridad. Se cuestiona si los padres pue- El estudio psicológico de los estilos
den enseñar explícitamente a sus hijos parentales revela un principio pedagógico

523
Aurora BERNAL MARTÍNEZ DE SORIA y Mª Grazia GUALANDI

tradicional, en la educación no se deben expresa un investigador del tema: “la for-


acomodar recetas y esquemas prefijados mulación de un modelo integrado de edu-
según modelos de relación familiar sino cación referido al sistema familiar será
más bien, entender qué personas están necesaria para dar cuenta de lo que es la
implicadas y en qué contextos y desde familia, sea cual sea su configuración, los
esta reflexión orientar la vida familiar en modos de relacionarse sus miembros, la
la que la educación es uno de los cometi- orientación de sus valores, sus contenidos
dos más importantes. En el tema concre- preferentes o los procedimientos de los
to que nos ocupa, el ejercicio de la autori- cuales se valgan para la aplicación de sus
dad como uno de los elementos que posi- propósitos educativos” (Rodríguez, 2004,
bilita la educación, hay que tener en 444).
cuenta elementos personales como: el
modo de ser de los padres, la relación Dirección de las autoras: Aurora Bernal Martínez de Soria
y Mª Grazia Gualandi. Facultad de Filosofía y Letras,
entre el estilo educativo del padre y de la Universidad de Navarra. E-mails: abernal@unav.es y
madre (Gaertner y otros, 2007), el modo mgualandi@alumni.unav.es
de ser de los hijos (Aluja, y otros 2005) la
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revista española de pedagogía

Relationships between adolescents’ memory of parental


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hemos centrado en una, la autoridad, y Adolescent Autonomy, New Directions for Child and
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Autoridad, familia y educación

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526
Autoridad, familia y educación

Resumen: timacy by reviewing research on the sub-


Autoridad, familia y educación ject both from a theoretical as from a
El objeto de este artículo es el tema de practical point of view. Furthermore, we
la autoridad en el ámbito de la familia, isolate within the proposals of recovering
centrándonos en el aspecto educativo. authority in the family both the common
Desde de una perspectiva teórica recorda- aspects as those points where the debate
mos cómo se descalifica la autoridad iden- is focussing on.
tificándola con el autoritarismo. Este pro-
ceso se produce primero en el ámbito Key Words: Educational authority,
socio-político y después pasa a los ámbi- Parental authority, Authoritative paren-
tos educativos, especialmente a los cen- tal style, Authoritarianism.
tros educativos y a la familia. Mostramos
la necesidad de la autoridad educativa y
repasamos sus condiciones de legitimidad
revisando las investigaciones sobre el
tema tanto de carácter teórico como prác-
tico. Asimismo se destacan en las pro-
puestas de recuperar la autoridad en la
familia, tanto los puntos de acuerdo como
los que son el centro de atención en el
debate.

Descriptores: Autoridad educativa,

año LXVII, nº 244, septiembre-diciembre 2009, 511-528


autoridad parental, estilo parental auto-
ritativo, autoritarismo.

Summary:
Authority, family and education
revista española de pedagogía
This article is about the topic of au-
thority in the context of a family, specifi-
cally within the educational aspect. From
a theoretical point of view we remind how
it is often disqualified by equating it with
authoritarianism. This process was origi-
nated in a socio-political context and then
passed to education, especially in educa-
tional institutions and the family. We
show the necessity of educational autho-
rity and review the conditions of its legi-

527

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