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Según Carlos Bousoño, el tema fundamental y general de la obra poética de Antonio

Machado es
"la temporalidad del mundo y del hombre",
ya que esta puede explicar de alguna manera los temas particulares de cada uno de sus
libros:
La angustia provocada por la contemplación del discurrir temporal que nos
a.
lleva a la muerte.
b. El problema de la existencia de Dios y del sentido de la vida humana.
c. La implicación del hombre en los asuntos de SU tiempo: lo social, lo político
y lo amoroso.
Veamos ahora algunos de los temas más detenidamente.
El problema existencial.-
El conjunto de temas del paso del tiempo que conduce a la muerte marca toda la obra
poética de Antonio Machado. De esa idea, como ya hemos visto, parten la mayoría de
sus símbolos y motivos temáticos.
La presencia de la muerte será, por tanto, obsesiva en sus poemas, hasta el punto de que
la propia vida se ve como una amenaza, puesto que encierra la muerte como
consecuencia inevitable. Esto explica el tono de tristeza, angustia y melancolía que tiñe la
literatura de Machado.
De cualquier forma, la visión de la muerte es diferente en sus libros. En Soledades, la
muerte no es todavía una experiencia real, sino que es una "experiencia aprendida en los
libros", como dice Ricardo Gullón en Una poética para Antonio Machado. La expresión de
la muerte en Soledades continúa y se ciñe estrictamente al tratamiento de ese tema a lo
largo de la historia, siendo la referencia fundamental Jorge Manrique y sus Coplas por la
muerte de su padre:
"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir"
En Campos de Castilla, en cambio, el tratamiento de la muerte es más personal, más
original, porque ahí sí encontramos una muerte realmente vivida. Machado ha sentido en
carne propia la muerte (paisaje castellano, historia de Castilla y, sobre todo, muerte de
Leonor) y ya no necesita seguir a los modelos literarios del tema.
Relacionado con este tema de la muerte encontramos otros, como es el caso del
problema de Dios y de la religión. La actitud de Machado ante Dios es similar a la de
Unamuno (recordad la figura de Manuel Bueno en San Manuel Bueno, mártir): constante
lucha consigo mismo, lucha entre la imposibilidad de creer y el deseo, la necesidad, de
creer para dotar de sentido a la vida. Un verso del autor creo que puede resumir su
actitud:
"Siempre buscando a Dios entre la niebla"
Este deseo de encontrar a Dios para justificar la existencia humana explicará también su
posición ante la religión y los ritos. Machado creerá en una religión de la vida, que de
sentido a la vida; creerá, por tanto, en la religión de Cristo resucitado, no en la del Cristo
muerto en la cruz (ver La saeta)
El amor y la mujer.-
El sentimiento amoroso no aparece con claridad en sus poemas, porque Machado lo usa
siempre en función o en relación con otras preocupaciones que le interesan más
(melancolía, fluir del tiempo, tristeza, soledad, etc...).
La mujer en los poemas de Machado presenta tres tratamientos diferentes que
corresponden con tres momentos distintos de su trayectoria poética:
1. Mujer abstracta.-
Aparece en Soledades. La mujer no es real, es una aparición o un deseo que nunca llega
realizarse (ver los poemas Amada, el aura dice... y Yo voy soñando caminos, entre
otros).
La mujer aparece en estos poemas como símbolo del estado de angustia y soledad del
que nunca ha conocido el amor.
2. Mujer concreta: Leonor.-
A partir de Campos de Castilla encontramos en sus poemas una mujer concreta. Ya no es
una aparición o un deseo. Pero Machado no usará la figura de su esposa como objeto
amoroso, sino como excusa para reflexionar sobre el dolor, el tiempo y la muerte o la
esperanza de una posible resurrección que justificara la vida humana (todos los poemas
dedicados a Leonor en Campos de Castilla están en esta línea).
3. Mujer concreta: Guiomar.-
La figura literaria de Guiomar está inspirada en Pilar Valderrama, mujer con la que
mantuvo Machado una relación sentimental en sus últimos años. Poemas dedicados a
Guiomar aparecerán a partir de Nuevas Canciones, y en ellos sí aparecerá por primera
vez en la obra de Machado un verdadero sentimiento amoroso. En estos versos aparecen
las únicas notas eróticas de la literatura machadiana.
En cualquier caso, la presentación de esta relación amorosa es bastante literaria y poco
real, ya que nos presenta a Guiomar como una diosa, a él mismo como su trovador, y a la
experiencia amorosa como una "dulce herida". Este planteamiento entra de lleno en el
tópico de la literatura amorosa provenzal.
El tema de España.-
En el tratamiento de este tema podemos señalar tres momentos distintos en su poesía:
1. Lamento por la decadencia de España. Aparece aquí una visión muy negativa de
Castilla (como símbolo de España), de su paisaje, de su historia y de sus gentes. Es la
"Castilla de la Muerte", marcada por la violencia, por la envidia, por la soberbia (Ver los
poemas Por tierras de España, La tierra de Alvargonzález y El dios ibero).
Las gentes que pueblan esta "Castilla de la muerte" son todos ellos personajes negativos:
El hombre malo del campo y de la aldea.
El loco.
El criminal.
El blasfemo.
Los parricidas.
El incendiario. Etc...
2. En un segundo momento, la visión negativa anterior se transforma en ternura y
comprensión. Machado ha descubierto el paisaje y lo ha llegado a amar profundamente.
Ahora nos ofrece en sus poemas una visión muy subjetiva de Castilla y lo castellano, en
la que funcionará asociada a valores positivos.
3. Una tercera perspectiva del problema de España la encontraremos en la manifestación
de la esperanza en el futuro, en las nuevas generaciones que se opondrán a la "España
de la Muerte". Se trata del motivo de las dos Españas que tanto éxito ha tenido después:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón
Recursos técnicos predominantes
Antonio Machado somete desde sus inicios poéticos su estilo a un proceso de depuración
en busca de la esencialidad, hecho que explica que partiendo del Modernismo Canónico
esteticista llegue a una poesía sencilla, breve y concisa.
Algunos de los recursos técnicos más corrientes en sus poemas pueden ser los que
siguen:
Los símbolos. Empleará dos tipos: los monosémicos (encierran un solo significado)
y los disémicos, que serán los más característicos de sus poemas (aquellos que
poseen varias significaciones).
Alusión a un objeto por algunas de sus características: "¡El muro blanco y el ciprés
erguido!" (cementerio, muerte).
Muchos poemas adoptan disposición dialogada, bien con personas, con objetos, con
elementos de la naturaleza o consigo mismo.
Suele comenzar sus poemas situándolos en un tiempo determinado.
Es corriente que termine con una exclamación o epifonema.
La superposición de tiempos (pasado y presente) es corriente en su obra, así como
la superposición de lugares (Soria y Baeza, por ejemplo).
Suele usar mucho el estilo nominal (ausencia de verbos), sobre todo, como es
lógico, cuando describe el paisaje.

Machado no fue solo un creador, sino que también se preocupó por la definición de la
poesía y del arte. A lo largo de su vida nos dejó varias definiciones. Empecemos por la
primera de ellas:
"La poesía es palabra esencial en el tiempo"
Más adelante volverá a dar una nueva definición:
"La poesía es el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo"
En la primera definición el adjetivo "esencial" debe entenderse como la tendencia a hacer
una poesía cada vez más sencilla desde el punto de vista formal. Esta intención explica el
proceso de alejamiento del Modernismo canónico que lleva a cabo a lo largo de su
trayectoria poética, hasta llegar a la esencialidad de Nuevas Canciones.
El situar la palabra (la poesía) en el tiempo es una afirmación de compromiso con SU
tiempo, con su realidad. Antonio Machado no es un poeta escapista, sino todo lo
contrario, volcado con su realidad y con los problemas que ella plantea:
El problema existencial.
El problema religiosa.
El problema amoroso.
El problema social.
El sustantivo "diálogo" que aparece en la segunda definición alude a la concepción de la
poesía como un intercambio entre diferentes personas poéticas. Las personas poéticas
que "dialogan" en sus poemas serán variadas, pero destacan:
El propio autor, que dialoga consigo mismo (es característico del primer libro,
Soledades)
Castilla y las gentes de Castilla.
Leonor (o su recuerdo).
Guiomar.

Contexto sociohistórico.

Entre 1885 y 1914, se produjo una “crisis universal de las letras y del espíritu” que
configuró la mentalidad del ser humano del nuevo siglo. Entre los rasgos más
característicos podemos destacar:
● Pérdida de la confianza en el progreso: a pesar de los progresos de la técnica
seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.
● Crítica del positivismo y desconfianza en la razón para entender el mundo. Se
trata de entender y afrontar la vida con la voluntad, el sentimiento y la intuición más
que con la razón. A ello contribuyeron la obra de pensadores
como Schopenhauer y Kierkegaard (la existencia humana es dolor y
angustia), Nietzsche (exaltación de los impulsos vitales sobre la
razón), Bergson (reivindicación de la intuición para penetrar en lo real)
y Freud (los verdaderos instintos -el amor y la muerte- se hallan reprimidos en el
interior del ser humano)
● Crisis religiosa: la sociedad se hace cada vez más laica.

Modernismo y G. del 98

Desde finales del XIX proliferan tanto en Europa como en América las corrientes
renovadoras opuestas a la estética del Realismo vinculada al positivismo y a la razón.
En España e Hispanoamérica este movimiento renovador (que abarca el final del XIX
y las dos primeras décadas del XX) recibe el nombre de MODERNISMO (en un primer
momento el término ‘modernista’ tenía sentido peyorativo). Estos jóvenes escritores, que
se oponen a la literatura decimonónica, se llaman a sí mismos la “gente nueva” y
mostraban su desprecio por los menos jóvenes y por la literatura realista.
La mayoría de ellos tienen en común una actitud rebelde frente a los valores
burgueses, asentados en el orden y la tradición; incluso adoptaban una conducta y un
atuendo con la intención de provocar (“épater lebourgeois”). Se rebelan contra la filosofía
positivista y materialista de la segunda mitad del XIX (frente a la razón reivindicaban el
sentimiento, la intuición y la voluntad para entender el mundo).

Posteriormente se reservó el término de MODERNISTAS para referirse


exclusivamente a quienes rechazaban la mediocridad y se interesaban por el culto a la
Belleza (“el arte por el arte” fue su consigna; o también “la estética como ética”, sin
compromiso social) y la búsqueda de una nueva forma de expresión (que encontrarán,
sobre todo, en la literatura francesa contemporánea).
Se utilizó el término de Generación del 98 para los que mostraban un mayor
interés por contenidos humanos y adoptaban una actitud crítica ante la situación política,
social y económica de España (situación que pretenden cambiar).
Autores: Unamuno, Azorín, Baroja…
Pero modernistas y noventayochistas coinciden en el tiempo, y muchos de los
escritores de la época participan de ambas tendencias como Antonio
Machado o Valle Inclán.

EL MODERNISMO

Recibe las influencias de dos movimientos franceses de la segunda mitad del XIX:
el parnasianismo y, sobre todo, el simbolismo (para algunos críticos el modernismo es
el nombre que recibe el simbolismo en las letras hispánicas), pero también de la literatura
norteamericana (Edgar A. Poe) y rusa (Chejov, por ejemplo).
El Parnasianismo busca la perfección formal, los versos pulidos, de ahí la preferencia
por ciertos temas propicios al lucimiento esteticista: la mitología, la evocación del tiempo
pasado o de ambientes exóticos, como los orientales. Su lema es “el arte por el arte”.
El Simbolismo (nacido en Francia como reacción al naturalismo, y representado
por Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, pero con antecedentes en Baudelaire; en España, un
precursor es Bécquer) defiende que la realidad, tras sus apariencias, esconde
significaciones profundas que el poeta tiene que descubrir y comunicar al lector. Para ello
se sirven de los símbolos (imagen física que sugiere ideas, sentimientos, angustias,
obsesiones...). Por ejemplo el ‘ocaso’ puede ser símbolo de la decadencia o de la muerte,
el ‘camino’ será símbolo de la vida, etc. La poesía se convierte así en un instrumento del
conocimiento que, a través de los símbolos, capta la realidad suprarracional, subjetiva,
que sólo se puede expresar mediante la alusión y la sugerencia (de ahí la importancia
también de la metáfora y de la musicalidad del verso).
En las LETRAS HISPÁNICAS el Modernismo tiene su cuna en Hispanoamérica.
Hasta hace relativamente poco tiempo, se venía aceptando la fecha de 1888, año de
publicación de ‘Azul’ de Rubén Darío, como inicio del modernismo hispanoamericano.
Sin embargo, los críticos han advertido la presencia de la nueva estética en la prosa
juvenil del cubano José Martí, que puede ser considerado precursor de la corriente
modernista. En todo caso, ello no niega a Rubén Darío el papel de líder y figura más
significativa del movimiento.
RUBÉN DARÍO: En 1888 publica “Azul”: se exalta la Grecia clásica y el siglo
XVIII, se prefieren ambientes exóticos; se advierte una acentuada preocupación por el
ritmo y la musicalidad del verso. En “Prosas profanas”, 1896, su modernismo llega al
cenit: aparece un mundo rutilante de belleza y colorido encarnado en nuevas
combinaciones métricas y en versos desconocidos en al tradición
métrica hispánica : eneasílabos, dodecasílabos, alejandrinos. En “Cantos de vida y
esperanza”, 1905, Rubén contempla ya en la distancia la mitología modernista
que contribuyó a crear; se sitúa a hora en la línea del Modernismo más intimista y más
meditativo. Los temas giran en torno a dos ejes: a) preocupaciones filosóficas (el paso del
tiempo, el sentido de la vida, la pérdida de la juventud…) y b) el mundo hispánico frente
al imperialismo estadounidense.
En España, Manuel Reina, Salvador Rueda y Ricardo Gil pueden ser
considerados como precursores de esta nueva sensibilidad, cuya influencia es más
evidente en la obra de Francisco Villaespesa y Manuel Machado y en los inicios poéticos
de Antonio Machado (Soledades) y Juan Ramón Jiménez (la primera etapa o ‘época
sensitiva’: “Almas de violeta”, “Ninfeas”, “Arias tristes” y “Jardines lejanos”, “Poemas
agrestes”).

CARACTERÍSTICAS:
1) Rechazo de la vulgaridad y de la mediocridad que creen ver en la sociedad
de su tiempo.
De ahí el gusto por lo exótico y lo exquisito, que se busca en el mundo antiguo, en
el pasado medieval, en la Francia versallesca, en la mitología germánica, en las
civilizaciones asiáticas, y en la creación de un mundo lleno de belleza (evasión y
exotismo).
Este gusto por refugiarse en un pasado, casi siempre decadente, se advierte en el
motivo muy frecuente en la época de la “ciudad muerta” (Brujas o Venecia en las
literaturas europeas; las viejas ciudades castellanas, como Ávila, Segovia y Toledo, en la
literatura castellana).
El deseo de huir de la mediocridad más próxima les lleva también al gusto por los
viajes y por conocer gentes y lugares distintos (‘cosmopolitismo’); su ciudad preferida
será París, con su vida bohemia y sus cabarets.

2) Esteticismo (“El arte por el arte” y la “estética como ética” eran sus lemas /
”glorificación de la belleza más allá del bien y de la verdad” dice el crítico
Gonzalo Sobejano)
La insatisfacción del mundo circundante también le lleva a la exaltación del
arte y, dentro del arte, de la poesía como el medio para penetrar en lo absoluto y lo
infinito. La poesía como encarnación de la Belleza.

La ESTÉTICA MODERNISTA :
a) Evocación del MUNDO SENSORIAL
Abundante empleo de sinestesias (‘verso azul’, ‘sol sonoro’), adjetivación e
imágenes deslumbrantes y referidas a todos los sentidos (vista, tacto, olfato, gusto) con
las que se trata de captar un mundo sensorial lleno de goce y belleza. El adjetivo y la
metáfora se convierten los recursos decisivos.
En esta poesía llena de colorido son característicos el azul, violeta, lila, púrpura,
granate, oro, plata, rubí, zafiro, marfil, ébano, nieve. Los ambientes que se recrean tienen
un valor simbólico y evocador, tanto los interiores como exteriores: salones elegantes con
espejos, divanes, pianos, arañas de luz, búcaros con flores...; lunas y aromas nocturnos,
jardines lejanos y otoñales con fuentes, estanques, surtidores; animales elegantes o
fabulosos (cisnes, pavos reales, leopardos, tigre, elefantes, dragones, unicornios...),
personajes reales o mitológicos cargados de erotismo (princesas, caballeros, ninfas,
sátiros, sirenas...)
b) Musicalidad y renovación métrica
Importancia del ritmo y de la armonía de las palabras para sugerir. Ello lleva a los
modernistas a la recuperación de metros olvidados o poco utilizados (alejandrino,
eneasílabo) y a la creación de otros nuevos (de hasta 20 sílabas), el uso del verso libre,
las asonancias internas...También al gusto por la versificación a base de pies acentuales,
especialmente los ternarios: dáctilos (“ínclitas razas ubérrimas”), anfíbracos (“ya se oyen
los claros clarines”) y anapestos (“La princesa está triste; ¿qué tendrá la princesa?”).
La musicalidad se nota también en la abundancia de aliteraciones (bajo el ala aleve
del leve abanico), juegos fónicos (trompas guerreras resuenan), utilización a de palabras
esdrújulas (púrpura, crisálida, libélulas);

c) Riqueza verbal y capacidad de sugestión.


A ello responde la aparición de un vocabulario exótico (heliotropo, clámides,
acanto, plinto, nenúfares, adelfas, azur...), nombres mitológicos (Venus, Adonis, ninfas,
sátiros), realidades misteriosas (castillos, odaliscas, marquesas, unicornio). En
general, léxico extraño que llaman la atención. Por otro lado, se huye de la expresión
grandilocuente que usaron muchos románticos y se busca, sugerir, insinuar, no declarar
abiertamente los sentimientos; y una sintaxis más natural y cercana a la lengua hablada.

TEMAS del modernismo:


1) La recreación del pasado y la invención de mundos imaginarios (lo clásico,
lo medieval, lo legendario, lo exótico, lo oriental...).
2) El mundo sensorial captado a través de todos lo sentidos (vista, oído, olfato,
tacto).
3) La intimidad del poeta. Los modernistas, al igual que los románticos,
potenciaron el dominio de la pasión sobre la razón, de la emoción sobre la
reflexión; pero, al contrario que los románticos, más que “su propio” sentimiento,
individual e intransferible, se busca el sentir transferible y comparable al de los
otros. Antonio Machado decía: “Mi sentimiento no es exclusivamente mío, sino
más bien ‘nuestro’ ”. En esta expresión del ‘mundo interior’ hay diferentes posturas
que oscilan entre un vitalismo optimista, que lleva a un goce desenfrenado de la
vida, y profundas manifestaciones de insatisfacción, descontento, desánimo
hastío, melancolía y soledad (el tema del dolor, la angustia y la muerte es muy
frecuente).
4) El amor y el erotismo. El tratamiento de ambos aspectos apunta en dos
direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que
sume al poeta en la más profunda tristeza; otra, el erotismo desenfrenado,
encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora.
Las características fundamentales de este movimiento de
renovación poética son las siguientes:
Culto a la belleza sensorial: la luz, el color y los efectos sensoriales.
Gusto por la estrofa pulcra y cuidada. Pretenden que sus poemas tengan
una gran musicalidad, y recurren a ampliar los ritmos y las formas
métricas. Siguen usando los metros clásicos (endecasílabo u octosílabo),
pero introducen medidas poco usadas hasta entonces: el alejandrino, el
dodecasílabo (6+6) o el eneasílabo. Además, utilizan el ritmo de los pies
acentuales: dáctilos (óoo), anfíbracos (oóo) o anapestos (ooó).
Expresión de lo subjetivo: el mundo de los sentimientos íntimos, el mundo
de los ensueños de la fantasía. Aun así, temáticamente podemos
distinguir dos polos en el Modernismo: la expresión de lo exterior ajeno al
poeta y la intimidad sentimental. En relación con el primer tema, los
autores escriben sobre paisajes, mujeres hermosas, reyes y príncipes,
desfiles, paisajes exóticos. De aquí podemos deducir la insatisfacción que
sienten hacia el mundo en el que viven, y su afán por escapar y evadirse
mediante su poesía. Profesan una gran devoción por París. El otro polo
temático sería la intimidad sentimental del poeta, una veces vitalista y
alegre, y otras triste y melancólica. El paisaje se corresponderá
simbólicamente con el sentimiento del poeta. Este segundo tema enlaza
directamente el Modernismo con el posromanticismo de Bécquer o Rosalía
de Castro.
Tono aristocrático y exquisito.
Búsqueda del “Arte por el Arte”, de lo bello como fin fundamental, lo cual,
según Juan Ramón Jiménez, significará “el encuentro de nuevo con la
belleza, sepultada por un tono general de poesía burguesa”.

http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/JoseCarlosCarrillo/LitJCCLaLirica19011
950.htm

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