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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE ARTES PLASTICAS

Anatomía artística

Tema: El Dolor

Prof. Lic. José Cela

Nivel: IV “B”

Nombre: Carlos Moreno

Fecha: 5 de abril de 2011

Introducción.

El dolor es una emoció n. Esta puede originarse en varias formas, en varios


momentos y desaparecer de igual forma, como casi todas las emociones, y de la
misma forma en que la naturaleza del ser humano funciona con la eterioridad de la
realidad.

Existen varios instante en el proceso en que una emoció n puede existir, así
también varios caminos que puede tomar, de esta forma se podría decir que el
dolor se origina en un sector del cerebro en donde estímulos nocivos liberan
ciertas endorfinas en diferentes capaz del cerebro ocasionando la sensació n de un
dolor físico, este dado por un efecto del sistema nervioso directamente sobre el
organismo, es aquí donde existe una gran multiplicidad de razones para la
existencia de este proceso, como una enfermedad, una dolencia cró nica, una
respuesta inmediata de un estimulo exterior, como un golpe accidental, una
laceració n ocasionada apropó sito, una auto laceració n, etc. dentro del limite de lo
físico existe todo esto a lo que yo llamaría un primer genero que es el dolor físico.

Después viene un segundo enero con características mucho menos especificas, en


que una persona puede sentir dolor ocasionado por una idea completamente ajena
a una reacció n física, esto esta totalmente ligado a las características que la
persona posee sobre si misma, la manera de percibir las cosas, de adoptar los
fragmentos de la realidad que pasa desaforada frente a nosotros. Dentro de esta
segunda categoría, creo que el objeto primordial es la reacció n del individuo frente
a el origen del dolor, de la misma forma la capacidad de entendimiento para
intentar definir si se origina de un factor externo ejemplo, como una foto de un
niñ o hambriento, o si por completo esta originado dentro del mundo de ideas de la
persona, como una depresió n originada por una idea completamente creada en el
imaginario de la persona.

En todo caso cualquiera que sea el dolor o su causa, este tiene un efecto sobre la
persona, que es expresarlo, hasta de la manera mas sutil, entonces el hecho de la
emoció n como todas se exterioriza y pasa a ser aaprte de la realidad en la que se
desenvuelve una persona, así el dolor deja de ser individual y pasa al mundo de la
comunicació n en la naturaleza humana, es por esto que nos expresamos, aunque
no sea necesariamente esta la finalidad de la expresió n, ya que puede que sea
completamente instintiva, pero cuando sucede que el rostro de una persona
cambia de una forma por la emoció n, o la actitud física, o una señ al sonora, sea cual
sea el caso, la emoció n pasa a convertirse en un lenguaje que puede ser recogido
por las otras personas o personalidades que rodean a quien lo esta
experimentando, es decir una emoció n puede llegar a convertirse otra vez de la
expresió n en un lenguaje de comunicació n, ahora las ideas de esta emoció n se
multiplican aun mas ya que en este caso el dolor, no debe estar necesariamente
sucediéndome a mi para que exista.

También la expresió n de esta emoció n no es ú nica, una persona puede padecer de


una dolor interno por una causa totalmente física, pero por circunstancias no
quiere exteriorizar su emoció n entonces la expresió n física puede ser totalmente
diferente a la de alguien que expresa su emoció n, pero aun así en este caso un
rostro que se reprime muestra pequeñ as características de la emoció n y por lo
tanto es una expresió n de la emoció n, por lo que digo que no existe una idea bá sica
sobre la forma de expresar o percibir las emociones que comunican al interior de
la persona con el exterior de todas las otras personas.

Dentro de la anatomía existen tipologías en que en este caso el dolor puede


expresase, como el caso de una pierna adolorida que es diferente a un dolor de
estomago, o un trauma en varias partes del cuerpo, la persona también puede
categorizar el nivel de sufrimiento, o la resistencia al dolor físico. Se toma una
actitud que se muestra en todo el cuerpo. Dentro de la primera categoría.

De una manera mas interna, un dolor originado completamente en la mente de una


persona se expresa de diferente forma, un dolor que no duele pero adolece, sobre
todo en el á rea de los sentimientos, hay que ser claros, puede que este sea
completamente creado por el individuo, pero también puede venir por un mensaje
externo, como el ver a un perro moribundo y de alguna manera que se podría decir
compasiva “compartir su dolor”, o por un acto completamente inducido al infringir
o ser victima de un dolor emocional. En este caso la moció n hace que la persona
tome una actitud física o una expresió n facial, que no necesariamente es instintiva,
sino creo yo mas bien comunicativa en donde un humano intenta entrar en
comunicació n con el movimiento constante de la realidad.

Entonces la emoció n del dolor es muy amplia y en cada caso ú nica, no es solo el
origen o la finalidad de un hecho, si extiende y despliega tanto en la realidad, como
puede parecer que tiene sentido, y no lo tiene.

El dolor, fondo y forma en el arte


Autor: Jorge Enrique Mújica
 
 
El arte tiene el privilegio de ser considerado como una salida de las capacidades
transformadoras del hombre; de sus cabidas de manifestació n a través de la
pintura, la escultura, arquitectura, etc. La ingente productividad humana ha
llevado a la necesidad de catalogarla segú n temá ticas, periodos, estilos o,
incluso, sexos. Probablemente clasificar a partir de temas sea una de las má s
generales y abundantes. Así, podríamos recurrir a lo social, naturalista,
retratos o al dolor...

 
El dolor es uno de los temas má s fecundos pues el ser humano, el artista,
quién no, en distintos momentos, en algú n periodo de su vida ha conocido, de
cerca o de lejos, el dolor. Y si es artista, necesariamente que había de tener
una repercusió n en su obra. Sin embargo hay vías diversas para hacer
efectivo, para patentizar ese dolor. 

El artista, y con él el arte, puede plasmarse en experiencias, a modo de


explicació n personal de algú n tipo de dolor vivido o como un motivo má s de
su ingente capacidad. Se dan así una doble vertiente: una que expondrá este
tema como detalle de la vida y otro que le servirá para que se le conozca a él,
al autor; algo así como aquellas dos má ximas literarias del simbolismo y el
parnasianismo, el arte por el arte, como capricho, y el arte como experiencia,
como escuela, como necesidad.

El dolor, como forma, es anecdó tico, es una muestra de la importancia que


tiene en el desarrollo de la existencia. Desde la perspectiva formal no se
explica el dolor, só lo se ejemplifica como a manera de testimonio, de
recuerdo. Y ahí está el grabado en el cuerno del periodo magdaleniense
donde el bisonte herido se revuelca; o desde la perspectiva fú nebre, en la
arquitectura egipcia, con el templo de la reina Hatsepsut. En la escultura
griega y romana con los sarcó fagos, donde el dolor se bifurca y llega incluso a
lo anecdó tico y humorístico en piezas como El espinario, Egeos
despidiéndose de sus joyas o El nacimiento de Atenas. Pero no nos
detenemos aquí. La temá tica dolorosa llega a la apoteosis de mutarse en gozo
cuando cobra el cariz espiritual en el Renacimiento. Así, obras como La
expulsió n de Adá n y Eva, de Masaccio; El prendimiento de Cristo, de Giotto; El
llanto sobre Cristo muerto, de Mantenga o El juicio final y La piedad, de
Miguel Angel, sin renunciar al propó sito de poner de manifiesto el dolor, lo
trascienden casi sublimá ndolo. En el Barroco, incluso, llega a ser medio de
catequesis (baste recordar el Sacrificio de Isaac, de Berruguete o La piedad,
del también escultor, Gregorio Herná ndez).

En el Romanticismo el dolor cobra el nombre de la remembranza, del recuerdo,


del ideal interior. Aunque es, creo yo, a partir de aquí (incluso un poco antes
con el Goya del temperamento fuerte, el Goya-artista de la impotencia ante la
propia tragedia física) que nos imbuimos, que penetramos el cerco del arte en
el que el dolor es una manifestació n que emana desde el “ego” interior y, que
es, a su vez, fruto de la experiencia individual, de la observació n atenta que al
plasmarse dice, en una imagen, má s que mil palabras.

Millet, en Las espigadoras o El á ngelus, nos regala, nos incita al tenue dolor de la
nostalgia, de la ternura, de la compasió n, sinó nimo de la melancolía, la
evocació n y el recuerdo. El realismo es crudo porque habla de un dolor que
era y aú n hoy es objetivo, que se llama, las má s de las veces, pobreza. El
realismo dio paso al arte moderno, una época, un periodo donde el dolor,
siguiendo la línea “realista”, lo manifiesta socialmente desde la concepció n
singular. Y es que las guerras mundiales, civiles y demá s conflictos étnicos y
raciales tenían que funcionar también como trama central. 

Fondo y argumento inmersos en este má s amplio del dolor; y aunados iban el


conflicto interior, la lucha fe-razó n en un mundo cada vez má s secularizado
donde el relativismo, esa plaga-peste de nuestra contemporaneidad, cobraba
auge y hacia de las mentes que vivían todo aquel caos, débiles y potentes,
presas fá ciles y aptas de rechazo ante lo establecidos, cá nones, reglas y
principios, a lo largo de la historia; al pasado, a lo religioso, a lo que no
condenase lo vivido o explicara y abarcase todas las dimensiones del hombre.
Marx, Freud, Nietzche y algunos otros influyeron en ese dolor procedente de
la “poquedad humana”, de la infravaloració n y reducció n del hombre. 

Van Gogh casi lo contiene, plasmá ndolo con el sinuoso dramatismo de sus obras
(acaso fotografía de su mundo interior); Picasso en aquella lucha artista-
bufó n nos sirve su Guernica y Munch ese eficaz y duro perfil de la soledad en
El grito.
Aú n no cerramos la historia del arte; hoy mismo hay conflictos para designar
tá citamente qué es arte y qué no lo es. Mientras tanto el curso de la historia
prosigue con manifestaciones claras de denuncia ante el dolor de millones de
seres humanos (creadores del arte y destinatarios del mismo). La fotografía
(¿arte?) posee parte de la herencia de esa dimensió n social de la pintura; le
ha tomado la estafeta y es el primer vehículo de manifestació n actual del
dolor; y es que ahora bajo el seudó nimo má s concreto de hambre, terrorismo,
muerte, asesinatos, etc. el dolor sigue vigente; el arte sigue de la mano, sigue
acogiendo en su seno esta temá tica que parece inextinguible...
Desgraciadamente.

Anexos de imagenes
Bibliografía:

 Texto: El dolor, fondo y forma en el arte,


http://www.autorescatolicos.org/jorgeenriquemujica12.htm

 http://es.wikipedia.org/wiki/Dolor

 http://articles.sfgate.com/2008-11-23/entertainment/20871152_1_zee-
modern-art-visitor

 http://www.definicionabc.com/general/dolor.php

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