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LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS

EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES:


LA EJECUCIÓN DE DICHO PRONUNCIAMIENTO

Pilar Cuadros Rodríguez


Secretaria Judicial
Juzgado de Primera Instancia núm. 6 de Málaga

SUMARIO: 1. INTRODUCCIÓN.–2. NATURALEZA.–3. REGULACIÓN IMPERATIVA.–


4. FIJACIÓN EN LA SENTENCIA O EN EJECUCIÓN.–5. CONTENIDO: 5.1 Régimen
normalizado. 5.2 No fijación del régimen de visitas. 5.3 Fijación del
régimen de visitas restrictivo. 5.4 Modificación del régimen normaliza-
do por la edad. 5.5 Modificación por razón de la lejanía de residen-
cia.–6. MODIFICACIÓN DE LAS MEDIDAS DEFINITIVAS.–7. LA EJECUCIÓN DE LAS
RESOLUCIONES DICTADAS EN CUANTO AL PRONUNCIAMIENTO DE RÉGIMEN DE VISITAS:
7.1 Cuestiones generales. 6.2 Procedimiento.–8. RÉGIMEN DE VISITAS DE
LOS ABUELOS Y OTROS PARIENTES CERCANOS

1. INTRODUCCIÓN

Antes de iniciar un estudio del derecho de visitas, tanto en los pro-


cesos matrimoniales como de aquellos derivados de las uniones para-
matrimoniales, debemos partir de la base de definir a tal derecho, su
regulación, viene recogida en el artículo 94 del Código Civil, donde se
establece que: «El progenitor que no tenga consigo a los hijos menores
o incapacitados gozará del derecho de visitarlos, comunicar con ellos y
tenerlos en su compañía. El Juez determinará el tiempo, modo y lugar
del ejercicio de este derecho, que podrá limitar o suspender si se dieren
graves circunstancias que así lo aconsejen o se incumplieren grave o
reiteradamente los deberes impuestos por la resolución judicial».
No obstante, no debe olvidarse que es un aspecto concreto de un
derecho más general.
La norma general de partida es el artículo 160 del CC, en el que se
establece lo siguiente:» El padre y la madre, aunque no ejerzan la patria
potestad, tienen el derecho a relacionarse con sus hijos menores, excepto

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con los adoptados por otro o conforme a lo dispuesto por resolución


judicial.
No podrán impedirse sin justa causa las relaciones personales del hijo
con sus abuelos y otros parientes allegados.
En caso de oposición, el juez, a petición del menor, abuelos, parientes
o allegados, resolverá atendidas las circunstancias. Especialmente deberá
asegurar que las medidas que se puedan fijar para favorecer las relacio-
nes entre abuelos y nietos, no faculten la infracción de las resoluciones
judiciales que restrinjan o suspendan las relaciones de los menores con
alguno de sus progenitores».
También con carácter general deben de tenerse en cuenta algunas de
las disposiciones contenidas en la Ley Orgánica 1/96, de 15 de enero, de
Protección Jurídica del Menor, y en concreto sus artículo 2.º: Principios
Generales
«En la aplicación de la presente ley primará el interés superior de los
menores sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera concurrir.
Asimismo, cuantas medidas se adopten al amparo de la presente Ley
deberán tener un carácter educativo.
Las limitaciones a la capacidad de obrar de los menores se interpre-
tarán de forma restrictiva.»
Artículo 3.º Referencia a Instrumentos Internacionales.
«Los menores gozarán de los derechos que le reconoce la Constitución
y los Tratados Internacionales de los que España sea parte, especial-
mente la Convención de Derechos del Niño de Naciones Unidas y los
demás derechos garantizados en el ordenamiento jurídico, sin discrimi-
nación alguna por razón de sexo, deficiencia o enfermedad, religión,
lengua, cultura, opinión o cualquier otra circunstancia personal, familiar
o social.
La presente ley, sus normas de desarrollo y demás disposiciones lega-
les relativas a las personas menores de edad, se interpretarán de confor-
midad con los Tratados Internacionales de los que España sea parte y,
especialmente, de acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño
de Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1989.
Los poderes públicos garantizarán el respeto de los derechos de los
menores y adecuarán sus actuaciones a la presente ley y a la mencionada
normativa internacional.»

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Artículo 9.º Derecho a ser oído.


«1. El menor tiene derecho a ser oído, tanto en el ámbito familiar
como en cualquier procedimiento administrativo o judicial en que está
directamente implicado y que conduzca a una decisión que afecte a su
esfera personal, familiar o social.
En los procedimientos judiciales, las comparecencias del menor se
realizarán de forma adecuada a su situación y al desarrollo evolutivo de
éste, cuidando de preservar su intimidad.
2. Se garantizará que el menor pueda ejercitar este derecho por sí
mismo o a través de la persona que designe para que la represente cuan-
do tenga suficiente juicio.
No obstante, cuando no sea posible o no convenga al interés del
menor, podrá conocerse su opinión por medio de sus representantes
legales, siempre que no sean parte interesada ni tengan intereses con-
trapuestos a los del menor, o a través de otras personas que por su
profesión o relación de especial confianza con él puedan transmitirla
objetivamente.
3. Cuando el menor solicite ser oído directamente o por medio de
persona que le represente, la denegación de la audiencia será motivada
y comunicada al Ministerio Fiscal y a aquéllos».
Para las situaciones concretas de crisis matrimonial, o unión de
hecho, se encuentran tres normas:
La relativa a las medidas provisionales contenida en el artículo 103
del Código Civil conforme al cual: « Admitida la demanda, el Juez a falta
de acuerdo de ambos cónyuges aprobado judicialmente, adoptará con
audiencia de éstos, las medidas siguientes:1.ª) Determinar, en interés de
los hijos, con cual de los cónyuges ha de quedar los sujetos a la patria
potestad de ambos y tomar las disposiciones apropiadas de acuerdo con
lo establecido en este Código y en particular la formula en que el cón-
yuge apartado de los hijos podrá cumplir el deber de velar por éstos y
el tiempo, modo y lugar en que podrá comunicar con ellos y tenerlos en
su compañía. Excepcionalmente, los hijos podrán ser encomendados a
otra persona y, de no haberla, a una institución idónea, confiriéndoseles
las funciones tutelares que ejercerán bajo la autoridad del Juez.»
Sobre el contenido del Convenio Regulador, que es la propia del
artículo 90: «El convenio regulador a que se refieren los artículos 81 y 86
de este Código deberá referirse, al menos, a los siguientes extremos: A)
La determinación de la persona a cuyo cuidado hayan de quedar los hijos
sujetos a la patria potestad de ambos, el ejercicio de ésta y el régimen

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de visitas, comunicación y estancia de los hijos con el progenitor que no


viva con ellos.»
Conviene recordar que la jurisprudencia ha entendido que lo dispues-
to en el artículo 94 del CC es aplicable analógicamente a las uniones
de hecho cuando se produce la ruptura de la convivencia. Asimismo
el artículo 748.4 de la LEC dispone que el proceso especial es también
aplicable a los que versen exclusivamente sobre guarda y custodia de
los hijos y sobre alimentos reclamados por un progenitor contra otro en
nombre de los hijos menores.

2. NATURALEZA

Del citado texto, podría inferirse que nos encontramos antes un dere-
cho subjetivo del progenitor no custodio, no obstante es bastante pacifica
la jurisprudencia en mantener que, no es propia y verdaderamente un
derecho subjetivo, sino un complejo de derecho-deber cuyo adecuado
cumplimiento no tiene por finalidad satisfacer los deseos o los derechos
de los progenitores, sino también cubrir las necesidades afectivas y edu-
cacionales de los hijos en aras a un desarrollo armónico y equilibrado, y
por lo mismo el juez debe pronunciarse sobre él en dichos procedimien-
tos aún cuando no existiera expresa petición de las partes.
Su contenido sería puramente afectivo encuadrándose entre los
derechos de la personalidad, y que se fundamenta principal, aunque no
exclusivamente, en una previa relación familiar visitante y visitado, dicho
derecho, está claramente subordinado al interés del menor, recogiéndose
así en algunos documentos supranacionales en esta materia: Declaración
de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 1959, Resolución de 29 de mayo de 1967 del Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas, así como la Convención
de los Derechos del Niño de Naciones Unidas de 20 de noviembre de
1989.
En tal sentido, entre otras, ha tenido ocasión de pronunciarse la A.P.
de Barcelona Sec. 12.ª, Sentencia de 12 de enero de 1998, cuando dice:
«… El derecho que consagra el artículo 94 del Código Civil de que los
progenitores que no tengan consigo a los hijos menores con carácter
habitual, gocen del derecho de visitarlos, comunicar con ellos y tenerlos
en su compañía, ha de conectarse con el derecho preeminente de los
propios menores a que las medidas que se adopten en relación con los
mismos, estén presididas por el principio superior del interés del menor,
y debe por ello garantizarse que el progenitor que no conviva con ellos

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con carácter habitual, pueda cumplir las funciones inherentes de la


patria potestad que ambos progenitores continúan compartiendo, en los
términos a los que se refieren los artículos 154.12, y el ya citado 92 del
mismo texto legal –la STS de 19 de octubre de 1992 ha puesto de relieve
que el fin teleológico de la norma es el de evitar que la ruptura entre
los progenitores que se produce en las situaciones de crisis, se extienda
también a las relaciones entre los hijos y los padres, como consecuencia
de la falta de convivencia continua que es consecuencia ineludible de
las crisis matrimoniales–. Concretar el régimen de visitas, en ausencia de
un acuerdo razonable y beneficioso para los hijos, es facultad discrecio-
nal del juez de instancia, que debe razonar adecuadamente las causas
de la mayor o menor extensión del régimen de visitas, comunicación y
estancias establecido, tal como las SSTS de 22 de mayo de 1993 y 17 de
julio de 1995 han destacado, en consonancia con la STC de 15 de julio
de 1988…»
A estos efectos, es también ilustrativa la Sentencia de la AP. de
Salamanca de 30 de marzo de 2000 donde efectuando un minucioso
estudio del derecho de visitas y en alusión a la regulación de su ejer-
cicio expresa: «… el derecho que estudiamos no es incondicionado en
su ejercicio, sino subordinado exclusivamente al beneficio e interés del
hijo –STS 21-7-93–, pues, como señala el artículo 3 de la Convención de
los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989, en cuantas medidas
hayan de tomar los Tribunales con respecto a los menores “la conside-
ración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”;
estableciendo la L.O. 1/1996 de Protección Jurídica del Menor, como
principio general que debe informar su aplicación “el interés superior de
los menores sobre cualquier otro interés legítimo que pudiera concurrir”
interés que debe referirse al desarrollo libre e integral de su persona-
lidad tal como señalan los artículos 10 de la Constitución Española y 5
de la Ley de Parlamento de Cataluña 8/95, así como a la supremacía de
todo cuanto le beneficie más allá de las apetencias personales de sus
padres, tutores o administraciones públicas, en orden a su desarrollo
físico, ético y cultural y entre ellos, desde luego, el derecho a no ser
separados de cualquiera de sus progenitores salvo que sea necesario al
interés del menor…»
De lo hasta aquí dicho, se plantea la cuestión de cómo definir cual es
dicho interés, por cuanto que no es extraño, que la misma surja dentro
de estos procedimientos. Tal interés dado su carácter difuso y genérico
debe materializarse y determinarse a través de una valoración judicial
que debe tener como límites: la racionalidad en la apreciación de los
hechos y la protección del bienestar espiritual y material del menor.

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En este sentido, como manifiesta D. Fernando Santos Urbaneja en


la Revista Derecho de Familia (núm. 15 abril 2002, página 271 y ss.) en
su artículo que denomina ¿Qué significa el interés del menor? es un
concepto jurídico de gran relevancia para el derecho de Familia pues se
erige en criterio rector de las decisiones que haya que adoptar en aque-
llos procedimientos en que estén implicados menores, el cual, por otro
lado, siempre ha sido objeto de unas vagas definiciones tan convincentes
como vacías de contenido.
En el citado artículo efectúa el autor un análisis somero, pero que
a mi manera de ver, acierta en el fondo de la cuestión, partiendo para
ello de la regulación que se efectúa de los fines de la educación en el
artículo 27 de la Constitución Española donde se establece como tales:
El pleno desarrollo de la personalidad.
El respeto a los principios democráticos de convivencia y a los dere-
chos y libertades fundamentales.
Así la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos del Niño
de 20 de noviembre de 1989 (ratificada por España el día 30 de noviem-
bre de 1990), de manera más explícita, señala en su Preámbulo que:
«El niño debe estar plenamente preparado para una vida indepen-
diente en sociedad y ser educado en el espíritu de los ideales proclama-
dos en la Carta de las Naciones Unidas, y, en particular, en un espíritu de
paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad.»
El artículo 29 de la Declaración establece que los Estados Partes con-
vienen en que la educación del niño deberá estar encaminada a:
a) Desarrollar la personalidad, las actitudes y la capacidad mental y
física del niño hasta el máximo de sus posibilidades.
b) Inculcar al niño el respeto de los Derechos Humanos y las liber-
tades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las
Naciones Unidas
c) Inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad,
de su idioma y sus valores, de los valores nacionales del país en que
vive, del país de que sea originario y de las civilizaciones distintas de la
suya.
d) Preparar al niño para asumir una vida responsable en una socie-
dad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los
sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y
religiosos y personas de origen indígena.

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La ley Orgánica 1/96, de 15 de enero, de Protección Jurídica del


Menor no se refiere específicamente al derecho de Educación, si bien se
remite a lo antes citado.
El Profesor Francisco Rivero Hernández, sirviéndose del planteamien-
to legislativo que al respecto le ofrece el derecho anglosajón, así como
de diversas aportaciones doctrinales, señala, que resulta evidente que
el interés del menor posee un valor jurídico instrumental a la hora de
decidir una determinada controversia que afecte a un menor concreto,
y respecto de alguno de los derechos que sea titular (salud, educación,
etc.). Por otra parte, el interés del menor es relativo y no tiene por qué
coincidir necesariamente con las opiniones, sentimientos o deseos del
mismo.
A mi modo de ver, efectivamente, el concepto de interés del menor es
un concepto etéreo, cuya definición viene determinada por un conjunto
de circunstancias cuya finalidad última es lograr un desarrollo equilibra-
do de éste y de su personalidad, intentando que la crisis matrimonial, o
de sus progenitores, incida lo menos posible en el mismo evitando se
encuentre en el centro del litigio.

3. REGULACIÓN IMPERATIVA

La naturaleza de derecho subjetivo no puede impedir la concurrencia


de otras características que son propias de algunas parcelas del Derecho
de Familia y, más específicamente de las relaciones paterno filiales.
Buena parte de las normas que las rigen no son dispositivas y de ahí
deriva la no disponibilidad del contenido de la relación por los titulares
de la misma. La relación es lo que la ley dice que es y tiene el contenido
en ella fijado. De esta elemental consideración se derivan consecuencias
atinentes al régimen jurídico.
a) El régimen de visitas y de comunicación debe ser acordado en
la sentencia aunque no exista petición de parte al respecto, y por tanto
la sentencia dictada en el proceso cuando existan hijos menores tiene
que pronunciarse sobre el contenido del derecho de visitas, en sentido
estricto, del progenitor no guardador.
En la práctica, se puede plantear el problema, cuando alguno de los
progenitores no se persona en las actuaciones, declarándose en rebeldía,
ni tampoco comparece a la vista, no conociendo por tanto el Juzgado la
posición de dicha parte, en dichos supuestos, cuando se da el caso, que
de hecho el progenitor no custodio no viene ejerciendo el derecho de

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visitas, por imposibilidad material, por ejemplo, que se encuentre reclui-


do en un centro penitenciario, o bien, ser desconocido el paradero, no
se suele pronunciar sobre el contenido de dicho derecho, sino que se
defiere para la ejecución de sentencia y para el supuesto de que solicite
el mismo por dicho progenitor no custodio.
b) De la misma manera el régimen de visitas puede ser modificado
de oficio, lo que puede ocurrir ante dos circunstancias procesales:
1.ª Cuando se ha instado la modificación de medidas, incluso aun-
que no se hubiera pedido la modificación del régimen de visitas, por
ejemplo en los supuestos de cambio de guarda y custodia.
2.ª Cuando se insta el divorcio después de una sentencia de sepa-
ración que acordó un régimen de visitas, en la segunda sentencia matri-
monial puede modificarse este régimen de oficio, naturalmente cuando
se hayan alterado sustancialmente las circunstancias que determinaron el
régimen de la sentencia de separación.
c) Si el régimen de visitas puede ser acordado y modificado de ofi-
cio, también puede ser suspendido de oficio, en el caso de que concu-
rran las graves circunstancias a que se refiere el artículo 94, que pueden
ser el alcoholismo del padre.
Consecuencia de lo anterior es la no vigencia del principio dispositi-
vo, ni siquiera en su aspecto de correlación entre lo pedido y lo resuelto,
de modo que respecto de esta sentencia no tiene sentido el requisito de
la congruencia, cabe, por consiguiente, que en la sentencia se fije un
régimen distinto del pedido por el actor y del admitido por el deman-
dado. Naturalmente, no existe incongruencia cuando se concede menos
de lo pedido. Lógicamente, si no cabe hablar de congruencia en la sen-
tencia de primera instancia, tampoco cabrá sostener la congruencia de la
sentencia de apelación, en el sentido de que la Sala podrá pronunciarse
aunque no exista recurso relativo a este aspecto del régimen de visitas,
incluso aunque ello suponga una verdadera reformatio in peius.
La necesidad de pronunciamiento no puede obstar a que la decisión
sobre el régimen de visitas esté motivada, lo que es especialmente nece-
sario cuando se trata de modificación de una decisión anterior.
La decisión judicial debe limitarse a determinar el régimen visitas,
atendidas las circunstancias concurrentes en el caso concreto, sin aden-
trarse en consideraciones que son ajenas a la función jurisdiccional, no
pudiendo por tanto el régimen hacerse depender de imponer a los pro-
genitores conductas que no tienen base legal alguna, pero, sobre todo,
que no se corresponden con la función desempeñada.

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4. FIJACIÓN EN LA SENTENCIA O EN EJECUCIÓN

La controversia que plantea la actual LEC en relación con la adopción


de medidas definitivas no es otra que el determinar si las medidas deben
fijarse forzosamente en la sentencia o cabe la posibilidad de que su
adopción pueda diferirse a la fase de ejecución de sentencia. Teniendo
en cuenta que el tema que estamos analizando es una cuestión procesal,
habrá que entender que con la LEC queda derogada la posibilidad de
diferir la adopción de las medidas a la fase de ejecución, ya que dis-
poniendo de amplios poderes en cuanto a la investigación y prueba de
los hechos que afectan a las medidas, no existe ninguna necesidad de
aplazar estos pronunciamientos.
No obstante, de todos es conocido, que en la práctica habrá numero-
sos supuestos en los que será difícil que el Tribunal pueda pronunciarse
en la sentencia sobre alguna de las medidas, básicamente respecto al
régimen de visitas, cuando concurran especiales circunstancias como
antes apuntábamos por ejemplo cuando uno de los progenitores no ha
comparecido en el procedimiento y se ha acreditado que durante mucho
tiempo no ha existido relación paterno filial y se añade que «cuando en
fase de ejecución de sentencia comparezca el progenitor se establecerá
el régimen de visitas procedente». En otros casos se considera convenien-
te no fijar un régimen de visitas alguno sin perjuicio de que, a la vista
de la evolución de la relación o de las circunstancias del progenitor, se
determinen en ejecución de sentencias.
Estos pronunciamientos tienen su razón de ser, y no me atrevería
de tacharlos de corruptelas como las denomina Montero Aroca, si bien
es cierto que a veces se ha abusado de tales posibilidades impidiendo
a las partes una solución de los conflictos existentes contraviniendo el
artículo 24 de la Constitución Española, y por lo tanto, no puede modi-
ficarse esta práctica por la circunstancia de que la nueva ley regule la
adopción de todos los pronunciamientos en la sentencia. Si no se fija el
régimen de visitas es en interés del menor.
Como el legislador excluye la posibilidad de fijar medidas en ejecu-
ción de sentencia, lógicamente no ha establecido ningún procedimiento
específico para ello, pero como hemos visto en la práctica habrá situa-
ciones que exijan este aplazamiento y ello, exige buscar una solución
procesal.
– Procedimiento de modificación de medidas. Desde luego, una
opción, y quizás la más aconsejable, sería derivar todas estas peti-
ciones al procedimiento de modificación de medidas (art. 775 de
la LEC, que luego nos remite al 771), ya que lo que se solicita es

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«modificar» un pronunciamiento de la sentencia. Si en aquella no


se fijó un régimen de visitas y se fija en ejecución de un determi-
nado régimen se está modificando uno de los pronunciamientos de
la sentencia. Si en la sentencia se dejaba aplazada la fijación del
régimen hasta tanto la relación paterno filial mejorase, y en fase
de ejecución se concreta un determinado régimen, también se está
modificando el fallo de la sentencia. Hemos de aclarar que esta
opción es perfectamente válida siempre y cuando el procedimiento
de modificación se tramite conforme señala el legislador, es decir,
771 de la LEC, por remisión del artículo 775, pues en otro caso, se
alargaría injustificadamente la adopción de la medida solicitada.
– Procedimiento de ejecución de sentencia. También es otra opción,
y podría acudirse al procedimiento de ejecución establecido con
carácter general en los Arts.538 y ss de la LEC, aunque en conso-
nancia con la Tesis de Javier Pérez Martín, acudir a este precepto
sería forzar excesivamente las normas de ejecución. No obstante,
de optarse por esta tesis, la vía del artículo 713, es la que mejor
pudiera encajar.
– Procedimiento regulado en el artículo 387 de LEC. Esta tesis, tiene
el gran obstáculo de que está diseñado para las cuestiones inci-
dentales que se presenten antes de dictarse sentencia, sin que en
ningún caso se prevea incidente en fase de ejecución.
Para finalizar esta cuestión, únicamente debe recordarse, que cual-
quiera que sea la opción que se elija, deben respetarse los principios de
audiencia y contradicción, evitando causar indefensión a las partes.

5. CONTENIDO

5.1 Régimen normalizado

Una vez analizadas las características del derecho de visitas, procede-


remos a entrar en un análisis mas detallado de su contenido.
Así, es práctica habitual en los Juzgado el establecer un sistema que
pudiéramos denominar «estándar» o régimen ordinario consistente en
fines de semana alternos de la tarde del viernes a la tarde del domingo,
aunque también, es normal, se establezca de sábado por la mañana a la
tarde del domingo, y ello teniendo en cuenta las circunstancias perso-
nales tanto de los progenitores, por ejemplo, las obligaciones laborales

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del progenitor no custodio, como del menor, edad, actividades extraes-


colares.
La mitad de los periodos vacacionales de navidad, semana santa y
verano, así como de aquellos periodos superiores a cinco días (en ciertas
provincias como Málaga, viene recogido en el calendario escolar lo que
se ha venido en llamar semana blanca que generalmente coincide con la
última semana de febrero).
Por cuanto se refiere en concreto a las vacaciones de navidad, se
procura, que ambos progenitores coincidan con los menores una de las
fecha más señaladas (noche buena y noche vieja) al tener unas connota-
ciones mucho más familiares que los otros periodos.
Puede también establecerse, y de hecho así ocurre en muchos conve-
nios reguladores, que las vacaciones de verano en vez de ser mitad del
periodo vacacional, se acuerde un mes, julio ó agosto.
Para evitar futuras controversias, y en caso de desacuerdo, se deter-
mina que los años pares elegirá los periodos vacacionales la madre ó
el padre, y en los impares a la inversa. En este sentido la sentencia de
la Audiencia Provincial de Barcelona, Sec. 12.ª, de 17 de abril de 1998
dice:
«El único punto objeto de recurso de la parte actora se refiere a la
facultad de elección período de disfrute de las vacaciones escolares de
verano, y de Navidad y Semana santa, al padre, lo que para la madre
es discriminatorio de sus intereses. El motivo ha de ser acogido toda
vez que en el ejercicio de los derechos y deberes paterno filiales ha de
regir al lado del permanente principio favor filii, el de igualdad de los
progenitores por lo que si bien queda respetado el primero al delimitar
el régimen de visitas, estancias y comunicaciones y vacaciones escolares,
no sucede lo mismo en el disfrute, dentro de dicho límite temporal, del
período de goce a los progenitores, pues de mantener siempre y sin
alternancia la facultad de elección al padre, comporta un agravio compa-
rativo que las circunstancias concurrentes en la separación no justifican;
por ello se ha de establecer, que en caso de no ponerse de acuerdo los
progenitores, la elección del período de vacaciones corresponderá en
años pares a la madre y en años impares al padre, en aplicación de los
artículos 92 y 94 del Código Civil.»
No hay que perder de vista, que en principio, el régimen de visitas
deber ser amplio y flexible, entrando a regir para caso de desacuerdo el
antes expresado, y ello, sin duda, tiene como fin propiciar los acuerdos
entre los progenitores, ya que son éstos los que mejor conocen la reali-
dad diaria tanto de sus necesidades como de las de los menores evitando

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injerencias, a veces, innecesarias del Juzgado cuya respuesta difícilmente


pueda satisfacer a todas las partes en litigio, además de que debido al
cúmulo de trabajo que pesa sobre los mismos puede darse el caso de
que se produzca tardíamente cuando ya no tenga objeto resolver sobre
la cuestión planteada.
En este sentido, muchas veces en la praxis diaria, se suele dar el caso
de juntarse varias peticiones relativas al derecho de visitas coincidiendo
con los periodos vacacionales, incluso el día anterior al inicio de éstas, y
como todos sabemos, los propio trámites necesarios impiden se solucio-
nes en tan corto periodo de tiempo, puesto que no se puede olvidar los
principios de contradicción y defensa que rigen en nuestro sistema legal
que obliga a dar traslado, en la mayoría de las ocasiones, a la contraria
para alegaciones.
Tampoco se puede perder de vista que, aún en situación de crisis
matrimonial, o ruptura de la convivencia de hecho, ambos progenitores
ostentan la patria potestad, que salvo casos concretos, es compartida,
teniendo ambos toda la capacidad para regir sus propios actos sin nece-
sidad de la autorización judicial siempre y cuando las partes estén de
acuerdo.
La razón de este sistema, que como luego veremos, puede tener mul-
titud de variantes en función, como antes indicábamos, de la situación
de los progenitores y de los menores así como teniendo en cuenta el
interés de éstos, como principio rector en lo que hace referencia a este
derecho de visitas tal y como analizábamos al principio de este trabajo,
no es, como pudiera parecer, caprichoso, sino que al contrario, pretender
armonizar todos los intereses en litigio, por un lado, que ambos proge-
nitores puedan disfrutar el mayor tiempo posibles del tiempo de ocio
de los menores, y de otro, a éstos, el derecho a relacionarse con ambos
progenitores, adecuándolo a las obligaciones escolares y a la necesidad
de dotarlos de unos hábitos que no entorpezcan su desarrollo personal
que se vería mediatizado en muchas ocasiones de establecerse durante
la semana varios días, amén de dar la oportunidad al progenitor custo-
dio de no tener que estar constantemente dependiendo en su vida diaria
del ejercicio por la otra parte del derecho de visitas fuente, en muchas
ocasiones, de conflictos, pues debemos tener en cuenta que en las crisis
matrimoniales, sobre todo al inicio, las relaciones interpersonales están
muy deterioradas.
Son varias las sentencias que apuntan en la necesidad de no estable-
cer varios días de comunicación ínter semanales así:
AP Cádiz, Sec. 4.ª, Sentencia de 13 de febrero de 2002.

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Ponente: Ilmo. Sr. D. Manuel Estrella Ruiz.


«Descendiendo a lo verdaderamente apelado, y por lo que concierne
al régimen de visitas instaurado en relación al padre, entendemos con la
apelante, que en efecto parece algo desmedido y distorsionador para la
rutina y tranquilidad del quehacer diario de los hijos, quienes no olvide-
mos, cuentan con nueve, cinco y tres años de edad, por lo que, amen
de los fines de semana alternos y mitad de las vacaciones escolares, fijar
como hizo la juez a quo, un régimen de visitas de cuatro días semanales
desde las 18 a las 21 horas, parece excesivo y perjudicial para el bienes-
tar de los menores, para quienes no parece muy beneficioso un sistema
de visitas tan distorsionador, por lo que reduciremos las visitas diarias a
los miércoles, salvo que las partes convengan en la idoneidad de otro
día distinto.»
Sin perjuicio de lo anterior, respetando las obligaciones escolares de
los menores, puede establecerse una relación ínter semanal, sobre todo
en aquella semana en la que el progenitor no custodio no tenga consigo
a los menores en fin de semana, ello, puede ser necesario en algunos
casos con la finalidad de que éste pueda llevar a efecto las funciones
de la patria potestad cuando el régimen de visitas de fines de semana
alternos pueda resultar insuficiente, obviamente tiene sólo razón de ser
en los periodos escolares puesto que en los vacacionales, una vez que
se ha dividido el tiempo de forma equitativa no es conveniente la visita
del otro, ya que puede ser fuente de conflictos.
Para su fijación habrá que tener en cuenta en primer lugar la edad de
los menores, ya que no será lo mismo el establecimiento de dicha visita
cuando éstos tengan escasa edad y no estén escolarizados o se hallen
cursando las primeras etapas de primaria, donde normalmente no suelen
existir mayores obstáculos para su concesión, en este sentido se expresa
muchas sentencias de las Audiencias Provinciales, como por ejemplo:
AP Barcelona, Sec. 18.ª, Sentencia de 6 de marzo de 2000.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Enrique Anglada Fors.
La cual establece un régimen de visitas intersemanal
«El motivo de impugnación de la sentencia de instancia formulado
por parte del padre demandado y aquí apelante se refiere al régimen de
visitas fijado, cuya ampliación postula, y en concreto pide que se incluya
una visita intersemanal, cada miércoles desde las 17 hasta las 20 horas.
Planteada así la cuestión litigiosa en esta alzada, es de señalar, en
primer término y por lo que respecta al régimen de comunicación y
contacto padre–hijos, que el Tribunal considera, acorde con lo indicado

4822
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

por el Ministerio Público, que, dada la edad actual de los hijos –13 y
11 años– y la buena relación existente con su padre, manifestada por
aquéllos en sus respectivas exploraciones (folios 156, 157, 196 y 197),
el solicitado por el progenitor no custodio puede resultar fructífero y
estimulante o coadyuvante a una relación normal y enriquecedora de la
personalidad de los menores, toda vez que no puede desconocerse que
cuanto más profundas sean las relaciones paterno–filiales, mayor será la
contribución a que los niños no pierdan el cariño hacia su padre, quien
puede asimismo potenciarles con su buen hacer los valores necesarios
para el desarrollo integral de los menores, por lo que, en definitiva y sin
necesidad de mayores consideraciones, se considera conveniente ampliar
el régimen de visitas establecido en favor del padre para con su hijos,
a un día ínter semanal, y en concreto cada miércoles desde las 17 hasta
las 20 horas, lo que comporta, por ende, la estimación en tal concreto
particular del recurso formulado.»
Otro caso sería si están próximos a cumplir la mayoría de edad, en
cuyo supuesto, las obligaciones escolares, las actividades extraescolares
y las necesarias relaciones con los amigos influyen negativamente en la
fijación de visitas ínter semanales, a modo de ejemplo
AP Barcelona, Sec. 18.ª, Sentencia de 10 de mayo de 1999.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Enrique Anglada Fors.
«Igual suerte desestimatoria debe correr el motivo de impugnación de
la sentencia de instancia formulado por el esposo y padre demandante,
esto es, el relativo a la ampliación del régimen de visitas, cuya petición
ha sido concretada en el acto de la vista del recurso, solicitando se fije y
se establezca un régimen de comunicación y contacto diario padre–hijo
durante todas las tardes laborables de la semana, pues, partiendo de la
edad de Carlos –15 años– y de que el régimen es flexible en función
precisamente de lo concertado voluntariamente por las partes, y que el
mínimo establecido, de forma subsidiaria y en caso de discrepancia, este
Tribunal lo estima totalmente adecuado para el buen desarrollo de la
relación paterno–filial, si bien se especificará en la presente resolución,
dada la remisión que la sentencia de separación hace al auto de medidas
provisionales (vid. folio 8), toda vez que, cual ya ha indicado con reite-
ración esta misma AP Barcelona, Sec. 18.ª, es en la parte dispositiva de
la sentencia donde deben constar y fijarse todos los efectos dimanantes
de la declaración principal de separación o divorcio, sin que sea dable
remitirse en la misma a otras resoluciones precedentes, por lo que debe
concretarse y especificarse que el régimen de comunicación y contacto
padre-hijo, acorde con lo indicado por el propio juez en la sentencia
de separación y en el auto de medidas provisionales (folios 7 al 9 y

4823
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

folios 228 y 229), será el siguiente: el que acuerden de forma voluntaria


padre–hijo, con el beneplácito asimismo de la madre, quien procurará
facilitar al máximo los contactos entre éstos, y en caso de desacuerdo, el
progenitor no custodio, esto es, el padre podrá estar en compañía de su
hijo menor, los miércoles de todas las semanas desde la salida del colegio
hasta las 20.30 horas, los fines de semana alternos, desde las diecisiete
horas del viernes hasta las veintiuna horas del domingo, la mitad de las
vacaciones escolares de verano, Navidad y Semana Santa, eligiendo estos
períodos los años pares el padre y los impares la madre. El Tribunal no
considera conveniente ampliarlo, salvo que lo convengan las propias
partes, y menos a todas las tardes laborables de la semana, tal como
ahora se solicita por el padre, pues esta petición podría afectar al tiempo
que precisa el niño para realizar actividades extraescolares, de estudio,
deporte u otras, así como a los períodos de ocio del menor, y no puede
olvidarse ni desconocerse que el derecho de comunicarse con el proge-
nitor no custodio ha de estar siempre subordinado al interés y beneficio
del propio hijo, lo que determina que, sin necesidad de mayores conside-
raciones, deba decaer el motivo de la apelación formulado por el actor,
debiéndose ratificar la resolución recurrida también en este extremo, si
bien con la especificación que se hace de cuál es el régimen de visitas
establecido en caso de desacuerdo entre las partes hoy en litigio.»

5.2 No fijación del régimen de visitas

En determinados supuestos, y en atención siempre al interés del


menor, cuando haya circunstancias que así lo aconsejaren, se puede dar
el caso de que no se proceda a fijar un régimen de visitas al progenitor
no custodio. Su no fijación, se ha visto siempre por la jurisprudencia
con carácter restrictivo y con disfavor, justificándose únicamente cuando
exista un peligro concreto y real para la salud física, psíquica o moral del
hijo. Deberán ser puestas de manifiesto por el progenitor custodio y de
petición por parte del mismo.
Debemos poner de manifiesto, que no estamos ahora hablando de
aquellos supuestos, a los cuales nos hemos referido con anterioridad, en
que el progenitor no custodio, se halle en paradero desconocido, o en
situación de rebeldía procesal.
Estos supuestos, normalmente vienen referidos a circunstancias gra-
ves que pesen sobre el progenitor no custodio, que impliquen, una
situación de riesgo que no aconsejen tan siquiera que se fijen de manera
restrictivas por ejemplo tuvo ocasión de pronunciarse:

4824
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

AP Madrid, Sec. 24, Sentencia de 28 de junio de 2001.


Ponente: Ilmo. Sr. D. Francisco Javier Correas González
«En la sentencia de instancia se fijó el siguiente pronunciamiento: no
procede establecer régimen de visitas en la presente resolución, si bien
en ejecución de sentencia, el padre podrá solicitar la iniciación de un
régimen de visitas adecuado a las circunstancias, que será establecido
siempre que el padre se haya sometido al tratamiento correspondien-
te, mediando un informe y el seguimiento del equipo psicosocial del
Juzgado.
Contra esta sentencia se alza la representación legal del padre a fin
de conseguir su revocación y la Sala, en su lugar fije a favor del apelante
un régimen de visitas para con su hija menor, ya que el hijo José Manuel
ya tiene 18 años, y que se pide sea de una vez por semana incluso con
la presencia de la madre.
El llamado derecho de visitas que regulan los artículos 94 y 159 del
Código Civil no aparece configurado estrictamente en tal normativa legal
como cualquier otro derecho, sino como un complejo derecho-deber
cuya finalidad no es primordialmente la de dar satisfacción a los deseos
de aquel de los progenitores que no detenta la custodia de los hijos, sino,
y fundamentalmente, la de proteger los intereses del hijo. Por otro lado,
las limitaciones al régimen de visitas ha de basarse en causas graves.
Pues bien, conocido lo que antecede, del estudio de las actuaciones y
de la prueba que obra en las mismas, cabe desestimar este motivo del
recurso pues el órgano «a quo», con acierto, dejo para la sede de ejecu-
ción de sentencia la determinación del régimen de visitas y ello tras un
informe médico con seguimiento del padre ya que consta en las actua-
ciones que dicho señor fue diagnosticado de esquizofrenia paranoide
(folio 13 y siguientes); al folio 98 en informe médico se habla de proceso
depresivo con síntomas febrico-delirantes facilitados por ingesta de alco-
hol, dándose al final unos consejos para su control, son significativas,
reveladoras y duras las manifestaciones de los hijos en exploraciones
obrantes a los folios 129 y 130 de las actuaciones que hacen innecesario
cualquier comentario al respecto; y, en fin, al folio 208 y siguientes existe
informe psicosocial de psicóloga y trabajadora social adscritas al Juzgado
que hace ver de manera palmaria el acierto del órgano de instancia. No
fijación del régimen de visitas hasta tanto el padre se haya sometido al
tratamiento médico.»
En otro supuesto parecido, también la Audiencia Provincial de Cádiz
acordó no fijar régimen alguno, habida cuenta la situación en este caso
del padre, que era el progenitor no custodio.

4825
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

AP Cádiz, Sec. 3.ª, Sentencia de 6 de mayo de 2002.


Ponente: Ilma. Sra. D.ª Ana María Rubio Encinas.
«El recurso de apelación tiene por objeto la modificación que pre-
tende el apelante e la sentencia impugnada en el sentido de que se le
otorgue un régimen de visitas para con su hija menor habida del matri-
monio con la apelada. Este motivo de recurso no puede ser acogido por
lo siguiente.
El Código Civil concibe la patria potestad, cualquiera que sea la
naturaleza de la filiación, como una función del padre y de la madre en
beneficio de los hijos, y la atribuye conjuntamente a ambos progenitores;
al inspirarse la patria potestad, y así lo proclama el párr. 2 artículo 154
CC, en el bien del hijo que aparece como absolutamente determinante.
Igualmente el artículo 94 CC establece que el progenitor que no tenga
consigo a los hijos menores gozará del derecho de visitarlos, comunicar
con ellos y tenerlos en su compañía. El juez determinará el tiempo, modo
y lugar del ejercicio de este derecho, que podrá limitar o suspender si se
dieran graves circunstancias que así lo aconsejen o se incumplieren grave
o reiteradamente los deberes impuestos por la resolución judicial. De
esta regulación se infiere que el llamado derecho de visita regulado en
el artículo 94 CC en concordancia con el artículo 161 del propio cuerpo
legal, no es un propio y verdadero derecho, sino un complejo de dere-
chos-deber cuyo adecuado cumplimiento no tiene por finalidad satisfacer
los deseos o derechos de los progenitores, sino también cubrir las nece-
sidades afectivas y educativas de los hijos en aras de un desarrollo armó-
nico y equilibrado y que se fundamenta principal, aunque no exclusiva-
mente, en una previa relación familiar entre visitante y visitado. Se trata
de un derecho claramente subordinado al interés del menor por ser el
más valioso y necesitado de protección y debe ser contemplado al mar-
gen y por encima de los motivos que dieron lugar a la separación entre
el visitador y el titular de la guarda del menor. Y es que el ius visitandi
cumple una evidente función familiar pues quiere la ley que aunque la
familia atraviese una crisis o ruptura, incluso definitiva, se cumplan en la
medida de lo posible, los fines asignados al núcleo familiar, entre ellos,
el del pleno desarrollo de la personalidad de los miembros.
Ahora bien el artículo 94 CC admite la posibilidad de limitar o sus-
pender el derecho del progenitor a visitar al hijo que no tenga consigo
en el caso de que incumpliese grave y reiteradamente los deberes a él
impuestos, pero como el derecho de visitas no viene establecido exclu-
sivamente a favor del progenitor, sino también en beneficio de los hijos
al constituir la continuación o reanudación de la relación paterno filial,

4826
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

evitando la ruptura, por falta de convivencia, de los lazos de afecto que


deben mediar entre ellos, ello conlleva, ciertamente, que la limitación o
suspensión del mismo debe verse en sentido restrictivo, justificándose
sólo cuando exista un peligro concreto y real para la salud psíquica,
física o moral del hijo y debe adoptarse con especial moderación y cau-
tela, pues puede suponer además de un castigo para el padre o madre
incumplidor, una sanción para los hijos que pueden verse privados del
deseo vehemente de estar con sus padres, convirtiéndose aquéllos en los
verdaderos perjudicados cuando la adopción de toda resolución sobre
ellos debe buscar su beneficio, por todo lo cual es preciso que la suspen-
sión o limitación de tal derecho se acuerde con las debidas garantías y
luego de haberse acreditado la existencia de unas causas de la suficiente
entidad como para justificar una medida de tal trascendencia.
Sentado lo anterior, en nuestro caso y del examen de la prueba
practicada entendemos resultan acreditadas estas circunstancias que
justifican la medida combatida. Así, el padre padece determinados tras-
tornos psíquicos consistentes en trastornos de la personalidad de tipo
antisocial unido a su consumo reiterado de tóxicos que le llevaron a estar
sometido a tratamiento psiquiátrico según el propio apelante reconoce y
resulta acreditado con el informe obrante al folio 67 de las actuaciones.
Igualmente ha sido condenado en sentencia dictada en el juicio de faltas
1265/2000 seguido ante el Juzgado de Instrucción n° 2 de Chiclana de
la Frontera recogiendo la citada sentencia en su antecedente de hechos
probados que «por una disputa relacionada con la hija que tiene en
común con la denunciante, tras abrir la ventana amenazó a ésta con tirar
a la niña por ella al tiempo que empujaba a Guadalupe contra la pared».
Más adelante y en las diligencias previas seguidas contra él apelante por
hechos que pudieran ser constitutivos de un delito de maltrato en el
ámbito doméstico del artículo 617 del C.P., se dictó auto por el que se
acordaba orden de distanciamiento respecto a la apelada y su familia,
orden que han cumplido reiteradamente según resulta de las distintas
denuncias que tanto la apelada como su madre han formulado contra
él y están incorporadas a los autos. Ante ésta actitud mantenida por el
apelante y al margen de lo que resulte en el proceso penal mencionado,
parece lo más conveniente para la menor no asignar al padre régimen de
visitas hacia con ella, sin perjuicio de que si las circunstancias actuales
cambiaran, se pueda solicitar la oportuna modificación de medidas, cir-
cunstancias todas ellas que nos llevan a la desestimación del recurso sin
que proceda hacer especial imposición de las costas de esta alzada dada
la especial naturaleza de las relaciones que se ventilan en el presente
procedimiento.»

4827
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

En otros casos, la no fijación viene determinada, por la falta de con-


tacto total del menor con el progenitor no custodio, o por la edad del
menor:
AP Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 14 de mayo de 1998.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Juan Miguel Jiménez de Parga Gastón.
«La situación acreditada en autos, referida a la ausencia de comu-
nicación de la demandada con el hijo menor del matrimonio, desde el
mes de junio de 1985, cuando éste tenía escasamente cuatro años de
edad, y, ante la circunstancia de abandonar la esposa el hogar conyugal,
hace innecesaria la determinación de un régimen de visitas y compañía
en la actualidad, si se tiene en cuenta la despreocupación de la madre
para con el menor, y la edad de éste, cercana a los diecisiete años, y, en
consecuencia a las puertas de su mayoría de edad, lo que hace impro-
cedente obligar al mismo a mantener una relación, quizá no querida
por el mismo, amén de que, de querer comunicarse con su progenitora
puede efectuarlo en cualquier momento, dada la edad que ostenta y el
poder que voluntariamente puede decidir sobre tal cuestión, alcanzada
su mayoría de edad.
Las anteriores consideraciones, y la no solicitud del mantenimiento de
régimen de comunicación alguna en la contestación a la demanda por
parte de la esposa, lo que denota su desinterés en establecerla, determi-
na la desestimación del recurso de apelación interpuesto por la misma,
y de la adhesión formulada por el Ministerio Fiscal, recursos ambos que
pretendían la determinación de un régimen de visitas y comunicación de
carácter progresivo.»
Pueden darse, otros supuestos que en atención al interés del menor,
lleve a la no fijación, como son los casos de agresión sexual a los meno-
res, o aunque no haya quedado probado, la relación paterno filial se
haya deteriorado hasta tal punto que no aconsejen su establecimiento.
AP Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 28 de febrero de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. José Luis Valdivieso Polaino.
«Como consecuencia de denuncia formulada contra D. Agustí por
abusos de tipo sexual a su hija Marta, así como de los informes que
al respecto se elaboraron en su momento, la sentencia de separación,
aunque no privó de la patria potestad a dicho señor, sí atribuyó el ejer-
cicio exclusivo de la misma a la esposa, madre de la menor, Dña. Rosa.
Ahora, la sentencia apelada no mantiene el mismo criterio y levanta esa
medida, de manera que atribuye a ambos litigantes el ejercicio de la
patria potestad, tanto sobre dicha niña como sobre el otro hijo, Víctor,

4828
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

con fundamento en que el señor P. fue absuelto en el proceso penal que


se le siguió. Este es el primer punto en el que la recurrente, Dña Rosa,
discrepa de la sentencia, pretendiendo que se mantenga lo que se había
acordado en el proceso de separación, con fundamento en que, aunque
es cierto que se produjo la absolución en el proceso penal, ello no fue
debido a que quedase demostrada la inocencia del señor P., sino a la
aplicación del principio in dubio pro reo, conforme al cual las dudas
que respecto a la comisión del delito se habían puesto de relieve en el
proceso, debían favorecer al acusado.
Pues bien, compartimos en este punto el criterio de la Juez de
Primera Instancia, por el hecho en sí de la absolución del señor P. de la
grave acusación de abusar sexualmente de su propia hija, pero, sobre
todo, por el contenido de la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal
número 15 de esta ciudad.
La sentencia que dictó esta misma Sección en el proceso de separa-
ción tuvo muy en cuenta los informes del hospital de Sant Joan de Deu,
que daban como segura la existencia de un abuso sexual cometido en
la persona de la menor, así como las explicaciones dadas por la niña
respecto a tales abusos, de los que se decía que era difícil que fueran
producto de la fabulación en una menor de tan corta edad. También se
indicaba que no había indicios de la existencia de los litigios heredita-
rios que, en tesis del señor P., habrían llevado a su hermana Natividad
a inducir las denuncias contra aquel, por abusos sexuales cometidos en
la persona de las hijas de Dña. Natividad, cuando tales hijas eran meno-
res, así como a advertir a la aquí demandante de la posibilidad de que
hubiese ocurrido lo mismo con sus hijos (así tuvo la señora M. la primera
noticia de lo que podía haber ocurrido).
Pues bien, respecto a este último punto, la sentencia penal indica
que, en el juicio penal, los padres y un hermano de D. Agustín y de Dña.
Natividad habían confirmado la existencia de un enfrentamiento entre los
citados hermanos, por motivos económicos.
En cuanto al informe del hospital de Sant Joan de Deu, la sentencia
penal relata que existió un examen citológico de un frotis vaginal obte-
nido de la niña, que indicó la existencia de restos de espermatozoides,
pero que en el proceso penal se habían practicado otras pruebas pericia-
les que habían desmentido que fuese seguro que existían esos restos de
espermatozoides, hasta el punto de que el jefe del servicio de anatomía
patológica de dicho hospital, en el que se había realizado aquel examen
citológico inicial, había dicho que, aunque él no había efectuado el exa-
men, no estaba de acuerdo con la conclusión positiva que inicialmente
se había alcanzado respecto a la existencia de espermatozoides en la

4829
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

muestra tomada a la niña. Según relata la repetida sentencia penal, el


jefe del servicio de pediatría del hospital citado, en el que se habían ela-
borado los informes a que se había referido la sentencia de esta Sala en
el proceso de separación, declaró en el juicio que, si no se encontraron
restos de espermatozoides en los análisis efectuados, no podía asegurar
que hubiese habido abuso sexual. En consecuencia, contra lo que se
consideró en el anterior proceso de separación, los informes de Sant
Joan de Deu no puede decirse ya que diesen como segura la existencia
de los abusos.
Por último, en el proceso penal se emitió informe por dos psiquiatras
que, contra lo concluido por las psicólogas que allí informaron, habían
llegado a la conclusión de que las explicaciones dadas por la niña
podían ser producto de la fabulación.
Es cierto que en la sentencia penal la absolución se funda en que
resultaba cuando menos dudoso que el señor P. cometiese los abusos.
Pero no es menos cierto que, de hecho, la única prueba que existía res-
pecto a los abusos, tras lo obrado en el proceso, eran las manifestacio-
nes de la niña, que podían no responder a la realidad, como indicaron
algunos de los especialistas que actuaron en dicho proceso penal. Es
llamativo al respecto que la menor nada dijese a su madre respecto a
los abusos antes de que la señora M. fuese alertada por su cuñada, lo
que se interpretó de diferente modo también por los especialistas que
asistieron al juicio penal. Y también es indiscutible que los fundamentos
que se tuvieron en cuenta en el anterior proceso de separación para
privar al señor P. del ejercicio de la patria potestad, no subsisten en la
actualidad.
En definitiva, llegamos a la conclusión de que no hay pruebas de que
el señor P. llevase a cabo la gravísima conducta que le fue imputada en
su momento, por lo que no puede mantenerse contra él lo que sería una
evidente sanción, con un alto contenido infamante.
La Juez de Primera Instancia no fijó régimen de visitas alguno entre
el demandado y sus hijos, porque, en vista del informe del Servei
d’Assesorament Tecnic de la Generalitat de Catalunya, consideró que
sería perjudicial para los menores, por mas que la Juez no cierre teó-
ricamente el paso al contacto entre el padre y sus hijos, si la madre lo
permite, lo que es tanto como vedar la relación, dadas las circunstancias.
El informe mencionado, en efecto, termina concluyendo (folio 390) que
sería negativo forzar a los niños a reiniciar una relación con el padre.
El señor P. no ha recurrido la sentencia, aunque en el escrito de con-
testación al recurso de apelación presentado de contrario terminaba soli-

4830
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

citando que, de oficio, se arbitrase algún medio de acercamiento entre


él y los hijos. La Sala puede, de oficio, adoptar medidas para posibilitar
un régimen de visitas entre padre e hijos, pues los jueces pueden adop-
tar todas las medidas que consideren oportunas para evitar cualquier
perjuicio a la persona de los hijos, como dispone el artículo 134.1 del
Código de Familia. Como es evidente que constituye para unos niños un
perjuicio perder completamente la relación con su padre, la Sala puede
considerar si procede arbitrar algún sistema para que ello no ocurra.
Desde luego, la hija mayor, Marta, ha reiterado su negativa a rela-
cionarse con su padre. Ahora tiene ya diez años y en la época en que,
según las acusaciones formuladas, habría sido objeto de abusos, tenía
cinco años. No es descabellado en absoluto pensar que esas reticencias
manifestadas por la niña se deben, más que a lo que pudo ocurrir hace
cinco años, a todo lo vivido después. Porque desde que se formularon
las acusaciones, la relación entre padre e hijos ha sido inexistente y, de
hecho, no hay indicios de que, antes de esa interrupción, la relación
entre el señor P. y sus hijos fuese mala. En su confesión judicial, la seño-
ra M. relató (posición 20, al folio 324), que durante el matrimonio había
creído al señor P. un buen padre de familia, aunque se había quejado
de su mal comportamiento por ser agresivo con ella y con la hija. Pero,
desde luego, si la niña tenía a su padre ese miedo que ahora manifiesta,
no se comprende que la madre de la niña creyera que el demandado era
un buen padre. De hecho, en la sentencia penal repetidamente mencio-
nada se da cuenta de que, en aquel proceso, se discutió el significado
del silencio de la niña respecto a los abusos de que podría haber sido
objeto, indicándose que una de las psicólogas informantes (que sostenía
el criterio de que sí había habido abusos) había declarado que era nor-
mal ese silencio, aparte de por otras razones, por el amor que la niña
le tenía al padre. En definitiva, ahora la menor manifiesta miedo y tenaz
resistencia a cualquier relación con su progenitor, pero no hay ninguna
noticia de que, antes, en la época en que los abusos se habrían produ-
cido, existiese ese mismo temor. Con todo ello, sólo se quiere llegar a
la conclusión de que no hay razones objetivas para mantener cerrada la
puerta a que los menores puedan volver a relacionarse con su padre,
aunque sea con todo el cuidado y las cautelas que se consideren proce-
dentes. Por tanto, se considera conveniente establecer que en ejecución
de sentencia pueda establecerse (o no, según se considere procedente)
algún tipo de régimen de visitas, en las condiciones que se consideren
adecuadas, sin exigir que, a dicho efecto, se entable un proceso de modi-
ficación de medidas.

4831
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

No se le oculta a la Sala que establecer esa previsión suscitará difi-


cultades al Juzgado, al que previsiblemente se le solicite enseguida que
fije un régimen de visitas. Pero, aunque sea difícil arbitrar un sistema,
no conviene, por tales dificultades, mantener cerrada definitivamente la
puerta a la relación padre-hijos. Tampoco se desconoce que, dadas las
circunstancias, es muy probable que resulte difícil esa reanudación de
relaciones, sobre todo con la niña, dada su pertinaz negativa, que la
experiencia enseña que es difícil de superar. Mas ni ello ni la convenien-
cia de evitar más exámenes psicológicos, de los que ya ha habido tantos,
permite, como decimos, que se prive a los menores, completamente, de
la presencia del padre en sus vidas.»

5.3 Fijacion del régimen de visitas restrictivo

La limitación del derecho de visitas, al igual que su no fijación, se


ha visto por la jurisprudencia con disfavor y con sentido restrictivo. No
obstante si la situación que existe cuando se plantea la demanda exige la
adopción de ciertas limitaciones al régimen de visitas, deberán asimismo
ser objeto de solicitud por parte del progenitor custodio. Éstas, pueden
ser de distinto tipo como son:

A) Limitación Temporal

La limitación temporal, tiene por objeto que los menores pasen menor
tiempo en compañía del progenitor no custodio, las causas o motivos
que en la práctica a solicitar esta limitación temporal son las siguientes:
Corta edad del menor.- Cuando el menor cuenta con poca edad, los
cuidados maternos por exigencia biológica pueden aconsejar una limi-
tación en cuanto al tiempo, ya que, la madre no podrá ser sustituida en
algunas tareas como puede ser la lactancia.
Al Transcurrir esta primera etapa, hay que entender que ambos pro-
genitores se encuentran perfectamente capacitados para cuidar al menor,
y es por ello que la jurisprudencia viene oponiéndose a la limitación del
tiempo de la visita, puesto que de continuarse en el tiempo dichas limita-
ción, puede dar lugar a romper las relaciones paterno-filiales, debiéndose
por tanto ampliar las visitas de forma progresiva hasta llegar a establecer-
se un régimen normalizado.
Enfermedad del Progenitor no custodio.- Cuando se halle afectado
por una enfermedad que por sus consecuencias pueda interferir en el

4832
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

desarrollo normal del hijo, y no sea aconsejable una suspensión temporal


del régimen de visitas.
Son varias las circunstancias que pueden dar lugar a esta limitación,
como por ejemplo, que el progenitor no custodio sea drogadicto, o tenga
una enfermedad psíquica que pueda implicar un riesgo para los meno-
res, en estos supuestos, la jurisprudencia, opta, por admitir limitaciones
en cuanto al régimen de visitas que por un lado, no impidan del todo
la relación de los menores con el progenitor no custodio, y por otro,
garantice la seguridad de éstos, en este sentido:
AP Valencia, Sec. 6.ª, Sentencia de 24 de febrero de 2000.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Vicente Ortega Llorca.
«Respecto al régimen de visitas, el citado informe psicológico conclu-
ye que lo más aconsejable para los menores es que D. Andrés no disfrute
de visitas con sus hijos mientras no se encuentre en condiciones de aten-
derles adecuadamente ya que el contacto de los menores con su padre,
en las circunstancias en que ha tenido lugar en el pasado, se estima más
perjudicial que la ausencia de la relación paterno filial. A la vista de ese
informe, y teniendo en cuenta que los menores manifestaron su deseo
de ver a su padre pero no cuando bebe, procede dejar en suspenso el
régimen de visitas establecido en la sentencia de separación, mientras D.
Andrés continúe con sus problemas derivados del consumo de alcohol.
El recurso de D. Andrés se encamina a lograr que se restablezca un
régimen de visitas con sus hijos, argumentando que la falta de contacto
entre ellos no sólo le perjudica a él sino también a los niños, y salvaguar-
dando los intereses de éstos debería establecerse aunque fuera de mane-
ra limitada. Desde la perspectiva que enmarca todo el Derecho interno y
el Derecho internacional, se hace necesario mantener como norte y meta
de la actuación judicial la obtención del superior interés del niño. En esta
línea de favor filii, debe procurarse con carácter general que los hijos
tengan el mayor contacto posible con ambos progenitores, salvo que ese
contacto se revele perjudicial para el menor, por lo que para decidir sobre
el régimen de custodia, visitas y comunicación, como para decidir sobre
todos los demás aspectos, ha de atenderse a las especiales circunstancias
concurrentes en cada caso. En el caso de autos, tiene relevante importan-
cia las negativas experiencias que los hijos de los litigantes, cuyo interés
intenta satisfacer el Tribunal, vienen sufriendo al presenciar el estado de
embriaguez en que reiteradamente han visto a su padre. Es cierto que
esos lamentables espectáculos no han provocado en los niños el rechazo
total hacia éste, pero también es cierto que hemos de preservarles de esa
negativa influencia, que sólo la reciben cuando el padre se encuentra

4833
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

bajo los efectos de las bebidas alcohólicas; de manera que, suprimido


este elemento pernicioso, la relación de los pequeños con su progenitor
sólo les ha de reportar beneficios, pues hemos de valorar también el
relevante interés que tiene para su desarrollo integral el contacto afectivo
con su padre biológico, de manera que, en la medida de lo posible, ha
de hacerse compatible esa protección con la comunicación con éste. Nos
conducen esas exigencias a fijar un régimen de visitas restrictivo, vigilado
y gradual; así, el padre habrá de someterse previamente a la prueba de
detección alcohólica, y sólo si ésta diera resultado negativo y no ingiere
alcohol hasta el término de la entrevista, podrá comunicar con los niños,
siempre en presencia de la persona que de mutuo acuerdo designen
ambos progenitores, o en su defecto el Juez, desde las 12 a las 14 horas
de todos los sábados, recogiéndolos y devolviéndolos en el domicilio
de la madre; el equipo psicosocial de los Juzgados de Valencia hará el
seguimiento de tales visitas y la repercusión que produzca en los niños,
debiendo informar trimestralmente al Juzgado, o antes si las circuns-
tancias lo aconsejaran, y en base a ese informe y a las demás pruebas
que aporten las partes o recabe para mejor proveer el Juez, podrá este
ampliar, reducir o suprimir el régimen de visitas.
Por tanto, se acuerda que D. Andrés podrá comunicar con sus hijos,
siempre en presencia de la persona que de mutuo acuerdo designen
ambos progenitores, o en su defecto la que designe el Juez, desde las
12 a las 14 horas de todos los sábados, bajo las siguientes condiciones:
Que dé resultado negativo la prueba de detección alcohólica a la que
previamente deberá someterse, y que será practicada por la Policía Local
o la Guardia Civil; Que no consuma alcohol desde que se practique esa
prueba hasta que concluya su entrevista con los niños; Que no los lleve
a lugares donde se expendan bebidas alcohólicas. El equipo psicosocial
de los Juzgados de Valencia hará el seguimiento de tales visitas y de su
repercusión en los niños, debiendo informar trimestralmente al Juzgado,
o antes si las circunstancias lo aconsejaran. En base a ese informe y a las
demás pruebas que aporten las partes o recabe para mejor proveer el
Juez, podrá éste, en ejecución de sentencia, ampliar, reducir o suprimir
el régimen de visitas. Fijación de régimen de visitas restrictivo con some-
timiento a prueba de detección alcohólica.»

Limitación por la falta de contacto entre el progenitor no custodio


y los hijos

En aquellos supuestos en los que el progenitor no custodio, por las


razones que fuere, hubiere permanecido durante un tiempo prolongado

4834
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

lejos del núcleo familiar, la falta de contacto con los hijos va a exigir
un periodo de adaptación o tránsito antes de llegar a un régimen nor-
malizado, y ello, para proteger los intereses del menor, a fin de que de
una manera racional vaya introduciendo en su vida la figura paterna, o
materna, de la que ha carecido durante este periodo.
Son muchas las sentencias que avalan esta tesis, y en la práctica usual
en la mayoría de las veces, no se da oposición por parte de dicho proge-
nitor, aunque, eso si, reclaman que dicho periodo sea el más corto.
AP Madrid, Sec. 22, Sentencia de 22 de enero de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Eduardo Hijas Fernández
«La sentencia de instancia fijó el siguiente régimen de visitas: Como
régimen de estancias y visitas de los niños con la madre, Doña Josefina
disfrutará de la compañía de sus hijos, sábados alternos, sin pernocta y
bajo las condiciones que establezcan los Servicios Sociales Municipales
de la CC.AA o Instituto de Mediación Familiar. Tal régimen entrará en
vigor una vez sea presentado a la causa el previo informe del equipo
técnico correspondiente, que deberá evacuar en fase de ejecución un
seguimiento trimestral a fin de valorar el proceso orientado a fijar un
régimen de fines de semana alternos y mitad de períodos vacacionales.
El restringido régimen de visitas que sanciona la sentencia apelada
responde, con exquisita prudencia, a las exigencias del inciso final del
artículo 94 del Código Civil, ante una relación materno-filial interrumpida
durante largo tiempo, respecto de la que no es aconsejable una reanuda-
ción inmediata en los términos propugnados, conforme se concluye en el
informe pericial incorporado a los folios 155 y siguientes de los autos.
No puede olvidarse que el denominado derecho de visitas ha de ser
regulado judicialmente teniendo en cuenta no sólo los legítimos intereses
del procreador no custodio, sino también, y con carácter prioritario, los
del sujeto infantil, a los que aquéllos han de subordinarse, de conformi-
dad con lo prevenido en los artículos 2 y 11-2 de la Ley Orgánica 1/1996
y 92 y 94 del Código Civil.
Por lo demás la resolución impugnada no regula un sistema cerrado o
estanco de cara al futuro, sino que contempla su posible ampliación a la
vista de los informes que emitan los Servicios Sociales correspondientes,
a los que se encomienda el seguimiento de la situación, y sobre cuya
base no se descarta, en modo alguno, una absoluta normalización del
régimen de estancias de los menores en el entorno materno durante fines
de semana alternos y periodos vacacionales.

4835
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

Procede, en consecuencia, la plena ratificación del criterio sanciona-


do por la Juzgadora a quo en este punto.»

B) Limitación en cuanto al lugar donde han de llevarse a efecto


las visitas

Limitación en cuanto que las visitas se produzcan en el domicilio


del progenitor custodio

Otros supuestos de limitación tienen relación directa con el lugar


donde se llevan a llevar a cabo las visitas, normalmente, como puede ser
la solicitud, de que éstas se lleven a cabo en el domicilio del progenitor
custodio, la petición se suele dar en los supuestos cuando el hijo cuen-
ta pocos meses de vida, hay que tener en cuenta que suelen ser fuente
constante de conflictos, no sólo entre los progenitores, sino también con
la familia extensa por lo que no es aconsejable su establecimiento, y es
por ello que la jurisprudencia es reacia a establecer las mismas.
AP Castellón, Sec. 3.ª, Sentencia de 15 de mayo de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. José Manuel Marco Cos.
«La esposa pide que se acuerde que D. Armando efectúe las visitas y
estancias con el menor Jordi en el domicilio en el que convive con D.ª
Lidia, adiestrada como está para prodigarle los cuidados que requiere su
delicado estado de salud.
El recurso pretende que las visitas contactos que D. Armando deba
tener con el menor Jordi tengan lugar en el domicilio en que éste reside
con aquella, a quien se ha atribuido su guarda, que se dice especialmen-
te preparada para prodigarle los cuidados y atenciones que necesita.
No procede el acogimiento de esta petición, que supondría introducir
un factor perturbador de las que deben ser normales relaciones entre
padre e hijo, necesitado como está de la existencia real de la figura pater-
na para su formación integral y, ya considerablemente mermada dicha
presencia como consecuencia de la separación y del establecimiento del
régimen estándar de visitas los fines de semana alternos y mitad de las
vacaciones, debe evitarse en la medida de lo posible que queda cerce-
nada hasta el extremo que la recurrente pretende.
En primer lugar, no existe en autos prueba que acredite la concreta
naturaleza del que se dice delicado estado de salud del menor Jordi,
nacido en el año 1999, cuál es la enfermedad de la qué adolece ni,
mucho menos, los específicos y especializados cuidados que dice D.ª
Lidia que requiere.

4836
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

En segundo lugar, dice D.ª Lidia que ella está especialmente prepa-
rada y facultada para dispensar al menor los cuidados específicos que
necesita, aunque no ha concretado en qué consisten. Pues bien, aun
admitiendo que pueda Jordi requerir algunos -aunque no se nos dice
cuáles en concreto- y la falta de constancia de que D. Armando padezca
alguna minusvalía, disfunción ó relevante torpeza que le impida pro-
porcionar los mismos al pequeño, nada impide que, previo el necesario
adiestramiento, que no ha de ser especialmente complejo si la madre
puede hacerlo, sea él quien los dispense cuando sea necesario, evitándo-
se con ello la pretendida restricción de los contactos paterno filiales, que
sólo en perjuicio del menor redundaría. No procede acoger la petición
de que las visitas del menor las realice el progenitor no custodio en el
domicilio familiar ya que ello supondría introducir un factor perturbador
de las que deben ser normales relaciones entre padre e hijo.»

Limitación que la visita se lleve a efecto dentro del territorio nacional


cuando el progenitor no custodio reside en el extranjero

En la práctica usual de los Juzgados, se suele interesar normalmente


por el progenitor custodio ante el posible riesgo de que se pueda sacar al
menor ilegalmente del país, dando lugar a lo que se denomina «Secuestro
Internacional».
En estos supuestos debe tenerse primordialmente en cuenta las cir-
cunstancias de cada caso concreto, ya que no es lo mismo en los casos
en que el progenitor no custodio resida en un país, con el cual España
tenga firmado un Tratado Internacional, o Tratado Bilateral, que cuando
no exista Tratado alguno, en cuyo caso deberán ofrecerse garantías de
algún tipo que pueden ser personales o económicas.
La jurisprudencia, en estos casos, se decanta, por no poner excesivas
trabas en aquellos supuestos en que el país de residencia del progenitor
no custodio, sea de nuestro entorno cultural como puede ser aquellos de
la Unión Europea, sin embargo, suele oponerse a la concesión en rela-
ción con aquellos países, donde el cambio cultural sea grande como son
los aquellos de derecho islámico, con los que es más fácil que además
pueda darse el caso que no exista ningún tipo de Tratado Bilateral, y
no sean firmantes del Convenio de la Haya de 1985. En estos supuestos,
normalmente las garantías que se suelen establecer hacen referencia a
la necesaria autorización del progenitor custodio para sacar al menor
del país, estableciéndose para garantizar dicha obligación determinadas
garantías como oficiarse a la Policía a los efectos de impedir la expedi-
ción de pasaporte u otras.

4837
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

AP Soria, Sentencia de 25 de abril de 2002.


Ponente: Ilmo. Sr. D. Rafael María Carnicero Giménez de Azcárate.
«La esposa solicita que no sea necesaria autorización judicial para salir
del territorio nacional con su hija, puesto que su deseo es poder viajar a
Marruecos durante diez días en vacaciones escolares.
Convenimos con el Ministerio Fiscal y la Juzgadora a quo que ante
la discrepancia en este aspecto del ejercicio de la patria potestad por
los progenitores, debe recabarse la autorización judicial por parte de
la madre para que sea permitida la salida de la hija menor fuera del
territorio nacional, al efecto de que el Juzgador valore las necesidades y
circunstancias para conceder tal autorización en atención al interés de la
menor, y a los motivos concretos que en su momento se aleguen, todo
ello de conformidad con los artículos 154, 156 y 159 del Código Civil.
Por ello el motivo debe ser igualmente desestimado.»
AP Barcelona, Sec. 12.ª, Auto de 9 de noviembre de 1998.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Antonio López–Carrasco Morales.
«En ejecución de sentencia de separación surgió cuestión incidental
relativa a si el padre podía salir o no de España con su hija, en disfrute
de régimen de visitas. La providencia de 29 de mayo de 1997, después
de acordar fecha y lugar de recogida en período vacacional de verano,
y de devolución de la menor, expresaba, «con prohibición de salida de
España». Recurrió el citado en reposición, y la parte contraria se opuso
en escrito de impugnación, habiendo recaído auto de 3 de julio de 1997
que desestimaba el recurso. Se alzó el demandado y con cita de jurispru-
dencia que consideró oportuna pidió revocar la prohibición al padre de
poder salir al extranjero.
Estamos en un tema puntual sobre regulación de las vacaciones de
1997 (de verano), en que el juzgador fijó el período de visitas de 24 de
junio al 31 de julio, con determinación de que fuera el padre a recoger a
la hija a Pola de Siero (Oviedo), y la madre a Barcelona (al finalizar las
vacaciones), y presentándose como cuestión la licitud de la «expresa pro-
hibición de salir de España», contra cuyo proveído el padre mantiene ser
contrario a Derecho, y la madre, ajustado a la legalidad. El juez resuelve
la controversia en base a la aplicación de medidas del artículo 158 del
Código Civil, en evitación de peligro y perjuicios al menor, entendiendo
que por precedentes y circunstancias, debía prevenirse la posibilidad de
salir de España y acudir a Argelia, país de origen del padre, que no había
suscrito el Convenio de La Haya. La medida tomada favor filii está sufi-
cientemente motivada y, siendo que existía una anterior prolongación del
período de visitas en el padre, resulta intachable y basada en el arbitrio

4838
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

que concede el artículo 94 del Código Civil, para prevenir peligros a la


menor, por lo que se está en el caso de su plena confirmación».

C) Limitación en cuanto a la pernocta

Se acuerda dicha restricción, y así lo viene estimando la jurispru-


dencia cuando dada la situación en que se encuentre el progenitor no
custodio pueda suponer un riesgo para el menor que no implique la
necesidad de una suspensión de las visitas, pero sí, rodearlo de ciertas
garantías como pudiera ser el caso de no pernoctar en su domicilio.
También, suele acordarse dicha medida cuando la falta de contacto
entre el progenitor no custodio y los hijos, haya provocado una situación
de falta de afecto y desconocimiento entre ambos, lo que puede suponer
un grave perjuicio para los menores, y aunque ello se pueda modificar,
debe recuperarse la relación antes de introducir la pernocta.
AP Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 27 de noviembre de 1998.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Marcial Subirás Roca.
«Establecido un régimen de visitas en favor de la madre para con sus
hijos cuya guarda y custodia queda confiada al padre, este es el primer
motivo de apelación. Para la fijación del régimen de visitas plenamen-
te normalizado, en sentencia se alega que si bien la madre padece de
esquizofrenia paranoide crónica, dicha enfermedad se halla compensada,
aunque nunca curada ya que tiene carácter irreversible, para lo cual se
basa en la pericial médica psiquiátrica practicada por el doctor B., quien
afirma que en la actualidad la madre puede atender a sus hijos menores
pero siempre bajo la supervisión continuada de los profesionales del
Servicio de Salud Mental, y la vida óptima y saludable que pueda desa-
rrollar se halla condicionada por una parte a que cumpla determinados
requisitos: a) estricto seguimiento clínico con su psiquiatra del CAP, y
b) contacto continuado a poder ser semanal, y supervisión de las tareas
domésticas propias de la vida cotidiana por la trabajadora social; y por
otra se concluye que en caso de descompensación clínica (recaída o
reagudización de los síntomas sicóticos) pueden aparecer las siguientes
complicaciones: a) episodios de agresividad, b) negligencia en los cui-
dados básicos de la vivienda y de los hijos, c) reacciones imprevisibles
en el trato cotidiano y d) posibilidad de influencia negativa al inculcar
a los hijos una actitud hostil hacia el entorno social más próximo con
ideas de perjuicio.
De lo expuesto se concluye, que la compensación de la enfermedad,
se hace depender por una parte de los cuidados que adopte la propia

4839
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

enferma, y por otra del desarrollo de la propia enfermedad de posibles


períodos de recaída o reagudización, lo cual aconseja adoptar una actitud
más prudente en el régimen de visitas a su favor establecido, evitando
una relación continuada con posibilidad de pernocta, para limitarlo ini-
cialmente a domingos alternos de 10 a 20 horas que podrá ampliarse
en ejecución de sentencia pero en ningún caso con posibilidad de per-
nocta, lo cual supone una estimación del recurso de apelación a tal fin
destinado»
«AP Barcelona, Sec. 18.ª, Sentencia de 9 de noviembre de 1998.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Enrique Anglada Fors.
«La única cuestión sometida a examen en esta alzada por el padre–
apelante es la relativa a la solicitud de ampliación del régimen de
visitas para con su hijo, interesando que se establezca ya un régimen
ordinario sin esperar, como hace la resolución apelada, a que el menor
cumpla los 6 años de edad. Al respecto es de señalar, que siendo el
interés prevalente en toda situación de conflicto familiar el de los hijos,
el Tribunal, atendiendo al interés del menor y acorde con lo indicado
por el Ministerio Fiscal en el acto de la vista del recurso, no estima
conveniente ampliar el régimen de comunicación y contacto fijado por
la juzgadora de instancia, debido precisamente a la escasa relación
que hasta la fecha ha tenido éste con su padre, unido a los incidentes
y altercados habidos cuando el padre acudía al domicilio materno a
recoger al hijo común, respecto de los cuales hay un principio de prue-
ba, no desvirtuado de contrario, cual es la testifical de un vecino del
inmueble (folio 127 en relación con el 123), lo que determina que la
Sala considere adecuado mantener el régimen restringido durante estos
meses que restan hasta que el niño alcance los 6 años de edad, en cuyo
momento, como recoge la propia sentencia recurrida, entrará en vigor
y en funcionamiento el régimen ordinario señalado en la misma, para
lo cual se requiere, ya desde ahora, a ambos progenitores, a fin de que
tengan un comportamiento colaborador y de absoluta concordia para
lograr un correcto desarrollo de las relaciones paterno–filiales, que es
lo deseable precisamente en interés del propio menor; procediendo,
por ende y sin necesidad de mayores consideraciones, la plena y total
ratificación de la resolución impugnada, con desestimación, a su vez,
del recurso contra la misma formulado.»

4840
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

D) Limitación en cuanto a que las visitas se efectúen a presencia


de una tercera persona o en el Punto de Encuentro Familiar

Dicha restricción, deberá establecerse en supuestos que se compro-


meta de manera grave el interés o la conveniencia del menor como pue-
den ser drogadicción, enfermedad psíquica del progenitor no custodio,
o en casos donde pueda haber sospechas de supuestos abusos sexuales,
cuando aún no haya recaído sentencia en el procedimiento penal que se
hubiere abierto al efecto.
Últimamente, también se han abierto en varios lugares los llamados
Puntos de Encuentro, lugar que tiene dos funciones básicas, por un lado
efectuar en dicho sitio visitas tuteladas por el personal profesional en los
supuestos antes citados, siempre y cuando no haya otra alternativa, o
para controlar la recogida y entrega de los menores.
AP A Coruña, Sec. 4.ª, Sentencia de 30 de mayo de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Carlos Fuentes Candelas.
«Impugna el pronunciamiento o medida B) del Fallo de la sentencia
del Juzgado de Familia en cuanto no solo establece un régimen de visitas
en favor del marido respecto de la hija común, y que la menor será reco-
gida y entregada en el domicilio materno, sino que añade que las entre-
gas podrán verificarse con intermediación de Punto de Encuentro si se
solicitase. Esto último es considerado por la apelante como una medida
excesiva o desproporcionada y un ataque a sus intereses, al entrometerse
el Juzgado en la esfera de los derechos de la esposa, obligada a una con-
ducta activa de traslado, y para los de la menor, al ser llevada ante extra-
ños y en lugar extraño, aparte de considerar esta parte que se le estaría
reprochando algo cuando solo cabria imputar cualquier incumplimiento
al esposo. No podemos aceptar esta tesis. La sentencia establece una
previsión en evitación de nuevos conflictos y situaciones de indefinición
que solo pueden perjudicar a la niña. Y es un hecho objetivo que, como
quiera que haya sido, se han producido conflictos y dificultades para
verificar en todos los casos si era el padre quien no recogía a la niña o
la niña la que no quería ir o para ver si realmente estaba imposibilitada e
incluso si su madre ponía de su parte para un buen desarrollo del nece-
sario régimen de visitas con el padre. En el acta de exploración de la niña
se puede leer que, aunque la niña desea relacionarse con su padre (y
familia paterna), dice que su madre se enfada y no quiere que se la lleve,
lo que le provoca un conflicto interno, valorable por su corta edad, al
creársele sentimientos encontrados: por un lado, no quiere que su padre
venga porque su madre se enfada al no querer que se la lleve y, por otro,
sí quiere verlo pero si su madre no se enfada. En el juicio también han

4841
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

estado muy enfrentadas las posturas de los ex-cónyuges acerca de la hija


y no esa garantizada la normalidad. Mal se puede hablar en esta materia
de derechos de unos u otros que limiten las amplias facultades judiciales
para acordar lo más necesario para la efectividad de las medidas. Por otro
lado, no es una obligación inalterable, sino un instrumento judicial para
dicha efectividad según la evolución.»

5.4 Modificaciones del régimen normalizado por razón


de la edad

Una de las circunstancias que puede incidir en la fijación del régimen


de visitas, es sin duda la edad del menor.
Por un lado, cuando los hijos están próximos a cumplir la mayoría
de edad, de nada sirve establecer un régimen de visitas muy minucioso
puesto que realmente la relación paterno filial sólo se llevará a cabo si
tanto el progenitor como los hijos lo desean, ya que si éstos no quieren
cumplir, además de que cualquier imposición podría ser contraproducen-
te y produciría efectos contrarios a los pretendidos por la ley de obtener
un mejor grado de compenetración y mejora de las relaciones afectivas
se generen situaciones de rechazo, pueda darse el caso de imposibilidad
material de llevar a efecto dicho régimen ante la negativa del menor
no teniendo razón de ser el uso de medios como la policía, o de los
llamados Punto de Encuentro Familiar que en nada ayudaría al propio
interés del menor.
AP Valladolid, Sec. 1, Sentencia de 15 de noviembre de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Jesús Manuel Sáez Comba.
«El primero de los aspectos que se debate en el recurso es el relativo
al régimen de visitas con la hija del matrimonio. En el convenio regulador
de la separación se acordó lo que pudiera denominarse régimen normal,
aunque ampliado en ciertos aspectos (como las visitas de los miércoles)
solicitándose en la demanda de este procedimiento el mantenimiento
del mismo.
La sentencia de instancia, de acuerdo con el dictamen del Ministerio
Fiscal deja al acuerdo de las partes –dada su edad de la hija- dicho régi-
men de visitas, resolución con la que muestra su disconformidad la parte
demandante apelante.
Pero, con independencia de las mayores o menores dificultades que
pueda presentar la posibilidad de esa comunicación, lo cierto es que no
puede imponerse a una persona de dieciséis años una visita no desea-

4842
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

da y tampoco se alcanza cómo podría hacerse efectiva una decisión de


la misma de no ver a su progenitor, como ya expone en el acta de su
audiencia.
Es por ello que este primer punto debatido de la sentencia debe ser
mantenido.»

5.5 Modificación por razón de la lejanía en la residencia

Otra circunstancia que incidirá, sin duda, en la fijación de las visi-


tas hace referencia a la lejanía en la residencia de ambos progenitores,
siendo a este efecto asimilable el caso de que vivan dentro del territorio
nacional, o que uno de los progenitores resida en el extranjero. Ello,
trae causa de la imposibilidad material de poder desarrollarse las visitas
conforme al régimen normalizado por razón de la distancia, lo cual lle-
varía al menor a un trasiego que como antes ya hemos tenido ocasión
de apuntar no es bueno para éste siendo por el contrario beneficioso
el llevar a cabo unos determinados hábitos y pautas de conducta, que
serían imposible de efectuar si cada quince días se han de efectuar las
visitas. Es por ello que, normalmente se puede establecer dependiendo
de la situación geográfica, posibilidades de comunicación y posibilida-
des económicas de ambos progenitores un sistema que no tiene porque
coincidir con el de fines de semana alternos, bien, un fin de semana al
mes, o dejar flexibilidad para que el progenitor no custodio pueda ver al
hijo cuando pueda desplazarse a la ciudad siempre previo aviso a quién
ostenta la guarda y custodia.
De lo antes expresado se deduce que los periodos de estancias coin-
cidiendo con las vacaciones del menor no tienen porqué verse afecta-
das.
AP Barcelona, Sec. 12.ª, Sentencia de 5 de enero de 1998.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Pascual Ortuño Muñoz.
«Solicita el actor una nueva ordenación del régimen de comunica-
ción y visitas que contemple las diversas circunstancias que concurren:
a) la distancia existente entre las residencias materna y paterna; b) la
compensación en períodos vacacionales, por la imposibilidad de visitas
más frecuentes; c) la precaria situación económica que padece y d) la
actitud de obstrucción del régimen de visitas por la madre. La pretensión
merece parcial acogida, y únicamente en lo que respecta a la distribu-
ción de los períodos vacacionales, pues la situación económica de los
litigantes no ha sido acreditada de forma fehaciente, ni las obstrucciones

4843
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

alegadas resultan de lo actuado, toda vez que cada uno de los conflictos
habidos en torno a los viajes han estado mediatizados por la falta de
contribución económica del actor en los mismos. En consecuencia con
lo anterior resulta de mayor interés para las hijas realizar las visitas al
padre en períodos más largos, aun cuando éstos sean menos frecuen-
tes, y garantizar la comunicación postal y telefónica de las niñas con su
padre de forma adecuada, y de esta forma procede fijar dos períodos
de estancias de las menores con el padre: el primero que comprenda la
Navidad completa, y el segundo que se extienda desde el comienzo de
las vacaciones de verano, hasta el 14 de agosto, suprimiendo la estancia
en semana santa, y ello sin perjuicio de reservar al actor la posibilidad
de visitar a sus hijas en el lugar de residencia de las mismas, y llevarlas
en su compañía siempre que no altere el curso escolar y preavise de su
llegada con, al menos, quince días de antelación. No obstante lo ante-
rior, es necesario remarcar el carácter necesario y obligatorio para ambos
progenitores, y para las hijas menores, del cumplimiento del régimen de
visitas y comunicación paterno-filial, que se mantiene en la forma que se
detalla en la parte dispositiva en beneficio e interés de las propias meno-
res, y cuyo incumplimiento u obstrucción, además de las sanciones que
puedan corresponder de carácter penal, podrá determinar que pueda
apreciarse el incumplimiento grave de las responsabilidades derivadas de
la atribución de la guarda y custodia.»

6. MODIFICACIÓN DE LAS MEDIDAS DEFINITIVAS

Con carácter previo a entrar a analizar los supuestos de modificación


de medidas, es necesario poner de manifiesto que deberá darse en los
supuestos donde se hayan alterado sustancialmente las circunstancias
que se tuvieron en cuenta en el momento de la fijación de la visitas,
siendo necesario que dicha alteración tenga relevancia legal y entidad
suficiente y que tenga carácter permanente, o al menos que no obedezca
a una situación transitoria.
Por tanto en vía de ejecución de sentencia deberán canalizarse la
petición de limitación o suspensión del régimen de visitas con carácter
urgente, la ejecución de una cláusula o medida que contenía una previ-
sión de futuro, la modificación del régimen de visitas cuando la sentencia
contemplaba esta posibilidad, determinación de periodos vacacionales, y
resolución de controversias en el ejercicio del régimen de visitas.

4844
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

La pretensión de modificación, puede venir interesada por cualquiera


de los dos progenitores, y será en función de éstos, que se solicitará por
distintas causas, dependiendo de cual de ellos inste dicha modificación.
Cuando del progenitor custodio se trata, normalmente las causas en
las cuales basa su petición viene determinada por alguna de las siguien-
tes circunstancias:
Impago por parte del progenitor no custodio de las prestaciones
económicas a que viene obligado, y como base en el incumplimiento
reiterado y grave de los deberes impuestos por la resolución judicial.
En estos supuestos normalmente la jurisprudencia, no viene accedien-
do a dicha solicitud, por cuanto que de concederse se estaría castigando
al menor y violando el derecho que éste tiene a relacionarse con ambos
progenitores, y en concreto de mantener los lazos afectivos con el pro-
genitor no custodio.
En este sentido se ha pronunciado recientemente el Tribunal Supremo
Sala 1.ª en Sentencia de fecha 26 de diciembre de 2002, cuando viene a
decir que el régimen de visitas no puede condicionarse a que el progeni-
tor no custodio abone la pensión alimenticia, ya que se trata de cuestio-
nes no compensables y existen mecanismos legales para el aseguración
del pago de la pensión.
Otra causa que es normalmente invocada por el progenitor guarda-
dor para solicitar la modificación de las medidas en cuanto al régimen
de visitas viene fundamentada en la falta de ejercicio por el progenitor
no custodio del régimen de visitas, dicha modificación puede prosperar
en el sentido de limitar, o restringir las visitas, pero normalmente no
se procede a la suspensión, No obstante habrán de tenerse siempre en
cuenta las alegaciones que efectúe el progenitor no custodio en cuanto
que las causas del no ejercicio de las visitas vengan producidas por las
dificultades que el otro progenitor ponga, o la propia negativa de los
hijos a efectuarlas.
Sin perjuicio de lo hasta aquí manifestado, se dan otras circunstancias
que lleven al progenitor guardador a instar ante los Juzgados la altera-
ción del régimen de visitas fijado en su día, que normalmente implican
limitaciones al mismo que vienen en la mayoría de los casos fundamen-
tados en los mismos supuestos que en su momento, hubieran podido dar
lugar a una fijación restringida del régimen de visitas, pero que al tiempo
de fijarse, no implicaban riesgo alguno para el menor como puede ser el
padecimiento por parte del progenitor no custodio de alguna dolencia de
tipo psíquico, alcoholismo que después se hayan agudizado.
AP Teruel, Sentencia de 9 de enero de 2001.

4845
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

Ponente: Ilmo. Sr. D. José Antonio Ochoa Fernández.


«Teniendo especialmente en cuenta las declaraciones de los niños,
hijos de los litigantes, objeto de especial preocupación para esta Sala,
como lo han sido para el Ministerio Fiscal y para el Juzgador de Instancia,
hemos de entender y acoger, por el momento, la petición de la madre
de que los niños no pernocten con su padre hasta que éste acredite,
en forma, que ha alcanzado un grado de rehabilitación en su enferme-
dad suficientemente contrastado, duradero y estable; reduciéndose, en
consecuencia, su derecho de visitar y estar con sus hijos a los períodos
que fija el Sr. Juez «a quo», pero sin pernoctar con él, de modo que los
niños deberán volver al domicilio materno en cuanto sea la hora en la
que habitualmente cenen. Hemos de resaltar que esta medida restrictiva,
que ahora se adopta, cesará cuando el padre lo desee; queda sujeto a
una sola voluntad y conducta; de manera que si su propósito de reha-
bilitación es serio, firme y definitivo, ninguna preocupación debe tener,
por cuanto en el instante que justifique –transcurrido un tiempo mínimo
prudencial, para que tales signos se manifiesten natural y espontánea-
mente– que la reiterada recuperación se ha producido y es estable, esta
restrictiva medida se eliminará..»
Parecido tratamiento suele tener, cuando la causa alegada por el pro-
genitor no custodio, observa una conducta «irregular» entendiéndose por
este término y por incluirse:
Estar procesado o condenado el progenitor no custodio por delito de
abusos deshonestos o violación.
Estar procesado o condenado el progenitor no custodio por delito de
lesiones o malos tratos, bien en la persona del otro progenitor, como en
el de sus hijos, e incluso en el de otros familiares.
Asimismo, también suele fundamentarse la petición de la modifica-
ción en que es perjudicial para el menor su relación con el progenitor
no custodio o en la negativa de los hijos a relacionarse con éste. Si par-
timos de la base, como expresábamos al principio de este trabajo de que
las visitas tienen como finalidad promover los lazos afectivos entre los
hijos y el progenitor no guardador, para favorecer el correcto desarrollo
personal de aquel, en muchos casos, éstas se convierten en excusas para
aflorar tensiones y discrepancias entre los padres, e incluso, entre los
integrantes del entorno familiar. Ante estas situaciones, es lógico, que por
las presiones de uno y otro, los menores se vean expuestos a desequili-
brios psíquicos cada vez que deba llevarse a cabo el régimen de visitas
fijado base para articularse normalmente por el progenitor guardador la
modificación de las medidas sustentándolas en dos pilares básicos:

4846
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

Las propias manifestaciones del menor, en cuanto a sus deseos de no


querer relacionarse con el progenitor no custodio.
Los informes psicológicos, en los que se desprende las consecuencias
negativas que puede producir la relación de los menores con el proge-
nitor no custodio.
Normalmente, hay que partir de la base, que aún cuando el menor
tiene derecho en todo momento a ser oído, respecto a su voluntad en
cuanto a las visitas, ello no implica que precisamente por su minoría de
edad coincida esta voluntad de lo que sea en un momento dado el inte-
rés del menor, el cual, debe quedar salvaguardado siempre, por encima
de las disputas legales que puedan existir entre sus progenitores respec-
to del cual tanto el Ministerio Fiscal como el Juez deben velar en todo
momento. Por tanto, dicha negativa deberá en principio estar fundamen-
tada en otras circunstancias para determinar la limitación pretendida.
AP Zamora, Sentencia de 30 de abril de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Andrés Manuel Encinas Bernardo.
«En la sentencia de instancia se acordó la modificación del régimen
de visitas que se establece del siguiente modo: el padre podrá visitar a
la hija fines de semana alternos, recogiéndola los sábados y domingos
a las 10,30 horas reintegrándola a su domicilio los mismos días a las 20
horas, sin que pueda pernoctar en casa del padre, salvo deseo expreso
de la menor, quien lo pondrá en conocimiento de la madre.
En relación a la régimen de visitas, conviene poner de manifiesto que
en virtud de la sentencia de separación recaída el 6-2-94 se estableció a
favor del hoy apelante que podía estar con su hija, nacida el 3-8-91, el
primer y tercer domingo de cada mes desde las diez horas hasta las vein-
te horas. Siendo de resaltar que dicho régimen se estableció en atención
a la edad, como expresamente se hace constar en la resolución. Que si
bien es cierto que la hija, que en la actualidad tiene 10 años, manifestó
que no quería estar más tiempo con su padre, lo cierto es, tal como cons-
ta en la exploración, que las causas alegadas no pueden considerarse
suficientes para acceder a sus deseos de no quedarse los fines de semana
con su padre. Por otra parte las declaraciones de la madre relativas al
esfuerzo que ha tenido que hacer para que su hija vaya con su padre y la
falta de abono de la pensión alimenticia tampoco pueden ser suficientes
para restringir el régimen de visitas. Finalmente, del informe pericial son
de destacar que la relación de la hija con el padre si bien resulta mas dis-
tante que con la madre, lo cual es consecuencia de pasar mas tiempo con
aquella, no obstante consigue adaptarse bien a la situación, sin que por

4847
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

otra parte la hija, hace destacar la psicóloga, manifieste razones claras y


objetivas que impidan que pueda pasar la noche con su padre.»
En otros supuestos, el solicitante de la modificación de medidas es
el progenitor no custodio, en la mayoría de los casos, vendrá dirigida a
conseguir un aumento de la relación paterno filial, las causas que moti-
van la interposición de la demanda pueden ser muy diversas de las que
podemos destacar las siguientes:
Que el anterior régimen de visitas se estableciera de forma restringida
en base a algún obstáculo que al momento de interponer la demanda de
modificación, entienda la parte que ha desparecido, como pudieran ser
la edad del menor, o el padecimiento de enfermedad psíquica o física
En la mayoría de las ocasiones, sobre todo, en los supuestos de enfer-
medad psíquica, dicha ampliación, viene precedida de una exploración
al menor y de la emisión del correspondiente informe pericial a cabo
del Equipo psico-social adscrito al Juzgado que constate que los obstá-
culos que en su día dieron lugar a la fijación del régimen restrictivo no
se dan..
AP Vizcaya, Sec. 4.ª, Sentencia de 13 de diciembre de 2001
Ponente: Ilma. Sra. D.ª Lourdes Arranz Freijó.
«Se opone la recurrente a la ampliación del régimen de visitas esta-
blecido en la sentencia de instancia, alegando que el cuadro psíquico
del esposo padre, no se ha modificado y por ello no hay alteración que
justifique el régimen de visitas con pernocta que ha sido establecido.
Dado el carácter de la cuestión sometida a litigio, resulta obvio que
la prueba con mayor relevancia, para resolver el objeto del recurso, lo es
la prueba pericial psicológica, prueba que por su imparcialidad, objetivi-
dad y carácter científico, tiene mayor fiabilidad que la prueba testifical,
claramente mediatizada por las relaciones afectivas con cada una de las
partes proponentes.
Pues bien, en base a esa prueba, y partiendo de la base de que
para el desarrollo integral del menor resulta indispensable una relación
normalizada con su padre, comparte la Sala el criterio de que en la
actualidad se dan las circunstancias necesarias para que el menor pueda
pernoctar en el domicilio paterno, ya que la relación con su padre es
buena y la enfermedad que éste padece se encuentra controlada, no
existiendo ningún dato del que pudiera extraerse una incidencia negativa
de la enfermedad en la relación padre e hijo.
Por vía de adhesión, interesa el esposo padre la ampliación del régi-
men de visitas a periodos vacionales, puesto que en el informe pericial,

4848
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

ya se previó esa posibilidad transcurrido un periodo con pernoctas de


fines de semana, lo que ya acontece en la actualidad, puesto que desde
el mes de Enero se está durmiendo en el domicilio paterno.
Se adhiere también al recurso interesando la revocación de la sen-
tencia, en el punto en el que se deniega la reducción de la cuantía de
la pensión por alimentos, puesto que está plenamente acreditada la
disminución permanente y efectiva de los ingresos del padre, lo que le
imposibilita hacer frente a la pensión anteriormente establecida.
Como ya se ha dicho en el anterior fundamento el informe pericial
psicológico se decanta claramente por que el menor tenga un régimen
de visitas con pernocta con su padre
Partiendo de dicha consideración, estimamos que si ya se encuentra
establecida dicha pernocta para los fines de semana, no tiene porqué
existir ningún impedimento para que la permanencia del menor en el
domicilio paterno se amplíe a periodos más duraderos, en concreto a los
periodos vacacionales solicitados por el padre en su demanda.
La relación con el padre es buena como ya se ha dicho antes, y no
hay ningún indicio de que la enfermedad que padece el padre tenga
incidencia negativa en la relación con el menor, contando el padre con
un entorno familiar que colabora para favorecer dicha relación.
Como ya se ha puesto de manifiesto, es incuestionable que para el
desarrollo integral del menor, resulta positivo que se mantenga una rela-
ción estrecha y regular con el padre y su entorno, y si no existe ningún
dato objetivo que indique que dicha relación no debe ser potenciada, el
establecimiento de un régimen de visitas con pernocta en periodos vaca-
cionales debe contemplarse como algo normal, habitual y aconsejable en
el marco de la ruptura matrimonial producida.
Por ello la resolución de la instancia debe revocarse y establecerse el
régimen de vistas solicitado por el padre en su demanda.»
Por lo que hace referencia a la modificación de medidas fundamen-
tada en la mayor edad de los menores, es lógico pensar, que si se fijó
en la sentencia un régimen de visitas restringido en atención a la edad
del menor, el transcurso del tiempo debe hacer desaparecer ese incon-
veniente, y por tanto accederse a la ampliación de las visitas siempre y
cuando esto sea beneficioso para el menor, y se haya establecido lazos
de afecto. La Jurisprudencia, suele considerar como una causa para no
modificar el régimen inicialmente establecido la falta de relación paterno
filial, puesto que en estos casos, el interés del menor exige que no se
produzca un cambio brusco en sus hábitos.

4849
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

También pueden fundamentar la interposición de la modificación de


medidas en circunstancias sobrevenidas que impidan el cumplimiento
del régimen de fines de semana, como puede ser el cambio de domicilio
de los menores o del progenitor custodio.
Suele ocurrir en la práctica que el cambio de domicilio tanto de los
menores como del progenitor no custodio, pueda llegar a hacer inviable
las visitas en los fines de semana alternos pudiéndose presentar una
serie de obstáculos que tienen que ver por un lado con la necesidad
de hospedaje por parte del progenitor no custodio que puede no tener
vivienda en dicha ciudad, con los gastos económicos que ello conlleva-
ría, y por otro, caso de trasladar a los menores a su ciudad, ello afectaría,
sin duda a las visitas, amén de los gastos que también suponen dichos
desplazamientos.
En estos casos, en general se opta por conceder al progenitor no cus-
todio, un fin de semana al mes (dependiendo de las posibilidades tanto
económicas como laborales del progenitor no custodio, que normalmen-
te será el que tendrá que desplazarse) y la totalidad de los periodos vaca-
cionales, puentes incluidos, de Semana Santa y Navidad, no estimándose
adecuado en relación de las de verano en base a que éstas por lo gene-
ral suelen coincidir con las vacaciones laborales de los progenitores, que
suponen una época de entretenimiento y de descanso en que la relación
paterno filial suele ser más intensa, no pareciendo oportuno privar a uno
de los progenitores de tener esa época de relación familiar más fluida.
AP Guipúzcoa Sentencia 27 de octubre de1993.
«La impugnación del régimen de visitas fijado-fines de semana alter-
nos desde las 10 del sábado a las 21 del domingo, mitad de las vacacio-
nes estivales y en años impares las de Semana Santa- se fundamenta en
que el padre vive en Irún, y los hijos del matrimonio en León, por lo
que es razonable el modificar el régimen establecido, y como no se pidió
ninguno en especial, el Tribunal acuerda que se conceda el primer fin de
semana de cada mes, pero desde el viernes a la salida del colegio hasta
el domingo a las 21 horas, y en cuanto a las vacaciones se conceden
al padre todas las vacaciones de Semana Santa, tanto de los años pares
como impares, dejando el de las vacaciones como están establecidas en
primera instancia»

4850
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

7. LA EJECUCIÓN DE LAS RESOLUCIONES DICTADAS EN CUANTO AL PRONUNCIA-


MIENTO DE RÉGIMEN DE VISITAS

7.1 Cuestiones generales

En principio, la ejecución de las resoluciones dictadas en los pro-


cedimientos matrimoniales, sólo puede instarse a instancia de parte, si
bien, y respecto exclusivamente a cuestiones que afecten a los menores
de edad, cabe la posibilidad de que a instancia del Ministerio Fiscal o de
oficio pueda el Tribunal acordar las medidas que estime convenientes, y
concretamente las enumeradas en el artículo 158 del C.C, aunque en la
práctica, esto no es frecuente.
Conforme al Art.545 de la LEC, será competente para la ejecución
de resoluciones judiciales y de acuerdos judicialmente homologados el
tribunal que conoció del asunto en primera instancia.
Deberá presentarse la correspondiente demanda ejecutiva, que debe
reunir los requisitos que se contienen en el artículo 549 de la LEC, todo
ello sin perjuicio también de lo establecido en el número segundo del
citado artículo, en tanto en cuanto el título ejecutivo sea una sentencia
o resolución dictada por el Tribunal competente para conocer de la
ejecución, la demanda ejecutiva podrá limitarse a la solicitud de que se
despache la ejecución, identificando la sentencia o resolución cuya eje-
cución se pretende.
Conforme a lo establecido en el artículo 539 de la LEC, el ejecutante
y el ejecutado deberán estar dirigidos por letrado y representados por
procurador.
Las costas que se causen en la ejecución de las resoluciones matrimo-
niales serán de cargo del ejecutado, sin necesidad de expresa imposición
de costas (art. 539.2 de la LEC)
Teniendo en cuenta las distintas resoluciones que pueden a lo largo
de los procedimientos matrimoniales, hay que precisar que cada una de
ellas tendrá su propia ejecución autónoma, sin perjuicio de la posibilidad
de acumulación recogida en el artículo 555 de la LEC.

7.2 Procedimiento

Como pone de manifiesto Antonio Javier Pérez Martín, no se fija en la


LEC las medidas que procede adoptar para dar cumplimiento al régimen
de visitas y estancias que se haya establecido a favor de los hijos y el

4851
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

progenitor no custodio, planteándose incluso su incardinación procesal.


Según su tesis, no parece que el capítulo II del Titulo V <<De la eje-
cución por deberes de entregar cosas>> se adapte a las necesidades de
este pronunciamiento, entre otras razones porque los hijos no son cosas,
más bien se podría acudir al capítulo III del mismo título que regula <<
La ejecución por obligaciones de hacer>>, ya que para el cumplimiento
del régimen de visitas se requieren dos acciones, una que el progenitor
que tiene la custodia entregue al hijo al otro progenitor, y una segunda,
que éste último recoja al menor y lo devuelva una vez finalizado el plazo
señalado.
A la vista de lo establecido en el artículo776.2.º de la LEC, el legis-
lador parece que ha calificado el incumplimiento del régimen de visitas
como «una obligación de hacer no pecuniaria de carácter personalísimo»
ya que entre el resto de medidas que se adoptan en los procedimientos
matrimoniales no encontramos otra que pueda conceptuarse como tal.
Ello es así, por cuanto que una vez verificado el requerimiento sin
éxito conforme a las normas contenidas en al artículo 709 de la LEC la
posibilidad que el ejecutante opte entre:
Pedir que la ejecución siga adelante para entregar a aquel un equiva-
lente pecuniario de la prestación de hacer
Solicitar que se apremie al ejecutado con una multa por cada mes que
transcurra desde la finalización del plazo.
No podrá el progenitor no custodio escoger la primera opción, ya
que el artículo 776.2 de la LEC señala: «En caso de incumplimiento de
obligaciones pecuniarias de carácter personalísimo, no procederá la sus-
titución automática por el equivalente pecuniario prevista en el apartado
tercero del artículo 709»
Sin embargo resulta de plena aplicación al caso la segunda opción,
esto es, la imposición de multa por cada mes que transcurra sin llevarse
a efecto el régimen de visitas, y es más, en el citado artículo 776.2.º de la
LEC, señala el legislador que «podrán mantenerse las multas coercitivas
mensuales todo el tiempo que sea necesario más allá del plazo de un
año establecido en dicho precepto».
Por tanto, la posibilidad que ofrece la LEC ante un incumplimiento
del régimen de visitas es imponer una multa al progenitor custodio.
Como señala el artículo 709.3.º «Cuando se acuerde apremiar al ejecutado
con multas mensuales, se reiterará trimestralmente los requerimientos,
hasta que se cumpla un año desde el primero, sí, al cabo del año, el eje-
cutado continuare rehusando hacer lo que dispusiese el título, proseguirá
la ejecución para entregar al ejecutante un equivalente pecuniario de la

4852
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

prestación para la adopción de cualesquiera otras medidas que resulten


idóneas para la satisfacción del ejecutante y que, a petición de éste y
oído el ejecutado podrá acordar el tribunal»
Para la cuantificación de la multa, el artículo 711 de la LEC establece
unos parámetros que no son equiparables a la materia que estudiamos,
por lo que quedará a la determinación del Tribunal su determinación.
No obstante, todos sabemos que el cumplimiento del régimen de visi-
tas depende en gran parte de la conducta del progenitor custodio, pero
también influyen otros factores como la actitud de los propios hijos fren-
te a las visitas. En otras ocasiones, es la propia conducta del progenitor
no custodio la que motiva que éstos no quieran las visitas.
El sistema de multas puede ser una solución eficaz para algunos
supuestos, pero en cambio, otros no solucionará el problema.
Otra medida con el fin de asegurar el cumplimiento de las visitas,
viene estipulada en el artículo 773.3.º de la LEC «El incumplimiento reite-
rado de las obligaciones derivadas del régimen de visitas, tanto por parte
del progenitor guardador como del no guardador podrá dar lugar a la
modificación del régimen de guarda y visitas»
Ciertamente, el cambiar la guarda y custodia de los hijos y atribuirla
al progenitor no custodio, podría ser una manera eficaz de solucionar el
incumplimiento, pero la cuestión no es tan simple por cuanto que siem-
pre habrá de tenerse en cuenta el interés de los hijos, pudiéndose dar el
caso de que el progenitor no custodio no tenga las condiciones idóneas
para ejercer la custodia.
Recientemente, en relación al régimen de visitas, han tenido oca-
sión del pronunciarse en «Encuentro de Jueces y Abogados de Familia:
Incidencia de la Ley de Enjuiciamiento Civil en los Procesos de Familia»
celebrado en el CGPJ los días 17, 18 y 19 de noviembre de 2003, donde
al respecto en sus conclusiones se recoge lo siguiente:
«En caso de incumplimiento de régimen de visitas por cualquiera de
los progenitores (custodio o no custodio) se puede acudir, como medi-
das efectivas, a la imposición de multas e, incluso, a la fijación de una
indemnización a favor del progenitor perjudicado por eses incumpli-
miento de una obligación personalísima de hacer.
Sería conveniente que se regulara un procedimiento ágil, específico
para estos incidentes de ejecución. Mientras tanto se estima que el trá-
mite más adecuado para resolver los incidentes planteados sobre incum-
plimiento del régimen de visitas (por parte del progenitor custodio o no
custodio) es el siguiente:

4853
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

Despacho de la ejecución requiriendo personalmente el cumplimiento.


Traslado para oposición, diez días.
Cinco días para impugnación de la oposición.
Celebración de vista con asistencia de ambos progenitores, en su
caso.
Resolución acordando mantener o no el requerimiento y adoptando
las medidas adecuadas en garantía del interés del menor, con respeto a
la naturaleza y finalidad del fallo».
Montero Aroca, analiza en relación al derecho de visitas, el concepto
de apremio personal que se incluye por primera vez en la LEC de 2000
definiéndola como el mandato dirigido al ejecutado para que se cumpla
la obligación contenida en el título ejecutivo, con la posibilidad de acudir
al uso de la coacción sobre su persona, utilizándola como única vez en
el artículo 699 de dicho texto legal.
No obstante, coincide con Antonio Javier Pérez Martín en tanto que
manifiesta la dificultad de hacer cumplir esta obligación, haciéndose en
algunos casos ineficaces la imposición de multas.
Como dice el autor, aunque en algunas ocasiones la doctrina ha
debatido en torno a la admisibilidad de acudir al auxilio de la fuerza
pública, que en este caso sería la policía judicial, a la postre puede no
haber otro medio de ejecutar una resolución judicial. Es cierto que cabe
alegar contra el uso de la fuerza el que, en ocasiones, puede ser contrario
a los intereses del menor, pero eso es algo, que habrá que calibrar caso
por caso.
Otro modo de atacar el incumplimiento del régimen de visitas, es
desde el punto de vista penal.
La solución más eficaz para dar cumplimiento al régimen de visitas
y que actualmente es una realidad en algunas ciudades es el Punto de
Encuentro, es decir un lugar neutral donde se produce la recogida y
entrega de los menores. Si se presenta algún obstáculo para el cumpli-
miento de la visita, los profesionales que trabajan en el mismo intervie-
nen en una función, mediadora. Es cierto que pueden surgir problemas
en los Puntos de Encuentro, básicamente porque las partes consideran
que los trabajadores que prestan allí sus servicios se extralimitan sin con-
trol judicial, eso, en su caso, deberá solucionarse, pero en ningún caso
se debe tildar de ineficaz.
Hay que tener en cuenta, que, muchas veces, las causas que dan lugar
al incumplimiento del régimen de visitas, como antes expresábamos,
tiene que ver con la conducta del progenitor custodio, pero también con

4854
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

el progenitor no custodio, lo que da lugar en sede de ejecución de sen-


tencia al correspondiente incidente, en estos casos, se suele derivar a los
equipos técnicos adscritos al Juzgado, a fin de determinar el modo mejor
de llevar a cabo el cumplimiento del régimen establecido, ya que muchas
veces, el incumplimiento pueda basarse en una negativa del menor, o
en otras circunstancias que sin duda son necesario valorar, y que, en su
caso, puedan determinar la derivación al Punto de Encuentro Familiar,
todo ello, sin perjuicio de tomar, si resultare necesario, las medidas coac-
tivas antes analizadas.
También, será en sede de ejecución de sentencia cuando muchas
veces, en aplicación de las propias medidas establecidas en ella, se va
determinando la ampliación del régimen de visitas acordado, o bien, se
puede de modo cautelar, y sin perjuicio de la obligación de instar por
la parte que se crea en su derecho la correspondiente modificación de
medidas, las medidas necesarias, conducentes a evitar al menor un ries-
go, como pudiera ser en los casos de supuestos abusos sexuales, o cual-
quiera otra circunstancia de suficiente entidad que así lo aconsejara.
Otras veces, se pueden plantear cuestiones puntuales en relación a la
determinación de los periodos vacacionales concretos, recogida y entre-
ga de los menores, cuestiones todas ellas, que en ningún caso tienen
regulación alguna a nivel de trámite en nuestra actual LEC, y que en la
práctica, se vienen efectuando en los juzgados mediante la formula de
dar un trámite previo de alegaciones a la parte contraria por cinco días,
y luego en función de la cuestión planteada, se procede a resolver por el
Juez, o en su caso, puede recabarse la actuación del Equipo Técnico. No
existe problema alguno, en si las circunstancias del caso lo aconsejaren,
señalar una comparecencia con las partes, para aclarar aquellos puntos
que fueran necesarios, lógicamente dicha comparecencia, no tendría el
carácter de una vista, tal y como las regula en la actualidad la LEC de
2000. Normalmente dicha resolución puede tener la forma de providen-
cia, no siendo necesario en muchos casos el dictado de un auto.

8. RÉGIMEN DE VISITAS DE LOS ABUELOS Y OTROS PARIENTES CERCANOS

Recientemente, se ha reformado el Código Civil en determinados


artículos en virtud de la Ley 42/2003 de 21 de noviembre, de modifica-
ción del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de
relaciones familiares de los nietos con los abuelos.
Dicha reforma, como la propia exposición de motivos expresa, per-
sigue un doble objetivo. En primer lugar, singularizar desde un aspecto

4855
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

sustantivo, de forma más explícita y reforzada, el régimen de relaciones


entre los abuelos y los nietos, tanto en caso de ruptura familiar, como
en el caso de simple dejación de obligaciones por parte de los progeni-
tores. En segundo lugar, se atribuye a los abuelos una función relevante
en el caso de dejación por los padres de las obligaciones derivadas de
la patria potestad.
En cuanto al primer supuesto, el cual es objeto de estudio en esta
ponencia, decir que, efectivamente, aún cuando, como tendremos oca-
sión de ver a continuación la jurisprudencia había venido resolviendo
la problemática en relación al régimen de visitas de los abuelos, enten-
diendo que en principio, salvo circunstancias que aconsejaren otra cosa,
debía entenderse beneficioso para el menor y su correcto desarrollo
personal, no es menos cierto, que hasta la actual reforma, no tenía un
cauce procesal expreso para dirimir dichas cuestiones, ni tampoco una
regulación sustantiva de las mismas como ahora se reconoce.
De esta manera el actual artículo 90 del CC, en relación al Convenio
Regulador en su apartado B) establece: «Si se considera necesario, el régi-
men de visitas y comunicación de los nietos con sus abuelos, teniendo
en cuenta, siempre, el interés de aquéllos...», estableciéndose en dicho
artículo, que en este supuesto, «...Si las partes proponen un régimen
de visitas y comunicación de los nietos con los abuelos, el juez podrá
aprobarlo previa audiencia de los abuelos en la que éstos presten su con-
sentimiento. La denegación de los acuerdos habrá de hacerse mediante
resolución motivada y en este caso los cónyuges deben someter a la
consideración del juez nueva propuesta para su aprobación, si procede.
Desde la aprobación judicial, podrán hacerse efectivos por la vía de
apremio»
El artículo 160 del Código Civil, en su nueva redacción establece la
obligatoriedad de las relaciones personales del hijo con sus abuelos de la
siguiente manera: «…No podrán impedirse sin justa causa las relaciones
personales del hijo con sus abuelos y otros parientes y allegados.
En caso de oposición, el juez, a petición del menor, abuelos, parientes
o allegados, resolverá atendidas las circunstancias. Especialmente deberá
asegurar que las medidas que se puedan fijar para favorecer las relacio-
nes entre abuelos y nietos, no faculten la infracción de las resoluciones
judiciales que restrinjan o suspendan las relaciones de los menores con
alguno de sus progenitores.»
A mi modo de ver, aquí el legislador ha pretendido que el ejercicio
del derecho de visitas por parte de los abuelos, no suponga un modo por
parte del progenitor no custodio, a quien por alguna circunstancia se le

4856
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

haya suspendido el régimen de visitas, o establecido de forma restringi-


da, de contravenir lo establecido en dicha resolución.
Por cuanto al tipo de procedimiento a seguir, hasta la entrada en
vigor de la LEC de 2000, dichas solicitudes, venían tramitándose por el
procedimiento tipo entonces vigente, que era el procedimiento de Menor
Cuantía. Con la entrada en vigor de la actual Ley, se planteó la cuestión
del procedimiento a seguir, entendiéndose por algunos, que como no se
establecía ninguna regulación específica, debía tramitarse por el actual
procedimiento tipo cual es, el ordinario, dándose por tanto la circunstan-
cia, que con diferencia a los supuestos en caso de progenitores, debía
efectuar una tramitación más larga, con la consecuente contradicción, y
por otros, se procedió a la aplicación analógica de las normas en relación
a los progenitores.
Dicha problemática, ha tenido fin al establecerse en el actual
artículo 250. 1, ordinal 12 de la LEC que: «Las que pretendan la efecti-
vidad de los derechos reconocidos en el artículo 160 del CC. En estos
casos, el juicio verbal se sustanciará con las peculiaridades dispuestas en
el capítulo I del título I del libro IV de esta ley».
Como antes expresábamos, hasta ahora, la jurisprudencia ha venido
resolviendo las cuestiones planteadas en relación al régimen de visitas,
y estableciendo un régimen de relaciones, que entiende no se puede
parangonar con el que se establece para los progenitores, normalmente
consistente en un fin de semana al mes, y una semana en verano.
AP Madrid, Sec. 22.ª, Sentencia de 7 de mayo de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Eladio Galán Cáceres.
«La parte apelante, a través del escrito de formalización del recurso
de apelación interpuesto contra la sentencia de instancia, y con revoca-
ción de la misma, ha reproducido las peticiones contenidas en el escrito
de contestación a la demanda interpuesta en su momento por la parte
actora, en relación al régimen de visitas del menor para con la familia
paterna, en orden al establecimiento del restringido régimen a que se
hace mención en dicho escrito, con la ampliación progresiva de las horas
de visitas, el día del sábado, último de cada mes, y con supresión de
comunicaciones en verano y no reconocimiento del derecho para el tío
paterno y la esposa de éste.
La parte apelada, a través del escrito de oposición al recurso, ha soli-
citado la confirmación de la resolución impugnada.
La cuestión planteada en esta alzada, y que ya se mantuvo en su
momento en la instancia, a propósito de las comunicaciones y visitas

4857
PILAR CUADROS RODRÍGUEZ

entre el menor y la familia paterna, ha de resolverse teniendo en cuenta


el artículo 39 de la Constitución Española, el artículo 9 de la Convención
Sobre los Derechos del Niño de 20/11/89, el artículo 94 del Código Civil,
y en especial, el artículo 160 de dicho código, y teniendo en considera-
ción lo dispuesto en los artículos 1 y 2 y 11-2 de la Ley de Protección
Jurídica del Menor de 15 de enero de 1996, pues cualquiera de las solu-
ciones se que se adopte al respecto, debe tener en cuenta siempre el
interés superior del niño, de manera que sólo será posible suprimir o
restringir el derecho de visitas en la medida que las mismas vayan en
contra del beneficio del menor.
En cualquier caso, conviene precisar que sólo puede impedirse la
comunicación de los menores para con los abuelos paternos si concurre
justa causa al respecto, pues, salvo circunstancias concretas que debe
acreditarse, las relaciones de los menores con los abuelos paternos y la
familia paterna en general, a falta del padre, por fallecimiento, se insertan
de un modo beneficioso para el menor en su entorno familiar comple-
to, y resultan más necesarias cuando de los ascendientes se trata, por
su privilegiado grado de parentesco dado que la personalidad se forja
también entre las contradicciones que emanan, a veces, de los plantea-
mientos y opiniones de los parientes, siempre que revistan un carácter
de normalidad, o sea, no respondan a patologías o ejemplos corrupto-
res, de modo que no es posible negar tales comunicaciones cuando se
señala de un modo prudente la forma en la que deben producirse tales
contactos, pues la decisión al respecto debe ser prudente, teniendo en
cuenta que el derecho de la familia paterna a relacionarse con el menor,
fallecido el padre, no puede equipararse o igualarse a la condición que
mantenía el menor con su padre, pues el establecimiento de un régimen
de visitas en favor de un progenitor, tras la separación, no sólo descansa
en el cariño mutuo y la necesidad afectiva o la conveniencia educacional
para un niño que se está formando y síquicamente puede precisar de las
vivencias que supone el saber que una persona concreta es su padre, aun
cuando el matrimonio haya quebrado, sino que también encuentra su
apoyo en algo tan importante como es el ejercicio de la patria potestad.
Lo anterior es conforme a la doctrina emanada del Tribunal Supremo en
la sentencia de 11 de junio de 1996.
Sobre tales bases, sólo si existe prueba fundada de que la relación
del menor con su familia paterna puede ser perjudicial para aquél, será
posible entonces suprimir o restringir dichas comunicaciones.
Consta acreditado que los padres del menor se encuentran separa-
dos por sentencia de fecha 12 de junio de 1998, habiéndose otorgado la

4858
LA FIJACIÓN DEL RÉGIMEN DE VISITAS EN LOS PROCEDIMIENTOS MATRIMONIALES…

custodia a la madre; asimismo, también se ha probado que el padre del


menor falleció en diciembre de 1999.
El menor actualmente cuenta con cuatro años de edad, no existe
ninguna prueba sobre la imposibilidad física, psíquica o material de los
abuelos paternos para relacionarse y tener en su compañía al menor, y
a mayor abundamiento, la propia recurrente reconoce en la prueba de
confesión practicada en su momento que siempre ha habido buenas
relaciones entre el menor y los abuelos paternos; la apelante manifiesta
que no se opone al régimen de visitas con los abuelos, y sin embargo
no demuestra los inconvenientes existentes para que el menor pueda
pernoctar con los mismos en el último fin de semana de cada mes, o en
la semana que corresponda respecto del verano, de manera que, por el
momento, no existe ninguna razón para rechazar el régimen de visitas
que viene señalado en la sentencia impugnada, que resulta adecuado a
la situación familiar que actualmente vive dicho menor.
Tampoco acredita la parte apelante la inconveniencia de que dicho
menor se relacione con el tío paterno, y por ende, con la esposa de éste
último, en la medida que ello es inevitable desde el punto de vista fami-
liar, por cuanto que desde el punto de vista legal, admitida la relación
de los menores con otros parientes y allegados, no se observa por el
momento obstáculo alguno para que la comunicación del menor lo sea
también con la otra familia paterna, pues, en cualquier caso, las visitas
para con el menor lo son siempre, con respecto a toda la familia paterna,
en los mismos períodos y fechas.»

BIBLIOGRAFÍA
Antonio JAVIER PÉREZ MARTÍN: Derecho de Familia. Divorcio y separación de mutuo acuer-
do. El procedimiento de modificación de medidas, Editorial Lex Nova.
Asociación Española de Abogados de Familia: Procesos de familia. Aspectos dudosos:
Soluciones e interpretaciones,. Dykinson, 2003.
Eusebio APARICIO AUÑON, Fernando CRESPO ALLUÉ, Vicente GUILLARTE GUTIÉRREZ, Cristina
GUILLARTE MARTIN-CALERO y Javier PÉREZ MARTÍN: El Derecho de Familia y sucesiones en
la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, Editorial Lex Nova.
Juan MONTERO AROCA: El Derecho de Visitas en los procesos matrimoniales (La aplicación
práctica del artículo 94 del Código Civil), Tirant lo Blanch. 2002.

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