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1. INTRODUCCIÓN
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2. NATURALEZA
Del citado texto, podría inferirse que nos encontramos antes un dere-
cho subjetivo del progenitor no custodio, no obstante es bastante pacifica
la jurisprudencia en mantener que, no es propia y verdaderamente un
derecho subjetivo, sino un complejo de derecho-deber cuyo adecuado
cumplimiento no tiene por finalidad satisfacer los deseos o los derechos
de los progenitores, sino también cubrir las necesidades afectivas y edu-
cacionales de los hijos en aras a un desarrollo armónico y equilibrado, y
por lo mismo el juez debe pronunciarse sobre él en dichos procedimien-
tos aún cuando no existiera expresa petición de las partes.
Su contenido sería puramente afectivo encuadrándose entre los
derechos de la personalidad, y que se fundamenta principal, aunque no
exclusivamente, en una previa relación familiar visitante y visitado, dicho
derecho, está claramente subordinado al interés del menor, recogiéndose
así en algunos documentos supranacionales en esta materia: Declaración
de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 1959, Resolución de 29 de mayo de 1967 del Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas, así como la Convención
de los Derechos del Niño de Naciones Unidas de 20 de noviembre de
1989.
En tal sentido, entre otras, ha tenido ocasión de pronunciarse la A.P.
de Barcelona Sec. 12.ª, Sentencia de 12 de enero de 1998, cuando dice:
«… El derecho que consagra el artículo 94 del Código Civil de que los
progenitores que no tengan consigo a los hijos menores con carácter
habitual, gocen del derecho de visitarlos, comunicar con ellos y tenerlos
en su compañía, ha de conectarse con el derecho preeminente de los
propios menores a que las medidas que se adopten en relación con los
mismos, estén presididas por el principio superior del interés del menor,
y debe por ello garantizarse que el progenitor que no conviva con ellos
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3. REGULACIÓN IMPERATIVA
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5. CONTENIDO
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por el Ministerio Público, que, dada la edad actual de los hijos –13 y
11 años– y la buena relación existente con su padre, manifestada por
aquéllos en sus respectivas exploraciones (folios 156, 157, 196 y 197),
el solicitado por el progenitor no custodio puede resultar fructífero y
estimulante o coadyuvante a una relación normal y enriquecedora de la
personalidad de los menores, toda vez que no puede desconocerse que
cuanto más profundas sean las relaciones paterno–filiales, mayor será la
contribución a que los niños no pierdan el cariño hacia su padre, quien
puede asimismo potenciarles con su buen hacer los valores necesarios
para el desarrollo integral de los menores, por lo que, en definitiva y sin
necesidad de mayores consideraciones, se considera conveniente ampliar
el régimen de visitas establecido en favor del padre para con su hijos,
a un día ínter semanal, y en concreto cada miércoles desde las 17 hasta
las 20 horas, lo que comporta, por ende, la estimación en tal concreto
particular del recurso formulado.»
Otro caso sería si están próximos a cumplir la mayoría de edad, en
cuyo supuesto, las obligaciones escolares, las actividades extraescolares
y las necesarias relaciones con los amigos influyen negativamente en la
fijación de visitas ínter semanales, a modo de ejemplo
AP Barcelona, Sec. 18.ª, Sentencia de 10 de mayo de 1999.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Enrique Anglada Fors.
«Igual suerte desestimatoria debe correr el motivo de impugnación de
la sentencia de instancia formulado por el esposo y padre demandante,
esto es, el relativo a la ampliación del régimen de visitas, cuya petición
ha sido concretada en el acto de la vista del recurso, solicitando se fije y
se establezca un régimen de comunicación y contacto diario padre–hijo
durante todas las tardes laborables de la semana, pues, partiendo de la
edad de Carlos –15 años– y de que el régimen es flexible en función
precisamente de lo concertado voluntariamente por las partes, y que el
mínimo establecido, de forma subsidiaria y en caso de discrepancia, este
Tribunal lo estima totalmente adecuado para el buen desarrollo de la
relación paterno–filial, si bien se especificará en la presente resolución,
dada la remisión que la sentencia de separación hace al auto de medidas
provisionales (vid. folio 8), toda vez que, cual ya ha indicado con reite-
ración esta misma AP Barcelona, Sec. 18.ª, es en la parte dispositiva de
la sentencia donde deben constar y fijarse todos los efectos dimanantes
de la declaración principal de separación o divorcio, sin que sea dable
remitirse en la misma a otras resoluciones precedentes, por lo que debe
concretarse y especificarse que el régimen de comunicación y contacto
padre-hijo, acorde con lo indicado por el propio juez en la sentencia
de separación y en el auto de medidas provisionales (folios 7 al 9 y
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A) Limitación Temporal
La limitación temporal, tiene por objeto que los menores pasen menor
tiempo en compañía del progenitor no custodio, las causas o motivos
que en la práctica a solicitar esta limitación temporal son las siguientes:
Corta edad del menor.- Cuando el menor cuenta con poca edad, los
cuidados maternos por exigencia biológica pueden aconsejar una limi-
tación en cuanto al tiempo, ya que, la madre no podrá ser sustituida en
algunas tareas como puede ser la lactancia.
Al Transcurrir esta primera etapa, hay que entender que ambos pro-
genitores se encuentran perfectamente capacitados para cuidar al menor,
y es por ello que la jurisprudencia viene oponiéndose a la limitación del
tiempo de la visita, puesto que de continuarse en el tiempo dichas limita-
ción, puede dar lugar a romper las relaciones paterno-filiales, debiéndose
por tanto ampliar las visitas de forma progresiva hasta llegar a establecer-
se un régimen normalizado.
Enfermedad del Progenitor no custodio.- Cuando se halle afectado
por una enfermedad que por sus consecuencias pueda interferir en el
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lejos del núcleo familiar, la falta de contacto con los hijos va a exigir
un periodo de adaptación o tránsito antes de llegar a un régimen nor-
malizado, y ello, para proteger los intereses del menor, a fin de que de
una manera racional vaya introduciendo en su vida la figura paterna, o
materna, de la que ha carecido durante este periodo.
Son muchas las sentencias que avalan esta tesis, y en la práctica usual
en la mayoría de las veces, no se da oposición por parte de dicho proge-
nitor, aunque, eso si, reclaman que dicho periodo sea el más corto.
AP Madrid, Sec. 22, Sentencia de 22 de enero de 2002.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Eduardo Hijas Fernández
«La sentencia de instancia fijó el siguiente régimen de visitas: Como
régimen de estancias y visitas de los niños con la madre, Doña Josefina
disfrutará de la compañía de sus hijos, sábados alternos, sin pernocta y
bajo las condiciones que establezcan los Servicios Sociales Municipales
de la CC.AA o Instituto de Mediación Familiar. Tal régimen entrará en
vigor una vez sea presentado a la causa el previo informe del equipo
técnico correspondiente, que deberá evacuar en fase de ejecución un
seguimiento trimestral a fin de valorar el proceso orientado a fijar un
régimen de fines de semana alternos y mitad de períodos vacacionales.
El restringido régimen de visitas que sanciona la sentencia apelada
responde, con exquisita prudencia, a las exigencias del inciso final del
artículo 94 del Código Civil, ante una relación materno-filial interrumpida
durante largo tiempo, respecto de la que no es aconsejable una reanuda-
ción inmediata en los términos propugnados, conforme se concluye en el
informe pericial incorporado a los folios 155 y siguientes de los autos.
No puede olvidarse que el denominado derecho de visitas ha de ser
regulado judicialmente teniendo en cuenta no sólo los legítimos intereses
del procreador no custodio, sino también, y con carácter prioritario, los
del sujeto infantil, a los que aquéllos han de subordinarse, de conformi-
dad con lo prevenido en los artículos 2 y 11-2 de la Ley Orgánica 1/1996
y 92 y 94 del Código Civil.
Por lo demás la resolución impugnada no regula un sistema cerrado o
estanco de cara al futuro, sino que contempla su posible ampliación a la
vista de los informes que emitan los Servicios Sociales correspondientes,
a los que se encomienda el seguimiento de la situación, y sobre cuya
base no se descarta, en modo alguno, una absoluta normalización del
régimen de estancias de los menores en el entorno materno durante fines
de semana alternos y periodos vacacionales.
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En segundo lugar, dice D.ª Lidia que ella está especialmente prepa-
rada y facultada para dispensar al menor los cuidados específicos que
necesita, aunque no ha concretado en qué consisten. Pues bien, aun
admitiendo que pueda Jordi requerir algunos -aunque no se nos dice
cuáles en concreto- y la falta de constancia de que D. Armando padezca
alguna minusvalía, disfunción ó relevante torpeza que le impida pro-
porcionar los mismos al pequeño, nada impide que, previo el necesario
adiestramiento, que no ha de ser especialmente complejo si la madre
puede hacerlo, sea él quien los dispense cuando sea necesario, evitándo-
se con ello la pretendida restricción de los contactos paterno filiales, que
sólo en perjuicio del menor redundaría. No procede acoger la petición
de que las visitas del menor las realice el progenitor no custodio en el
domicilio familiar ya que ello supondría introducir un factor perturbador
de las que deben ser normales relaciones entre padre e hijo.»
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alegadas resultan de lo actuado, toda vez que cada uno de los conflictos
habidos en torno a los viajes han estado mediatizados por la falta de
contribución económica del actor en los mismos. En consecuencia con
lo anterior resulta de mayor interés para las hijas realizar las visitas al
padre en períodos más largos, aun cuando éstos sean menos frecuen-
tes, y garantizar la comunicación postal y telefónica de las niñas con su
padre de forma adecuada, y de esta forma procede fijar dos períodos
de estancias de las menores con el padre: el primero que comprenda la
Navidad completa, y el segundo que se extienda desde el comienzo de
las vacaciones de verano, hasta el 14 de agosto, suprimiendo la estancia
en semana santa, y ello sin perjuicio de reservar al actor la posibilidad
de visitar a sus hijas en el lugar de residencia de las mismas, y llevarlas
en su compañía siempre que no altere el curso escolar y preavise de su
llegada con, al menos, quince días de antelación. No obstante lo ante-
rior, es necesario remarcar el carácter necesario y obligatorio para ambos
progenitores, y para las hijas menores, del cumplimiento del régimen de
visitas y comunicación paterno-filial, que se mantiene en la forma que se
detalla en la parte dispositiva en beneficio e interés de las propias meno-
res, y cuyo incumplimiento u obstrucción, además de las sanciones que
puedan corresponder de carácter penal, podrá determinar que pueda
apreciarse el incumplimiento grave de las responsabilidades derivadas de
la atribución de la guarda y custodia.»
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7.2 Procedimiento
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BIBLIOGRAFÍA
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Juan MONTERO AROCA: El Derecho de Visitas en los procesos matrimoniales (La aplicación
práctica del artículo 94 del Código Civil), Tirant lo Blanch. 2002.
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